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A la busca del espacio perdido* 1. DEL ESPACIO COMO CENICIENTA DE LOS A PRIORI DE LA SENSIBILIDAD AL ESPACIO COMO «LUGAR DE DECONSTRUCCION DE LA SUBJETIVIDAD Y DE LA TEMPORALIDAD» El espacio, para nuestro autor, no se encuentra en la historia de la filo- sofía occidental más que en el registro de los objetos perdidos. El pensa- miento de Jose Luis Pardo se configura, de este modo, como una melan- colía por la pérdida del supremo analogante de la exterioridad que vendría a contraponerse a los pensamientos nostálgicos de las autenticidades de «otros tiempos» perdidos en los que, presuntamente, las cosas eran —la na- turaleza prístina, la verdadera ciudad—. En la medida en que no se resig- na a esa pérdida, reconstruye pertinentemente los hitos de la devaluación cuando no denostación del espacio en nuestra «historia diplomática» de las ideas filosóficas, orientando su reconstrucción desde la búsqueda de lo que sería el adecuado espacio discursivo del pensamiento del espacio. Pues bien: Pardo identifica la postergación del espacio como la contrapartida del re- currente privilegio del tiempo. No en vano, en la Teogonía de Hesiodo, Cro- nos se inscribe en la línea dinástica que culmina en la consolidación del po- der de Zeus; por el contrario jora, en el Timeo platónico, entendido como receptáculo que alberga a todas las cosas, carece de identidad consigo mis- mo, pues, como lo dijo Heidegger (1936, págs. 102-3), «aquello en lo cual * Pardo, 1. L.: Las formas de la exterioridad. Pre-textos. Valencia. 1992. A,ss,les 4<! ,Se,,,¿narir, dc Ms’rafísica, nf 30-1996. Servicio dc Publicaciones. Universidad Gomplulense. Madrid

A la busca del espacio perdido* - CORE · 2017. 4. 30. · rado el espacio en el tratamiento aristotélico: si el tiempo, en cuanto me-dida del movimiento, «lleva su cuenta» y es

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A la buscadel espacioperdido*

1. DEL ESPACIO COMO CENICIENTA DE LOS A PRIORIDE LA SENSIBILIDAD AL ESPACIO COMO«LUGAR DE DECONSTRUCCION DE LA SUBJETIVIDADY DE LA TEMPORALIDAD»

El espacio,paranuestroautor,no seencuentraen la historia de la filo-sofía occidentalmásque en el registro de los objetosperdidos.El pensa-miento de JoseLuis Pardoseconfigura, de estemodo,como una melan-colíapor la pérdidadel supremoanalogantede la exterioridadquevendríaa contraponersea los pensamientosnostálgicosde las autenticidadesde«otrostiempos»perdidosenlos que,presuntamente,lascosaseran—la na-turalezaprístina, la verdaderaciudad—.En la medidaen queno se resig-na a esapérdida,reconstruyepertinentementelos hitos dela devaluacióncuandono denostacióndel espacioen nuestra«historiadiplomática»de lasideasfilosóficas,orientandosureconstruccióndesdela búsquedade lo queseríael adecuadoespaciodiscursivodelpensamientodel espacio.Puesbien:Pardo identifica la postergacióndel espaciocomo la contrapartidadel re-currenteprivilegio del tiempo.No envano,enla TeogoníadeHesiodo,Cro-nosse inscribeen la líneadinásticaqueculminaen la consolidacióndel po-der de Zeus;por el contrariojora, en el Timeoplatónico,entendidocomoreceptáculoquealbergaa todaslas cosas,carecede identidadconsigomis-mo, pues,como lo dijo Heidegger(1936, págs.102-3), «aquelloen lo cual

* Pardo,1. L.: Las formas de la exterioridad. Pre-textos.Valencia.1992.

A,ss,les 4<! ,Se,,,¿narir, dc Ms’rafísica, nf 30-1996. Servicio dc Publicaciones. Universidad Gomplulense. Madrid

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estánpuestaslas cosasquedevienenno debeofrecerun aspectopropio yunapropiaapariencia».Sóloes aprehensible,segúnel propio Platón,«pormedio deunasuertede razonamientobastardo»...Tampocosalemejorpa-rado el espacioen el tratamientoaristotélico: si el tiempo, en cuantome-dida del movimiento,«lleva su cuenta»y es «suencarnaciónbenigna»,elespacioviene a sersu«encarnacióndesdichada»,puesla teoríade los lu-garesnaturales,a la vezquehacede estosuna«señade identidad»de lascosas,los consideracomo el ámbitoquepuedendejarvacantecuando,porcausadel movimiento en cuantoconnotadesorden,se ausentande «la re-gión de la que sonoriundas»entrandoasíen unatensiónconsigomismasque las desgarra...

Con todo, la concepcióndel espaciocon la quenuestroautorseempleapolémicamentemása fondo es la de Kant. Poruna parte,parael autordela Crítica dela RazónPura la determinacióndel tiempocomo formadel sen-tido interno implica comocondiciónineludible el tornarcomo nuestropun-to de referencia«el cambioenlas relacionesexteriores(el movimiento)enrelacióncon lo permanentedel espacio(CRP,B,278,2.~observacióna la re-futacióndel idealismo).Pero,por otra, en suteoría del esquematismodelos conceptospuros del entendimientose le otorgaprimacíaal tiemposo-bre el espacio(clix Heidegger,1973),ya que la aplicaciónde las categoríasa la diversidadsensibledadaen la intuición dependede las determinacio-nes del tiempollevadasa cabopor la imaginación—facultadpuenteentreel entendimientoy la sensibilidad—deacuerdocon la reglade síntesisquele proporcionael conceptopuro del entendimiento.En la medidaenquelosconceptospurosdel entendimientono sonsinodiversasformalidadesdeob-jetividad —o juego de modulacionesa priori del referirse de la diversidadde lo dadoen la experienciaa la unidaddel yo pienso—y estejuego lo ms-trumentala imaginaciónmediantela organizaciónsintéticaregladadel sen-tido interno,seconsolidala alianzaentreel privilegio ancestraldel tiempoy la subjetividadlegisladorade la naturaleza—fiormaliteespectata—.Queel privilegiodel tiemposeconfiguraasícomoel privilegio de la interioridadse pone de manifiesto con especialpregnanciaen el planteamientohege-liano de la cuestióndel espacio:al ser la naturalezadefinidacomo la exte-rioridad del espíritu,el espaciovendráa ser«el serfuera de sí mismo»—

«la posibilidadde la exterioridad»—quehaderetornarasímismonegandosuinmediatez.En estaoperaciónla naturalezase transciendeasímismaenel espíritu y el tiempose convierte en «la verdad»del espacio.Del mismomodo, la GeografíasevuelveHistoriaen cuantoel espírituescapazdeeman-ciparsede la naturaleza:así «Europaes todaHistoria y nadade Geografía,todo Espírituy nadadc Naturaleza,todo tiempoy nadadeEspacio.El ex-tremo opuestolo representaAfrica, continentecompletamentesumidoenla Geografía»,afirma 1-legelen susLeccionessobrela Filosofía de la Histo-ria Universal (cap.3). En su proyectode reconducirun mundoal que ha-bría que devolverel sentidoa suconstituciónpor partede la subjetividad

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transcendental,quese instituiría de esemodoen sufundamento,Hursserltropiezasignificativamenteconun obstáculo:la espacialidad.La epochées,justamente,caracterizadaporPardocomorenegacióndel espacio:«la com-penetraciónintencional (de las mónadas)en la que suvida forma unaco-munidad»se lograpor la abolición de «todaescisiónde la exterioridaddelas unasen relacióncon las otras(...a causadela localizaciónde las almasen los cuerpos»).Ahora bien,en la medidaen que,como señalaPardo,to-do aquelloquehaquedadoal margenenvirtud delaepochéhadepoderserrecuperadoen el «nivel originario dela intuición purade la subjetividad~..debeserposible fundamentardesdela subjetividadtambiénel espacio».Aquí seencontraríael experimentumcrucisdela fenomenología:habráquededucirlas «síntesisactivas»,quesonformasde la conciencia,de las «sín-tesispasivas»,queno lo son.Aquí, estimanuestroautor, la fenomenologíarevela sumayor«éxito»: «haberdescubierto(o redescubierto)el dominiode la SensibilidadSintéticaAnónima al resucitarel utillaje metodológicodel empirismos>,a la vezque el fracasode suprogramafundamentalista.Tambiénel propio Heideggerde Sein und Zeit, para poderidentificar eltiempoconel propio carácterex-státicodel Dasein.seve obligadoa consi-derarque«la espacialidaddel «estarahí»está«abarcada»por la tempora-lidad en el sentidode la fundamentaciónexistenciaria».(Sery tiempo,pa-rágrafo70). Sin embargo,en suconferenciaTiempoy ser, escritatreinta ycinco añosdespuésde Sein und Zeit, reconocecomo «insostenible»la ten-tativa de reduccióndela espacialidaddel Daseina la temporalidadmante-nida en aquellaobra. Estairreductibilidadvienedeterminadapor la inter-pretacióndel pensamientodel Sercomo pensamientodel Ereignis,ese«ello»impersonal«por lo que lo dado se da como sery tiempo, y quecaefueradel horizontede comprensióndel sercomotiempo, queeraelhorizontedela hermenéuticaheideggerianay quepor ello suponeunagenuinaquiebraen su programa,afirma Pardo.Pues,segúnel propio Heidegger,ahorasehacenecesario«análogamentemeditarsobrela relacióndel espaciocon elEreignis...desdelo quele espropio (al espaciomismo)...el Jugaro el sitio».Así pues,el espacio,como «impensadode la subjetividad»,en cuantoin-tentamospensarlonoshaceponeren cuestiónel pensamientomismo de lasubjetividad,el pensamientodel «yo pienso».

II. DE LA RENEGACION DE LA EXTERIORIDADCOMO DESNATURALIZACION ORIGINARIAA LA «ILUSION DE AUTOGÉNESIS» DEL SUJETO

Desdeel pensamientodel «yo pienso»ningúnpensamientopuedebro-tar, obviamente,sin acomodarsea las formasde la subjetividadque,de

¡ (sin darseél mismo)

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acuerdocon la correlacióntranscendentalkantiana,sonal mismo tiempolas formasde la objetividad,las condicionesparaquealgosedé a titulo deobjeto en nuestraexperienciay queresultancoincidir —en virtud de estaconcepciónmismade laexperienciacomoconstituidapor la subjetividad—conla experienciamisma. Ahora bien ¿dedóndeha surgido,sepreguntaPardo,el «yo pienso»quedeterminaestaformade pensamiento?.«Habo-rrado»,nos dice,«sushuellasde entradaen la historia, seha desprendidode sugeografía,y se presentacomo alguienqueno tienehistoria, el Suje-to de la historia»..Comoseha constituidopor renegaciónde suexteriori-dady desuanterioridad—puesel tiempo lo inauguracomodeterminaciónintrínsecade suconciencia—sólo la restitucióndel pensamientodela ex-terioridadpuedeponerfreno a suspretensionesautoconstituyentes.Peroel pensamientodela exterioridadqueasíse reclamano podrápensar,si hade cumplir esafunción de-constructiva,la exterioridaden el ámbitode lasconstruccionesdel «yo pienso».¿Desdedónde,pues,la pensará?Justodes-de las huellasquesesuponequeha borradoparaautoinstituirseensupro-pio comienzo.El pensamientode la exterioridadseconfigura,pues,de es-te modo,comopensamientode la huella, huellaque,por remitir a otraquea suvezremite a otra sin que se intentebuscarla primigenia,no procedesino de una <‘Sensibilidadsintéticaanónima»,de unaAfección o Modifi-caciónque imprime en «la piel de la Tierra» esos«pliegues»quevan a re-sultarconstitutivosdela ilusoriasubjetividadconstituyente.Entre las ilu-sionesde estasubjetividadquerevistela formaparadigmáticadel «cogito»es especialmentecaracterísticala de la presenciaantesí de la concienciaparael sujeto. «Sin embargo,adviertenuestroautor, hay algo que forzo-samenteno puedeserpresentey, por tanto,no puedeserconscienteni dar-seen el ahoraactual(que no es sino la proyecciónde la conciencia),y talcosaes la Modificación, la Afección por la cual esaforma del Ahora fueconfiguradaen cl modoen que lo fue: puesla conciencia,como la memo-ria, sólo seconstituyesobreel olvido de esamodificación,y no puede«re-presentarses>las fuerzasdepliegue que la constituyeronporquese edificósobresu inconsciencia,lo que no puedesernuncacontemporáneode lasubjetividadporqueesnecesariamenteanteriora ella,de unaanterioridadmástranscendentalquecronológica».El «antes»de la conciencia,pues—quees tambiénsuexterior—,no es un caosamorfosino unaparticular for—ma de cosmosconstituidapor esassíntesisestéticasqueconfiguranloses—paciosenqueel ser-deviene-dadoy sentido.La experienciano es la texturaconstituidapor los enlacesde la unidad sintéticade la apercepción,sinoquees estaúltima «lo enlazado»por las representacionesquese figuraen-lazar.Así, «la sustanciadenuestrahipótesis»,afirma Pardo,es«quela per-cepcióny la experienciano estánen si desorganizadas,queno esperanpa-ra serinteligibles a la Subjetividado a la Gramaticalidad.queposeenunainteligibilidad propiaque,cuandoespensadapor el Concepto,obliga a és-te a introducir modificacionessustancialesenla geografíadcl pensamiento».

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III. EL ESPACIO EN EL CAMPO SEMANTICO DE«LO BASTARDO»: EL HABITO, EL «SE»,LA INAUTENTICIDAD, lA COTIDIANEIDAD

Ya vimos como en el Timeoplatónico el espaciosólo secaptabame-diante«un razonamientobastardo».Platónexpresaasí demodo explícitola connotaciónde bastardía—versuslo legítimo, lo genuino—que seen-cuentraen la retículade conceptosy significadosasociadosal espacio.Enel Heideggerde Seinund Zeit, el ser-a-la-manode los útiles esasociadoala espacialidada la vez que al dominio del «se»como ámbito de la expe-riencia inauténtica.Critica Pardo la obsesióndel filósofo por una expe-riencia originariay extraordinariaquesecontrapondríaa la habitual,a laquese nosda en la cotidianeidad,lo quetendríapor resultadoque,al darpor hechoque«se sabe»todo acercade estaexperiencia,«nadiesabe»—

¿ningúnsujeto?—enrealidadenquéconsiste,nadiepreguntapor «lascon-dicionesmaterialesde la experienciareal», «sustentoinconfesode la me-ra posibilidad de una «fenomenologíade la experienciaoriginaria» o detoda «ontologíafundamental»«Ahorabien: seda la paradojadc queestaexperienciaordinariaseconstituyetemáticamentecomotal sólo de formaretrospectiva,cuandola concienciafilosófica la sometea la reflexión, re-flexión quedesnaturalizala experienciavulgar en tantoquetal...La para-doja se resolveríaen la medidaen quefueraposiblela propuestade nues-tro autorde «restituir lo pensadoal lugarde la afecciónque lo determina»y de esemodopensaral rasdelos hábitosmismosqueformanla sustanciade mi pensamiento(piensoporquetengoel hábito de pensar:de otro mo-do no sabríacómo hacerlo).La naturalezano es,comolo supover Hume,sinoun «conjuntode hábitos»,comolo esnuestrapropianaturaleza:aque-lío que no dependedel sujeto,porqueeséstequien dependede ella. Así,«la exégesisde la habitualidades»deberserasumidacomo unaontología.Pardoexplotael juego de palabrasentre«hábitos»y ~<hábitats>~.Los espa-dos son hábitosen el sentidoen que los etólogoshan descrito la territo-rialidad en los animalesy quehanglosadoDeleuzey Guattari: los etogra-masterritoriales sonrepeticiónde gestosy movimientosdeapropiacióny,así,puededecirseque«los espaciossonhábitosy hábitatsqueprecedenalhabitante,que «hacen»habitante».Sondeestemodo losaprioris, pluralesy heterogéneos,de las síntesisestéticasen queel ser-deviene-sentido.Po-dríamosdecir, parafraseandoa Pascal,que los espaciostienensusrazonesque la razón del «yo pienso»no comprende,e interpretarla propuestadePardode extraerlas implicacionesquesederivande atendera talesrazo-nescomo unapropuestaderadicalizaciónontológicade losdiscursosacer-cadelos «afueraconstitutivos».

Si la contraposiciónentrecotidianeidady experienciaauténticaha depoderde estemodo ser deconstruidadesdeel pensamientodel espacio,tambiéndesdeestepensamientoha de poderserlo el discursode la nos-

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talgia —nostalgiade la naturaleza,nostalgiade la ciudad—en la medidaen que no se nutresino del juego de resonanciasde estacontrosiciónmis-ma.La nostalgia,quelo es,obviamente,de un tiempoperdidoy deun pa-raisoperdido,esposible,digámosloasí,por la asociación,en la vivenciadela pérdida,de la ideadel tiempoconla de lo prístino, por lo que,enúltimainstancia,remitesiempreá la ideamíticade un tiempoprimordial (el tiem-po primordial de los «maestrosdeverdad»griegos,ciegosa las aparienciasde supeficieprecisamentepor estarencontactocon «lo quesiempreha si-do, es y será2».Así, el discursode la naturalezadependede unainterpre-tación de la misma—versusla técnicamalignaquese contrapondría,a suvez, a unabenigna—quees paraPardo«sospechosa».Pues«la técnicanosolamenteno eslo contrario dela naturaleza,sino queantesbien, esla na-turalezamisma en acción, la acción de la naturaleza,la naturalizacióndelas cosas...»La naturalezacomo principio de movimiento esproductiva—

en el sentidogriegode poiesis—y esaproducciónse atienea un régimen—que seríala tejné—.La naturaleza,como la técnica,máquina,pueses unconjuntode hábitosy los hábitos,a suvez, sonmáquinasen la medidamis-ma en que las máquinasson hábitos.La resonanciade lo maquinicode-leuzianosofoca la crítica heideggerianadel pensamientorepresentativoqueestaríaen la basede suconcepciónde la técnicamodernacomodesa-rraigo y desnaturalización.Pero,como decíaBloeSa propósitodel pante-ísmo—sí todo es Dios, nadaes Dios—, si todo es técnica...nadaes técni-ca. Peroes que el pensamientode la naturalezadebeser«la búsquedadenuestraanterioridady nuestraexterioridad»,y la radicalizaciónde estaidea,en términosde filogénesis,no puedesino anularla concepciónde laacciónhumanacomocultura—en el sentidoen que la entendíaHeideggercomo unade las característicasde l.a Modernidad—.Lo cual es perfecta-mentecongruenteconel programade Pardode «recosercuidadosamentetodaslas fracturasen las cualeslos hombresse han sentidoautorizadosadecir: «connosotrosempiezaalgonuevo».Ya dijo Lévi-Straussquecl mi-to —como mito deemergencia—seveconstreñidoa representarel surgi-mientode la culturacomo des-naturalización.Pero,parainscribir de nue-vo a los humanosen susespacios.adherirlosde nuevo a «la piel de laTierra»,habría,segúnlas sugerenciasdenuestroautor,quedesmitificarelmito de emergencia.

El correlatodel discursode la nostalgiade la naturalezaes,obviamen-te, el de la nostalgiade la ciudad.Nuestrasciudades,convertidasen carte-les publicitarios —comodegradacióndela ideade espaciopúblicoen tan-toque espaciodialógico de la comunicaciónsocial—sehanconvertidoensimulacro,en sentidoplatónico,de sí mismas.Perotal análisis reposaso-bre la —ilusoria— convicciónde quealgunavez ha existido la buenaco-

- También, podilamosañadir,nostalgiade «letempsdescerisses».momentode reunióncatártica-festivaqueconjurala dispersióndel espacio...

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pia, la ciudadgenuina,la queconservaríalas connotacionesde «lo natu-ral»en lo concernientea los puntosde referenciaparala orientaciónden-tro de ella. En la medidaen que«Jasensibilidady la imaginaciónsonpolí-ticamente(civilmente, urbanamente)construidas(...) no esmás naturalvocearunanoticia municipal por las callejuelasinundadasde unaciudadmedievalquetransmitirportélex unacotizaciónbursátildesdeTokio aJo-hannesburgo».Ni en la naturalezani en la ciudadhay puntosde recogi-mientodel yo queoperencomo núcleosde síntesis:las síntesisestánenelafuera,pre-diseñandolos plieguesquenosconstituyen.

IV. BRINDEMOS CON EL LIQUIDO DERRAMADODEL TONEL DE LA DANAIDES

En tanto quediscursode rehabilitacióny valoracióndel ámbitodel es-paciocomo el adecuadoenvoltoriode la «Sensibilidadsintéticaanónima»,el trabajode Pardoseinscribe conscientementeen el proyectonietzsche-anode inversióndel platonismo.Contrael ~oprngo entrelo sensibley lointeligible en el que se constituyela metafísicaoccidental,se tratade re-construir—comola otracarade la labordeconstructivaqueelpensamientodel espaciolleva a cabo—unalógica de lo sensibleque,de algunaforma,puedeser asumidacomo una prolongaciónde la labor que ClaudeLévi-Strausslleva a caboen susMitológicas.La inversiónno consisteen reivin-dicarel cuerpofrente al espíritusino en «mostrarcómo el espíritu estáhe-cho de cuerpoy el cielo detierras,en mostrargénesisdel yo a partir de laTierra,a partir de la exterioridad».Ese cuerpodice «el sentidode la Tie-rra» en la medidamisma en queesuna«ínscripción»en supiel. Al plante-arsede estemodoel ajustede cuentasconel platonismodesdela perspec-tiva nietzscheanamoduladapor suparticularénfasisen la contraposiciónentreel tiempoy el espacio,nuestroautorseve llevado a elaborarla opo-siciónentreel hombredel exterior y el hombredel interior en correspon-dencia,respectivamente,con la genealogíadel Sofistay la dela figura querepresentaríael propio Platón.La referenciaal mito de las Danaides.con-denadasa perpetuidada llenar un recipienteplagadode agujeros,cobraaquí toda su significacióncomolo que ilustra la concepciónplatónica, deraigambrepitagórica,del almaquesederramaentantoqueolvida y la dis-persiónde suolvido, vueltacuerpo,la insertade nuevoen el engranajefa-tídico de la reproducciónsexuaday los nacimientos.A diferenciadel almaextrovertiday olvidadiza,el linaje de los Maestrosde la verdadquerindeculto a Mnemosynerecuerda—esdecir, ve lo quesiempreha sido, es y se-ra—. Al retenerel tiempo, se introvierte y, en un mismo movimiento, setensay se depurade afeccionesexternas,liberándosedel ciclo de las ge-neraciones.El Sofistapertenecea la estirpedanaidicapor su concepciónmetonímicadel lenguajecomo adorcismo,si Pardonospermite estainter-

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pretación,es decir, como acciónsimbólicaeficaz en orden a configurar yalterar lasconductasy, en esamismamedida,crearsuspropioscontextos:nuestroautordescribeasíal Sofistacomo «arquitectode los espacios».Supalabrasiempredice el ser,y no puedeserde otro modoporqueel seressuaparecerenel ser-dichoqueexpresasudevenir-sentido:le arrojará,pues,a Platón,el guantede demostrarlas condicionesdeposibilidaddel discur-sofalso,retorciendosi hacefaltael cuello del venerableParménides.Fren-te a esesujetonomádicoqueesel Sofista,deambulandoentre los simula-cros, Platón, que pretenderáposeerla clave de la distinción entre lossimulacros—o impostorasaparienciasde semejanzacon su modeloo su-premo analogante—y las buenascopias,las imitacioneslegítimas, tendrácomo referentedel ámbitode la legitimidadconstituidoen estadistinciónel ordende la ousía.Asumiendoel juego deetimologíasentreousíay Hes-tia quepresentaSócratesen el Crórilo, Pardoafirma que «el orden de laousia remite a la casay, en líneagenealógica,al orden«imperial» arcaicodel secreto,la burocraciay la memoria»,mientrasque«el dela etkasiaso-fística tieneque vercon la publicidad de los decretosy leyes,con la escri-tura alfabéticay colectivamenteposeída,la política y el olvido». Si bien nolo puedoargumentaren estebreve espacio,me pareceproblemáticala te-sis de Pardoacercadel camposemánticode Hestia como modelo paralaconfiguraciónde la noción de almaen Platóny Aristóteles.El zoiro~0t—paxo~resultaríaasí,paranuestroautor,deuna«falsificación >~ del espacioterrestrearraigadodelos hogares.Peroechode menosunaexplicacióndccómo Platónhabríallevado a caboestamaniobrasofística,y no faltan in-térpretesque le han acusadodel «olvido de Hestia»por los diosesapolí-neos.Porotraparte,Platónsitúael ámbitodel rumor—versusel espaciodel logos—en los hogares(el «susurrode las nodrizasy abuelas»en Re-pública. 377 a es justamentelo que habríaqueneutralizarprescindiendoparalos guardianesde los espacios«privados»,denostadoscomoelemen-tos de distraccióncon respectoa la deseableconcentraciónplenaenlos in-teresescomunitarios...Habría,entodo caso,quediscutir másacercade larelaciónentre lospitagóricosy la política, contrastarinterpretacionesco-molas de Vegetti, Capizzi,Nicole Loraux, entreotrosy otras.

Si seresdevenir-sentido3,tal como vieneimplicado por el pensarníen-to del espacioquePardonospide.hay quereivindicar la figura del sofistacomo el verdaderoantídotocontrael nihilismo. Pues«paratacharde «fal-sedad»,en sentidopeyorativo,a las imágenesen las queel níundose pre-senta,tenemosquesuponerla posibilidad de una imagendel serantesdesu devenir-sentido,una imagende la profundidadantesde devenirsuper-ficial, unaimagende «algo»fueradel espacio,no revestidodehábitosy queno pueblani decoraningún hábitat.Ese algosólopuedeser (la) nada,y si

‘«e5SC estpctcipi»

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escierto queunabuenapartede la filosofía occidentalha definido supro-gramaen función de esaclasede «búsquedade la verdad»,entonceses lí-cito decir, comohaceNietzsche,queel nombrequecorrespondeaesepro-ceso en el que se comprometeel pensamientometafísico debe sernihilismo».El pensamientodel espacioo, mejor, de los espacios,senosdaasícomo unanueva«gayaciencia»contralos idealesascéticos.Asumamos,pues,nuestraexterioridad,de la que no podemostenerideasclaray dis-tinta?. Dejémonosmeceren el murmullo quenosrodeacomoesamúsicade las películasque,no siendoel argumento,es condición indispensablepara seguircualquierargumento.«Somosreceptoresen unasociedaddeinformación, recipientesen unasociedadde imágenes.Perosomosreci-pientes«danaidicos»:nosderramamosconstantementeen la exterioridadde esasmismasimágenesque,como nuestroslímites, vemosen la vague-dadde nuestropaseodistraídopor la ciudad.Al contemplarlas imágenes,perdemosel tiempo, nossumimosen la cotidianeidad».Perono por elloperdemosel senEn realidad,no perdemos«nada».

El brillante y sugerenteensayode Pardocuyaslíneasmaestrashemostratadosumariamentede reconstruir—organizandosushilosconductoresde formadiferentea aquéllaen queel autor los entretejeen arasa la cla-ridad y la comodidadexposiva—planteainteresantesproblemasqueaquí,obviamente,estamoslejosde poderagotanPerono me resistoa haceral-gunasobservaciones.En primer lugar, la de queel sujetoenfáticocuyage-nealogíanos reconstruyese podríaidentificar con el quehemosllamado«sujetoiniciático*. Entendemospor tale! quese constituyeporrenegaciónde susorígenes,desdeel queesproducidoenlassociedadesetnológicasenlas que los ritos de iniciación de losvaronestienenel inequívocosentidode despeguedel mundofemeninoparapropiciar un re-nacimientoen unnuevoespacio—elespacioiniciático secretodelas «casasdeloshombres»—hastael sujetodel contratosocial,quesedesmarcade susvínculosnatura-lesy no se representaa si mismocomonacidodemujersino, comolos «hon-goshobbesianoss>,de la Tierra.Tambiénlos ateniensesnacíande la tierra,fecundadapor el semende HefaistosderramadoensudeseodeAtenea,enel mito de Erictonio, mito fundacionalde la ciudad de Atenas.¿Esreal-mente tan novedosay subversivala ideade Nietzschedel hombrecomounaemergenciade la piel de la Tierra?Y la renegacióndel espacio,si la le-emos,como proponela teoríafeminista,sin hacerabstracciónde un «sub-texto degénero»susceptibledeserreconstruidopor debajode todo el dis-curso¿notendráalgo quevercon la renegacióndel receptáculoquealbergaese«murmullo» susurranteen «los orígenes»y que el sujetoolvida paramantenersu «ilusión de autogénesis»?Sugerimosque la de-construccióndel sujetoenfáticova de la manode la del sujetoiniciático. Así como que

Peorparalas ideasclarasy distintas.

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la deconstrucciónde estesujetodeja expeditoel camino parala recons-trucción de muchasotras formasde subjetividad.

En segundolugar,el ensayode Pardoplanteaun inquietanteproblemade filosofía del lenguaje.Insatisfechopor el lenguajedel «yo digo»—al queconsiderauna«encarnaciónde la EstructuraLógica Universaldel lengua-je»,lo queharíaacualquierestructuralistaponerel grito en el cielo,asíco-mo un trasuntodel «yo pienso»,como si no hubieraocurridonadacon clllamado«giro lingilístico»—, pide un lenguajeque individúe «losconteni-dossensibles».Se quejadeque «mi conceptode «mesa»nuncalleguea al-canzarla mesatocadao la mesavista.»¿Seríaun lenguajetal un lenguajeprivado?No haríajusticia en tal casoa los requerimientosde la Sensibili-dad SintéticaAnónima,Y si es un lenguajepúblico basadoen el aprendi-zajede reglasde usoenun juego delenguajeen el sentidodelsegundoWitt-genstein,son talesreglaslas queconstituyenlasafecciones—por ejemplo,la regla de usode la palabra«dolor» queel niño aprendesocialmente—.No aciertoa verdesdequéconcepciónalternativadel lenguajesehacelacrítica dcl lenguaje«ordinario»y sepide—paradójicamente—unoquepa-receríasermásoriginario y auténticoen tanto quemáspegadoa la afec-ción. Soyconscientedequeestasindicacionessondemasiadosumarias,pe-ro me gustaríaque nuestroautor las interpretaracomo una invitación aseguirexplorandoqué lenguajeseríael idóneoparahablardel «recosido»de esecordónumbilical en virtud de cuyaruptura (¿sepretendequé?)seconstituyeel lenguajemismo.Si el sujetoquesabequeesconstituidoen eldiscursopudierapor completo—¿quizáscontrafácticamente?—tematizardiscursivamentesu propiaconstitución,nosencontraríamosconla otraca-ra dela <creflexividadontológicamenteintacta»de lo quehellamadoel «su-jeto iniciáticos>. Quizásello ilustre la observacióndeWellrnerdeque«la fi-losofía del desenmascaramientototal vive de la misma metafísicaracionalistaque seproponedestruir».

Celia AMORÓS

(UniversidadComplutensede Madrid)