3
u N 1 v E R 1 D A D sado, pero Deg-as no intentó cambiar de método ni de temas. Entre los artistas jóvenes, su obra y su personalidad eran tenidas en veneración. Pc- ro ya en esta época se había retirado de toda actividad creadora. En 1912 Deg-a sufrió un golpe casi mortal con la demolición de sus habitaciones en la calle de íctor Masse, en Montmartre, en donde había vi- vido por espacio de 25 años. Había adquirido por fuerza del hábito y de la vida solitaria, una mór- bida afección de vieja ama de casa por el sombrio y melancólico departamento en que había vivido entre sus polvosos cuadros, su esculturas, sus di- bujos de Ingores y Delacroi . y us aíioranzas de aquel mundo y galante de 10' años del 60, cuando su dio es aun vivían. llS ojos se habían debilitado ya a tal pul!!Q, que no se atrevía a atravesar la angosta calle de Montmartre in la ayuda del policía de punto. El oído le faltaba ya también. Y aquel mal íntimo que roia su espíritu, le a caminar, a ca- minar siempre--ahora que ya no podía dibujar- y caminaba sin descanso, calle arriba y calle aba- jo, tentando las paredes para sentirse menos in- seguro. Ochenta años tenía al estallar la guerra. Ya no podía trabajar, ni siquiera leer. Algunas veces preg-untaba a sus amigºs cómo iba la gue- rra: siempre decía "esa guerra de ustedes", y lo hacía, entonces, con un tono tal de indiferencia, cual i preguntara a su vieja sirvienta Zoe si la mermelada de naranja le había re'ultado bien. Unos cuantos de los viejos vecinos de tre podían reconocerle en las calles y lo señalaban con respeto y vag-a afección. Para el resto de los montmartrenses, no pasaba de ser aquel un vic- jecillo de largo pelo y breve barba blanca, con un andrajoso y lustroso abrigo negro; con algo, en fin, en todo su aspecto, que hacía recordar sus antigtlos modelos italianos. Cierto día, en un ta- ller, la empleada de la caja lo confundió con un mendig-o y, compadecida de tan venerable y digna fig-ura de mendig-o, puso en sus mano un paque- te de tabaco. El tercer año de la guerra, cuando París era bombardeado en el día, por la monstruosa Bertha y en las noches por el Gothas, Degas llegó a su fin. Tenía 85 años y durante 16 había vivido casi lvidado, apenas presente en la memoria de unos cuantos viejo. La noticia de su muerte fue reci- bida casi con indiferencia y, solamente ya al fin . de la g-uerra Y con la súbita revelación de su tra- g-edia doméstica y ante los cuadros de su estudio que revelaron los mejores frutos de su vida de creación, apareció en toda su talla y comenzó su actual popularidad. De la reyj ·ta Coronel.. Chicago, E. U. Aldous Huxley Novelista Autobiográfico Por FERNANDO URIARTE A LDOCS Huxlc\' es un "dilettante" típico. Es- tudió mcclicina en ErOll. pero terminó graduándo e en literatura inglesa. Hizo crítica de música y ar- quitectura; fué leñador y profesor; durante la g-uerra desempeíió un pu("to en la burocracia. Se inicia en la novela y se consagra corno un escritor elc originalidad y tendencia sin preceden- tes. Entre titul eos y aciertos magníficos Ilcga a la cima (o a la sima) de 11 "Contrapunto"; auto de fe solemne, átira glacial, confe ión disimulada de un hombre atento sobre sí. H ux ley; describe en "Contrapunto" toda su varia y rica personalidad; us posibles sino. La disciplina científica le permite di ecar su Yo y exponerlo objetivamente, cruelmente: Rild- lake, PhiJ1ips, Quarles. Esta crueldad consigo mis- mo es exacerbada, agudizada, cuando se demora en un tipo al parecer extraño, por ejemplo Den- nis Burlap. tipo de intelectual cínico e hipócrita. don Juan de mujeres sentimentales, pagado de mismo, necesitado del halago y la admiración ajena. ¿Se puede conocer tan profundamente el "mé- todo" de Dennis Burlap, sin serlo un poco. den- tro de sí? Aquí está el peligro, JIr. Huxley. riéndo e de parientes y amigos, todos de notable capacidad cspiritual, (biólogos, 'ieos y nove\i::,tas), proponiéndosolo o no, a la confesión, a la confi- dencia, a la autobiografía. "Contrapunto", noveb de intelectuales. Inme- diatamente se descarga sobre el lector una fuerte responsabilidad: he aquí un hombre que exp0ne filo -ofía y el si 'tema sentimental, las a\'cntn- ra y querellas de personas que e dedican a ex- poner estas mismas cosa -, succionándolas del pró- jimo. "Cn pen-ador serio no debería tencr tempera- mento, no debería tener nervios, no tiene dere- cho a ser apasionado". Dice el viejo Quarles. "La compañía de Hampión me deprime un po- co porque él me hace ver el enome golfo que 'e- para el conocimiento ele lo evidente del hecho, de vi\'irlo efe ,tivamente. Y j Oh, qué difícil e cm- 7ar e te golio! Ahora me doy cuenta que el ver- dadero encanto de la vida intelectual-la vida con- sagrada a la erudición, a las investigaciones cicn- tíficas, a la filosofía, a la e su facilidad'.' Esto .e declara a mismo Phillip Quarles en I1lla libreta de apuntes.

Aldous Huxley Novelista Autobiográfico€¦ · lettantes que pisa la tierra y se ha dedicado a la novela. Las editoriales chilenas han publicado una par te muy importante 'de la

  • Upload
    others

  • View
    10

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Aldous Huxley Novelista Autobiográfico€¦ · lettantes que pisa la tierra y se ha dedicado a la novela. Las editoriales chilenas han publicado una par te muy importante 'de la

u N 1 v E R 1 D A D

sado, pero Deg-as no intentó cambiar de métodoni de temas. Entre los artistas jóvenes, su obray su personalidad eran tenidas en veneración. Pc­ro ya en esta época De~a se había retirado detoda actividad creadora.

En 1912 Deg-a sufrió un golpe casi mortal conla demolición de sus habitaciones en la calle de

íctor Masse, en Montmartre, en donde había vi­vido por espacio de 25 años. Había adquirido porfuerza del hábito y de la vida solitaria, una mór­bida afección de vieja ama de casa por el sombrioy melancólico departamento en que había vividoentre sus polvosos cuadros, su esculturas, sus di­bujos de Ingores y Delacroi . y us aíioranzas deaquel mundo ale~re y galante de 10' años del 60,cuando su dio es aun vivían.

llS ojos se habían debilitado ya a tal pul!!Q,que no se atrevía a atravesar la angosta calle deMontmartre in la ayuda del policía de punto. Eloído le faltaba ya también. Y aquel mal íntimoque roia su espíritu, le obli~aba a caminar, a ca­minar siempre--ahora que ya no podía dibujar­y caminaba sin descanso, calle arriba y calle aba­jo, tentando las paredes para sentirse menos in­seguro.

Ochenta años tenía De~as al estallar la guerra.Ya no podía trabajar, ni siquiera leer. Algunasveces preg-untaba a sus amigºs cómo iba la gue­rra: siempre decía "esa guerra de ustedes", y lohacía, entonces, con un tono tal de indiferencia,cual i preguntara a su vieja sirvienta Zoe si lamermelada de naranja le había re'ultado bien.Unos cuantos de los viejos vecinos de ~lont111ar­

tre podían reconocerle en las calles y lo señalabancon respeto y vag-a afección. Para el resto de losmontmartrenses, no pasaba de ser aquel un vic­jecillo de largo pelo y breve barba blanca, con unandrajoso y lustroso abrigo negro; con algo, enfin, en todo su aspecto, que hacía recordar susantigtlos modelos italianos. Cierto día, en un ta­ller, la empleada de la caja lo confundió con unmendig-o y, compadecida de tan venerable y dignafig-ura de mendig-o, puso en sus mano un paque­te de tabaco.

El tercer año de la guerra, cuando París erabombardeado en el día, por la monstruosa Berthay en las noches por el Gothas, Degas llegó a sufin. Tenía 85 años y durante 16 había vivido casilvidado, apenas presente en la memoria de unos

cuantos viejo. La noticia de su muerte fue reci­bida casi con indiferencia y, solamente ya al fin

. de la g-uerra Y con la súbita revelación de su tra­g-edia doméstica y ante los cuadros de su estudioque revelaron los mejores frutos de su vida decreación, apareció en toda su talla y comenzó suactual popularidad.

De la reyj ·ta Coronel.. Chicago, E. U.

Aldous Huxley Novelista

Autobiográfico

Por FERNANDO URIARTE

A LDOCS Huxlc\' es un "dilettante" típico. Es­tudió mcclicina en ErOll. pero terminó graduándo een literatura inglesa. Hizo crítica de música y ar­quitectura; fué leñador y profesor; durante lag-uerra desempeíió un pu("to en la burocracia.

Se inicia en la novela y se consagra corno unescritor elc originalidad y tendencia sin preceden­tes. Entre titul eos y aciertos magníficos Ilcga ala cima (o a la sima) de 11 "Contrapunto"; autode fe solemne, átira glacial, confe ión disimuladade un hombre atento sobre sí.

H ux ley; describe en "Contrapunto" toda suvaria y rica personalidad; us posibles sino. Ladisciplina científica le permite di ecar su Yo yexponerlo objetivamente, cruelmente: Wal~r Rild­lake, PhiJ1ips, Quarles. Esta crueldad consigo mis­mo es exacerbada, agudizada, cuando se demoraen un tipo al parecer extraño, por ejemplo Den­nis Burlap. tipo de intelectual cínico e hipócrita.don Juan de mujeres sentimentales, pagado de símismo, necesitado del halago y la admiraciónajena.

¿Se puede conocer tan profundamente el "mé­todo" de Dennis Burlap, sin serlo un poco. den­tro de sí?

Aquí está el peligro, JIr. Huxley. riéndo e deparientes y amigos, todos de notable capacidadcspiritual, (biólogos, mú 'ieos y nove\i::,tas), l!~ga.

proponiéndosolo o no, a la confesión, a la confi­dencia, a la autobiografía.

"Contrapunto", noveb de intelectuales. Inme­diatamente se descarga sobre el lector una fuerteresponsabilidad: he aquí un hombre que exp0ne~a filo -ofía y el si 'tema sentimental, las a\'cntn­ra y querellas de personas que e dedican a ex­poner estas mismas cosa -, succionándolas del pró­jimo.

"Cn pen-ador serio no debería tencr tempera­mento, no debería tener nervios, no tiene dere­cho a ser apasionado". Dice el viejo Quarles.

"La compañía de Hampión me deprime un po­co porque él me hace ver el enome golfo que 'e­para el conocimiento ele lo evidente del hecho, devi\'irlo efe ,tivamente. Y j Oh, qué difícil e cm­7ar e te golio! Ahora me doy cuenta que el ver­dadero encanto de la vida intelectual-la vida con­sagrada a la erudición, a las investigaciones cicn­tíficas, a la filosofía, a la e ·tética~s su facilidad'.'Esto . e declara a sí mismo Phillip Quarles enI1lla libreta de apuntes.

Page 2: Aldous Huxley Novelista Autobiográfico€¦ · lettantes que pisa la tierra y se ha dedicado a la novela. Las editoriales chilenas han publicado una par te muy importante 'de la

1 v E R 1 D A D

Apartado 1166

Esta 'ubstitución de la abrupta realidad pori temas perfecto y formales educe a Quarle e

irrita a _Iark Rampión.e ha dicho qu este Rampión e nada meno

que D. H. Lawrence. ti declaracione lo delatan.El libro de Prou t e apreciado como una horrible

interminable masturbación mental, y llega ad cir que an Francisco de Asís era un peque­ño y a-qucroso pervertido que se creía dema ia­do bueno para be ar a ulla mujer y bu caba e ­calofrío y excitacione lamiendo a los lepra 0-.

Huxley tiene pre ente el título musical de suobra y e apre ura a intonizar la voz contrariapara Que hag-a la apolo~{Ía de an Francisco. Este(' Burlap. Dennis Burlap, el QUC toca a la muje­re "uavemcnte, pacientemente, con una infinitadulzura descarnada".

'e iente una creciente irritación ante este li­bro admirable. ¿ Quién es el autor cn total. ¿Quiénle convence? ¿ Cuál e su moral?

De momento se deja ver vag-amente para serde nuevo la indiferente balanza de precisión deun laboratorio analítico. A mi parecer la aporta­ción e ncial de Huxley no es la ciencia que di ­curre utilizada en la inve tig-aciones del viejoBildlake, ni la filig-ranas biológicas que el autor

i,llIllllllllllllfllllllllll.UIIIIIIIIIIIIIIUllllllllllllllllllllltlllll11111111111'"11111111111111"""..

¡Eugenio Villain1la. MOlolinia 13

México, D. F.

Instrumentos

de Cirugía

Muebles para Hospital

y Consultorio

Suturas Lukens

Bragueros y Fajas-

;ftllllllllllllll....IIIIl.IIIUlllIIIIIUI ... ,lIllIlIlIIHllftlIUJltllllllllllllllltl1IIIItllllIllIllI"':

4

d ja caer a cada momento. E to no e más quetina novedad. Su óbolo es la actitud científica, laobjetividad, la di tancia. o emocionarse! Heahí la con igna.

'i e mira lo grande hombre de la literatu­tura europea: Goethe, Walter Scott, Sthendal,Víctor Rugo, Chateaubriand, Balzac, Tolstoy,Dickens, Do toyewski, Zolá, etc., se advierte co­mo primordial la defensa, la preferencia o imple­mente el cariño del autor para con us creacio­nes. y a veces el autor no sólo comprende, sinoacompaña íntimamente a su héroe y e duele og-oza con él. Exi te en Balzac la observación iró­nica y enconada del burg-ués adinerado y la ne­gación de e te tipo de hombre. Sin embargo, através de "La Comedia Humana" va separandoun mundo de ere atropellados y triste Que des­piertan u compasión.

Toda novela es en alg-ún sentido la apologíade alguien que i no representa completamente au autor por los menos per onifica algunos rin­

cones de su ideal.Todos lo per onajes de "Contrapunto" son

martirizado a u hora. Para todos se tiene lamisma comprensión reprobadora, y si Mark Ram­pión no e criticado, nos da la impresión Que ele ha tomado con pinzas como a un nervio fino.La mirada penetrante de HtL'Cley no encuentraobjeciones para él; es el más potente, el má a­no. Le tiene cierta impatía y le comprende, pe­ro no le sigue.

:\parecen en la páginas de "Contrapunto' lascitas más orprendentes, se dilucidan grave pro­blema, e di cute apa ionadamente con el~anciav rudi ión. Huxley e divierte, g-oza de su saber.Lleg-an al tapete autore varios, problema opue­to ; de todo e dice la última palabra, lo extre­mado. Y Rm;1cy e uno de lo grandes alumnode la cultura europea; intelectual sin mae tros de­terminado, formados en las mejores biblioteca,galo. os enciclopedistas.

Ortega y Ga et ha intentado sacar de u cn­conocimiento, de u cultura, una con ecuencia:inducir una nuen tendencia de la filosofía y de lavida. Ortega y Gas et es el alumno ejemplar dela cultura. Por desgracia u mariposeo filo ófico.u vicio de E pectador intelig-ente, le han impedi­

dido concretar todo u pensamiento en un siste­ma definitivo. E muy explicable la volatilidad drlpensador pañol. Ya mérico Ca tro ha ubra­yado que el e pañol es medularmente un hombrrde acción cualquiera que ea el objeto de u in­quietud. A í Ortega sigue "encontrando" pano­rama intacto y de nudando efusivamente id 3.'

de onocida.Huxley ulla capacidad muy parecida entre-

gada a una tarea diferente. Pero s más cómodo eirr pOl1sablc.

H l1xley abe, sabe y comprende; ,le vemo.ahora crucificado con tod u aber in vivir elhe'h C0l110 dice 1I Mark Rampiól1. Y cae enton-

Page 3: Aldous Huxley Novelista Autobiográfico€¦ · lettantes que pisa la tierra y se ha dedicado a la novela. Las editoriales chilenas han publicado una par te muy importante 'de la

u 1 v E R s 1 D A D

ces obre él el esti~ma de inutilidad y negaciónque desprende ti novela capital.

y "Contrapunto" es una novela maestra de téc­nica y difícil de tema. El autor ha conseguido Sll

in ento y nos ofrece todavia mujeres llenas de ve­locidad y un crimen sensacional.

Entre las páginas, aclara H:uxley, por boca dePhillip Quarles, algo de su intimidad: "Yo no soyun nove.Jista,congénito", dice.

0, se ve que no. Es el más talentoso de los di­lettantes que pisa la tierra y se ha dedicado a lanovela.

Las editoriales chilenas han publicado una par­te muy importante 'de la obra de Huxley: Aqué­lla en que el. autor ensaya su terna favorito: Unareunión de personas inteligentes que lo saben to­do, discuten siempre y a ratos, _con un de j o desobriedad e indiferencia, se enamoran. De la de­sesperación los salva siempre la sentencia y tam­bién, ¿por.. Qué no? la excelente alimentación.

¿y de la cultura? ¿Quién los salva?El pro¡:(lO Huxley debe tener sobrado trabitjo

para no naufragar.'Después de los Fu~os Artificiales", esa ex­

celente novela, tAn excelente como mal traducida,confirma notablemente el caso.

"ApoUo, Apollo! Lama Sabachtani" exclamael ecritor Miltes Fanning. Nos reímos de MillesFanning; Huxley también se ríe de él, y de ma­nera tan despiadada que hace sospechar un' en­cono personal. Entre risa y risa está planteado elproblema. F<l.nning pide a Apollo que lo inmuni­ce del amor adolescente- de PamelJa Tara.

En "Crome Yeliow" sigue estudiando las ma­neras de hacer novelas de novelist:.ls, pintores ymujeres freudianas. Y no es el caso del novelistaque se decide a hacer un raiel o a enardecer a 12­masas obreras. No. Es el joven que calcula cómohará su primera. novela: el viejo que habla in­cansable e inexorablemente ele la cultura v el IlO­

ble que inves.tig-a la cuenta diaria de alimentoo

de sus antepasados. Huxley hace de temas y co­sas innegablemente exquisita~, pero aburridas pa­ra el grueso público, una novela maestra: "Yelk,,,'Crome".

El problema del exceso cultural subsiste sinembargo.

Se puede deducir que la cultura cuando se haconvertido en comentario y revisión, estorba a lavida. En todos los planos y oficios se ha h('('I1"últimamente revisión cultural.

Después de considerar la obra de Huxley ha~­

ta "Contrapunto" nos parece natural el libro demeditacione que lIevá el título de "¡vIúsica en la~oche". Nada más fácil para un hombre de ~tt

a~ilidad mental y erudición que el comentario dis­perso, corto Pero r!quísimo y esencial sobre' losmás diversos temas: Beetboven, la luna; el Cre­co, la pOfnog-rafía; el Dante, lo placen::.-: ('11 hCosta Azul, etc.

Con la independencia absoluta de su juicio rcierto barniz irónico muy parecido al ele Che ter-

(011 Y habitual en los e critores inglese , ha con­se¡;uido lIna perspectiva obre hechos y autoreque discrepa no(ahl('1\lente de las u uales. A vecees irreverente y excesi\'o. Supone, por ejemplo que.. Una buena c10si ele ciencia es el meelio más se­¡;uro para apresurar la llluerte de versos inmor­tales en los cuales se imparte información en for­ma sibilina; por ejemplo, en la astronomía rima­cla de el Dante".

La novela de ideas bastante socorrida última­mente debe concretar una fórmula salvadora, e.sn misión.

Robert Briffault en "Europa" ha hecho 1111 cs­fuerzo considerable por dilucidar el problema. Sumaterial noyelíslico es en extremo interesante,pero Briffault se propuso algo más que tina ))0­

vela y encontró la duda,Concluímos en que el personaje intelectllal ha

enriquecido el registro de la novela, pero al mis­mo tiempo ha transladado a ella todos los prohle­lilas inherente al personaje.

Aldous Huxley es el brillante creador de lanovela ele icleas; se ha novelado a sí mismo. Pe­ro 110 basta de cuhrir el mal. ¿Cuál es la tera­péutica? Aquí radica su responsahilidad,

(De Atel/ea, Chile).

~'UIIIIIIIIIIIIIIIIt 1111' 1111111111111'1 t 11"" IllIlI UII' l' 111111111' 11" 1'111111111' '"1"111111111 "ti·ª§ ªª ª~ ~

¡ I

~llunlllltllll'IIIII'I'IIIIIII'I'IIIIIIII'IIIIIIIIIII"I' IIIIII'I"'II"IIIII'IIIIIIIIIIIIIII"I..n"II'-

5