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Acontecimientos científicos y culturales Acontecimientos científicos y culturales Acontecimientos científicos y culturales (I) AVES Guillermo Delgado Castro (Conservador de vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife) Fotos: G. Delgado, Alejandro de Vera y Antonio Pérez-Godiño LA COLECCIÓN DE DE LOS HERMANOS GODIÑO as colecciones del Museo de Cien- cias Naturales de Tenerife (OAMC) se han visto incrementadas de ma- nera sustancial con la incorporación del muestrario de aves naturalizadas de D. Domingo Bello, probablemente el más completo que pueda existir hoy en Canarias. D. Domingo Bello fue el alma mater de la colección. Era un empedernido cazador, además de un excelente taxidermista, a juzgar por el aspecto que lucen muchos de los especímenes trabajados por él, algunos de gran dificultad a pesar de su pequeño tamaño, como los reyezuelos. Su historia encierra para nosotros varias lagunas, pero parece que desempeñó funciones de ge- rente en el ámbito administrativo del ac- tual Instituto de Canarias Cabrera Pinto, cuando prestaba funciones como Interna- do para estudiantes. Por aquel entonces le acompañaba un joven D. Antonio Pérez- Godiño Rodríguez, con tareas de mochile- ro y, a la vez, otro gran aficionado a la caza, quién a la postre sería su legítimo propieta- rio y el encargado de mantenerla en buen estado hasta su fallecimiento en La Laguna en octubre de 2000. Tanto él como D. Domingo Bello se movían por las zonas de Bajamar-Punta del Hidalgo, Los Rodeos, Valle de Gue- rra, la vega lagunera o San Roque, si bien varias de las aves disecadas en su colec- ción proceden de El Médano o El Abri- L D. Domingo Bello, afamado cazador y alma mater de la completa colección creada en Tenerife desde finales del siglo XIX. D. Antonio Pérez-Godiño Rodríguez. Buena parte de la vida de este militar y comerciante lagunero estuvo vin- culada al excelente muestrario de aves naturalizadas que se comenta en el presente artículo. (Foto cortesía de D. Antonio Pérez-Godiño). Aspecto exterior de la vivienda sita en la calle Deán Palahí, que albergó la referida colección durante décadas hasta su traslado a los almacenes del OAMC en Santa Cruz de Tenerife. (Foto: A. de Vera). 87 86 Boletín de la Asociación Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife MAKARONESIA

Acontecimientos científi cos y culturales (I

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Acontecimientos científi cos y culturalesAcontecimientos científi cos y culturalesAcontecimientos científi cos y culturales (I)

AVESGuillermo Delgado Castro

(Conservador de vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife)

Fotos: G. Delgado, Alejandro de Vera y Antonio Pérez-Godiño

LA COLECCIÓN DE

DE LOS HERMANOS GODIÑO

as colecciones del Museo de Cien-cias Naturales de Tenerife (OAMC) se han visto incrementadas de ma-nera sustancial con la incorporación del muestrario de aves naturalizadas

de D. Domingo Bello, probablemente el más completo que pueda existir hoy en Canarias.

D. Domingo Bello fue el alma mater de la colección. Era un empedernido cazador, además de un excelente taxidermista, a juzgar por el aspecto que lucen muchos de los especímenes trabajados por él, algunos de gran di� cultad a pesar de su pequeño tamaño, como los reyezuelos. Su historia encierra para nosotros varias lagunas, pero parece que desempeñó funciones de ge-rente en el ámbito administrativo del ac-tual Instituto de Canarias Cabrera Pinto, cuando prestaba funciones como Interna-

do para estudiantes. Por aquel entonces le acompañaba un joven D. Antonio Pérez-Godiño Rodríguez, con tareas de mochile-ro y, a la vez, otro gran a� cionado a la caza, quién a la postre sería su legítimo propieta-rio y el encargado de mantenerla en buen estado hasta su fallecimiento en La Laguna en octubre de 2000.

Tanto él como D. Domingo Bello se movían por las zonas de Bajamar-Punta del Hidalgo, Los Rodeos, Valle de Gue-rra, la vega lagunera o San Roque, si bien varias de las aves disecadas en su colec-ción proceden de El Médano o El Abri-

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D. Domingo Bello, afamado cazador y alma mater de la completa colección creada en Tenerife desde fi nales del siglo XIX.

D. Antonio Pérez-Godiño Rodríguez. Buena parte de la vida de este militar y comerciante lagunero estuvo vin-culada al excelente muestrario de aves naturalizadas que se comenta en el presente artículo. (Foto cortesía de D. Antonio Pérez-Godiño).

Aspecto exterior de la vivienda sita en la calle Deán Palahí, que albergó la referida colección durante décadas hasta su traslado a los almacenes del OAMC en Santa Cruz de Tenerife. (Foto: A. de Vera).

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Acontecimientos científi cos y culturales (I) La colección de aves de los hermanos Godiño

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go, y otras aparecen etiquetadas como “sur de Tenerife”. Imaginen una excur-sión (se nos antoja que quizás en velero) a colectar aves a esa zona de la isla en la década de 1890 o principios del siglo XX. No sería esa la única aventura, ya que otras proceden de Vilaflor, Garachi-co o Las Cañadas.

D. Antonio Pérez-Godiño Rodríguez, el segundo de cuatro hermanos, había na-cido en 1915 en el nº 10 de la calle Deán Palahí el 14 de septiembre, festividad del Santísimo Cristo de La Laguna, un día muy señalado para esa ciudad. Allí pasaría toda su vida, donde también permaneció la colección en una sala de la planta baja. Desde joven sirvió como artillero en la

conocida plaza del Cristo, retirándose del ejército cercano a los 40 años, para iniciar una larga trayectoria como comerciante en la calle Bencomo.

La primera vez que visité ese nº 10 de la calle Deán Palahí fue gracias a la gestión de otro conocido comerciante de esa ciudad. Me quedé maravillado, aunque quizás no era del todo consciente del enorme valor que atesoraba la colección, como mucho más tarde comprobaría. A esa le siguie-ron varias otras, a veces fugaces, buscando datos concretos. En aquella habitación se respiraba historia, y también vapores de la naftalina que D. Antonio revisaba es-crupulosamente. La atmósfera de aquella habitación era peculiar, aunque también

la humedad intrínseca de la villa lagunera dejó su huella sobre la pluma de algunas aves. El destino quiso que muchos años más tarde fuera yo el encargado de valorar y ponderar la idoneidad de adquirir esa colección para el Museo de Ciencias Na-turales de Tenerife, institución que desde hacía varios años había mostrado su in-terés en adquirirla. Tras muchas vicisitu-des se logró llegar a un acuerdo con los nuevos propietarios, hijos de D. Antonio, los hermanos Antonio y Ruperto Pérez-Godiño. Después de cumplir los trámites oportunos, la colección fue o� cialmente adquirida por el Organismo Autónomo de Museos y Centros en agosto de 2008. Aglutina 119 especies, con un total de

230 especímenes, 151 de los cuales están etiquetados, mayoritariamente con datos como fecha y localidad, lo que les otorga un valor añadido.

En algunos soportes puede leerse Domingo Bello y “pomada mía”. Qui-zás haga alusión a un compuesto utili-zado por muchos taxidermistas por esas fechas, que era el jabón arsenical, una mezcla de jabón, óxido de arsénico pul-verizado y alcanfor, entre otros compo-nentes, que se aplicaba en la cara inter-na de la piel, y de gran efectividad para prevenir el ataque de plagas en los ejem-plares naturalizados, pero muy peligroso para quien lo manejaba.

El espécimen más antiguo etiquetado

Aspecto parcial de la colección en su vitrina original, donde destacan interesantes rapaces como el milano real, el águila pescadora y el halcón de Berbería. (Foto: A. de Vera).

Otro aspecto parcial de la colección, donde aparecen en los estantes superiores algunos especímenes de gran valor, como corredores saharianos y alcaravanes. (Foto: A. de Vera).

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Corredor sahariano (Cursorius cursor) colectado en El Abrigo (San Miguel) el 14 de septiembre de 1923. (Foto: G. Delgado).

Alcaraván común (Burhinus oedicnemus) capturado en Tejina el 25 de septiembre de 1932. Actualmente la es-pecie ha quedado confi nada a unos pocos enclaves del sur y suroeste de Tenerife. (Foto: G. Delgado).

Acontecimientos científi cos y culturales (I) La colección de aves de los hermanos Godiño

data de 1883 y corresponde a un alcaudón común (Lanius senator), ave migratoria de paso regular, capturado en “La Punta” en el mes de octubre. Sería desde 1920 hasta 1940 cuando se engrosaría la colección de manera sustancial. En la década de 1940 solo apare-cen referencias de un ejemplar, un macho de codorniz (Coturnix coturnix) cazado en Los Rodeos, en el verano de 1947.

Desde el punto de vista ornitológico, la colección tiene un valor incalculable, por varias razones. Sin duda, una de las más notorias es el poder contemplar especies nidi� cantes que se encuentran hoy al bor-de de la extinción o cuya distribución en Tenerife se ha visto mermada de manera sustancial. Un caso llamativo es el alcara-ván común (Burhinus oedicnemus), restrin-gido hoy a zonas subdesérticas del sector meridional de Tenerife, que contó con una distribución mucho más amplia en el pasa-do, como atestiguaron no solo naturalistas

que pasaron por Tenerife. En la colección encontramos pruebas concluyentes de que algunas localidades de la medianía tiner-feña, como Tejina y Santa Úrsula, alber-gaban esta singular especie hasta la década de 1930. Algo parecido ha sucedido con el corredor sahariano (Cursorius cursor), actualmente un visitante irregular y de nidi� cación esporádica en zonas secas del sur de Tenerife, en las proximidades de El Médano. A la vista de estos ejemplares es probable que en el pasado esta singular es-pecie podría haber nidi� cado con más re-gularidad, máxime teniendo en cuenta la existencia de hábitat adecuado. Otros tes-tigos de que tiempos pasados fueron mejo-res son el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) (una hembra obtenida en El Médano en septiembre de 1926) o la terre-ra marismeña (Calandrella rufescens) -hoy se le considera a un paso de la extinción en la isla- y el camachuelo trompetero (Bu-

canetes githagineus), en una situación muy similar, que cuenta en la colección con ejemplares procedentes de El Médano, ob-tenidos en septiembre de 1927.

Además de la presencia de especies migratorias de carácter regular en in-vierno y en épocas de paso, como garzas y garcetas, anátidas y limícolas, se regis-tran también verdaderas rarezas, como el escribano nival (Plectrophenax niva-lis), el chorlito dorado americano (Plu-vialis dominica) y el cernícalo patirrojo (Falco vespertinus), o anátidas como la cerceta común (Anas crecca), la cerce-ta aliazul (Anas discors), el porrón par-do (Aythya nyroca) o el negrón común (Melanitta nigra), estos últimos colec-tados en Punta del Hidalgo, una zona estratégica, junto con Valle de Guerra y Bajamar, para D. Domingo y D. Anto-nio, donde se obtuvieron muchas otras especies de patos y diversos grupos de

interés, como por ejemplo diferentes aves marinas. Destacan también dos gorriones chillones (Petronia petronia) procedentes de Punta del Hidalgo, los cuales fueron cazados en noviembre de 1927, al ser un paseriforme confinado hoy al noroeste de Tenerife.

Cuenta con un notable elenco de ra-paces interesantes como el milano real (Milvus milvus) (ya extinta en Canarias), el águila pescadora (Pandion haliaetus) o incluso halcones de Berbería (Falco pe-regrinus pelegrinoides), hoy abundantes pero antaño muy escasos, que desgracia-damente carecen de etiqueta identifica-tiva. Parece razonable pensar que fueran obtenidos en Tenerife, aunque no puede descartarse totalmente que procedan de otra isla o incluso región. La presencia de dos chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) en la colección apunta tam-bién en este sentido. Otro aspecto rele-

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vante de la misma radica en que cons-tituye una representación muy completa de la avifauna tinerfeña, incluyendo en-demismos tan llamativos como las palo-mas turqué (Columba bollii) y rabiche (Columba junoniae) y el pinzón azul de Tenerife (Fringilla teydea teydea).

Por grupos merecen destacarse las aves marinas, que, considerando pelágicas y cos-teras, cuentan con 13 especies, entre las que se incluyen las nidi� cantes actualmente en Canarias, exceptuando al paíño de Madei-ra (Oceanodroma castro). La más numerosa es el frailecillo atlántico (Fratercula arctica), con cuatro ejemplares, tres de ellos proce-dentes de Punta del Hidalgo.

Las rapaces (diurnas y nocturnas) cuen-tan con una completa representación; de hecho, solo faltan el halcón de Eleono-ra (Falco eleonorae) y el alimoche común (Neophron percnopterus), a las que hay que añadir algunas migratorias estrictas (ade-

más de escasas) como el autillo europeo (Otus scops) y el ya mentado cernícalo pati-rrojo, o de presencia más regular, como el búho campestre (Asio � ammeus).

De las aves conocidas como limíco-las (que engloban realmente a varias fa-milias como carádridos, escolopácidos o glareólidos, entre otras) se contabilizan casi una veintena de especies, incluyen-do al chorlitejo patinegro, los intere-santísimos corredores saharianos, varias especies nidificantes como la chocha perdiz (Scolopax rusticola), el alcaraván y otra de reciente reproducción compro-bada en Tenerife, la cigüeñuela común (Himantopus himantopus).

Las anátidas (patos, porrones, cer-cetas, etc.) aparecen representadas por once especies, con verdaderas rarezas como el porrón pardo (Aythya nyroca) o el negrón común. Por su parte, las ar-deidas (garzas, garcetas, etc.) aglutinan

ocho especies, incluyendo al avetorillo común (Ixobrychus minutus), que colo-nizaría como nidificante la isla de Te-nerife más de un siglo después. Varios ejemplares muestran plumaje nupcial.

Dentro de los rálidos, familia que agrupa a gallinetas, fochas, etc., se rela-cionan seis especies, de las que la mitad corresponden a distintas polluelas. Se in-cluyen también el guión de codornices (Crex crex), un migrante escaso, y otras dos, la gallineta común (Gallinula chloro-pus) y la focha común (Fulica atra), que a la larga acabarían engrosando el elenco de especies reproductoras de Tenerife.

No obstante, y siempre bajo la pers-pectiva de las especies nidi� cantes en Tenerife, destacan algunas ausencias, y casi todas hacen referencia a pequeños paseriformes, como la curruca cabeci-negra (Sylvia melanocephala), la curruca tomillera (S. conspicillata), el mosquitero

canario (Phylloscopus canariensis) y el he-rrerillo africano (Cyanistes teneri� ae). Ca-sos como los del gorrión moruno (Passer hispaniolensis), el verderón común (Car-duelis chloris) o el verdecillo (Serinus se-rinus) no son de extrañar, sencillamente porque se trata de especies no asentadas por aquellas fechas. Como anécdota, cabe reseñar la presencia de aves albinas como un cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), obtenido en Garachico en julio de 1930, un bisbita caminero (Anthus berthelotii) y un triguero (Emberiza calandra), este úl-timo parcialmente albino.

Entre los numerosos paseriformes cabe mencionar al ya citado escribano nival y al picogordo (Coccothraustes coccothraustes). Para este último las primeras referencias ho-mologadas corresponden a dos aves obser-vadas en Fuerteventura en octubre de 2005. Existen también dos pechiazules (Luscinia svecica), aunque carecen de datos.

Este negrón común (Melanitta nigra), capturado en oc-tubre de 1921, es una de las interesantes especies de anátidas colectadas en Punta del Hidalgo. (Foto: G. Del-gado).

Ejemplares de gorrión chillón (Petronia petronia) captu-rados en Punta del Hidalgo en noviembre de 1927, un signo inequívoco de la amplia distribución que presen-taba la especie en un pasado no muy lejano. (Foto: G. Delgado).

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