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Addie es la hija de Kent y Jill Miller. Creció en Wakarusa, Indiana. Tiene una hermana menor, Danae. Se graduó de la Escuela Cristiana Bethany y obtuvo un grado de Ministerio Congregacional y Juvenil en el Colegio de Hesston y la Universidad Eastern Mennonite. Addie comenzó a envolverse en la vida de la iglesia cuando era una joven en la Iglesia Menonita Yellow Creek. Una pasión de ella ha sido dirigir música de alabanza, a menudo tocando el piano y a veces el bajo. Addie ha trabajado en la Comunidad Menonita la mayor parte de su carrera. Ella ha sido Directora de Programa en el campamento de verano en Amigo Centre, sirvió como Líder de Alabanza y Directora de Jóvenes en la Iglesia Menonita Pleasant View, y ha tenido muchos roles (incluyendo directora) en la Guardería de Yellow Creek, donde ella es planificadora de currículo para los pre-escolares. Addie conoció a su esposo, Jared Leaman en el Colegio de Hesston, y se casaron en el 2008. Ellos tienen dos hijas, Sophia (10) y Brooklyn (6), y un hijo, Ryne (7). Sus pasatiempos incluyen actividades con la familia como la playa y la piscina, pintura, juegos, y películas. Addie Leaman, Asistente de Discipulado en CMC In this issue: Addie Leaman, Asistente de Discipulado en CMC Covid-19 y la Iglesia Menonita del Colegio Manos Ayudantes y el Fondo de Covid Crisis en la Isla Griega de Lesbos College Mennonite Church Otoño 2020

Addie Leaman, Asistente de Discipulado en CMC

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Page 1: Addie Leaman, Asistente de Discipulado en CMC

Addie es la hija de Kent y Jill Miller. Creció en Wakarusa, Indiana. Tiene una hermana menor, Danae. Se graduó de la Escuela Cristiana Bethany y obtuvo un grado de Ministerio Congregacional y Juvenil en el Colegio de Hesston y la Universidad Eastern Mennonite. Addie comenzó a envolverse en la vida de la iglesia cuando era una joven en la Iglesia Menonita Yellow Creek. Una pasión de ella ha sido dirigir música de alabanza, a menudo tocando el piano y a veces el bajo. Addie ha trabajado en la Comunidad Menonita la mayor parte de su carrera. Ella ha sido Directora de Programa en el campamento de verano en Amigo Centre, sirvió como Líder de Alabanza y Directora de Jóvenes en la Iglesia Menonita Pleasant View, y ha tenido muchos roles (incluyendo directora) en la Guardería de Yellow Creek, donde ella es planificadora de currículo para los pre-escolares.

Addie conoció a su esposo, Jared Leaman en el Colegio de Hesston, y se casaron en el 2008. Ellos tienen dos hijas, Sophia (10) y Brooklyn (6), y un hijo, Ryne (7). Sus pasatiempos incluyen actividades con la familia como la playa y la piscina, pintura, juegos, y películas.

Addie Leaman, Asistente de Discipulado en CMC

In this issue:

Addie Leaman, Asistente de Discipulado en CMC

Covid-19 y la Iglesia Menonita del Colegio

Manos Ayudantes y el Fondo de Covid

Crisis en la Isla Griega de Lesbos

College Mennonite Church Otoño 2020

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Adoramos juntos CADA DOMINGO 9:25 a.m. - Transmisión del Servicio Radio: WGCS 91.1 FM En linea: www.collegemennonite.org Comunidades de Greencroft: canal 13 9:30 a.m. - Servicio de adoración Interpretación en español

Equipo Pastoral Phil Waite, Líder del Equipo Pastoral y Adoración Daniel Yoder, Formación Cristiana – jóvenes Pamela Yoder, Cuidado Pastoral Talashia Keim Yoder, Ministerio de la Familia David Maldonado, Ministerio de Alcance Madeline Maldonado, Ministerio de Alcance Rex Brake, Pastor de la Comunidad Cristiana Sorda La Iglesia Menonita del Colegio es unaCongregación acogedora de

Mennonite Church USA, una Comunidad de creyentes

Anabautistas.

Para aprender más vaya a: www.mennoniteusa.org

www.collegemennonite.org

COVID-19 y la Iglesia Menonita

del Colegio

Covid está cambiando la manera en que acostumbramos participar en la iglesia. Algunos de estos cambios serán permanentes. Estos cambios son impulsados por las maneras en que cada uno de noso-tros participa en la iglesia. Cuando algo tan universal como Covid interrumpe nuestras vidas, no somos los mismos. Ninguno de noso-tros seremos igual después de esta experiencia, y tampoco la igle-sia será igual. Entraremos a un nuevo normal. Es imposible saber cómo será el nuevo normal, pero los eruditos que estudian iglesias, y las encuestas que se hacen de los miem-bros y líderes de las iglesias nos dan algunas pistas. Casi todos nosotros tenemos experiencia con Zoom, el cual podemos esperar que se convierta en un instrumento para la vida en la comunidad y administración en la iglesia después de Covid. Hemos tenido expe-riencia mirando o escuchando los servicios desde nuestros hogares en nuestras pijamas. Para algunos de nosotros, el no ir al edificio de la iglesia ha sido una conveniencia a la cual nos hemos acostum-brado, y tal parece que más de nosotros nos quedaremos en la ca-sa más a menudo después de Covid. Para otros, es más fácil escu-char el servicio en nuestras salas que en vivo en el santuario lleno de ruidos del ambiente. Por supuesto, no abandonaremos la ala-banza en persona totalmente, pero experimentaremos una lenta movida en esa dirección. En CMC, ya habíamos estado prestando atención al balance entre los servicios transmitidos y los servicios en persona cuando planeamos el sonido, los visuales, y el flujo del servicio. Ese balance será diferente después de Covid que antes. La escuela dominical como estábamos acostumbrados, puede que será cosa del pasado. El concepto de Escuela Dominical vino a existir en un punto relativamente reciente en la historia de la iglesia para servir un propósito particular que hacía sentido en ese tiempo y tal parece que Covid cambiará esto. Quiero ser claro. Estos cam-bios no serán impuestos por líderes de la iglesia, sino que será por-que los miembros se comportarán de manera diferente. Por supuesto, tenemos más preguntas que respuestas cuando con-sideramos la vida después de Covid. Una gran pregunta es ¿cuánto seguirá importando la geografía? ¿Cuánto cambiarán de iglesia la gente? Durante Covid es igual de fácil “asistir” a un servi-cio de alabanza en el otro lado del mundo que uno a la vuelta de la esquina. ¿Importará menos el lugar específico de la congregación? ¿Acelerará el Covid la disminución general de la membrecía y parti-cipación de las iglesias en los Estados Unidos? ¿Nos conducirán a un mayor compromiso de fe las preguntas existenciales a las cuales muchos de nosotros nos estamos empezando a enfrentar? ¿Cómo cambiarán las interacciones sociales? ¿Cómo nos afectará el aisla-miento reprimido? Estos son algunos de los asuntos y preguntas que Covid representa para la vida de la iglesia. ¡Las buenas nuevas son que Dios era, Dios es y Dios será! — Phil Waite, el pastor

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4 SING! Otoño 2020

Fue la segunda semana de marzo cuando aprendi-mos acerca de Covid–19. Una enfermedad que esta-ba aislada en China durante la última parte del 2019, y para el fin de marzo de este año paralizó algunos países, incluyendo al nuestro.

Yo supe de Covid–19 durante una reunión en Chica-go a principio de marzo. Uno de los miembros del grupo trabaja con una gran organización médica que posee hospitales internacionalmente. Él le habló al grupo acerca de Covid, mientras algunos de nosotros discutíamos lo que escuchábamos en las noticias y leíamos en el periódico. Nos dijo el pronóstico de es-ta organización respecto a las infecciones esperadas, muertes, y sobrevivientes en los Estados Unidos y en el mundo. Mientras yo escuchaba los números que él nos leía, yo pensaba que eran exagerados y sonaban ridículos. A medida que los casos en Nueva York au-mentaban, comencé a darme cuenta que aquellos números que mi amigo mencionaba no eran exagera-dos.

Durante nuestra reunión VLT ese mismo mes, empe-zamos a discutir y a prepararnos para la pandemia. Mientras discutíamos planes para cerrar el edificio y nuevas maneras para alabar como congregación, el cierre de negocios y la gente sin trabajo, yo estaba preocupado por la comunidad entre nosotros que no califica para ningún tipo de ayuda o compensación del gobierno local y federal. Los inmigrantes en este país sin estatus legal. Sin una fuente de ingresos ellos estarían a riesgo más alto de quedarse sin casa y de pasar hambre. Compartí estas preocupaciones con este equipo y discutimos ideas de cómo ayudar y

satisfacer algunas de esas necesidades en nuestra comunidad. Así se inició el fondo de Covid–19.

El propósito inicial del fondo era y todavía es, ayudar a familias sin documentos, pero no está limitado a eso. Debido a mi experiencia trabajando con perso-nas sin documentos, yo sabía que ellos pagarían sus deudas primero y luego comprarían alimento para estar seguros de que sus hijos tuvieran lo suficiente para comer un poco por lo menos una vez al día. Co-menzamos la despensa de alimentos. Compramos, huevos, leche, frijoles, arroz, harina, harina de maíz para tortillas, pasta, té, tuna, carne enlatada, café, especias, detergente, líquido de lavar platos, pañales, toallitas para bebé, y papel sanitario. Sabíamos que esto no era mucho, pero permitiría que usaran su di-nero para comprar otras cosas o que lo usaran para pagar sus cuentas.

Acceso a la asistencia ha estado disponible a gente en nuestra comunidad a través de referidos de miem-bros de CMC-Adriana Méndez ha sido clave en man-tenerse al tanto con la gente y asegurándose de que tienen alimento, el sistema escolar de Goshen, las clínicas Maple City y Vista, Hospital de Goshen, otras iglesias y el programa Pre-K.

A medida que las compañías cerraron, hubo la necesidad de ayudar a la gente en nuestra comuni-dad con la renta-hipotecas, cuentas de electricidad/gas/agua, seguro de automóvil, cuentas de asistencia médica, y otras necesidades relacionadas con la pér-dida de trabajo debido a Covid–19.

Manos Ayudantes y el Fondo de Covid –19

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Me he sentido abrumada con gozo por el apoyo, no sólo financiero, sino también por la ayuda de tantos que empacaron, entregaron, donaron frutas y vegeta-les frescos, y por las cajas que miembros de CMC trajeron, otras congregaciones, y la comunidad que han dado a este proyecto de ministerio. El Fondo Covid ha ayudado mucho más de lo que yo pude ha-ber imaginado.

En septiembre 4, el Fondo Covid-19 tenía $79,671.86 en contribuciones. Abajo le indicamos cómo el desglose de sus contribuciones ha ayudado a nuestra comunidad. Seguro de automóvil - $309.83 Suministros para personas sin hogar - $50.00 Asistencia para alimento - $12,664.25 Asistencia para Albergue temporero - $350.46 Asistencia para médico y recetas - $1,036.86 Contribuciones de Propiedad - $69.76 Paquetes para la familia, máscaras, suministros para hacer máscaras, y suministros escolares - $1,958.57 Asistencia para internet - $1,681.30 Asistencia con la renta - $34,492.33 Asistencia con transportación - $10.00 Asistencia con facturas de servicios públicos - $9,066.35 Después de los meses de marzo y abril, las cajas con alimentos contenían: arroz, frijoles pintos, frijoles ne-gros, harina, mezcla para panqueques, harina para tortilla Maseca, PAN harina para arepa para los ve-nezolanos, levadura, soda para hornear, polvo de hornear, sal, pimienta, cebolla y ajo en polvo, albaha-ca, café, té, pasta de espagueti, macarrones con queso, algún tipo de carne, huevos, leche, vegetales congelados y frescos, fruta, papas, aceite de cocinar, papitas, a veces alimentos enlatados y meriendas para niños, detergente, líquido de lavar platos, jabón, pañales, toallitas de bebé, toallas sanitarias, toallitas higiénicas, desinfectante, y paquetes de actividades para niños.

Quiero agradecer a todos aquellos quienes han do-nado y han sido voluntarios en este proyecto. Gra-cias muy especiales a las siguientes personas…sin su ayuda esto hubiese sido imposible: Recetas: Talashia Keim Yoder Devocionales: David Maldonado Recibiendo: Doug Vendrely, Tina Hartman, y Jessica Whicker Ordenes de alimento: Jessica Whicker Paquetes para niños: Pamela Yoder Cuarto de despensa: Marty Lehman organizó dos grupos que trabajaron organizando, preparando la despensa, y reempacando harina, frijoles, arroz, café, aceite, especias, levadura, soda y polvo de hornear, a veces pasta, reempacar huevos, y otras cosas que recibíamos para añadir a las cajas y llenando las ca-jas con suficiente alimento para familias que van des-de una persona hasta a veces doce. Grupo del lunes – Sue Troyer y Lois Miller (Iglesia Menonita 8th St.) Grupo del martes – Ann Kauffman, Vera Schmucker y June Yoder Recolectores de alimentos: Rebecca Slough y Dave Widmer

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Organización de las Entregas: Matthew Lind pre-paró una base de datos que incluye las direcciones, número de personas en la casa (adultos, adolescen-tes y niños), la cantidad de huevos y leche que cada familia recibiría, pañales y tamaño. También preparó las mesas, imprimió etiquetas para las cajas, y entre-gó las cajas de alimentos. Marty Lehman, Ann Kauffman, Peggy Melott y Mars-hall King (Iglesia Menonita Assembly) quienes ayuda-ron a cargar las cajas de alimentos en carritos a la cochera, reempacaron los huevos, organizaron y co-locaron las cajas en las mesas para facilitar la coloca-ción de las cajas en los automóviles. Choferes de entrega: Myrna Burkholder, Lisa y Jim Caskey, Emma Caskey, Linday Joe Christophel, Charleen y Willie Kanagy, Higinio y Adoración Luna, Bill y Phyllis Miller, Richard Plank, Francisco, Antonia y Nelley Robles, Carl y Lovina Rutt, Weldon Troyer, Michelle Oyer-Rowler, y Jill Koop Liechty. Choferes sustitutos: Laura Green, Eric Zehr, Jill Miller, Richard Kauffman y Joe Lehman Cajas: Joe Springer, Gay Lehman y Loretta Kauff-man Donaciones de alimento: La escuela dominical Growing Roots donó pollo, pescado, carne molida, y

vegetales congelados; Miller Poultry donó suficiente salchicha de pollo para por lo menos cuatro entregas; Tom y Julie Gunden trajeron una carga de maíz sufi-ciente para cada familia en una entrega; aquellos que donaron frutas y vegetales de los huertos de Greencroft, y todos aquellas personas que trajeron de sus huertos tomates, pimientos, maíz, calabaza, pepi-nos, y calabacín; y The Window también donó cajas en dos ocasiones para entregar con las nuestras a 43 familias. Otras donaciones: Las Mujeres Menonitas y otros que hicieron máscaras para adultos y niños; compra-

ron y entregaron cobijas para bebés, detergente, ja-bón de mano, jabón de baño, pañuelo de papel, toa-llas sanitarias, toallitas, jabón de lavar platos, sham-poo y acondicionador. Donaciones financieras: Recibimos donaciones generosas de los miembros de CMC y otras iglesias en nuestra comunidad y en otros estados.

Sin las donaciones financieras, y las otras donacio-nes, y toda la gente que he mencionado, esto no hu-biese sido posible. Un simple “gracias” no parece suficiente. Por eso quiero darles las gracias con las siguientes palabras de bendición. . .”Dios les bendiga, su donación ha demostrado el amor de Dios a aque-llos que enfrentaban dificultades. Su compasión y amor se han hecho tangibles. No dejen de ser una bendición en su comunidad no sólo a través de rega-los financieros, sino también con todo su ser – sus manos, sus pies, su palabra, y sus oraciones.” — Madeline Maldonado la pastora

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8 SING! Otoño 2020

Sophie y David Lapp Jost han estado en comuni-

cación con la Iglesia College Mennonite sobre la cri-

sis de refugiados en la isla Griega de Lesbos, la cual

está en la costa oeste de Turquía. Ellos describen la

desesperada situación de vida. Describen la situación

de vida desesperante del gran número de refugiados

que luchan por sobrevivir en campamentos en esta y

otras islas que se utilizan como barrera para los mi-

grantes y refugiados que buscan asilo en Europa. De

parte de la congregación, la comisión de alcance de-

cidido responder con una donación de $5,000 a la

Red de Misiones Menonita para Lesbos Solidarity,

una organización secular que trabaja con algunos de

los refugiados más vulnerables de la isla. Comparti-

mos aquí una carta que Sophie y David enviaron, que

da más información sobre esta crisis:

Le estamos escribiendo acerca de la situación en la isla Griega de Lesbos. Visitamos a Lesbos por dos semanas el mes pasado en una excursión educativa conducida a través del trabajo de David en el Comité de Paz Menonita. La excursión educa a los europeos menonitas y a otros contactos sobre la crisis, y luego nos envolvemos con los participantes en abogacía a través del próximo año, ayudando a apoyar y dar la bienvenida a migrantes en sus comunidades y pre-sionamos por una política migratoria más hospitalaria y amplia en Europa. Dos noches después que llegamos, Moria, el princi-pal campamento de refugiados un par de millas de donde nosotros vivimos, fue destruido por fuego. Aunque nosotros estábamos a salvo y con la posi-bilidad de tener una excursión significativa, (aunque con diferentes eventos) la vida para mucha gente en este tiempo se ha sumergido en caos. Vimos mu-chos refugiados caminando errantes por la isla con todas sus posesiones en sus espaldas o arrastradas en trineos improvisados, descansando bajo algunos de los 11 millones de arboles de olivo en la isla, o en lugares con provisiones de auxilio. Ayudamos en

maneras pequeñas, pagando por alimento de emer-gencia y agua, cuando 13,000 refugiados no tenían fuente de alimento y agua por varios días. Nuestro grupo se reunió diariamente con un grupo de seis jóvenes acampando cerca y le llevaron alimento, me-dicina, y agua, y le proveyeron consejo legal.

Los europeos usan a Lesbos para bloquear acceso a refugiados huyendo de crisis humanitarias. Botes guardacostas griegos interceptan botes de refugia-dos, se llevan a los refugiados, los ponen en balsas salvavidas sin motores, y los echan al mar para que los guardacostas turcos los recuperen. Esto viola la ley internacional pero se está convirtiendo en algo cada vez más común. Las autoridades griegas tratan todo lo que pueden hacer para negar pedidos de asilo a refugiados que llegan a la costa y tienen legal-mente derecho a reclamaciones de refugiados. Los refugiados que tienen éxito estableciendo sus reclamaciones terminan pobres y sin ayuda en Gre-cia, aunque algunos se las arreglan para ser trans-feridos a otros países europeos donde tienen una mejor oportunidad de construir un futuro nuevo. Las causas fundamentales de esta crisis son por supuesto económicas, políticas, y ambientales. Guerras dirigidas por los Estados Unidos en Afgan-istán, Iraq, Libia, Siria y Yemen, se presentan promi-nentemente en nuestras mentes, y una de las muchas crueldades de esta situación para mí es que ni los americanos, europeos en general, griegos, o refugiados particularmente parecen entender que dé-cadas de guerras agresivas americanas e infusiones de armas a través de décadas de administraciones presidenciales son significativamente responsables por esta situación.

Nuestro grupo en Mytilini

Crisis en la Isla Griega de Lesbos

Ruinas del portón del frente de Moria

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Queremos ayudar, y ayudar a otros a ayudar también. Nos gustaría invitarles a ustedes a considerar dar algo a Lesbos Solidarity, una organización secular manejada por griegos, trabajadores internacionales, y refugiados. El proyecto principal de Lesbos Solidarity es el Pikpa Camp, un campamento alternativo que es pequeño pero provee espacio seguro y saludable para los refugiados más vulnerables: madres encinta, gente que ha sufrido violencia dirigida, gente incapacitada o muy enferma, menores sin compañía, gente que sufre violencia debido a su identidad sexual, etc. El campamento da la bienvenida a una afluencia de menores sin compañía, y necesita apoyo. Además del campamento, Lesbos Solidarity maneja un proyecto llamado Mosaik que ofrece clases de lenguaje, actividades de artesanías, y trabajo parte de tiempo haciendo bolsas de alta calidad usando material reciclado de botes y chalecos salvavidas que se dejan como basura después que los refugiados han cruzado el mar con éxito. Muchos refugiados encuentran esto y proyectos similares con una nueva vida en Grecia, y construyen relaciones con la población local lo cual hace una diferencia grande en ser aceptados localmente. Al principio la gente de Lesbos dieron la bienvenida a los refugiados – siendo aquellos mayormente segunda-cuarta generación de refugiados griegos étnicos de Turquía – pero la paciencia ha disminuido a través de los años. Estos proyectos locales son muy positivos. Lesbos Solidarity también conecta con y educa a decenas de miles de europeos cada año y se envuelve en abogacía.

No es normalmente posible dar a Lesbos Solidarity y recibir una deducción en contribuciones de los Estados Unidos o dar a cualquier Buena organización aquí en Lesbos. Sin embargo,

Mennonite Mission Network ha acordado en dar una beca significativa y a abrir una cuenta de recaudación de fondos para este proyecto. Este es uno de los lugares más crueles e inhumanos en el mundo y les invitamos a que consideren enviar un cheque para ayudar a mitigar la crisis aquí. También les estimulamos a que generalmente apoyen y se envuelvan en la obra en contra del militarismo e integrar esto en sus decisiones políticas y abogacía. Les invitamos a orar por la gente aquí y en todas partes a través del mundo desplazado, a medida que se enfrentan a futuros inciertos y desolados.

Gracias por leer y orar. Extrañamos a todos en CMC y les enviamos nuestro amor. Estamos muy agradecidos por el apoyo de la iglesia y los miembros hacia nosotros y también hacia la gente que sufre en Lesbos ahora.

—Articulo y fotos por Sophie y David Lapp Jost

Sing! es una publicación de la Iglesia Menonita del Colegio. Envíe preguntas a [email protected]. Marie Clements, Jefa de Redacción Don Garber, Editor de copia Fotógrafos incluyen Dottie Kauffmann, Rex Hooley, Marie Clements, Higinio Luna Traducción Español: Luisa Zehr

COLLEGE MENNONITE CHURCH 1900 S Main St. Goshen IN 46526-5218 Horas de oficina : 9 a.m.-3 p.m. lunes a jue-ves Teléfono: (574) 535-7262 Correo electrónico: [email protected] Sitio web: www.collegemennonite.org

Un nuevo campamento preparándose con carpas en campos Chaleco salvavida y cementerio de botes

Visitando el centro de reciclaje en Mosaik