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A Quienes Dicen Que El Cambio Está en Uno Mismo

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Ensayo sobre política y políticos, Peter Sloterdijk, elaborado por alumno de la FPCyS UNAM

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No trae cambio, joven?RARMEl cambio de nuevo ha sido anunciado, los profetas de todas las doctrinas han bajado de su sacro templete a predicar la frmula infalible ante la incertidumbre y males de los tiempos modernos; se disfrazan, con una refinada minuciosidad, de tonalidades llamativas y enuncian palabras que deleitan a cualquier alma incauta. Detentores de la verdad, se entrometen incluso en las aspiraciones de sus interlocutores, para todo mal fsico y del corazn proponen una solucin. Los tiempos de las generalidades en la propaganda han pasado, pero la substancia en los mensajes diseados para diferentes targets de votantes contina siendo la oferta de un mundo feliz, o bien, el retorno a la tierra perdida. La ansiedad pragmtica del cmo engalanar la promesa de cambio, en manos de agencias de marketing y propaganda, ha banalizado por completo las propuestas de los candidatos. Cada contienda electoral parece un refrito de la anterior y decrece hacia la insensatez, las ofertas se funden en proyectos simplemente fuera de su alcance o en iniciativas ambiguas reducidas a clichs. No tratar de sealar las obviedades y errores comunes de tantos estrategas polticos y encargados de campaas ineptos, a pesar del descrdito hacia ellos que comparto con la generalidad de ciudadanos, ni pretendo promulgar un nuevo paradigma de comunicacin poltica altamente efectiva, sino que compartir una sencilla reflexin sobre un concepto de vital relevancia para la elaboracin de mensajes polticos y persuasivos: el cambio. Las fuentes a las que recurrir no responden asimismo a una investigacin monogrfica o metdica, son ms bien sustento a un punto de vista personal.

I. Los sofistas y la retrica del cambioNo recurrir al lugar comn de comparar a los sofistas de la polis griega con el modelo de comunicacin poltica ligado a la persuasin de los votantes potenciales, los sofistas no sern jams los precursores de Directores de Comunicacin ni expertos en marketing, esa injusta comparacin es una deformacin descontextualizada, pese a su notable importancia en el desarrollo del pensamiento poltico-estratgico universal. En un breve texto titulado Los sofistas y la "decadencia" del mundo griego: Un intento de revalorizacin, el catedrtico de El Colegio de Mxico y doctor en Ciencia Poltica, Roberto Brea defiende el papel ejercido por los filsofos sofistas en la Grecia Clsica, remarca especialmente la enseanza de la retrica promovida por stos como un medio para la apertura del espacio pblico y la consecuente evolucin democrtica: El nacimiento de la retrica en Siracusa y en Atenas a mediados del siglo V guarda una relacin directa con la democracia () el surgimiento de la retrica en Siracusa en esos aos haba coincidido con la cada de la tirana y con la instauracin de un rgimen democrtico. En el caso de Atenas () se desprende tambin una clara vinculacin entre retrica y democracia (Brea, 1995: sitio web) Para los sofistas la virtud era enseable[footnoteRef:1], nocin que atenta contra el innatismo idealista, ya que cuestionan y tratan distinguir entre aquello dado de forma natural y las convenciones impuestas por los hombres; en el terreno de lo poltico, consiguen abrir el espacio reservado a los virtuosos por naturaleza y vinculan la preparacin en retrica con la incidencia en la vida pblica. En sntesis, dieron un atisbo de xito poltico a quin promulgaba la enseanza de la retrica, as como a quin consegua el dominio de tal arte, lo cual conlleva a un escalo ante el elitismo poltico. [1: Aunque en el plano epistemolgico eran relativistas (Protgoras), cuando no escpticos (Gorgias), los sofistas estaban convencidos de su capacidad para transmitir conocimientos en todas las ramas del saber humano. Estos saberes constituan una educacin integral que permitira a los jvenes desenvolverse con xito en las diferentes instancias polticas abiertas a la participacin ciudadana en la Atenas de entonces. (Brea, 1995: sitio web)Con el fin de poner en tensin todas las ideas, sin importar su procedencia o nivel de aceptacin, la retrica, la oratoria y la dialctica sofistas se servan de la antiloga (la confrontacin de dos argumentos dentro de una discusin) y de la erstica (conjunto de artificios argumentativos cuya finalidad era imponerse al oponente en la discusin). Mediante las tres disciplinas mencionadas, los sofistas pretendan brindar una preparacin que formara discpulos capaces de destacar en la vida pblica. (Brea, 1995: sitio web)]

Cabe destacar que Pericles, el primer ciudadano de Atenas, gran estadista de la polis, fue un notable seguidor del filsofo sofista Protgoras, quin adems de haber sido defensor de las ideas sofistas en general (Brea, 1995: sitio web), fue un ejemplo de la incidencia real de la retrica sofista en la poltica y fue, durante el siglo de oro que lleva su mismo apelativo, propulsor de los ideales polticos democrticos de la cultura griega, asimismo de las artes y el desarrollo econmico y territorial. No obstante, sus habilidades en la retrica y oratoria le atrajeron crticas y detractores, desde del propio Platn a travs de varios de sus Dilogos, y hasta la actualidad contina siendo un personaje polmico, sin determinarse un acuerdo entre historiadores sobre su legado e influencia. El discurso poltico, incorporado por Pericles, se edifica por la retrica sofista centrada en la realidad. Al confrontarse con la postura platnica del ser ideal, todo discurso se rega con congruencia a las acciones ms que a las intenciones y promesas del deber ser. S un cambio era anunciado exiga al menos de una experiencia similar como prueba, cuando no era ya un informe de lo acontecido. La retrica se encontraba ligada a la nocin misma de cambio, hacia un devenir positivo y certero, y no serva llanamente de herramienta persuasiva. En primera instancia, destaco tambin de los sofistas en el comportamiento poltico dos puntos importantes: a) el hecho que la discusin ocupa desde entonces, un sitio predilecto, dentro del arte retrico y su nfasis en la idea de que todos los argumentos, incluso los aparentemente ms, dbiles y menos populares en un determinado momento, tienen algo que aportar a dicha discusin, y son elementos que chocan frontalmente con cualquier visin elitista de la poltica (Brea, 1995: sitio web); b) de igual manera, se vislumbra, anterior a la posibilidad de incidir en la vida poltica por medio de la preparacin, la necesidad de un rgimen democrtico que garantice el discurso libre e incluyente. Queda adems la predisposicin de los ciudadanos[footnoteRef:2] de prepararse con el fin de intervenir en la vida pblica, mediar a travs del dilogo en problemticas de tal ndole y el cuestionar a las leyes y normas establecidas. Finalmente, se subraya un primer vestigio sobre una variable del comportamiento poltico que ser retomada ms adelante: la meritocracia. El motor del cambio social se consigue a travs de la preparacin y el esfuerzo personal. [2: Bajo los principios del tipo y forma de Estado correspondientes a la Grecia Clsica, cuya disertacin no es motivo de este texto. ]

II. La naturaleza del cambioEl cambio es la nica constante en la vida. Este postulado, es atribuido a la corriente filosfica y religiosa taosta, como, del lado del pensamiento occidental, al pensador Herclito de feso. Nacido en la actual Turqua en el siglo VI a.C., puede ser lgica la influencia de la filosofa oriental en las ideas de Herclito, personaje que fue de gran importancia en la doctrina posterior de los sofistas a quienes, al igual que a grandes filsofos como Scrates y Platn, antecede por cerca de un siglo. Herclito () viene a decirnos que debe concebirse el mundo como una constante sucesin dentro de un ciclo constante. Siguiendo este ciclo, y dentro de un ciclo dado, todas las cosas cambian constantemente. Pero s pensamos que este lo se ha repetido eternamente y volver a repetirse eternamente, si lo que estoy escribiendo lo he escrito en otros ciclos una infinidad de veces y volver a escribirlo infinitas veces en ciclos futuros, de hecho nada cambia. (Xirau, 1981: 26) Dcese que fue rey de su ciudad, y que opt por abdicar al trono para dedicarse por completo a la vida contemplativa. Dcese tambin que su retiro obedeci a razones polticas, puesto que Herclito reprobaba la actitud irresponsable de los gobernantes y gobernados de feso (Xirau, 1981: 24). As las ideas de Herclito no responden a mera especulacin sino que derivan de una experiencia poltica desafortunada, o al menos eso quiero creer. La constancia irreversible del cambio, sera retomada por el filsofo alemn Friedrich Nietzsche, con el designio del eterno retorno de lo idntico. Mxima que Peter Sloterdijk seala como el pensamiento ms subversivo de Nietzsche desde un punto de vista cosmolgico insostenible, pero desde un punto de vista morfolgico-cultural fecundo. (Sloterdijk, 2003: 15) La condicin de naturalidad en el cambio escapa de las manos del ser humano, no vale hablar del cambio como s de sus motivos y consecuencias. Se pone en relieve que cada decisin se vuelve de vital importancia para el devenir. S se banaliza la idea de cambio, se banaliza el futuro y s se dejan pasar las cosas, se encumbran las decisiones de quin predisponga de poder para dar vuelta.En cuestiones meramente polticas, dos polos opuestos rodean la potencialidad del cambio: la revolucin, el cambio radical dnde todo cambia versus la defensa del estatus quo y las instituciones, dnde nada cambia. La retrica figura como herramienta ideal para la conciliacin de ambas posturas, as como adopta un papel persuasivo para promover u anular el cambio deseado. Cabe evocar que, en cuestiones de retrica, la mayor eficacia del discurso poltico est ligada a la eficacia en la administracin. Virtud remembrada en el origen mismo del arte persuasivo y glorificada durante la regencia de Pericles, cuyo valor principal fue la congruencia. Pese a la narrativa casi romntica con la que he referido la posibilidad de sensatez del discurso poltico gracias a la retrica sofista, la historia discierne con la artificialidad del discurso. Es bien sabido que tras el deceso de Pericles, Atenas entr en un perodo de transicin caracterizado por gobernantes de medio pelo y una eventual decadencia que anul la posibilidad de una democracia real, debido en parte tambin a la forma de Estado a la cual subyaca. Hoy da la posibilidad de controlar el devenir se ha fortalecido gracias a la apertura real y democrtica de las decisiones del acontecer en el espacio pblico, mismo que no se restringe a un gora de discusin sino que se ha vuelto ubicuo. Pero respecto a las decisiones que determinan el cambio, se contina delegando el poder a representantes que legislan, idealmente, considerando los intereses de los ciudadanos a quines sirven. Es este rgimen poltico el que tiene vigencia en Mxico.El voto acta como catalizador del cambio social, he aqu su importancia para la salud de todo Estado. De forma reducida, otorga el consentimiento a determinada agenda y/o representante para distribuir y reproducir sus valores; en consecuencia, una vez cumplido el plazo para desempear sus funciones, sirve para mantener o dar consentimiento a que alguien ms ejerza las funciones asignadas. Las anomalas son de esperar cuando en el rgimen se pregona un excesivo anhelo del pasado o se generan altas expectativas sobre el futuro. Sntoma de decadencia cultural, es no obstante necesario para cada civilizacin; un mecanismo de incentivo al cambio natural, pero el porvenir definitivo siempre queda en manos de su gente, es decir, para acelerar el cambio o dirigirlo con dignidad. Las consecuencias de las decisiones se cien de tragedia cuando el poder poltico cae en manos perversas, egostas o ilegitimas.El cambio es antes que todo y nada, una decisin. Los motivos y consecuencias de cada decisin son vistos como fatalidad eterna e irreversible para Herclito y Nietzsche. Elegir un camino se interpreta como s, al final de los tiempos, todo volviese a restaurarse y repetirse de la misma forma tal cul fue elegido. Lo mismo por la eternidad, en parte insostenible pero con una fuerte carga tica. Prosigo ahora a dilucidar sobre las aspiraciones discursivas en el cambio entre ciudadanos.

III. Cambio Para qu? Pnganse a trabajar! El cambio est en uno mismo Otra vez, en el transcurso y al culminar las elecciones intermedias, en el feed de twitter y Facebook comenz a circular la frase que recuerdo haber ledo por primera vez en las elecciones presidenciales del 2012. Tambin la llegu a escuchar alguna vez en el transporte pblico, de igual forma por respetables catedrticos en la universidad, y en un tono menos belicoso, la ha dicho un sinfn de personajes bienintencionados. Ese pequeo enunciado que en la realidad se vislumbra ms ambiguo y complexo que su afirmacin discursiva, vara de contexto a contexto, pero atava y condena las conversaciones de poltica en casi cualquier debate. Por una parte, manifiesta el creciente malestar social respecto al gobierno, con el impulso subconsciente de mejorar, en la microfsica del sujeto, la situacin. Pero, diran las abuelas, de buenas intenciones est lleno el infierno, como sostiene el joven intelectual y periodista independiente Adrin Chvez, en el inquisitivo artculo A quines dicen que el cambio est en uno mismo, publicado en el sitio LaHojadeArena.com y que a finales del ao pasado, llegase a viralizarse con ms de 130k Likes en Facebook. Alguien tiene que decrselo. No, conciliadores amigos de Facebook, de twitter, del pas, del planeta. El cambio no est en uno mismo. Hacer caso al semforo, separar la basura y respetar los derechos de los nios no sirve para cambiar al pas; sirve para tener un pas. Es lo mnimo aceptable. Y cuando la casa se anega, requiere de nosotros no los quehaceres de diario sino atencin especial. Habr quienes prefieran fingir demencia y encerrarse a ser buenos padres, hijos, vecinos, cristianos, empleados, haciendo gala de un individualismo autista y soberbio que contradice todo su noble esfuerzo () Quiere usted empezar el cambio por s mismo? Empiece de a de veras. Ejerza de ciudadano. Cuando usted se convierta en un dao colateral, cuando ya no le den prestaciones de nmina y trabaje subcontratado, cuando pague el parqumetro de un privado para estacionarse en lugar pblico, cuando ponga una denuncia y no pase nada, cuando le desaparezcan un familiar que nada tena que ver: entonces no le va a servir de nada que los dems respeten el semforo en rojo. (Chvez, 2013: sitio web)La propuesta del periodista sobre la direccin que debera entonces tomar el cambio es incrementar la protesta como participacin poltica activa y como mvil de cambio social, asimismo del ejercicio de escrutinio ciudadano[footnoteRef:3] y la intromisin de un nuevo tipo de ciudadano bien informado[footnoteRef:4] por completo en la vida pblica. [3: De acuerdo a lo estipulado por el Dr. Daniel Pea Serret, se trata de una accin colectiva, de orden poltico, que se realiza a travs de la comunicacin interpersonal y dialgica, conducida con base en reglas de actuacin que los propios participantes establecen de comn acuerdo. As los gobernantes electos o representantes, desempean el papel de agente poltico y los ciudadanos son los mandantes, ambos dirigidos por reglas institucionales. No obstante, los ciudadanos slo tienen la facultad para evaluar el desempeo de los representantes, ms no lo controlan. El control slo se asegura mediante la rendicin de cuentas y se delega nicamente por los representantes.El escrutinio ciudadano cobra sentido en la medida en que surge y se desarrolla entre ciudadanos, con base en las siguientes condiciones, 1) A partir de los espacios y circunstancias de convivencia comunitaria cotidiana; 2) tiene pleno alcance cuando se hace llegar al representante poltico o al funcionario de gobierno el resultado de la discusin entre sus participantes acerca de la actuacin y el desempeo de aquellos; 3) ese alcance se potencia o ampla cuando la discusin y sus resultados consiguen mayor publicidad, en la medida puedan darse a conocer a otros ciudadanos,Daniel Pea, Mediatizacin de la poltica: escrutinio pblico televisivo en Mxico, Revista Mexicana de Opinin Pblica, No. 10, UNAM, Mxico, 2011.] [4: Alfred Schutz, sugiere tres categoras de ciudadanos: el hombre comn, el experto y el ciudadano bien informado: para el hombre comn el conocimiento es funcional y delimitado a situaciones tpicas; el hombre experto es aquel que profundiza su conocimiento sobre un campo restringido, como el cientfico y el ciudadano bien informado atae a los individuos que tienen opiniones razonables y fundamentadas en campos que son de su inters. Delia Crovi, La faena de lo incierto, SITESA UNAM, Mxico, 2010, p.53]

La crtica de Adrin Chvez describe tambin el mal ejercicio ciudadano de anteponer los intereses privados sobre lo pblico, incluso en situaciones de transgresin a la ley por parte de las propias autoridades, actitud que satiriza: aqu a los adolescentes les preocupa que el tema de lo pblico les arruine la sobremesa (Chvez, 2014: sitio web), Para sustento refiere a otro artculo, firmado por Jos Merino y Antonio Martnez, Iguala: por qu fue el Estado, periodistas que puntualizan mejor la errante actitud: En Mxico a lo privado no anteponemos lo pblico, sino lo poltico; y lo poltico se encuentra capturado por mediadores ilegtimos o corruptos o corporativizados. (2014: sitio web) La dicotoma de lo pblico/privado, segn estos perspicaces redactores, se conforma ms bien por lo politizado-pblico/privado. Una tradicin de instituciones polticas y gubernamentales corruptas, un rgimen que tiende a beneficiar a la clase poltica-empresarial ya de por s privilegiada, adems de ndices de impunidad aterradores y el ya-no-tan reciente estallido de violencia (encarnado por la declaracin de guerra confeccionada por un expresidente palurdo que ha derivado en la militarizacin sistemtica del territorio nacional), son factores que alejaran a cualquier sujeto con sentido comn de lo politizado, pero en esta dicotoma modificada, tambin se aleja por completo de la esfera de lo pblico. Nada cambia si no cambio yo. Vale remontarse al primer tpico de este ensayo, cuando se destaca la predisposicin de los ciudadanos atenienses de instruirse en el arte de la retrica con el fin de intervenir en la vida pblica y que el motor del cambio social se lograba conseguir mediante la preparacin y el esfuerzo personal. Este preludio a la meritocracia contemplaba, al tener como objetivo inmiscuirse en la vida pblica, activamente al otro y era consciente de la eficacia resultante del desempeo correcto de cada parte dentro del todo. En el pnganse a trabajar! El cambio est en uno mismo condicionado a la esfera de lo privado, mejor dicho, restringido a los intereses y ambiciones personales, todo dirige a un crculo vicioso que teme de la intromisin del otro. La convivencia cotidiana se vuelve actuar estratgico y promueve sobre todo el cambio social pero de posicin social. Es realmente el progreso econmico lo que los mexicanos necesitamos para cambiar? Eso parece indicar el pnganse a trabajar!, la bsqueda individual y descarriada por inmiscuirse en una lite del cambioQue pasara entonces s aquellos en la lite del cambio, en medio de satisfacciones econmicas, de ndole cultural y social, se preguntaran debo cambiar por m mismo? En esta situacin utpica desde el punto de vista poltico quiz el cambio personal fuese un postulado digno de defender. S se optara por un estilo de vida congruente, al menos en el caso mexicano, con el entorno y la comunidad, se ambicionara a un nivel psicopatolgico el estatus? Lamentablemente esta propuesta se escapa a la naturaleza misma del ser humano.

Conclusiones:a) Los tiempos de la ingenuidad han pasado Peter Sloterdijk examina la actitud de la falsa conciencia ilustrada que oculta tras de s el cinismo de la modernidad. En el comportamiento del cnico, describe una relacin modificada en el acto de decir la verdad: es una relacin de estrategia y tctica, de sospecha y de desinhibicin, de pragmatismo e instrumentalismo, todo ello en la maniobra de un yo poltico que piensa en primer y ltimo trmino en s mismo, que interiormente transige y exteriormente se acoraza (Sloterdijk, 2003: 16) Los sujetos criticados aqu, desde los expertos de marketing, que abusan de la retrica en el discurso poltico hasta vaciarle cualquier potencial real de cambio y volverle una perversa mquina de conseguir votos, pasando por los polticos centrados ms en su carrera que delegar su labor como representante y el ciudadano victimizado en su nicho privado, encajan en la nocin de falsa conciencia ilustrada que enuncia Sloterdijk. Este pensamiento cnico, de una manera instintiva no entiende su manera de ser como algo que tenga que ver con el ser malvado, sino como una participacin en un modo de ver colectivo y moderado por el realismo (Sloterdijk, 2003: 39)El devenir del cinismo es el puente entre quienes tienen buenas intenciones y quines se escudan para actuar dando cuenta que los tiempos de la ingenuidad han pasado (Sloterdijk, 2003: 40) as como s las leyes generales slo existieran para los tontos, mientras que los labios de los sapientes se esboza esa sonrisa fatalmente inteligente (Sloterdijk, 2003: 38)La retrica del cambio, infectada por el germen del cinismo, conduce a la ineficacia burocrtica, consecuencia del miedo al cambio. Promulga a que el cambio se reduzca a la esfera de lo privado, dnde lo pblico se confunde con lo poltico y se teme afrontar la convivencia con el otro.La defensa del status condena el progreso, que a manera de realpolitk o raison detat irnicamente aclama promover y defiende. Incluso las buenas intenciones de cambiar el mundo se vuelven terribles si se valora slo desde la experiencia personal. En el mbito cultural e intelectual es dnde, al parecer, mayormente predomina el cnico individualismo y la burda bsqueda de status para su posterior proteccin, descubr esto cuando profesores en la universidad atacaban y se mofaban de buscar informacin en Wikipedia, al mismo tiempo que promovan sus libros y artculos, que por lo general presentan en gremios cada 2 meses. b) Revertir la direccin de la entropaDirigir el flujo del cambio es la tarea de todo poltico comprometido con la realidad, he de ah, al igual que en los tiempos de Pericles, la urgencia de retomar el dilogo y la retrica sublime para la apertura del espacio pblico y la congruencia del discurso poltico. S cada sujeto con el poder de incidir en la vida de los dems, sin importar su posicin jerrquica tomara la concepcin del eterno devenir de Herclito, podra iniciar una cadena de buenas acciones, o bien prevenir un despliegue de violencia. No comparto por completo la nocin que las buenas acciones no influyen en la vida pblica, pero s comparto la idea planteada de que deben trascender a lo poltico. Afrontando el reto hipottico de superar primero lo politizado, que defino en ltima instancia como lo ideologizado, trmino que, sin embargo, no pretendo adecuar tericamente a los fines de este texto. La intriga sobre la naturaleza del cambio sugiere retomar distintas perspectivas tericas, desde la fsica, en la que la variable entropa juega un papel destacado. De la ciencia poltica con la teora de juegos, e incluso desde la psicologa, rea del conocimiento de la cual he recogido la siguiente frase del terapeuta Gestalt alemn Arnold R. Beisser, la teora paradjica del cambio: El cambio se produce cuando uno se convierte en la que es, no cuando trata de convertirse en lo que no es

BIBLIOGRAFA Brea, Roberto (1995) Los sofistas y la "decadencia" del mundo griego: Un intento de revalorizacin. ESTUDIOS. filosofa-historia-letras, Invierno 1995-1996. ITAM, Mxico. [Direccin URL: http://goo.gl/2Wkhmi] Recuperado el 12 de junio de 2015Chvez, Adrin (2014, Noviembre) A quienes dicen que el cambio est en uno mismo. La Hoja de Arena [Direccin URL: http://www.lahojadearena.com/quienes-dicen-que-el-cambio-esta-en-uno-mismo/] Recuperado el 12 de junio de 2015Crovi, Delia; Lozano, Carlos (2010). La faena de la incertidumbre, SITESA UNAM, Mxico. Pea, Daniel (2011) Mediatizacin de la poltica: escrutinio pblico televisivo en Mxico, Revista Mexicana de Opinin Pblica, No. 10, UNAM, Mxico.

Sloterdijk, Peter (2003) Crtica de la razn cnica. [Trad., de Miguel Vega], Siruela, Espaa.Xirau, Ramn (1981). Introduccin a la historia de la filosofa, Coleccin textos universitarios UNAM. 8va Edicin, Mxico.