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Acto de amor No supe decirte cuánto te amo, Dios en el que creo, Dios que eres la vida viviente, la ya vivida, la que se ha de vivir más allá: más allá de los confines del mundo, donde no existe el tiempo. No supe; más a Ti nada oculto queda de todo lo que calla en lo profundo. Cada acto de vida, en mí, fue amor. Y yo creí fuese para el hombre, o la obra, o la patria terrena, o los nacidos de mi firme tronco, o las flores, las plantas, y los frutos que del sol reciben su sustancia, alimento y luz; mas era amor Tuyo, que en cada cosa y criatura estás presente. Y ahora que uno a uno cayeron a mi lado los compañeros de camino, y más distantes se hacen las voces de la tierra, Tu rostro brilla con resplandor más fuerte y tu voz es cántico de gloria. Ahora –Dios a quien siempre amé te amo sabiendo que te amo; y la inefable certeza de que todo fue justo, hasta el dolor, todo fue bien, hasta mi mal, bien de que para mí Tú fuiste y eres todo, me hace temblar de una alegría mayor que la muerte. Quédate conmigo, ya que la noche cae sobre mi casa con misericordia de sombras y de estrellas. Que yo te ofrezca en la mesa humilde, mi poco pan y el agua pura de mi pobreza. Quédate Tú sólo junto a mí, tu sierva; y, en el silencio de los seres, mi corazón Te oiga sólo a Ti. Ada Negri.

Acto de Amor. Ada Negri

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Poesía de Ada Negri.

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Page 1: Acto de Amor. Ada Negri

Acto  de  amor    

No  supe  decirte  cuánto  te  amo,  Dios  en  el  que  creo,  Dios  que  eres  la  vida  viviente,  la  ya  vivida,  la  que  se  ha  de  vivir  más  allá:  más  allá  de  los  confines  del  mundo,  donde  no  existe  el  tiempo.  No  supe;  más  a  Ti  nada  oculto  queda  de  todo  lo  que  calla  en  lo  profundo.  Cada  acto  de  vida,  en  mí,  fue  amor.  Y  yo  creí  fuese  para  el  hombre,  o  la  obra,  o  la  patria  terrena,  o  los  nacidos  de  mi  firme  tronco,  o  las  flores,  las  plantas,  y  los  frutos  que  del  sol  reciben  su  sustancia,  alimento  y  luz;  mas  era  amor  Tuyo,  que  en  cada  cosa  y  criatura  estás  presente.  Y  ahora  que  uno  a  uno  cayeron  a  mi  lado  los  compañeros  de  camino,  y  más  distantes  se  hacen  las  voces  de  la  tierra,  Tu  rostro  brilla  con  resplandor  más  fuerte  y  tu  voz  es  cántico  de  gloria.  Ahora  –Dios  a  quien  siempre  amé-­‐  te  amo  sabiendo  que  te  amo;  y  la  inefable  certeza  de  que  todo  fue  justo,  hasta  el  dolor,  todo  fue  bien,  hasta  mi  mal,  bien  de  que  para  mí  Tú  fuiste  y  eres  todo,  me  hace  temblar  de  una  alegría  mayor  que  la  muerte.  Quédate  conmigo,  ya  que  la  noche  cae  sobre  mi  casa  con  misericordia  de  sombras  y  de  estrellas.  Que  yo  te  ofrezca  en  la  mesa  humilde,  mi  poco  pan  y  el  agua  pura  de  mi  pobreza.  Quédate  Tú  sólo  junto  a  mí,  tu  sierva;  y,  en  el  silencio  de  los  seres,  mi  corazón  Te  oiga  sólo  a  Ti.  

Ada  Negri.