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Agradecimientos - librosenllamas.weebly.com · ―Sí, o comprando cristales y haciendo hechizos. ―Su rostro se volvió pálido―. Oh, Dios ―dije poniendo los ojos en blanco―

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Agradecimientos

Moderadora Josez57

TraducciónEyeOc

Alecrz

Gisse

CorrecciónOnnanohino Gin

DiseñoFrancatemartu

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Índice

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Sinopsis atalia Moore es la nueva chica de la Preparatoria Santa Anna, y lo

único que quiere hacer es volar bajo el radar - llegar a sus clases,

conocer a algunos amigos, y tratar de no hacer el ridículo total de

sí misma en el ínterin. Pero cuando el guapo y popular Campbell Elliot sale

de su manera de ser amable con la chica nueva, el plan de Natalia de

pasar desapercibida sale volando por la ventana.

Cam es caliente, pero está completamente fuera de los límites. Raine

Marsden, la chica más popular y más mala en la escuela, ha tenido sus

ojos en él desde el verano. Y a Raine no le gusta la competencia.

Cuando Cam va tan lejos con Natalia invitándola a la fiesta de fin de

semana exclusiva en la casa de Raine, ella pone su mirada en una nueva

víctima. Pero lo que Natalia no sabe es que Raine y sus amigas no son

chicas malas ordinarias. Tienen poderes que mayoría de la gente sólo

puede soñar, y nadie se interpondrá en el camino de lo que ellas quieren.

Y lo que quiere Raine es a Campbell.

Hushed es el cuarto libro de la saga Las brujas de Santa Anna, una serie que

demuestra hasta qué punto el verdadero amor va y que nada - ni siquiera el mal

puro - puede cambiar su destino.

N

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Capítulo 1 Natalia

Traducido por eyeOc

Corregido por Onnanohino Gin

ran más de las diez cuando llamaron a la puerta. Estaba sentada en

la sala con mamá, comiendo los restos de un pastel de chocolate

congelado (habíamos llegado tarde a casa del centro comercial y

después tuvimos que esperar a que el pastel se descongelara).

Después de lo incómodo que había sido toparme con Raine y sus amigas,

era reconfortante pasar tiempo con mamá, viendo reality shows y

comiendo pastel. De hecho, era casi suficiente para hacerme olvidar todo

el drama que estaba viviendo en la escuela. Digo casi, porque cuando

sonó el timbre de la puerta, mi primer pensamiento fue que era Raine.

―Yo abro—dije rápidamente, dejando el tenedor y limpiando los restos de

chocolate de mi cara con una servilleta.

―¿Quién es? ―preguntó mamá, una mirada nerviosa atravesó su rostro,

probablemente porque estaría pensando en Derek.

―No lo sé ―dije, poniendo los ojos en blanco mientras caminaba hacia la

entrada―. Todavía no he llegado a la puerta.

Miré por la ventana del comedor, esperando ver el largo cabello rubio de

Raine y su expresión de presumida. Pero en cambio, vi a Cam.

Cam. Mi corazón se detuvo durante unos segundos. Llevaba su gorra de

béisbol, hacia atrás, de la misma forma que el día que nos besamos. Mi

estómago dio un salto mortal.

―Bueno, ¿quién es? ―preguntó mamá, acercándosepor detrás y mirando

sobre mi hombro. Pero no pude contestar, así que fue y abrió la puerta.

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―¡Brody! ―dijo―.¡Qué agradable conocerte por fin! Claro que es un poco

tarde para recibir visitas, pero…

―Oh, Jesús. Mamá este no es Brody ―dije, acercándome por detrás y

mirando a Cam, él al menos tuvo el detalle de mirarme avergonzado.

―Lo siento, señora Moore ―dijo―. Traté de llamar, pero Natalia no

contestaba su teléfono.

―Está muerto ―expliqué―. Lo estaba cargando en mi habitación.

―Bueno ―dijo mamá, y después apareció un silencio incómodo que se

prolongó demasiado, hasta que me di cuenta de que estaba esperando

que le presentara a Cam.

―Soy Cam ―dijo, dándose cuenta unos pocos segundos antes que yo―. Es

un placer conocerla.

―Lo siento ―dije, sacudiendo la cabeza―. Mamá este es Cam, Cam esta es

mi mamá.

―Es un placer conocerte, Cam ―dijo mamá―. ¿Te gustaría entrar?

Estábamos acabandode comer un pastel de chocolate.

En lugar de hacer lo que cualquier madre normal haría, que era mandar a

Cam de regreso a casa, con una firme advertencia sobre no molestar a su

hija tan tarde; mi madre había decidido recibirlo.

―Cam no se puede quedar ―dije firmemente―. ¿Cierto, Cam?

―Natalia ―dijo mamá mirándome extrañada―. No seas grosera, Cam es un

invitado.

―Está bien―dijo sin perder el tiempo―. Natalia tiene razón, no me puedo

quedar, sólo quería hacerle una pregunta sobre un trabajo del instituto.

―Déjame que me ponga la chaqueta ―dije―. Y lo hablamos en tu auto.

―Tiré de la chaqueta que había colgada en un gancho al lado de la

puerta, esperando que entendiera que buscaba privacidad. ¿Qué

demonios estaba haciendo aquí, de todas formas?

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―Bueno ―dijo mamá―. Otra vez, ha sido un placer conocerte Cam.

Me daba cuenta de que Cam le había gustado, lo cual no era ninguna

sorpresa, con su corte de pelo perfecto y su gorra de béisbol hacia atrás,

parecía el típico buen chico americano. Y después de Derek y su tatuaje

en el cuello, mamá probablemente imaginaba que estaría a salvo con

Cam. Me pregunto qué pensaría si supiera que él me había besado y

después había salido corriendo;o si supiera que estaba mintiendo en lo del

trabajo, porque la única clase que teníamos juntos era tutoría.

―Lo mismo digo, señora Moore―dijo, poniéndole esa encantadora,

enorme y sincera sonrisa. Puaj.

―¿Qué estás haciendo aquí? ―pregunté tan pronto supe que mi madre no

podía oírnos.

―¿Vas a salir? ―preguntó.

―Aún no lo he decidido.

―No creo que tu mamá quiera que dejes la puerta abierta, dejando salir la

calefacción.

―No la tenemos encendida ―dije―. Es octubre.

―Oh, entonces es una de esas casas ―dijo, asintiendo como si lo supiese

todo sobre mí.

―¿Qué casas?

―El tipo de casas dónde no encienden la calefacción hasta mediados de

diciembre―dijo asintiendo―. Es muy ecológico por tu parte, Natalia.

Empecé a cerrar la puerta pero él levantó la mano y me detuvo.

―Eh, eh, eh ―dijo―. Mira, lo siento. ―De pronto su expresión se volvió seria―.

De verdad, necesito hablar contigo.

Suspiré y salí al porche, cerrando la puerta principal detrás de mí. Estaba

actuando como si no pudiera soportar el hecho de que estuviese aquí;

pero por dentro, estaba entusiasmada, mi corazón latía rápidamente y no

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podía dejar de mirar la curva de sus labios y recordar cómo se sentía

besarlo.

Empezó a caminar a través del césped hacia su carísimo auto y lo seguí,

pero antes le dije:

―Sólo para que lo sepas, no voy a ir a ningún lado contigo, así que si

quieres hablar, hazlo aquí.

―Cálmate―dijo, volteándose para mirarme―. Vamos a sentarnos en el

auto, ¿está bien? Sólo quiero algo de privacidad.

―Bien―dije, encogiéndome de hombros, como si el hecho de estar sola

con él en su auto y a oscuras no fuera gran cosa.

Me senté en el asiento del copiloto y él en el del conductor, metió la llave

en el encendido, prendió la calefacción y puso la radio a un volumen

bajo. Respiró profundamente e inclinó la cabeza hacia atrás en el asiento,

no dijo nada durante unos segundos, así que abrí la puerta para irme.

―Está bien ―dije―. Me alegro de verte, pero…

―No, espera ―respondió y cerró la puerta estirando el brazo por encima de

mí; me volteé y su cara estaba ahí. Oh Dios mío, quería besarlo.

―Sólo estaba tratando de ordenar mis pensamientos.

―Sí, bueno, hazlo rápido ―dije―. O mejor, ¿necesitas ayuda? Déjame

intentarlo, nunca quisiste herirme, esperas que podamos ser amigos, Raine

te gusta de verdad, esperas que no le diga lo que pasó porque ella es una

buena persona y blah, blah, blah.

―¿Blah, blah, blah? ―preguntó, confundido.

―Sí, ya sabes… Blah, blah, blah.

―¿Qué significa blah, blah, blah?

―Sólo significa…que vas a poner alguna excusa típica de chicos llena de

ambigüedades inútiles para que haga lo que quieras; todo para sentirte

mejor contigo mismo aunque me hayas tratado como una mierda.

―Bueno, te equivocas―dijo―. Eso no es lo que iba a decir.

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―¿Qué parte quieres cambiar?

―Todo. ―Alargó la mano y tomó la mía― De verdad me gustas.

Aparté mi mano

―No, no te gusto.

―Sí, me gustas.

Estaba tratando de aparentar que no me importaba, pero empezaba a

derrumbarme lentamente.

―¿Entonces, por qué has estado ignorándome? ¿Por qué no te ocupaste

de las cosas con Raine y Brody como dijiste que harías?

―Eso es lo que estaba tratando de decirte ayer ―dijo―. Al principio, sólo

quería hablar contigo, llegué a la escuela y estabas con Raine; no quería

arruinar las cosas por si realmente estaban haciéndose amigas, no estaba

seguro de si todavía querías que dijera algo. Después, Brody y yo hicimos

las paces, él ha sido mi amigo desde siempre y me empecé a sentir

culpable, pero ahora…ahora… ―Respiró profundamente y apretó el

volante― Creo que pasa algo raro con Raine. ―Se giró y me miró, los

números del reloj digital iluminaban su rostro.

―Creo…creo que Raine quiere herir a alguno de nosotros dos.

Una oleada de terror atravesó mi estómago.

―¿Es que quiere pegarme?

―No exactamente ―dijo negando con la cabeza―. Es como si tuviera una

especie de… de poder sobre las personas.

Me contó que su amigo Aiden había escuchado a Raine y sus amigas

tonteando con vinagre de vino tinto y llamándolo Camerade; me dijo que

ella se había presentado en su casa la otra noche, que cada vez que

terminaba de estar con ella se sentía enfermo y débil y que pensaba que

por eso se había desmayado ese día en su casa.

―¿Qué tiene quever todo esto conmigo? ―pregunté, comenzando a

pensar que a lo mejor Cam estaba perdiendo la cabeza; parecía que

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nunca podía encontrar un chico bueno y normal, todos tenían que resultar

estar completamente locos.

―Bueno, estuve ahí ―dijo―. En la casa de Raine. Estacioné el auto y fui

hasta el patio trasero, Raine estaba ahí con Becca y Teri, no se dieron

cuenta de que estaba escuchando.

―¿Y?

―Las escuché hablando sobre algo que pasó esta noche, decían que era

sólo el comienzo y que iban a aplastarte como a un mosquito. ―El miedo

pasó de mi estómago a mi columna, dándome escalofríos.

―Mira ―dije―, sólo porque estabas vigilando la casa de tu novia; lo cual,

por cierto, está mal por varias razones; y escuchaste a tres chicas

engreídas hablando acerca de que no les agrado, no significa que tengan

poderes.

Pero luego pensé en esta noche, en cómo me tope a la Tríada y tropecé.

En ese momento pensé que era porque estaba nerviosa y aturdida, pero

ahora me preguntaba si había algo más.

―¿No has notado nada? ―preguntó.

―Bueno ―dije a regañadientes―. Las luces se apagaron sin razón ayer en el

spa; me encontré con la Tríada en el centro comercial esta noche,

después tropecé en las escaleras eléctricas.

―¿Estás bien? ―preguntó.

―Sí ―dije―. Estoy bien.

Levanté la parte baja de mi pantalón y le mostré la herida. Hizo una

mueca de dolor

―¿Te dolió?

―No mucho. ―Deslicé la tela del pantalón hacia abajo― Mira, si ellas están

metidas en algún tipo de locura, como vudú o algo...

―¿Vudú?

―Sí, ya sabes, vudú.

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―¿Lo de colocar alfileres en una muñeca y esas cosas? ―dijo horrorizado.

―Sí, o comprando cristales y haciendo hechizos. ―Su rostro se volvió

pálido―. Oh, Dios ―dije poniendo los ojos en blanco―. Por favor Cam, no

me digas que crees en alguna de esas cosas.

―Claro que no ―dijo, pero obviamente estaba mintiendo.

―Bien hecho, porque es algo que hacen las chicas cuando están

aburridas, como cuando vas a una fiesta de pijamas y juegas con la Ouija

de tu mamá.

―¿Jugaste con la Ouija de tu mamá?

―Bueno, no, mi mamá no tiene Ouija; me refería a mamá en sentido

abstracto.

―No lo sé ―dijo, sin estar del todo convencido―. No parecían estar

jugando con ese tipo de cosas; es decir, destruyó una bombilla de luz con

tan sólo mirarla.

Lo mire escépticamente:

―¿Estás seguro? ¿No pudo haber sido un truco? ¿Algo que estaba

haciendo para asustar a Becca y a Teri?

―No lo creo ―dijo, y suspiró profundamente―. Sólo creo que deberíamos

de tener cuidado ―dijo y luego agregó algo más―: No estoy seguro, pero

creo que Brody también tiene algo que ver con esto.

―Brody no tiene nada que ver ―dije, meneando la cabeza―. Brody es un

buen chico.

―Entonces, ¿por qué vino a mi casa a amenazarme y decirme que no debí

haberte llevado a la fiesta de Raine? Además, ¿cómo sabes cómo es

Brody? ¿Pasaste, que, un día con él?—Había mordacidad en su voz.

―Pase una tarde con él, muchas gracias por tu interés.

―¿Esta tarde? Vaya, no desperdicias el tiempo.

―Dice el tipo que no se ha atrevido a romper con su novia.

―Ella no es mi novia.

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―¿Lo sabe?

―Natalia…

Estaba mirando hacia fuera por la ventana, y cuando pronunció mi

nombre, me volteé hacia él; fue un error, su mirada suplicante, aun en la

oscuridad podía notar la añoranza en su rostro.

―No puedo ―dije, apartándome cuando se acercó a mí―. Tan sólo… no

puedo.

Asintió como si lo entendiera, abrí la puerta y cuando estaba saliendo, dijo:

―Natalia… tenemos que ser cuidadosos, ¿está bien?

―Está bien —dije, asintiendo.

―Y no creo que sea buena idea que le digas a Brody que estuve aquí, no

confío en él.

Pensé en ello un segundo y asentí otra vez.

―De acuerdo.

Cerré la puerta y me dirigí a la entrada de mi casa; mi mente estaba

alterada intentando asimilar todas las cosas que me había dicho Cam.

¿Era verdad? ¿Qué la Tríada tenía algún tipo de poder? Cam había dicho

que no confiara en Brody, pero ¿cómo sabía que podía confiar en Cam?

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Capítulo 2

Campbell Traducido por eyeOc

Corregido por Onnanohino Gin

ra el principio dela segunda hora y no podía esperar a que el día

terminara; la Sra. Robbins nos estaba diciendo algo sobre pi y

números primos.Fuese lo que fuese, apenas escuchaba, estaba

hablando y hablando como esas voces telefónicas de las caricaturas de

Charlie Brown. En cuanto a mí, estaba pensando en Natalia,

reproduciendo nuestra conversación de la noche anterior. Dijo que había

pasado una tarde con Brody y parecía que se habían divertido, ¿pero

cómo era eso posible? Conocía a Brody y estaba lejos de ser un buen

conversador.

Es decir, debería haberme molestado que no se presentara a la práctica

de fútbol, cuando yo sí que había ido y apenas me podía mover; pero lo

que en verdad me molestaba era imaginarme a él y a Natalia juntos,

hablando, riendo, incluso besándose. Podía sentir mi cara enrojeciéndose y

mi pulso acelerándose poco a poco, necesitaba salir a caminar o algo.

Levanté la mano y la Sra. Robbins sonrió:

―¿Si, Sr. Elliot? ¿Tiene algo que agregar?

―Ah… No, sólo necesito un pase para ir al baño.

Su cara decayó, debía de ser duro enseñar a una clase aburrida dónde la

mayoría de los estudiantes estaban o pretendiendo estar despiertos y

escuchando o ni siquiera se molestaban en aparentarlo. Me dio el pase y

salí del aula, a veces era divertido deambular por los pasillos, escuchar el

sonido de mis pies haciendo eco a través del corredor. Puse la mano en

alto, dejando que mi pase se golpeara contra los casilleros mientras

caminaba, e hiciese un sonido como de ametralladora. Tiene gracia,

E

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pensaba, cuanta basura extraña estaba escondida en estos casilleros

escolares: dulces, revistas, drogas, bebidas, armas, notas personales.

Podrías aprender mucho sobre las personas si pudieses mirar en sus

casilleros. Repentinamente se me ocurrió una idea, podía registrar al

menos un casillero si quería, específicamente el casillero de Raine, a lo

mejor había alguna pista ahí acerca de lo que esas chicas locas estaban

planeando. Era perfecto, reconocí, no había nadie por aquí y sólo estaba

a unos cuantos pasos de distancia. Miré hacia ambos lados, para

asegurarme. Esto era una locura, podría meterme en grandes problemas.

Nadie se daría cuenta, me dije, la mayoría de la gente ni siquiera sabía de

quién era ese casillero, lo único que importaba era que Raine y la Tríada no

apareciesen. Era una oportunidad excelente. Rápidamente, caminéhacia

el casillero de Raine y puse la oreja contra el duro y helado metal, luego

coloqué la mano derecha en la cerradura y lentamente empecé a girarla,

cuando oí el primer clic, giré en la dirección contraria hasta que escuché

el siguiente, y otra vez hasta que escuché el clic final, BOOM, 38——27——

14.

El casillero se abrió, eché un vistazo al pasillo otra vez y nada, todo el

mundo estaba en clase, trabajando duro. Aun así, necesitaba ser rápido,

porque si me atrapaban probablemente me ganase la expulsión

automática, me perdería los partidos de fútbol.

Por un breve momento se me pasó por la mente que Raine podría, de

alguna manera, saber que había revisado su casillero, después de todo no

tenía ni idea de en qué consistían sus poderes, ¿A lo mejor podía sentir

cosas? ¿Tal vez sabía leer mentes? ¿Qué pasaría si la próxima vez que

hablase con ella, se daba cuenta de que había estado husmeando y

espiándola? Pero no podía pararme a analizar este tipo de

cuestionamientos; estaba aquí, estaba parado en frente de su casillero

abierto.

Había una bolsa oscura y sencilla colgando del gancho derecho, otra

bolsa al fondo del casillero, llena de toda clase de basura. Me incliné y

rápidamente la revisé, pero era casi todo maquillaje, cosas para el pelo,

envases vacíos de labial, unos cuantos tampones. ¿Qué demonios creía

que iba a encontrar? ¿Un arma?

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No lo sé, algo, una pista. Me levanté y rebusqué en el estante superior,

había algunos libros, cuadernos. Saqué un cuaderno y rápidamente lo

hojeé. Estaba en blanco, con algunos garabatos de su nombre escrito con

pequeñas entradas curvadas y dibujitos por todas partes. Nada fuera de lo

normal. Pero en el momento en que estaba por cerrar el casillero e irme,

noté un brillo en la parte trasera y agarré lo que parecía ser un collar.

Cuando estaba sacándolo, escuché voces y pasos que sonaban

peligrosamente cerca.

Cerré la puerta del casillero y salté a un lado, metí las manos en los bolsillos

y seguí caminando, la Tríada acababa de doblar la esquina. Jesús. Me

sentía como si alguien hubiese aspirado toda la saliva de mi boca, mi

corazón latía a un millón de kilómetros por minuto. ¿Me habían visto? ¿Lo

sabían? Raine me vio y se iluminó como un maldito árbol de navidad.

―Cam, oh Dios mío, justamente estábamos hablando de ti ―gritó y corrió

hacia mí. Instintivamente di un paso hacia atrás. Se detuvo en seco.

―¿Qué? ¿Te pasa algo malo?

Mierda. Vacilar al verla repentinamente fue un acto reflejo, no tuve tiempo

para prepararme y había actuado como un idiota, titubeé. Mi mente se

quedó temporalmente en blanco, mi boca se abrió pero no salió nada,

parecía que hubiesen pasado horas sin que nadie hablase.

―Um… ¿Hola? ―dijo Becca, agitando una mano frente a mi cara.

Entonces se me ocurrió una idea, empecé a toser con todas mis fuerzas,

Becca puso una cara y sealejó de mí.

―Ugh.

―Mierda, lo siento. ―Tosí otra vez con la mano tapándome la boca―.

Desperté sintiéndome como un zombie.

Las tres chicas intercambiaron miradas, Teri sonrió deliberadamente, cosa

que me hizo enojar, pensaban que me estaba muriendo a causa de Raine,

estaban felices por ello.

―Oh, pobrecito, pobre de ti ―dijo Raine―. ¿Qué puedo hacer por ti?

Me encogí de hombros.

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―Estoy bien, he estado cansado y decaído últimamente, y ahora estoy

enfermo. A lo mejor tengo pulmonía o algo así.

Raine se empezó a reír.

―Lo dudo, probablemente sea sólo gripe, necesitas descansar.

―Sí, podría ser. Las prácticas han sido brutales últimamente, no he sido yo

mismo desde hace días.

Otra vez, apareció la pequeña sonrisa de Teri. Tenía que recordar que eran

chicas y era mejor si creían que no sabía qué estaba pasando, pero era

difícil morderme la lengua en este momento.

―Probablemente sólo necesites dormir un poco ―dijo Becca, fingiendo

simpatía.

―Sí ―dijo Teri―. Probablemente estés bajo de electrolitos, deberías pedirle a

Raine que te dé una de sus bebidas deportivas especiales ―Rio y Becca la

miró con atención.

―¿Qué bebida deportiva? ―dije.

―Nada ―dijo Raine―. Está diciendo estupideces como siempre, ya se

bebió como tres Red Bulls sin azúcar esta mañana. ―Puso los ojos en

blanco―. De todas maneras, deberíamos irnos, llegamos tarde a química,

estoy a punto de suspender esa clase, es taaaaan aburrida.

―Está bien, ¿te veo en el almuerzo?

―Claro ―dijo sonriendo―. Es una cita, mejórate Cam.

Y después se fueron.

Suspiré aliviado. Una vez que me aseguré de que no regresaban, escarbé

en mi bolsillo delantero y saqué la pequeña baratija que había robado del

casillero de Raine.

Raro. Nunca había visto algo parecido. Era una pequeña escultura de una

mariposa negra, parecía que había sido tallada hacia afuera en ónix, o

mármol, o algo. Como una pieza elegante de ajedrez. Unida a una

elegante cadena de plata. La pese en mi mano. Había algo fascinante en

ella. ¿Una mariposa negra?

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Un escalofrió recorrió mi columna. No me gustaba. Algo en todo esto

parecía…incorrecto. Pero probablemente sólo me estaba volviendo

paranoico. Lo importante era que nadie me había visto registrar el casillero

de Raine. Metí el colgante en el bolsillo y me dirigí de vuelta al aula de

matemáticas.

***

En el almuerzo tuve que seguir aparentando que todo iba bien. Me senté

con toda esa gente que ni siquiera me agradaba. Bueno, excepto por

Aiden. Pero Aiden era como el eslabón más débil de la cadena, entonces

los demás se burlaban de él todo el tiempo. Lo cual era muy injusto. Ni

siquiera le dejarían estar en esta mesa si no hubiésemos sido amigos desde

niños, claro que visto lo visto, no es que le hubiese hecho un gran favor. ¿O

a lo mejor Aiden disfrutaba pasando el rato con los más populares, aun

cuando lo trataban como una mierda?

Aiden estaba comiendo un sándwich ding dong1 y bebiendo grandes

tragos de leche. Bryan Forsythe, un jugador estrella de hockey, le dio un

codazo.

―Eh, límpiate la boca, parece que te acabas de comer un sándwich

ding——dong.

―¡Mierda, lo hizo! ―Uno de los otros chicos rio. Las chicas pusieron los ojos

en blanco.

―Como sea, está rico― dijo Aiden, pero pude notar que el comentario le

molestaba. Unos minutos después, se limpió la boca con una pequeña

servilleta verde que su mamá le había empacado. Algo sobre esto me

hacía sentir triste.

Y luego estaba Raine y la Tríada. Se sentaban con nosotros, hacían chistes

sobre chicas feas y chicos tontos y todos reíamos, yo fingía toser de vez en

cuando.

Quería distraerme pero no lo conseguía porque Brody estaba sentado con

Natalia y sus amigas. Debería ser yo el que estuviese allí. Sabía que le

gustaba. Lo podía sentir cuando estábamos juntos.Aunque dijo que le

1Ding dong sándwich: Pastelitos de chocolate rellenos de crema.

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gustaba Brody. ¿Cómo le podía gustar? Ese tipo era un farsante. Tenía el

presentimiento de que él sabía lo de Raine y sus amigas, tenía algo que ver

en todo esto, lo sentía en los huesos.

―¿Cadete del espacio? ―dijo Teri.

Sólo escuché una parte, pero de repente todos en la mesa me estaban

mirando.

―¿Eh? ―dije.

Todos rieron. Teri sacudió la cabeza.

―Te lo dije.

Raine puso los ojos en blanco.

―No se siente bien, ¿verdad cariño? ―Tomó un bocado de su ensalada,

delicadamente lo puso en su boca y masticó.

―Sí, no me siento bien―dije y fingí toser.

Aiden me echó una mirada inquisitiva.

―¿Desde cuándo? Parecías estar bien esta mañana.

Le di una ligera patada en la espinilla por debajo de la mesa.

―Estaba tosiendo como loco esta mañana en el estacionamiento

¿Recuerdas?

Puso una cara rara.

―Oh cierto, sí, sí, lo olvidé. Prácticamente tosiste hasta expulsar un pulmón.

Lancaster, uno de los mejores receptores del equipo, alzó las cejas.

―Amigo, no puedes permitirte enfermarte ahora. El entrenador te va a

comer vivo si sigues holgazaneando.

―No estoy holgazaneando, estoy enfermo.

―No le importará ni si estás perdiendo un riñón, el gran partido es este fin

de semana ¿verdad?

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―Estaré bien para eso, no te preocupes.

―No soy yo el que debería de estar preocupado, amigo. ―Lancaster se

metió una papa frita en la boca. Era alto y rubio, con una cabeza del

tamaño de la de un león y casi sin cuello, como un tanque—. Estás

avisado.

―Y estaré bien para asistir, estás avisado ―dije.

―El fútbol es tan aburrido ―dijo Becca arrugando la nariz―. ¿Qué pasa con

el baile de bienvenida de la próxima semana?

Los chicos gimieron. El baile de bienvenida era dentro de dos semanas,

pero la tradición en Santa Anna era que las chicas invitaran a los chicos,

por supuesto ellas querrían hablar sobre eso cuanto antes.

Eché un vistazo a la mesa de Natalia otra vez, mientras aparentaba

estirarme. Me preguntaba si iría al baile con Brody, los dos se estaban

mirando cariñosamente y se sonreían por encima de sus bolsas del

almuerzo. Ugh. Eso fue suficiente para hacerme sentir genuinamente

enfermo. Fingí otra tos.

―Entonces, Teri, ¿Se lo vas a pedir a Donovan o qué?

―No lo sé.

―Bueno, si te dice que no, puedo ser tu opción de reserva ―dijo Aiden.

―Ummmmm… sí… no lo creo. No estoy interesada en frágiles chicos emo.

Todos empezaron a reírse a carcajadas. Incluso yo me reía, imaginándome

a esos dos juntos.

―No soy emo sólo por escuchar The Skill Canvas.

―Nunca deberías admitir eso en público ―dijo Lancaster.

―No puedo creer que ninguna de ustedes se lo haya pedido a alguien

todavía ―dijo Raine.

―Bueno, ¿a quién se lo vas a pedir? ―dijo Becca―. ¿Hmmm?

Raine se encogió de hombros.

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―Tengo los ojos puestos en alguien. ―Me miró―. Pero estoy esperando al

momento justo.

―¿A quién quieres engañar? ―dijo Lancaster―. Estás asustada.

―¿Ah sí? ¿De qué?

―De ser rechazada ―dijo sonriendo.

Raine se lo quedó mirando un rato mientras todos los demás nos

quedamos en silencio.

―Vaya Lan, parece que realmente sabes entender a las personas, ¿eh?

Eres como el maldito Dr. Phil —dijo guiñándole un ojo.

―Sí, bueno, soy un tipo profundo.

―Qué gracioso, eso no fue lo que me dijo Denna. Me contó que sólo llegas

como a siete centímetros porque eso es todo lo que tienes.

Lancaster se metió unas cuantas papas fritas en la boca.

―No sé de lo que estás hablando ―masculló.

―Qué sensibles sois los chicos sobre todo eso― dijo Raine, sacudiendo su

precioso cabello―.¡Quiero divertirme, pero ninguno de los chicos de esta

mesa me está entreteniendo!

―Probablemente estén intimidados por tu belleza ―dije.

Raine me miró de una forma extraña.

―Pero tú no eres como ellos, ¿verdad Cam?

Por el rabillo del ojo vi a Natalia riéndose y a Brody poniendo su brazo

alrededor de sus hombros. Sentí que la ira volvía a dominarme. ¿Qué es lo

que me estaba pasando? Ya le había advertido que no confiara en él,

pero por lo que veía, no es que me estuviese haciendo mucho caso, a lo

mejor se lo contaba todo.

―Claro que no, nena, sé lo que quiero ―sonreí.

―No es tan fácil ―dijo, pero podía notar que estaba complacida.

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Cuando el almuerzo terminó, me apresure hacia la salida de la cafetería a

propósito, así me podría topar con Natalia y Brody cuando estuvieran

saliendo.

―Eh, Cam ―dijo Brody cuando me vio―. ¿Cómo estás?

Nos saludamos con el puño. Como siempre, Natalia se quedó callada,

mirando al suelo en vez de hacer contacto visual conmigo.

―No mucho ―dije distraídamente―. ¿Y ustedes qué tal chicos?

―Muy bien. Siento lo de ayer ―dijo, y por un momento pensé que Natalia

se lohabía contado todo.

―¿De qué estás hablando?

―Ya sabes, lo del entrenador haciéndote pasar un mal rato. Desearía

haber podido estar ahí para decirle que te dejara en paz, pero…

Como si me fuese a creer eso. A Brody le habría encantado ver cómo me

reprendían, no estaba engañando a nadie.

―Ah sí, ¿qué te pasó ayer?

Cambióel peso de un pie a otro.

―Tuve que visitar a mi hermana…

―Oh ―dije, asintiendo como si eso tuviese sentido, aunque sabía que

estaba mintiendo. Había estado con Natalia.

Ella me miró. Dios, quería besarla. Quería salir de esta basura de escuela,

llevarla a mi auto, conducir hasta adentrarnos en el bosque, caminar juntos

y hacer un picnic. Esa chica me estaba convirtiendo en un romántico triste

y patético.

―¿Cómo te está tratando la nueva escuela, Nat?

―¿Desde cuándo soy Nat? ―preguntó sonriendo. Brody pasó el brazo

alrededor de sus hombros, resistí la urgencia de golpearlo.

―Desde ahora. ―Antes de que pudiera detenerme, agregué―.Cam y Nat.

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La expresión de Brody se oscureció.

―Vaya fantasía tienes metida en esa cabecita, eh Cam. Creo que prefiere

Natalia.

―¿Lo prefieres?

Nos miró a los dos y se encogió de hombros

―Ambos tienen sus pros y sus contras.

―Apuesto a que sí ―sonreí―. Bueno, te veo en la práctica Brody. ¡Hasta

luego, Nat!

Mientras salía de la cafetería, miré hacia atrás y la vi mirando cómo me iba

con una sonrisita en la cara.

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Capítulo 3

Natalia Traducido por Alecrz

Corregido por Onnanohino Gin

ntonces, ¿se lo vas a pedir a Brody, no? —preguntó

Adrianna en el laboratorio de química.

—¿Preguntarle qué a Brody? —Estabametiendo pasta de

tomate en un vaso de precipitados, para poder extraerle el color y luego

separarlo usando su columna de cromatografía. O por lo menos, eso era lo

que pensaba que teníamos que hacer.Las ciencias nunca habían sido mi

fuerte.

—Lo del baile—dijo Adrianna, desesperada—. Es algoimportante.

—¿Qué? —pregunté distraída. El color rojo de la sangre de la pasta de

tomate me estaba haciendo acordar de lo que Cam me había dicho

ayer. Lo de Raine y sus amigas midiendo vinagre de vino tinto y llamándolo

“Camerade.”

—¡El baile! —dijo lanzando las manos al aire—. ¿Acaso me escuchas?

—Sí, pero, eh, no sé si pedírselo a Brody. Todavía no lo he decidido.

¿Además no debería preguntármelo él a mí?

—No —dijo Adrianna, mientras medía algo en una de las probetas—.Las

chicas tienen que pedírselo a los chicos. Es una tradición de Santa Anna.

—¿Eso no es sólo el día de Sadie Hawkins? E incluso entonces, ¿no es algo

un poco anticuado, más bien típico de los años sesenta?

—No—dijo—. Es genial. Todas tienen que pedírselo al chico que les gusta, y

así sabrán si él siente lo mismo por ellas.

—E

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Adrianna mezclaba cosas en diferentes probetas y vasos de precipitados.

Creo que había renunciado a dejarme hacer parte del trabajo por era

demasiado lenta. Dios, odiaba la química. Las ciencias eran tan ridículas,

con todas esas mediciones y experimentos con respuestas que ya sabía

todo el mundo. ¿A quién le importaba de qué color era el tomate?

Esperaba que nos hiciesen hacer algo más útil. Y el colmo de todo era

tener que usar estos ridículos lentes y batas blancas, haciéndonos parecer

unos completos idiotas.

—¿Qué quieres decir con, todos saldrán? —pregunté. Lo último que

necesitaba era una nueva tradición de Santa Anna en la que verme

envuelta. Las chicas raras y los chicos apuestos, de los cuales parecía que

no podía mantenerme alejada, ya le daban suficiente emoción a mi vida,

gracias.

—Ya sabes, es como una gran producción. —Ya tenía todo en el vaso de

precipitados y estaba esperando a que ocurriese algo (¿A que cambiara

de color?), así que saqué un cuaderno y empecé a trabajar en el informe

de laboratorio, al menos debería intentar hacer algo útil—. Como por

ejemplo, el año pasado Chelsey se lo pidió aun chico, Connor, y contrató

al Barber Shop Quartet para que fueran a la tienda de pretzels donde él

trabajaba y le cantarán.

—Eso —dije—, suena ridículo.

—Claro que no —contestó—. Es muy divertido. ¿Vas a hacerlo?

—¿Hacer qué?

—¿Pedírselo a Brody?

—No lo sé—contesté, de pronto me sentía incómoda—. No estoy segura

de que quiera ir conmigo.

—¿Estás bromeando? Se ha sentado contigo en el almuerzo a diario. Veo

la forma en que te observa. Mataría porque un chico me mirase así.

—¿Cómo me mira?

—Como si te amaaaaaraaa—dijo ella, y luego empezó a tirarle besos al

aire.

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—¡Para! —dije, riendo—. Vas a tirar nuestra cosa de cromatografía.

—¿No se lo quieres pedir por Cam? —preguntó Adrianna. De repente se

me cayó un vaso e hice un gran desastre alrededor de nuestro

experimento, que estaba prácticamente terminado.

—¿A qué te refieres? —dije, tratando de sonar inocente, pero

manteniendo la cabeza baja y la mirada enfocada en el papel para que

no pudiese ver mi cara.

—¿Te gusta Cam? ¿Más que Brody?

—No —contesté, no muy segura de si estaba mintiendo.

—Bien —dijo—. Porque sería una lástima que no fueras al baile por culpa

de Campbell Elliot.

—No tiene nada que ver con Cam. —Pero no era verdad. Por supuesto

que tenía que ver con Cam. Últimamente todo parecía tener que ver con

Cam.

***

Al salir del instituto no tenía ganas de ir a casa, así que decidí ir al Starbucks

que había cerca de la escuela para estudiar un rato. Estaba tan atrasada

con el trabajo de historia que ya era el colmo, y pensé que me resultaría

más fácil concentrarme si estaba fuera de casa, con el iPod tronando en

mis oídos y una taza bien cargada de cafeína delante de mí. La cafetería

estaba sólo a unas cuantas manzanas del instituto, pero hacía frío, así que

me envolvíla bufanda alrededor del cuello y metílas manos en los bolsillos

de mi abrigo. En ese momento, mi teléfono vibróal recibir un nuevo

mensaje y lo saqué para leerlo. Por alguna razón, deseaba que fuese de

Cam, aun cuando sabía que eso era una tontería.

“Hola N, soy Derek. Solo quería decirte que lo siento por haber aparecido

sin avisar en tu instituto. Estoy listo para hablar cuando quieras hacerlo.”

Mi corazón dio un salto y paré de caminar. Miré a mí alrededor, pero

estaba en una calle principal, gracias a Dios, y no había nadie cerca. Me

quitélos guantes y respondí el mensaje, mis dedos presionaron las teclas

con furia.

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“¿Cómo conseguiste mi numero?”

—¿Natalia? —Escuché una voz detrás de mí, grité y se me cayó el

teléfono.

—Jesús —dijo Cam, recogiendo el teléfono y devolviéndomelo—. ¿Qué te

pasa?

—¿Qué me pasa? —pregunté, recuperando mi teléfono—. No lo sé, Cam.

Creo que mi ex novio me está acosando, y por lo que me dijiste, Raine

quiere hechizarme, matarme, hacerme daño, o algo. Así que perdona si

me sobresalto fácilmente.

—Bueno, como quieras —dijo, levantando las manos en señal de

rendición—. Perdón, no era mi intención asustarte.

—Está bien—dije, sintiéndome un poco mal por desquitarme con él.

Guardéel teléfono de nuevo en el bolsillo—. No debí haberte gritado.

Miró a su alrededor y dijo:

—Ven aquí.—Agarró una de las mangas de mi abrigo y me llevó hacia

atrás, a los árboles que bordeaban la calle. Seguíamos en la calle

principal, pero era un poco escalofriante. Me refería a que, ¿realmente

conocía a Cam? Sí, nos habíamos besado. Sí, era muy atractivo. Sí, cada

vez que lo veíame moría de ganas de estar entre sus brazos. Pero tenía un

gusto horrible cuando se trataba de chicos. Podría estar llevándome hasta

aquí por miles de razones distintas.

—¿A dónde vamos? —pregunté, mientras nuestros pies aplastaban las

hojas secas del suelo.

—Sólo un poco más atrás, lejos—dijo—. No quiero que nadie del instituto

nos vea.

—Oh, Cam—dije, preparando una broma—. Si querías que estuviésemos a

solas, habría bastado con reconocerlo.

Pero él no se rio, y eso hizo que me pusiera nerviosa.

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—Bueno—dijo, una vez que estuvimos lo suficientemente lejos de la calle—

. Tengo algo que mostrarte. —Sacó algo del bolsillo, un collar. Me lo

entregó.

—¿Un collar? —Por un segundo, pensé que me había traído un regalo, y se

me aceleró el corazón.

—Lo encontré en el casillero de Raine.

—¿Hurgaste en el casillero de Raine? ¿No te parece un poco retorcido?

—No quiero hablar de eso ahora.

—Bien —dije encogiéndome de hombros—.Registraste el casillero de Raine

y encontraste un collar. ¿Qué pasa?

—¿Qué pasa? ¿No crees que esa cosa es un poco escalofriante?

Suspiré. Si Cam creía que un collar de aspecto extraño era su gran arma,

entonces definitivamente se había creído todo el asunto de las brujas. Aun

así, lo miré más atentamente, para complacerlo. Era una mariposa negra,

realmente no era un diseño muy común. Estaba tallada en algún tipo de

piedra brillante y colgaba de una cadena de plata. La delicadeza de la

cadena contrastaba con el realismo la mariposa, dándole un toque

dramático.

—Es un poco extraño—dije mientras lo observaba—. Pero solo porque

ella…

Entonces recordé algo. La mariposa que había visto frente al rostro de

Raine en el spa. En ese momento pensé que sólo era parte de mi ataque

de pánico, pero ahora… Miré la piedra más de cerca. Era igual a la que

había visto.

—¿Qué? —preguntó Cam—. ¿Qué es?

—Es que… ese día en el spa, cuando supuestamente ataqué a Becca, vi

una mariposa negra frente al rostro de Raine. En ese momento pensé que

era sólo…

—¿Sólo qué?

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—Un efecto de la luz. Pero era exactamente como esta. —dije, pasando

los dedos por las alas talladas y temblé.

—Tuve un sueño,—dijo Cam— sobre mariposas. Estabas en un campo con

todas ellas. Trataba de encontrarte, de salvarte, pero no pude.

—Vi una mariposa el día que te desmayaste —Recordé—. En la casa de

Raine. No era negra pero sus alas llamaban mucho la atención, parecía

como si se estuvieran oscureciendo.

—Jesús —dijo él—. ¿Alguna otra ocasión?

Pensé en ello, no estaba muy segura de querer contarle acerca de la otra

vez que recordaba haber visto mariposas. Pero al final suspiré y dije:

—Mi primer día en Santa Anna. Cuando Brody vino a mi casa. Recuerdo

que pensé que era extraño porque empezaba a hacer frio. Esa había sido

la primera vez.

Cam respiró profundamente, y me miró, con una mirada de “yo-te-lo-dije”.

Pero mariposas raras o no, aun no podía creer que Brody tuviese algo que

ver con esto.

—Esto se está complicando demasiado—dijo Cam. Se quitóla gorra de

baseball, se pasó los dedos por el pelo, y luego se la volvió a poner.

—No significa nada —dije—.A lo mejor lo de tu sueño sólo fue una

coincidencia.—Sostuve el collar en alto, esperando a que lo tomara.

Tenerlo en mis manos me estaba poniendo nerviosa.

—¿Y por qué continuas viéndolas cada vez que pasa algo raro?

—No las veo cada vez.

Me mira escéptico.

—Bien, de acuerdo —dije—. ¿Qué quieres de mí?

—No lo sé. —Estaba tan serio y preocupado, que quería decirle algo para

hacerlo sentir mejor.

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—Mira—dije—. Esto no es nada por lo que asustarse. Te lo dije, las chicas

juegan con estas cosas todo el tiempo. Estoy segura de que es sólo una

coincidencia.

—¿Estás segura?

Lo pensé.

—No.

—¿Entonces crees que pasa algo malo?

—No.

Miró hacia arriba, hacia mí, y se la devolví; no dijimos nada por un

segundo, y luego Cam se acercó unos pasos más hacia mí.

—Ahora mismo, las ganas de besarte me estas matando —dijo.

—Ya lo hicimos, ¿recuerdas? No funcionó muy bien—Miré a lo lejos para

distraerme del calor que desprendían nuestros cuerpos.

—¿Quieres besarme?

—Mira—dije, negando con la cabeza, decidida a evadir la pregunta.

Crucé los brazos para crear una barrera entra nosotros—. ¿Qué vamos a

hacer? Si lo de la brujería es cierto, y no estoy diciendo que lo sea, pero si

lo es… ¿qué hacemos? ¿Buscar alguna clase de conjuro para

contrarrestarlo?

—No lo sé—suspira—. Déjame que lo piense, veré si puedo encontrar

alguna otra solución. Te llamo esta noche, ¿sí?

—Muy bien. —Mi corazón se aceleró ante la idea de hablar con él más

tarde, y deseé haberlo besado cuando me lo pidió.

—Hasta entonces, tenemos que ser cuidadosos. No quiero que Raine o

Brody sepan que hablamos, ¿de acuerdo?

—Odio la idea de tener que mentirle a Brody—dije.

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—Sí, bueno, estoy seguro de que podrás lidiar con ello. —Repentinamente,

su tono se volvió áspero—. Te llamo esta noche. Vuelve a la calle, esperaré

unos minutos hasta que no estés y luego saldré, ¿si?

Respondí con un asentimiento y me volteé.

—¿Natalia?

—¿Si? —dije, dándome la vuelta.

—Todavía me muero de ganas de besarte.

Me giré antes de que pudiese ver la sonrisa de mi rostro.

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Capítulo 4

Campbell Traducido por Gisse

Corregido por Onnanohino Gin

espués de ver a Natalia, me dirigí de nuevo alinstituto y me vestí

para la práctica de fútbol. Como de costumbre, verla me dejaba

acelerado, como si me hubiese tomado diez pastillas de cafeína.

Seguía imaginando su cara, la forma en que me había sonreído cuando

nuestras miradas coincidieron. Me sentía como si pudiera correr durante

todo el día y la noche. Debido a toda esta energía extra, jugué muy bien

en la práctica, e incluso el entrenador tuvo que admitirlo.

—Buen trabajo, Cam—dijo cuándo le lancé el balón a Lancaster en la

línea de cinco yardas al final de nuestra línea de golpe de equipo.

Lancaster sacudió la cabeza y se arrancó el barbijo.

—Ese era el casco de cascos, amigo —dijo, avanzando hacia mí.

—¿Frente a frente? —Reí—. Parece que tuvieses la cabeza en el culo.

—¿Qué has dicho?—me empujó y se lo devolví.

—Tal vez a partir de ahora, en el almuerzo, te guardes esos comentarios

sobre cómo juego para ti, amigo —dije, caminando alrededor de él.

Miré al entrenador, que tenía una sonrisa de oreja a oreja. Le gustaba

vernos a todos fuera de quicio antes de un partido. Y tenía que admitir que

a mí también me gustaba. Después de todo, era bastante inofensivo, y

hacía mucho tiempo, desde antes de estar con Raine, que no me sentía

tan fuerte y lleno de energía.

Brody se acercó a hablar conmigo al salir del campo. Llevaba el casco

lleno de barro en una mano, el pelo revuelto y estaba completamente

D

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sudado. Deseé que Natalia pudiese ver a ese idiota maloliente que ella

pensaba que era un tipo genial.

—¿Es que quieres matar a Lancaster o qué?—dijo riendo.

—Nah. Es sólo que habla demasiado yde vez en cuando necesita que le

bajen los humos.

—Sí, eso he oído—dijo, y escupió al suelo.

Encantador.

—Así que... ¿cómo van las cosas con Natalia? —pregunté—. Se ven

bastante cercanos últimamente.

Brody me miró como si estuviese tratando de averiguar qué buscaba.

—No lo sé. Es una chica genial. Sólo somos... ya sabes... saliendo. Viendo

cómo va.

—Y ¿qué pasa con la vez que me llamaste y me dijiste que no querías ni

verla?

—¿Qué es esto? ¿Un puto interrogatorio?

—Simplemente no tiene sentido que ahora sean como Jack y Jill, como

dos malditas gotas de agua.

—Eh, todo el mundo comete errores. Resulta que me equivocaba con ella.

—Oh. —Asentí con la cabeza y sonreí.

—Genial. Bueno, me alegro por ti entonces.

—Cam, pensaba que ya habíamos dejado eso atrás.

—Así es, así es. Sólo estaba dándote conversación. No te preocupes.—Su

frente se arrugó.

—Mira, espero que nunca le cuentes que dije eso. Es una buena chica. No

quiero hacerle daño.

—Y yo soy un buen tipo. Así que no te preocupes.

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***

Cuando llegué a casa, no podía quedarme quieto. Me di una ducha, me

cambié de ropa y escuché un poco de música en mi habitación. Saqué el

collar de Raine y lo examiné bajo la luz de la lámpara de mi escritorio. Era

algo que no había visto nunca antes. Incluso después de estar bajo el calor

de la bombilla de 125 vatios, seguía fresco.

Tal vez Aiden supiese de qué estaba hecho. Era un chico inteligente.

Fui a la ventana y miré hacia afuera, a la entrada de su casa. Cuando

éramos niños solíamos hacernos señas con las manos para comunicarnos

desde lejos. Se paraba al borde de la calzada y me pedía que fuese a

jugar mediante una serie de movimientos ridículos. Era nuestro código

secreto. Recordar todo eso me hizo sonreír.

Hasta que vi el coche que había estacionado en su entrada. Era un

descapotable plateado. Lo reconocería en cualquier parte.Era el coche

de Becca.

—¿Qué demonios está haciendo allí? —dije en voz alta. Genial. Ahora

estoy hablando solo, como un loco.

Me puse la chaqueta y las zapatillas de deporte del equipo universitario y

crucé la corta distancia que separaba mi casa de la de Aiden. Sabía que

no era lo más inteligente, porque nada de esto era lo que parecía, pero

teníaque asegurarme de que estaba bien.

Subí los escalones de la entrada y toqué el timbre. Era uno de esos timbres

molestos que tocaba una canción entera al presionarlo. Debería haber

golpeado.

Después de unos minutos, Aiden abrió la puerta. Parecía estar un poco

borracho, sonreía con los ojos entrecerrados.

—¡Soy Cam!—saludo.

—¡Es Campbell!—anuncia, dándose la vuelta.

—¿Ah, sí?—dijo la distintiva voz metálica de Becca, que sonaba cercana.

Pero no podía verla. Aiden se volvió hacia mí. Bajó la voz.

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—Estoy… ocupado con algo… —dijo guiñándome un ojo.

—Está bien. Sólo será un minuto—me quedé esperando. Algo olía a

podrido en todo este asunto.

Es decir, ¿para qué iba a venir Becca a la casa de Aiden? No era propio

de ella, ni muerta se acercaría a menos de cinco metros de ese chico.

Al entrar, estaba de pie en las escaleras que conducían al sótano. Llevaba

un traje de Femme fatale. Falda, botas y una camiseta que enseñaba

demasiado escote. Su cabello rubio estaba algo despeinado y podía oler

su perfume a por lo menos una milla de distancia. Bien podría haberse

escrito “Lo estoy compensando” en la frente en letras rojas brillantes.

—Hola Cam, —dijo entre risitas—. Qué raro verte por aquí.

—Bueno, soy amigo de Aiden, así que vengo bastante seguido. ¿Cuál es tu

excusa?

Se encogió de hombros.

—Aiden necesitaba que le trajera una cosa.

—Y ¿qué pasa con el ligero cambio de ropa? —pregunté.

Aiden comenzó a bajar las escaleras hacia el sótano, hablando a medida

que avanzaba.

—Sí, de hecho es una historia bastante divertida. Cuando me trajo a casa,

se dio cuenta de que mis padres no estaban, así que me pidió venir un

rato. Una cosa llevó a la otra y se nos rompió el mueble bar —dijo riéndose

mientras Becca hacía lo mismo.

—Estoy un poquito achispada—dijo ella—. Y Aiden me dijo que quería que

desfilase para él. Era un poco embarazoso.

Bajo al sótano, transformado en una sala de recreo donde había un billar,

televisión de pantalla plana y varias consolas de videojuegos. Era un bonito

lugar que solía frecuentar. Había un montón de licor en la mesa, el bolso

de Becca y un par de bolsas de plástico con ropa.

—¿Siempre llevas contigo tanta ropa para cambiarte?—dije, examinando

la habitación.

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—Ya sabes, las chicas somos así —dijo ella—. Nos encanta probarnos

modelitos nuevos.

La música salía suavemente de los altavoces de sonido envolvente.

—Parece que estaban en medio de una gran fiesta —dije.

Aiden se empezó a reír. Tropezó y finalmente cayó en el sofá, riendo un

poco más.

—Vaya, estoy borracho borracho borracho.

—Vas a recuperar la sobriedad enseguida. Becca empieza a recoger tus

cosas.

—¿Qué? ¿Ya se va?—dijo.

Ella me echó una mirada rara.

—Sí. Se está haciendo tarde y no quiero meterte en problemas.

—Por supuesto que no—contesté.

Ella sonrió.

—Fue bueno verte Cam. Le diré a Raine…

—Que le mando saludos. Por supuesto. —Vi el flash de una sonrisa falsa y la

misma mirada extraña en su rostro.

Debería ser más educado, pero me molestaba que estuviese aquí,

juagando con Aiden. Era demasiado bueno para ella. Para cualquiera de

ellas. Y sabía que de todas formas, no se preocupa por él en absoluto. De

hecho, probablemente todo esto sólo fuese un plan de Raine para obtener

información acerca de mí.

—Adiós, Aiden—dijo, y le tiró un beso. Él lo atrapó desde el sofá.

—Adiós, ¡Bec, Bec! —gritó antes de que la puerta se cerrara de golpe.

Un momento después, escuchamos el rugido del motor del auto al

arrancar y luego se fue.

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Crucé los brazos y lo miré. Estaba sonriendo ampliamente y un poco de

baba se le caía por la barbilla.

—¿Qué diablos pasa contigo?

Se sentó, pero no parecía muy estable.

—¿Qué quieres decir?

—¿Qué demonios te hizo para que la trataras así? ¿Por qué le pediste que

se fuera, Cam? Estuve a punto de...

—¿Qué? ¿Crees que puedes conseguir a una chica así?

Su sonrisa se desvaneció.

—¿Por qué no?

Me acerqué a él y me senté a su lado en el sofá. Olía a una mezcla de

alcohol, perfume y... algo más. Parecía moho, fruta podrida o algo por el

estilo.

—Aiden, escúchame. Escucha. —Puse mi mano sobre su hombro y lo

enderecé.

—No necesito un discurso en este momento. Viniste y lo arruinaste todo.

Estaba a punto de…

—¿Qué crees que iba a pasar?

Me miró con los ojos desenfocados, sus pupilas marrones estaban tan

grandes y redondas como los botones de un abrigo.

—Ella me besó. Con lengua y todo. Me dejó tocarle las tetas. Incluso toco

mi Jack Johnson si quieres saber toda la verdad.

La expresión de mi cara debió de decirlo todo.

—¿Por qué crees que pasó? ¿Crees que es una coincidencia, Aid?

Resopló.

—No, creo que por una vez una chica se ha dado cuenta de que soy un

tipo genial. Soy divertido. Soy inteligente. No doy tanto asco.

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—¿Ella te dijo todo eso?

—Puede ser. ¿Y qué?

—Por lo tanto, esa chica nunca se había interesado por ti hasta hoy.

—Estas celoso, Cam.—Su rostro se veía pálido y ojeroso. Había visto esa

mirada antes, en mí mismo. En el espejo, el día después de la fiesta de

Raine. Como si alguien hubiese aspirado toda mi fuerza vital.

—Celoso. Bueno... estoy celoso... de...

Se puso de pie.

—Te gusta que sea un perdedor, que me pase la vida aquí sentado a la

espera de que estés listo para pasar un tiempo conmigo. Si tuviese una

novia y una vida, ¿dónde iría? Necesitas que mi vida sea una mierda para

poder contar conmigo cuando te aburres o no tienes nada mejor que

hacer.

—Eso es lo más estúpido que he oído en mi vida —dije, pero tenía que

admitir que no estaba convencido del todo. Me preguntaba si tal vez, en

el fondo, tenía algo de razón. ¿Usaba a Aiden cuando no tenía nada

mejor que hacer, como alguien cuyo trabajo fuese hacerme sentir mejor

conmigo mismo?

—No es una estupidez —dijo—. Estúpido es que siempre encuentres una

manera de hacerme sentir mal conmigo mismo. Finalmente una chica se

interesa por mí y tienes que venir y arruinarlo todo.

—Mira, tengo que decirte algo.

—No me interesa.

—Recuerda lo que me dijiste de las chicas, que hicieron esos comentarios

en la clase de cocina sobre mí. ¿El Camerade y todo eso? —Aiden negó

con la cabeza.

—No eran más que bromas. Becca me lo explicó hoy.

Me puse de pie.

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—Espera. ¿Se lo preguntaste? ¿Sabe que me lo dijiste?

Aiden siguió hablando como si no hubiese dicho ni una palabra.

—Becca dice que todas piensan que es sobre una especie de conexión

entre tú y Raine. Ustedes dos, juntos, hacen una pareja tan atractiva que

hacen que se te doblen las rodillas y otras cosas. Así que todos bromean y

se burlan de Raine.

—Entonces, ¿estaban bromeando acerca de que ella se bebía mi sangre

para obtener energía?

—Lo has entendido todo mal, hombre. ¿De verdad crees que están

haciendo algún tipo de hechizo? —dijo Aiden. Echó la cabeza hacia atrás

y se empezó a reír como un maniático.

—Debes tener un tornillo suelto.

—Obviamente, no estás en el estado mental adecuado para razonar.

Hablaremos mañana de camino al instituto, cuando hayas tenido

oportunidad de descansar y estés sobrio.

Aiden se rio.

—Puedes ahorrar un centavo en gasolina y olvidarte de recogerme. Becca

me llevará.

—Oh, así que es eso, ¿no?

—Y me pidió que la lleve al baile de Bienvenida. Le dije que sí.

Lo miré fijamente, estaba totalmente aturdido. No podía creer que se

estuviese creyendo esta ridiculez. Pero luego me di cuenta de que o él

estaba bajo el hechizo de Becca, o estaba tan desesperado por tener un

poco de atención femenina que se negaba a ver la verdad. O tal vez

ambas cosas.

—Mira, Aiden. Soy tu mejor amigo.

—Eras mi mejor amigo —dijo y bostezó—. Pero en los últimos cinco años me

has tratado como a tu hermano pequeño, y me haces sentir como una

mierda. Creo que tal vez necesitamos un descanso.

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Me mordí los labios para no decirle lo que vi cuando espié a Raine, Becca

y Teri anoche. Pero sabía que era una pérdida de tiempo.

***

Cuando volví de la casa de Aiden, llamé a Natalia.

—¿Hola? —Su voz al instante me tranquilizó. Suspiré.

—Hola, soy Cam.

—¿Estás bien?

—La verdad es que no—dije, y le conté lo que había pasado en la casa de

Aiden.

—¿Piensas que le podría estar haciendo algo malo?

—No lo sé. Es decir, tiene que haber una explicación aparte de la idea de

que Becca de repente piense que Aiden es el nuevo Channing Tatum.

—A ver, ¿y no es posible que le guste de verdad?

—Natalia… Vamos…

—Está bien, tienes razón. Aiden es muy simpático y todo eso, pero

definitivamente no es del tipo de Becca.

—Están planeando algo, Nat. Lo sé.

—Cam...

—¿Sí?

—Me gusta cuando me llamas Nat.

—Es, te estoy hablando de algo serio —dije, pero estaba sonriendo.

—Lo sé, lo sé—suspiró—. Es que odio que tengamos que mantener en

secreto nuestra amistad.

Me acosté en la cama y me quedé mirando al techo.

—¿Eso es lo que somos? ¿Amigos?

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—Mira, Cam...

—No lo digas. Sólo… No.

—Es confuso, pero no sé, tal vez deberíamos hablar de eso.

—¿Hablar de qué? Si te gusta Brody. Y nosotros sólo somos amigos ahora,

¿no es así?

—Podríamos ser algo más que amigos. Hay un montón de secretos entre

nosotros. No estamos siendo honestos con nadie.

—Eso no es mi culpa. Estamos tratando con un grupo de brujas psicópatas

que tienen poderes y quieren matarnos.

—Lo de que quieran matarnos es sólo una suposición —dijo—.Y tenemos

que asegurarnos de que no estamos dejando volar nuestra imaginación

con todas estas cosas, ¿no?

—Bueno, sé que no me imaginaba aquel collar de mariposa negro que

encontré.

—El collar no prueba nada.

—Lo sé. Lo sé. Pero algo no encaja. Hay algo muy turbio en todo este

asunto. Para empezar, ¿Aiden y Becca juntos? Está claro que ha perdido la

cabeza.

Natalia se empezó a reír. Sonreí de nuevo, a mi pesar.

—¿No sería genial si fuésemos al baile juntos? Podría ser divertido, ¿no?

Hubo un largo silencio.

—Sí, podría serlo.

Suspiré. Si acaso existía una pareja más imposible que Becca y Aiden, esos

éramos Natalia y yo.

***

A la mañana siguiente fui al instituto solo. Los mismos pensamientos de la

noche anterior, seguían dando vueltas en mi cabeza. Natalia y yo. Raine.

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Brody. Becca y Aiden. El ex novio loco de Natalia. El baile de bienvenida. El

partido de fútbol del viernes.

Me gustaría tener al menos una respuesta para alguna de las preguntas

que no dejaban descansar a mi cerebro, pero no la tenía.

Cuando llegué a mi clase, lo primero que vi fue a Becca y Aiden, juntos.

Ella estaba inclinada sobre él, susurrándole algo en el oído. Su cara se

parece a la de un albino. Estaba totalmente blanco, como si le hubiesen

drenado el color. Pero sonreía a lo que fuese que le estuviese diciendo.

Dios, estaba completamente hipnotizado por ella.

Luego me dirigí a mi casillero y por un segundo creí que tal vez estaba

teniendo un sueño extremadamente realista, porque todas estas pequeñas

mariposas negras salieron volando de un rincón de mi casillero. Cientos de

ellas. Casi grité, pero me di cuenta de que sólo eran pedazos de papel.

Aun así, parecían tan reales…

Mariposas negras. Apreté los dientes e hice un esfuerzo para no huir de

ellas, ya que volaban hacia el suelo, y cuando llegaban a mis pies estaban

muertas.

Entonces, escuché que alguien jadeaba y sentí pavor. Seguían saliendo a

borbotones del armario e inundaban el suelo.

Algo malo estaba a punto de ocurrir...

Fin

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Pursued

Brujas de Santa Anna #5

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