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Departamento de Humanidades Curso: Lengua 0 PRÁCTICA DOMICILIARIA Instrucción: Lea con atención el texto y desarrolle las actividades a continuación. ¿Cómo era Umberto Soto? Lo veo trajinando por el hotel como solía hacerlo, con algo de prisa en el andar, ceño recogido, la mirada puesta más allá de las cosas, las manos metidas en los bolsillos de su bluyín, los hombros encogidos como si sintiera frío. No hay nada llamativo en estos detalles porque pertenecen a la esfera de lo común, de lo anónimo, de las identidades suprimidas. Lo llamativo de Umberto no estaba en este tipo de indicios sino en ciertas señales que venían del fondo de su complicada existencia. Estoy seguro de que aquí, en Pekín, esas señales solo fueron captadas por sus compañeros chinos de la agencia de noticias y por mí y permítanme la reiteración: nadie más lo trató con la frecuencia que hubiera permitido conocerlo un poco y recordarlo; nadie, por eso, lo extrañó cuando se fue. Durante el tiempo que estuvo aquí, su mundo fueron los pasillos del hotel, una que otra calle del barrio, tal vez también algunas del centro, sus compañeros chinos de la agencia y yo. En cuanto a su relación conmigo, marcada por gestos y situaciones que encubrían o desviaban sus señales afectivas, no sé si llegó a alcanzar el nivel de la amistad ¿reprimida? o el de la simple tolerancia, muy relativa, por lo demás. Por lo general, nos veíamos dos o tres veces por semana y a pesar de los largos silencios que a veces se instalaban en estos encuentros, puedo decir que algo pudimos decirnos. No pretendo detenerme a detallar ese intercambio de frases mínimas en torno a asuntos triviales porque no connotaba nada especial en el complejo modo de ser de Umberto, pero no voy a pasar por alto aquellos momentos de locuacidad en los que creí advertir el afán de eludir una conversación normal desviándola con extravagancias verbales o con raras fantasías que, al comienzo, me parecieron delirios de una mente desquiciada. Más tarde, sin embargo, el hilo de unos sentenciosos desvaríos y, sobre todo, de unas esporádicas ¿fabulaciones?, tuve la certeza de que en esta insólita, morosa y a ratos febril ansía de hablar, se articulaban las voces de una terrible experiencia personal o

Actividad I Lengua 0

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Actividad de lengua 0 para alumnos de nivelación

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Departamento de Humanidades Curso: Lengua 0PRCTICA DOMICILIARIA Instruccin: Lea con atencin el texto y desarrolle las actividades a continuacin.Cmo era Umberto Soto?Lo veo trajinando por el hotel como sola hacerlo, con algo de prisa en el andar, ceo recogido, la mirada puesta ms all de las cosas, las manos metidas en los bolsillos de su bluyn, los hombros encogidos como si sintiera fro. No hay nada llamativo en estos detalles porque pertenecen a la esfera de lo comn, de lo annimo, de las identidades suprimidas. Lo llamativo de Umberto no estaba en este tipo de indicios sino en ciertas seales que venan del fondo de su complicada existencia. Estoy seguro de que aqu, en Pekn, esas seales solo fueron captadas por sus compaeros chinos de la agencia de noticias y por m y permtanme la reiteracin: nadie ms lo trat con la frecuencia que hubiera permitido conocerlo un poco y recordarlo; nadie, por eso, lo extra cuando se fue. Durante el tiempo que estuvo aqu, su mundo fueron los pasillos del hotel, una que otra calle del barrio, tal vez tambin algunas del centro, sus compaeros chinos de la agencia y yo. En cuanto a su relacin conmigo, marcada por gestos y situaciones que encubran o desviaban sus seales afectivas, no s si lleg a alcanzar el nivel de la amistad reprimida? o el de la simple tolerancia, muy relativa, por lo dems. Por lo general, nos veamos dos o tres veces por semana y a pesar de los largos silencios que a veces se instalaban en estos encuentros, puedo decir que algo pudimos decirnos. No pretendo detenerme a detallar ese intercambio de frases mnimas en torno a asuntos triviales porque no connotaba nada especial en el complejo modo de ser de Umberto, pero no voy a pasar por alto aquellos momentos de locuacidad en los que cre advertir el afn de eludir una conversacin normal desvindola con extravagancias verbales o con raras fantasas que, al comienzo, me parecieron delirios de una mente desquiciada. Ms tarde, sin embargo, el hilo de unos sentenciosos desvaros y, sobre todo, de unas espordicas fabulaciones?, tuve la certeza de que en esta inslita, morosa y a ratos febril ansa de hablar, se articulaban las voces de una terrible experiencia personal o ajena, asumida como suya. Me haca or, entonces, los apuntes verbales de una ficcin que iba creando? Fueron pocas las veces que pude verlo en otros trances, ya que lo ms frecuente era que, sentado o caminando, de pronto se ensimismara o dijera algo desconcertante, como si quisiera notificarme, con ello, que se desconectaba por completo de las cosas de su entorno. Me soltaba en forma inopinada explicaciones o respuestas que eran abiertas tomaduras de pelo, ironas, sarcasmos, sin excluir las referencias al sexo o irritantes y afectadas disertaciones llenas de una pretendida filosofa, que, por no guardar relacin con el momento no por su sorprendente coherencia sonaban a raptos de esquizofrenia. Estaba a la vista de que hua de s mismo, pero haba otro asunto en el que tambin se embarcaba a diario, segn me pareca: el deseo de vencer su propensin a permanecer por ms tiempo en Pekn. Una vez, salamos del hotel y al llegar a la avenida, de pronto se puso delante de m y me dijo: No te joden las tentaciones? Mir haca el amplio techo del pabelln nmero uno del hotel, se puso junto a m y mientras reanudbamos la caminata, dijo como hablando consigo mismo: De todas, la ms abominable es la de quedarse. Quedarse, quedarse, al diablo con quedarse, por qu hay que quedarse aqu? Entend que se hablaba a s mismo pero una punta de lo que deca me aluda y rozaba mi susceptibilidad. Caminbamos en silencio y a m se me ocurri pensar que, tratndose de l, ese aqu de la frase que acababa de decir poda ser cualquier lugar del mundo a donde l fuera a parar. Tomado de Memorias de un naufragioJuan Morillo Ganoza a) Identifique los elementos lingsticos presentes en el texto descriptivo: Subraye los adjetivos y regstralos en el cuadro. Resalta los verbos copulativos y aquellos que no denotan accin, determinando el tiempo verbal. Encierra los marcadores espaciales (de ubicacin, de secuencia, de proximidad o distancia).

a. Adjetivos (con los sustantivos que modifican)b. Verbosc. Marcadores textuales(de ubicacin, de secuencia, de proximidad o distancia).

Verbos copulativos y que no denotan accin(tiempo verbal)

Identidades suprimidas.complicada existenciacompaeros chinossimple tolerancia muy relativaasuntos trivialesconversacin normalextravagancias verbalesraras fantasasmente desquiciada.sentenciosos desvarosespordicas fabulaciones?inslita, morosa y a ratos febril ansaexperiencia personal o ajena, asumidaapuntes verbalesabiertas tomaduras de peloirritantes y afectadas disertacionespretendida filosofasorprendente coherenciaTentaciones abominables

FueronSerParecieron

b) Identifique las caractersticas del elemento descrito y consgnalas en este cuadro. ELEMENTO DESCRITOCARACTERSTICAS