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ALGO MÁS…!!!Dónde y cuándo se administra la quimioterapia
Es posible recibir el tratamiento de quimioterapia en un hospital, un
centro para el tratamiento contra el cáncer, el consultorio médico o la
casa. La mayoría de los adolescentes regresan a sus casas una vez
que reciben el tratamiento de quimioterapia en una clínica o un
hospital. Sin embargo, a veces, la gente que recibe quimioterapia
debe quedarse en el hospital para que los médicos puedan observar y
controlar los efectos secundarios.
Algunas personas reciben quimioterapia todos los días, mientras que
otras la reciben todas las semanas o todos los meses. Los médicos
utilizan la palabra “ciclos” para describir las sesiones de
quimioterapia porque los períodos de tratamiento se alternan con
períodos de descanso.
¿Cuáles son los efectos secundarios más comunes?
Si bien el objetivo de la quimioterapia es atacar el cáncer, las células
sanas, como las del cabello, que se reproducen rápidamente, también
se pueden ver afectadas. Esto causa problemas, que se conocen como
efectos secundarios. Los efectos secundarios son, por lo general,
temporales y difieren de una persona a otra ya que dependen de la
edad del paciente, el tipo de tratamiento y el lugar donde se
encuentre el cáncer.
Algunos de los efectos secundarios de la quimioterapia son los siguientes:
Cansancio. Es muy común que la gente que está haciendo
quimioterapia se sienta muy cansada. Algunas personas se
sienten extremadamente cansadas repentinamente y suelen
estar agotadas aun después de haber descansado o dormido.
Incomodidad y dolor. Es posible que al colocar una aguja
endovenosa o un catéter en la vena, algunas personas se
sientan incómodas. También es probable que el tratamiento
de quimioterapia provoque daños en los nervios y quemazón,
adormecimiento, cosquilleo o un dolor lacerante en los dedos.
Algunas drogas utilizadas en la quimioterapia también
provocan dolor en la boca, dolor de cabeza, dolores
musculares y dolor de estómago.
Cambios en la piel. La gente que recibe tratamientos de
quimioterapia suele notar que la piel se torna roja, sensible e
irritada. La piel puede ser muy sensible al sol. Es posible que
quienes reciben radioterapia antes de la quimioterapia, noten
que la zona de la piel donde se hizo el tratamiento se pone
rojiza, presenta ampollas y se pela una vez que comienza el
tratamiento de quimioterapia. Esto se debe a la radiación.
Caída del cabello y problemas en el cuero cabelludo. A algunas
personas que reciben quimioterapia se les cae el cabello. Es
posible que el cabello parezca raleado y después se caiga por
completo o en mechones. Probablemente quienes reciben
tratamiento de quimioterapia sufran una caída del pelo en
todo el cuerpo: la cara, la cabeza, los brazos y las piernas, los
antebrazos y la zona del pubis. La mayoría de la gente que
pierde el cabello durante la quimioterapia lo recupera una vez
que finaliza el tratamiento, por lo general en tres meses.
Llagas en la garganta, las encías y la boca. La quimioterapia
puede provocar llagas en la boca, las encías y la garganta, o
irritar y hacer sangrar las encías del paciente. El médico
probablemente le recete un enjuague bucal u otros productos
para reducir el dolor, la sequedad y la irritación. La gente que
está bajo tratamiento de quimioterapia debe hacerse
controles dentales regulares y seguir los consejos del
odontólogo acerca del cepillado de los dientes durante la
quimioterapia.
Problemas estomacales. Es posible que la gente que recibe
quimioterapia se sienta mal, no tenga ganas de comer o
vomite durante el transcurso del tratamiento. También es
probable que estén sueltos de vientre o constipados.
Problemas del sistema nervioso central. En algunas personas, la
quimioterapia también puede causar confusión temporal y
depresión.
Problemas de riñón y de vejiga. Algunas drogas que se utilizan
en la quimioterapia suelen irritar los riñones o la vejiga.
Problemas sanguíneos. La quimioterapia puede causar ciertos
problemas en la sangre como los siguientes:
Anemia. La quimioterapia puede afectar los glóbulos rojos (las células
que se generan en la médula ósea y transportan oxígeno al resto del
cuerpo). Esto puede causar anemia, un recuento bajo de glóbulos
rojos en la sangre.
Problemas de sangrado. Ciertos medicamentos de la quimioterapia
también suelen causar problemas con las plaquetas, que son
necesarias para la coagulación de la sangre. Cuando una persona
tiene problemas con las plaquetas, hay más probabilidades de que
ocurran hemorragias y hematomas. A veces, es necesario realizar
transfusiones de sangre para solucionar estos problemas.
Mayor riesgo de contraer infecciones. Además de los problemas con
los glóbulos rojos y las plaquetas, la gente que recibe quimioterapia
suele tener un conteo bajo de glóbulos blancos. Los glóbulos blancos
forman parte del sistema inmunológico y permiten que el cuerpo se
defienda de las infecciones. Como resultado, las personas que reciben
quimioterapia son más vulnerables a las infecciones. Como su sistema
inmunológico está debilitado, es importante que estas personas
eviten los lugares muy concurridos y se mantengan alejadas de
quienes tienen infecciones, como resfríos o gripe. Esto no quiere decir
que los adolescentes que reciben quimioterapia tengan que
encerrarse en sus habitaciones. Los médicos alientan a la gente que
está haciendo un tratamiento de quimioterapia a mantener contacto
con sus amigos. Y a pesar de que, por lo general, se les pide a los
pacientes que den aviso cuando vayan a un lugar donde habrá mucha
gente, los médicos usualmente les dan permiso a los adolescentes
para asistir a estos acontecimientos sociales. Una de las maneras de
evitar las infecciones es lavarse las manos con frecuencia.
Dado que la quimioterapia puede provocar efectos secundarios a largo
plazo (conocidos con el nombre de efectos tardíos), es de suma
importancia que la gente que tuvo cáncer continúe asistiendo a los
controles de cuidado médico de rutina aunque el cáncer se haya
curado. Dependiendo del tratamiento, las personas que han tenido
cáncer deben realizar con regularidad exámenes del corazón y los
pulmones, como también análisis de sangre para controlar el
funcionamiento de la glándula tiroidea.
Es importante que aquellos que reciben tratamiento de quimioterapia
les comuniquen a los enfermeros o a los médicos si sufren efectos
secundarios, de manera que éstos puedan ayudarlos a tratar el
problema. Los médicos que utilizan la quimioterapia para tratar a sus
pacientes, no están solamente intentando curar el cáncer, también
desean que sus pacientes sufran lo menos posible mientras hacen
quimioterapia.
¿Qué puedo hacer para sentirme mejor durante la quimioterapia?
Tan solo pensar en la quimioterapia puede ser muy atemorizante. Si
eres una de las muchas personas cuyo cáncer es tratado con
quimioterapia, tus médicos, enfermeros y otros miembros del equipo
de tratamiento contra el cáncer te apoyarán antes, durante y después
de la quimioterapia.
También recuerda que puedes buscar el apoyo de amigos y familiares.
Cuando estás sano, tus amigos te hacen sentir bien. Por lo tanto, si te
rodeas de amigos cuando estás enfermo te beneficiará enormemente.
Las llamadas por teléfono o el correo electrónico son excelentes
maneras de mantenerse en contacto, aun si estás pasando por un día
muy difícil. Si tienes miedo de que tus amigos se sientan incómodos,
habla con tus padres o un enfermero para saber cómo sobrellevar este
sentimiento.
Además de tener que superar muchas emociones, también tendrás
que lidiar con los problemas físicos. Intenta poner en práctica estos
consejos para sentirte mejor durante el tratamiento:
Duerme mucho y con frecuencia. Tu cuerpo necesita descansar
mucho para recuperarse de la quimioterapia. Reduce las
actividades que requieran mucho esfuerzo y hazte tiempo
para dormir bien todas las noches.
Concéntrate en comer alimentos nutritivos. Si tienes náuseas,
vómitos y diarrea, es probable que no tengas apetito. Trata de
ingerir alimentos que tengan un alto valor nutricional y
observa una dieta balanceada para evitar la pérdida de peso y
mantenerte sano. Comer porciones pequeñas varias veces por
día suele ser mejor que comer mucho pocas veces. Además,
comer con frecuencia hace que no estés tan hambriento. No
comas alimentos grasosos, fritos o picantes (alimentos que te
pueden dar náuseas) y come los que sean livianos y fáciles de
digerir, como las galletas de agua, las tostadas o los helados
de agua.
Si te sientes mal del estómago, pídele a tu médico que te
prescriba algún medicamento para las náuseas.
Antes de tomar alguna medicación, incluidas las medicinas
naturistas o de venta libre, consulta con tu médico. Este
consejo también se aplica a las vacunas, como la vacuna de la
gripe.
Hidrátate. Es posible que no tengas ganas de beber, pero el
caldo suave, los jugos y las bebidas deportivas sirven para
recuperar el líquido perdido por los vómitos y la diarrea.
Seguramente te resultará más fácil tomar bebidas a
temperatura ambiente que líquidos fríos o calientes.
Sigue un horario para tomar los medicamentos. Si estás
tomando una medicación para aliviar el dolor, seguir un
horario te ayudará a no olvidarte de tomarlo. El dolor será
más difícil de controlar si esperas a sentirlo. Si el dolor
persiste o empeora en algún momento, habla con su médico.
Protege tu cuero cabelludo. Para proteger la cabeza del sol y
evitar que se irrite, usa un gorro, un sombrero o un pañuelo.
Seguramente te sentirás más cómodo si, para ir a la escuela o
salir a otros lugares, usas sombreros, pañuelos o pelucas
hasta que vuelva a crecerte el cabello. Sólo utiliza champús y
productos suaves para el cabello.