Agustín García Calvo. Contra el arte

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  • 7/29/2019 Agustn Garca Calvo. Contra el arte

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    Vamos a hablar un rato entre nosotros de Arte y de las Artes. Vamos a hablar, comocorresponde, de la produccin primero, del consumo despus, sin olvidar que lo unoest ntimamente ligado con lo otro. En cuanto a la produccin, todos tenis noticia,en parte tal vez por esperiencia directa, pero sobre todo a travs de libros, a travs deregistros histricos, de que parece que en otros tiempos esto de las artes se parecabastante ms a los trabajos en general, a las industrias en general. Es decir, que pare-

    ce que hacer algo, pintura, escultura, msica, implicaba una especie de actividadlaboriosa, minuciosa, y que, por tanto, se corra siempre el riesgo de que el valor de laobra de arte resultante se calculara en virtud del esfuerzo, en virtud del trabajo que enella se haba puesto: admiracin de la vidriera o del cuadro en que el artista habamostrado, por un lado, gran habilidad, ingenio incluso, y por el otro lado, paciencia,detenimiento. Esto era algo que poda hacer valorar la obra de arte, y todava, gentecorriente, pueden, a falta de mejor, intentar valorarlo por eso: "Hay que ver el trabajoque tiene esa vidriera!", por ejemplo. Esto, que acerca los artistas a los artesanos, queiguala las dos actividades, parece que podra ser de lamentar, porque la sumisin a laLey de Trabajo siempre es de lamentar, para cualquier poca y en cualquier momen-

    to, y, efectivamente, no est bien que uno aprecie el valor de una obra de arte por eltrabajo que ha costado, por el esfuerzo, el afn, la minucia, la artesana que en esaobra se ha metido. Hoy, y a pleno bajo el Rgimen que nos toca padecer, el Rgimendel Bienestar, esto se ha cambiado por otra cosa. Ya la obra de arte no consiste, o almenos no esencialmente, en el trabajo, en el esfuerzo, en el saber artesanal, en el de-tenimiento, en la paciencia, en la minucia: el criterio del esfuerzo, del trabajo, se hacambiado por el del genio, es decir, que lo que se valora es algo de eso que el co-mercio reconoce como un talento especialmente superior, un genio que se revela atravs de la actividad, o plstica o musical o la que sea, incluso a travs de los produc-tos arquitectnicos: la idea. La idea revolucionaria, revolvedora, genial. Esto es lo que

    ha sucedido al trabajo, y, lejos de significar un cambio verdadero, significa una sumi-sin mucho ms acentuada. Para entender bien esto, hay que recordar algo que su-pongo que todos sents conmigo, y que es que este Rgimen es esencialmente prosti-tuto: todas sus Istituciones y actividades y promociones estn fundadas en la prostitu-cin, de una manera o de otra. Es decir, en la venta de las personas, en diferentes ti-pos de mercados, pero, entre ellos, en el mercado artstico, como en el resto de losmercados de la Cultura. Cuando parece que nos hemos levantado por encima de laartesana, y que ya no nos ajustamos a la ley del esfuerzo y el trabajo productivo por-que ahora lo que valoramos es otra cosa, es el espritu renovador, revolucionario, laidea genial, lejos de habernos salido del tinglado, nos encontramos metidos ms pro-

    fundamente en l. Ah ya no se venden las manos del artesano, no se vende su pa-ciencia, como se venda el trabajo: se vende su propia alma, se vende su persona: esel propio artista el que se vende; y hasta tal punto esto es as, que la promocin esesencialmente promocin del artista, no de lo que hace, sino de l personalmente."Promocin de su personalidad" es un nombre algo ms tenue para decir "prostitucin".De manera que si uno no piensa que la Prostitucin es una superacin, una liberacinde la Ley del Trabajo, est claro que tiene que sentir conmigo que se trata de lo mis-mo, slo que peor, como en tantas otras cosas.

    Tengo que advertir que no estoy predicando aqu una vuelta a la artesana como re-

    medio. No pienso yo que la ley del esfuerzo, del saber hacer, de la paciencia, de laminucia en el ensayo de las combinaciones, que, despus de todo, es una forma de laLey del Trabajo, pueda tomarse como algo de alabar, como una aspiracin. No. Sim-

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    plemente estoy en contra de lo que hoy domina, y si acudo de alguna manera a lahabilidad y a la paciencia artesanales, es para hacerle frente a este horror que es elque directamente padecemos, que es el de la promocin personal: este horror por elcual el poeta se come a la poesa, el msico a la msica, el pintor a la pintura, el escul-tor a la escultura, y el arquitecto a todas sus producciones, y el ingeniero a las suyas. Escontra este horror presente contra el que hablo.

    No puedo alabar directamente y sin ms esa manera de entender al arte que supo-nemos de otros tiempos, aqulla en que aprendices de pintor iban al taller del maes-tro, se pasaban aos ensayando las maneras de combinar colores, de calcular sime-tras y disimetras, se hacan oficiales y acababan por saber hacer un poco, primeroimitando al maestro, despus, si es caso, superndolo; no es que os lo vaya a presentarcomo una especie de ideal, pero, como contraposicin de lo que hoy padecis, des-de luego supongo que lo sents bien. Vivs, en eso, como en lo dems, en el aire, en lasfantasas, en la palabrera de la crtica artstica, en la literatura acerca de las artes. Escontra esto contra lo que querra hablar y que hablramos de la manera ms decidi-

    da posible. No sern aquellas virtudes para alabar en cuanto trabajo, pero s es dealabar, frente al horror presente, la necesidad en la actividad artstica de una guerracontra las imposibilidades que a la obra de arte se le oponen, empezando por esoque llaman "la materia", que no sabemos lo que es: los fsicos lo saben, pero la gentehonrada, no. Luchar con la masa, sobre todo en pintura, escultura y las otras artesplsticas, es ya una aparicin de esto a lo que llamo una guerra: empeo por vencerlo que de alguna manera se opone a que se pueda hacer surgir una obra de veras; y,lo mismo que contra la masa en las artes plsticas, contra los otros impedimentos: con-tra los de las Istituciones, de la costitucin habitual de las Almas, contra la estructuramisma de la sociedad. En el caso de la poesa, contra las necesidades del lenguaje

    laboral y sumiso, para hacer que, en contra de esas dificultades que se pueden seguirllamando materiales, de esa guerra misma surja otra cosa: aqulla a la que por lo bajose supone que el artista aspiraba, sin saber cmo. Esa guerra, que a veces puede con-fundirse con el propio trabajo artesanal, sa s que os la pongo aqu bien delante. Enesa lucha contra los impedimentos, inertes, materiales, sordos, en los que se nace, pa-ra hacer que surja otra cosa, en esa guerra misma se produce una especie de descu-brimiento, que es el de la contradiccin de la propia estructura contradictoria fsica,social, histrica, del mundo todo, tambin el psicolgico, tambin de la propia almadel productor o de sus consumidores. La lucha contra la masa es medio de revelacinde esa contradiccin que est en el corazn del mundo, de las cosas, de las personas

    y sus almas, y eso s que os lo pongo por delante.

    Puede efectivamente que una sumisin artesanal (el pobre cantero que tiene que es-tar labrando el sillar para ganarse unas perras cada da) sea una muerte de cualquierforma de descubrimiento, sea una esclavitud, pero el creer en la Persona, el creer quees el artista el que puede ser de verdad un creador, que pueda traer a este mundoalgo diferente, eso s que es un impedimento grave, eso s que es una rendicin a lamasa misma, en este caso bajo la forma del alma o del genio del creador.

    Esto es presentar la cosa desde el lado del productor y de la produccin. Me ocupar

    de cmo esto aparece por el lado del consumo tras pasaros un rato la palabra.

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    VOZ.- Cuando dices que en el proceso del arte, en su produccin lo que est pasandoes que hay una guerra con eso de lo material o lo inerte, eso se puede plantear en lapropia costruccin o creacin de la persona. La costruccin de la persona participadel mismo proceso que la produccin del arte. Si el arte se produce por sublimacinde la vida, como deca Freud, porque la vida no se puede simplemente vivir, ah est

    en juego tambin la fabricacin de la Persona.

    AGC.- No era mi intencin plantear as a fondo y detenidamente la cuestin poltica,porque no tenemos tiempo. Lo que hoy interesa es el horror, la forma de esclavitudque hoy pesa sobre cualquiera que intenta hacer algo que no est hecho. En dos pa-labras: desde el comienzo de la Historia la gente, las mujeres, el pueblo, estn someti-dos, pero, en lo que va de Historia, esto no se ha conseguido del todo, y as esa guerrade la que antes he hablado. La Persona (el artista o cualquier otra) se fabrica en lasumisin al principio de Realidad. Cuando hay algo de verdad, de revolvedor, es queno nace de la persona, sino de lo mal hecha que est, de lo que le queda por debajo,

    lo que le queda de nio, del sentido comn, y eso es lo nico que puede dar lugar aobras verdaderamente descubridoras: a travs del artista y a pesar de l.

    VOZ.- Con respecto a la promocin personal y no de la obra, yo pienso que el artistatiene tambin el juego de crear tambin un personaje que es el que vende, el nombredel artista, pero t sigues siendo otro, una persona que no corresponde, que no es se.Ms que una prostitucin, yo veo que al producto se aade la figura del creador.

    AGC.- Es muy conmovedor eso que nos dices. Tiene ese tinte un poco de ingenuo yque est intentando defender algo bueno. T crees que el personaje que el artista se

    fabrica no es su persona de verdad. Eso nos suelen hacer creer; pero la persona no esms que eso, no es ms que personaje, y si un artista se hace artista, es su persona laque figura en las promociones y en todo lo dems. Eso otro que te queda por debajono es tu persona. Tu persona est ya vendida. Lo otro, lo que queda por debajo, es loque nos queda de pueblo, de comn, a lo que antes aluda. Eso son ilusiones: no pue-de ser: no hay ms persona que la persona, que el personaje, como bien dice la pala-bra. Por debajo de la mscara no hay otra mscara verdadera, sino lo que no es ms-cara, lo que no es personal, lo que es comn, lo que nos queda de vivo y a lo queocasionalmente se le puede dar salida, en el arte, cosa a la que el poder se opone.

    VOZ.- Respecto a este artista que dices o artista estrella, se produce prostitucin, peroen el caso de la gran mayora de trabajadores del arte se produce una prostitucinmltiple, porque trabajan en un trabajo para conseguir vivir y producir e intentar mos-trrselo a los dems, como una prostituta a tiempo completo, y esto forma parte de laparadoja que se dijo: usted mismo est dentro del propio sistema y no puede salir. Pa-rece que no nos quedara ms remedio que prostituirnos en un solo campo, no en cin-co o seis.

    AGC.- La ocupacin de un artista de nuestros das s que est dedicada a una prosti-tucin a tiempo completo: a lo que menos se dedica es a hacer cuadros o combinar

    pinturas, sino a las actividades de su propia promocin. Es una verdadera prostitucina tiempo completo. Eso est bien trado. La mayor parte de su tarea consiste en fabri-carse a s mismo, su Persona. Al principio, claro, le va ayudando el mundo: le cogen de

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    jovencito y le van ayudando, pero una vez que ya entra y ya tiene nombre. l tieneque colaborar con la Empresa, con la galera o lo que sea, en hacer su Persona, su ca-ra.Con respecto a lo otro, est dicho que uno no puede escapar. De nada de lo que hedicho se puede desprender esa esperanza ftil: uno, personalmente, est condenado.Eso ya se sabe. El nico aliento de libertad es que uno est mal hecho, que uno nunca

    es uno del todo. As que uno puede intentar hacer o decir algo, pero eso a l perso-nalmente no le salva para nada. El nico aliento de libertad es que a travs de l y asu pesar se diga algo, se haga algo que no sea lo que ya est hecho. Siempre estesa posibilidad.

    VOZ.- Me gustara que hablases de la utilidad del arte. En qu sentido puede ser tilpara la gente. Adems, me gustara que hablases de los nuevos canales que hoy hay:desde la imagen digital, etc., la posibilidad de reproduccin, a ver si ves algn cambioah, un cambio del estatus de la obra de arte....

    AGC.- Respecto a esto ltimo (porque con lo primero pasamos ya a la cuestin delconsumo, con lo de la utilidad para la gente) conviene detenerse un momento. Va-mos a fijamos en un invento un poco ms viejo, el del cinematgrafo, que era un artey que a principios de siglo luchaba por contar entre las Bellas Artes, encontrar su Musacomo el resto de las Artes. Lo que se llama "materia" ah, en el sentido tradicional serael celuloide, las tierras, calles, personas, pero contra lo que el cinematgrafo lucha so-bre todo es esencialmente contra esa otra forma de masa mucho ms opresora quees el Dinero. La propia necesidad de la complicacin y de la organizacin que haceruna pelcula requiere, eso es lo que hace que la produccin de un arte tan cargadade "materia", que en este caso no es ya la de los colores o !a de las piedras, sino la del

    Dinero, resulte sumamente difcil. y si luego entramos en estos ltimos artilugios, estosltimos chismes que tratan de vendemos todos los das y por todos los caminos, la cosase vuelve mucho peor que para el cinematgrafo. Eso es lo que hay que tener encuenta, porque todos estos chismes son producciones del Dinero para su propia pro-mocin. En verdad los artilugios informticos y dems no estn hechos ms que paravenderse, para seguir moviendo capital. De manera que no quita (yo mismo de vez encuando me dejo hacerlo) que uno pueda meterse en ese maremgnum de la RedInformtica Universal, pero las posibilidades son mucho menores, no slo respecto a lamsica o la arquitectura tradicional, sino respecto al cinematgrafo: no hay casi nadaque hacer. Se puede confiar en que, a pesar de todo, esos chismes pueden servir para

    algo que no est programado, pero hace falta ya una confianza tremenda, hasta talpunto su condena a no servir ms que para hacer lo que ya est hecho est impresaen su propia materia. No quiero desanimaros del todo, pero que se haga a concienciade que el poder de lo que he llamado "masa" y contra lo que al arte tendra que gue-rrear es cada vez ms imperioso, cada vez ms difcil de vencer.

    Con lo primero que decas pasamos a dedicar el ltimo rato a la otra cara del proce-so, que es el consumo, eso de la utilidad para la gente, para qu le sirve a la gente (sinaclarar todava lo que quiere decir 'gente') la produccin artstica. Para qu les sirve?Para qu la usan? Qu les da? Esa es la cuestin. Tal vez aqu conviene tambin

    contraponer con los recuerdos que nos han quedado de otros tiempos: para qu ser-van en tiempos de los renacentistas y tambin en tiempos de la dorada burguesa.Bueno, pues a los ricos parece que les serva para algo: los jardines fastuosos, los pala-

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    cios, los surtidores, las esculturas a lo largo de las avenidas, los cuadros llenando las pa-redes de las salas de la casa. Evidentemente parece que al prncipe renacentista o alburgus y a sus familiares, amigos y visitantes, les serva para algo: algo que tiene quever con el placer, primariamente, pero teniendo en cuenta que el placer de veras,cuando no es pura diversin o entretenimiento, al mismo tiempo es descubrimiento.Esto era una injusticia social. El ideal democrtico piensa que ha superado todas esas

    cosas. Pero tened en cuenta que las utilidades que al menos para los ricos podan te-ner las artes, nunca podan estar tan restringidas a la persona del ricachn, como hedicho antes. Cuando el Poder ha progresado ha eliminado eso y nos ha colocado enla situacin actual. Es cierto que, por un lado, una parte de esas riquezas, de esas po-sibles fuentes de placer de los prncipes y burgueses se mantienen todava en pie, y,entonces, no unas centenas de criados y visitantes, sino millones de turistas, se dedicana visitarlos y a hacer una ficcin de gozar de ellos. Cmo se goza del arte en los mu-seos y visitas tursticas? Cmo se goza del arte en esos sitios donde hay un gua que teva diciendo qu es lo que tiene que darte gozo y lo que tienes que apreciar? Ya veisque con solo decirlo as queda en ridculo: no hay tal goce. De forma que la aparente

    estensin a grandes masas de poblacin de los disfrutes del arte es, como tantas ve-ces, un trampantojo, algo destinado al engao. Nadie puede gozar visitando un mu-seo. Para que un cuadro le haga a alguno algo, tiene que tenerlo delante de los ojosen su saln da tras da, para que alguna vez a l o a alguno de sus nios le haga algo;pero pasar a verlo en un museo y decir "Fjate. Ah est el Arte". Para que una esculturale haga a alguien algo tiene que tenerla en su ciudad y pasar distrado, de camino delmercado o de la oficina todos los das por delante, y entonces a lo mejor alguna vez,por casualidad, a l o a alguno de sus nios, le hace algo. Pero tenerlo ah, para acu-dir a reconocer su estatuto de obra de arte y a disfrutar de ello es una falsedad. Eso nocabe.

    Y en qu consiste el disfrute de la nueva produccin? Hay una parte de la gente que,por supuesto, sigue disfrutando de lo que los de ms arriba llaman lo kitsch, por ejem-plo, de las estampas del corazn de Jess, que se siguen vendiendo mucho. De mane-ra que no han perecido del todo esas industrias del arte despreciable desde lo alto. Seproducen prodigios arquitectnicos de sos que estn mandados por el Dinero, peroque hacen una especie de intento de que al mismo tiempo sean de alguna manerabonitos, o sugeridores. Y luego estn los cultos, que son tambin masa (la gente denuestra calaa, ms bien), los que estn por encima del mal gusto, y va uno a las es-posiciones (cuando no la hace l mismo) y se traga literatura acerca de las artes y quepuede llegarse a creer que distingue, como un buen catador de vino, dnde est la

    obra realmente genial o renovadora, y creerse que disfruta con eso. Pero no hay n-gel ni demonio que pueda disfrutar con nada de eso. Todo eso que os estoy contandoes justamente la muerte de cualquier disfrute. Eso puede servir para hacerse culto:puede servir, si uno es un artista en ciernes, para aprender cules son los caminos de lapromocin y para promocionarse; pero disfrutar, usarlo, eso no. Ni siquiera est hechopara eso. Qu es una esposicin de arte de las ltimas vanguardias? Qu es unagalera que promociona al ltimo genio aparecido? Es un sitio donde se van a hacermuchas cosas que en definitiva son transacciones econmicas, pero disfrutar, paranada. Esas cosas son, desde su raz, completamente ajenas al disfrute.

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    Presentado esto un poco as, a lo brbaro, hay que anotar qu es eso de 'la gente' yqu es eso de 'disfrute'. Est claro que estoy despreciando el mal gusto y el buen gustopor igual, porque eso son cosas personales, y no hay ni buen gusto ni mal gusto quevalga: hay algo que hace algo, de vez en cuando, algo que puede de verdad con-mover y hacer descubrir la falsedad de la Realidad, y algo que est para entretener,para la transaccin econmica, para la promocin, y que, por tanto, se opone ente-

    ramente al disfrute. En el placer, insisto, hay un descubrimiento. Pero el Poder no quiereque disfrutis de veras. Por eso os proporciona todas las diversiones, para que no se osocurra tener un rato para pasroslo de verdad bien. Os tienen preparadas todas lasformas de disfrute consagradas y, entre ellas, por supuesto, las visitas tursticas y las visi-tas de museo para una parte importante de la poblacin: todo con tal de evitar queuno corra el riesgo de sentir de veras, de disfrutar de veras, y, por tanto, de descubriralgo de la mentira con ello mismo.

    A quin le es til una obra que de verdad, y a pesar de todo, pueda estar haciendoalgo? Quin es el que disfruta con ella? Pues ya est claro: no pueden ser las perso-

    nas. Lo mismo que no son las personas las productoras, tampoco las consumidoraspueden ser las personas. A las personas lo que les hace falta es promocin y diversin.Les hace falta incluso trabajo, colocacin. Eso es lo que requieren: diversin; pero dis-frute, no. El placer de veras es peligroso para las personas, porque implica descubri-miento. De manera que cuando digo "la gente" estoy confiando en lo que evidente-mente puedo confiar, que es que, en la gente, aparte de haber personas, hay algoms que no son personas. Lo hay en cualquiera, con tal de que sea por debajo de sumal gusto, de su buen gusto, por debajo de los gustos personales. A eso que hay pordebajo de las personas, de vez en cuando, una obra de veras les puede hacer algo,les puede hacer sentir, descubrir. Es para eso, que es lo comn, ajeno a las personas,

    para lo que se podra hablar de una cierta utilidad.

    VOZ.- Si el poder lo que quiere es que no descubramos cosas, que no tengamos unverdadero placer, entonces todo lo que nos da son placebos, sistemas de engao pa-ra que no aprendamos, para que no disfrutemos de las cosas, yo me pregunto si otrosplaceres que s entendemos como placeres, como podra ser la comida o el sexo, noentran dentro del mismo sistema de prostitucin.

    AGC.- El comer, el amor, podran a lo mejor tener una amenaza de disfrute, si no fue-ran Cultura, pero todos sabis que bajo el Rgimen se han hecho Cultura. Nada ms

    tenis que ver las pginas de revistas de una y otra clase destinadas a tratar acercade comida y de sexo y todas esas cosas. Estn tratando de inutilizar cualquier posibili-dad de placer que hasta en esas cosas elementales hubiera. El Sistema del Rgimentrata de llenaros la vida. Es mucho ms eficaz que el que nos cuentan de otros tiem-pos. En otros tiempos os prohiban a lo mejor placeres: eran pecado, tentaciones, eranun peligro en aquel rgimen de la censura, de la represin. Hoy no hay censura, nohay represin, no hay ms que promocin de lo que tu has llamado "placebos", de sus-titutos. Si consiguen llenaros la vida de diversin, eso es mucho ms eficaz que cuandolos curas os prohiban pecar.

    VOZ.- Yo quera saber si consideras que hay algn personaje, algn nombre de algnescritor o artista que a ti te interesara...

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    AGC.- Muchos, por supuesto. Me he dedicado y me dedico a intentar, por ejemplo,editar testos, limpindolos de los errores de la trasmisin del testo. Uno de mis deleitesconsiste en la crtica testual: ver cmo los manuscritos han trasmitido mal las palabrasde Don Sem Tob y ver cmo se las puede limpiar de esos errores y hacerlas sonar asotra vez. Me he dedicado a cantar, canturrear y recitar en voz alta producciones quese nos han trasmitido a travs de otros, a hacerlas vivir. De manera que si a eso llamas

    "interesarse", pues es evidente. Pero, como crtico o historiador de la Literatura, nada, y,adems, hay que advertir que el Poder progresa, y, si poda en otros tiempos, a pesardel nombre propio de un productor, darse algo bueno, eso cada vez va siendo msdifcil. Hoy da slo se venden los vendidos. Ese es el ideal del Rgimen. Uno sabe quela posibilidad de la escepcin siempre est abierta; sabe que incluso alguno de losms vendidos, incluso hasta algn imbcil al que le hayan dado el Premio Nobel, inclu-so a pesar de eso, por algn error o algn cataclismo, puede surgir algo que sirva paraalgo, puede de verdad uno de los bilogos o los fsicos que reciban el Premio Nobel, alo mejor, a pesar de todo eso, puede, de verdad, decirnos algo que sea un descubri-miento. Es sumamente improbable. Puede a lo mejor algn literato de los ms vendi-

    dos, por casualidad, dejar que se le escape algo en contra de su persona. Pero es tanimprobable que uno acaba, en mi caso, por no querer ni enterarse siquiera, porquesabe que para la escassima posibilidad de que alguna vez pueda leer u or algo in-teresante, se va a tragar una cantidad de rollos infames que le van a entretener mu-cho, pero servirle, para nada.

    VOZ.- No crees que en la relacin esa de persona y personaje (por hablar del caso deMachado y Mairena) es ms interesante el personaje, el artificio, en el sentido de queah fluye mejor eso comn....

    AGC.- Es un truco hbil. Todos hemos aprendido algo de este truco de los heternimos,de los apcrifos de Antonio Machado. No es el nico que lo ha ensayado, pero es untruco hbil que consiste en que sobreponiendo un personaje, ficticio enteramente, so-bre el propio personaje, uno aspira a quitarle hierro al asunto. Por lo menos ya no estuno condenado a que sea su persona el que lo dice: a lo mejor as esa condena a lapersona real puede contravenirse un poco. Uno, en esta guerra contra la propia per-sona, no deja de acudir una y otra vez a trucos ms o menos parecidos a se: fabri-carse personajes ficticios que, por lo menos, al entrar en contradiccin y en diferenciacon el personaje real, eviten este error de que se crea que las propias palabras verda-deras son de Fulano, de Antonio Machado o de quien sea, que de verdad pueda ha-

    ber alguna creacin que nazca de la propia persona.