Algo de Celine

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  • 7/26/2019 Algo de Celine

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    Marc HANREZ.- Quisiera preguntarle diferentes cosas a propsito del aspecto msticode su obra, un aspecto ste que no ha sido todava tratado por la crtica. Para m, unaconcepcin mstica de la vida trasparece en algunos de los pasajes ms fericos del Viaje al fin de la noche, de Muerte a crdito y de otros libros

    Louis-Ferdinand CLINE.- Estamos al borde del problema. Me atrevera a decir que veola cosa un poco de otra manera. Todos tenemos ganas de penetrar ese misterio de

    l que usted habla, se que tratan con ms formas los pintores y los dibujantes. Est la lnea, esa famosa lnea: algunos la encuentran en la naturaleza, los rboles, las flores, el misterio japonsEs necesario que nos hayamos interesado por la naturaleza. Yo, debo confesarlo, no estoy muy orgulloso de ello, me he ocupado mucho del cuerpo humano, por mi posicin de anatomista, como diseccionador. Me gusta bastantela diseccin. No la he inventado yo; no soy el primer tipo al que le apasiona ladiseccinPero eso no es todo: tambin me interesan las formas vivas. Lo que hace quetoda mi vida haya perdidono, no he perdidohe pasado mucho tiempo cerca de las bailarinas, porque me aproximaba a las lneas y los cuerpos que busco (lo cual est expuesto en La Iglesia y en Ferie). La bsqueda de esa lnea abstractaun movimiento dedanza me fascina! Valry habla de ella, pero con grosera. Es gente que no siente. Yo, personalmente, me he refinado al respecto. Yo era pobre y mi madre trabajaba

    en encajes antiguos. Tenamos clientas; yo estaba impresionado por su belleza fsicay me interesaba mucho por ellas aun en nuestra desgracia (porque Dios sabe lo que trabajaba!). Mi padre, sin embargo -era dibujante-, tena tendencia a buscar laslneasPor lo general, es cosa de guarros, sin ms. Hay en ello una parte de erotismo, no cabe duda. Es el instinto de reproduccin el que est en marcha (no nos engaemos, no vamos a aspirar a la pureza), pero tambin hay algo ms. Por otro lado, la fealdad y los defectos fsicos me alejan del cuerpo humano, de la persona

    M. H.- En una obra que no es suya, sa de ah (las Entrevistas de Robert Poulet), dice usted que la mayora de los hombres que frecuenta le parecen muertos. Qu quiere decir con esto?

    L.-F. C.- Se ocupan de historias groseramente alimenticias o de aperitivos; bebe

    n, fuman, comen de tal forma que estn fuera de la vida, a causa de la vida. Digieren. La digestin es un acto muy complicado (del que conozco el mecanismo), que les absorbe todo: el cerebro, el cuerpoYa no son nada, no son ms que miseria. Sintese en una terraza, observe a la gente: desde el primer vistazo descubrir todas lasespecies de distrofia, incapacidades groseras. Son repugnantes, da lstima verlos!Adems son feos en todos los pases (porque yo he frecuentado no pocos pases; trabajpara la seccin de higiene de la Sociedad de Naciones en el mundo entero). Los veo, pues, muy absorbidos por las funciones bajamente digestivas. Es el instinto deconservacin (hay dos instintos en el hombre: la conservacin y la reproduccin). Zampan diez veces ms, beben diez veces ms de lo que sera necesario; no son ms que aparatos digestivos. A duras penas se encuentra un ser en el fondo de esa bullabesa alcohlica y fumadoraNo tiene inters. Se las ve usted con monstruos.

    M. H.- Es decir, que el individuo pierde su conciencia

    L.-F. C.- Completamente. Ya sea en nuestro caso, en el de los negros, en el de los amarillos o en el de los rojos, el instinto de conservacin los acapara. Estn todos enrededados, se acabHay algn cacareo, algn farfulleo, gruesas vanidades, una condecoracin, las academiasy ya los tienes satisfechos. Satisfechos en cierta medidaEn el fondo, guardan siempre el gusto por el circo romano. Estaran encantados dever luchas a muerte, ver torturas ante ellos. Yo digo a menudo que todas las obras de teatro, el cine incluso, aburren. A la gente no le gusta el cine, no le gusta el teatro; se aburren ms o menos. Se dice que una obra es buena cuando aburre menos que otra, pero no divierte. Lo que sera divertido sera que, a la salida del teatro, hubiese un circo romano abierto, con mirmidones, gladiadores, que se t

    rinchen, que se abran en canal. Eso es espectculo! Eso es lo que esperan! Eso existe!

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    M. H.- Me dijo usted en un encuentro anterior que, actualmente, al mundo occidental le falta fe. Cul sera, en su opinin, la fe que podramos reencontrar o que podram

    recrear?

    L.-F C.- La cuestin es extensa, y est cerrada. Ya no hay fe porque somos demasiadoviejos. El mundo occidental est desgastado por las guerras, por la palabrera, porel alcohol. Desde que se plant la primera via, es decir, cuatro o cinco siglos antes de Jesucristo, se puede considerar que la historia de Europa est acabadaantesde los druidas! Ya no existe la historia.

    M. H.- Cul es el pueblo o el conjunto de pueblos que har la historia a partir de ahora?

    L.-F C.- Ser difcil. Ser aquel que pueda abstenerse de beber, de zamparsern los asce

    tas. Pero no acabo de ver llegar a los ascetas. Buda es enorme, un comisario delpueblo chino; tiene un gordo trasero, igual que un arzobispo. Comisarios del pueblo, arzobispos o ministros empiezan por tener un gordo trasero, mofletes, papada, excedentes por todos lados. Zampanestn lo que se dice bien comidos! As que estspuestos a cualquier cosa.

    Cuando un jefe de Estado reemplaza a otro jefe de Estado, cuando un generalcuando un presidente de la Repblica ve a otro presidente de la Repblica se confeccionaun men y ese men se publica en los peridicos. El pblico mira y dice: Ah! Ah tenisgadas admirables! Es lo que yo veo: una pulpeta de ternera, guisantes tostadosAh!Qu cagadas, qu cagadas!. Entiende usted? Es dar a la digestin al instinto de consein, en consecuencia- una importancia enorme, y es eso lo que mata. El instinto deconservacin, que es fomentado por la medicina que hace progresos todos los das, c

    omo usted sabe, la ciruga, etc. Tiene usted a gente inepta, no los veo convirtindose en ascetas!

    M. H.- Segn usted, la raza futura de la humanidad ser una raza de ascetas?

    L.-F C.- Ah, nicamente una raza de ascetas! Ascetas que llevarn a cabo una cura terrible para eliminar todas esas tendencias hacia la panzaDe otra manera, ser una monstruosidad. Se intentar criar cerdos como se cra a los hombresnadie querracerdoslcohlicos! Estamos peor criados que los cerdos, mucho peor criados que los perros, los patos o los pollosNinguna raza viva resistira el rgimen que siguen los humanos.

    M. H.- Habla usted de ese instinto de conservacin que llevamos hasta el lmite y que nos mata; pero est vinculado, a pesar de todo, al instinto de reproduccin, puespara reproducirse, es necesario conservarse.

    L.-F C.- Ah, el instinto de reproduccin se las apaa solo; en realidad, no nos necesita. Mientras el hombre tenga una ereccin, mientras descargue sus 2 cm3 de esperma -y todava soy generoso!- consigue reproducirse. Funciona por s solo, es as de fcil.En cuanto a la mujer, basta que se presteY est hechoNo hace falta ocuparse de ella; fabrica nios sin apercibirse. Vemos a madres de familia que han cumplido su deber conyugal y, luego, se acab.

    M. H.- A propsito de la mujerEn su obra, la mujer ocupa un lugar relativamente importante, pero el amor y, sobre todo, el amor sentimental- apenas tiene lugar. Es,

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    sencillamente, porque lo niega? O porque estima que no aade nada al relato, que es algo que debe quedar sobreentendido?

    L.-F C.- Yo no le niego su lugar, al contrario. Es algo muy respetable, la asociacin de dos seres, y muy normal para resistir los golpes de la vida, que son innumerables. Es algo bueno, agradable, pero no creo que merezca toda una literatura. La encuentro grosera y pesada tambin, la historia del Te quiero!Es una palabra abo

    minable, que, por mi parte, nunca he empleado, pues es algo que no se expresa; se siente y se acab. Un poco de pudor no es malo. Esas cosas existen, pero se dicen acaso una vez cada siglo, cada aono a lo largo de la jornada, como en las canciones.

    M. H.- En el Viaje se percibe que el protagonista siente un gran afecto por la mujer (pienso en las diferentes mujeres con las que se encuentra y, en especial,en las dos americanas), pero es un afecto que como acaba usted de decir- no se expresa con palabras como te quiero, etc. Cree usted que ese afecto debe hallarse enla base del amor, pero que no debe expresarse?

    L.-F C.- No veo por qu. Es un sentimiento, es un acto -por Dios!- de lo ms bestialy

    , naturalmente, tiene que ser bestial! Engalanarlo con florecillas me parece grosero. El mal gusto es, precisamente, poner flores all donde no se necesitan para nada. Son cosas que pueden hacerseno es algo muy esencial. Uno entra en un delirio (el coito es un delirio); racionalizar ese delirio con manejos verbales es algo que me parece bastante bobo.

    M. H.- Considera, entonces, el coito como el acto supremo, como la realizacin total del amor?

    L.-F C.- El amor, por decirlo con una palabra, es el acto de la reproduccin. No hay ms historias, es algo que nos es dado. Es una prima que la naturaleza da al coito y a la reproduccin; da al hombrecito un delirio de algunos segundos que le pone en comunicacin con ella. A la mujercita, en absoluto; no es importante.

    M. H.- Como ciertas creencias hindes, ve usted en el momento del delirio una comunicacin mstica con la naturaleza?

    L.-F C.- Pues claro que sMstica, no s. Dar una prima al hombrecito para que se sienta divinamente transportado a un mundo que no conoce, el mundo de la naturaleza

    M. H.- Cree usted que existen otros medios, aparte del delirio del coito, para alcanzar ese conocimiento, esa especie de acoplamiento con la naturaleza?

    L.-F C.- Es algo muy poderoso. No hay nada que decirle a la naturaleza. Es suprema, puesto que nos pone ah, puesto que nos recupera. Yo digo que los hombres tien

    en un destino muy difcil y muy doloroso, porque, en el fondo, la naturaleza se sirve de ellos. Como dice La Rochefoucauld: No sienten nada al nacer. Sufren para morir y esperan poder vivir. Es eso: esperan poder vivir, pero jams viven de verdadSienten que mueren y sufren la mayor parte del tiempo (99 %). Esperan su jubilacin, esperan una promocin, esperan sacarse el bachillerato, siempre esperan algo. Esperan al ser amado, despus tienen algunos meses de delirio, algunos arrebatos enel coito, y despus vuelven a una vida de numerosas obligaciones. Me parece que son grandes desgraciados, ms desgraciados an cuando se ocupan de los otros, aunqueen s mismos sean muy egostas. Su destino no es cosa de risa!

    M. H.- Habra, entonces, en el hombre una impotencia para atrapar los momentos, para gozar de la vida tal como se presenta en un momento dado.

    L.-F C.- S. El hombre no es un animal, puesto que conoce su porvenir. Luego tienemiedo, y bien justificado, a lo que le espera. Las bestias no saben; les llegasu destino y sufren, pero no lo anticipan o lo anticipan muy poco (el caballo ti

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    ene un poco el presentimiento del matadero). La bestia a la que se mata siente,pero es muy breve, en tanto que el hombre puede hacerse ya una idea de lo que leespera con sesenta aos de adelanto. Los estudios de la medicina nos informan admirablemente sobre la vida. Cosas como stas la ensombrecen. El hombre corrige entonces sus pensamientos lcidos mediante el alcohol y el papeo, y luego mediante elviaje, los coches, todas las formas de engaar a su lucidezYa no es lcido. Va a lasacademias, al teatro. Le remueven los sesosal contrario de lo que se intenta ha

    cer con los religiosos. En este caso, se repite todo el tiempo: Atencin! No es eso! La realidad de la muerte!. Envejece en su tumba. (Su lugar, el lugar del hombre, est evidentemente en acostarse cada noche en su atad).

    M. H.- Luego, en su opinin, un pensamiento lcido es un pensamiento escatolgico esencialmente.

    L.-F C.- Esencialmente. El hombre no tiene ms que avenirse a su suerte, pensar ensu padre, en su madre, en sus hermanos, en sus primos

    M. H.- Es un tema que expresa usted al comienzo de Muerte a crdito, cuando hablade la muerte de su portera. Uno percibe, por otro lado, en todas sus obras que es un problema muy importante para usted.

    L.-F C.- Es el primer problema de los hombres.

    M. H.- Pero hay dos maneras, creo yo, de considerar el problema de la muerte: bien como una parlisis de la accin y del pensamiento, bien como un estimulante. Haygentes que, en el modo de considerar la muerte y su perspectiva, llegan a no actuar ms, a no atreverse a actuar. Supongo que usted no es de estos ltimos

    L.-F C.- Yo era muy mdico de temperamento; mi vocacin no era literaria. A su edade incluso ms joven, ya tena vocacin mdica (en mi miseria, porque era muy pobre), queconsiste esencialmente en hacer la vida ms fcil y menos dolorosa a los otros. Miprctica, si le parece, es una mstica la nica que tengo-, y que no me ha salido bien!Es una especie de ideal de hermana de la caridadque yo senta muy poderosamente: darme por entero al alivio de las enfermedades.

    M. H.- Durante su juventud, le educaron en una perspectiva cristiana?

    L.-F C.- Hice la primera comunin, como se hace con esa edad; luego, de aprendiz con los patrones; a los once aos se haba terminado. No puedo decir que estuviese posedo por la religin; estaba posedo por la medicina. No estaba desesperado. Por otro

    lado, no se ve la vida igual: cuando uno tiene veinte, quince o trece aos, uno ve, uno cree la muerte en el quinto pino! No se piensa en ella. Uno piensa inmediatamente en la vida y quiere hacerla ms fcilYo era un buen muchacho, nada ms. Me ocupaba sobre todo de la medicina, que me interesaba; y luego, llegu a esa literatura que usted conoceEsto ltimo es un accidente.

    M. H.- Pero es un accidente que, en cualquier caso, usted se ha tomado en serio.

    L.-F C.- Porque me hicieron imposible la prctica de la medicina. Uno no puede hacer libros y al mismo tiempopasar por alguien serio. En fin, ahora todo ha cambiado. El mdico generalista, como era yo, ya no significa nada. O se es especialistao no se es nada. Pero en mis tiempos, haba muchos asUn tipo que hace libros! A m siempre me ha parecido un farsante, alguien que se sienta a una mesa y garabatea g

    randes pensamientos. Encuentro todo eso completamente abusivo, inmodesto e impdico. No me parece seria esta forma de mirar la historia y, sin embargo, la continoAdems, ahora ya no tiene importancia, da igual. Ya est.

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    Estuve a punto de lograrlo... Pero la guerra dura demasiado, la verdad... A medida que se alarga, ningn individuo parece lo bastante repulsivo para repugnar a laPatriaSe ha puesto a aceptar todos los sacrificios, la Patria, vengan de dondevengan, todas las carnesSe ha vuelto infinitamente indulgente a la hora de escoger a sus mrtires, la Patria! En la actualidad ya no hay soldados indignos de llevar las armas y sobre todo de morir bajo las armas y por las armasVan a hacerme un

    hroe! Esa es la noticiaLa locura de las matanzas ha de ser extraordinariamente imperiosa, para que se pongan a perdonar el robo de una lata de conservas! Qu digo, perdonar? Olvidar! Desdeluego, tenemos la costumbre de admirar todos los das a bandidos colosales, cuyaopulencia venera con nosotros el mundo entero, pese a que su existencia resultaser, si se la examina con un poco ms de detalle, un largo crimen renovado cada da,pero esa gente goza de gloria, honores y poder, sus crmenes estn consagrados porlas leyes, mientras que, por lejos que nos remontemos en la historia y ya sabes que a m me pagan para conocerla-, todo nos demuestra que un hurto venial, y sobretodo de alimentos mezquinos, tales como mendrugos, jamn o queso, granjea sin falta a su autor el oprobio explcito, los rechazos categricos de la comunidad, los castigos mayores, el deshonor automtico y la vergenza inexplicable, y eso por dos raz

    ones: en primer lugar porque el autor de esos delitos es, por lo general, un pobre y ese estado entraa en s una indignidad capital y, en segundo lugar, porque elacto significa una especie de rechazo tcito hacia la comunidad. El robo del pobrese convierte en un malicioso desquite individual, me comprendes?... Adnde iramos aparar? Por eso, la represin de los hurtos de poca importancia se ejerce, fjate bien, en todos los climas, con un rigor extremo, no slo como medio de defensa social, sino tambin, y sobre todo, como recomendacin severa a todos los desgraciados para que se mantengan en su sitio y en su casta, tranquilos, resignados con gozo adiarla por los siglos de los siglos de miseria y de hambreSin embargo, hasta ahora los rateros conservaban una ventaja en la Repblica, la de verse privados del honor de llevar las armas patriticas. Pero, a partir de maana, esta situacin va a cambiar, a partir de maana yo, un ladrn, voy a ir a ocupar de nuevo mi lugar en el ejrcitoEsas son las rdenesEn las altas esferas han decidido hacer borrn y cuenta nuev

    a a propsito de lo que ellos llaman mi momento de extravoy eso, fjate bien, por consideracin a lo que tambin llaman el honor de mi familia. Qu mansedumbre! Dime, compava a ser, entonces, mi familia la que sirva de colador y de criba para las balasfrancesas y alemanas mezcladas?... Voy a ser yo, y slo yo, no? Y cuando haya muerto, ser el honor de mi familia el que me haga resucitar?Hombre, mira, me la imagino desde aqu a mi familia brincando, gozosa, sobre el csped del nuevo verano, los domingos radiantesMientras debajo, a tres pies, el pap, yo, comido por los gusanosy mucho ms infecto que un kilo de zurullos del 14 de julio, se pudrir de lo lindocon toda su carne decepcionadaAbonar los surcos del labrador annimo es el porvenir verdadero del autntico soldado! Ah, compaero! Este mundo, te lo aseguro, no es sino un inmensa empresa para cachondearse del mundo! T eres joven. Que estos minutosde sagacidad te valgan por aos! Escchame bien, compaero, y no dejes pasar nunca ms,

    sin calar en su importancia, ese signo capital con que resplandecen todas las hipocresas criminales de nuestra sociedad: el enternecimiento ante la suerte, ante la condicin del miserableOs lo aseguro, buenas y pobres gentes, gilipollas, infelices, baqueteados por la vida, desollados, siempre empapados en sudor, os aviso, cuando a los grandes de este mundo les da por amaros, es que van a convertiros encarne de canEs la sealEs infalible. Por el afecto empiezan. Luis XIV, conviene recordarlo, al menos se cachondeaba a rabiar del buen pueblo. Luis XV, igual. Se lachupaba por tiempos, el pueblo. No se viva bien en aquella poca, desde luego, lospobres nunca han vivido bien, pero no los destripaban con la terquedad y el ensaamiento que vemos en nuestros tiranos de hoy. No hay otro descanso, te lo aseguro, para los humildes que el desprecio de los grandes encumbrados, que slo puedenpensar en el pueblo por inters o por sadismoLos filsofos, sos fueron, fjate bien, yaque estamos, quienes comenzaron a contar historias al buen pueblol, que slo conoca

    el catecismo! Se pusieron, segn proclamaron, a educarloAh, tenan muchas verdades que revelarle! Y hermosas! Y no trilladas! Luminosas! Deslumbrantes! Eso es!, empez acir, el buen pueblo, s, seor! Exacto! Muramos todos por eso! Lo nico que pide, siem

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    el pueblo, es morir! As es. Viva Diderot, gritaron y despus Bravo, Voltaire!Eson filsofos! Y viva tambin Carnot, que organizaba tan bin las victorias! Y viva todo el mundo! Al menos, esos son tos que no le dejan palmar en la ignorancia y el fetichismo, al buen pueblo! Le muestran los caminos de la libertad! Lo emancipan! Sin prdida de tiempo! En primer lugar, que todo el mundo sepa leer los peridicos! Es la salvacin! Qu hostia! Y rpido! No ms analfabetos! Hace falta algo ms! Simples soldaanos! Que voten! Que lean! Y que peleen! Y que desfilen! Y que enven besos! Con tal

    men, no tard en estar bien maduro, el pueblo. Entonces, verdad, el entusiasmo porverse liberado tiene que servir para algo! Danton no era elocuente porque s. Conunos pocos berridos, tan altos, que an los omos, inmoviliz en un periquete al buen pueblo! Y sa fue la primera salida de los primeros batallones emancipados y frenticos! Los primeros gilipollas votantes y banderlicos que el Dumoriez llev a acabar acribillados en Flandes! l, a su vez, Dumoriez, que haba llegado demasiado tarde a ese juego idealista, por entero indito, como, en resumidas cuentas, prefera la pasta, desert. Fue nuestro ltimo mercenarioEl soldado gratuito, eso era algo nuevoTan nuevo, que Goethe, con todo lo Goethe que era, al llegar a Valmy, se qued deslumbrado. Ante aquellas cohortes andrajosas y apasionadas que acudan a hacerse destripar espontneamente por el rey de Prusia para la defensa de la indita ficcin patritica, Goethe tuvo la sensacin de que an le quedaban muchas cosas por aprender. Desde hoy,

    clam, magnfico, segn las costumbres de su genio,comienza una poca nueva!

    Menudo!ntinuacin, como el sistema era excelente, se pusieron a fabricar hroes en serie y

    que cada vez costaban menos caros, gracias al perfeccionamiento del sistema. Bismarck, los dos Napoleones, Barrs lo mismo que la amazona Elsa. La religin banderlica no tard en sustituir a la celeste, nube vieja y ya desinflada por la Reforma ycondensada desde haca mucho tiempo en alcancas episcopales. Antiguamente, la modafantica era: Viva Jess! A la hoguera los herejes!, pero, al fin y al cabo, los herejeran escasos y voluntariosMientras que, en lo sucesivo, al punto en que hemos llegado, los gritos: Al paredn los salsifes sin hebra! Los limones sin jugo! Los lectes inocentes! Por millones, vista a la derecha!provocan las vocaciones de hordasinmensas. A los hombres que no quieren ni destripar ni asesinar a nadie, a los asquerosos pacficos, que los cojan y los descuarticen! Y los liquiden de trece modosdistintos y perfectos! Que les arranquen, para que aprendan a vivir, las tripas

    del cuerpo, primero, los ojos de las rbitas, y los aos de su cochina vida babosa! Que los hagan reventar, por legiones y ms legiones, figurar en cantares de ciego,sangrar, corroerse entre cidos, y todo eso para que la Patria sea ms amada, ms feliz y ms dulce! Y si hay tipos inmundos que se niegan a comprender esas cosas sublimes, que vayan a enterrarse en seguida con los dems, pero no del todo, sino en elextremo ms alejado del cementerio, bajo el epitafio infamante de los cobardes sin ideal, pues esos innobles habrn perdido el magnfico derecho a un poquito de sombra del monumento adjudicatorio y comunal elevado a los muertos convenientes en la alameda del centro y tambin habrn perdido el derecho a recoger un poco el eco del ministro, que vendr tambin este domingo a orinar en casa del prefecto y lloriquear ante las tumbas despus de comer