A Los Ciudadanos de Concord 5

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A los ciudadanos de Concord (Acerca de la ley del esclavo fugitivo).1Conciudadanos: Acept la invitacin que me hicieron para hablar ante ustedes acerca de un tema muy importante en estos tiempos, sin tomar en cuenta lo que habra de ofrecer, pues parece no haber otra opcin. Este ltimo ao nos ha obligado a todos a involucrarnos en temas de poltica y se ha vuelto un deber primordial ir en busca de aquello a lo que muchas veces debemos huir.Ya no se respira con tranquilidad. Hay algo ruin en el aire. Esto es algo nuevo para m. Despierto en la maana con una sensacin de dolor con la que cargo todo el da, con la que cargo todo el da, y al llegar a casa, es la odiosa memoria de esa ignominia que ha cado sobre Massachusetts, la misma que opaca la belleza del paisaje, y roba a cada momento los rayos del sol. He vivido en este estado toda mi vida, y nunca haba tenido por experiencia alguna inconveniencia personal por parte de la ley, hasta ahora. Nunca antes se me haban acercado para causarme algn disgusto. Encuentro el mismo sentir en mis vecinos y en esa clase social a la que no le interesan los asuntos triviales de los partidos polticos. Hay hombres que estn tan seguros de los ndices sobre la equidad de legislacin y del mismo estado del sentir pblico, como lo est el barmetro de la presin del aire, y no es una buena seal cuando estos se sienten inconformes. Porque, a pesar de que huelen la opresin y el deshonor a distancia, siguen siendo manipulables: por desgracia, la poblacin entera se ver igualmente afectada en poco tiempo.

A los ciudadanos de ConcordPoemas y Ensayos por Ralph Waldo Emerson

A cada hora nos traen de distintos lados de la Unin la expresin de mortificacin por los ltimos sucesos ocurridos en Massachusettes, y por el comportamiento de Boston. Su docilidad fue realmente impactante. Boston, de quienes nos sentimos tan orgullosos por la fama de su carcter y espritu; Boston, cuyos ciudadanos (me cont la astuta gente de Inglaterra) se podan distinguir siempre de entre los Norteamericanos por su cultura; el Boston de la Revolucin *El 19 de abril se conmemoran las batallas de Lexington y Concord, que fueron las primes batallas de la Revolucin. El 17 de Junio se conmemora la Batalla de Bunker Hill, otra batalla importante de la Revolucin en Boston. El 4 de Julio es da de Independencia.

*Los primeros volmenes de Trabajos de John Adams (1850-1856), 10 volmenes., editado por Charles Francis Adams, ya haban sido publicados (ver pg. 12)Norteamericana, que figura tan orgullosamente en el diario de John Adams* que ha sido ledo por el pas entero; Boston, deteriorado por la prosperidad, debe hacer reverencia a su aejo honor que yace en el polvo, y hacernos sentir irremediablemente avergonzados. En Boston,-hemos dicho con tanta confianza,- ningn esclavo fugitivo puede ser arrestado; -, y ahora, debemos ceder nuestro alarde al pas, y decir, con un poco menos de confianza.- aqu ningn fugitivo puede ser arrestado; al menos podemos presumir de esto hasta maana, cuando incluso los agricultores se hayan corrompido.La sumisin es en realidad, impresionante. Parece ser la nica urgencia en Boston, luego del rescate de Shadrach2 el pasado Febrero, que fue, quien debi ser el primero en anotarse en la lista de voluntarios de la Ley Marshall. Conoc el otro da al clrigo ms importante del episcopado, y al hacer alusin a la traicin del Sr. Webster, replic en tono insulso, esa es la razn, usted sabe, por la que pienso que fue lo mejor que ha hecho en su vida. Pareca como si, en la ciudad y en los suburbios, todos estuviramos envueltos por un terror abrasador,-profesores y rectores de las universidades, santos y corredores de bolsa, aseguradores, abogados, importadores, fabricantes;- Este, no era un sentimiento desagradable, ni una mencin liberal, y mucho menos el fragmento de una vieja cancin de libertad pero era capaz de provocar tal sumisin. El pnico se ha apoderado de los diarios, con muy pocas excepciones,por lo que no se puede hojear un peridico sin dejar de sentir indignacin por los ndices de oprobio. Ya no puedo siquiera leer las noticias locales. Cuando leo los encabezados de las columnas, Educacin en Massachussets, Ministerio de Comercio, Sindicato de artistas, Renacimiento Religioso, que burlas tan ms amargas! La misma sensacin de perteneca, la casa y el espacio que ocupamos, han perdido su mejor valor, y el hombre que mira tristemente a sus hijos, piensa Qu habr hecho para que tengan que pasar su niez en deshonor?Todo estudio liberal ha perdido credibilidad: la Literatura y la Ciencia se muestran afeminadas y son razn suficiente para esconder la cabeza bajo tierra. El colegio, las iglesias, las escuelas, incluso los negocios y las fabricas han sido desacreditados; bienes races, cualquier tipo de riqueza, cada rama de la industria, cada camino hacia el *Los primeros volmenes de Trabajos de John Adams (1850-1856), 10 volmenes., editado por Charles Francis Adams, ya haban sido publicados (ver pg. 12) poder, sufren daos, y el valor de la vida se ha visto reducido. Recin un amigo vino a mi casa y me dijo, Si esta ley se deroga, me sentir feliz por haber vivido; de no ser as, me arrepentir de haber nacido. Qu clase de ley es esta, que incita tal clase de lenguaje en el corazn de gente libre y civilizada?Un beneficio intelectual debemos a las ltimas desgracias. La crisis tuvo el poder iluminador de un relmpago difuso a la mitad de la noche. Nos mostr la verdad. Le puso fin a la sarta de tonteras a las que nos habamos acostumbrado a or y repetir desde el 19 de abril, el 17 de Junio, el 4 de Julio*. Nos mostr la falta de fiabilidad y lo dbil de nuestro tejido social. Nos mostr de qu estn hechas cosas como la reputacin, qu bagatela dignificamos por posicin y ttulo, y qu tan competentes somos para brindar ayuda y consejo en un da de juicio. Nos mostr la superficialidad de los lderes; la divergencia de los partidos con respecto a sus supuestos ideales; que los hombres no se apegan a lo que dicen: que las resoluciones de los organismos pblicos, o las promesas que nunca hicieron con frecuencia ni pusieron en el registro de los hombres pblicos, no los atarn. El hecho se hace tan evidente que ya no se puede confiar la defensa de la verdad a nadie que no est del lado de sta, sea de forma constitucional o natural. Un hombre de egosmo codicioso y sin escrpulos puede vivir los principios de la moral cuando estn de moda: sin embargo no se apegar a ellos. As que, a pesar de que al Seor lobo se le hayan limado las garras, de que haya sido rasurado y bien vestido, de que se haya adaptado completamente y haya aprendido a decir: "Virtud y Religin", no se puede confiar en l, pues expresara: moralidad significa morderse la lengua. La creencia popular de que todos los hombres amaban la libertad, o que crean en la religin cristiana, result ser un vaco alardeo estadounidense. nicamente las personas que se conocan y actuaban como benefactores se hayan luchando por la libertad: los sentimentalistas se fueron ro abajo. -Pongo en tela de juicio el valor de nuestra civilizacin, cuando veo que el pensamiento pblico nunca se haba asido con menos fuerza a la ms poderosa de todas las verdades. El sentimiento de injusticia ha disminuido.- una muestra clara de la superficialidad de nuestro intelecto. No puedo aceptar el ferrocarril y el telgrafo a cambio de la razn y de la caridad. No es la destreza de las *los tubos de acero se usados para reforzar los puentes ferroviarios u otras estructuras.+ Partidarios del proyecto de ley dieron un saludo de cien disparos al aire en el Boston Common para celebrar su aprobacin.*De mente sana (Latin); un trmino legal.

locomotoras lo que marca que tan fina es una civilizacin como lo es el deseo de libertad. No puedo creer que la ms til de las tuberas* sea tomada como compensacin por la debilidad metafsica. De qu sirven las legislaciones admirables y las formas polticas, si un huracn de sentimientos del partido y una combinacin de intereses monetarios puede llevarlos a la destruccin? De qu sirven los tribunales, si los jueces slo citan autoridades, y ningn juez ejerce la jurisdiccin original, o recurre a los primeros principios? De qu sirve un Banco Federal, si sus opiniones son el aliento poltico del momento? Y De qu sirven las constituciones, si todas las garantas que fueron proporcionadas tan celosamente por los aos para la proteccin de la libertad no tienen efecto alguno, cuando una mala accin del Congreso encuentra a un comisario dispuesto?Gracias a los actos ms extravagantes, se ha hecho evidente desde el ao pasado la frivolidad del pensamiento pblico. Podra alguien haberlo credo, si se hubiera predicho, que un centenar de armas seran disparadas en Boston al aprobar la ley del esclavo fugitivo?+ Nada demuestra ms la falta de pensamiento, la ausencia de normas en la conciencia de los hombres que el dominio que ejerce un partido poltico. Hay personas que derraman lgrimas de miseria/ de tristeza, que extienden la mano a la espera de algo; los que debieron haber sido los defensores del necesitado, son ahora sus implacables enemigos, se regocijan por su rendicin,-principalmente aquellos relacionados con los partidos polticos. Pens que nadie, que no estuviera listo para andar a gatas, apoyara esta ley. Y sin embargo tenemos aqu buenos hombres, compotesmentis,* esposos, padres, administradores, amigos, libres, generosos, valientes, que no pueden ver algo en esta peticin para la base de la humanidad, ni por la salud y el honor de sus estados de procedencia ms que fanatismo, sedicin y una sola idea. Debido a esta preocupacin colectiva, toda la riqueza y poder de Boston (200 000 almas y 180 millones de dlares,- son arrojados a la escala de la delincuencia, y el pobre nio negro, a quien la fama de Boston haba alcanzado en los recovecos de un vil pantano, o en los callejones de la Sabana, al llegar aqu se encuentra con toda esta fuerza unida para atraparlo. La famosa ciudad de Boston anda cual sabueso tras su presa bajo las rdenes del estado. El aprendizaje de las universidades, la cultura de la sociedad elegante, la perspicacia de los abogados, la majestuosidad de la magistratura, la elocuencia del plpito cristiano, la altivez de la democracia y la respetabilidad del partido Whig se unieron para cazarlo.La crisis se torna interesante ya que nos muestra la naturaleza de autoproteccin del mundo y de las leyes divinas. Es la ley del mundo que entre ms inmoralidad exista, tambin haya ms miseria. La prosperidad ms grande resistir en vano la mayor calamidad. Piden el socorro del demonio sin saber que todo tiene un precio. A l nunca se le conoci por descontar ni un centavo de sus rentas. En toda nacin, la inmoralidad existente engendra plagas. Ms all de la existente sociedad corrupta, no hemos sido capaces de conjuntar prosperidad alguna que sea pura. Siempre hay algo en las ventajas de cierta condicin que la perjudican. frica tiene su malformacin, Inglaterra tiene a Irlanda, Alemania su odio entre clases, Francia su amor por la plvora, Italia al Papa, y Estados Unidos, el Pas ms prospero en todo el universo, la ms grande calamidad que pudiera existir: esclavitud de negros.Permtanme recordarles a detalle un poco sobre cmo el castigo natural acta en referencia a la Ley que el Congreso aprob el ao pasado, ya que estos pocos meses ha mostrado de manera muy notable su naturaleza e impracticabilidad.Est quebrantada, 1. Por el sentido del deber. Una ley inmoral hace que el deber del hombre sea romperla a cualquier precio. Debido a que la virtud es la naturaleza misma en cada hombre, es un principio de ley que un contrato inmoral sea nulo, y que una ley inmoral tambin lo sea. Porque, como las leyes estipulan lo correcto, y son simplemente declarativas de un derecho que ya exista, no es de extraarse que puedan estropearse tanto como para decretar injusticia.

Es notable cuan rara resulta ser una ley inmoral en la historia de los tiranos. Pues aunque las hay, siempre se les ha maquillado. Si consultamos los tomos de la Historia Universal, no ser una bsqueda sencilla: los precedentes son pocos. No es fcil comparar la maldad de esta ley estadounidense, y ese es el meollo de este descontento, que la ley es inmoral. He aqu una ley que aprueba el delito del secuestro,- un crimen que va de la mano con el asesinato y el incendio. El derecho a la libertad que posee un hombre, es tan inalienable como lo es su derecho a vivir.Parece que el sufrimiento se ha usado para darnos en lo que a esta ley respecta, una pureza errnea, resultado de una mezcla de lo que es justo. Si nuestra oposicin a esta ley no es correcta, entonces no existe lo correcto. Esto no es entrometerse en los asuntos de otras personas: es impedir que otras personas se inmiscuyan en los nuestros. No se trata de ir en cruzada a Virginia y Georgia tras los esclavos, quienes se supone, se sienten a gusto donde se encuentran:- ese argumento amistoso se ha desechado: se trata de ser amigables en nuestro propio estado, en nuestras propias granjas, con un hombre que ha preferido correr el riesgo de recibir un disparo, de ser quemado vivo, de ser echado al mar, de morir de hambre o por asfixia dentro de una caja de madera, para dejar de ser una propiedad: y este hombre que aguant miles de kilmetros para alcanzar su libertad, segn dicta la ley, ustedes, hombres de Massachusetts lo cazarn y atraparn, para ser enviado de vuelta a la jaula de donde se escap. Es contrario al sentido primario del deber, y por lo tanto todos los hombres que nacen son, en proporcin a su capacidad de razonar y sensibilidad moral, vistos como enemigos de esta ley. La resistencia de todos los hombres de principios est asegurada. Crea, lo confieso, que lo que debe venir al final, vendra al principio, la unin de los hombres en contra de la autoridad de este estatuto. Pens que era un punto en el que todos los hombres sensatos concordaban, en que la ley debe respetar la moral pblica. Pens que todos los hombres sin importar su condicin, haban sido creados partcipes de cierta experiencia; que en ciertos, raros y distantes momentos haban sido creados para presenciar cmo el hombre se hace hombre, o a qu se debe el hecho de que los seres humanos sean racionales. Es decir, que mientras a los animales se les relaciona con comer los frutos del suelo, a los hombres se les relaciona con la rectitud, con el beneficio, con la verdad, con algo que es independiente de las apariencias: y que este lazo crea la sustancialidad de la vida, esto, y no su arado o sus barcos, su comercio o la crianza de sus familias. Imagin que, cada vez que un hombre se remonta a sus pensamientos, estos ngeles lo reciben, platican con l, y que en los mejores momentos, es elevado a virtud de esta esencia; dentro de esta paz y este poder que el mundo material no puede dar: que estos momentos sirven de contrapeso a los aos de monotona, y que esta pertenencia a la ley, llmese moral, religin o deidad, como gusten llamarle, constitua la explicacin de la vida, la razn y la indemnizacin por los errores y calamidades que la entristecen. En tanto tiempo consumido por nimiedades, recuerdan estos momentos y eso los consuela. Pens que era justo este misterio, cuyos cimientos estn ocultos en la eternidad, lo que constitua la base de la sociedad humana, y de las leyes; ya que pretender algo ms, como la adquisicin de propiedad significaba el fin de la vida misma; significaba confundir todas las distinciones, para hacer del mundo un hotel inmundo, y, en lugar de motivos e inspiraciones nobles, y un paraso de compaeros y de ngeles a nuestro alrededor y delante de nosotros, nos llevara a caer en un comportamiento salvaje cual monos e idiotas. Todas las artes, costumbres, sociedades, libros y leyes, son buenas, ya que fomentan y estn de acuerdo con este elemento espiritual: todos los hombres son amados, ya que nos educan para ello; todos son odiosos, mientras lo nieguen o se resistan a ello. Las leyes especialmente trazan su obligacin slo de su acuerdo con ella. Me sorprende que los abogados puedan ser tan ciegos como para padecer los principios de una ley que los desacredita. Hace algunos meses, en mi consternacin al escuchar que la ley superior fue tomada como una buena broma dentro de los juzgados, me tom la molestia de investigar en algunos libros de derecho. A menudo, haba escuchado que la Santa Biblia constitua una parte de cada biblioteca jurdica tcnica, y que era un principio de ley el que las leyes inmorales se anularan. En consecuencia, encontr que los grandes juristas, Cicern, Grocio, Coke, Blackstone, Burlamaqui, Montesquieu, Vattel, Burke, Mackintosh, Jefferson, todos ellos afirman esto.No es mi intencin recitarles estos pasajes que marqu: -tal cosa parece de hecho algo cobarde, porque una persona razonable no necesita una cita de Blackstone para convencerse de que no se puede legislar lo blanco para que sea negro, as que me dar por satisfecho con la lectura de un solo pasaje.Blackstone admite que la soberana, antecedente a cualquier precepto bueno de la ley de la naturaleza, entre cuyos principios estn, que debemos vivir honestamente, sin lastimar a nadie, y dar a cada quien lo suyo, etc. Ninguna ley humana tiene valor si es contraria a esto. No, si alguna ley humana nos permitiera u ordenara cometer un crimen (en su caso asesinar) estamos obligados a transgredir dicha ley, o lo que es ms, debemos transgredir tambin ambas leyes: humana y divina.Lord Coke sostena, que el derecho comn debe tomar control de las partes en las que un acta del parlamento se oponga a la razn y al derecho colectivos, y ordenar que sean revocadas. Los presidentes del tribunal supremo Hobart, Holt y Mansfield asuman la misma posicin. Lord Mansfield, que haba citado el dictamen de los Lords Talbot y Hardwicke en el caso del esclavo Somerset con el efecto de llevar a dicho esclavo de vuelta a las Indias Occidentales dijo, Me tienen sin cuidado los supuestos pronunciamientos de los jueces, por ms eminentes que stos sean, si son contrarios a todo principio. Incluso el Derecho Cannico dice (in malispromisis non expeditservarefidem), Ni lealtad ni juramento pueden atar a obedecer aquello que est mal. Vatel es igualmente explcito. Ningn mandato (a un soberano) puede obligar o incluso autorizar al hombre violar las leyes de la naturaleza. Todos los escritores que tienen algo de modestia o consciencia, concuerdan en que una persona no debiera obedecer tales mandatos ya que son contrarios a las leyes de Dios. Aquellos gobernantes de lugares que de forma valiente se negaron a ejecutar las brbaras rdenes de Carlos IX, en la famosa batalla de San Bartolom4 han sido elogiados de forma universal; y la corte no se atrevi a castigarlos, al menos no abiertamente. Sire, dijo en su carta el valiente Orte, gobernante de Bayonne, He comunicado el mandato de su majestad a sus fieles habitantes y guerreros en la guarnicin, y he encontrado slo buenos ciudadanos y valientes soldados; ningn verdugo: por lo consiguiente, tanto ellos como yo debemos implorar humildemente a su Majestad, que se plazca en emplear sus manos y vidas en lo que sea posible, sin importar lo peligrosas que puedan resultar, y nos esforzaremos hasta nuestro ltimo aliento.Los profesionistas deberan defender bien este dogma, como el paladium* de la profesin, como el pilar del respeto a la humanidad; contra un principio como ste, todos los argumentos del Sr. Webster no encuentran ms destino que los restos de la orina de un nio contra un muro de granito.2. Es contraria a todos los sentimientos. Cmo se puede poner en vigor una ley que favorece a la sentencia, y que encarcela la caridad? Mientras los hombres tengan entraas, no obedecern. Sabemos que el Acta del Congreso del 18 de Septiembre de 1850, es una ley que cada uno de nosotros rompera a la primera oportunidad que tuviramos. No existe un solo hombre del partido liberal, o uno del demcrata, a quin, si un esclavo se ocultara de los sabuesos en nuestras casas, pudiramos pedirle con toda confianza que nos prestara su carromato para ayudar a aquel fugitivo a escapar. El hombre sera demasiado fuerte como para ser del partido.Y es aqu que puedo decir que es absurdo, lo que a menudo escucho, acusar a los amigos de la libertad en el norte de ser el motivo de la nueva rigurosidad de las leyes esclavistas del sur. Si haces pasar hambre a un hurfano, o lo golpeas, y yo denuncio tu crueldad, puedo acaso evitarlo? En palabras de Electra, en la tragedia griega,Eres t quien lo dice, no yo. T cometes las acciones, y son tus impas acciones las que encuentran mis palabras+ Se puede culpar a la pelota por rebotar contra el piso; al aire por precipitarse donde se crea un vaco, o a la caldera, por explotar debido a la presin del vapor? Estos hechos existen antes que las leyes del mundo, as que es una ley, que, cuando se viola la justicia, el descontento comienza. La defensa misma con que el Dios de la naturaleza ha provisto al inocente contra la crueldad, es el sentimiento de indignacin y compasin en el seno de quien lo contempla. El Sr. Webster le dice al Presidente que ha estado en el Norte, y que no ha encontrado hombre alguno, cuya opinin sea de algn peso que se oponga a la ley. Ah!, Seor Presidente, no crea tal informacin. El grvido y viejo universo sigue evolucionando; el vientre da a luz y los pechos amamantan a cientos de millones de bebs de cabellera larga formados no a su imagen, sino a imagen del Universo; demasiados como para ser sobornados; tantos que podran hacerse ricos, y por lo tanto pacficos; y que necesitan expresar a cualquier momento, el sentir de su corazn. No puedes ocultar secreto alguno, porque sin duda, algunos de ellos no se quedarn callados. Ustedes tampoco pueden cometer delito alguno, ya que ellos son creados conscientes de sus sentimientos y hostiles a ellos; y a menos que sean capaces de reprimir el peridico, aprobar una ley en contra de las libreras o amordazar la lengua inglesa en Amrica, lo dems es ftil. Este terrible discurso ingls est lleno de canciones, proverbios y expresiones que contradicen de forma rotunda y que desafan cada lnea del estatuto del Sr. Mason. Y a menos que puedan pasar una esponja sobre esos sediciosos 10 mandamientos que son la raz de nuestra civilizacin Europea y Americana; y sobre ese undcimo mandamiento que dice, trata a los dems como te gustara ser tratado, su labor es en vano.Las mismas leyes escritas se oponen a ella, porque los sentimientos, por supuesto, escriben los estatutos. Las leyes son meramente declaratorias del sentir natural de la humanidad y el lenguaje de todas las leyes permanentes estar en contra de cualquier promulgacin inmoral. Y en consecuencia, esto es lo que sucede aqu: una ley lucha contra la otra. Segn la ley del Congreso del 2 de Marzo de 1807,* es contra la ley y se puede castigar con la muerte, el hecho de esclavizar a un hombre en la costa de frica. Segn la ley del Congreso de Septiembre de 1850, el resistirse a re-esclavizar a un hombre en las costas de Estados Unidos es un alto crimen y puede penarse con multa y prisin. Significa que es contra la ley y que esclavizar puede ser penado con muerte. Indica que no re-esclavizar es motivo de multa y prisin. Qu tipo de legislacin es esta? Qu tipo de constitucin la que la aprueba? Qu tipo de ley es sta? Y sin embargo, el crimen de la segunda ley es an ms grave que el que la primera ley sanciona con pena de horca, ya que es un crimen mayor re-esclavizar a un hombre que ha luchado por su libertad, que esclavizarlo por primera vez, cuando se podra suponer una mitigacin de su destino como cautivo en la guerra.Se contraviene debido a la malicia que opera en ella. Una ley cruel no puede ser ejecutada por hombres buenos, sino por malos. Es indispensable emplear hombres brutales*, y cada uno de sus actos es una pualada a la paz pblica. No se puede ejecutar as nada ms, es por eso que trae consigo un soborno bajo la manga. Esta ley viene con infamia, en ella, y fuera de ella. Ofrece un soborno en sus propias clusulas para la consumacin del delito. Para llevarla a cabo, mezquinos y gente de bajos recursos se prestan al servicio del gobierno. A ningn gobierno le haba resultado difcil hacer uso de las herramientas para implementar acciones bsicas. Si no las pueden encontrar en las chozas de los pobres, las encontrarn en los palacios de los ricos. La vanidad puede comprar algunas, la ambicin otras, y el dinero otras ms. La primera implementacin de la ley, como era de esperarse, fue algo titubeante; la segunda vez fue ms fcil, y los elocuentes oficiales se volvieron, en pocas semanas, muy experimentados y prcticos en el robo de hombres.Pero lo que es peor es que, no slo se ha sobornado a los policas, sino a la comunidad entera. El ceo fruncido de la comunidad se ha tratado de evitar con el susurro disimulado de Arancel y mercado del sur si permanecen callados: ni tarifa ni mercado del sur si se atreven a murmurar. Me extraa que nuestra perspicaz gente, la cual ha aprendido que la polica que menos cuesta son nuestras apreciadas escuelas, no se diera cuenta de que una ley inmoral es ms costosa que la prdida de las costumbres de una ciudad del sur.El humillante escndalo de hombres haciendo que lo correcto fuera incorrecto, se imit rpidamente en las ciudades. Nueva York anunci en los mercados del sur que apoyara la esclavitud, y dio los nombres de los comerciantes que no lo haran. Boston, alarmado, entr en el mismo designio. Filadelfia, ms afortunada, no estaba consciente del todo, y, en esta subasta de los derechos de la humanidad, anul toda su legislacin contra la esclavitud. Y el Anunciante de Boston, y el Mensajero, durante estas semanas, instan el mismo curso en la gente de Massachusetts. No nos queda ms por hacer, que convencer a los estados de Connecticut o Maine de aventajrsenos adoptando la esclavitud en su constitucin.Grande es el delito de un crimen legalizado. Cada persona que se mete en esto se contamina. No ha habido otro momento de nuestra vida, en que personajes pblicos se rebajaran a s mismos a causa de su actuar poltico. Sin embargo, hay caballeros cuya probidad, se cree, fue la confianza y la proteccin de miles, quienes, por miedo a la opinin pblica, o por causa de la peligrosa ascendencia de los modales del sur, han sido atrados para apoyar este asqueroso tema. Nosotros, hombres pobres del pas que alguna vez pudimos haber pensado que era un honor estrechar la mano con ellos, o cenar en sus mesas, ahora debiramos alejarnos de ellos, no dejar que pasen por las humildes puertas de nuestras casas. Tiene una ley que ningn hombre puede obedecer, o inducir a otros a hacerlo, sin la perder del respeto a s mismo y el ttulo de caballero. Qu diremos del funcionario que hizo la reciente rendicin? Si tiene definidos sus poderes de forma justa, y no tiene autoridad para llevar el caso, sino nicamente para probar la identidad del prisionero, y regresarlo a su celda, qu tipo de trabajo es este para un hombre de semejante reputacin? Ningn hombre honorable puede tomar asiento en ese banco. Es una extensin ms del poste de azote de un granjero; y sus operadores deben encontrarse entre la clase a la que pertenece el carcelero, el verdugo y el informante- puede que sean funcionarios necesarios en un estado, pero son a quienes se les adjudica de forma universal la antipata de la sociedad. 5. Estas resistencias aparecen en la historia del estatuto, en las retribuciones que elevan la voz en cada parte de este asunto, que pienso que un poeta trgico sabra cmo convertirla en una leccin para todas las edades.La medida del Sr. Webster fue, nos dijo, definitiva. Era una pacificacin, una supresin, una medida de conciliacin y correccin. Estas fueron sus palabras en diversas ocasiones: No deba haber ms discusin al respecto; era inapelable. Luce como algo definitivo ahora? Su dictado final ha dislocado los cimientos. Ahora, la casa de estado se sacude igual que una carpa. Su oferta de paz ha trado como resultado toda la sinceridad a cada casa, a todos los hombres con consciencia y de buen corazn, a todas las mujeres, y a todos los nios, les ha hecho darse cuenta que deben denunciar esta ley. Ha hecho salir las espadas de los Estados Unidos a las calles, y las cadenas alrededor del tribunal de justicia.Una medida de pacificacin y de unin Cul es su efecto? Convertirse nicamente en una materia de conversacin y penosa reflexin por todo el continente, a saber: la esclavitud. No existe hombre de pensamiento o de convicciones que no est concentrando su mente en ello. No hay funcionario que no detalle sus datos estadsticos; poltico que no est concentrando todo su incalculable esfuerzo en las elecciones; magistrado que no est en busca de antecedentes; moralista que no est infiriendo dentro de sus cualidades; economista que no est calculando sus prdidas y ganancias. El Sr.Webster puede juzgar si es probable que esta especie de microscopio solar que ejerce presin sobre su ley constituya una oposicin menorEl nico beneficio que ha salido de esta ley es su servicio a la educacin. Ha sido como una universidad para el pueblo entero. Ha tornado cada mesa en un club de debate, y ha hecho que cada ciudadano se convierta en estudiante de las leyes de la naturaleza. Cuando una cuestin moral tiene que ver con la poltica, cuando se viola un derecho, la discusin se sirve de fuentes ms profundas: los principios generales quedan al descubierto, lo cual arroja luz sobre todo el cimiento de la sociedad. Y es alentador contemplar que propugna por la emergencia citada a este pobre chico de color; con qu sutileza, que lgica, que erudicin, que desenmascaramiento de la malicia de la ley, y, sobre todo, con qu seriedad y dignidad fueron inspirados los defensores de la libertad. Esa fue una de las mejores compensaciones de esta calamidad.Sin embargo, el nmesis otra vez por debajo. Es un poder que oscurece el medioda y que nos arrastra a nuestra perdicin; y su manera sombra es dejar en ridculo al transgresor a la hora de su triunfo. En ese momento, se encadenan las manos que pusieron la cadena al esclavo. Alguien ha visto que se haga algo semejante ahora?Las palabras de John Randolph, ms sabio de lo que crea, han resonado durante 30 aos por todos lados de forma siniestra,- palabras dichas al calor del debate de Missouri.*Nosotros no gobernamos el pueblo del Norte con nuestros esclavos negros, sino ustedes con sus propios esclavos blancos. Sabemos lo que hacemos. Los conquistamos una vez, y podemos y lo haremos de nuevo. S, los llevaremos hasta el muro, y cuando los tengamos ah de nueva cuenta, ah los mantendremos y los ficharemos como si fueran el fondo monetario. Esas palabras, que desde entonces resuenan desde California hasta Oregn, desde Cape Florida hasta Cape Cod, descienden ahora igual que el grito del Destino, en el momento en que se cumplan. Por esclavos blancos, por un esclavo blanco somos nosotros derrotados. Quin buscaba tan espantoso cumplimiento, o buscaba ver lo que ahora vemos? Hills y Hallets, quienes para cientos son editores sumisos, los pudimos haber perdonado. Pero l?, lo mejor de nosotros y de quien estamos tan orgullosos, el primer hombre del Norte, en el mismo instante de ocupar el trono, ponindose la brida y el collar, y arrendose a si mismo hacia el carruaje de los plantadores?La intachable reputacin de la Unin sucumbe ante esta ley inmunda. No hay opcin para el Sr. Webster ms que la de lamentar su derrota. Debe aprender que aquellos a quienes les hace fama lo acusan a una sola voz. Adems, aquellos que no tienen puntos de vista que sostener, que no se identifican con la moral pblica y la generosa civilizacin, aquellos oscuros y ocultos que no alzan la voz y a quienes no les importa nadie mientras las cosas van bien, pero que se avergenzan de la nueva legislacin, la cual se arrastra como un olor desagradable dentro de sus casas, y que mancha la luz del da, - aquellos para quienes su nombre fue una vez querido y honrado, como el varonil estadista a quien los regalos ms selectos le haban sido concedidos, ahora lo repudian: que l, quien era su orgullo en los montes y en las montaas de Nueva Inglaterra, ahora es su vergenzahan quitado su foto del muro y arrojado sus discursos al fuego.No existe en Nueva York rugido alguno de muchedumbre que pueda ahogar esta voz en los odos del Sr. Webster. Se oir ms fuerte que todas las salvas de los caones de los "Comit de la Unin. Ms ya he dicho demasiado acerca de tan penoso tema,No seguir con esa amarga historia.Sin embargo, pasando de los puntos de vista ticos a los polticos, quisiera aterrizar bien este estatuto, as que debemos usar como ilustracin de la historia al mediador y autor sustancial del proyecto de ley. Siento tanta compasin por el Sr. Webster como la que sentira cualquier otro. Debo admitir que he disfrutado mucho de su fama. Quin no ha podido evitar alabarlo? Francamente, era el nico americano eminente de nuestra poca, a quien pudimos distinguir como una obra terminada de la naturaleza. Nos deleitbamos en su silueta y en su rostro, en su voz, en su elocuencia, en su poder de negociacin, en su concentracin, en su gran entendimiento, en su agraciada condicin y en su sencillez; las evidencias estn presentes, como los estratos de una nube, o como las capas de la corteza terrestre. l vea las cosas tal como eran, y de la misma forma las declaraba. Debido a su clara percepcin y su instruccin durante todos estos aos, se le haba considerado el mejor dirigente del congreso, y el campen de los intereses de la costa del norte.Sin embargo, cuando los votantes se sintieron ofendidos a causa de la actividad y el crecimiento de la esclavitud, el senador se mostr menos sensible a estos malestares sociales. No estaban ah para lidiar con l: l era el representante comercial. De forma ocasional se dejaba llevar por el sentir de la gente de Nueva Inglaterra: pero cuando le rogaban o se esperaba que dirigiese la palabra, prefera callar, as como no mezclarse dentro del movimiento en aquellos momentos de crisis, cuando su liderazgo pudo haberle dado la vuelta a la balanza. Al final, en un momento fatal, este letargo acumulado cruz la lnea el 7 de marzo de 1850, para declararse completa e inesperadamente en oposicin a toda la Unin en contra de su educacin, asociacin, y todo su lenguaje ms explcito en 30 aos, y se convirti en el lder del partido esclavista en el pas.Es probable que el Sr. Webster solo siga las leyes que rigen su sangre y constitucin. Me imagino que sus promesas no eran algo tan natural en l. Es un hombre que vive de recuerdos, un hombre del pasado, no un hombre de fe y esperanza. l obedece a su naturaleza animal; y su entendimiento finamente desarrollado nicamente funciona con todas sus fuerzas, cuando se trata de defender el bien animal; es decir, su propiedad. Cree, en muchas palabras, que el gobierno existe para la proteccin de la propiedad. Ve a la Unin como una finca, una granja grande, y es por mucho excelente en la totalidad de su defensa en cuanto a ello. Hace todo al pie de la letra. Afortunadamente, naci tarde,--despus de que la independencia fuera declarada, la Unin acord, y la constitucin qued asentada. Lo que encuentra escrito, lo defiende. Qu suerte que mucho haba sido escrito cuando l naci. Porque no tiene fe en el poder del gobierno autnomo, absolutamente ningn gobierno improvisado, ni la disposicin municipal ms pequea recibira su aprobacin. En Massachusetts, en 1776, habra sido ms all de toda cuestin, un refugiado. Alaba a Adams y a Jefferson, pero es a un Adams y un Jefferson del pasado que su mente puede albergar. Denunciara a un Adams y Jefferson del presente.As que los elogios de libertad en sus escritos,--son sentimentalismo y retrica de juventud. l puede celebrarlo, pero significa lo mismo que si viniera de Matternich o Taleyrand. Todo esto es inevitable, debido a su constitucin. Cada gota de sus sangre tiene ojos que miran hacia abajo con desdn. No hay ni pena ni gloria en decir que no tiene ni percepcin ni sentir moral, ms que en esa parte, para usar la frase de los frenlogo: un hueco en la cabeza. Las sobras de moral que se recojan de sus discursos son ideas de la mente de otros. l dice lo que escucha, pero a menudo comete errores al usarlas para abrir la puerta de los mares y los campos de la tierra, para gobernar de forma improvisada en Texas, California y Oregon, y para crear una ley provisional en un lugar en el que no est lista ley escrita alguna.Este liberalismo surge en el poder de invencin, en la libertad de pensamiento, en el desarrollo de las reformas; en el deseo de innovar, incluso en todas las locuras de la ciencia falsa, en la antipata hacia las sociedades secretas; en la predominancia del partido demcrata en la poltica de la Unin, y en la aceptacin de la voz pblica, incluso cuando es irregular y cruel,--en la voz de las multitudes, la voz de la ley Lynch, porque se espera que el veredicto forme parte del todo, aunque mal dicho, de la voz de la mayora. Todo este atrevimiento y autonoma que el gobierno mismo en s abarca, procede de la creencia de que, si el pueblo ha levantado una forma de gobierno, tambin puede levantar otra; en la creencia de que la ley y la unin no estn en su memoria, sino en su constitucin y en su sangre. Si desestiman una ley, fcilmente pueden crear una nueva. En la concepcin del Sr. Webster la unin americana era semejante a una gigantesca lgrima holandesa, a la que si se le rompa la parte ms pequea, se desintegraba por completo en tomos. Ahora, en este caso la realidad es muy distinta. El pueblo es leal, amoroso y respetuoso de la ley; gustan ms del orden y detestan el mal gobierno y el alboroto. El destino de este pas es grande y generoso, y se trata de que sea administrado de forma excelente, de acuerdo a lo que es, lo que ha de ser, y no de acuerdo a lo que ya no existe. La Unin de esta gente es algo real, es una alianza de hombres con un mismo sentir, un mismo idioma, una misma religin, un solo sistema de ideas y costumbres. Sostengo que es algo real y no una ley de la Unin. El pueblo se aferra a la Unin porque ven en ella la ventaja del poder adicional que le da a cada uno.Supongo que la Unin puede cuidar de s misma. En tanto que en verdad exista la Unin, se asegurar de que los estatutos sean expresos; en tanto que no la haya, no se podr esconder ley alguna. Bajo el concepto de Unin, supongo que es una realidad la existencia de dos naciones, la del norte y la del sur. No es la esclavitud lo que las separa, es el clima y el temperamento, esclavista o no, al sur no le agrada el norte y nunca le agrad, al norte le agrada el sur, porque conoce sus propias ventajas. Estoy dispuesto a dejar que los hechos hablen por si solos. Si siguen teniendo algn inters en comn, de seguro lo encontrarn: si no, considerarn separarse para no tener problemas.Pero algo que a mi parecer es cierto, y es que tan pronto como la constitucin decreta una ley que carece de moral, decreta la separacin. No se puede obedecer la ley, es suicida. La Unin llega a su final tan pronto como una ley inmoral se promulga, y quien redacta un crimen dentro del libro de estatutos, cava bajo los cimientos del capitolio para situar ah un almacn de plvora y colocar un tren.Para m nada parece ms hipcrita que las habladuras que giran en torno a la Unin. Hace un ao todos ambamos la Unin, y le dbamos tanto valor a lo que parecan ser los inmensos destinos de este pas, que considerbamos una impiedad cualquier acto que los pusiera en peligro. Sin embargo, en la nueva actitud en que nosotros mismos encontramos la deshonra personal que ahora descansa en cada familia de Massachusetts, el sentimiento ha cambiado. Ningn hombre se atreve a mirar a su vecino a la cara. Andamos a escondidas con la infamia de un crimen, ponemos cobardemente de nuestra parte y, para ser honesto, de una vez por todas, la Unin, tal Unin, es intolerable. La bandera es un insulto a nosotros mismos. La Unin,- les muestro el sentir de todo ciudadano decente- La Unin! Oh s, yo apreciaba eso, que otras cosas fueran iguales, pero qu significado puede tener la Unin para un hombre condenado a s mismo, con todo el sentido de auto respeto y la oportunidad del juego limpio amputada, con los nombres de la conciencia y la religin convertidos en amargas ironas, y a la libertad en la espantosa burla a la que el Sr. Webster hace alusin con esa palabra Los peores problemas que pudieron seguir a la secesin y la reciente combinacin de los fragmentos ms pequeos del accidente, fueron leves y medicables para la calamidad que dicha Unin nos ha dado.A primera vista no pareca, y era increble, que la aprobacin de la ley derrotara as sus objetos propuestos: pero desde aquel da en que se trat de poner en marcha en Massachusetts, este resultado se ha hecho evidente, que la Unin ya no es deseable. De quin es tal obra?Paso a decir algunas palabras a la pregunta, qu haremos?1. En nuestra capacidad federal qu relacin tenemos con la nacin?2. Y cul es nuestra relacin como ciudadanos de un estado?Soy partidario de la Unin como todos, o casi todos; y comparto fervientemente la esperanza de la humanidad en el poder, y por lo tanto, en los deberes de la Unin; y la concibo demostrada, "la necesidad de sentido comn y de la justicia de entran en las leyes. Qu haremos? Primero, abrogar esta ley; posteriormente, proceder a la confinacin de la esclavitud a los estados esclavistas, y en efecto, ayudarlos a poner fin a esta prctica. O debemos, como se nos ha aconsejado, quedarnos de brazos cruzados, y esperar a que el censo prospere? Pero la esclavitud se quedar sin hacer nada? Me temo que no. Es muy industriosa, y no se da vacaciones. No existe proclamacin alguna que pueda abolirla. Se adue de Texas, y ahora tomar Cuba, y quiere conservar su mayora. La experiencia del pasado nos da el coraje para no quedarnos de brazos cruzados.Debemos convocar a una nueva convencin, o nos proporcionar un plan algn hombre de estado para resumir o gradualmente abolir la esclavitud, mientras la repblica es su amo? Dnde est el Sur mismo? Desde que qued acordado por los hombres sensatos de todos los partidos-o fue ayer- que la esclavitud es malvada/astuta, por qu el sur mismo nunca ofrece de su parte ni el ms mnimo consejo? En 20 aos jams he odo de algn proyecto, a excepcin del que propuso el Sr. Clay. Que se deje escuchar algn proyecto con franqueza y respeto. Es imposible hablar de ello con razn y buenas intenciones? Es realmente el proyecto que se ajusta para entretener y satisfacer a esta nacin.Todo invita a la emancipacin. La grandeza de dicha concepcin, la inmensa apuesta que hacemos; el dominio nacional, la recin importancia de Liberia; * el inters evidente de los estados esclavistas, el esfuerzo de las religiones de los estados libres; la opinin del mundo;-todos unidos en su contra.Se dice que para comprar a los esclavos se necesitarn unos mil millones de dlares, lo cual suena a un precio exorbitante. Pero si el precio si diera de buena fe, junto con los dems elementos de un trato viable ya preparado, y con las convicciones de la humanidad una vez bien despierta y lista para conspirar sobre esta maldad, no creo que cantidad alguna que las cifras pudieran decir, basados en cierta estimacin, sea imposible. Pudiera ser que todo hombre en el mundo diera una semana de su trabajo con tal de barrer esta montaa de calamidades de la faz de la tierra.No hay nada imposible para esta nacin. Estuvieron los hombres alguna vez tan dotados, tan dispuestos, tan armados? Su poder de territorio est secundado por un genio equiparable a toda obra. Debido a las nuevas artes, la tierra es suave, con caminos tunelizados, con telgrafo, con luz a base de gas; grandes cantidades de mano de obra anticuada estn en desuso; y el vigor del hombre est siendo suplantado por la fuerza de las mquinas de vapor. Estamos al borde de nuevas maravillas. El sol sale, vamos a organizar el eco, as como ahora hacemos la sombra. La qumica extorsiona nuevas ayudas. El genio de este pueblo, se sabe, puede lograr cualquier cosa posible hecha por hombres. Estas 30 naciones son iguales para cualquier trabajo, y cada momento se vuelven ms fuertes. Dentro de 25 aos sern 50 millones, No es hora de hacer algo ms que zanjas y drenajes, y preparar la tierra para que quede suave y frgil? Que se enfrenten a esta montaa de veneno,-perforen, excaven, pulvericen y amontonen de una vez por todas, lleguen al pozo sin fondo. Mil millones eran poco.Sin embargo, dado que el corazn de los financieros, los cuales estn acostumbrados a cifras prcticas, se reduce con ellos frente a estas cantidades colosales y las dificultades econmicas que complican el problema; dado que estas contingencias son demasiado grandes como para ser abarcadas por cualquier geometra humana, y dado que el alivio de estos males solo se da por la bendicin de Dios, trabajando a travs de los aos, y por medio de qu instrumentos.ya sea Liberia, el algodn de lino o el esfuerzo de esta raza compuesta de irlandeses y alemanes, nadie puede decir, o por medio de qu plagas ha guardado Dios su ley; la pregunta sigue siendo, qu debemos hacer?Una cosa es segura, nosotros no podemos responder por la Unin, pero s debemos guardar la verdad de Massachusetts. Es de suma importancia que haga su mejor papel. No debe seguir ejemplos viciosos. Massachusetts es un estado pequeo. Lo que hace grande a los pases son sus ideas. Europa, comparada con Asia y frica, es pequea; sin embargo, frica y Asia no dejan de lado sus hachas y sus asnos. Europa, el continente ms pequeo de todos, ha monopolizado el poder de todos ellos por casi veinte siglos. Grecia era la parte ms pequea de Europa. tica era una pequea parte de ella.- una dcima parte de lo que es Massachusetts, y aun as ese distrito sigue rigiendo el intelecto de los hombres. Judea era un pas pequeo, y aun as estos dos, Grecia y Judea, proveen la mentalidad y el corazn de los cuales se sostiene el resto del mundo; y Massachusetts es pequeo, pero, si es fiel a s misma, puede ser el cerebro que d un giro total a este demonio.Digo Massachusetts, pero no me refiero slo al estado, sino a aquellos que se han visto influenciados por ella; Massachusetts, la madre de todos los estados de Nueva Inglaterra, la que ve a su progenie dispersarse sobre la faz de la tierra, en lo ms lejano del sur y lo ms remoto del oeste.Podra ser que el inmenso poder de la rectitud se perdiera dentro de la poltica, pero aquellos que han trado este gran mal para el pas, no lo han olvidado. Ellos mismos se aprovechan de la conocida probidad y honor de Massachusetts para respaldar la ley. La antigua mxima an sostiene que nunca hubo injusticia cometida a menos que fuera por la ayuda de la justicia. El gran juego del gobierno ha sido ganarse la autorizacin de Massachusetts para tal crimen. Hasta ahora slo han tenido xito en lo que respecta a ganar Boston, en cierta medida. El comportamiento de Boston no fue lo que se esperaba: fue suave y oficioso, y se coloc as mismo en la actitud de favorecer al crimen. Debi haber presentado oposicin a cada paso. Dejen que la actitud de este estado sea firme. Respetemos a la Unin para todos los fines que sean honestos. Pero tambin respetemos una unin ms antigua y sabia, la ley de la naturaleza y la rectitud. Massachusetts es tan fuerte como el universo, cuando lo hace. Nosotros no vamos a intervenir con su esclavitud,- pero pueden sufrir de forma innecesaria si la traen a Cabo Bacalao y Berkshire*. Esta ley debe hacerse inoperable. Se debe abrogar y anular del libro de estatutos; sin embargo, mientras permanezca ah, hay que desobedecer.Tenemos que lograr que un estado pequeo sea grande, al hacer de cada hombre algo honesto. Fue el encomio de Atenas, ella no poda guiar ejrcitos incontables en el campo de batalla, pero saba cmo hacerlo con una pequea banda para derrotar a aquellos que pudiera. Cada romano encontr por s mismo a un compaero por provincia. Cada Dorian lo hizo. Cada ingls en Australia, en Sudfrica, en la India, o en cualquier pas brbaro, en sus fortalezas y fbricas establecidas,- representa a Londres, representa el arte, el poder y ley de Europa. Todo hombre educado en las escuelas del norte carga consigo las mismas ventajas en el sur. Pues crea confusin y distinciones hablar de las secciones geogrficas de este pas as como de una civilizacin igualitaria.Toda nacin y todo hombre aspiran, a pesar de s mismos, a una existencia moral y mental ms alta; y lo duro de las desgracias ms recientes es que Massachusetts perdi de manera horrible esta posicin real, que no se expres el bien conocido sentimiento de su pueblo. Permtasenos corregir este error. En este momento de solidaridad, que la verdad sea dicha, y que se haga lo correcto. Aqu, que no haya confusin en nuestras ideas. No mintamos, ni robemos, ni ayudemos a robar, y no hagamos un llamado a robar bajo ningn ttulo, tal como la Unin o el patriotismo. Ensennos que nuestra seguridad se debe comprar no por el pblico, sino por nosotros mismos. Ese es el secreto del poder del sur, que ellos no se basan en reuniones, sino en el calor y coraje individuales. Esto es muy cierto desde las perfectas garantas de la Constitucin, y los argumentos de los defensores de la libertad, a los que la ocasin alude, que hay suficiente margen y la ley por el espritu para que el magistrado se muestrea s mismo, y slo han ocurrido y pasado una, dos, tres ocasiones, en cada una de las cuales, si un hombre senta el espritu de Coke, o Mansfield, o Parsons, y lea la ley con el ojo de la libertad, entonces el honor de Massachusetts haba sido preservado, as como puesto un lmite a estos ataques para siempre.