Acerca Del Amor y Una de Las Tantas Formas de Divorcio

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Amor y divorcio

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Acerca del amor y una de las tantas formas de divorcio: Breve historia del matrimonio Rodrguez - Jorge Daniel Moreno

Acerca del amor y una de las tantas formas de divorcio: Breve historia del matrimonio Rodrguez - Jorge Daniel Moreno

Perspectivas Sistmicas

LA NUEVA COMUNICACION

Artculos "on line"

Acerca del amor y una de las tantas formas de divorcio:

Breve historia del matrimonio Rodrguez

por Jorge Daniel Moreno

(Ninguno de los personajes de esta historia est tomado de la realidad)

Principio de cita

El amor es una cosa ideal,

el matrimonio es una cosa real,

y la confusin entre lo ideal y lo real

jams queda impune.

Goethe

El seor Rodrguez estaba inquieto cuando entr al despacho, temeroso, se sent en un viejo silln de cuero marrn y respondi afirmativamente a la pregunta

del juez. El estaba absolutamente convencido de su decisin: quera separarse. Pero cuando el juez hizo la segunda pregunta e inquiri por qu, el seor

Rodrguez pareci confundirse, y entonces, visiblemente molesto y algo plido, contest que porque su mujer acostumbraba apretar la pasta dentfrica por

el medio. El juez, que haba escuchado ya muchas respuestas semejantes, acept lo dicho por el seor Rodrguez y dio la sentencia de divorcio.

Ya en el caf de la esquina el seor Rodrguez volvi a preguntarse por qu, y la falta de una respuesta clara, entre algunas otras cosas, contribuy a

nutrir la depresin en que vivi durante casi un ao. La esposa del seor Rodrguez, que haba entrado antes que l al despacho del juez, haba respondido

a la pregunta con un llanto acongojado. Sin embargo, ambos se sintieron aliviados con la sentencia de divorcio.

Aunque sea difcil de creer, un matrimonio es capaz de sobrevivir a los ms terribles desastres pero no a un proceso de pequeas destrucciones cotidianas,

imposibles de ser rastreadas desde una mesa de caf en la esquina de los tribunales. Porque como bien saba el seor Rodrguez, su esposa apretaba descuidadamente

el envase de pasta dentfrica desde la misma noche de bodas, aun a pesar de su risueo pedido de que as no lo hiciera. As como l tampoco cambi su hbito

de acomodar los zapatos al pie de la cama, aun a pesar de que su esposa siempre se los llevaba por delante.

Y la seora Rodrguez tambin sigui preparando el mate con edulcorante, y el seor Rodrguez sigui fumando en la cama. Y aunque el seor Rodrguez cambi

el mate por el t, su seora se aferr al edulcorante, y ya no tuvieron un punto en comn por las tardes, despus del trabajo, porque al seor Rodrguez

jams le gust el t.

Cuntas noches durmiendo espalda contra espalda por ese ltimo cigarrillo del da, casi el nico que paladeaba, y despus la bronca al encontrar ese amasijo

de pasta dentfrica:

Principio de cita

"Siempre igual, siempre igual. Cundo vas a entender que esto es un asco?" "Siempre quejndote por pavadas, yo casi me mato anoche por tus benditos zapatos".

Final de cita

Y despus de los gritos, el portazo. La seora Rodrguez quedndose a solas con el desayuno servido, primero esperando que su marido volviese a pedir disculpas,

despus desayunando sola, despus preparando su desayuno a las diez de la maana, y su marido desayunando en el bar a las ocho, volviendo malhumorado despus

de un psimo da de trabajo con muchos deseos de cenar y dormir y no encontrar la cena porque la seora Rodrguez, enojada, se haba pasado el da de compras.

Quiz podra hablarse de inmadurez, alguien tambin podra pensar en falta de cario. Pero lo lamentable de esta historia es que el seor y la seora Rodrguez

se queran entraablemente, a pesar de lo cual no pudieron evitar que ruina sobre ruina y descalabro sobre descalabro fuera agravando la confusin. Y es

justamente porque se amaban, y tanto, que el seor Rodrguez no se atrevi a imponer su costumbre de fumar tranquilamente su ltimo cigarrillo del da

como dios manda (al menos a l as se lo mandaba), recostado en la cama, relajndose despus del amor, dejando caer la ceniza en un gran cenicero de bronce,

como a l le gustaban los ceniceros, y la seora Rodrguez tampoco se atrevi a patear los zapatos de su marido debajo de la cama, para que al despertarse

l tuviera que buscarlos agazapado.

Es que el seor y la seora Rodrguez se haban prometido no imponerse uno sobre el otro, todo deba lograrse mediante acuerdos, limpios y claros acuerdos.

Y como jams pensaron que pudieran acordarse desacuerdos y tampoco podan imponerse uno sobre otro es que l prefiri fumar cuando crea que ella estaba

dormida, y esconder los puchos en la mesa de luz, o con el sopor del sueo decorar la colcha con un smil encaje de Bruselas. Y a ella nunca se le ocurri

comprar una pasta dentfrica para su uso personal, por sensibilidad de encas, digamos, y destrozarla a su gusto.

Sin imposiciones, y por acuerdos, es que l prefiri el azcar al mate y ella sigui trastabillndose con los zapatos de su esposo. Ambos eligieron la solucin

espontnea, fcil, clara y equivocada.

El seor y la seora Rodrguez se aferraron a sus propios convencimientos acerca de cmo deban conducirse en el matrimonio, y cules eran las leyes que

siempre deban respetar: jams imponer un criterio sobre otro, jams mentir, buscar siempre acuerdos razonados, adultos. Y tales leyes y creencias, respetadas

siempre por el cario que uno y otro se tenan hicieron que entre rencillas y treguas llegaran del enojo al rencor, de la pasta dentfrica y una colcha

arruinada a no saludarse por las maanas, despus a no dirigirse la palabra durante la cena, y luego de hacer todo lo posible y cuanto fue suficiente,

ansiar separarse, y sentirse aliviados ante la sentencia del juez, aunque no supieran por qu.

Este artculo fue publicado en el

n 1

de Perspectivas Sistmicas (Junio- Julio 1988)

Final de cita

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