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ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERÍA COMISIÓN DE ESPECIALIDAD DE INGENIERÍA DE SISTEMAS DE LA FÍSICA TEÓRICA HACIA LA INGENIERÍA DE SISTEMAS: UNA EXPERIENCIA DE UN CUARTO DE SIGLO EN LA VIDA ACADÉMICA DE MÉXICO Trabajo de ingreso a la Academia Mexicana de Ingeniería Dr. Ovsei Gelman Muravchik Investigador Titular del Instituto de Ingeniería, UNAM actualmente adscrito al Centro de Instrumentos, UNAM Tel: 5622-8608 al 13, Ext. 103; Fax: 5622-8653; E-mail: [email protected] México, D.F. Junio, 2001

ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERÍA · definen los campos específicos de estudios tales como la Teoría de Desastres, la Ingeniería de Desastres, la Gestión de Desastres y la Sociología

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ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERÍA

COMISIÓN DE ESPECIALIDAD DE INGENIERÍA DE SISTEMAS

DE LA FÍSICA TEÓRICA

HACIA LA INGENIERÍA DE SISTEMAS:

UNA EXPERIENCIA DE UN CUARTO DE SIGLO

EN LA VIDA ACADÉMICA DE MÉXICO

Trabajo de ingreso

a la Academia Mexicana de Ingeniería

Dr. Ovsei Gelman Muravchik

Investigador Titular del Instituto de Ingeniería, UNAM actualmente adscrito al Centro de Instrumentos, UNAM

Tel: 5622-8608 al 13, Ext. 103; Fax: 5622-8653; E-mail: [email protected]

México, D.F. Junio, 2001

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Dedicado a la memoria del Dr. Emilio Rosenblueth,

el primer ingeniero y científico mexicano

con cuya amistad tuve la suerte de contar;

a quien debo mi presencia en México

y con quien quedé en deuda por su orientación y apoyo

durante mis primeros pasos en este nuevo y desconocido

mundo.

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Í N D I C E

RESUMEN 4

1. INTRODUCCIÓN 8

2. ANTECEDENTES 8

3. NECESIDAD DE LA INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA 10

4. ORÍGENES DE LA INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA 12

5. SURGIMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA

DE DESASTRES Y EL PLAN DE SU DESARROLLO 14

6. MARCO CONCEPTUAL 16

7. PRINCIPALES LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN 21

8. FORMACIÓN DE CAMPOS ESPECÍFICOS 22

9. ACCIONES PRIORITARIAS 23

10. PRINCIPALES RESULTADOS OBTENIDOS 24

11. CONCLUSIONES: ALGUNAS TAREAS URGENTES 26

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 27

4

RESUMEN

onsiderando el honorable nombramiento de la Academia Mexicana de Ingeniería como

un reconocimiento del granito de arena con el que se ha contribuido al desarrollo y

aplicación de la Ingeniería de Sistemas, durante casi un cuarto de siglo de la vida académica

en México, se optó por dedicar el presente trabajo de ingreso a una breve descripción de la

transformación de un Físico Teórico en un Ingeniero de Sistemas, así como a la exposición, en

forma sintética, de algunos de los principales resultados obtenidos.

En particular, se escogieron dos obras estrechamente relacionadas entre sí: la Investigación

Interdisciplinaria de Desastres, reconocida ampliamente por sus productos, tales como el

fundamento científico del Sistema Nacional de Protección Civil, y la metodología elaborada y

empleada para el desarrollo del propio proceso de la Investigación Interdisciplinaria.

A fines de los años setenta, como resultado del empleo de los Enfoques de Sistemas y

Cibernético impulsados por estudios propios en el campo de la Metodología de Investigación

de Sistemas Generales, surgió en el Instituto de Ingeniería, UNAM, un vasto programa que

buscó, en el contexto de la Ingeniería de Sistemas, fomentar, orientar, integrar y coordinar los

esfuerzos de diversas ramas de la ingeniería y, en términos generales, de las distintas áreas

científicas, para asegurar la confiabilidad de los servicios estratégicos, infraestructuras y otros

sistemas ante fenómenos destructivos, a través de la disminución de los riesgos que ellos

provocan, así como por medio de la planeación y realización de las actividades de diseño,

construcción, mantenimiento y operación. Al poco tiempo, el programa alcanzó un carácter

interdisciplinario debido al ambicioso objetivo de entender el fenómeno del desastre y

encontrar los medios para su control, buscando así aliviar, a la larga, los problemas nacionales

en la materia.

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La realización de diversos proyectos1 de investigación, docencia y difusión, en el marco de

este programa, así como los resultados obtenidos, permitieron lograr un amplio

reconocimiento de la nueva área de estudios nombrada Investigación Interdisciplinaria de

Desastres (IID), que ha constituido, sin lugar a dudas, uno de los fundamentos más sólidos

para afrontar, en forma integral, la problemática de desastres.

La IID se define como un campo de las actividades cognoscitivas que estudian, en forma

interdisciplinaria, el fenómeno del desastre, con el fin de describir, entender, pronosticar y

controlarlo. Así, su objetivo principal consiste en la identificación y solución de los problemas

de seguridad y salvaguarda de la población, asentamientos humanos, medio ambiente, áreas

productivas y obras públicas, ante desastres. Lo hace a través de la estimación de los riesgos, a

los cuales están expuestos los sistemas afectables, y la elaboración de las medidas para su

reducción, así como por medio de la definición de preparativos para atender las situaciones de

emergencia. Esto, a su vez, conduce al diseño de los sistemas de seguridad y salvaguarda, así

como a su consecuente instrumentación con planes y programas de acción.

Entre sus principales resultados, obtenidos durante casi un cuarto de siglo, se destacan el

diseño del Sistema de Protección y Restablecimiento del Distrito Federal ante desastres

(SIPROR) y del Sistema de Seguridad y Salvaguarda Universitaria (SISESU), así como el

apoyo en la elaboración de las bases para el establecimiento del Sistema Nacional de

Protección Civil (SINAPROC) y el desarrollo de la estructura organizacional del Centro

Mexicano - Japonés de Prevención de Desastres Sísmicos, decretado el 19 de septiembre de

1988 como el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED). Asimismo, es

importante mencionar la formación y capacitación del recurso humano, a nivel de licenciatura

y posgrado, a través de cursos, seminarios, tutorías y dirección de diversas tesis2.

1 La descripción detallada de alrededor de 30 proyectos se presenta en el Suplemento 2. Bibliografía [1], donde

se agrupan las notas bibliográficas sobre informes en orden cronológico, según el proyecto al que pertenecen, precedidos por una síntesis que contempla el título, objetivos, fecha de inicio, etc. Asimismo, se da una lista completa de las publicaciones y tesis elaboradas en la materia durante veinte años, desde 1976.

2 En particular, las personas que han colaborado directamente en el área de IID, o indirectamente en los tópicos relacionados, han realizado 7 tesis de licenciatura, 8 de maestría y 1 de doctorado, a la vez que se han generado alrededor de 175 documentos e informes internos, además de 110 publicaciones y 15 tesis, cuya descripción bibliográfica, hasta la fecha de publicación, se da en el Suplemento 2. Bibliografía [1].

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Sin embargo, además de instaurar un nuevo y completamente diferente campo para afrontar la

problemática de desastres, el desarrollo de la IID, por sí mismo, ha constituido un importante

logro debido a que ha permitido un mejor entendimiento, tanto del concepto de Investigación

Interdisciplinaria como del proceso de su formación, a través del estudio de los procesos

cognoscitivos y, en particular, de la creación de paradigmas, construcción de objetos de

estudio, elaboración de marcos conceptuales y bases metodológicas, etc.

En este trabajo, a continuación se hace una breve descripción de los diversos factores, tanto

objetivos como subjetivos, académicos como pragmáticos, que dieron el origen al Proyecto,

inicialmente intitulado San Jorge - por ver los desastres como dragones a los que es necesario

combatir -, que tenía el objetivo de conceptuar el complejo fenómeno de desastres y diseñar

los mecanismos de su control, en el contexto de Ingeniería de Sistemas.

Se exponen las restricciones de las mono-disciplinas y se presentan las razones que

justificaron, en su tiempo, la necesidad de estudiar la problemática de desastres y la de su

control en forma interdisciplinaria, que no depende de la naturaleza particular de las

manifestaciones del fenómeno destructivo que las provoca.

Consecuentemente, se analiza el concepto de interdisciplinaridad y su origen, así como se

expone el proceso del surgimiento de la Investigación Interdisciplinaria de Desastres y se

esboza el plan de su desarrollo que contemplaba la realización equilibrada, por un lado, de los

estudios metodológicos con el fin de asegurar la elaboración del marco conceptual y de la base

metodológica, y por el otro, de los estudios aplicados para ir identificando y resolviendo los

problemas concretos de inseguridad y salvaguarda que enfrentan la sociedad y su medio

ambiente, tanto debido a su exposición a fenómenos destructivos como por su vulnerabilidad

ante ellos.

Se describe el Marco Conceptual desarrollado, que ha constituido la base para plantear y

resolver los problemas dentro de la Investigación Interdisciplinaria y para coordinar e integrar

los esfuerzos de diversas disciplinas en la búsqueda de las soluciones íntegras, por medio de la

elaboración y empleo de conceptos y términos universales, así como de métodos y técnicas

compatibles y compartidos. Asimismo, se presentan los paradigmas básicos que identifican los

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tres sistemas principales y sus interrelaciones: “Perturbador”, “Afectable” y “Control”, así

como se dan definiciones de los principales conceptos. El desastre se define como una

situación en la que la sociedad, o una parte de ella, está sufriendo severos daños de gran

magnitud y extensión, e incurre en pérdidas de sus miembros, de tal manera que su estructura

social, administrativa y política se desajusta, impidiendo la realización de sus actividades

esenciales y afectando su funcionamiento y operación normal, así como perjudicando

profundamente su capacidad de afrontar y combatir la emergencia. Análogamente, por control

se entiende la organización, planeación y ejecución de un conjunto de procesos con el fin de

definir y lograr ciertos objetivos, tales como la reducción de riesgos o protección, que

contempla la prevención y mitigación, y el restablecimiento, que integra auxilio y rescate.

Se enumeran las seis líneas básicas de investigación, con sus temas prioritarios, las cuales

abarcan: el establecimiento de los fundamentos de la IID, los estudios sobre las calamidades o

agentes destructivos, sistemas afectables y sistemas de control, así como el apoyo al Sistema

Nacional de Protección Civil y a la elaboración de sus Programas. Asimismo, se destacan y

definen los campos específicos de estudios tales como la Teoría de Desastres, la Ingeniería

de Desastres, la Gestión de Desastres y la Sociología de Desastres. Además, se describe un

conjunto de las acciones prioritarias que se determinaron y se plantearon con el transcurso de

tiempo, para asegurar la producción y, por ende, la disponibilidad de conocimientos necesarios

para afrontar los desastres, y que abarca los estudios de diversos fenómenos destructivos y sus

implicaciones en la sociedad, en sus sistemas de subsistencia y en el medio ambiente en

especial, así como la elaboración de las técnicas, formas de gestión, métodos y medidas

adecuadas a emplear y ejecutar antes, durante y después de un desastre.

Posteriormente, se describen algunos de los principales resultados obtenidos junto con sus

correspondientes referencias bibliográficas. Y, finalmente, en calidad de conclusiones, debido

al enorme volumen del trabajo que falta por hacer a las nuevas generaciones, se plantean

algunas tareas urgentes.

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1. INTRODUCCIÓN

e interpretado la honrosa invitación para reunirme con el altamente apreciado cuerpo de los Ingenieros Mexicanos, como un reconocimiento del granito de arena con que he

contribuido al desarrollo y aplicación de la Ingeniería de Sistemas. Por una espléndida coincidencia, estoy recibiendo el honorable nombramiento en vísperas del cumplimiento de veinticinco años, un cuarto de siglo, de mi estancia en México. Es por ello, que reflexionando sobre el tema de este trabajo de ingreso a la Academia Mexicana de Ingeniería, he considerado prudente dedicar esta presentación a una breve descripción del largo y difícil camino que he transitado de la Física Teórica a la Ingeniería de Sistemas, así como a la exposición de algunos resultados obtenidos durante mi vida académica en México. Después de una dolorosa selección, - ya que para mi todos los proyectos realizados son importantes e interesantes, como todos los hijos lo son para su padre -, he escogido dos obras: • una, la Investigación Interdisciplinaria de Desastres, reconocida ampliamente por sus

productos, tales como el fundamento científico del Sistema Nacional de Protección Civil, y • la otra, mucho menos difundida, la metodología elaborada y empleada para el desarrollo

del propio proceso de la Investigación Interdisciplinaria. Como consecuencia de estas decisiones, surgieron tanto el título actual de la ponencia como el plan de su exposición. El último, obviamente, tenía que considerar en el inicio un breve relato de mi llegada a México y los antecedentes relacionados (Capítulo 2), así como una explicación del porque surgió la necesidad de iniciar la Investigación Interdisciplinaria de Desastres (Capítulo 3). Después de un breve análisis de los orígenes del concepto de la Investigación Interdisciplinaria (Capítulo 4), se expondrá el programa en el cual se basó el desarrollo de esta nueva área (Capítulo 5), se describirán algunos componentes del Marco Conceptual (Capítulo 6) y se definirán las principales líneas de estudio (Capítulo 7), las que naturalmente resultaron, en su tiempo, en el establecimiento de campos específicos de investigación (Capítulo 8). La determinación de las acciones prioritarias (Capítulo 9) dará un marco de referencia para ubicar los principales resultados obtenidos (Capítulo 10). Por último, se destacarán algunas tareas prioritarias (Capítulo 11) en calidad de las conclusiones, seguidas por las Referencias Bibliográficas.

2. ANTECEDENTES

ace poco menos de 25 años, el 9 de septiembre de 1976, llegué a México, por invitación del Instituto de Ingeniería, para formar y desarrollar un grupo académico en el área de la

Ingeniería de Sistemas. Desde el principio consideré que el mejor método y, me temo que el único, para formar investigadores, especialmente en este campo, es la realización de un proyecto de

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investigación, en torno del cual puede integrarse y capacitarse el personal académico del grupo mencionado. El proyecto tenía que cumplir con los siguientes requisitos: • Surgir de la problemática real que enfrenta el país para contribuir a su desarrollo, de

acuerdo con los objetivos, en aquellos tiempos, del Instituto de Ingeniería. • Abarcar las diversas ramas de la Ingeniería, para asegurar la participación de ingenieros

con diversos antecedentes académicos. • Y, por último, ser un medio para obtener nuevos conocimientos y experiencias en un

nuevo campo y en una nueva institución, así como en un nuevo país. Los dos primeros objetivos por su carácter son obvios y no necesitan comentarios. Me permito destacar la importancia del último requerimiento que es de carácter subjetivo y personal. A pesar de que llegué a México a la edad de 44 años, como un investigador formado y maduro, que empezó su carrera académica en 1955, tuve la buena suerte de complementar mi desarrollo académico en el Instituto de Ingeniería. Es importante mencionar que no soy ingeniero -“nadie es perfecto“ dijo, en su tiempo, el Dr. Luis Esteva cuando conoció que mis antecedentes son de física - matemáticas-. Por ello, tuve que entender y adaptarme a una diferencia crucial entre el enfoque tradicional de la física y el de la ingeniería, la cual puede ser explicada brevemente de la siguiente manera. En términos muy generales, la ciencia busca las leyes y regularidades que rigen los objetos de su estudio. Claro que nadie tiene alguna duda de que, a la larga, estos descubrimientos, de una u otra forma, van a servir a la humanidad para su progreso, como han servido las leyes de Newton, las ecuaciones de Maxwell-Lorentz o las teorías de relatividad de Einstein, por mencionar tan sólo algunos. Sin embargo, en general, nadie tampoco se preocupa mucho por las preguntas, tales como ¿quién y cómo los va a aterrizar y aplicar para el bien de la humanidad?, o ¿qué es el progreso? -a pesar de que existe, en ciencias físicas, cierto coqueteo filosófico con la última pregunta. La satisfacción de un investigador surge del propio proceso de descubrimiento de la verdad, esto es, de un complejo proceso de investigación científica con la observación y experimentos, el planteamiento de hipótesis, la proposición de nuevas ideas, la elaboración de nuevos esquemas conceptuales, el desarrollo de modelos, por mencionar algunos de sus componentes. Claro que todo esto no descarta un profundo interés personal y social de los científicos en comprobar sus ideas y descubrimientos. Sin embargo, es muy diferente del caso de la ingeniería, donde existe un sentido de la responsabilidad social de resolver los problemas prácticos reales, que surge de la obligación impuesta por la sociedad, ya que de esta solución dependen el bienestar y, frecuentemente, la vida de mucha gente, sin descartar el éxito y el futuro del propio ingeniero. Para cumplir con estos requisitos y de acuerdo con la sugerencia del Dr. Emilio Rosenblueth [2], se optó por dedicar el proyecto de investigación al estudio de la problemática de desastres bajo el nombre “Proyecto San Jorge” [3], debido a sus logros míticos en la lucha contra los dragones, vista, metafóricamente, como el combate de los desastres.

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Una serie de factores prácticos aseguraron el futuro del proyecto, entre ellos se destacan: • La existencia de una problemática real debido al crecimiento en magnitud y cobertura de

los desastres, que empezó a constituir una tendencia permanente y amenazante en todo el mundo.

• El naciente interés de la administración pública, debido a las crecientes presiones socio-

políticas y, por ende, a las necesidades de brindar protección a la población ante desastres. • La política tradicional, del Instituto de Ingeniería, de apoyar a los proyectos que sean

fuentes de recursos extraordinarios (factibilidad de un patrocinio). Por otro lado, el éxito que la investigación ha tenido se debió a los factores académicos y, en particular, de carácter metodológico, que propiciaron y justificaron el desarrollo y empleo del Enfoque Sistémico y, consecuentemente, del Cibernético, que por su naturaleza son enfoques interdisciplinarios y que han permitido estudiar el complejo fenómeno de desastres, rebasando las limitaciones de las mono-disciplinas que no toman en cuenta las múltiples interrelaciones, tales como las facetas socio – políticas de desastres.

3. NECESIDAD DE LA INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA

a palabra desastre pertenece a la enorme multitud de expresiones que, por ser tan bien reconocidas, casi nunca presentan dudas en relación con su significado. El Diccionario de

la Lengua Española de la Real Academia Española [4] lo define como “Desgracia grande, suceso infeliz y lamentable” y, generalmente, al escuchar la palabra, se recuerda la erupción del Volcán Chichonal en 1982, la explosión de la Planta Gasera en San Juanico en 1984, los sismos de 1985 en la Ciudad de México, las explosiones en Guadalajara en 1992 y/o el huracán Paulina, por mencionar sólo algunos. Mientras que un profesional, como un ingeniero civil, posiblemente pensará, además, en una inundación provocada por la falla de una presa o -en el caso de especializarse en transporte carretero o ferroviario- en el colapso de un puente. Además, un ingeniero industrial recordará escapes y derrames de sustancias peligrosas y un ingeniero ambiental, indudablemente, añadirá a esta lista, por lo menos, la contaminación del medio ambiente. Sin embargo, debido a la compleja naturaleza del fenómeno de desastre, la fácil aceptación de esta palabra tiene su costo, ya que las distintas interpretaciones3, que se le dan en diversas áreas de conocimiento y práctica humana, no son compatibles ni tampoco corresponden a un concepto general. Esta situación ha dificultado la comunicación entre los científicos, ingenieros, administradores, economistas, médicos, sociólogos y psicólogos, por mencionar algunos de los actores que tratan de entender y atender, en su caso, la problemática relacionada, lo que a su vez ha repercutido en acciones aisladas y limitadas, que no permiten,

3 Es obvio que además de la versión mencionada, que supone que el profesionista “pensará, además, en...”,

“recordará...” o “añadirá...”, puede presentarse otra situación, no tan optimista y, posiblemente, más realista, en la que un bombero puede limitar el concepto de desastre y de su control a un incendio y su combate, mientras que un rescatista puede reducirlo a un accidente con sus primeros auxilios.

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ni si quiera, pensar en un esfuerzo coordinado e interinstitucional, indispensable para combatir los desastres. Aún más, a pesar de los logros que ha producido el enfoque monodisciplinario (o unidisciplinario) tradicional en las diversas áreas científicas y ramas ingenieriles, su empleo [5, 6] plantea ciertas restricciones, en particular para el estudio de las diversas manifestaciones del fenómeno de desastre, ya que no permite tomar en cuenta las múltiples interrelaciones, ya sea entre los fenómenos destructivos y entre los componentes de los sistemas expuestos a ellos, donde se materializan los riesgos, así como entre las consecuencias que provocan tanto a corto como a largo plazo [7]. Por ejemplo, las diversas áreas de ingeniería (química, mecánica, eléctrica, etc.) tradicionalmente atienden, por separado, para cada clase de procesos industriales, sus tipos de falla, sin tomar en cuenta en forma sistemática, las relaciones y encadenamientos que existen entre los fenómenos destructivos y sus consecuencias. Además, estudian, en forma particular, la vulnerabilidad de los elementos y equipos; así como desarrollan las medidas para disminuirla, sin tomar en cuenta que los componentes son interrelacionados y constituyen sistemas, donde la falla de uno influye sobre la del otro y, lo que es más importante, sobre la confiabilidad del funcionamiento del sistema en su totalidad [8]. Aún más, las consecuencias de la tradicional división disciplinaria pueden ser trágicas, como ocurrió en Jamaica, donde -según la anécdota que contó, en su tiempo, el Dr. Emilio Rosenblueth4- solían construir casas con techos ligeros, de acuerdo con el reglamento de construcciones que regía en esa región de alto peligro sísmico. Sin embargo, muy pronto fueron desprendidos por un huracán, debido a que no fue considerado el peligro hidrometeorológico que corresponde a otra rama de la ingeniería. Así, se revela que la estrategia de una profunda especialización [9, 5] -que, habitualmente, constituye la fuerza del enfoque unidisciplinario, permitiendo enfocarse a problemas específicos, factibles de resolverse en el contexto restringido de un área científica o una rama ingenieril-, en el caso de desastres, limita los resultados obtenidos, por omitir las dimensiones socioeconómica y política, decisivas y determinantes para la definición, estudio y control del complejo fenómeno de desastres [10]. Además, repercute en la producción de resultados parciales y, por ende, en medidas insuficientes y deficientes para la prevención y atención de emergencias, ensombreciendo así la necesidad de buscar soluciones integrales en la materia. Estas consideraciones que, posiblemente, en su tiempo no fueron tan explícitas, ya que se han ido aclarando con el transcurso del tiempo, fueron reforzadas por una profunda convicción de que la racionalidad de las decisiones y acciones tienen que fundamentarse en la investigación científica, lo que obviamente se debe a mis, ya mencionados, antecedentes de las ciencias físico – matemáticas, así como a las experiencias de desarrollo y empleo de la Metodología de la Investigación Sistémica [11, 6] durante 9 años de mi trabajo en el Instituto de Cibernética en la República Georgia, como Investigador Titular, de los cuales los últimos cinco fueron

4 Comentario introductorio a la ponencia invitada Implicaciones sociales de desastres del autor, presentada en

el Ciclo de Conferencias: “En pie de la lucha contra desastres naturales”, organizado y coordinado por el Dr. E. Rosenblueth, como miembro de El Colegio Nacional, México, DF, en octubre de 1989.

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además como Jefe del Departamento de Metodología de la Investigación de Sistemas Generales. En consecuencia, el proyecto que se inició entonces, explícitamente planteó como objetivo principal, estudiar la problemática de desastres y de su control, en forma interdisciplinaria que no dependa de la naturaleza particular de las manifestaciones de un fenómeno destructivo que las provoca. Obviamente, no hubo ninguna dificultad para pegar al proyecto la etiqueta interdisciplinaria. Sin embargo, para su propio desarrollo fue sustancial entender las peculiaridades de la interdisciplinaridad y aplicarla para establecer la nueva área de la Investigación Interdisciplinaria de Desastres (IID).

4. ORÍGENES DE LA INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA

e observa un indiscriminado empleo, en los discursos de políticos, funcionarios y empresarios, sin descartar el entorno académico, de unos términos de moda que suenan

bien. Tales son: sistemas (por ejemplo, Sistema Nacional de Seguridad); paradigmas (frecuentemente dicen romper el paradigma); planes (especialmente planes estratégicos), o simplemente estrategias; planeación prospectiva, planeación participativa, etc. Usándose tan a menudo, parecería que sin pensar, casi en forma automática y, seguramente, sin darse cuenta que atrás de cada término existe, o debe estar definido, cierto concepto que le da el sentido, por lo menos en el entorno científico y de ingeniería. Me parece que la misma historia está pasando con el término interdisciplinario o, más específico, investigación interdisciplinaria. Una simple búsqueda en Internet me ha permitido encontrar un sinnúmero de institutos, centros, programas educativos y proyectos de investigación, que se definen como “Interdisciplinarios”. Prácticamente, ninguna de estas organizaciones proporciona alguna definición y, menos aún, la justificación del término empleado; ni siquiera la descripción de las actividades interdisciplinarias; tampoco presenta algún argumento de la misma naturaleza, salvo en raras ocasiones, y en el mejor de los casos, algunas declaraciones de que “están combinando o involucrando dos o más disciplinas académicas o campos de estudio”5, o simplemente referencia a la aplicación del enfoque interdisciplinario. Bien, por un lado parece no haber ningún problema, ya que si alguien quiere denominar sus actividades como interdisciplinarias las puede llamar así en tanto el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología o la propia Universidad Nacional Autónoma de México no establezcan

5 Algo parecido a la definición del diccionario Webster [12]: “combining or involving two or more academic

disciplines or fields of study”; mientras que el Merriam-Webster Collegiate Dictionary [13] da una definición más amplia: “involving two or more academic, scientific, or artistic disciplines”, con una referencia a 1926. Por otro lado, es interesante mencionar que el Diccionario de la Lengua Española[4] define interdisciplinario(a): “Dícese de los estudios u otras actividades que se realizan con la cooperación de varias disciplinas”; mientras que el Pequeño Larousse lo define como adjetivo “que establece relaciones entre varias disciplinas o varias ciencias” [14].

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algunos criterios e incentivos para trabajar en los campos interdisciplinarios; sería hasta entonces, cuando se pedirían pruebas de la interdisciplinaridad. Sin embargo, por el otro lado, la introducción o empleo de un término en el campo científico implica cierta obligación de justificarlo. Vale la pena recordar el famoso principio de las tijeras intelectuales de William de Ockham (1300-49) [15], que demanda cortar, en el discurso científico, los conceptos sobrantes o no definidos, esto es, cuyo empleo no es indispensable o no está debidamente justificado. Aún más, la abstención de definir el término interdisciplinario y, por ende, el concepto que le corresponde, seguramente resulta en la pérdida de una muy interesante oportunidad de analizar y entender las formas de organización de la investigación científica, en particular, su relación con los tipos de problemas que la investigación busca resolver. Asimismo, se pierde la ocasión de entrar al muy interesante campo de la Metodología Científica que estudia las actividades cognoscitivas. Además, se desaprovecha la oportunidad de definir ciertos conceptos que pueden coadyuvar tanto a la evaluación de la investigación aplicada como al mejoramiento de su rendimiento, lo que constituye actualmente un tema prioritario para la comunidad académica y, por ende, para el país. Es por ello que una simple pregunta: “¿Cuándo la investigación científica puede llamarse interdisciplinaria?” implicaba, en su tiempo, la imperiosa necesidad de realizar estudios para entender el concepto y, a la vez, justificar el empleo del término interdisciplinario. Como es bien conocido, tradicionalmente las disciplinas han surgido del proceso de acumulación y clasificación de conocimientos, que empezó en el siglo XVIII, y que se caracterizan por su consecuente profunda especialización y diferenciación, lo que les ha permitido eficazmente plantear y buscar la solución de las clases de problemas que corresponden a sus áreas específicas de conocimiento. Sin embargo, el planteamiento de los problemas depende de los “anteojos” con los cuales son vistos, esto es, de los medios cognoscitivos de las disciplinas correspondientes a cada una de las áreas científicas y ramas dentro del campo de ingeniería6. Así los problemas reales se transforman, o se deforman, según los estándares de la disciplina y sus medios cognoscitivos, con lo que, usualmente, se asegura que estos problemas pueden ser contestados en el contexto de esta disciplina7. Naturalmente, surge la pregunta: ¿cómo plantear y, consecuentemente, resolver los problemas reales, a pesar de la alta especialización y diferenciación de las ciencias e ingenierías? Según Russell Ackoff [17, 9], entre las dos Guerras Mundiales del siglo pasado, debido al crecimiento de la complejidad de los problemas, surgió una nueva forma de organización del trabajo científico y tecnológico llamada “investigación multidisciplinaria”. Se caracteriza por la descomposición del problema en subproblemas unidisciplinarios y la consecuente agregación de sus subsoluciones, obtenidas en forma independiente, en una solución integral.

6 Es oportuno mencionar el chiste que suelo contar a mis alumnos del Programa de Doctorado [16]: “…esta

situación es semejante a la de una persona que busca su cartera, en la noche, bajo el farol donde hay luz, a pesar de que la haya perdido en otro luga”r.

7 Como ya vimos, en el caso de Jamaica, la alta especialización en el estudio de sistemas complejos puede llegar al absurdo.

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No obstante, con el surgimiento del pensamiento sistémico se hicieron claras las debilidades del enfoque multidisciplinario, debido a que, por un lado, no hay ninguna seguridad de que durante la descomposición no se pierdan ciertos aspectos que corresponden al problema en su totalidad y, por el otro, el proceso de agregación no asegura que se obtiene la solución cabal del problema. Esto dio origen a la “investigación interdisciplinaria”, donde el problema ya no se descompone en partes unidisciplinarias, sino se trata como una totalidad por representantes de las diferentes disciplinas que trabajan en forma coordinada. Parece que todo queda claro y resuelto. Sin embargo, a la hora de la verdad, cuando se tiene que quitar el saco, subir las mangas y hacer el trabajo, surgen muchas preguntas sustanciales, a las cuales Ackoff no da las respuestas. Entre ellas se destacan las siguientes: • ¿Cómo definir problemas?, ¡Ya que éstos se encuentran planteados sólo en libros de

texto!, • ¿Cómo tratar el problema como una totalidad?, • ¿Cómo asegurar la colaboración de los representantes de diversas disciplinas, a pesar de

sus distintos antecedentes académicos y diferencias en las terminologías que emplean o, cuando los términos coinciden, las diferencias en conceptos?

Durante el desarrollo del proyecto mencionado, y en su debido momento, se dieron respuestas tanto a éstas, como a otras preguntas que han ido surgiendo8.

5. SURGIMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA DE DESATRES Y EL PLAN DE SU DESARROLLO

omo se ha mencionado en la introducción, a fines de los años setenta, debido a la tendencia de aumento de desastres en su frecuencia, extensión y gravedad, y con el fin de

desarrollar la capacidad de proporcionar respuestas integrales a la creciente demanda de incrementar la seguridad y salvaguarda de las comunidades, asentamientos humanos, áreas productivas y obras públicas, así como para facilitar la conservación y protección del medio ambiente, en la Coordinación de Ingeniería de Sistemas del Instituto de Ingeniería, UNAM, se inició un proyecto general que explícitamente contempló, como su objetivo principal, atender la problemática de desastres y de su control en forma interdisciplinaria que no dependa de la naturaleza particular de las manifestaciones del fenómeno destructivo que las provoca. De acuerdo con la estructura funcional de una teoría científica [19, 20] (Fig. 1), para desarrollar un área de investigación fue indispensable construir su particular Objeto de Estudio, de acuerdo con su Campo de Problemas específicos y basándose en el Marco Conceptual que constituye un componente principal de la Base de la Teoría. Asimismo, se 8 Para obtener más información sobre el concepto de la investigación interdisciplinaria, así como sobre su

definición como una forma de organización de las actividades cognositivas ver el reciente artículo ¿Cuándo la investigación científica puede llamarse interdisciplinaria? [18].

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tenían que elaborar los métodos pertinentes para analizar su estructura y comportamiento, explicar y pronosticar su funcionamiento y, finalmente, controlar el sistema focal correspondiente al objeto de estudio.

Fig. 1 Estructura Funcional de la Teoría Científica Además, como mostró el análisis del desarrollo de la Investigación de Operaciones, de la Ciencia de Gestión9 y de la Ingeniería de Sistemas, el carácter interdisciplinario de éstas se logró, en su tiempo, debido a que todas ellas fueron creadas fuera del contexto de una disciplina tradicional y, por ende, sin la obligación de ser leales a alguna disciplina en especial [17], lo que les permitió establecer sus objetos de estudios particulares y elaborar sus propios medios específicos de investigación. Por lo anterior, fue obvio que el Plan de desarrollo de la IID tenía que contemplar la realización de los estudios metodológicos con el fin de asegurar la elaboración del marco conceptual y de la base metodológica10. Por otro lado, a la vez fue urgente iniciar los estudios aplicados para ir identificando y resolviendo los problemas concretos de inseguridad y salvaguarda que enfrentan la sociedad y su medio ambiente, tanto debido a su exposición a fenómenos destructivos como por su vulnerabilidad ante ellos11. 9 Conocida en inglés, como Management Science. 10 Es importante subrayar, que los estudios metodológicos se consideran como un campo propio, con su

particular objeto de estudios, así como con sus propios métodos de investigación y con sus productos específicos. Esta postura de ver la Metodología, de acuerdo con Schedrovitzky [21], como un área científica que estudia las actividades cognoscitivas, así como las regularidades y leyes específicas que las rigen, difiere completamente de la opinión tradicional que contempla la metodología sólo como una actividad secundaria y subordinada al área científica, a la cual proporciona los métodos y técnicas necesarios para la solución de los problemas de ésta.

11 Esta necesidad de brindar la protección a la población ante desastres, después de ser reconocida por la administración pública, coincidió con la política tradicional del Instituto de Ingeniería de dar prioridad a los proyectos que sean fuente de recursos extraordinarios, lo que, además de los obvios beneficios financieros,

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Asimismo, fue importante asegurar el equilibrio entre los estudios aplicados y los básicos, donde los últimos tenían que constituir el fundamento indispensable para realizar los primeros, debido a que, con el fin de conocer y controlar el fenómeno de desastre, éstos están orientados a observarlo, describirlo y explicarlo, a través de la investigación, tanto empírica como teórica, de sus manifestaciones, los mecanismos de su producción y las leyes y regularidades que rigen sus diversos aspectos, ya sean físicos, químicos, técnicos, socioeconómicos o políticos. Sin olvidar que los primeros, a su vez, retroalimentan a los básicos debido a su relación directa con la realidad12. Además, debido a que el plan de desarrollo de la IID depende, sustancialmente, de la conceptuación del fenómeno de desastres y de su control, al mismo tiempo fue urgente iniciar la elaboración del Marco Conceptual, por el cual se entiende, en términos generales, un sistema de conceptos básicos que forman el fundamento de los procesos cognoscitivos que buscan plantear los problemas específicos de un área, según la problemática que ésta presenta, y resolverlos, a través del análisis de su objeto de estudio por medio de métodos y procedimientos propios, elaborados a través de su Base Metodológica13.

6. MARCO CONCEPTUAL

l marco conceptual resulta indispensable tanto para plantear y resolver los problemas dentro de la Investigación Interdisciplinaria, como para coordinar e integrar los esfuerzos

de diversas disciplinas en la búsqueda de las soluciones integrales, por medio de la elaboración y empleo de conceptos y términos universales, así como de métodos y técnicas compatibles y compartidos. Su desarrollo, de acuerdo con un estudio posterior de los procesos de producción de conocimientos [22], implica la necesidad de contar con formas epistemológicas (paradigmas) para conceptuar el fenómeno de desastre y de su control, independientemente de las visiones particulares de las monodisciplinas. Por el control de un sistema, en general, se entiende la organización, planeación y ejecución de un conjunto de procesos con el fin de definir y lograr ciertos objetivos, tales como el mantenimiento del estado de un sistema en límites dados, o la determinación y realización de una trayectoria de cambio que permita al sistema llegar a un conjunto de estados deseados [23]. Así, el control constituye una función sustancial para asegurar la ejecución de las funciones básicas de un sistema, y se realiza por un subsistema llamado de gestión, de regulación o de control, que complementa al otro, denominado conducido; ambos interrelacionados por vínculos fundamentales de información y ejecución (Fig. 2).

constituyó un factor determinante para asegurar una orientación práctica de los estudios y, por ende, facilitar la posterior implantación, seguimiento y evaluación de sus resultados.

12 Aún más, se buscaba también asegurar un enfoque suficientemente general que permitierá aplicar los resultados por obtenerse durante este desarrollo a otros campos, tales como los de transporte, organizaciones y planeación, por mencionar algunos y, viceversa, aprovechar los resultados de estos últimos para la problemática de desastres.

13 Asimismo, es imprescindible mencionar la importancia que se dio a la necesidad de ir integrando y capacitando al personal, para contar con cierta masa crítica, indispensable para realizar los propios estudios, así como para difundir e implantar sus resultados.

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Fig. 2 Paradigma de Control El subsistema conducido es el principal responsable por cumplir con el papel que tiene un sistema en el suprasistema y que se logra a través de la realización de ciertas funciones de carácter productivo. Por su parte, el de control traza, realiza y controla la trayectoria de cambio del sistema (que incluye el caso de no-cambio), por medio de la previsión y ejecución de un conjunto de actividades que lo garanticen. Así, en el caso de desastres, tenía que definirse el subsistema que los produce y el otro que los controla. Para conceptuarlos fue importante separar el concepto de desastre de las causas que lo provoca, considerando que el término de desastre corresponde sólo al cierto estado de graves daños. De esta diferenciación surgieron dos conceptos esenciales para entender la producción de desastres: calamidad y desastre. El primero entendido como aquel fenómeno destructivo (suceso) que perturba y provoca daños a un sistema propenso a sus impactos, como puede ser una región político-administrativa, comunidad, obra civil, área productiva y/o asentamiento humano, que abarca tanto la población expuesta y sus bienes, como el medio ambiente; el segundo, no sólo se refiere a los estados mismos de perdidas humanas y daños materiales, sino a todas las consecuencias adversas que se caracterizan por múltiples alteraciones -y hasta

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rupturas- del orden normal de las relaciones productivas, comerciales, sociales y políticas en la sociedad. En este sentido, se definió14 un desastre “como una situación cuando la sociedad, o una parte de ella, está sufriendo severos daños, de gran magnitud y extensión, e incurre en pérdidas de sus miembros, de tal manera que su estructura social, administrativa y política se desajusta, impidiendo la realización de sus actividades esenciales y afectando su funcionamiento y operación normal, así como perjudicando crucialmente su capacidad de afrontar y combatir la emergencia” [25, 1]. Por lo anterior, se llegó a distinguir dos tipos básicos de sistemas: el afectable (SA) y el perturbador (SP), cuyas interacciones son responsables por la mayor parte de la problemática de desastres. El primero, se define como el sistema donde pueden materializarse los desastres debido a los impactos a los cuales está expuesto; en términos generales, está integrado por la sociedad y los componentes que necesita para su subsistencia, incluyendo el medio ambiente; mientras que en el contexto particular puede ser un pueblo o una planta. El segundo, responsable por la producción de impactos, se define como el sistema capaz de causar calamidades, tales como sismos, incendios, explosiones, inundaciones y contaminación. De esta manera, una calamidad, como producto del SP, al impactar sobre el SA, transforma su estado normal en otro, conocido como desastre. Además de esta relación SP-SA, los dos sistemas se interrelacionan a través de tres tipos de retroalimentacion que, a su vez, pueden agravar o disminuir un desastre, así como provocar uno nuevo. La primera, denominada SP-SP, se manifiesta cuando la ocurrencia y características de una calamidad pueden verse modificadas -favorecidas o inhibidas- por la acción de otra; por ejemplo, un incendio forestal, contemplado como un fenómeno destructivo, puede crecer rápidamente por la acción del viento, considerado como otra calamidad; mientras que la presencia de lluvia (fenómeno destructivo) puede apagarlo y disminuir los efectos desastrosos. La segunda, denominada retroalimentación SA-SP, resulta en la activación o detención de la producción de calamidades por el SP en función del estado del SA; por ejemplo, la proliferación de plagas (calamidad) se favorece por malas condiciones sanitarias (estado de SA), o las inundaciones (calamidad) se evitan debido al estado limpio de coladeras. Finalmente, el SA también puede influir sobre su propio comportamiento y estado, de tal manera que se puede agravar o disminuir el desastre, o se abandona o fortalece el estado normal; por ejemplo, la interrupción del servicio eléctrico frecuentemente implica la suspensión del abasto de agua potable, lo que ilustra el tercer tipo, la retroalimentación SA-SA. Tanto estas tres retroalimentaciones, como la intervención directa del sistema perturbador SP-SA, constituyeron la estructura básica de las interrelaciones entre los dos sistemas, que en su totalidad representa la primera parte del paradigma responsable por el proceso de producción de desastres (Fig. 3).

14 Es importante anotar que tanto esta definición, como las otras expuestas en este artículo, se emplean en los

documentos normativos del Sistema Nacional de Protección Civil y, en particular, en sus Bases [24].

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Fig. 3 Interrelación de los Sistemas Perturbador y Afectable La otra parte, se forma con el concepto de gestión o control de los sistemas, por lo que la integración, al paradigma anterior, de un tercer sistema para controlar desastres, llamado de regulación o de control (SC), de acuerdo con la Fig.2, permitió llegar al paradigma fundamental del fenómeno de desastre, que se presenta en la Fig. 4.

Fig. 4 El Paradigma Fundamental de Desastres El establecimiento de este paradigma permitió definir los objetivos del sistema de control, así como orientar el desarrollo de todo el proyecto. Por ejemplo, del análisis del paradigma surgen

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dos posibilidades complementarias de controlar desastres: la intervención en el proceso de producción de las calamidades, para impedir o disminuir su ocurrencia; y el cambio del estado y funcionamiento del sistema afectable, para disminuir las consecuencias del impacto desastroso. La primera corresponde al objetivo de prevención; la segunda, al de mitigación; ambas constituyen el objetivo general de reducción de riesgos o de protección (Fig. 5).

Fig. 5 Objetivos de Control de Desastres Sin embargo, debido a que no siempre se puede impedir la ocurrencia de una calamidad, ni reducir substancialmente sus consecuencias, es necesario enfrentar y resolver el estado de desastre. En este caso, se busca salvar vidas y bienes, proporcionar seguridad y atención medica, rehabilitar los servicios estratégicos y limitar la extensión del desastre, por mencionar algunas de las prioridades que constituyen el objetivo de rescate o auxilio. Posteriormente, en la siguiente fase, llamada de retorno, con el eventual mejoramiento de la situación, se trata de

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reconstruir y mejorar el sistema afectado, a través del objetivo de recuperación. Ambos15 se engloban en el objetivo general de restablecimiento (Fig. 5). El sistema de control tiene que alcanzar los objetivos planteados, apoyándose en la información sobre el estado actual y futuro de los SP y SA, a través del estudio, monitoreo, previsión, planeación, toma de decisiones y ejecución de una multitud de diversas acciones organizadas en el tiempo y espacio, tanto antes como durante y después del desastre, por medio de los programas correspondientes de gestión. Además, estos programas tienen que ser elaborados, realizados, evaluados y actualizados, por un conjunto de organismos, con responsabilidades bien definidas, que a través de sus relaciones constituyen lo que se llama la estructura organizativa del sistema de gestión o de control. Por otro lado, el paradigma ha servido como guía heurística para orientar el desarrollo de la IID, permitiendo identificar y establecer un conjunto de diversas líneas de investigación y, en particular, las orientadas al estudio de los SP y SA, así como al diseño del SC, algunos de los cuales se listan a continuación.

7. PRINCIPALES LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

omo se ha mencionado, se establecieron las siguientes seis líneas básicas de investigación, con sus temas prioritarias.

1. Fundamentos de la IID: bases de la teoría, ingeniería y gestión de desastres;

1.1 Marco conceptual de la IID. 1.2 Bases metodológicas para el desarrollo de teoría, ingeniería y gestión de desastres. 1.3 Terminología y glosario de la IID. 1.4 Estrategias para determinar las prioridades del desarrollo de estudios, así como de la

capacitación del personal para su realización.

2. Estudios sobre las calamidades o agentes destructivos; 2.1 Identificación, definición, clasificación y evaluación de los impactos de las

calamidades. 2.2 Estudio y control de los mecanismos de generación y encadenamiento de calamidades. 2.3 Estimación del peligro actual y futuro de las calamidades. 2.4 Diseño y desarrollo de sistemas de observación, monitoreo, pronóstico y alertamiento.

3. Estudios sobre los sistemas afectables; 3.1 Bases de los estudios de los sistemas expuestos (SE).

15 Se distinguen dos estrategias básicas y polares: la de disminución de riesgos latentes antes de la ocurrencia

del desastre y la de atención de situaciones de emergencia cuando se presentan sus manifestaciones; sin embargo, en lugar de usar una mezcla óptima, dependiendo del tipo de desastre y de los recursos disponibles, en diferentes épocas y países se había dado preferencia a la segunda, cuando ya no quedaba otra alternativa más que atender la emergencia; por la misma razón, ésta se caracteriza por la omisión de los preparativos necesarios para la eficaz atención de emergencias.

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3.2 Evaluaciones de la vulnerabilidad de los sistemas expuestos. 3.3 Análisis de confiabilidad de los sistemas expuestos. 3.4 Metodología de la evaluación y reducción de riesgos. 3.5 Lineamientos para el desarrollo de escenarios de desastres. 3.6 Lineamientos para la elaboración del Atlas Nacional de Riesgos.

4. Estudios sobre los sistemas de control; 4.1 Estructuras organizativas de los sistemas de control. 4.2 Procesos de gestión de los sistemas de control. 4.3 Mecanismos de seguimiento, evaluación y control. 4.4 Subsistemas de Soporte Informático para apoyar la planeación y toma de decisiones. 4.5 Específica del control de desastres tecnológicos y ecológicos.

5. Apoyo al Sistema Nacional de Protección Civil; 5.1 Bases de la organización administrativa. 5.2 Fundamentos legales. 5.3 Principios sociopolíticos. 5.4 Procedimientos de operación, comunicación y coordinación.

6. Apoyo en la elaboración de Programas de Protección Civil; 6.1 Políticas y estrategias de protección civil 6.2 Planes de prevención ante las calamidades relevantes y de mitigación para los sistemas

expuestos. 6.3 Planes de preparativos para la atención de emergencias. 6.4 Planes de recuperación post-desastre. 6.5 Subprogramas de prevención, auxilio y apoyo. 6.6 Programas municipales, estatales y nacional. 6.7 Programas internos.

8. FORMACIÓN DE CAMPOS ESPECÍFICOS

simismo, el proceso de desarrollo y maduración del área de IID se acompañó con la formación de ciertos campos específicos, entre los cuales se destacan:

• Teoría de Desastres, que ha dado el soporte teórico a los estudios aplicados, a través de la

integración de los resultados de estudios metodológicos y fundamentales. • Ingeniería de Desastres, que se ha dedicado a elaborar las medidas estructurales y

técnicas, así como diseñar y adaptar las tecnologías necesarias para afrontar los desastres, tanto reduciendo los riesgos latentes como atendiendo las situaciones de emergencia.

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• Gestión de Desastres, que busca mejorar y, en su caso, diseñar las estructuras organizacionales y organismos sociales, así como establecer los procesos de gestión, a través de la elaboración de las metodologías pertinentes, el análisis de la toma de decisiones y el establecimiento de sistemas de soporte informático para determinar y enfrentar los problemas de prevención y atención de emergencias.

• Sociología de Desastres, que estudia las relaciones socioeconómicas y políticas, así como

las condiciones de su interrupción, las que estipulan y constituyen las características principales de cualquier desastre, así como analiza la respuesta de los diversos estratos y grupos sociales, con el fin de mejorar los mecanismos de la participación ciudadana, la comunicación social y la organización de la sociedad para realizar prevención y preparativos, por mencionar algunos de sus objetivos.

9. ACCIONES PRIORITARIAS

on el fin de asegurar la producción y, por ende, la disponibilidad de conocimientos necesarios para afrontar los desastres, a través de la investigación interdisciplinaria, que

abarca los estudios de diversos fenómenos destructivos y sus implicaciones en la sociedad, en sus sistemas de subsistencia y en el medio ambiente en especial, así como la elaboración de las técnicas, formas de gestión, métodos y medidas adecuadas a emplear y ejecutar antes, durante y después de un desastre, se han planteado y realizado una serie de proyectos específicos, cuyas acciones prioritarias se han dedicado a: • El desarrollo de los procedimientos y técnicas para la estimación y reducción de riesgos,

así como de los métodos para la determinación de medios y actividades de la atención de emergencias y de la posterior recuperación.

• La estimación de los riesgos latentes que resultan de los peligros a los cuales están

propensos los sistemas expuestos y de la vulnerabilidad de sus componentes; así como la determinación de las medidas técnicas de prevención de calamidades y de mitigación de sus impactos, evaluando, cuando sea posible, su costo/beneficio, para seleccionar las factibles y óptimas.

• El diseño de formas organizativas, elaboración de planes y establecimiento de

procedimientos y normas de la gestión operativa. • La elaboración de medios de apoyo, tales como: centros operativos, sistemas de soporte

para la planeación y toma de decisiones, bases de datos, sistemas expertos, glosarios y compendios bibliográficos.

• Organización y planeación de la seguridad y salvaguarda de los asentamientos humanos,

áreas productivas, servicios estratégicos, instalaciones que son fuentes de alto peligro y obras públicas, en particular:

§ Regiones político administrativas, tales como un estado, delegación, municipio;

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§ Cuencas de ríos, zonas expuestas a peligros volcánicos, lugares de alta densidad poblacional y, en especial, con actividades de alto riesgo, tales como instalaciones petroquímicas, plantas de generación eléctrica, industrias con fuentes de envenenamiento y contaminación, etc.

§ Sistemas de transporte, de agua potable y de drenaje, de energía eléctrica, de abasto, de

salud, educativo, bancario, industrial y de recreo, entre los cuales se destacan sus componentes principales, tales como los campus universitarios, presas, puentes, acueductos, centrales de abasto, estadios, aeropuertos, etc.

10. PRINCIPALES RESULTADOS OBTENIDOS

e acuerdo con las acciones prioritarias descritas en el capítulo anterior, se han obtenido algunos resultados que se describen a continuación junto con sus correspondientes

referencias bibliográficas. • La formación y consolidación del área de investigación, que dispone de su propio marco

conceptual y base metodológica para estudiar en forma interdisciplinaria el fenómeno de desastre y buscar la solución de los problemas de seguridad y salvaguarda [26, 22-23, 27-32].

• El desarrollo del Sistema de Protección y Restablecimiento de la Ciudad de México frente

a desastres (SIPROR), organismo del Departamento del Distrito Federal, que contempló tanto el diseño de su estructura organizativa como la elaboración de sus planes y programas [33].

• La determinación de las medidas de prevención y rescate frente a la falla del bordo del

estanque Río Escondido, Coah. y la integración de éstas en programas de acción, así como el diseño de la organización necesaria para su ejecución, a solicitud de la Comisión Federal de Electricidad [34-36].

• El desarrollo de dos proyectos de prevención, mitigación y atención de desastres

provocados por sismos, en las Californias (Tijuana - San Diego), y por huracanes, en el área Matamoros - Brownsville, dentro del marco del Acuerdo Bilateral entre México y EUA sobre cooperación en casos de desastres, solicitados por su Comité Bilateral [37].

• La determinación de la organización y planeación de la seguridad y salvaguarda del

sistema sur - oriente de acueductos de la ciudad de México, realizada para la DGCOH del D.D.F. [38].

• La definición de las velocidades óptimas para el cierre de presas bajo el riesgo de

inundaciones, a solicitud de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos [39, 40]. • El desarrollo de la organización y planeación de la seguridad y salvaguarda en la Ciudad

Universitaria para solucionar los distintos problemas relacionados con actos delictivos,

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falta de vigilancia, manejo de sustancias peligrosas, etc., a solicitud de la Comisión Especial de Seguridad del Consejo Universitario de la UNAM [41].

• El estudio de las consecuencias de la erupción del Volcán Chichonal y de la organización

de la respuesta, a corto y mediano plazo [42]. • El análisis de los procesos de estimación de los daños producidos por los sismos de 1985,

en la Ciudad de México [43, 44]. • La colaboración en la elaboración de las Bases para el Establecimiento del Sistema

Nacional de Protección Civil y el apoyo para su consecuente implantación y desarrollo, a solicitud de la Secretaría de Gobernación [1, 24, 45].

• El diseño del Programa Universitario de Estudios de Desastres, como un órgano

académico - administrativo de coordinación de las actividades universitarias de investigación, docencia y extensión extrauniversitaria, relacionadas con la protección civil, realizado para la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM [46].

• La elaboración de la estructura organizativa del Centro Mexicano - Japonés de Prevención

de Desastres Sísmicos (decretado el 19 de septiembre de 1988 como el Centro Nacional de Prevención de Desastres), así como de los programas iniciales de investigación, capacitación y divulgación, a solicitud de la Comisión Interinstitucional [47].

• Desarrollo de un sistema de consulta bibliográfica computarizada para conocer y divulgar

el estado actual de la organización y planeación de prevención y atención de emergencias en Japón, así como de las metodologías y tecnologías empleadas, a solicitud del CENAPRED [48].

• El desarrollo del Programa General de Reducción de Riesgos y Rehabilitación (PGRRR) y

diseño del Órgano de Seguridad y Salvaguarda de Cutzamala (OSESAC) [49, 8, 50], así como su instrumentación con el Sistema de Soporte Informático para la toma de decisiones (SSI), a través de los estudios para mejorar la confiabilidad del funcionamiento del Sistema Cutzamala, solicitados por la Comisión Nacional del Agua [51].

• Establecimiento y operación del Programa Interinstitucional de Prevención de Riesgos y

Monitoreo Industrial, según el acuerdo entre UNAM y SEDESOL, después de las explosiones en Guadalajara [52].

• Estudio del concepto de seguridad integral, con el fin de analizar y rediseñar los sistemas

de procuración, impartición y administración de justicia, bajo el enfoque de IID. • Conceptualización y Gestión del Desastre Microeconómico [53]. • Diseño de un sistema de soporte informático a la toma de decisiones en situaciones de

emergencia [54] y desarrollo del Módulo de términos en el concepto del sistema de Soporte Informático del Sistema Nacional de Protección Civil [55].

26

• Diseño del Sistema de Reconocimiento de Daños Postdesastre [56-58].

11. CONCLUSIONES: ALGUNAS TAREAS URGENTES

pesar de la cantidad y diversidad de los resultados obtenidos, es indispensable mencionar que todavía falta mucho por hacer. En particular, se destacan las siguientes

tareas urgentes: • Profundización y ampliación del marco conceptual con el fin de extender los conceptos de

seguridad y de riesgo, para abarcar los distintos tipos de peligro y, en particular, los relacionados con la seguridad nacional y pública.

• Estudio del papel de la seguridad y salvaguarda integrales como un factor sustancial para

asegurar el desarrollo sustentable. • Elaboración de los procedimientos y modelos para la estimación cuantitativa de riesgos

integrales y para el desarrollo de escenarios de desastre y emergencias en una zona, identificando los diversos peligros a los cuales ésta se encuentra propensa y contemplando la vulnerabilidad de los sistemas expuestos ubicados en ella.

• Identificación y búsqueda de la solución de los problemas apremiantes de estimación y

reducción de riesgos integrales latentes en los diversos sistemas, zonas y sectores de la sociedad mexicana, diversificando el tipo de peligro y, en especial, tomando en cuenta las fuentes de alto peligro de crimen organizado.

• Diseño de los mecanismos de reducción de riesgos y atención de emergencias, a través del

estudio de la importancia de los diversos componentes de la Gestión de Desastres, tales como las estructuras organizacionales, la legislación y normatividad, los sistemas de información y los procesos y procedimientos de gestión y planeación.

• Desarrollo de los sistemas de reconocimiento de daños durante el desastre, para

proporcionar la información necesaria para la realización de actividades tanto de la fase de auxilio, como de la consecuente fase de recuperación.

• Elaboración de medios para el análisis de la ubicación geográfica de los riesgos y la

optimación de recursos para combatirlos, así como para planificar los preparativos y atender las emergencias, a través del estudio de las oportunidades que presenta el cómputo y la informática, considerando, a la vez, la elaboración de bases de datos espaciales, el empleo de sistemas expertos y, en términos generales, sistemas automatizados de producción y clasificación de conocimientos dentro del campo de la inteligencia artificial.

• Diversificación y refuerzo de las relaciones de la IID con diversas áreas científicas y ramas

de la ingeniería.

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