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LOBATO-ROCIO En los tiempos en los que vivimos quizás no habría sido necesario reunirnos hoy aquí. Los medios que existen y la tecnología nos habrían permitido, seguramente, haber mantenido este encuentro, esta celebración, por conexiones telefónicas, chats, videoconferencias o encuentros en tantas maneras diferentes como para generar un sentimiento común igual al que ahora todos tenemos. Las formas en que se establecen y se desarrollan las relaciones personales han cambiado de una manera tal que, solo hace unos diez años, si nos los hubieran contado, y a pesar de lo que ya entonces conocíamos, habríamos pensado que quien nos lo contara se había pasado mucho tiempo, demasiado, leyendo a Julio Verne. SCOUT-MARIA Pero hubo un tiempo, reciente pero que nosotros no hemos conocido, en el que todas esas formas, todos esos medios, estaban incluso más haya de la extensa y maravillosa imaginación del Sr. Verne. Un tiempo en el que la vida sería más lenta, sí, pero en el que las personas nos relacionábamos de una forma más directa, más próxima. De una manera en la que no nos era posible tener mil “amigos” pero en la que nuestros amigos, diez, quince o veinte, eran de carne y hueso, cercanos, cuya voz conocíamos y cuya mano estaba siempre dispuesta para servirnos de apoyo y ayuda. Un tiempo en el que el mundo no abarcaba para la mayoría de la humanidad mucho más allá de su ciudad, de su provincia, a lo sumo, de su país. Pero este era un universo conocido, vivo y real, esperándonos para entrar en nosotros y llenar nuestros sentimientos y emociones. ESCULTA-JAVI Si, todo ha cambiado. Y además en unas proporciones difícilmente imaginables. Sin embargo si estamos hoy aquí debe ser porque en estos cuarenta años han habido cosas que no han

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LOBATO-ROCIO

En los tiempos en los que vivimos quizás no habría sido necesario reunirnos hoy aquí. Los medios que existen y la tecnología nos habrían permitido, seguramente, haber mantenido este encuentro, esta celebración, por conexiones telefónicas, chats, videoconferencias o encuentros en tantas maneras diferentes como para generar un sentimiento común igual al que ahora todos tenemos.

Las formas en que se establecen y se desarrollan las relaciones personales han cambiado de una manera tal que, solo hace unos diez años, si nos los hubieran contado, y a pesar de lo que ya entonces conocíamos, habríamos pensado que quien nos lo contara se había pasado mucho tiempo, demasiado, leyendo a Julio Verne.

SCOUT-MARIA

Pero hubo un tiempo, reciente pero que nosotros no hemos conocido, en el que todas esas formas, todos esos medios, estaban incluso más haya de la extensa y maravillosa imaginación del Sr. Verne.

Un tiempo en el que la vida sería más lenta, sí, pero en el que las personas nos relacionábamos de una forma más directa, más próxima. De una manera en la que no nos era posible tener mil “amigos” pero en la que nuestros amigos, diez, quince o veinte, eran de carne y hueso, cercanos, cuya voz conocíamos y cuya mano estaba siempre dispuesta para servirnos de apoyo y ayuda.

Un tiempo en el que el mundo no abarcaba para la mayoría de la humanidad mucho más allá de su ciudad, de su provincia, a lo sumo, de su país. Pero este era un universo conocido, vivo y real, esperándonos para entrar en nosotros y llenar nuestros sentimientos y emociones.

ESCULTA-JAVI

Si, todo ha cambiado. Y además en unas proporciones difícilmente imaginables. Sin embargo si estamos hoy aquí debe ser porque en estos cuarenta años han habido cosas que no han cambiado, porque no tenían que cambiar, porque eran y son esenciales, porque constituyen el esqueleto de una columna que sostiene, nos sostiene, a muchos.

Valores que nos guían y permanecen inalterables a lo largo de nuestra vida. Amistad, honradez, solidaridad, compañerismo, amor al prójimo, amor a la naturaleza, respeto a los demás, esfuerzo, sufrimiento, sacrificio.

Valores que no han cambiado en cuarenta años ni en cien. Los valores del escultismo, los valores de Baden Powell.

Debemos alegrarnos de que esto sea así y de que, gracias a que sea así, todos los que hemos venido hoy, aquí, a reunirnos, de 70,50,60 o de 7 años tengamos tanto en común sin quizás conocernos. De que todos y cada uno compartamos un espíritu, un ADN inalterable a pesar del transcurso del tiempo, espíritu que es sin duda el mayo éxito de nuestro fundador.