Click here to load reader
Upload
nadia-galaviz
View
1.270
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Análisis Al filo del Agua. Nadia Galaviz e Iván Padilla
Al filo del agua, es la historia de un pueblo que se encuentra en la última etapa de su
existencia, franca e inminente decadencia, en la cual, hasta la misma religión les ha
fallado. Un lugar en el que aún con el alto grado de devoción a Dios, no se ha logrado la
felicidad prometida, no se alcanza la paz en el alma. En una sociedad resistente a los
cambios, donde se guarda un fuerte arraigo a las costumbres, hay un evidente degaste de
las formas; son estas las mismas que exigen por su propia naturaleza una renovación. Esta
necesidad que se mantiene latente, aunque la iglesia les enseña que pensar en algo
distinto a su cotidianidad es objeto de pecado y tentación, llevando al máximo de la
represión sus sentimientos y pasiones.
Así, los individuos caminan por la vida negando su naturaleza, fomentando los prejuicios,
los odios, y lo males más severos. No tener el control de las propias acciones, y mucho
menos de los pensamientos, siempre sometidos al juicio del mismísimo Dios, conlleva a un
límite tan caótico como destructivo. En este caso extremo, la válvula de presión revienta
desembocando una revolución, la gran Revolución Social; un movimiento que ahora se
vislumbra más allá de la contienda en las altas esferas políticas, responde a heridas del
corazón, y esos resentimientos en contra de la vida de los seres humanos, base y pilares
de dicho movimiento.
Esto es muestra de la tendencia inestable del ser humano. Un ente en movimiento y en
constante transformación, por sí mismo, lo cual termina influyendo entre sus pares,
funcionando todo como un conjunto social. Al final, haciendo un recuento de los
parámetros que determinan el comportamiento, lo cual fija las normas para aceptar y
permanecer en el modo de vida establecido, se vive inmerso en una vida rodeada de
simulaciones.
Actualmente, el mercado y las modas marcan un parámetro sobre cómo vestirnos, cuales
marcas de ropa nos exaltan, induciéndonos al consumismo.
Hay un símil con la religiosidad fanática demostrada por los pobladores de Yahualica, ya
que así como el poder económico resulta en una sujeción de los sectores mas pobres que
son quienes realizan el trabajo generador de riqueza, la iglesia ejerce una hegemonía por
medio del control de la vida espiritual, jugando un papel trascendental para la vida diaria,
lo cual es un control de carácter represivo. También es notorio una falta de sentido, que
en el fondo el sistema eclesiástico deja entrever, al prohibir viajes largos para no ser
influidos negativamente por agentes externos, perdiendo el “equilibrio”, o al momento de
ansiar el término de la semana santa para poder estar en paz.
Pensando estas formas de coacción política y social, podemos pensar en la entropía
generada por todo sistema, que al encontrarse en su punto más fuerte, el más álgido
comienza a decaer hasta su punto inicial, para renovarse, destruirse, o simplemente
transformarse, pero siempre está condenado a un final.
En este caso, la iglesia representa un sistema que se transforma necesariamente, a pesar
de la resistencia, tiene que obedecer a sus ciclos naturales, si quiere permanecer. Y esto,
puede explicar la revelación de todos sus integrantes como Luis Goznaga que se entrega a
la locura, una suerte de escapatoria ante lo que es indefendible, o el hecho de que María
busca su salida entre sus lecturas y finalmente decide, por convicción propia, salir en pos
de la revolución, dejado pensando a los mismos curas si acaso eso era la mejor solución
para aliviar a estos pueblos moribundos, donde hasta respirar aire puro implica un
sufrimiento eterno.
Las reflexiones extraídas, de esta obra de Agustín Yañez, pueden atravesar las verdaderas
ilusiones de los hombres, y en especial de comunidades latinoamericanas, quienes por
razones históricas así como por devenires políticos, son dejados a la “buena” de Dios.
A nivel psicológico, nos lleva a una reflexión personal, a preguntarnos qué es lo que
sucede en la mente, de qué manera se perjudica en el espíritu todas aquellas
circunstancias, resultado del propio actuar humano.
Además, como la naturaleza humana nos exige tomar direcciones, rumbos caracterizados
por formas simbólicas, constreñidas a ser la guía decisiva, siendo una especie de escudo y
a la vez barrera, para confrontar tanto miedos como decisiones equivocadas. Es decir, la
incertidumbre del porvenir, del origen así como los misterios de la vida y la muerte, nos
impide ser dueños de la libertad que significa comprender nuestra realidad sin más
intermediarios que las percepciones propias, dejando de lado un juicio externo, quien
atribuye si lo que se hizo fue correcto o condenable.
De este modo, es interesante ver como las fiestas religiosas, en especial las acontecidas en
épocas de cuaresma, se caracterizan por toda una parafernalia extravagante, repleta de
santuarios sumamente adornados y recargados, causando efectos de admiración, respeto,
pero al mismo tiempo, se hace presente el miedo e inmediatamente la reafirmación del
culto con la representación de la crucifixión “por si quedan las dudas”, y para comunicar a
los que no lo sabían la razón de ser de aquel luto.
Un suceso que cobra fuerza por la masa volcada en esta dinámica de lo religioso, dejando
de lado los rumores sobre levantamientos, inclusive adelantándose a las intenciones de
los “rebeldes”, afirmando que son capaces de defender su dogma con la vida misma,
transcurriendo todo en total angustia, hasta que vuelve el Padre Reyes regresa para
devolverles la tranquilidad.
En este punto, vemos como la comunicación fluye de manera confidencial, que va no sólo
desde la prohibición de libros, revistas, fotos, periódicos paganos, hasta las noticias
provenientes del exterior sobre pueblos aledaños y en general de lo concerniente a nivel
nacional, y la vida en la ciudad de México, pintándola como un territorio sombrío y
libertino. Se trata de una información, donde el principal y casi único filtro es el cura,
personaje que intenta a toda costa mantener su credibilidad, y para ello tiene que ser el
control sobre toda la comunicación, cualquier tipo, que influya entre sus creyentes, sin
descartar cualquier posible amenaza, rechazando caravanas a iglesias fuera del pueblo.
Destacando así, la idea de pensar al pueblo como una cárcel, donde parece imposible,
audaz salir de ese sistema sin ser castigado severamente.
Al respecto, es irónico el comentario de Luis Goznaga quién califica a estas “mujeres
insginias”, quienes por ser ajenas a su ideología, las considera presas de costumbres
primitivas, llamándolas “indias” y mostrando aún más su desprecio al no explicarse
porque no han sido exterminadas, cual animales, por ser consideradas una peste social.
Vemos que existe esta perversión del ejercicio católico, llegando a los extremos del
fanatismo, pensando lo religioso como este móvil capaz de colocarse como una fuerza
organizadora de la vida en sociedad, expresándose propiamente en prácticas que
conllevan objetivos bien determinados, sólo que para el caso de Yahualica, el único
objetivo se traslada en el devenir caótico y desdichado de sus integrantes.
Por ejemplo, en los ejercicios de encierro, el silencio, la interrupción de la rutina, el
aislamiento provoca reflexiones profundas sobre el propio actuar, pero es seguido de
azotes y autoflagelaciones encaminadas al perdón y que los varones al salir de aquel
encierro, parecen renovados, purificados de rencores y sed de venganza, en apariencia.
Otro aspecto fundamental que marca el ritmo de la vida, son las campanas, el único
sonido que se percibe, pero que ya ha sido naturalizado para iniciar una jornada, para
saber si ya es tiempo de comer o ir a casa.
El Apartado titulado “Canicas” perfila con aire sombrío final de los destinos de cada quién,
el de Micaela, Gabriel, El padre Reyes, Julián, la misma María, “las canicas van rodando a
su final destino, lentas o rápidas, contenidas en algún cruce de caminos, indecisas, luego
violentamente precipitadas. Como en los juegos de las ferias, en tablas policromas, con
rutas acotadas por clavos. Var rodando la bola”1
Al final, toda la dinámica que se llevaba a cabo termina por pulverizarse. Encaminados a la
autodestrucción, el esfuerzo inútil de la religión que se muestra muy bien con la partida de
María y la consiguiente aflicción de las personas quienes comienzan a desdibujarse en su
existencia, y más el Padre al ver el fracaso de su vida que ha sido inútil.
1 Yañez, Agustín. “Al filo del Agua”. Pág. 176.
La escritura de Yañez, es propicia, para adentrarnos en el mundo asfixiante de provincia,
un tópico literario que no había sido presentado de esta manera, desde el fondo de las
percepciones humanas y vitales de cualquier ser humano, exhaltando la esencia mexicana
de donde provienen las tradiciones, los usos y costumbres más arraigados en la
cosmogonía mexicana conformada por imágenes divinas y a la vez amenazadoras, mismas
figuras que hacían las veces de testigos y jueces del acontecer diario.
Esas características se pueden notar kinésicamente con la misma lectura del libro,
ahondar en los detalles de los sentimientos y reacciones ante las adversidades de cada
uno de los personajes, así como las descripciones densas de los paisajes, los adornos en
época de cuaresma, el concierto de las campanas tan pasionalmente descritas.
Básicamente, lo que hace el autor es adentrarse en estás formas sociales integradas por
comunidades campesinas, ligadas al tiempo de la tierra, viendo sus estériles vidas, y en el
fondo se pudiera pensar en la inmovilidad, la permanencia eterna, “detrás de la vida
monótona de nuestros pueblerinos, como en el fondo de toda vida, esperaba a nuestros
novelistas, una riqueza casi intocada, y en la que podía encontrarse acaso el núcleo más
peculiar de México, raíz misma de nuestra nacionalidad espiritual”2.
Otro de los aspectos aunados a esta temática es el reparo hechos sobre el misterio de la
noche, la cual es presentada como el momento de recogimiento para dormir y no pensar
en nada, no caer en reflexiones vagas, tener un momento filosófico de vida encaminado a
descubrir lo que realmente estaba sucediendo o estaba por suceder. El caso de Orión que
ladraba, haciéndolo pasar por el profeta presagiador de desgracias y desventuras de los
hombres, pues los animales van representando un aspecto fundamental para el temor de
los pobladores, asimismo, las visiones de Damián quien se cree había sido visto como una
sombra que corría por todo el pueblo huyendo a su destino. También la noche
representaba la amenaza de algo desconocido que a la vez iría en busca de todos ellos en
forma silenciosa.
2 Martínez, José Luis. “Vida y obra de Agustín Yáñez”. Pág. 41
Al respecto, el cometa Halley, corresponde a uno de los capítulos donde esto se hace muy
evidente, ya que por el miedo de que les caiga encima, todos viran hacia el cielo en busca
de su destino fatal que nunca sucede. El silencio, la noche y la soledad, son los elementos
que se conjugan para poder caer en las profundidades del alma, mismas que trataban de
evitar a toda costa.
En cuanto al estilo de Yañez, por profundizar en la inconsciencia de cada uno, hay una
conformación de un retrato que tal vez hasta ahora se mantiene, de la estructura social
sobre la cual nos edificamos como una totalidad social.
Dentro de cada una de las contradicciones y aflicciones de estos personajes hay señas de
las luces y penumbras de hechos inconteniblemente violentos y destructivos, puesto que
las personas tiene poca capacidad de decidir por sus vidas sin sentir el remordimiento de
estar siendo juzgadas por lo demás, por la presión social manteniéndose unidos
trabajosamente entre unos y otros, mientras hay algunos que logran salir como el caso de
María y si no lo pueden hacer por medio de la revelación y la voluntad propia, sólo quedan
dos caminos, la muerte y la locura, el caso de Gabriel y Luis Gonzaga.
Esto es en lo que hace hincapié Yáñez, gira en torno estos elementos cruciales a través de
un viaje a la psicología de los personajes para construir relaciones y entrelazados al
recurrir al “monólogo interior joyceano; se sirve de collages, intercalando noticias
periodísticas, oraciones y textos litúrgicos en el relato; recoge variadas formas del
lenguaje popular”3, lo cual incluso le da el título al libro “Al filo del Agua” aspecto que no
deja pasar de largo al explicarlo desde su acto preparatorio, obteniendo como resultado el
cuadro completo de una generación poseída y encadenada a sus temores y defectos,
dejándose poco espacio entre ellos siquiera para respirar y tener la vitalidad necesaria
para proseguir con sus vidas, enclaustrados al trabajo de la tierra la cual tampoco parece
brindarles muchas satisfacciones debido a las condiciones económicas y el tiempo
climático.
3 Ibíd. Pág. 50
Es por ello preciso concebir inherente toda una crítica social generada por acciones e
inacciones políticas, las cuales dejan sumir en la pobreza e ignorancia a los pobladores,
sumiéndolos en la inevitable inmovilidad y esterilidad.
“Al filo del agua” va explicando los cimientos que dan razón a la revolución, pues a pesar
de estar inmersos en una dinámica cegadora y de desinformación, la propia naturaleza
humana exige proseguir en sus cauces, y seguir avanzando; como lo decía Morton “es el
preludio de la Revolución, y a la vez, la justificación de la Revolución”4, pues es un
acontecimiento que se va constituyendo colectivamente, se va alimentando
necesariamente de la represión y le necesidad de huir para no estallar dentro de sí
mismos, es ponernos en la posición precaria del campesino recluido en sus
contradicciones sin poder tener un contrapeso lejos del cura, del político, de los usureros
norteños, etc.
Los libros parecieran ser las únicas posibilidades de escaparates, como lo hizo María en los
periódicos, varios de ellos leyendo e inclinados por libros masones, por temas fantásticos
que por lo menos sirvieran de distractor de sus preocupaciones; y en medio de todo, el
cura intentado pervertir el sentido de las letras al ver el peligro e incitándolos de nuevo a
las cadenas de su ignorancia cuando aparece las líneas que le recomienda el cura a María
deseosa de ir a conocer México (la Capital): “La infelicidad de los hombres viene de no
saber permanecer quietos en una habitación.”
Hay varios aspectos centrales que van dando forma al libro, y en general a toda la
narración, que son los principios morales, valores insostenibles, intolerancia al otro, el
sometimiento de la razón por la fe, una fuerza subyugante de la condición humana que a
la vez que pretende huir de su prisión social, siente la misma necesidad de contar con un
soporte y una pertenencia a un grupo, pero que en esas circunstancias lo volvían un
suplico. Tal vez por ello, laos rumores de Madero, la creciente incorporación de guerrillas
que ofrecían una alternativa a cambiar la dirección de sus vidas.
4 Ibíd. Pág. 51
El evento del cometa Halley pasara convertirse en el hecho simbólico, todavía más como
un intento de superponerse a la racionalidad, y seguir fijando la mirada hacia la
inmensidad de la nada, de donde se perciben las divinidades. La revolución se juzga así
como una catástrofe pues atentaba en contra de aquella permanencia, amenazaba con
destruir las formas y tradiciones como bien sucedió con María, un ejemplo de fracaso pero
al mismo tiempo puesto como un error del cual solo era responsable ella misma.
La profecía del cometa Halley desata inexorablemente una serie de desacomodos, que al
final se van percibiendo, el ritmo se acelera, sucesos que se tornan en desequilibrios, más
muertes y desaparición de personas, conformando un espectro desorganizado donde todo
lo enseñado y aprehendido durante mucho tiempo, lo cual parecía ser inamovible,
simplemente se separa y el último apartado lanza a la evidencia pública del derrumbe
ideológico del orden religioso.