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Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica ISSN 0327-3954 / ISSN 1514-9862 (Internet) www.alcmeon.com.ar Volver a Inicio Responsables Índice por volúmenes Contacto Alcmeon número 52 Año XVI, vol. 13, Nº 4, marzo de 2007 El partener complementario del psicópata Roberto Mazzuca Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, Año 16, Vol. 13, Nº4, Marzo de 2007, págs. 69 a 73. La categoría clínica de la psicopatía En otras comunicaciones, hemos tenido la oportunidad de cotejar distintas maneras de definir al psicópata y verificar que la definición de esta categoría clínica no es unívoca sino heterogénea. Dentro de sus amplios márgenes, sin embargo, hemos acordado en la necesidad de distinguir por lo menos dos tipos que, en una de las mesas anteriores, en una contribución titulada "Neurobiología del psicópata" quedó definida de la siguiente manera. Por una parte, el antisocial, denominado también sociópata, y caracterizado por sus conductas antisociales, agresividad, destructividad y falta del control de impulsos. Por otra parte, un grupo cuyos rasgos distintivos, siempre citando el trabajo mencionado, reúnen la locuacidad, falta de remordimientos o culpa, afectos superficiales, falta de empatía y renuencia a aceptar responsabilidades. La ponencia proponía que este conjunto de rasgos constituye el núcleo de la psicopatía, la cual, en consecuencia, puede o no estar asociada a lo antisocial. De este modo, podemos distinguir el psicópata propiamente dicho, o psicópata puro, definido por sus talentos o capacidades, del sociópata definido fundamentalmente en el eje de la conducta antisocial y la destructividad. Una cosa es el antisocial que en su acto delictivo utiliza la violencia y la coerción contra la voluntad del otro, y otra distinta es el psicópata que para ese mismo acto logra obtener, con una habilidad notable, la complicidad, o por lo menos el consentimiento de la voluntad del otro. Alcmeón - Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica http://www.alcmeon.com.ar/13/52/8_mazzuca.htm 1 de 4 25/03/2015 1:03

Alcmeón La Psicopatía

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  • Revista Argentina de Clnica Neuropsiquitrica

    ISSN 0327-3954 / ISSN 1514-9862 (Internet) www.alcmeon.com.ar

    Volver a Inicio Responsables ndice por volmenes Contacto

    Alcmeon nmero 52 Ao XVI, vol. 13, N 4, marzo de 2007

    El partener complementario del psicpataRoberto Mazzuca

    Alcmeon, Revista Argentina de Clnica Neuropsiquitrica, Ao 16, Vol. 13, N4, Marzo de 2007, pgs. 69 a 73.

    La categora clnica de la psicopata

    En otras comunicaciones, hemos tenido la oportunidad de cotejar distintas maneras de definir al psicpata yverificar que la definicin de esta categora clnica no es unvoca sino heterognea. Dentro de sus ampliosmrgenes, sin embargo, hemos acordado en la necesidad de distinguir por lo menos dos tipos que, en una de lasmesas anteriores, en una contribucin titulada "Neurobiologa del psicpata" qued definida de la siguientemanera. Por una parte, el antisocial, denominado tambin socipata, y caracterizado por sus conductasantisociales, agresividad, destructividad y falta del control de impulsos. Por otra parte, un grupo cuyos rasgosdistintivos, siempre citando el trabajo mencionado, renen la locuacidad, falta de remordimientos o culpa,afectos superficiales, falta de empata y renuencia a aceptar responsabilidades. La ponencia propona que esteconjunto de rasgos constituye el ncleo de la psicopata, la cual, en consecuencia, puede o no estar asociada alo antisocial.

    De este modo, podemos distinguir el psicpata propiamente dicho, o psicpata puro, definido por sus talentos ocapacidades, del socipata definido fundamentalmente en el eje de la conducta antisocial y la destructividad.Una cosa es el antisocial que en su acto delictivo utiliza la violencia y la coercin contra la voluntad del otro, yotra distinta es el psicpata que para ese mismo acto logra obtener, con una habilidad notable, la complicidad, opor lo menos el consentimiento de la voluntad del otro.

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  • En la orientacin lacaniana dentro del psicoanlisis, las psicopatas no tienen un lugar claramente determinado.La clsica clnica freudiana organiza el campo psicopatolgico fundamentalmente en tres categoras clnicas:las neurosis, las psicosis y las perversiones; y las psicopatas no tienen claramente un lugar en este sistema.

    El contraste psicopata neurosis

    Freud defina las perversiones en su relacin con las neurosis como el derecho y el revs; l deca: el negativo yel positivo. Las neurosis son a las perversiones -deca- como en una fotografa el negativo es al positivo.Podemos aplicar esta oposicin a la relacin entre las neurosis y las psicopatas, haciendo una comparacin conlo que el psicoanlisis construy como concepto de neurosis, especialmente neurosis obsesiva. De esta manera,se ve cmo los rasgos se oponen punto por punto en el neurtico y en el psicpata. Del lado del neurtico estla patologa del autorreproche, el remordimiento, la culpabilidad; del lado del psicpata, lo que podramosllamar: la inocencia, es decir, la creacin de cdigos propios. Pues son cdigos que, efectivamente, en relacincon los cdigos comunes y compartidos, hacen que la culpa quede siempre del lado del otro. En estascategoras psicoanalticas para describir la accin, que son inseparables de la relacin con el otro, tenemos dellado de la neurosis, entonces, la autoculpabilidad; del lado de la psicopata, la hteroculpabilidad. Lo cualquiere decir que en trminos psicoanalticos podramos incluir a las psicopatas tambin como una patologa delsupery, en la medida en que esta instancia tiene como origen la internalizacin de ciertas pautas sociales, entreellas, las ticas o morales.

    La ausencia de culpabilidad en el psicpata constituye lo opuesto de la rgida conciencia moral del neurticoobsesivo, lo que Freud llamaba el severo y cruel supery primitivo que acosa al neurtico con losautorreproches y los remordimientos ante sus transgresiones fantasmticas, es decir, las que el neurtico creeque son transgresiones.

    El psicpata, por lo contrario, solo puede ser calificado como transgresor desde el punto de vista de unobservador externo. Desde su propia posicin subjetiva no es ni se siente transgresor, hay una ausencia deculpabilidad que desdibuja los contornos y las barreras entre lo prohibido y lo permitido en el lazo social, segua por sus propios cdigos.

    Es por esto que reun al psicpata y al neurtico en lo que consider una patologa de la responsabilidad. Enuno por defecto, en el otro por exceso y por deformacin, en ambos casos hay un dficit en la responsabilidad.

    Este contraste entre neurosis y psicopata obtenido de la generalizacin de la oposicin entre neurosis yperversin como modalidades subjetivas puede plantearse sobre otros ejes, y de este modo destacar, como lohace Lacan, el contraste entre el goce y el deseo. Para el neurtico es prevalente la dimensin del deseo endetrimento del goce de la satisfaccin pulsional que, en las neurosis, queda sujeta ms fuertemente a la eficaciade la represin y otras vicisitudes pulsionales. Visto desde otra de sus caras es equivalente a afirmar que el goceneurtico siempre implica un alto grado de sufrimiento: la satisfaccin pulsional termina producindose porvas indirectas y sobre todo a travs de la satisfaccin del sntoma como retorno de lo reprimido. En laperversin, por el contrario, es prevalente la va del goce y el deseo mismo se convierte en voluntad de goce.La satisfaccin pulsional se obtiene por vas ms perentorias, la llamada impulsividad del psicpata.

    Pero podramos destacar tambin un contraste sobre el eje de la demanda. Este rasgo hace del neurtico alguienespecialmente apto para ubicarse como partener del psicpata. La modalidad neurtica conduce al sujeto aubicarse en dependencia de la demanda del Otro. Al neurtico le gusta hacerse demandar y usa sus recursospara que el otro le pida, le ruegue, le sugiera, le ordene..., todas diferentes formas de la demanda con las queespera sobre todo obtener el reconocimiento del Otro. El psicpata, por el contrario, l demanda, imponeformas sutiles de exigencia, incita al otro a la accin.

    Tambin podramos marcar el contraste en las modalidades del acto y comparar la seguridad, labilidad yrapidez del psicpata, con el predominio del pensamiento, de la duda, de la indecisin, la vacilacin neurtica,sobre todo con la duda obsesiva que determina una pobreza en la accin ya que conduce una y otra vez a supostergacin o bien a una realizacin torpe que marca un fuerte contraste con la abundancia y la habilidad y laseguridad del psicpata en sus acciones.

    Pero sobre todo conviene desplegar la comparacin entre una y otra modalidad subjetiva en el eje de la angustiay el goce. Es sobre este eje que Lacan hace jugar la distincin, en el interior de la estructura perversa, entre elsdico y el masoquista. El sdico que aparentemente persigue provocar la angustia en el otro pero, en realidad,inconscientemente busca producir el goce del Otro.

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  • El partener del psicpata

    Deberamos ubicar al psicpata del lado de la modalidad sdica para compararlo con el neurtico. En lasneurosis encontramos de una manera privilegiada el despliegue de las diversas formas de angustia. No tenemosque olvidar que correspondi a Freud la originalidad de introducir la angustia en el campo de la psicopatologa:y esto vale tanto para la semiologa de la angustia, es decir, los diversos grupos sintomticos a travs de loscuales la angustia se descarga, como para la nosologa, es decir las diferentes categoras clnicas caracterizadaspor distintas formas de angustia. Y tambin para su teora. Hoy puede parecernos extrao ya que, despus deFreud, no podramos concebir el campo de la psicopatologa sin la angustia. Sin embargo, antes de Freud, laclnica psiquitrica prescindi totalmente de esta dimensin esencial de la subjetividad moderna.

    Si Freud pudo darle ese lugar decisivo a la angustia es porque invent el psicoanlisis a partir de su trabajo consujetos neurticos, y es all, en el campo de las neurosis, donde en primer trmino investig y reconoci susdiferentes formas: la angustia de las neurosis de angustia, la angustia en la histeria y en la obsesin, y laangustia de las fobias o, como Freud, prefera llamarlas hacia el final de su obra, histeria de angustia. Laangustia es consustancial con la subjetividad neurtica en contraste con su casi ausencia o bajo nivel en elpsicpata que solo se angustia en sus momentos de crisis, es decir, en que fracasan sus mecanismospsicopticos. Momentos breves, por lo general, transicin hacia la recuperacin de su equilibrio psicoptico.

    En cuanto a Lacan, si mantiene el eje freudiano que articula neurosis con angustia, es porque sobre todo elneurtico se angustia ante el deseo del Otro. Por eso la angustia que Freud caracteriz como seal de unpeligro, Lacan llega a definirla como la percepcin misma, en el sujeto, del deseo del Otro. Y esto es asporque, ante ese deseo, el neurtico se niega a servir de instrumento del goce del otro, su posicin es derechazo a ponerse al servicio del goce del otro.

    El psicpata, l, no se angustia pero no le ahorra esa experiencia a su partener. Por el contrario, es muy activopara enfrentar y sumir al otro en la experiencia de la angustia. Actividad del psicpata que apunta a un objetivobien preciso: el intento de impelir a su pareja a acceder al goce, de llevarla ms all de las barreras de lainhibicin y la represin. No al goce buscado y reconocido por el neurtico, sino al goce prohibido de lasatisfaccin de sus pulsiones reprimidas.

    Como se ve, nos hemos deslizado desde la oposicin y contraste entre psicopata y neurosis, hacia el psicpatay su partener. Efectivamente, comparto la opinin de que, aunque no de manera exclusiva, quien mejor disponede las condiciones para ofrecerse como pareja del psicpata, son los neurticos: estos constituyen las vctimaselectivas de aquel. Conviene desplazar el trmino vctima ya que sus connotaciones habituales aluden a supasividad y destacan que si llegan a quedar ubicados en esa posicin es ms bien por razones contingentes. Esdecir que mi opinin es afirmativa en cuanto a destacar la participacin activa de la pareja del psicpata, lasupuesta vctima es en realidad cmplice de su accin. En todo caso, el verdadero psicpata, el genuino, elgrado en que culmina esa modalidad subjetiva, no es el que ejerce una violencia abierta en la persecucin desus metas inconscientes sino el que la usa en un juego sutil de amenazas y promesas o expectativas a travs delcual logra obtener el consentimiento del otro.

    En este punto no podemos omitir una reflexin sobre el rasgo que ha sido clsicamente descripto en lapsiquiatra como la cosificacin del otro, no respetar sus derechos, no tratarlo o considerarlo como un sujeto,como una persona. En este sentido conviene formular dos observaciones aparentemente contrarias. Por unaparte, que el psicpata tiene una empata muy especial con el otro, que le sirve para detectar sus necesidadessofocadas, sus debilidades y tentaciones, los lugares de su angustia, y que es justamente desde esta posicin deempata y de identificacin con el otro que obtiene el lugar desde donde puede operar sobre su pareja, es decir,es la que le otorga y le permite sus grandes habilidades y su posibilidad de manipulacin del otro.

    Sin embargo, en segundo lugar, hay que afirmar la justeza de la frmula de la cosificacin que debe leersetambin en el eje de la relacin de objeto. Se trata justamente de tratar al otro como un objeto, sin lo cual no selogra obtener su goce, y este, en su forma ms profunda siempre implica cierta posicin masoquista que sedefine precisamente por esa condicin: ser tratado como un objeto. Y es verdad que para perseguir supropsito, el perverso o el psicpata, no respetan ciertas condiciones subjetivas, seguramente transgreden lasdel principio del placer, pero sobre todo vulneran la posicin reivindicativa del neurtico, esa actitud depermanente queja que presentifica el fantasma de un otro terrible y cruel que lo hara sufrir innecesariamente.De modo que el sentido habitual en que se usa la frmula de la cosificacin del otro es en s mismo y constituyecomo tal un enunciado neurtico. Podramos leerlo en sus dos vertientes. Desde la queja neurtica el enunciadodice "no me respetas como sujeto". Desde el propsito psicoptico, que coincide con la posicin inconsciente

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  • del neurtico, la frmula afirma, por el contrario, "te hago gozar".

    Generalizando estas condiciones podemos obtener la pauta del lazo entre el psicpata y su partener neurtico,al que podemos llamar vctima, por qu no, siempre que la contemos como vctima cmplice, ya que elneurtico, se ofrece y se incluye con todo su ser y su subjetividad, a veces aun se aferra, en el movimientopsicoptico. Probablemente no todos los neurticos, algunos disponen de sistemas defensivos que les impidenimplicarse en ese lazo.

    De all que resulte muy difcil, como lo destaca Marietan, trabajar con el partener del psicpata mientras semantiene ese equilibrio completario; se requiere esperar a su ruptura para que el partener del psicpata quedeen posicin de buscar ayuda teraputica. Esta ruptura puede ocurrir por agotamiento del partener, cuando lossufrimientos impuestos por la relacin se acumulan y superan el lmite de lo tolerable. An as, no resulta fcilla tarea. sta implica detectar y sealar en todos los casos los rasgos de complicidad del sujeto y lassatisfacciones inconscientes que obtena en esa relacin. La ruptura otras veces ocurre por acontecimientospuntuales; por ejemplo, algn acto de excesiva crueldad del psicopta hacia su partener o hacia un tercero. Enun caso que atend recientemente, la fisura en la relacin comenz a introducirse por el maltrato de una mujerpsicpata hacia su pequeo hijo. Su partener, en este caso una hermana, con inclinaciones maternales muydefinidas, entr en conflicto debido al amor que diriga a su sobrino.

    Otras categoras complementarias

    Aunque el neurtico por sus caractersticas se presta muy bien para funcionar como partener complementariodel psicpata, no tiene la exclusividad. Hay otras categoras clnicas que ocupan ese lugar. Algunas formas depsicosis, especialmente las que Lacan defini como enfermedades de la mentalidad, caracterizadas por unadebilidad del sistema de identificaciones, se prestan favorablemente para esta complementariedad. Sueletratarse de psicosis no desencadenadas, no claramente reconocibles, que encuentran en el otro un apoyo para suidentidad endeble a travs de identificaciones imaginarias conformistas que le proporcionan una ciertaorientacin en la vida.

    Probablemente otras categoras clnicas contribuyan a la poblacin de complementarios del psicpata. Sinembargo, no hay trabajos que describan esta diversidad. Detectarlas y definir las motivaciones y el modo por elque entran en ese tipo de relacin, constituye una tarea de sumo inters para la investigacin clnica ypsicopatolgica.

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