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Agua Quemada, imagen de la desintegración actual de la estructura lógica del proceso histórico-cultural mexicano En Agua Quemada’, Carlos Fuentes vuelve una vez más a enfrentar pasado con presente tratando de despejar, generalmente por la vía del reconocimiento de sus propios defectos, las incógnitas de la peculiar idiosincrasia social mexicana. En este caso, a través de cuatro historias centradas en diferentes clases sociales y varias generaciones de perso- najes, que conviven entre por relaciones familiares, de vecindad, de servicios o amistad. Los auténticos protagonistas son los más jóvenes, que centran el objetivo de lo que el narrador quiere hacer resaltar, fundamen- talmente por la vía del contraste con las generaciones mayores y con el pasado de la colectividad. Según esto, dos son las coordenadas desde las que se analiza el presente en esta novela: la de la historia nacional (con la Revolución de 1910 como hecho fundamental), y la de las circunstancias familiares de cada grupo social que protagonizan las cuatro anécdotas de la narración. Ambas coordenadas están profundamente relacionadas en- tre ya que la Revolución, como dice uno de los personajes de la novela, «a todos nos desquició... a unos para bien y a otros para mal’> (p. 61), de manera que cada experiencia familiar aparece marcada por los cambios socio-económicos que se produjeron tras ese importante hecho histórico. Según podremos comprobar tras el análisis de la novela, para Fuentes, la identidad de cada uno de los individuos de los diferentes grupos sociales mexicanos ha sufrido un profundo cambio desde entonces; todos viven desclasados y extrañados en sus respectivos ambientes, sin que los móviles revolucionarios hayan modificado en realidad las estructuras. El cambio ha sido profundo ya la vez superficial; profundo en cuanto al individuo o grupo familiar, superficial en cuanto a la sociedad en su Carlos Fuentes, Agua Quemada, PCE. México, 1981. Anales de literatura hispanoamericana, núm. 13. Ed. Univ. Complutense, Madrid. 1984.

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Agua Quemada,imagende la desintegraciónactualde la estructuralógica delproceso

histórico-culturalmexicano

En Agua Quemada’,Carlos Fuentesvuelve una vez más a enfrentarpasadocon presentetratandode despejar,generalmentepor la vía delreconocimiento de sus propios defectos,las incógnitas de la peculiaridiosincrasia social mexicana.En este caso,a travésde cuatrohistoriascentradasen diferentesclasessocialesy varias generacionesde perso-najes, que conviven entresí por relacionesfamiliares, de vecindad,deservicioso amistad.Los auténticosprotagonistassonlos másjóvenes,quecentranel objetivo de lo queel narradorquierehacerresaltar,fundamen-talmentepor la vía del contrastecon las generacionesmayoresy con elpasadode la colectividad. Segúnesto,dos sonlas coordenadasdesdelasqueseanalizael presenteen estanovela:la de la historia nacional(con laRevolución de 1910 como hechofundamental),y la de las circunstanciasfamiliaresde cadagrupo socialqueprotagonizanlascuatroanécdotasdela narración.Ambas coordenadasestánprofundamenterelacionadasen-tre sí ya que la Revolución,como dice uno de los personajesde la novela,«a todos nos desquició...a unosparabien y a otros para mal’> (p. 61), demaneraque cadaexperienciafamiliar aparecemarcadapor los cambiossocio-económicosquese produjerontraseseimportantehechohistórico.

Segúnpodremoscomprobartrasel análisisdela novela,paraFuentes,la identidad de cada uno de los individuos de los diferentesgrupossocialesmexicanoshasufrido un profundocambio desdeentonces;todosviven desclasadosy extrañadosen susrespectivosambientes,sin que losmóviles revolucionarioshayanmodificadoen realidadlasestructuras.Elcambio ha sido profundo y a la vez superficial; profundo en cuanto alindividuo o grupo familiar, superficial en cuanto a la sociedaden su

CarlosFuentes,Agua Quemada,PCE. México, 1981.

Anales de literatura hispanoamericana,núm. 13. Ed. Univ. Complutense,Madrid. 1984.

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conjunto.Todos los miembrosde éstaapareceninsatisfechos,ligadosa unpasadoinmediatoquerecuerdanmáspositivo queel presente,y desorien-tadosen cuantoal futuro. La nostalgiadel pasadolos paraliza,les impideenfrentarseal mañana.Desdeestepuntodevistael recuerdodel pasado,yen consecuencia,del hecho revolucionario en sí, ha sido negativo. Esnecesario,dice Fuentes,queel individuo lo olvide paraque la sociedadensuconjuntoavance.Sin embargo,no recuerdan,como podráobservarse,el significadoprofundode eseimportantehechohistórico encuantoa susmóviles colectivos. Si los marcó negativamentecomo individuos fueporqueno se lograron,o se traicionaron,susauténticosfines,y estosfines,y el espíritu de la colectividadque los propició es lo que paradógicaydesgraciadamenteparecenhaberolvidado.

Fuentesdenunciaen estanovelala actitud del mexicanovuelto siem-pre haciaesepasadoque los paraliza,y la utilización que se haceen elpresentede la violencia, fuerzaque creó la histórica revolución, y que,como la piedradequehablóAzuela «haseguidoexistiendomovida por supropia inercia pero carentede sentido». Tanto el recuerdodel pasadocomo la violencia que originó el momento histórico ejemplar de laRevolución,hancambiadode signoen el presente:de colectivosy solida-rios sehan convertidoen individualese insolidarios.

En consecuencialos hábitos>costumbres,gustos>formasdecomporta-mientossociales,económicoso culturalessufrenla mismadesorientación,circunstanciaquefacilita, entreotrascosas,la rápidaabsorciónde mode-los foráneosquehanido llegandoen función deotros sucesoshistóricososociocconómicosque seapuntanen el texto, peroqueaquíno noses dadoanalizar. Es fácil observaren la novelacómo el colectivomexicano,quesufrela desorientacióndeotra nuevaruptura(entrelasqueanalizóO.Paz),sintiendo traicionadoslos móviles con los que iba a construir su propiamodernidad,vive mimetizandomodeloseuropeoso norteamericanosquevaconociendopor el cine o a travésderelacioneseconómicasoamistosas;en definitiva, vive trasnuevasmáscarasqueenestepunto, segúnFuentes,ya no ocultan su verdaderamanerade ser, sino que disimulan el caosinterior, la auténticapérdidade identidad quehan sufrido como indivi-duosy como colectivo.

Las cuatronarracionesque constituyenla novela gozande suficienteautonomíaparapoderserconsideradasaisladamentecomocuentos,algu-nosde los cualesfueron publicadoscon anterioridad2.Sin embargo,estapeculiarestructuranovelísticafragmentada,queel propioautordenomina«Cuartetonarrativo”, funcionacomo primerexponentede la ideabásicadel discurso:la desintegracióny rupturadel presenterespectoal proyectocolectivodel pasado.Comodijo A. Rama3,la simpleyuxtaposiciónde los

2 CarlosFuentes,«Estoslueron palacios..,Vuelta,nP 12v, 1, noviembre ¡977, pág.8.

Angel Rama,«El retorno a casa»,Rey. Quimera,n.» 5, Barcelona,1980,pág. 44.

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fragmentos narrativos revelan el funcionamiento de esa sociedadencuantoa la desarticulaciónexistenteentrelos diversosestratossociales.Desarticulaciónqeimplica la faltade concienciaen un destinocomún,enun ideal colectivo que sea el motor de la historia. Todos los elementosfundamentalesde la novelafuncionancomo intensificadoresde esaideabásicay central,lo quesin lugaradudasapoyala tesisde la adscripciónalgéneronovela,frentea los queven en ella unaseriede cuentosaislados.Analicemosalgunos.

El presentees un caosque tienesuparaleloenunaciudadigualmenterota, igualmentecaótica,igualmenteen crisis de identidad.Susbarrios,suscasas,susdistintasarquitecturasurbanas,que han ido yuxtaponién-doseen el correrde los años,hansufrido parecidasmetamorfosisquesushabitantes;ningunaseconservadentrode la ideaparalo quefue proyec-tada. Los cambioseconómico-socialesque han ido motivandosustrans-formacionesno respondena unapreviaplanificación,a una ideacomuní-tana con proyección de futuro; igual que el destino colectivo de sushabitantesseha ido forjandocompulsivay miméticamente,sin tenerencuentalas especialescaracterísticasdel medio ambienteen el queha idoconstruyéndosey sus lógicas exigencias.La consecuenciaes la degrada-ción que ha llevado en el presenteal caosquehoy es la ciudad: «Méjico,ciudadvoluntariosamentecanceTosa,hambrientadeextensiónanárquica,pintaviolines detoda intenciónde estilo,ciudadqueconfundela democra-cia con la posesión,pero también el igualitarismo con la vulgaridad...”(pág. 37).

El diseño espacialde la novela, aquelloque en una narraciónpodríaser descritoen términos plásticos4,en Agua Quemadaes un plano de laciudad de méjico, donde se señala,visualizaday semantizadaen otrocampo,la imagenfragmentaday degradadade la sociedadque la habita;los distintos barrios, estilos arquitectónicos,calles, plazas,colonias yedificios singularesdel Méjico O. F. actual,desfilanpor la novelacon esafinalidad. Deentretodoscobranespecialprotagonismolos quesontoma-dos como prototipos de viviendasde las distintas clasessocialesque seanalizanen cadaunade la spartesde la novela.Sonéstos,LosjardinesdelPedregal, ciudad residenciade la alta burguesíaposrevolucionariacons-truida artificialmenteen un desierto,«JapónpasadoporBauhaus»,«lasti-mosointentodecastidadurbana—diceel narrador—enunacapitalcomola nuestra»(pág.37); La Moneda,curiosorestode la arquitecturapalacie-ga virreinal hoy casarealquiladaentrediversasfamiliasde la clasemediabaja: «Imagínate,éstos fueron palacios...»(pág. 51); La casa de la calleCórdoba, típica mansiónde la aristocracia porfirista; «no era una casaverdaderamenteantigua —nos explica el narrador—sino uno de esoshotelesparticulares,de supuestainspiraciónfrancesaquese levantarona

Lo que E. M. Forsterllamó «pattern»enAspeasofrIte Novel, E. Arnold, Londres, ¡958.

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principiosdesiglo...»hoy consujardínencajado,sofocado:«le quitaronelsol y el aire los ojos y el olfato. Y en cambio le retacaronlas orejas deruidos..,aprisionadaentre las dostorres de cementoy vidrio, sufrió, sincomerlosni beberlosel desniveldel terreno,lascuarteadurasdela presiónexcesiva»(pág. 73); y La colonia sin nombre, donde habitan los másdesheredados,unade las muchascoloniasque forman los cinturonesdemiseria de la ciudad; colonia concebidaprovisionalmente,como lugarpasajero,sushabitantesfueron pocoa poco,sin embargo,abandonandolaidea de provisionalidad y cambiaron «Cartón por adobey adobeporladrillo hastadarle cierto aire de decencia’>(pág. 103), símbolomáximode la falta de planificación, del caosurbanístico con que la ciudad seproyectahaciael futuro.

Paraexplicarestaideaa nivel social,Fuentesha creadounashistoriascuyas secuenciasprincipales giran en torno a una serie de funcionesrecurrentesde las cualesdestacan tres: la del recuerdo (del pasadohistórico o familiar), la de la «irritante inocencia>’,y la de la «violenciaimpune».

La primera narracióncentrasuanécdotaen la clasesocial triunfantetras la Revolución y susprotagonistasson los tres varonesde la familiaVergara:el abuelo,antiguo coronel revolucionario; su hijo, el licenciadoVicente Vergara,y el nieto, narradordel discurso,Plutarco.Su anécdotasintetiza las principales secuenciasque van a ser desarrolladasen lassiguientesnarraciones,y tieneun tratamientopeculiar.El narrador,ya lohemosdicho, es el joven Plutarco,frentea losdesconocidosnarradoresdelas restantes(conpequeñasvariantes,en todasellas seutiliza, sinembar-go, la tercera persona).Desde el punto de vista temporal la primeranarraciónestácontadadesdeun presente,doceañoso algo más,despuésdel presentede la narración5,lo que permite introducir como personajeactivo al abuelo,único supervivienteen la novela,medianteesterecursotemporal, de la generaciónque hizo la Revolución, y ejemplotípico delrevolucionariooportunista(primeraforma de traición al verdaderoidealrevolucionarioqueFuentesya ha analizadoen otras novelas);en el restode las narracionescoinciden el tiempo de la narracióny el tiempo delnarrador,que se centran,como el tiempo de la narraciónprimera,en elpresentehistórico actualmás inmediato.De aquí que los personajesmásactivos sean los jóvenes, aunqueentre ellos, y con respectoal hechorevolucionario, puedanapreciarsealgunos matices diferenciadores.SiPlutarco,el nieto de la primera narración,admira y envidia los hechossupuestamenteheróicosque vivió su abuelo(antesde la nochede «suliberación’>, la nocheen quese le permitióconocerla verdadde loshechosqueahoranarra),los jóvenesde lastresrestantesnarracionesviven ajenos

<Ahora—diceeljovenPlutarco—,queya rebaséla treintena,recuerdoesanochedemisdiecinueveaños...” (pág. 35).

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y olvidadosde esoshechos,e inclusotraicionansu auténticosignificadoen pensamientoy acciones,como tendremosocasiónde comprobar.

La generaciónintermedia,la del licenciadoVicente Vergara.sí recuer-da, generalmentemuy a supesar,el momentoheróicode la Revolución,sushombresy acciones.Los quesocial y económicamentesalierontriun-fantes,como el licenciado,sufren la constantecomparaciónque seesta-bleceentre las dosgeneraciones;la grandezade la quehizo la Revoluciónimpone su medida a la siguiente que sufre la castraciónde su propiaimageny por eso tienen que buscarse,como el licenciado, identidadesaprehendidasen el cine6o mimetizarsecon los nuevosmodelosimporta-dos por la emigración europea,o en las relacioneseconómicascon los’ricos«yanquis’>.«Comoparamuchosmexicanosricachonesdesugenera-ción —diceel narradorcon ironía—el modeloera el DuquedeWindsor, lacorbatade nudo grueso,pero nuncaencontrarona su señoraSimpson.Pobres:codeándoseconun tejanovulgar.., o con un vendedordesardinasespañol que le compró la aristocracia a Franco...» (pág. 31). Modos,comportamientossociales,financieros y culturales adoptadosde otraslatitudes falsearonsu propia identidad, que arrinconaron,como en lacasadel Pedregal,en las habitacionesdel abuelorevolucionarioy en loshábitosy costumbresque él quiso, imponiéndose,queperduraran;comolas comidas («sopa aguada,sopa seca,frijoles refritos, chilindrinos ychampurrado>’,pág. 18), o la limpieza (zacatey jabón fregandode rodi-llas, pág. 12). La imposición de la imagende la abuelaClotilde («el día

entero la comparabacon su santa Clotilde, mi Clotilde que en pazdescanse,ella si sabíallevar unacasa,ella sí era modesta,ella nuncamelevantóla voz...mi Clotilde si eraunamadrecitamexicana,ella sí sabíacriar a un niño», pág.40), y la de la relación machistaentre los esposos,decidió la ruptura y el comportamientoposteriorde Evangelina,a la quesu propio marido comprende: <‘Si mi padre logró hacermeodiar elrecuerdode mi mamáClotilde, cómo no iba a exasperara Evangelina,cómono iba a aislarseprimero..,y luego alejarsede la casa,ir al dentista,buscar las fiestas, buscar a otro hombre...» (pág. 40). La imposiciónconstantedel modelorevolucionarioquevoluntaria o involuntariamentepresiona sobre la generaciónposterior a nivel individual o colectivo,rompió (otra vez la ruptura de quehabla O. Paz), desintegróo adulteróhábitosy costumbres,formasdecomportamiento,quede maneralógica ynatural habríanido surgiendocon el pasodel tiempoy los acontecimien-tos. La fijación dela imagenrevolucionariacomo modeloa seguirpor lassucesivasgeneracionesde mexicanoshaactuadosobreellos, segúnFuen-tes, como una férrea dictadura. A nivel individual estáexplícitamenteexpresadopor el licenciadoVergaraqueentendióperfectamenteel proce-so: “... no va a haberotra revoluciónparaganarsede un golpeel amory el

6 Véasepáginas38 y 42.

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coraje,ya no, ahora hay que probarseen otros terrenos,¿porqué iba acostarle todo a él y a nosotrosnada?—dice el abuelo—, él es nuestroeternodonPorfirio, ¿noves?,aver si nosatrevemosademostrarlequenonos hacefalta, que podemosvivir sin susrecuerdos,susherencias,sustiranías sentimentales»(p. 41).

Tras esesucedáneode hombremexicanoquees el licenciadoVergara(como el Nescaféque desayunanlo es del café; como el mármol deZacateca,con que en realidad está construida la casa,respectoal deCarrara,o los falsosRubens,o las amapolas(heroína),de los jitomates...)perdura,sin embargo,la violencia indiscriminaday machistaquees,conlo económicoen su caso,la únicaherenciade la Revolución.(«Estaya nose para»,dijo Azuela, y Fuenteslo recuerday corrobora).Susmanos,conla complicidad instigadoradel abuelo, dieron muerte a la infiel esposa,quien, junto a la comprada y sometida Clotilde (otra víctima de laviolencia, en estecasola revolucionaria),recibela convencionalvisita de«el díade lasmadres’>enel cementerio.La irritante inocenciade Evangeli-na es reconocidapor el agresorque a sí mismo se reprochasu violenciaimpune.Esta conscienciasalva moralmentea la segundageneraciónymarcala diferenciafundamentalcon laarbitraria, gratuitae inconscienteviolencia impune que caracterizaa la tercera.

El segundocuartetonarrativo centrala anécdotaen torno a unaclasesocial desheredaday a unasola función: la del recuerdo.

Los principalespersonajesactivossonla vieja DI’ Manuelita,expulsa-da de la casadondehabíaservido durantetreintay cincoaños,paraevitarel recuerdodel pasadofamiliar al generalVergara; y el inválido niñoLuisito, cuya familia, venida a menos,es también en cierto sentido,«expulsada’> por los acontecimientosde su clase social, y tampocoquieren,o pueden,recordar;«los ojos de capulinde Maria Rosa—dice elnarradordel máspequeñomiembro familiar—, erandepiedra,sin memo-ria”, último eslabóndel olvido progresivoqueproporcionalmenteafectaatodos ellos. Ambos protagonistas,la vieja y el niño, son los únicos quequierenrecordar;perotampocoaquí,como enel casodel generalVergararespectoa su familia, el recuerdofuncionapositivamente;las vivenciasfamiliarese individualessontan abrumadorasy trágicasqueseimponenacualquierotra actividad;sehermananen el recuerdoindividual, insolida-río, de supasadorespectivo(la casadeOrizaba,el dramadela invalidez,la hija, la casade la coloniaRoma...),o del pasadohistórico colonial (noejemplar) («Imagínate,estosfueron palacios..”). Estosrecuerdosfuncio-nancomo evasiónde un presentenegativoquecompartenenla casade LaMoneda, cuya característicamás acusadaes la soledaden que ambosviven. Es un falaz sustitutivo, otra impostura,otro ineficaze insolidarioprocederquegeneravictorias ilusoriase individuales(comola del licen-ciado Vergara frente a su mujer, como la del joven Plutarco frente aJhudit); este último, añosdespués,rebasadala treintena, recuerdacontristezay lucidez el resultadode aquel acontecimientoy la profunda

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diferenciaque existe entreestetipo de accioneso actitudesy las de laRevolución y sushombres: <‘sólo yo vencía —reconocePlutarco——,la vic-toria erasóloparamí y nadiemás,poresono mesupoanada,no eracomoesosactosde todosde los quehablabael general...” (pág. 35).

Esta actitud es ademásgeneradorade una violencia impune. Paraexplicarlo, Fuentesrecurre a una especiede seudofábula, parábolaoparodia caricaturescade uno de los motivos temáticosde la primeranarración:el dela castracióndel soldadotraidor. Entreestesucesoy el dela amputacióndel rabodel perro que es la parábolaaludida,existenunaseriede paralelismosy contrastesqueponenenevidencia,unavezmás,laidea básicade la novela. De aquellasecuenciaextraemoslos distintoscomponentesfundamentales:a) El general «Tompiates»Vergaraactúahaciendosuya la voluntad unánime de los soldadosa quienesmanda. Laviolenciadel hecholos une: <‘No haymanera—diceel generalasunieto——de saberdóndeempiezatu voluntad y dóndeempiezala de tushombres...nosfuimos sabiendoen secretoque lo que habíamoshecholo habíamoshechotodos» (pág.24). b) Conla ordende castraciónconsigue:

1.~ salvarel honorde la tropa(evitandoel linchamientode un prisio-nerode guerra),y

22 salvar su propio honor (que hubiesesido dañado,al no haberpodidoevitar el linchamiento,como jefe de grupo).

Existe,por tanto,parecedecir Fuentes,unaviolencia que,aúndentrode la durezay brutalidadde todo actode estetipo, puedejustificarseporlo positivo de susconsecuencias:la justiciaen la revolución, la unión enuna voluntad y un destinocontra la soledad,la salvaciónmoral de lacolectividad,contrala infameimpunidadde otro tipo de violencias.Esteotro tipo de violencias,impunes,negativas,son las que generael presen-te embrutecedorque se denuncia. Ya vimos la del licenciado Ver-gara contra su mujer; ahora, en secuenciasmás amplias, vuelven aaparecerotrasvíctimasde «irritante inocencia”que,indiscriminadamen-te,compartenlas distintasclasessociales:losdesheredados(viejos,inváli-dos, ignorantes,frutos lógicos de la pobreza,el abandono,el descontroldemográfico,etc.); los aristócratascomo el Mandarín(aislados,insolida-nos); los jóvenes“gavilancitos” —que en realidad pertenecenal primergrupo de los desheredados,pero que merecenunaconsideraciónapartepor el tratamientoespecialqueFuentesles dedica—(manipuladospor lasbandasfacciosasreaccionarias,o ellos mismos convertidosy agrupadosen bandasde facinerosos).

Los másdébilesentretodosestánrepresentadosen la parábolapor losperros,pobresbestiasque cadavez en mayor númerovagabundeanporlas calles sin más objeto ni destinoque el de la simple supervivencia,símboloclaro de las «legionesde desempleados,inmigrantesdel campoymillones deniñosconcebidos...entreun aullido yun suspiro’>(pág. 37).Ala positiva violencia revolucionariade la secuenciadel castradoseopone

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la violencia impune que seejerceen el presentecon losperros.La actitudlúcida del generalVergaratienesuparaleloen la de DI’ Manuelitaquien,anteel hecho,profetiza: «estosperrossevan a acordardel dolor de unodeellos, de cómo sufrió uno de ellos a manosde un grupo de grandulonescobardes»(pág. 54), aunquetambiénmarca la diferenciaentre la violen-cia positivadel hechoejemplarsolidarioy la negativadel actoinsolidario,“malditos, ventajosos,hijos de su triste madre, nomásporque ustedes—por los perros—no puedendefenderse,ni hablar,ni pedirsocorro,ya nosésileshacenestascosasa laspobresbestiasparano hacérselasentresi, osi sólo se entrenancon ustedespara lo quese van a hacerellos mismosmañana,quién sabe,quién sabe...’>(pág.55). Fuentestraducesimbólica-mente(a mi juicio perdiendola fuerzaqueel conceptorequería),lo quealnivel de realidad esunade las denunciasmás positivasde la novela.

El restode loselementosde la secuenciaobservanel mismo paralelis-mo y contraste,y amplían su trascendencia.El símbolo es polivalentecomo podemosapreciar:la tropa (II’ narración)equivaleen la segundaalos albañiles,protagonistasdirectosdel hecho,perotambién a los niñoscompañerosde clasede Luisito (insolidariamentecruelescon el inválido,más débil que ellos); al propio Luisito respectoa los perros(a quienesreconocever torturar «con gusto»)7; «los curas y acólitos”, insolidarioscon los pobresy desheredados,de los que son símbololos perros(existeuna velada alusión crítica a la iglesia que se aleja de los pobres);«lostorturadores de Jesucristoy otros santosmártires» que Manuelita varecordandoen la iglesia, sintiéndosehermanadaen el dolor y en lairritante inocencia(comolosperros,comolasotrasvíctimas),quecontras-tan eficazmentecon la figura del traidorde la primera secuencia,víctimasacrificadaenjustacausa8.Y porfin lasdosamputaciones,quetendránsuequivalentetambiénen la heridade Df’ Manuelita,causadaal serexpul-sadadel templo (la propia expulsión de los desheredadosequivaleensentidometafóricoaunaamputación,ya que la Iglesiadeberíacobijarporigual a todas las clasessocialescomo a un solo cuerposocial, quees laIglesia propiamentedicha, y si expulsa a una de ellas, en la figura deManuelay susperros,la amputaciónesevidente).

La violencia impune que es ejercida sobre estasvíctimas inocentespor el Poder,por las Estructuras,por los individuos o grupos,es unade las mayoreslacras socialesde la sociedaddel presente.De ahí quefla Manuelita, pida en suoración «SeñorMío Jesucristo,Dios y HombreVerdadero,demuestraque eres todo esto dándole lo mismo a todas tuscriaturas,no la misma riqueza,esono, no te pido tanto,nomásla misma

«Me digo que si no fuera por ellos, a mí me tocaría la paliza, comosi los perrosestuvieranentre los demásmuchachosy yo sufriendopor mi, ¿No soy más cobardequenadie,Manueja?».Sereprochae] niño tuis (pág. 58).

Siempresegúnla valoraciónmoral dcl discurso.

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compasiónparaentenderseo si eso falla, la mismafuerzaparadefender-se...” (pág. 56).

Tambiénenestanarraciónapareceun actoliberador parael másjovende susprotagonistas:la decisiónde tomarsinpedir. («Antessiemprehabíapedido...Estaerala primera vezquetomabasin pedir.Tomó...»,pág.67),como la del joven Plutarco cuandose liberó de la tiranía de su abuelo,actuandoy pensandopor su cuenta,o la de los jóvenes de la terceranarraciónquetambién«tomansinpedir>’ (“Mendigos los quepiden,ñaco,viernes.Nosotrostomamos’>,pág.90).

FedericoSilva, el personajemássingualrizadode la terceranarración,representafísicay psicológicamentea laclasearistocráticaadineradaquesupoconservarsusprivilegios por encimade los avatarespolíticos,desdela Colonia hastael presente.«Voluntaria, inconscientemente——dice de élel narrador—,se habíaquedadoa la vera de todos los caminos.Mirabapasar la caravanade las modas.Se reservéuna de tantas...Cuandoesamodadejódeserlo,él la mantuvo,la cultivó y la aisló del gustoinconstan-te” (págs.74-75). Suscostumbres,sucasa,suvestuarioy, sobretodo, suspreciososmueblesy objetosornamentales(importados,adoptadoso imi-tados de modelosextranjeros)denotangustosrefinadosque contrastanpoderosamenteconel ambienteque le rodea; «pequeñooasisdebelleza’>,“personalísimo Edén’> (pág. 74), son los calificativos del narrador quedefinenexactamentelo queconstituyesumundo.Peroestenuevo<‘intentodecastidad»(comoel de losjardinesdel Pedregal),esigualmenteimposiblede salvaren unaciudadcomo la de México O. F. en el presente.Todo entorno a FedericoSilva huele a muerte. Sabiamenteconstruida, en lanarraciónvaagudizándoseesasensaciónhastaconcretarseenotro actodeviolencia impune que acabacon la vida del Mandarín y sus objetospreciosos.El ambienterealdela GlorietadeInsurgentesacabadevorandoal pequeñooasisde bellezaconfundiendo<‘igualitarismocon vulgaridad”,destruyendo,matando,arbitraria e inútilmente. Nuevo ejemplodesórdi-da violencia impune,impensableparaFedericoSilva quesoñóy preparósupropiamuertedeforma tan cuidaday original. Vivía tan aisladode laauténticarealidadque,como suamigo el Marqués,creía,tancomplacidocomo confundido,que «la revolución domesticóparasiemprea México»(pág.76). «Nohabíanvisto —seapresuraa corregireí narrador—losojosderesentimiento,lostigresenjauladosdentrodelos cuerposnerviosos»detantos jóvenes, frutos de la marginación,consecuenciasde una nuevaestructurasocialquenadatienequever con la proyectadapor la Revolu-ción. Olvidada ésta, traicionadassuscausas,estageneraciónqueha idoapareciendoes la constataciónpalpablede esecuerposocial enfermo odesintegrado.

FedericoSilva eshombrefijadoaunaépoca,aunosgustos,aun secretoamorosoy a unadependenciafamiliar, susrecuerdostambiénsoninsoli-dariosy egoístasy por tantoineficaces,comoinsolidaria e ineficazfuesupropia vida y la de suclase.

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Los jóvenesque le mataron habitaríanposiblementeen una coloniasemejantea la de Bernabé,el joven protagonistade la cuartanarración,dondetal vez tuvieranquetrasladarsecuandose descongelaranlasrentasdesuanteriorvivienda «y el propietariodonFedericoSilva lasaumentarasin piedad” (pág. 102). Perteneceríantambién, tal vez, a una familiasemejante,donde el presentede sus vidas se va construyendocon lamismaprovisionalidadque las viviendas,y dondeel recuerdodel pasadofunciona, adulterado,como alivio individual del trágico presente.Losjóvenes,como Bernabé,confundidos,tratandode entenderuna realidadsin conocerel auténticopasadodel que se deriva, inadaptadospor unasenseñanzasnocoherentescon la realidad9,perdieronno sólolos recuerdossino las propias palabras con que podrían haberlosexpresado: «Laspalabrasle costaronmucho —dice el narradorde Bernabé—porqueloque su madredijo nuncatuvo nadaque ver con lo quepasó,porquelostíosrieron y aullarona fuerzascomoparasentirsebienpor obligaciónunaveza la semana...perosobretodoporqueya no recordó la voz desupadre»(pág. 98).

La figura del padre es la clave del trágico cuarto relato narradoentono irónico, perode una ironía mordaz,dolorosa.

La desvalidajuventud querepresentaBernabéy el restode los «gaví-lancitos”, confundida, desorientada,sin perspectivasde futuro («pordóndeme le cueloa la vida, ¿pordónde?,sepreguntabaBernabédesespe-rado’>, pág.114),buscala figura del padre que les dé seguridady protec-ción. Son «pedacitosrotos dehombresinconclusos>’(«yo desdeniñasupequeno podía serniña —le dice Martina—. Tú no, Bernabé,ya vi que túno»,pág.117).La inmadurezy lo desvalidode sucondiciónesaprovecha-da por gentesin escrúpulos,como los de la organizaciónparamilitar quecaptan a Bernabé, y a cambio de paternal protección, lo utilizan enaccionesde violencia impune, insolidaria, al servicio de una políticacorrompida,o los interesesindividualesdel hombreimportantede turno—el padre,el sucedáneode padre.——que tieneque protegersede los milque nacieronel mismo día queél, peroque no lo son,y tal vez intentendespojarlede susprivilegios. Paraevitarloestabanellos,los dela brigada,surgidostodos,como losotrosmiles, deuno delos muchosnidosde gavila-nesqueexistenporAzcapotztalco,Balbuena,Xochimilco,La ColoniaTrán-sito,Canaldel Norte...A todosleshanenseñadoque«el dolor queunosufre,uno tiene derechoa hacérselosufrir a los demás...»(pág. 131),y ademásles han engañadosobre quién es el verdaderoenemigo.Los padrastrossuplantadoresaprovechanla rabia de sus frustraciones,susdeseosdevenganza,lanzándolosunoscontraotrosparasusfinesegoístase insolida-nos. Igual que los albañilescon los perros;igual que los niños contrael

~ «Bernabéno supoquésignificabanesosteatrosdesu mamá,perosi supoqueaél no letocaba J

0 que eta parecia decir, como si entre Jos actosy Jas paiabrashubiera unabarranca...»(pág. 102).

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<‘Agua Quemada”, imagende la desintegraciónactuaL.. 163

inválido, que los escribasy fariseoscontraJesucristo,que los cooperati-vistas del pueblo de Guerrero contra el verdaderopadre de Bernabé,irritantesvictimas inocentestodosellos, cumplenla profecíade Manuela,«se entrenancon ustedes—los perros— para lo que sevan a hacerellosmismosmañana”(pág.55).Y lopeoresqueyanoquierenrecordar:<‘que noregrese.Basta unamemoriavaga, un desconocimiento»(pág. 139), diceBernabéde supadre.«Los trancazos...ocuparonel lugar delas palabras»(pág. 103), la violencia impuneahoraqueel ideal de la revoluciónha sidoolvidado, prevalecesobrela razóny la justicia y Bernabémata auno delos suyosdesoyendoel consejoque su madrele dio el día de su primerapelea: <‘No matesnuncaporquete paguen.No matessin saberlo.Aprove-chala portunidadde matarpor tu razón,por tu pasión.Te haráslimpio yfuerte. Nuncamatesmi hijito sin ganarteun pocode vida para ti santo»(pág. 104). Poresosu madre,al final le dice: «Nuncahe soñadoqueestésmuerto” (pág. 139), significando —dice el narrador—lo contrario de loque decía.

En definitiva, la juventud marginadadel presente,la potencial claserevolucionaria, continúa ejerciendo la violencia, pero desvirtuándola,traicionandosusfines.La realidadsocialactual,queresumenlas palabrasde Neruda a las que Fuentesacude («¿piedraen la piedra, el hombre,dóndeestuvo,aireen el aire, el hombredóndeestuvo?»),estácompuesta,como la ciudaddondehabita,de hombresrotos,muertoso inexistentes,ycaminahacia todo lo más alejadode lo que supusola auténticarevolu-clon. De manera que si ésta fue una acción solidaria, el insolidariopresentede la narraciónse presentarespectode aqueltiempoheróico,siseme permite,como un oxímoronhistórico,esdecir, comodosmomentosdela historia mexicanaqueparecencontradecirse;sonAgua/Quemadaenla expresiónde Paz que recogeFuentes,realidaddesnaturalizada,desin-tegraciónde la estructuralógica y naturaldel procesohistórico.

De ahíqueenlos epígrafesiniciales Fuentessepreguntey contesteconestostextosde A. Reyesy O. Paz,respectivamente:

—¿Esésta la región mástransparentedel aire?¿Quéhabéishecho,entonces,demi alto valle metafísico?

—se quebraronlossignosatí tlachinolli

se rompióaguaquemada

MARINA GALVEZ ACEROUniversidadComplutensede Madrid