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Actividades económicas en la Amazonía. Shipibos y Quechua Lamas
Mariané Argote Valencia 09150213
Introducción
Este trabajo es una comparación de los sistemas económicos entre dos
sociedades amazónicas, los quechua lamas y los shipibos, ambos grupos
considerados indígenas aunque los lamas presenten la particularidad de ser una
posible simbiosis entre grupos amazónicos y andinos debido a la actividad
misionera del siglo XVII. Las marcadas diferencias de origen ejemplificadas en
distancias lingüísticas claras no repercuten en la organización económica básica
de cooperación y respeto pos la Naturaleza, además los problemas desarrollados
por la intromisión del capital y de otros sistemas económicos hegemónicos son
compartidos por ambos grupos humanos (que comparten con muchas otras
poblaciones amazónicas también afectadas por las actividades extractivas a gran
escala y la penetración del capital en su economía) lo que ha devenido en
progresivos cambios estructurales en la organización económica y
subsecuentemente en la política y la organización. Estas trasformaciones suceden
en el ámbito de una economía y política liberales que aún no logran conciliar las
principales demandas sociales y culturales de las poblaciones con el desarrollo
económico a gran escala, produciendo “mestizaciones” obligadas, cambios en las
dietas y el sistema de creencias que antes regulaba la actividad social.
La actualidad de este tema merece un profundo trabajo de campo e investigación
bibliográfica -que por razones de tiempo y medios no he podido desarrollar- que se
traduzca en propuestas viables para los pueblos de la Amazonía, labor académica
y política que aún es relegada por estudiantes e investigadores.
Empezaré presentando un esbozo étnico y geográfico de ambos grupos para
luego detallar la economía propia de cada uno, sus similitudes, diferencias y las
implicancias de la organización social y religiosidad (más exactamente el
simbolismo del cual está cargada tal religiosidad) en tales particularidades de
organización.
Shipibos y Quechua Lamas. Aproximaciones culturales y organizativas
Empezaré contextualizando la ubicación y situación etnolingüística de ambos
grupos. El grupo étnico shipibo pertenece a la familia lingüística Pano y cuenta con
aproximadamente 22500 hablantes (INDEPA 2010); se encuentra asentados en la
denominada Selva Baja a las márgenes del río Ucayali principalmente, desde
Bolognesi en el Alto Ucayali hasta Contamana en el Bajo Ucayali. Otras
poblaciones se establecen en los afluentes del Ucayali como los ríos Aguaytía,
Pisqui, Bajo Pachitea, Callería, Tamaya y en las orillas del lago Yarinacocha.
Existe una unidad cultural con los conibo y shetebos evidenciada en la lengua, se
aprecia una proximidad mayor con los conibo, mientras que las diferencias
lingüísticas con los shetebos son más pronunciadas; ambos comparten también el
área del Ucayali. El matrimonio también permite la unidad o acercamiento entre
etnias, los shipibos se unen con shetebos y conibos, y entre estos ocurre lo
mismo. A decir del tema una mujer shipiba (Agustina Valera) menciona:
Antiguamente los shipibos buscaban a los conibos; mucho querían hacerlos sus
yernos porque hablaban bonito. Ellos para decir “ven rápido” no dicen “ishton
jomenwe” sino “jomentain”. En cambio nosotros los shipibos hablamos normal.
Ahora ya estamos mezclados, tenemos esposos shetebos o conibos.i
Los Quechua Lamas hablan la variedad ayacuchana del quechua y la población
ocupa el territorio del departamento de San Martín con aproximadamente 20 000
habitantesii de los cuales 5 648 vivían en el distrito de Lamas, aunque no he
encontrado datos actualizados de población censada en el INDEPA. El núcleo
mayoritario se halla en la provincia de Lamas y su capital del mismo nombre, al
norte del Departamento de San Martín. La zona más densa donde se asientan los
núcleos de quechua lamas se encuentran alrededor de la capital de provincia
entre los 300 y los 1500 m.s.n.m. en la cuenca baja del Huallaga, específicamente
en la zona de influencia del río Mayo. La geografía de la región, a diferencia del
hábitat shipibo, es típica de la Selva Alta o ceja de selva, terreno escarpado con
alturas entre los 15000 y 100 m.s.n.m. y de topografía accidentada, quebradas,
abras y valles. De ahí proviene la denominación de montaraces y chacareros.
Según algunas fuentes históricas, en la Región San Martín, entre el siglo XVII-
XVIII, habrían existido 12 pueblos indígenas y los habitantes de la región
probablemente vivieron en contacto con influencias andinas y amazónicas. El
origen fundacional se atribuye a los chancas.iii
El uso de la lengua quechua corresponde a los tiempos de la Colonia y las
misiones en las que se implementó esta lengua para el mejor control político y
administrativo de la población, que también sufrió al igual que las poblaciones
andinas la reducción en núcleos de vivienda. El desarrollo de las relaciones de
poder ejercidas sobre los quechua lamas no ha parado y continúo durante la
República, con inserciones a la economía de mercado y de intercambio monetario
desiguales para los quechua lamas, además de la introducción de objetos para
compra y el status de la población, el trabajo en las caucheras durante la
explosión del caucho (actividad extractiva que también contribuyó a la disminución
de del monte). El problema de la dominación económica y política se traduce en
cambios obligados en el estilo de vida, en la economía familiar, en inadecuadas
políticas educativas, devastación del hábitat y serias implicancias en la
cosmovisión y en la apreciación general de la calidad de vida de ellos mismos.
Para explicar la economía de cada etnia es necesario mencionar su sistema de
creencias y su cosmovisión ya que están íntimamente relacionados y se influyen
mutuamente. Es común a las poblaciones originarias de la Amazonía y el ande
atribuir vitalidad a todo cuanto lo rodea y expresar su medio ambiente como un
conjunto interrelacionado de vida donde el hombre no es parte excluyente sino
que forma parte del mismo sistema viva. De aquí los cuidados al momento de
organizar la economía y la importancia de la problemática de las actividades
extractivas a gran escala y sin regulación que alteran este sistema de vida.
Entre los quechua lamas la denominación monte no tiene las mismas
connotaciones que para nosotros. Para ellos el monte es pensado casi como la
chacra misma por la crianza y el cuidado que se le brinda y por considerársele una
entidad viva y no un recurso económico a la manera occidental. Tradicionalmente
en el monte se practicaba la caza o chapaneo en el marco de una economía de
auto subsistencia y relación estrecha con el medio, en el que uno es entendido
como parte de él y no como un ente separado de ella. Así las mismas
expediciones de caza están reguladas por el ciclo de desarrollo de los animales,
teniendo un conocimiento de cuando están en crecimiento y con crías para no
alterar el orden natural y la regeneración de recursos. Las temporadas preferidas
para la caza son Carnavales (febrero), San Juan (junio) y Santa Rosa (agosto).
El chapaneo se práctica en un marco ritual y según la cosmovisión lamista en la
que existen tres comunidades principales en el monte: comunidad de árboles, de
plantas y de espíritus. Las incursiones forman parte de una estrecha vinculación
con estas comunidades que se entienden tienen vida y dependen unas de otras,
así los árboles tendrían madre y las plantas espíritu. El montaraz, hombre del
monte, es parte de él mismo y del sistema de crianza. El monte provee de
animales y plantas, pero en la chacra se recrea el sistema montaraz de crianza y
cuando algunas plantas escasean el hombre lama la puede criar en su chacra
(Rengifo 2001). Se aprecia la vinculación entre cosmovisión y economía de
subsistencia en relación al monte como centro de vida según el esquema de
comunidades (árboles, animales, espíritus) y la reproducción de tales relaciones
económicas mediante la crianza. El chapaneo es una actividad realizada en
mayoría por hombres y una primera aproximación es el shishaneo llevaba a cabo
por niños, jóvenes y adultos en incursiones cercanas a la chacra que solo duran
horas y se realiza en cualquier momento del año. Se usa perros y trampas y existe
toda una ritualidad para esto, pues a los perros también se los hace dietar.
Las expediciones son realizadas por el chapanero, también denominado mitayero,
aunque es en realidad un grupo el que lleva a cabo dicha tarea y consigue carne
para el resto de la comunidad, es una actividad colectiva conocida también como
mita de carne. Pueden acompañar niños o jóvenes que ayudan trasportando las
trampas y alimentos, ellos son los denominados cameros. Esta actividad posee un
rol funcional de enseñanza.
Las incursiones son realizadas con suma cautela y preparación por parte de los
mitayeros. Para adentrarse en el monte y poder cazar se requiere estar en
comunicación íntima con él, se requiere volver al “estado natural”, entonces se
inicia una dieta de evitación de sal, azúcar, ají, manteca y licor. Además de cierta
abstinencia sexual. Esta preparación es crucial para el chapanero, de esta manera
abre la percepción del montaraz para la conversación con el mundo de las ánimas,
necesaria para la incursión al monte y el guiado de la caza. Al regreso (cuando
aproximadamente cada uno de los hombres tiene entre 60 y 70 kg de carne) se
invita a las demás familias de la comunidad lo que se ha cazado.
Esta junto con la agricultura son las actividades económicas más generalizadas y
arraigadas entre la población quechua lama. La venta de madera es mínima y la
incursión de la economía de capital con la influencia de los monocultivos son
aspectos que más adelante comentaré.
Entre los shipibos las actividades económicas más importantes son la agricultura y
la caza, aunque esta ha cedido su lugar debido a la sedentarización de la
población y la depredación de recursos naturales. La pesca y la recolección son
también actividades de subsistencia recurrentes. En el trabajo agrícola la mujer
desempeña un rol importante usando su fuerza de trabajo vigilando el desarrollo
de cultivos como la yuca y el plátano, insumos básicos en su alimentación. El
trabajo de roce y quema es realizado por el hombre, mientras la limpieza de la
maleza y el cuidado de semillas es labor femenina. Tradicionalmente la pesca
también es una actividad masculina, pero la recolección de frutos y caracoles por
ejemplo es compartida por niños y mujeres.
La mujer al interior de la unidad familiar es la administradora de los recursos
familiares (además de establecer los precios y distribuir las ganancias de las
ventas de los productos familiares) situación ligada a su rol de manejo de la
unidad familiar y el uso de relaciones de solidaridad y reciprocidad con otros
grupos familiares o “coresidentes”, no olvidemos que la organización social shipiba
es matrilineal y el asentamiento de residencia uxoricocal.
Debido a la penetración de la economía capitalista y el acercamiento al mercado
externo, así como la depredación del hábitat; los shipibos han debido adquirir
nuevas estrategias para la obtención de recursos. La venta de fuerza de trabajo en
actividades externas a la comunidad (antes usada principalmente en las mingas)
es común en los hombres, quienes suelen dejar la residencia por espacios
prolongados de tiempo para asentarse en un nuevo ambiente laboral o vender los
productos agrícolas de la familia. La mujer en cambio se ha dedicado
mayoritariamente a la confección de artesanías y a la cestería, lo cual ha derivado
en una independencia de la actividad femenina y en reforzar su rol de
administradora de recursos en la familia.
Comentarios finales
Si bien existen similitudes entre shipibos y quechua lamas acerca de la
organización social para la economía, la mirada simbólica en el ámbito de la
cosmovisión y la percepción de la Naturaleza como un sistema viviente al cual se
pertenece; persisten también diferencias en los factores de desarrollo económico.
Al parecer el acercamiento con la economía de mercado entre los shipibos ha sido
influenciada también, y más que en el caso de los lamas, por el turismo, actividad
hacia la cual han volcado la confección de artesanías. Debido a la creación de
nuevas necesidades por el roce continuo a la economía occidental se vieron
inmersos en el proceso de monetarización para el consumo de mercancías de
afuera, representadas muchas veces en los comercios de los asentamientos de
colonos cercanos. Según estudios de género, esto ha brindado a la mujer de un
alto grado de autonomía y prestigio (Heise, Landeo y Bant 1999). Aunque es cierto
que también ha abierto el camino hacia la consolidación de brechas económicas
con indicadores ajenos a la realidad cultural del pueblo shipibo de una manera
hegemónica. Es cierto además que actualmente el pueblo shipibo al igual que
otros de la Amazonía sufre a reducción de sus áreas de vida para la agricultura y
caza por la explotación indiscriminada de recursos.
En el caso de los lamas el problema radica en la pérdida de tierras para la caza y
la chacra debido a la deforestación, a la falta de tecnología silvícola, la
sobreexplotación de las tierras para el monocultivo y las constantes migraciones
que aumentan la población y provocan impactos negativos en la organización
espacial lama, obligándolos a desplazarse y reducir el área de caza y vivienda, así
como a establecer títulos de propiedad amparados por el Estado en tierras antes
comunales. Es la penetración de la categoría de propiedad privada en el
imaginario social y en la práctica de sus relaciones sociales lo que repercutirá de
alguna manera en su organización para la economía.
i El testimonio que cité es de Agustina Valera Rojas, mujer shipiba de la comunidad de San Francisco de la laguna de Yarinacocha y coautora del libro KOSHI SHINANYA AINBO (El testimonio de una mujer shipiba).
ii Estimado en 1972 según el texto de Grimaldo Rengifo Montes y Montaraces. Mencionan una proyección de 30 000 habitantes para 1999 pero no he encontrado referencias de censos del INDEPA al 2010 para esa población en particular.iii Al respecto Mario Zúñiga señala” los pobladores definen su identidad ancestral, a partir de una filiación pre-hispánica con los Chankas, quienes se supone se instalaron en la zona en época Incaica”. A decir de su proposición, él se basa en la siguiente tesis: “Una teoría del poblamiento de Lamas que cuenta con bastante aceptación en la zona, indica que la ciudad fue conquistada por los Chanka, pueblo de gran poderío asentado originalmente en el valle del río Pampas, en Apurímac. Luego de ser derrotados por los Inkas en la batalla de Yahuarpampa en 1438 (durante el periodo de gobierno de Pachacútec), los Chanka fueron objeto de cobros de tributos, por lo que, en disconformidad con dicha situación, abandonaron su territorio y huyeron hacia la Amazonía (región Anti). Durante ese viaje, los Chanka liderados por su jefe Ankoallo, escapando de la persecución Inka, se desplazaron hacia el valle del río Huallaga, llegando hasta el lugar donde actualmente se encuentra la ciudad de Lamas (…)” (Meso-ZEE-OT: 2011). Aclarando que la influencia incaica nunca llegó a ser predominante ni su asiento estable en la zona.
Bibliografía
1. HEISE,María, Liliam LANDEO y BANT, Astrid. 1999 Relaciones de Género en la Amazonía Peruana, pp. 67-79. Lima: CAAAP2. GARCÍA RIVERA, Fernando. 1993 Etnohistoria Shipibo: Tradición oral de los Shipibo-Conibo, pp. 7-11. Perú3. RENGIFO, Grimaldo y PANDURO Rider. 2001 Montes y montaraces: La visión del bosque en los Quechua-Lamas. Una aproximación. Lima: PRATEC4. VALENZUELA BISMARCK, Pilar y Agustina VALERA ROJAS. 2005 Koshi Shinanya Ainbo: El testimonio de una mujer shipiba. Lima: Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales-UNMSM5. ZÚÑIGA LOSSIO, Mario. Noviembre 2011 “De la selva… ¡¿su quechua?! Los pueblos Quechuas amazónicos del Pastaza, Napo y Lamas. Panorama de su historia y algunas problemáticas” en Revista cultural electrónica Construyendo Nuestra Interculturalidad. Año 7. N° 6/7. Lima-Perú