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Alejandría: túnel del tiempo

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Con la mayor parte de su legado histórico bajo tierra o mar, la antigua capital del Egipto grecorromano se debate entre su naturaleza clásica y mundana.

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ALEJANDRÍATÚNEL

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Será la brisa del Mediterráneo que impacta de lleno, consu vaporosa salinidad dorada. Será la extensión de sucorniche, esa rambla de 25 kilómetros que evoca la me-lancolía del malecón habanero. Será su arquitecturaaristocrática, testigo de un pasado bohemio y munda-

no. Será la huella que dejaron, en su memoria arqueológica, dosde las mayores maravillas del mundo antiguo, como el faro y la bi-blioteca, luz de barcos y mentes. Será el influjo de la legendariaCleopatra, cuyo palacio yace, desde hace más de 1.600 años, acu-nado por las corrientes submarinas allí, frente al paseo costero dela segunda ciudad más poblada del país. Será que en El-Iskandariya, antigua capital del Egipto grecorromano fundada porel magno Alejandro, campea la sensación de que resta tanto pasa-do por descubrir que esa quimera llamada futuro es otro caprichode los dioses.

ENTRE DOS AMORES

Apenas 225 kilómetros median entre la populosa El Cairo y la cos-mopolita Alejandría. Pero bastan para trastocar la disposición delviajero. Dicen que es el efecto del metódicamente bravío mar Me-diterráneo en contraste con la mansedumbre impredecible del ríoNilo. Aunque, quizás, sea el entorno natural: aguas turmalinas,arenas como harina, brisa mecedora. Pero, tal vez, obedezca tam-bién a un perfil edilicio asociado, arquetípicamente, con las vibran-tes villas europeas de veraneo de la preguerra. Con más de 6 millones de habitantes, su coqueteo estratégico en-tre dos amores, líquidos (el Nilo y el Mediterráneo) y terrenales(Medio Oriente y Europa), la convierte en el principal gateway delpaís, eje del 80 por ciento del comercio de ultramar. En contrastecon un litoral costero total de 500 kilómetros, ora inexplorado, oravedado por el asentamiento de bases militares así como por la exis-tencia de grandes extensiones sembradas con minas heredadas dela Segunda Guerra Mundial (todavía activas), los 25 kilómetros deplayas alejandrinas ofrecen alivio veraniego a los cairotas, quienesse regodean en ese ambiente vacacional quizás no tan liberal comoel que impera en los balnearios del Sinaí pero decididamente másamigable que la torridez capital. Sus detractores apuntan que, ya desde tiempos inmemoriales, Alex–como la llaman coloquialmente– le ha dado la espalda al Egiptointerior, ese territorio de un millón de kilómetros cuadrados jaque-ado, en un 96 por ciento, por las arenas del tiempo. Sus defensoressostienen que, desde su fundación en 332 a.C. por Alejandro Mag-no, la apertura deliberada al helenismo de la época le imprimió, alADN alejandrino, una vocación por el saber que le permitió sermotor del desarrollo de la civilización occidental.

CON LA MAYOR PARTE DE SU LEGADO HISTÓRICO BAJO TIERRA O MAR, LA ANTIGUA CAPITAL DEL EGIPTO GRECORROMANO RENACE DE

SUS CENIZAS. EL NUEVO COMPLEJO CULTURAL QUE REMEDA LA GLORIA DE SU LEGENDARIA BIBLIOTECA, ASÍ COMO EL DESCUBRIMIENTO

SUBMARINO DE LA ÚLTIMA MORADA DE CLEOPATRA, DINAMIZAN EL PRESENTE DE UN ENCLAVE QUE, DE CARA AL MEDITERRÁNEO,

SE HA DEBATIDO SIEMPRE ENTRE SU NATURALEZA CLÁSICA Y MUNDANA. Texto: Andrea del Río

DEL TIEMPO

“Amaba el abandono de las calles y cafés, la melancolía que pendía sobre la ciudad al anochecer, el lento deterioro (no la destrucción, le advierto) que los europeos habían dejado atrás cuando huyeron”.

El otro Nilo, Charlie Pye-Smith

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Si el precoz e imbatible comandante macedoniofue el amante de la ciudad, el rostro de su amigamás íntima lleva impreso el santo y seña de Cleo-patra VII, la última representante de la dinastía delos ptolomeos. La caída bajo el dominio romano,los conflictos derivados del avance del cristianis-mo y la posterior conquista árabe –con el consi-guiente traslado de la capital hacia el interior, cer-ca del 641 d.C.–, hicieron languidecer a Alejan-dría durante 1.300 años. Los expedicionarios na-poléonicos se encargaron de sacudirle ese estadode sopor hacia fines del siglo XVIII, dando inicioa una nueva etapa de esplendor, esta vez con im-pronta europea, que se mantuvo, vibrante, hastala crisis de Suez, en 1956, cuando el nacionalis-mo revolucionario le restó su encanto a la ciudadque competía, en desenfado decadente, con Mar-sella. Desde la inauguración de la nueva Biblio-theca Alexandrina, en 2002, y tras una serie dedescubrimientos arqueológicos submarinos, laperla del Mediterráneo apuesta a reposicionarsecomo uno de los más fashionable resorts de Me-dio Oriente, con su singular amalgama de cultu-ra ancestral y savoir contemporáneo.

SABIA Y MAGNA

“Desde el primer Adán que vio la noche y el díay la figura de su mano, fabularon los hombres yfijaron en piedra o en metal o en pergaminocuanto ciñe la tierra o plasma el sueño. Aquí es-tá su labor: la Biblioteca. Dicen que los volúme-nes que abarca dejan atrás la cifra de los astros ode la arena del desierto”. Así, en su poema Ale-jandría 641 a.C., homenajeó Jorge Luis Borges–epítome del lector universal– a la más emblemá-tica de las aventuras intelectuales de la humani-dad. Hacia el siglo III a.C, uno de los generalesmacedonios que sobrevivieron a Alejandro Mag-no adoptó el nombre de Ptolomeo I Sóter. Enese sencillo acto, no sólo creó una dinastía com-prometida con la difusión de la cultura helénicasino que también sentó las bases de un ambicio-so proyecto de liderazgo cultural, explicitado enla creación de una biblioteca que albergara todoslos textos de todas las naciones. La Real Biblio-teca Alejandrina vio llegar el siglo I a.C. con un

acervo de más de 600 mil manuscritos, traduci-dos y catalogados, resultado de una activa políti-ca de promoción oficial que, por ejemplo, pro-mulgó una ley en virtud de la cual todos los bar-cos que amarraran en los puertos de la ciudad te-nían la obligación de ceder en préstamo –por eltiempo que insumiera su copia– los pergaminosy papiros que el bibliotecario jefe considerara deinterés para la institución. Por desgracia, a los daños ocasionados por lastropas de Julio César siguió el incendio provoca-do por las turbas de cristianos primitivos, en elaño 391, quienes la consideraban un templo pa-gano del saber. Nada quedó del edificio, nada desu fondo editorial, nada de sus legendarios bi-bliotecarios. Apenas su nombre, mítico, y su mi-sión, utópica. Hasta que, a fines de la década del ‘80, la Unes-co se comprometió a apoyar el proyecto egipciode creación de un nuevo complejo que atesore ydifunda toda la producción escrita de la humani-dad, en todos los formatos, hasta el fin de lostiempos. Tras una inversión estimada en u$s 218

millones, en 2003 cortó cintas la BibliothecaAlexandrina, que ya rankea detrás de la del Con-greso de los Estados Unidos y la British Library,tanto en cuanto a patrimonio (500 mil libros–aunque se estima su capacidad de almacena-miento en 20 millones–, 10 mil manuscritos, 50mil mapas, 50 mil ediciones únicas y 60 mil ar-chivos multimedia) como visitas anuales (un mi-llón). El complejo diseñado por el estudio suecode arquitectura Snøhetta AS comprende, no só-lo el edificio principal (de once pisos –cuatro ba-jo tierra–), sino también un planetario, un labo-ratorio de restauración y museos de arqueologí-a, ciencias y caligrafía. Construida de cara al sol yal Mediterráneo, la fachada principal es un blo-que de granito trasladado especialmente desdeAsuán, donde se grabaron las grafías de todas laslenguas escritas del mundo. En la sala principal, con capacidad para 2 mil per-sonas, convive el despliegue de 300 terminalespara consulta del catálogo general con columnasetéreas que imitan a la flor de loto, al tiempo quela cubierta vidriada permite que la luz solaracompañe el discurrir silencioso de los estudian-tes, investigadores y lectores. A pocos pasos, elsalón que resguarda los manuscritos impone si-lencio incluso al pensamiento: en la penumbra deese espacio, con luminosidad y temperatura con-troladas, sólo queda lugar para el asombro. Qui-zás, incluso, para sentir orgullo por la gesta del sa-ber humano. Allí se resguardan valiosas reliquias,como un papiro de 17 centímetros de largo y 70de ancho, hallado junto al cuerpo momificado dequien habría sido copista en la vieja biblioteca: es-crito en griego antiguo, es considerado el únicovestigio sobreviviente de la legendaria bibliotecade los ptolomeos. También se puede observar, ala distancia, la primera versión de La Biblia escri-ta en árabe, hallada en el monasterio de Santa Ca-talina, en el monte Sinaí; así como una copia fac-similar de El libro de los muertos, texto funerariodel antiguo Egipto cuyo original todavía integrala colección del Museo Británico. El futuro también dice presente en la BibliothecaAlexandrina, cuyo archivo del material publicadoen Internet se remonta hasta 1996, sólo supera-

8 ◆ Clase Ejecutiva

El amante de Alejandría

De las muchas almas sensibles que, a lo largo de los siglos,cayeron rendidas ante el magnetismo de Alejandría, ningunacomo la del poeta Konstandinos Kavafis. Nacido allí hacia1863, es considerado una de las plumas más refinadas dela literatura griega moderna. Se trata, por cierto, de un reconocimiento tardío que intenta reparar la indiferencia degran parte de la sociedad de la época, escandalizada por laorientación sexual del bardo, quien falleció en 1933 sin haber publicado ni una de esas obras que, al referir amoresprohibidos y vivencias decadentes, no hacía más que aludiral prontuario sentimental de una ciudad que amó, con igual entrega, a uno y a varios dioses, a faraones y a emperadores, a conquistadores y a libertadores. Aquí, unverso para releer mientras se pasea por la corniche: “No en-contrarás otra tierra, otro mar. La ciudad te perseguirá. Cami-narás las mismas calles, envejecerás en los mismos barrios,en las mismas casas encanecerás. Aquí terminarás, no espe-res nada mejor. No hay barco para ti, no hay camino. Comohas destruido aquí tu vida, en esta angosta esquina de latierra, así las has destruido en todo el mundo” (De I polis).

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10 ◆ Clase Ejecutiva

DESTINOS ◆ Egipto

do por –nuevamente– la Biblioteca del Congresode Estados Unidos. Se trata del resguardo, en1.636 computadoras (donadas por Internet Ar-chive de San Francisco) de cada snap shot de cadapágina de cada sitio web del mundo, registradodesde hace 14 años. Tiene una capacidad actualde almacenamiento de 3.7 petabytes (equivalen-te a 1.024 millones de gigabytes), en 42 racks conun límite de acopio individual de 100 millones delibros de 300 páginas cada uno.

LAS ARENAS DEL TIEMPO

Invisible. O, al menos, imposible de advertir aprimera vista. Tal es el carácter de los tesoros másantiguos de Alejandría. Esos que dan fe de sucondición de centro intelectual de la por enton-ces naciente civilización occidental. Más allá desus boulevares con palmeras, mega jardines pú-blicos, edificios ornamentados, boutiques de mar-cas de lujo, pintorescos carruajes tirados a caba-llo y simpáticos tranvías... Es el caso de Qaitbay, el fuerte y ciudadela cons-truidos en 1480 en el preciso lugar donde algu-na vez brilló el Faro de Alejandría, una de las sie-te maravillas del mundo antiguo. De hecho, enla construcción de su fachada se emplearon algu-nos bloques de piedra que pertenecieron al quefuera centinela de los mares desde el año 238a.C. hasta circa 700 d.C., cuando una combina-ción fatal de terremotos, desidia y saqueos ocul-tó su esplendor (150 metros de alto, una luz quese proyectaba 56 kilómetros y un innovador sis-tema de lentes espejados) en el lecho marino.Actualmente, el promontorio de su antiguo em-plazamiento sigue siendo un highlight de la ciu-dad, donde los alejandrinos se dan cita para pase-ar al atardecer, justo cuando el sol languidecien-do le dibuja efectos iridiscentes al edificio de are-nisca, cuyo interior alberga un museo naval convestigios de las batallas romanas y napoleónicas. A menos de un kilómetro mar adentro, en lamisma dirección en que la fortaleza se abre alMediterráneo, se adivina el trabajo sostenido delos arqueólogos submarinos que, en 1998, sor-prendieron al mundo con el hallazgo de la cortereal de Cleopatra. Se trata, en rigor, de un área de tres kilómetroscuadrados que corresponde a la isla de Antirho-dos, arrasada por terremotos y tsunamis hace

1.600 años. Además de cerámicas, joyas y bloquesde granito, se extrajo una esfinge de 380 kilos quelleva el rostro de Ptolomeo XII, padre de la últi-ma faraona de la estirpe, así como una figura de ladiosa Isis en perfecto estado de conservación. Re-sultado de la porfía conjunta del arqueólogo ma-rino francés Franck Goddio y el Consejo Superiorde Antigüedades Egipcias, el descubrimiento hizosoñar a las autoridades locales con la creación delprimer parque –temático y a siete metros de pro-fundidad– de la era antigua. Sin embargo, los al-tos costos de construcción y seguros, así como lacontaminación de las aguas (sin visibilidad másallá de los tres metros), hacen económicamenteinviable el proyecto para las autoridades egipcias,que apuestan a lograr el apoyo de la Unesco yatraer el interés de los inversores privados. Mien-tras tanto, las fabulosas piezas descubiertas ya hansido devueltas al fondo marino, donde las mareasacunan su ilusión de despertar del olvido.Apenas retirada de la franja costera, Abu al-Abbas al-Mursi es la mezquita más importantede la ciudad, erigida en honor a un jeque anda-luz del siglo XIII que protegió especialmente apescadores y marineros. Aunque la actual estruc-tura es resultado de la reconstrucción realizadaen 1943 (el bombardeo de la Luftwaffe arrasócon parte del original del siglo XVI), algo en lamateria –arcos, capiteles, columnas, bóvedas,baldosas y cornisas– replica mucho del espíritu. Ya hacia el interior de la ciudad, en el corazón delos empobrecidos barrios de la zona suroeste,Kom es-Shoqafa es el mayor complejo de cata-

cumbas de la época romana descubierto enEgipto. Emplazado en el denominado Monte delas Piedras, el enterratorio hallado en 1891 fueexcavado magistralmente en la roca caliza haciael siglo 2 d.C., si bien se registran anexiones pos-teriores, cuando fue transformado en cementeriopúblico. Perteneciente, en sus orígenes, a unaencumbrada familia romano-alejandrina, constade tres niveles, a 29 metros bajo tierra, a los quese accede a través de una escalera de caracol querodea un foso por el que se descendían los cuer-pos. Ya en el interior, la disposición del espacioresponde a la tipología pompeyana. En el áreamás antigua se puede visitar la sala de funerales,el salón de banquetes en honor al fallecido y losnichos, que contienen sarcófagos excavados en lapiedra. Singularmente sincrética resulta la tumbaprincipal, cuyo vestíbulo de ingreso combinaimágenes egipcias (el disco solar con dos alas,símbolo del dios Ra), romanas (halcón y flor deloto) y griega (medusas). Nada como concluir la excursión disfrutando deun ritual alejandrino ancestral. Allí, en una ver-dad cualquiera, divisará a varones de edad madu-ra sentados al fresco, detectará el ruido de fichaschocando entre sí (descubrirá que son de domi-nó o backgammon) y olerá los aromas a melazay almizcle de la shisha (narguile). Seguramente,habrá dado con un ahwa, típico bar donde sabo-rear una taza de café o karkaday (infusión fría ocaliente de hibisco). Todo ello, siempre y cuando sea varón, porquetanto el espacio como su liturgia están vedados alas faldas. Nadie le impedirá, si es una dama, ob-servarlos de cerca, intercambiar medias sonrisascon los más ancianos, agradecer con una sutil in-clinación de cabeza su siempre generosa disposi-ción para las fotos. Pero al contemplarlos, tan orondos en su presci-dencia de lo femenino, justamente en una ciu-dad-madre de civilización, juguetea en la memo-ria un pasaje de alguna de las novelas de Lawren-ce Durrell (¿a cuál de las que integran la tetralo-gía El cuarteto de Alejandría pertenecerá?). En-tonces, sobrevienen unas ansias locas de obse-quiárselas para que, entre calada y calada de shis-ha, asuman que: “Con una mujer sólo se puedenhacer tres cosas: quererla, sufrir o hacer literatu-ra”. El café sin azúcar, por favor.◆

Brújula

Aéreos: Air France cubre la ruta Bs.As.-El Cairo-Bs.As., víaParís, desde u$s 1.902 (Voyager) hasta u$s 25.840(Premiere). Vigencia: junio. Sitio web: www.airfrance.com.Hospedaje: La cadena Four Seasons cuenta con el complejoAlexandria at San Stefano, emplazado en uno de los distritosmás elegantes de Alejandría, de cara al Mediterráneo. Sus 118suites se prolongan en terrazas privadas que permiten regode-arse con las vistas sobre el mar. Byblos, uno de sus nueve espacios gastronómicos, es considerado uno de los más sofis-ticados restaurantes por su fusión del recetario libanés con latécnica francesa. Sitio web: www.fourseasons.com/alexandria.Itinerarios: La agencia Biblos Travel customiza rutas con expertise y savoir faire. Sitio web: www.biblostravel.com.

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