Actas X. AIH. La novela de realismo social de la posguerra ... · PDF fileLA NOVELA DE REALISMO SOCIAL DE LA POSGUERRA: HISTORIA HECHA DE FICCIÓN DAVID K. HERZBERGER University of

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  • LA NOVELA DE REALISMO SOCIAL DE LA POSGUERRA:HISTORIA HECHA DE FICCIN

    DAVID K. HERZBERGERUniversity of Connecticut

    El realismo social en la novela de posguerra emerge como una forma narra-tiva provocativa en los primeros aos de 1950, se desarrolla a lo largo de losprximos diez arlos, y cede a nuevas ideas tericas y experimentales en la nove-la a partir de la publicacin de Tiempo de silencio en 1962. Este breve marcocronolgico puede considerarse a la vez normativo y generacional: los cnonesque definen el realismo social son formulados y rechazados durante un perodode aproximadamente quince aos, y las novelas escritas durante este tiempo seasocian con un grupo de novelistas generalmente conocido como la Generacinde Medio Siglo: Juan Goytisolo, Luis Goytisolo, Jess Fernndez Santos, Ra-fael Snchez Ferlosio y Carmen Martn Gaite, entre otros.

    Tanto el propsito del realismo social como su diseo narrativo arraigan enun pequeo pero importante grupo de supuestos literarios: la conviccin de quela realidad objetiva existe y es traducible mediante un discurso narrativo; lacoincidencia entre el signo y su referente; la creencia en la capacidad de la na-rracin para representar la autenticidad total de la vida; el compromiso socialsegn el cual escribir equivale a actuar y, de ah, la posibilidad de transformarla sociedad si el escritor revela sus injusticias al pblico lector. Cada una de es-tas suposiciones sugiere una relacin directa e ntima entre la realidad y el dis-curso novelstico y pone nfasis en el momento histrico actual como base de loque el novelista puede observar y conocer en el fluir temporal de la vida. Almismo tiempo, estas ideas se conforman al importante principio segn el cual elsignificado literario es expresado o reflejado por la narrativa ms bien que pro-ducido por ella. Para muchos crticos, entonces, el realismo social ha adquiridoel valor de una crnica de la realidad, de un receptculo que registra la historiade un momento determinado en la Espaa de posguerra.

    La correlacin entre palabra y mundo tanto en la produccin como en la re-cepcin del realismo social da por sentado un conjunto de valores crticos ple-

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  • mente abiertos al debate y la subversin. Sin embargo, el enfoque constantede esta novela en la realidad espaola, y la insistencia en su capacidad para re-presentar la vida actual, sugiere un rea de investigacin que hasta ahora ha si-do poco explorada: la relacin del realismo social con la historia y con las con-tingencias de la historiografa en la posguerra espaola. Me refiero aqu a lamanera en que la norma intencional y operativa ms importante del realismo so-cial, la representacin de la vida tal como es, es moldeada por una profundapreocupacin por el fluir del presente temporal y el modo de percibir y narrarese presente. Todo texto literario, como ha observado Thomas Green, expresao define implcitamente una versin de la historia, una teora implcita de la his-toria.1 Pero en el caso del realismo social, la representacin de la historia esproblematizada por la insinuacin coincidente del tiempo afirmado y del tiemponegado. Es decir, la confluencia de la narracin histrica y ficcional en el realis-mo social depende de circunstancias histricas experimentadas ms bien que re-configuradas mediante la narracin (el tiempo presente afirmado), y de un pasa-do histrico del cual estos novelistas quedan excluidos por un rgimen polticoque toma posesin del pasado y de su historia como si fueran propiedad exclusi-vamente suya (el tiempo negado). Mi propsito aqu no es eliminar las distin-ciones entre historia y ficcin. Pero s propongo socavar algunas de estas distin-ciones para revelar el proceso dentro del cual las novelas del realismo socialexploran la historia y la inscriben en el discurso narrativo. Juan Goytisolo hasugerido que el futuro historiador deber apelar a [la novela de realismo so-cial] si quiere entender la realidad histrica de la posguerra.2 Mi propsito esindicar cmo y por qu esto es as.

    Crticos e historiadores de la literatura espaola contempornea han insisti-do repetidamente en la base histrica del realismo social. Aunque la postura cr-tica de estos comentarios se ha desarrollado de una manera menos que sistem-tica, en su conjunto demuestran con claridad la consistencia de la posicinhistoriogrfica de estas novelas. Por ejemplo, en su reciente estudio Rojos y re-beldes, Shirley Mangini coloca el realismo social plenamente dentro de la lneade la historiografa cuando asevera que la problemtica histrica sirve de en-foque principal de los realistas sociales.3 Mangini sugiere tambin que la contri-bucin ms importante de estos novelistas es ms histrica que literaria(119). El novelista y crtico Antonio Ferres ha subrayado en sus ensayos comoel vaco histrico en gran parte inspir la obra de los realistas sociales,4 mien-tras que J. P. Quionero ha resumido la funcin de estos novelistas como la de

    1. T. GREEN, History and Anachronism, Literature and History (ed. G. Morson), Stanford,Stanford U. Press, 1986, pp. 205-220.

    2. J. GOYTISOLO, El furgn de cola, Barcelona, Seix Barral, 1976, p. 6.3. S. MANGINI, Rojos y rebeldes, Barcelona, Anthropos, 1987, p. 111.4. A. FARRES, Evolucin de la novela espaola, Cuadernos Para El Dilogo, XXVin (1965),

    p.25.

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  • inscribir en su discurso la realidad histrica del momento.5 En su libro sobrela cultura de posguerra, Fernando lvarez Palacios ha observado la importanciapara estos novelistas del ser y estar en su momento histrico,6 mientras queCarlos Barral, menos tolerante de la configuracin normativa del realismo so-cial, ha notado como estos escritores se preocuparon cada vez ms por rgidosdogmatismos sobre la fidelidad histrica.7

    Podemos afirmar, pues, que tanto los novelistas espaoles (a travs de la in-tencionalidad) y la crtica literaria (mediante su discurso ensaystico) insisten enla esencia histrica y utilidad historiogrfica del realismo social. Lo que nosconcierne ahora es poner al descubierto la manera en que esta ficcin funcionadentro del marco de lo real. Hay dos modos principales de enfocar esta investi-gacin: 1) comentar la oposicin entre la novela de realismo social y la historio-grafa oficial del Rgimen durante este perodo y demostrar cmo la historio-grafa rechaza la capacidad del discurso narrativo para sugerir una multiplicidadde mundos alternativos. 2) analizar el modo en que el realismo social puedeasociarse con la historiografa como disciplina, tanto en su uso del lenguaje co-mo en las tcnicas narrativas empleadas para representar la realidad. Aunque laprimera posibilidad (el dilogo intertextual del realismo social con la historio-grafa franquista) queda implcita en todo lo que propongo aqu, por razones deespacio el enfoque principal de mis comentarios se centra slo en la segundarea de investigacin, la de la tcnica y el lenguaje.

    La tarea fundamental del historiador proviene de lo que podramos llamar lafuncin representativa de la historia. Es decir, el historiador tiene que transpor-tarse a un mundo que generalmente no conoce directamente, y mediante el usode documentos, archivos y otros materiales, crea una figura de ese momento conpalabras. Este lazo temporal y referencial que el historiador formula se asocia n-timamente con el pensamiento de los realistas sociales. Pero en el caso de stosel vnculo es an ms estrecho porque representan el presente no como si lohubieran atestiguado directamente, sino como tiempo vivido y experimentado.Por eso podemos decir que en la jerarqua normativa del realismo social la narra-cin es informada menos por su contenido social, poltico o econmico que porsu adherencia a una visin particular del tiempo. De modo que el significado pro-fundo de lo histrico en el realismo social emerge en relacin con lo que podra-mos llamar su cronotipo. Utilizado extensamente por Bajtin para examinar lascomplejidades formales de la novela, cronotipo significa literalmente tiempo-espacio, y se refiere en el realismo social a la manera en que los componentestemporales y espaciales estn enlazados dentro de la narracin. En la novela

    5. J. P. QUIONERO, Entrevista con Carlos Castilla del Pino, Informaciones (Suplemento deArtes y Letras), 95 (1970), p. 1.

    6. F. LVAREZ PALACIOS, Novela y cultura espaola de postguerra, Madrid, Cuadernos Para elDilogo, 1975, p. 47. -

    7. C. BARRAL, citado en lvarez Palacios, p. 46.

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  • realista, este enlace siempre privilegia lo temporal mediante la irona constantedel stasis. Es decir, mientras que el marco espacial del realismo social puede ex-tenderse para incluir toda la Pennsula Ibrica, el enfoque temporal queda fijadosiempre en el presente e insina el determinante crucial de la repeticin. La his-toria se manifiesta as en dos niveles: primero, los realistas sociales desafan elconcepto (como lo hizo Heidegger) de que la distancia temporal sea un compo-nente imprescindible de la historiografa. En otras palabras, ser viejo en su es-quema ya no tiene significancia primordial. Segundo, y ms pertinente para no-sotros aqu, la idea del pasado deja una sombra sobre el presente mediante eljuego de la paradoja: la sombra de lo ausente. Los realistas sociales siempre afir-man la presencia autoritativa del presente, pero proponen con igual insistenciaque el significado del presente procede del pasado ausente.

    Como he sugerido antes, puesto que el pasado en la Espaa de la posguerrapertenece al Estado, el nfasis del realismo social en el presente hace vulnerableal conflicto el concepto fundamental de la continuidad temporal. No quiero de-cir que los realistas sociales nieguen la idea de continuidad dentro del fluir deltiempo. Al contrario, su narrativa la implica siempre. En efecto el presente tem-poral del realismo social presupone un pasado que inevitablemente precede larealidad de ese presente dentro del marco de continuidad pero un pasado queexcluye los mitos heroicos e individ