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ALFRED VON MARTIN. Sociología del Renacimiento. 1932. “Estabilidad y cambio, estática y dinámica tanto en la vida privada como en la social, son las categorías primarias de la que ha de partir un estudio sociológico de la historia. Es cierto que la estabilidad en la historia sólo puede concebirse en sentido relativo; ahora bien, lo que importa es determinar silo que prevalece es la estabilidad o el cambio. El centro hacia el cual gravita la sociedad medieval es la tierra, el suelo, pero en la época del Renacimiento se desplaza el centro económico, y también el social, a la ciudad. Se pasa del polo “conservador” al “liberal”, pues la ciudad representa el elemento movedizo y cambiante. La sociedad medieval se basa en un orden de estados consagrado por la Iglesia, orden en el cual cada uno ocupa el lugar que la naturaleza y Dios le asignaron. El intentar salirse de su estado equivale a rebelarse contra el orden establecido por Dios. Cada cual vive dentro de los límites que han sido previamente determinados. El clero y la nobleza son, como estratos dominantes, las fuerzas que cuidan del mantenimiento de esos límites. También el rey está limitado en su reinar por la sumisi6n a ciertas leyes. Tiene deberes de reciprocidad con respecto a sus vasallos y deberes de- justicia frente a la iglesia, pero si no nos observa, al vasallo le- asiste contra su rey el “derecho de resistencia” y la iglesia declarará tyrannus al príncipe que gobierna arbitrariamente, porque se ha salido de su estado. La Iglesia podrá mantener dentro de esa ordenación a los burgueses, pero siempre que se trate del ‘pequeño burgués” de la clase media que se siente plenamente ligado a su estamento, o sea el habitante de la ciudad medieval, que tiene una base conservadora y en la que predomina la economía natural. Esa clase media de pequeña burguesía sigue teniendo en la Italia del Renacimiento una mentalidad por completo estamental. Pero al desarrollarse la economía monetaria, la burguesía adquiere un poder, el pequeño traficante se convierte en gran comerciante, y se inicia la disolución de las formas y concepciones sociales tradicionales al manifestarse la protesta contra las capas sociales mantenedoras de aquellas formas y concepciones sobre las cuales tenían establecida su preponderancia. Surge una burguesía de cuño “liberal” que se apoya en las nuevas fuerzas del dinero y de la inteligencia y rompe las tradicionales ligaduras con los estamentos, hasta

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ALFRED VON MARTIN. Sociologa del Renacimiento. 1932.

Estabilidad y cambio, esttica y dinmica tanto en la vida privada como en la social, son las categoras primarias de la que ha de partir un estudio sociolgico de la historia. Es cierto que la estabilidad en la historia slo puede concebirse en sentido relativo; ahora bien, lo que importa es determinar silo que prevalece es la estabilidad o el cambio.

El centro hacia el cual gravita la sociedad medieval es la tierra, el suelo, pero en la poca del Renacimiento se desplaza el centro econmico, y tambin el social, a la ciudad. Se pasa del polo conservador al liberal, pues la ciudad representa el elemento movedizo y cambiante.

La sociedad medieval se basa en un orden de estados consagrado por la Iglesia, orden en el cual cada uno ocupa el lugar que la naturaleza y Dios le asignaron. El intentar salirse de su estado equivale a rebelarse contra el orden establecido por Dios. Cada cual vive dentro de los lmites que han sido previamente determinados. El clero y la nobleza son, como estratos dominantes, las fuerzas que cuidan del mantenimiento de esos lmites. Tambin el rey est limitado en su reinar por la sumisi6n a ciertas leyes. Tiene deberes de reciprocidad con respecto a sus vasallos y deberes de- justicia frente a la iglesia, pero si no nos observa, al vasallo le- asiste contra su rey el derecho de resistencia y la iglesia declarar tyrannus al prncipe que gobierna arbitrariamente, porque se ha salido de su estado. La Iglesia podr mantener dentro de esa ordenacin a los burgueses, pero siempre que se trate del pequeo burgus de la clase media que se siente plenamente ligado a su estamento, o sea el habitante de la ciudad medieval, que tiene una base conservadora y en la que predomina la economa natural. Esa clase media de pequea burguesa sigue teniendo en la Italia del Renacimiento una mentalidad por completo estamental. Pero al desarrollarse la economa monetaria, la burguesa adquiere un poder, el pequeo traficante se convierte en gran comerciante, y se inicia la disolucin de las formas y concepciones sociales tradicionales al manifestarse la protesta contra las capas sociales mantenedoras de aquellas formas y concepciones sobre las cuales tenan establecida su preponderancia. Surge una burguesa de cuo liberal que se apoya en las nuevas fuerzas del dinero y de la inteligencia y rompe las tradicionales ligaduras con los estamentos, hasta entonces privilegiados, del clero y de la feudalidad. La rebelin contra las antiguas formas de poder disuelve los vnculos de comunidad que dichas formas mantenan, pues si tanto la sangre como la tradicin y el sentimiento de grupo eran los fundamentos de las relaciones de comunidad, tambin lo eran de las relaciones de poder. El espritu democrtico y urbano iba carcomiendo las viejas formas sociales y el orden divino natural y consagrado. Por eso fue necesario ordenar este mundo partiendo del individuo y darle forma, como a una obra de arte, guiados por fines que el sentido liberal y constructivo del hombre burgus estableca de por s.

La vida dentro de un organismo o asociacin comunal, tiene como correlativo una concepcin conservadora y religiosa, que la regula desde arriba, frente a la cual lo perecedero no es ms que smbolo y remedo de lo suprasensible, y la naturaleza slo un reflejo de lo sobrenatural. Al contrario, el mundo burgus, visto en la perspectiva de la polis, con su simple realismo calculador, es un mundo desencantado, en cuyo mecanismo la mentalidad liberal del individuo trata de intervenir lo ms metdicamente posible, cada vez ms desvinculado de su pasado y cada vez ms consciente de sus propias fuerzas. Y as, frente a la comunidad, surge la sociedad y, como natural consecuencia, la dominacin de una nueva oligarqua constituida por el poder capitalista de la gran burguesa del dinero, que se sirve para establecerlo de las tendencias democrticas que estn destruyendo al rgimen feudal. Si en la Edad Media el poder poltico, consagrado por la religin, gozaba de primaca, ahora el predominio es del poder econmico, justificado con motivos intelectuales. La religin y la poltica son simple medios, como en el Medioevo lo fueron la economa y la cultura secular.

La Edad Media, tanto en lo social como en lo poltico, presentaba una rgida ordenacin, constituida por varios grados. Era una pirmide de estamentos y una pirmide de valores. Esas pirmides se derrumbaban, y se proclama el rgimen de la competencia libre, bajo el imperio libre de la ley natural. Se destronan a Dios y a la Sangre, es decir, a los antiguos poderes. Siguen stos, es cierto, desempeando un papel, pero no ya desde su antiguo trono.

El espritu del capitalismo, que desde el Renacimiento inicia su imperio sobre el mundo, vaca a este mundo de la sustancia de Dios, con el fin de objetivarlo, pero cuando menos el capitalismo en agraz que caracteriza al Renacimiento, no deshumaniza a ese mundo. La ratio no priva sobre lo esencialmente humano, pues no era un fin en s soberano. La riqueza segua siendo slo medio para obtener libertad e independencia y adquirir prestigio y fama (L.B. Alberti). An haba tiempo holgado (aunque ste ya empezaba a ser escaso) para mantener un sentido de personalidad y vivir una vida propiamente cultural. En la cultura italiana del Renacimiento -y tan slo en Italia se da un Renacimiento originario y genuino - se mezclan desde un principio elementos aristocrticos que van cobrando mayor acogida cada vez. Es muy caracterstico que en la poca inicial del capitalismo ejerciera Italia una hegemona que luego perdi con el auge del capitalismo.

La importancia tipolgica del Renacimiento estriba en que ste expresa la primera cisura social y cultural que se produce en el trnsito de la Edad Media a la Edad Moderna. Es decir, un estado tpico de los primeros tiempos de la Edad Moderna, y este tipo ideal se expresa en la situacin italiana y especialmente en Florencia. Los florentinos - dice Burckhardt - son el modelo y prototipo de los, italianos de hoy y, en general, del europeo moderno. Y Poehlman escribe que en Florencia encontramos una expresin tan varia del espritu de los tiempos modernos como en ninguna otra parte a fines de la Edad Media, o en mbito tan reducido. El que Italia, y en primer lugar Florencia, se anticiparan en este proceso, se debe a causas cuyo estudio corresponde a la historia poltica, constitucional y econmica, social y cultural, as como tambin a la historia de las relaciones con la Iglesia, etc.

Pero lo que interesa al socilogo en el proceso del Renacimiento italiano es que ste expresa de modo tpico- ideal la marcha rtmica completa de toda una poca cultural dominada por la gran burguesa. La divisin, tan usada en Historia del arte, de Renacimiento naciente, y de alto y bajo Renacimiento, responde a una significacin sociolgica, porque la transformacin de los estilos no hace sino reflejar los cambios sociales advenidos.

Este preludio de la era burguesa al que llamarnos Renacimiento, se inicia con espritu democrtico para terminar con espritu cortesano. El descollar de unos pocos sobre los dems, constituye la primera fase del proceso; el mantenerse en la altura alcanzada, tratando de entablar relaciones con la aristocracia feudal y de adoptar sus formas de vida, constituye la segunda. Aquella parte de la burguesa que imprimi su carcter a la poca, a saber, los capitalistas, se sinti desde un principio llamada a gobernar. Para conseguir este fin tendr que desplazar a los elementos de su derecha, es decir, a los que hasta entonces detentaban el poder, ms para ello necesita de la ayuda de la izquierda.

Pero desde un principio, siente una tendencia hacia la derecha, una tendencia a mezclarse con las clases gobernantes tradicionales, a adoptar sus formas de vida, sus actitudes y sus modos de pensar, a entrar a formar parte de la buena sociedad feudal.

Los intelectuales, es decir, los exponentes de la inteligencia, siguen el mismo camino. Se sienten ligados a la nueva lite, voluntariamente o no, esa es ya otra cuestin; democracia, desde un principio, no significa ms que oposicin a los privilegios de los poderes tradicionales, del clero y de la nobleza y, en consecuencia, negacin de los valores en que aquellos asentaban su posicin privilegiada, y la afirmacin de un nuevo principio de seleccin (es decir, burgus), fundado en criterios puramente individuales, frente a los de nacimiento y tradicin. Pero esa libertad no es an un principio revolucionario, de subversin contra toda autoridad. Se segua respetando muy en primer trmino a la iglesia, institucin autoritaria, aunque no interesaba mantenerla en situacin influyente. Aquel desarme tan entusiasta, que bajo la avasalladora influencia del evangelio de Rousseau, realizaron las clases ms elevadas de Francia antes de la Revolucin, hubiera sido algo completamente imposible entre estos utilitarios italianos (Bezold). Aquella burguesa italiana tena un muy claro sentido del poder y de los intereses que representaba el racionalismo, y por eso se serva de l sin dejarle que pudiera constituir un peligro.