Albiac G Mayo Del 68

7/16/2019 Albiac G Mayo Del 68

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GABRIEL ALBIAC ('Z.. 0 0 &)

MAYO DEL 68:EL CREPOSCULO DE UNA ILUSION

Npienso hoy que podamos -como elChateaubriand que rememoraaquel annus mirabt7is de 1789- escribir que en el 68 "vimos terminary comenzar un mundo" Es ese el privilegio de quienes han vividoel tiempo de la revoluci6n. Para nosotros, hubo s610 el de sus visperas. Sindesenlace. Y el 68 fue eso: las visperas de una revoluci6n que no aconte-ci6, que s610 dej6 abierto ellargo desierto de esperanzas que iba a apode-rarse del inmediato fin de siglo.Han pasado cuarenta afios. Me afianzo enla certeza de que, contra 10 que algunos pudieran fantasear entonces, el 68fue mas el cierre de una epoca, ya condenada a no tener continuidad, quela apertura de un ciclo hist6rico nuevo. El ultimo acto del proyecto revo-lucionario del movimiento obrero del siglo diecinueve. Todos los elemen-tos de su simbolica se dan en ese gran laboratorio de la revoluci6nteorizada que fue mayo del 1968... Para acabar por estrellarse contra unmuro no previsto: un poder difuso, ilocalizable en formas institucionales,que burlo todo intento de ser "tornado". De ahi, el brusco vacio que seabri6, casi de inmediato, bajo los pies de sus herederos, y en cuya rigurosacarencia de futuro hemos aprendido a instalarnos. Una cierta muerte de 10politico, tal como 10 politico fuera concebido despues de 1789 y, sobretodo, de 1848. Como con gran exactitud sintetizaba Marcel Gauchet, el68 es, ante todo, "la experiencia de una decepci6n politicae intelectual, laGabriel Albiac es cetedranco de Filosofia, Universidad Complutense de Madrid. Columnista deldiario LaRaz6n.


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experiencia de una ilusion historica y de una desilusion'", Y, por supuesto,aqui el terrnino ilusion -y su correspondiente, "desilusion"- debe ser tornado en el rigor de su uso freudiano como "alucinacion menor"

LA BARRICADA DEL PALAIS ROYAL

Y en ese senti do de emergencia tras una alucinacion historica de siglo ymedio 10 percibe -con lucidez asombrosa- Andre Malraux, desde su despacho de ministro de Cultura en el Palais Royal, sobre la marcha misma de loshechos. La escena esta narrada en una larga anotacion de las Antimemorfas2,que minuciosamente entreteje, como siempre, realidad y ficcion narrativa.

Paris. 6 de mayo de 1968. Ministerio de Cultura. Palais Royal. Dos sexagenarios hablan. EI atardecer, tras las vidrieras del palacio, es de una bellezaconmovedora. EI crepiisculo del cual son ambos portadores no 10 es menos.Mi libro sobre el 68 (Mayo del68. Una educacion s e n t i m e n t o ~ arranca de esafoto fija ante la erosion del tiempo. Los dos sexagenarios se llaman AndreMalraux y un Max Torres que apenas enmascara el rostro de Max Aub. Nose han visto desde 1938 en el fragor de la guerra de Espana: "Esasombroso.Me decia a mi mismo, al subir esta noble escalera del siglo XVIII: dos amigos que se hubieran separado antes de la Revolucion Francesa y que volvieran a verse tras la muerte de Napoleon. Europa es otra. Y tenemos el aspectode un par de amigas de colegio que se vuelven a encontrar cuando son madres ya de hijas adultas" A intervalos, un mayordomo va transmitiendo al ministro Malraux los telex que dan cuenta de la batalla campal en el BarrioLatino. EI combatiente de la sierra de Teruel y del maquis, el mitomano deinteligencia prodigiosa, va tomandolos con desgana de su bandeja de plata,los anota con displicencia rapida: "No he sido el sucesor de mi mismo. Heperdido mi cascara". Treinta afios: el tiempo de extraviar una vida. EI revolucionario es ahora ministro. Y los de la calle hablan un lenguaje que Ie es literalmente ininteligible. EI del Daniel Cohn-Bendit de entonces, cuando aiin

1 Marcel Gauchet: La condicion historica; Madrid, Trotta. 2007, p. 36.2 Andre Malraux:Le mirair des limbes; Parts, a l l i m a r d - P I ~ i a d e , 1976. pp. 581 y 55 .

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tenia talento, antes de dar en su penosa decadencia de funcionario politico:"Prescindir en la practica de las tentaciones judeocristianas tales como la abnegacion 0 el sacrificio. Comprender que la lucha revolucionaria no puedeser mas que un juego al cual todos sientan deseos de jugar", Bajo los adoquines levantados, la playa dice irrumpir, cegadora. "Es la cursi realidad enque vivimos",anota el aristocratico Malraux. "Al Lenin que conoci no Ie hubiera gustado 10 mas minimo"

Cuarenta afios han pasado, ahora, desde aquel dialogo, Andre Malrauxse pudre bajo la solemne necedad del Panteon de hombres ilustres. Nosotros nos pudrimos bajo el aun mas necio panteon de esta Europa. comoun cascaron vacio, donde el siglo cerro su circular deriva. Nada. Ni siquierala epica de un pasado cuyas huellas fueran en algo reconocibles.

Nos yeo ahora con los ojos cansados con los que Andre Malraux nosveia entonces. Yeo 10 que fuimos. Y de 10 cual tarnpoco nosotros hemos sabido ser los herederos. Lo que fuimos. Lo que evocaba uno de los personajes de mi novel a Ultimas ooluntades: ingenuos, solitarios, torpes, sinbnijula, perdidos, ilusos, huerfanos, entusiastas, hicidos e ignorantes, imitiles, sobre todo irnitiles, desolados, metodicos en la anarquia y en algo quetal vez creimos sinceramente ser delirio 0 apocalipsis, escepticos en 10 mashondo sin tener de que, teatrales, con frecuencia taciturnos, desgarradosentre retorica y grito, ajenos, extranjeros, locuaces porteadores de sombrasy fantasmas, nunca suefios -eso nunca, nunca mas los suefios de los cuales nacio solo Gulag, exterminio-, y en extravios tan prolijos como largosteoremas maternaticos, indolentes en 10 mas hondo, extrafios y, en elfondo, tan vulgares. Nunca adultos. Fue hace mucho, Fuimos. En el oropel de un mundo engalanado con encajes viejos que se deshilachaban enpolvo ya y ceniza y que tomamos por deslumbrantes trajes de noche. Bailecornice de debutantes que hondean -sin saberlo- los harapos familiares,olor de naftalina y polvo, roidos los encajes por las polillas, moho ... Laorquesta desafina y suena falso, todo es ruina.Ia pintura se desconcho haceun siglo en las paredes y dejo un poso triste de cal, un perfume de lenta podredumbre, hiimedo y silencioso en torno nuestro, en torno de nosotrosque giramos. No hay espejos que den el fulgor triste de la imagen, los quequedan son misericordiosamente turbios, no nos dicen, al pasar, la torpezaCc J _ faes ENERO / MARZO 2008 225fIlnd-=16n ttl - * '11010elludlO. so c i " n


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del plomo en nuestras alas. Parece todo el decorado pesimo de una pelf-cula neorrealista. No 10 sabemos. Fuimos.

Cuarenta aiios pasaron. Muro de la Sorbona: "jCorre, corre, camarada!JEI viejo mundo te pisa los talones!". Pero el viejo mundo eramos, con al-goritmica precision, nosotros.

DESTRUIR, DICEN ELLOS...

10 de mayo de 1968. Viernes. Medianoche. Paris, Barrio Latino. Tan solo debarricadas, el paisaje. Totems miticos sin fimcion material. La barricada fue.objeto real en el Paris revolucionario del XIX, como artilugio militar indis-pensable para cortar el avance de jinetes arm ados y de artilleria. Su apoteo-sis la dibujo el Flaubert de La educaadn sentimental' en el cuadrofantasmagorico de Frederic Moreau vagando por el desorden nocturnal de1848, reflejo de su desorden propio. Medianoche del 10 de mayo de 1968.Viernes. Algo mas de un siglo y media docena de revoluciones de por medio.Y una crepuscular resonancia epica, cuya solemnidad tiene el sabor -pero susprotagonistas no 10 saben- ya de una elegia. La barricada no es iitil para cor-tar el paso a ninguno de los artefactos belicos de final del siglo xx. Tactica-mente es ociosa: un decorado de pelicula 0 teatro, que deberia dar risa. Nola da. EI adoqufn, arrancado al pavimento, no busca levantar barrera; poneparaiso", Ahora. No despues, no al final del mitologico tiempo de las sucesi-vas transiciones. Sin tiempo. Paralso aqui: el juego es, en si mismo, comoPascal enseiia, abolicion del tiempo. Nada cuenta, mas alia de aquello que setoma en un presente suspendido sub specie aetermtatis. No hay nada que es-

3 En guino al cual toma tftulo mi libra sobre el 68: Mayo del 68. Una educacion sentimental; Madrid, Iernas de Hoy,1993.4 Cfr. Geismar, A., July,S., Morane, E.: Vers la guerre civile; Parts, Editions et Publications Premieres. 1969: "La barricada as el orcen del deseo. No tiene la menor utilidad militar. Cualquierpoli puede saltar sobre ella sin problema. Y, sin embargo, juega una funci6n que es tal vez decisiva: define cos terrltorlos.-hey ahora un territorio del poder y uno de los manifestantes. Labarricada es la marca de la diferencja radical. de la oposici6n ir reductib le. Es et orden revoluclonario contra el orden burgues. La barricada es la delimitaci6n de un lugar de la palabra, deun Jugardonde el deseo puede inscribirse y lIegar a ser palabra. En el Boulevard Gay-Lusaccrlstaliz6 una muchedumbre de fantasmas".

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perar ni que temer. Ahora es paraiso, don de antes fuera infiemo. Toda transici6n miente. En 10 esencial: que 10 dejado para luego, queda para luegosiempre. EI adoquin no alza fortalezas: no hay futuro que pudiera justificarsu alzado. EIadoquin es el presente de una felicidad que nada planifica:el absoluto. Religioso. Sagrado, si se prefiere. Como todo absoluto. No hay nadaque esperar: no socialismo, sobre todo. No hay nada que temer: no este aburrido pudrirse en la sensata repetici6n -pero hay cosas peores- al cual llamamos sociedad burguesa. 5610 hay la noche alzada en armas. De juguete:eso sellaria la crucial diferencia francesa; ni en los afios mas limite del terrorismo, se cruzo la frontera de la munici6n de salva. EI placer no delegado dejugar con ellas.Jugar s610. Frente al gigantesco Estado que todo puede y quetodo controla. Armas en la noche. De juguete. Inteligencia, adoquines, cuerpos que, por primera vez, se reconocen. Placer ahora, para el cual no poseennombre. Se 10daran, Anacr6nico: comunismo ahora.

Y claro que bajo el adoquin no habia playa.Pierre Goldman deambula, esa noche, entre el ajetreo de la desadoqui

nada Plaza Edmond Rostand, el coraz6n del territorio salvaje. Con-templa aquel teatro. Nada entiende. ~ G u s t a r l e ? -Aun menos.

EI empez6 esta historia que concluye ahora. Hie alla por el 65, cuandola voladura de la organizaci6n universitaria del anacr6nico PCF. Ha negociado ya su incorporaci6n a la guerrilla en Venezuela. Ve todo aquicomo un gran guifiol, ~ D 6 n d e estan los fusiles?, se pregunta. ~ D 6 n d e , lostanques? Porque no se hace una revoluci6n sin fusiles ni tanques. Loscompaiieros se han vuelto locos. 0 estan jugando. Nada entiende. Loscompaiieros son s610 media docena de afios menos viejos que el, quetiene veintipocos. Milenios los separan. Huira de Paris a la guerrilla latinoamericana sera el unico-: de la efimera guerrilla. y ya de nuevo enParis, al bandolerismo urbano; de alli a la carcel, Escribira el mas bello delos testimonios de su generaci6n: los Recuerdos oscuros de unjudfo polaeonacido en Francia'. Luego, libre ya y reportero del diario Lioeration, que

5 Goldaman, P.: Souvenirs obscurs d'un luif p%nnais ne en France; Paris. Seuil, 1975,


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dirige otro de los colegas de entonces, Serge July. un comando ligado alos germinales GAL 10 asesinara a tiros: 20 de septiembre de 1979; suhijo naceria unas horas luego.

Pierre Goldman. tan joven y ya tan dejado arras por el cursu del tiernpoen aquel 10 de mayo de 1968, en eI segundo viernes rojo, vagando, ojosabiertos, a traves de una insurrecci6n que el inici6 tres afios antes y queahora ya no entiende. "Me parecia que los estudiantes difundfan en las calles, en la Sorbona, la oleada malsana de un sintorna histerico. Bajo formashidicas y masturbatorias satisfacfan su deseo de historia. Me choc6 que notomasen otra cosa que la palabra y que se regocijasen en ello. Sustituian laacci6n por eI verbo... Fui a hablar con los dirigentes y les propuse una accion armada. Abrir fuego contra las fuerzas del orden... Me miraron comoa un loco". La echaron a patadas. No s610 los padres del peF. tambien loshermanos mayores habian perdido pie. Quedaba s610 un chaval pecoso ysin historia, otro mas que. pasados los afios, envejeceria fatal, pero ~ q u i e n sabe envejecer? Hablaba por los micros de las unidades moviles de radio.concentradas en Paris por el inicio de las conversaciones para la paz enVietnam: Ons'ammusefiA divertirse! Saltaba la politica en pedazos. Ningiinfuturo habia en mayo. Placer desnudo del presente, solo, Nada que construir. S610 romper: rompedlo todo. Duras 10 fija en tres palabras: Destruir;dicen elias.. .

ASSEZ VU! ELVIAJEA ORIENTELo yeo ahora con la fascinaci6n glacial con la cual uno mira un f6sil. Unf6sil: nuestros 18 afios. Tambien, con la certeza de que eso que. bajo la denominaci6n de maoismo, inventan los hijos del 68, y despIiegan en un vertiginoso cicio vital de menos de un decenio, es la ultima versi6n, en el sigloXX.de una mitologfa basica del intelectual-y, aun mas. del artista - burguesque el siglo XIX configura: eI via.ie a Oriente.

Varias generaciones han sofiado, bajo ese metaforico salir del mundoque procura el exotismo, consuela a las siempre insalvables frustracionesde la realidad presente. Y esa mitologia ha sido -como a toda mitologfafuncionalmente corresponde-, a un tiempo, eI sucedaneo y la pr6tesis, el



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sedante y la teatral exaltaci6n de las propias carencias. Nostalgia delpaisquese ignora. No es diflcil rastrear ese suplemento de exaltaci6n animica enla acumulaci6n de epica y hedonismo, por igual fantasiosos, en el orientalismo pict6rico del ultimo tercio del siglo XIX. Suplencia, casi pateticamente tangible, en la delectaci6n epistolar de un Flaubert que busca en losburdeles del Cairo la magnificaci6n literaria de las raquiticas fantasias quesu provinciana Francia profunda Ie niega", Exquisitamente falsa en la fulgurante narraci6n del Nerval que, en las fronteras mismas de 10onirico, Iedara su versi6n canonica'.

2Que es Oriente para todos ellos? Ellugar, espacialmente indefinido,en el cual es probable -y aun norma, tal vez- 10 imposible (Soyez realis-tes, rezaba el cartelde Ia Sorbona, exigez ' l m p o s s l b l e . ~ ; el imaginario territo rio del deseo satisfecho: aquello que, por definici6n, es 10contradictorio. S610Lacan 10entendi6 de inmediato: Vous uoulez un mai-tre; vous l'aurez:

Rimbaud, que cruzara del otro lado, en ese fatal paso al acto que definesu transite de poeta a delincuente, 10sabra una huida, quiza eso hace de elel icono mayor, pasados los afios, de las gentes del 68. Esencialmente, unsuicidio, que se consuma s610 cuando todo lazo de placer en 10 real -aunel mas imaginario- se ha rota: hastio: Assez vu!

"Iodo visto. La vision ha chocado con todos los aires.Todo posefdo. Rumores delasaudades, porIa noche, hajo elsol, y siempre.Todo conoado. Parentesis de Ia uida. iOh, rumores y tnsiones!/HUlda haaa Ia qftmon y el ruido nueuosl'".

6 Cfr. Flaubert, G.: Correspondance.7 Nerval, G. de: "Voyage en Orient", en Oeuvrescompletes, vol. II, Parts, Gallimard, Bibliothequede la Pleiade, 1984, pp. 171-881.S "Les illuminations", en Rlmbaud, A.: OeuvresCompletes; Paris, Gallirnard, Bibliotheque de laPleiaoe, 1963, p. 183.

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La revoluci6n cultural fue el ultimo parentesis en la vida, buscado poresos nuevos -y tan viejos- viajeros del Oriente. La ultima huida creibletambien -aunque quiza ya no demasiado- del siglo XX.

que ausencia suple, de que deseo irresuelto es pr6tesis 0 sucedaneola Gran Revoluci6n Cultural Proletaria (toda con muchas mayusculas) enla joven Europa de final de los sesenta? De la revoluci6n. Por supuesto. 0,para ser mas precisos, del comunismo. Esa cosa que habia ya huido delhorizonte europeo, dejando la densidad de un vacio que 10es tanto comoaquel de los dioses evocado por Holderlin? un siglo y medio antes. EI genocidio staliniano 10 ha barrido de cualquier cabeza que no este alteradapor la locura 0 por la fe mas ciega en los sujetos mas nefandos: los herederos de la Komintern en el Oeste de Europa. Su ausencia es aun inconfesa -rnas de una decada tardaran en alzar acta de ella los huerfanos deentonces-, pero ya palpable, quiza mas en esteticas y morales que en poUtica.

Del comunismo, que fuera fe estrictamente religiosa en los afios de entreguerras, no quedaba ya, a final de los sesenta, mas que un despotismovacio y al borde mismo de la ruina: la URSS y su andrajoso imperio de paises con las armas en la nuca. Mas la pleyade parasitaria -e s hoy, quiza, 10mas doloroso, porque no era inevitable, porque es s610 la ultima aventurade esa cosa terrible a la cual llama Etienne de la Boetie servidumbre voluntaria'P- de los tan confortables y tan c6mplices par tidos comunistas europeos.

Fue entonces cuando nuestro deseo generacional se invent6 China. Yen ella un acontecimiento sacral que nos salvaria de la ignominia sovietica-quiza fuera mas justo decir ignominia rusa, porque soviets, 10que se dicesoviets, no parecen haber existido jamas, salvo en la imaginaci6n de Vladimir Ulianov-: la Gran Revoluci6n Cultural Proletaria (con todas sus mayiisculas). Teologia purisima,

9 Holderlln: Brot und Wein,10 Etienne de la Boetle: Discours de la servitude voiotuetre ou Contr'un.

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Fue un invento a la medida exacta de nuestras necesidades. La realidadno 10 contamin6 jamas: ni en sus orfgenes ni en su larga decada de desarrollo autista. La China real y la real revoluci6n cultural (ya sin mayusculas) jarnas tuvieron ni un hueco en aquel universo de medidasalucinaciones. Era -l a formula la propondran dos ex dirigentes maofstasfranceses!', quince afios luego- "China en nuestras cabezas", "la GRCP ennuestras cabezas". con la exacta funci6n de eso que en psicoanalisis se llamauna transferencia: de un horror se hacia instrumento, para salir de otro horror mas antiguo. Antes de abandonarlo todo. Quienes 10 consiguieron.No todos. Por supuesto.

TIGRES DE PAPEL IMPRESOEramos bibliotecas andantes. Los del 68. Nunca, en el siglo XX, hubo generaci6n que devorase asf los libros. Con el ansia fundamental de una misi6n sagrada: en los libros estaba la clave del inminente trastrueque delmundo. Del mundo que iba, al fin, a ser establecido sabre firmes principiosracionales. El transito de la prehistoria a la historia, liberada, por fin. deirracionalidades barbaras, 10 sentiamos al alcance de nuestros dedos: apenas un empuje mas, apenas .. . Habia que saberlo todo. Para poder, al fin,hacerlo todo. Todo. No ha habido generaci6n mas hambrienta de sabiduria que aquella de los que, con menos de veinte afios entonces, nos sabiamos destinados a resolver el majestuoso teorema de un mundo liberado, alfin, de estupideces y opresiones. Lacan y Levi-Strauss eran best-sellers: 10impensable.

Fue una ilusi6n. Claro. Lo habriamos de saber muy pronto, leyendo alglacial Freud de 1914. La ilusi6n de una sociedad liberada de irracionalidades es la mas incurable de las fantasias humanas. Apenas una forma menorde la alucinaci6n, en el menos preocupante de los casos. Aprendimos a sobrevivir con la larga melancolia que hay siempre en el conocimiento de laspropias invalideces. Nos supimos derrotados. Bien estaba. Supimos igual

11 Lardreau y Jambet, en L'ange,

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mente que en aquella derrota se alzaba nuestro monumento. Y que este eradescomunal, tanto cuanto doloroso: haber sido la mas Iibresca de las generaciones, la mas precoz tambien: y, asf, la mas espiritualmente herida. Unaefimera y fallida aristocracia. Como eI Talleyrand de los tiempos de antes dela revoluci6n, tambien nosotros podriamos decir que aquellos que no vivieron nuestra hipnosis ante la letra impresa no tienen la menor idea de 10quepueda ser la dulzura de haber vivido. Ni de su amargura.

Los maoistas, cuyas simbologias fueron las verdaderas protagonistasdel 68, habian nacido apenas dos anos antes. Y en las bibliotecas. En Francia, como en Europa. Tambien los espafioles. Sobrevivirian apenas un de-cenio, tras aquel instantaneo nacer al absoluto. Tambien los espafioles. Yolos recuerdo, sobre todo, de un afio mas tarde. De aquel que fue eI tan extrafio verano parisino del 69 para la recien nacida extrema izquierda estudiantil espanola.

Merodeaban en torno a la libreria de la rue Git-Ie-Coeur, ados pasos dela Fontaine Saint Michel. Mas un garaje pequefio que algo que se parezca a10 que es convenci6n I1amar libreria. Merodeaban, con sus modos infinitamente serios. La irrevocable dureza de su acento castellano ten fa su elemental frances de andar por casa Habfan sobrevivido, mal que bien, al estadode excepci6n de enero del 69. Empezaron de cero. Fue una suerte que, alfinal, salv6 a muchos. Carrero Blanco los habla Iiberado de la sombra paterna del ya vetusto PCE. Tambien de la tutela de aquella generaci6n, hibrida de cristianos, trotskistas y diversos izquierdismos bienintencionados,que fue la de un FLP al cual, con eI paso de los afios,s610salva en la memoriaeI excepcionalJulio Cer6n. Hasta eI eclectico SDEUM, sin eI cual nada de10 que vino luego hubiera sido imaginable, se habia ido ya para siempre apique, y, con el, las ilusiones, tan infantiles, de un territorio comanche conbase en las universidades y existiendo al margen del franquismo.

De la orfandad politica habian hecho privilegio. Y, al tratar de nominaraquella arrogancia suya, restablecieron, sin saberlo, eI hila de las filiaciones.Se lIamaron a sf mismos maoistas, tal vez, sin mas, porque era China 10quecaia mas lejos. Fisica como simb6licamente. Y era, asi, menos probable queviniera, sin aviso, a hacer anicos con su realidad la ilusi6n de vida heroica


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impecable, en la cual se habian instalado -no por mucho tiempo, desdeluego, pero eso ellos entonces 10ignoraban. Tenian entre diecinueve y veintipocos. Carecian, asi, de memoria. Eran la segunda generaci6n del movimiento estudiantil bajo el franquismo. Pero ellos creian ser, tan s610, losinventores del mundo.

Git-Ie Coeur. Tambien Norman Bethune, Maspero, Lajoie de lire... Todogiraba en tome a las librerias, EI maoismo europeo -tambien el espafiolestaba hecho de papel y letra impresa. Nunca se ley6 tanto ni con una ansiedad tan loca. "Tigres de papel", rezaba la letania del Presidente Mao.Ellos no 10 repetian, Ellos eran, sin saberlo, aquellos literarios tigres. 0 talvez, tal vez, mejor topos, conforme a una rnetafora mas vieja, topos delParis brillante, a cuyo traves pasaban virginales. 0, tal vez, s610, ratonesahitos de biblioteca, extraviados ya, mucho antes de haber visto siquiera laluz del mundo. Pero ellos se hubieran dejado arrancar la piel a tiras antesque confesar, que confesarse, esa sospecha.

Habia ademas la Cinemateca. Porque el cine fue pieza central de su iconografia. Tal vez, aun mas, si eso es posible, que las bibliotecas. Los recuerdo a la salida de La Chinoise de jean-Luc Godard. Tacitumos, sesudos.Los puedo ver disertar sobre el esteticismo pequefioburgues de aquel"maoisrno de salon", hecho de nouveau roman y Apocalipsis. Y puede serque 10 hubieran leido en el mimero dos de los Cahiers marxistes-Ieninistesque publicaban los de la Union desJeunesses Communistes Marxistes-Leninistes de France (UJCMLF) en los s6tanos de la muy respetable EcoleNormale Superieure de la roe d'Ulm, Aunque 10 mas probable es que no.Que 10supieran simplemente porque no tenian mas remedio que saberlo.Porque el espejo de Godard era demasiado explicito para soportarlo sinderivar hacia alguna sesuda coartada salvadora.

Fue el verano de la guerra. Luego del estado de excepci6n y en visperas de 10irreversible: las primeras derivas hacia la alucinaci6n armada. Parisya habia sido alquitranado. EI mundo era otro. No 10sabian.

Podria ahora repetir sus nombres. Pero los traicionaria. No tenian nombres. S610"ideas correctas". Y la incontenible certeza de la revolucion, la in-

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contenible certeza de que era justo rebelarse. Y es cierto que algunos murieron, y hoy sabemos que murieron 0 hicieron polvo sus vidas, para nada,peor que para nada. Pero eso, todo eso, es ahora. Entonces, nada, absolutamente nada era imaginable que pudiera frenar el rodar de aquel cicl6n,de aquella avalancha iniciada en Oriente en el nombre de Mao y en el signode su escritura, de aquella avalancha que iba a purificar el mundo, el nuestro, a hacerlo otro. Otro: un mundo, al fin, vivible.

EI maoismo no era nada. Salvo el deseo de una generaci6n. De una generaci6n que ninguna fe podia otorgar ya a la abominaci6n llamada socta-/ismo en los paises del Este de Europa, ni a los partidos que representabansus intereses en el Oeste.

EI 68 habia sido, sin duda, el punto sin retorno de sus biograflas politicas. De el, los peets europeos salieron como residuos, pura arqueologia,Iban a poder sobrevivir malamente un par de decadas, Pero su tiempohabia periclitado: la renovaci6n generacional habia quedado irreversiblemente rota. No tenian ya nada: ni programa, ni prestigio, ni siquiera discurso que hablara una lengua medianamente audible. Nada habia, pues, deextrafio en que quienes quedaron marcados por aquel estallido de final delos sesenta se sintieran, no ya ajenos, sino mortalmente enfrentados a lacasta de los funcionarios al servicio del expansionismo sovietico, Mediadoslos sesenta, el PCF detentaba un estable 20% del voto frances. En los noventa, habia practicamente desaparecido como fuerza parlamentaria. Larepugnancia hacia la direcci6n de los partidos comunistas fue, para el naciente maofsmo europeo, una prolongaci6n 16gica de la narrativa repugnancia hacia los arquetipos de la explotacion capitalista.

De algun modo, la elecci6n del calificativo maoista fue un accidente. Inevitable tal vez, puesto que la orfandad completa es dificilmente soportableen politica y puesto que el iinico Estado socialista enfrentado casi militarmente a la URSS era la China de Mao. Maoismo fue, inicialmente, rechazode la URSS y de sus filiales. Se construy6, sobre ese malentendido basico, unamitologia desaforada de la lejana China Roja, que abarcaba, desde la extasiada descripci6n -casi onirica- de una democracia de masas sin preeminencia del Estado, personificada en la Revoluci6n Cultural de los Guardias



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Rojos, hasta la elevaci6n a canon te6rico de hasta el mas infimo texto salidode la pluma del Gran Timonel. Fue un delirio. Sin justificantes.

ORIENTE ES ROJO

"Revoluci6n Cultural", la consigna bajo cuya invocaci6n mantrica se diocobertura a aquel mundo manicomial, no era, hemos dicho, nada. Real.Para nosotros, que nos la habiamos inventado a la medida. Pero hubo unaGRCP real. Vayasi la hubo. Para tragedia de cientos de miles de sujetos lejanos, tan Iejanos que ni se nos pas6 por la cabeza que existian.

Llamemos a las cosas por su nombre. La "Gran Revoluci6n CulturalProletaria" fue dos cosas. Diferenciadas e incompatibles. Una sucedi6 muylejos. La otra la sofi6 Europa. Ambas trastrocaron vidas y mundos. Fueronmutuamente ajenas. Una se resuelve en enmarafiada guerra civil de bajasnunca confesas, entre 1966y 1969 (con estertores que llegan al 71): emergevencedor el viejo Mao-Tse-Tung, De la otra, no hubo vencedores; derrotados, si: los ultimos residuos del cord6n sanitario de partidos que tendieraStalin para su propia defensa externa, se desmigajan tras el 68; la agonia durara dos decadas: hasta el otofio del 89.

China, pues, primero. Guerra civil, sf. Pero no s610. De quedar en eso,no hubiera fascinado tanto. Guerra civil que inicia eI maximo dirigente delEstado llamando a los mas j6venes de sus adeptos a destruir el Estado y-rnas sorprendente aunel Partido, de los cuales el es simbolo. "iAbridfuego contra el Cuartel General!": ordena elJefe Supremo del Cuartel General. EI 8 pleno del Comite Central del P.c. de China abre asi, en agostode 1966, uno de los mas parad6jicos movimientos insurreccionales de lahistoria moderna.

Sabemos hoy 10que habia tras aquell lamamiento. Una lucha a muerteen todas las instancias del Partido. De un lado, Liu-Shao-Shi, Deng-XiaoPing y los partidarios de modelar China sobre el espejo de la URSS. Deotro, Mao, Lin-Piao y quienes juzgan llegada la hora del comunismo inmediato. Entre el cenizo discurso de las inacabables transiciones y este

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MAYO DEL68: ELCREPUSCULO DEUNA ILUSIDN / GABRIEL ALBIAC

del asalto del cielo, la eleccion no fue dudosa para los jovenes estudiantes urbanos, aristocracia intelectual y politica del pais. Organizados enGuardia Roja, se lanzaron a la conquista de la sofiolienta China rural,abrieron fuego contra Ejercito, Estado y Partido. Se rebelaban . Era justo,les dijeron. Mao: "EI marxismo supone muchos principios, pero todosellos pueden reducirse a una sola formula: la razon esta dellado de quienes se rebelan; es justo rebelarse". He tratado de rastrear en mi libro Mayodel68 2 hasta que punto esa ingenua formula fue la clave de la "educacionsentimental" de mi generacion: rebelarse. Es fascinante qu e todo estuviera asentado sobre un inmenso engafio: la imagen de una China libertaria que era un puro delirio de nuestro deseo, tras cuya retorica, lamatanza mas arbitraria perrnanec ia invisible. No por ello los efectos fueron menos esenciales

Porque el maoismo europeo no era, al fin, nada, sino ese deseo vacio,Deseo de una generacion que ninguna fe podia otorgar ya al "socialismo"del Este de Europa, que ninguna fe podia otorgar ya a los mortecinos agentes a su servicio en que habian venido a terminar los viejos partidos obreros. De esa soledad politica hicieron privilegio. Y, al tratar de conf irmar enel nombre de la Gran Revolucion Proletaria aquella arrogancia suya, restablecieron, tal vez sin saberlo, el hilo de las filiaciones. Vino luego la resaca. Raras noticias lIegaban de China: 1970, purga de Chen-Po-Ta: 1971,Lin-Piao abatido sobre el cielo de Mongolia en plena huida del paraiso:Guardias Rojos masacrados por Ejercitos Rojos en rojas y reconditas campifias sin nombre... EI tiempo de la revolucion dejaba tan solo las minasdispersas de una generacion a la que no Ie fue dado lIegar a la edad adulta.Al menos, no sin renunciar a casi todo. EI maoismo fue un suefio. Al despertar, el mundo aparecio, como siempre, irreparable.

EI Libra Rqjo que reposa sobre mi escritorio -fetiche, recordatorio 0 talvez solo cachivache pintoresco- es un ejemplar de la edicion china de1968. Un amigo dio con el en un mercadillo pequines hace un decenio; nopueden quedar muchos: la "Introduccion" de Lin-Piao -eliminada en edi

12 Mayo del 68. Una educaci6n sentimental; Madrid, Temas de Hoy, 1993.

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ciones posteriores- hizo de el materia combustible. EI Guardia Rojo quefue su primer propietario se cuid6 luego de borrar minuciosamente las huellas del nombre que habia escrito en la primera pagina, En la monotoniamelanc61ica de este final de siglo, me pregunto si aquel joven de entoncessigue vivo.

UN MAUSOLEO PARA LA JOVEN GUARDIANada, al fin, ha quedado de aquel delirio. Mejor asi, Los afios ochenta seIlevaron a los.ultimos residuales de aquella alucinada jovenguardia sesenta-yochista. Quedaron s610sus inflmos enquistamientos armamentistas, cuyosrebrotes ciclicos (de las Brigadas Rojas a ETA 0 GRAPO) mueven hoymas aun a compasi6n que a ira. EI tiempo de la revolucion imaginaria dejotan solo las cenizas dispersas de una generaci6n que se sofio brillante. Quetal vez 10 era. 0 hubiera podido, tal vez, Ilegar a serlo. EI 68 fue un suefioeuropeo de dos decadas, Al despertar, el mundo aparecio, como siempre,irreparable. Y la conciencia humana algo mas turbia. Pero, al menos, en la

.desilusion hay un fondo primordial de sabiduria,


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