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Los Albores del siglo XX. En el texto los albores del siglo XX, nos habla sobre la historia de la creación de los hospitales psiquiátricos, dónde en un principio, los ex-conventos fueron utilizados como dichos hospitales en los cuales solamente se les brindaba atención a las mujeres con padecimientos mentales, puesto que en ese entonces estaba de moda la enfermedad del siglo “la histeria”; en el aspecto de las inauguraciones de los hospitales, es curioso saber cómo fueron evolucionando ya que, comenzaron con bastantes dificultades y deficiencias, el número de camas era limitado y se probaban métodos novedosos para el tratamiento de las diferentes enfermedades mentales de la época. Las mejoras que se fueron dando en los hospitales de esos momentos, no se debieron precisamente al gobierno, sino, más bien, al apoyo, no sólo económico por parte de los familiares de los enfermos, que, por decirlo así, ayudaron en los quehaceres dentro del hospital, la asistencia que prestaban los familiares era como cuidadores de los enfermos, dicho de otra forma, llegaban a desempeñar el papel de enfermeros o de auxiliares de estos. Sin embargo por la parte médica, algo que influía mucho para la rehabilitación de los internos, no sólo eran los tratamientos que se les daban, sino también la relación médico- paciente, ya que se obtenían muy buenos resultados; así mismo, la implementación de talleres, tanto para hombres como para mujeres, en los cuales realizaban diversas actividades con el fin de mantenerse ocupados y no “perder el control” fácilmente, eran de mucha ayuda. Para la década de los 40’s el número de enfermos en los hospitales, habían ascendido exorbitantemente, ya que llegaron a

Albores Del Siglo XX-1

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Texto Freud

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Los Albores del siglo XX.

En el texto los albores del siglo XX, nos habla sobre la historia de la creación de los

hospitales psiquiátricos, dónde en un principio, los ex-conventos fueron utilizados como

dichos hospitales en los cuales solamente se les brindaba atención a las mujeres con

padecimientos mentales, puesto que en ese entonces estaba de moda la enfermedad

del siglo “la histeria”; en el aspecto de las inauguraciones de los hospitales, es curioso

saber cómo fueron evolucionando ya que, comenzaron con bastantes dificultades y

deficiencias, el número de camas era limitado y se probaban métodos novedosos para

el tratamiento de las diferentes enfermedades mentales de la época.

Las mejoras que se fueron dando en los hospitales de esos momentos, no se

debieron precisamente al gobierno, sino, más bien, al apoyo, no sólo económico por

parte de los familiares de los enfermos, que, por decirlo así, ayudaron en los

quehaceres dentro del hospital, la asistencia que prestaban los familiares era como

cuidadores de los enfermos, dicho de otra forma, llegaban a desempeñar el papel de

enfermeros o de auxiliares de estos. Sin embargo por la parte médica, algo que influía

mucho para la rehabilitación de los internos, no sólo eran los tratamientos que se les

daban, sino también la relación médico-paciente, ya que se obtenían muy buenos

resultados; así mismo, la implementación de talleres, tanto para hombres como para

mujeres, en los cuales realizaban diversas actividades con el fin de mantenerse

ocupados y no “perder el control” fácilmente, eran de mucha ayuda.

Para la década de los 40’s el número de enfermos en los hospitales, habían

ascendido exorbitantemente, ya que llegaron a haber más de tres mil internos y

originalmente el hospital había sido diseñado para albergar únicamente entre 1200 y

1300 enfermos, no sólo mujeres, también hombres y posteriormente hasta niños, a

causa de esto y como consecuencia, el número de camas era insuficiente, tenían

excesivos problemas de agresividad entre los pacientes, dado que éstos creaban armas

punzo-cortantes con materiales que recolectaban en su andar por su pabellón, además,

en una población númerosa dentro de la insitución, podían presentarse partos y

problemas no sólo de medicina interna, sino también quirúrgicos; los pacientes se

encontraban en condiciones deplorables, generalmente se encontraban mal comidos y

mal vestidos.

En el principio, para que a los que se les consideraba que estaban “enfermos”

pudieran ingresar como internos a algún hospital, dos médicos (de forma independiente)

debían confirmar que efectivamente, debían ser internados para un tratamiento

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adecuado, y no sólo eso, si habían sido admitidos, una vez dentro del hospital

psiquiátrico se les volvían a hacer los estudios y análisis correspondientes para

entonces canalizarlos al pabellón que se consideraba les correspondía.

Estuvieron obteniendo muy buenos resultados con algunos tipos de terapias, otros,

por el contrario, fueron totalmente descartados debido a su escasa o nula efectividad

para la rehabilitación de los pacientes. Se había procurado que la construcción de los

hospitales fuesen alejados de las zonas urbanas o mínimo con distancias considerables

de estas, de modo que, si algún paciente escapaba, no causara terror o fuese riesgo

para el resto de la población.

En la década de los 50’s se comenzó a optar por utilizar el psicoanálisis y la

psicoterapia, sin dejar de lado los métodos que ya se habían estado empleando, como

los tratamientos de malarioterapia y con penicilina, los cuales proporcionaban los

mejores resultados y como secundarios, los tratamientos de choque eléctrico, la terapia

electroconvulsiva y el empleo de la insulina. El tratamiento de todos los pacientes era

supervisado rigurosamente a diario y se observaba la evolución de los cuadros. Por otro

lado, las mejoras en los hospitales no cesaban, las condiciones en las que estaban los

enfermos eran mejores y la atención que se les prestaba, también.

Al ver el buen desempeño y evolución de los pacientes, los médicos optaron por

proporcionar al público en general las “consultas externas”, sin embargo no estaban

muy seguros del éxito que tendrían debido al miedo que proyectaba la mención de un

“hospital psiquiatrico”; como era de esperarse, en un principio hubieron pocas consultas,

pero conforme se fue disipando el miedo y la gente se fue dando cuenta de que no se

corría absolutamente algún riesgo, fueron en aumento.

En la misma década de los años 50’s se comenzó a impulsar e implementar la

psicofamacología con antipsicóticos, antidepresivos y ansiolíticos. También se hacían

investigaciones acerca de las causas orgánicas de las conductas humanas. Conforme

pasó el tiempo y con el apoyo del gobierno se construyeron más hospitales que se

especializarían en diferentes áreas, cada uno de estos hospitales contarían con los

requerimientos necesarios para un mejor aprovechamiento no sólo por parte del

personal que laboraba en los institutos, sino principalmente para los pacientes de los

mismos, una vez en funcionamiento, los hospitales re-evaluaban a los pacientes y de

acuerdo al grado de evolución, podían ser dados de alta o ser canalizados a las nuevas

instalaciones conforme al área que les correspondía.

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En estos nuevos hospitales se brindaron desde el principio las consultas externas y

se incluyeron las novedosas cámaras de Gessel (para observar la conducta de los

enfermos ante ciertas circunstancias), y con el fin de promover las terapias

ocupacionales y recreativas, se dotaban a los hospitales con áreas de usos múltiples,

ya fueran para un uso colectivo o individual, un jardín suficientemente amplio y

estructuras para que los internos pudieran jugar al aire libre.