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Ahora, realmente no hay nada radicalmente malo con estar enfermo o morir. ¿Quién dijo que debes sobrevivir, quién te dio la idea que la meta es seguir y seguir y seguir? Y no podemos decir que es algo bueno que todo continúe viviendo. Con una demostración muy simple, si permitimos que todas las personas sigan viviendo, nos sobre poblamos. Por lo tanto una persona muere de la forma más honorable, porque le está haciendo espacio a los demás. También podemos analizarlo más y ver que si nuestra muerte pudiera ser pospuesta indefinidamente, no seguiríamos posponiéndola indefinidamente porque después de cierto punto nos daríamos cuenta que esa no es la manera en la que quisiéramos vivir ¿Por qué tendríamos niños? Porque los niños nos arreglan la supervivencia de otra manera. Como si fuera una antorcha. Para que tú no la tengas que cargar todo el tiempo. Llega un punto en el que la puedes dejar y decir: “Ahora tú trabaja”. Es un arreglo mucho más entretenido para la naturaleza, continuar el proceso de la vida a través de individuos diferentes, de lo que es siempre con el mismo individuo porque, a medida que cada individuo se acerca a la vida, la vida es renovada. Y uno se acuerda lo fascinante que son las cosas más cotidianas y ordinarias para un niño. Las ven todas tan maravillosas, porque las ven de una perspectiva que no está relacionada a supervivencia y ganancia monetaria. Cuando pensamos en cualquier cosa en términos de supervivencia y ganancia monetaria -como nosotros lo hacemos-, entonces las figuras y rayones en el piso dejan de tener magia. Y la mayoría de las cosas, de hecho, dejan de tener magia. Por lo tanto, en el curso de la naturaleza, una vez que dejamos de ver magia en el mundo, ya no estamos cumpliendo el juego de la naturaleza de estar consciente de sí misma. Ya no hay punto en ello. Y entonces morimos. Y algo nuevo nace, que toma una vista completamente nueva. No es, por lo tanto, natural para nosotros desear prolongar la vida indefinidamente. Pero vivimos en una cultura donde se nos ha sido frotada la idea, en cualquier forma concebible, que morir es una cosa terrible y esa es una tremenda enfermedad de la cual nuestra cultura, en particular, sufre. Mientras tratemos de tener vida sin muerte, placer sin dolor… mientras tratemos de ganar la mano, aparecerá la ansiedad en nosotros. Cuando nos percatamos de que la polaridad de lo que

Aceptación de La Muerte

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Breve documentación del speech dado por Alan Watts sobre la muerte.

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Page 1: Aceptación de La Muerte

Ahora, realmente no hay nada radicalmente malo con estar enfermo o morir. ¿Quién dijo que debes sobrevivir, quién te dio la idea que la meta es seguir y seguir y seguir? Y no podemos decir que es algo bueno que todo continúe viviendo. Con una demostración muy simple, si permitimos que todas las personas sigan viviendo, nos sobre poblamos. Por lo tanto una persona muere de la forma más honorable, porque le está haciendo espacio a los demás.También podemos analizarlo más y ver que si nuestra muerte pudiera ser pospuesta indefinidamente, no seguiríamos posponiéndola indefinidamente porque después de cierto punto nos daríamos cuenta que esa no es la manera en la que quisiéramos vivir ¿Por qué tendríamos niños? Porque los niños nos arreglan la supervivencia de otra manera. Como si fuera una antorcha. Para que tú no la tengas que cargar todo el tiempo. Llega un punto en el que la puedes dejar y decir: “Ahora tú trabaja”. Es un arreglo mucho más entretenido para la naturaleza, continuar el proceso de la vida a través de individuos diferentes, de lo que es siempre con el mismo individuo porque, a medida que cada individuo se acerca a la vida, la vida es renovada. Y uno se acuerda lo fascinante que son las cosas más cotidianas y ordinarias para un niño. Las ven todas tan maravillosas, porque las ven de una perspectiva que no está relacionada a supervivencia y ganancia monetaria. Cuando pensamos en cualquier cosa en términos de supervivencia y ganancia monetaria -como nosotros lo hacemos-, entonces las figuras y rayones en el piso dejan de tener magia. Y la mayoría de las cosas, de hecho, dejan de tener magia. Por lo tanto, en el curso de la naturaleza, una vez que dejamos de ver magia en el mundo, ya no estamos cumpliendo el juego de la naturaleza de estar consciente de sí misma. Ya no hay punto en ello. Y entonces morimos. Y algo nuevo nace, que toma una vista completamente nueva. No es, por lo tanto, natural para nosotros desear prolongar la vida indefinidamente. Pero vivimos en una cultura donde se nos ha sido frotada la idea, en cualquier forma concebible, que morir es una cosa terrible y esa es una tremenda enfermedad de la cual nuestra cultura, en particular, sufre.

Mientras tratemos de tener vida sin muerte, placer sin dolor… mientras tratemos de ganar la mano, aparecerá la ansiedad en nosotros. Cuando nos percatamos de que la polaridad de lo que llamamos opuestos es la verdadera naturaleza de la vida, en lugar de sentir ansiedad, ésta se convierte en liberación. La incongruencia existe, la ambivalencia se halla en la más profunda raíz del mundo.