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ACCION Y LIBERTAD EN LA POETICA DE JOSE MARTI POR ALFREDO A. ROGGIANO University of Pittsburgh I. INTRODUCCION: MARTI, POETA DE LA ACCION En 1919, Miguel de Unamuno, al hablar de la poesia de Jose Marti, hacia la siguiente aclaraci6n: <<Y al llamarlo poeta, quiero decir que era hombre de acci6n 1 . Y en un articulo <Sobre el estilo de Marti , Una- muno reitera: <Sus palabras parecen creaciones, actos>> . El propio Marti corrobora: <En toda palabra ha de ir envuelto un acto. La palabra es una coqueta abominable cuando no se pone al servicio del honor y del amor>> 3 . En un trabajo nuestro de hace mas de un cuarto de siglo hemos tratado de mostrar que la poetica del escritor cubano se fundamenta en el estilo de la acci6n. Presentamos entonces un corpus de doctrina extraf- do de sus prosas, sus juicios sobre poetas y artistas, prologos a libros de poemas y de su misma poesia para probar que Marti podia ser conside- rado como el realizador de una poetica del hombre en acci6n, poetica de la vida y poetica de la libertad. Elementos integrantes de una realidad concebida como visi6n del mundo, actitud del poeta ante esa visi6n y su compromiso con ella, y como necesaria expresi6n de ese compromiso. Con ese intento queriamos completar la afirmaci6n no elaborada de Una- muno y despejar la ambigua o deficiente valoraci6n de Marti como poeta. En definitiva, nos proponiamos reintegrar la condici6n del poeta a una raz6n mas intima, humana y estetica, mediante un estudio de la acci6n como causa y genesis de una ontologia de lo poetico. Y decimos «mas intima, humana y estetica> porque consideramos que en Marti la acci6n 1 Citado por Archivo de Marti (La Habana, nim. 11, 1947), p. 10. 2 Idem. 0. C., I, 743. Salvo indicaci6n explicita, todas las citas se hacen por la Edi- ci6n Lex de las Obras completas de Marti (La Habana, 1946, 2 tomos). Los nume- ros romanos indican el tomo; los latinos, la pagina.

Accion y Libertad en La Poetica de Jose Marti

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ACCION Y LIBERTAD EN LA POETICA DE JOSE MARTI

POR

ALFREDO A. ROGGIANOUniversity of Pittsburgh

I. INTRODUCCION: MARTI, POETA DE LA ACCION

En 1919, Miguel de Unamuno, al hablar de la poesia de Jose Marti,hacia la siguiente aclaraci6n: <<Y al llamarlo poeta, quiero decir que erahombre de acci6n 1. Y en un articulo <Sobre el estilo de Marti , Una-muno reitera: <Sus palabras parecen creaciones, actos>> . El propio Marticorrobora: <En toda palabra ha de ir envuelto un acto. La palabra esuna coqueta abominable cuando no se pone al servicio del honor y delamor>> 3. En un trabajo nuestro de hace mas de un cuarto de siglo hemostratado de mostrar que la poetica del escritor cubano se fundamenta enel estilo de la acci6n. Presentamos entonces un corpus de doctrina extraf-do de sus prosas, sus juicios sobre poetas y artistas, prologos a libros depoemas y de su misma poesia para probar que Marti podia ser conside-rado como el realizador de una poetica del hombre en acci6n, poetica dela vida y poetica de la libertad. Elementos integrantes de una realidadconcebida como visi6n del mundo, actitud del poeta ante esa visi6n y sucompromiso con ella, y como necesaria expresi6n de ese compromiso.Con ese intento queriamos completar la afirmaci6n no elaborada de Una-muno y despejar la ambigua o deficiente valoraci6n de Marti como poeta.En definitiva, nos proponiamos reintegrar la condici6n del poeta a unaraz6n mas intima, humana y estetica, mediante un estudio de la acci6ncomo causa y genesis de una ontologia de lo poetico. Y decimos «masintima, humana y estetica> porque consideramos que en Marti la acci6n

1 Citado por Archivo de Marti (La Habana, nim. 11, 1947), p. 10.2 Idem.

0. C., I, 743. Salvo indicaci6n explicita, todas las citas se hacen por la Edi-ci6n Lex de las Obras completas de Marti (La Habana, 1946, 2 tomos). Los nume-ros romanos indican el tomo; los latinos, la pagina.

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es: 1) una necesidad interna del hombre (raz6n 6tica, como veremos misadelante), y 2) condici6n sine qua non en el proceso transformador dela realidad, tanto objetiva como subjetiva, del cual es parte la creaci6ndel hombre y, por tanto, del poeta. Queremos insistir sobre esto:

Marti es, por sobre todo lo que es, accion en la voluntad. No sepuede, por tanto, estudiar ningin aspecto de su vida y de su obra sinconcebir esa acci6n en la voluntad, esa acci6n de la voluntad, esaacci6n sobre la voluntad, como una funci6n del hombre sobre el hom-bre o sobre la realidad del mundo, como una actuaci6n en la vida,como una necesidad sobre la vida, como una inmolaci6n por la vida 4

II. LA ACCI6N, PRINCIPIO DE UNA POETICA DE LA LIBERTAD

Desde luego, y a pesar de reconocer la finalidad especificamente est6-tica de la poesia, sobre todo antes de 1875, es obvio que Marti tiene unconcepto evangdlico del poeta en cuanto hombre, a quien presenta comoun mistico del deber y como un mirtir de su propio destino. Los textosmartianos en este sentido son infinitos y no es necesario presentar uncatilogo exhaustivo de citas. Lo que aquf ofrecemos es mas bien unatesis ya investigada y no las pruebas que demuestran dicha tesis. Quierodecir que los textos martianos que daremos serin minimos y estrictamen-te aplicados al desarrollo de nuestras proposiciones.

Marti no ha elaborado una doctrina especifica sobre su sentido o sig-nificado de la acci6n. En los indices de sus Obras completas (Ed. Lex)no figura dicha palabra. Hay que buscar el concepto que implica y susmuiltiples relaciones en otros contextos registrados bajo tdrminos comolos de justicia, libertad, vida, patria, arte, belleza, poesia, y hasta muerte.De modo que no es un concepto explicito y hay que deducirlo de otrossignificados e intenciones mis inmediatos y afines.

Y he aqui un punto de partida: <<El poeta ama, no se asombra; nose espanta, llama>> (II, 451), dice. Y de la poesia asegura que <<es misbello lo que de ella se aspira que lo que ella es en si> (II, 1123). Po6-tica de la relaci6n, se diria hoy; si, pero una relaci6n para, no con. Mar-ti postula: <Narciso no se ha de ser en las letras, sino misionero>(I, 1576). E insiste, en niltiples textos, que las letras no son un mero

4 Alfredo A. Roggiano, Poetica y estilo de Jose Marti, <<Humanitas>, Revista dela Facultad de Filosoffa y Letras, Universidad Nacional de Tucuman, afio 1, ni-mero 1 (1953), pp. 351-378. La cita corresponde a la pigina 352. Se reproduce enManuel Pedro Gonzalez e Ivin Schulman, Antologia critica de Josd Marti (Cuba:Universidad de Oriente, 1960), pp. 41-69.

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fin de producci6n de belleza formal, sino que se usan con el intento deexpresar en lengua hermosa ideas profundas y durables. La forma aijade,mas no podria constituirla. <<El arte tiene un mismo elemento; sin saber-lo, va siempre al mismo objeto. Parte siempre de los hombres; va siem-pre a mejorar a los hombres...>> (idem). Estd claro: el arte, la poesia,no es mera contemplaci6n, sino cierta inmanencia de actividad transfor-madora que tiene por fin un mejoramiento de la realidad: el minotauroyendo a mariposa, simbologia muy bien estudiada por Ivan Schulman .

Marti dice que es una idealizaci6n de la realidad (passim). Significa queadmite una realidad concreta (raiz, principio, punto de partida), que esresistencia de la acci6n, que dsta debe veneer para elevarla, embellecerla(ala, destino, fin iltimo), segin la terminologia simb6lica del propioMarti, que sustenta en una concepci6n ontometafisica bipolar. No sd siMarti pudo leer el libro de Blondel titulado L'action. Essai d'une critiquede la vie et d'une science de la pratique, publicado en 1893, dos afiosantes de la muerte del ap6stol y en el periodo mds dramitico de laacci6n martiana. Lo que ahora me importa es destacar que Marti coin-cide con Blondel en ese sentido inmanente de la acci6n, que es un<aut6ntico actuar>>, en el cual se integran, para que sea vilida toda tras-cendencia, la experiencia inmediata (incluyendo los instintos y la pasi6n),con las ideas y el pensamiento: las ideas como objetos de la acci6n y elpensamiento como acto de creaci6n. En sintesis, una integraci6n de laacci6n en la contemplaci6n, que debe contenerla en la medida en quela acci6n se ha cumplido efectivamente: como producto y fin mejorador,creador, estdtico.

En el plano de la conducta -plano tico- la obra de Marti es elproducto de su actuaci6n: resultado de su acci6n de vida responsable ycomprometida en aras de un ideal: la libertad de su patria. Pero esalibertad no es s6lo una libertad politica -al fin y al cabo siempre exte-rior al hombre-, sino -y en esto hay que insistir- una necesidad in-terior que condiciona su conducta y da sentido a toda su creaci6n. Poreso la libertad es parte de la esencia misma de la acci6n, asi como dstaes el ingrediente fundamental de una libertad positiva. En la podtica deMarti -digamoslo de una vez-, acci6n y libertad son los tdrminos adquo y ad quem, respectivamente, de la creaci6n artistica y de la entregay establecimiento del ser en una concepci6n del mundo y de la vida, unaactitud que se toma frente a ella y una expresi6n que se elige para co-municarla.

Si consideramos ahora este sentido de creaci6n en su significado mis

5 En Simbolo y color en la obra de Josd Marti (Madrid: Gredos, 1960).

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lato (tal como Marti lo entendia: en lo genuino, que es lo potente), nopodemos menos que recuperar para la po6tica del autor de los Versossencillos y de los Versos libres el primer postulado de lo que podriamosIlamar su raz6n de ser: <<El primer deber del hombre es reconquistarsea si mismo>>, empieza por asegurar. Si el poeta ama, Ilama al hombre ya las cosas en sus potencias mas genuinas, es fdcil comprender ya todoel plan que esa po6tica encierra. Marti no entendia otro punto de partidaque lo real, que era el hecho experimentado, el contacto directo, inme-diato. Pensando en que <<el arte nace de la impresi6n directa>> [<<La poe-sia ha de tener raiz en la tierra, y base de hecho real>> (I, 1865; II, 802),reitera], que la literatura <<es la bella forma de los pueblos>, y que <<enpueblos nuevos ley es esencial que una literatura surja>> (II, 676), suprograma era vital para America, donde el medio social era inestable, elser indefinido y la naturaleza original quedaba a diario socavada pormillares de intereses en pugna. Marti toma al poeta como simbolo de lovirginal, genuino y potente y, por tanto, como hacedor del destino librede los hombres y de los pueblos. Lo dice concretamente en sus ensayossobre Whitman, Pombo, Andrade, Perez Bonalde, etc. En Whitman vemejor que en nadie a ese hombre desnudo, original, amoroso, sincero,potente..., tipo verdadero de una fuerza virginal e incontenible... enlucha contra la mentira, la vanidad, el orgullo, el egoismo, la sociedad,el dinero, la fuerza del Estado y tantos otros males que habian puestoal hombre en un trance tal que ya no se le conocia, apartado de lo esen-cial y eterno y enmarcado en ruines menesteres, como el lacayo en sulibrea (I, 1135). Cuando exalta a Perez Bonalde por su <<Poema del Nia-gara , insiste en esa necesidad de la fe y las virtudes propias del hombrepara entrar en si mismo y lograr el mundo que le corresponde (II, 444,448). Incluso en el orden institucional elogia a Francia porque <<realizadenodada y serena ese trdnsito grave de aquel mundo en que los hom-bres servian torpe y mansamente a un ser privilegiado, a este mundonuestro en que los hombres se ennoblecen por el ejercicio y el gobiernode si mismo (II, 1081).

Ante todo, esta doctrina martiana se define por su origen en la ins-piraci6n. La inspiraci6n hace del momento creador un acto de libertad,de necesidad, de originalidad, de autenticidad, de espontaneidad y desinceridad, y a ese acto confluyen, de un solo golpe, la emoci6n, el sen-timiento y el pensamiento; es decir, presencia tinica y total de la condi-ci6n humana en el momento supremo en que el hombre se consolida poresa condici6n. Desde este nicleo generador, la po6tica de Jos6 Marti seva anudando cada vez ms, cifindose a un centro inico, al que conver-gen sus nociones configuradoras: lo natural, que es la primera cualidad

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de la inspiraci6n (II, 390, 1119, 1403), contiene en silo espontineo, losencillo, lo claro, lo sincero (es decir, lo que le es propio al poeta); lalibertad, que es otra cualidad de la inspiraci6n (la inspiraci6n es un actopsiquico incondicionado) (II, 683), es causa de la originalidad, de lapersonalidad y aun de la trascendencia de la creaci6n. Ambas, natura-lidad y libertad, son el origen de la autenticidad, es decir, en palabrasde Marti: «Poesia es un pedazo de nuestras entraias, o el aroma del es-piritu.>> Con lo cual queda resuelto y justificado este primer momentode la creaci6n po6tica: la emoci6n, el sentimiento, las ideas, la expresi6ny la adecuaci6n del lenguaje a la idea (problema tan importante paraMarti como para todo verdadero poeta) vienen a depender de esa auten-ticidad, que es la est6tica, y hasta la 6tica, de nuestro poeta.

Cada una de estas condiciones de su po6tica o cualidades de su poe-sia tiene una formulaci6n propia, que Marti desarrolla en muy diferentesformas y que no es posible traerlas todas a cuento. Hemos hecho unaexposici6n mis detallada de esa po6tica en nuestro estudio antes citado 6.

Aquf s6lo destacamos lo que mas se relaciona con el tema que hemosquerido examinar. Ante todo hay un primer aspecto de la po6tica deMarti que no se refiere s6lo al origen y esencia de la creaci6n po6tica,sino tambi6n a su naturaleza ligada al hombre y a sus facultades expre-sivas. A lo largo de toda la obra de Marti puede documentarse ese sen-tido de lo po6tico como ser del hombre entre los hombres. Sintetizar6 laidea fundamental de esta concepci6n: el hombre se determina por suscualidades de humanidad; el poeta, por ser creador, es quien est i miscerca de estas cualidades; y como todo ser humano vive de verterse ', elpoeta debe integrar su mundo y su mensaje como ser del hombre parala humanidad. La po6tica de Marti resuelve asi el compromiso del indi-viduo creador con la circunstancia hist6rica y cultural, por la cual sedetermina la naturaleza social del arte y de la poesia.

Por una parte, Marti, poeta de la acci6n, no podia quedar en la meracontemplaci6n del paisaje o de los acontecimientos del mundo, ni menosser un sibarita de poses mas o menos angustiadas o falsamente nihilistas,como ocurre en algunos escritores de fines del siglo xix. El hombre esun <<deber vivo>> (I, 1667), un deber de construir y de crear, de ser y deayudar a ser. Su poesia no podia encerrarse en las torres de marfil: Mar-ti no es un poeta de elite (I, 746). Condena por igual la inadecuaci6nsocial del poeta y la incomunicabilidad de la poesia, no obstante reco-nocer que el poeta, por ser quien expresa la vivencia mis honda y mis-

6 V6anse, sobre todo, pp. 353ss, y notas en p. 376.STextos y exposici6n en Roggiano, op. cit., pp. 356ss.

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teriosa del ser, es quien corre el mayor riesgo. (Esa comunicabilidad seve obstaculizada tambien por la naturaleza deficiente del lenguaje.) Loque Marti quiere hacer resaltar es que toda poesia nace de alguna nece-sidad, y es una necesidad, a la vez que intima, de validez social. Pero,por otra parte, Marti repite a menudo que el hombre debe sintonizar su6poca, comprenderla, estar con ella o superarla. El <<deber vivo>> se con-vierte en el <<deber de ser un hombre de su tiempo>> (II, 287). En este«deber se cumple la misi6n del poeta: ante todo es un hombre, es uncreador y tiene como misi6n elevarse y elevar el mundo de su contorno.Para realizar este fin, Marti parte de la idea de que <el talento no esmas que un desequilibrio entre el que lo posee y la masa vulgar>> (II,1129), y que el arte es a la vez lo mas aristocratico y lo mis popular,porque ensefia las mejores cosas y las ensefia para la mayor cantidad degentes. Como despuds Herbert Read, el H. Read de Art and Society(1945), nos quiere decir que si la poesia es individual por su origen, essocial por su naturaleza. Fiel a su po6tica de la inspiraci6n, sostiene:«La inspiraci6n es la anticipaci6n de lo futuro; s61o anticipandose a 61se vive en l> (II, 686). Como Shelley, cree que por esto mismo los poe-tas son los elegidos y, por tanto, los legisladores no reconocidos de lahumanidad. Como elegido y martir de su pueblo, Marti tuvo clara con-ciencia de su misi6n, porque sin duda tuvo la conciencia exacta de lamarcha de los acontecimientos del mundo. Siempre que habla de algiinpoeta o de la poesia aflora esta relaci6n del hombre en el complejo totalde la sociedad como una marcha de lo individual a lo social. <<El geniova pasando de lo individual a lo colectivo. El hombre pierde en benefi-cio de los hombres>> (II, 447), asegura. Por eso <la poesia es a la vezobra del bardo y del pueblo que la inspira>> (I, 873). Y si <el poetadebe ser fiel a su pueblo>> (II, 390), se comprende que <la literatura noes otra cosa mas que la expresi6n y la forma y reflejo en las palabrasde la naturaleza que nutre y del espiritu que anima al pueblo que lacrea> (II, 696). Toda esta poetica est6 regida, desde el primer atisbo delacto creador, por la naturaleza y por el espiritu. La literatura, convertidaya en expresi6n del individuo social y vista como un objeto existente yactuante en un mundo determinado, es el producto objetivado de lapoiesis; en ese producto la naturaleza revela la esencia de la poesia,mientras que el espiritu determina su trascendencia. En el primer aspec-to esti contenida la estitica de Marti; en el segundo, la 6tica de su est6-tica: la raz6n de ser y la eficacia de la poesia.

La poesia es algo mas que belleza y palabra: es el acto social porexcelencia, por el cual la humanidad logra el estado mis cercano a laperfecci6n. Se comprende que Marti santifique la acci6n del hombre,

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sobre todo si es poeta: 61, por ser creador, es el verdadero amante y elhermano perfecto de todos los seres. Su acci6n no es s61o libertad y goceinterior; es algo mis: la instauraci6n de un regimen de fraternidad hu-mana, en donde el bien sea algo mas que el bien: sea la bondad en lalibertad, la justicia, la paz, la felicidad y la belleza (I, 895). La poesiaadquiere asi, ademas del estado magico que le otorga su origen, un esta-do divino, o mejor dicho, de religiosidad actuante, de mistica de la ac-ci6n, de la vida, del sacrificio, de la virtud, de la muerte, de la eterni-dad, que es la misi6n iltima del espiritu del hombre sobre la tierra. Secomprende, pues, ese segundo aspecto de la naturaleza social de la poe-sia: lo que hemos Ilamado la 6tica de su est6tica, que en el hombreMarti, en el poeta Marti, en el poeta de la acci6n que fue Jos6 Marti, yaconsiderado individualmente, como ejemplo vivo de toda su doctrina, sesintetiza en esta frase que pone al frente de sus Versos libres: <<Pero lapoesia tiene su honradez, y yo he querido ser honrado>> (I, 802, 875),O esta otra: <<La poesia vive de honra>> (I, 823).

Como se ve, la po6tica y la practica de la poesia martianas siguen,podemos decir, su curso completo con una extraordinaria unidad. Lapoesia nace de la inspiraci6n; la inspiraci6n es un acto libre; la libertad,sustentada en la acci6n, es la base de la creaci6n; 6sta es originalidad;la originalidad es autenticidad, sinceridad, honradez. Por tanto, la poesiaes la religi6n de la libertad, y asi, la suprema guiadora de los pueblos.Marti no olvida que s6lo el espiritu es absolutamente libre, sino -y so-bre todo- que s6lo los elegidos, los grandes hombres (un poeta, unverdadero poeta), son capaces de morir per la libertad. Entonces, jc6mono hacer del poeta un martir o un santo, y de la poesia una religi6n,una mistica o un estado de gracia y de divinidad?

En definitiva, se puede decir que la po6tica de Marti, como po6ticadel hombre, de la vida, de la acci6n y la creaci6n, es la po6tica de lalibertad, porque nace con ella y va hacia ella. Es la creaci6n por exce-lencia, el ejercicio pleno de la condici6n humana, de los deberes y dere-chos de los hombres, que nacen en el alma, se dignifican en el coraz6ny se proyectan por el espiritu. El poeta tiene en su plenitud la condici6nhumana, y tiene la acci6n hasta el poder absoluto de crear. Este poderde creaci6n parece ser, para Marti, la condici6n primera de lo humano,o como 61 dice: <<La actividad humana es un monstruo que cuando nocrea, devora>> (I, 1333). Y en nuestra tierra americana -lo proclamacategricamente- la poesia <<es la que desentrafia y ahonda, en el horn-bre las razones de la vida, en la tierra los germenes del ser>>. De ahi quela poesia sea, a la vez que <<una simbolizaci6n de la naturaleza>> (I, 1137),la vida misma, el hombre y todas sus grandezas.

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Aunque no somos partidarios de la teoria y pr6ctica que escindefondo y forma, o la expresi6n de su contenido, hemos dejado para elfinal el iltimo (y el primero, ,por que no?) aspecto de la po6tica deMarti: el que se refiere a su estilo, ya que es en 61 donde mejor se venrealizados los principios que hemos venido esbozando. Como el temaobliga a echar mano de los recursos t6cnicos de la estilistica, puede ha-cernos caer -como sucede a menudo- en un mero inventario de <for-mas>> sin sentido, inventario de notaria filol6gica, cuando no de compli-cadas e intitiles combinaciones algebraicas, que s6lo sirven para mano-sear al poeta o reducir la poesia a un catdlogo de f6rmulas vacias. Paralos que asi proceden les reservamos la suerte de aquel aprendiz de relo-jero que, una vez desarmado el aparato, se encontr6 con que podia veruna por una sus piezas, pero que el reloj ya no existia. Lo mismo pasaa la poesia con esta clase de criticos o investigadores, coma bien lo haadvertido B. Croce: <<Donde quiza es menos f cil encontrarla (a la poe-sia) es precisamente entre los investigadores profesionales de la poesia,de sus monumentos y de su historia, los cuales se dirian privilegiadosde una extrajia inmunidad, que consiste en manejar durante toda suvida los libros de los poetas para editarlos, comentarlos, discutir sus va-rias interpretaciones, indagar sus fuentes, adornarlos con biografias y si-miles, sin dejarse nunca contagiar de ellos tanto que puedan probarsobresi mismos el decurso del mal po6tico> 8". Marti no desconocia estainvasi6n de los criticos en la poesia: <<El que puede ser artista no selimita a ser critico, y los artistas, que el tiempo confirma, s6lo son com-prendidos en todo su valor por los artistas>> (I, 938).

«Los estilos son significaciones conquistadas por formas>, sin duda;pero todo estilo consiste, en primer t6rmino, en poner <<esas significacio-nes a los elementos del mundo que permitan orientarlo hacia una parteesencial del hombre> '. Ya nos advertia Goethe: lo que pone de relievela importancia del escritor es su caricter personal, no sus aptitudes...En conjunto, el estilo de un escritor es fiel reflejo de su interior, y quienpretenda escribir en un estilo propio, claro y verdadero, necesita haberhecho previamente claridad en su alma. Del mismo modo, quien preten-da tener un estilo grandioso, deber6 tener un interior grandioso (citode memoria). Marti conforma su idea del estilo con una actitud seme-jante. <<El estilo, mas que en la forma, estt en las condiciones personalesque han de expresarse por ellas>> (I, 759). <<El que ajuste su pensamiento

8 Vease <Difesa della poesia>>, en Ultimi Saggi (Bari: Laterza e Figli, 1948),p. 75.

9 Andre Malraux, en la revista Sur (Buenos Aires, nms. 213-214), p. 14.

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a su forma, como una hoja de espada a la vaina, 6se tiene estilo>(I, 759). <<El pensamiento debe encajar en la frase como joya en coro-na>> (II, 1121). <<El lenguaje es humo cuando no sirve de vestido a laidea eterna>> (I, 1164). <<Las verdades resaltan mes, y la belleza de loescrito cuando se leen paginas nitidas, puras, marginosas>> (I, 2045). <<Lapalabra, para no caer en descr6dito, ha de conservar su majestad, comoconserva su honra la mujer (I, 1261).

No necesitamos recurrir a los tratados sobre el estilo para definir elde Marti. En el, sencillamente, el estilo es el hombre, y no caben repu-jados ni arabescos, como quien echa las palabras a granel, para quecaigan o suenen como quieran, fuera de la realidad de la idea o el pen-samiento que necesariamente deben dar testimonio del hombre que anda.Para Marti, <la lengua es jinete del pensamiento, y no su caballo>>. Portanto, <<de la fijeza del conocimiento le viene la seguridad del estilo>.En unas notas sobre Varona dice: <<La excelencia de su estilo es aquelladificil que proviene no de supercherias brillantes o genialidades espas-m6dicas, sino del perpetuo fulgor del pensamiento>> (I, 753).

El estilo de Marti no es, pues, el resultado de una t6cnica refinadapara promover los mis exquisitos deleites de la sensaci6n o del gocepuro. No hay en e1 lo que la estilistica lamaria <<voluntad de forma>> 10Nos permitiremos hacer una distinci6n entre el hombre de estilo y el esti-lista. Marti no es un estilista, pero tiene un estilo extraordinariamenterico, vivo, deslumbrante y maravilloso. El hombre de estilo es aquel quese vale del lenguaje para expresar un contenido que ha vivido, ineludi-blemente. La lengua es un medio, y el lenguaje interesa en tanto que escauce de su propio ser. Lo externo responde a una necesidad interior yno queda tiempo para cambiar un adjetivo por otro o transferir en ladepuraci6n ulterior, el tamiz, el cincel, lo que esta ya en la sustanciaesencial del verbo. El estilo sale hecho, se forma adentro del hombre,como quiere Marti, y es el hombre mismo. Se explica que para esteestilo la realidad est6 antes que la palabra, y es idea, sentimiento, pen-samiento, vivencia, imagen, no signo, accidente, mera representaci6n. Elcambio de una palabra no modifica en ellos la sustancia de su ser, sinosimplemente sus manifestaciones, a fin de que tengan un mayor efectode belleza. El estilista no busca al hombre, sino la belleza. Gabriel Mir6,

" Eso no significa descuidar el estilo, la expresi6n: <Escribir no es cosa deazar -dice Marti-, que sale hecha de la comez6n de la mano, sino arte que re-quiere a la vez martillo de herrero y buril de joyeria>> (II, 363). <<La manera dedecir realza el valor de lo que se dice; tanto, que a veces suple a iste>> (II, 724).Pero ese arte no busca tan s6lo la palabra, <<coqueta abominable, cuando no sepone al servicio del honor y del amor (II, 743).

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Larreta, Juan Ram6n Jimenez, son estilistas; Marti, Sarmiento, Unamu-no, son hombres de estilo. En los primeros se ve claro el mecanismo dela <<formaci6n>, los procedimientos con que han ejecutado la lengua lite-raria (por eso pueden lucirse los profesores de estilistica). En los segun-dos s61o existen los procesos animicos como presencia absorbente dellenguaje, que debe ceder su propia naturaleza a la intencionalidad delque escribe. Esto explica la variabilidad del estilo de Marti: cada estadode animo tiene su propio estilo. Cuando narra, estilo breve, cortado, con-ciso, desnudo, apenas nominativo, simple enumeraci6n de hechos, sinnexos, coordinaciones o subordinaciones gramaticales. Tomemos un ejem-plo al azar: en De Cabo Haitiano a Dos Rios, que nos parece caracte-ristico de esta modalidad de Marti:

Nos embarcamos. Salimos del Cabo. Amanecemos en Inagna. Yoen el puente. Silvestre, dispuesto. Dormimos. Hojas secas. Se descalzaMarcos. Sale (I, 274).

Aqui la situaci6n fuerza toda regularidad lingiiistica: inclusive losverbos son sacados de sus tiempos correspondientes, para hacer presentela narraci6n, que es el estilo de la vida segin la necesidad de cada cir-cunstancia. Por eso, cuando narra hechos consumados, las cosas, loshombres, los acontecimientos vienen a 61 y hasta parecen cubrirlo y anu-larlo. La emoci6n, los efectos, los sentimientos se anudan a los hechos,y 6stos obran por su sola presencia. Marti vive por ellos y el estilo sevuelve objetivo, <<espiritu objetivo>>, como quiere una actitud filos6ficamuy conocida. Pero Marti tiene el otro extremo del estilo: grandes pe-riodos, como cataratas o mares revueltos, de orquestaci6n wagneriana,como una sinfonia de hechos, ideas, pasiones, que se sobreponen y em-pujan, como en una gran dispersi6n de masas humanas. Es la forma delhabla llevada a su mis alto grado de validez artistica: la elocuencia,como quien necesita ajustar todos los tonos, para imponer, como unamelodia ideal, el motivo esencial de una enorme sinfonia. Ahora es lapresencia de Marti por sobre todas las cosas: sus sentimientos, sus ideas,sus pasiones. Su espiritu envuelve el aire y el Ambito total de su uni-verso, como en una llamarada, hasta que el fuego de sus arreabtos sedefina en la Pltima y definitiva luz de su pasi6n. Porque el estilo deMarti es eso: el estilo de la accion, el estilo de la pasion. Unos ejemplosserviran para demostrar que todo el lenguaje y las categorias gramatica-les en general funcionan de acuerdo con las necesidades de la acci6n ylos impulsos de la pasi6n. Los tomamos de su Presidio politico en Cuba,en donde el escritor, revelado ya plenamente, aparece en algunas <<cons-

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tantes>> de su estilo, que evidencian sin retaceos al hombre. Por ejemplo,utiliza la forma paralelistica, a la manera propia de los oradores clasicos,cuando necesita asegurar, con su insistencia, la necesidad de la acci6n:

Si hubiera sentido desplomarse sobre su cerebro...Si yo odiara a alguien, me odiaria por ello a mi mismo.Si mi Dios maldijera...Si Dios existiera...

Con esto logra la sensaci6n deseada de posibilidad del cumplimientode una acci6n: la pasi6n como causa de una esperanza; el anhelo comocausa de una pasi6n; la realidad como posible forma concreta de susideales.

Cuando la acci6n o la pasi6n son la sustancia absoluta de sus aspi-raciones, entonces Marti recurre a la acci6n misma; mejor dicho, al nom-bramiento de esa acci6n, y para ello usa los versos en infinitivo, que sonlos que significan la acci6n absoluta, no el acto de la acci6n:

Volver ciego, cojo, magullado.Ser apaleado, ser pisoteado, ser arrastrado, ser abofeteado, etc.

Cuando necesita valorar esa acci6n, usa los modificativos de los ver-bos, es decir, los adverbios, en funci6n adjetiva. En vez de decir subi6rdpidamente, dice subi6 rdpido; otros ejemplos: paso cercano, Iluevegrueso, anda ligero, etc.

A veces una acci6n de pasado debe vivir en presente: entonces esnecesario juntar el sujeto actuante con su acci6n; hacer vivir de nuevola acci6n en el sujeto que la produjo. En este caso, Marti usa de laelipsis, suprime el verbo en su enunciado y queda el hecho, el objetoo el sujeto unido a su valoraci6n. Ejemplos: loma arriba (subimos); ves-tidos desiguales (estabamos); de camisetas algunos, camisa y pantaldnotros; otros chamarrete y calzdn cruzado; negros, pardos dos espafioles;Galano blanco, etc.

Pero donde mejor se advierte este estilo de la acci6n es en las aco-modaciones que debe hacer de los complementos, coordinaciones y subor-dinaciones para que siempre est6 en el primer plano de la atenci6n laidea que se desea destacar. Ejemplo: Las deudas del honor no las co-bra el honrado en dinero, en vez de: El honrado no cobra las deudasdel honor en dinero. Los ejemplos abundan, especialmente en la prosa,donde la necesidad es anterior a la expresi6n, y 6sta, una forma resueltapor esa necesidad. En todo, Marti responde a las formulaciones que he-

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ALFREDO A. ROGGIANO

mos anotado acerca de su po6tica. Mas sinceridad y honradez, imposible;su est6tica es una 6tica en acci6n.

En la poesia, Marti entra ya en el movimiento lamado modernista,aunque su modernismo no participa de todos los enunciados que formanel movimiento. Incluso, a veces, es su contradicci6n o excepci6n. Perono cabe duda de que Marti es uno de los mejores representantes de esemovimiento de liberaci6n artistica y de afirmaci6n cultural americanaque fue el modernismo. La libertad, la personalidad, la autenticidad, laoriginalidad, la innovaci6n, la afirmaci6n definitiva de nuestro arte y dela cultura de <<nuestra America>, como 61 gustaba decir, tienen en Martisu mejor ejemplo. En lo estrictamente poetico, sorprende encontrar for-mas inclusive posmodernistas y hasta creacionistas: comercio dulce, ver-de envidia, aire hueco, movible viento, rio de luz sobre los hombres,celeste avaricia, son ejemplos en donde las sinestesias conforman la meta-fora y la imagen plistica se convierte en vida interior de la palabra. Lanaturaleza esti presente en todos sus similes -la metafora espacial berg-soniana-, pero Marti cumple con el mandato de su alma y convierte enespiritu que marcha, transforma, asciende todo lo corp6reo que haceresistente la materia.

Naturaleza siempre viva; el mundode minotauro yendo a mariposa,que de rondar el sol enferma y muere;la sed de luz, que como el mar saladola de los labios, con el agua amargade la vida se irrita; la columnacompacta de asaltantes que sin miedoal Dios de ayer sobre los flacos hombrosla mano libre y desferrada ponen,y los ligeros pies en el vacio,poesia son y estrofa alada.

Vaciad un monte; en tajo de sol vivotallad un plectro; o de la mar brillanteel seno rojo y nacarado, el moldede la triunfante estrofa sea (II, 1386).

Asi fue la po6tica de Jos6 Marti: el hombre y el poeta, la libertady la poesia. Marti es como un viaje de amor para habitar la vida y unapatria de luz para habitar la tierra. El nos descubre un ser para la armo-nia del universo y un universo para la paz y la armonia de todos losseres. Por eso ha de nacer en cada aurora, como vuelve a nacer y creceel mundo en su poesia.

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