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Algo que les indigna. Ver el magnífico desierto del Oeste ... Abbe… · música, de la retórica tecnoindustrial amplificada electrónicamente. La hora de la megafonía. La gente

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Algo que les indigna. Ver el magnífico desierto del Oeste norteamericanodesfigurado por las grandes compañías industriales. Por eso, estos cuatrorebeldes deciden plantarle cara a la «gran máquina»: un ex boina verdeveterano de Vietnam, adicto a la cerveza y otros peligros; un cirujanomadurito pero incendiario; su bravucona amante y asistenta, exiliada delBronx,yunguíamormón,polígamoynostálgicoquesesiente fueradesucomunidad. Con el simple poder de sus tenazas —bueno, y algo más—,comienzan a luchar contra todo aquello que tanto afea su desierto(maquinaria,obras,puentes, tendidoseléctricos…)conunobjetivoclaro, lamalditapresadeGlenCanyon.

Edward Abbey cuenta en esta hilarante joya cómica la conjura de cuatrodivertidos “quijotes”, nada correctos, que se lanzarán a la persecución detodo aquello que pretendidamente llaman “civilización” y que no hace otracosaquesubvertir“elordennatural”delascosas.

Sin duda, una denuncia de los excesos del mundo de las corporacionesindustriales y del consumismo, un canto a la naturaleza y un himno a ladesobediencia civil. Sin duda, una historia tan subversiva como su propiobríotragicómico.Sinduda,todaunalargatravesíaporeldesierto.

«Unclásicoquehavendidomillonesdecopiasdesdesulanzamientoyquese ha convertido en la biblia del activismo y la resistencia,más omenos,pacíficos»,(DidierJacob,LeNouvelObservateur).

«¿Cómo hemos podido perdernos durante tanto tiempo este clásico de lacontracultura americana?Un libro tan divertido y bizarro, que semantienecomonuevograciasasurefrescante ligerezayesa típicavena iconoclastade los años setenta, que cuenta las aventuras desternillantes de cuatrocarajotes envueltos en una empresa de lo más gratificante…», (Jean-LucPorquet,LeCanardEnchaîné).

«YestoscuatroQuijotesse lanzanalpaísde las rocas rojaspara librar laguerra a la tecno-industria. Una mezcla memorable de géneros: spaghettiwestern remezclado con la Patrulla Loca, la novela cervantina con losdisparatesdelosdibujosAcme»,(RobertMcFarlane,TheGuardian).

«Una obra maestra del anti-capitalismo, una road-movie hilarante que seconvirtióennoveladecultoparaloshippies.Unfarsafreakydondelarabiasemezclaconlarisa»,(BrunoJuffin,LesInrockuptibles).

«Desde la publicación de The MonkeyWrench Gang, el Sr. Abbey se haconvertidoenunhéroedecultounderground»,(TheNewYorkTimes).

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«Unverdaderorevolcónderisaydelaconciencia»,(SaturdayReview).

«Untriste,divertidoyexuberantecuentodehadas…deesosquetehacensaliravolarunapresa»,(TheNationalObserver).

«Unacomedialacónicaquecreaungranespacioabierto,deesosqueAbbeyamayconocetanbien»,(Newsweek).

«Talmezclade comedia y caos tedeja siempre conganasdemás», (TheSanFranciscoExaminer&Chronicle).

«Unode losmejoresescritoresdel oeste americano.EdwardAbbeyesunescritordeesosnoquerráperderse»,(TheWashingtonPost).

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EdwardAbbey

LabandadelatenazaePubr1.3

Akhenaton30.08.14

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Títulooriginal:TheMonkeyWrechGangEdwardAbbey,1975Traducción:JuanBonilla&TeresaLaneroIlustraciones:RobertCrumbRetoquedecubierta:Deculturas,S.Coop.And.

Editordigital:AkhenatonCorreccióndeerratas:mozartillo,nixkevanePubbaser1.1

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EduardAbbeyyRobertCrumb(izda.)enArchesNationalPark,el24demarzode1985.

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Estelibro,aunqueenformadeficción,sebasaestrictamenteenloshechoshistóricos.Todoenélesrealorealmentesucedió.Ytodocomenzóhaceun

año.

EdwardAbbey

WolfHole,Arizona

***

INMEMORIAM:NedLudd…unlunáticodealrededorde1779,queenunarrebatodefuriadestrozó

doscuadrosquepertenecíanaun“acaparador”deLeicestershire.

TheOxfordUniversalDictionary

***

AbajotodoslosreyesmenoselReyLudd.

Byron

…pero,¡ohmidesierto,latuyaeslaúnicamuertequenopuedosoportar!

RichardShelton

Resistidmucho.Obedecedpoco.

WaltWhitman

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Ahoraonunca.

Thoreau

***

Sabotaje…[delFr.sabot,zapatodemadera+-age:deldañohechoalamaquinariaconlossabots].

Webster’sNewWorldDictionary

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Mapa

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Prologo.Lasconsecuencias

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C uandoseterminaunnuevopuenteentredosestadossoberanosdelosEstadosUnidos, llega la hora de los discursos. De las banderas, de la banda demúsica,de la retórica tecnoindustrialamplificadaelectrónicamente.Lahora

delamegafonía.La gente está esperando. El puente, adornado con gallardetes, banderolas y

pancartasdedíafestivo,estálisto.Todoaguardalaaperturaoficial,laoraciónfinal,elcortede lacinta, las limusinasavanzando.No importaqueen realidadelpuentelleveyaseismesesdeabundanteusocomercial.

Largas filas de coches se amontonan en las proximidades, una cadena de unamilla de largo de norte a sur, vigilados por la policíamotorizada, hoscos hombresduros vestidos de cuero, cubiertos con recios cascos antimotines, insignias, armas,porras, radios. Los orgullosos lacayos insensibles de los ricos y los poderosos.Armadosypeligrosos.

Lagenteespera.Sofocadosporel resplandor, friéndoseensuscochesbrillantescomoescarabajosbajoelrugidosuavedelsol.EsesoldeldesiertodeUtah,Arizona,una infernal albóndiga en llamas por el cielo. Cincomil personas bostezan en suscoches, intimidados por los polis y aburridos de muerte por las cantinelas de lospolíticos. Sus niños que berrean, luchan en los asientos de atrás, babeando heladoFrigidQueenquelesllegahastaloscodos,produciendounaobradeJacksonPollocken el cuero de los asientos. Todos lo aguantan, aunque ninguno pueda soportar elestruendodedecibeliosqueviertesobreelloselsistemademegafonía.

El puente en sí es un simple, elegante y compacto arco de hierro y hormigóncomo una declaración de intenciones, con su correspondiente cinta de asfalto, unapasarelaparatranseúntes,barandillas,lucesdeseguridad.Cuatrocientospiesdelargoqueatraviesanunbarrancodesetecientospiesdeprofundidad:GlenCanyon.Enelfondodelagargantafluye,domesticadoymanso,elríoColorado,liberándosedelapresaadyacentedeGlenCanyon.Siantiguamentelasaguasdelrío,comosunombreindican,erandeunrojodorado,ahorasonfrías,clarasyverdes,elcolordelasaguasglaciares.

Ungranrío,unapresaaunmásgrande.Desdeelpuentesevelacaracóncavadehormigón armado en puro gris de la presa, implacable y muda. Una presa seria,ochocientasmil toneladasde solidez, excavadasen la formacióndeareniscade lasmontañas Navajo, cincuentamillones de años enmendados, de los cimientos a lasparedesdelcañón.Untapón,unbloque,unacuñadegrasa,ylapresadesvíaatravésdecompuertasyturbinaslafuerzadeunríoyaperplejo.

Unavezfueunríopoderoso.Hoyessufantasma.Losespíritusdelasgaviotasylospelícanos sobrevuelanel deltadesecadoamilesdemillasdelmar.Espíritusdecastor olfatean aguas arriba la superficie de sedimentos dorados. Grandes garzas

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azules descendieron una vez, ligeras como mosquitos, con sus largas piernascolgando,alosbancosdearena.Eltántaloululabaenelálamo.Elciervocaminabaporlasorillasdelcañón.Lasgarzasanidabaneneltamarisco,susplumasondeandoenlabrisadelrío.

Lagenteespera.Siguenlosdiscursos,muchasbocasysóloundiscurso,yapenasunapalabrainteligible.Parecequehayfantasmasenelcircuito.Losaltavoces,negroscomoelcarbón,achicharranelmontedesde lospostesde luzdecuellodecisne,atreintametrosdelsuelo,bramandocomomarcianos.Unsinsentido, laapoteosisdelchillido, el farfullo de un poltergeist tecnotrónico, frases estranguladas, párrafosfibrilados,laexplosióndelhuecoestruendo,entodasugama,delaAUTORIDAD.

… el orgulloso estado de UTAH (¡bleeeeeeep!) se entusiasma con esta oportunidad (¡ronk!) departiciparenlaaperturadeestemajestuosopuente(¡bleeeeeet!)quenosunealgranestadodeArizona,elmás rápido crecimiento (¡yiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnggg!) para ayudar en el progreso y la continuidadaseguradadeldesarrolloeconómico(¡rawk!¡yawk!¡yiiiiiiinnnng!¡nniiiiiiingggg!)quenosdaránmayorbienestar,Gobernador,enestasignificativaocasión(¡rawnk!)nuestrosdosestados(¡blonk!)poresagranpresa…

Unmomento,unmomento.Lejosenlacadenadecoches,fueradelalcancedelosdiscursosyasalvodelavigilanciapolicial,unabocinasequeja.Yvuelveaquejarse.Elsonidodeunabocinaquejándose.UnpatrullerosemontaensuHarley,conelceñofruncido,yrecorrelacadena.Labocinadejadequejarse.

Los indios también miran y esperan. Reunidos en una ladera abierta sobre lacarretera,enel ladodelareservadelrío,unainformalcongregacióndeindiosUte,Paiute,HopiyNavajosereúneenelclaroquedejansuscamionetascompletamentenuevas.LoshombresylasmujeresbebenTokai,losenjambresdeniñosPepsiCola,todosmasticansandwichesconmayonesadeGonder,RainboyHolsumBread,quesostienenconunkleenex.Nuestrosrojoshermanosavistanlaceremoniadelpuente,perosusoídosysuscorazonesestánpuestosenMerleHaggard,JohnnyPaycheckyTammyWynette que suenan a todo volumen en las radios de los camiones de laEstaciónK-A-O-S—¡Kaos!—,Flagstaff,Arizona.

Losciudadanosesperan; lasvocesoficialeszumbanen losmicrófonos;a travésdeondasmágicassalendelospodridosaltavoces.Milesdeellosseacurrucanensuscochesalralentí,cadaunoanhelandoliberarseyserelprimeroencruzarelarcodeacero,esepuentequeparecetanligeroyqueatraviesacontantasolturaelabismodelcañón,esevacíoaéreoporelquesedeslizanypatinanlasgolondrinas.

Setecientospiesdeprofundidad.Esdifícilalcanzaracomprenderacienciaciertaloquesignificaríaunacaída.Elríosemuevealláabajo,mascullandoentrelasrocas,ydeesesonidoloquellegaesunsuspiro.Unabriznadevientoalejaesesuspiro.

Elpuentesiguevacío,exceptoparaelgrupodenotablesqueocupaelcentro,laspersonasimportantesquesehanreunidoentornoalmicrófonoylasimbólicabarrera

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impuesta por los colores rojo y blancoy la cinta azul que se extiende a través delanchodelpuentedeunapasarelaalaotra.LosCadillacsnegrosestánaparcadosenlos dos extremos del puente.Más allá de los coches oficiales, hay unas vallas demaderaylaspatrullasmotorizadasquecontienenalasmasas.

Muchomás allá de la presa del embalse, del río y del puente, de la ciudad dePage,delacarretera,delosindios,delpuebloydesuslíderes,seextiendeeldesiertorosado.Hacemuchocalorallí,bajoelferozsoldejuliolatemperaturaalcanzaaniveldelsuelo los65grados.Todas lascriaturasbuscancobijoenlassombrasoesperanqueseapagueeldíaenfrescasmadriguerasbajotierra.Nirastrodevidahumanaeneseerialrosa.Nohaynadaqueretengaalojoenmillasymillas,atravésdeleguasyleguasderocayarenaque,encincuentamillas,componenuncontornodefachadasverticalesdemonte,colinasbajasymeseta.

De vuelta al puente: las bandas demúsica de los institutos deKanab,Utah, yPage,Arizona,mustiasperovoluntariosas, interpretanahoraunaespirituosaversiónde«Shallwegatherat theRiver?»seguidade«TheStarandStripesForever».Unapausa.Discretosaplausos,silbidos,aclamaciones.Lafatigadamultitudpresientequeelfinalseacerca,queelpuentevaaserabierto.LosgobernadoresdeArizonayUtah,jovialeshombresgruesosconsombrerosdecowboyybotaspuntiagudas,vuelvenasalirdenuevo.Cadaunoostentaunpardeenormestijerasdoradasquecentelleanalaluzdel sol.Relámpagosde flashes superfluos, cámarasde televisión registrando elmomento para la historia.Mientras ellos avanzan, un operario sale precipitado deentre losespectadores, correhacia lacintayhacealgún ligeropero sindudaalgúnimportanteajustedeúltimahora.Llevaungransombreroamarillodecoradoconlascalcomaníasemblemáticasdesuclase:banderaamericana, lacalaveray loshuesoscruzados, laCruzdeHierro.Cruzando la espaldade su inmundooverol, envividatipografía,seimprimelaleyendaAMÉRICA:ÁMALAOLÁRGATE.Trasterminarsutarea,vuelverápidamentealaoscuridaddelamultitudalaquepertenece.

Eselmomentodelclímax.Elgentíopreparadoparadesatarunaovaciónodos.Losconductoreslistosensuscoches.Elsonidodelasmáquinasdecarrera:motoresacelerando,tacómetrosfuera.

Palabrasfinales.Silencio,porfavor.—Vamosallá,viejoamigo.Cortayaesterollo.—¿Yo?—Losdosjuntos,porfavor.—Penséquetereferías…—Vale,loharéyo.Quédateahí.¿Así?

Lamayorpartedelosqueformanlamultitudenlaautopistaapenastuvounamínimavisióndeloquesucedióentonces.Perolosindioscongregadosenlaladeralovieron

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claramente.Asientosdepreferencia.Vieronlavaharadadehumonegroqueemergiótraselcortedelacinta.Vieronlasráfagasdechispasquesiguieronalaquemadelacinta, como una mecha, a través del puente. Y cuando los dignatariosprecipitadamente huían, los indios vieron la erupción general de unos fuegosartificialesquenoestabanenelprograma,persiguiéndolos.Dedebajodelastelasdelas banderas llegó una explosión de velas romanas, llameantes ruedas Catherine,petardoschinosybombasderacimo.Todoelpuente,depuntaapunta,fuedespejadopor la explosión de fuegos artificiales que estallaban en las pasarelas. Los cohetesdisparadosalairereventaban,despegaronlosSaludosdePlata,lasbombasaéreasylosM-80.Dervichesgiratorios dehumoy fuego aparecierony se elevaron, anillosincendiarios escalaban el aire con látigos de humo, rompiéndose y estallando,alcanzando los taconesdelgobernador.Lamultitud locelebraba,pensandoqueeseeraelpuntoculminantedelaceremonia.

Perono lo era.No era el punto culminante.De repente el centrodel puente selevantó,comosialgologolpearadesdeabajo,yserompióendosalolargodeunadentada línea zigzagueante. A través de esa absurda fisura, torcida como unrelámpago,unacortinadefuegorojofluyóhaciaelcielo,seguidadelsonidodeunatos grave, una tormentosa tos explosiva que estremeció lasmonolíticas paredes depiedra del cañón. El puente se partió como una flor, ningún lazo físico unía a suspartes separadas. Fragmentos y pedazos empezaron a colgar, a hundirse, a caerrelajadamentealabismo.Objetossueltos—lastijerasdoradas,unallaveinglesa,unpardeCadillacsvacíos—sedeslizaronpor laaterradora inclinaciónde lacarreterarota, lanzándose solos, girando lentamente, al espacio. Les llevó bastante tiemporecorrerlo y cuando por fin se estamparon contra la roca y el río de allá abajo, elsonidodelimpacto,quetardóenllegar,apenaspudoseroídoinclusoporlosqueconmásatencióncontemplabanaquello.

Elpuenteyanoestaba.Rugososfragmentosdelpuentesemanteníanencadaunodesusextremosgraciasaloscimientosexcavadosenlaroca,parecíandedostendidoselunohaciaelotro,señalandoalgoqueestabaenmedio,algoquenopodíantocar.Elcompactopenachodepolvoresultantedelacatástrofeseexpandióhaciaelbordedelamontaña,planchasdeasfaltoycemento,y trozosdeaceroyarmadura siguieroncayendoensalpicadurasetecientospieshaciaelmanchadoperoperezosorío.

EnlapartedeUtahdelcañón,ungobernador,unaltocomisionadoydosoficialesdealto rango del Departamento de Seguridad Pública cruzaron la muchedumbredirigiéndosehaciasuslimusinas.Furiosos,concarasdepocosamigos,conversabanmientrasavanzaban.

—Estaeslaúltimapayasada,Gobernador,seloprometo.—Meparece,Crumbo,queyaheoídoantesesapromesa.

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—Nohetrabajadoantesenelcaso,señor.—Yentonces,¿quéestabashaciendohastaahora?—Estamos en la pista, señor. Tenemos una buena idea acerca de quiénes son,

cómooperanyquéeslopróximoqueplanean.—Peronodóndeestán.—Noseñor,porelmomentono.Peronosestamosacercando.—¿Yquédemonioseslopróximoqueplanean?—Nomecreería.—Ponmeaprueba.ElcoronelCrumboseñalóconundedohaciaeleste.Leindicabaaquello.—¿Lapresa?—Síseñor.—Lapresano.—Síseñor,tenemosrazonesparacreerlo.—LapresadeGlenCanyonno.—Séquesuenaidiota.Peroesoesloqueseproponen.

Mientrastanto,arriba,enelcielo,elúnicobuitrevisiblehacecírculosenespiralcadavezmás alto, contempla la pacífica escenografía de abajo.Mira la presa perfecta.Miracómosaledelapresalacorrientedelríovividoysobreélelembalseazul,esareserva plácida donde, como chinches acuáticas, unas lanchas juegan. Ve, en esteprecisoinstante,unpardeesquísacuáticosconenredadoscablesderemolqueapuntodehundirse en las aguas.Veeldestellodelmetaly elvidrio en la cintade asfaltodondeunainterminablehileradecochesenvueltosenhumovuelvenacasaaKanab,Page,TubaCity, Panguitch y lugares todavíamás lejanos.Observa al pasar por laoscura garganta del cañón principal, los rotos talones de un puente, el alto pilaramarillodehumoypolvoqueaúnselevanta,lentamente,delasprofundidadesdelasima.

Comounasolitariaseñaldehumo,comoelsilenciososímbolodelacalamidad,como un enorme e inaudible signo de asombrada exclamación que viene a decir¡sorpresa!,elpenachodepolvoseelevasobre laestéril llanura,señalandoarribaalcieloyabajoalaescenadelagrietaoriginal,mostrandolaherida,ellugardondenosólo el espacio sino también el mismo tiempo se ha despegado. Ha corrido. Haocurrido.Hatranscurrido.Haconcurrido.Yfinalmentesehadestruido.

Bajo la mirada del buitre. No significa nada, nada hay que comer. Bajo esadefinitivamirada lejana, el resplandor del plasmava hacia el oeste,más allá de lamezcladepolvoycielo,másallá…

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1.OrígenesI.A.K.Sarvis,M.D.[1]

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E ldoctorSarvis,consucúpulacalvamoteadaysurostrosalvaje,cruelynoblecomoeldeSibelius,estabaunanochededicándoseaunrutinarioproyectodepurificación del vecindario, quemando vallas publicitarias a lo largo de la

Ruta 66, después de ser devorada por la autopista supraestatal-interestatal. Suprocedimiento era sencillo, quirúrgicamente irreprochable. Con una lata de cincogalones de gasolina él empapaba las patas y los soportes de la víctima que habíaelegido,yluegoencendíaunacerilla.Todoelmundotieneunhobby.

Enellívidoresplandorqueseguía,podíavérselearrastrandolospiesdevueltaalLincolnContinentalMarkIVaparcadocerca,conlalatadegasolinavacíagolpeandoensusdespreocupadasespinillas.Hombrealtoygrueso,peludocomounoso,podíaarrojarunamuyimpresionantesombraalaluzdelasllamas,enunáridoescenarioderotas botellas de whisky, chumberas y cactus, neumáticos abandonados y tirasrecauchutadas.Alresplandordelfuegosuspequeñosojosenrojecidosardíanconunfiero fuego rojo propio, y encendió la candescente hulla de un cigarro entre susdientes —tres ardientes y fanáticos bulbos rojos brillando en la oscuridad—. Sedetuvoacontemplarsuobra:

HOWDYPARDNERBIENVENIDOAALBURQUERQUE,NUEVOMÉXICO

EJEDELATIERRADELENCANTO

La luzde los farosde los cochesquepasabanbarría el suelo ante él.Burlonasbocinasbramabancuandopálidosdoncelescon testículossindescendenciapasabanen sus desarrapadosMustangs, Impalas, Stingrays yEscarabajos, cada cual con suamor de exuberantes pestañas y sinuoso movimiento de caderas incrustado en elsalpicaderodelconductor,asíquevistosdesdeatrásatravésdelaventanatraseraensiluetarecortadacontralasfarosendireccióncontraria,elautoparecíaconducidoporunsoloocupantecondoscabezas.OtrasamantesgritabanalpasarincrustadashastalaingleenlosasientostraserosdelaschopperKawasakide800cilindros—comoelharakiri,loskamikaze,elkarateyelcabezónvinokudzu, regalode labuenagentequenosdio(¿osacordáis?)PearlHarbour—conlostubosdeescapepetardeandoydejando una estela de chispas y el rugido de un espasmódico demonio técnico atravésdelaantiguaquietuddelanochedelsuroeste.

Nadie se detuvo. Excepto la Patrulla de Autopista que llegó quince minutosdespués, dando parte del inexplicable incendio de una valla publicitaria a undespreocupadoagentedeservicioenelcuartel,yentoncessalierondesuscoches,conlosextintoresenlasmanosenguantadas,paraarrojarsobrelasllamasdelapiraunoscuantos chorros líquidos de hidrocloridio de sodio («más húmedo que el agua»porque se adhiere mejor, como la espuma de jabón). Inútiles aunque valerosos

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esfuerzos.Deshidratadospormeses,avecesañosdevientodesérticoyaireseco,elpinoyelpapeldelamayoríadelasmajestuosasvallasansiabanconcadaunadesusmoléculaslarápidacombustión,envolviéndoseasímismasenfuegoconunalasciviainsensata, laintensidadarrobadadelosamantesquesefusionan.Fuegoquelimpia,llamas purificadoras, ante las cuales el plutónico pirómano de corazón de amiantosólopuedegenuflexionarseyrezar.

ParaentoncesDocSarvis,queyahabíadescendidoelmontículode lacarreterabajo el resplandor ondulante de su obra, metía la lata de gasolina en el maletero,cerrabalapuerta,enlaquerelucíaalaluzdelfuegouncaduceodeplata,ysedejabacaerenelasientodelcopiloto.

—¿Próximaparada?—diceella.Élarrojóalacunetalacolilladesupuroporlaventanillaabierta—lahuelladel

arcodefuego,describiendolatrayectoriadelarcoíris,quedóimpresauninstanteenlaretina de la noche, últimas salpicaduras de las chispas de la olla dorada— ydesenvolvióotroMarsh-Wheelingsinquesulegendariamanodecirujanorevelaseelmásmínimoatisbodetemblor.

—Vamosalaparteoeste—diceél.El auto grande se deslizó hacia delante con el motor murmurando, sus ruedas

hacíancrujirlatasyplatosdeplásticodepicnic,cojinetesfriccionadosenlagrasa,lospistones bañados en aceite deslizándose arriba y abajo en la firme, pero elegante,compresióndeloscilindros,conectándoseconelcigüeñalparaimpulsar,atravésdelescrotodeldiferencial,elejeydarletodoelpoderasusruedas.

Progresaron.Osea,avanzaban,enpensativosilencio,haciaelneónnervioso, laespástica roca anapéstica, el apopléjico rollo del sábado noche en Alburquerque,NuevoMéxico. (Para poder ser un americano de sábado noche en el centro de laciudad, venderías tu alma inmortal). Pasado Glassy Gulch se dirigieron hacia lasveinte torres de finanzas que centelleaban como bloques de radio bajo la nieblailuminada.

—Abbzug.—¿Doc?—Tequiero,Abbzug.—Losé,Doc.Pasaronunmonumentofunerarioiluminadoenmediodeunazonadeladrillosde

adobe:Strong-ThorneMortuary—«OhMuerte,dóndeestátuaguijón?».¡Inmersión!BajoelpasoelevadodelFerrocarrildeSantaFe.«VayaaSantaFesiemprerecto».

—Ah—suspiróeldoctor—.Megusta,megusta…—Sí,perointerfieresenmiconducciónsinoteimporta.—ElManoNegro[2]golpeadenuevo.—Sí,Doc,vale,perovasaconseguirquenoslapeguemosymimadrenosvaa

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demandar.—Cierto—dice—,peromerecelapena.Másalládelosmotelesdeestucodeantesdelaguerraylosazulejosespañolesde

lafranjaoestedelaciudad,bajaronhaciaunpuentelargo.—Paraaquí.Elladetuvoelauto.DocSarvismiróabajohaciaelrío,elRíoGrande,elgranrío

deNuevoMéxico,oscurasaguasviolentasquebrillabanconlasbrumosaslucesdelaciudad.

—Mirío—dice.—Nuestrorío.—Nuestrorío.—Hagamoseseviajeporelrío.—Pronto,pronto—levantóundedo—.Escucha.Escucharon.El ríomurmuraba algo allá abajo, algo que era comounmensaje:

Venafluirconmigo,doctor,atravésdelosdesiertosdeNuevoMéxico,atravésdelos cañones del Big Bend, hacia el mar del Golfo del Caribe, allá donde aquellasjóvenes sirenas tejen guirnaldas de algasmarinas para tu cabeza sin pelo, ohDoc.¿Estásahí?¿Doc?

—Vámonos,Bonnie.Esteríomeagravalamelancolía.—Nimehablesdetuautocompasión.—Misentidodeldéjàvu.—Sí.—MeinWeltschmerz[3].—TuWelt-schmaltz[4].¡Cómotegusta!—Bueno…Sacóelencendedor.—Encuantoaeso,¿quiénlodiría?—Oh,Doc.Mirandoelrío,conduciendo,mirandolacarretera,ellalediounaspalmaditasen

larodilla.—Nopiensesmáseneso.Docasintióacercandolarojabrasaasucigarro.Elresplandordelencendedor,las

suaveslucesdelpaneldedirección,leotorgabanunadignidadbienganadaasugranyhuesudacabezacalvaperobarbada.SeparecíaaJeanSibelius,sóloqueconcejasybarbas, en el pleno vigor de sus fructíferos cuarenta. Sibelius vivió noventa y dosaños.Docteníacuarentaydosymediavidaporvenir.

Abbzugloamaba.Nomucho,quizá,perolosuficiente.EllaeraunhuesodurodelBronx pero podía ser dulce como el apfelstrudel si hacía falta. La voz natural deAbbzugpodíacrispartelosnerviosalgunasveces,cuandosuestadodeánimoerade

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quejumbre,perosusbesosysuscariñosysusmimossolíanendulzarelmásagriodesus tonos urbanos.Su lengua afiladapodía volversemás dulce (pensaba él) que elmismísimoMogenDavid[5].

Sumadretambiénloamaba.Porsupuestoqueasumadrenolequedabaotra.Eraelprecioqueteníaquepagarporhaberloparido.

Suexlohabíaamado,másdeloquesemerecía,másdeloqueexigíaelrealismo.Con tiempo suficiente ella lo hubiera podido superar. Los niños ya eran grandes yestabanfueradelcontinente.

Tambiéngustabaasuspacientesperonopagabannuncalasfacturas.Teníapocosamigos, algunos colegas de timba depoker en elComitéDemócrata delCondado,algunoscompañerosdetragoenlaMedicalArtsClinic,unaparejadevecinosenlasAlturas.Ningunodeelloscercano.Suspocosamigoscercanosparecíanestarsiemprefuera, rara vez regresaban, los lazos de su afecto no iban más allá de sucorrespondencia,consusrefriegasysusapagones.

Decualquierformaestabaorgullosoyagradecidodetenerasuladoestanocheauna cuidadora y colega como la señorita Bonnie Abbzug mientras el auto negrotomaba rumbo al oeste bajo el rosado resplandor que desprendía la personalatmósferade laciudad,másalláde lasestacionesúltimasdeTexaco,ArcoyGula,pasado el bar Wagón Wheel, hacia el desierto abierto. Más arriba, en la mesetaoccidental, cerca de los volcanes apagados, bajo el ardiente y brillante cieloestrellado,pararonentrelasindefensascartelerasalaveradelaautopista.Erahoradeelegirotroblanco.

DocSarvisyBonnieAbbzuglasmiraron.Erantantas,todasellastaninocentesyvulnerables,alineadasalolargodelacarreteraenunahileraapretada,viniéndosealosojos.Difícilelegir.¿Optaríanporelserviciomilitar?

LOSMARINESCONSTRUYENHOMBRES

¿Porquénoconstruíanmujeres?,preguntóBonnie.¿Optaríanporeleditorialdeloscamioneros?

SILOSCAMIONESSEPARANAMÉRICASEPARA.

Nomeamenacéis,hijosdeputa.Examinóunodepolítica:

¿QUÉHAYDEMALOENSERBUENOS?ÚNETEALASOCIEDADJOHNBIRCH.

Perosedecantóporelapolítico:

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QUETENGASUNBUENDÍATODOSESTAMOSJUNTOSENESTO.

EldoctorSarvislosamabaatodos,perosentíaquesupasatiempopecabadefútil.Enaquellosdíaslohacíamásporhábitoqueporconvicción.Habíaundestinomásalto reclamándolos a él y a la señoritaAbbzug. Ese dedo haciéndole señas en sussueños.

—¿Bonnie…?—¿Ybien?—¿Quémedices?—Derribar unomás no te va a hacermal,Doc.Hemos llegado hasta aquí.No

seríasfelizsinolohicieras.—Buenachica.¿Porcuálnosdecantamos?Bonnieseñalóuno:megustaaquel.Doc dijo, «exactamente». Se apeó del auto y fue a la parte trasera. Abrió el

maleteroy,entrepalosdegolf,ruedaderepuesto,unamotosierra,elbotedespraydepintura,elgatodelauto,lalatavacíadegasolina,sacólaotralatadegasolina,llena.Doc cerró el maletero. Ocupando toda la anchura de su parachoques trasero unapegatina luminosa proclamaba en rojo, blanco y azul: ¡ORGULLOSO DE SERARMENIO!

ElautodeDoclucíaotrasseñalessupersticiosasparamanteneralmalalejado—noenvano,élerauncalcomaníaco—:elcaduceodeM.D.,unabanderaamericanapegada en cada esquina del parachoques trasero, una bandera de flecos doradoscolgandode laantenade la radio,enunaesquinadelparabrisasunapegatinaen laqueselee«MiembrodeA.C.M.LAmericanosporlaConquistadeLeyesMejores»,yen laotraesquinael águilaazulde laAsociaciónNacionaldelRifleconel adagiotradicional,«ControladalosComunistas,nolasArmas».

Tomandoprecauciones,mirando a ambos lados, severo y sobrio comoun juez,consuscerillasysulatadegasolina,eldoctormarchóatravésdelosyerbajos, lasbotellas rotas, los harapos y las latas de cerveza de la zanja, toda esa trágica yabandonada colección de insignificancias de la carretera americana, y subió elmontículohaciaelobjetodesupiromanía:

MARAVILLOSOPANENRIQUECIDOTEAYUDAAFORTALECERELCUERPO

12REBANADAS

¡Mentirosos!Abajo,BonnieloesperabaalvolantedelLincoln,conelmotoryaencendido,lista

para la huida. Los camiones y los coches aullaban en la autopista y sus lucesrelampagueabanuninstanteenlacaradelachica,ensusojosvioletas,ensusonrisa,

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y en la otra pegatina de Doc, la que se enfrentaba al futuro: DIOS BENDIGAAAMÉRICA.CUÍDALACUANTOPUEDAS.

Enellívidoresplandorqueseguía,podíavérselearrastrandolospiesdevueltaalLincolnContinentalMarkIVaparcadocerca,conlalatadegasolinavacíagolpeandoensusdespreocupadasespinillas.

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G2.OrígenesII.GeorgeW.Hayduke

eorge Washington Hayduke, Vietnam, Fuerzas Especiales, está resentido.Después de dos años en la selva entregando Montagnard Babies[6] ymanejando helicópteros (para aquellos muchachos que tableteaban treinta

balas por segundo contra cualquier cosa que semoviese: pollos, búfalos acuáticos,granjeros de arroz, corresponsales de prensa, americanos perdidos,médicos de losBoinas Verdes —cualquier cosa que respirase—) y un año como prisionero delVietcong,volvióal sudoesteamericano,quenohabíadejadode recordar, sóloparaencontrarse con que no había nada de lo que recordaba, ya no el clásico y vacíodesierto, incluso el translúcido cielo que él había habitado en sus sueños. Algo oalguienhabíanestadocambiandolascosas.

LaciudaddeTucsondelaqueprocedía,yalaquevolvió,estabaahoracercadaporuncírculodeinstalacionesdelTitánICBM.Todavegetación,todavida,enplenodesierto había sido arrasada por las gigantes bulldozers D-9 que le recordaban lasapisonadorasqueaplanabanVietnam.Eldespilfarromaquinistadevinoendesarrolloreal,unaescuálidaplagadefuturosbarriosmarginalesdecasasdedosporcuatrocon

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paneles de fibra seca y techos prefabricados que volaban con el primer vientopotente.Todoelloenelhogardelascriaturaslibres:saposastados,ratasdeldesiertoycoyotes.Hastaelcielo,cuyacúpuladeprofundoazulparecióunavezfueradetodoalcance,empezóacubrirseconunvelodebasuragaseosaprocedentedeloshornosde fundición de cobre, la inmundicia que Kennecott, Anaconda, Phelps-Dodge yAmericanSmelting&RefiningCoarrojabandesdesus sedesalcielopúblico.Unamanchadeaireenvenenadocubriósutierra.

Haydukeveíaestúpidotodoesto.Elardordelaamarguralecalentabaelcorazóny los nervios, el fuego lento de la ira le calentaba los huevos, le erizaba el vello.Haydukesequemaba.Ynoeraunhombrepaciente.

Despuésdeunmesconsuspadres,fueabuscaraunachicaaLagunaBeach.Laencontró,sepeleóconellaylaperdió.Volvióaldesierto,dirigiéndosealnorteporelestedelcañón,lafranjadeArizonaylastierrassalvajesdemásallá.Habíaunlugarque había visto y en el que se quedaría hasta que por fin decidiera qué tenía quehacer.

TeníaenmenteLee’sFerry,elríoColorado,elGranCañón.Hayduke cubriómillas de asfalto a bordo de su jeep de segundamano, un ojo

puestoenlacarreterayelotrocontrolandosualergiaalchamizo,esevegetalexóticodelasestepasdeMongolia.Habíacompradoeljeep,untodoterrenoazulmetalizado,enSanDiego,aungrupodenegociantesdecochesllamadoSquareDealAndyyTopDollarJohnny.Labombadegasolinase lerompióprimero,cercadeBrawley,yenYuma,cojeóporlaautopistaconunpinchazo,loquelesirvióparadescubrirquelosdeSquareDeallehabíanvendido(bienesciertoqueporsólo2795dólares)unjeepsin gato. Problema menor: a él le gustaba aquella máquina, agradecía las barrasestabilizadoras extra, el tanque auxiliar de gas, las llantas de gran rodadura de losneumáticos,elWarnyelcabrestanteWarncon150piesdecableado,elsoporteparalalatadecervezaatornilladoaltablerodemandos,lapinturalibreynatural.

Eldesiertocalmósuvagacólera.Cercadelpolvorientocaminoquesealejabadelaautopistayse internabaenelestediezmillashacia las rampasvolcánicasde lasKofaMountains,sedetuvo,bienlejosdeltráfico,parahacerseelalmuerzo.Sesentósobreunarocacalientealardientesolprimaveralycomióescabecheyquesoyjamónyarosde cebolla, bañándolo todo con cerveza, y sintió a travésde losporosy lasterminaciones nerviosas cómo se le contagiaba la quietud del desierto deArizona.Miró alrededor y se dio cuenta de que aún recordaba los nombres de todos lospequeños árboles de la maleza: el mesquite (extraordinario combustible para lacocina y el fuego, frijol para los tiempos duros, sombra para la supervivencia), elpaloverde,consustallosverdessinhojas,(laclorofilacorreporlacorteza),elárboldehumosutilqueflotacomounespejismoenelbañodearena.

Haydukesiguióadelante.Lacalientefuriadelvientoa65millasporhorasilbaba

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altraspasarsuventanaabierta,lesacudíalamanga,lebesabaeneloídomientrasélseguíaconduciendomásymás,alnoroeste,hacialatierraalta,hacialabuenatierra,hacialatierradeDios,latierraqueDioslehabíadadoaHayduke.Yeramejorquesiguieraasí.ODiostendríaunproblema.

De veinticinco años,Hayduke es un tipo bajo, corpulento, ancho, bienmusculado,conaparienciade luchador.Lacarabarbuda,muybarbuda, conunabocaampliaybuenosdientes,grandespómulosyunaespesamatadepelonegroazulado.DentrohayunpocodesangreShawnee,quizás,enalgúnsitio,alláenelacervogenético.Susmanossongrandesypoderosas,depálidablancurabajoelvellonegro;selenotaquehaestadoenlaselvayluegoenelhospitaldurantemuchotiempo.

Sebebióotracervezamientrasseguíaconduciendo.DospaquetesymediodeseiscervezashastaLee’sFerry.Enplenosudeste,élysusamigosmedíanlasdistanciasdecarretera en porcentajes de paquetes de seis cervezas. De LosAngeles a Phoenix,cuatropaquetesdeseiscervezas.DeTucsonaFlagstaff,trespaquetes.DePhoenixaNueva York, treinta y cinco paquetes. (El tiempo es relativo, dijo Heráclito hacemucho,y ladistanciaestáen funciónde lavelocidad.Tras losúltimosavancesdeltransportelatecnologíaeslaaniquilacióndelespacio,lacompresióndetodoserenunsolopunto,yesoseconsigueconlaayudadelospaquetesdeseis.Lavelocidadesladrogadefinitivayaloscoheteslospropulsaelalcohol.Haydukehabíaformuladoestateoríaporsímismo).

Sintió que el sol compartía su regocijo, el alcohol corriendo a través de lacorriente de su sangre, la satisfacción de su jeep avanzando a fondo y bien, sinproblemas,gambeteandohacialasrojascolinasdelastierrasdelcañón,lasmesetaspúrpuras,lasrosadasladerasylospájarosazules.Todaslaslecturasdesucomplicadosistemanerviosoavisabanproblemas.Perosiemprelohacían.Erafeliz.

HabíauncampoespecialdelasFuerzasEspeciales.Habíaunaseñalespecialquecolgaba,juntoalasbanderasconfederadas,enlapuertadeentradaalcampoespecial.Laseñaldecía:

Simataspordineroeresunmercenario.Simatasporplacereresunsádico.Simatasporlasdoscosas,eresunBoinaVerde.BIENVENIDO.

Hacialastierrasaltas.LasmontañasdeFlagstaffsecombabanalfrente,losaltospicoscoronadosdenieve.ElvaporgrisazuladodelosaserradorassuperabalabrumadelasverdesconíferasdelParqueNaturaldeCoconino,elgranbosquequecomponíauncinturónverdealnortedeArizona.A travésde laventanaabierta secolabanelaire resplandeciente, el aroma a resina, el olor del humo de la madera. El cielo,

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encumbrandolasmontañas,alquenomanchabaunasolanube,eradelprofundoazuldelosverdaderosdeseos.

Haiduke sonrió, sedilataron las aletasde sunariz (yoga isométrico), abrióotralatadeSchlitz, dirigiéndose aFlag,26.000habitantes, 6900pies sobre el niveldelmar,yrecordóaunpolicíadeFlagstaffalquesiemprelehabíatenidoganas.Injustadetención,unanocheenlatrenaconveintenavajosvomitando.Algoqueseenconaenunaesquinadesumentedurantetresaños,unapicazónquenopodíarascarse.

Sóloporelplacerdehacerlo,pensó¿porquénoahora?Eralibre.Noteníanadamejorquehacer.¿Porquénoahoraentonces?Sedetuvoarepostarenunaestacióndeautoservicio, llenó el tanque, revisó el aceite, y buscó en una guía telefónica yencontró el nombre y la dirección que buscaba. No tenía problema alguno pararecordar el nombre: el nombre en la placa en la camisa, al igual que su tarjeta deidentificaciónylasinsigniasenlasolapa,seabrieronpasoantelosojosdelamentedeHayduke,tanvívidamentecomositodohubiesesucedidolanocheantes.

Cenó en un café oscuro, luego se dirigió a la dirección que había anotado yaparcó su jeep a media manzana de distancia y luego esperó. Atardecía, el brevecrepúsculodelsudoeste,laslucesdelasfarolasencendiéndose.Esperóhastaquesehizo de noche, vigilando el portal de la casa. Esperó, pasando revista a su plan,inventariandolasarmasqueteníaeneljeep,sinpermisoparatenerlasperodispuestasparasuuso:uncuchilloBuck,elEspecial,pulidohastacobrarlaagudezadefilodeunanavaja,unapistola.357Mágnum,cargadaaexcepcióndelarecámaravacía,unapequeñaballestadeaceroCVcondardosBroadhead,fabricadosconlosrestosdeunhelicóptero siniestrado, un recuerdo de Dak To (¡Hoa binh[7]!), una carabinaWinchestermodelo94,elrifleclásicoparamatarciervos,empaquetadoenunafundadesillademontar,unAK47(otrosouvenir)condospresillasdeplátanopegadasconcinta adhesiva, cargado, y la pieza principal, columna vertebral de su arsenal, unelementobásicoparacualquierkitdelamuertebienequipado,elrifleRemingtonderepetición.30-06conunalcanceobjetivoenlavariableBausch&Lombde3x-9x,losuficientementeprecisoparaencargarsedecualquierGook[8],decualquierGreek[9]odeloídode tuhermanoaquinientasyardas (altavelocidad, trayectoriaplana).Paracompletar el kit, pólvora, balas, lo necesario. Comomuchos americanos,Haydukeamabalasarmas,eltactodelaceite,eloloracredelapólvoraquemada,elgustodellatón,lasaleacionesdecobre,lasmonturasbrillantes,todaslascosasbienhechasyletales.

Aunqueseguíasiendounamantedelasardillas,lospetirrojosylasniñas,lehabíacogidoelgusto,comootros,aladestrucciónmetódica,completayminuciosa.Unido,en su caso, con una pasión por la equidad (estadísticamente rara) y el instinto deconservación justoparanodejar lascosascomoestaban, sinocomodeberíanestar,(aúnmásraro)paradejarlascomoeran.

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(«¿Chicas?»,habíapreguntadoelsargento.«Enlaoscuridadtodassonlamisma.¡Aquiénleimportauncarajolaschicas;tendríasquevermicoleccióndepistolas!».Algúnsargento,comoesequedespuésdelaccidenteacababatorpementemetidoenunabolsanegra,enviadoacasaenunestuchedemadera,comootros55.000).

Sentado en la oscuridad, esperando,Haydukedeshojaba sus opciones.Primero,nomatar;elcastigodebíaajustarsealdelito,yeldelitoenestecasoeralainjusticia.Eloficial,denombreHall,lehabíaarrestadoyencarceladoporembriaguezpública,loqueconstituíaunapruebafalsa:Haydukenoestababorracho.Loquehabíahecho,alastresenpuntodelamañanaaunamanzanadesuhotel,fuepararseavercómoelpolicíaHallyuncompañeronouniformadointerrogabanauntranseúnteindio.Hall,no acostumbrado a que le interpelara un civil desconocido, cruzó la calle, irritado,nervioso, exigiendo inmediata identificación. Sus formas hicieron retroceder aHayduke.

—¿Paraqué?—dijoconlasmanosenlosbolsillos.—Sacalasmanosdelosbolsillos—leexigióelpolicía.—¿Paraqué?—dijoHayduke.La mano de Hall tembló sobre la cacha de su revólver, era un policía joven,

neurótico, inseguro. El otro hombre esperaba en el auto de policía, observándolotodo, una escopeta colocada verticalmente entre sus rodillas.Hayduke no se habíadadocuentadelaescopeta.Demalagana,sesacólasmanosvacíasdelosbolsillos.Hallloagarródelcuello,yloarrastróalotroladodelacalle,lopusocontraelauto,empezóacachearlo,oliendosualientoacerveza.LassiguientesdocehoraslaspasóHaydukeenunbancodemadera,enelbarracónparaborrachosdelaciudad,elúnicoblancoenuncorodeNavajosmareados.Dealgúnmodosesintiómolesto.

Porsupuestoquenopuedomatarle,pensóHayduke.Todoloquequieroesdarleunpardetortas,paraquesudentistatengaalgodetrabajo.Partirleunacostilla,quizá.Arruinarle la tarde, nada drástico ni irreparable. El problema es, ¿tendría queidentificarme? ¿Tendría que recordarle nuestra breve relaciónde amistad? ¿O seríamejordejarleenelsuelopreguntándoseporculpadequiényporquélehabíapasadotodoaquello?

SabíaacienciaciertaqueHallnoseríacapazdereconocerle.¿Cómopodríaunpolicíaquedeteníatodaslasnochesaunadocenadeborrachos,tiradosyholgazanes,recordaralbajo,moreno,oscuroycorrienteGeorgeHayduke,que,desdeentonces,habíacambiadoconsiderablementedeaspecto,yeraahoramásfuerte,másgrandeymáspeludo?

Unautodelapolicía,delaPolicíadeFlagstaff,seacercólentamente,laslucesseapagaronysedetuvofrentealacasadeHall.Bien.Unhombreenelauto.Muybien.Elhombreseapeó.Vestíadecivil,nollevabaeluniforme.Haydukelocontemplóatravésdelapenumbra,amediamanzanadedistancia,sinestarseguro.Elhombrese

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dirigióalapuertadelacasayentrósinllamar.TeníaqueserHall.Obienunavisita.Máslucesseencendieronenelinteriordelacasa.

Haydukecolocóelrevólverensucinturón,saliódel jeep,sepusounacazadoraparaesconderlapistolayfuehastalacasadeHall.Lascortinasestabanechadasylaspersianasbajadas,nopodíavernadadelinterior.Elmotordelautodepolicíaestabaencendido.Haydukecomprobólapuertadelauto:abierta.Caminóhastalaesquinadelamanzana, bajo los árboles y las farolas, se internó por un callejón de grava quehabíadetrásdelahileradecasas.Losperrosladrabanentreloscubosdebasura,lostendederos, los columpios.Contando laspuertasvio, a travésde laventanadeunacocina,alhombrequeestababuscando.Aúnjoven,bastanteguapo,irlandés,Hall,elpolicía,sosteníaconunamanounatazadecaféypalmeabalagrupadesuesposaconla otra. Ella parecía feliz, él parecía distraído. Una típica escena doméstica. ElcorazóndehierrodeHaydukesederretíaligeramenteporlosbordes.

Noteníamuchotiempo.Encontróunaparcelasincercarentrelascasasycorriódevueltaa lacalle.Elautodepolicíaestabaaúnallí, conelmotorenmarcha.EncualquiermomentoHallseterminaríasutazadecaféyvolvería,bastardosatisfecho.Hayduke se deslizó tras el volante del auto y sin encender los faros avanzótranquilamentecalleabajohacialaprimeraesquina.ElverdeojoúnicodelMotoroladel patrullero resplandecía en la oscuridad de la cabina, el altavoz transmitía untráfico constante de calmas vocesmasculinas hablando de sangre, restos, desastre.Colisión frontal enMountain Street.Mejor para Hayduke, la tragedia de la rutinaquizáleotorgaríaunminutomásantesdequeHallpudieradifundirlavozdealarma.Giró en la esquina y se dirigió al sur por la calle principal hacia los raíles delferrocarrildeSantaFe,sepreparóparaelasalto.Hall,seguro,teníauntransmisorderadio de la policía en su casa.Mientras Hayduke hacía sus planes. Cosas que nodebeshacerestanoche.DecidióprimeroquenoibaaestrellarelautodepolicíaenellobbydelCityHall.Segundo…

Se cruzó con otro auto de policía que iba en dirección contraria. El oficial alvolante lemiró fugazmente y él lemiró igualmente.Unos pocos transeúntes en lacallelovieronavanzar.Sefijóenelespejoretrovisor.Elotroautodepolicíasehabíadetenidoenunaintersección,esperandolaluzdelsemáforo.

Hubounapausaenlaradio.LuegolavozdeHall:«Atodaslasunidades,10-99,atodaslasunidades,10-99.Auto12,10-35,10-35.Repito:atodaslasunidades,10-99.Autodoce,10-35.Confirmación,porfavor,KB-34».

Buen control, pensó Hayduke. ¿Cómo iba a olvidarse de esa voz? Ese bonitoirlandéscontrolabalahisteria.¡BuenDios,peroahorameodia!Uodiaaalguienencualquiercaso.

Hubounaamalgamadevoces intentando respondera lavezen la radio.Luegosilencio.Unavozseimpusoentoncesclarayalta:

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—KB-5,KB-6.—KB-5.—Hemosvistoalautodocehaceunminuto,sedirigíaalsurdelaSegundaentre

FederalyMountain.—Diez-cuatro,KB-6.Todas las unidadesmóviles excepto auto cuatro diríjanse

inmediatamenteaesaárea:10-99,10-99,autodoce,Kb-34,Kb-5.—KB-34,KB-5.Respondaporfavor.—KB-34.—¿Diez-nueve?—¿Diez-dos?—¿Diez-nueve?—¿Qué?—¿DóndediablosestáHall?—KB-34.—¿Entonces,quiénconduceelautodoce?—Nolosé.Haydukecogióelmicrófono,presionóelbotóndetransmisiónydijo:—Soyyo,pedazosdemierda.Sóloqueríadivertirmeunpocoenvuestropequeño

pueblucho,¿vale?KB-34,corto.—Diez-cuatro—dijolaradio.Hubounapausa—.¿Quiénestáhablando?Haydukeselopensóunmomento.—Rudolf—dijo—.Eseeselquehabla.Otrapausa.—KB-5,aquíKB-6.—Adelante.—Tenemosalsujetoalavista.Todavíasedirigealsur.—Diez-cuatro.Preparadoparainterceptarlo.—Diez-cuatro.—Diez-cuatroloscojones—dijoHaydukealmicrófonodesuaparato—.Primero

tendréisquecogerme,jodidoscabezadechorlito.Lamentó,porunmomento,quenohubieraningunamaneradequepudierarecibir

y escuchar sus propias emisiones.Desde luego se estarían grabando en cinta en lacomisaríadepolicía.Pensóporunmomentoenalgodenominadohuellasdevoz,laanalogíaenaudioalashuellasdigitales.Quizáélescucharíasusemisiones,despuésdetodo,algúndía.EnunasaladejuiciosdeArizona.Conelsolemnejuradoreunido.Diosmaldigasusojos.

Laradiodenuevo:«Tengaencuentaelsujetoque todas lasemisionesderadioson controladas por la Comisión Federal de Comunicaciones y que el mal uso oabusodelsistemadetransmisionespolicialesesundelitofederal».

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—Que se joda la Comisión Federal de Comunicaciones. Jódete tu también,maricóndeFlagstaff.Memeoentodosvosotrosaunaalturaconsiderable.

Elautogemíaen laoscuridad,avanzandotranquilamentea travésdecallescasivacías,mientrasHayduke esperaba una respuesta.No hubo ninguna. Luego se diocuentadequetodavíamanteníapulsadoelbotóndetransmisióndelmicro,yesoeralo que impedía que hubiera más comunicaciones en el canal. Dejó el micro y seconcentró en la conducción. Se reinició el tráfico de voces en la radio, elininterrumpidointercambiodecalmas,sibien,lacónicasvocesmasculinas.Dilesquevamosadarlesunapista,pensó.ElferrocarrildeSantaFeestabaasólounamanzana.Lassirenasdetrás,ladestruccióndelante.

Las luces rojas parpadeaban en el cruce. Sonó la campana de aviso. Haydukeaminoróelpaso.El tren se aproximaba.Lasbarricadasdemaderadescendíanparaimpedir el cruce.El autopasóantesdequecayeradel todo laprimera,yHaydukeechóelfrenodejandoelautoenelcentrodelcruce.Miróaambosladosyvioatravésde la rugiente oscuridad el parpadeo de la luz brillante de la locomotora que se leveníaencima,sintióelestruendodelasruedasdehierro,oyóelrebuznodelabocinade la máquina. En ese mismo instante escuchó el ulular de las sirenas, las lucesintermitentesdecolorazulaproximándose,amenosdedoscuadrasdedistancia.

HaydukedejóelautodeHallallí,enlacruzdelcruce.Antesdedejarlo,detodosmodos, cogióuna escopeta, un cascoyuna linternade seis baterías, y se los llevóconsigoen laoscuridad.Cuandosealejabade laescenadelcrimen,con losbrazosllenosyelcorazónlatiéndoleconalegría,escuchóunchirridodefrenos,unbramidode cláxones, un sólido, metálico crash de lo más satisfactorio, intensamenteprolongado.

Miró atrás sobre su hombro. La locomotora, haciendo gemir los frenos, con elrespaldodetresunidadesdepotenciaextrayelpesoyelimpulsodeuntrendecargade 125 coches, rodaba por los raíles empujando con su hocico de hierro el autopolicía,hechounamasijodehierrosquelevantabadelsuelounalluviadechispas.Elauto dio una voltereta, se le rompió el tanque de gasolina y combustionó en unallamaradavioletayazafrán,unahogueraque,mientrasavanzaba,ibailuminandounahileradevagonesqueestabanenvíamuerta,lapartedeatrásdelHotelMoctezuma(habitaciones por 2 $ noche), algunos postes de telégrafo, una valla publicitaria(BienvenidosaFlagstaffelcorazóndelPintorescoNorte)y laobsoletayanticuadatorredelDepósitodeAguasdeFlagstaff,Atchinson,TopekaySantaFe.

Triunfal, se escabulló por sucios callejones, esquivando el hierro, la ley, lossonidos de los coches policía que como un enjambre de avispas enloquecidasrecorríanlaciudad.Alcanzólaseguridaddesujeepe,ileso,saliódelaciudadhacialaacogedoraoscuridad.

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Durmió bien esa noche, en los bosques de pinos cerca de Sunset Cráter,cómodamente metido en su ancho sarcófago, un saco de plumas de ganso, ligerocomo una pluma, caliente como el útero. Bajo el fulgor de diamante deOrion, elbrillo de las Siete Hermanas, mientras las estrellas disparaban lánguidas flamas atravésdelatroposfera.Ladulzuradeaquello.Lasatisfaccióndeltrabajobienhecho.Cualquiera que fuese.Donde quiera que llevase.De un árbolmás verde de lo quepudieraspensarenuncañónrojocomoelhierro.

Selevantóantesqueelsol,enelamanecerdeplataazul,hizocaféeneldiminutohornilloPrimus.Cantaba,«¡química,química!¡necesitoquímica!»,elmantramatinaldeHayduke.Atravésdelossolitariospinosviouncírculodeplasmáticohidrógeno,demasiadobrillanteparamirarlode frente, levantándoseapresuradamente sobre lascordilleras escarpadas del desierto Pintado. Música de flauta encantadora flotabadesdeningunaparte:eltordosolitario.

Alacarretera,George.HaciaelNorte.Llenóeltanqueensusurtidorfavorito,lafactoría de la Montaña Sagrada, firmó algunas peticiones (Salvemos BlackMesa,Bastayademinas)ycompróunapegatinaELPODERROJOCREEENHOPI,queibaacolocarencimadelaquellevabaelantiguodueñodesuauto:

QUETENGASUNBUENDÍACRETINO

Rodómontaña abajo, hacia el rosado amanecer, hacia la base del río PequeñoColorado,haciael rosapastelyelmarrónchocolateyelumbríobeigedeldesiertoPintado.La tierrapetrificada.La tierrade los indiosconglaucoma.La tierrade lasalfombrasdetejidosvegetalesteñidosamano,deloscinturonesdeconchaplateada,delassobrecargadascargassociales.Latierradelosantiguosdinosaurios.Latierrade los dinosauriosmodernos. La tierra del cableado eléctricomanchando yardas yyardasatravésdeunospostesidénticoscomopatasdeunciempiésmonstruosodelespacioexteriorquehubiesesidodepositadoenlallanuradeldesierto.

Haydukefruncióelceñomientrasabríaelprimerpaqueteoficialdeseislatas(unaymediahastaelLee’sFerry).Norecordabatantoscablesdealtatensión.Avanzabanhacia el horizonte en una hilera interminable, haciendo bucles entre sí al unir susbrillos a los cables de alta tensión que conducía la energía de la presa de GlenCanyon, de laCentralEléctricaNavajo, de las plantasdeTourCornesyShiprock,enlazando el sur y el oeste al próspero sudoeste y California; las ardientesmegalópolisquedevorabanalasindefensasciudadesdelinterior.

Lanzó su latavacíapor laventana,ypuso rumboalnortea travésde territorioindio.Unatierraarruinada,atravesadapornuevaslíneaseléctricas,elcieloempañadoconelhumodelasplantasdeenergía,lasmontañasagujereadasdeminas,elpastoreocondenado a muerte, la erosión que seguía imparable. Pueblos miserables conbloques de cemento unidos por una línea de alquitrán en cuyos bordes de vez en

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cuandoaparecíanchabolas: la tribuseextendíapletóricacomocaldodecultivo:de9500en1890habíanpasadoa125.000hoy.¡Fecundidad!¡Prosperidad!Dulcevinoenvenenado,nosotrosteadoramos.

El verdadero problema con los indios dejados de la mano de Dios, reflexionóHayduke, es que ellos no son mejor que cualquiera de nosotros. El verdaderoproblema es que los indios son tan estúpidos y codiciosos y patéticos y cobardescomolosblancos.

Dándole vueltas a eso abrió la segunda lata de cerveza. La factoría de GrayMountainaparecióanteél,conindiosholgazanesdescansandoenlazonasoleadadelapared.Unapiel rojaque llevaba lablusadepana tradicionalsepusoencuclillasentre loshombres,sesubiósu largayvoluminosafaldaymeósobreelpolvo.Ellaestabasonriendo,loshombressereían.

NosacercamosalcrucedeGrandCanyon.Eltráficoobstruyesuavanceimpaciente.Frenteaélunapequeñadamadepelo

azulobservaatravésdesuvolantelacarretera,sucabezaapenasasomaporencimadeltablerodemandos.¿Quéestáhaciendoesamujeraquí?Hayunancianopequeñojuntoaella.MatrículadeIndianaensuOldsmobile.Laabuelayelabuelohansalidoa ver el país. Conduce prudentemente a 45 por hora. Hayduke gruñe. Muévase,señora, o sálgase de la puta carretera. Dios mío, haces que te preguntes cómopudieronsalirdelgarajeyponerrumboaloeste.

A dos millas está la factoría del Cruce. Se paró allí para una cerveza y porcasualidadoyóalencargadodecirleaunempleado,mientraslemostrabaunamantatejida amano, «Pagué cuarenta dólares por esta pieza, el piel roja se iba a Sing yqueríallevarsealgodedinero;lavenderemosadoscientoscincuenta».

Lacarreterasehundíaanteél,bajandohaciaelvalledelríoPequeñoColoradoyeldesiertoPintado.Delossietemilpiesenlacumbredelpasoalostresmilpiesenel lecho del río. Le echó un vistazo al altímetro colocado en su salpicadero. Elinstrumento le dio la razón. Aquí estaba el desvío a South Rim, Grand Canyon.Incluso ahora, en mayo, el tráfico de turistas parecía abundante: una constantecorrientedeacero,plástico,vidrioyaluminiocorriendohaciaelcruce,lamayoríadevuelta al sur hacia Flagstaff, pero una parte de ella se dirigiría al norte, a Utah yColorado.

Mi dirección, pensó, van en mi dirección, y no pueden hacer eso. Tengo queborrar ese puente. Pronto. Sus puentes. Pronto. Todos ellos. Pronto. Llevan suscochesdehojalataa la tierrasagrada.Nopuedenhacerlo,noes legal.Hayuna leycontraeso.Laleymásalta.

Bueno,tambiéntúloestáshaciendo,sereprochóasímismo.Sí,perolomíosonasuntosimportantes.Despuésdetodo,soyunelitista.Encualquiercaso,lacarreteraestá aquí ahora, para ser utilizada. También he pagado mis impuestos, y sería un

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imbécil simeapearaycaminaray lesdejaraaellos, los turistas, escupir susgasescontaminantes en mi jeta, ¿verdad? ¿No es cierto? Sí, sería un imbécil. Pero siquisieraponermeacaminar—yloharécuandollegueelmomento—quéentonces,caminaríatodoeltiempodesdeaquíaHudsonBayyvuelta.Yloharíasinproblemas.

Hayduke pisó a fondo pasado el cruce, escape libre, dirección norte-noroestepasadoTheGapyCedarRidge(cobródenuevoaltura)haciaEccoCliffs,AhinumoAltar,MarbleCanyon, lasVermilionCliffsyel río.ElColorado.El río.Hastaque,ascendiendo una pendiente larga, consiguió tener una vista—por fin—de todo elterritorioalquesehabíadirigido,elcorazóndelatierradesucorazón,extendidaanteydetrásdeélexactamentetalycomolohabíasoñadoenlostresañosenqueanduvoperdidoenlaselva.

Procedió casi cautelosamente (para lo que solía) bajando la larga y empinadapendientehaciaelrío,veintemillasdecarreteraycuatromilpiesdedescenso.Teníaqueviviralmenosunahoramás.MarbleCanyonseabríaacontinuación,unagrietanegra como la huella de un terremoto que zigzagueaba a través de las coloreadasdunas del desierto. Los acantilados del Eco oscilaban al noroeste hacia la oscuramuesca en el monolito de pétrea arena donde el Colorado se extendía desde lasprofundidadesdelameseta.AlnorteyaloestedelamuescaselevantabalamesetadeParia, pococonocida,nadievivía allí, y los acantiladosdeVermilion,de treintamillasdelargo.

Regocijado, Hayduke, bebiendo más cerveza, terminándose el pack de seis deFlagstaff, condujo prudentemente, a setenta, hacia el río por la estrecha carretera,tarareandocontraelvientounacanciónincoherente.Eradehechounaamenazaparaotros conductores pero podía justificarse diciendo: Si no bebes, no conduces. Sibebes,conducecomotedélagana.¿Porqué?Porqueeslalibertad,nolaseguridad,elbienmásalto.Porque lagentequeconducedebeestarabiertaa todo—niñosentriciclos, pequeñas damas en Plymouths de la época de Eisenhower, lesbianashomicidasmanejandogigantescos tractoresMack.Dejadquenohaya favoritismos,nadadelicencias,ningunareglaparalacarretera.Dejadquetodoelmundohagaloquelevengaengana.

Felizcomouncerdoenlabasura,asíllegaHaydukeacasa.Pronunciadascurvasaproximándose al puente: REDUZCA, 15 MPH. Los neumáticos chillaban comogatos en celo, derrapan todas sus ruedas en la primera curva. Otro derrapaje. Unaullidodegoma,eloloraquemadodelosfrenos.Elpuenteaparece.Pisaafondo,lospiesbailanenlaspalancasdefreno,embragueyacelerador.

«PROHIBIDO DETENERSE EN EL PUENTE», dice la señal. Él se para enmedio del puente.Apaga elmotor. Escucha un instante el silencio, el susurro quesubecuatrocientospiesdesdeelríoquecorre.

Hayduke se apea del jeep, camina por la pasarela del puente y se asoma. El

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Colorado, el tercer río más largo de América, arranca murmullos en sus riberas,remolinos en las piedras caídas, agrieta las paredes de piedra caliza de MarbleCanyon.Aguasarriba, tras lacurva, seencuentraelpuntodel ferrydeLee,quehaquedado obsoleto por el puente en el que estáHayduke.Aguas abajo, a cincuentamillas, está la entrada del río enGrandCanyon.A la izquierda, norte y oeste, losVermillionCliffsbrillanrosadoscomounasandíaa la luzdelsolquetrepacumbretrascumbreenlasperpendicularesladerasdearena,elperfildecadaunadelasrocasinvestidodeunanoblezamisteriosa,solemne,inhumana.

Lavejigalevaaestallar.Lacarreteraessilenciosayestádesierta.Puedequeelmundo se haya acabado.Es hora de liberar toda la bebida consumida.Hayduke sebaja la cremallera ymanda un chorro arqueado de Schlits a cuatrocientos pies dealtura, un arco que cruza el espacio hasta la corriente de abajo. No es ningúnsacrilegio, sólo un júbilo calmo. Los murciélagos parpadean en las sombras delcañón.Unagrangarzaazulsobrevuelaelrío.Estásentreamigos,George.

Olvidándose de cerrarse la bragueta y abandonando el jeep en la carretera sinnadie,caminahacialaotrapuntadelpuenteytrepaaunalomadelcañón,unpuntoaltodesdeelquecontemplareldesierto.Seponederodillasytomaunpocodearenaroja. Se la come. (Es buena para el buche, rica en hierro. Buena para lamolleja).Vuelvedenuevolavistaalrío, lasaltascolinas,elcielo, lamasaflameantedelsolbajando como un barco tras un banco de nubes. La polla de Hayduke, flácida,arrugada, olvidada, le cuelga en su abierta bragueta, goteando un poco. Extiendefirmemente sus piernas en la roca y levanta los brazos al cielo, las palmas haciaarriba.Una inmensa alegría le recorre todo el cuerpo, fluyendo por sus huesos, susangre,susnervios,sustejidos,atravésdecadaunadelascélulasdesucuerpo.Echaatráslacabezayrespirahondo.

Unagarza,uncarnerocimarrónarribaenelacantilado,uncoyotequeseparaenla ribera del río y escucha un aullido, la canción del lobo, que se eleva sobre laquietudcrepusculary semultiplicaa travésdelvacíode lanochequecae sobreeldesierto. Un largo y prolongado, profundo y peligroso, salvaje y arcaico aullidoelevándoseyelevándoseyelevándoseenelairequieto.

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N3.OrígenesIII.SeldomSeenSmith

acidoporcasualidadenelsenode laIglesiadeJesucristode losSantosdelos Últimos Días (mormones), Smith se había tomado con respecto a sureligiónunperiodosabático.Eraunjackmormon.Unjackmormonesaun

mormón decente lo que una liebre a un conejo. Su conexión con los padresfundadoresdesuiglesiasepuedenconsultarenlabibliotecagenealógicamásgrandedelmundo,enSaltLakeCity.Comoalgunodesuscorreligionarios,Smithpracticabael matrimonio plural. Tenía una esposa en Cedar City, Utah, una segunda enBountiful, Utah, y una tercera en Green River, Utah —cada una de ellas a unacómoda distancia de un día en auto de la siguiente—. Su nombre legal era JosepFielding Smith (por un sobrino del mártir fundador), pero sus esposas le habíanpuestoelnombrequellevaba,«SeldomSeen»(osea,«Raravezvisto»).

ElmismodíaenqueGeorgeHaydukecondujodesdeFlagstaffhastaLee’sFerry,Seldom Seen Smith se dirigió desde Cedar City (dondeKathy) después de que lanoche antes estuviera en Bountiful (donde Sheila), siguiendo su rumbo hacia elmismodestino.Sedetuvoenelcaminoenunalmacéndondesehizoconunequipo

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para un viaje en barco por el Gran Cañón: tres balsas de neopreno, equipos deperforacióndecarga,remos,bolsasimpermeables,ylatasdemuniciónbélica,tiendasdecampañas, lonas, cuerdasymuchas,muchas,muchasotrascosas,yunasistenteparaayudararemaralhombre.Seenteródeque,enteoría,suayudanteyasehabíadesplazadoalpuntodesalidaenLee’sFerry.Smithnecesitabatambiénunconductor,alguienquellevasesucarrodesdeLee’sFerryaTempleBarenellagoMead,dondela excursión por el cañón terminaba. La encontró, por preacuerdo, entre las otrasapasionadas del río que estaban por el almacén de Expediciones Gran Cañón. Locargó todomenosa la chicaen laparte traserade sucamioneta,y siguióadelante,haciaLee’sFerryporelpasodePage.

Se dirigieron al este bajo el cuadrado de cielo perfecto de Utah, rojas colinasbajas, mesetas de piedra blanca y antiguas extrusiones volcánicas —el pezón deMollie, por ejemplo, visible desde la autopista a treintamillas al este deKanab—.MuypocoshabíanllegadoalacumbredelpezóndeMollie:elMayorJohnWesleyPowell fue uno, Seldom Seen Smith, otro. Aquella cúpula azul en el sureste, acincuentamillasmirandorecto,eslaMontañaNavajo.Unodeloslugaressagradosde la tierra, el ombligo de Dios, om y omphalos, sagrado para chamanes, brujas,magos,todoaquelalqueselehubieraidolaolladeificandoalsol,procedentesdelossantuariosmísticosdeKeetSeel,DotKlish,TubaCityyCambridge,Massachusetts.

Entre Kanab, Utah y Page, Arizona, una distancia de setenta millas, no habíaciudad alguna, no había habitación humana en parte alguna, con excepción de undestartaladoconjuntodechozasyunoscontenedoresdehormigóndenominadoGlenCanyonCity.GlenCanyonCityseconstruyóconfeyfantasía.Comodecíaunaseñalenlaúnicatiendadellugar:«Unaplantadeenergíadecuarentamillonesseconstruiráprontoadocemillasdeaquí».

Smithy sucompañerano separaronenGlenCanyonCity.Nadie separabaenGlen Canyon City. Llegaría el día en que, como sus fundadores esperaban y sushabitantessoñaban,habríaunacolmenadeindustriayavaricia,perodemomentonosatenemosaloshechos:GlenCanyonCity(NOARROJARBASURAS)selimitabaapudrirse a un lado de la carretera como unVolkswagen al que le pegaron fuego yolvidaron sinpiedad en lamaleza abundantede la alcalina tierradeUtah.Muchospasabanperoningunoseparaba.Smithylachicapasaroncomoabejasenvuelo.

—¿Quéeraeso?—dijolachica.—GlenCanyonCity.—No,merefieroaeso—yseñalóalgoatrás.Élmiróporelespejoretrovisor.—EsoeraGlenCanyonCity.PasaronladesviaciónaWahweapMarina.Amillasdedistancia,traslapendiente

dearena,lasdunas,lashierbasdearrozindias,losmatojos,sepodíaverungrupode

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edificios,unrecintoparacaravanas,carreteras,muelles,yunracimodebarcasenlabahía azul del lago. Lago Powell, la joya del Colorado, 180 millas de depósitoamuralladoporrocadesnuda.

Smithlollamabalamuerteazul.ComoeldeHayduke,sucorazónestaballenodeun odio bien alimentado. Porque Smith también recordaba algo diferente. Élrecordaba el río de oro fluyendo hacia el mar. Recordaba un cañón llamado PasoEscondido,otrollamadoSalvación,otrollamadoÚltimaOportunidad,yotrollamadoProhibidoyotrosmuchosmás,algunosdeellosnuncatuvieronnisiquieranombre.Él recordaba los extraños y grandes anfiteatros llamados Templo de la Música yCatedral del Desierto. Todo aquello ahora estaba bajo las aguas de la reserva,desapareciendolentamentebajocapasdesedimentos.¿Cómopodíaolvidarse?Habíavistodemasiado.

Estabanllegando,enmediodeuncrecienteflujodecochesycamiones,alpuenteyalapresadeGlenCanyon.SmithaparcósuautofrentealmonumentoalsenadorCarlHayden.Suamigayélseapearonycaminaronporlapasareladelpuentehastalamitad.

Setecientospiesabajosonabaloquequedabadelríooriginal,lasverdosasaguasqueemergían,atravésdelaturbinayeltúnel,desdelasalademáquinasenlabasedelapresa.Marañasdecableseléctricos,hechosdehebrasqueteníanelgrosordeunbrazodehombre,escalabanlasparedesdelcañónentorresdeacerofusionadosenunlaberinto de transformadores que se extendían hacia el sur y hacia el este, haciaAlburquerque,Babilon,Phoenix,Gomorrah,LosAngeles,Sodom,LasVegas,Nieve,Tucson,lasciudadesdelallanura.

Ríoarribadesdeelpuenteseencontrabaeldique,undeslizamientodehormigónquecaíaasetecientospiesdeprofundidadenfachadacóncavadesdeelbordedelapresaalasverdesyerbasquehabíaeneltejadodelasiguienteplantadeenergía.

Ellossequedaronmirándolo.Lapresapedíaatención.Unamajestuosamasadecemento.Estadísticasvitales:792.000toneladasdehormigónquehabíancostado750millones y la vida de dieciséis (16) trabajadores. Cuatro años de obras, el primerconstructorMorrison-Knudsen, Inc, patrocinadopor laOficinadeRecuperacióndelosEstadosUnidos,cortesíadeloscontribuyentesamericanos.

—Esdemasiadogrande—dijoella.—Esoes,querida—dijoél—,y¿quépasa?—Nopuedes.—Habráalgunaforma.—¿Cuál?—Nosé.Perotienequehaberunaforma.Estabanmirandolasaguasquecaíanylasuperficiedelacrestadelapresa.Esa

cresta,losuficientementeanchacomoparaquecupierantrescamionesEuclides,era

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la parte más estrecha de la presa. Desde la cumbre se ensanchaba hacia abajoformando una cuña invertida que bloqueaba el Colorado. Tras la presa las aguasazules brillaban reflejando el cielo en blanco, el feroz ojo del día, y decenas delanchasacelerabanmásymáshaciendodeslizaresquíesacuáticos.Lejanozumbidodemotores,gritosdealgarabía.

—¿Cómocuál?—¿Paraquiéntrabajas?—dijoél.—Parati.—Esoes,puespiensaalgoentonces.—Podemosrezar.—¿Rezar?—dijoSmith—.Mira,unacosaquenosemehabíaocurrido.Vamosa

rezarporqueseproduzcaunprecisoterremotojustoaquí.YSmithsearrodilló,allí,sobreelcementodelacarreteradelpuente, lacabeza

inclinada,cerradoslosojos,juntaslasmanospalmaconpalma,enactitudderezo,yrezó. Por lo menos sus labios se movían. Rezaba, a plena luz del día, mientraspasaban turistasy tomabanfotografías.AlgunodirigiósucámarahaciaSmith.Unaguardianadelparquedirigiósuatenciónhaciaél,frunciendoelceño.

—Seldom—murmurólachica,avergonzada—,estásdandoelespectáculo.—Hazcomosinomeconocieras—lesusurróél—.Yprepárateacorrer.Latierra

sevaaabrirdeunmomentoaotro.Yvolvióasuplegaria.—QueridoDios—rezó—, tú sabes y yo sé qué había aquí, antes de que esos

bastardos de Washington viniesen para arruinarlo todo. ¿Te acuerdas del río, lograndeydoradoqueeraenjunio,cuandolagrancorrientebajabapor lasRockies?¿Te acuerdas de los ciervos en los bancos de arena y de las garzas azules en lossauces, y el bagre tan grande y tan sabroso y cómo ellos lo echaron a perder paracomersalami?¿RecuerdasesehermosopezcrackquebajabaporelCañóndelPuenteyelCañónProhibido,quéverdeyfrescoyclaroera?Dios,essuficienteparaqueunhombresevuelvaloco.Di,¿recuerdasalviejoWoodyEdgellarribaenHiteyelviejoferry que usaba para cruzar el río? Ese chisme loco colgando de sus cables, ¿teacuerdas de ese trasto? ¿Te acuerdas de las cataratas en el Cañón de las CuarentaMillas?Bueno,tambiénsecargaronlamitaddeellas.YpartedelEscalanteyanoestá—DavisGulch,WillowCanyon,GregoryNaturalBridge,Ten-Mile—.Escúchame,¿meestásescuchando?Hayalgoquepuedeshacerpormí,Dios.¿Quétalunpequeñoyquirúrgicoseísmojustosobreestapresa?¿Deacuerdo?Encualquiermomento.Porejemploahoramismo,esomeresultaríamuygrato.

Esperóuninstante.Lavigilante,quenoparecíamuycontenta,estaballegandoaellos.

—Seldom,vienenlosguardias.

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Smith terminó de rezar. «De acuerdo,Dios, veo que no quieres hacerlo por elmomento.Bien,deacuerdo,túmismo,túereselquemanda,peronotenemostodoeljodidotiempodelmundo.Hazlopronto,malditasea.A-men».

—¡Señor!Smithselevantó,sonrióalaguardiana.—Señora.—Losientoseñor,peronosepuederezaraquí.Esunsitiopúblico.—Esoesverdad.—PropiedaddelgobiernodelosEstadosUnidos.—Sí,señora.—HaytreintaiglesiasenPagesidesearezarenlaiglesiaqueustedprefiera.—Deacuerdoseñora.¿Hayalgunaiglesiapaiute?—¿Cuál?—Soypaiute,soyunpiadosopaiute.Sesubióalacamioneta.—Seldom—dijolachica—,vámonosdeaquí.Sedirigierondesdeelpuenteporunapendientehaciaelverdepurodelaciudad

gubernamentaldePage.UnaspocasmillasalsudoesteseencontrabanlaschimeneasdelaplantadecarbónNavajo,denominadaasíenhonoralosindioscuyospulmoneslaplantacastigabaconsulfurodeazufre,elsulfatodehidrógeno,elóxidodenitratoyelmonóxido de carbón, el ácido sulfúrico y las cenizas volantes y otras partículasmateriales.

Smith y su amiga comieron en el Mom’s Café, luego se dirigieron alsupermercadodeBigPigyestuvierondecompras.Teníaquecomprarcomidaparacatorcedías,para síypara suayudanteyparacuatroclientes.SeldomSeenSmithestaba en el negocio del río. El negocio de la naturaleza. Era un guía profesional,excursionesporeldesierto,barquero.Suequipoprincipal consistíabásicamenteenlos enseres necesarios como botes de goma, kayaks, tiendas para la montaña,chalecos salvavidas, bastones, motores fuera borda, mapas topográficos, bolsas delona impermeable, espejos de señales, cuerdas de escalada, un kit para lasmordedurasdeserpiente,botellasderon,cañasparalapescaconmoscaysacosdedormir. Y un remolque y un camión de dos toneladas ymedia, cada uno de ellosluciendo en las puertas pegatinas magnéticas con la leyenda: QUINTO PINOEXPEDICIONES,Jos.Smith,Prop.,Hite,Utah.

(Veintebrazasbajolalechosaluzverde,lascabinasespectrales,losesqueletosdelos álamos, las fantasmales gasolineras de Hite, Utah, brillan tenuemente bajo laniebladelasaguasdeperfilesybordessuavizadosporelefectopocodefinidodelossedimentosacumuladospocoapoco.Hitequedósumergidaenel lagoPowellhacemuchosaños,peroSmithnolereconocíaelméritoalospoderesforáneos).

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Losbienesmaterialeseranlodemenos.Sucapitalbásicoestabaensucabezayen sus nervios, un cuerpo sustancioso en conocimientos especiales, herramientasespecialesyunaactitudespecial.PregúntaleaSmith,éltedirá:Hite,Utah,emergerádenuevo.

Susemolumentos crecieronel añopasadohasta los64.521,95dólares.Totaldegastos, sin incluir su propio salario, fue de 44.010,05 dólares. Ganancia neta,20.511,90 dólares. Difícilmente aceptable para un honesto jack mormon, sus tresmujeres,elmantenimientodetrescasasycinconiños.Niveldepobreza.Peroselasarreglaban. Smith estaba convencido de que la suya era una buena vida. Su únicaquejaeraqueelgobiernodelosEstadosUnidos,elDepartamentodeCarreterasdelEstado de Utah y un consorcio de compañías petrolíferas, compañías mineras ycompañíasdeserviciosestabantratandodedestruirsuhábitat,echándoleaperderelnegocioyafeandolasvistas.

Smithysucompañerasegastaron685dólaresencomida,pagóSmithconbilletesusados(nocreíaenlosbancos),locargarontodoenlacamionetaypusieronrumboala ciudad para dirigirse luego a Lee’s Ferry, adentrándose en el viento del oeste atravésdelasarenosasrocasdelospáramosdelterritorioindio.

«BIENVENIDOSA TERRITORIONAVAJO», decía el cartel en cuyo reversopodíaleerse:«ADIÓS,VUELVANOTRAVEZ».

Y el viento soplaba, las nubes de polvo oscurecían el azul del desierto, pálidaarenayrojopolvoflotandosobre lasvíasdeasfaltoy loschamizosen losarroyos.Adiós,vueltaotravez.

LacarreterasecurvabahaciaunamuescadinamitadaenlosacantiladosdelEcoydesdeahídescendíamildoscientospieshacia ladesviaciónaBitterSprings.Smithparó como siempre hacía en este punto, se salió de la camioneta y contempló elmundo que tenía delante y debajo. Lo había observado un centenar de veces a lolargodesuvida:sabíaquetendríaquemirarlootrocentenarmás.Lachicatambiénseapeó y se colocó a su lado. Él deslizó una mano para abrazarla. Se quedaron asíjuntos,unoalladodelotro,mirandoaquelladesoladagrandeza.

Smith era un tipo desmadejado, que se inclinaba como un rastrillo, difícil demanejar. Tenía unos brazos largos y peludos, unas manos grandes, enormes pies,planosysólidos.Sunarizeracomounpico,teníaunanuezsobresaliente,lasorejaserancomolasasasdeunajarra,elpeloblanqueadodesolcomolacrestadeunarata,yunasonrisaampliayafable.Apesardesustreintaycincoañosparecía,lamayorparte del tiempo, comportarse como un adolescente. La mirada fija, sin embargo,revelabaqueenelinteriorhabíaunhombre.

Bajaron al desierto, rumbo norte hacia Bitter Springs, siguiendo el rastro deHayduke,lasseñalesdeHayduke(latasvacíasdecervezaenlacunetadelacarretera)hacialagarganta,cercadeunjeepaparcadoenelpuenteyhaciaLee’sFerry.Pararon

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enunadelassalidasparaecharunvistazoalríoyloquequedaradelviejocruce.Nomucho.Loscampamentosdelariberadelríohabíansidodestruidosporuna

canteradegrava.Paraadministrar,protegeryhaceraccesiblealpúblicomotorizadoel encanto, la belleza y la historia de Lee’s Ferry, la Junta del Parque habíadeterminadonosólounnuevopavimentoparalacarreteraylacanteradegrava,sinotambiénunaestacióndeaprovisionamiento,uncampamentopavimentado,unatorredecienpiesdealtodeagua rosada,un repetidordealta tensión,unáreadepicnicpavimentada,unvertederooficialyuna rampadebotescubiertacon techumbredeacero.EláreahabíasidopuestabajoelmandodelaadministracióndelosServiciosdel Parque Nacional, por supuesto para proteger al parque del vandalismo y laexplotacióncomercial.

—Supónqueoyetuplegaria—dijolachicainterrumpiendoelsilencio—.Supónquelellegaelterremotoalapresa.¿Quélepasaríaatodaestagente?

—Desde la presa hay docemillas a través de la depresión, las docemillas decañónmásalucinantesquejamáshayasvisto.Elaguatardaríaunahoraenllegar.

—Seahogarían.—Losavisaríaporteléfono.—SupónqueDiosoyetusplegariasenmitaddelanoche.Supónquetodosenla

presamuerenynohaynadievivoallíparadarelaviso.Entonces,¿qué?—Querida,nopuedohacermeresponsabledelosactosdeDios.—Estuplegaria.Smithgimió.—PeroesSuseísmo.Yelevóundedopidiendosilencio.—¿Quéeseso?Oyeron. Por encima, los acantilados elevados. El silencio de la tarde flotando

sobre ellos. Por debajo, las profundidades ocultas en la garganta oscura, el ríopeleando contra las rocas y haciendo complicados senderos hacia su clímax en elGranCañón.

—Noescuchonadaquenoseaelrío—dijoella.—No,escucha…Lejos, transmitido por el eco de los acantilados, un gemido sobrenatural se

elevabayluegodescendía,llenodecongoja,oquizádeexultación.—¿Uncoyote?—probóella.—No…—¿Unlobo?—Sí.—Nuncahabíaoídoantesqueporaquíhubieralobos.Élsonrió.

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—Esoes—dijo—,esoesabsolutamentecierto.Ellos suponenqueaquínohaylobosenpartealguna,nopuedenimaginarsequeestánaquí.

—¿Estássegurodequeesunlobo?—Sí—hizounapausa,escuchódenuevo.Ahorasólolellegabaelsonidodelrío

corriendoabajo—.Perosetratadeunlobopococomún.—¿Quéquieresdecir?—Quierodecirqueesunodeesoslobosdedospatas.Ellaloobservó:—¿Quieresdecirhumano?—Másomenos—dijoSmith.Se dirigieron, pasando la zona de aprovisionamiento, la torre de agua rosa,

cruzandoelríoParia,a larampadelanzamientoenlafangosariberadelColorado.Smithaparcó,deespaldaalrío,yempezóadescargar losbotes.Lachicaleayudó.Arrastraron los tres botes inflables desde la camioneta, los desenrollaron yesparcieronsobrelaarena.Smithcogióunallavedetubodesucajadeherramientas,quitóunabujíadelmotorylacolocómedianteunadaptadorenunamangueradeaire.Encendióelmotorylosbotesdeinflaron.Lachicayélempujaronlosbotesalagua,dejandolosremosenlaorilla,ylasatóalsaucemáscercano.

Elsolcaía.Comoibanenvaqueroscortos,seestremecieronunpococuandounabrisafrescaempezóallegarlesdelcañónsobrelasfríasaguasverdesdelrío.

—Vamosahaceralgodecomerantesdequeoscurezcadeltodo—dijolachica.—Yalocreo,querida.Smith ojeó con sus prismáticos en busca de algo que creyóvermoverse en un

promontoriodistantesobrelagarganta.Encontrósuobjetivo.Ajustóelfocoyaunamilla apareció, envuelto por la niebla del crepúsculo, el contorno de un jeep azulmedio oculto tras el pedestal de una roca.Vio el parpadeode una pequeña fogata.Algosemovióenelbordedeaquelterreno.Girólosprismáticosligeramenteyviolafigura de unhombre, bajo y peludo, anchoy desnudo.El hombredesnudo llevabauna lata de cerveza en unamano, con la otramano sostenía unos prismáticos queapuntabanjustohaciaSmith.EstabamirandodirectamenteaSmith.

Losdoshombresseestudiaronelunoalotroatravésdelaslentesbinocularesde7 por 35, que no parpadeaban. Smith levantó una mano en cauto saludo. El otrohombrelevantósulatadecervezarespondiéndole.

—¿Quéestásmirando?—preguntólachica.—Algoasícomolapieldeunturista.—Déjamever—éllepasólosprismáticos,ellamiró—.Diossanto,estádesnudo

—dijo—ymeestásaludando.—Lee’sFerry se ha ido al garete—dijoSmith—hurgando en sus suministros.

¿DóndepusimoselmalditohornilloColeman?

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—Esetipomeresultaconocido.—Todos loshombresdesnudos te resultarán conocidos, querida.Ahora siéntate

aquíyvamosaverquépuedoencontrarparacomerenestedesaguisado.Sesentaronenlascajasdemunicionesysehicieronycomieronunacenafrugal.

ElríoColoradoseguíafluyendo.Delacorrientebajaprocedíaelrugidoconstantedelosrápidosenlosqueunafluente,elParia,descargabasusrocasenelcaudaldelríodesdehacíamuchossiglos.Habíaunolorabarroenelaire,unolorapeces,aálamo,asauce.Huelebien,apodridoyafértil,enelcorazóndeldesierto.

Noestabansolos.Devezencuandolosruidosdemotoresdeltráficolesllegabanamortiguados por una yarda de distancia: turistas, navegantes, pescadores que sedirigíanalpuertodeportivo,apocadistanciadeallí.

Lapequeñaysolitariafogataquehabíadescubiertoeneloestesehabíaapagado.Mirando hacia allá, Smith no podía descubrir señal alguna ni de amigo ni deenemigo.Semetióentreunosarbustosaorinar,sindejardemirareldestellodelríooscurecido,sinpensarennada.Sumenteestabatranquila.Estanocheélysuamigadormiríanenlaorillaconlosbotesyelequipo.Mañanaporlamañana,prepararíalosbotespara laexpediciónporel río,y lachicaconduciríadevueltahastaPagepararecogeralosclientesqueteníanprevistasullegada,poraire,desdeAlburquerque,alasonce.

NuevosclientesparaelQuintoPino.UnAlexanderK.Sarvis,M.D.yunaseñora—¿oseñorita,oseñor?—B.Abbzug.

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N4.OrígenesIV.Sta.B.Abbzug

ada que ver con el Senador, decía siempre, lo que era, en sumayor parte,cierto. Su primer nombre era Bonnie y ella procedía del Bronx, no deBrooklyn.Apartedeeso,eraunamedioWASP(blanca,anglosajona,sexyy

protestante);elnombredesolteradesumadreeraMcComb[10],yquizáporelloellalucíaunamelenalarga,rica,dereflejoscobrizosquelecaíaenabundanciadesdelacima de la cabeza hasta derramarse por su espalda.Abbzug tenía veintiocho años.Bailarina de formación, vino por vez primera al sudoeste hacía siete años, comomiembro de una trouppe universitaria. Se enamoró —al primer vistazo— de lasmontañasydeldesierto,abandonóa la trouppeenAlburquerque,dondesiguióconsusestudiosuniversitarios,graduándoseconhonoresydistincionesenelmundodelas oficinas de parados, de los cupones de comidas y de los apartamentos en lossótanos.Trabajócomocamarera,comoaprendizdecajeraenunbanco,comogo-go,comorecepcionistaenlasconsultasdeunosmédicos.PrimeroenladeunpsiquiatrallamadoEvilsizer,luegoparaunurólogollamadoGlasscock,yluegoparauncirujanollamadoSarvis.

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Sarviseraelmejorenaquelgrupolamentable.Sehabíaquedadoconélydespuésde tres años todavía realizaba para él múltiples tareas de ayudante de oficina,enfermeraychofer(éleraincapazdeconducirunautoentreeltráfagourbano,perose sentía en casa conel bisturí y laspinzas cuando teníaque extirparle lavesículabiliar aunhombreoquitarle aotrounbultitodel interiordeunpárpado).Cuandomurió la mujer del doctor en un accidente absurdo —accidente aéreo cuandodespegabandeO’HareField—ellalovioenlaconsultayenelbarriodandotumboscomounsonámbuloduranteochodíashastaquesevolvióhaciaellaconunamiradainterrogantealosojos.Teníaveintiúnañosmásqueella.Sushijosyasehabíanhechograndesysehabíanido.

LaseñoritaAbbzugleofrecióelconsueloqueestabaasualcance,queeramucho,perorechazósupropuestadematrimonioque lehizocuandosecumplióelañodelaccidente.

Ella prefería (según decía) la relativa independencia (eso creía) de las hembrassolteras.Aunque amenudo sequedaba en casadel doctory le acompañaba en susviajes,conservósuspropiashabitacionesenlazonamáspobredeAlburquerque.Sus«habitaciones»seencontrabanenunhemisferiodepoliuretanopetrificadosostenidoporunpedazodebaratoaluminiogeodésico,todoellodescansandocomounhongogiganteypálidoenunaparcela situadaenel sector sudoeste—también llamado lapartemala—delaciudad.

El interiorde lacúpuladeAbbzugbrillabacomoelcorazóndeunageoda,conplateados colgantes móviles y linternas eléctricas hechas de latas de hojalataperforadaque colgabandel techo,y cristalinashilerasde espejosybolasunidas alazar en el interior curvo. En los días soleados el translúcido muro arrojaba unresplandor unánime que llenaba su espacio interior de alegría. Junto a su cama deagua de tamaño principesco había una estantería llena con el habitual repertoriobibliográfico e intelectual de la época: las obras completas de J.R.Tolkien,CarlosCastañeda,HermanHesse,RichardBrautigan,elCatálogoCompletodelaTierra,elIChing,elAlmanaquedelosAntiguosGranjerosyelLibrotibetanodelosmuertos.LasarañassearrastrabanporlasabiduríadeFritzPerlsyelprofesorRicard(«BabaRamDass»)Alpert, Ph.D. Solitarios gusanos exploraban los nudos irracionales deR.D. Laing, los xilófagos se abrían camino comiéndose los fríos lodos de R.BuckminsterFuller.Ellanovolvióaabrirningunodeesoslibrosnuncamás.

LacosamásbrillanteenlosdominiosdeAbbzugerasucerebro.Eralobastantesabiacomoparanopermanecerenunamodapasajerademasiadotiempo,aunquelashubieseprobadotodas.Conunainteligenciademasiadofinaparaservioladaporlasideas,habíaaprendidoquenoestababuscandoalgoparatransformarseasímisma(segustabaasímisma)sinoalgobuenoquehacer.

EldoctorSarvisdetestabalascúpulasgeodésicas.Demasiadoterritorioamericano

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habíasidoyaenquistadoconaquellasbolasdegolfgiganteshundidasenelterreno.Las despreciaba como estructuras fungoides, abstractas, alienígenas e inorgánicas,síntomaysímbolodelaPlagadelPlástico,laEdaddelaChatarra.Peroapesardesuhabitáculo,amabaaBonnieAbbzug.Lalibreyparcialrelaciónqueeratodoloqueellahabríadedarle,laaceptabacongratitud.Nosóloeramuchomejorquenadasinoqueenalgunosaspectoseramejorquetodo.

Eso mismo pensaba ella. El tejido, decía, de nuestra estructura social se estádeshaciendo por la mucha gente desesperadamente interdependiente que hay. Deacuerdo, dijo el doctor Sarvis; nuestra única esperanza es la catástrofe. Por esoestaban juntos,elpequeñodeslizdeunaoscuraniñaarroganteyelenormepanzónrosadodeosodeunhombre,semanas,meses,años…Devezencuandoéllerepetíasupropuestamatrimonial,tantopormantenerlasformascomoelamor.¿Eséstemásimportantequelasotras?Ydevezencuandoellalorechazaba,firmeytiernamente,conlosbrazosabiertos,conbesosprolongados,consusuaveymoderadoamor…

Ámameunpoco,ámamemucho…Otros hombres no eranmás que idiotas obscenos.El doctor era un adolescente

conmuchosañosperoeraamableygenerosoylanecesitabaycuandoestabaconellaestaba realmente allí, con ella.Almenos lamayor parte del tiempo.Realmente leparecíaaellaquenadalodistraía.Perocuandoestabaconella.

Durantedosañosellahabíavividoyamado,entrandoysaliendo,coneldoctorSarvis. Se trataba de la mera estrategia de dejarse llevar.Millones de personas lohacían.AlgomolestabaaAbbzugque,consudiplomaturaenfrancés,lasestupendascondiciones físicas de su joven cuerpo duro, su mente irritable e incansable, noestuvieradesempeñandounafunciónmásexigentequeladeunlacayodeoficinayamante a tiempo parcial de un viudo solitario.Y sin embargo, cuando pensaba enello,¿quéqueríahacerdeveras?¿Oser?Habíadejadodebailar—ladanza—porqueera demasiado exigente, porque requería una devoción casi total que ella no podíadarle.Elartemáscruel.Ella,ciertamente,nopodríavolverjamásalmundonocturnodelcabaret,contantosdetectivesantivicio,tantosperitostasadores,tantoschicosdela fraternidad sentados en la oscuridad, con sus vaqueros, sus cervezas, sus deseostullidos,forzandolavista,arruinándoselavistacontaldeconseguirecharleunbuenvistazoasuentrepierna.

¿Entonces qué? El instinto maternal parecía no funcionarle, excepto cuandoejercía su rol de madre con el doctor. Jugaba a ser madre de un hombre losuficientementeviejocomoparasersupadre.¿Labrechageneracional,oviceversa?¿Elasaltacunas?¿Quiénde losdoseraunasaltacunas?Yosoy laasaltacunas,élestápasandosusegundainfancia.

Ellahabíalevantadolamayorpartedesucasaporsísola,contratandoespecialistas

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sóloenloreferentealastuberíasyelcableado.Lanocheantesdemudarsealacosa,realizóunaceremoniadeconsagracióndelacasa,una«epifanía».Ellaysusamigosformaronuncírculoalrededordeunapequeñalámparadeaceiteencendida.Doblaronsuslargasytorpespiernasamericanasconlostobilloshaciéndoledeasientoalculo,la postura del loto. Luego los seis universitarios de clase media sentados bajo lainflada melcocha de espuma plástica entonaron cánticos del Antiguo Oriente quehabíansidohacíamuchotiempoolvidadospor lagentecultade lasnacionesdelasqueprocedían.OM,entonaron,Ommmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm,OMmanipadma,ommmmmmmmmmmmmmmmmmm.

OcomosolíadecirDocSarvis,«Omsweetom[11]:aunqueseamuyhumilde…»yen la pared curva colgó un bordado donde se leía: DIOS Bendiga Nuestra ChozaFeliz.

Peroraravezibaallí.Cuandoellanoestabaconél,ensucasaoenalgunodesusfrecuentesviajes,vivíasolaensuhongo.Solaconsugato,cuidandosusmacetas,sutomatera, grabando cosas, quitándole el polvo a sus libros no leídos e ilegibles,cepillandosumaravillosamelena,meditando,haciendoejercicio,giradasupreciosacara hacia el inaudible canto del sol, se deslizaba a través del tiempo, a través delespacio, a través de todas las concatenadas células de su verdadero ser. ¿Adondeahora,Abbzug?Tienesveintiochoymedio,Abbzug.

Sólopordivertirse seunió albuendoctor en subeatíficoproyectonocturnoen lascarreteras,alprincipioleayudabacomoconductorayvigilante.Cuandosecansabandelfuego,ellahacíaprácticasparasabercómoposicionarsealextremodeunasierrade tronzar. Aprendió cómomanejar un hacha y cómo hacer las hendiduras en lossitiosprecisosparaquecayerahaciaelladoquequeríaquecayese.

CuandoeldoctoradquirióunasierraligeraMcCullosh,ellaaprendióaoperarconella,cómoarrancarla,cómoengrasarla,cómocargarla,cómoajustarlasierracuandoempezaba a estar demasiado suelta o demasiado apretada. Con esta prácticaherramientaestabancapacitadospara terminarmuchomás trabajoenmuchomenostiempo aunque se enfrentaban a la cuestión ecológica, sea lo que sea lo que esosignifique, ruido y polución del aire, excesivo consumo de metal y energía.Ramificacionessinfin.

—No—dijoeldoctor—.Olvídatedeeso.Nuestrodeberesdestruirlascarteleras.Y procedían, furtivas figuras en la noche, el siniestro Lincoln negro con el

caduceoplateadosobrelamatrícula,unautograndeaparcadoconelmotorenmarchaenel ladooscurodecarreterascercanasa lasautopistas,elhombregordo, lamujerpequeña,escalandovallas,arrastrandosuspiesatravésdelamalezacargandoconsumotosierraysu latadegasolina.Seconvirtieronenfiguras familiaresolfateandoel

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airecomoardillasyululandocomolechuzas,unirritanteenigmaimportanteparalasagenciasdenoticiasyelequipode investigacionesespecialesdeldepartamentodelsheriffdelCondadodeBernalillo.

Alguienteníaquehacerlo.Laprensalocalalprincipiohablódevandalismosinporqué.Mástarde,durante

un tiempo, los informes sobre cada incidente fueron suprimidos porque darlepublicidadhubieraenvalentonadoalosvándalos.Peroencuantolosperiodistas,laspatrullasdelasautopistasylossheriffsdelcondadosedieroncuentadelarepeticiónde aquellos ataques enpropiedadesprivadasy la singularidadde sus objetivos, loscomentariosvolvieronalevantarelvuelo.

Las fotosy los relatos empezarona aparecer en el JournaldeAlburquerque, elNew Mexican de Santa Fe, el News de Taos, el Bugle de Belen. El sheriff delCondadodeBernalillonegóquehubieraasignadoatiempocompletoaundetectiveparainvestigarelproblema.Losreporterosdecalleentrevistabanycitaban,hablandode«delincuentescomunes».

Cartas anónimas llegaron a los buzones oficiales de la ciudad y del condado,todos ellos reclamando la autoría de los delitos. Los relatos de los periódicosmencionaban «bandas organizadas de activistas del medio ambiente», unadesignaciónqueprontofueabreviadaporlamásprácticaymásdramáticade«eco-terroristas».Los fiscales del condado aseguraron que los perpetradores de aquellosactosilegales,cuandofuesencapturados,seríanimputadoscontodalagravedadquepermitiesenlasleyes.Horriblescartas,afavoryencontra,aparecieronenlasCartasalDirectordelosperiódicos.

Doc Sarvis reía dentro de su máscara, suturando el vientre amarillo de undesconocido.Elchicosonreíamientrasella leía losperiódicosal fuegode la tarde.Era como celebrarHalloween todo el año.Era algo que hacer. Por primera vez enaños la señorita Abbzug sentía que su frío corazón del Bronx se llenaba de esaemociónllamadadeleite.Estabaasimilandoporvezprimeralasólidasatisfaccióndeuntrabajobienhecho.

Los encargados de las vallas publicitarias planeaban, medían costes, probabannuevosdiseños,encargabannuevosmateriales.Sehablódeelectrificarlosmontantes,de guardias armados, de pistolas, de recompensas para los vigilantes. Pero habíacartelerasencientosdemillasdeautopistaportodoNuevoMéxico.Dóndeycuándoiban a volver a atacar los criminales no podía saberse, se necesitaría un guarda encadacartelera.Seaprobóquesehicierancambiosgradualesparareforzarelacerodelospostes.Elcosteextra,porsupuesto,sepodríacargaralosconsumidores.

UnanocheBonnieyDocfueronmásalládelnortedelaciudad,aporunobjetivoquehabíanelegidosemanasantes.Dejaronelautoenuncruce,lejosdelalcancedelas miradas de la autopista, y caminaron media milla hacia su objetivo. Las

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precauciones de siempre.Como siempre llevaban lamotosierra, ella iba en cabeza(teníamejorvistanocturna).Avanzaronenlaoscuridadsinnecesidaddeotraluzquela que les prestaban las estrellas, siguiendo el sendero señalado por las vallas. Elsilbido del tráfico de los cuatro carriles de la autopista les llegaba frenético yaceleradocomosiempre,creandountúneldeluzenmediodelaoscuridad,olvidadosde todo salvo de darse prisa para llegar a algún sitio, hacer algo, en algún lugar,dondesea.

BonnieyDochacíancasoomisodeesosmotoresfanáticos,ignorabanlasmentesyloscuerposdeloshumanosqueibanenellos,nolesprestabanlamenoratención,¿porquéhabríandehacerlo?Estabantrabajando.

Llegaronasuobjetivo.Parecíaelmismodeantes.

MOUNTAINVIEWRANCHETTEESTATESLANUEVAFORMADEVIVIRHOYMISMOELMAÑANA

HORIZONLAND&DEVELOPMENTCORP

—Hermoso—dijoella,apoyándoseeneljadeanteDoc.—Hermoso—estuvodeacuerdoél.Despuésdedescansarunmomento,cogióla

McCullosh,searrodilló,dioalbotóndeencendido,tiródelacuerdadearranque.Elinstantáneoypequeñomotorcobróvida,lacadenadentadaempezóacorrer.Docsepuso de pie, lamáquina vibrante en susmanos, lista para la destrucción. Pulsó elbotóndelengrasador,aceleróelmotorysedirigióalmáscercanopostedelmontantedelacartelera.

—Espera —dijo Bonnie. Estaba ahora apoyada en el poste central, dándolegolpecitosconsusnudillos—.Esperaunminuto.

Élno laescuchaba.Apretandoelacelerador loestabadirigiendohaciaelposte.Lasierrarebotóconungritodeacero,unamelenadechispas.Docquedóatónitoporuninstante,incapazdeaceptarloqueveía.Luegoapagóelmotor.

La bendita quietud de la noche.Rostros pálidos en el resplandor,mirándose elunoalotro.

—Doc—dijoella—,tehedichoqueesperaras.—Acero—dijoél.Conasombropasóunamanoporelposte,luegologolpeócon

sugranpuño.—Esoesloquees.Esperaron.Pensaron.Despuésdeunapausaelladijo:—¿Sabesquéquieroparamicumpleaños?—¿Qué?—Quierounsopletedeacetileno,conunaviseradeprotección.—¿Cuándo?—Mañana.

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—Mañananoestucumpleaños.—¿Y?Lanochesiguientevolvieron,mismolugar,mismaseñal,peroestavezequipados

encondiciones.Elsopletefuncionabaalaperfección,laintensallamaazullamiendosilenciosa y furiosamente el acero, creando una fea herida al rojo vivo. Pero en laoscuridadesedeslumbramientoparecíapeligrosamentedelator.Docbajóelsopletealabasedelpostecentral,queemergíadelsuelopétreodeldesierto,entreloschamizosy matojos. Incluso así la luz de la llama parecía demasiado peligrosa. Bonnie seagachóyseabriólacazadoraextendiendolosbrazos,tratandodeocultarlallamaalavista de los conductores. Nadie parecía percatarse de nada. Nadie se detuvo. Losautosdistraídos,loscamionesquebramaban,todoloquepasabaporallíconviciadossilbidosdecaucho,conlocorugidodemotores,seincrustabaenelnegroolvidodelanoche.Quizáanadieleimportabaloqueestuvieranhaciendo.

Elsopleteeradefinitivoperolento.Lasmoléculasdelaceroseseparabanunasdeotrasdolorosamente,oponiendoresistencia,sinintencióndecolaborar.Larojaheridaseabríademaneralenta,muylenta,inclusosisedieraelcaso,comoesperaban,dequeelposteestuviesehuecopordentro.

El soplete era lento pero definitivo. Doc y la chica trabajaron sin parar,relevándoseelunoalotrodevezencuando.Paciencia,paciencia.Lapesadaaleacióncedía al empuje de la llama. Cada vez era más visible el progreso de sus tareas.Obvio.Concluyente.

Docapagóelsoplete,sequitólavisera,sesecóelsudordelafrente.Lacómpliceoscuridadlosrodeaba.

Habían cortado el poste central por completo. Y habían cortado dos terceraspartesdecadaunodelosposteslaterales.Elgrancartelsesosteníaprácticamenteporsupropiopeso,balanceándoseprecariamente.Una suavebrisadel surbastabaparanoquearlo.Hastaunniñopodríatumbarlo.Dentrodesucontinuumespacio-tiempo,eldestinodelcartelestabayadecidido,inapelablemente.Elarcodesuvueltaalatierrapodíahabersidocomputadoconunmargendeerrordetresmilímetros.

Ellos saboreaban el momento. Las virtudes intrínsecas de una empresa libre ydigna.ElespíritudeSamGomperslessonreía[12].

—Túmbalo—dijoél.—No,hazlotú,hashecholamayorpartedeltrabajo—dijoella.—Estucumpleaños.Bonniecolocó suspequeñasmanosmorenasenelborde inferiordel cartel,por

encimadesucabeza,poniéndosedepuntillas,yempujó.Lacartelera—unascincotoneladas de acero,madera, pintura, tornillos y tuercas— lanzó un leve gemidodeprotesta y empezó a inclinarse hacia el suelo. Una ventisca de aire, luego de lacolisióndelcartelconlatierra,elcrujidodelmetal,levantóunatormentadepolvo,y

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nadamás.El tráfico indiferentesiguiócorriendo,sinvernada,sinque le importaranada,sinquenadieseparase.

ElloslocelebraronenelSkyroomGrill.—QuierounacenadeAccióndeGracias—dijoella.—NoesAccióndeGracias.—Si yo quiero una cena deAcción deGracias es que tiene que serAcción de

Gracias.—Tienelógica.—Llamaalcamarero.—Novaacreernos.—Tratadeconvencerle.Leconvenció.Llególacomida,yelvino.Comieron,éllloró,bebieron,lahorase

deslizóhacialaeternidad.Dochabló.—Abbzug—dijoeldoctor—,teamo.—¿Cuánto?—Demasiado.—Esonoessuficiente.CharlieRayoRayCharlesoalguienalasteclasdemarfil,tocando«LoveGetsin

youreyes»pianísimo.Lahabitacióncircular,adiezhistoriasdelsuelo,girandoa0,5millasporhora.TodalanochelaslucesdelGranAlburquerque,NuevoMéxico,unas300.000almasyaciendoalláabajo,enelreinodelneón,losjardineseléctricosdeunbabilónico esplendor rodeados por el desolado, negro, incorregible desierto quenuncasedejaríadominar.Dondeelhambrientocoyoteseescabullía,escapandodelaextinción.Lamofeta.Laserpiente.Lachinche.Elgusano.

—Cásateconmigo—dijoél.—¿Paraqué?—Nolosé.Megustalaceremonia.—¿Porquéestropearunarelaciónperfectamenteidónea?—Porque soy un viejo solitario matasanos de mediana edad. Porque necesito

seguridad.Porquemegustalaideadecompromiso.—Esoesloquevuelveidiotaalagente.¿Eresunidiota,Doc?—Nolosé.—Vámonosalacama.Estoycansada.—¿Seguirásenamoradademícuandoseaviejo?—preguntó,llenandosucopade

nuevoconel rojo rubídeunLaTache—.¿Mequerráscuandoseaunviejogordo,calvoeimpotente?

—Yaeresviejo,gordo,calvoeimpotente.—Perosoyrico.Noolvideseso.¿Mequerríassifuerapobre?—Difícilmente.

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—Enelnaufragiodeunborrachodewhisky,quebuscaentreloscontenedoresdebasuraenlacallePrimeraSur,ladradoporpequeñosperrosrabiosos,acosadoporlapasma.

—No.—¿No?—Éllecogiólamano,laizquierda,queellahabíacolocadotraslamesa.

Unresplandordeplatayturquesaensudelgadamuñeca.Lesgustabalajoyeríaindia.Se sonreían el uno al otro a la inconstante luz de unas velas en aquella habitacióncircularquedabavueltaslentamentesobrelaciudadsinmañana.

ViejoDocbueno.Aellaleresultabafamiliarcadaaccidentedesubulbosacabeza,cadaunadelaspecasenaquellacúpulatostadaporelsol,cadaunadelasarrugasdeaquelmapaque,todasjuntas,habíanidodiseñandoelterritorioconocidocomocaradeDocSarvis.Ellaentendíasuanhelo.Ellaleayudaríaentodoloquepudiese.

Fueron a casa, de vuelta a la vieja pila de Doc en la roca F.L.Wright en lascolinas.Docsubióalpisodearriba,ellacolocóunapiladediscos(discosdeella)enla plataforma del tocadiscos cuadro-fónico (de él). Por los cuatro altavocesemergieron la potente batería, el latido electrónico, las estilizadas voces de cuatrojóvenes degenerados uniéndose en una canción: algunas bandas—los Konks, losScarababs,losHatefulDead,losGreenCrotch—quehabíanrecaudadodosmillonesenunaño.

Docbajóenalbornoz.—¿Estásoyendoesamalditaimitacióndemúsicanegraotravez?—Megusta.—¿Esamúsicadeesclavos?—Aalgunagentelegusta.—¿Aquién?—Atodoelqueyoconozcomenosati.—Esmalaparalasplantas,sabes.Mataalosgeranios.—Oh,Dios,deacuerdo—ellagruñóycambiósuprograma.Sefueronalacama.Deabajolesllegabaelgrato,discretoymelancólicosonido

deMozart.—Eresdemasiadomayorpara ese ruido—le estabadiciendo él—.Eso es para

pandillasdequinceañeros,esamúsicachiclosa.Ahorayaeresunachicacrecidita.—Puesmegusta.—Pues la pones después de queme vaya a trabajar por lamañana, ¿vale? La

puedesponertodoeldíasiquieres,¿vale?—Estucasa,Doc.—Tambiénestuya.Perotenemosquetenerencuentalasaluddelasmacetas.Atravésdelaspuertascorrederasdelahabitación,amillasdedistanciahastala

llanura inclinada del desierto, podían ver el brillo de la gran ciudad. Aviones que

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hacían lentos círculos, inaudibles, sobre el resplandormetropolitano, quietos comomariposas distantes. Altos reflectores acechaban en la aterciopelada oscuridadhoradandolasnubes.

Las manos de Doc sobre el cuerpo de ella. Ella se agitó en los brazos de él,esperando.«Hicieron»elamorduranteunrato.

—Antespodíahacerlosinparartodalanoche—dijoDoc—yahoramellevatodalanochetratardehacerlo.

—Eresunpocolento—ledijoella—peroalfinalloconsigues.Descansaronduranteunrato.—¿Yquétalunviajeporelrío?—dijoél.—Melollevasprometiendomeses.—Estavezesdeverdad.—¿Cuándo?—Pronto.—¿Quétienesenmente?—Oigolallamadadelrío.—Esoeselbaño—dijoella—.Laválvulahavueltoaatascarse.

Tambiénlegustabacaminaralachica.Conbotasconsuelasdegoma,camisetadelejército,pantalonescortosysombrerodeguardabosques,caminabaycaminaba,sola,atravésdelasmontañasdeAlburquerque,elrojoparquedeSandia,osubiendolosvolcanes del oeste de la ciudad.No tenía auto propio pero en su bicicleta de diezmarchasamenudopedaleabahastacincuentamillasendirecciónnorteaSantaFe,lamochila en el estrecho asiento trasero, y desde allí hacia arriba, a lasmontañas deverdad, lasmontañasSangredeCristo,hastaelfinalde lacarreterapavimentada,ysubíaalascumbres—Baddy,Truchas,Wheeler—yacampabasoladurantedosotresnochescadavez,conelosonegroresoplandocercadesupequeñatiendadecampañaylospumasaullando.

Estababuscando.Estabaalacaza.Ayunabaenlosbordesdelameseta,esperandoque la alcanzaraunavisión,y ayunabamás,ydespuésde algún tiempoDios se leapareceríareencarnadoenunplatodepichonesasadosconpapelitosblancosensuspequeñosmuslos.

Doc seguíamurmurando acerca del río.Acerca delGranCañón.Acerca de unlugarllamadoLee’sFerryydeuntipollamadoSeldomS.Smith.

—Cuandoquieras—dijoella.Mientrastantosegarían,quemarían,destrozarían,mutilaríancarteleras.—Juegode críos—sequejaba el doctor—.Nosotros estamos llamados a hacer

cosasmásgrandes.¿SabíasquetenemoslaminamásgrandedelosEstadosUnidos,cercadeShiprock?Aquí,enNuevoMéxico,laTierradelHechizo.¿Haspensadode

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dóndevienetodaesahumaredaqueenvuelveelvalledelríoGrande?¿«Elgranrío»de Paul Horgan, canalizado, subsidiado, salinizado, goteando hacia los campos dealgodónbajoloscielosdesulfurodeNuevoMéxico?¿Sabíasquehayunconsorciodeempresaseléctricasyagenciasgubernamentalesqueconspiranparaabrirnuevasminasyconstruirmásplantasdetratamientodelcarbónenlascuatroesquinasdeesazonadesdelaquenosllegatodaesainmundicia?Todoesomástendidoseléctricos,más carreteras, vías de ferrocarril, tuberías. Todo eso en lo que una vez fue undesiertocasivirgenyaúneselpaisajemásespectacularde losmalditoscuarentayochoestadosvecinos.¿Losabías?

—Younavezfuicasivirgen—dijoella.—¿Sabías que otras compañías de energía y las mismas agencias

gubernamentales están planeando cosas más grandes aún para el área Wyoming-Montana?Minasmásgrandesque lasquedevastaronAppalachia.¿Haspensadoenlasarmasnucleares?¿Reactores?¿Estroncio?¿Plutonio?¿SabíasquelascompañíaspetrolíferasseestánpreparandoparahoradarinmensasáreasdeUtahyColoradopararecuperarelpetróleocomoesquisto?¿Tedascuentadeloquelasgrandescompañíasestánhaciendoconnuestrosparquesnacionales?¿OloqueelCuerpodeIngenierosyla Oficina de Recuperación están haciendo con nuestros ríos? ¿Vigilantes yempresarios del juego en nuestra vida salvaje? ¿Te das cuenta de lo que lospromotores de suelo están haciendo con nuestros espacios abiertos? ¿Sabías queprontoAlburquerque-SantaFe-Taosseconvertiránenunasolagranciudad?¿Quelomismo pasará con Tucson-Phoenix? ¿Seattle-Portland? ¿De San Diego a SantaBárbara? ¿DeMiami a Saint Agustine? ¿DeBaltimore a Boston? ¿De FortWortha…?

—Vanmuypordelantedeti—dijoella—.Quenoteentreelpánico,Doc.—¿Pánico?—dijo él—. ¿Pandemónium?Pan se volverá a levantar, querida.El

grandiosPan.—NietzschedijoqueDioshamuerto.—YoestoyhablandodePan.MiDios.—Diosestámuerto.—MiDiosestávivitoycoleando.Losientoporlostuyos.—Meaburro—dijoella—.Diviérteme.—¿Quétalunviajeporelrío?—¿Quérío?—Porel río,a travésdelBarrancodeDiosenunbotedegomacon losguapos

barquerospeludosysudorososqueansíantumanoytuboca.Bonnieseencogiódehombros:—¿Yaquéestamosesperando?

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A5.Laconspiracióndelzueco

quelpobretipoenlaplaya.Con mucho pelo por todas partes, bajo, ancho, maléfico, con el carro

cargadodearmaspeligrosas:aquelpobretipo.Nohacíanada,nodecíanada,sólomiraba.

Ellosloignoraban.El ayudante de Smith no apareció. Nunca aparecía. Smith llevó su bote solo,

masticando cecina. Envió a su amiga a Page para que recogiera a los clientes quellegabanesamañanaporaire.

Aquelholgazánmiraba.(Encuantoeltrabajoestuvieseterminadoprobablementepreguntaríasihabíatrabajoparaél).

Elvuelo96seretrasócomodecostumbre.Finalmenteemergiódeuncúmulodenubes, elevó el morro, se inclinó y aterrizó contra el viento en la pista de Page,estrictamente limitada —limitada en un extremo por una planta eléctrica de altatensiónyenelotroporunacolinadetrescientospies—.Elavióneraunbimotorconaspectoanticuado,podíahabersido fabricadoen1929(elañodelcrash)y sediría

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que lo habían repintado muchas veces desde entonces, a la manera de los cochesusados que se vuelven a poner a la venta. (Square Deal Andy’s. Topo DollarJohnnys).Alguien lo había pintado recientemente conunagruesa capade amarilloque, sin embargo, no era lo suficientemente potente como para ocultar del todo laanteriorcapaverde.Pequeñoscírculosdevidriosealineabanenlosladosdelaparatoy a través de ellos podía verse las caras blancas de los pasajerosmirando afuera,santiguándose,moviendoloslabios.

Elaviónrecorriólapistaparaaproximarsealazonadedesembarco.Losmotoresechaban humo quejumbrosos, pero aún conservaban el poder suficiente como paraempujaralaviónhaciaelfinaldelviaje.

Losmotoresseapagaronyelaviónsedetuvo.Elquevendíabilletes,controladoraéreo,responsabledelaeropuertoyencargadodelosequipajessequitóloscascosdelosoídosybajódelatorredecontrolacieloabierto,corriendolacremallera.

Negras emanaciones salíanalrededordelmotorde estribor.Hubo ruiditos en elinterior del avión, unamanivela de puerta, la trampilla deslizándose al suelo paratransformarse en una pasarela, la auxiliar de vuelo que aparece, y despide a dospasajeros.

Laprimera en apearse fueunamujer joven, guapa, con aspecto arrogante, pelooscuroybrillantequesederramabamásalládesucintura.Sehabíapuestocualquiercosa, una falda corta que revelaba unas excelentes piernas bronceadas. Con ojoshambrientoslasiguieronvaqueros, indios,mormones,oficialesdelgobiernoyunoscuantosholgazanesqueestabanallíenlaTerminalmanosobremano.LaciudaddePage,Arizona,conunapoblaciónde1400hombres,teníaunos800hombresysólodevezencuandotresocuatromujeresguapas.

Traslamujerjovensalióelhombre,medianaedad,aunquesubarbapobladaysusgafasdemonturadeacerolehacíanparecermuchomayordeloqueerarealmente.Lanariz,irregular,demasiadogrande,resplandecíacomountomatebrillantebajolaluz fuerteyblancadel soldeldesierto.Llevabaunpuroentre losdientes. Ibabienvestido,comounprofesor.Parpadeando,secalzóunsombrerodepaja,que lehizosentirsemejor,yjuntoalamujersedirigiócaminandoalapuertadelaTerminal.

Apesardequecaminabanunoalladodelotro,todoslosallípresentes,mujeresincluidas, dedicaban toda su atención a la chica.No había duda de que con aquelsombrerodealaancha,lasgrandesgafasnegrasdecristalesopacos,ellaseparecíaaGretaGarbo.LaviejaGarbo.LaGarbojoven.

La amiga de Smith les recibió. El hombre grandote le estrechó la mano quedesapareciódentrodesupataenorme.Lateníabienagarrada,eraunsaludopreciso,firmeytierno.Decirujano.

—Muybien—dijo—,soyeldoctorSarvis.EstaesBonnie.Su voz parecía extrañamente baja, suave, melancólica, incoherente con un

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organismotangrande(otangrueso)comoelsuyo.—¿MissAbbzug?—MizAbbzug.—LlámelaBonnie.Fueronalafurgoneta,echaronalfondolospetates,lossacosdedormir.Sefueron

enseguidadePagedespuésdepasarpordelantedelastreceiglesiasdeJesús,porlascasasprefabricadasdelosobrerosdelaconstrucción,porlaschabolasoficiales,yyaenlasafuerasdelpueblo,porlostradicionalesbarriosdepastoresdelatierradelosNavajos.

Caballos enfermos vagabundeaban por la carretera buscando algo que comer,hojas de periódico, pañuelos, latas de cerveza, cosasmás omenos degradables.Eldoctor hablaba con la conductora,Abbzugparecía abstraída, permaneció callada lamayorpartedeltiempo,aunqueensumomentodijo:

—Quéespantodelugar,¿quiénviveaquí?—Losindios—dijoDoc.—Demasiadobuenoparaellos.Pasaron el Desfiladero de la Dinamita y el Manantial Amargo hasta Marble

CanyonybajolasrarasalmenasnudosasdelaerajurásicaaLee’sFerry,haciaelolordelcálidolodoylosverdosossaucesdelrío.DelcielotanazulcomoelmantodelaVirgen caía un sol de justicia que enfatizaba con su luz extravagante la cruelperfección de los acantilados, del río triunfal, anunciando los preparativos de unagrantravesía.

Llególahoradeunasegundarondadepresentaciones.—DoctorSarvis,MizAbbzug,SeldomSeenSmith…—Encantadodeconocerle,señor,encantadomadam.Esededetrásdelarbustoes

GeorgeHayduke.Eselnúmero2deesteviaje.DinosalgoGeorge.Eltipoqueseparapetabaenaquellabarbadensagruñóalgoininteligible.Aplastó

unalatadecervezaconlamano,ylalanzóalabasura:falló.Haydukellevabaunospantalones cortos harapientos y un sombrero de cuero. Tenía los ojos enrojecidos.Olíaasudor,asal,alodo,acervezavieja.EldoctorSarvis,erguidoydigno,conlabarbabienrecortada,dedicabaunamiradadubitativaaHayduke.EralagentecomoHaydukelaqueconseguíaquelasbarbasestuvierandesprestigiadas.

Conunasonrisaalegre,Smithloscontemplabaatodos.Parecíasatisfechodesutripulaciónydesuspasajeros.EstabaespecialmentefelizconMizAbbzug,aquienhacía todo lo posible para no mirar fijamente. Porque era una chica increíble,increíble. Smith estaba sintiendo, dentro, en lo hondo, esa picazón, esos pellizcosdébilesperoinconfundiblesqueerizanelvellodelescrotoyciertamentesignificaelpreludiodelamor.Tancarnalescomounacartadeamor,nopodíansertraducidosdeotramanera.

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Losdemáspasajerosnotardaronenllegarensuscoches:erandossecretariasdeSanDiego,viejasconocidasdeSmithquehabíanviajadoyaantesporelríoconél.Elgruposecompletó.Despuésdeunalmuerzoabasedelatas,queso,galletas,cervezaysoda,sepusieronenmarcha.Todavíanosehabíapresentadoelsegundodeabordotitular,asíqueHaydukeconsiguióeltrabajo.

Hosco y callado, Hayduke enrolló la bolina con estilo náutico, empujó laembarcacióndesdelaorillaysaltóabordo.Laembarcaciónfuetransportadaporlacorrientedelrío.Laembarcaciónnoeramásquetresgrandesbalsasneumáticasbienatadas cada una a las otras. Un aparejo triple, un navío raro, pero perfecto paraesquivarlasrocasyaprovecharlosrápidos,HaydukeySmithalosremos,depieosentadoscadaunoaunlado.LaconductoracontratadaporSmithlesdijoadiósdesdelaorilla,parecíaanhelante.Novolveríanaverlahastadentrodedossemanas.

Losremosdemaderacrujieronenlosescálamos,laembarcaciónavanzabaconlacorriente,que seguiríaempujándolosaunpromediode seisaochomillasporhoradurantecasitodoelrecorrido,multiplicandolavelocidadenlosrápidos.Noremabancomoenunbotederemos,sinohaciadelante,comogondoleros,empujandoconlosremos, no sacudiéndolos; así se enfrentaron Hayduke y Smith al río reluciente, alclamordeunacorrienterápidaquelesesperabatraselprimerrecodo.Smithsemetióuntrozodececinaenlaboca.

Elsoldelatardelespegabaenlaespalda,comometalamartilladobrillabanlasaguasveloces,casibroncíneas,ycadaunade lascarasreflejabacomounespejoelresplandordelcielo.Allá,eneleste,porencimadelasparedesdelcañón,colgandoenunfirmamentodelcolordelvinotinto,silenciosabrillabalalunacrecientecomouna especie de respuesta antifonal a la gloria del sol.Delante la luna creciente, lailuminacióndelsoldetrás.Unpájarocantóenlossauces.

¡Ríoabajo!Hayduke lo ignoraba todo acerca de la corriente del río.YSmith sabía que no

teníalamásmínimaidea.Noimportabaenabsoluto,siempreycuandolospasajerosnosediesencuenta.Loquesí leimportabaaSmitheraladimensióndelaanchaypoderosaespaldadeHayduke,susbrazosdegorilaysuscortasperofuertespiernas.Seguroqueeltipoibaaaprenderlonecesarioconlarapidezsuficiente.

Se acercaban a los bancos de arena del Paria, bajo la escarpada ribera dondevivían losguardas.Desdeelnuevocampingmetalizadode lacolina, los turistas seasomaronaobservarles.Smithdetuvouninstantelatravesíaparamejorobservarlospeñascosqueseacercaban,lasaguastumultuosasqueestabanesperándoles.Nohabíanadaquetemer,unpequeñorápidodegrado1enlaescaladelbarquero.Elríoverdeserpenteandoentreunoscuantoscolmillosdepiedracaliza,yelresplandordeaguascalmas formando remolinos de espuma. Un ruido atonal, lo que los que saben deacústicadenominan«ruidoblanco»,vibrabaenelaire.

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Talycomohabíanacordado,HaydukeySmithgiraron90gradoslaposicióndelbote para cargar de costado contra la cristalina puerta de entrada del rápido (laabsurdaembarcacióneramásanchaque larga).Sedeslizaronporel rápidocasisinsalpicar.HaciaelfinaldelasturbulenciasmaniobraronendirecciónalaconfluenciadondeelParia(lleno)combinabasusaguasgrisesyescurridizasdebentonitaconelverde claro del río Colorado salido de la Presa. De 19 millas hora redujeron suvelocidadnuevamenteaseisuocho.

Hayduke,relajado,sonreíacomplaciente.Secóelaguadesubarbaysuscejas.Yquécojones,pensó,estonoesnada.Vaaserquesoypornaturalezaunhombrederío.

PasaronbajoelpuentedeMarbleCanyon.Desdearribalaalturanoparecíagrancosa, no tenían escala para determinarla. Pero desde el río, mirar arriba era darsecuenta de lo que significa una vertical de cuatrocientos pies: unas treinta y cincoplantas de rascacielos. El auto que avanzaba por el puente parecía un juguete, losturistas que estaban parados en las pasarelas del puente tenían el tamaño de uninsecto.

Elpuentepareciómoverseconellosduranteunrato,hastaquedesapareció trasun recododel cañón.AhorayaestabandentrodeMarbleGorge, tambiénconocidocomoMarbleCanyon,97kilómetrosderíoa914metrosbajoelniveldelatierraqueconducíadelGranCañónaladesembocaduradelríoPequeñoColorado.

Seldom Seen Smith sintió que regresaba al pasado. Recordaba el río Coloradoauténtico,antesdequelocondenaran,cuandopodíacorrer librementesaltándoseelcauce cada vez que los potentes diluvios de mayo y junio, o la nieve derretida,aumentaban su volumen. A su paso hacía crujir las grandes rocas, y el aguaretumbaba en la piedra, y algunos trozos caían al agua y eran conducidos por elcauce,ysonabacomoelrechinardemuelasdelamandíbuladeungigante.Esoeraunrío.

Peronotodoestabaperdido,apesardetodo.Laluzbordadadelatardequecaíatraselcañóndoraba las rocasy losárbolesconunapátinadewhisky, y el silenciobenditoquecaíadelcieloeramilagroso,unavezliberadoelpaisajedelimperiosolar.Unapausa,yluegootraluz,pálida,delunanueva,fantasmabondadoso,reinadelashadas,vigilándolos.

Yotravezelrugidodelasaguasvertiginosas.Seacercabanaotrorápido.Seldomles dio a sus compañeros de viaje orden de que se abrocharan los salvavidas.Tomaronuna curvay el ruido semultiplicóde forma inquietante, y almirar abajotodospudieronverlossalientesdelasrocascomodientesqueemergíandelosbordesdeespumablanca.Elríocorríaenesepuntopordebajodelatierra,desdelabalsanopodíanvernadamásqueelpropiorápidoporelqueavanzaban.

—BadgerCrackRapids—lesanuncióSmith.Sepusodepiedenuevo.Clase3,

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nada grave. Sea como fuere prefería precaverse antes demeterse de lleno.De piecomoibaahoraanalizabaelríocomootrosleenlasnotasdeunapartitura,puntitosenunradarolossímbolosquedesvelanlapresenciadeunaborrascalejanaenunpartemeteorológico.Fijósuatenciónenel remolinograndequeescondíauncolmillodepiedra, en un ramopicado de pequeñas olas que delataban la presencia de rocas yaguaspocoprofundas, lasombraenelríodeunabarreradegravadeseispulgadasocultabajolasuperficie,losganchosdetroncossumergidosquepodríandesgarrarlosfondos de caucho de sus balsas. Leyó con lamirada lasmotas de espuma que sinpararmanabansuavementebajolacorrienteprincipal,laslevesondas,lospequeñosremolinoscasiinvisiblesenlasorillasdelrío.

Smithexaminabaelrío,ylasmujeresloexaminabanaél.Noeraconscientedeostentar un aspecto cómico y heroico, el hombre del Colorado, alto y delgado ymoreno,comoel ríoeraantes, inclinadohaciadelanteconsuremo,entornandolosojoshacialaluz,losdientesfuerteseinmaculadosbrillandoenlasonrisadesiempre,el bulto viril tras la cremallera de los viejos Levi’s, las orejas grandes atendiendoalertas.Losrápidosyaestabanaquí.

—Todoelmundoalsuelo—ordenóSmith—,agarradosalacuerda.Un frenéticoclamordeagua revolcada, lamasadel ríoestrellándosecontra los

escombrosrocososdelabocadelcañónsecundario,Badger.Unavibraciónhondayátona por todas partes, una bruma de rocío flotando en el aire, pequeños arco-irissuspendidosenlaluzsolar.

Denuevoviranlanave.Smithempujaconfuerzaelremo,tomalaproa,dirigeelbarco directamente a la lengua de los rápidos, la oleada lisa como aceite de lacorrienteprincipalqueseviertetorrencialhaciaelcorazóndeltumulto.Nohayporqué engañar a nadie con esto: es un rápidomenor. Pero él va a entusiasmar a susclientes,paraloquehanpagado,vanasentirsemásquesatisfechos.

UnaoladedosmetrosseciernesobreSmith,agachadoenlaproa.Perolaolasedetiene, espera,no semueve.Enel río, adiferenciade loqueocurreenelmar, elaguasemueve,perolasolaspermanecen.Lapartedelanteradelbarcoescalalaolaempujadoporlapropulsióndelosremerosyelpesoapiladoatrás.Smithseaferraalos cabos. El barco de tres partes está a punto de replegarse sobre símismo, perodespuéssedeslizaporlaolaydesciendeporsuespalda,lasotrasdosparteshacenlomismoluego.Enseguida,frenteaellos,unarocamojadayrelucienteseinterponeensucurso.Labalsapasaanteella.Unmontóndeaguapegacontralaroca,retrocedeyse estrella contra la nave. Todos los viajeros quedan empapados al instante. Lasmujeressueltangritosdealegría,hastaDocSarvisseríe.Smithtiraelremo,elbarcova ahora a toda velocidad empujado por las aguas de los rápidos, como en unamontaña rusa, y se ralentiza en los tramos de agua calma. Smith mira atrás. Haperdido un remero. Donde debía estar George Hayduke hay sólo un remo sin

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tripulantemeciéndoselibremente.Ahíestá.Hayduke,consuchalecosalvavidasanaranjado,esmecidoporlasolas,

sonríe abiertamente con feroz determinación, en posición fetal, las rodillas bajo elmentón,usandopiesypiernascomoamortiguadores,rebotandoderocaenroca.Esunareaccióninstitivayacertada.Haperdidoelsombrero.Noemitesonidoalguno.

Luegodelrápido,enlatreguadeaguacalma,consiguensubirloabordootravez.—¿Dóndetehasmetido?—lepreguntaSmith.Hayduke, sonriente y balbuciendo, mueve la cabeza, se sacude el agua de los

oídosydabalaimpresiónalavezdeestarenfadadoyavergonzado.—Putorío—refunfuña.—Teníasqueagarraruncabo—ledijoSmith.—Estabaagarradoalamierdaderemo.Semeatascóenunarocaymepegóenel

estómago.—Manoseaba nervioso su enmarañada mata de pelo que chorreaba. SuviejosombreroSonoradecueroflotabaentrelasolas,apuntodehundirseporterceravez.Pudieronrecuperarloconunremo.

El río les llevóconalma,a travésde lameseta,enelmantoPrecámbricode latierra, hacia las tierras bajas, el delta y el Mar de Cortez, a setecientas millas dedistancia.

—Lopróximoson los rápidosdelSoapCrick—dijoSmith.Ycon todacertezaellosoíandenuevoel tumultode lagrescaentreel ríoy las rocas.En la siguientecurva.

—Estoesridículo—ledijoporlobajoAbbzugaDoc.Estabansentadosjuntos,encorvados, cubiertos sus regazosy suspiernasporunamantamojada.Ella estabaradiantepor laemoción.Desdeel excesivoalade su sombrerogoteabael agua.Elpurodeldoctorardíaconcorajeenmediodetantahumedad.

—Absolutamenteridículo—dijo—.¿Tegustannuestrosremeros?—Una pasada. El alto se parece a Ichabod Ignatz; el bajo parece uno de esos

bandidossacadosdeunadelasviejaspelisdeMackSennett.—OCaronteoCerbero—dijoDoc—.Perotratadenoreírte:nuestrasvidasestán

ahoraensusinsegurasmanos—yvolvieronaecharseareír.Todos juntos se dirigierondenuevo a otromaelstrom, grado4 en la escala del

jinete de río. Volvían a oírse crujidos del río, olas potentes, el choque de loselementos, la pura e insensata furia de toneladas de agua combatiendo contratoneladasdeinamoviblelimo.Sintieronelencontronazo,oyeronelestruendo,vieronla espuma y la vaharada de rocío y el arcoiris flotando en la nieblamientras elloscabalgabansobreelcaoshacialaclaridad.Laadrenalinadelaaventura,sintiempoparaelmiedo,impulsadoshacialascrestasdelasolas.

Eraelviajenúmero45queSmithhacíaatravésdelGranCañón,yhastadondeélpodíacalibrarlo,suemociónnuncasehabíavistoperjudicadaporlarepetición.Yes

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que no había habido dos viajes que se pareciesen. El río, el cañón, el mundo deldesiertoestabaenconstantecambio,deunmomentoal siguiente,deunmilagroalsiguiente,dentrode la firme realidadde lamadre tierra.El río, lapiedra, el sol, lasangre, el hambre, las alas, el placer: eso es lo real, habría dichoSmith si hubiesequerido.Siledieselagana.Todolodemásesteosofíaandrógina.Todolodemásescienciologíatravestidatransaccionaltranscendentalocomoquisierallamarlolamodadel día, el no vamás de la semana.ComoDoc hubiera dicho, si Smith le hubiesepreguntado.Pregúntalealhalcón.Pregúntalealleónhambrientoquearremetecontraelfamélicoantílope.Elloslosaben.

AsírazonabaSmith.Unmodestohombredenegocios,nootracosa.Nisiquierafuealauniversidad.

Enlosperiodosdecalmaentrelosrápidos,loquecomprendíalamitaddelríoylamayorpartedel tiempo,SmithyHaydukeabandonabanlosremosydejabanquelacanción del reyezuelo del cañón —un claro glissando de semicorcheas—: semezclara con el goteo del agua, elmurmullo de los remolinos, los aullidos de lasgarzas,elsusurrodeloslagartosenelpolvodelaorilla.Nohabíasilencioentrelosrápidos, pero sí quietud y música. Mientras las paredes del cañón se levantabanlentamente cada vez más altas, 1000, 1500, 2000 pies, y el río descendía, y lassombrassealargabanyelsolvolvíaaescabullirse.

Lentamentelesfueinvadiendounpertinazescalofrío.—Yaeshoradeacampar,muchachos—lesanuncióSmithmientrasseacercaban

a la orilla. Hayduke se puso manos a la obra. A medida que se arrimaron,vislumbraban,porel ladoderecho,unamontañadearena rodeadadematorralesdesaucesdecolorcobrizoyárbolesdetamariscoconramasdelavandaquesemovíanconlabrisa.OtravezHaydukeySmithoyeronelcantodelreyezuelodelcañón,unpequeño pájaro cantor de pico largo que procede del Norte. Un sonido muymelodioso.Yoyerontambién,enladistancia,elclamordeotrosrápidosquesonabancomoelcontinuadoaplausodeunainmensamultituddegenteincansable.Elgruñidoyelalientodedoshombresalosremos.Lacharlaparsimoniosadelospasajerosdeprimeraclase.

—Quépasadadesitio,Doc.—Déjatedejergastécnicas,porfavor.Esteesunlugarsagrado.—Ya,perodime¿dóndehayunamáquinadeCoca-cola?—Porfavor,estoymeditando.Laproachocócontralaarena.Hayduke,elchicoparatodo,conelaguaporlos

tobillosy llevandounacuerdaenrolladaenunamano,atóelbarcoal troncodeunsauce. Todos desembarcaron. Hayduke y Seldom entregaban a cada uno de lospasajerossuequipajeembaladoconunapelículadecaucho,loqueleshacíapareceruna pequeña caja de munición llena de artículos personales. Los pasajeros

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deambularonsinrumbofijo.DocyBonnietiraronparaunsitioylasdosmujeresdeSan Diego para el lado contrario. Smith se había parado unmomento para ver lafiguradeMizAbbzugbajándosedelabalsa.

—Mira, ¿no te parece especial? —dijo Smith—. ¿No te parece realmenteespecial?—Teníacerradounojo,comosiestuvieseexaminandoelcañóndeunrifle—.Esachicaescanelapura.Estáparachuparselosdedos.

—Todos los coños son iguales —le dijo George Hayduke, un filósofo, sinmolestarseenmiraralamuchacha—.¿Lodesembarcamostodoahora?

—Casitodo.Déjamequeteenseñe.Descendieron el equipaje pesado, los paquetes llenos de comida, la nevera de

hielo, lacajademaderaconcazosysartenes, lashornillas, loscubiertos.Luego lodispusieron todo sobre laplaya.Smithdelimitóunáreaen la arenapara instalar lacocina:lashornillas,lamesaplegable,ladespensa,labarra,lasaceitunasnegrasylasalmejasfritas.Rompióelhieloenpedazospequeñosparatodoslosquenotardaríanen acercarse con sus tazas, y vertió un poco de ron para Hayduke y para sí. Lospasajeros aún estaban entre los arbustos, cambiándose de ropa para precaverse delfríodelanoche.

—Aquítienes,barquero—dijoSmith.—¡Hoabinh!—dijoHayduke.Smithencendióunfuegodecarbónvegetal,empezóadesenvolverelpaquetedel

carniceroqueconteníaelplatoprincipaldelanoche—enormesfiletes—yloscolocócercade laparrilla.Haydukepreparó laensaladay,mientras lohacía,acompañóelronconsudécimalatadecervezadesdeelalmuerzo.

—Esamierdatevaaproducirpiedrasenelriñón—dijoSmith.—Pendejadas.—Piedrasenelriñón.Sédeloquehablo.—Hebebidocervezatodamivida.—¿Cuántosañostienes?—Veinticinco.—Piedrasenelriñón—ledijoSmith—.Ennomásdediezaños.—Pendejadas.Los pasajeros, secos y recompuestos, fueron llegando dispersos. El primero el

doctor.Colocósuvasodeestañoenlabarra,echódentrolaminiaturadeunicebergyloregóconunpelotazodobledesubotelladeWildTurkey.

—Esunanochebeatífica,calmaylibre—sepronunció.—Granverdad—dijoSmith.—Eltiemposagradoesmássilenciosoqueunamonja.—Asísehabla,doctor.—LlámameDoc.

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—ValeDoc.—Salud.—Lomismoparati,Doc.Sehablóalgosobreelambiente.Luegosobreotrascosas.Lachicallegó,Abbzug,

conpantaloneslargosyunsuéterajustado.Sehabíaquitadoelgransombreroperoapesardelaluzcrepuscularaúnllevabalasgafasdesol.LediounvistazoaMarbleGorgemientraseldoctordecía:

—Larazónporlaquehaydemasiadagenteenelríoenestosdíasnoesotraquehaydemasiadagenteentodaspartes.

Bonnieseestremeció,buscandorefugióenelhuecodesubrazoizquierdo:—¿Porquénoencendemosunahoguera?—dijo.—Eldesiertoleofrecióunavezaloshombresunmododevidaadmirable—dijo

el doctor—, pero ahora funciona como refugio psiquiátrico.Y pronto ya no habrádesierto—sorbiósubourbonconhielo—.Prontonohabrálugaralqueir.Entoncesseuniversalizarálalocura.—Otropensamiento—.Yeluniversosevolveráloco.

—Laharemos—ledijoSmithaAbbzug—despuésdecenar.—LlámameBonnie.—MissBonnie.—MizBonnie—lecorrigió.—PorlosclavosdeCristo—murmuróHaydukequeestabacerca,escuchandosin

querer.Abrió otra lata de cerveza.Abbzug lomiró a la cara fríamente, o a lo quepodía verse de ella bajo el flequillo negro y entre la barba abundante. Pensó: unpatán.ArthurSchopenhauerestabaconvencidodequeelpeloidentificaalasbestias.Haydukecaptólamiradadelachicaypusocarademosqueo.Ellasevolvióhacialosdemás.

—Nos tienen atrapados—seguía el doctor— con lasmaromas de hierro de ungigantetecnológico.Unamáquinasinsentido,queenvezdecorazóntieneunreactornuclear.

—Así se habla, Doc —le dijo Seldom Seen Smith. Empezó a colocarcuidadosamentelosbistecsenlaparrilla,encimadelcarbónvegetalencendido.

—Una industrialización planetaria —deliró el doctor— se extiende como uncáncer.Elcrecimientoporelcrecimiento.Elpoderporelpoder.Meparecequevoyatener que echar más hielo aquí (¡Clank!). Pruébalo, capitán Smith, te alegra elcorazón,tedoraelhígadoyfloreceentusentrañascomounarosabienabonada.

—Nosepreocupepormí,Doc—peroSmithqueríasabercómopuedecrecerunamáquina.Docseloexplicó:noerafácil.

Entre losarbustosaparecieronsonrientes lasdosviajerasdeSanDiego.HabíandesenrolladoelsacodedormirdeSmithentre lossuyos.Lamás joven llevabaunabotella. Hay algo en una expedición por el río que invita siempre a promover el

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consumodedrogaslíquidas.AunqueAbbzugapretabaentrelosdedosnerviososunpequeño cigarrillo enrollado a mano… El olor del cáñamo llenaba el aire que lerodeabalacabeza(daleaunachicacuerdasuficienteyellaselafumará).AquelolorletraíaaHaydukerecuerdosdedíasoscuros,deoscurasnoches.Murmuraba,poníalamesa—estilobuffet laensalada,elpan,elmaízyunapiladeplatosdepapel—.Smithseocupabadedarlelavueltaalosbistecs.Docexplicabaelmundo.

Habíamurciélagosconnaricesdecerdoaleteandoenelairedelanocheconsusruidos de radar, tragando insectos.Río abajo esperaban los rápidos, rechinando losdientesenunalborotoconstanteyhosco.Desdeelbordedelcañónresbalóunarocaoalgosesoltóyfuerebotandoporlossalientesdelaparedencaídalibre.Lagravedadlo abrazó, borrándolounmomento, siguiendo la alquimiade lamutación, unmerofragmentodeflujouniversal,hastaqueseestrellócomounabombacontraelaguadelrío.Docdetuvosumonólogo,todossepararonaoírhastaqueseapagaronlasúltimasreverberacionesdelestallido.

—Cojan platos—les dijo Smith a sus clientes— y sírvanse.—Sin vacilacióntodossefueronsirviendo.Elúltimodelafila,ysinnecesidaddeplatos,eraHayduke,quehabíasacadolatazadesucantimplora.

Smithcolocóunbistecgiganteencimadelataza,quequedótapada,asícomoelantebrazodeHayduke.

—Come—ledijoSmith.—Bendito-hijo-de-puta—exclamóelremeroconreverencia.Ahoraque lospasajerosysuayudanteestabanalimentándose,Smithprendió la

fogataconmaderaquehabíallegadoalaorilla.Cuandolohizolellegóelturnodeservirse su propio plato. Todos se quedaron observando el fuego mientras laoscuridad aumentaba en el cañón. Pequeñas lenguas de azules y verdes lamían lamaderadelrío,pedazosdepinoqueprocedíandelaszonasmontañosas,aunas150millas de distancia, enebro, pino piñonero, álamos, palos brillantes de árboles deJudea,fresnos.Conlamiradasiguieronlaschispasqueseelevabanycontemplaronelesplendor de las estrellas que giraban en secuencias sucesivas: esmeraldas, zafiros,rubíes, diamantes y ópalos derramados por el mantel del cielo, distribuidosmisteriosamente, al azar. Más allá de aquellas galaxias galopantes, o quizá tanpresentequeeraimposibleverlo,lesacechabaDios.Elgaseosovertebrado.

Cuandoterminarondecenar,Smithsacósusinstrumentosmusicalesytocóalgopara laconcurrencia.Tocó laarmónica(loquevulgarmentese llama«órganode laboca»),elarpajudía,oloqueelB’naiB’rithdenomina«arpadelaboca»,yelkazoo:nadadeelloaportódemasiadoalacervomusicaldenadie.

Smith y el doctor distribuyeron entonces el aguardiente.Abbzug, que no bebíacasinunca,abriósubotiquín,sacóuntubodeTampaxyunpocodemaría,yselióunpequeñocigarrillomarrónretorciendoelextremoparacerrarlo.Encendióelcigarrillo

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y lo hizo rular, pero a nadie le apetecía fumar salvo aHayduke, un poco renuenteporqueaquelloletraíarecuerdos.

—¿Yaseterminólarevolucióndelahierba?—preguntó.—Está finiquitada—dijoDoc—.De todas formas, lamarihuananunca fueotra

cosaqueunplacebo.—Esoesunabobada.—Nomásqueunchupeteparaadolescentesconcólico.—Esoesunatontería.(La conversacióndegeneró.LasmujeresdeSanDiego cantaron«Dead sunk in

theMiddleoftheRoad»).Ladiversiónfuedecayendo.Lafatigaempezóadebilitarmiembros y a hacer caer párpados. Se fueron borrando tal y comohabían llegado.PrimeroAbbzug, luego lasmujeres de SanDiego. Las damas primero.No porquefuesenelsexodébil—noloeran—,sinosóloporqueteníanmássentidocomún.Loshombres se sentían obligados a quedarse bebiendo hasta el bilioso y vil final,divagando, embarullados, en laniebla,deambulandoagatashastavomitar sobre laarenainocente,emporcandolatierradeDios.Esaeralatradiciónentreloshombres.

Lostreshombresseencorvaronparaarrimarsealfuegomenguante.Lanochefríatrepabaporsusespaldas.SepasabanlabotelladeSmithprimero,ydespuéscirculabaladeldoctor.Smith,Hayduke,Sarvis.Elcapitán,elholgazány lasanguijuela.Lostresbrujoscorríanpeligro.Noteníanopciones.Laastutaintimidadlosalcanzaba.

—¿Sabenseñoresloquehayquehacer?—dijoelmédico…Haydukesehabíaquejadodelacantidaddetendidoeléctricoquehabíavistoen

eldesierto.SmithseapesadumbrabaporelmodoenquelapresahabíaobstruidoelcañóndeGlen,habíaamputadoelrío,elríodesucorazón.

—¿Sabenseñoresloquehayquehacer?—preguntóeldoctor—.Hayquedestruirel dique, mandarlo al carajo—(lamala lengua de Hayduke había contaminado aldoctor).

—¿Cómo?—quisosaberHayduke.—Esonoeslegal—dijoSmith.—Dijistequehabíasrezadoporquehubieraunterremoto.—Sí,peroporquenohayningunaleyqueprohíbalosterremotos.—Perohasrezadoconintencionesmalignas.—Esoesverdad.Rezoasísiempre.—O sea, que eres un mal tipo que deseas la destrucción de propiedades del

gobierno.—Esoesverdad.—Esilegal.—¿Muyilegal?—Esilegal.

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—¿Cómo?—quisosaberHayduke.—Cómoqué.—¿Cómomandamosalcarajoeldique?—¿Cuáldeellos?—Elquesea.—Asísehabla.PeroprimeroelGlenCanyon—dijoSmith.—Niidea,elexpertoendemolicioneserestú—dijoDoc.—Puedo destruir un puente si lo pides —dijo Hayduke—, si tengo dinamita

suficiente. Pero no sé muy bien cómo se echa abajo un dique. Supongo quenecesitaríamosunabombaatómicaparahacerlo.

—Heestadodándolevueltasaldiquedesdehacemucho—lesdijoSmith—.Ycreoquetengounplan:necesitaríamostresyatesgigantesyunoscuantosdelfines.

—¡Espérate!—dijoDoc, levantandounadesusgrandespatas.Unmomentodesilencio.Miróalrededor,hacialaoscuridadquerodeabalaluzdelfuego—.Nuncasesabequiénpuedeestarescuchandoentrelassombras.

Buscaron. Las llamas de su pequeño fuego de acampada enviaban unaamortiguada iluminación a los arbustos, la balsamedio enterrada en la arena de laplaya,laspiedrasyguijarros,elpulsodelrío.Nopodíanveralasmujeres,todasellasdormidas.

—Nohaynadieaquísalvonuestrosbombarderos—dijoSmith.—¿Quién puede estar seguro? El estado puede haber colocado sensores en

cualquiersitio.—Naaaaaaa —dijo Hayduke—. No espían en los cañones. Por lo menos no

todavía. Pero ¿quién ha dicho que tenemos que empezar con las presas? Hay unmontóndecosasquesepuedenhacer.

—Buenascosas,cosasconstructivasysaludables—dijoeldoctor.—Odioestapresa—dijoSmith—.Lapresaquejodióelcañónmáshermosode

estemundo.—Losabemos—dijoHayduke—.Sentimoslomismoquetú.Perotenemosque

pensarencosasmássencillasdehacerprimero.Amímegustaríacargarmealgunosdelospostesdeelectricidadqueestánportodoeldesierto.YesosnuevospuentesdeestañodeHite.Ylamalditacarreteraqueestánhaciendoparacruzartodoelterritoriodel cañón. Podríamos hacerla buena sólo con cargarnos las putas bulldozers queutilizan.

—Oíd,oíd—dijoeldoctor—,ynohayqueolvidarsedelasvallaspublicitarias.Ydelasminas.Ydelastuberías.YdelasvíasdelnuevoferrocarrildeBlackMesaaPage.Ydelasplantasquequemancarbón.Ylasfundicionesdecobre.Ylasminasdeuranio.Ylaplantanuclear.Yloscentrosdecomputación.Ylascompañíasdeganadovacuno.Ylosenvenenadoresdelavidasalvaje.Ylagentequelanzalatasdecerveza

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enlascarreteras.—Yotirolaslatasdecervezaenlaputacarretera—dijoHayduke—.¿Porquéno

puedotirarlaslatasdecervezaenlaputacarretera?—Vale,vale,notepongasaladefensiva.—Mierda —dijo Smith—. Yo también lo hago. Me trae al pairo cualquier

carreteraacercadecuyaconstrucciónnadiemehaconsultado.Esmireligión.—Valepues—dijoeldoctor—.Nolohabíapensadoasí.Acopiodematerialde

lascarreteras.Lanzarloporlaventana.Bueno…¿porquéno?—Doc—dijoHayduke—,esunaliberación.Lanoche.Lasestrellas.Elrío.EldoctorSarvisleshablaasuscamaradasdeun

granhombreinglésllamadoNed.NedLudd.Letienenporunlunáticoperoélsupover dónde está el enemigo claramente. Vio lo que estaba llegando y actuódirectamente. Y les habló acerca de los zapatos de madera, les sabots. El paloatrancandolarueda.Chanchullos.Larebelióndelosmansos.Lasviejecitasconsuszuecosderoble.

—¿Sabemosloquevamosahaceryporqué?—No.—¿Nosimporta?—Lo resolveremos sobre la marcha. Iremos creando nuestra doctrina con la

práctica,esonosgarantizarácoherenciateórica.Elríoensusublimidadinfinitacorríasuavemente,susurrandoelpasodeltiempo.

Esolocuratodo,dicen.Pero¿locura?Lasestrellasmirabanhaciaabajodócilmente.Unamentira.Labrisaentrelossauceslessugirióquesefueranadormir.Pesadillas.Smith colocómásmadera de pino en el fuego, y un escorpión, escondido en unagrieta profunda de la madera, supo, demasiado tarde, que había llegado su hora.Nadie se fijó en su muda agonía. En la profundidad solemne del cañón, bajo lasestrellas,siguióreinandolapaz.

—Necesitamosunguía—dijoDoc.—Meséelterritoriodememoria—dijoSmith.—Loquenecesitamosesunasesinoprofesional.—Esesoyyo—dijoHayduke—.Mataresmiprofesión.—Cadacualtienesusdebilidades—unapausa—.Lamía—añadióDoc—sonlas

chicasdelaheladeríaBassin-Robbins.—Unmomento—dijoSmith—,creoquemeheperdido.—Nohablamosdepersonas,capitán—dijoDoc—.Hablamosdebulldozers.De

excavadoras.Dedragas.Deapisonadoras.—Máquinas—repitióHayduke.Hubootrapausa.—¿Seguro que no habrá micrófonos ocultos aquí? —preguntó el médico—.

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Tengo el presentimiento de que alguien está escuchando cada una de nuestraspalabras.

—Conozco esa sensación—dijo Hayduke—, pero ahora no me preocupa eso.Estoydándolevueltas.

—¿Aqué?—Aporqué razónvamosaconfiar losunosen losotros.Noshemosconocido

hoymismo.Unsilencio.Lostreshombressequedaroncontemplandoelfuego.Elvoluminoso

cirujano.Elaltobarquero.Labestiade losBoinasVerdes.Unsuspiro.Semiraron.Unopensó:quécojones.Otropensó:parecenbuenagente.Elotropensó:loshombresnosonnuestrosenemigos.Nilasmujeres.Nilosjóvenes.

Los tres sonrieron, no sucesivamente sino al unísono. Cada uno de ellos a losotrosdos.Labotelladiolapenúltimavuelta.

—Quécojones—dijoSmith—.Sóloestamoshablando.

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C6.ElRaidporCombWash

omenzaronconlospreparativos.Primero, según sugerencia del capitán Smith, tenían que distribuir

suministrosendiversospuntosdelterrenodeoperacionesdesuproyecto:elterritorio del Cañón, el sudeste de Utah y el norte de Arizona. Los suministrosconsistían en 1) comida, cosas enlatadas, carnes secas, frutas, guisantes, leche enpolvo, agua potable; 2) equipamiento, botiquín médico, lonas y mantas,encendedores,mapastopográficos,moleskin,sacosdedormir,cantimploras,equiposdecazaypesca,hornillosparacocinar,barrasdedemolición,alicatespesados,cortapernos,tenazas,palasdeexcavacióndezanjas,tubosdesifón,azúcarysirope,aceitey gasolina, cuñas de acero, detonadores, cordones de detonación, mecha deseguridad,encendedoresdefusiblesy lacantidadpertinentedeDuPontcorrienteyDuPontCruzRojaExtra.LamayorpartedeltrabajolaharíanSmithyHayduke.DevezencuantolesayudaríaneldoctorylaseñoritaAbbzug,llegadosdeAlburquerqueporaire.Haydukeseopusoduranteunratoalapresenciadelachica.

—Nadadeputasmujeres—aulló—.Esuntrabajodehombres.

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—Nohablescomouncerdo—dijoBonnie.—Vale,vale—dijoeldoctor—.Hayapaz.—Penséquelacélulalacomponíantrestíos—dijoHayduke—.Nadadechicas.—No soy una chica —dijo Bonnie—. Soy una mujer ya crecidita. Tengo

veintiochoymedio.SeldomSeenSmithsepusodelado,sonriendo,frotándoseunaaulagarubiaensu

largamandíbula.—Habíamosquedadoenqueéramossólolostres—dijoHayduke.—Ya, ya —dijo el doctor—, pero lo siento: necesito que Bonnie esté con

nosotros.Ellavaadondevoyyo,yviceversa.Sinella,nofunciono.—¿Quéclasedehombreerestú?—Unhombredependiente.HaydukesegiróhaciaSmith:—¿Quédices?—Pues —dijo—, el caso es que la muchacha me gusta, será muy agradable

tenerlaentrenosotros.—Deacuerdo,enesecasotienequehacerunjuramentodesangre.—Nosoyningunaniña—protestóBonnie—,ynopiensohacerningúnjuramento

desangreojugaraningúnjuegodecríos.Tendréisqueconfiarenmí,porquedelocontrarioosdenuncioalDepartamentodeInterior.

—Nostieneagarradosdeloshuevos—dijoSmith.—Nadadevulgaridades—dijoella.—Delostestículos—respondióél.—Primero te agarrande los testículosy luegovienenel corazóny lamente—

opinóeldoctor.—Nomegustanada—dijoHayduke.—Puesafastidiarse—dijoBonnie—.Haymayoría.—Nomegusta.—Paz—dijoeldoctor—.Teaseguroquenosserádemuchautilidad.El doctor tenía la última palabra, porque al fin y al cabo la financiación del

proyectocorríadesucuenta.Eraunángel,unángelvengador.EsolosabíaHayduke.Ylosgastoseranmuchos.Noventadólaresunsacodedormirdecente.Cuarentaunpardebuenasbotas.Elpreciodelas judíashabíasubidoa89centavosla libra.Decualquiermaneralamayorpartedelpresupuestonoibaairseensuministros,sinoentransportepor el terrenoaccidentado, intrincadodel sureste, lagasolinade49a55centavoselgalónylosneumáticosdecamióna55dólareslaunidad.Máslosbilletesdeaviónparaeldoctorysumujer,Bonnie,4225sólolaidadeAlburquerqueaPage.OjalápudiesedesgravarmuchosdeesosgastosSmithcomogastosdeempresa,peroaunquefueraasíeldesembolsoinicialeragigantesco.Elbuendoctorproporcionaba

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el dinero y tendría que firmar la mayor parte de los cheques, pues Smith estabasiempreseco.DoclosmeteríaensudeclaraciónaHaciendacomogastosdemejorade su ranchode225 acres y como trabajo de gravamende labores deminería queacontecíanenelmismositio.

—Guantes.Apuntadguantes.Quenohagamosningúntejemanejedemierdasinlosguantespuestos.

Doclescompróguantes,tresparesdelosmejoresguantesdepiel.—YcremaSno-Sealparalasbotas.DoccompróSno-Seal.—Yarmas.—No.—Unaspistolas.—Ymantequilladecacahuete—exigióBonnie.—Pistolasymantequilladecacahuete.—Mantequillasí,pistolasnihablar.—Hayquedefenderse,joder.—Pistolasnihablar.—Docpodíasermuyterco.—Esoshijosdeputavanadispararnos.—Nohabráviolenciaalguna.—Tenemosquedefendernos.—Nadadederramamientodesangre—eldoctorselevantórápidamente.DenuevoserechazólamocióndeHayduke,tresvotosauno.Asíqueapartirde

entonces tendría que llevar ocultas lo mejor que pudiera sus armas, su revólverescondidoenunbolsillointeriordesumochila.

DoccompróseisbotesdemantequilladecacahueteDeafSmith,unproductosinblanquear,nohidrogenado,elaboradoconcacahuetescultivadosensueloabonadoysecados al sol sin los beneficios de herbicidas, pesticidas ni otros agentes delcondado. Seldom Seen Smith (nada que ver con la mantequilla) y Hayduke losdistribuyeronestratégicamente…ylosdispersóestratégicamentesobrelaMesetadelColorado,untarroaquí,otroallá,desdeOnionCreakaPakoonSpring,desdePuckerPass a Tin Cup Mesa, desde Tavaputs, Utah a Moenkopi, Arizona. Rica y pardamantequilladecacahuete.

Enciertaocasión,enlosprimerosmomentosdelacampaña,estabanllenandosusbidones de gasolina en un surtidor y Doc fue a pagar con su tarjeta de crédito.Haydukeselollevóaparte.

—Nopuedesusartarjetasdecrédito—ledijo.—¿Nadadetarjetasdecrédito?—Nadademalditastarjetasdecrédito,¿oesquequieresdejarunmalditoreguero

depruebasdeunamilladeancha,con tuputafirmaen todos lossitiospor losque

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pasamos?—Yaentiendo—dijoDoc—.Claroque sí, pagaréenefectivo,nadadecrédito,

nadadeprestarleoídosaltamborlejano.No robaban ni compraban o usaban explosivos al principio. Hayduke quería

empezar con ellos de inmediato, estaba entusiasmado con eso, pero los otros tresvolvían a estar en contra. El doctor temía la dinamita: la dinamita traía idealesanarquistasylaanarquíanoeralarespuestaqueestabanbuscando.Abbzuglesdijoquedetodasmanerascualquierclasedefuegoartificialerailegalentodoslosestadosdelsuroeste,tambiénhabíaoídoquecualquiercápsulaexplosivapodíacausarcáncercervical. El doctor le recordó a Hayduke que el uso de explosivos con propósitosilegales—pormuy constructivos que fueran—era una felonía y además un delitofederalsiemprequeinvolucraranapuentesyautopistas,mientrasqueelvertidodeunpocodesiropeKaro,eneltanquedecombustibledelcamióndelabasura,oecharunpocodearenaopolvoenlasválvulasdeaceite,eraundelitomenor,pocomásqueunatrastadadeHalloween.

Se convirtió en una pugna entre sutiles y sofisticadas técnicas de acoso y elflagranteydescaradosabotaje industrial.Haydukeestabaafavorde lodescaradoyflagrante.Losotrosdelocontrario.Perdiólavotacióncomodecostumbre.Haydukeseenfurecióperoalmismotiemposupoconsolarsepensandoquelascosaspodríanirenaumentoamedidaqueprogresaranlasoperaciones.Porcadaacciónunareacciónmayor.Deunamalditacosaaotrapeor.DespuésdetodoeraunveteranodeVietnam.Ysabíacómofuncionabaelsistema.Eltiempo,contrayéndoseycolapsandodíatrasdía,jugabaasufavor.

Cada uno de los escondites para las provisiones fue elegido con el máximocuidado.Todo lo potable, lo comestible, lo perecedero se transportó en envases demetal.Las herramientas se afilaron, se engrasaron, se enfundaron en estuches o seenvolvieronentelas.Todofueenterrado,cuandoesoeraposible,obiencubiertoconrocas y vegetación. Se camuflaron los puntos donde se escondieron las cosas y seborraronlashuellas.NoseconsideróadecuadaningunaubicaciónhastaquepasabanelexamendeHaydukeySmith,experimentadosasesoresmilitaresdela¿Foxpack?¿Sixpack?¿VengadoresdelDesierto?¿Labandade loszuecos?Nopodíanponersede acuerdo en el nombre. ¿La camarilla de la mantequilla de cacahuete? ¿LosBuscadoresdelMantoPúrpura?¿JóvenesamericanosporlaLibertad?¿Congregaciónpor la Tranquilidad de las Mujeres Cristianas? No se ponían de acuerdo. ¿Quiénmandaaquí?Todosestamosalmando,dijoBonnie.Nadieestáalmando,dijoDoc.Malamaneradeempezarlaputarevolución,sequejóHayduke.Padecíaladebilidaddelautoritarismo,exsargentoGeorgeWashingtonHayduke.

—Paz, por favor, pax vobiscum —dijo Doc. Pero también su emoción iba enaumento.MiradporejemploloquepasóconelnuevoCentroMédicoUniversitario

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de cincuenta millones de dólares, uno de esos nuevos millonarios edificios claseBauhaus.Eledificioolíaacementofresco.Lasventanas,altas,escasasyestrechas,parecíantronerasenunpastillero.Elsistemadeaireacondicionadonopodíaserdediseñomásmoderno.CuandoeldoctorSarvisfuealaclasedondeletocabaimpartiruna lección cierto día—«Polución Industrial y Enfermedades Respiratorias»— seencontró con que la sala estaba supercaldeada, el ambiente muy cargado. Losestudiantesparecíanmásdormidosdelohabitual,perocomosinofueraconellos.

Necesitamos algo de aire aquí, gruñó el doctor. Un estudiante se encogió dehombros.Los demás cabecearon, no asintiendo, sino de sueño.Doc se acercó a laventana más cercana y trató de abrirla, pero qué. No parecía que tuviera pomo omanivelaopestilloobotón.¿Cómoseabreestaventana?,preguntóaunestudiante.Ni idea, señor. Otro dijo, no se puede abrir, este es un edificio con refrigeraciónpropia. ¿Pero supongamos que necesitamos aire?, preguntó el doctor, aire libre ysensato.Nosepuedenabrir lasventanasenunedificioconrefrigeraciónpropia, ledijo el estudiante, se cargaría el sistema. Ya veo, dijo Doc, pero el caso es quenecesitamosairefresco.(Fuera,abajo,alaluzdelsol,unospajarilloscantabanenlaforsitia, fornicando entre las hortensias). ¿Qué hacemos?, preguntó. Supongo quepuede quejarse a laDirección, dijo otro estudiante, uno que siempre encontraba elmomento de bromear. Ya veo, dijo el doctor Sarvis. Sin perder los nervios seencaminóhaciasusillademetalbajolapizarra,lacogióporelrespaldoyelasiento,ylatirócontraconelvidriodelaventana.Esofuetodo.Losestudiantessequedaronmirándoloensilenciosaaprobaciónprimeroycuandoeldoctorterminóletributaronuna ovación. Doc se sacudió lasmanos. Creo que por hoy nos ahorraremos pasarlista,dijo.

Unpreciosodíadecomienzosdejunio,cuandosedirigíanaloestedesdeBlanding,Utah,ensumisióndeescondervíveres,labandasetomóunrespiroenCombRidgey echó un vistazo al mundo de allá abajo. Iban los cuatro en la ancha cabina delcuatroporcuatrodeSeldom.Eralahoradelalmuerzo.Sesalierondelapolvorientacarretera—la 95 de Utah— y giraron al sur por un camino de cabras que corríaparaleloalborde.CombRideresuna fallaquevacreciendogradualmentehaciaeleste,creandounángulocercanoalos90gradosporlaparteoeste.Lacaídadesdeelbordeesdeunosquinientospies,conotrostrescientospiesounpocomásdetaluddefuertependientedesdeelacantilado.Comolamayoríadelosdemáscañones,mesetasyfallasenelsudestedeUtah,CombRideresuna imponentebarreraen la travesíaeste-oeste.Osolíaserlo.AsíloquisoDios.

Smith llevo la camionetahastaun saliente aunosveintepiesdelbordeyparó.Todoelmundo se apeóagradecidoycaminaron juntoa la arista.El sol estabaporencima de las nubes aún, el aire era apacible y cálido. Crecían florecillas en las

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grietasde las rocas—malvas,berros, chamisas, filias, rosasdeacantilado,otras—.Docestabaencantado.

—Mirad—dijo—.Arabis pulcra, Fallugia paradoxa, Cowania mexicana, porDios.

—¿Qué es eso?—dijo Bonnie señalando unas cosas moradas que veteaban lasombradeunpinopiñonero.

—Pediculariscentrathera.—Vale,pero¿quées?—¿Quées?—Dochizounapausa—.Nadiesabeloquees,lallamansalvia.—Notelasdesdelisto.—Tambiénseleconocecomobocadedragón.Unavezmepreguntóunchaval,

¿quéesunabocadedragón?,ylerespondí:quizáseaelpañuelodeDios.—Anadielegustanloslistos.—Yalosé.SmithyHayduke sequedarondepiealbordedecientocincuentapiesdepura

gravedad.Eseprofundoabismoqueinducealoshombresadormirse.Peronoestabancontemplando lamuerte allá abajo, sino la vida, o por lomenos una confusión depolvo y actividad. Chirridos de motores, resoplidos y zumbidos de camionesdistantes.

—Eslanuevacarretera—explicóSmith.—Sí—dijoHaydukelevantandolosbinocularesyescrutandoelescenario,aunas

cinco millas de distancia—. Gran empresa —farfulló—. Hay volquetes Euclides,excavadoras D-9, camiones, grúas, cargadores, retroexcavadoras, perforadoras. Untrazadoperfecto.

Vinieron Doc y Bonnie, con flores en el pelo. La luz del sol estallaba en losvidriosatravésdelpolvoeneldistantesur,sacababrillodelacero.

—¿Quépasaalláabajo?—Estántrabajandoenlanuevacarretera—informóSmith.—¿Quétienedemalolaantigua?—Elpisoestátangastado—dijoSmith—quesesubeysebajalascolinasapaso

detortugaycuandosalealvalleosemeteentreloscañonesnohaynipavimento,ypor logeneralhacefaltaunmontóndetiempopara llegaracualquierparte.Conlanueva,lagenteahorrarádiezminutossivadeBlandingaNaturalBridges.

—¿Esunacarreteradelcondado?—Seconstruyóparabeneficiaraalgunascompañíasdelcondado,peroesestatal.

Loquepretendeesbeneficiar a esospobresdueñosde lasminasdeuranioy a lasflotas de camiones y a los puertos deportivos del lago Powell, para eso sirve.Tambiénellostienenderechoacomer.

—Yaveo—dijoDoc—.¿Medejasecharunvistazo,George?

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Hayduke lepasó losprismáticos,yDocsequedócontemplandoaquellomuchorato,chupandosuMarshWheeling.

—Tela,tela,tela—dijo.LedevolviólosbinocularesaHayduke—.Señores,estanochehaymuchoquehacer.

—Yyotambién.—Sí,tútambién.Unagudochillidolesllegóflotandocomounaplumadesdeelcielocubiertopor

la plata de las nubes. El halcón. Cola roja, solitario, un halcón pasaba muy porencimadelrojoarrecife,porencimadelasolasdearenadelTriásico,agarradaunaserpientevivaensuspatas.Laserpienteseretorcía,conducidaaunnuevomundo.Lahoradelalmuerzo.

DespuésdelpequeñoparónlabandavolvióalacamionetadeSmithyavanzódosmillasentre la rocaya travésde losarbustos,despacio,paraalcanzarunpuntodeobservaciónmásaltoydirecto.Smithdejóelcarroalasombradeunpinopiñoneroquenoeralosuficientementegrandecomoparacubrirlodeltodo.

Redes, pensó Hayduke, necesitamos redes de camuflaje. Lo apuntó en sucuaderno.

Ahoralostreshombresylachicaseapostarondenuevojuntoalborde,asomadosalagrancaída.Segúnsucostumbre,Haydukedejóelcamino,avanzóconmanosyrodillas,luego,enlasúltimasyardas,tumbadodeltodo,sobresuvientre,hastallegaralpuntodeobservación.¿Erannecesariastantasprecauciones?Seguramenteno,erademasiadoprontoaún:elEnemigo,despuésdetodo,nisiquieraeraconscientedelaexistenciadeHaydukeyCompañía.ElEnemigo,dehecho,todavíaconsiderabaquecontabaconlaaprobacióndetodoelpúblicoamericano,sinexcepciónalguna.

Incorrecto.Permanecierontumbadosbocaabajosobrelapiedracaliente,bajoelsuavecieloenjoyado,anteunabismodesetecientospiesverticalesyamediamilladedistanciadelosdinosauriosdehierroqueagrietabanconsuspunzoneslaarena.NohabíaaprobaciónenlasmentesyloscorazonesdeAbbzug,Hayduke,SmithySarvis.Ningunasimpatía.Perosíinvoluntariaadmiraciónportodoaquelpoder,todaaquellafuerzasuprahumanaycontrolada.

Supuntodeespionajelespermitíahacerseunaideadelcorazóndelproyecto,nodesutotalidad.Losequipostopográficos,muypordelantedelasgrandesmáquinas,habíanterminadosutrabajosemanasantes,perolaspruebasdesuobrapermanecíanalavista:lascintasfestivas,deunrosaimpactante,queaúncolgabandelasramasdelosenebrosqueestabanenclavadosenlalíneadeloqueundíaseríalacarretera,lospasadoresdeacerosirviendodepuntosdereferencia.

LoqueHaydukeysusamigospudieronvereranvariasfasesdeunproyectodeconstruccióndeunacarreteraqueseguíaenestudio.Haciaeloeste,másalládeCombWash, se apreciaban bulldozers desbrozando el camino. En las áreas forestales el

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trabajodelimpiadeterrenoprecisabadesierrastaladoras,peroenelsudestedeUtah,en la meseta, los pequeños pinos piñoneros no ofrecían resistencia alguna a lasbulldozers. Los empujaban con facilidad y los derribaban convirtiéndolos en unmontón de maleza rota y supurante, muerta, descompuesta. Nadie sabía a cienciaciertaquépodíasentirunpinopiñonero,quégradodetemorodolorpodíanalcanzarlosorganismosde lamadera,peroencualquiercaso losconstructoresdecarreterasteníancosasmásapremiantesde lasqueocuparse,aunquehubiesesidoestablecidosuficientementecomohechocientíficoqueunárbolvivo,arrancadodelatierra,tardamuchosdíasenmorirporcompleto.

Tras la primera ola de bulldozers llegaba la segunda, sacudiendo la tierra yarrancándolealarocamadregrandespedazosdetierra.Dadoquesetratabadeunaoperacióndealisamientodel terreno,aveceshabíaquerellenaryotrasagujerearlapiedrahastaelnivelespecificadoporlosingenierosdecamino.Viéndolotododesdesucómodatribuna,observaroncómolasperforadorasavanzabanporlapistaseguidasde tractores que remolcaban compresores de aire.Una vez colocada en posición yunida a los compresores, la taladradora de acero con forma de estrella y punta decarburorasgabalapiedraarrancándolegimientestrocitosdeteconita.Elpolvodelapiedra flotaba en el aire en cuanto rugían losmotores. Las vibraciones resonantesestremecían los huesos de la tierra. Más sufrimiento mudo. Los equipos deperforaciónsetrasladarondesdelacolinaalsiguientelugar.

Llegó el equipo de demolición. Las cargas se metían en los agujeros y seconectabanauncircuitoeléctrico.Losobservadoresescucharonelsilbatodeljefedelaoperación,losallícongregadossealejaronaunadistanciadeseguridad,luegouncaño de humo y un trueno estallando en cuanto se dio la señal. Vinieron másexcavadoras,camionesgigantesdecargaqueveníanallevarselosescombros.

Abajo, en el centro de operaciones, por debajo de las crestas irregulares, lasexcavadoras y los camiones capacitados para transportar ochenta toneladas dedeshechos, seguían trabajando.Cortar y rellenar, cortar y rellenar, toda la tarde.Elobjetivofinaleraunamodernaautopistadealtavelocidadmuyconvenientepara laindustriadeltransporte,sinirregularidadesdemásdelochoporciento.Peroeseerasóloelobjetivoinmediato.Elobjetivoidealaguardabamásadelante.Elsueñodelosingenieros es conseguir la perfecta esfericidad del planeta Tierra, una vez sanadastodassusirregularidades,lascarreteraspintadassobreunasuperficietanlisacomoelcristal.Por supuestoque los ingenieros tienenaúnqueconformarse,pero sonunosamiguitostanincansablesyopresivoscomolastermitaseneltermitero.Elsuyoesuntrabajo constante y los que ellos creen sus enemigos naturales, son los fallosmecánicos, el tiempode descanso para los equipos, los problemas con lamanodeobra,yqueavecestodofallaporlaimpericiadegeólogosyperitos.

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El único enemigo en el que el contratista no piensa es en una banda de cuatroidealistas tendidos boca abajo al sol del desierto. Allá abajo rugían losmonstruosmetálicos, rebotabael cauchoen lasgrietasqueabrían, tirabansuscargasy subíancon estruendo otra vez la colina para cargarse de nuevo. Las verdes bestias deBucyrus, los brutos amarillos de Caterpillar, bufando como dragones, escupiendohumonegroenelpolvoamarillo.

Elsolcorriótresgradosaloeste,saliéndosedelasnubes,másalládelaplatadelcielo. Los observadores de la cresta mascaban cecina, bebían a sorbos de suscantimploras.Empezóahacermenoscalor.Mientrascomíanconversaban:habíamásganasdeconversarquedecomer.Conversarsobreloqueibanahaceresanoche.Lasmáquinasdehierroaúnrodabanalláabajo,peroyaseestabaechandoencimalahoradedardemano.

—Loquehayquetenerencuenta—dijoHayduke—eselvigilantenocturno.Esprobablequealgúncabrónestépendientedetodoestoporlanoche.Talvezlleveunperro.Ysiesasí,tenemosunproblema.

—Nohabrávigilancia—ledijoSmith—.Porlomenosnodurantetodalanoche.—¿Yporquéestástanseguro?—Es así como se trabaja aquí: estamos en plena naturaleza. Nadie vive aquí.

Estamosa24millasdeBlanding.Acincodelaantiguacarretera,quenadiecogeporlanochedecualquierforma.Nocreoquehayaproblemas.

—Quizásalgunosdeesosesténacampadosporaquí—dijoHayduke.—No—lerespondióSmith—.Nohacenesetipodecosas.Esoschavalestrabajan

tan duro durante el día que de noche sólo quieren regresar a la ciudad. No van arenunciar a sus comodidades. No es gente de campo. A esos tipos no les importaconducir ochenta millas cada mañana para llegar al trabajo. Están completamentelocos.Yohesidounodeellos.

Doc y Hayduke, con los prismáticos, seguían vigilando. Smith y Bonnie,lentamente,dejaronlacrestasindejardemantenersefueradelalcancedelavistadelos de abajo, hasta que estuvieronpor debajo de la línea del horizonte.Caminaronhacialacamioneta,montaronelhornilloyempezaronacocinarlacena.EldoctoryHaydukeeranpésimoscocineros,perose lesdababien lavar losplatos.Loscuatroeranbuenostragadoresdecomida,perosóloBonnieySmithteníaninterésencocinarconunpocodedecencia.

Smithllevabarazón.Lagentesefueantesdequeanocheciera.Cadacualdejósusherramientas alineadas a un lado de la carretera, en fila, parecía una manada deelefantes de hierro, o sencillamente donde les pillara la hora de dar demano. Losoperariossedirigíanenpequeñosgruposhacialosvehículosdevueltaacasa.Arriba,DocyHaydukepodíanescucharsusvoces,susrisas,eltraqueteodesusbaldes.Lascamionetasquellevabanahombresdelazonaorientaldelaobrabajaronporlagran

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grietapararecogeralosoperariosdelequipo.Loshombressesubían,loscamionesvolvíanasubirlacolinaatravésdelpolvo,

semetíanenlagrietadenuevoysalíandelavistadelosobservadores.Durantealgúntiemposeoyóelrumordelosmotores,seviolanubedepolvotrepandoporpinosyenebros, y luego todo se volvió calma. Apareció un camión cisterna cargado dediésel, gimiendo por la pendiente hacia las máquinas, y fue de una en una, elconductorysuayudantellenabanlostanquesdegasolinadecadamáquina.Unavezterminada la tarea, el camión cisterna volvió por donde había venido, siguió a losotros,caminodeldistanteresplandornocturnodelaciudad,enalgúnpuntomásalládelaparteestedelabultamientodelameseta.

Ahora la tranquilidad era completa. Los observadores consumían sus cenas enplatosdeestaño,oyendoelsuavezureodeunapalomaquelesllegabadeabajo.Seoíaelululardeunbúho, loscánticosdepajarillosquese retirabanadormiren losálamospolvorientos.Lagranluzdoradadelsolocultándosellenabaelcieloentero,resplandeciendo sobre nubes y montañas. Todo lo que alcanzaban sus ojos eranaturalezapura,sincarreteras, inhabitada.Nosabíansipodríansalvartodoaquello,perosíquehabíaqueintentarlo.Mantenerlocomoera.

Elsoldesapareció.Tácticas,materiales,herramientas,equipo.Haydukeleíasulista.—¡Guantes!¿Tienetodoelmundosusguantes?Hayqueponérselos.Nadievaa

bajarahísinsusputosguantespuestosolecortolasmanos.—Nohaslavadoaúnnilosplatos—ledijoBonnie.—Cascos.¿Tienetodoelmundosucasco?—leechóunvistazoasuscompañeros

—.Tú,póntelo.—Nomecabe—dijoella.—Puesquetequepa.¿Puedealguiendecirlecómoseajusta,porDiossanto?—

otraojeadaasulista—.Cortapernos—Haydukeblandióelsuyo,unpardepalancascruzadas de mandíbula de acero de 24 pulgadas capaz de cortar cualquier cosa,pernos, barras, alambres, casi cualquier cosa que tuviera una pulgada de diámetro.Todos los demás estaban equipados con tenazas, suficientemente buenas para casicualquierpropósito.

—Vamos con las colocaciones —se dirigió a Bonnie y Doc—. ¿Os sabéisvuestrasseñales?

—Uno corto y uno largo es la alerta, hora de ponerse a cubierto—dijo Doc,mostrando su silbato metálico—. Uno corto y dos largos, todo bien, reanudaroperaciones.Treslargos,peticióndeayuda,venganaayudarme.Cuatrolargospara…¿paraquéeranloscuatrolargos?

—Cuatrolargossignificantrabajohecho,vueltaalcampamento—dijoBonnie—.

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Yunolargosignificacaptado,mensajerecibido.—Nomegustamucholodelossilbatos—dijoSmith—,necesitaríamosalgomás

natural. Más ecológico. Ulular de lechuza, quizá. Cualquiera que oiga un silbatosabrá que hay animales de dos patas rondando por aquí.Dejadme enseñaros cómoululaunalechuza.

Horadeentrenamiento.Lasmanosahuecadasycerradasconunapequeñaranuraabiertaenlaquecolocar los labiosysoplar.Sesopladesdeelvientre,profundo,elreclamoflotasobreloscañones,subeporlasladerasdelasmontañas,seexpandeportodoelvalle.HaydukeleenseñóaldoctorSarvis,SmithseocupópersonalmentedeAbbzug,lecolocólasmanosenlaposturaadecuada,soplóenellas,ydejóqueellasoplaraenlassuyas.Ellaaprendiórápido,aDocnoselediotanbien.Rehicieronlasseñales.Porunmomento,enlahoracrepuscular,seoyóunaintensaconversacióndelechuzas.Porfinestabanpreparados.Haydukevolvióasulista.

—Vale, guantes, cascos, linternas, corta cables, señales. Sigamos: sirope Karo,cuatro tarros cada uno. Cerillas. Linternas, cuidado con ellas, la luz sólo paraalumbrar vuestras faenas, no se os ocurra iluminar los alrededores, y cuando osmováis de un sitio a otro, hay que apagarlas. ¿Probamos las contraseñas de luz?Naaaa, más tarde. Agua. Tenazas. Cinceladores. Destornilladores, vale, los tengo.¿Quémás?

—Yaestamos—dijoSmith—.Amoverse.Cargaron sus mochilas. La de Hayduke, que llevaba la mayor parte del peso,

pesabaporlomenoseldoblequecualquieradeladelosotros,peronoleimportaba.SeldomSeenSmithencabezólaexpediciónatravésdelresplandorsolar.Losotroslosiguieronen filadeauno,Haydukeen lacola.Nohabíacamino.Smithescogió larutamásrápidaentreárbolescubiertosdemaleza,lashojasdebayonetadelayuca,ylosdesmelenadosnogales,a travésdepequeñasolasdearenabajo lascrestasde laestribación. Mientras pudo mantuvo al grupo en la roca, para no dejar huellas.Guiadosporlasestrellasibanrumboalsur,alsurporlabrisanocturna,hacialaluzquederramabanloscatorcemundosdelaconstelacióndeEscorpioatravésdelcielodel sur. Las lechuzas ululaban en el bosque pigmeo, los saboteadores hicieronprácticaspararesponder.

Smith rodeóunhormiguero,unagranconstrucciónasimétricade tierra rodeadaporunáreacircularenlaquenohabíavegetaciónalguna.Lacasaabovedadadelashormigas trilladoras. Smith lo evitó, y también Bonnie, pero Doc tropezó con elhormiguero, y las hormigas rojas salieron y una de ellas le mordió a Doc en lapantorrilla,yDocsedetuvoydestrozólaconstrucciónapatadas.

—AsíescomorefutoyoaR.BuckminsterFuller—gruñó—.AsírefutoaPaoloSoleri,aB.F.SkinneryaltardíoWalterGropius.

—¿Cómodetardío?—preguntóSmith.

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—Docodiaalashormigas—explicóBonnie—yellasleodianaél.—Elhormiguero—dijoDoc—esemblema,símboloysíntomadeloquesomos

aquí fuera, tropezamos con él en el crepúsculo como tantos trotamundos. Quierodecirqueesunmodeloenmicrocosmosdeaquelloaloquenosoponemosycontraloque luchamos. El hormiguero, como el hongo fulleriano, es signo de enfermedadsocial. Los hormigueros se erigen allí donde reina el apacentamiento. La cúpulaplástica es síntoma de la peste del industrialismo galopante, prefigura la tiraníatecnológicayrevela laverdaderacalidaddenuestrasvidas,quevareduciéndoseenproporcióninversaalcrecimientodelProductoNacionalBruto.FindeldiscursodeldoctorSarvis.

—Vale—dijoBonnie.—Amén—dijoSmith.Latardedegeneróennoche,unasolucióndensayvioletaveladaporlaluzdelas

estrellas.Ylaoscuridadincrustadadeenergía,cadarocaycadaarbustoycadaárbolconunhaloderadiaciónsilenciosa.Smithllevabaalossaboteadoresporelcontornodelterrenohastaquealcanzaronunbordemásalládelcualnohabíanadatangible,apesar de que no era el borde de la cuesta, sino sólo el borde del corte grande yartificialqueselehabíahechoalasubida.Debajo,adoscientospies,loquequedabadeluzlesdejabaveragazapadosenlaoscuridad,laamplituddelanuevacalzadaydibujadaslasoscurasformasdelasmáquinas.

Smith y compañía siguieron por la nueva cuesta hasta llegar a un punto dondetenían que trepar por una roca aplastada y cubierta del polvo de la nueva calzada.Hacia el noreste, dirección a Blanding, podía verse una autopista que conducía atravésdeldesiertohastainternarseenelbosquedematorrales,yafueradelavistaporlaoscuridad.Ningunaluzvisible,sóloelleveresplandordelaciudaddeveintemillasde distancia. En dirección opuesta la carretera pronunciaba una curva entre lasparedesdelcorte.Avanzaronporelcorte.

Loprimeroqueencontraronenlosarcenesfueronestacasdeprotección.Haydukelasarrancóylastiróentrelosarbustos.

—Hayquequitar siempre las estacas—dijoHayduke—.Da igual donde te lasencuentres.Siempre,pordios,eslaprimerareglageneralenelnegociodelatenaza.Hayquequitartodaslasestacasdeprotección.

Seinternaronenelcorte,desdeallí,simirabanabajoendirecciónoeste,podíanintuirvagamenteCombWash,lazonaderelleno,losequiposdispersosdedemolicióndelatierra.Sedetuvieronparaprecisarlasacciones.

—Aquítienequequedarseelprimercentinela—dijoHayduke.—¿DocoBonnie?—Yoquierodestrozaralgo—dijoBonnie—.Noquieroquedarmesentadaaquíen

laoscuridademitiendoseñalesdelechuza.

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—Mequedaréyo—dijoDoc.Una vezmás revisaron las señales. Todo en orden.Doc se puso cómodo en el

asientodeunamáquinaexcavadoragigantesca.Sepusoajugarconlosmandos.—Rígidos—dijo—,peroeseltransporte.—¿Porquénoempezamosconestamalditacosaahoramismo?—dijoHayduke,

refiriéndosealamáquinadeDoc—.Sóloporpracticar.¿Porquéno?Seabrieronlasmochilas,sesacaronlaslinternasylasherramientas.

MientrasDoc vigilaba allá arriba en la cabina los tres compañeros se dedicaron acortar cables,destrozar el tanque, estropear los sosteneshidráulicosde lamáquina,unamaravillade27toneladasHysterC-450aamarilla,conunmotordiéselCaterpillarde330HPdepotencia,neumáticosdentadosde29.500dólares sólo, fabricadosporFobSaginaw,Michigan.Unodelosmejores.Unbarcodeensueño.

Trabajaronsinproblemas.Elsonidodeloscascoschocandocontraelacero.Lastenazas y las barras arrancando hermosos ¡clunks! y vertiginosos ¡slanks! de losmetalestensionadoshastaquequedabancortados.Docencendióotropuro.Smithsesecóunagotadeaceitequelecayóenelpárpado.Elpenetranteolordeloslíquidoshidráulicos flotando en el aire, mezclándose desagradablemente con el humo deltabacodeDoc.Elaceite regadocrepitandoenelpolvo.Otrosonido les llegóen ladistancia, como de un motor. Se detuvieron. Doc echó un vistazo a la oscuridad.Nada.Elruidosedesvaneció.

—Todobien—dijo—,vamosmuchachos.Cuando todos cortaron lo que estaba a su alcance,Hayduke sacó la varilla del

motor,noprecisamenteparacomprobarcómoestabadeaceite,yechóunreguerodefinaarenaenlacajadelcigüeñal.

Demasiado lento. Desenroscó el tapón del depósito de aceite, tomó cincel ymartilloypracticóunagujeropor elqueechómásarena.Smithquitó el tapóndeldepósitodecombustibleyvaciócuatrobotellasdemediolitrodesirope.Inyectadoenloscilindros,elazúcarformaríaunmantosólidoenlasparedesdeloscilindrosyenlosanillosdelpistón.Cuandosepusieraenmarcha,elmotorpesaríacomounbloquedehierro.Siesquepodíanponerloenmarcha.

¿Quémás?Abbzug, Smith yHayduke se volvieron a ver lamáquina. Estabanimpresionadosporloquehabíanhecho.Mataraunamáquina.Deicidio.Todosellos,Hayduke incluido, estaban un poco aturdidos por la enormidad del crimen. Por elsacrilegiocometido.

—Vamosaarrancarelasiento—dijoBonnie.—Esoesvandalismo—dijoDoc—.Estoycontraelvandalismo.Arrancarsillones

esdepequeñosburgueses.—Puesvale,vale—dijoBonnie—,vamosalopróximo.—Muybien,¿nosencontraremosaquí?—dijoDoc.

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—Eslaúnicamaneradevolveralacresta—dijoSmith.—Perosipasacualquiermierda—ledijoHayduke—,notequedesaesperarnos,

nosvemosdondelacamioneta.—Nopodríaencontrarelcaminodevueltanisimividadependieradeello—dijo

Doc—.Noenlaoscuridad.Smithtensósulargamandíbula.—MiraDoc—ledijo—,sipasacualquiercosaserámejorque tesubasaaquel

bancal, por encima de la carretera, y nos esperes. No te olvides de la señal de lalechuza.Asíteencontraremos.

Lo dejaron allí en la oscuridad, pertrechado en el asiento de la mutilada yescacharradaexcavadora.Lapupilarojadesucigarroeralaúnicaseñalqueveíanlosquepartieron.El plan era queBonnie se quedara a vigilar en el extremooeste delcampodeoperacionesmientrasHaydukeySmithtrabajabanenlosequipamientosdelaobra.Ellaselesquejó.

—¿Notendrásmiedodelaoscuridad,verdad?—Porsupuestoquemedamiedolaoscuridad.—¿Miedodequedartesola?—Porsupuestoquemedamiedoquedarmesola.—¿Quieresdecirquenovasavigilar?—Claroquevigilaré.—Noessitioparamujeres—murmuróHayduke.—Cállate—ledijoella—.¿Meestoyquejando?Vigilaré.Asíquecallaantesde

queyotecierreelpico.La oscuridad hacía que Hayduke se sintiese cómodo y seguro. Le gustaba. El

Enemigo,siaparecía,seanunciaríaconrumordemotores,brillodefaros,ytodoslosproyectiles y bombas de la Operación Trueno como en Vietnam. Hayduke loaceptaba.Perolaoscuridadylanaturalezanospertenecían.Esterritoriocomanche.Nuestroterritorio.Oasíloconsiderabaél.

Colina abajo, a más o menos una milla, en una gran excavación, la carreteradescendía hacia una grieta abierta en CombWash. Pronto alcanzaron las primerasmáquinasallíapostadas—removedoresdetierra,grandescamiones.

Bonnieseguíaporsucuenta.Smithlatomódeunbrazouninstante:—Quédate cerca, cariño—le dijo—, sólo concéntrate enmirar y oír: deja que

Georgeyyohagamoseltrabajo.Sitequitaselcascooirásmejor,¿vale?—Vale—dijoella—,porelmomentovale.Peroqueríaquemásadelantesupapelfueramásrelevante.Élestuvodeacuerdo.

Compartirycompartirporigual.LemostrócómoencontrarelcaminoparaalcanzarlacabinaabiertadeunamáquinaEuclidede85toneladas.SesentóarribacomounvigíaenelnidodeuncuervomientrasélyHaydukeseponíanmanosalaobra.

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Mucho por hacer. Cortar y forzar, forzar y desgarrar. Se pusieron con unCaterpillar D-9a, la bulldozer más grande del mundo, ídolo de los hacedores deautopistas.Haydukepusotantaarenaenlacajadelcigüeñalquenopodíareinsertarlavarilla.Larecortóhastaquefuesuficiente.Arenaeneldepósitodeaceite.Subióalacabina para tratar de abrir el tanque de gasolina.Nogiraba.Cogió elmartillo y elcincelyloforzó,echódentrocuatrobotellasdeenergéticosiropeKaroquesemezclóconeldiésel.Reemplazóel tapón.Sequedósentadounmomentoenelasientodelconductorysepusoatontearconlasmanivelasybotones.

—¿Sabes loqueseríadivertidodeverdad?—ledijoaSmith,queestabaabajo,escacharrandounamanguerahidráulica.

—¿Qué,George?—Llevarestamierdahastaalláarriba,ponerlaenelbordeyhacerlacaeralvacío.—Esonosllevaríamedianoche,George.—Peroseguroqueseríadivertido.—Detodosmodosnopodríamosarrancarlo.—¿Porquéno?—Nohaymanilladel rotorenelmagneto.Ya lohe revisado.Suelen llevársela

cuandodejanestasbestiassolasenlacarretera.—¿Deveras?—Haydukesacósucuadernodenotasyunlápizdelbolsillodesu

camisa, lo iluminó con la linterna y apuntó:Manillas de rotor—. ¿Sabes algo quepodríaserdivertido?

Smith,ocupadoenanular laconexiónentre las juntasdeculatasy las líneasdeinyeccióndecombustible,dijo:

—¿Qué?—Sepodría colocarunperno en cada rodadura.Cuando la cosa semoviera, él

mismoiríadestrozándosealavanzar.Esosíquelesjodería.—George,estetractornovaamoverseporunmilagro.Novaairaningúnsitio.—Porunmilagro.—Esoesloquehedicho.—Sí,eseeselproblema.HaydukeseapeódelacabinayseacercóaSmith,allí,bajolanegraluzdelas

estrellas,haciendosuhumildetarea,elpuntitodeluzdelalinternafijaenuntornillode ajuste en elmotor que pesaba lo que tres autobusesVolkswagen.ElCaterpillaramarillo,enormeenlaoscuridad,secerníasobrelosdoshombresconlaindiferenciadeundios,sinqueensupielesmaltadaseintuyesenlosdesavíosquehabíapadecido.Elcostedeaquellapiezapodíarondarlos30.000dólares.¿Quéfuedeloshombresquemerecíanlapena?¿Enquéanálisisracionalquímico,psíquicoofísico?¿Enananacióndedoscientosmillonesdecuerpos?¿Cadavezmásbaratos,comounidadesdeproduccióndebajocoste?

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—Ese es el problema —repitió—. Todo este rollo de cortar cables va sólo ahacerlosirmáslentos,peronolosvaaparar.Perome-cago-en-la-puta-que-me-parió,Seldom,estamosdesperdiciandoeltiempo.

—¿Quépasa,George?—Queestamosdesperdiciandoeltiempo.—¿Quéquieresdecir?—Quierodecirqueloquedeberíamoshacereshacerestallaraestahija-de-puta.

Aestayatodaslasdemás.Quierodecirmeterlefuego.Quemarlas.—Esoseríaincendioprovocado.—PorlosclavosdelSeñor,¿cuálesladiferencia?¿Tecreesqueloquehacemos

ahora es mucho más bonito? Sabes muy bien que si el viejo Morrison-Knudsenestuvieraahoraaquíconsusmatones,sólosecontentaríadespuésdepegarnoscuatrotiros.

—Novanaestarmuyfelicesporesto,esoescierto.Tampocovanaentendernos.—Nosentenderán.Yodiaránnuestrasmalditasentrañas.—No, no entenderán por qué razón lo hacemos,George. Eso es lo que quiero

decir.Quierodecirqueseremosunosincomprendidos.—No,noseremosunosincomprendidos.Sóloseremosunosapestados.—Quizátendríamosqueexplicarnos.—Quizá tendríamos que hacer lo correcto, nada de estasmalditas trastadas de

niñita.Smithsequedócallado.—Vamosadestrozaraestecabrón.—Nosé—dijoSmith.—Cocinarloensupropiagrasa.Sólotengoquesacarunsifóndemimochila,sólo

hacenfaltaunascerillas.Echamosconelsifónunpocodegasolinaenelmotoryenla cabina y ya no tenemosmás que encender una cerilla y dejar queDios haga elresto…

—Sí,supongoqueélseencargaría—estuvodeacuerdoSmith—.SiDiosquisieraque esta bulldozer sobreviviese no hubiese permitido que llenasen de gasolina sutanque.Pero,¿quépasaconDoc,George?

—¿Quépasa?¿Desdecuándoeseljefe?—Eselquefinanciatodalaoperación.Lenecesitamos.—Loquenecesitamosessudinero.—Vale, sí, dilo como quieras.Me gusta el viejo Doc. Yme gusta la pequeña

mujerdelviejotambién.Creoqueloscuatrojuntoshacemosbuenequipo.Ycreoquenopodemoshacernadaquenocuenteconlaaprobacióndelosdemás.Piensaenello,George.

—¿Haterminadoelsermón?

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—Sí,haterminado.Haydukesequedóunratoensilencio.Trabajaron.Haydukepensaba.Despuésde

unminutodijo:—¿Sabesqué,Seldom?Supongoquetienesrazón.—Unavezpenséqueestabaequivocado—dijoSeldom—,peromástardemedi

cuentadequemeequivoquéalpensarlo.Terminaron con el D-9a. El sifón y las cerillas se quedaron en la mochila de

Hayduke. Por el momento. Hicieron lo que pudieron con arena, con mermelada,mutilandoydestrozandolaprimerabulldozer,sedirigieronalasiguiente,lachicaselesunió.Smithlarodeóconsubrazo.

—MissBonnie—dijo—,¿cómovaelturnodenoche?—Demasiadopacífica.¿Cuándometocaromperalgo?—Necesitamosquevigiles.—Meaburre.—No te preocupes por nada, cariño. Vamos a tener emociones fuertes antes o

despuésparaelrestodenuestrasvidas.Sivivimosmucho.¿QuéestaráhaciendoDocensusoledad?

—Estarábien.Viveenelinteriordesumolleralamayorpartedeltiempo.Otra máquina gigante se les apareció en la oscuridad. La picaron. Luego la

siguiente. Bonnie los veía desde la cabina de un removedor de tierra cercano. ¡Elsiguiente!Yloshombresavanzaban.

—Si por lo menos pudiéramos poner en marcha los motores de estas putas.Podríamosdrenarleseltanquedeaceite,dejarelmotorenmarchayseguir.Haríaneltrabajoellassolasyterminaríamosenseguida.

—Lo haríamos—consintió Smith—. Drenar el aceite y encender el motor. Sequedaríanmás secas que el culo de un toro en lo que canta un gallo. Ellos nuncapermitiríananingúnbichoabrirlas.

—Podemosdarleacadauna,unaoportunidaddetodosmodos.—Yponiéndosealtajo enseguida, Hayduke se puso a losmandos de la gran bulldozer—. ¿Cómo seponeenmarchaestabestia?

—Telodirésiencontramosunaquenosdeje.—¿Qué tal cruzando los cables? Quizá podemos encenderlas así. Provocar la

ignición.—NotevaldráesamañaenuntractorCaterpillar.Estonoesunauto,George,ya

losabes.Estoesequipoindustrialpesado,noeselviejoFarmallparavolveracasa.—Vale,estoylistoparalalección.Hayduke se apeódel asientodeloperario.Echaronpuñadosde suavearenadel

Triásico en el cárter, cortaron cables, los conductos de gasolina, las manguerashidráulicasen laproayen lapopa,derramaronenel tanquedegasolina. ¿Porqué

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Karo en vez de simple azúcar? Smith quería saberlo. Se vierte mejor, le explicóHayduke;semezclamásfácilmenteconeldiésel,nosequedaatascadoenlosfiltros.¿Estássegurodeeso?No.

Haydukesetumbóbajolabulldozerporlocalizareltapóndedrenajeenelcárterdelaceite.Loencontró,atravésdeunaaberturapracticadaenlaplacablindada,peroiba a necesitar una llave grande para desenroscarla. Buscaron una caja deherramientas en la cabina. Cerrada. Hayduke rompió la cerradura con martillo ycincel.Dentrohabíaunoscuantosinstrumentosnormales:unallavedehierrodetrespies,variasllavesinglesasgigantes,unaalmádena,pernos,tornillos,cables,unallaveinglesademaderalabrada.

Haydukecogiólallavedetrespiesqueparecíatenereltamañoadecuadoyvolvióa ponerse bajo la bulldozer. Estuvo un rato peleándose con el tapón hasta queconsiguióromperloyelaceiteempezóaderramarse.Lagranmáquinasedesangraba,toda su sangre, con latidos pulsantes, iba cayendo a la tierra y el polvo. Cuandoquedó vaciada, Hayduke reemplazó el tapón. ¿Por qué? El vicio de la costumbre:pensabaqueloquehabíahechoeracambiarleelaceiteasujeep.

Hayduke volvió a la superficie, cubierto de polvo, grasa, aceite, frotándose losnudillosmagullados.

—Mierda—dijo—,nosé.—¿Quépasa?—¿Loestamoshaciendobien?Esoesloquenosé.Eloperariovieneysemonta

enestacosaporlamañana,tratadearrancarlo,ynada.Asíqueloprimeroquevaaverestodosloscablescortados,todoslosconductosdefuelcortados.Asíqueecharlearenaalcárter,derramarelaceite,nosirvedenadasielmotornoseenciende.Perocuandoeloperariovea la escabechinadecablesyconductos,verá también todo lodemás,sefijaránaturalmenteenelniveldeaceitedelamáquina,yluegoencontrarálo de la arena, y verá que alguien ha drenado el depósito de aceite.Estoy dándolevueltasycreoquetodoestenegociodelatenaza,paraqueseaefectivo,deberíadarmenospistasdesuslabores.Quierodecir,hacerlomássimpleymenosevidente.

—Bueno,George, terecuerdoquehaceunminutoeras túelquequeríameterlefuegoatodoesto.

—Sí.Peroahoraestoypensandoenotramanera.—Bueno, es demasiado tarde. Nosotros ya hemos dejado muchas pistas aquí.

Deberíamosseguircomolohemosvenidohaciendo.—Pero piénsalo un minuto, Seldom. Llegarán aquí a la misma hora por la

mañana.Todo elmundopondrá enmarcha losmotores de sus vehículos almismotiempo. Algunos descubrirán que hemos cortado los cables: quiero decir, en losvehículosenlosqueyahemoscortadoloscables.Peromira,enlosotros,sidejamosenpazloscables,sidejamosenpazlosconductos,entoncesellospuedenencender

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losmotores,yentonceslaarenayelsiropeharánsutarea,quierodecir,quealmenostendránocasióndehacersutareatalcomoloplaneamos:paraarruinarlelosmotoresalasmáquinas.¿Quémedicesaeso?

Estaban dejados caer, hombro por hombro, contra el chasis de acero de labulldozer,mirándoseelunoalotroatravésdelasuaveluzdelasestrellas.

—Quemegustaríaquetodoesonoslohubiésemosplanteadoantes—dijoSmith—.Notenemostodalanoche.

—¿Porquénotenemostodalanoche?—Porque tendríamos que estar a cincuenta millas de aquí cuando llegue la

mañana,esaeslarazón.—Yo no—dijo Hayduke—, yome quedo a ver lo que pasa. Quiero una puta

satisfacciónpersonal.Unalechuzaululódesdeloaltodelremovedor.—¿Quépasaahíabajo?—lesdijoBonnie—.¿Pensáisqueestáisdepicnicoalgo

así?—Vale —dijo Smith—, hagamos lo sencillo. Olvidémonos de cortar cables y

centrémonosenlossistemasdeaceiteygasolina.Biensabediosquenossobraarenaaquí.Haycomodiezmilmillascuadradasdearenaaquí.

Estuvierondeacuerdo.Fueron rápida ymetódicamente, demáquina amáquina, echando arena en los

cárteresyenlosbajos,encadaaperturadelaspartesmóviles.CuandoselesacabóelKaro,echaronarenaenlostanquesdefuel,comomedidaextra.

Todoelcamino,HaydukeySmith,enmediodelanoche,trabajaronalternándosehastaelfinal.Ahorauno,ahoraelotro,relevabanaBonnieenelpuestodevigía,loque permitió que ella también participara plenamente en las tareas del campo deoperaciones. Trabajo en equipo, eso es lo que hace grande a América: trabajo enequipoeiniciativa,esoesloquehacequeAméricaseahoyloquees.SeemplearonafondoenlosCats,enlosremovedoresdetierra,ledieronlosuyoalosSchramandeairecomprimido,aloscompactadoresHyster,alosvolquetesMassey,alostractoresJoyRam,alaexcavadoraJohnDeere690-A,yasíestuvierontodoelrato:másquesuficiente. Al viejoMorrison Knudsen le sobraba equipamiento, de acuerdo, peroalguienibaatenerundolordecabezadelcopónporlamañanacuandoelsolasomaray se arrancasen los motores y todas aquellas partículas de arena, corrosiva comopolvodeesmeril,empezaseavengaralatierraenloscilindrosdelosvioladoresdeldesierto.

Cuandoterminaronenlazonadecorteyrelleno,enlapartealtadeCombRider,yporfinllenarondearenaelmotordelúltimodelosvehículos,sesentaronbajounenebroadescansar.SeldomSeen,leyendolasestrellas,estimóqueeranlasdosdelamañana.Haydukedecíaqueno eranmásde las onceymediade la noche.Quería

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seguiradelante,quitar todaslasestacas,señalesybanderolasquesabíaqueestabanesperandoahídelante,en laoscuridad,en lanaturalezasemi-virgenqueaguardaba.Pero Abbzug tuvo una idea mejor: en vez de destrozar las señales topográficas,sugiriórecolocarlasdemaneraquehicieranuncircuitobuclequellevaraatodoslosvehículos al puntode comienzo,o conducirloshasta el borde,dijo, aMuleyPoint,dondeloscontratistasseencontraríanconunacaídade1200piesquedabaalríoSanJuan.

—Nolesdesideas—ledijoHayduke—,seguroqueselesocurrehacerotroputopuente.

—Hayseñalestopográficasenveintemillasaloeste—dijoSmith,queestabaencontradelosdosplanes.

—Entonces¿quéhacemos?—Megustaríairalsaco—dijoSmith—adormirunrato.—Megustaesaidea.—Perolanocheesjoven—dijoHayduke.—George —le dijo Smith—, no podemos hacerlo todo en una sola noche.

TenemosqueregresaraporDoc,regresaralacamioneta,ysacarelculodeaquí.Noqueremosestarcercadetodoestocuandolleguelamañana.

—Nopuedenprobarunamierda.—EsoesloqueelPretty-BoyFloyddijo.EsoesloqueBaby-FaceNelsondijo,y

loquedijeronJohnDillingeryButchCassidyyelotrocolega,¿cómosellamaba?—Jesús—gruñóHayduke.—Eso es, Jesucristo. Eso es lo que dijeron todos y mira cómo acabaron.

Crucificados.—Estahasidonuestraprimeragrannoche—dijoHayduke—.Hemoshechotodo

lo que hemospodido.No lo tendremos tan fácil comohoy las próximas veces.Lapróxima vez ellos van a tener bloqueadas todas las entradas. Puede que inclusopongancepos.Yguardianes,contransmisores,yperros.

PobreHayduke:susargumentosganabanperoélperdíasualmainmortal.Teníaqueceder.

Se fueron por donde habían venido, pasaron por delante de toda aquellamaquinaria tergiversada, arruinada, silenciosa. Aquellos enormes dinosaurios dehierro esperarían pacientemente el resto de la noche a que los rosados dedos de lamañanadesvelaranlaviolaciónquehabíanpadecido.Laagoníadelosanillosdeloscilindros, atascados por los pistones hinchados, debía ser considerada como todasodomíauncrimencontranaturaaojosdeldeusexmachina;quiénlosabe.

Unululatodelechuzaprocedíadeleste,delassombrasdelagrietadinamitada.Unocortoyunolargo,luegounapausa,yotravezunocortoyunolargo.Unmensajedeadvertencia.

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—Doceneltajo—dijoSmith—.Docnosestáavisando.Losdoshombresylachicapermanecieronenlaoscuridadquietos,aguzandoel

oído, tratandodeveralgo.La llamadadeadvertenciase repitió,dosvecesmás.Lalechuzasolitariahablándoles.

Escucharon.Nerviososgrilloscantabanen lahierbasecabajo losálamos.Unascuantaspalomasseagitaronenlasramas.

Oyeron,débilperoacercándose,elrumordeunmotor.Luegolovieron,alfondode la grieta, el vuelo de los faros encendidos. Un vehículo apareció, dos ojosiluminadosavanzandoabajavelocidad.

—Vale—dijoHayduke—,fuerade lacarretera.Cuidadoconel terreno,sipasacualquiermierda,nosdispersamos.

Entendieron. Atrapados como estaban no había sitio por el que huir más quedeslizándoseporlaempalizadaderocassueltasycantosconaristas.Allísepusieronacubierto,lapielllenadeabrasiones.

Elcamiónllegóporlacarretera,avanzabadespacio,llegóhastadondepudoysedetuvo entre las máquinas saboteadas, al final del camino. Una pausa de cincominutos,elmotorylaslucesapagadas.Elhombredelcamión,sentadoenlacabinacon las ventanas abiertas, sorbió una taza dé café que se sirvió de su termo, y sequedóaescucharlanoche.Encendióunfocoylodirigióhacialamaquinaria.Porloquepodíaver, todoestabasinnovedad.Encendióelmotor,volviópordondehabíavenido, pasó por el punto en el que, abajo, estaban los saboteadores escuchando,siguióatravésdelagrietaydesapareció.Haydukemetiódenuevosurevólverenlamochila, se sonó la nariz con los dedos y escaló al talud de la carretera. Smith yAbbzugemergierondelooscuro.

—La próxima vez perros—dijoHayduke—. Luego pistoleros en helicópteros.Luegoelnapalm.YluegolosB-52.

Caminaronenlaoscuridad,porlaaltagradaquellevabaalazonaeste.Prestabanatenciónporsilalechuzacalvadeojosdesorbitadosemitíaunnuevomensaje.

—No creo que sea así —dijo Smith—, ellos también son personas, comonosotros.Tenemosquerecordareso,George,si loolvidamos,nosconvertiremosenellos,yentonces,dóndeestaremos.

—Nosoncomonosotros—dijoHayduke—.Sondiferentes.Vienende la luna.Gastanmillonesdedólaresparaasarhastalamuerteaunmontóndeamarillos.

—Bueno,yotengouncuñadoenlasFuerzasAéreas.Essargento.Enelríollevéala familia de un general una vez. Parecíanmás o menos humanos, George, comonosotros.

—¿Conocistealgeneral?—No,asuesposa,eratandulcecomounatartacasera.Hayduke, silencioso, sonreía avieso en la oscuridad. La pesada carga que

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transportabaen laespalda, llenaconagua,armasyherramientas,dabaconsistenciareal,sólida,efectivaalaempresa.Sesentíapotentecomounapistola,peligrosocomoladinamita,duroyfuerteyllenodeamorporsuscompañeros.Yporsuscompañerastambién, por ejemplo Abbzug, maldita sea, malditos sus ajustados pantalonesvaquerosysusuéterdepeloquenopodíaocultarelrítmicoswing,arribayabajo,desusputastetasapretadas.PorDios,pensó,necesitotrabajar,¡trabajar!

Doc estaba sentado en el borde de un bancal fumando lo que parecía uninextinguibleeinterminablecigarro.

—¿Ybien?—dijo.—Bien,sí—dijoSmith—,juraríaquelohemosdadotodo.—Laguerrahaempezado—dijoHayduke.Lasestrellasbrillaban.Lapremonicióndelaviejalunamatizabaelbrillodelos

astrosorientales.Nohabíaviento,ningúnsonidoquenofueralavastatranspiración,adelgazada por la distancia, del bosque de la montaña, artemisas, enebros, pinospiñonerosdesplegadosencientosdemillasatravésdelasemiáridameseta.Elmundovacilante,alaesperadealgo.Alasalidadelaluna.

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—Nosoyningunaniña—protestóBonnie—,ynopiensohacerningúnjuramentodesangreojugaraningúnjuegodecríos.Tendréisqueconfiarenmí,porquedelocontrarioosdenuncioalDepartamentodeInterior.

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Trabajaronsinproblemas.Elsonidodeloscascoschocandocontraelacero.Lastenazasylasbarrasarrancandohermosos¡clunks!yvertiginosos¡slanks!delosmetalestensionadoshastaquequedabancortados.

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H7.LamarchanocturnadeHayduke

aydukesedespertóantesdequeamaneciera.Sintiólafamiliarangustiadelasoledad. Los otros se habían ido. Se arrastró fuera del saco de pluma deganso y buscó un matojo donde comprobó el color de su orina que se

desplegó,conunvaporcálido,sobrelafríatierraroja.ParaHaydukeelmédiconadacomo esas tonalidades de amarillo.Me-cago-en-diós, pensó, puede que seme estécristalizandouncálculorenalenmiviejoriñón.¿Cuántospaquetesdeseishabrádeaquíalhospital?

Holgazaneóduranteunrato,lashuellasdelanocheanteriorlomanteníancansadoydolorido,legañoso,aturdido:sededicóarascarsesuvientrepeludodonde,porartedemagia,habíaaparecidounnuevoplieguedegrasa.Laperezayelabotargamiento,elabotargamientoylapereza,arruinanaunhombremásvelozmentequelasmujeres.¿Mujeres?Malditassean.Nopodíaquitárselasdelacabeza.Trabajabaduroparanopensarenellas.Fracasaba.No las reclamaba,no lasdeseaba,no lasquería,pero laestacaselelevantabacomosiempre,totalmenteperpendicularasufantásticoreposo,yluchabaconsuconciencia.Él…laignoraba.

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Unapausa.Ningún sonido producía lameada cuando se derramaba por el borde.Hayduke

reunióunbuennúmerodepalossecos,hizounafogataypusosobrelasllamasunaolla con agua. Las ramas de enebro, secas por el sol, ardían con una intensidadlimpia,sinhumo,resplandecienteycálida.

Estabaacampadoenunacuencaarenosabajolacrestadelamontaña,rodeadodeenebrosypinospiñoneros,fueradelalcancedelavistadetodoelmundo,salvoladelos pájaros.Cerca, sólo las huellas de unos neumáticos en la arena, dondeSeldomSeenSmithhabíadejadosucamionetalanocheanterior,alaluzdelaviejaluna.

Mientrasesperabaqueelaguabullese,Haydukearrancóunaramadelenebromáscercano y se dedicó a borrar las huellas de los neumáticos en la arena. Luegodistribuyóunasramitasdepinomuertoalládondehabíaremovidolatierra.Eradifícilocultarnadaenunterrenocomoeldeaquelmalditodesierto.Eldesiertohablaconmuchaslenguas,algunasdeellasbífidas.

Losdemáslehabíanexplicadolanochepasadalasrazonesporlasqueconveníasepararse.Haydukehabíainsistido.Queríaverlosresultadosdesutrabajo,siesquehabíaalgoquever.Yesosignificabaseguirtodoloquequedabadecamino,todoelcaminohasta lapróxima intersección,yverallíquépodíahacerparadificultarleeltrabajoa los topógrafos.Hayun tiempoen lavidadeunhombreenque tienequelevantar el campamento. Tiene que apagar las luces. Tiene que dejar decontemporizar,yempezaragolpear,adefenderse.

Se sirvió y tomó su humilde desayuno: té con leche en polvo, el papeo deHayduke—unamezclaparticulardecereales,carnesecayunanaranja—.Suficiente.Encuclillas,cercadelfuego,sorbiósute.Química:sumentesedespejó.

Enlamochilainmensaqueteníatrassusacodedormirllevabasuficientecomidapara diez días. Además de una garrafa de agua, y encontraría más en el camino.Tendríaquehacerlo.Ymapastopográficos,yalgocontralamordeduradeserpiente,pastillasparapurificarelagua,uncuchillo,unimpermeable,calcetinesderepuesto,un espejo para emitir señales, un encendedor, una linterna, una parka, unosbinoculares, etcétera, y el revólver y cincuenta cartuchos de munición. La vidaregresaba.

Haydukeseacabósutématinalybuscóelabrigodelenebro.Hizounhoyo,sepuso en cuclillas de nuevo y cagó. Examinó sus excrementos: perfectamenteestructurados.Ibaaserunbuendía.Selimpióconlasásperasescamasdeunahojadeenebro,alestiloNavajo,tapóconarenaelhoyoylocamuflóconramitas.Regresóalfuego, para el que también había confeccionado un hoyo en la arena. Lo apagó yvolvióahacerlamismaoperaciónparataparlo.

Limpiósusenseres—latazayuntarritoennegrecido—ylosguardócontodolodemásensumochila,conexcepcióndesusprismáticosyunacantimplora.Yaestaba

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preparadoparalargarsecuantoantes.Lollevótodo—lamochila,lacantimploraylosprismáticos—aunpeñasco situadocercadelbordey lometióenunagujeroen latierra, oculto por un pino. Luego cogió la escobilla de ramas de enebro que habíautilizadoantes,borrósushuellasycualquierseñaldesuacampadacaminandohaciaatráspor laareniscaqueseextendíamuchasmillasa lo largodelacimadelCombRidge.

Unavezterminadastodassustareas,tomólosprismáticosylacantinaysedirigióasupuestodevigilanciaenelborde.Alasombradeunaelevacióndelacantiladosetendióbocaabajoyesperó.Elacantiladoolíaafloresdenaranjo.Lapiedrayaestabacaliente.

Ibaaserundíacaluroso.Elsolseelevabasobreuncielosinnubes.Elaireeraapacible excepto por un flujo constante de aire caliente que subía hacia el bordedondeélestabaesperando.Porlasituacióndelsoldedujoqueeranlassiete.

Aparecieron las furgonas dando bandazos por la carretera hacia el lugar detrabajo.Descargaron,desaparecieron.AtravésdesusprismáticosvioHaydukecómolos trabajadores se esparcían por el terreno, balanceándose con sus baldes con elalmuerzo,loscascosbrillandoalsoldelamañana,cadaunohaciasuvehículo.Yanohubomásmovimientos,sóloalgunaráfagadehumodediéselaquíoallá.Algunasdelasmáquinas comenzaron su tareamientras otras no, no lo harían, ya no lo haríannunca.Haydukelocomprobósatisfecho:élsabíaalgoquelostrabajadoresignoraban:ellosteníanunproblema.

Nopuedes levantar el capó de un tractor oruga.No tiene capó.Lo que puedeshacer es apearte y avanzar hasta echarle un vistazo, agachándote, al sistema defijación.Loqueves,sitellamasWilburS.SchmitzenestamañanabrillanteenCombWash,Utah, es una fuga de gasolina cayendo al aire vacío, un conjunto de cablescortados limpiamenteendosporunas tijeras, el cilindrode inyeccióndestrozadoamartillazos, los filtros de aire y de gasolina rotos, los tubos cortados y todo fluidogoteando.Loquenoveseslaarenaenelcárter,nielsiropeeneltanquedegasolina.

Osi tunombreesJ.Robert (Jayjob)Hartungyvasaecharunvistazoalmotorsituadoen laparte traserade tuGMCTerexde40 toneladas (alqueAbbzughabíallegado), loqueveráscolgandoantetusojosesunfestóndetuboscortadosporlosquesederramaelcombustible.

Alolargodetodalacolumnavertebraldeaquellugar,denorteasur,lahistoriase repetía.Todos los sistemas saboteados, lamitadde los equipamientos rotosy elrestocondenado.Royendo las sobrasdesupobredesayuno,encogiendoconplacerlosdedosdelospies,Haydukepresenciabaatravésdelosprismáticoseldesastrequeteníalugaralláabajo.

El sol subió deprisa, invadiendo la sombra en la que se cobijaba. Empezaba aaburrirse.Decidióponertierradepormedioentreélyelpotenciallinchamientoque

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seproducíaabajoenCombWash.Por loquesabíaopodíaveryadebíahaberunaescuadradeaficionadosalostractoresyvehículospesadosdeslizándoseporlaladeraeste, siguiendo las huellas que él y sus amigos debían haber dejado—podían noayudarperolasdejaron—lanocheantes.

Searrastróhaciaatrássinlevantarsehastaquenosesintióasalvopordebajodelalíneadelhorizonte.Entrelosárboleslediountragoasucantimplora—nosueleescatimarelaguacuandoelcuerpolanecesita—,lapusoenelbolsillolateraldesumochilaysepusoéstaenlaespaldacaminodelaviejacarretera.ElplanconsistíaencruzarelCombWashhastaelotrolado,eneloeste,alaintersecciónconlaautopista.¿Cincomillas?¿Diez?Nolosabía.

Hayduke se cuidó, al caminar, depermanecer en la zonade arenisca.Nohabíaquedejarseñales,ningunahuella.Cuandoeranecesarioatravesarintervalosdetierraopolvoretrocedíaloquehicierafalta,enbiendelaconfusión,volviendosobresuspasos.

Lamayorpartedelcaminopudopermanecersobre larocadesnuda, lisa,con lasuperficie ligeramente arrugada por los sedimentos de la arenisca de la formaciónWingate. Era una piedra sólida, bien trabada, petrificada y cimentada hacíaveinticincomillonesdeaños,segúnlassuposicionesdelosgeomorfólogos.

No era consciente de que lo estaban siguiendo. En cierto punto, sin embargo,cuandooyólosmotoresdeunaviónacercándose,sedetuvoybuscóelcobijodeunárbolyunosmatojoscercanos,sinmirararriba,hastaqueelaviónpasóysaliódelalcancedesuvistaydesuoído.Entoncessiguióadelante.

Putodíacaluroso,pensóHayduke,limpiándoseelsudordelanariz,secándoseeldelafrente,sintiendocómosedeslizabangotasdesudorporsusaxilasendirecciónasuscostillas.Perolehizosentirsebienponerseenmarchadenuevo,elairecalienteyseco olía bien, le gustaba el aspecto de las mesetas tendidas bajo olas de vaporcaliente,el resplandorde la luzdelsolen lapiedraroja,elmurmullode laquietudsoplandoensusoídos.

Siguió rumbo al norte por el bulevar de arenisca, entre enebros y pinos querezumabansuresinamasticable,ensentidoinversoatravésdelosbancosdearenay—casi— hacia la red de nidos de agujas de las hojas de las yucas: bayonetasespañolas. Evitando ese peligro, tratando de cargarse los talones con un pesomásauténtico,volvióalacomodidaddelapendientey,denuevomirandoadelantebajoelrefugioambiguodelcielo,avanzó.

Durantealgúntiempo.Luegosedetuvoalasombra,sequitólaGranPiedra—sumochilacargada—ybebiómásagua.Sólolequedabamediolitro.

El sol trepó a lomás alto.Cuando alcanzó un punto desde el que podía ver laviejacarreteraoriginalypolvorientaqueibadeBlandingaHite,sehizoalasombrade un enebro, un cómodo lecho donde se dejó caer, la mochila puesta como

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almohada.Sedurmióenseguida.Estuvodormidotreshoras,sinqueningúnsueñoloperturbase,bajoelcalordelmediodía.Habríapodidodormirmásporqueciertamenteestabamuycansado,perotambiénsediento,lagargantasecaylalenguapastosa,loque le hacía estar muy molesto, y cuando vio que se acercaba un camión por lacarretera,gimiendoporlalargapendiente,selevantó.

Loprimeroquehizofuebebersemediocuartodeagua.Comióunpocodecarneseca,sequedóalasombravigilandoyesperóaqueoscureciese.Cuandoempezóaoscurecervolvióacargarsugranmochilaensuespaldayempezóabajaratravésdeunatajoenlacresta.AmenosquecaminarahacialacimadeCombWash,undesvíodetreintamillas,nohabíaotramaneradedescenderdesdelacrestaalaplanicieparaalcanzarelotro lado.Paradeslizarsepor lapareddelacantiladohubieranecesitadounacuerdademilpiesdelargo.

Carretera abajó había pocos lugares donde esconderse en caso de que vinieraalguien,peronoapareciónadie.Lacarreteraestabatanvacíacomomediosigloantes.Cuando llegó a la llanura llenó sus cantimploras en una corriente tibia, echó unapastillapurificadoraencadaunadeellasylascargó.

Unavez alcanzada la base de lamesetamás allá deCombWash, dejó la viejacarreterayseencaminóhaciaelsur,sirviéndosedelasestrellascomoguía.Elcaminoerapedregoso,unasuperficieirregularcortadaporaristas,peñascosysenderosquesedirigían unos hacia el oeste y otros te devolvían a CombWash.Hayduke trató deseguiraquelquequedabaentrelosdossistemasdedrenaje,cosaquenoerafácildeconseguirenlaoscuridadyenuntrozodeterrenoenelqueélnohabíapuestoelpienuncaantes.

Supuso que había recorrido unas diez millas esa jornada, y la mayor parte deellas,subiendoybajando,conunpesodesesentalibrasenlaespalda.Estabacansadodenuevo,aburridodeandarpor loqueseríaunaautopistaenel futuro,quenoeramás que una ruta topográfica, sin ver nada: decidió pararse y esperar a queamaneciera. Encontró un agujero, apiló unas cuantas piedras para protegerse, semetióensusacodedormirydurmióelsueñodelosjustos—justoeldelosqueestáncansados.

Lafrescapenumbradelamadrugada.Losgrajosgimiendoenlospinos.Unasfranjasdemarfilyperlaextendiéndosehaciaeleste…Haydukedespertó.

Rápidodesayuno.Reembalaje.Fueraotravez.Caminóporsalientesdearenisca,sobre los cauces de una docena de cursos de aguas áridas, hacia la autopista enconstrucción.

Señales topográficas en la tierra. Cintas rosas marcando como serpentinas elcamino en las ramas de los árboles. Estacas de taller marcadas con tatuajes secolocaron a intervalos de cien yardas. Se podaron los ramajes de los árboles para

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facilitarlavisióndelosinspectoresyelpasodelosjeeps.Lashuellasenelsuelo,deidaydevuelta,eranevidentes.Elpaisajeeraelmismoenambasdirecciones.Tendríaque ir muy al oeste para ver parte del proyecto de construcción. No oyó ningúnsonidodemaquinariaenacción:sólocalma,labrisaentrelosenebros,elreclamodeunatorcaz.

Hayduke aguardó más o menos una hora a la sombra de un pino piñonero,asegurándose que ninguno de sus enemigos estuvieramerodeando por la zona.Nooyóanadie.Cuandoelsolempezóaasomarporelhorizontesepusoatrabajar.

Loprimeroquehizofueescondersumochila.Luegosedirigióaleste,caminodellugardelproyecto,quitandocadaunadelasestacasconlasqueseencontraba,cadaunadelasmarcasqueseñalabanelcaminoalnorte.Alavueltaseencargaríadelasqueseñalabanelcaminoalsur.

TopóconunmontículoquefacilitabalavistasobrelabrechadeCombRidge.Eraun punto de observación muy ventajoso en el que Hayduke se apostó, con losprismáticosenlosojos.

Talycomoesperaba,laslaboresdereparaciónsehabíanpuestoenmarcha.Hastadondealcanzabasuvista,aunladoyalotro,habíahombresatareadossobre,bajo,ensusmáquinas, reemplazando los conductos de fuel saboteados, soldando los cablescortados, cambiando las mangueras hidráulicas. ¿Habrían descubierto también lasotras trastadas, el sirope en los tanques de gasolina, la arena en los cárteres, lasperforaciones en losdepósitosde aceite?No sepodíadecir, almenosdesdedondeestaba. Pero muchas de las máquinas parecían abandonadas, dejadas a su suerte,ofrecíanunpanoramadesalentadorypatético.

Hayduke estuvo tentado por unmomento de bajar al sitio de la faena como sisolicitara trabajo. Pero si te tomas en serio esta cosa de la conspiración del zueco,entoncestendríasquecortarteelpelo,darteunbuenbaño,afeitartelabarba,ponerteropadetrabajoyentoncesconseguireltrabajo,cualquiertipodetrabajo,dentrodelacompañíadeconstrucción.Entonces,actuardesdedentro,comoungusanodenoblecorazón.

Latentaciónsedesvanecióencuantovio,atravésdelosprismáticos,aunpardetipos uniformados armados hasta los dientes, botas, insignias, camisas militaresarremangadas.Losobservóconinterés.

Deberíamoshaberdejado alguna firmapara atraer su atención, pensó.Algo asícomo«JimmyHoffaLibre»,o«AcuérdatedeHopi»o«Winospor laPaz». Intentópensarenalgonuevo,algocríptico,unaclaveprofilácticaquenofueramuyevidente,ni obvia, pero diese alguna pista. No pudo, Hayduke era más destructivo quebrillante. Se dejó los binoculares colgando en el pecho y le dio un trago a sucantimplora.Dentrodepocohabríaquepreocuparseporelaguaotravez.

Selevantóyvolvióhacialapartesurporunasendaparalelaalarutaanterior,yse

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dedicóa sacar las estacas con lasque se encontrabay arrojarlas a lamaleza comohabíahechoantes,yadescolgarlascintasdelasramasymeterlasenlosagujerosdelostopillos,silbandosuavementemientrastrabajaba.

Recuperó su mochila y siguió adelante, con paso pesado, entre la maleza,realizandoelmismotrabajoqueantesperoconunadiferencia:ahoraibaenzigzagatravésdelasendadelcamino,dedicándoseaambosladosdelacalzada,paraquitartodaslasseñalesenunsolotrayecto.

Cansado,acalorado, sediento.Losmosquitosbailabansudanzamolecularenelaire,a ladiseminadasombradelosárboles,picándoleaHaydukeenlos lóbulosdelasorejas,garabateandoantesusojos,tratandodecolarseporelcuellodesucamisa.Éllosespantaba,losignoraba,seguíaadelante.Elsoltrepabaenelcielogolpeandoduro sobre la cima de la cabeza de Hayduke, en las anchas espaldas de GeorgeHayduke.Unaespalda,ledijounavezsucapitán,conprudencia,queningúnpetatepodría cubrir nunca por entero. Siguió pues arrancando cintas, desclavandopostes,sinolvidarsedevigilarlotodoconojovigía,oídoatentoacualquierruido.

Lashuellasdeunjeepvirabanendirecciónnorte,hacialarocayatravésdelosarbustos.Perolospostesylascintasseguíanadelante.Haydukesiguiólatopografía,paciente,resolutivo,sudorosohombrehaciendosutrabajo.

Llegóderepentealbordepétreodeotrocañón.Unabismomodesto:lapareddelcañóncaíadoscientospieshastaeltaluddetierradedebajo.Laotrapareddelcañónteníacuatrocientospies,yenellahabíaestacasybanderolasqueseguíanelcaminohaciaelnoroeste.Porlotanto,enesecañón,sehabíatrazadounpuente.

Era sólo un pequeño y poco conocido cañón, eso seguro, con una delgadacorrientedeaguacorriendoenellecho,haciendomeandrosenperezosascurvassobrelatierra,creandopiscinasbajolahojarascaácidadelosálamos,cayendoalbordedelaspiedrascuencaabajo,aguaapenassuficiente,inclusoenprimavera,parasatisfaceralapoblaciónresidente,compuestadesapos,libélulasdealasrojas,unaserpienteodos,yunospocosreyezuelosdecañón.Nadaespecial.Uncañónbonitoperonoungran cañón.Pero aun así,Haydukeobjetó: noqueríaunpuente allí, le gustaba esecañónhumildequenuncaanteshabíavisto,nisiquierasabíacómosellamaba,dabalomismo,allínohacíafaltaningúnpuente.

Hayduke se arrodilló y escribió un mensaje en la arena dirigido a losconstructoresdelaautopista:IROSACASA.

Después de pensárselo un poco, añadió: NADA DE PUTOS PUENTES, PORFAVOR.

Despuésdedarlemásvueltas,firmóconsunombresecreto:«RudolfelRojo».Después de unos instantes lo borró y escribió: «Caballo Loco». Era mejor no

identificarsedemasiado.Quedabanadvertidos.Queasísea.Élvolvería.Haydukevolvería,conlosdemás

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osinellos,convenientementearmadolapróximavez,concasqueríasuficientecomoparaecharabajoloscimientosdecualquierpuente.

Caminórumboalnortehacialacabeceradelcañón,buscandounlugarporelquecruzar.Podíaahorrarsemuchasmillasdecaminosiloencontraba.

Loconsiguió.Pinospiñonerosyenebrosenelborde,abajoterrazascontorneadas,elsuelodelcañónnocaíademasiado—150envezde200pies—.Haydukesacólascuerdas de sumochila—120pies de cuerda de nylon—, rodeó con un extremo eltroncodeunárbolylaanudó.Estabilizándoseconlamanoizquierdaycontrolandolacaídalibredelacuerdaconladerecha,sedeslizóporelbordedelacrestadelcañónyquedó colgando un instante, disfrutando de la sensación de gravedad neutralizada,luego,suavemente,sefuedeslizandohaciaelsalientedeabajo.Lasegundaetapadeldescenso lo situó a poca distancia del cañón, suficiente como para no necesitar lacuerda.Ladejójuntoalamochilaenelsueloyatravésdelasaristasdelasrocasfuedescendiendohastalabasedelapared.

Llenó sus cuatro cantimploras en la corriente, que había ido pacientementeesculpiendo unos surcos en el lecho rosado. Tomó un buen sorbo y se quedó adescansarunratoalasombra,dormitando.Elsolsemovía,elcalorylaluzloibanenvolviendo.Aldespertartomóotrotrago,seechólamochilaalaespaldaysesubióauntaludenlaparteoestedelbarranco.Losúltimospasoseranescarpados,difíciles,deunosveintepies.Sequitólamochiladelaespalda,lorodeóconlacuerdayelotroextremo de la cuerda se la ató al vientre. Una vez que se hubo alzado, volvió adescansar, antes de marchar hacia el sur a lo largo del borde del cañón, otra vezsiguiendolaautopistaproyectada.

Siguiósuexcursióntodalatarde,rumbonoroeste,caminodelsol,paraanularenunsolodíaeltrabajodecuatrohombresbienequipadosymeticulososdurantetodounmes. Toda la tarde y la noche que vendría siguió quitando estacas y cintas deseñalización.Sóloalgúnaviónporencimadeél,amillasdedistancia,deslizandosusalas de vapor por el cielo, sin nada que ver conHayduke ni con su trabajo. Sóloalgunasaveslemiraban,pájarosdepino,unpájaroazuldemontaña,unhalcón,lospacientesbuitres.Sorprendióaunamanadadeciervos—seis,siete,ochopuntas,doso tres cervatillos— y observó cómo desaparecían en la maleza. También entró enterritoriodeganado,dondelasresessedirigieronhaciaél,amediasconcuriosidad,amediasconamenazas, laspartes traseraselevadasy lasdelanterasescarbandoen latierra,loquelehizoalejarsealtrote.Lanaturaleza,almenos,daríaalpastorrecursossuficientesparaeltiempoquellegaba.

Cuandolasciudadesseborraranysehubiesenacabadotodosloslíos,cuandolosgirasoles llenaran las cintas de asfalto y cemento de las olvidadas carreterasinterestatales, cuando el Pentágono y el Kremlin se hubiesen convertido enresidencias de ancianos para generales, presidentes y otros cabezas huecas, cuando

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losrascacielosdevidrioyaluminiodePhoenixArizonafuesencubiertospordunasdearena,entonces,entonces,entoncesporDiospuedequeporfinhombreslibresymujeressalvajesacaballo,mujereslibresyhombressalvajesacaballo,podríanvagaragustoentrelasartemisasdeaquellastierras—malditasea—pastoreandoelganadosalvaje,ydarseatraconesdecarnecrudayputasvísceras,ydanzartodalanochealamúsicadeviolines,ybanjos,yguitarrasaceradasalaluzdelalunarenacida—sí,porDios, sí—.Hasta—reflexionó amargamente, sobriamente, tristemente—,hasta quellegara la próxima era del hierro y el hielo, y los ingenieros y los granjeros y engeneraltodosloshijos-de-putasvolviesen.

EsaeralafantasíadeGeorgeHayduke.¿Creíadeverasenladoctrinacíclicadelahistoria? ¿O era partidario de la teoría lineal? Era difícil que Hayduke quedaseconvencidoencualquieradeestas cuestiones, él ibadeuna teoría aotradevezencuando, y a quién coño le importa una putamierda, si él lo que hace es coger lalengüeta de otra lata deBud, colegui, papi, otra lata deSchlitz.Que los dientes leflotasenencerveza,queenlastripasestallasengasesdecerveza,quelavejigaseledestensaseconcerveza.Erauncasoperdido.

Atardecer: una sangrienta puesta de sol primigenia salpicada comounapizza atravésdeloeste.Haydukesemetióotrotrozodecarnesecaenlabocayalverqueyano era posible ni vislumbrar los árboles dijo hasta aquí hemos llegado. Habíatrabajadodesolasolo,comosuviejosolíadecir,«desdequepuedesverhastaquepuedasver».

Debíahabercaminadounasveintemillasentotal.Almenos,porloqueledolíaelcuerpoyleolíanlospies,parecíaquerealmentelashabíacaminado.Tomóunacenacompuesta de cereales de Hayduke y se metió en el saco, oculto en la maleza,pensando,muertoparaelrestodelmundo.

Durmióhastamuyentradalamañanasiguiente,hastaqueelrumordeunautoouncamión que pasaban cerca lo decidieron a levantarse. Supuso que se encontraba aunascincuentayardasdelacarretera:poruninstantenosabíadóndeestaba.Sefrotólosojos,sepusolospantalonesylasbotas,seinternóenlaarboledahastaalcanzarlavista del cruce de la carretera. Leyó las señales: Lago Powell, 62; Blanding, 40,MonumentoNacionalNaturalBridges10;Hall’sCrossing45.

Bien.Casiencasa.Quitólosúltimospostes,retirólasúltimascintas,cruzólacarreterayseescabulló

por el bosque hacia Natural Bridges. Una vez dentro de ese santuario conocido,siguiendo el Cañón Amstrong y la senda hacia el Puente Natural de Owachomo,esperabaencontraralrestodelabandaesperándolo,disimuladosentrelasmultitudesdeturistasenelcampamentooficialdelmonumentonacional.Esehabíasidoelplan,yHaydukellevabaveinticuatrohorassobreelhorarioprevisto.

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Enterró un manojo último de postes y cintas bajo una roca, se colocó bien lamochila ymarchó adelante a buen paso entre los árboles.No llevaba brújula peroconfiabaenlosmapasdetopografía,ensuinfaliblesentidodelaorientaciónyensuimbatibleconfianzaensímismo.Justificada.Sobrelascuatrodelatardedeesatardeya estaba sentado en el volquete de la camioneta de Smith bebiendo cerveza,engullendounsandwichquelehizoAbbzugycompartiendorelatosconlosotros—Hayduke,Sarvis,AbbzugySmith:podíaserelnombredeundespachodebrokers.

—Señoresyseñorita—dijoDoc—,estohasidosóloelcomienzo.Nosesperangrandes cosas, el futuro se tiende ante nosotros, como las alas de un águila quecoronalacolinadelDestino.

—AsísehablaDoc—ledijoSmith.—Necesitamosdinamita—murmuróHaydukesindejardemasticarsusandwich

—.Termita,carbón,limadurasdemagnesio.MientrasAbbzug,apartadayencantadoraen laparte trasera, lucía su sardónica

sonrisa.—Blablabla—dijo—estodoloqueoigo,blablabla.

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C8.HaydukeySmithdefaena

ampamento,NaturalBridgesNationalMonument.—¿Puedesprestarmelosalicates?Elhombreparecía losuficientementeagradable,uncaballerobronceado

conzapatosdelona,pantalonesypolo.—Notenemosalicates—dijoAbbzug.Éllaignoró,hablabaconSmith.—Tenemosunpequeñoproblema.Dirigiólacabezahaciaotropuntodelcampamento,dondeotracamionetayuna

caravanaestabanaparcados.MatrículasdeCalifornia.—Bien—dijoSmith.—Notenemosalicates—dijoAbbzugdenuevo.—Hevistoqueeresunprofesional—dijoelhombrehablandoaúnconSmith.Se

había girado ahora hacia la camioneta deSmith—:Supuse que tendrías una buenacajadeherramientas.

«EXPEDICIONESQUINTOPINOHITEUTAH»,seleíaenlasrojaspegatinas

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magnéticasdelaspuertasdelacamioneta.—Sí,peronadadealicates—dijoAbbzug.—¿Quizáentoncesunoscortapernos?—Bien,señor—dijoSaid—,podríamosalquilárselos…—Unjuegodepinzas—dijoAbbzug.—…unjuegodepinzas.—Pinzastengo.Loquenecesitoesalgomásgrande.—Pruebeenlaoficinadelosguardas—dijoAbbzug.—¿Sí?—porfinelhombrecondescendióahablardirectamenteconella,comosi

nolaestuviesemirandodereojotodoelrato—.Esoharé—porfinsefue,atravésdelosenebrosylospinos,asupropiaexpedición.

—Unmendapersistente—dijoSmith.—Un fisgón, diría yo —dijo—, ¿te fijaste en cómo me miraba? Un cerdo.

Deberíahaberledejadolahuellademisnudillosenlacara.Smithestabarecapacitandoacercadesuspegatinas.—Creoquenodeberíamosllamarlaatención.Decidióquitarlas.HaydukeyDocregresarondesucaminataporelbosque.Habíanpreparadouna

listadecosasquenecesitabanparalospróximosraidspunitivos,dentrodediezdíasapartirdehoy.Tanparanoicocomodecostumbre,Haydukepreferíaquesehablasenesascosaslejosdelcampamentopúblico.

Sarvis, apretando con los dientes su cigarro, leyó la lista: manguitos de rotor,escamas de óxido de hierro, Du Pont red Cross Extra, encendedores eléctricos,detonadorNúmero50,cosasdecalidadcomoesas.

Docsemetióelpapelenelbolsillodelacamisa.—Noestoysegurodeaprobaresto—dijo.—¿Quieresderribarunpuenteodedicartesóloahacertravesuras?—Noestoyseguro.—Puespiénsatelo.—Peroesquenovoyapodertraertodoestoenunvuelo.—Seguroquetelasarreglas.—Noenunvuelocomercial.¿Tedascuentadeloquetengoquepasarparasubir

aunaviónenestosdías?—Unvuelocharter,Doc,unvuelocharter.—¿Creesquesoyunbastardomillonario,verdad?—Nuncameheencontradoconunmédicoqueseapobre,Doc.Mejoraúnqueun

charter,cómpranosunavión.—Nisiquierapuedoconducirunauto.—DejaqueBonniedéleccionesdepilotaje.

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—Estásllenodeideasfelices,¿eh?—Esundíaprecioso,¿verdad?Unputodíamaravilloso.EldoctordeslizóunbrazoporloshombrosdeHaydukeycomprobólamusculosa

durezadesuespalda:—George—ledijo—,tratadetenerunpocodepaciencia,sólounpoco.—Paciencia,mierda.—George, no sabemos exactamente en lo que nos hemos metido. Si el

vandalismo constructivo se vuelve destructivo, entonces ¿qué? Quizá estemoshaciendomásdañoquebien.Hayquiendiceque si atacas al sistema loúnicoqueconsiguesesqueelsistemasefortalezca.

—Sí,ysinoloatacas,entonceselsistemaminalasmontañas,ponepresasenlosríos,secargaeldesiertoytemeteenlacárceldetodosmodos.

—Atiyamí.—Amíno.Jamásmevanaponerentrerejas.Nosoysutipo,Doc.Primerome

mato,peromellevoadiezdelossuyosconmigo.Amíno,Doc.Entraron en el campamento, se unieron a la chica y a Seldom Seen. Hora de

comer. El aire sofocante del anubarradomediodía los oprimía.Hayduke abrió otralata de cerveza. Siempre estaba abriendo una lata de cerveza. También se estabameandosiempre.

—¿Qué tal una partidita depoker?—le dijo Smith aDoc—. Para combatir elcalor.

Docexpelióunanubedehumodepuro.—Siteapetece.—¿Noaprendesnunca?—dijoHayduke—.Estepedoconcanasnoshalimpiado

dosvecesya.—Aprendo,peroalparecermeolvido—dijoSmith.—Nadadepartidasdepoker—dijoAbbzugsinremilgos—.Tenemosqueirnos.

SiyonollevoaestesupuestocirujanodevueltaaAlburquerquemañana,nosvanaponerunoscuantospleitospormalapraxis,yesosignificaráqueeldinerosenosvaairenprimasdeseguroenvezdeenandardivirtiéndonosconestosdospayasosaquíenlaencantadoranaturalezasalvaje.

Llevaba razón, como de costumbre, así que levantaron el campamento y sedirigieronalacarretera,loscuatrometidosenlacabinadelacamionetadeSmith.Enlapartedeatrásdelvehículo,protegidoporunaláminadealuminio,ibansusenseresde campamento, sus suministros de comida, la caja de herramientas de Smith, laneverayotrosartilugiosdesuprofesión.

El plan era llevar aDoc yBonnie hasta FryCanyon, donde ellos tomarían unavión privado que los dejaría en Farmington, NewMéxico, con tiempo suficientepara enlazar con el vuelo nocturno hastaAlburquerque. Era un gran rodeo, caro y

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cansado, pero aun así, preferible, desde el punto de vista del doctor Sarvis, adesplazarsedurantehoras—cuatrocientasmillas—porelabombadodesiertoabordodelascuatroruedasdesuContinental.

HaydukeySmithseguiríanentonceshastaloqueunavezfueelríoyahoraeraunbrazoaltodellagoPowellaexaminarsupróximoobjetivo:tresnuevospuentes.AldíasiguienteSmithhabíaidohastaHanksvillepararecogeraungrupodeclientesdelos que tendría que encargarse en una expedición de cinco días por las montañasHenry de Utah, la última de las sierras descubiertas y bautizadas de los EstadosUnidos.

¿Y Hayduke? No sabía. Debería irse con Smith o debería irse por su cuentadurantealgún tiempo.Elviejo jeep, cargadocon todas suspertenencias,había sidoabandonadounasemanaantesenunaparcaderoenWahweapMarina,cercadePage,muy cerca del postrero, definitivo, imposible, inexpresable objetivo, la fantasíafavoritadeSmith,lapresa.LapresadelGlenCanyon.Lapresa.

CómoibaaconseguirHaydukequesujeep llegarahastaéloélllegarahastasujeepnolosabía.Siemprepodíaecharseaandarsihacíafalta—¿200millas?¿300?,arribayabajo,enyjuntoalosmásgrandescañonesdelanaturaleza—.PodíatomarprestadaunadelaspequeñasbalsasdegomadeSmith,inflarlayrecorrer150millasdelinactivolagoPowell.OpodíaesperarseaqueSmithpudierallevarlo.

Lobuenodesusituaciónera,paraHayduke,quesentíaquepodíasentirse libreparahacerloquequisieraencualquiersitio,acualquierhora,enmediodelanada,con su mochila a cuestas, un galón de agua, unos cuantos mapas topográficos,alimentoparatresdías,ysítío,loharía,sobreviviríaporsísolo.(Todaesasternerasrondando por el camino, toda esa carne de venado que se encontraría entre loscañones,todosesosmanantialesdeaguadulcebajolosálamosbrillantesquedistabanunosdeotrossóloundíademarchaapacible).

Asíque lediovueltas.Se sintióbien.La sensaciónde libertaderaestimulante,pormuchoquelasubrayaseunasombradesoledad,unpuntodepena.Elviejosueñodelacompletaindependencia,denotenerquedarleexplicacionesaningúnhombrenimujer,flotabasobresusdíascomoelhumodeloscastillosenelaire,comonubesplateadas de bordes oscuros. Por lo que Hayduke sabía, cuando él se había vistoenvueltoporella,lasoledadabsolutapodíaserperjudicial.Eraperjudicial.Enalgúnlugar,enlasprofundidadesdelasoledad,másalládelalibertad,estabaescondidalatrampadelalocura.Hastaelbuitre,eseanarquistadecuellorojoyalasnegras,lamásindolente y la más arrogante de todas las criaturas del desierto, hasta al buitre leapetecíaalcaereldíareunirseconsusparienteseintercambiarrelatos,descansandoen la ramamás alta delmásmuertode los árboles de la zona, todos encorvadosyenvueltos en sus túnicasdealanegra, chachareando juntos, comounaasambleadesacerdotesque intrigan.Hastaelbuitre—pensamiento fantástico— tienequepasar

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porelnido,seaparea,sehacecargodeloshuevos,producenuevosbuitres.ElcapitánSmithysutripulación,alegrescarreteraabajo,dejaronatráseldesvíoa

Monument en la intersección conUtah 95. Allí vieron un rosario de vehículos decuatro ruedas —CJ-5, Scouts, Blazers, Broncos, equipados meticulosamente confocos reflectores, techos rígidos, pistolas de bastidores (cargadas), cabrestantes,ruedas de llanta ancha, radios de onda corta, tapacubos cromados, con todo lonecesario—, aparcados en fila a un lado de la carretera.Cada vehículo tenía en lapuertaunapegatinaidéntica,unavivazinsigniaconsuáguila,suescudoysurúbrica:

CONDADODESANJUANEQUIPODEBÚSQUEDAYRESCATE

BLANDING,UTAH

Un grupo de «Búsqueda y Rescate» se refugiaba a la sombra con Coca-colas,Pepsis, Seven-ups, que sostenían con sus peludas manos. (Estos hombres sonfeligreses).Algunosdeellosestabanpeleándoseentrelosarbustosenesaqueahoraeraunarutasincintasdeseñalización,sinpostes,delaautopistaproyectada.UnodeellosllamóaSmith:sevioobligadoadetenerse.

Elquelohabíallamadoseacercó.—Quépasa—dijoconunalaridoalegreysalvaje.—Miraquiénmeencuentro,elbuenodeSmith,cómotevaSmith,cuántotiempo

Smith.Smithdejóelmotorenralentíyrespondió:—Bien,reverendoLove.Mevatanbiencomoalpelodelasranas.—Quéestáshaciendofueradelasgargantasdelbosque.Elhombre,queeratanvoluminosocomoDocSarvis,caminópesadamentehacia

lapuertadelacamioneta,apoyósusgrandesyrojasmanosenelmarcodelaventanaabiertayofrecióunasonrisa.Teníaelaspectodeunranchero:unaenormebocaconpoderosos y amarillos dientes propios de un caballo, la piel de la cara parecía decuero,lamitadensombrecidaporelaladeungransombrero,lacamisareglamentariaabrochadahastaarriba.Echóunaojeadaal interiorde lacabinaa los trespasajerosveladosporlasombra.(Laluzdelexteriordeslumbraba).

—¿Quéhaycolegas?El doctor asintió; Bonnie ofreció su frígida sonrisa de recepcionista; Hayduke

estaba echando una cabezada. Smith no hizo ningún tipo de presentaciones. ElreverendoLovevolvióacentrarsuatenciónenSmith:

—Seldom—ledijo—,notehevistomuchoporestoslaresúltimamente.¿Cómovatodo?

—Nomepuedoquejar.Smithsevolvióhaciasuspasajerosasintiendo.—Meganolavida,ypagoeldiezmo.

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—Pagandoeldiezmo,¿eh?Noesesoloquemehandichoporahí—elreverendoechóunarisotadaparademostrarqueestabadebroma.

—PuesyopagoelmíoaHacienda.Ypor loquesé,yaesmásde loqueustedhace,reverendo.

Elreverendoechóunvistazoasualrededor;ampliósusonrisa:—Noempieces ahora con rumores.Además—agregóguiñandoun ojo—, esos

impuestossonsocialistasyvanencontradelaconstituciónysonunpecadocontraelhombreycontraDios,losabesmuybien.

Pausa.Smithaceleróelmotoruninstante,ylosojosdistraídosdelreverendovolvierona

centrarsuatenciónenSmith:—Escucha, estamos buscando a alguien. Hay un hombre que está por ahí

montándola,unpeligropúblico.Esposiblequeandeperdido.—¿Quéaspectotiene?—Llevaunasbotasdeun44oun45,consuelasVibramgastadas.—Comodescripciónnonosdasmucho,reverendo.—Losé,estodoloquetenemos,¿hasvistoaalguien?—No.—Noeraesoloqueyoesperaba.Bueno,loencontraremosrápido.Pausa.Smithvolvióaacelerarelmotor.—Bueno,cuídateSeldom,yescucha, lapróximavezquepasesporBlanding te

parasunpocoymehacesunavisita,¿entendido?Hayunascuantascosasdelasquetenemosquehablar.

—Yanosveremos,reverendo.—Buenchico.ElreverendoagarróaSmithporelhombro,lediounavigorosasacudidayluego

seretiródelaventanadelacamioneta.Smithsealejó.—¿Unviejoamigo?—preguntóBonnie.—Nop.—¿Unenemigoantiguo?—Sip.ElviejoLovenotienemuchoquehacerconmigo.—¿Porquélollamas«reverendo»?—Porqueesreverendodeunaiglesia.—¿Esetipoesreverendo?¿Enunaiglesia?—LDS[13],laIglesiamormona.Tenemosmásreverendosquesantos.Smithsonrió.—Quédiablos,querida.Yomismoseríareverendoahorasihubieramantenidola

nariz limpia yme hubiera apartado de los cañones de la cohabitación y el camino

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torcido.—Venga,bah—dijoBonnie—,hablaencristiano.Haydukequesólohabíaestadofingiendoquedormía,aportósugranitodearena:—Loquequieredeciresquesinohubieseestadosiguiendoasupollaportoda

UtahyArizona,ahoraseríaunreverendogilipollasporderechopropio.—Nadieteestabahablando,bocallenademierda.—Yalosé.—Entoncescállate.—Sí,claro.—EsoesloqueGeorgedijo—replicóSmith.—Y entonces qué es lo que hace un equipo de Búsqueda y Rescate en una

carreteraenproyecto.—Trabajanenestrechacolaboraciónconeldepartamentodelsheriffdelcondado.

Esloquepodríallamarseungrupodeapoyo.Engeneralsonhombresdenegociosalosquelesgustajugaralaspatrullasensutiempolibre.Notienenningunaintencióndehacerledañoanadie.Cadaotoñosacanaungrupodecazadorescalifornianosdeciervos a la ventisca, cada verano sacan a un grupo deboyscouts deshidratados alGrandGulch.Intentanhacerelbien.Essuafición.

—Cuandoveoaalguienquesemeacercaparahacermeelbien—dijoHayduke—,echolamanoalapistola.

—Cuandooigolapalabra«cultura»—dijoeldoctorSarvis—,sacoeltalonariodecheques.

—Estonoesniunacosaniotra—dijoBonnie—.Intentemosmantenernuestramenteenunordenlógicodelascosas.

Ellaysuscompañerossequedaronmirandofijamenteporlalunadelanteraalrojopanorama que habíamás allá, a los acantilados azules, a los pálidos cañones, a lasiluetaangulosadeWoodenshoeButtecontraelhorizontealnoroeste.

—Loquemegustaríasaberahora—siguióella—esquiénesestereverendoLoveyporquéteodiahastalomásprofundo,capitánSmith.Ysideberíaonoecharleunamaldición.

—LlámameSeldom—ledijo—,y el viejoLovemeodiaporque la últimavezquediscutimos,fueélelquesalióperdiendo.Esmejorquenosepasmás.

—Probablementeno,asíquequépasó.LacamionetaseabriópasoentreelpolvorojodelacarreteradeUtah,rodandoa

vecesporsurcosyrocas.—Meparecequellevamosladirecciónunpocodesviada—dijoSmith.—Pero,¿quépasó?—insistióBonnie.—SólounapequeñadiferenciadeopinionesquelecostóalreverendoLovecasi

unmillóndedólares.Queríauncontratodearrendamientode49añosdeunterreno

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estatalquedaallagoPowell.Teníaenmenteunaespeciedeproyectoturístico:casasdeverano,centrocomercial,unaeródromoyesascosas.HubounavistaenSaltLakeyungrupodeamigosyyohablamoscon lacomisiónde terrenosparaparalizarsuoferta.Huboquehablarmucho,peroalfinallosconvencimosdequeelproyectodelreverendoeraunfraude,queloera,ysevequetodavíanomelohaperdonado.Yaanteshabíamostenidodiferenciasdeesetipounascuantasveces.

—Pensabaqueerareverendo.—Buenoesoes sólo losdomingos.Y losmiércolespor lanoche, losdedicaal

estudio. El resto del tiempo está metido hasta el cuello en temas inmobiliarios,negociosdeuranio,ganado,petróleo,gas,turismo,todoaquelloquehuelaadinero.Ese hombre puede oír cómo cae un billete de un dólar en una alfombra de pelo.Ahoralehadadoporlalegislaturaestatal.TenemosamuchoscomoélenUtah.Seocupandelascosaslomejorquepueden,porDiosyporJesús,yloqueellosdosnoquieren,tiposcomoelreverendoLovelotoman.Dicenqueesunsagradoarregloqueconvienealasdospartes.Jesucristoseahorraun8,5porcientoaldía,ycuandoellosrealizan el último depósito van directos al cielo. Ellos y todos los ancestros quepuedanexcavarseenlasbibliotecasgenealógicas,sonsuficienteparaqueunhombredeseevivirparasiempre.

—DilesquehavueltoHayduke—dijoHayduke.—Esolescalmará.Hayduke tiró la latade cervezapor laventanay abrióotra.Bonnie estudió sus

movimientos.—Pensabaquesóloíbamosallenardebasuralascarreteraspavimentadas—dijo

ella—. Esto no es una carretera pavimentada, te lo digo por si tienes los ojosdemasiadoinyectadosensangrecomoparadartecuenta.

—Quetefollen—ytirólapequeñaanillademetalporlaventana.—Oh vaya, eso es lo que yo llamo una réplica brillante —dijo—, de veras

brillante,unrelámpagodeingenioqueseadaptaatodaslasocasiones.—Quetefollen.—Touché.OyeDoc,¿tevasaquedarahísentadocomountrozodemantecayvas

adejarqueesecerdopeludomeinsulte?—Bueno…sí—dijoDocdespuésdepensárselo.—Hacesbien.Yasoymayorcita,ypuedodefendermeyosola.Haydukecontemplaba,atravésdelaventana,elpaisaje,larutinariagrandezadel

territoriodelcañón,desolado,espectacularsinexcusas.Entretodosaquelloscerrosypináculosqueselevantabanrojoscontraelcielo,yacíalapromesadealgoíntimo—una intimidad remota—. Un secreto y una revelación. Más tarde, pensó, nosenteraremosdecuálesson.

LlegaronaFryCanyon,queconsistía enunagujeroenel lecho rocosodediez

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piesdeanchoporcincuentadeprofundo,atravesadoporunviejopuentedemadera,unbloquedehormigónquefuncionabacomolatiendadeFryCanyon,elsurtidordegasolina,laoficinadecorreosyelcentrosocial,yunapistadeaterrizajehechaporexcavadoras, adoquinada con piedras, manchada de estiércol de vaca, en la queaguardabaunCessnadecuatroasientos:eseeraelaeropuertodeFryCanyon.

Smith condujo hasta quedar junto al ala de la aeronave y se detuvo. Cuandodescargó pasajeros y equipajes, el piloto salió de la tienda bebiéndose una lata deCoca-cola.Enloscincominutossiguienteshubobesos(SmithyBonnie),apretonesde manos, abrazos y despedidas, hasta que Doc Sarvis y Miss Abbzug,aerotransportadosdenuevo,volaronrumbosudestehaciaNuevoMéxicoycasa.

HaydukeySmithsecargarondecervezaymarcharonporlasendadelsol,haciaabajo,lasendadelrío,delvientoaéreo,haciaelterritoriodecrestasyrocasrojasdelríoColorado, corazóndel corazóndelOeste deAmérica.Donde el viento siempreestá soplando, y nada crece salvo los enebros enanos, los matojos dispersos, loscactus.Despuésdelaslluviasdelinvierno,sillueve,ytambiéntraslasdeprimavera,si llueve, puede que se produzca la aparición efímera de algunas florecillas. Laprecipitaciónmediaanualalcanzalascincopulgadas.Eseltipodetierraqueenfermadehorror y repugnancia a los granjeros, a los especuladores.Nohay agua, nohaysuelo, no hay hierba, no hay árboles, salvo unos cuantos álamos bravíos en lasprofundidades de los cañones.Nada sino el esqueleto de piedra, la piel de arena ypolvo,elsilencio,elespacio,elmásalládelasmontañas.

HaydukeySmithseinternaronenelrojodesiertounavezpasado,sindetenerse—para que a Smith no le perturbaran los recuerdos— en el cruce hacia la viejacarreteraqueantiguamentellevabaalaaldeadeHite(nadaqueverconHiteMarina).Hite fue una vez hogar de SeldomSmith y todavía era el domicilio oficial de susnegocios,yahorayacíabajolasaguas.

Siguieron adelante, hacia el nuevo puente que cruzaría la garganta de WhiteCanyon,elprimerodelostresnuevospuentesenlazona.¿Trespuentesparacruzarunsolorío?

Consultaronelmapa.CuandolapresadeGlenCanyonatascóalríoColorado,lasaguassevolvieronhaciaHite,haciaelferryyentreintamillasalaredondaríoarribadesdeelferry.Elmejorlugarparahacerunpuentesobreelrío(ahoraLagoPowell)eraríoarribaenNarrowCayon.ParaalcanzarelpuentedeNarrowCanyonhabíaquehacer un puente en el este, en White Nayon, y otro en el oeste, en Dirty DevilCanyon.Yasífuecómosenecesitarontrespuentesparaunsolorío.

HaydukeySmithsedetuvieronainspeccionarelpuentedeWhiteCanyon.Comolosotrosdos,eraunarcodeproporcionesgigantescas,destinadoadurar.Lascabezasdelospernosenlaspartestransversalesteníaneltamañodelosdedosdeunhombre.

Haydukededicóunoscuantosminutosaecharleunvistazoa lospilares,donde

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losnómadasya,apesardelanovedaddelpuente,habíandejadosusfirmasconsprayenelpálidocemento,ysuestiércolysusmeadasenelpolvo.Volviódelaexpediciónmeneandolacabeza.

—Nosé—dijo—,nosé,esmuygrandeelcabrón.—Lamitaddegrandequeelmásgrande—dijoSmith.Seasomaronporlabarandilla,adoscientospiesdeprofundidadelhilosinuosode

la corriente de White Canyon, intermitente, estrictamente estacional. Sus latas decerveza relampaguearonmientras caían en la penumbra de la garganta.Laprimerainundacióndelveranoselasllevaría,juntoatodoslosdetritus,hastaeldepósitodealmacenamiento,ellagoPowell,enelquetodaslasbasurasderíoarribaencontrabansuáreadedescanso.

Enmediodelpuente.Estabanbajando,descendiendo,peroestangrandelaescaladelascosasallí,tan

complejoel terreno,queniel ríonielcañóncentral,sehacenvisibleshastaqueelviajero se encuentra casi en el borde del cañón.Vieron el primer puente, un doblearco encantador en acero plateado, muy por encima del nivel de su piso. Acontinuación, se veían las estratificadas paredes del cañón. Smith estacionó sucamión,sebajaronycaminaronsobreelpuente.Loprimeroquesepercibíaeraqueelríohabíadejadodeexistirallí.AlguiensehabíacargadoelríoColorado.Estonolecogía de nuevas a Smith, pero sí a Hayduke, que sólo tenía noticias de oídas, ydescubrir por sus propiosmedios que el río había desaparecido le hizo sentir unacalambre.Enlugardeunrío loquehabíabajosumiradaerauncuerpoinmóvildecolor verde oscuro de aguasmuertas, estancadas, sin lustre, una espuma de aceiteflotandoen su superficie.En lasparedesdel cañónunacapade cieno secoy salesminerales,señalabaelpuntoquehabíaalcanzadolamarea.LakePowell:estanquedealmacenamiento,trampadesedimentos,tanquedeevaporación,unaincipientelagunade aguas residuales de 180 kilómetros de longitud. Miraron hacia abajo. Un pezmuertoflotandopanzaarribasobrelasuperficieaceitosaentremondasdenaranjayrestos de picnic. Un árbol anegado, un peligro para la navegación, colgabasuspendidoenlaestáticabalsadeaguapútrida.

Elolorde ladecadencia,débilpero inconfundible, se levantabaacuatrocientoscincuentapiesdesusfosasnasales.Enalgúnpunto,bajolasuperficie,bajoelturbiolimo sedimentado, todavía estarían de pie algunos álamos ahogados, cubiertas dealgassusramasmuertas,susviejasraíceshundidasenfango.Enalgúnlugarbajolacarga inmensa de aquella agua estancada, bajo el silencio, las viejas rocas del ríoestabanaguardandoeldíadelaresurrección.¿Prometidaporquién?PrometidaporelcapitánJoseph«SeldomSeen»Smith,porelSargentoGeorgeWashingtonHayduke,poreldoctorSarvisyMizBonnieAbbzug.Elloseranlosquelohabíanprometido.

Pero,¿cómo?

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Hayduke trepó a unas rocas e inspeccionó los cimientos del puente: muchocemento. Los pilares debían llegar hastamuy dentro de la roca de las paredes delcañón,enormesvigasatornilladascontornillosqueteníaneltamañodelacabezadeun hombre, las tuercas grandes como bandejas de la cena. Si un hombre, pensabaHayduke, tuviese una llave de catorce pulgadas de cabeza, y pudiesemanejar unapalancadeunos20pies,quizápodríasoltaresastuercas.

Sedirigieronaltercerpuente,hacialaahorasumergidabocadelríoDirtyDevil.Pasaronporunasuciacarreterasinseñalizar,marcasdejeepdirigidasalnortehaciaelLaberinto,laTierradelasRocasPuestasenPie,lasAletas,lasRocasdeLagarto,elFindelaTierra.Tierradenadie.Smithlosabíabien.

Eltercerpuente,comolosotrosdeconstruccióndearco,todoaceroycemento,construidoparaquesoportaracamionesdecuarentatoneladascargadosdecarnosita,bentonita, carbón bituminoso, tierra de diatomeas, ácido sulfúrico, minerales decobre, aceite de esquisto, alquitrán de arena, todo aquello que aún pudiera serextraídodelasentrañasdelatierra.

—Vamosanecesitarunvagóndeexplosivos—dijoGeorgeHayduke—.NosoncomoaquellosviejospuentesdemaderaquehabíaenVietnam.

—Bueno,diablos,¿quiéndicequehayaquereventarloslostres?—dijoSmith—.Paradejarfueradejuegoacualquieradeellosbastaconcortarlacarretera.

—Simetría—dijoHayduke—.Unbuen trabajo, limpio, en los tres seríamejor.Nolosé.Vamosapensárnoslo.¿Estásviendolomismoqueyo?

Mirabanal sur, sobre lapasareladelpuentedeDirtyDevil, haciaHiteMarina,dondeunoscuantoscrucerosflotabanamarrados,yalgomásinteresante,enlapistade aterrizaje, donde parecía estar pasando algo.Vieron a un cuarto demilla en unclarode tierra una camioneta, un cargadorde ruedas, un camióndebasuray en elextremounaorugaexcavadoraD-7.Lapistadeaterrizajeseexpandíaanorteysurenunbancalplanodetierra,pordebajodelacarreterayporencimadelyacimiento.Unodelosbordesdelapistaquedabaaunoscincuentapiesdelbordedelbancal,quedabamedianteunacaídaverticalde300piesalasaguasdeverdeoscurodellagoPowell.

—Loveo—dijoporfinSmithdemalagana.El operador de lamáquina,mientras ellos la observaban, se había apeado para

meterseensufurgonaydirigirsealpuerto.Eralahoradelalmuerzo.—Seldom—dijoHayduke—,esechavalhaapagadoelmotorperoseguroqueno

hatocadonada.—¿Seguro?—Absolutamente.—Entonces…—Seldom, ha llegado la hora de queme des una lección sobre operaciones de

equipamiento.

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—Noaquí.—Justoaquí.—Noalaluzdeldía.—¿Porquéno?Smithbuscóunaexcusa.—Noconloslancheroscirculandoportodoelpuerto.—Aelloslesimportaunbledo.Nosponemosnuestroscascosynossubimosentu

camionetaytodoelmundonosvaatomarporobrerosdelaconstrucción.—Nopretenderáslevantarunaolagrandecercadelosmuelles.—Habíaunassalpicadurasdecojones,¿verdad?—Nopodemoshacereso.—Esunacuestióndehonor.Smith se quedó pensando, reflexionando, meditando. Finalmente, los pliegues

profundosquelecurtíanlacaraselerelajaronenunaexpresiónsonriente.—Antesquenada,unacosa.—¿Qué?—Tenemosquequitarlelamatrículaamicamioneta.Hecho.—Vamos—dijoSmith.Lacarreteraserpenteabaporlacimadeloscañones,subía,bajaba,volvíaasubir

hacia la explanadapor encimadelpuerto.Girarony tomaron lapistade aterrizaje.Nadieen losalrededores.Abajo,caminodelpuerto,aunamediamilla,unospocosturistas, pescadores y navegantes descansaban a la sombra. El operario de laCaterpillarhabíaaparcadofrentea lacafetería.Olasdevaporcaliente trepabanporlasparedesdelarocaroja.Sóloelrumordelmotordeunbotelejosenellagorompíaelsilenciodeunmundoanestesiadoporelcalor.

Smith se dirigió a uno de los costados de labulldozer; una bestia de hierro demedianaedadcubiertadepolvo.SmithparóelmotorymiróaHayduke.

—Estoylisto—dijoHayduke.Sepusieronloscascosybajaron.—Primeroempezamosconelmotordearranque,¿vale?—dijoHayduke—.Para

calentardiésel,¿no?—Incorrecto.Yaestácalienteparanosotros.Primeroprobamoslosmandospara

asegurarnosdequeeltractorestáenlaposicióndearranquecorrecta.Smithsesubióa lacabinadeloperarioyseenfrentóaunmontóndemandosy

palancas.—Estaes lapalancadedirección, labloqueamos—yesohizo—.Estaes lade

velocidad:hayqueponerlaenpuntomuerto.Haydukenoperdíaojoatodoloquehacía:tratabadememorizarcadadetalle.

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—Aquíelgas—dijo.—Exacto.Eslapalancaparamarchaadelanteymarchaatrás.Aunqueestadebe

estarescacharrada.Estaes lapalancadecontroldel regulador.Laponemosenestaposición,hastael fondo.Luegoel frenodedirección—elde laderecha—lopisashasta bloquearlo—se encendió un interruptor que se encontraba en el suelo de lacabina—.Entonces…

—Deesamaneratodoestábloqueadoynosepuedemoverhacianingunaparte.—Eso es. Entonces —Smith abandonó el asiento y se dirigió a uno de los

portoneslateralesdelmotor—,entoncesescuandoponemosenmarchaelmotordearranque.Lostractoresnuevossonmuchomássimples,nonecesitantenerunmotordearranque,perodeestosviejos todavíahayunmontónen forma.Soncapacesdedurar cincuenta años si se les trata bien. Esa de ahí es la palanca de control de latransmisión. Para encenderla hay que llevarla a HIGH. Esa lengüeta es para lacompresión:laponemosenSTART.Entoncesdesarmamoselembraguedelmotor—yforzóelmandollevándolohaciadelantehastabloquearlo.

—Diossanto—murmuróHayduke.—Sí,esunpococomplicado.Bueno,¿pordóndeíbamos?Apretamosentoncesun

pocolaválvuladelcarburante,másomenosasí.Entoncesabrimoselaire.Ponemoslapalancaenposicióndemínimo.Giramoslachaveta.

—¿Lachavetadeignicióndelmotordearranque?—Esoes—Smithlagiró,seoyóuncrujido.Luegootro.—Puesnohapasadonada—dijoHayduke.—Oh,meparecequealgosíhabrápasado—dijoSmith—.Hemosconcluidoel

circuito.Siestefuerauntractordeesosviejosmodelosquetedigo,lopróximoquehabríaquehacerescogerlamanivelayponerenmarchaelmotorconella.Peroestemodelotieneestártereléctrico.Veamossifunciona.

Smithllevólamanohastaunapalancasituadabajoelembragueytiró.Elmotorrugió,temblóysepusoenmarcha.Smithmoviólapalancadelestárter,ajustóladelaireyelmotorparecíanotenerproblemas.

—Bien,estoporloquerespectaalmotordegasolina.Ahoradebemosocuparnosdeldiésel,¿noesasí?—dijoHayduke.

—EsoesGeorge,¿vienealguien?Haydukeechóunvistazo.Nadiealavista.—Bien—elmotordearranqueestabacaliente,Smithcerróelaire.Elmotortenía

suficienteparanoapagarse—.Vale,movemosentoncesestasdospalancasdeaquí—Hayduke observaba de nuevo los movimientos de su compañero con máximaatención—.Ladedelanteeselcontroldelospiñonesyladedetrásladelembrague.Asíquellevamosalextremoladelembrague—hastabloquearelmotor—ytiramoshacia fuera lade lospiñones.Entoncesmovemos lapalancadelmínimoparadejar

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que el motor de arranque siga girando a la máxima velocidad. Ahora es cuandometemoselembraguedelmotordearranque—tiródelapalancadelembragueyelmotor se ralentizó, estuvo a punto de apagarse, pero enseguida cobró velocidad.LlevólapalancadelacompresiónalaposicióndeRUN—.Asíelmotordearranqueestáhaciendoquearranqueelmotordiéselcontra lacompresión—dijoSmith,casigritando,paraimponersuvozalosrugidosqueemitíalabestia,queibanenaumento—.Arrancarádeinmediato.

Haydukeasintió, sinestarsegurodehaberseenteradode todo.El tractorestabaarmando mucho escándalo, salían de sus entrañas bocanadas de humo negro quehacíantemblarlacubiertadelosmotores.

—El diésel estámarchando—dijo Smith observando orgullosamente el humo.Volvióalasientodelconductorydistendióelembraguedelmotordearranque,cerróla válvula del carburante, apagó el interruptor de la ignición y se volvió haciaHayduke. Sentados uno junto al otro en el largo asiento del operario recubierto depiel.

—Asípuesestamosyalistosparahacernosconelnegocio—lechillósonriendoaHayduke—.¿Estástodavíainteresadooprefieresquenostomemosunabirra?

—Adelante—respondióHayduke,gritando también.Vigiló losalrededoresotravezparaverificarquenohubieseseñalesdeactividadhostil.Todoparecíaenorden.

—Deacuerdo—dijoSmith.Tiródeunapalanca,elevandomediometrodelsuelola hoja hidráulica de la excavadora—. Ahora hay que seleccionar la velocidad demarcha.Cincoadelanteycuatroatrás.Dadoqueeresalgoasícomounprincipianteylaescolleraestáahíenfrentenoslimitaremosaseleccionarlavelocidadmásbaja—el tractorseenfrentabaalacantilado.Pusolavelocidadenprimeray lapalancadelsentidodelamarchaenposicióndeadelante.Nosucediónada.

—¿Porquénopasanada?—dijoHayduke,otraveznervioso.—Exacto, es lo que tiene que pasar, nada —dijo Smith—, porque no hemos

acabado todavía.Vamos ameterle revoluciones almotor—y tiró almáximo de lapalancadelgas—.Ahoravamosconelembrague—ytiróhaciaatráslapalancadelembrague,ylagigantescabulldozerempezóatemblarmientraslosengranajesdelatransmisión empezaban a deslizarse. Echó hacia atrás al máximo la palanca delembrague y la dejó en la posición central.De golpe el tractor empezó amoverse:treintaycinco toneladasdehierroquesearrastraríanhaciaSt.Louis,Missouri,víaPowellLakeyNarrowCanyon.

—Creoqueesahoracuandotenemosquesaltar—dijoSmithincorporándose.—Esperaunminuto—gritóHayduke—.¿Cómoseconduce?—¿Quieresconducirlo,eh?Deacuerdo,utilizalasdospalancasdelcentro.Esade

ahíesladelembraguedemando,unaparacadarodamiento.Tiradelapalancadeladerechaysueltaelembraguedelladoderecho.—Asílohizo,labulldozerempezóa

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girar hacia la derecha—. Para girar a la izquierda lo mismo.—Hayduke puso lapalanca de la derecha tal como estaba, tiró hacia delante la de la izquierda y labulldozerempezóagirarhaciaeselado—.Siquieresquegireenunánguloaúnmásestrecho tienes que accionar y frenar con el embrague demando—Hayduke pisósobre el primeroy luego sobre esotro pedal demandoque estaban en el panel delfondo—.¿Lohaspillado?

—Lopillo—aullófelizHayduke—.Déjamehacer.Smithvolvióasentarse,dejandoqueHaydukecogieseelmando.—¿Estássegurodequesabescómollevarlo?—preguntó.—Nomedistraigasynotepreocupes—legritóHayduke,conunagransonrisa

abriéndosebajosupobladabarba.—De acuerdo pues—Smith bajó por la barra de tracción de la máquina que

avanzabalentabrincandosobreelterreno—.Detodasmanerasestateatento—gritó.Haydukeyanolooía.Jugandoconlapalancadeembragueyfrenoibaarandola

tierraconlapaladelamáquinaporelbordedelapistadeaterrizaje.Atresmillasporhoralabulldozerestrellósupalacontraunatopadora,ungigantedemetalembestidoporotromáspequeño.Lapalade labulldozer quedó suelta,peroHayduke,que seapartódelapistaparaencararelacantilado,lasiguióempujandoconlafuerzadelamáquina,arrastrándola.Sedibujóensucaraunguiñodeferocidad.Nubesdepolvosse levantaban al paso del gigante que iba arrancando de la tierra un gemidocontinuado.

Smithsesubióasucamionetayencendióelmotor,preparadoparaabandonarelcampo al primer indicio de peligro. A pesar de los tremendos fastos que estabamontandolabulldozer,enningunaparteparecíasurgirunaseñaldealarma.Lapickupamarillaseguíaaparcadafrentealacafetería.Enelpuertounlancheroibaatodamáquina sobre su embarcación. Dos niños pescaban en el fondo delmuelle pecesgatos.Unos turistashacíanmarcharelnegociode lacuriosidadasomándoseaunastiendas.Unejemplardehalcónvolabaaltosobrelasparedesderojoirradiadoporelsol.Paz…

Con la palanca de mando bien sujeta, Hayduke vio, a través de una nube depolvo, el bordede la explanadaque avanzabahacia sí.Más allá del borde, tras unbello salto, se extendía el lago Powell, la superficie arrugada por las ondas quelevantabaunbarcodepaseo.

Pensóquehabíallegadoelmomentodeparar.—Eh—legritóaSmith—.¿Cómoseparaesto?Smithestabaapoyadoenlaportezueladesucamioneta,ysellevóunamanoala

orejaygritó:—¿Quédices?—Quecómoseparaesto.

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—¿Qué?—ululóSmith.—CÓMOSEPARAESTO.—NOTEOIGO.Lapala,bajolabulldozer, llegóalborde,diounavoltereta,sedesvaneció.Yla

bulldozer la seguía impertérrita, bufando humo negro. Los rodamientos de aceropisaban fuerte sobre el suelo de arenisca, empujando la máquina hacia el espaciovacío.Haydukesaltó.Mientras seavecinabaelpuntodeno retorno,parecióque labulldozertodavíaqueríasalvarsegirandounpocohacialaderecha,comosiquisieseseguir el caminodelbordebuscandomaterial sólidoparanoperderpie.Era inútil:cualquier tentativa resultó en vano, y la bulldozer siguió su curso y se precipitó,cayendodepico,hacialasuperficiecasimetálicadelacuencaartificial.Lasbandasderodamiento,enlacaída,seguíangirando,yelmotornodejóderugir.

Haydukesehabíaapeadoatiempoparaver,primero,laformaconfusadelapalacayendoalabismo,ydespués,cómoeltractordesaparecíadesuvistaparaentregarseal lago. El estruendo del impacto escaló las paredes del cañón con efectoreverberante,similaraldeunaviónsupersónico.Labulldozeremergióunmomentode las oscuras aguas gélidas a la superficie, con su morro de Caterpillar amarillodestrozado, y después de un segundo tomando aire, se hundió lentamente. Unagalaxia de espuma salina emergió a la superficie. Arena y piedras rodaron por elacantiladoduranteunminuto.Luego todocesó.Nohabíamás actividadque ladelcautoavancedeunalanchaamotorsurcandolasaguasdel lago:algúncuriosoquequeríaasomarsealescenariodelacalamidad.

—Vámonosdeaquí—dijoSmithencuantosediocuentaqueenlacafeteríadelpuerto,lapickupyanoestabaaparcada.

Hayduke se puso en pie, se sacudió el polvo y trotó hasta Smith con una gransonrisasiniestracruzándolelacara.

—Muévete—ledijoSmith.Haydukeempezóacorrer.Sealejaronmientraslapickupamarillaibaascendiendolaladeradesdeelpuerto.

Smith volvió sobre el camino por donde habían venido, pasado el puente sobre elDirtyDevilyhaciaelColorado,peroparódegolpeyantesdellegaralpuentecentralsevolvióparatomarlapistadearenahaciaelnorte,porquehabíaallíunacurvaquelespermitíaocultarsedelavisióndirectadecualquieraquepasaseporlaautovía.

¿Ocultos? No del todo, porque una nube de polvo, como la cola de un gallogigante que se agita en el aire, los iba delatando. Consciente de la polvareda quelevantaban, Smith paró la camioneta cuando alcanzaron unas rocas tras las que secolocó.Dejóelmotorenpuntomuerto,porsihacíafaltaactuarconrapidez.

Esperaron.Oían el relincho de la pick up que se había lanzado a perseguirlos, el sonido

penetrante de los neumáticos sobre el asfalto caliente. El ruido fue atenuándose, y

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gradualmentevolvióaelloslapazylatranquilidad,laarmoníayelgozo.

Mientrasseavecinabaelpuntodenoretorno,parecióquelabulldozertodavíaqueríasalvarsegirandounpocohacialaderecha,comosiquisieseseguirelcaminodelbordebuscandomaterialsólidoparanoperderpie.

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R9.«BúsquedayRescate»entranenacción

iéndoseHaydukeySmith se dabanpalmadas en el hombroy se abrazabanjocosos,yabrieronunpaquetedeseisfrío.¡Ahelresplandordelhielo!¡Ohelcrujientesonidodelalengüetadelalata!

—Ah—rugióHayduke,saboreandoelprimertragohundiéndoseensusangre—.¡Laputa,siquehasidohermoso!—Pegóunsaltoysepusoabailarunaespeciedetarantela,unasuertededanzadelpeyotedelosSiouxHunkpapa,dándolevueltasalafurgona.Smithhizoporseguirloperoantes,porprecaución,salióde lacabinaysesubióal techoparaecharunvistazoa los alrededores.Quiénpodría sospecharquéestabaplaneandoelenemigoenaquellosmismosmomentos.

Yteníarazón.—George —dijo—, para de bailar un momento y pásame los binoculares

japoneses.Hayduke le pasó los binoculares. Smith estudió largamente y con atención el

escenarioqueseextendíadeesteanorteydenorteaeste,sobrelasjorobadasrocas,trasaquelbonitopuentequesealzaba,comounarcodeplata,comounarcoirisde

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hierro.SobreNarrowCanyonyeltemporalmentesecoColorado.Hayduke,entanto,oía los sonidos de la tarde que caía. Parecía no pasar nada. Una calma tensaprevalecía. Incluso el pájaro, el único pájaro que vivía en Narrow Canyon, habíainterrumpidosucántico.

—Sí,esél,elmuygilipollasvuelve—dijoSmith.—¿Quiéndices?—Merefieroamicolega,elreverendoLove.ElbuenodelviejoJ.Dudley.Ély

suequipodeBúsquedayRescate.—¿Yquéestánhaciendo?—conunpocomásdesobriedadqueantes,Hayduke

hizosaltarlalengüetadeotralatadeSchlitz.—Estánhablandoenelpuenteconeltipodelacamionetaamarilla.—¿Yquéestarántramandoesoscapullos?—Nopuedoleerensuslabios,peropuedosuponerlo.—¿Y?—ElreverendoLove leestarádiciendoalotroquenohavistoningunapickup

verdeconel techogrispor laautopista.Yelotro leestádiciendoalreverendoquejuraportodoslosdemoniosqueesapickupnohapodidocruzarseconél,asíqueelreverendoledicequedebenhabergiradoenaquelsenderodearena,yesoesloquevanairaver,sihayhuellas,porloquenosotrostendríamosquehabernosborradodeaquíhacecincominutos.

Smithsebajódeltechodesucamionetayvolvióasuasiento.—VamosGeorge.Haydukeestabapensando:«Deberíahabermetraídounrifle».—Entra.Entró.Rumboalnorte,albosquedepiedraarenisca,alamáximavelocidadqueel

pisolespermitía,veintemillasporhora.—Oye —le dijo Hayduke—, ellos llevan esos Chevy Blazers. No hay que

alarmarse, pero seguro como la mierda que nos van a pillar. Si es que no llamanprimeroal104.Yvienenconnapalm.

—Yalosé—dijoSmith—.¿Tienesalgunabrillanteidea?—Porsupuesto.Primerolosdetendremos.Letenderemosunatrampa.¿Quéhay

másadelante?¿Hayalgúnpequeñopuentedemaderaalquepodamospegarlefuego?¿Quizáundesfiladeroquepodamostaponarconunbuenpedrusco?

—Niidea.—Hay que pensar rápido, Seldom. ¿Qué tal si les disparo a esas vacas y las

espantohastacolocarlasenlacarreteraparabloquearla?Esopuedequelosdetengaunminuto.

—Tú eres el boina verde, George, así que piensa en algo. Tenemos sólo unoscincominutosdeventajasobreellos.Ymetemoquenovamosaencontrarnosnicon

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pequeñospuentesdemaderanicondesfiladerosenlaspróximasdiezmillas.Ytúnovasadispararleaningunavaca.

La camioneta de Smith se bamboleaba y sacudía sobre el terreno pedregoso,saliendo y entrando en la pista, el angosto sendero, frenando ahora, reduciendo lamarchaparaesquivarunbarranco,acelerándolacuandoseencontrabaconun trozollano,paraencontrarsedenuevoconlasrocas,yotrobarranco.Todoloquehabíaenlaparte trasera—yesoincluíacacerolas,nevera,palas, llantasderuedas,unmotorfueraborda,unhornoholandés,cantimploras,cadenaderemolque,comidaenlatada—danzabaytemblaba,reforzandoelestruendoqueelcamiónlearrancabaalsuelo.Leseguíaunaespléndidacoladepolvoalzándosehacialatarde,suspendidoenlaluzsolar,cadamota,cadagrano,cadapartículalevantadadeldesiertoeraaureoladaporel sol, subrayadapor la capacidad reflectante de las paredes de lameseta.Visiblesdesdemillas de distancia. Un pilar de polvo durante el día, una fogata durante lanoche.Unapistainvoluntaria:peroelpolvotambiénservíaparaesconderse.

Lacarreteraeraimposible,yahoraveníalopeor.Smithsevioobligadoapararysalirdelacamionetaparainspeccionarlatraccióndesuvehículo.Haydukeseapeótambién.Estudióelterreno.Aunasdosmillasdedistanciaviolasseñalesdelosqueles perseguían: eran tres Blazers y una camioneta amarilla que avanzaban sinproblemas, listos para entrar en acción, preparados para matar (por así decirlo).¿Cómosalimosdeesta?¿Québrillanteideanosvaalibrarahora?

Enelesteunasdunasdeareniscacomolomosdeelefante,quesedeslizabanhaciaunbarrancooculto,aloestelosacantiladosdedosmilpiesdealtura,pordelante,unaestrecha terraza ante ellos, en la que serpeaba un camino rumbo al norte. En todaaquella arena de polvo rojo no crecían más que matorrales de un pie de alto,esqueletosdeenebroyunascuantasyucasenlasdunas.Nohabíasitioparaesconderlacamioneta.

—Vamos,vamos—dijoSmithregresandoalasientodelconductor.Ni siquierauncañónsecundarioa lavista.Ysi lohubierayellosconsiguieran

alcanzarlo,seríauncallejónsinsalida,estaríanatrapados.Acualquiersitioalquesedirigiesen,amenosquepudiesenalcanzarlapendientederocas,dejaríanunrastroenla arena, aplastandomatorrales, dispersandopiedras.El desierto puro y duro no esbuensitioparaescondersecretos.

Smitharrancó.—VamosGeorge.Haydukesubió.Tomaronelcaminocentral, llenodeerizadosmatojos llenosde

espinasquearañaronlagrasientaentrepiernaGeneralMotorsdesucamioneta.—George—dijoSmith—.Yalotengo.Traslapróximacurvahayunvallado.La

carretera llega hasta un viejo establo demadera para el ganado. Podemosmeterlefuego.

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—Yoviertoytúenciendes.—Vale.Apareció el vallado, se extendía en ángulo recto con respecto a su trayectoria

desdeelacantiladoalcañón.Habíaunparapetoenlaentradadelacarretera,formadopor una hilera de bastidores de dos por cuatro que descansaba sobre un par detraviesas de ferrocarril. Para guardar el ganado. Las ruedas podían traspasarla, laspatas de los caballos, las ovejas y las vacas, no.Había un portalón cerrado tras elparapetoatravésdelcualseconducíaalganado,pero,comogranpartedelvallado,se había solidificado por años de amaranto empujado por el viento.Desde lejos elvalladoparecíaunsetooscuroyenmarañado.

Lacamionetapasó lahileradebastidores.Smithpisó el pedaldel freno.Antesincluso de que se detuviese el vehículo, Hayduke ya estaba fuera, inmerso en elpolvo, buscando a tientas una lata de gasolina que estaba atrás. Abriéndola saliócorriendo hacia la valla, roció generosamente la vieja madera, impregnando lostravesaños y los postes, arrojando gasolina a diestro y siniestro, empapando elamaranto solidificado. Mientras corría de vuelta a la camioneta oyó unwhoooooooom y el snap y el crack y el pop de la madera cubierta de amarantoprendiéndose. Llegó Smith entonces, corría también, una oscura y sudada siluetadibujada contra la barricada de llamas, bajo un hongo de humo negro maligno yabundante.

—Vámonosdeaquí—dijo.Yaseoíaelsonidodelosperseguidores.Smithcondujo,Haydukemiróatrás.Violasllamas,amarilloclarocontraelsol,

colormandarinacontralassombrasdelacantilado,yunacortinapúrpuradehumodesemillas subiendo al cielo. Allá a lo lejos llegaban los cuatro vehículos de losperseguidores.Ralentizabanlamarcha,sindudasedetendrían,pues¿quiénibaaestartan loco como para atravesar una pared de fuego y seguir la pista de unosmalhechorescontralosquedemomentonoteníanmásquepruebascircunstanciales,quién arriesgaría aquellos nuevos Blazer de 6500 dólares equipados con todos losextras (barraanti-vuelco-embraguedealta resistencia-depósitoauxiliardegas-cintade acero-cubre radiales doble-repuestos-focos-altímetro-tacómetro-inclinómetro-radioestéreo-aireacondicionado)?¿Quién?

ElreverendoLove.Élsí.J.DudleyLove,elobispodeBlanding,elcapitándelaescuadradeBúsquedayRescate.

Ahí va ese hijo-de-su-puta-madre cruzando la pared de fuego con su brillanteBlazer aparentemente ileso. Pero el chorro de chispas que salió de un pedazo demadera ardiendo, fue suficiente para detener al segundo conductor del grupo deperseguidoresuninstante.Siguióelrecorridodelvalladohaciaelesteparaflanquearelfuego,seguidoporlosotrosvehículos.

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—Ahísiguen.—Ya lo veo —Smith pisó a fondo el acelerador pero el piso era lo

suficientemente irregular como para que su camioneta alcanzasemás velocidad—.¿Hemosganadoalgodeterreno?

—Estamoscomoalprincipio.—¿Yentonces?—Mira,Seldom,mebajo,déjameenaquellasrocasdealládelante.Lesdisparo

conmisbalasdepuntahuecaalasruedasyechoacorrercomounlocoyestanochenosvemosenHanksvilleoencualquierotrositiosexy.

—Déjamepensar.—¿Otracerveza?—Estoy tratandode pensar,George.Escúchame.Hayun caminoque sube a la

antiguamina,quellevaaloeste,yquetalvezseabreenlameseta.Noestoysegurodequeseaasí.Sino,notenemossalida.Perosisí,entoncesseráfácilquenospierdandevistaenelbosque.Aunquesino,notendremossalida.

Haydukemiróadelante.—Estamosperdiendomuchoterreno,asíquesinoloprobamostampocovamosa

tenersalida—abrióotralatadecerveza.—Puesprobemos.Superaronlacurvasiguiente,trazadayaenlaparedrocosa,ysiguieronadelante,

segurosdequehabríaunabifurcación,aladerechatodorocayramajes,agujerosdeaguaypiedraerosionada—lacarreteraprincipal,lagranarteria—yalotroladoalgotodavíapeorymásabandonado.

—Allávamos—dijoSmithtomandoelcaminodelaizquierda.Haydukesellevólalatadecervezaalaboca.—Mire,capitánSmith,yolamentohaberlemetidoenestelíoenestajornadaque

se nos presentaba tranquila y apacible, así que si para este cacharro y me dejabajarmeunminuto,puedoarreglarelasuntoconesequeridoobispoamigosuyo—dijoHaydukesacandosuMágnum.

—Tencuidadoquelascargaeldiablo,George.Yatenemosbastantesproblemas.—Enesotienestodalarazón—dijoHaydukedeslizandoelrevólverdevueltaa

subolsillo.El camión de Smith seguía trotando a pocas revoluciones por ese camino de

cabrasquellevabaaloeste,uncaminocasitanantiguocomolaLeyFederaldeMinasde1872.El caminozigzagueabapor la laderadel talud, entre revoltijosde rocasycantosrodados,alpiedelaamuralladameseta.Elpaisajeerasoberbiosinduda,perodadasuprecariasituacióndifícilmentepodíandisfrutarlo.Elenemigolesacechaba,apocasmillasdedistancia,noestabanalalcancedesuvistaaún,peroibanreduciendolabrecha,empujadosporelvigorextraqueleshabíareportadolahumillacióndeque

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lesquemaranlosbajosdesusvehículos,yalavueltadecualquiercurvaesperabanverlos—Hayduke and Smith, Inc—. trepando aquel inverosímil sendero como unescarabajolento.

Yelcaminosehacíaaúnmásduro.Smithtuvoquehacerusodelamarchamásbaja.Lacamionetatrepabaadosmillasporhoraenposdelrefugiosalvador—siesque el camino llegaba lo suficientemente lejos—. Excavada en la roca a base dedécadas de dinamita, la carretera se deslizaba en pendiente hacia abajo y hacia elexterior —el camino equivocado—. La camioneta siguió, peligrosamente,balanceándosesobreelalambre,albordedelabismo.Hayduke,enlapartedeatrás,nohubieratenidoningunaposibilidaddesalvarsesilacamionetaderrapaba.

—Oye,Seldom,paraestecacharro,mequierobajar.—¿Paraqué?—Parahaceralgoquevaaralentizarlamarchadeesoscapullosdelaescuadrade

BúsquedayRescate.Smithlepreguntó:—¿Selesveya?—No,perosevelacolumnadehumoypolvo.Elreverendoestáencamino.Smithdetuvolacamioneta.Haydukeseapeódeunsalto,recuperósumochilay

sacódeellaunapalancadehierro.SedirigióentoncesalaventanadeSmith.Smithledijo:—¿Cuálestuplan?—Voyasoltarunoscuantoscascotesenlacarretera.Meesperasenlacima.Otan

lejoscomopuedas llegar.Pásameese juguetitoquehayenelbolsillo traserodemimochila.

—Vale.Teesperoarriba.Onomásdeunpardemillasdelante.¿Quetepasequé?—La pistola. La pistola. No, no pares, sigue lo que puedas, el sol se pondrá

enseguida,tengofuerzasparahacerveintemillasconuntiempotanfresco.Lapistolaylacantimplora.Ydejamimochilaarriba.

—Nadadearmas.—SiesoscapullosdelRescatey laBúsquedaempiezanadispararmetengoque

responderles.—No,George,nopodemoshacereso.Sabescuálessonlasreglas.—Escucha,yosinesapistolaestoydesnudocomounbebé.—Tratódealcanzarla

peroSmithlesostuvoelbrazo.—Nanay.AquítieneslacantimploraGeorge.—Vale,porDiosdelcielo.Veteya,yallegan.Teveoenunrato.Smithaceleró.Haydukecogiósupalancadehierroyse fuea trabajara la roca

máscercana.Másabajo,aunasdosmillasdedistancia,loscuatrovehículosquelosperseguíanllegabanalabifurcación.Seconvirtieroneninsectos:hombresbuscando

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huellasde ruedas.Dieroncon la eleccióndeHaydukeenun segundo.Smith en sucamioneta encaraba las cuestasmásempinadas, elmotorquejándosealmáximoderevoluciones, la carga chocándose en su lecho de acero. El ruido fluía en ondasconcéntricashacialosperseguidoresqueibanaencararlapared.Nohabíasitioparaesconderse.

Hayduke, sin camisa, tratabade arrancar unapiedra areniscahaciendopalanca.Larocasedeslizóunpocohastaquedarenelcentrodelcamino.

Hay que intentarlo con algo más grande. Dirigió su palanca hacia un bloquegigantescodesprendidodelacantilado.Despuésdeunosminutosdeluchatuvoéxito:elbloquesehabíamovido,sehabíadesprendido,habíarodadoyrodadollevándoseensucaídamuchoscascotes.

Haydukesedeslizóporelbarranco,saliéndosedelcamino.Elbloquedepiedrarodóhastaelsenderode jeeps, locruzó, llegóalbordeyvolvióadeslizarsepor lapendiente, saltando de obstáculo en obstáculo, como una liebre buscando unamadrigueradondedescansar.

Caras pálidas en las sombras de allá abajomiraban lo que pasaba arriba. PeroHayduke, triunfal, ya estaba buscando un nuevomisil que lanzarles. Que vengan.Quevenganaquí, los ibaabombardearconmetralladepiedras.Laprimerarocasehabíadetenido,hechaescombros,alpiedelapendiente.Buscaríaotras.

Elequipoestaba llegando.Loscuatrovehículosenmovimiento,optandoporelcaminodelaizquierda,elsenderoqueraravezusabanadie,siguiendoaHaydukeySmith.Haydukeseempleóafondoendosrocasmásgrandesaún,yascendióporelterreno,conlacantimploraenunamanoylapalancadehierroenlaotra,elcorazónpalpitandoacelerado,suanchaespaldadecolormarrónycubiertadepelobrillandobajo una película de sudor. Trabajo duro: su forma física no estaba en su mejormomento. Menos aún para estar en un campo de tiro. Entre sus omóplatos se leestremecieronunascélulasconunviejotemblorconocido.Siguióadelante,buscandorocasquedesprender.Encontródosmásysedetuvoaarrancarlasdesdelabaseparahacerlasrodarhastaelsendero.

Elsolsehundíaporfinmásalládelbordedelameseta.UnasombragigantescacomoelestadodeConnecticutcubríalacálidatierradepiedra,elcorazóndelatierradeloscañones.Todaacciónpareceralentizarsusengranajes:Smithestáaunasdosmillasmásarriba,preocupado,angustiado,tratandodeponerseasalvo;Haydukeestáenmedio,consupalancadehierro,arrancandopedruscosquetiraabajo;elreverendoLoveysuequipo,ademásdeloperariodelaCaterpillarconsupickupamarilla,sesiguen acercando.Ningunode los pedruscos deHaydukeha conseguidodetener alequipo,elhombredelaCaterpillartambiénllevaunapalanca.

Lapersecucióncontinúa,másarriba,enlentosmovimientos,sindisparos,algunosgritos, nada significativo, hasta queHayduke alcanza una posición estratégica tres

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curvasenzigzagmásarribadesusperseguidores:allíestabaloqueestababuscando.Se trataba de un bloque compacto de piedraNavajo, forma y tamaño comoun

sarcófago,hermosamentebalanceadosobreunpedestalnatural.Respirandohondoysudando como un caballo, Hayduke lo alcanzó, buscó el mejor punto de apoyo,cuandoloencontrómetiólapalancaallí,pusotodosupesoenelextremolibredelapalanca,probó.Lapiedrasemovió,listapararodarpendienteabajo.Haydukeesperó.

Arriba, pero fuera de su vista, oía la camioneta de Smith trepando la ladera; aunosmilesdepiespordebajoyatrescurvasdedistanciadedondeseencontraba,elprimero de losBlazer que lo perseguían llegando a una nueva esquina para seguirsubiendo.Eraelmismísimoreverendo.Elobjetivonotardaríaenestarasualcance.

Avistó a los tres Blazers, que gruñían en la ladera, seguidos por la pick upamarilla. Hayduke se preparó. El bloque de piedra crujió, tembló un momento,empezóadarselavueltayarodar.Aunquesabíaqueloquedebíahacereracorrer,Haydukedecidióquedarseamirar.

El pedrusco rodó por el talud, sobre unamasa de desechos, un objeto deformeperoformidable.Noganómuchavelocidad—lalíneadecaídanoestabaalisada,lafriccióny las interferencias con los accidentesdel terrenoerandemasiadas—,perosiguió descendiendo, poderoso y tozudo, como una apisonadora, arrancando otrasrocas,adquiriendoseguidoresensucaída,satélites,acólitos,escoltas,resultandoquenofueunasolapiedrasinounareddeellaslasqueseecharonencimayencontraronalapatrulladeBúsquedayRescatedelCondadodeSanJuan(Elequipo,porcierto,estaba ya fuera de su jurisdicción, dado que habían traspasado la frontera de sucondadojustoalcruzarelpuentesobreCañónNarrow).

Loshombresdeabajo,detenidosporotroobstáculoenelcamino,miraronaquelrepentinoaluddepiedras.Algunosfueronaescondersedebajodesusvehículos,otrosse quedaron paralizados. La mayor parte de los pedruscos pasaron sin golpear anadie.Perolarocagrande,elpeñascodeHayduke,síqueacertóamachacarlapartedelantera del vehículo que encabezaba la persecución: el del reverendo Love. Seprodujounangustiosoestruendodeacero,elBlazerchorreósusjugosvitalesinternosentodaslasdirecciones—gasolina,grasa,aceite,refrigerantes,líquidosdefrenos—y quedó despachurrado por aquel impacto inexplicable, aplastado contra el suelocomounbichopisoteado,lasruedassalierondespedidascadacualhaciadondepudo.Larocasemantuvoensulugarunavezcazadasupresa.Enreposo.

Lapersecucióntuvoqueinterrumpirse:elpeñascoyelBlazerdespanzurradodelreverendo bloqueaban el camino a los demás. Hayduke, encantado, observaba atravésdeunagasadepolvoloqueacontecíaabajo,vioelresplandormetálicodeunasarmas,elfogonazodeunosprismáticos,elmovimientodeloshombresapie.

Huireraloapropiado.Seagachóparameterseenlaparteinternadelacarretera,yluego corrió hacia arriba, arrastrando su palanca, hacia el ruido del motor de la

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camioneta de Smith, sin parar de reírse hasta que alcanzó la cima donde Smith leestabaesperando.

Sesentaronenelborde,laspiernascolgandosobreunabismoescarpadode150pies,ysupervisaronlaretiradadelapatrulladeBúsquedayRescate.Cuandoporfindesaparecieron celebraron la victoria con una pinta de Jim Beam que Smith, unmormón reprobable, guardaba para las grandes ocasiones en un compartimientosecretodesumochila.Luegosehicieronunacenadebeiconyguisantes.

Cuandooscureciódeltodosiguieronsucaminoguiadosporlaluzdelasestrellas(con los faros apagados para escabullirse de la vigilancia aérea) por los bordes deOrangeCliffs,haciaHappyCanyon,pasadoLast’sEnd,yluegohaciaelcruceconlacarreteradeHanksville.

AmedianochellegaronaHanksville,unahoraymediadespuésHenryMountains.Enalgúnpuntodelbosque,decidieronquedarseapasarlanocheydormirelsueñodelosjustos.Justoeldelosqueestánsimplementesatisfechos.

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Seprodujounangustiosoestruendodeacero,elBlazerchorreósusjugosvitalesinternosentodaslasdirecciones…yquedódespachurradoporaquelimpactoinexplicable,aplastadocontraelsuelocomounbicho

pisoteado.

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G.

10.DocyBonniedecompras

B.HartungandSons,SuministrosdeMinase Ingeniería.Elmás jovende losHartung cargaba Du Pont normal y Du Pont Cruz Roja extra en la nueva

furgonetaBuickdeDoc.Erandiezcajasenceradas,selladasylacradas.Detonadores,cables, fusiblesde seguridad,mechas,cartuchos.Unacargaconaspectodramático.Estilo.Clase.

—¿QuévaahacercontodoestoDoc?—quisosaberelchico.—Fuegos artificiales—le dijo Doc, estampando su firma en el último de los

documentosfederales—.Lejosdelrancho.—¿Enserio?—Bastanteenserio.Abbzugresopló:—Tenemosunencargoparaexplotarunamina—dijo.—Oh—dijoelchico.—Treintaencargos.—He oído que el oro se pone a 180 dólares cuando va a Europa. ¿Piensan

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exportarsusencargos?—Así es —dijo Doc—. Ahora métete esto en la boca… quiero decir, en el

bolsillo.Elchicomiróatentamenteelbillete.—Hey,Doc,muchísimasgracias.—Nohayporquédarlas,chaval.—Vuelvepronto,tanprontocomopuedas.—Lo haremos —dijo Bonnie—. Puto niñato de mierda —añadió cuando ya

estuvieronencamino—,heestadoapuntodereventarlelaboca.—Vamos,vamos,essólounchaval.—¿Sólounchaval?¿Lehasvistoesacarallenadegranos?Apuestoaqueyatiene

lasífilis.—Esoesmásqueprobable.Lamitaddeloschavalesdeesteestadoyalatienen.

Ylaotramitadtienegonorrea.DeberíamostatuarentodoslospenesdeadolescentesdeNuevoMéxico:Muchachas,examínenlocuidadosamenteantesdeintroducirloenlaboca.

—Noseasvulgar.—Órganos de la boca—Doc siguió despotricando—.Espiroquetas, gonococos,

Treponema palida. Consideremos «Syphilis, sive Morbos Gallicus», poema deGirolamo Frascatoro, de alrededor de 1530. El héroe de esta tragedia pastoral enversoeraunpastorllamado—noestoydecoña—Syphilus.Comomuchospastores,cayó enfermode pasión por una oveja de su rebaño, lamento no recordar ahora elnombre. Amo a esta oveja, decía Syphilus, agarrando bien sus patas traseras ycolocándolassobresusborceguíes,eintroduciendoluegosuseudópodoenlarajadeella. Los chancros no se hicieron esperar, luego lesiones severas. Murióhorriblementetreintaañosdespués.Eseeselorigenenlacreenciacomúndecómolasífilisexplotó.

—Quierounaumentodesueldo.Docempezóacantar:

Nonecesitochancrosquemerecuerden,quesoysólounprisionerodelamor.

—Suenascomosielchancrolotuvierasenlalaringe.—Cáncerdegarganta.Nadaporloquealarmarse.Cuandoyoerachavaltambién

queríadedicarmealpastoreo,perodescubríquelaschicasmegustabanmás.—Quierounatransferencia.—Quierounbeso.—Tecostarácaro.—¿Cuánto?

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—UnconodeheladoBaskinRobbinscondobledefresa.—¿Teapeteceescucharmimásperversafantasíasexualsecreta?—No.—MegustaríadarleporelculoaunachicaBaskinRobbins.Mientrasellasirvela

últimapaletadadechocolateconnuecescaramelizadas.Antesdelalmuerzo.—Doctor,necesitasundoctor.—Necesitountrago.Untragoaldíatealejadelapsiquiatría.¿Quéeslopróximo

enlalista?—Latienesenelbolsillodetucamisa.—Ohclaro,sí.—DocSarvisexaminóelpapel.Bonnieconducíaelautoatravés

delcargadotráficodeAlburquerque.Elhumodesupurosalíaenespiralesatravésdelaventanaabiertadesulado,uniéndosealdelaciudad.

—Manillasderotor—leyó—,BoschandEiseman,tresdecada.—Lastenemos.—Abrojos.—Lostenemos.—Aluminioenpolvo,diezlibras.Coposdeóxidodehierro,diezlibras,magnesio

enpolvo,peróxidodebario,limpiadorAjax,Tampax…paraelalquimista.—Noconozcoaninguno.—Al farmacéutico.Hay que tomar el Camino de Paracelso, cortar por la calle

FaustocercadelaglorietaZósimos,paraalcanzarlacasadeTheofastroBombastusvonHohenheim.

—Doc,hablaencristiano.IremosaWalgreen’s.—DondeleprendenfuegoalpobreBrunoeldíadeSantaCecilia.—¿MejorladrogueríadeSkagg?FueronaSkagg,dondeeldoctorseprescribióasímismounossupositoriospara

las termitas, y luegoauna ferreteríadondecompraron losmetales enpolvoydiezgalones de keroseno. (Para el asunto de las vallas publicitarias de carretera). Lacamioneta estaba cargada hasta los topes de productos químicos («¡Química!¡Química!»,cantabaHayduke).Docadquirióunareddecamuflajede20por30piesenBob’sBargainBarn, además de otros artículos de la lista y de unamontaña decosas que ahora le parecían absolutamente indispensables, como un bastón paraencenderel fuego(en losdíasde lluvia),unos tirantesdecolorrojofuegoparasuspantalones, un sombrero de ala ancha de Guatemala para Bonnie, y regalos paraHaydukeySmith:unportalatastérmicoyunaarmónicacromadaHohner.Doccubriótodalacargaconlareddecamuflaje.Luegosellegaronaunnegociodesuministrosmecánicosyaunacopistería,dondecompraronlosmapastopográficosqueleshacíanfalta.

—¿Yaestátodo?

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Revisódosveceslalista.—Sí.SantaClausllegóalaciudad.Escaparon del calor resplandeciente de la tarde para refugiarse en la fresca y

decadente atmósfera de un bar acolchado de vinilo Naugahyde. Hasta las paredesestaban recubiertas: era un encantador manicomio de los viejos tiempos. Velastemblando débilmente dentro de globos rojos. El encargado llevaba una chaquetacolor rojo y una pajarita negra.A las cuatro de la tarde estaba lleno de abogados,arquitectos, políticos de la zona. Era exactamente el tipo de lugar que Bonniedetestaba.

—Vayaagujerodeprimente—dijoBonnie.—Vamos,sólountragofrescoynosvamosacasaantesdehorapunta.—Nopuedesirteacasa.AlascincotienesqueestarenelCentroMédico.—Exacto.Volvemosalacarnicería.—DoctorSarvis—protestóellaconindignaciónfingida.—Bueno, querida, así es comome siento a veces—disculpándose—.A veces,

queridaniña,mepregunto…—¿Sí?¿Quéesloquetepreguntas?Llególacamarera,conunablusacasitransparente,comosinollevaranada,yuna

expresión en la cara como si no tuviera expresión.También ella estaba cansadadetodo.Trajolasbebidasyseborró,Docsequedóobservandocómosealejaba.Esospálidosmuslosqueadoro.

—¿Sí?Chocaronlosvasos.DocmirófijamentealosojosaBonnie.—Teamo—mintió.Enesemomentosumenteestabaaveintepiesdeallí.Estaba

amilesdemillasdeallí.—¿Yquéhaydenuevoeneso?—Odioesaslocucionesyiddish.—Yoodiolasdeclaracionesdeamorfalsas.—¿Falsa?—Ytanto.Noestabaspensandoenmícuandolohasdicho.Seguroqueestabas

pensandoen…Diossabeenquéestaríaspensando.Enmíno,desdeluego.—Bueno—dijo él—, peleemos pues, es unmodomuy delicioso de relajar los

nerviosantesdeunapequeñameniscectomía.—Nosabescómomealegrodenoserunapacientetuya.—Yo también—se tragó de un buche medio gin tonic—. De acuerdo, tienes

razón.Lohedichodeunamanerademasiadoformal,peroencualquiercasoescierto,teamo,sintiamilado,seríaunhombresoloydesesperado.

—Lohasdichocorrectamente:atulado.Alguienquesededicaallevartuagendayalavartusapestososcalcetines.Alguienqueseocupadequenotemetaslospies

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en la boca y nometas la cabeza en una bolsa de plástico.Alguien que te hace dechofer por la ciudad y que mantiene limpita tu casa y hace una bonita figuraluciéndoseenlapiscina.

—Casémonos—ledijo.—Esaestusoluciónparatodo.—¿Quéhaydemaloencasarse?—Estoyhartadesertucriada.¿Teparecequequieroquesehagaoficial?La última observación pareció hacer daño a Doc Sarvis. Se dedicó a sorber

cautelosamenteloquequedabadegintonic.—Vale,malditasea,¿quéquieresentonces?—Nolosé.—Esomeparecía—dijo—,asíquemejortecallas.—Peroséloquenoquiero—agregóella.—Queseauncerdo,madam.—¿Quéhaydemaloenloscerdos?Megustanloscerdos.—MeparecequetehasenamoradodeGeorge.—Noesetipodecerdos.Nogracias.—¿Smith?ElviejoSeldomSeen,asíllamado.—Bueno, eso esmásplausible.Esunhombredulce.Megusta.Mepareceque

sabetrataralasmujeres.Perocreoqueyaestábastantecasado.—Sólotresesposas.PodríasserlaEsposaNúmeroCuatro.—Creoquepodríatenercuatromaridos.Yvisitarlosunavezalmes.—Pues ya tienes tres amantes. Hayduke, Smith y el pobre Doc Sarvis. Sin

mencionar a todos esos gatitos y pollos y todos los universitarios y hippiesdegeneradosquevanaverteaeseiglúdeplásticoquetienesenSickCity.

—Esossonmisamigos.Noseparecenaesoquetúllamasmisamantes,aunquesupongoquenopodríasentenderlo.

—Sitienenlaspollastanpocorectascomosusespinasdorsalespuedoentenderporquénosehanganadoelestatutodeamantes.

—Nosabesnadaacercadeellos.—Pero los he visto. Todos queriendo ser diferentes de la misma manera. Los

antropoidesandróginos.—Loúnicoquepretendenestenerunmododeseguirsupropioestilodevida.Lo

únicoquepretendenesvolveraalgoqueperdimoshacemucho.—Porquetepongasunponchonoeresunindio.Queteparezcasaunasemillano

teconvierteenalgoorgánico.—Nolehacenmalanadie.Meparecequeloquetienesesenvidia.—Estoycansadodelagentequenolehacemalanadie.Estoyhartodeesasuave

pasividaddelagentequenohacenada,quenoemprendenada.Exceptochiquillos.

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—Suenascansado,Doc.Seencogiódehombros,aclarólagargantaeimitólavozdeGeorgeW.Hayduke:—Nomegustanadie—graznó.Bonniesonriósobresuvasomediovacío.—Larguémonosdeaquí.Setehacetarde.—Vamos—élalargóelbrazo,cogióelvasodeellayseloacabó.Selevantaron

parairse.—Unacosamás.—¿Qué?Docsearrimóaella.—Teamodetodasformas.—Esoesloquemegustadeverdad—dijo—.Lasambivalentesdeclaracionesde

amor.—Tambiénsoyambidiestro—dijoDoc,ylehizounademostración.—OhDoc,aquíno,porelamordeDios.—¿Cómoqueaquíno?¿Allíentonces?—Vamos —ella lo empujó fuera de aquel enfermizo manicomio de paredes

cubiertas de vinilo hacia el resplandor quemado del frenético tráfico rugiente deAlburquerque.

Haciaeleste,másalládelastorresdeaceroyvidrioyaluminio,lasmontañasenpie,consuparedderocadesnudaseccionadaahoraporuntranvíaaéreoycoronadaporlasespinasdelastorretasdetelevisión.Dondeunavezhabíapatrulladoasolaselmachocabríoporlaspeñas,ahoraibanyveníanlosturistas,losniñosmasticandoydejandoelsueloperdidodechicles.Haciaeloesteenelhorizontesombrío,lostresvolcanesinactivos,porelmomento,selevantabancomoverrugas,negras,arrugadas,contradelabrumadelatarde.

Enelparkingélvolvióaasaltarlacontralapuertadelauto.—Diossanto,síqueestáscalientehoy.—Soyelverdaderounicorniodelamor.Ella lometió en la camioneta, llena de cosas,maniobró para salir y enseguida

estuvoencarretera.Unavezmetidoseneltráfico,ellasedejóhacer,lascariciasdesus manos grandes y dulces, que, según se había jactado, demostraron que eraambidiestro.Sinembargocuandollegarona laautovía,ellaretiró lamanoquemásabajohabíallegado—lateníaentresusmuslos—ypisóafondo.

—Ahorano—dijo.Docretirólamano.Parecíaherido.—Vamostarde—dijoBonnie.—Sólo se trata de una meniscectomía —dijo él—. No es un paro cardíaco.

¿Cómovaainterponerseunmeniscoentredosamantes?Ellasemantuvoensilencio.

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—Porque¿somostodavíaamantes,verdad?Ellanoestabamuysegura.Unavagaopresiónlenublabalamente,unasensación

deausencia,depérdida,decosasqueyanoibaaencontrar.—Almenoséramosamantesanoche—lerecordóélgentilmente.—Sí,Doc—dijoellaporfin.Élencendióotropuro.Atravésdelaprimeravaharadadehumo,quesepegóala

carainternadelparabrisasyeltablerodemandos,contempló,sobriamente,cómosealzaban,másalládelvelodecalimaqueseextendíadesdelaciudad,lasmurallasdelas montañas. Bonnie colocó una mano en una de sus rodillas un instante, y lapellizcó,luegodevolviólamanoalvolante,paramanejarelgrancarrocondestreza,metiéndoloysacándoloenuncarriloenotro,dependiendodelagrancorrientedeltráfico, manteniendo siempre una distancia prudente entre el auto y el que fueradelante.ComodiríaHayduke,estabapensando.Docno ibaa llegar tarde,peroellateníamuchaprisa.TeníaprisaporperderdevistaunratoaDoc.

PobreDoc: por un instante ella sintió un inmenso cariño por él. Ahora que loestabaapartandodeella,dejándolofuera.

Noibaaestarmudomuchotiempo.—Miraeste tráfico—dijo—.Míralos, rodandosobresusneumáticosdecaucho

encacharrosquepolucionanelairequerespiramos,violandolatierraparadarleasusindolentes culos americanos grasientos un viaje gratis. El seis por ciento de lapoblaciónmundialconsumeelcuarentaporcientodelpetróleodelmundo.¡Cerdos!—gritóalzandounamanoenlaquesóloseveíaeldedocorazónextendido,mostradoalosmotoristas.

—¿Yquémedicesdenosotros?—preguntóella.—Esdeloqueestoyhablando.LodejóenelCentroMédico,aladeNeurocirugía,entradadepersonal,y luego

condujoporcalles, rampasyautovíahastael iglúdeplásticoenSickCity.Tendríaque estar de vuelta para recoger al doctor en cinco horas. De verdad que deberíaregalarleaestetipounabicicleta—pensó—peroporsupuestoélnuncasabríadóndela había dejado aparcada, por no hablar de que pedalear por aquella ciudadno eraalgomuyseguro.

Cuandollegóasucasaestabanerviosaporlatensióndetantoconducir.Entróensus dominios y descansó un minuto contemplando todo. Todo parecía en orden,silencioso,ensusitiocadacosa,sereno.Omsweetom.Seleacercósugatoconungemido y se frotó contra su pantorrilla, ronroneando. Lo acarició un rato, luegoencendióunabarrade inciensoypuso algodeRaviShankar en el tocadiscosy sesentósobrelaalfombra,laspiernascruzadasenlaposturadelloto,contemplandoelresplandeciente disco dando vueltas a treinta y tres revoluciones por minuto sincansancio en el bamboleante plato. El sonido del sitar salía de los altavoces y se

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extendíaportodalaestanciasinesquinas.Desdesuposiciónenelsueloelinteriordelaestanciaparecíaespaciosacomounplanetario;lostrozoscristalinosbrillabanenlabóvedacomoestrellas.En lasparedesdepoliuretano reflejaban la luzdel solde latardeque caía, radiante e indirecta, llenando la casa conun resplandorde cocaína,suaveydifuso.

Cerró los ojos, dejó que la luz radiante se extendiera por sumente. El gato sehabíatendidoentresuspiernas.Defueralellegaba,transmutadoporlasparedes,sólounremotorumor,elsonidodecolmenadelaciudad.Gradualmentefuealejandoeserumor,concentrándoseensupropiarealidadinterior.

Laciudaderayaalgoirreal.DocSarvislamirabaaún,perodesdelaperiferiadesu consciencia, como si estuviese detrás de una valla, con su nariz roja. Dejó depensar en él, hasta que quedó convertido en algo nulo, insignificante, vacío. Lasúltimas vibraciones de la autovíamurieron en sus terminaciones nerviosas. Paso apasofuevaciandosumente,quitandounaporunatodaslasimágenesobtenidasalolargodeldía—lascompras,eladolescentellenodegranos,lacargaenlacamionetadeDoc,lalargamiradaqueDocleechóalaspiernasdelacamarera,laconversaciónsin descanso, el viaje al hospital, su tremendo volumen desapareciendo al fin enaquelloscorredoressinfin,elpelodelgatofrotándoseensuspiernas,elsonidodelsitar de Shankar, el olor del incienso. Todo fue desvaneciéndose, cayendo hacia lanadamientras se concentraba en sí misma, en su secreto, en su privacidad, en sumantra(a50pavoslapalabra).

Pero.Unamota,unirritantegranoquecrecíaenunaesquinadesuconscienciasinesquinas. Los ojos cerrados, las terminaciones nerviosas calmadas, el cerebro enreposo,veíasinpararunatisbodecabellosoleado,unpardeojosverdesmormonesybrillantes,unpicodebuitreemitiendohaciaellaondastelepáticas.Detrásdelpico,aunlado,unpatrónreticuladodepuntosdanzandoquefinalmenteseresolveríaenunaimagen, transitoria, pero veraz, de un vagabundo barbudo con ojos como agujerosnegrosenunbancodenievequelamirabanfijamente.

Bonnieabriólosojos.Elgatoseestiróperezosamente.Ellasequedómirandoeldisco que seguía dando vueltas en el plato bamboleante—escuchó el mesmérico,lánguido, acentuado, murmurante tema de Ravi Shankar y su sitar hindú,acompañadoporelgolpeteodepequeñasmanosmorenasenlatensadapieldevacadeltambordeunshakti-yogadelAdvaitaYedanta.(Bueno,pobrehindú,lohacíalomejorquepodía).

Bueno,mieeeeerda, pensó la señoritaAbbzug.Por Jesús crucificado, pensó.Selevantó.El gato volvió a ronronear frotándose con sus piernas.Ella lo empujó, nomuy fuerte, hacia un montón de cojines. La-madre-que-me-parió, pensó Bonnie,estoyaburrida,meaburro,meaburro,dijeronsuslabios.

—Necesitoacción—dijosuavementeenlaserenaestancia-útero.

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Nohuboinmediatarespuesta.Envozmásalta,definitiva,desafiante,dijo:—Yaeshoradeunvolveralputotrabajo.

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L11.Devueltaaltrabajo

omás sensatoparecíaabandonarUtahdurantealgún tiempo.CuandoSmithterminósuexcursiónpor lasmontañasHenry,élyHaydukesedirigieronaloesteporlanochedesdeHanksville,tomandolaparteoestedelasmontañas,

ylapolvorientacarreterasurdeWaterpocketFold.Nadievivíaporallí.AlcanzaronBurrPassytreparonenzigzagamilquinientospiesdealtura,hastalacimadelFold.Mediada la subida toparon con una indefensa bulldozer del Departamento deCarreteras,unaCatD-9,aparcadaaunladodelcamino.Sedetuvieronadescansaryrefrescarse.

Tardaron unos minutos tan solo. El trabajo se desarrolló de manera rutinaria.Mientras Smith echaba un vistazo desde la cima de la colina, Hayduke ponía enprácticaparaperfeccionartodoloquehabíaaprendidosobresabotajeenCombWash,añadiendoalgodesupropiacosecha:sacarelfueldeltanqueymeterloenunalata,esparcirloluegosobreelbloquedelmotor,sobrelacarroceríaysobreelasientodeloperario,meterlefuegoalamáquina.

Smithnoaprobabadeltodoeseúltimopaso.

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—Eso es darle pistas a cualquier hijo-puta que esté vigilando en el cielo en suavioneta—sequejaba.

Miróarriba,alasamablesestrellasquemirabanabajo.Unacápsulaespacialllenadeastronautasyotrosmaterialescruzabaelcampodelasestrellas,seincrustabaenlasombradelatierraydesaparecía.UnjetdelaTWAa29.000piesdealtura,deLosÁngelesaChicago,pasabapor la franja surdelcielo,visible sólopor sus lucesdeposición.Ningunacosamássobrevolaríaesazonaentodalanoche.LaciudadmáscercanaeraBoulder,Utah,150almas,treintaycincomillasaloeste.Nadievivíamáscerca.

—Después de todo—siguió Smith— tampoco consigues mucho. Todo lo quehacesesquemarlelapintura.

—Bueno, mierda—protestó Hayduke, demasiado excitado para discutir—. Yosólo…mierda…ah…unaespeciede…limpiarunpoco…

El«piromántico».Del feraz resplandor de la máquina moribunda, un caso terminal, les llegó el

estruendo de una pequeña explosión. Luego otra. Una fuente de chispazos ypartículasdegrasallameanteseelevóenelairedelanoche.

Smithseencogiódehombros.—Vámonosdeaquí.AtravesaronlaaldeadeBoulderamedianoche.Losquedormíansedespertaron

porelsonidodelacamioneta,peronadieseasomóaverlos.GiraronhaciaelsurytomaronlacarreteradelacadenamontañosatraslabifurcacióndelríoEscalante,quesemetíaenuncañóndepálidacúpula,unoscienpiesdealto,conlascaracterísticasestratificaciones en cruz. La antigua duna se había convertido en roca unos añosantes.Aunasmillas al estede la ciudaddeEscalante,Smith tomóun camino a laizquierdadeHole-in-theRock.

—¿Adondevamosporaquí?—EsunatajoparaGlenCanyon.NosllevaráalcorazóndeKaiparowitsPlateau.—Noteníaideadequehubierauncaminoaquí.—Puedesllamarloasí.Las luces de las torres de perforación brillaban en la distancia,más allá de las

inhabitadasinmensidadesdelasterrazasdeEscalante.Devezencuandopasabanporseñalesdemetalqueindicabanlasbifurcacionesalolargodelacarretera,nombresque les resultaban familiares: Conoco, Arco, Texaco, Gula, Exxon, ciudades deservicio.

—Esosbastardosestánentodaspartes—gruñóHayduke—.Vamosaocuparnosunpocodeaquellastorretas.

—Aquello está llenode trabajadores.Unos esclavosque están enpie desde lascuatro de lamañana para garantizarnos aceite y gasolina para nuestra camioneta y

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paraquenosotrospodamosdedicarnosasabotearlamáquinadelplaneta.Muestraunpocodegratitud.

La luz del amanecer los encontró rodando rumbo al sudeste por la fachada deFiftyMilesCliffs.Hole-in-the-Rockeraunatierraimpracticableparalosvehículosdemotor, pero ellos siguieron su trayecto por una vía para jeeps que atravesaba lameseta.

Haydukeviolosgeófonossobrelacarretera.—¡Para!Smithparó.Haydukeseapeóysedirigióalgeófonomáscercano,siguiendoel

cablequeloconectabaalosdemás.Elgeófonoindicabalaactividaddeprospeccióngeológica, la búsqueda de depósitosmineralesmediante el análisis del registro devibracionessísmicasprovocadasporlascargasexplosivasenlasuperficiedelaroca,por las explosiones en las bases de las perforaciones. Hayduke aseguró el cableanudándoloalparachoquesposteriordelacamionetayvolvióasubirse.

—Vale—abrióunacerveza—.¡PorJesucristo!,tengohambre.Smitharrancó.Cuandolacamionetaempezóaavanzarelcablesetensótrasellay

losgeófonosempezaronasaltar,arrancadosdelatierra,yacorrertraslacamioneta,danzandoenelpolvoqueésta levantaba.Decenasdepequeños instrumentoscaros,quequedarondestrozados.

—Encuantoasomeelsolnosmeteremosalgoentrelosdientes—dijoSmith—.Dejaquelleguemosalbosqueyescapemosdeesteespacioabierto.

Siguieronlapistadejeepsytomaronluegouncaminoaladerecha,alsur,hacialosaltosacantilados.Haydukevioalgomás.

—¡Para!Smithparódemalagana.Enel fríoazulde laamanecidavieron,concreciente

curiosidad, a través de media milla de bruma, lo que aparentaba ser una torre deperforación abandonada. Ningún vehículo, ningún movimiento, ninguna luz.Haydukebuscóatientaslosbinoculares,losencontróyechóunvistazoparahacerseunaideadelpanorama.

—Seldom,ahínohaynadie.Nadie.Smithmiró al este. Las nubes de aquella franja empezaban a tintarse de color

salmónrosado.—George,estamosencampoabierto.Sillegasealguien…—Seldom,haytrabajoquehacer.—Nomegustademasiado.Notenemoscoberturaalgunasipasaalgo.—Esnuestraobligación.—Nuestraprimeraobligaciónesmantenernosasalvo.Hayduke le dio vueltas. Era verdad. Había una gran verdad en aquella

aseveración, «pero es demasiado hermoso como para dejarlo pasar,mira esa cosa,

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una preciosa torre de perforación de petróleo y ni un alma en diez millas a laredonda».

—Puedellegarunautoencualquiermomento.—Seldom. Tengo que hacerlo. Me bajo aquí, y me voy a pie. Tú lleva la

camionetahaciaelcañón,escóndela,ponteahacereldesayuno,muchocafé,estarécontigoenmenosdeunahora.

—George.—A pie me será fácil escapar. Si cualquiera viniese me escondo entre los

matorralesyesperaréhastaquelleguelanoche.Sinotealcanzoenunpardehoras,tevas albosqueyallímeesperas.Deja alguna señal encadabifurcaciónparaquesepapordóndeandas.Cogerémimochila.

—Vale,George,malditasea…—Notepreocupes.Haydukecogiódelapartedeatrásdelacamionetasumochilaconcomida,agua,

herramientas,elsacodedormir—todoempaquetadoylisto—.Desdelapartetrasera,si miraba atrás, podía verse en media milla unos veinte mil dólares en geófonosesparcidosporlatierrapolvorienta,alaesperadeserretirados.

—Losgeófonosyelcable—dijo.—Meocuparédeellos—respondióSmith.Hayduke se internó en lamaleza que le llegaba a la cintura. Smith se puso en

caminoyrecogiótodoelequipodelacompañíapetrolíferaquehabíandejadotiradosenlacarretera.Unasuaveniebladepolvoselevantóenelaire,flotandocomoperlasdeorocontralaluz.

Amitad de camino de su objetivo Hayduke tomó el trazado de camiones quellevabaalatorreta.Imprimiómásvelocidadasuspasos,lamochilabiensujetaasusespaldas.Estabacansado,hambriento,demasiadacervezaenlabarrigaenfermaquelehabíaplantadounpuntodeluzenlacabeza,perolaadrenalinaylaemociónylosaltosynoblespropósitoslomanteníanalerta.

La torre de perforación. No había nadie. Subió a la pasarela de hierro de laplataforma. Bastidores de seis pulgadas de tubería puestas en pie estaban en unaesquinadelatorre.Laspinzasdelastuberíasestabanatadasconcadenas.Elagujerode la perforación estaba a la vista, cubierto apenas por una malla metálica queHaydukeretiró.Echóunvistazoabajoalanegruradelagujero.Algunosdeaquelloshoyos, lo sabía bien, entraban hasta seis millas en las entrañas de la tierra, unos30.000pies,másprofundosquealtoeselEverest.Alcanzósupróximoobjetivo,unallavededospiesdealto,ylaarrojóalagujero.

Pegóeloídoalagujeroyescuchó.Lacaídadelallaveproducíaunagudosilbidoqueibacreciendopaulatinamentehastacobrarlaintensidaddeungrito.Imaginó,sinquererlo, la caída de una criatura viva en aquel tubo, con los pies por delante,

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mirandoalláarribaaquelpuntode luzquesignificabaesperanzayaireyespacioyvida.Nooyóonopudooírelsonidodelallavepegandocontraelfondodelagujero.

Hayduke buscó otros misiles. Había llaves, cadenas, brocas, trozos de tubería,pernos,barrasdehierro,escalpelosdeacero.Lofuelanzandotodoalagujeronegro.Todoloqueencontrarafueapararaltubosinfondo.Inclusotratódedescolgarunade las tenazasencadenadasy luchóporsoltarlaperoerademasiado trabajoparaunsolohombre.Hubieranecesitadoalencargadodelatorre,enelpequeñopasadizoaochentapiesdealtura,paraqueseocuparadelotroextremo.

Hartoyadelanzarcosasalinteriordelagujero,volviósuatenciónalgranmotordiéselGardnerDenverquealimentabalaunidaddeperforaciónrotatoria.Rompiólacaja de herramientas de la perforadora, encontró la llave que necesitaba, se tiró alsuelo, practicó un agujero en cada depósito para drenar el aceite. Luego puso enmarchaelmotoryelaceiteempezóaderramarse.

Nohabíamuchomásquepudierahacerconsólosusmanos.Conunosexplosivospodríahaberleprendidofuegoalaspatasdelatorre,podríahacerlaestallar.Peronotenía.

Haydukedejósufirmaenlaarena:NEMO.Lediounsorboasucantimplorayechóunvistazoafuera.Eldesiertovacíode todapresenciahumanaquenofuera lasuya.Gorrionesdecuellonegrocantabanen laartemisa.Filosdesol llameabanenlos bordes de Hole-in-the Rock. Un país sagrado por el que él tenía que hacerexactamenteloqueestabahaciendo.Porquealguienteníaquehacerlo.

Caminóhaciaelcañónylosacantilados,dirigiéndosehacialacarreteraquehabíatomado Smith. El motor del equipo de perforación se lamentaba allá atrás,muriéndose.Mientrasavanzabaseagachabadevezencuandoacogerunashojasdesalviayhacerlaspolvoentresusdedos,azulplateadoyverdegrisáceo.Leencantabalafraganciadeespeciadelasalvia,eseolorraroqueevocabaensuinteriorelmundoentero del cañón, la meseta y el interior de las montañas, lleno de luz de sol ypanoramasvisionarios.

Valepiesgrandes,deacuerdocapulloenterado,aquíestá lapistade jeep,ahoravamos a la vagina del cañón hasta el útero de la meseta y ¿dónde estará nuestrocolegacapulloSeldomSmith?

Larespuestaapareció tras lasiguientecurva: losgeófonosarrancadosenmediamilladegeófonos,propiedaddeStandardOilofCalifornia,tendidosenelpolvoylasrocas.Losfuerecogiendoconformeavanzabasiguiendolacadenaquellevabaaunbosquedepinosdondeestabalacamioneta.Nohabíanadieallí.Peroelolordelcafédel cowboy recién hervido y expandiendo su amarga esencia, el olor del beiconfriéndose,leproporcionólalocalizacióndeSmith.

—Has olvidado algo—dijoHayduke, echando el inmenso cúmulo de cables ygeófonosalsuelo.

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Smithselevantódelsuelo.Elbeiconcrepitaba.Elcaféhumeaba.—PorlosclavosdeCristo.Unolvidobastantepatético—dijo.Escondierontodoaquellobajounasrocasdeunbarrancodondelapróximariada

lasenterraríadeltodobajotoneladasdearenaygrava.Despuésdeldesayuno,sinsentirseaúndel todoinmunesaldescubrimientoy la

interrogación, sedirigierona lacimade lameseta,unbosquedepinosamarillosyrobles,altoyfresco.Dejaronlacarreteraprincipalytomaronuncaminosinsalida,enelqueborraronsushuellasconrastrojosyescoba.Setendieronalaluzdelsolquelesllegabafiltradoporlasramasdelospinos,indiferentesalashormigas,lasardillasque escarbaban, las galaxias de mosquitos que danzaban en los rayos de sol. Sedurmieron.

Se levantaron a mediodía, almorzaron queso fundido y galletas, mojando lasgalletasenunacervezabarata.NadadeCoors.Encaminodenuevo,avanzandoporlosbosques,seatiborrarondemanzanasparaeldesierto.

Hayduke,quenuncahabíaestadoenKaiparowitsPlateauantes,quenuncaantesla había visto sino desde detrás del sistema de cañones, quedó sorprendido aldescubrir una vasta, amable, fragante y forestada isla de tierra. Sin embargo,protegidosólopor la ramitamásdébildelDepartamentode Interiorde losEstadosUnidos, era una zona codiciada por varios consorcios de compañías petrolíferas,compañías eléctricas, empresas carboníferas, constructores de carreteras,especuladores de terreno: Kaiparowits Plateau, como Black Mesa, como las altasplaniciesdeWyomingyMontana, arrostrabaelmismoataquequehabíadevastadoAppalachia.

Hacia otras partes. Las nubes pasaban, como frases y párrafos, comoincomprensiblesmensajesenunidiomainquietante,atravésdelascrestasboscosas,porencimadelosacantiladossinescala,másalládelosdeshabitadoscamposdelasmesetas, seguidaspor sus fieles sombrasque fluían sinesfuerzo, sinpararseen lasgrietas por las que cruzaban, las hendiduras, los pliegues, las peñas de la tierra deUtah.

—¿TodavíaestamosenUtah?—Asíes,camarada.—Otracervezapues.—NohastaquecrucemoslafronteradeArizona.Lacarreteraseaferrabaalacolumnavertebraldelacordillera,haciendoesesen

bucles sinuosos hacia los humos azules de Smoky Mountain donde estaban losdepósitosdecarbón,incendiadosporlailuminacióndealgúninterminablemediodíaestivaldemil—¿diezmil?—añosantes,humeandoenelinteriordelasuperficiedeloshombrosdelamontaña.

Tenían la impresión de que nadie les seguía. ¿Por qué habrían de tener otra

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impresión? No habían hecho nada mal, todo lo que habían hecho lo hicieroncorrectamente.

Abajo, en el terreno alcalino donde sólo crecía la cholla y el chamizo, seencontraron con un pequeño rebaño de vacas deambulando hacia tierrasmás altas.Carne vagabunda buscando problemas. Lo que Smith solía llamar, alces lentos,recordándolosconsatisfaccióncomosuministrodecarneenelquesepodíaconfiaren los tiemposmás duros. ¿Cómo podía sobrevivir ese ganado en este erial? Puesporqueeseganadoeraelquehabíaconvertidotodoestoenunerial.HaydukeySmithcoquetearonvariasvecesparasacarlasviejastenazasycortarlasalambradas.

—Nunca puedes equivocarte cuando cortas una alambrada —diría Smith—,especialmente las alambradas de las ovejas (¡Clunk!). Pero tampoco con las de lasvacas.Ningunaalambrada.

—¿Quiéninventaríaelalambredepúas?—preguntóHayduke(¡Plunk!).—UntíollamadoJ.F.Tildenlohizo,lopatentóen1874.Un éxito inmediato el alambre de púas.Ahora los antílopesmorían amiles, el

macho cabrío caía a cientos cada invierno desde Alberta a Arizona, dado que loscercadosleimpedíanescaparcuandollegabanlastormentasdenieveolassequías.Yloscoyotestambién,ylaságuilasdoradas,ylossoldadospaletosqueseenganchabanenelalambredepúas,víctimasdelmismomalqueseexpandíaporelmundoentero,colgandodeaquelacerocontétanosypúas.

—No puedes hacer ningún mal si te cargas una alambrada —repetía Smith,empleándoseafondoensutarea(¡Ping!)—.Hayquecortartodaslasalambradas.Esaesla leyeneloestedelmeridiano.Enelesteesonolepreocupaanadie.Detodasmanerasallítodoestáperdido.Peroeneloeste,cortaralambradas.(¡Plang!).

LlegaronaGlenCanyonCity,poblaciónde45habitantescontandolosperros.Laúnicatiendadelpuebloestabacerrada,yelesperanzadorcartelcolgabaahoradeunclavooxidadoenlapuerta,tambaleándoseconelviento.Notardaríaencaerse.Sólola cafetería y el surtidor de gasolina seguían abiertos. Smith yHayduke pararon aechargasolina.

—¿Cuándo se termina de construir esa planta de cuarentamillones, Jefe?—lepreguntóHaydukealtipodelamanguera(Texaco,55centavosporgalón,unaestafaamitaddeprecio).Elviejo,demandíbulaflojaymiradaflemática, loobservócondesconfianza. Hayduke con su aspecto de oso salvaje, cubierto de pelo, el anchosombrerodecuero:suficienteparainspirarsospechasencualquiera.

—No lo sé con exactitud —respondió el viejo—. Esos malditos colegasecologistasestánalargándololoquepueden.

—Porquenoquierenqueselesdegradeelputoaire,¿eseseelproblema?—Porquesonunosignoranteshijos-de-puta.¿Notenemosaquímásairedelque

podamosrespirar?—alzóunamanohaciaelcielo—.Mirearriba,másairedelque

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quepaenlospulmonesdequiensea.¿Cuánto?—Lleno.ElviejollevabapuestosuuniformeverdeyblancoconlainsigniadeTexaco.El

original,laúltimavezqueparecíahaberselavadofuedurantelaslluviasdeagostode1972.EnlasmangasllevabalaestrellarojadelaTexasCompany,yenletrasrojas,bordadassobreelbolsillodelacamisasunombre:J.CalvinGarn.(Siemprepuedesreconocerauncapulloporesainicialinicial).Lospantaloneslecolgabanampliosyhuecosenesapartedondedeberíanhaberestadolasnalgas.Calvinparecíanotener.Unviejo,amargado,alquenolepreocupabacarecerdeculo.Puedesconfiarletuautoalhombrequellevelaestrellasegúndecíaeleslogan,siempreycuandotuvieraunculo.

—Claaaro,peroquizásestébienconservaralgodeeseaireparatodaesagentedelesteydeCalifornia.

—Bueno,deesonosénada—dijoelviejo.Losojoslegañososseleencogíanconelvapordelagasolina—.Loquehayaquíesairenuestroymeparecequesabemosmejor que nadie lo que podemos hacer con él. Lo que no queremos es a lossabihondosdelSaharaClubdiciéndonosloquetenemosquehacerconnuestroaire.

—Vale, pero míralo de este modo, Calvin, si mantienes tu jodido aire aquí lamitaddelimpio,lopodrásvenderalostiposdelaciudadcomoaguapotable.

—Esoyalopensamos,ynohaysuficientedineroenesenegocio.—Selopuedesmeterporlasnaricesencuantocrucenlafronteradelestado.—Yaloprobamosynohabíadineroeneso.Habíaunmontóndecostesytodos

lospermisosqueteníasquepagarlealputoEstado.¿Quierequelemireelaceite?FueronhastaWahweapMarina,cruzaronlafronteradeArizona,yrecogieronel

jeep que Hayduke había dejado allí semanas antes. Había decidido que ahora loquería, especialmente lo que había dentro. Lo arrancó y siguió a Smith hasta elpuente de Glen Canyon. Aparcaron, se apearon y caminaron hacia el centro delpuentepararezar.

—Vale,Dios,hevuelto—empezóSeldom,arrodillado, con la cabeza inclinada—.Soyyootravez,yyaveoquenohashechonadaparaacabarconlapresa.Ysabestanbiencomoyoquesiesosmalditos tiposdelGobierno llenanesapresadeaguavan a cargarse otros cañones, van a ahogar más árboles, van a anegar otraspoblaciones y sumergir a otros vecindarios. ¿Cómo va a correr el agua librementebajo elRainbowBridge si tú dejas que esos hijos de puta llenen la presa? ¿Vas adejarleshacerlo?

AlgunosturistassedetuvieronamiraraSmith,unodeellosllevabaunacámara.Hayduke,quesemanteníaenguardia,colocóunamanosobreelpomodesucuchilloylosmiró.Ellossefuerondeprisa.Lavigilantenoaparecióestavez.

—¿Quémedices,miDios?—preguntóSmith.Hizounapausa,abriendounojoy

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dirigiéndoloalcielodondeunaprocesióndenubes,enperfectaformación,comounaarmadadegaleones,flotabahaciaelesteempujadaporlabrisa,lejosdelalcancedelosrayosdesolqueempezabanadespedirsetrayendolanoche.

Nohubounarespuestainmediata.Smithinclinólacabezaysiguióconsusúplica,las rodillas en el frío cemento, sus manos oscuras formando un templete dirigidohaciaelcielo.

—Todo lo que necesitamos ahora,Dios, es un seísmo preciso y pequeño. Sólouna grieta quirúrgica. Lo puedes hacer ahora mismo, en este preciso instante, aGeorgey amínonos importa caer con estepuentey con todos esos extrañosquevienen aquí desde cualquier punto de la Union para admirar esta gran obra delhombre.¿Quémedices?

Ningunarespuestaalmenosquealcanzasesuojo,suoídoocualquierotrodesussentidos.

DespuésdeotrominutodeesperaSmithdetuvosuplegariamormonaysepusoen pie. Se asomó al parapeto del puente junto a Hayduke y echó un vistazo a lacóncava inmensidad de la fachada de la presa. Después de unos minutos demeditaciónhablóHayduke:

—Sabes,Seldom—ledijo—,sipudiéramosllegaralcorazóndeesahija-de-puta.—Esapresanotienecorazón.—Deacuerdo.Sipudiésemosalcanzarsusentrañas.Simedieseuncortedepelo

yunafeitadoymepusierauntrajeyunacorbatayllevaseuncartabónymepusierauncascoamarillocomolosquellevanlosingenierosdereparaciones,quiénsabe,alomejor podría llegar hasta la sala de control cargado de buenamierda, TNT o algoasí…

—Nopuedes hacer eso,George. Tienen vigilantes.Mantienen cada una de suspuertasbiencustodiadas.Tendríasqueconseguirunatarjetadeidentificación.Tienenque conocerte, la seguridad es alta. E incluso si consiguieras colarte y llegar, unapequeñasacudidadedinamitatampocoleibaahacermuchodañoaesemonstruo.

—Piensoenelcentrodecontrol.Tienequehaberunmododellegar.Yunavezallísetratadeabrirlascompuertasydejarsalirtodoelaguaysellarlasparaquenopuedanpararlo.

Smithsonriótristemente:—Esunahermosaidea,George,peroservirádepoco,volveránallenarlapresa.

Loquenecesitamossontresyates,grandescomojumbos,cincuentaosesentapiesdeeslora,comolosqueusanlosmillonarios.Losllenamosdefertilizantesycarburantediésel. Luego cruzamos el lago tranquilamente, a plena luz del día, con esa noviatuya,MizAbbzug,tomandoelsolencubiertaconsuminúsculobikininegro.

—Sí,lachicaenelyateconsusgrandestetas.—Esa es la idea.Que parezca lomás natural.Nos vamos acercando como sin

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quererlacosaaaquelcabledeallí,sevebiendesdeaquí,quetieneelpropósitodemantenerlejoslasembarcacionesdelapresa,ylocortamos.Aplenaluzdeldía.

—¿Ycómovamosacortarlo?—Malditasea,nolosé,erestúelBoinaVerde,cortaresecableescompetencia

tuya.Luegodirigimos laembarcacióna lapresa,yunavezcolocadaa ladistanciajustapisamosafondodemaneraquelaembarcaciónseestrellecontralabasedelapresa,ybajoelagualaseguimosmoviendohastaquechoquecontraelhormigón.

—Ya,ysilohacemosquépasaconBonnieysuminúsculobikininegro,quépasaconnosotros.

—Nos escapamos remando en canoa, mientras desenrollamos el cable deconexiónaldetonadordelacarga.

—Aplenaluzdeldía.—Lo podemos hacer a las dos de la mañana, en una noche tempestuosa. Así

llegaríamos a la ribera, conectamos el cable de la casa flotante a un detonadoreléctricoyhacemosexplotarlacargaenlabasedelapresa.

—Ylacargaliberaráunmillóndetoneladasdeagua.—EsoesGeorge.HastaluegopresadeGlenCanyon.BienvenidoGlenCanyon,

bienvenidoviejoríoColorado.—Hermoso,capitánSmith.—Gracias,George.—Peronofuncionará.—Probablementeno.Volvieronasusvehículosysubieronlacolinaparallegaralsupermercadodonde

abastecersedeprovisiones.Esohicieron, carneyverduras enpaquetes congelados,pararon a tomarse un trago rápido en el bar más cercano. Estaban festivos,encantadores,alegres.Nohabíanadiesalvoobrerosdelaconstrucciónconsuscascospuestos,algunosconductoresdecamiónconsuscamisetassudadas,unbuennúmerodecowboysconsussombrerossudados.

HaydukesemetiódeungolpeunviajedeJimBeamyloacompañóconunajarradeCoors.Selimpiólabarbaymiróalamultitud,deespaldasalbar,juntoasuviejoamigo Seldom Seen. Cuando paró la música del jukebox un momento—TenesseErnieFord,EngelbertHumperdink,HankWilliamsJr.,MerleHaggard,JohnnyCash,JohnnyPaychekyporelestilo—,Haydukehabló,dirigiéndosealdueñodelbarenvozalta:

—Hola.MellamoHayduke.Soyunhippie.Smithsepusorígido,mirándoseenelespejodedetrásdelabarra.Unos cuantos cowboys, camioneros y obreros de la construcción se quedaron

contemplandoaHaydukeyluegovolvieronasusapaciblesconversaciones.Haydukepidióque lesirvieranotra jarra.Se labebió.Cuandoel jukeboxvolvióahaceruna

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pausaentredoscanciones,Haydukevolvióahablar.Claramente.—Mi nombre es Hayduke —gritó—, y soy una maricona. Voy descalzo en

verano.Mimadreestafaalaseguridadsocialyquierodeciroschicosqueestoyfelizdeestaraquí,porquesinofueseporhombrescomovosotrosyotendríaquetrabajarparavivir.Todoloquehagoesleerlibrossucios,drogarmeyperseguirniñitas.

Smithbuscórápidamenteconlamiradalasalidamáscercana.Hayduke esperó. Hubo unas cuantas sonrisas, unas cuantas miradas

contemplativas, pero ninguna respuesta significativa, directa, profunda. Loscamioneros, loscowboys, los obreros de la construcción, incluso el dueño del bar,cadapequeñapandillaallícongregada,loignoró.Aél,GeorgeWashingtonHayduke,hippiemaricagritón.

—Fui sargento de los Boinas Verdes—explicó—, y puedo patearle el culo acualquierchupapollasdeestesitio.

Este anuncio produjo unos segundos de respetuoso silencio, y algunasmiradasescandalizadas.Haydukepaseósumiradaporlosrostrosdellugar,listoparaseguir,perootravezeljukeboxlointerrumpió,rompiéndoleeldiscurso.

Smithlecogiódelbrazo:—Vale,George,lohashechobien.Ahoravámonosdeaquí.Cagandoleches.—Deacuerdo,malditasea—dijoHayduke—,peroprimerotengoquemear.Sevolvió,vioelpequeño letreroquedecía«TOROS»,enunapuerta juntoa la

quehabíaotraconelcartel«VACAS»,encontróelpomodelapuertayseencerróenelcubículodeluzúrica.Elurinariocolorriñónresplandecíaanteél—apaciblemente—comounafuentedeaguabendita.Meóconentusiasmo—oeseéxtasisliberador,esadescargamística—yleyólaetiquetadelamáquinaexpendedoraatornilladaalapared:

¡Mejoresuvidapersonal!EmbárqueseenunaNuevaAventura

conSAMOAElexóticoprofilácticonuevoencoloresdelosMaresdelSur.RojoOcaso,NegroMedianoche,AmanecerDorado,MañanaAzul,

VerdeSiestaNuevaSensaciónynuevoPlacerEspecialmenteLubricado

¡Loscoloresnoseborranpormuchoquelosfrote!Ayudeaerradicarenfermedadesvenéreas.

Unavezfuera,alresplandordelaluzdelsol,atravésdelosvaporesdecalorqueflotaban en planos sobre el asfalto y el hormigón, Hayduke de nuevo se quejaba.Smithcondescendía:

—Esesanuevarevoluciónsexual,George—leexplicó—.HallegadotambiénaArizona.Ahorahastaloscamionerosylosobrerosdelaconstrucciónpuedenfollarse

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unculocuandoquieran.—Puesvayamierda.—Hastaloscowboyspuedenecharunpolvo.—Mierda.—Ahíestátuauto,George.Esejeep.Noentresporlaventana.Abrelapuerta.—Lapuertanoseabre—seencaramóaljeepporlapartedelaventana,yasomó

suespantosacabeza—.Nomegustaunpelo—dijo.—Puesasíescomoes,George.Noquierenmeterseenpeleasnuncamás.Están

guardandotodassusfuerzasparalamarchadelanoche.—¿Ahsí?Mierda.¿Dóndevamospues?—Sígueme.—Sí,quizásealoqueyonecesito.—Laveremosmañana,George.Quizápodamosllevarlaaquesebañeenalguna

albercadelosNavajoconsubikininegrominúsculo.—¿Yaquiénleimportaeso?—dijoHayduke,filósofoymentiroso.Seestrecharonlasmanosunavezmás,alamaneradelosalpinistas,unapretón

fuerte cogiendo lamuñecapeludadel otro, empalmandohuesos, tendones, venasymúsculos.Luego,Haydukedioconsujeepunavueltacompletaenelsupermercadoantesdecogerlacarreteraymarcharalsur,trasSmith,lasgomaschirriandosobrelasestilosasrayasblancasdelasfaltoquemado.

ParasalirdelaciudadtuvieronquedejaratráslacalleenformademedialunadeJesus Row, donde las trece iglesias ecuménicas (todas cristianas, obviamente) dePagesealineabanhombroconhombro,sinquelasinterrumpieranningúnobjetomássecular que los coches abandonados en los parkings donde los borrachos ymarginadosnavajosestabantendidosentrelosyerbajosylasbotellasdevinorotas.

Page, Arizona: trece iglesias, cuatro bares. Cualquier ciudad que tenga másiglesiasquebares,tieneunproblema.Esaciudadseestábuscandoproblemas.Yallíestabantratandodesepararaloscristianosdelosindios.Comosialosindiosnolesfueseyasuficientementemal.

Aunasveintemillasdelaciudadellossesalierondelaautopistaparaacamparyhacernocheyprepararselacenaconelfuegolimpioqueleprocuraranunasramasdejunípero.Solos,enlaextensióndoradadeldesiertonavajo,lejosdecualquierhogar,decualquierpobladoindio,secomieronsusjudíasiluminadosporlaflamadeunodelosmejoresocasosservidosporDiosenArizona.

MañanasereencontraríanconDocyBonnie.LuegoiríanaBlackMesaparateneruna charlita con la Peabody Coal Company y la Black Mesa and Lake PowellRailroad.¿Yluego?Eramejornoespecular.Mearon,eructaron,setiraronpedos,serascaron,gruñeron,secepillaronlosdientes,desenrollaronsussacosdedormirenelpisodearenaysedispusieronapasarlanoche.

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Smith se despertó pasada media noche, con Escorpio ya desvanecido y Orionelevándose.Lodespertaron losquejidosqueprocedíandel sacovecino.Levantó lacabeza,miró en laoscuridad a travésde la luzque emitían las estrellas, yvioqueHayduketeníaespasmos,parecíabuscaratientas,looyóllorar:

—¡No!¡No!¡No!—Hey,George.—¡No!—George…—¡No!,¡no!Atrapadoenunapesadilla,Hayduketemblaba,gemía,noparabademoverseenel

interiordeaquelsacodemomiaprocedentedelejército.Smith,incapazdealcanzarlosin salir de su propio saco, se arrastró fuera, golpeó a Hayduke en el hombro.Instantáneamente losgemidos sedetuvieron.Losojos se adaptarona la escasezdeluz,SmithvioelbrilloapagadodelcañóncilíndricodelaMágnum357deHayduke,repentinamente saliendodel sacodedormir.Elhocicodel arma sevolvióhacia él,buscandounobjetivo.

—George,soyyo.—¿Quiéneres?—Yo,Smith.—¿Quién?—PorDiossanto,George,despierta.Haydukesequedócalladouninstante.—Estoydespierto.—Estabasteniendounapesadilla.—Losé.—Dejadeapuntarmeconesamalditapistola.—Alguientiróalgo.—Fuiyo,estabatratandodedespertarte.—Ya,vale—Haydukeocultóelarma.—Teestabahaciendounfavor—dijoSmith.—Sí,vale,joder.—Vuelveadormir.—Sí,vale.Sóloque…Seldom,novuelvasadespertarmeasí.—¿Porquéno?—Noesseguro.—Ycómosesuponequetengoquedespertarte.NohubounainmediatarespuestaporpartedeGeorgeHayduke.—¿Cómosesuponequeeslamaneraseguradedespertarte?—dijoSmith.Haydukesequedópensandounrato.

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—Nohayningunamaneraseguradehacerlo.—¿Qué?—Nohayningunajodidamaneraseguradedespertarme.—Deacuerdo—dijoSmith—.Lapróximavezme limitaré a partirte la cabeza

conunapiedra.Haydukesequedópensando.—Sí,puedequeesasealaúnicamanerasegura.

—Nopuedeshacerningúnmalsitecargasunaalambrada—repetíaSmith,empleándoseafondoensutarea(¡Ping!)—.Hayquecortartodaslasalambradas.Esaeslaleyeneloestedelmeridiano.

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AlgunosturistassedetuvieronamiraraSmith,unodeellosllevabaunacámara.Hayduke,quesemanteníaenguardia,colocóunamanosobreelpomodesucuchilloylosmiró.Ellossefuerondeprisa.

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I12.ElbrazodelKraken

nspeccionandoelobjetivo,loscuatromagníficossedirigierondesdeelaltiplanodeBetatakin,másalládelosbosquesdejuníperosydelasdunasdearena,alaautopista que los llevaba al cruce conBlackMesa.La señoritaAbbzug iba al

volante: confiaba en que nadie más condujese la extravagante furgoneta Buick de9955dólares(menudocarro,Doc,ledijoSmith.Docseencogiódehombros:essóloun medio de transporte). Aparcaron en la cafetería del cruce —a pesar de lasobjecionesdeBonnie—paratomarcaféyrefrescarseintelectualmente.

Abbzug pensaba que no era muy sensato dejarse ver en un lugar público queestabatancercadelescenariodesupróximoobjetivo.

—Somos criminales ahora—dijo—,ydebemos empezar a comportarnos comocriminales.

—Eso es verdad —dijo Doc, encendiendo el segundo puro del día—. PeroGeorgenecesitasusustentoquímico.

—Mierda—dijoHayduke—.Loprincipalesquehagamoseljodidotrabajoynoslarguemosdeunaputavez.

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Bonnie se quedó mirándolo a través del humo de su cigarrillo. Estabaespecialmente hermosa esa mañana: lucía fresca como una rosa, los grandes ojosvioletasbrillabanconexuberanciaybuenhumor, lamelena fragantey rica teníaeltonodelascastañascaramelizadas,proyectabareflejoscobrizosdewhiskyescocés.

—¿Porqué?—dijoella,dirigiéndoseaHaydukeconseveraindiferencia,conunadesusmiradasláser—.¿Porquélohaces?—learrojóunanillodehumoalacara—.¿Esquenopuedesterminarunasolafrasesinsoltarunapalabrota?

Smithseechóareír.Hayduke, bajo el pelo y la cara quemada por el sol, pareció contrariado.Tenía

expresióndedisgusto.—Bueno,mierda—dijo—,joder,nolosé,supongo…bueno,mierda,sinodigo

palabrotasnopuedohablar.Unapausa.—Nopuedopensarenseriosinodigotacos.—Esoesexactamenteloquecreía—dijoBonnie—.Eresuntullidoverbal.Usas

las obscenidades como muleta. La obscenidad es una muleta para los tullidosmentales.

—Joder—dijoHayduke.—Exactamente.—Quetejodan.—¿Loves?—Vale,vale—dijoDoc—.Hayapaz.Tenemos trabajoquehacer, amigos,y la

mañana se nos marcha—llamó a la camarera, le trajeron la cuenta, buscó en sucarteraysacólatarjetadecrédito.

—Metálico—murmuróHayduke—,pagaenmetálico.—Vale—dijoDoc.Fuera, se abrieron paso entre manadas de ajetreados turistas genuinos y entre

genuinos y nada ajetreados indios hacia el gran auto negro con matrícula deCalifornia.¿California?Porlamañanatemprano,HaydukeyBonniehabían«tomadoprestadas» lasplacasde lasmatrículasdeautomóvilesde turistasen tresdiferentesestados y las habían colocado —temporalmente— en sus propios vehículos.Asumiendo, por supuesto, que los que habían perdido las placas no lo notarían encientosdemillas.

Bonnieconducía,fueronporlacarreterahastaelbordedeBlackMesa.Desdeunpuntoaltocercanoalacarretera,conlosbinoculares,inspeccionaronelesquemadelsistemadetransmisióncarbonífero.

Haciaeleste,másalládelascrestasonduladasdelasuperficiedelameseta,seextendían en continua expansión las minas a cielo abierto de la Peabody CoalCompany.Cuatromilacresqueantesfuerontierrasdeovejasydevacas,yqueahora

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habían sido evisceradas: otros cuarenta mil acres ya habían sido entregados enconcesión.(LoshabíacedidolaNaciónNavajo,representadaporelDepartamentodeAsuntosIndiosbajo la jurisdiccióndelGobiernode losEstadosUnidos).Elcarbóneraexcavadocongigantescaspalaseléctricasymáquinasdragadoras,lamásgrandedelascualesteníaunacapacidadde3600piescúbicos.Secargabancamionesconelcarbón extraído, los camiones recorrían unapequeñadistancia hasta el depósito deprocesado, de donde salía, lavado y empaquetado, una parte del cual iba hacia lacentraleléctricaqueestabacercadellagoMohave,Nevada,yelrestosetransportabaenunconvoyalastorresdealmacenajedelaempresaferroviariaBM&LP,queasuvez se encargaba de llevar el carbón ochentamillasmás allá, a laCentralNavajo,cercadelaciudaddePage.

SmithyHayduke,AbbzugySarvisestabanespecialmenteinteresadoseneltrendemercancías,queparecíael eslabónmásdébilde todoel sistema.Habíanoventamillasdesdelaminahastaelpuntoalquellegabaelferrocarril.Enlamayorpartedeesadistancia,elconvoyeravulnerable,corríapegadoalsuelo,apenasescondidoporjuníperosypinospiñoneros,desprotegido.Desdeelbordedelamesetadescendíaalniveldelaautopistadondeseelevabaotravez,sobrelaautopistayhacialacimadelos cuatro silos de almacenamiento. La cinta corriendo sobre los rodillos, todo elaparatajeaccionadoeléctricamente.

Se sentaron y contemplaron aquel potente motor en acción que transfería unamediade50.000toneladasdecarbóndiariashaciéndoloatravesarlameseta,bajaralallanuraysubiralastorres.Cincuentamiltoneladas.Todoslosdías.Durantetreinta,cuarenta,cincuentaaños.TodoparaalimentarlacentraleléctricadePage.

—Meparece—dijoDoc—queéstaesgenteseria.—Noesgente—dijoSmith—,sólounanimalmecánico.—Ahoralopillas—estuvodeacuerdoDoc—.Noestamosluchandocontraseres

humanos. Estamos luchando contra megamáquinas. Una megalomaníacamegamáquina.

—No hay problemas —intervino Hayduke—. Todo está listo para nosotros.Usaremoseseputoconvoyparahacersaltarlastorresdecarga.Nadapuedesermássencillo.Mira,es tanfácilquemepongohastanervioso.Dejaremosnuestramierdaen el bosque, cerca de la cinta. La ponemos en la cinta, encendemos lamecha, lacubrimosconunpocodecarbón,yellasolapasaporlaautopistayentraráenlatorre.Ykataplán.

—¿Ycómohacesparacalculareltiempojusto?—Esa es la partematemática.Tenemos que imaginar la velocidad de esa cosa,

medir nuestra distancia hasta las torres, calcular cuánta mecha vamos a necesitar.Simple.

—Supón—dijoDoc—quehayalguientrabajandoenesastorresdecarga.

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—Eseesunputoriesgoquetendremosquecorrer—dijoHayduke.—¿Tenemosquecorrerlo?—Vale, no habrá nadie trabajando en esas torres pero de todos modos

telefonearemosalacompañía,lesdamosdiezminutosparaquedespejenelsitio.Eslocorrecto.

Hubounsilencio.Elmásligerodeloscéfirosacariciabalahierbasecaasuspies.Habíaunolorenelaire,ciertoolor…unfuertearomametálico.

—Nolotengonadaclaro—dijoSmith.—Amítampocomegusta—dijoHayduke—.Yomeolvidaríadelputoasuntoy

meiríavolandoapescaraWestHorseCreek.OlvidémonosdeBlackMesa.Dejemosalacompañíadecarbónquesigaalosuyo.¿AquiéncojonesleimportasiencincoañossehancargadoquincemillasdeGrandCanyonporquehanjodidotodoelaireconesacentralhija-de-puta?YencualquiercasoprefieroestarrecogiendoaguileñasenlasmontañassobreTelluride.¿Porquécojonesibaapreocuparnosnadadeesto?

—Yalosé,peronomegustanadaquejuguemosconlosexplosivos—dijoSmith—.Alguienpuederesultarherido.

—Nadievaaresultarherido.Siempreycuandonoempiecenadispararme.—Volarlascosasesundelitoypuedequeseauncrimenfederal,¿meequivoco,

Doc?—Así es—confirmóDoc—. Por otra parte—no dejaba de dar chupadas a su

largoMarshWheeling,ymirabaatravésdelanubedehumoprimeroaHaydukeydespuésaSmithyotravezaHayduke—,esimpopular.Malasrelacionespúblicas.Laanarquíanoeslarespuesta.

—Doctienerazón—dijoSmith.—Malditomormón—murmuróHayduke—.¿Porquénotevuelvesatucasita?A

tuputoLSD.LameculostodoelSantoDía.—Puedesinsultarmireligión—dijoSmith,mosqueado—.Peronohaymodode

hacerlo. Lo que digo es que no creo que sea una buena idea, o sea, lo de usardinamita,quierodecir.

—Espeligroso—dijoDoc—.Podemosmataraalguien.Podemoshastamatarnosnosotros.Nosonbuenasrelacionespúblicas.

—Elloslointentarontodo—seimpacientóHayduke—.Lointentaronporlavíalegal,lointentaronconputasgrandesCampañaspublicitarias,conpolíticos.

—¿Quiénessonellos?—Me refiero a los ancianos Hopi, los del Movimiento Indio Americano, el

ComitédeDefensadeBlackMesa,todosesostiposdegrancorazón.—Paraelcarro—dijoSmith—.Noestoydiciendoquelodejemos.Sólodigoque

noestoymuysegurodequevayaaservirnosesamierdaquellevasbajolossacosdedormir.Loquedigoesquepodemoshacerdescarrilarelconvoyconunascuñasde

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acero.Podemoscortarlasalambradasydejarquepasenloscaballosylasovejasysequedensobrelosraíles.PodemoscogerlasierraMcCullochdeDocysegartodoslospalos de la línea eléctrica a lo largo de la vía férrea. Con eso los pararemos.¿Necesitan electricidad, verdad? Podemos cortar la electricidad de lamina a cieloabierto, y esas excavadoras también necesitan la electricidad. Podemos haceragujeros en sus transformadores con la pistola del viejo George, y cargarnos susacondicionadoresdeaire.Podemospegarceposenlascintasderodaduradelconvoyyvercómosehacenmermelada.Nomegustaladinamita.Nolanecesitamos.

—Vamosavotar—dijoHayduke—.¿Quédices,Doc?—Nada de votaciones —dijo Doc—. No vamos a permitir la tiranía de las

mayoríasenestaorganización.Procederemossegúnelprincipiodeunanimidad.Loquehagamos loharemosporque todos loqueremoshacerono loharemos.Estaesunahermandad,nounaasamblealegislativa.

Haydukemiró aBonnie en busca de apoyo.Era su última esperanza. Sus ojosinmóvilesresistieronsumirada,lediounacaladaasucigarrillosindejardemirarle.

—No he dicho que esté absolutamente en contra, sólo que no estoy seguro—siguióSmith.

—Mierda—dijoHayduke,volviéndosehaciaSmith—.Loqueestásdiciendoesque queremos cometer delitos pero no estás seguro de si lo haremos de formacorrecta,esoesloqueestásdiciendo,Seldom.

—No,George, lo que estoydiciendo es que tenemosque tenermucho cuidadoconcómohacemosloquehacemos.Nopodemoshacerlascosasbiensilashacemosmal.

Hayduke se encogió de hombros, disgustado con el rumbo de la discusión.Oyeron el creciente rumor del convoy de carbón, el estruendo del tráfico en laautopista, el lejano clamor del ferrocarril eléctrico. Al este, a unas diez millas, elpolvodelasminasselevantabahaciaelcielooscureciendoelsoldelamañanaconun inmenso velo de polvo de carbón y partículas marrones de tierra. La pausaamenazóconconvertirseenparálisis.AsíqueBonnietomólapalabra.

—Hombres—empezó—,porqueesoesloquesois…—Por-el-mismísimo-y-jodido-Cristo—aullóHayduke.—Esoes loque sois, estamosenesto juntos,para lobuenoypara lomalo.Ya

hemoshecholobastantecomoparaquenosencierrendeporvidasinoscogen.Asíqueloquedigoes:adelante.Utilicemoscualquiercosaquenecesitemosycualquiercosaquetengamos.

Smithsonrió,algotriste,aaquellasmejillassonrosadas,ojosbrillantes,pechugadeliciosa, perdida aquí, para siempre exiliada desde su lejano Bronx. Con losajustados vaqueros que llevaba, aquellos pantalones desgastados que se amoldabansuavemente como una segunda piel a cada una de sus comestibles curvas.

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Demasiado.Laschicas,pensóSmith,ohlascolegialas,undíaellasllevanminiblusasymuestran sus ingles y al día siguiente caderas bajas paramostrarte sus vientres.Maldita sea, demasiado para que un hombre pueda soportarlo. Mejor vuélvete aBountiful.CedarCity.GreenRiver.Vuelvealláadondepertenecentuscojones.

—Bonnie—dijo,escapandodesusimaginaciones—,¿quieresdecirdinamita?Bonnielobendijoconunadesusdulcessonrisas.—Loquetevengabienati.Smith,apuntodederretirse,dijo:—Querida,yoestoycontigoentodo,estoyconAbbzugdelaAalaZ.—Vale,porlosclavosdeCristo—dijoelimpacienteHayduke—.Ahoraestamos

hablandodenegocios.¿Doc?—Amigos—dijoDoc—,nocreoenlaregladelasmayorías.Losabéis.Tampoco

creo en que las minorías lleven razón. Estoy contra toda forma de gobierno,incluyendoelbuengobierno.Mequedoconelconsensodelacomunidad.Seacualsea.Y sea adonde sea adonde nos lleve.Eso sí, siempre que no quebrante nuestraregla cardinal: no violencia contra seres humanos.Mirad laVerbesina encelioidesflorecidaallí,bajoelJuniperusosteosperma.

—¿Quésemillaesesa?—¿QuieresdecirJ.monosperma,Doc?—dijoSmith—.Échaleotrovistazo.DocSarvissebajólasgafasyechóotrovistazo:—Claro,claro,monosperma,muybien.Elfollajenoestanarracimado.Lasbayas

grandesymarrones.—Vamosamovernos—dijoHayduke,dándoleun toqueenelhombro,nomuy

amistoso,aBonnie.Condujeronhaciaelesteporlamalezaparaobservarlasoperacionesdelaminaa

cielo abierto. Rodaron por el cauce y fuera de él, cruzaronmás terrazas llenas dematojos,pasaronlossuburbiosnavajosdondeestosestabanensuspuertasdeentradamirandoalsoldelamañana,atravesaronunrebañodeovejasdirigidoporunchavalacaballo,ypusieronrumbohacialanubedepolvocontralaluzquelevantabaaquelladanzamacabradelasgrandesmáquinas.

Lo primero que vieron fue un montón de crestas de tierra volcada, bancos dedespojos en perfecta formación paralela, hileras de roca y tierra sacada que novolveríaaalimentarlasraícesdelosarbustos,delosárbolesnidelahierba(almenosduranteeltiempoqueduraselaventadelaengañadaytraicionadaNaciónNavajo).

Lo siguiente que vieron fue un removedor de tierra Euclides con el brazomecánico de unos veinte pies de alto inclinado hacia ellos, las luces encendidas,echando bocanadas de diésel, la bocina bramando como un dinosaurio herido. Alvolante,disfrutandode ladirecciónasistida, iba,mirándolosa travésdesusopacasgafas de protección, con un sucio respirador colgado al cuello, un polvoriento

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granjerodesarraigadodeOklahomaoelestedeTexas.Bonniesacóelgranautofueradelacarreteraatiempodesalvarsusvidas.Aparcaronalasombra,ocultándoseentreunos pinos, y desde allí la banda se dirigió pie a una loma cercana, armados conprismáticos.

La vista desde la loma era difícil de describir en cualquier idioma terrícolaconocido.Bonnietuvolaimpresióndequeaquelloeraunainvasióndemarcianos,laGuerra de losMundos. El capitán Smith se acordó de la mina a cielo abierto deKennecott (lamásgrandedelmundo),cercadeMagna,Utah.DocSarvispensóenunallanuradefuegoyenlosoligarcasylosoligopoliosquehabíadetrás:laPeabodyCoalera sólounbrazode laAnacondaCopper, laAnaconda sólounapiernade laUnitedStatesSteel,laU.S.SteelmanteníaunarelaciónincestuosaconelPentágono,laTVA,laStandardOil,GeneralDynamics,DutchShell,lasindustriasFarben.Todoaquel conglomerado empresarial se esparcía por el planeta entero como un krakenglobal (el mítico monstruo marino de las costas noruegas), tentacular, mirada depiedraydiscursodeloro,sucerebrounbancodecomputadoresprocesandodatos,susangre,elflujodeldinero,sucorazón,unadinamoradiactiva,suidioma,elmonólogotecnotrónicodelosnúmerosqueseimprimíanenlascintasmagnéticas.

Pero George Washington Hayduke tuvo la visión más clara y la más simple:HaydukepensóenVietnam.

Mirandoatravésdelpolvo,atravésdelalborotoyelmovimiento,pudieronverunagujerodeunosdoscientospiesdeprofundidad,cuatrocientosdeancho,unamillade largo, uno de los lados amurallado por una pared de carbón, donde las palasmecánicasdediezpisosdealtura,comodecíaSmith,estragabanlatierra,sacabanlarocafósildesumatrizdetierrayarenarocosayechabanloqueextraíanaloslechosdelosremolquesdeloscamiones.Másalládelaprimeramáquina,enunpozomáslejano, vieron la parte de arriba de otro monstruo, cables y polea de otro invasoralienígena en pleno trabajo, excavando todavíamás hondo, casi fuera de su vista.Hacia el sur vieron una tercera máquina, más grande aun que las otras. No teníaruedascomoloscamionesnirodillossinfincomolostractores,«caminaba»conunpie después del otro, hacia su objetivo. Los pies eran unas bases de acero queparecíanpontones,cadaunodeellostangrandecomounbarco,elevabaunoyluegoel otro, con engranajes excéntricos que giraban hacia delante deslizando a lamáquina, luego el otro, y luego el ciclo se repetía. Avanzando, como un pato, laenormeestructuraeléctrica,consucabinadecontrol,suchasis,susuperestructura,sucráneo,cablesysucubodeextraccióndemineral.Comouna industriaandante.Lamáquinasealimentabaeléctricamente:ungrupodehombresfueradeellaseocupabade la línea de alimentación mediante un cable tan grueso como el muslo de unhombreatravésdelquepalpitabaelvoltajequeconectabalosmotoresconlasalademáquinas—jugosuficiente,segúnpresumíansusconstructores,paradarluza90.000

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almas—. La tripulación del cable, cuatro hombres en un camión, lo mantenía entensiónyseocupabaademásdearrastrar,alaparquelaexcavadora,enuntrineodehierro, la unidad del transformador. Removedor de tierra gigante: la Gema deArizona.

Somosdemasiadopequeños.Ellossondemasiadograndes,pensóBonnie.—¿Quétieneesoquever?—mascullóHayduke,loscolmillosblancosbrillandoa

travésdelpolvo.¿Por qué tendrá tanta intuición este bruto?, pensó ella agradablemente

sorprendida.Imaginación.Tieneintuición.¿Oesquelohedichoenvozalta?Volvieronalasvíasdetren,atravésdenubesdepolvoporlabacheadacarretera,

siguiendolaserpienteinmóvildeintestinoperistáltico—elsistemadetransportedelcarbón, la cinta sin fin—. Hayduke observaba cada recodo, cada curva, cadaquebrada, cada barranco, cada bosquecillo de enebro, cadamatorral a lo largo delcurso,ehizosusplanes.

Doc iba pensando: todo este fantástico esfuerzo —máquinas gigantes, red decarreteras,minasalairelibre,cintatransportadora,chimeneas,torresdecarga,raíles,treneléctrico,plantademanufacturacióndecarbóndemillonesdedólares,diezmilmillasdetorresdealtatensiónycentralesdealtovoltaje,ladevastacióndelpaisaje,ladestruccióndelhogardelosindiosydelospastosdelosrebañosdelosindios,delos terrenos sagrados de los indios, de sus cementerios, el envenenamiento de lasúltimas reservas de aire limpio que quedaban en los cuarenta y ocho estados de laUnión, la exacerbación del precio de los suministros de agua, todo ello una tareaciclópea, extremadamente cara y un insulto descarado al paisaje y al cielo y alcorazónhumano—,todoello,¿paraqué?¿Paraquétodo?ParaquelasfarolasdelossuburbiosdePhoenixqueaúnnosehanconstruidotenganluz,paraquefuncioneelaireacondicionadoenSanDiegoyLosÁngeles,parailuminaralasdosdelamañanaun montón de parkings de centros comerciales, para proveer las centrales dealuminio, las de magnesio, las fábricas de cloruro de vinilo y las fundiciones decobre, para que se enciendan los tubos de neón que hacen queLasVegas seaLasVegas,yAlburquerque,Tucson,SaltLakeCity,elamalgamadometrópolidelsurdeCalifornia, para mantener vivas esas fosforescentes y putrefactas glorias (toda lagloriaquequeda)llamadasDownTown,NightTime,Wonderville,U.S.A.

Aparcaronunmomentojuntoalavíadeltren.Losraílessecurvabanenungranarco cruzando la tierra de losNavajohasta perderse caminode la central dePage,setentamillasmás alládelhorizonte.Los raíles, sujetos a traviesasde cemento, sehabíancolocadosobreunlechodepiedratriturada…Dearribacolgabaunaespeciede línea de tranvía de alta tensión sujeta a los postes demadera. Palasmecánicas,línea de transporte, ferrocarril: todo ello necesitaba de la electricidad. Ningunamaravilla (pensó Bonnie) tener que construir una nueva central eléctrica para

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alimentar de energía la central eléctrica que era la misma central eléctrica que lacentraleléctricaquelaabastecía:¡lamagiadelosingenieros!

—¿Veisloquedigo?—dijoHayduke—.Simplecomolamierda.Colocamosunacarga aquí, otra carga allí, desenrollamos unos cientos de yardas de cable, loconectamosaldetonadoryponemoslasblancasmanosdeBonniesobreelémbolo.

—Nohablesdeeso—leavisóDoc—.Haysensores…Asolomediamilladedistanciarugíaunamultituddeturistasveraniegosensus

caravanas de dos toneladas, en sus cruceros remolcados, en sus jeeps con llantasMágnum,susbuggies,ensusWinnebagosenlosqueportabansusmotosKawasaki,suscochesconbotesenlasbacas.Elcuartetolossaludó.Mujeresdepeloazulcongafasdesoldemonturasdoradasrespondieronalsaludomostrandoelresplandordesussonrisas.

De vuelta al campamento en el Monumento Nacional Navajo, bajo los pinosagitadospor labrisa,desplegaronelmapasobre lamesadepicnic y comenzaronahacerplanes.Lallamadeunasramasdejuníperoalimentabaelfuegoquemanteníacalienteelcafé.Dulceysutilfraganciaabosquemezcladoconelaromadelcaféyeloloraalgomás:Haydukevolvíaaolerahierba.

MiróaAbbzug:—Tiraesoalfuego.—Túestásbebiendocerveza.—Siempre bebo cerveza.Tengo una jodida alta tolerancia a la cerveza.Nome

afectaal juicio.Además,es legal.Todoloquenecesitamosesquenoscojanportumaría.Cadaminutopasaunodeesosranger,y todosellospuedenoler tuhierbaamediamilladeaquí.

Bonnieseencogiódehombros.—OyeDoc,¿esquenotienesningúncontrolsobreestamujer?Dilequetiresu

malditahierbaalfuego.—Yavale,yavale,valeya.—Bonnieapagósupequeñopetardoenlamaderade

lamesayescondióloquequedabaeneltubitodeunTampax—tamañopequeño—.Diossanto,estásneurótico,¿quédemoniospasacontigo?

—No,¿quépasacontigo?—ledijoHayduke.Doc se quedó mirando pensativamente los árboles del atardecer. Smith

inspeccionósusuñas.Bonniemirabahacialamesa.—Tengomiedo—dijoella.Unmomentodeembarazososilencio.—Bueno,joder,yotambiéntengomiedo—dijoHayduke—.Poresoesporloque

tenemosquetenermuchomucho,mucho,cuidado.—Deacuerdo—dijoDocSarvis—.Yaessuficiente.Vamosahacerplanespara

estanoche.

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—El sol se está ocultando—dijo Smith—, y la vieja luna aparecerá a eso demedianoche.

—Esaeslaseñal—dijoHayduke.SuavementeempezóacantarDocunapiezade«ThewearingoftheGreen».

Oh,tedigo,SeanO’Farrell,estatepreparadorápidoypronto,nuestraspicasdebenestarjuntascuandoaparezcalaluna…

—Esoes.Voyaponerestaslentesazulesenlaslinternas.—¿Yesoparaqué?—Para que las luces de las linternas se mezclen con la de la luna. ¿No es

evidente?Pásameelmapa,Doc.Denuevorevisaronlosposiblesplanes.Hayduke,queriendotomarventajasobre

todos los demás—sorpresa— urgió a que hicieran lo que denominaba un GrandSlam: cargarse las vías, el tren del carbón, las palas mecánicas, las torres dealmacenamiento y el convoy todo de una vez, todo junto, cuando saliese la luna.Nuncaibanatenerunaoportunidadcomoaquella,argüía,deahíenadelantetodoelsistema iba a estar controlado y supervisado, hombres armados patrullarían loscaminos, los helicópteros surcarían los cielos. Nunca tendrían una ocasión tanbrillante. Los otros plantearon objeciones, sugirieron alternativas: Hayduke,despiadado,lasaplastabatodas.

—Mirad—dijo—, es muy simple. Minamos el puente sobre Kaibito Canyon.Abbzug no tiene que sentarse allí por su cuenta toda la noche. Una mina deliberación: cuando la locomotora silbe su blooooooooeeeeee. De una sola cargaderribamos el puente, las vías y el tren. Además de que también nos cargamosprobablementelalíneaeléctrica:sino,lohacemosmástardeconlaputamotosierraqueDocvio, comoSeldomdijo.Esoporun lado,yo entretantovoyypongounascuantas cargas en los motores de esas dragadoras y ¡ka-blaam!, fuera de serviciodurantemeses.Mientrasyohagoeso,elviejoDocynuestrosmuchachosAbbzugySmith meten en la cinta transportadora una carga de Red Cross Extra y en cincominutos llega a las torres y ¡kataplum!, vuelta al campamento. Unos días dedescanso, hacemos turismo, vemos Keet Seel, Betatakin. Luego nos vamostranquilamente.Sinllamarlaatención.Cuidadoconlospolisquevandisfrazadosdehippies Navajo.Manteneos limpios.Nada de hierba en el auto. Comportaos comoturistas. Abbzug, ponte un vestidito por el amor de los cielos. Doc —bueno, notenemosquepreocuparnosporDoc,inclusoaunquesepusieraunmononollamaríalaatención—.(Doclomiróseveramente).Deshaceosde lamatrículadeCalifornia.Sonreídamablementealhermosopolicíaqueosdetenga.Tratadderecordarqueesepolicíaesvuestroamigo.Sedcorrectosconelhijo-de-puta.Nosreuniremostodosde

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nuevoenunmes,despuésdequelasaguassehayancalmado.Enlapartealtadelatierradeloscañones.Hayputascosasimportantesquehacerallí.¿Algunapregunta?

—Todaesaviolencia—dijoDoc—.Nosotrossomosrespetuososconlaley.—¿Qué es más americano que la violencia? —quiso saber Hayduke—. La

violenciaestanamericanacomolapizzarápida.—Elchopsuey—dijoBonnie.—Chileconcarne.—Bagelsdesalmón.—Nomegustaandarcondinamita—dijoSmith—.¿Quiénvaa llevar lacarga

paralastorresdealmacenajemientrastúestásadiecinuevemillasalestecargándotetodasesasexcavadoras?

—Yofijarélacarga.TodoloquetenéisquehacerDocytúescargarlaenlacintayencenderlamecha.Mientras,Abbzugvigila.Luegoalautoyhastaluego.Estaréisadosmillasdeallícuandolacosaestalle,devueltaalcampamento.Sóloaseguraosdequelamechaseenciende.

Haydukelosmiró.Elfuegocrepitabaensusurros.Elcrepúsculodenuevo.—George,teentusiasmastantoquemeasustas—dijoDoc.Haydukeleofreciósusonrisadebárbaro,tomándolocomouncumplido.—Medoymiedohastayo—dijo.—Sí,peronohaspensadoen todo—dijoBonnie—.Porque, ¿quéhayde esto,

LawrencedeArabia,cuando…?—LlámameRudolfelRojo…—¿…cuandolostrenessemuevan,Rudolf?¿Cuántagentehabrátripulándolos?

¿Quépasaconellos?Ysieltrenestallaenesepuenteantesdequenosotrosllevemosacaboelrestodelplan,entonces¿qué?Adiósatuelementosorpresa.

—Hehechomisdeberes.LostrenesdecargadejanBlackMesadosvecesaldía,alas06:00horasyalas18:00horas.LosquesalendePagelohacenalamaneceryamedianoche,dedondecabededucirquelostrenessecruzanenalgúnpuntocadaseishoras. El puente de Kaibito Canyon se encuentra a mitad de camino de las dosestaciones.Lostrenesdecargasecruzanalrededordelas08:00ylas20:00horas.

—Hablaencristiano.—Lasochodelamañanaylasochodelatarde.Asíquenospodemossentarpor

allía lasocho,vercómosaleel trendecargayplantarnuestramina.TenemosseishorasantesdequeeltrendePageregresedePage.Volvemosdeprisaaquí,contodoya listo, para que empiecen los fuegos artificiales a las dos de lamañana, justo eltiempo de que el tren vacío se estrelle en el cañón. Tres incidentes separados enubicacionesmuydistantesunadeotra:losfederalespensaránquehansidolosindios.Dehecho…

—Vamosaecharlelaculpaalosindios—dijoDoc—.Todoelmundoamaalos

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indios,ahoraquehansidodomesticados.Asíquedaremospistasaquíyallá.Botellasde Tokay. Cómics. Botellas de brandy de melocotón.Graffitis de Ya-ta-hay en elpuente.Losmediosdecomunicaciónseencargarándeamplificarloymediadocenadeorganizacionesindiasseapresuraránareclamarsucrédito.

—Peronohasrespondidoatodasmispreguntas—dijoBonnie—.¿Quépasaconloshombresquevayaneneltren?

—Deacuerdo—dijoHayduke—,esaeslapartequemásgustaráalospacifistas.Esostrenesdecarbónsonautomáticos.Nollevantripulación.Nohaynadieabordo.

Unapausa.—¿Estascompletamentesegurodeeso?—preguntóDoc.—Leolosperiódicos.—¿Yhasleídoesoenunperiódico?—Oye, la compañía lleva un año jactándose de cómo funcionan sus trenes.

Computerizados.Ni unamanohumana en los controles.El primer tren automáticocienporciendelmundoentero.

—¿Nollevanniunvigilanteabordo?Haydukeseimpacientaba.—Puedequelohubiera,unvigilanteenlacabinadelpiloto—dijo—.Peroyano.

Llevanoperandomásdeunañosinunsoloaltercado.Hastaquellegamosnosotros.Unapausa.—Nomegusta—dijoSmith.—Diossanto,esquetendremosqueplanearlotododesdeelprincipiootravez.Silencio.Unchotacabrasempezóacanturrearenlacopadeunpino.—Sabes lo que me gustaría —dijo Bonnie—. Me gustaría tener un cono de

heladoBaskinsRobbinscondobleextradecarameloynuecesahoramismo.—¿Ysabesquémegustaríaamí?—dijoDocSarvis—.Megustaría…—Ya,ya,losabemos—dijoBonnie.—Claro.Loimagináis.Conbracketsensusdientes,agachándoseaporlavainilla

francesa,oporlaframbuesasilvestre.—Nada esmás predecible que un libertino senil.Nadamás fácil de reconocer.

Siempreseolvidandecerrarselabragueta.Unapausasignificativa.Treshombres,enlaoscuridad,bajolamesadepicnic,tocándosefurtivamentela

parte delantera de sus pantalones. Después se oyó el sonido de una cremalleracerrándose.

Delaplazaocupadamáscercanaenelcampamento—habíaotrastresvacíasenmedio— llegaba el sonido de un hacha ejercitándose. Y el canto del pájaro en elárbol.

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—Unacosamás,machotesmíos,yestaesseria—lesdijoBonnie—.Ylacosaes,¿qué puto sentido puede tener, en el nombre de la santísima madre de nuestrojodidísimo señor Jesucristo, el hecho de volar un puente y cargarnos un tren decarbón si nosotros no estaremos allí para ver cómo sucede? ¿Eh? Respondedmealgunodevosotros,geniosdelvalle.

—Biendicho—dijoDocSarvis.

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—D

13.Duetos

oc —dijo Seldom Seen Smith—, lo que me gustaría saber,confidencialmente,es:¿quésabesexactamentedeestechavalHayduke?

—Nomásdeloquesabestú.—Parece un tipo duro,Doc.Quiere cargarse todo lo que está al alcance de su

vista. ¿Crees que puede ser uno de esos —no sé si se les llama así— agentesprovocadores?

Docloconsideróuninstante.—Seldom —le dijo—, podemos confiar en George. Es honesto. —Hizo una

pausa—.Hablacomohablaporque…bueno,porqueestácomidoporlaira.Georgeestáquemado,peroquemadodelmodocorrecto.Lenecesitamos,Seldom.

Smithlediovueltaaesaspalabras.Luego,avergonzado,dijo:—Doc,nomeimportadecirtequetambiénmehagolamismapreguntaacercade

ti.Eresmayorquetodoslosdemásyalavistaestáqueeresmuchomásricoyencimaeresdoctor.Nosesuponequelosdoctoresactúencomotúlohaces.

DocSarvisvolvióameditarlo.Ydespuésdemeditarlodijo:

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—Nopises laCryptantha. Tiene un tallo espinoso.—Se detuvo para echar unvistazomásdetenido:Arizonica.

—Arizonica—dijoSmith.Ysiguieronadelante.—Encuantoa tupregunta:hevistomucho tejidomaltrechoenelmicroscopio.

Todasesasprimitivascélulasde sangremultiplicándosecomounaplaga.Plaquetascarcomidas. Jóvenes criaturas en la flor de la edad, comoHayduke, comoBonnie,sangrandohastamorirsesinunasolaherida.Leucemiaagudaenaumento.Cáncerdepulmón.Creoqueelmalestáenlacomida,enelruido,enlamultitud,enelestrés,enel agua, en el aire. He visto demasiado de todo eso, Seldom. Y va a ir a peor sipermitimosquesiganconsusplanes.Esassonmisrazones.

—¿Poresoestásaquí?—Exactamente.

HaydukeaAbbzug:—¿QuémedicesdeSmith?—¿Quélepasa?—¿Cómoesquesiemprequiereecharabajomisplanes?—¿Tusplanes?¿Cómoquetusplanes?,arroganteegocéntrico,cabezadechorlito.

¡Tusplanes!¡Quépasaconlosdemás!—Noestoysegurodepoderconfiarenél.—Asíquenotefíasdeél.Escúchamebien,Hayduke,eslaúnicapersonadecente

enestegrupodeenfermos.Esdehechoelúnicodeaquíenelquepuedoconfiar.—¿QuémedicesdeDoc?—Doc es un niño chico.Un completo ingenuo.Está convencido de que forma

partedeunaespeciedecruzada.Haydukelamirósevero.—Yloestamos.¿Quéotracosasino?¿Porquéestástúaquí,Bonnie?—Eslaprimeravezquemellamasporminombredepila.—Polladas.—Esverdad.Eslaprimeravez.—Bueno,mierda,tratarédesermáscuidadosoenelfuturo.—Siesquelohay.—Sí,joder,siesquelohay.

—Todavíacreoquedeberíamoslibrarnosdeestarompecojonesdetía.—Estás loco, George, ella es lo único que hace que esta locura de críos

comunistasseconviertadeverasenunasuntodehombresdeverdad.—Losdosestánlocos,Doc.

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—Vale,vale.—Sonunpardefrikis.Anacrónicos.Excéntricos.Pirados.Tocapelotas.—Bueno,bueno,sonbuenoschavales.Unpocoraros,perobuenoschicos.Mira

alcapitánSmith,fuerteyrobusto,sólidocomoun…comoun…—Cagaderopúblico.—EncuantoaHayduke,todofuegoypasión,unapsicopatíamuysaludable.—Sí,elmonstruodelLagodeAguasResiduales.—Losé,losé,Bonnie,perotenemosqueserpacientesconellos,probablemente

sonlosúnicosamigosquetenemos.—Conamigosasí,quiénnecesitaunenema.—Biendicho.Pero tenemosquehacerleentenderquenosotrosnosomoscomo

losdemás.—Sí,estoyseguradequeesoyalohaescuchadoantes.¿Yencuantoalcapitán

Smith?—Buentipo,delomejor,unejemplodeloqueesungranamericano.—Unpocoracistalotuyo,¿no?Espelirrojo,rural,unpredicadormormón.—Losmejoreshombrescrecenenlascolinas.Déjamemejoraresteapotegma:los

mejoreshombres,comolomejoresvinos,secríanenlascolinas.—Yademássexista.¿Dedóndevienenlasmejoresmujeres?—DeDios.—Vayamierda.—VienendelBronx.Nolosé,supongoquevienendelaalcobaydelacocina.No

losé.Quiénsabe.Quémásdará.Estoycansadodeesaviejadisputa.—Puesharásbienenacostumbrarte.Vamosaestarcercaunbuenrato.—Bonnie,mipequeñayduranuez,nosabescómomealegraoíreso.Esmejorun

mundofríoyamargojuntoaunamujerqueelParaísolejosdeella.Datelavuelta.—Esoesexactamentealoquemerefiero.—Datelavuelta.—Vetealdiablo,datelavueltatú.—Havueltoelsátiro.—Elsátiroselapuedemenearenlaluna.—Vamos,Bonnie.—Doc,vasatenerquecambiardepostura.—¿Quieresdecirquehayotrapostura?—No,noesesoloquequierodecir.¿Esquenomeescuchasnunca?—Siempreteescucho.—¿Yquétehedicho?—Algoquesiempremedices.—Yaveo.Doc,tengoalgoimportantequedecirte.

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—Noestoysegurodequererescucharlo.

—Seldom,eresunputobuencocinero.Peroporamordelcielo,nopodríasecharalgodejodidacarneenlasjodidasjudías.

—George, las judías son un alimento básico. ¿Qué pasa, tienes delicado elestómago?Puessino,callaycómetelasjudías.

—Cuándoinventaránunasjudíasquenodengases.—Estánenello.

—Pero ellos lo tienen todo. Tienen la organización y el control, tienen lascomunicaciones y el ejército y la policía y la policía secreta. Tienen grandesmáquinas. Tienen la ley, y drogas y cárceles, y tribunales y jueces y celdas. Sondemasiadofuertes.Ynosotrosmuypequeños.

—Sondinosaurios.Dinosauriosdehierro.Notienenlamenorposibilidadcontranosotros.

—Somoscuatro.Elloscuatromillones,contandolaFuerzaAérea.¿Tevalecomorespuesta?

—Bonnie, ¿es que crees que estamos solos? Apuesto, escucha lo que te digo,apuestoqueahífuera,enlaoscuridad,haytiposqueestánhaciendoexactamentelomismoquehacemosnosotros,portodoelpaís,peñasdedosotreschavalesqueestánenlalucha.

—¿Terefieresaunmovimientonacionalbienorganizado?—No, nada de eso. Nada de organización. Ninguno de nosotros conocemos a

ningunode losde lasdemáspequeñasbandas.Por esonopodemosdetenernos losunosalosotros.

—¿Yporquénuncahemosoídohablardeellos?—Porelfactorsorpresa,poreso,nadiequierequelavozempieceacircular.—Habló el exBoinaVerde.Y dimeHayduke, ¿cómo sabemos que no eres un

infiltrado?—Nolosabéis.—¿Yloeres?—Puede.—¿Ycómosabesqueyonolosoy?—Teheobservado.—Supónqueteequivocas.—Poresollevoestecuchillo.—¿Tegustaríabesarme?—Joder,sí.

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—¿Ybien?—¿Sí?—¿Aquéestásesperando?—Bueno,mierda…EreslamujerdeDoc.—Yunamierda.Yosoymipropiamujer.—¿Sí?Bueno,nosé.—Puesyosílosé,asíquebésame,feobastardo.—¿Sí?Supongoquemejorno.—¿Porquéno?—PrimerotengoquehablarloconDoc.—Puedesirtealcarajo,George.—Yaheestadoallíantes.—Eresuncobarde.—Soyuncobarde.—Tuviste tu oportunidad, George, y la desaprovechaste. Así que ahora vas a

sudarla.—¿Asudar?Enmividahesudadoyoporunamujer.Enmividaheconocidoa

una mujer por la que merezca la pena meterse en problemas. Hay un montón dejodidascosasmásimportantesquelasmujeres,nosésilosabes.

—Sinofueseporlasmujeresnisiquieraexistirías.—Nodigoqueno seáis útiles.Digoquehay cosasmás importantes.Como las

pistolas.Comounabuenallavedinamométrica.Comouncabrestantequefuncione.—Diossanto,unbuenmontóndecosas,sí.Estoyrodeadadeauténticosidiotas.

Los tres quieren ser cowboys. Cerdos del siglo XIX. Anacronismos del XVIII.Proscritos del XVII. Absolutamente superados. Completamente fuera de la época.Fueradelugar,fueradetodo.Estásobsoleto,Hayduke.

—Comouna regulaciónde lasválvulasbienhecha.Comoundecente—bueno,quierodecir—,comounbuenperrodecaza,comounacabañaenelbosquedondeunhombrepuedahacerpisdesdeelporche—esperaunmomento—,dondeunhombrepuedameardesdeelporchedelanterosiemprequeporDiossantoéllonecesite.

—Completamentesuperado,superadoporcompleto.Hayduke dejó de pensar en cosas indispensables, incapaz de encontrar más

símiles.Abbzuglededicósusonrisaespecial,lasonrisadedesprecio.—LaHistoriahapasadodeti,Hayduke.Conungolpedesupreciosamelenalediolaespalda.Aplastadoymudo,élmiró

cómosealejaba.Más tarde, metiéndose en su grasiento saco de pedos bajo la fiera luz de las

estrellas,seleocurrió(demasiadotarde)laréplicacorrecta:Loqueestásuperadohoy

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mañanapuedeserinsuperable,nena.

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H14.Trabajandoenelferrocarril

aydukesemovíaconprecauciónenlaoscuridad,enlaluzdeapagadoazul.—Todo el mundo en pie, vamos, todo el mundo arriba, guárdense las

pollasypónganseloscalcetines.Movedelculo,enpie…Laviejalunacolgabaeneloeste.—Diossanto,estehombreestaloco—pensóella—.Realmenteesunpsicópata.—¿Quéhoraes?—murmuróalguien,Docmetidoensusacodedormir.—Las cuatro según las estrellas —respondió Hayduke—. Una hora para el

amanecer.Ellasediolavueltayabriólosojos.VioalcapitánSmithacuclilladojuntoala

cocina de acampada Coleman, sintió el crepitar de las salchichas en la sartén, elaromadelcafédelcowboy.

Hayduke, conuna tazahumeante enunamano, estabadándole con lapuntadehierrodesubotadeescalarenelhombroaDoc:

—Vamos,Doc,mueveelculo.—Déjaloenpaz—ledijoella—,yameocupoyo.

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Bonniesesaliódesupropiosaco,sepusolospantalonesylasbotas,sellegóalsacodeDoc.Bienenvuelto en su lujoso sacodeplumasdeoca (quepodíaquedarunido mediante una cremallera al de Bonnie para formar un saco de matrimonio,aunqueestaveznolohabíanhechoasí)noparecíatenerlamásmínimaintencióndelevantarse,deafrontarlarealidad.Bonniesabíaporqué.

Abriólacapuchadenylondelsaco.Éllamiróaellaalaluzdelasestrellas.Losojos inyectados en sangre parecían más pequeños y opacos sin el amparo de losvidriosdelasgafas.Lanarizhabíaperdidosubrillo.Peroaunasísonreía.

Ella posó un beso cariñoso en sus labios, le pellizcó la nariz, le dio unmordisquitoenellóbulodeunaoreja.

—Vamos,Doc,tequieroaún,noseastonto,tequerrésiempre,supongo.¿Cómopodríadejardehacerlo?

—Todaniñitanecesitadeunpapá.Suspalabrassetransformaronenvaporenelairegélido.Sacóunodesusbrazos

delsacoylaabrazó.Consciente de que Hayduke y Smith los estaban mirando, ella le devolvió el

abrazoylevolvióabesar.—Levántateya,Doc—lesusurróaloído—,nopodemosvolarningúnpuentesin

ti.Saliópor findel saco,gateando lenta,pesada, torpemente, sosteniendoconuna

manounagranerección.—Sería una vergüenza desaprovechar esto —dijo. Se puso en pie al fin,

balanceándose un poco sobre sus ancas, un abultado oso hecho hombre encalzoncillostérmicos.

—Mástarde.—Puedequenohayaunmástarde.—Oh,vengaya.Pontelospantalones.—Unavezmásenvuestrospantalones,amigos—losencontró,selospuso,yfue

aorinar,descalzosobrelaarenafría.Bonniesorbiósucaféenlamesadepicnic,conescalofríos a pesar de que llevaba puesto el suéter. Hayduke y Smith estabanocupadosvolviendoacargarelvehículo,acomodandoelequipajeylacarga.Elplan,demomento,parecíanecesitarquetantolafurgonadeDoccomoeljeepdeHaydukesedesplazaranallugardelobjetivo.LacamionetadeSmithsequedaríaallí,cargadaylista.

El capitán Smith, el viejo Seldom Seen, no parecía el mismo tipo jovial desiempre. Parecía pensativo, con una expresión tras la que resultaba difícilreconocerle.PeroBonnieloconocía:sabíaaquésedebía.ComoDoc,Smithtendíaapadecerescrúpulos.Esonoresultabademasiadoútilentrabajoscomoelqueibanallevar a cabo. Bonnie quería estar cerca de él, como había hecho con Doc, y

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susurrarlealoídoparatranquilizarlo.EncuantoaGeorgeHayduke,aBonnielebastabamiraraesegorilapeludopara

que se le revolviese el estómago. Treinta minutos más tarde ella iba alegre,conduciendo en la oscuridad con Doc y Smith a su lado, y consciente de queHayduke,ensujeep,estabasiguiéndolos,comiéndosesuesteladepolvo.

Echóunvistazoalfirmamentoadelantandolacarahastaelvolanteparaverunaestrella, sola y brillante, sobre el terciopelo violeta del sudeste. Las palabras lellegarondeningúnsitio:«Quéextrañoelvalorquemedas,estrellasolitaria».

—TomaelcrucedondedigaKaibito—dijoSmith.Lohizo.Tomaronlanuevavíade asfalto a ochenta por hora, dejando bastante atrás él jeep deHayduke. Sólo lasluces amarillas de sus faros disminuyéndose, vistos por el espejo retrovisor, lesavisabandesupresencia.Prontoloperderían.Estabansolosalascincodelamañanaenunaautovíadeldesierto,dirigiéndosealoesteatravésdelaoscuridad.

No tenemos por qué hacerlo, pensó ella. Podríamos escapar de ese lunático deatrás,volveraunavidadecente,respetuosaconlaleyyconalgúntipodefuturo.Elviento soplaba suavemente: el gran auto perforaba silenciosamente el telón de lanoche,guiadoporlacuádrupleluzdesuspotentesfaros.Trasellos,sobreelbordedeBlackMesa,aparecióelprimervestigioopalescentedelamanecer,anunciadoporeldeslizamiento de un meteoro que caía entre llamas y vapor a través de un cielofatídico.

Siguieron adelante, en dirección a sus problemas. Las luces del tablero deinstrumentosiluminabantresrostrossomnolientosysolemnes:lacaratorvadeDoc,pensóella,barbuda,conlosojosrojosylafrentellenadearrugas;lacaradeSeldomSeenSmith,domésticamentehogareñaeincorregiblementebucólica,ylamíapropiaenestosperfiles trèsélégants, laclásicagrandezaquesuelesacara loshombresdequicio.Sí,seguro.

—Todo recto de nuevo, querida, unamillamás—murmuró Smith—. Cuidadoconaquelloscaballos.

—¿Caballos?¿Quécaballos?Frenazo. La estridencia de los neumáticos. Dos toneladas de armadura férrea,

carneydinamita zigzagueandocomouna sombra enel asfaltopara esquivar aunamanada de ponis. Asombrados ojos grandes brillaban en la oscuridad: ponis decamuflaje, puras sangres indios desnutridos que pastaban en la poca hierba, entrelatasymatojosdeconejo.

Docsuspiró,Smithsequejó.—Esperonohaberasustadoanadie—dijoella.—Joderno—dijoSmith—sólosemehasubidoelagujerodelculoalestómago,

esoestodo.—Esquenovesaesosanimaleshastaquelostienesencima—explicóella.

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—Eso es—dijo Smith—, quizá por eso han puesto en las últimas dos millastantasseñalesdeAtenciónalosAnimalesenlasPróximasVeinteMillas.

—Estoyconduciendobastantebien—dijoella.—Malditos salvajes pieles rojas —dijo Doc—. Demasiado tacaños para hacer

gastoenvallas.¿Porquétenemosquepagarlessubvenciones?Nopuedesesperarqueesosaborígeneshagannadaaderechas.

—Eso es —dijo Smith—. Tuerce allí, en ese camino de arena donde pone«Shonto,35millas».

Cogieron por el camino de arena cuyo piso era como el de una tabla de lavar.Diminutas luces azules aparecían en el horizonte: las vías del ferrocarril todoautomatizadoeléctricamentedeBM&LP.

La oscuridad aún los rodeaba. No podían ver mucho pero la carretera seguía,rodeadadematojos,unaspocasestrellasylaslucesazules.Algoparecidoauntúnelaparecióanteellos.

—Bueno, esas son las vías. Enseguida que cruces el paso a nivel, gira a laizquierda.

Esoesloquehizo,dejólacarreteradeShontoysemetióporunsenderoarenoso.—Pisaafondo,aquílaarenaesprofunda—dijoSmith.El auto gimió, las ruedas giraron velozmente resbalando y hundiéndose en la

arena, salpicando arena al avanzar costosamente, olas de arena que acababan a lospiesdeloscactusydelamaleza.

—Bien hecho, querida—dijo Smith—. Sigue así todo lo que puedas, eso es,ahora allá delante, ¿ves aquella bifurcación?, para allí, desde allí es desde dondetenemosqueempezaracaminar.

Lohizo.Apagólasluces,callóelmotor(unoloramotorrecalentadoenelaire)se bajaron y contemplaron el amanecer arrojándose sobre ellos, iluminadas nubesvioletasqueseelevabaneneleste.

—¿Dóndeestamos?—Aunamilladelpuente.Señalamosestepuntoelotrodía.Elautoquedafuera

delavistadelasvíasdeltrenynohayunachabolaencincomillas.Nohaynadieporlosalrededoressalvolasratascanguroyloslagartosdedesierto.

Pausa. En el silencio del desierto, bajo el cielo aún tachonado de estrellas ytintado con los rayos del sol inminente, se miraron—tres pequeños y temerososmortales— los unos a los otros. El monstruo aún no había aparecido. Todavíaquedabatiempoparaunareflexiónsobria,ordenada,decorosa,sana,todaslascosasbuenasydecentes,¡porelamordeCristo!

Se observaron unos a otros, sonrisas temblorosas en sus labios. Cada cualesperaba que alguno de los otros dijese algo sensato. Pero ninguno quiso ser elprimero.

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DocSarvissonrióampliamenteyabriódeparenparsusgordosbrazos.—Abrazo,compañeros[14].Venidamí.Seleacercaronyfueronabrazadosambos—laexiliadajudía,elmormónparia—

poraquellosvastostentáculosepiscopalianoslibertariosanarcosindicalistas.—Arriba ese ánimo—le susurró—.Vamos a enfrentarnos al PoderEléctrico y

vamosadestrozarlelaszarpas.Seremoshéroesyalcanzaremoslagloria.Ellaseapoyócontrasuinmensopechocaliente:—Sí—ledijo,luchandocontraelfríoyelmiedo—,estásenlocierto.—¿Porquécojonesno?—dijoelcapitánSmith.Atrabajar.SmithySarvisllevaroncadaunounacargadelmejorDuPontsobre

sus hombros y se dirigieron al oeste por la arena. Bonnie los seguía con lascantimploras,elpicoylapala,tocadaporelsombrerodealaanchadelaGarbo.

Dealgúnrecododelaoscuridad,sobreladuna,lesllegóellamentodeljeepdeldemonioquelesseguía.Losalcanzócercadelpuente.

—¡CamaradasYa-ta-Hay!Sonriendo como un chiquillo en la noche de Halloween, Hayduke se unió al

grupo.Llevabatodolonecesario:loscargadores,bobinasdecable,eldetonador(DuPont número 50, el más fiable caballo ganador, con la manivela que había queempujar hacia abajo).Moviéndosepesadamente sobre la arena a la luz crepusculardelamanecer,sedetuvodondelosdemássehabíandetenidoyloscuatrosequedaronmirandosuprimerobjetivo.

Elpuenteteníaunaestructuramuybásica,cuarentapiesdelargo,consoportesdeacerorevestidodecemento,apoyadoenunadelasparedesdelcañónporunodesusextremos:desdeelpuentehabíaunsaltodeunosdoscientospies.Abajo,enelfríoyla oscuridad del fondo, entre las rocas esparcidas y sobre las esponjosas arenasmovedizas,unmanchóndeaguabrillabacomounalata,reflejandolosrayosúltimosdelasestrellas.Allícrecíanunossauces,unosálamosraquíticosyunasmelenasdehierbajosyberros.Nadasemovíaalláabajo,ningúnsignodevidaanimal,aunqueelhedordelasovejasresultabainconfundible.

Másalládelpuentelasvíashacíanunacurvadesapareciendodelavistaatravésdeunprofundocorteenlacresta.Desdeallílabandaapenaspodíavermediamilladecaminoenaquelladirección.

—Bueno, mirones—dijo Hayduke—. Bonnie, te subes a aquel bancal—y loseñaló—,enelotrolado,llévateestosbinoculares.Doc…

Bonniedijo:—Dijistequeeltrennollegaríahastalasocho.—Aha, eso es, ¿pero has pensado en eso?Puede que un equipo de la empresa

vayadelanteconunavagoneta,ruidososhijosdeputa,pordelantedeltren,vigilando,¿no?Tendremosqueavistarlos,asíqueallátesubes,ynoteduermas.Doc,¿porqué

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notevastúhaciaelotroladoyteacomodasagustobajouncedro?ElcapitánSmithyyonosocuparemosdeltrabajosucio.

—Siempreostocaavosotroseltrabajosucio—mascullóBonnie.Haydukesonriócomounpuma.—Noempiecesalamentarte,Abbzug.Tengoparatipreparadaunatareaespecial,

malditasea,aquíenmisbrazos.—Pusoenelsueloeldetonador.—¿Por qué estaremos haciendo esto? —preguntó algo. No fue Doc. No fue

Smith.—Noteolvidesdelosspraysdepintura—éllealcanzólaslatas.—¿Porqué?—preguntóelladenuevo.—Porque—explicópacientementeHaydukeunavezmás—,porquealguientiene

quehacerlo.Esaeslarazón.Silencio.Elsolsiguiósucurso.Doc se dirigió a su colina, dejando huellas en la arena de la duna como si

estuviesecaminandoporlanieve.Bonnietrepóelalambradopúblicoysedirigióconsusspraysalasvigasdelpuente,ensutrayectohaciaelotrolado.

HaydukeySmithsequedaronescuchandoelsilenciodelamañana.Vieroncómocrecía la intensidad de la luz por la parte oriental del cielo.Un lagarto se escurrióentrelamalezadeunroblecercano,elúnicosonido.Cuandolosotrosdosalcanzaronsus posiciones y emitieron sus señales,Hayduke y Smith cogieron tenazas, pico ypala,ysefueronatrabajar.Habiendoinspeccionadoelobjetivodosdíasantes,teníanunaideabastanteclaradeloqueteníanquehacer.

Primero cortaron la alambrada. Luego cavaron en la piedra acumulada bajo latraviesamáscercanaalpuente,porel ladoporelqueestabaprevistoquevinieraeltren.Cuando consiguieron tener un agujero en el que cabía una caja demanzanas,Haydukeconsultósuguíadeinstruccióndedemoliciones(GTA1-10-9),unejemplarmanejable, de bolsillo, envuelto en plástico que se había traído,material curricularprevio,delasFuerzasEspeciales.Revisólafórmula:unkiloesiguala2,20libras,siqueremostrescargasde1,25kilosnecesitamostreslibrasporcadacargaparairsobreseguro.

—ValeSeldom—dijo—, laexcavaciónyaessuficientementegrande,cavaotracincotraviesasmásallá.Yometerélacargaaquí.

Haydukebajódelazonaderaíles,devueltaalascajasqueesperabanenladuna.Abrió la primera de ellas —Du Pont normal, 60 por ciento de nitroglicerina,velocidadde18.200piespor segundo,acción rápida—.Retiró seiscartuchos,unospalosentubadosdeochopulgadasdelargoyochoonzasdepeso,envueltosenpapelvegetal. Practicó un agujero en uno con el mango —material aislante— de sustenazas, e insertó una carga explosiva (eléctrica) en el agujero, y luego anudó loshilosdelapartebajadelacápsula.Luegouniólosseistubosenunracimo,dejando

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enelcentroelprimercartucho.Lacargaestabalista.Lacolocósolemnementeenelagujerobajolaprimeratraviesa,agregandoelcabledeconexiónalapartebaja(todoslos cables aislados) y volvió a llenar el agujero con las piedras, cubriéndolo,escondiendo la carga. Sólo los cables estaban a la intemperie, enroscados en susfundasrojasyamarillas,brillandoenellechodelasvías.Losfuemetiendobajolosraílesdondesólounobservadoratentoquefueraapiepodríadescubrirlos.

Miró a los vigías. Bonnie seguía en la parte occidental del puente,mirando lacurvadelasvíashaciaoesteynorte.Élmiróaleste,dondeDocestabaapoyadoeneltronco del cedro encima del bancal, fumándose su cigarro, y asintiendo contranquilidad.Tododespejado.

Haydukepreparó la segundacarga talycomohabíahechocon laprimera,y lallevóhastaelsegundoagujeroqueSeldomSeenyahabíaterminado.Juntoshicieronelterceragujero,dieztraviesasmásalládelpuente.

—¿Porquénonoslimitamosavolarelpuente?—dijoSmith.—Lo haremos—dijo Hayduke—. Pero los puentes son difíciles, lleva mucho

tiempo,unmontóndeenergía.Creoqueloquenosconvieneesasegurarlodeltrenprimero.

—¿Eltrenvienedeallí?—Eso es. Baja la colina desde Black Mesa, cargado con el carbón. Ochenta

vagones con cien toneladas cada uno. Volamos el camino justo delante de lalocomotoraytodalacargasevadondelaslatasalfondodelcañón,conelpuenteosinél.

—¿Todaella?—Probablemente.Porlomenosnosaseguramosdecargarnoselmotor,esoeslo

más caro.Eso les joderábastante, a laPacificGas andElectric, a laviejaArizonaPublic Service, van a quedarmuy jodidos. Nuestro nombre serámaldecido en loscircuitoseléctricos.

—Eseesunbuennombreparasuscircuitos.El sol se elevó, un perfecto asterisco de fuego. Hayduke y Smith estaban ya

sudando.Terceragujeroterminado.Haydukeseencargódecolocarlaterceracarga,de cubrirla y esconderla. Un momento de descanso, se sonrieron el uno al otro,blancassonrisassobrerostrossudorosos.

—¿Quécoñotehacesonreírahora,Seldom?—Estoycagadodemiedo.Ytú¿dequécoñoteríestú?—Porlomismo,compadre[15].¿Nohasoídounalechuza?LacaradeBonnieAbbzugsehabíagiradoendirecciónaellos,movíalosbrazos.

DocSarvistambiénhabíahechosaltarlaalarma.—Deponedlasarmas.Todoelmundofuera.HaydukecolocóelcableadodelaterceracargafueradelavistamientrasSmith

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acarreaba pala y pico hacia las dunas. Hayduke revisó su trabajo, buscando algúnfallo, pero todoparecíaperfectamenteoculto.Cargócon susherramientas, dejandohuellas de grasa por todas partes. No podían ayudarle. Se echó al suelo y esperó,aguzandoeloídohastaescucharelzumbidodeunautoeléctricoquellegabapor lagrada. Hayduke echó un vistazo, vio la cabina amarilla sobre ruedas, ventanasabiertas, tres hombres sentados dentro, uno de ellos estaba asomado revisando losraíles.

BonnieyDocsehabíanagazapadotrasunosarbustos.Bonnie,conelvientreenlaarena,vioel auto ir en sudirección, cruzandoelpuente, sedetuvoenmitaddelpuenteunmomentoyreemprendiólamarchadenuevopasandoporelprofundocorteque había bajo ella (sonidos de risas) y tomando la curva, arrancando chispaseléctricas de las vías de la intersección, hasta que elmotor se fue apagando en elsilencio,fueradesuvista,fueradesuoído.Sehabíanido.

La tripulación de los de lamáquina se había detenido en el puente, ella se diocuentaenseguida,almirarlosgraffitideestiloart-nouveauquehabíaestampadoenel cemento de los pilares, escritura decorativa en letras rojas y negras que decían:«CUSTERLLEVAUNACAMISADEFLECHA.PODERROJO».

Ellasedesabotonóelsuétercuandoelsolempezóaapretar,sepusolasgafasdesolyseajustósuenormesombrero.Garboenelturnodeguardia.VioqueHaydukesalía de la zona oculta, llevando algo que parecía un gran carrete de metal.Rechonchoypoderosoparecíamásquenuncaunmonoantropoide.Darwinllevabarazón. SeldomSeen Smith se le unió, delgado y alto.Mutación: la vastedad de lapiscina genética, las infinitas variables de combinación y permutación. ¿Quién, sepreguntóvagamente,seráelpadredemishijos?Novioenlasproximidadesningúncandidatoapetecible.

VioaHaydukearrodilladosobrelasvías,vioelresplandorfulgurantedelahojade su cuchillo en su mano, lo vio cortar y armar la conexión de los cablesdesenvainados. Hayduke empalmaba las puntas de los cables de las cápsulasexplosivas al cableado de ignición, creando un circuito cerrado con cuatro cargasindependientes. Luego procedió a desenrollar el cable de alimentación desde elpuente,alolargodelcañónhastaalgúnlugarlosuficientementelejanodelpuntodeexplosión,trasunaroca.Dejóallílabobinaysiguióelcaminodeloscablesdevueltaalasvías,paraocultarlosalavista—alavistadecualquieraquevinieradeleste—.Enlasvíasfueescondiendoloscablesexpuestos,atándolosa laparte interiordelabarandilla.

EllaloviohablandoconSmith,vioqueSmithlegolpeabasinmuchafuerzalascostillas, vio cómo se agarraban de los hombros, como dos luchadores de sumo.Habíaalgoenlamaneraqueteníandesonreírseunoalotro,enlamaneraenquesetrataban,quelaofendíayleresultabainsoportable.Todosloshombres,decorazón,

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pensóella,odeberíadecirdeculo,sonenelfondounosmaricas.Elmodoenquelosjugadores de baloncesto se palmean el culo los unos a los otros, corriendo por elcampo o cuando se agrupan en los tiempos muertos. El quarterback griego y elcentralnervioso.Mariconescomopalomoscojos.Aunqueporsupuestoningunodeellos iba a tener nunca la decencia, la honestidad o el valor de admitirlo. Y porsupuesto que todos ellos harían piña contra las mujeres. Cerdos. ¿Quién losnecesitaba?Miróatentamentealosdospatanesdealláabajo,examinándolosunoporuno.Unpardepayasos.Másmariconesquelasalmejas.AlmenosDocteníaalgodedignidad.Nodemasiada.Ypor cierto, ¿dóndeestabaDoc?Ella lobuscó, lobuscóbastanterato,hastaqueporfindioconélalasombradeunárbol,lacabezagacha,dormido de pie. Jesucristo, pensó ella, esto de ser anarquista criminal es unaburrimiento.

Sunombresurgióalaluzdelsol.Rostrosquelamiraban.Esetemblorbisilábicoalzándoseenelaire,esparciéndose:¡Bonnie!

Hayduke,DocyBonniereunidosentornoalabobinadelcable.Smithtrababaenel puente. Hayduke cortaba los cablesmientras Doc y Bonniemiraban, había quepelardospulgadasdeplásticoaislantedelosbrillanteshilosdecobre.

—Estoscabrones—explicaba—.Vanaquí—loscolocóenlasdosterminalesdeldetonador—.Estepequeñocabrón—llevóelextremode loscableshaciaelmangodeldetonador—,vanaquí,así—losenrollóhastaelfinal—.Cuandoloscablesesténconectados a las terminales y tú aprietes fuerte, tan fuerte como puedas, no temascargarte la máquina, no vas a cargártela, sólo trata de llevar la manivela hasta elfondo del todo, enviarás una corriente a través del circuito, y ese jugo pondrá enmarcha las cápsulas. Las cápsulas detonarán a los cebadores y los cebadoresdetonaránlascápsulasy,bueno,yaloverás.Perotienesqueapretarfuerte,hastaelfondo,comosiestuvierasarrancandodelaparedunteléfonopasadodemoda.Sinoempujaslosuficientementefuertenoestarásenviandoningunaseñal.

MiróaBonnie.—¿Meestásescuchando,Abbzug?—Sí,Hayduke,teestoyescuchando.—¿Quéhedicho?—Oye,Hayduke,tengounmásterenliteraturafrancesa.Nuncameexpulsaronde

la universidad como a alguna gente de por aquí cuyos nombres podríamencionaraunquenovoyamencionarlos,aunqueellosestuvieranatirodepiedra.

—Valepues,inténtalo—desatornillólascápsulasdelosterminalesdelamáquinay puso las yemas de los dedos en su lugar—.Vamos, aprieta todo lo que puedas,dameunadescarga.

Bonniecogiólamanivelayempujóhaciaabajo,hastaquelamanivelallegóhastalacajademadera.

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—Hesentidounhormigueo—dijoHayduke—.Unhormigueosólo.Inténtalodenuevo.Golpeahaciaabajo,hastaelfondo.

Ellasubiólamanivela,tomóaireyempujóhaciaabajo.Cuandolamanivelallegóa la caja la mano de Hayduke se retiró de inmediato expulsada por un galvánicoreflejo.

—Eso está mejor. Lo he sentido esta vez. Vale, Bonnie, ¿estás segura de quequieresserlaartificieradeestaoperación?

—Alguientienequehacerlo.—Doc puede quedarse aquí, comprobar que todo va bien, ayudarte. Yo estaré

dondepuedavercómollegaeltren.Cuandoestéenelpuntojustoteharéunaseñal,así—elevóunbrazoysequedóquieto—.Cuandoalceelbrazotecolocassobrelamaniveladeldetonador.Nodejesdemirarme.Cuandobajeelbrazo—entoncesdejócaerelbrazo—,empujashaciaabajo,¡fuerte!

—¿Yentoncesqué?—Entonces nos iremos cagando leches de aquí. Tú y Doc os montáis en la

furgona, Smith y yo cogeremos el jeep. Tendremos que estar a una hora de aquícuandomandenlosaviones,asíqueduranteunahoraconducecomositepersiguierael demonio, entonces párate debajo de un árbol donde sea y espera que llegue latarde.CogelaviejacarreteraaShonto.EstanochenosencontramosenBetatakinparacelebrar nuestra victoria.Nimiréis los aviones del cielo. Las caras blancas se venperfectamente desde el aire. Os tenéis que comportar como si nada, mantened lacalma,sialguienosdirigelapalabrasoisturistas.Doc,túpontetusbermudas.

—Nolashetraído,George,peromelasarreglaré.—Y tú déjate puestas las gafas de sol, no dejes que los indios vean cualquier

perturbaciónenesamirada.—Tranquilo—dijo Bonnie—. ¿Dónde está el baño?—y desapareció rumbo a

unasdunas.Docparecíaabatidomientrasellasealejaba.—¿Algovamal?—preguntóHayduke.—Nada.—Parecesenfermo,Doc.Docsonrió,seencogiódehombros.—Unapequeñarosanegrameestácomplicandolavida.—¿Terefieresaella?¿Quieresquehablemosdeesoahora?—Quizámástarde—dijoDoc.Yregresóasupuestodevigilante.Hayduke se unió a Smith en el puente, trabajando con el pico y la pala en los

pilares.—Estoestrabajodeesclavos,George.—Lo sé —dijo Hayduke—. Necesitaríamos un martillo neumático y un

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compresor como tiene todo el mundo. Debemos estudiar mejor el proyecto.—Seapoyaronensusherramientasycontemplaronelresultadodesutrabajo.Parecía,enaquelmomento, que harían falta dos semanas de duro trabajo para cavar hoyos losuficientemente grandes entre los pilares y la pared del cañón. Hayduke decidióintentarunatácticamássimplesibienmenoscertera.

—Trataremos de cortar las vigas —dijo—. Justo allí donde están las juntas.Olvidémonos de los pilares, no tenemos tiempo—le echó un vistazo a su reloj—.Nosquedaaúnmediahorasieltrennovieneadelantado—miróarriba,dondeestabaDoc, sin novedad—. ¿Dónde estabaBonnie?, ¿de vuelta a lamáquina detonadora,practicando?¿Yquiénsabíacuántacorrienteparásita—ponteacalcularlo—podríacorrerporestos raíles?Todoeraeléctrico.Cincuentamilvoltiossobresuscabezas.Aire iónico. ¡Jesucristo! Deberíamos haber usado una combustión lenta. Perohubiéramosnecesitadodemástiempo.Sigamosconelplan.

Sabía que había dejado los cables del detonador desenganchados de éste, perohasta un niño podía volver a engancharlos, no digamos Bonnie. ¿Dónde se habíametidoesamalditamujer?

Nervios, nervios. Se subió a las vías y desconectó la conducción del cableadointerrumpiendo el circuito. Eso lo hizo sentir un poco mejor. Había tres vidashumanasenlosalrededores.Cuatrosicontabalasuyaylametíaenlacuenta.Tendríaque haberse encargado de todo aquello él solo, con Smith como máximo. Doc yBonnie,doscándidos…Haberlostraído,esehabíasidoelgranerror.

Eramejordarseprisa.—¿Cuántas?—leestabadiciendoSmith.¿Cuántas?Ahsí,lasvigas.Porlomenosdospiesdealtoenlared.Tendríanque

haber pensado en todo esto antes. Una pulgada de espesor. Lo consultó con sucuaderno:9,0libras.Lasbridasdeunpiedeanchoyde—bajócorriendodelpuenteylasmidióconlareglaqueveníaimpresaensucuaderno—setentayochopulgadasexactasdeespesor.Volvióaconsultarlatablaimpresa:9,0delaredmás8,0delasdosbridasdanun totalde17,0 librasdeTNT.Paracadaviga.Tenemos tresvigas.Eso significa una caja entera y algo más, o, vamos a ver, a menos que yo hayacalculadomalyhayametidolapataenalgunaparte,vamosaver,Smithestabaallíesperando,mirándolo,preocupado,Docpreocupado,ylatalAbbzugretozandoquiénsabe dónde, putamierda, debería haber usado un limitador de presión, 51,0 libras.TNT.Yundiezporcientodedinamita.Dinamitanormal.56,1.

—Mejorsitraemosdoscajas—dijo.Fueron a por ellas, las trajeron, las colocaron en el cemento bajo el puente.

Haydukerompiólacintadesellado,quitólatapadelacajayabriólaproteccióndepolietileno. Los cartuchos, elegantes y gruesos en sus envolturas de cera roja,cuidadosamenteempaquetados,102-106porcaja,parecían—sí,definitivamente—lo

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suficientementepotentes,sensiblesagolpesyfricciones,altamenteinflamables.LasmanosdeHayduketemblaronligeramentealsacarloscartuchos,enhaces,delacaja.Smithseocupódeabrirlaotracaja.

—Nomegustaesteasunto,George.—Yateirásacostumbrando—mintióHayduke.—Noestoysegurodequererhacerlo.—No te culpo por ello. Es peligroso acostumbrarse. Déjame fijar las cargas.

Puedestraertelasbolsasdeljeep.—Contólascargasdedinamita,treintaycuatroenunmanojo,másotroscincoparaquenofallaralasuerte,ylosliótodosjuntos.

—¿Québolsas?—Hay una docena de bolsas de yute en la parte de delante del jeep, bajo el

asientodel copiloto.Las llenaremosde arenapara tapar las cargas. ¿Dónde está lacajadecartuchos?

—Estáaquí,George—Smithselevantóydesapareció.Haydukepreparóelprimerpaquete,atándoloconunnudoenelcentro,luegolo

pegóa lavigadejandoque los extremosde los cablesquedasen sueltos.Preparóycolocó la segunday la tercera cargas.Luegounió a los extremosde los cables losextremosdeloscablesdeexplosión.Elcircuitodenuevosehabíacompletado,salvopor lasconexiones finalescon lamáquinadetonadora.Todas lascargasensusitio.Smithvolvióconlossacos.Losllenarondearenayocultaronlascargas.

—Listosparaexplotar—dijoHayduke.Bonniellegóhastaellos.Smithbajólavozparadecirle:—¿Estassegurodequequieresqueellaempujelamanivela?Haydukevaciló,echándoleunvistazoaBonnieantesdedevolverle lamiradaa

Smith.Sudaba,estabatemblandoporlafatigadelosnervios,mirabaaunoyaotro.Elolordesussobacosllenosdepelosenelaire.Elolordelmiedo.

—Seldom—dijo—,llamémosledemocracia.Smithelevólascejas.—¿Aquién?—Democracia.Yasabes…Participación.Tenemosquedarleunpapelenestoa

Bonnie.Smith lomiró sin estar seguro de entenderle. El sudor le hacía brillar la parte

superiordellabiodearriba.—Bueno—dijo—,nosé.—Complicidad —añadió Hayduke—. ¿Vale? No podemos arriesgarnos a que

hayaalguieninocenteentrenosotros,¿lopillas?SmithestudióaHayduke.—Noconfíasennadie,eh,colega.—Notodavía.Notanrápido.

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Abbzugllegóaelloscomolabrisa,elsombrerocolgadoenlaespalda,unhalodesoliluminándoledefrenteelcabellodecolorcaoba.

—Bueno,vamosallá,haytrabajoquehaceraquí.—¿Nollevasnadaenlacabeza?—lepreguntóHayduke.—Terefieresaesto—dijoAbbzugmostrándole laespalda,donde lecolgabael

sombrero.—¡Tucasco!—Nopierdas los estribosHayduke. ¿Qué tepasaa ti, quéeres,unaespeciede

paranoidemaniaco? ¿Cuándo fue la últimavez que fuiste al psiquiatra?Apuesto aquemipsiquiatralepuedealtuyo.

—¿Dóndeestá?—Nolosé.Smithsearrodilló,pusolasmanosylaorejaenunraíl.Vibracionessolemnesde

hierro.—Hayalgoqueestállegando,George,seguro,yalgobastantegrande.Un solitario ululato de lechuza les llamó.Miraron a la cresta del bancal donde

estaba la silueta de Doc recortada contra el sol de la mañana. Sus dos brazos sehabían extendido hacia arriba, las manos se movían como frenéticos pájaros. Losbinoculareslecolgabandelcuello,ydiolaalarma:

—¡Tren!—¿Lejos?—legritóHayduke.Docsepusolosbinoculares,reajustóelfocoyestudióelescenariodeleste.Bajó

losprismáticosdenuevo:—Cincomillasaproximadamente—gritó.—Vale,vamosallá.Tú—Hayduke ledijoaBonnie—,ponteestoen lamaldita

cabeza—le dio su propio casco.Ella se lo puso, le tapaba las orejas—.Vuelve aldetonador.Peronoseteocurratocarlohastaqueyonotedélaseñal.Ynotesalgasdeallíhastaqueyotedigaqueyaesseguro.

Ella lomiró atentamente, losojos lebrillabandepánicoy emoción,una cínicasonrisaenloslabios.

—¿Ybien?Notequedescomounpasmarote.Dale.—Vale,vale,vale,noteexcites.Ellasefuehaciaelbordedelcañón.En tanto Seldom estaba juntando todas las herramientas y cargando en sus

hombrosladinamitaquehabíasobrado.Lacajadecartuchos,lostrozosdecable,elrollo de cuerda, los alicates todavía estaban tirados en el hormigónbajo el puente,contraelpilardondeBonniehabíaescritoconspray,envistosorojoconbordesdenegrocarbón,laleyenda:«HOKAHEY.HOSKININICABALGADENUEVO».

Unavibracióncrecienteenlosraíles,acercándose.

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—Vamos.DocSarvisestabaaúnenlacolina,mirándolos.—Eltrenllega—aullaba.—Bajaya,Doc—legritóSmith—.Vamosaestallar.Docdescendiólapendienteconpasopesado,conampliaszancadasatravésdela

arena, su sombramatutina se alargaba veinte pies, proyectándose libremente sobrerobles,nogalesyotrosorganismosvegetales.Unacoronadeluzardientelebrillabatraslacabezaprotegidaporelcasco.Accidente.Dioconlacaraenelsuelo,botasypies confundidos, traicionado por un inocente matojo —los demás oyeron unamaldición tranquila—. Doc luchó con sus pies de nuevo, vamos, arriba, digno,imperturbableanteelmerocontratiempodecasualidadygravitación.

—Fallugia paradoxa —explicó, limpiándose la arena de sus gafas—. ¿Todolisto?

Por supuesto que no habían elegido el punto adecuado de vigilancia paraHayduke.AsíquedecidiósubirseallídondeDochabíaestado—lohizorápidamente—.DocySmithseunieronaBonnieenelpuntodeldetonador,Smithparaengancharlos cables de ignición y transmitir las señales de Hayduke, Doc para supervisar aBonnieenloscontroles.

Bajo lapendientedelbordedel cañón,Smith fuecogiendo los extremosde loscables y uniéndolos para que quedaran conectados a la caja, lo hizo rápido, losempalmórápidamenteyquedaronunidosalaterminal.

—Válgameelcielo,Bonnie,todoconectadoya.—Asíes.—Bien,porlamismísimaHolyMoroni,estamoslostresamenosdediezpiesde

unascientosdelibrasdedinamita.—¿Y?Haydukealmismotiempoestabaavizorandodesdearribadelacolina,resbalando

ydeslizándosepor la arena, agarrándose al roble espinoso, al peral llenode hojas.Consiguióalcanzarlacimagateandocomounperro,ymiróalesteelampliomorrode ojos ciegos y mugido creciente que se encontraba a unas doscientas yardas,avanzandonomuyrápidoperofirme,porelpasoquequedababajoélycaminodelasprimerastrescargasydelpuente.

Miró en dirección a los encargados del detonador, y no vio a nadie. Oh, putamierda.EntoncesSmithemergiódetrásdeunmontículodearenaylediolaseñaldeque estaban listos. Hayduke asintió. El tren automático avanzaba, ciego, brutal,poderoso,meciéndose ya en las vías de la curva.Relampagueaban arcos eléctricosmientras que la locomotora tomaba la corriente, subiendoybajando con acciónderesortesobrelaarquetadelmotor,recibiendolassinapsisdelalíneaeléctrica.Traselmotorveníalamasaprincipal,ochentavagonescargadosdecarbón,queibanaentrar

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en la historia de Page a cuarenta y cincomillas por hora. Lentificado al tomar lacurva.Haydukealzósubrazo.

Losojos fijosen lasquince traviesasdelpuente, elbrazoarribaenposicióndeguillotina,oyó,olióysintióaltrenpasarbajoél.Cuandovioqueelmotorllegabaalpuntoprevistoparalaexplosión,agitólamanoybajóelbrazo,ungestovigorosoeinconfundible.

Yvio,enelmomentoenquesumanobajahastasucostado,lacaradeunhombreenlaventanaabiertaenlacabinadelalocomotora,unhombrequeloestabamirando,unjovenconunrostrobronceado,alegre,suave,buenosdientes,ojosclaros,conunacamisa de sarga marrón, uniforme de trabajo, con el cuello desabotonado.Condescendienteconlatradición,comounbravomaquinista,eljovenledevuelveaHaydukesusaludo.

Elcorazónapuntodeinfarto,elcerebrobloqueado,Haydukeseechóatierraconlasmanossujetándoseelcráneo,preparadoparaquela tierrasemoviese, le llegaseunaoladearena,proyectilesdiversossilbasencercadesusoídos, losaromasde lanitroglicerina le ensuciasen la nariz, aguardando el grito que iba a comenzar. Lacólera,másqueelhorror,lehabíaadormecidolamente.

—Mintieron—sedijo—,esoshijosdeputamintieron.

—¿Quéestásesperando?—Nopuedohacerlo—gimióella.Smith,veinteyardasmásallá,dondenopodíaayudarles,losmiró,Bonnieparada

ante lamáquina infernal,DocSarvisquieto junto a ella.Ella tenía lasgarrasde lamanivela levantada, los nudillos blancos sobre ellas. Sus ojos estaban fuertementecerrados,apretadosdetalmaneraqueenlacomisuradecadaojobrillabacomounajoyaunalágrima.

—Bonnie,aprieta.—Nopuedohacerlo.—¿Porquéno?—Nolosé,sóloséquenopuedo.Dochabíavislumbradoelatronadormotorpasandoporelpuente,cruzandolaluz

delsolqueallípegaba,seguidomonótonamenteporlososcurosvagonescargadosdecarbón. Polvillo negro que se elevaba al aire limpio, mientras las vagonetas ibanmoliendoelacerodelosraíles,yunoloraplanchaquemadaseapropiabadeaquelcampoabiertodelbuenDios,derrotadoporlaindustria.DocSarvissintiócómolairacrecienteseleatragantabaenelbuche.

—¿Vasaponeresacosaabajo,Bonnie?—suvozsetensabaporlacólera.—Nopuedohacerlo—gimióella,laslágrimascorriéndoleporlasmejillas.Élse

colocó justo detrás de ella, ella sintió sus ingles y su vientre presionando en su

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espalda.Él la rodeó,envolviéndolaconsusgrandesysensiblesmanosdecirujano,que quedaron colocadas sobre las manos de ella, llevándolas a la manivela de lamáquinadetonadora,y forzándolaa empujarhastael fondoconél,y empujaronelémboloa travésde lasbobinasderesistenciahaciaelcuellodelúteroenelvientremismodelacajaacolchaday…¡Whaaaam!y¡BLAAAM!,asípermanecieron.

¡Oh no!, ella se dio cuenta, un poco tarde, mientras fragmentos y pedazos yastillasdefuelfósilymateriainorgánicatrazabanhiperbólicasparábolas,confierezay elegancia, a través del techo celeste sobre sus cabezas: fue siempre su posturafavorita.

—Gracias,madam.

Mientrastanto,Haydukehabíaestadoesperando.Vioquenadasucedía.Susojosselevantaron primero, y luego su cabeza, buscando la locomotora en pos del puenteminado,entrandoenlagrieta,seguidodesutrendevagones.Suspirandoconalivio,empezóalevantarse.

Enesemomentolascargasexplosionaron.Eltrenselevantódelosraíles,grandesbolas de hongos de fuego bajo su vientre. Hayduke se cubrió de nuevo mientrastrozosdeacero,cemento,rocacarbónycablesilbabanensusoídosyascendíanaloscielos.Almismotiempolosvagonescargadosdecarbón,completabansusaltoysetiraban del puente roto. Las vigas cedieron, el puente se hundió como si fuera deplástico fundido y los vagones fueron cayendo uno tras otro —unidos comosalchichas—desapareciendoenunrugidodepolvohaciaelcaosdelagarganta.

¿Quépasabaenelotroladodelpuente?Problemas. Nada sino problemas. La electricidad se había venido abajo y la

locomotoranohabíapodidoseguiradelante.Ahoraibahaciaatrás,impotente,conlosfrenosbloqueados,haciaundesastredemilesdemillonesdedólares.Todavíaunidaalosvagones,lalocomotoraestabasiendoarrastradaporelpesodetodoslosvagonesqueestabancayendoalcañón.

Haydukevioaljoven,alconductor,ingeniero,monitorloquefuera,colocándoseenlaportezueladelacabina,saliéndosealbordilloquehabíaaunladodelamáquinaysaltando.Aterrizóbien,diounoscuantospasosparacolocarseenelterraplén,ysequedóquieto en la cuneta.Sepusodepie, lasmanos en las caderas, y fue testigo,comoHayduke,deladestruccióndesutren.

La locomotora se deslizó con las ruedas rígidas chillando por el puente hechoañicos,derribadoycaído.Cayófueradelavistadelostestigos.Hubounmomentodesilencio,yluegoseescuchóelestruendodesuchoquecontraelfondoelevándosealcielo.

El cuerpo principal del tren seguía rodando por la grada, fuera de las pistasdeformadas,atravésdelosrestosdelpuente,cochetrascoche,repetitivoscomouna

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producción en masa, cayendo en el dolor y la confusión del abismo. Nada podíahacerseyningunosesalvó.Cadavagón,comosifueranovejasqueunocuentaparadormirse,llegabahastaelfiloysedesvanecía.

Haydukeavanzóatravésdelamalezaconlasmanosyderodillas,sedejócaerpor lapendientede ladunapara alcanzar a sus compañeros.Los encontró junto aldetonador, paralizados, aturdidos por el estruendo de los carros de carbón y lamagnitud de su obra. Hayduke los despertó: había que irse. Recogiendo todo elequipamiento, seapresuraron loscuatrohaciael jeep, semontarony rodaronhastadondehabíandejadolafurgonadeDoc.Sesepararoncomohabíanplaneado.

TodoelcaminodevueltahastaelcampamentoDocyBonnieestuvieroncantandoviejas canciones, entre ellas la favorita de todo elmundoúltimamente: «I’veBeenWorkingontheRailroad».

GeorgeySeldomhicieronlomismo.

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E15.Descansoyrelax

lamablerangerteníaunascuantaspreguntas.—Amigos,¿disfrutandesuestanciaenelMonumentoNacionalNavajo?La hoguera alumbraba su honesta, atractiva cara juvenil, perfectamente

afeitada.Parecíaloquedebeparecerunguardiadeparque:alto,delgado,capazynodemasiadolisto.

—Excelente—dijoDocSarvis—.Excelente.—¿Dedóndeson,siesquepuedopreguntarles?Docpensóraudo:—California.—Tenemos un montón de gente de California últimamente. ¿De qué parte de

California?—Delapartesur—dijoBonnie.—¿Leapeteceuntrago?—dijoDoc.—Gracias señor, pero no puedo beber de servicio. Esmuy amable de su parte

ofrecérmelo.MehedadocuentadequesuautotienematrículadeNuevoMéxico,y

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poresolespregunto.FuialaescuelaenNuevoMéxico.—¿Deveras?—dijoBonnie—.Mimaridoyyovivimosallíahora.—¿Sumaridoesdoctor?—Asíes,sí,esoes—dijoBonnie.—Hevistoelcaduceoenelauto.Yoquisehacerbioquímicaperoerademasiado

paramí,asíquemetuvequededicaralnegociodelanaturalezayahora,yameven,deguardiadelparque.

—Esoestábien—dijoDoc—,hayunsitioparacadauno,porhumildequesea,enelordendelascosas.

—¿DequépartedeNuevoMéxico?—Delapartesur.—PenséquehabíandichodelapartesurdeCalifornia,perdónenme.—DijequeéramosdeCalifornia.Aquímiabuelo—Docfruncióelceño—,esde

California.MimaridoesdeNuevoMéxico.—¿Esmexicano?—EsdeNuevoMéxico.Nonosgustanlostérminosracistas.Podemosllamarlos

hispanos,americanosconnombresespañolesohablantesdeespañol,peromexicanoesuninsultoenNuevoMéxico.

—Es gente orgullosa y sensible —dijo Sarvis—, con mucha tradición y unagloriosahistoriadetrás.

—Bastanteatrás—dijoBonnie.—Su marido debe ser el joven con las barbas. Conduce un jeep azul con

cabrestanteymatrículadeIdaho.Otrabrevepausa.—Eseesmihermano—dijoBonnie.—¿Lohanvistohoy?—VadecaminoalaBajaCalifornia.PuedequeyavayaporCaborca.El guarda jugueteó con el filo bañado en hierro del ala de su sombrero de

guardabosques.—Caborca,porlogeneral,seencuentraenelestadodeSonora.Sonriódulcemente, tenía losdientesmuyblancos, lasencíasrosasysaludables.

Laparpadeanteluzdelfuegobailabaensucorbatafirmementeanudada,suinsigniadebronce,suplacadeguardabosquesbañadaenoro,elpinconsunombrecolocadoenelbolsillodesupecho:EdwinP.Abbot,Jr.

DocSarvis empezóa cantar, suavemente, esa canciónde«VenteconmigoaSt.Louis,Luis»,«VenteconmigoaCaborca,Lorca…».

—¿Quépasóconsuotroamigo?—dijoelranger,dirigiéndoseaBonnie.—¿Quéotroamigo?—Elpropietariodeaquelvehículodeallí—apuntóhacialacamionetadeSmith

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situadaen laoscuridadcercana,apenasvisibleporel resplandorde lahoguera.Porsupuestolasplacasdelamatrículanoestaban.ElgranSeldomSeen,dóndesehabríametido.¿Devueltaalmásallá?¿Afueraen lasafueras?¿Entregadoyocupadoconsusesposas?

—Deverasquenopuedodecirle—dijoDoc.—¿Nopuededecirme?—Quieredecirqueno sabemosexactamentedóndepara—dijoBonnie—.Dijo

queseibaadarunacaminatahaciaalgúnsitioyqueestaríadevueltaencincodías.—¿Cómosellama?Unmomentodevacilación.—Smith—dijoBonnie—,JoeSmith.Elrangervolvióasonreír.—Claro.JoeSmith.¿LesgustaPage?—¿Page?—¿BlackMesa?—¿Blackqué?—¿Hanoídolasnoticiasdeestanoche?—Algo.—¿Yquéopinandelacrisisenergética?—Estoycansado—dijoDoc—,creoquemevoyaacostar.—Estamosencontra—dijoBonnie.—Yoafavor—dijoDocdespuésdepensarlounmomento.—¿Dóndeestabanlanochepasada?—Nopuedodecirle—dijoDoc.—Estábamosaquí,justoanteestahoguera…¿Dóndeestabausted?—Sefueronprontoestamañana.—Eso es cierto—dijo Bonnie—. Y qué.Mi hermano quería salir temprano y

nosotrosloacompañamosydespedimos,esoestodo.¿Hayalgunaleycontraeso?—Vale,vale—dijoDoc.—Losiento,señorita—dijoelranger—,noquieroentrometermeensusasuntos.

Essólocuriosidad.¿Lesimportaqueleecheunvistazoalinteriordesuauto?Nohuborespuesta.—¿Quéopinandelasnoticias?—preguntóelranger.Bonnie y Doc permanecieron en silencio, mirando el fuego. El joven ranger,

todavía de pie, todavía dándole vueltas a su sombrero con sus dedos, losmiraba aellos.

—Merefieroaltren,claro—dijoelranger.DocsuspirótristementeycambiósuMarsh-Wheelingalotroladodelaboca.—Bueno—dijo.

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—Lohemosoído—dijoBonnie—ynosparecedeplorable.—Lo he dicho antes y lo volveré a decir—dijo Doc—: La anarquía no es la

respuesta.—¿Larespuestaaqué?—dijoelranger.—¿Señor?—¿Larespuestaaqué?—¿Cuáleslapregunta?—Oímosqueesuntrenautomatizado—dijoBonnie—,asíquealmenosnoha

habidovíctimas,supongo.—Automatizado,claroquesí—dijoelranger—,perohabíaunoperarioabordo.

Hatenidosuerte.—¿Quésucedió?—Según las noticias hubo algún tipo de accidente en el puente de Kaibito

Canyon.—Elranger losmiró.Nohuborespuesta—.Perodesdeluegoyahanoídolasnoticias.

—Yosolíacomerenunrestaurantetodoautomatizado—dijoDocSarvis—.Erademasiadoarriesgado.RecuerdounAutómataenAmsterdamconla114cuandoyoera estudiante en Columbia. Cucarachas automáticas. Grandes, listas, agresivasBlatellagermanica.Criaturasaterradoras.

—¿Quélepasóaloperario?—preguntóBonnie.—¿Nolohaoído?—Noexactamente.—Bueno,alparecerunapartedeltrencruzóelpuenteantesdequeelpuentese

vinieraabajo.Eloperariotuvotiempoparasaltardelalocomotoraantesdequeéstasefuesealfondodelcañónarrastradaporlacargaquecaía.Dicenlasnoticiasqueeltrenentero, locomotorayochentavagonesdecarbón,acabaronal fondodelCañónKaibito.

—¿Yporquéeloperariooelingenierooquienseaqueestuvieraalosmandosnopisoafondoorevolucionóelmotoroloqueseaparasacarlodeallí?

—Nohabíacorriente—dijoelranger—,setratadeuntreneléctrico,cuandoelpuentesevinoabajotodalalíneaeléctricasefuealgarete.

—Deplorable.—Electrocutaronaalgunasovejasantesdequecortaranlacorriente.Esosindios

estánlocos.—¿Aquién?—¿Aquién?Aquienquieraquecortaselaalambrada.Unapausa.Lamaderadejuníperoseabrasabaprocurandounhermosofuego.El

fríodelanochesehacíamásprofundo.Lasestrellasbrillabanenelcielo.Bonniesepusolacapuchadesuparka.Docmasticólapuntadesucigarroapagado.Elranger

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esperó,dadoquenadiedecíanadasiguió.—Desdeluegoquedebenhabersidolosindioslosquecortaronlaalambrada.—Esgenteirresponsable—dijoDoc.—Segúnlaradiolosdañoscausadosenelferrocarrilseelevanadosmillonesde

dólares.Lacentraltendráquecerrardurantesemanas.—¿Semanas?—Esoesloquedicelaradio.Hastaquehayanreparadoelpuente.Porsupuesto

quelaplantatieneunstocksuficientedecarbónamano.¿Puedoregistrarsuauto?—Sólounassemanas—murmuróBonnie,mirandolasllamas.—Adelante,joven,adelante—dijoeldoctor.—Graciasseñor.Bonniedespertódesuensueño:—¡Qué! Un momento, enséñeme su orden de registro, compañero, tenemos

derechos.—Desde luego —dijo el ranger—, sólo estoy echando un vistazo —añadió

suavemente—.Siprefierequenovealoquetengaustedahí…—Necesitaunaordenderegistro.Firmadaporunjuez.—Parecemuyfamiliarizadaconestostecnicismoslegales,señorita.—Señoraparati,colega.—Señora,perdón,¿señoraqué?—Abbzug,eseeselqué.—Losiento,penséqueestabacasadaconunmexicano.—DeNuevoMéxico,yaselohedicho.—PanchoAbbzug—explicóDoc.—Selopuedecreer—dijoBonnie.Elrangersacóunradioteléfonoconbateríaportátildelestuchequellevabaensu

cinturón, donde además llevaba su porra y una linterna de cinco celdas (no muyaconsejableparalosriñones,pensóDoc).

—Si lo prefiere pido una orden de registro. Claro que entonces les tengo quemantenerdetenidosmientrasesperamos—extendiólaantenadelaparato.

—¿Ydóndevaaconseguirahoraunaorden?—preguntóDoc.—DadoqueestoespropiedaddelGobiernodelosEstadosUnidosestamosbajo

lajurisdiccióndelamáscercanacortefederal,queresultaqueestáenPhoenix.—¿Yvaadespertaraunjuez?—Lepagamoscuarentamilalaño.—Penséqueestoeraunparquenacional—dijoBonnie.—Estrictamenteesunmonumentonacional.ComoelValledelaMuerteoOrgan

Pipe.Hayunadiferenciatécnica.—Perodetodosmodosespropiedaddetodoslosamericanos—dijoBonnie.

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Elrangervaciló.—Técnicamentehablando,esoescorrecto.—Así que—siguió Bonnie— el lugar es de veras un parque público. Y usted

quiereregistrarnoselautoenunparquepúblico.—No,noesunparquepúblico,esunparquenacional.—Deberíaavergonzarsedesímismo.Elrangerresopló.Luegoélañadiólamentándose:—Lo sientomucho pero esmi obligación. Dado que nome dan permiso para

registrarsuautomeveoobligadoaconseguirunaordenderegistro—llevóelwalkietalkieasuslabios.

—Espereunmomento—dijoDoc.Elrangeresperó.Docdijo—:¿Cuántotiempopuedetardar?

—¿Cuánto?—elranger hizoalgunoscálculosmentales—.Si traen laordenenautotardaránunasochohoras,sieljuezestáencasa.Unpardehorassólosilatraenenavión.

—¿Ytenemosqueesperartodoesetiempo?—Si la traen esta noche. Pero lo más seguro es que tengan que esperar hasta

mañana.—¿Puedopreguntarle—dijoDoc—cuáleselpropósitodeesteregistrosinorden

previa?—Setratasólodeunainvestigaciónrutinaria.Nomellevarániunminuto.DocSarvismiróaBonnie.Ellaledevolviólamirada:—Bueno,Bonnie…Ellaparpadeóyseencogiódehombros.—Vale—dijoDoc.Sellevóloquequedabadepuroalabocaysuspiróprofundo

—.Adelante,registreelauto.—Gracias.Elrangerapagólaradio,noapagósulinternaysedirigiócautelosamentehaciael

auto.Bonnielosiguió.Docsequedósentadoensuhamacajuntoalfuego,sorbiendosubourbon,conlamiradaperdida.

Bonnie abrió la puerta trasera de la furgoneta.Una cascada de arena roja y delimoharinosogoteóenlasbotasbrillantesdelranger.

—Hemos estado dando tumbos por las carreteras secundarias, ¿eh? —dijo.Bonnieguardósilencio.Elrangerapuntóconsulinternaparaunacomprobaciónmásminuciosaenelmontóndecajasquehabíaapiladasenelcompartimientodecarga.Cajas pesadas, enceradas de tamaño similar, perfectamente dispuestas. Leyó laetiqueta.Luegoseacercóunpocomásparaleerladenuevo.Eradifícilconfundiresenombrefamosoensuovalada insignia.Difícilnorecordarel famosoeslogan:«Lasmejores cosas para vivir mejor». Difícil ignorar la pertinente y descriptiva

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composiciónencadaunadeellas:50libras…60porcientodepotencia,1½x8,etc.etc.etc.

Erael turnoparaqueel ranger suspirase.Denuevo sacó supequeñoMotorolamientrasBonnielomirabahoscamente.

DocSarvisseacabósutragoyselevantódesusillónjuntoalfuego.—¡Señor!—legritóelrangerabruptamente.Docsedirigíahacialaoscuridadde

losárboles—.Eh,usted.Docsedetuvo,miróalranger:—¿Sí?—Quédeseensusillón,porfavor.Sóloquédesedondeestaba.Elranger,comosehadicho,estabaarmadosóloconsuporra,yelbuendoctor

estabaacincuentapiesdeél,fueradesualcance.Perolafirmeautoridaddeltonodeljoven consiguió que un delincuente demediana edad comoDocSarvis no deseasearriesgarse a tener una confrontación directa. Volvió a sentarse.Murmurando peroobediente.

Elranger,manteniendovigiladaconunojoalachicaqueestabaasuladoyconelotroaldoctorSarvis—ningunahazañapueselrangerestabaentrelosdos—,hablótranquilaperoclaramenteenelmicrodesuradioteléfono:

—JB-3,aquíJB-5.Soltóelbotóndetransmisiónydelaparatollególarápidarespuesta:—AquíJB-3,adelante.—NecesitoayudaenelCampo10,elViejoCampamento:10-78,10-78.—10-4.Ed,estamosencamino.JB-3.—JB-5,copiado.El ranger se giró hacia Bonnie. Un tono completamente distinto al que había

usadohastaahoraaparecióensuvoz.—Muybien,señorita.—Señora.—Deacuerdo,señora.Su tono se rebajaba ahora al gruñido. Sobre su labio superior, perfectamente

afeitado,sedibujóunplieguedesagradable.TodoaquelmetalyaquelcueroylapieldecastorenlosojosdelrangerAbbott,ensucorazón.Guardadelparque,pinchodecactus,esbirrodelasplantas.

Pusolacajasuperiordelacolumnaenelsuelo.—Abraesacaja.—Dijoquesóloqueríaecharunvistazodentrodelafurgoneta.—¡Abraesacaja!—Protesto.—Usted…abra…esa…caja.

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Docloobservabatododesdeelhoscoresplandorquellegabaasusilla,laluzdelahoguerabailandoensunariz,en lacalvacoronadesucráneo inmenso.Volvióasorbersuvasoyesperóeldesenmascaramiento.

Bonniequitólatapadelacubierta.Denuevovaciló.—Ábrala.Ella se encogió de hombros, la mandíbula tensa (unos rizos castaños se

derramaron por la curva de su mejilla brillante, las largas pestañas y oscuras secerraron)ysacóalfinlatapadelacaja.

Elrangermiródentro.Vio lo queparecían ser unmontónde tapas de tarros ytarros. Raro. Sacó uno de los tarros y leyó en la etiqueta: Deaf Smith Brand,MantequilladeCacahueteclásica.Muyraro.Desenroscólatapa.Dentrodeltarrounlíquidoaceitoso.Olió,metióundedo, lo sacócubiertodeunaoleaginosa sustanciamarrón.

—Mierda—murmurósindarcrédito.—No,mantequilladecacahuete—dijoBonnie.Selimpióeldedosobrelacaja.—Pruébelo—dijoBonnie—,levaagustar.Cerróeltarroyembistiódenuevo.—Abralasiguientecaja.Bonnielaabrió,tomándosesutiempo.Ylasiguiente.Dosrangersmásllegaron.

AbriótodaslascajasmientraselrangerAbbottysusrefuerzoslavigilaban,seriosyen silencio. Ella les mostró la mantequilla de cacahuetes, las judías enlatadas, loscoposdemaízGreenGiantSweet,eldulceAuntJemima,elatúnenlata,lasalmejas,lasostrasen lata, las latasdeconservas, lasbolsasdeazúcarydeharina,el siropeKaro, los utensilios de cocina y los de baño, sus libros de jardinería, los libros decocina y el ejemplar autografiado, de incalculable valor, de la primera edición deSolipsismoDesierto, sus preciosos bikinis y los calcetines deDoc, etc., etc… todoperfectamente empaquetado y almacenado en aquellas cajas compactas, duras,resistentesdedinamita.

—¿Dóndeconsiguióestascajas?—preguntóeljefedelosranger.—Déjenlaenpaz—dijoDocdesdeelfuego,débilmente.—Cállese.¿Dóndeconsiguióestascajas?—Lasencontramosenvuestroscontenedoresdebasura—dijoBonnie—,allí—y

apuntó vagamente, con una mano incierta, hacia alguna de las zonas vacías delcampamentocercano.

Losrangerssemiraronlosunosalosotros,conjeturando.—Fueron ellos —dijo el jefe y chasqueó los dedos—. Esos malditos indios

«chochones».—Querrádecirshoshoni.

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—Shoshoni, eso es, esosbastardosdemelenas.Vámonosde aquí.Ed, llamaalsheriffynosotrosdaremospartealDepartamentodeSeguridad.

Lostreshombressesumergieronenlanochecaminodesusvehículosdepatrulla,hablando rápido y bajo, diciendo algo sobre elMIA, elMovimiento de los IndiosAmericanos,losPerrosLocos,latribudelos«chochones»ylareconstituidaIglesiadelosNativosAmericanosdelaCabezadeShinoládelosÚltimosDías.

—Poderrojo—gritóBonnietrasello,levantandoeldedocorazóndeunadesusmanosporencimade lamantequilladecacahuete,pero losrangers,desplegándoseyaentodasdirecciones,nolaoyeron.

Unapausa.Dos tipos ásperos salieron de las sombras con las ropas cubiertas de polvo,

sonrisastímidasenlascaras,sosteniendocadacualunalatadecerveza.—¿Sehanido?—dijoSeldomSeen.—Sefueron—dijoBonnie.—Tehastomadotutiempo—dijoHayduke.

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H16.SábadonocheenAmérica

orademaniobraslogísticas.Todosestuvierondeacuerdo—incluidoDoc—queDocdebíavolveraAlburquerqueyatenderasuspacientesun tiempo,cobrarsuscheques—loschequesde lospacientes—yreforzar lacolumna

deabastecimiento.Bonnienoqueríavolveralaoficinayquiénpodríaculparla.Queríaquedarsecon

SmithyHaydukeparalasiguienteaventura.Cualquieraquefuese.PeroDocnopodíaconducirunauto,odecíaquenopodía,onodeseabaconducir

unauto.Senecesitaba,pues,que lo llevaranalaeropuertomáscercano—Page,enestecaso—paraelvuelodevueltaaNuevoMéxico.Parecíaquejoso,habíabebidomucho, los ojos humedecidos y sentimentales, abrazando a sus tres camaradas porturnos.ElprimeroSmith.

—Smith—ledijo—.MiviejoSeldomSeen,cuentoconquemevigilarásaestosdoscríos.Losdossonbobos,losabes,inocentesyabsolutamenteindefensos.Ereselmayorenestemenaje.Cuídamelos.

SmithpalmeólaespaldadeDoc.

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—NotepreocupesDoc,notienesporquépreocupartedenada.—IntentaqueGeorgenosemate.—Loharé,colega.—YvigiladecercadeBonnie,meparecequeestá cogiendo laEnfermedadde

Hayduke.—Tendrélosdosojospuestosenella,notepreocupes.—Buenchico.Recuerdaesto:aunqueelcaminoesduro,ladurezaeselcamino.

Nuestracausaesjusta(sólounamalditacosatrasotra)yDiosestádenuestraparte.Oviceversa.Luchamoscontralamáquinadelalocura,Seldom,conlosallanamontañasy los devora hombres. Alguien tiene que intentar pararlos. Y somos nosotros,especialmentetú.

—Puedes apostarlo, Doc. Consigue algo de dinero y vuelve pronto —Smithsonrió—.Noteolvidesdelosyatesylosdelfinesdeentrenamiento.

—Diossanto—dijoDoc—,estásloco.Elsiguiente.GeorgeWashingtonHayduke,muyhombre,muymachopendejo[16],diounpaso

adelante.DocSarvisloseparódelosdemás.—George—ledijo—,venaquíunmomento.—Deacuerdo,Doc,yaséloquevasadecirme.—Hayduke,tancorpulentocomo

unbarrildecerveza,apestandocomosiempreasudor,apolvoyacerveza,parecíacasi…bueno,ansioso.

—Óyeme,Doc…—No,óyemetú.—No,oye,nofueideamía.Noqueríaqueellaestuvieraenprimeralínea.Ellano

traemásqueproblemas.Doc sonrió, su brazo sobre las musculosas espaldas de Hayduke. Como un

fornidodefensa.Elosoyelbúfalo,enlaintimidad.—George—ledijo—,óyemebien.Tengocuarentaynueveypico.Yaestoyde

vuelta.Bonnielosabe.Veteconella.Estuturno.—Nolaquiero.—No me mientas, George. Ve con ella. Si puedes, claro. Si eres lo

suficientemente hombre.Vete con ella ymis bendiciones para los dos.Nome desexplicaciones.

Haydukemiróalsuelo,mudoporuninstante,avergonzadodeverdad.—EsSeldom,élesquienladeseadeverdad.—Smithtienelacabezabienpuestasobreloshombros.Esunhombrecongustoy

buensentido.Noesun lococomotú.Déjalequeélsevayaconellapues.Hazesacagada.

Haydukeresopló.—Tenporsegurocomolamierdaquenovoyapelearporella.Tengocosasmás

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interesantesquehacer.—Nohaynadamásinteresantequeunamujer,George.Noenestemundo.Siguieron adelante en un segundo círculo pequeño mientras el avión de Doc

llenaba sus tanques de gasolina, se probaban los turbocompresores, semiraban loscablesdelacolaylosalerones.

El sol de verano de Arizona brillaba sobre todo: sobre el aeropuerto, sobre lacentral eléctrica, sobreel avión, sobre los ciudadanosdePage, sobre lospasajeros,sobreloscochesaparcados,ydetodoaquelloloquemásbrillabacondiferenciaeralaSrta.B.Abbzug,Bonnie.

DocSarvislosabía,sabíaloquesignificabaesetesoro.Porquecualquierhombreensusanojuiciodebíaarrodillarseanteaquelresplandorsagrado,gimiendocomounperro enfermo, y lamer con la lengua y abyecta adoración la punta rosada de losdedosdesuspies.

Smithlosabía:seestabaderritiendocomounhelado.Comosolíadecirsupadre,podrías comértela con una cuchara. Los indios lo sabían, tirados en la sombra, lamirabanconojosdeconejohambriento,riéndose,soltandosuschistesdelPleistoceno(losmejores). SóloHayduke, estúpido y tozudo, parecía no estar en presencia delMásElevadoConocimiento.

—Deacuerdopues,todoarreglado—dijoDoc—.VoyadespedirmedeBonnie.Ellalloróunpoco.—Vamos,vamos,midulceniña,setevaacorrerelmaquillaje,nomellores.Él había temido que no lo hiciera, desde luego. Acarició su cabello, la suave

curvadelosglúteosylascaderas.Losindiossereían.Quelesdenporculo,salvajesdelaEdaddePiedraquevanenpickup,quecomenPanRainboyHostessTwinkies,seponíancorbatas,veíantodaslasputastardesenlatelevisiónlaserieMisterRogers’Neighborhood.

—No estoy llorando —dijo, sus lágrimas caían en el hombro del chaleco degamuzadeDoc.

—Estaré de vuelta en un par de semanas —dijo—. Cuida a esos mamones,asegúrate que toman sus vitaminas y se cepillan los dientes después de cenar. NodejesqueGeorgebebahastamatarse.ProcuraqueSeldomSeenvuelvasanoconsusesposas.

—Claro,Doc.—Ellasorbiendoentrelassolapasdeél,elpechoapretadocontrasubarrigaimponente.

—Tencuidado.NoledigasaGeorgequenecesitasteayudaconeldetonador.Nolosabe.Hazqueesosmaníacossemoderen.Nollores,querida.Tequiero.¿Meestásescuchando?

Ellaasintióentresusbrazos,sindejardellorar.—Vale.Notemetasenlíoshastaqueyovuelva.Haztutrabajoperosinquenadie

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resulteherido.Ysobretodo,nodejesquetepillen.Ella asintió. El piloto hizo girar las hélices delmotor. El ruido se extendió en

ondashaciaTowerButte,VermilionCliffs,LoneRockymásallá,unestruendolocode lunáticos pistones. Los pasajeros fueron enfilando la puerta, cowboys conmaletines,hippiesricosconmáscollaresquelosUteolosPaiute,siguiendosurutahacialasorillasdelGangesdondeencontrarunnuevoguru,agentesdelaOficinade«Desastreclamación» de los EstadosUnidos con las cabezas como nabos y ojilloscomobolitasdevenenopararatas,queseagarrabanlossombrerosparaquenoselesvolaraconelvientode lashélices,adorablesviejecitasque ibandirectasaPhoenixparacuidardesusnietecitos(otrodivorcioalavistadesuPhoebeSue),lamitaddeloshabitantesdePageparecían irse aqueldía a cualquierotraparte, yquiénpodíaechárseloencara.Acualquier lugarquetuvieramásBaptistasqueindios.Conmásbebedoresdecervezaquebebedoresdevino.Conmáslanchasamotorquecanoas.Conmássolquesensibilidad…

—Bueno,esmejorquemevaya.Élbesósucaraarrasadadelágrimas,labocafragante,lasduraspestañasdesus

ojoscerrados.—Doc…—¿Sí?—Todavíatequiero,Doc,sabes…—Claro,Bonnie…—Mira…—Claro…DocSarvis,cartera,periódicoysombreroenlamano,seapresuróporlapasarela

buscandosuboletoamedidaqueavanzaba.Teatralmentesedetuvoenloaltodelaescalera,volvióadespedirsedesusamigosycamaradas—nounadióssinounhastapronto—.Bonnie, apoyada en el delgado costadodeSeldomSeen, se limpiaba lasmejillasconunpañuelorojoyledevolvióelsaludoaDoc.

Vieroncómoelaviónse ibaa lapistadedespegue, losmotoresaullabancomobestiasmuertasdemiedo,vieron lamagiadeundespegueunavezmás, las ruedaslevantándosedelasfaltoyplegándoseentrelasalasmientraselmorrodelaparatoseelevabasobrelaslíneasdealtatensión—porunpelo—virandoluegohaciaelciegofarodelsol.

Sintiendovagamentequeleshabíanamputadoalgo,seretiraronaunbardePagea plantear las próximas actuaciones. Era la hora feliz: el antro estaba lleno dehombres sedientos, y entre ellos, en unamesa, seiscowboys con la piel de la caracomodecueroysusnoviasgritonas.Bonniemetióunamonedaeneljukebox,eligióunadesuscancionesfavoritas—antesquenadaunpocoderockdurodeunabandainglesadenuevos ricos—.Lo soportaron conpaciencia.Luegovinootrogrupode

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rock, en el que destacaban las estridencias histéricas de una imitación afro de lavocalista, una Janis Joplindemartirizadamemoria.Erademasiado.Elcowboy queandabamáscercasepusoenpie—untipodemásdemetronoventaalquelecostólosuyoponer enpie tanta altura—diodos zancadashasta el jukebox y lo pateó, contodas sus fuerzas, y como no funcionó volvió a patearlo otra vez, más fuerte.Funcionó.Laagujase saliódel surcodeldiscodevinilo, rayándoloyproduciendouna insoportable estridencia amplificada electrónicamente que resultó como unaguijonazo para los oídos, el cerebro, el sistema nervioso de todos los presentes.Hastaloshombresmásrudoshicieronungestodedolor.Losreflejosdelamáquina,activados,semovieronsuavementehaciaelmecanismoautomático:elbrazovolvióacapturar el disco odioso y lo volvió a colocar en la plataforma muda. El cowboymetióunamonedayporuninstantesonóesapreciosamelodía:ladelsilencio.

Fuesólounmomento.—Eh—gritó Bonnie Abbzug abusando de su acento del Bronx— lo que has

pateadoeramidisco,zambohijo-de-puta.Educadamenteelcowboypasódeella.Concalmaexaminabalaconsola,ledioal

botóndeMerleHaggard,aldeHanjSnowy(porDiosSanto)aldeAndyWilliams.Metióotramonedaenlamáquina.

Bonniesefuehaciaél.—YapuedesponeramiJanisotravez.Ignorándola,elcowboy siguióbuscando tres cancionesmáspara seleccionarlas.

Bonnieseinclinóhaciaél,losacudiódeloshombros.Éllediounempujón.Haydukeselevantó.LlevabaenelgaznatetreschupitosdeBeamyunajarrade

Coors.Sentíaquehabíallegadolahora.Elcowboylesacabaunacabeza,perollegóhastaél,letocóenelhombroyelcowboysegiró.

—Buenas —le dijo Hayduke, sonriéndole—. Soy un hippie —Y le soltó unmazazoenelestómago,elcowboyseestampócontralapared.Haydukearrostróalosotroscincocowboys (ysusconsortes)en lamesa.Sehabían levantadotodos, todossonreían.Haydukeempezósunúmero.

—MinombreesHayduke—graznó—,GeorgeHayduke,ysoyunhippieyestoyaquí.HeoídoquelarevoluciónsexualhallegadoporfinaPage,Arizona,capitaldemierda del Condado de Coconino. Todo lo que tengo que decir es que estos sontiemposmuyjodidos.Porqueheoídodecirquehastaloscowboyspuedenfollarya.Heoído…

Bueno.Mierda.Estavezsehabíaequivocadodecowboys.

Hayduke volvió en sí lenta, temerosamente, a través de sueños y recuerdos, unracimodepesadillasyalucinacionesenmediodeunensordecedordolordecabeza,hastaencontrarseenloqueparecíaser(¡santocielo!)unahabitacióndemotel.Unas

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manos suaves sobre su cabezay su cara, aplicandoun trapohumedecido con aguatibiasobresusheridas.Sucara,dulceyamableeraladeunángel,yestabamirándoloatravésdelarosadamezcladedañoydolor…

—Idiota—parecía decir—, podían haberte matado. Eran seis, y nosotros sólotres.

¿Quiéneséramostres?¿Quiénesseis?—Pobre Seldom —dijo Bonnie—. La tomaron con él por querer sacarte del

embolado.Queríanmatarlo.—¿Quién?—Tratódeincorporarse.Ellaloayudó,colocandosuespaldasobrelas

almohadas.—Relájate,noheterminado.—Extrajounfragmentodecristaldelaheridaque

teníaenlacabeza—.Aquíhabráquedaralgúnpuntodesutura.—¿DóndeestáSeldom?—gruñóHayduke.—Enelbaño,estácurándose.Estábien,nohayquepreocuparseporél.Elque

peorparadohasalidoerestú.Temachacaronlacabezacontralaesquinadeljukebox.¿Jukebox?Jukebox…¡Ahhhhh!,ahoraempezabaaacordarse.EldiscodeJanis

«Golpin». Una gresca en un bar.Cowboys muy altos con los ojos como halconessobrevolándole. Sí. Se equivocó de cowboys. Eran como dieciocho, puede quecuarenta.Todosenaquelantro.

SeldomSeenSmithsaliódelbaño,una toalla leenvolvíael torsodelgado,algoasí como una sonrisa torcida en el rostro, un ojo morado y el tabique nasalaparentementeroto.Lasfosasnasales, taponadasconalgodónempapadodesangre.Suspiernasavanzabanlentas,parecíaextenuado,comoalgunaespeciedepájaro—uncarroñeroparlante—,quizá,unbuitrerubiodelosbordesdelcañón.

—¿Quépelículaponenloslunesporlanoche?—preguntóponiendolatelevisión.—Lapelículadelsábadonoche—dijoBonnie.Pasaron la tarde allí en la caja de estuco del ShadyRestModel, un localmuy

económico (sin piscina), orgullo de Page. El aire acondicionado retumbaba, eltelevisorbarbullabasindescanso.SmithcurólaheridadelacabezadeHaydukeylavendóconunacompresa.Bonnieyéllecuraronlasheridasmenoresyloayudaronadesplazarseparaquetomaseunbañocaliente.Smithfueaporcervezaycomida.ContiernasmanosBonnie bañó aHayduke y cuando su pene se levantaramajestuoso,como seguramente haría, ella se cuidaría de él con dedos amantes, diciéndolepalabras cariñosas. Él se recobró rápidamente. Hayduke sabía, a pesar de suvapuleado estupor, quehabía sido el elegido.Nopodía hacer nada.Golpeadoperoagradecido,serindió.

Smith volvió. Comieron.Hombre con tacto, Smith se borró cuando terminó lapelícula, volvió al desierto con su camioneta y su sacode dormir, durmió bajo lasestrellas, sobre la arena con tarántulas y crótalos por compañía, y soñó sin

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preocuparsedesusolvidadasesposas.AbbzugyHayduke,solosporfin,chocaronelunocontraelotrocomovagones

que tenían que acoplarse en la vía. Nadie llevó la cuenta aquella noche pero eldesvencijadolechodelahabitacióndemotelgolpeócontralaparedmásvecesdelasqueseconsideracorrecto,ylosgemidosygritosdeBonnieatravésdelaoscuridad,aintervalosimpredeciblesperofrecuentes,causaroncomentariosmuydesfavorablesenlashabitacionesvecinas.

Tarde,alamañanasiguiente,alahoradelcheckout,despuésdeunapoteósicofinde fiesta, una llena y el otro vacío, yacían ambos inertes como algas en la arenahúmedadeunaplaya,escucharonbastantetiemposinmoverse,losnudillosdeSmithtocandoenlapuertademaderahueca.Lapuertadondeestabacolgadoelcartelconunavisoimpreso:

SEINFORMAQueelcheckoutesalas10A.M.TodoloquehayenlahabitaciónEstáinventariadoAntesdequeustedlaalquilase.Sunombre,sudirección&LamatrículadesuautoQuedanregistradosDeformapermanenteEnnuestrosarchivos.DisfrutedesuestanciaYVUELVADENUEVO

LadirecciónShadyRestMotel

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—Buenas—ledijoHayduke,sonriéndole—.Soyunhippie—Ylesoltóunmazazoenelestómago,elcowboyseestampócontralapared.Haydukearrostróalosotroscincocowboys(ysusconsortes)enlamesa.Sehabían

levantadotodos,todossonreían.

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D

17.LaindustriadelaexplotaciónforestalenAmérica:planesyproblemas

ijoqueseibaacasaporuntiempo.Dijoquehabíaestadodándolemuchasvueltasdurante lanocheyhabíadecididoquerealmente teníaquevisitarasus esposas y niños, revisar el correo y ocuparse de sus negocios y

reorganizaralgunasexcursionesenbarcoporelGreenantesdereunirsedenuevoconellos.Ademásdeeso,teníamiedodequeelreverendoLoveyelequipodeBúsquedayRescate todavíaestuviesenbuscándoloen loscondadosdeSanJuanyGardfield.LespidióaAbbzugyHaydukeque retrasasen la siguienteoperaciónalmenosunasemana.

Los tres estaban desayunando juntos en Mom’s Café, un comedor económico(nada bueno para comer) y uno de los mejores de Page. Bebían la naranjada concloro,comíantartasprefabricadasycongeladasdepegamentoyalgodónylassalsasdenitratodesodioynitritodesodioybebíanelcafécarbólico.EldesayunotípicodePage,enesoestabandeacuerdoyenquenoera«nimediomalo».Eramalodeltodo.Sepusierondeacuerdoenloscontenidosdelfuturocercano.

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SmithqueríahacersuscuatrocientasmillasdesucircuitoconyugalportodaUtah,ocupándose de sus asuntos domésticos. Así que se reunirían para el proyectadoataquecontraelUtahStateHighwayDepartmentyposteriorestareas.

¿YBonnieyGeorge?Bueno,GeorgeaceptabaqueteníaplanesdeunaprematuralunademielprematrimonialenlasfríasalturasdelosbosquesdeBorthRimsobreelGranCañón,undeclivequeBonniedeseabaprobardesdearriba.Además,élqueríainvestigar las actividades ordinarias de los servicios forestales y las compañíasmadererasenKaibabPlateau.

Loshombressesaludarontomándosedelasmuñecas,aloMalloryeIrvingenelEverest,año24.BonnieabrazóaSmith.Sefueron,SmithensucamionetarumboaCedarCity, Bountiful yGreenRiver;George yBonnie en el jeep que cruzó PagehacialosacantiladosEcho,MarbleCanyonylugaresqueestabanmásallá.

Bonnierecordabalaúltimavezquehabíatomadoesaruta, llegandohastaLee’sFerryyelahorahistóricoviajeenboteporelríoatravésdelcañón.¿Cómoolvidaralvagabundobarbudode laplaya, los rápidos, laconspiraciónante lahogueraquesehabía ido espesando día tras día, noche tras noche, en los intestinos de la tierraprecámbrica,todoelcaminodesdeLee’sFerryhastaTempleBar?EnlaplayajuntoaSeparation Wash los hombres juraron el compromiso de la eterna camaradería,sellandoelpactoconbourbonyconlasangredeloscortesqueelcuchillocarnicerodeHayduke realizó en laspalmasextendidasde susmanos.Bonnie, distante en suempíricamaleza,sonreíaalaceremoniaperoestabatácitamenteincluidaapesardetodo.Juntoa lahoguera,bajoestrellasqueestabana tresmilpiesde lacimade laShiwitsPlateau,laBandadelaTenazahabíanacido.

Los amantes entraron en lamuesca, un camino duro hasta Bitter Springs,másvelozrumboalnortehaciaelbordede«AdiósVuelvaaVisitarnos»delatierradelosNavajoshastaelpuentedeMarbleCanyon(«éstetambiéncaerá,algúndía»,musitóHayduke)yatravésdelafranjadeArizona.RumboalesteeneljeepdeHayduke,bajo la fachada de Paria Plateau yVermilionCliffs, pasaronCliffDwellers Lodgehasta Houserock Valley, a través de infernal piedra roja y olas de vapor caliente,pasaronlapuertadelBuffaloRanchysubieronelbultodepiedracaliza(comounaballena varada en pleno desierto) de East Kaibab Monocline. Ahí el jeep trepólaboriosamente los cuatrocientos pies que llevaban a los pinos amarillos y laspraderascubiertasdehierbadelparquenacionaldeKaibab.

Separaroncomobuenos turistasenel lagoJacoba repostargasolina, tomaruncafé con tarta y comprar cerveza.El aire era limpioy agradable, olía a luzde sol,resinadepinoypastos,frescoapesardelhorriblecalordeldesiertoquelesesperaba.Las hojas translúcidas de los álamos brillaban en la luz, los delgados troncos deblancacortezadeesteárbolponíanelpuntofemeninocontraelfollajeoscurodelasconíferas.

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EnellagoJacobviraronalsurporlacarreteraqueterminabaenelbordenortedeGrandCanyon.Bonnieteníaamorypaisajeyunacabañaentrelospinosenlamente;Hayduke, también un romántico y un soñador, atestaba su cabeza de maquinariamasoquista, acero retorciéndose, hierro en torsión,múltiples imágenesde loque élllamaba«destruccióncreativa».Deunmodoodeotroteníanquefrenarsinoparardeltodoelavancedelatecnocracia,elcrecimientodelCrecimiento,laexpansióndelaideologíadelascélulascancerígenas.

—He jurado sobre el altar deDios—mugióHayduke contra el viento (habíanquitadolacapotadeljeep)mediocerradoslosojos,tratandoderecordarlaspalabrasde Jefferson— hostilidad eterna contra cualquier puta forma de tiranía —introduciendounaerrataligeraperoentendible—sobrelavidadeunhombre.

—¿Yquépasaconlavidadelamujer?—gritóAbbzug.—¡Afollarla!—aullóHaydukejocosamente—.Yapropósito…Yapropósito—

añadió, saliéndose de la autopista para ingresar en un estrecho sendero en losbosques,bajopinosyálamosquecampanilleaban,lejosdeojosindiscretosyhaciaelbordedeunpradosoleadopunteadodeestiércoldevaca—,vamosaello.

Detuvoel jeep, apagóelmotor, seabalanzósobreellay la tiró sobre lahierba.Ella se resistió con vigor, tirándole del pelo, desgarrándole la camisa, tratando deinterponersusrodillasentrelaspiernasdeél.

—Vamosputa—gritó—,voyafollarte.—¿Sí?—dijoella—.Inténtalo,bastardodegenerado.Rodaronyrodaronsobrelahierbadelpradosuciadeestiércoldevaca,sobrelas

hojas caídas, sobre las agujas de pino, sobre las neuróticas hormigas muertas demiedo.

Casiseescapa.Peroéllaatrapó,lapusoenelsuelodenuevo,lasujetóconsusgrandesbrazos,enterrósusojos,suboca,surostroenlafraganciadelpelodeella,lemordióenelcogote,lehizosangre,lemordisqueóellóbulodelaoreja…

—Malditaputagordajudía…—Cerdopaganoincircunciso…—Malditaputa…—Teecharondelauniversidad.Parapléjicoverbal.Veteranoenparo.—Tequiero.—EresmaloenelScrabble.—¡Bastaya!—Vale,asíyavale—peroellaestabaarriba—.Tucabezaesunapiladecacade

vaca,losabes.Noteimporta.Porsupuestoqueno.Deacuerdo.Vale.¿Dóndeestá?Nopuedoencontrarla.¿Esto?¿Terefieresaesto?Hola,Mami,¿erestú?SoySylvia,sí.Óyeme,Mami,novoyasercapazdeirporHanukah.Sí,esoesloquehedicho.Resulta que mi novio —te acuerdas de Ichabod Ignatz— ha hecho estallar el

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aeropuerto.Esunaespeciede—¡ooooh!—maníaco…Él se la metió. Ella se la envainó. El viento soplaba a través de los pinos

amarillos, de los estremecidos álamos, las hojas danzando con un sonido como decascada pequeña.El discreto canto de los pajarillos, el ladrido de un zorro gris, ellejano rumor de los neumáticos en la carretera asfaltada, todos esos sonidosmoderados fueron barridos hacia el borde del mundo, perdiéndose entre susembestidas.

Arriba y abajo, dentro y fuera del bosque y del prado, por pozos y cráteres en lamesetacalcárea(agujereadacomounaesponjaconunsistemainfinitodecavernas),élpilotabaeljeep,haciaelsur,hacialaindustriadelatalaforestal,conesperanzaytemor. Ella iba apoyada sobre él, el largo cabello ondeando como una bandera alviento.

Se detuvieron una vez más, en el borde norte del prado, en el lugar llamadoPleasantValley,paracorregiryembelleceruncarteloficialdelaU.S.ForestServiceSmokeyBear.El cartel era un simulacro a tamañonatural del famosoosovestido,consombreroderanger,vaquerosypala.Ydecíalodesiempre,sisepodíaleertraslasuciedad,decía:«Sólotúpuedesprevenirlosincendiosforestales».

Fuera, las pinturas de nuevo. Agregaron un bigote amarillo que ciertamentemejoró la boca suave de Smokey, y pintaron sus ojos con unas líneas rojas queevidenciaban una resaca. Empezó a parecerse a Robert Redford interpretando aSundanceKid.BonnieledesabotonólamoscaaSmokey,pictóricamentehablando,ypinto sobre la entrepierna una polla pequeña con huevos peludos pero arrugados.Sobre la homilía de Smokey para la prevención de fuegos Hayduke añadió unasterisco y una nota a pie de página: «El Oso Smokey está lleno de mierda» (lamayoríadelosincendiossoncausadosporesevaporosoantropomorfoquemoraenloscielos,Dios,camufladoderayos).

Muydivertido.Pero,en1968,elCongresodelosEstadosUnidospromulgóunaley federal contra quien profanase, mutilase o incluso mejorase cualquierrepresentaciónoficialdelosoSmokey.Conscientedelalegislación,BonniemetióeneljeepaHaydukeypidióqueselargarandeallíantesdequeélsintieralatentaciónde agarrar a Smokey por el cuello y llevarlo a cualquier árbol, como el Pinusponderosa, y tenerlocolgadohastaqueelpenedelosopasaradeestar flácidoa laerecciónquetienenlosahorcados.

—Yaessuficiente—dijoAbbzug,yllevabarazóncomoeracostumbre.Cuatro millas al norte de la entrada del North Rim District Grand Canyon

Nacional Park llegaron a una intersección. La señal decía: «Cuidado con loscamiones». Hayduke giró a la izquierda en aquel punto, hacia una carretera sinpavimentarperoplanaquellevaba,rumboaleste,albosqueyaunnuevopaisaje.

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DurantelascuarentamillasquellevabandesdeellagoJacobnohabíanvistomásqueverdespraderasdecoradasconrebañosdeganadoyalgunosciervos,ymásalládelospradoslosálamos,lospinos,losabetosdeloqueenaparienciaera,intactoysin talar, un bosque nacional público. Pura fachada.Detrás de ese falso frontal deárboles intactos, una franja de crecimiento virgen de un cuarto de milla deprofundidad, estaba el verdadero negocio del bosque nacional: plantaciones demadera,granjasdeleña,factoríasparalaindustriadelostableros,elcartón,lapastadepapel,lamaderacontrachapada.

Bonnie estaba sorprendida. Nunca antes había visto una operación de talasemejante.

—¿Quépasaconlosárboles?—¿Quéárboles?—dijoHayduke.—Aesoesaloquemerefiero.Pararoneljeep.Ensilenciocontemplaronlaescenadeladevastación.Enunárea

demediamillaelbosquehabíasidoaniquilado,nohabíaárbolnipequeñonigrande,nisanonienfermo,ni jovenniviejo.Todohabíasidoarrancado,noquedabanmásquelassobras.Dondehabíaárbolesahorasóloquedabanrestosdemalezaesperandoa ser quemadas cuando llegasen las nieves del invierno. Una red de camiones ybulldozersseencargaríandecompletarlaamputación.

—Explícamelo—pidióella—.¿Quépasaallí?Élintentóexplicárselo.Laexplicaciónnoerafácil.Haciendo claros en el bosque te cargas lo que la industria llama «árboles

infestados»y en su lugarplantanotras especiesde árbolesmeramente funcionales,los plantan como si fueran maíz, sorgo, remolacha azucarera o cualquier otroproducto agrícola. Luego les echan unos fertilizantes químicos para reemplazar elhumus de los árboles talados, se inyectan las raíces con hormonas de crecimientorápido, losprotegenconrepelentesdeciervosyasí levantanunamasauniformedeárboles, todos idénticos. Cuando los árboles alcanzan cierto peso previamenteespecificado—no la madurez, eso tardaría demasiado— mandas que vengan unaflota de máquinas taladoras y los cortas a ras de suelo. A todos ellos. Quemanentonceseláreacubiertadedetritusdevegetación talada, lavuelvena inseminaryfertilizar, todo en un ciclo que se repite sin solución de continuidad, siempremásdeprisamásdeprisa,hastaquecomoenlafábulamalasiadelPájaroConcéntricoquevuelacadavezencírculosmáspequeñoshastaquedesapareceporsupropioagujerodelculo.

—¿Loentiendes?—preguntóél.—Síyno—dijo ella—,exceptoque, comosi esto…—ella levantó lamanoy

luego apuntó al erial que tenían delante—.Quiero decir que si esto es un bosquenacional—unbosquenacional—entoncesnospertenece,¿no?

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—Incorrecto.—Perohasdicho…—¿Nopuedesentendernada?Malditachupapollasmarxistaliberalneoyorquina.—Nosoyunamarxistaliberalneoyorquina.Haydukecondujohastapasareláreadelclaro.Aunquequedabanaúnpequeñas

señales de bosque natural en Kaibab parecía aún un bosque. El claro sólo habíaempezadoaextenderse.Aunquesehabíaperdidoyamucho,quedabaaúnmucho—perosehabíaperdidoyamucho.

Todavíasinentenderlo,Bonniepreguntó:—Ellospaganpornuestrosárboles,¿verdad?—Seguro,paganportenerderechoadeforestarunapartedelparque.Elquegana

lasubastaleextiendeunchequealTesorodelosEstadosUnidos.ElServicioForestalcogesudinero,nuestrodinero,yselogastaconstruyendonuevascarreterasparalosdeforestadores,comoesta,paraquepuedanhacersusjueguitosdecaza,avercuántosciervos,cuántosturistas,cuántasardillaspuedentumbar.Unvenadosondiezpuntos,unaardillacinco,unturistauno.

—¿Dóndeestánlosmadererosahora?—Esdomingo.Dedescanso.—PeroAméricanecesitalamadera.Lagentenecesitaalgúntipodetecho.—Claro,sí—dijoHayduke—,lagentenecesitatechos—lodijoaregañadientes

—. Dejemos que construyan sus casas con piedras, por dios, con fango y conbastoncilloscomolospapagayos.Conladrillosobloquesdecemento.ConcajasdeembalajeolatasdeKarocomomisamigosenDakTho.Dejémoslequeconstruyancasas que resistan un poco, digamos cien años, como la cabaña del bisabuelo enPensilvania.Yentoncesnotendremosquedeforestarlosbosques.

—¿Esoesloqueleestáspidiendoalarevolucióncontraindustrial?—Exacto,esoestodo.—¿Yquéproponesquehagamos?Hayduke se lo pensó un momento. Deseó que Doc estuviese allí. Su cerebro

funcionabacomounmotorengripadoenundíadeinvierno.ComolaprosadelJefeMao. Hayduke era un saboteador de mucho ímpetu pero poco cerebro. El jeepmientrastantosehundíaenlomásprofundodelbosque,mientrascaíalatarde.Lospinosseelevabancontraelpolvode los rayossolares, losárboles transpiraban, loszorzales ermitaños cantaban y se volvían al cielo (no les quedaba otro remedio),florecidosconloscoloresquelesprestabaelocaso,doradoyazul.

Haydukepensaba.Porfintuvounaidea.Dijo:—Mi trabajo es salvar la puta naturaleza.No sé de nadamás quemerezca ser

salvado.Esoestáclaro,¿no?—Unamentemuybásica—dijoella.

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—Suficienteparamí.Llegaron al lugar queHaydukehabía estadobuscando.Eraun claroque crecía

porlaaccióndemáquinastaladorasqueestabanallí,sinnadaquehacer,alaluzdelcrepúsculo. Bulldozers, cargadores, tractores de arrastre, todos estaban esperandopero no había operarios, ellos habían realizado la última carga de la meseta alaserraderoelpasadoviernes.

—¿Dóndeestáelvigilante?—Nonecesitanvigilante—dijoHayduke—.Nohaynadiemásquenosotros.—Bueno,sinoteimportamegustaríaasegurarme.—Adelante.Subieronybajaron laspistasdearrastre,a travésdelbarro, losdetritus, juntoa

troncosapilados,juntoalosmutiladosrestosdelosárboles.Unamasacredepinos,noquedabaunárbolenpieenunáreadedoscientosacres.

Encontraronlaoficinadellugar,unapequeñacasatráilercerradayoscura,nadieencasa.«GEORGIA-PACIFICCORP.SEATTLE.WASH»,decíalaseñaldehojalataenlapuerta.Unlargoviajedevueltaacasaparaesosmuchachosporloqueparece,pensóHayduke.

Sebajó.Golpeóenlapuerta,sacudióelcerrojo.Nadierespondió,nadarespondió.Unaardillaparloteaba,unarrendajoazulchillabafueradelosárboles,másalládelostocones,perocercadeellosnosemovíanada.Hastaelvientosehabíaparadoyelbosqueestaba tranquilocomoel lugarmuertoque lo rodeaba.Bonniepensóen losViajeros.Decirlesquevolviesen.Decirlesquerecordasen,etc…Haydukeregresó.

—¿Ybien?—Te lodije.Nohaynadieaquí.Sehan ido todosa laciudadapasarel finde

semana.Ella volvió la cabeza, contempló de nuevo el campode batalla bajo las inertes

peropoderosasmáquinas,losindefensosárbolesmásalládelclaro.Luegoregresóalasmáquinas.

—Debehaberequipamientoporvalordeunmillóndedólaresaquí.Haydukeestudiólasmáquinasconojosevaluadores.—Unosdosmillonesymedio.Unasuposicióneratanválidacomolaotra.Estuvieronensilenciounminuto.—¿Quéhacer?—dijoella,sintiendoelfríodelanoche.Él sonrió.Loscolmillosbrillaronen laoscuridad.Elevó lospuñosgrandes, los

pulgareshaciaarriba.—Eshoradehacerlosdeberes.

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U18.EldoctorSarvisencasa

ndíaduroenlaconsulta.Enprimerlugarunacirugíatorácica:unadelicadalobectomíaenellóbuloinferiordelpulmónizquierdodeunadolescentequehabía llegado al suroeste diez años tarde, después de que el pensamiento

científicomodernohubierasustituidoelanticuadoairedelsigloXIXydequehubieracontraídounaneumonitisagravadaporcicatricesdebronquiectasia(pococomúnenlosmamíferosjóvenes),empeoradaasuvez,algunosañosmástarde,porladolenciamás típica del suroeste, la coccidioidomicosis o fiebre del valle. Esta infección,causada por un hongo, se asocia a las tierras alcalinas; el viento la transporta a lolargo y ancho del territorio, allá donde el desierto deja paso a la agricultura, lamineríaolaconstrucción.Estaenfermedaddefácilexpansiónacarreó,comoeradeesperar, graves hemorragias al muchacho; no había otra alternativa que extirpar,suturarlosbronquiosycoserlapieldelchaval.

En segundo lugar, para relajarse, Doc había llevado a cabo unahemorroidectomía,unaoperaciónsencilla—comoquitarleelcorazónaunamanzana— de la que siempre disfrutaba, especialmente cuando el paciente era W.W.

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Dingledine, un cateto puritano con el culo blanco perseguidor de bailarinas destriptease (¿noseráelauténticoW.W.Dingledine?Sí,señor,¡elmismo!),fiscaldeldistrito de Bernal County, Nuevo México. Los honorarios de Doc por los diezminutosdeperforaciónrectalfueron,enestecaso,unacantidadfijade500dólares.¿Desorbitado? Por supuesto. Claro que era desorbitado; pero, en fin, al fiscal deldistritoyalehabíanadvertido:«Ojoporojo,anoporano».

Cuandoterminó,dejócaerlabatasalpicadadesangre,pellizcólanalgaderechade la enfermera equivocada y salió al callejón por la puerta lateral arrastrando lospies,conpiernastemblorosas,atravésdelresplandorfotoquímicodelsoltenueperoimplacable de Alburquerque, y bajó los escalones hacia la oscuridad cómoda yacogedoradelbarmáscercano.

Lacamareraibayveníaunayotravezy,conunasonrisaincorpórea,sedeslizabaporlapenumbra.Docdiounsorboasumartiniypensóenelchicoalqueahoralearderíalaincisiónyacosidadeseispulgadasbajoelomoplatoizquierdo.Antaño,elsuroeste había sido el lugar adonde los médicos del este enviaban los casosrespiratoriosmásgraves.Yano;losagentesdedesarrollo—banqueros,empresarios,promotores, constructores de autopistas y directores de empresas de serviciospúblicos—habíanconseguido,enmenosdetreintaaños,queelairedelasciudadesdel suroeste alcanzara un nivel estándar, es decir, que estuviera tan viciado comocualquierotro.

Doc pensó que sabía de dónde provenía el veneno que había atacado lospulmonesdelchico,elmismovenenoquecorroíalasmembranasmucosasdevariosmillonesdehabitantes,incluyéndoleaélmismo.Desdelamalavisiónalairritaciónocular,desdelasalergiasalasma,pasandoporelenfisemaolaasteniageneral,habíaun largo etcétera, siempre patógeno. A los escolares que antes pasaban las tardescerca de allí, en Alburquerque, se les prohibió jugar al aire libre, pues respirarprofundamentesuponíaunpeligromayorqueeldelospederastas.

Pidióunsegundomartini,mientrasmirabafijamenteelmovimientodelosmuslosdeestructuraperfectadelachica,quesereplegabaconunserpenteosinuosoentrelasmesas, de vuelta a la barra cromada del bar. Pensó, mientras ella caminaba, enaquellas superficies internas que se acariciaban la una a la otra con una friccióníntima,encómosemovían,dóndeyporqué.Pensó,conunapunzada tandolorosacomolossueñosmatutinos,enBonnie.

Bastaya.Yaerasuficiente.Docsetopóconlainverosímilluzdelsol,conelcrecienteestruendoinvoluntario

deltráfico,conlaexistenciairrealdelaciudad.Encontrósubicicleta,queenrealidaderadeBonnie,dondelahabíaaparcado(algotorcida)enlaestructurasituadacercadela entrada de la sala de operaciones. Tambaleándose al principio, el doctor SarvispilotóenprimerasunavedediezvelocidadesparasubirlaprolongadacuestadeIron

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Avenue.(«Usandolaspiernas—comoloschicosdecampodecían—paramoverunpocoelculo»).

Conductores enloquecidos en arrogantes carros de acero le adelantabanpeligrosamente, casi rozándole. Él seguía abriéndose camino, heroico y solitario,ralentizandoeltráfico.Untrabajadoralmandodeunadescomunalhormigoneratocóelclaxon justodetrásdeélycasi lemandaa lacuneta.Docnoclaudicó;mientraspedaleabaalzóunamanoyextendióeldedomultiusos.

—¡Chinga[17]!—dijocomoréplica.Elcamioneropasóporsuladoyleadelantó,alejándosedeformatemerariadela

partederechadelacabinaparaasomarelantebrazofornidoysacarelpuñoyeldedo.—¡Chingatumadre[18]!Doc contestó con el conocido doble ataque napolitano: elmeñique y el índice

extendidoscomolosdientesdeuntenedordecarne.—¡Chingastugatz[19]!—unaobscenidadforzadaeintraducible.¡Oh,oh!Sehabíapasado.Estavezhabíallegadodemasiadolejos.Elcamionerovirólahormigonerahacialacunetaconunchirriardefrenos,abrió

lapuertadelladodelconductoryselanzóalexterior.Docsaltódenuevoalasfaltoypedaleóconsuavidadporladerecha,sentadodemaneraerguida,comouncaballero.Cambióatercera.Elcamionerocorrióunoscuantospasostrasél,paróyregresóasucabina, mientras un coro de bocinas empezó a sonar, tutti fortissima, detrás delcamión.

Siguiópor IronAvenue, la carreteraquemejor leveníaduranteunamillamás,cuandosediocuentadequeleseguían.Conunvistazoporencimadelhombrovioque lahormigoneraestabaremontando,cerniéndosecomoGoliat.Conelcorazónatodo trapo,masticando compulsivamente su cigarro, trazó un plan.La esquina queteníaenmente,unamanzanamásadelante,mostrabaunsolarvacíoconunaenormevallapublicitariadevigasdeaceroqueseelevabaadoscaras.

Doc ralentizó un poco el ritmo de la bicicleta, pedaleando lo más cerca de lacuneta que pudo, y permitió que pasara un par de coches. La hormigonera estabaahora justo detrás de él. Doc echó otra ojeada y le soltó al camionero otros dosinsultoscalabresesindescriptibleshaciendoloscuernosconlosdedos.Elclaxondelcamióncontestóconunrebuznodefuria.Docaumentólavelocidadycambióasextamientraslahormigoneratronabatrasél.Laesquinaestabacerca,seconcentróenlaaberturaestrechadelaaceradondeuncarrilsinasfaltarconducíaalasvallas.(DocyBonnie ya habían eliminado carteles así anteriormente).Doc señaló cortésmente elgirooblicuohacia laderechaqueestabaapuntode tomar,dandoalcamionerounamuestradedeportividad.Coneldedoextendido,claro.

El momento llegó. Doc dio el giro con soltura, sin dejar de pedalear ni unmomento. Raudo y veloz, sentado reposadamente sobre el pequeño sillín de la

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bicicleta,pasóentrelospostesdeaceroybajoelbordeinferiordeladoblevalla.Lapartedearribadesugorraevitóporseispulgadaselacerodelpostetransversal.Lahormigoneralosiguió.

Cuando oyó la colisión, Doc aminoró y comenzó a dar vueltas, sopesando losdaños: espectacular, pero nada grave. Ambas vallas estaban tiradas, desperdigadassobre la cabina y la mezcladora de cemento de la hormigonera. Del medio de lamarañadeescombrosemergíaunchorrodehumo,silbandocomoungéiser,desdeelradiadorreventadodelahormigoneran.°17delaCompañíaReddy-MixCement&GraveldeDukeCity.

Docobservócómoelconductorsedeslizabadesdelacabinahacialosrestosdelasvallas.Exceptonarizsangrante,variascontusionesleves,cortesyestadodeshock,el hombre no parecía estar herido de gravedad. Los gemidos dopplerianos de lassirenasqueseacercabanllegaronydejarondesonarconlosportazosdeloscoches.Lapolicíasehizocargodelasituación.Satisfecho,Docsealejópedaleandosinunrasguño.

La cena no era cosa fácil. Al doctor Sarvis le encantaba comer pero odiabacocinar.Despuésdeenredarduranteunratoporlacocinaconunpaquetedechuletasde cerdo duras como rocas tras cuatro semanas en el congelador, se conformó—dóndediablos estarámiBonnie—conuna lata de judíasverdes, algunos restosdeensaladadepolloAbbzugyunabotelladecerveza.Encendió la televisiónparaverlasnoticiasdelatardeconWalterCronkiteysusamigos.Sesentójuntoalamesayestudióunavezmáslapostalquehabíaencontradoenelbuzón.

QueridopapáDocestoypasándolomuybienaquíenelbosquecojiendofloresviendoaloscierbosyelGeneralHavick nos sigue a todas partes te echamos todos demenos ¿nos vemos en Page o en FryCanyon?¿Dentrodeunasemanaodos,no?TellamaremosunbesoButchyBonnieySeldomSeenSlim.

ElmatasellosdelapostaleradeJacobLake(Arizona)ylaimagenmostrabaunapanorámicadeunapradera,unvenadoyunosálamoscolorverdeestival.

Comiósucenadesolterosolitario;sesentíatanfríoyabatidocomolaensaladadepollo.Echabademenosalabanda.Echabademenoselaireintenso,lospáramos,lasflorecitasamarillas,elolordelhumodeenebro,eltactodelaarenaylagravaensusmanos.(ColaboraconlosEco-Ridersdetulocalidad).PeroaquienmásechabademenoseraasuBonnie.LaAbbzugmáshermosaquehayaexistidojamás.

Violasnoticias.Lomismodeldíaanterior.Lacrisisgeneralllegaba.Nadanuevoexcepto losanuncios llenosdearteencubiertoyecoporno.Escenasde lospantanosdeLuisiana,depájarosextrañosvolandoacámara lenta,decipresesconbarbasdemusgo negro. Sobre la imagen primigenia hablaba la voz del Poder, con unasinceridadfétida,deshaciéndoseenelogioshaciasímisma,laExxonOilCompany:supulcritud,suexigentecuidadoporlosalvaje,supreocupaciónporlasnecesidadeshumanas.

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Al volver de la nevera, con la segunda cerveza en lamano,Doc se detuvo unmomento frente a la pantalla de la televisión. Un plano largo de una plataformapetrolífera en el mar. La música elevándose al terminar la frase. Las palabras«Pensábamosquetegustaríasaber»pasandoporlapantalla.Demasiadoparaél.Derepente todo aquello era demasiado.Hizo retroceder su enormebota derechaydiouna patada al cuadrado de la imagen, que implosionó-explosionó con un sonidoparecidoalestallidodeunabombillagigante.Lacocinasecubriódeunresplandorazul que se extinguió justo después de aparecer. Por las paredes se deslizaronfragmentosdecristalfluorescente.

Docseparóacontemplarloespantosoqueeraloquehabíahecho.—AsíescomocontradigoaMcLuhan—murmuró.Se sentó de nuevo junto a la mesa. El olor a sulfuro de zinc flotaba en el

ambiente.Seterminólacenayvolcólosplatossobrelapiladecacharrossuciosdellavavajillasqueyarebosaba.Losempujóhaciaabajo,inclinándolosconfuerzabajolatapa.Seoyóuncrujidodecristalroto.DiodecomeralgatodeBonnieyluegoloechó;sefuedelacocina,sesentóenelsalónyencendióuncigarro,mientrasmirabaporelventanaldeloestelaadustamagnificenciadelaciudad,comosifueraunlechodebrasas.Encimade laciudadymásalládelRíoGrande, la lunacrecientependíadel cielo del atardecer, pálida como el platino, alumbrando la ciudad, el río y lallanuradeldesierto.

Docpensó en sus amigos, que estarían en algún lugar allí fuera, lejos, hacia elnorteyeloeste,entrelasrocas,bajoesaluzsencilla,haciendolostrabajosnecesariosmientraséldejabapasarsusañosdemadurez.Eldiablo,cuandono tienenadaquehacer,matamoscasconelrabo.DocSarvisalcanzóelperiódico.Violapublicidadatodapáginadelacontraportada.Regata,pistadehielo,DukeCity.Pensóquedeberíairaecharunvistazoalasnuevascasasflotantes.Aldíasiguiente,oalotro.Pronto.

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H19.Extrañosenlanoche

aydukeocultóeljeepentrelospinos,cercadeláreadeexplotaciónysituóaBonniesobreelcapóconinstruccionesde tener losojosbienabiertosydeaguzareloído.Ellaasintióimpaciente.

Sepusoelcasco,elmono,lapistolaconelcinturón,losguantesdetrabajo,cogióunapequeñalinternaylasotrasherramientasysealejódedondeestabaBonniehaciael interior del terreno deforestado, desvaneciéndose como una sombra entre lasmáquinasgigantescas.Ellaquiso leer, peroya estabademasiadooscuro.Sepuso acantarcancionesduranteunrato,envozbaja,yescuchóloschillidosdeunospájaros,desconocidoseinvisibles,alláenelbosque,queregresabanasusnidosparapasarlanocheconlacabezaacurrucadabajoelplieguedelala,ysumergirseasíenlossueñossencilloseinocentesdelasaves(lospájarosnotienencerebro).

Elbosqueparecíaeterno.Elvientohabíacesadohacía tiempoylaquietud,unavez que los pájaros se habían callado, se hizo más sutil y profunda. Bonnie eraconsciente de los altos seres de su alrededor: los cavilantes pinos amarillos, laspersonalidades greñudas y sombrías de las píceas de Engelmann, sus altas copas

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comoagujasdecatedrales, apuntandoenángulosdivergentes (todo loque seelevadebe divergir) hacia esa espléndida bola de fuego dividida en estrellas de primeramagnitud que adornan al iluminar, lo mejor que pueden, el inmenso interior denuestrouniversoenexpansión.Bonniecreyóhabervistoesoantes.Selióunporroyloencendió.

Mientrastanto,bajolastripasdeunabulldozer,GeorgeW.Hayduketirabadeunaenorme llave inglesa intentando abrir el tapón de drenaje del cárter de una Allis-ChalmersHD-41,el tractormásgrandequefabricaAllis-Chalmers.Lallaveeradetrespiesdelargo—lahabíasacadodelacajadeherramientasdeltractor—peronoconseguíagiraraquellatuercacuadrada.Cogiósullavetubular,untubodeacerodeunalongituddetrespies, laajustócomounafundaalfinaldelmangodelallaveytiródenuevo.Estavezlatuercacuadradacedióunafraccióndemilímetro.Justoloquenecesitaba;Haydukevolvióatirarylatuercacomenzóagirar.

Hastaaquínohabíahechonadaespectacular,simplementeseguirprocedimientosrutinarios.Enlamedidadeloposible,comoenelcasodeesaHD-41,decidióvaciarel aceite del cárter con la idea de encender el motor justo antes demarcharse (elfactor de ruido). No tenía las llaves, pero supuso que encontraría lo necesarioforzandolacasetadeobra.

Otrogirodetuercamásyelaceitecomenzaríaaverterse.Haydukeseretiróconcuidadoyvolvióaagarrarlallavetubular.Entonces,sequedóhelado.

—¿Quétal,amigo?—dijolavozdeunhombre,lentamente,anomásdeveintepiesdedistancia.

Haydukeseechólamanoalarma.—No,nohagaseso.—Elhombreapretóunbotónydirigiódirectamenteelhaz

de luz de una potente linterna hacia los ojos deHayduke—. Tengo esto—aclaró,empujandohacialaluzelcañóndeloqueparecíaunaescopetadecalibredoce,paraque Hayduke pudiera verla—. Sí, está cargada —añadió—, está amartillada y essensiblecomounaserpientedecascabel.

Elhombresedetuvo.Haydukeesperó.—Deacuerdo—continuó—,sigueyterminaconloqueestáshaciendoahíabajo.—¿Quétermine?—Vamos,sigue.—Estababuscandounacosa—replicóHayduke.Elhombreseechóareír,conunarisacómoda,agradable,peroamenazadora.—¿Esesocierto?—preguntó—.¿Yquédiablosestásbuscandobajoelcárterde

unamalditabulldozerenlaoscuridad?Haydukemeditó.Síqueeraunabuenapregunta.—Bueno—dijo.Ydudó.—Piénsatelo,tómatetutiempo.

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—Bueno…—Debedeseralgobastantebueno.—Sí. Bueno, estaba buscando… en fin, estoy escribiendo un libro sobre

bulldozersyhepensadoquedeberíavercómoson.Pordebajo.—Esonosuenamuybien.¿Ycómoson?—Grasientas.—Tediría,amigo,queteahorrestodoeserollo.¿Paraquéesesallavedetrespies

delargoquetienesenlasmanos?¿Conesoesconloqueescribestuslibros?Haydukenodijonada.—Vale—siguióelhombre—,continúa,terminatutrabajo.Haydukevaciló.—Enserio.Quitaesetapón.Dejaquesalgaelaceite.Haydukehizo loque leordenó.Despuésde todo, la escopeta estabaapuntando

hacia su cara, igual que la linterna. Una escopeta a una distancia corta es unargumentopoderoso.Procedióaaflojareltapón,elaceitecomenzóafluirlibremente,brillanteyprofuso,sobrelatierraremovida.

—Ahora—dijoelhombre—,sueltalallaveinglesa,pontelasmanosdetrásdelacabezaysaldeahíarrastrándotesobrelaespalda.

Haydukeobedeció.Noerafácilavanzarserpenteandopordebajodeuntractorsinusarlasmanos.Perolohizo.

—Ahorapontebocaabajo.De nuevo le hizo caso. El hombre, que estaba en cuclillas, se puso de pie, se

acercómás,desenfundólapistoladeHayduke,retrocedióysevolvióaagachar.—Muybien—indicó—,yapuedesdartelavueltaysentarte.ExaminóelarmadeHayduke.—Ruger375Mágnum.Poderosa,síseñor.Haydukesepusofrenteaél.—Nohacefaltaquemeapuntesalosojosconlaluz.—Tienesrazón,amigo.—Eldesconocidolaapagó—.Losiento.Estabanfrentea frente,en la repentinaoscuridad,quizáspreguntándosecuálde

losdostendríalavisiónnocturnamásrápidaymejor.Peroeldesconocidomanteníaelíndiceenelgatillodesuescopeta.Conlaluzdelasestrellasdelaelevadamesetapodíanverselosuficientementebien.Duranteunosinstantes,ningunodelosdossemovió.

Eldesconocidocarraspeó.—Sí que trabajas despacio—protestó—, llevo observándote alrededor de una

hora.Haydukecontinuócallado.—Peroveoquehashechounbuentrabajo.Meticuloso.Megusta.

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Elhombreescupióenelsuelo.—NocomoalgunosdeloschapucerosquehevistoenPowderRiver.Ocomolos

muchachosdeTucson.Olosquedescarrilaron…¿Cómotellamas?Haydukeabriólaboca.¿HenryLightcap?—pensó—,¿JoeSmith?Talvez…—Daigual—espetó—,noquierosaberlo.Haydukemiróatentamenteelrostroqueseencontrabafrenteaél,adiezpiesde

distanciabajolaluzdelasestrellas,quecadavezveíadeunamaneramásnítida.Vioque el desconocido llevaba unamáscara.No era un pasamontañas negro hasta losojos, sino simplemente un pañuelo puesto sobre la nariz, la boca y lasmejillas, alestilodelosbandidos.Sobreelpañueloseleveíaelojoderechooscuro,ligeramentebrillante,quelemirabadesdedebajodelalainclinadadeunsombreronegro.Elotroojopermanecíacerradoenunaespeciedeguiñopermanente.Haydukeporfinsediocuentadequeelgloboocularizquierdodelhombrenoestabaahídesdehacíatiempo,quelohabríaperdidoyolvidadoenalgunaantiguapeleadebaroenalgunaguerralegendaria.

—¿Quiéneres?—preguntóHayduke.Elhombreenmascaradohablóconuntonoentresorprendidoymolesto:—Noquierassaberlo.Esapreguntanoesmuyamable.Silencio.Semiraronfijamente.Eldesconocidosoltóunacarcajada.—Apuestoaquecreíasqueeraelvigilantenocturno,¿verdad?Tehehechosudar

unpoco,¿eh?—¿Dóndeestáelvigilante?—Allídentro.Eldesconocidosacudióelpulgarhaciaunacasetadeobracercana,dondeestaba

aparcadaunacamionetaconpegatinasdelacompañíaenlaspuertas.—¿Quéestáhaciendo?—Nada,lotengoatadoyamordazado.Estábien.Estaráasíhastaellunesporla

mañana,quevolveránlosleñadoresylosoltarán.—Ellunesporlamañanaesmañanaporlamañana.—Sí,parecequedeberíairmelargandodeaquí.—¿Cómohasvenido?—Megustausarelcaballoparatrabajosdeestetipo.Quizásnoseamuyrápido,

peroesmássilencioso.Otrapausa.—¿Aquéterefieres—preguntóHayduke—con«trabajosdeestetipo»?—Lomismoquehacestú.Cuántaspreguntashaces.¿Quieresvermicaballo?—No,quieroquemedevuelvaslapistola.—Deacuerdo.—Eldesconocidoseladevolvió—.Mejorseráquelapróximavez

temantengascercadetuvigía.

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—¿Dóndeestá?—Haydukeenfundólapistola.—Enelmismojeepdondeladejaste,dándolecaladasaunodeesoscigarritosde

maría.Oasíestabaantes.El desconocido hizo una pausa para observar la oscuridad circundante y luego

volvióagirarsehaciaHayduke.—También hay algo más que quieres—añadió rebuscando en sus bolsillos, y

sacóunmanojodellaves—.Ahorapuedesencenderelmotorygriparlobien.Haydukeagitólasllavesymiróhacialacasetadeobra.—¿Seguroqueelvigilanteestábienatado?—Lo tengo esposado, atado de pies ymanos, amordazado, borracho comouna

cubayencerrado.—¿Borrachocomounacuba?—Estabamedioborrachocuandollegué.Cuandoyaleteníalehiceterminarsela

pintadebourbonqueseestabatomando.Cayóinconsciente,asustadoycontento.—Poresonadiegritócuandogolpeé lapuerta.—Haydukemiróaldesconocido

enmascarado,quearrastrabalospies,aparentementelistoparamarcharse.Unavozaguda,crispadayaterrorizadasaliódelaoscuridad.—George,¿estásbien?—Estoybien—gritó—.Quédateahí,Natalie.Siguevigilando.Además,mellamo

Leopold.—Vale,Leopold.Haydukehizosonarlasllaves,mirandolamoledetractorqueestabaasulado.—Noestoysegurodesabercómoponerloenmarcha—declaró.Elhombreenmascaradolerespondió:—Teecharéunamano.Tampocotengotantaprisa.Fuera, en algún lugar del bosque, un caballo se revolvía, pisoteando y

relinchando.Elhombreescuchómientrasgirabalacabezaenaquelladirección.—Tranquila, Rosie.Voy a por ti en unminuto.—Se volvió haciaHayduke—.

Vamos.Treparonhastaelasientodelconductordelenormetractor.Eldesconocidovolvió

atomarlasllaves,eligióunadeellasyabriólatapadedetrásdelospedalesdefrenoenelsuelodelacabina.MostróaHaydukelallavemaestraylapusoenmarcha.Adiferencia de la anticuada Caterpillar de Hite Marina, esta máquina se ponía enfuncionamientomediantelaenergíadeunaseriedebaterías.

—De acuerdo —dijo el tuerto—, ahora pulsa el botoncito que está junto alselectordevelocidad.

Hayduke apretó el botón. El selenoide puso en contacto el piñón delmotor dearranqueconlacoronadelvolantedeinercia;losdocecilindrosdecuatrotiemposdelCummins diésel comenzaron a sonar: 1710 pulgadas cúbicas de energía de pistón

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acumulada.Haydukeestabaencantado.Retirólapalancadelaceleradoryelmotorserevolucionóconsuavidad,listoparatrabajar(aunquesecalentaríarápido).

—Voyahaceralgoconestamáquina—comentóalextraño.—Sí,¿qué?—Merefieroaquevoyamovercosasporaquí.—Entoncesdateprisa.Sóloaguantaráunosminutos.Eldesconocidoechóunvistazoal tablerodemandos:presiónde aceite a cero,

temperatura del motor subiendo. Ahora se oía un ruido extraño y poco saludable,comoelaullidodeunperroenfermo.

Haydukequitólapalancadebloqueoyapretólapalancadevelocidad.Eltractorarremetióconlapalainferior,yempujóunatoneladadebarroydostoconesdepinoamarillohaciaelladodelacasetadeGeorgia-Pacific.

—¡Haciaalláno!—gritóeldesconocido—,hayunhombreahídentro.—Deacuerdo.Haydukeparó lamaquina,ydejó lacargaapilada juntoa laparedde lacaseta.

PusomarchaatrásyeltractorchocócontralacamionetadeGeorgia-Pacific,quesereventó como una lata de cerveza. Hizo girar la bulldozer hacia ella mientrasaplastabalosescombroscontraelestiércol.

¿Losiguiente?Haydukemiróalrededorbajolaluzdelasestrellasbuscandootroobjetivo.

—Veamos qué se puede hacer con esa cargadora Clark nueva que está ahí—sugirióelhombreenmascarado.

—Mira.Haydukeelevólapala,giróeltractorycargóatodavelocidad(cincomillaspor

hora)contralamaquina.Estaseabollóemitiendoungratificantecrujidodeaceroyhierro. Pivotó el tractor 200 grados y lo dirigió hacia un camión cisterna lleno degasoil.

Alguienleestabagritando.Algoleestabagritando.Pisóafondo.Eltractordiounascuantassacudidasalgirarlasruedasdentadasy

sedetuvo.Elbloquedelmotorsepartió.Unchorrodevaporsalíadisparado,pitandoconurgencia.Elmotorluchabaporsobrevivir.Algoexplotódentrodelcolectoryunborbotón de llamas azules comenzó a brotar de la chimenea exhausta, y empezó alanzarchispasabrasadorashacialasestrellas.Encasquilladosdentrodesuscámaras,losdocepistonessehicieronunasolapieza,unidosparasiemprealoscilindrosyelbloque. Una inamovible masa molecular unificada, entrópica, caldeada y blanca.Todoerauno.Losgritoscontinuaban.Cincuentayunatoneladasdetractorgritandoenlanoche.

—Sevaapique—explicóelhombreenmascarado—.Yanohaynadaquehacer.Descendióporlapartedeatrás,bajolasochotoneladasdestripadas.

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—Vámonos—gritó—.¡Alguienviene!Yseescabullóenlaoscuridad.Haydukesecalmóybajódeltractor.Todavíaoíaquealguienlegritaba.Bonnie.Ellaletiródelamanga,señalandohaciaelbosque.—¿Esquenoloves?—chilló—.¡Luces!¡Luces!¿Quétepasa?HaydukemiróyagarróaBonnieporelbrazo.—¡Poraquí!Corrierona travésdel claroentre los toconesde losárboleshaciael abrigodel

bosque,mientrasuncamiónseacercabaruidosamentehaciaeláreaabierta.Losfarosresplandecían,unfocobarrióelterrenoypormuypocolosdescubre.

Perono.Ahoraestabanenelbosque,entrelosaliadosárboles.Atientasatravésde laoscuridad, en ladirecciónqueél creíaqueera la correctapara llegar al jeep,Haydukeoyóeltronardeunoscascos.Alguienacaballogalopabaatodaprisa.Delcamión,quesehabíaparadojuntoalabulldozerqueseguíasilbando,comenzaronasalirvarioshombres:uno,dos,tres…,imposiblecontarlosenlaoscuridad.HaydukeyAbbzugvieronqueunfocorastreabaelclaroylosárboles,enbuscadelcaballo.

Demasiado tarde, una vez más: cuando vislumbraron al jinete ya habíadesaparecido por el bosque hacia la carretera, cabalgando en la madrugada. Unapistolaaullóinútilmenteamododequejaunavez,dosvecesyluegocesó.Elruidodecascos sedesvaneció.Loshombresdel camiónacudieronparaayudar a alguienqueestabadentrodelacasetadeobrayquedabapatadasalasparedes.Tardaríanunbuenratoensacarleconesamontañadeescombrosqueestabacolocadaatascandolapuerta.

BonnieyGeorgesemontaroneneljeep.—PorDiossanto,¿quiéneraese?—preguntóBonnie.—Elvigilante,creo.—No,quierodecirelhombredelcaballo.—Nolosé.—Puesestabasconél.—Nosénadadeél.Cierralapuertaylarguémonosdeaquí.—Nosvanaoír.—No,conlosbramidosdelabulldozernopodrán.Condujofueradelaarboledaconlasestrellascomoúnicaluz,lentamente,porla

carretera principal del bosque, regresando hacia la autopista yNorthRim.Cuandotuvo la impresión de que ya había recorrido una distancia suficiente, encendió laslucesypisóelacelerador.Eljeep,queestabapuestoapunto,ronroneósuavemente.

—¿Deverdadnosabesquiéneraesehombre?—Nolosé,cielo.Loúnicoqueséesloqueyatehedicho.Llámalo«Kemosabe».—¿Quénombreesese?

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—Esunapalabrapaiute.—¿Yquésignifica?—«Idiota».—Esoloexplica.Encaja.Tengohambre.Damealgodecomer.—Espera hasta que nos hayamos alejado unas cuantas millas más del terreno

talado.—¿Quiénestabaenelcamión?—Ni losénihequeridoquedarmeporallíparaaveriguarlo.¿Túsí?—Decidió

darleunpocodecaña—.¿Túsí,mimaravillosavigilante?—Mira—respondióella—,nomedeslatabarraconeso.Queríasquemequedara

eneljeepyesoesloquehehecho.Estabavigilandolacarretera,comotúquerías.—Deacuerdo—dijo.—Asíquecierraelpico.—Deacuerdo.—Yentretenme,meaburro.—Estábien.Estevaporti.Unacertijodeverdad.¿Cuálesladiferenciaentreel

LlaneroSolitarioyDios?Bonnie loestuvopensandomientrasel jeep leszarandeabaa travésdelbosque.

Lióuncigarrilloysiguiódándolevueltas.Alfinal,concluyó:—Vayamierdadeacertijo.Merindo.—Losllanerossolitariosexistendeverdad—dijoHayduke.—Noloentiendo.Seestiró,laagarróylaapretócontraél.—Olvídalo.

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H20.Elregresoalaescenadelcrimen

aydukeyAbbzugacamparonilegalmente(nisiquieraestabapermitidohacerfuego)encontradetodaslasnormativas,lejosdelasfalto,descendiendoporuncortafuegosbajolosálamos.

Sedespertarontardeytomaroneldesayunoacostados.Lospájaroscantaban,laluzdelsolbrillaba,etcétera.Mástarde,elladijo:—Ahoraquierocomeralgo.HaydukelallevóaNorthRimLodgeatomarunbrunch:zumodenaranja,gofres

de nueces, huevos fritos, croquetas de patata, jamón, tostadas, leche, café y caféirlandés,acompañadodeunaramitadeperejilparacadauno.Todomaravilloso.ÉllacondujoalaterrazadellocalylemostrólasvistasdesdeelbordedelGranCañóndelColorado.

—Genial—afirmóella.—Cuandohasvistoungrancañónyaloshasvistotodos—convinoél.La llevó a Cape Royal, Point Imperial y finalmente a Point Sublime, donde

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acamparon ilegalmente por segunda noche consecutiva. Mientras el sol se poníalegalmente(poreloeste)ellosmirabanhacialasprofundidadesdelabismo,seismilpieshaciaabajo.

—Esteabismomeabisma—Haydukebromeó.—Tengosueño—dijoella.—Madremía,perosiaúnnosehapuestoelsol.¿Quétepasa?—Nolosé.Descansemosunratoantesdeirnosadormir.Había sidoun finde semanamovido.Sevolvierona tumbarparadescansarun

pocomás.Desde muy, muy, muy abajo, conducido por el viento, llegaba el aplauso de

BoucherRapids.Los tallos secosy lascáscarasvacíasde las semillasde lasyucasrepiqueteaban con la brisa, sobre el borde del precipicio, bajo las estrellas. Losmurciélagosselanzabanenpicadoyzigzagueaban,chillandoypersiguiendoinsectosqueefectuabanpiruetasevasivasparasalvarsusvidas.Másallá,enlaoscuridaddelbosque,unpájaronocturnograznaba.Losatajacaminosseelevabanhacialacoloridapuestadesol,planeandoyvolandoencírculosyarrojándosederepenteenbuscadebichos;luego,conunruidodealasparecidoalbramidodeuntorolejano,remontabanelvuelo tras labajadaenpicado.Toros-murciélago.Devueltaalbosque,desde lasprofundidadesdelapenumbradelospinos,untordoermitañoreclamaba—¿aquiénreclamaba?—connotasaflautadas.Elpoetamelancólicoentrelospinos.Otropájarolerespondíadeinmediato:elpájaropayaso,elcuervoolapollueladeKaibab,conunruidoparecidoaldeunrancherosonándoselanariz.

SepasabanelplacebodeBonnieunayotravezaunavelocidadlenta,muylenta.Lalocuradelosporros.Tequiero,MariJuana.

—Escucha —murmuró George W. Hayduke, con el corazón corrompido y elcerebrodañadoportalcantidaddebelleza,amor,ternura,costo,coño,puestadesol,paisajedelcañónynotasmusicalesdelbosque.

—¿Sabesunacosa,Bonnie?—¿Qué?—¿Sabesquenotenemosqueseguirasí,comohastaahora?¿Losabes?Ellaabriósusojospesados.—¿Quenotenemosqueseguircómo?—No tenemos que seguir jugándonos el tipo. Nos van a coger. Me matarán.

Tendránquehacerlo.—¿Qué?¿Quién?¿Dequiénhablas?—Siseguimos.PodríamosiraOregón.Heoídoquehaysereshumanosporallí.

PodríamosiraNuevaZelanda,criarovejas.Ellaselevantósobreloscodos.—¿Me estás hablando a mí? ¿Has perdido la cabeza? ¿Estás enfermo o qué,

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George?¿Cuántos…?—dameelporro—.Pero,¿quiénerestú?LosojosdrogadosdeHaydukelamirarondesdeunadistanciadecuarentamillas,

laspupilasmarronesoscurasdilatadascomofichasdedamas.Fichasdepoker.Setas.Colmenillas mágicas. Lentamente la gran sonrisa reluciente y diabólica apareció,malvadacomoladeunloboenelcrepúsculogrisazulado.

—Loshombresmellaman…—dijoconlalenguaespesayentumecidacomounzapato—.Hombres…

—¿Unoshombrestellaman?—preguntóella.Éllovolvióaintentar:—Me llaman… hay personas que me llaman…—Se puso un dedo sobre los

labiosadormecidos—.Shhhhh…Kemo…sabe…—¿Imbécil?—Eso es —añadió él, asintiendo con la cabeza pesada como una piedra y

sonriendo feliz.Seechóa reírysedejócaerotravez juntoaella.Sedesplomaronjuntos, mientras reían desparramados sobre sus sacos de plumas unidos por lacremallera.

Por la mañana, él ya se había repuesto, volvió a su ser normal, endiablado yvehementeapesardeldestructivodolordecabezadelamarihuana.

—Volvemos al trabajo —gruñó para que ella se apresurara—. Esta semanatenemosqueocuparnosdetrespuentes,unferrocarril,unamina,unacentraleléctrica,dospresas,un reactornuclear,uncentrodedatos, seisproyectosdeautopistayunmiradordelaBLM.Vamos,vamos,vamos.Hazcafé,mecagoenlaputa,otemandodevueltaalBronx.

—¿Túycuántosmáscomotú,tío?Sedirigieronhaciaelnorte,fueradelparque,haciaelbosquenacional.Propiedad

detodoslosamericanosadministradaparatipor(laAsociaciónForestalAmericana)nuestrossimpáticosguardas forestales.ElcarteldelosoSmokey lohabíanquitado.EnJacobLakepararonpararepostar,repusieronlacestaconcervezas(devueltaalanormalidad, dice Hayduke) y enviaron unas cuantas postales incriminatorias confotos. Adelante. Hayduke tomó la bifurcación derecha hacia fuera del bosque, endirección este, bajando por el plieguemonoclinal hacia el desierto rojo marciano,flotandoentrelosreflejosprovocadosporelcalordeHouserockValley.Satisfechoscon ellos mismos y con el mundo, condujeron a través del desierto, subieron lamesetaKaibitoysedirigieronhaciaelsurestemásalládePageparavercómoseguíael ferrocarril Black Mesa & Lake Powell Railroad. Ocultaron el jeep fuera de lacarreteracercadel crucedeKaibitoCanyonycaminaronhaciaelnorteduranteunpardemillasenmediodelpsicodélicoatardecernavajo.Vieronelferrocarrildesdeladistancia.Correctamenteorientados,siguieronsucaminohaciaunpuntoelevadode

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las rocas de arenisca desde donde, mediante los prismáticos, podían realizar elseguimientodelostrabajosdereparaciónenelpuentedeKaibitoCanyon.

—Laelectricidadhavuelto.—Déjamever.Ella vio a través de los prismáticos las vías, el tren reparado, una gran grúa

Bucyrus-EriequelevantabavigasenIdesdeunvagónabierto,girabasobresubaseybajabalasvigashacialoscontrafuertesdelpuentereconstruido.Ingenieros,técnicosy peones pululaban como hormigas sobre la zona de trabajo. La línea eléctrica,empalmadaydenuevolevantada,colgabaalolargodelhuecodelcañónaportandoenergíadealtovoltajeparaloquehicierafalta.Abajoenlassombras,losvagonesdecarbón se apilaban unos contra otros como escombros de chatarra y esperaban serrescatados.

—Una organización con decisión —comentó Bonnie. «Ahora ya sabemos —pensó—cómose construyeron laspirámides, cómo llegóa existir laGranMurallaChinayporqué».

—La central eléctrica quiere ese carbón —dijo George—, y lo quieredesesperadamente. Pacific Gas and Electricity necesita sus caramelitos. Vamos atenerquedetenerlosdenuevo,Abbzug.

Volvieron a la autopista a través de los arrecifes de arenisca, caminando conesfuerzoporlasdunas.Llegaronallugarenelqueseencontrabaeljeepcamuflado,entre los árboles del desierto, donde una bandada de arrendajos se arremolinabalevantandoelvuelocomoconfetiasupaso.

—Herramientas,guantesycascos.—¿Quéherramientas?—Tenazas.Motosierra.Armadosyequipados,masticandocecinadeternera,galletasdehigoymanzanas,

marcharon hacia las vías del ferrocarril, esta vez por otro camino.Tumbados bocaabajoenunaduna,vieroncómountrendetrabajopasabatraqueteandoderegresoaPage en busca de más suministros. El tren desapareció al dar una curva. Bonniesiguió vigilando con los prismáticos en la mano, bajo la sombra de un enebro,mientrasHaydukesefueatrabajar.

Caminó pesadamente por la arena hasta la vía, cortó la vallametálica, empujóhaciaun ladounamarañade rastrojosen formadebolay sedirigióhacia elposteeléctrico más cercano. Al igual que los demás, el poste estaba anclado al suelo.DirigiólamiradahaciadondeseencontrabaBonnie.Ellalediolaseñaldeadelante.Encendió lamotosierra y, lentamente aunque conmucho ruido, hizo una profundamuescaenlabasedelposte.Apagólasierra,miróaBonnieyprestóatención.Ellalediolaseñaldetododespejado.

Haydukecorrióhaciaelsiguienteposteehizootrocortesimilar.Cuandoterminó,

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paró elmotor y confirmó la situación con su vigía. Todo correcto.Hizo cortes enotrostrespostes.Ahorasóloestabansujetosporloscablesdeanclaje.Estabaapuntode empezar con el sexto poste cuando se dio cuenta de que Bonnie, que estabademasiado lejos para haberla oído con los chirridos de la sierra, hacía señalesfrenéticasconlosbrazos.Enesemismoinstantesintió,antesinclusodehaberlooído,el odiado y temido «tucu tucu tucu tucu» de un helicóptero.Detuvo la sierra y searrojóalbordedelasfalto,entrelagranmasadematojosamontonadosenlacunetaquelellegabanalaalturadelacintura.Conganasdeserinvisible,sehizounovillo,desenfundósurevólveryesperóquellegarasumuerte.

El helicóptero se acercó a la cresta y el sonido se hizo de repentemuchomásfuerte,terrible,enloquecedor.Alpasarlamáquinaaunoscienpiesdealtura,elairevibró,estrepitosocomounpteranodon.ElmovimientoturbulentoempujóaHaydukecontraelsuelo.Pensóqueestabamuerto,peroaquellacosasiguióvolando.Echóunvistazo entre los matorrales y vio cómo el helicóptero bajaba hacia el camino deacceso, siguiendo la convergencia de las vías hacia el este. Los postes serrados sebalancearonligeramente,peronosecayeron.

Elhelicópterosehabíaido.Esperó.NingúnrastrodeBonnie;tambiénellateníaque haberse escondido de alguna manera. Esperó hasta que la última vibraciónimperceptible del aparato hubo desaparecido. El pánico le abandonó y en su lugarapareciólaantiguaindignacióninútileinsaciable.

—Losodio—sedijoGeorgeHaydukebajoelsoldeArizona—,losodioatodos.—Enelmomentoenqueoyóelsonidodeesedragónentrometidolehabíavenidoala mente un recuerdo: una carretera polvorienta de Camboya, los cuerpos de unamujerysuhijocalcinadosjuntosenunamasanegradenapalm.

Selevantó.Elhelicópterosehabíaido.HizoseñalesaBonnie,quesalíadedetrásdelárbol.

—Vete—indicóconungesto.Ellanoparecíacomprender.—Vete—gritó—,regresaaljeep.Bonnieestabasacudiendolacabeza.Haydukedesistió.Saliócomopudodelmontóndematojosyvolvióalasfalto,al

siguiente poste de la luz. Tiró de la cuerda que encendía la motosierra; el motorempezó a rugir. Situó la hoja contra el poste, pulsó el botóndel gasoil y apretó lapalancadeencendido.Lamotosierramaullócomoungato;losdientescromadossehundieron en lamadera blanda. Primero un corte inclinado a 45 grados, luego uncortehorizontalquecruzabaamediocaminoconelanteriorenelcentrodelposte.Ochosegundos.Apagóelmotorysacólasierra.Unacuñademaderadepinosaliódisparada.

Continuó con el siguiente.Y con el siguiente.Hizo una pausa para observar y

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escuchar.Nada.NadiealavistaexceptoBonnie,enloaltodelacrestasobrelasvías,aquinientasyardasdedistancia,dondecasinopodíaoírla.Haydukecortótrespostesmás. Volvió a detenerse para escuchar. Ningún ruido, salvo el sonido de surespiración,delsudorquelecaía,delcantodelospájarosensusoídos.UnavezmáshizogestosaBonnieparaquesefuera.Yelladenuevolosignoró.«Vale—pensó—,ahora.Paraabajo».

Habíahechoincisionesenoncepostes.Deberíandesersuficientes.Erahoradedesacoplarloscablesdeanclaje.Escondiólasierradebajodelenebromáscercanoysacó los alicates.Usándolos como si fueran unamanivela, desenroscó los tensoresquemanteníancadaposteancladoalsuelo.Fuesoltándolosunoauno.Al llegaralnúmeronuevetodoelconjuntocomenzóainclinarse.Alllegaraldécimolospostescayeron.

Cayeronhaciaadentro,sobrelasvías,empujadosporelpesodelalíneaeléctricavoladiza.Un instante antes del estruendo,Hayduke vio una chispa azul de 50.000voltiosquepasabaconfuerzaporelespacioentreelcableylavía.PensóenDios.Yseguidamente el ¡clanc! de la colisión, como ochenta y ocho pianos de colasuicidándosealmismotiempo.Elolordelozono.

Toda la electricidad cortada.Trepó por la ladera escarpada, pasó a través de lavalla metálica y corrió dirección sur hacia las rocas de arenisca entre loscontemplativos enebros. Con la mano derecha agarraba la sierra eléctrica, con laizquierdalastenazas.Devezencuandoseparabaalabrigodelosárbolesparaprestaratención. En algún lugar tenía que estar alguien ya en contacto por radio con elhelicóptero,dandolavozdealarma.Alarmageneral.

¿Y dónde estaba Bonnie? Miró pero no logró verla. Si estuviera la mitad deasustadaqueélyaestaríaamitaddecaminoderegresoaljeep.

Asustado, sí, y feliz también. Asustado pero feliz, piensa Hayduke, jadeandocomounperro,con la lenguacolgando.Siguiócorriendo,rápidocomounrayoporlossitiospordondequedabaexpuesto,másdespaciocuandopasababajolosárboles,parándoseadescansar,cogeraireyescucharlossonidosdelcielo.Llenodeorgullo,paró de nuevo para tomar aliento. Un gran pájaro negro con una enorme bocacomenzóacantar:

Vanapillarte,JawgeHayduke.Teestánpisandoelculo,tío.Notepuedesesconder,nopuedeslargartedeaquí.Nopuedeshacernadaqueellosnosepan.Estánenlacarretera,buscándote.Estánbajandoporlasvíasdelferrocarril,buscándote.Estánsiguiendoturastroconsusbancosdedatos.Estánarriba,enelcielo,buscándote.Estásacabado,JawgeHayduke.Eltraseroteechahumo.Estásjodido,colega.Sí.

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Lanzóunapiedraalpájarobocazasqueechóavolar,mientrascotorreabacomoun idiota. Batía las alas pesadamente por el aire, haciendo «tucu tucu tucu tucu»,sonandoconfuerza,fuerte,fuerte…

TucutucutucutucuTucutucutucutucuTUCUTUCUTUCUTUCUTUCUTUCUTUCUEstánarribaenelcielo.Teestánbuscando.

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G21.SeldomSeenencasa

reenRiver,Utah.Casa deSusan.El rancho de las sandías.A una cómodadistanciaenautodesdelacasadeSheila,enBountiful,queasuvezestabaaunacómodadistanciaenautodelacasadeKathy,cercadeCedarCity.Así

escomolohabíaplaneadotodo,porsupuestodesdeelprincipio.SeldomSeenSmithseguíalapalabradelprofetaBrigham:erapolígamocomounconejo.

Eranlas tresdelamañanaylahabitaciónestaballenadesueños.¡Oh,PerladeGran Precio! Por las ventanas abiertas entraba el olor de las sandíasmaduras y eldulcearomadelaalfalfacortada(segundacosechadelverano),ademásdelosoloresconmovedores e irrevocables de losmanzanos, la caca de caballo y los espárragossilvestresdelasacequias.Desdeelmurodecontención,asolouncampodedistancia,llegabael sonidosusurrantedelsauceyel ¡chap!de lacoladeuncastorchocandocontraelaguadelrío.

Eserío.Aquelrío,eldoradoRíoVerde,quebrotadesdelasnievesdelacordilleraWind River, a través de Flaming Gorge y Echo Park, Split Mountain y Gates ofLodore, baja las colinas de Ow-Wi-Yu-Kuts, desde el río Yampa, Bitter Creek y

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Sweetwater, por el cañón llamadoDesolation a través de lameseta Tavaputs paraaparecerporlosprecipiciosdeBookCliffs—segúnJohnWesleyPowell«unadelasfachadasmásmaravillosasdelmundo»—ydesdeallíbajaratravésdeldesiertoRíoVerdehaciaotromundollenodecañones,dondeelríopasaporelcañóndeLabyrinthypor eldeStillwateryconfluyeconelRíoGrande,bajoelbordedelLaberintoyhacialasruidosasprofundidadesdelcañónCataract…

Smith estaba tumbado en la cama junto a su terceramujer y tuvo esemolestosueño. Le perseguían de nuevo. Habían identificado su camioneta. Había llegadodemasiadolejoscon lasrocas.ElequipodeBúsquedayRescateestabacomoloco.EnelcondadodeSanJuansehabíaextendidounaordendearrestoensucontra.Elobispo deBlanding rabiaba pormediaUtah como un toro estreñido. Smith huía através de interminables pasillos de hormigón humedecido. Bajo la presa. Otra vezatrapadoporlapesadillarecurrentedeaquellapresa.

DentrolasentrañasfríasyhúmedasdelaOficinadeRecuperación,losingenierossedeslizabanenmonopatinesconcarpetasenlasmanos.Lospanelesneumáticosseabrían a su paso y luego se cerraban, y acercaban a Smith cada vezmás hacia elinterior del generador central del Enemigo. Unas redes magnéticas lo empujaronhacialaOficinaInterna,dondeeldirectoresperaba,leesperabaaél.Smithsabíaqueiba a recibir su castigo, al igual que Doc, Bonnie y George, que también seencontrabanencerradosenalgúnlugardeallí.

La última puerta se abrió. Smith fue arrastrado dentro. La puerta se cerródeslizándose y se selló sola. De nuevo se encontraba ante el ojo último. En supresencia.

EldirectormirabaaSmithdesdeelcentrodeunconjuntodeesferasindicadorasde medidas, detectores de variaciones del nivel de refracción del aire, pantallasindicadoras de vibraciones, visógrafos y sensores. Había rollos de cinta quezumbaban mientras daban vueltas, en contraposición al silencioso murmullo delprocesamientoelectrónico.

Eldirectorsóloteníaunojo.Elhazrojodeluzqueemanabadesuojodecíclopesin párpado actuaba sobre la cara de Seldom Seen, escaneando su cerebro, susnervios,sualma.Smithaguardabaindefensocomounbebé,paralizadoporeserayohipnótico.

Eldirectorhabló.Suvozseasemejabaalchirridoagudodeunviolíneléctricoendosostenido,lamismanotainternaquevolviólocoalsordoSmetana.

—Smith—comenzóadecirlavoz—,sabemosporquéestásaquí.Smithtragósaliva.—¿Dónde está George?—preguntó con voz ronca—. ¿Qué le habéis hecho a

Bonnie?—Esonoimporta.

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Elhazrojosedirigióunmomentohaciaunladofurtivamente,suspendidodesucaparazón. Los rollos de cinta paraban, rebobinaban, paraban y volvían a avanzarmientras lo grababan todo. Mensajes cifrados parpadeaban con un flujo eléctricobrillante,transmitidoporuntransistoratravésdediezmilmillasdecircuitoimpreso.El generador seguía ronroneando bajo la superestructura, murmurando el mensajebásico: Poder… provecho… prestigio… placer… provecho… prestigio… placer…poder…

—SeldomSeenSmith—dijo el director, ahora con la voz sintonizada con unaentonación humana (modelada parecería la voz de un cantante de baladas paraadolescentescuyorostro,asexuadoymalafeitado,habíaaparecidoenlaportadadelarevistaRollingStonediecisietevecesdesde1964)—,¿dóndeestántuspantalones?

—¿Pantalones?—Seldombajólavista—.¡PorDiosTodopoderoso!ElhazvolvióaescanearlacaradeSmith.—Acércate,amigo—ordenólavoz.Smithvaciló.—Acércate,JosephFieldingSmith,conocidocomoSeldomSeen,nacidoenSalt

LakeCity,Utah,estúpidacapitaldelaregiónintermontañosadeloeste,¿porfortunanosoisvosaquelaquiénselepredijoen«ElPrimerLibrodeNefi»2:1-4,delLibrodeMormón,losiguiente:«ElSeñorleordenó,enunsueño,quetomaraasufamiliaypartierahacia el desierto»? ¿Conprovisiones suficientes tales comomantequilladecacahuete orgánica, y con su familia, conocidos como un tal Doc Sarvis, un talGeorgeW.HaydukeyunatalseñoritaB.Abbzug?

Una lengua que provenía de un mundo más elevado contestó por Smith, conpalabrasqueélnoconocía:«Datsame,jefe».

—Bien.Peropordesgraciapara ti, amigo, laprofecíano sepuedecumplir.Nopodemos permitirlo. Hemos decretado que tú, Smith, te conviertas en uno de losnuestros.

—¿Cómo?Cuatrobombillasverdesguiñabanenellóbulofrontaldeldirector.Lavozcambió

unavezmás,volviéndoseentrecortadaycríptica,claramenteoxoniense.—Agárrenle.Depronto,Smithsevioinmovilizadoporunascadenasrígidasaunqueinvisibles.—¡Ehh!—seresistiódébilmente.—Bien.Fijenloselectrodos.Insértenleelánodoenelpene.Esoes.Elcátodova

porelrecto.Mediometro.Sí,hastaelfinal.Noseanremilgados.Eldirectordabalasórdenesaayudantesinvisibles,quetrajinabanconelcuerpo

paralizadodeSmith.—Deacuerdo.Sellenloscircuitosbiestablesenelcanalsemicircular.Pordebajo

deltímpano.Muybien.Cincomilvoltiosdeberíanbastar.Adhiéranlecablessensores

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enelcóccixmedianteventosasdeestroncio.Firmemente.Enchufeneladaptadordealtovoltajealastomasfrontalesdesunóduloreceptor.¡Lacabeza,idiotas,lacabeza!Sí… justo encimade los orificios nasales.Con firmeza.Aprieten fuerte.Así.Muybien.Ahoracierrenloscircuitosdiferenciales.Rápido.Gracias.

Horrorizado, Smith intentó protestar. Pero su lengua, al igual que susextremidades,parecíanpresasdeunaparálisisinfantilyabsoluta.Estabadesencajadoporelterrorqueleprovocabanaquelloscablesqueleuníanlacabezayelcuerpoalordenadorqueteníadelante.

—De acuerdo Smith—dijo el director—, ¿o debería llamarle (je, je) SeldomScanned? ¿Está listo para el programa? ¿Qué es eso? Ahora, ahora, ¡levante eseánimo! Buen chico. No tiene nada que temer si pasa esta sencilla prueba que lehemospreparado.Vamosagrabar,por favor.Bien. Introduzcan lacintamagnética.¿No hay ranura para la cinta? Entonces hagan una. Entre los puntos de unión delánodoyelcátodo,porsupuesto.Arriba,haciaelperiné.Exacto.Nosepreocupenporla sangre, tenemos a George que la limpiarámás tarde. ¿Listos? Inserten la cinta.Hastaelfinal.Sujétenleelotropie.¿Qué?¡Puesentoncesclávenselo!Bien.Así.

ElúnicoojodeldirectorapuntóhacialaglándulapinealdeSmith.—Ahora,Smith,lasinstrucciones.Queremosqueexpandalafunciónexponencial

simple y=ex en una serie infinita. Proceda del siguiente modo: Bn: transferircontenidos del lugar de almacenamiento n al registro de trabajo; tn: transferir loscontenidos del registro de trabajo a la ubicación n;+n: sumar contenidos de laubicaciónnaloscontenidosdelregistrodetrabajo;xn:multiplicarloscontenidosdelregistrodetrabajoporloscontenidosdelaubicaciónn;÷n:dividirloscontenidodelregistrodetrabajoentreloscontenidosdeubicaciónn;V:señalarloscontenidosdelregistro de trabajo positivos; Pn: transferir dirección n al acumulador si loscontenidosdeltrabajoderegistrosonpositivos;Rn:transferirdirecciónenubicaciónnalacumulador;Z:detenerelprograma.¿Estáclaro,Smith?

Inmóvilcomolanovocaína,Seldomnopodíahablar.—Bien. Estamos listos. Tienes 0,000012 milisegundos para efectuar esta

operaciónbásica.Siteequivocas,notendremoselección,trasplantaremostusórganosvitales a especímenes más adaptables y reciclaremos tus residuos en crisoles determita. ¿Preparado? Buen chico. Que te diviertas. Ajusten el tiempo, por favor.Atención,Smith.Cuentaatrásdesdecinco.Vamosallá.¡Cinco!¡Cuatro!¡Tres!¡Dos!¡Uno!¡Cero!¡PULSENELMALDITOINTERRUPTOR!

—¡Ahhhhhhhhhh…!—Smithseincorporóenlacama,empapadoensudorfrío,segiróyagarróasumujercomosiseestuvieraahogando—.Sheila—gimiómientrasluchabaalbordedelaconsciencia—,¡porDiosSanto…!

—¡Seldom!—Elladespertódeinmediato—.¡Despierta,Seldom!—Sheila,Sheila…

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—AquínadiesellamaSheila.Despiértate.—Oh,Señor.Palpóenlaoscuridadytocóuncaderacálida,unabarrigasuave.—¿Kathy?—La otra noche estuviste en casa de Kathy. Tienes un último intento, y será

mejorquenoteequivoques.Tanteóunpocomásarribayacariciósuspechos.Elderecho.El izquierdo.Los

dos.—¿Susan?—Esoestámejor.Cuandoseacostumbróalaoscuridadiluminadaporlasestrellas,laviosonriendo

mientrasleagarrabaconambosbrazosenlacalidezdelalegítimacamaconyugal.Susonrisa, como sus dulces ojos, como su abundante pecho, estaba llena de amor.Élsuspiróaliviado.

—Susan…—Seldom,eresuncaso.Erestremendo.Quiénlodiría.Entoncesellaconsoló,acaricióyamóasuafligidoytemblorosohombre.Mientras, fuera, en los campos del desierto veraniego, losmelonesmaduraban

ociosos en sus lechos de enredadera y un gallo inquieto, posado en el tejado delcorral, lanzaba su eyaculación precoz a la luna menguante. Y, en los pastos, loscaballoslevantabansusnoblescabezasromanasparamirarenlanochealgoqueloshumanosnopuedenver.

Lejos,enunagranjadeUtah,aorillasdeunríodoradollamadoRíoVerde.

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Eldirectorsóloteníaunojo.ElhazrojodeluzqueemanabadesuojodecíclopesinpárpadoactuabasobrelacaradeSeldomSeen,escaneandosucerebro,susnervios,sualma.Smithaguardabaindefensocomounbebé,

paralizadoporeserayohipnótico.

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A22.GeorgeyBonniecontinúan

dvirtióelhelicópterodeinmediato.Noobstante,noleestabasiguiendoaél.Todavía.Mediamilla hacia el este, volando en círculos sobre algo que leinteresabaentierra,teníapuestalaatenciónenBonnieAbbzug.

Searrastróhastalacimadeunadunadearenayobservó.Bonniecorríahaciaunahendiduraobarrancoen las rocasde areniscaque comunicaba,poruna especiedetúnelsintecho,conunbarrancomásprofundoydesdeahíconelcañóndeKaibito.Élcomprendiócuálerasuplandehuida.

El helicóptero aterrizó a cincuenta yardas del barranco en el área abiertadisponiblemás cercana. Elmotor se apagó.Dos hombres saltaron de la cabina demandodeplexiglás,seagacharonbajolosbrazosdelrotorqueseseguíamoviendoysalieroncorriendotrasBonnie.Unodeellosllevabaunacarabina.

PeroBonnie (¡buenachica!)ya sehabía ido, estaba fuerade suvista corriendopor el barranco erosionado, sin titubear, hacia el cañón. Uno de los dos hombresdescendió al barranco. El otro, con la carabina, corría por el borde intentandoalcanzarla. Hayduke lo vio tropezar, caerse de bruces y quedarse aturdido un

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momento, allí tumbado. Lentamente se puso en pie, recogió el arma y empezó denuevoacorrer.Enunosminutosloperdiódevista.

Elhelicópterovacíoesperaba trasellos,conelgranrotorgirandocadavezmásdespacio.

Haydukedesenfundóelrevólver,abrióeltamboreintrodujoelsextocartuchoenlacámaraque,porseguridad,solíadejarvacía.Trasdejarlamotosierraylastenazasdebajodeunenebro,escaló laduna,bajóde tressaltospor la faldadesotaventoyechóacorrerhaciaelhelicóptero.

Oyó a los hombres quegritaban a lo lejos,más allá de donde llegaba su vista.Corriódirectoasuobjetivo.Cuandoloalcanzó,cincominutosmástarde,loprimeroquehizofueapoyar lapuntade lapistolacontrael radiotransmisordelhelicóptero.Estaba apuntode apretar el gatillo, cuando lo reconsideróy eligióun instrumentomenosruidoso,unextintor.Loarrancódelsoporteydestrozólaradio.Quizásfueraunaaccióninútil,yaqueotrohelicópteropodríaestarencaminoenesemomento.

¿Quéotraopciónlequedaba?TeníaquesacaraBonniedeaquello.Haydukemiróalrededorenbuscadeun lugarparaocultarse.Nohabíagrancosa.Desde luegonidentro del helicóptero ni junto a él: una máquina esquelética con una cabinatransparenteparatrespersonasysinfuselajealguno,queselevantabadelsueloconsuspatinesdeacero.Cercaestabanloshabitualesgruposdeenebros;perounenebro,aunque puede ocultar a un hombre de la visión aérea, no sirve para tapar a nivelterrestre en distancias cortas. Tiene el tronco demasiado pequeño, el follajedemasiadoescasoy las ramasdemasiadoestrechaspara esconderse.Sinbosquenohayemboscada.Comonolequedabaotraalternativa,descendióalmismobarrancoquehabíatomadoBonnie,semetióagatasbajounacornisa,recogióunmontóndematojosparacamuflarseyesperó.

Polvo.Telasdearaña.Losalergénicoscardos rusosdelantede sucara.Bajo subarriga,elsueloestabacubiertodeunacapaderamitasdeenebroypedazosdecactussalpicados de cagarrutas. Alguna rata, años atrás, las habría dejado allí. Mientrasesperabaimpaciente,conlaspalmasdelasmanossudorosasyelestómagoencogidoporelmiedo,Haydukeobservócómounpardehormigassubíanporelcañóndesurevólver.¿Dedóndehabíansalido?Lashormigasseencaramaronalpuntodemira.Antesdequepudierasacudirlas,semetieronpordentroydesaparecieron.Asíqueallíestabasuescondite.¿Quéharíanconlasranurashelicoidalesylosabultamientosdeplomodelabaladepuntahuecaquebloqueabanelfinaldeltúnel?

Hayduke se secó lasmanoshúmedasen lacamisadeunaenunaparaevitar elcontacto del revólver con el suelo. Carraspeó, como si fuera a hablar, y empuñófirmementeelarmasólidayrobusta,cuyapresenciaresultabareconfortante.

Unas voces masculinas se aproximaron. Dio la vuelta al sucio pañuelo quellevaba en el cuello y se lo subió casi hasta los ojos. ¿Qué era lo que le gustaba

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siempredeciraDoc?Alapreguntadeporquépodíaaalguiengustarleeldesierto,Docsiemprerespondía:«Nosgustaelsabordelalibertad,compañeros.Nosgustaelolor del peligro». «Pero—pensó Hayduke—, ¿qué pasaba con el olor del miedo,viejo?». Enmascarado como un forajido en la frontera, lleno de pavor, esperaba lallegadadelpróximogranmomento.

Ahíestaban.Lostresseaproximabanenfilaporelestrechobarranco.Haydukeeracapazde

olersusudoraunadistanciadecincuentapiesysentirsucansancio.Enlacabecerase encontraba el piloto del helicóptero, un hombre joven de cara colorada y granbigotequellevabaropaverdedeestilomilitar,unagorradeviseralargayunasbotasde goma. Como los pilotos de combate, portaba una pistola debajo del brazoizquierdodentrodeunafundasujetaalhombro.

Al final, caminaba el hombre de la carabina, que ahora llevaba un brazo encabestrillo. Vestía el uniforme de guardia de seguridad de Burns Agency: camisaestrechaconunainsigniadelatónyunparcheenelhombro,sombrerodecowboydepaja,pantalonesajustadosybotaspuntiagudasestilocowboyde tacónalto,nomuyadecuadasparaejercicioseneldesierto.Esteparecíademásedad,másgrandeymásmusculoso que el piloto, pero estaba igual de cansado. Cojeaba. Ambos estabansudandoachorros.Bonnieleshabíahechodarunabuenacarrera.

Entrelosdosibalaprisionera,nomuyorgullosa,conunaspectohuraño;asustadayhermosa.Nollevabaelsombreroylamelenalecolgabasobrelamitaddelacaracoloradaporelcalor.Teníalasmanossobrelabarriga,conesposasenlasmuñecas.

Hayduke sólo tenía una leve idea de lo que podría pasar a continuación.¿Deberíamosempezaradisparar?¿Dispararamatarodispararparainmovilizar?Conese cañónque tenía en lasmanos seríadifícil inmovilizar simplemente; undisparocualquieraocasionaríaundañoimportante.NiDocniSmithniBonnieloaprobarían.Bueno, ¿y qué? Los tenía a tiro. Tenía la sartén por el mango. ¿Debía detenerlesinmediatamenteoesperarhastaquecomenzaranatreparporlasresbaladizaspiedrasdeareniscahacialapartedearriba?

Eltríoseacercaba.Elpilotofruncíaelceño.—Estábien,niña—dijobuscandoelcaminoparasalirdelbarranco—,notienes

quedecirlenada.Tunombre,rangoymedidas,esoestodo.—Me importa una mierda cómo se llama —dijo el guarda—, pero tiene que

enseñarme su identificación de sexo. Creo que sé cuales son mis derechosconstitucionales.¿Verdad,nena?

Atizóeltraserodelachicacondosdedostiesos.Bonnieseapartóbruscamente.—Quítamelasmanosdeencima.Elguardatropezóysehizodañoenlapiernaquecojeaba.—¡Mierda!—gimió.

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Elpilotosedetuvoymiróhaciaatrás.—Déjalatranquila.Déjalatranquila.Elguardasesentóenelsueloparamasajearseeltobillo.—Dios,cómoduele.¿Llevasunavendaelásticaentubotiquín?—Puedequesíypuedequeno.Dejatranquilaalachica.El piloto echó un vistazo a su alrededor: hacia la sombra oscura de la cornisa

dondeHaydukepermanecíaagazapadoveintepiesmásallá,haciaelcaucesecoqueteníanenfrente,enelmontículoredondodeareniscaquesealzabasobresucabeza.

—¿Noesporaquípordóndebajaste?Las rocas de arenisca, bastante fáciles de bajar pero no tan fáciles de subir, se

elevabandocepiessobreelfondodelbarranco.—¿Yporahí?—Nolosé.Ellamirabafijamentealsuelo.—Bueno, por ahí creo que está bien.No veo que haya otro sitio a no ser que

volvamosdonde«elgranamante»…—señalóalguardaconelpulgar—pordondeélbajó.

SonrisaforzadadelguardadelaBurns.Elpilotolointentó.Larocaestabainclinadahaciaarribaenunángulodeunos30

grados.Habíahuecoslobastantegrandescomoparaponerlasmanosylospies.Lassuelas de cuero de sus botas no le proporcionabanmucho agarre pero él era ágil.Usando piernas y brazos, había conseguido escalar la mitad de la cara de la rocacuandooyó—todosoyeron—altoyclaro,quealguienamartillabaunrevólver.Unprimer¡clic!hastalamitad;unsegundo¡clic!hastaelfinal.

Elpiloto,colgadodemaneraincómodayapoyadosobrepiesymanos,sedetuvoymiróhaciaabajo.Elguardadeseguridad,aunquesorprendido,reaccionóalzandolamanoparadescolgarlacarabina.Haydukedisparóuntiroporencimadesucabeza,más cercade loquepretendía.Labala rozó la copadel sombrerodel guarda.Doshormigasemprendieronunvuelobalísticohaciaelanchocielo.

Ladescargaprovocóunaterribleexplosiónquesobresaltóatodos,incluyendoaHayduke,queestabafamiliarizadoconelrugidodeunaMágnum357.Nohuboeco.Enelairedeldesierto,conunahumedaddelunoporciento,elsonidodesaparececasitanrápidocomolabala.Ungolpedemartillosobreelyunqueydenuevoelsilencio.

Aunquetodosmiraronhacialasombraoscuradelacornisanadiesemovió.Hayduketratódepensarquéeralopróximoqueibaahacer.Elpiloto,quehacía

equilibrios en la roca, de momento estaba inmovilizado. Faltaba el hombre de lacarabina.

—Bonnie—susurró.Sonócomoelcrujidodeunahojaseca.Seaclarólagarganta.

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—Bonnie—dijoconvozronca—,cogelacarabina.Bonniemirabahaciaaquellavozoculta.—¿Lacarabina?—preguntó—.¿Lacarabina?Elguardaestabaatento.Sumano furtiva empezóotravezamoverse.Hayduke

volvióaamartillarelrevólver,firmeymetódicamente.Lamanosedetuvo.—Cogeelarmadeesetipo—Haydukeordenó.Miróalpilotodelhelicópteroencaramadoalaroca.Unpardeojosazulintenso

lofulminabaconlamiradaatravésdesuoscuroesconditedematojos.Bonnieseaproximóalhombrodelguardayextendiósusmanosesposadashacia

elguardamanosdelacarabina.Lasmanosdelhombre,apoyadasenelsuelo,hacíanunnerviosomovimientoconlosdedos.

—Notesitúesentreélyyo.Bonnietragósaliva.—Deacuerdo.Mientras semovía por detrás del guarda le pisó, no necesariamente adrede, la

manoconlabotadesueladetacos.—¡Dios!—Perdón.Le quitó el arma del hombro y retrocedió. El guardia frunció el ceño al ver la

huelladesandwicheraqueselehabíaquedadograbadaenelanversodelamano.Haydukesedeslizópordebajodelacornisa,sepusoderodillasyapuntóconel

revólverhacialaentrepiernadelpiloto.—Muybien.Ahoratú.Desabrochalafundadelapistola.—Nopuedosoltarme.Mevoyaresbalar.—Puesresbálate.—Vale,vale.Esperaunmomento.Elpilotolevantóunamanoytrasteóconlahebillatorpemente.—Amigo…—suspiró, mientras susmúsculos se estremecían y las pantorrillas

empezabanatemblarledelatensión.Funda, correa y arma se deslizaron por la roca. Hayduke se puso en pie

tambaleándose,desenfundólapistolayselametióenelcinturón.—Bo…eh…Gertrude,ponteaquí,detrásdemí.Esperó.Ellalehizocaso.—Muybien.Ahoravuelveabajo.Amenazó al piloto agitando hacia él la pistola. El piloto se dejó caer. Los dos

hombresseencontrabanfrenteaHayduke.¿Yahoraqué?—Creoqueosvoyamataralosdos—dijo.—Esperaunmomento,amigo…—comenzóadecirelpiloto.—Está bromeando—intervino Bonnie, que parecía estarmás asustada que los

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hombres.—Bueno,malditasea,noséporquéno—respondióHayduke.Laembriaguezdepoderabsolutosobrelavidaylamuerteseestabaapoderando

deél.Apesardehaberpasadodocemesesconloshabitantesdelas tierrasaltasdeVietnam,apesardesuacreditacióncomoespecialistaendemolicionesdentrodelosBoinasVerdesydelasFuerzasEspeciales,GeorgeHaydukenuncahabíamatadoaunhombre.Nisiquieraaunhombrevietnamita.Niaunamujervietnamita.Niaunniñovietnamita.Almenos,noqueélsupiera.

La furia y la frustración de aquellos años le bullían como burbujas de biogás,como el metano maléfico, hacia la superficie de su conciencia. Y ahí tenía a sumerced un piloto de helicóptero, el más despreciable de todos, un piloto dehelicóptero de verdad, probablemente de Vietnam. La edad coincidía; parecía unveteranodeguerra.¿Porquénomataraesemalvadohijodeputa?Hayduke,aligualqueotrosmuchoshombres,sentíaunaañoranzanotansecretaporhaceralmenosunamuesca en la culata de su pistola. Él también deseaba tener un pasado trágico. Aexpensasdeotrohombre.

Siempreycuando,claroestá,pudieraescapar.Siempreycuando,porsupuesto,fueraun«homicidioendefensapropia».

—¿Porquénomataraestehijodeputa?—gritó.—Novasamatarle—dijosuamada,sujetándoloporelbrazoderecho.ÉlnohizocasoalgestorestrictivodelasmanosdeBonnie.Secambióelrevólver

demano,alaizquierda,sindejardeapuntaralpiloto.—Tú,siéntatejuntoatuamigo.Sí,muybien.Siéntateahí,enlasrocas.Cogió la carabina que teníaBonnie y comprobó su funcionamiento.Una en la

recámaraypeinecargado.Comoteníalasdosmanosocupadas,volvióaenfundarelrevólver y niveló la carabina a la altura de la cadera, a quemarropa, hacia los dossereshumanosqueestabanallísentados,aveintepiesdedistancia,vivosycoleandoalairelibre,bajolaalegreluzdelsoldelgransuroesteamericano.Unpájarocantaba(unrascadorpintooscuro)enalgúnlugardelbarranco,ylavidaengeneralparecíairbien. Era también un buen día para morir, sin duda, pero todos los allí presentesestabandispuestosadejarparamañanaloquenoteníanquehacerhoy.

—Quétalsi…—comenzóadecirBonnie.—¿Porquédiablosnodeberíahacerlo?—Haydukeestababañadoensudor,con

lapequeñacarabinatemblandoensusmanosvelludasdenudillosblancos.—No seas chalado—respondió ella—, nome han hecho daño.Ahora quítame

estacosa.Él reaccionó al ver las esposas: dos pulseras de plástico negro, unidas por una

bandadedocepulgadasdelmismomaterial.—¿Dónde está la llave?—Giró la cara enmascarada y sus ojos rojos miraron

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desdelasombradelaviseradelcascohaciaelguardiadeseguridad—.¿Dóndeestálallave?—gritó.

—Nohayllave—murmuróelhombre—,tienesquecortarlas.—Mentiroso…—No,no,tienerazón.—LasmanosdeBonnielesujetabandenuevoelbrazo—.

Sondesechablesdeplástico.Sacaelcuchillo.—¿Novesqueestoyocupado?—Porfavor,sacaelcuchillo.Los dos hombres lo examinaron detenidamente. El piloto, de gran bigote

colgante, esbozó una sonrisa nerviosa con sus ojos azules brillantes y alertas. Unchico guapo, típico de los carteles de reclutamiento. Es probable que tuviera unamadre y una hermana pequeña enHomerCity, Pensilvania.Daba igual que, en lafebrilimaginacióndeHayduke,fueraademásunasesinodemasas,uncalcinadordecabañas,unasadordeniños.

—Vale, Leopold—dijoHayduke levemente confundido—.Tú también, amigo;los dos, tumbaos. Boca abajo. Sí. Con las manos detrás de la cabeza. Muy bien.Quedaosasí,noosmováis.

Haydukesepusolacarabinaentrelosmuslos,sacósunavajaycortólasesposasdeAbbzug.

—Vámonosdeaquí—susurró—.Rápido,antesdequemateaalguien.—Damelapistola.—No.—Dámela.—No.Escalaporallí.Teecharéunamano.Bonniesearrancólasesposas.—Deacuerdo.Puso los labios cerca de lamugrienta oreja deHayduke,mordió el lóbulo y le

susurró:—Tequiero,lococabrón.—Subeporahí.Ellatrepóconfacilidadporlapendientedepiedra,agarrándosealasuperficiecon

sussuelasVibramcomosifueranalmohadillasdelagarto.Haydukelepasólacarabina.—Siguecubriéndolos.Sacósurevólveryloamartilló.—Deacuerdo,muchachos,daos lavuelta.Así.Ahoraquitaos lasbotas.Esoes.

Ahoraarrojádselasa…aThelma.—Ellosobedecieron—.Muybien.Los dos hombres esperaban, observándolo atentamente, sin quitarle un ojo de

encima;delmismomodoenqueloharíacualquieraqueestuvieraensusanojuicioy

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queseencontrarafrentealoscuroagujerosinfondo,profundocomoelolvido,deunaMágnum357empuñadaporlamanotemblorosadeunlunático.

—¿Losmatoahoraoluego?—Quitaoslospantalones.Estaordenleacarreóprotestas.Elguarda,conunarisadébil,quizásenunintento

defrivolizar,dijo:—Hayunadamadelante.Hayduke levantó la pistola y pegó un tiro que pasó dos pies por encima de la

cabezadelguarday levantóun trozodepiedrade lapared.Undardoen llamas,elestrépitodeondassísmicasrompiendoelaire.Labalainvisible,comounasteroidedeplomo destrozado, rebotó en la roca y zigzagueó barranco abajo. Una cascada deareniscapulverizadagolpeteóelaladelsombrerodelguardayelcuellodesucamisa.

Haydukevolvióaamartillarelarma.Skinner tenía razón; el refuerzo persuasivo funciona. Ambos se quitaron los

pantalones, rápidoscomoel rayo.Elpiloto llevabadebajouneleganteslipmoradoquelehubieragustadoenseñaraBonnie,queobservabadesdeloalto.Elguarda,demás edad y más conservador, probablemente republicano, llevaba los calzoncillosmanchadosdepistípicosdelamericanomedio.Élsíteníaderechoaoponerse.

—De acuerdo—continuóHayduke—, ahora sacad vuestras billeteras o lo quesea,quedáoslas,ylanzadlospantalonesarriba.

Obedecieron,apesardequeelguardatuvoquetirarlospantalonesdosvecesparaconseguirquesequedaranenelborde.

—Ahora tumbaosdenuevo,bocaabajo,comoantes,con lasmanosen lanuca.Bien.Quedaosasí,porfavor,uosenvíoalosdos,parejadecomepollas,directosalaeternidad.

Lamajestuosafraselegustótantoquelarepitió:—¡Comepollas,directosalaeternidad!—gritó.Enfundólapistolayescalólapareddepiedra.En el borde del barranco mantuvieron un rápido debate. Luego, Hayduke se

dirigióalhelicópteroconelmontóndepantalonesybotasentrelosbrazos.Bonniesequedó donde estaba, sosteniendo entre sus brazos esbeltos la carabina, mientrasvigilaba a los prisioneros. Al sol, que surcaba el cielo en dirección oeste, sólo lequedabaunapulgadaparaalcanzarelhorizonte.

Hayduke, junto al helicóptero, lanzó la ropa al interior de la cabina. Echó unvistazoalaradiodestrozadaylamentóhaberseprecipitado.Estaríabienconocerlosmensajesqueestabanyendoyviniendoenesemomentoatravésdelasondascortas.Examinóporunmomentoloscontrolesdelamáquina.«Mepreguntó…No,no,nohabíatiempoparaeso.Aunquepodíavolver,cogeralpilotoyhacerqueél…¡No!Nohaytiemposuficiente;tenemosquelargarnosdeaquí.Rápido».

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Se extrajo del cinturón el arma automática del piloto y disparó al tablero demandos.Undesastre.Sevolvióhacialacabezadelrotorydisparóalplatooscilante,lasbisagrasdebatimiento,lasaspasdelrotoryhacialosputosrodamientos.Sólolequedabantresocuatrodisparosynoqueríadesperdiciarsupropiamunición.Lanzólosdosúltimosdisparosalosdepósitosdecombustible,montadosenplacascruzadassobreelmotor,cercadelapartetraseradelacabina.Lagasolinadeaviacióndealtooctanajesevertiósobreelmecanismodelaparato.

Encontróunosmapasdevueloenlacabina,losestrujó,lesprendiófuegoconunacerillayarrojólaboladefuegoalaarenabajoelmotor.Sealejó.Laboladepapelardía y entonces, al derramarse los primeros hilos de combustible, se alzó en unchorrodellamasamarillointenso.

Hayduke tiró la pistola del piloto a la fogata, se dio la vuelta y se marchórápidamente,mientraselfuegoseextendíasobreelmotoryalcanzabaeldepósitodecombustible. Una explosión en forma de hongo sacudió el aire—¡buuum!— y elfuegoseelevó,proyectóunviolentoresplandorsobrelapuestadesol,sedetuvoensupuntoálgidoyvolvióahundirsesobreelhelicóptero.Todalamáquina,desdelacabinaalrotordelacola,quedóenvueltaenunacapadellamaspegajosas,invasivasyenérgicas.

Bueno—conjeturóHaydukesintiéndoseporfinsatisfecho—,calculoqueesteyanodaparamás.Estáfrito.Estecabrónhijodeputasehajodido.

Llenodebuenavoluntad,segiróhaciadóndeestabaBonnie.—Vamos.—¿Yquépasaconellos?—Puesdispárales,dalesunbeso,¿quémásmeda?—gritóalegremente—.Venga,

vamos.BonniemiróaHaydukeyluegoalosdosprisioneros.Dudó.—Aquítienestuarma—dijoellaylalanzóhacialapenumbradelbarranco.La pequeña y manejable arma de fuego (ejército estadounidense, calibre 30

semiautomática)cayócontralasrocasviolentamenteyserompió.—Losiento.Tenemosqueirnosya.Podéis…—¡Vamos!—bramóHayduke,agitandoelbrazo.—Podéiscalentarosjuntoalfuegocuandonosvayamos.Semarchótrassuamante.Pasaroncorriendounoalladodelotropordelantedelhelicópteroderretidoentre

lassombrasdelosenebros.—¿Dóndeestálacarabina?—Selahedevuelto.—¿Quequéeee?—Erasuya.

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—PorelamordeDios…Haydukeparóparamirarhaciaatrás.Todavíanadiehabíaempezadoasurgirdela

grietaoscuradelarocadearenisca.Bonnietambiénsedetuvo.—Siguetú.Yoluegotealcanzo.Sacósurevólverylanzóundisparosecohaciaelbordedelbarranco,paraqueel

ambienteahí abajo siguiera siendode respetoy silencio.Nadiecontestó.Siguieroncorriendo.Elsolsepuso.

—¿Quépasacontus…huellasdigitales?—dijoél,jadeando.—¿Quéhuellasdigitales?—Lasquehayenlacarabina.—Nolesservirán…demucho.—¿Ah,no?Pueden…seguirelrastrodecualquiera…PorDios.—Elmíono.—Bonniecorría,consusoberbiacabelleraalviento,respirandode

maneraprofundayconstante—.Nuncamehan…tomadolashuellas…entoda…mivida.

Haydukeestabaimpresionado.Bueno,mehadejadoplanchado—pensó.—¿Nunca?¿Nisiquieraunavez?—No,nisiquieraunavez.Todo iba bien. El sol se había puesto, el repentino crepúsculo del desierto dio

pasoalanocheoscura.Elcielo,comouncoladorvioleta,dejabapasarpuntosdeluzdelasestrellasdesdelaesferaenllamassituadamásallá.Noaparecióningúnavión.Haydukerecuperólastenazasylamotosierra(propiedadDocSarvis).Caminaronenla noche de vuelta al jeep, que encontraron intacto bajo su red de camuflajevietnamitadespuésdevariosintentosfallidos.

Mientras estaban quitando, doblando y guardando la red, oyeron las sirenas yainútilesyvieronlastardíaslucesrojasgiratoriasdeunafurgonetadelaPolicíaTribalNavaja,lanzándoseautopistaabajohacialafogatadelhelicóptero.Sentadaenelcapódel jeepmientrasHaydukeguardaba lascosas,Bonnieviocomo la furgonetade lapolicíaparó,diomediavueltaypasóporunaalambradadepúasatravésdelasdunashaciaelfuego.Lafurgonetaavanzóunascienyardasantesdequedarseatascadaenlaarena.Vio,apesardelatenueluzdelasestrellas,quelapartedeatrásdelvehículosehundía cada vez más mientras el hombre que estaba al volante (el agente NokaiBegay) continuaba acelerando testarudamente a la vez que su ayudante (el agenteAlvin T. Peshlakai) permanecía fuera agitando una linterna ante sus ojos y dandoinstrucciones a gritos.Las ruedas todavía seguíangirando, elmotor rugiendoy lasvoceschillandocuandoHaydukedeslizósuautoensilencio,conlaslucesapagadas,hacialaautopista.

¿Estaríalaautopistaplagadadelesflics[20].Efectivamente.Haydukemantuvolaslucesapagadasy,cuandoaparecieronlosprimerosfarosensucamino,giraronhacia

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la carretera secundaria paralela a la autopista. Se detuvieron y esperaron. Pasó unautodepaisanodelapolicía,seguidoinmediatamenteporotro.

Volvieronalaautopistaycontinuaronporelladuranteotrasdiezmillasmásconlaslucesapagadas.¿Peligroso?Quizás.Peronoimposible.Haydukenoteníamuchadificultadenseguirlacarretera.BonnieAbbzugsemordíalosnudillosansiosamenteydabagrancantidaddeconsejosnosolicitados,como«PorDios,enciendelasluces.¿Quieresquenosmatemos?».Suúnicapreocupacióninmediataeranloscaballos.Eramuydifícilverloscaballosporlanoche,aunconlaslucesencendidas.

LlegaronalcaminodetierraquellevabaporelnorestehaciaShontoyBetatakin.Haydukegiróy,unavezqueestuvieronbienlejosdelacarreteraestatal,encendiólasluces.Sedieronbastanteprisaynopararonmásqueenunlugarsolitariodeldesierto,entre dos enebros muertos plateados arrancados por el viento. Allí recogieron lascosasque,guardadas enpesadasbolsasdeviajede lona, labandahabía escondidotraslaoperacióndelpuentedelferrocarril.HabíasidoideadeHayduke:queríaqueladinamita estuviera en las bolsas por razones «de higiene» y para un posteriortransportemáscómodo.Bonniehabíarecuperadolascajasvacías;esahabíasidoideasuya.

CuandoHayduke llevó lasdosbolsasabultadasa lapartedeatrás,ellaprotestóotravez:

—Novoyairenelmismoautoqueeso.Pero,unavezmás,fuedesautorizada:—¡Entoncesveandando!Siguieron avanzando lentamente. Se estaban quedando sin gasolina. Hayduke

parócercadelconocidocampamentoParkService,enBetatakin.Buscóatientasbajolos asientos hasta que encontró su tarjeta de crédito de Oklahoma y un trozo detubería de neopreno («Mi pequeña manguera de goma, señor», como la llamabacariñosamente),ydesaparecióenlaoscuridadconelsifónydoslatasdegasolina.

Bonnieesperó,repitiéndoseunavezmáslasmismaspreguntastediosassobresupropia cordura. Sin entrar en cuestiones relacionadas con su compañero, el guíafluvial jack mormon y polígamo o el pobre chiflado de Doc. Pero, ¿qué estoyhaciendo aquí? Yo, una agradable chica judía, con una licenciatura en literaturaclásica francesa (¡puaj!). Con unamadre preocupada pormi y un padre que gana40.000 al año. ¿Cuarenta mil qué? Cuarenta mil fajas de señora, y todo eso. Yo,Abbzug. Una mujer fornida y prudente con una keppela sobre los hombros,correteandoconestosgoyimlocospormediodeArabia.Nuncanossaldremosconlanuestra.Ellostienenleyes.

Haydukeregresóconlasdoslatasllenascolgandodelosbrazos.Buscódenuevobajolosasientos—aprovechóparatoquetearentrelosmuslosdeBonnie—,encontróelembudoyvertiódiezgaloneseneldepósito.Comenzóaalejarseotravezconlas

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latasvacías.—¿Dóndevasahora?—Tengoquellenareldepósitoauxiliar.¡Dios!Sefue.Ellaesperó,maldiciéndoseasímisma,queriendodormirycasisin

poder,dandocabezadasydespertándoseentrepesadillas.Sonido y olor a gasolina. Estaban de nuevo enmarcha, enmedio de la noche,

corriendocomomáslegustabaaHayduke,atope.Conmatrículasmanipuladastantodelantecomodetrás.

—EstanochesomosdeDakotadelSur—explicóél.Bonniegruñó.—Relájate—dijo—, yamismo cruzamos el río. Nos estamos alejando de este

putopuebloindiosuperdesarrolladoehipercivilizado.Volvemosaloscañonesalosquepertenecelagentecomonosotros.Nonosencontraránnienunmillóndeaños.

—HayquellamaraDoc—murmuróella.—Lo llamaremos. Tan pronto como lleguemos a Kayenta. Pararemos en el

HolidayInnparatomarcaféypastel.AquelpensamientoanimóaBonnieduranteunmomento.Laimagendelasluces

brillantes.Lasmesascontablerosdeformica,lacalefaccióncentral, losciudadanosamericanosdeplenoderecho,realesynormales,¡afeitados!,¡yconelpelocortado!,quecomensolomillosde terneraacompañadodedosverduras,ensalada,panecilloscalientes envueltos con un paño,media botella de vino—¡no!, ¡sí!— evocaban elhogar,ladecencia,laesperanza.

LacarreteraatravesabauntúnelpordebajodelferrocarrildeBlackMesa&LakePowell.Haydukeparó.

—¿Ahoraqué?—Sóloseráunminuto.—No—gritó ella—,no, estoycansada, tengohambre, lapolicía estápor todas

partesdelareservayestoyasustada.—Sóloseráunminuto.Ellasepusolasmanosenlacaraylloróunpoco,luegoseadormeció.Ensueños

oía el chasquido de unas tenazas cortando una alambrada, el feroz rugido de algoparecidoauntigreenlajungladelanoche,hundiendolosdientesencarneindefensa.Le despertó un sonido estrepitoso, certero, y el tintineo cacofónico del alambre alcaer.

Haydukevolvióapresurado,respirandoconfuerza,frunciendoelceñoconplacermalreprimido.Semetió,pisóelaceleradorysalióatodapastilla,giróalaizquierdaenlaautopistaycondujodirecciónnortehaciaKayenta,MonumentValley,MexicanHat,loscañonessinsenderosdeUtah:huida.

AlpasarporelcrucedeBlackMesaenunpequeñoatascodeturistasveraniegos,

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furgonetas de navajos y policía estatal, vieron que las luces del almacén de cargabrillaban intensamente. Fuente de alimentación independiente. La cintatransportadoradecarbón,quepasabaporencimade laautopistaacuarentapiesdesuscabezas,tambiénseestabamoviendo.Trasaminorarlamarchadeljeep,Haydukemirófijamentehaciaesepuntocríticodelcomplejoeléctrico.

—Continúa—dijoella.—Deacuerdo—respondióél—,porsupuesto.Perounamillamásadelantetuvoqueparar.Seapartóaunacarreterasecundaria,

apagólaslucesycortóelmotor.MirólacarapálidadeBonnieenlaoscuridad.—¿Ahoraquépasa?—preguntó,despertándosetotalmente.—Tengoqueir—murmuróél.—¿Iraqué?—Ahacerpis.—¿Yquémás?—Aterminareltrabajo.—Esopensaba.Losabía.Bueno,escúchame,GeorgeHayduke,novasair.—Tengoqueterminareltrabajo.—Pues yo no voy contigo. Estoy cansada. Necesito descansar. Ya he tenido

suficientes explosiones, fuegos, demoliciones y pistolas. Estoy harta de todo eso.Harta.Harta.Simplemente,hartadetodo.

—Losé.Ycuandosacósumochilaylallenóconlacomidayelaguaylasherramientas

queibaanecesitar,dioasuchicalasordenesdetrabajo.Ellaseguiríaconduciendoyle esperaría en el Holiday Inn en Keyenta, ¿quién podría imaginar un lugar másseguro?¿Cuántodinerotenía?Unoscuarentadólares.Podíausar la tarjetaGulfOildesupadre,quevalíaparalosHolidayInns.Créditoycredibilidad.Noimportabaelriesgo. Ya era demasiado tarde. Date un baño caliente. Llama a Doc y a Smith,arreglaunencuentroenlaminaabandonadadeHiddenSplendor,enDeerFiat,cercadeWoodenshoe Butte. Si él, Hayduke, no llegaba a Kayenta en dos noches, ellatendríaquedejarallíeljeepeirseaHiddenSplendorconDocySeldom.DileaDocquenoseolvidedelmagnesio.Muyimportante.¿Quémás?Sacóunadelasbolsasdelonadeljeep,lamotosierra,elafiladorylalatadecombustible.

—Megustaríaquenolohicieras—dijoella—.Tútambiénnecesitasdescansar.—No te preocupes, mañana me pondré debajo de un árbol en alguna parte y

dormirédurantetodoeldía.—Nohascomidonadadecentedesdemediodía.—Tengo en la mochila barritas de cereales y cecina como para una semana.

Ademástenemosunalijoporaquícerca.Vete.—Dimeloquévasahacer.

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—Mejorquenolosepas.Yaloverásenlosperiódicos.Ellasuspiró:—Dameunbeso.Éllediounbesoimpaciente.—¿Mequieres?—preguntóella.Éldijoquesí.—¿Cuánto?—quisosaberella.—¿Tevasairdeaquídeunaputavez?—gritóél.—Vale,vale,nohacefaltaquechilles.Sentada ahora frente al volante del jeep, encendió elmotor. Sus ojos húmedos

brillaronconlatenueluzdelsalpicadero.Aélledioigual.Ellapasóelnudillodesudedo índice por sus mejillas para eliminar los escapes preliminares. Se cambió elcascoporelsombrerodecueroescarchado,peroélnisediocuenta.Ellaencendióelmotor.

—¿Mepuedesprestaratenciónunmomento?—¿Sí?Haydukeseestabaponiendolosguantesymirabahacialaslucesbrillantesdelas

torresdecarga.—Sóloquierodecirteunacosa,Hayduke,antesdeirme.Porsinotevuelvoaver.Élmirabahaciatodaspartesmenosaella.—Intentaquesearápido.—Cabrón.Hijodeperra.Loquequeríadecirteesquetequiero,asquerosohijode

perra.—Muybien.—¿Mehasoído?—Sí.—¿Quéhedicho?—Quemequieres,yyomealegro.Ahoralárgatedeaquí.—Adiós.—¡Adiós!Condujo con los ojos borrosos. Bonnie Abbzug reincidió en el dulce lujo del

llanto,sola,zumbandoporelcaminodeasfaltohastaKayenta,conelcorazónenunpuño y los pistones subiendo y bajando como locos. Era difícil ver la carretera.Encendióloslimpiaparabrisas,peronosirvierondemucho.

Solo, por fin (Dios mío, qué alivio), Hayduke se desabrochó los botones de labragueta,hurgódentroyvacióconorgullo,comounsemental,laslatasdecervezaylasbotellasderefrescos,elaluminioaplastadoy loscristalesrotos, lospaquetesdeplásticodeseisenvasesylasjarrasdeNavajoland,USA.(Diosmío,quéaliviomás

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grande).Mientrasmeabavioimágenesdepartículasdeestrellasacientosdemilesdeaños luz de nuestro sistema solar que parpadeaban sin pausa pero sin prisa en losespejostemblorososdesurocíodorado.Cavilóduranteunmomentosobrelaunidadoceánicadelascosas.Comodicenloshechiceros,todossomosuno.¿Unqué?¿Quémásda?

Lagrandiosidaddeestas reflexiones lesirviódeconsuelomientrasse inclinabaparacontinuarconsustareassolitariasymalrecompensadas.Yarestablecido,conlamotosierra enunamano, labolsade lonacargadaen laotramanoy lamochiladeochenta libras de peso sobre su ancha espalda, George W. Hayduke marchópesadamente —con una fuerza incondicional e implacable— hacia la maquinariaruidosa,hacialosojosrojoseimpenetrables,hacialasmandíbulasacorazadas,hacialas altas torres iluminadasydesvergonzadasde…delEnemigo. ¿SuEnemigo?¿ElEnemigodequién?ElEnemigo.

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B23.EnHiddenSplendor

onnielevantósupalodelcarbóndeenebroeinspeccionólanubedegolosinaquehabíapinchadoenlapunta.Lasacóconlosdientesyse la tragódeunbocado,comounaostraquemada.

—Siemprepenséquesólolosniñospequeñoscomíancosasdeesas—dijoSmith.—Bueno,megustan—dijoBonnie—,ysoyunaviejabrujadeveintiochoaños.

Doc,pásameunascuantasmás.ÉllelanzólabolsaenterayBonniepusootragolosinaenelpalo.Elsolseestaba

poniendotraslasmontañasdeHenryMountains.Unassombrasfrescasseextendíandesde Elk Ridge. Más abajo, las rocas desnudas del Natural Bridges NationalMonumentreflejabanunlevebrillodoradobajoladecrecienteluzdelatarde,amilpiesdeprofundidadyacincomillashaciaelsurenlínearecta.

Laespera.Ellasuspiró.—Déjameveresosperiódicos.Mientrasseguíamasticandolasnubesnegrasycrujientes,leyóporcuartavez—

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¿oera ladécima?—laexplicación,en lapáginaonce,de losúltimossaqueoseneláreadeBlackMesa.

Lasautoridadesrevelanqueelsabotajeesgeneralizado.Eltrendelcarbóndescarrilaporsegundavez.Sehanencontradocuñasdeacerocercadelasvías.Unamisteriosaexplosiónhavoladolastorresdecargayalmacenamiento.Unnombregarabateadoenlaarena:«RudolfelRojo,elVengadorNativo».Continúanlasinvestigaciones.Lapolicíasospechadeunabandaorganizadaagranescalaconocidacomolos«PerrosLocos», un clan renegado de la tribu deShoshoni.La cinta transportadora de carbón ha sido destruidamedianteexplosivoscolocadosencuatrolugaresdiferentes.LaGemadeArizona,laexcavadoradragalinamásgrandedelmundo,haquedadoparcialmentedestrozadaporunincendioenlaestructuradelmotor.Seestimaquelosdañosasciendenaunmillónymediodedólares.Laúnicapista:«Rudolflosabe».Lalíneaeléctrica que llega a lamina se corta por segunda noche consecutiva.Unmensaje escrito en la arena:«RudolfelRojolosabe».Lasaletasderefrigeraciónacribilladasporagujerosdebala;eltransformadorde80.000 voltios ha quedado destrozado. Los instaladores de tuberías en huelga por tercera semanaconsecutiva.Lalíneadeferrocarrilylaslíneaseléctricasestánsiendovigiladasporaviones.Losdirectivosde la compañía de carbón están desconcertados y enfadados ante la ola de vandalismo «obra de unosidiotas»,comoafirmaelcoordinadormedioambientaldelaCompañíadeServicioPúblicodeArizona.Seinstalaunaparatodevigilanciasecretoenlacintatransportadoradecarbón.Elsindicatodeinstaladoresdetuberíasniegalasacusacionesdesabotajeindustrial.«RecuerdenFortSumner;Rudolf».ElConsejoTribalprometequeharáaveriguacionessobreelgruposecretodisidentenavajoconocidocomoCh’indyBegays(HijosdelDiablo).«RecuerdenWoundedKnee;RudolfelRojo».ElMovimientoIndioAmericanoniegahaber tenido cualquier tipo de conocimiento sobre los incidentes de BlackMesa. El Departamento deSeguridad Pública de Arizona, la Policía Tribal Navaja y la Oficina del Sheriff de Coconino CountysolicitanlaintervencióndelFBI.

Bonniedoblóelperiódicoconindignación.—Noséporquénostienenquedesterraralasúltimaspáginas.Hemostrabajado

duro. —Extendió la mano hacia Doc—. Déjame ver ese otro periódico. No, elantiguo,eldelasemanapasada.

Abrióelperiódicodelasemanaanterior(elArizonaRepublic,dePhoenix)porlapáginadiecisiete ymiródenuevo su foto, una«recreación artística»basada en lasdescripciones verbales del piloto de helicóptero y del guarda de seguridad de laBurns.«Unparecidobastantepobre»—pensóella—.Elpelodemasiadooscuro, elpechobastantemásprominente.

—¿PorquétienenquehacerquemeparezcaaLizTaylor?—protestó.—¿Yquétieneesodemalo?—contestóDoc.—Que no es exacto, eso es lo que tiene demalo. LizTaylor es una señora de

mediana edad con sobrepeso y papada. Yo soy una joven pequeñita de bellezadespampanante.

—Yodiríaqueeldibujoesunaidealización.—Puesdilo.Ella miró la foto de Hayduke. El dibujo solamente mostraba la cabeza y los

hombrosfornidosdeunhombreconuncascodetrabajadordelaconstrucciónyunpañueloqueletapabatodalacaraexceptolosojos.

Incendianunhelicóptero.Elsaboteadorysuacompañantefemeninaasaltaronyrobaronalpilotoyal

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guarda—vaya, acompañante femenina—.La chica salióhuyendo al ser descubierta cercadel lugardelsabotaje de la línea eléctrica cuando intentaron acercarse para interrogarla. El piloto y el guarda deseguridad la capturaronyun trabajadorde la construcciónenmascaradoconunpañuelo los secuestróapuntadepistola.Ambosestánsiendobuscadosporlasautoridadesparaserinterrogado.—¡Secuestrados!—.Vanarmadosysonpeligrosos.Losinstaladoresdetuberíasnieganestarinvolucradosenelasunto.ElJefeTribalNavajo afirma queRudolf elRojo no es indio.Rudolf elRojo sí que es indio, insiste Jack«Nariz-Rota» Watahomagie, autoproclamado «jefe de guerra» de los Perros Locos de «Chochones».Proliferan las especulaciones. Sea indio o no, estos saqueos no son resultado del trabajo de un solohombre,sinodeunaconspiraciónbienorganizadaydegranescala,segúnhanreveladoenprivadofuentesbieninformadas.Lacompañíadecarbónposeeunlargohistorialdeproblemaslaborales.

Bonnievolvióadoblarelperiódico.—Qué basura.—Hizo como si lo fuera a arrojar al fuego—. ¿Vamos a seguir

necesitandoesto?—GuárdaseloaGeorge—dijoDoc—,vaaquedarsealucinadoconél.—No eches nadamás al fuego—pidió Smith—. Ya se está haciendomuy de

noche.Hayquedejarqueel fuegoseextinga.NoqueremosqueelviejoJ.DudleyLovenosveadesdealláabajo,¿verdad?

—¿Nosestábuscandoatodos,eh?—dijoDoc.—Bueno,comoellosdicen,«nosestánbuscandoparaserinterrogados».—¿Cómohasabidominombre?—MeimaginoquelohabrásacadodeaquelpilotoqueterecogióenFryCanyon

aquellavez.—Esepilotoesamigomío.—Sincomentarios.Bonnieobservósurelojenlaoscuridad.—EsteGeorge—dijo—,llevaexactamentecuatrodíasycincohorasderetraso.Nadiedijonada.Miraronelfuegoquese ibaapagandoycadaunosesumióen

sus propios pensamientos. Y el pensamiento secreto de cada uno de ellos era elmismo: «Quizás nos hayamos pasado. Quizás George haya ido demasiado lejos.Quizáshayallegadoelmomentodeparar».PerosóloDocconfesóestasideas.

—¿Sabéisloqueheestadopensando?—dijo.Losdemásesperaron.Diounacaladaasucigarro,saboreóelhumoyloexpulsó

en una estrecha bocanada azul. Los chotacabras piaban desde los robles. Losmurciélagossereuníanysedispersaban,cazandobajoelcieloazulydorado.

—Heestadopensandoquedespuésdeacabareltrabajodelpuente…—siGeorgevuelve, pensó, aunque no lo dijo— quizás deberíamos, en fin, tomarnos unasvacaciones. Por lo menos varios meses. Sólo unos cuantos meses —añadiórápidamentealdarsecuentadequeBonnieparecíaponersetensa—.Luego,cuandolascosasvuelvanaestartranquilasylazonanoestétancaldeada,podemosvolverahablarlo.

Hubo una pausa prolongada después de los comentarios de Doc Sarvis y

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consideraronlapropuestaensilencio.Lasascuasdelahogueraseguíanencendidas.La oleada de oscuridad se movía en dirección oeste hacia las mesetas. Losatajacaminospatrullabanenbuscadesucena.

—NovamosadecidirnadahastaquellegueGeorge—espetóBonnieysequedómirandolosrestosdelfuegoconlabarbillafirmeyloslabiosapretados.

—Porsupuesto—dijoDoc—.Perolosdemástenemosigualmentequeestablecerplanesalternativos.

—Doc,¿sabesloqueencontréayerenlasobrasdelamina?—preguntóSmith—.¿Ves ese depósito grande que está encima de la carretera, sobre un armazón demadera?Esoestámediollenodecombustiblediésel.Sí,señor.Debedehaberunosquinientosgalonesdediéseldentrodeesacosa.

Docrehusócontestar.—Imaginaloquepodríamoshacerconeso,Doc.Docloimaginó.—Yaveo.Perodéjamequetedigaunacosa,SeldomSeenSmith.Eltipodecasa

flotante que quieres me costaría por lo menos cuarenta y cinco mil dólares. Lasemanapasadafuialaexposiciónnáutica.

—Necesitamoscuatro.Cuatrodesesentapies—añadióSmith.—Eso son sólo ciento ochenta mil dólares —calculó Bonnie—. Doc puede

permitirseesacantidad,¿verdad,Doc?Docsonriólevementecurvandosuslabiosalrededordelcigarro.—De acuerdo, Doc —continuó Smith—, te voy a hacer ahorrar alrededor de

cientosetentaynuevemilseiscientosdólares,aquíyahora.Docesperóensilencio.—No tenemosquecomprarningunacasa flotante.LasalquilamosenWahweap

Marina por cien dólares al día. Las llevamos porWahweapBaymás allá deLoneRock, vaciamos las cabinas y las llenamos con nitrato de amonio. Se trata de unpotente fertilizante, Doc. Tengo todo el que necesitamos en el rancho de sandías.Luegoechamoseldiésel,sellamosbienlasventanasynuestrochico,George,dóndequieraqueesté,ponelacargadetonadora.Mástarde,porlanoche,descendemosporla bahía, atravesamos el canal, cortamos el cable articulado a través del agua yentonceslapresayaesnuestra.

—Yaveo—dijoDoc—.Sesuponequevoyalaoficinadelpuertodeportivoyledigoalempleado:«Verás,chico,quieroalquilarcuatrocasasflotantesduranteundía;voyallevarmeesasgrandesdeahí,cuatro,porfavor,esa,esa,esayesa».¿Esoesloquesesuponequevoyahacer?

Seldomsonrió.—Iremostodoscontigo,Doc,loscuatrojuntos,ytúpuedesdecir:«Necesitouna

casaflotanteparamisamigosyotraparalachica,delasdesesentapies,porfavor».

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El hombre de la oficina se sorprenderá pero se sentirá agradecido. Esa gente hacecualquier cosa por dinero. Te sorprenderías. No son como nosotros, Doc. Soncristianos.

—Estáislocoslosdos—dijoBonnie.—Bueno —continuó Smith—, podríamos ir a cuatro puertos deportivos

diferentes,Wahweap,Bullfrog,RainbowBridgeyHallsCrossing.Tardaremosunoscuantosdíasmás,peropodríamoshacerlodeesemodo.Luegodamosmediavueltaybajamosporellago.

—Alquilar una casa flotante de cuarenta y cincomil dólares no es tan simplecomoalquilarunauto—replicóDoc.

—Yentonces—concluyóSmith—,nostomamosesasvacaciones.PodemosiraFloridayverloscaimanes.MiSusansiemprehaqueridovercómosondeescamososesoscabrones.PorelcaminopararíamosenAtlanta—Seldomsonriódeorejaaoreja—,yplantaríamossemillasdesandíasobrelatumbadeMartinLutherKing.

—Madre mía —refunfuñó Bonnie, levantando la cabeza hacia el cieloaterciopelado, la noche azul lavanda, las primeras estrellas apenas visibles—, ¿quéestoyhaciendoaquí?—Miróelreloj.

—Intentarelajarte—dijoDoc—,bébetetuOvaltineydejadequejarte.Hubounapausa.Bonnieselevantó.—Mevoyadarunpaseo.—Dateunpaseolargo—dijoDoc.—Justoesoesloquecreoquevoyahacer.Ysefue.Smithdijo:—Lapobrenenitaestáenamorada,Doc.Estámuypreocupada,poresoestá tan

susceptible.—Seldom, eres un atento observador de la naturaleza humana.Y yo, ¿por qué

estoyyotansusceptible?—Túereseldoctor,Doc.Se quedaron mirando el fuego agonizante. Un pequeño lecho de carbón casi

consumido, como las luces de una ciudad solitaria en el desierto después delanochecer, perdida entre los deshechos del gran suroeste. Doc pensó en NuevoMéxico,ensucasavacía.SmithpensóenGreenRiver,Utah.

—Cambiodetema,doctor.—Primero la construcción del puente —dijo Smith—, luego quizás la presa.

Despuéslodejamosporuntiempo.DaigualloqueGeorgediga.—¿Creesquepodemosarreglarlodelascasasflotantes?—Todoloquenecesitamoseshacerleunagrieta,Doc.Unagrietaenlapresayla

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naturalezaseocuparádelresto.LanaturalezayDios.—¿DepartedequiénestáDios?—Esoesalgoquequieroaveriguar.Lejosdeallí,másabajo,enlapenumbrapúrpura,unpardefarosformabanuna

luzconvergenteenlaoscuridad,delgadacomoelhazdeunalinternalápiz:sindudaunosturistasquellegantardeybuscanelcamping.Observaroncómolaluzsemovíadespacio por un camino de curvas, desaparecía tras los árboles, reaparecía, sedesvanecíadenuevo,hastaqueseapagódefinitivamente.

Al noreste, hacia arriba, en la ladera de North Woodenshoe Butte, un coyoteladrabaal solque seocultaba.Elúltimo ladrido,moduladoconelegancia,andantesostenuto,seconvirtióenunarcaicoyanárquicoaullido.Ellobodeldesiertoconsuserenata,consunocturno.

Esperaron.Doc se quitó de los dientes el extremo masticado de su cigarro. Lo miró. El

cigarroConestoga,liadoamanoenelasientodelafurgonetacondirecciónoeste.Loechóalasbrasas.

—¿Creesquelohará?Smith le dio vueltas a la pregunta antes de responder. Después de las debidas

consideracionesdijo:—Lohará.Nadapuedepararaesechico,salvoélmismo.—Ahíesdonderesideladificultad.—Docasintió.

Eseeselproblema,pensabaella.Algocarenteensuinstintodesupervivencia.Sinmíasuladoparaaconsejarleescomounniño.Unniñoimpetuoso,chifladoydemasiadoemocional. El típico hiperactivo. Demanera subconsciente quiere autodestruirse ytodo eso, lo de siempre. Nome creo toda esa palabrería de la revistaPsychologyToday.ParticipantesdereunionesdegrupoyfansdeEsalen.Sí, telocrees.No,nomelocreo.

Caminó entre las casuchas destruidas por el viento y comidas por el sol. Dosdécadasatráshabíanvividoallílosminerosdeuranio,nosesabecómo,enestebancocarentedeaguabajolacrestadelamontaña,sobreelramajearbóreodeloscañones.Bidonesoxidadosdispuestoscontralosmurosinclinados.Colchonesdelcolordelacarnotita,delaorina,delóxidodeuranio,vaciadosporlasratas,estropeadosporlasardillasylosratones,tiradosenelsuelopodrido.Jardinesenbancalescaducosenlapartetraseradelascasas.Unviejoneumáticodeautocolgadodeuncabledealambredelaramadeunpinopiñonero,dondeunavezjugaronlosniños.Cubosdebasuracomo si fueran residuos de la mina esparcidos por toda la cima de roca, en unaenorme confusión demetal, plástico, contrachapado, placas de escayola,mallas dealambre, botes de ketchup, zapatos, botes de detergente Clorox enteros y llantas

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desgastadas.Másabajode la escarpadacarreteradecamionespor laquecaminaba,bajo las

laderasdelbarranco,antiguoscubosdealmacenamiento,depósitosdeagua,depósitosde combustible. Olor a azufre, a diésel, a madera podrida, a excrementos demurciélago, a vigas barnizadas y hierro oxidado. Desde las bocas negras de lasgalerías de las minas surgían nubes espectrales de gases desconocidos—¿radón?,¿dióxido de carbono?— que emanaban como el humo pero sin ningún olor, máspesadosqueelaire,ysearrastrabanporelsueloconlanguidez.HiddenSplendor.Unlugarpreciosoelqueescogisteparaunacita,GeorgeHayduke.Conlocerdoqueeres.Sabandija.Sapo.Sapocornudo.(Puedequetengacuernos,Georgecontestaría,peronosoyunsapo).Avanzócautelosamentehacialaslenguasnebulosas,aquellosdedosdeslizantesdegas,ysiguióporlavíaestrecha,oxidadaytorcidaquecomunicabalasasquerosasfaucesdelaminaconlosvertederosdedesechosatravésdelacarretera.

Sesentósobrelasoldaduradeacerodeunautodeminaymirófijamentehacialolejos,alsur,atravésdelvelodelatardecer,navegandouncentenardemillasconelpensamiento, sobreOwachomoNaturalBridge, sobreGrandGulch,MuleyPoint ylosmeandrosdelríoSanJuan;pasandoporOrganRock,MonumentValley,elcascovolcánicodeAgathalan; sobreMonumentUpwarpymásalládel límitedelmundovisible,Kayenta,elHolidayInnyelabolladojeepazulqueseguíaesperando.

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H24.Lahuidadelboicoteador

ayduke comió una lata de fiambre de ternera brasileña, con su nitrito desodioytodoeso(estoscabronesfascistashacenbienelfiambredeternera)ybebió dos latas enteras de piña cortada en daditos, incluyendo los daditos,

quefueronelpostre.Descansóunrato,luegoguardólaslatasdecomidaenlacajadealmacenamiento e introdujo de nuevo la caja en el hoyo.Desmontó lamotosierra,engrasó todas las piezas, las puso en la bolsa de lona y guardó la bolsa junto a lacomida.Cubrióelalijocontierra,rocasypalos;parecíaestarbienoculto,almenosbajolaluzdelasestrellas.Lodemáslometióenlamochilayselavolvióacolgaralaespalda.

Sepusoelsombreroymiróhacialasestrellas.Laosamayorestabaalrevésdesdesuángulodevisión,alaunaenpuntoaproximadamente.Haydukebajóporeltaluddelaladeraysedirigióalnorteenlínearectaatravésdelcampo,hacialaslucesdeKayenta.

Sesentíabien.Lacargaparecíaligeradespuésdelpesodelosúltimosdías,teníalospiesenformayelcorazónylacabezacolmadosporeldulceplacerdeléxito.

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Tardópocotiempo,apesardequetuvoquedarunrodeoporculpadelosperrosqueleladrabandesdetodaslascabañasindígenasydelcontrolpolicialprevistoenlaautopistasurdelcrucedeKayenta.Cuandocomenzabaaamanecerllegóalcruceyalcomplejo de moteles, gasolineras y tiendas de curiosidades. Escondió la mochilaentre unos arbustos—nohay nadamás sospechoso a ojos de los habitantes de lasciudadesqueunhombrebarbudoapieconunamochilaalaespalda,yatengaestelapielrojaoblanca—yexplorólosalrededoresdelaparcamientodelHolidayInn.

Eljeeptodavíaestabaallí,juntoalallaveocultayaunanota.

Sam,teheesperadodurantetresdías.ElSantodelosÚltimosDíasvinoynosfuimosarecogerasuSeñoríaalaeropuertointernacionaldeMexicanHat.NosvemosenelPlaza,comohabíamosquedado.Porfavor,dateprisa,quenomegustaesperar.Bastadelnegociodelastenazas.YayudaaembellecerAmérica:dateunbaño.Tuamigayasesoralegal,

Thelma.

No había nadie alrededor, salvo unos cuantos aborígenes apoyados contra unmurorodeadosdeunascuantasbotellasvacías.Haydukearrancóeljeep,recuperólamochilaycondujodirecciónnorteporKayentahaciaelríoSanJuanyelpueblodeMexicanHat.Elsolestabasaliendocuandopasótraqueteandoporencimadelpuente.Otra vez enUtah, otra vez en la tierra de los cañones locos, se sentíamejor,másseguro,máscomoencasa.QuébuenoeraestardenuevoenelviejoSanJuan.

Vioqueelcaféestabaabiertoysedetuvo,aunquesabíaqueeraunerroryquetenía que alejarse lo antes posible de las ciudades y carreteras asfaltadas. Estabasufriendounansiairresistibleporundesayunodehuevosfritosconjamónyunatazade café.La culpa erade los cincodías a basedepasas, nueces, pipasdegirasol ygalletas de chocolate, solamente con leche en polvo y Granola, mantequilla decacahueteyterneraenfiambredelata.

Aparcó su jeep a dos manzanas del café, detrás del restaurante Frigid QueenDrive-In,(cerradohastamediodía),fuecaminandoysesentósobreuntabureteenlabarra.Letomónotaunachicaindiauteconacnéperoconunaestructurafacialcomoladelasprincesasmongolasdelcine.Entróenelserviciodecaballerosparaecharseunpocodeaguaenlacaraeintentarhumedecerseyarreglarselamelenagreñuda.

Mientras orinaba, leyó, como siempre, los escritos en las paredes, la voz de lagente: «El amor libre, decían, tiene su precio. La gravedad no existe, la tierra noschupa. Colabora con la liberación de la mujer; libera a una esta noche. Hombreblanco,tedimoselmaízytúnosdisteunaplauso».Otromensajedecía:«¿Quéestásbuscandoaquí,estúpido?Teestásmeandoenloszapatos».

Haydukevolvióalcomedoryseencontrócondosanchasespaldasconcamisasajustadas de cowboy que se sentaban justo al lado de sus huevos con jamón, suscroquetasdepatataysucafé.Dossombrerosdecowboygrisplataydosculosgordosenvueltosenteladegabardina.Losdivisóalinstante,laclasedehombresquellevan

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corbatasdecordón,disparanalaspalomasycomensalchichasdelatacuandosalenapescar.LaclasedetíosquehacenqueAméricasealoqueeshoy.

—Buenosdías—saludóHayduke,mientrassesentabafrenteasucomida.Elalaanchaycaídadesusombreroprotegería,imaginóél,lapartedearribade

sucara,lapartepeligrosa(aquellosbordesrojosdelosglobosoculares,quelehabíanmirado con cansancio, como un lémur en una jaula, desde el espejo partido delserviciodecaballeros).Enelmismomomentoenquesesentósediocuentadequehabía cometido un grave error.Desde el rabillo del ojo izquierdo vio elChevroletBlazeramarillochillónaparcadofueracontraelmaderoqueservíadebarrera,conlagranpegatinaoficialenlapuerta.Estabamáscansadodeloquecreía.Lassinapsisdelcerebrosehabíanllevadoacabomaloquizásnosehabíanrealizadoenabsoluto.Noestabarápidodereflejos.Sabíaqueestabacansadoperonosabía(onolohabíasabidohastaentonces)queloestabatantocomoparanover.

Quécoño.Vamosacomercomoseayyaharemosalgodespués.Lasmandíbulasmusculosasymorenassituadasjuntoalasuyadejarondemasticarunmomento.Elrostro que parecía de cuero se giró y unos ojos azul claro como bayas de enebro,rodeados de arrugas provocadas por toda una vida guiñando los ojos ante eldeslumbramientodeldesierto,seclavaronenlacarahostilypeludadeHayduke.

—¿Cómoestámiviejo amigoSeldomSeen?—preguntó el reverendo, conunamiradadura.

Consternado, pero demasiado agotado para preocuparse, Hayduke devolvió lamirada, almismo tiempo que pensaba: «George, ¿has visto alguna vez un culo decaballoenunacara?Puesahoralovasaver».

—Noloconozco—murmuróconlabocallena.—¿Esesocierto?—Lasenormesmanosrojasdelreverendo,másgrandesquelas

deDocperonilamitaddeamables,continuaronmeneandolacomida—.Bueno,élsíteconoce,chico.

El hombre que estaba a la derecha del reverendo, que parecía su hermanopequeño,dejódecomerunmomentoy,mirandohaciasuplato,esperólarespuestadeHayduke.

Haydukeapenasdudó:—Noconozcoanadieconesenombre.Yañadiómuchomásazúcaralcafé:energíarápida.—¿Estásseguro?—Nuncaheoídohablardeél.Los tres siguieron comiendo sin detenerse. Hayduke los huevos con jamón, el

obispodeBlandingtambiénhuevosconjamónyelpequeñoLovesalchichas(cuatropiezas) y huevos revueltos. Ruidos de masticación masculina. La princesa ute sedirigiódesde lacocinaalmostradorarrastrandosuszapatoscon lengüetasdeestilo

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añoscuarenta.Lapuertadetelametálicavolvióasonaralcerrarse.Dosnavajosdecabezasrecauchutadas,queparecíanadministrativosdeescuelaoburócratastribalesse sentaron en lamesa que estaba junto a la puerta y dejaron susmaletines en elsuelo. También ellos llevaban corbatas de cordón. Hayduke empezó a tener lasensacióndeagobio,deaglomeración.

¡Tengoqueirmedeaquí!Elreverendosiguióhablando:—Bueno,chico, teviconélaqueldíaenBridges.Yyonuncaolvidounacara.

Sobretodounacaracomolatuya.Estabaistúyélconaquellajovendevozpotenteyconelhombregordoycalvodelabarbitanegra.Nosparamosparapreguntarosporlos saqueosde la construcciónde la carretera.Alguiendejóhuellasdebotas,de latallacuarentaycuatroocuarentaycinco,portodoelcaminodesdeCombWashhastaelcrucedeHall’sCrossing.Sinofuistetútuvoquesertuhermanogemelo.

ElhermanodelreverendoseechóhaciaatráseneltabureteparamirarelcalzadodeHayduke.

Haydukeencogiólosdedosdelospiesdentrodesusbotasdemontañaconsuelasdentadas.

—Tuvoquesermihermanogemelo—dijo,mientrasrebañabaloquequedabadeyemaconlaúltimarebanadadepan.

Diosmío.Levantólatazahaciadondeestabalaprincesa:—¿Máscafé?Alrellenarlelataza,ellalesonriótímidamente,unasonrisaqueencircunstancias

normales se habría grabado durante dos meses en la memoria de Hayduke. Lasgónadasdelhombrenuncadescansan.

—¿Noteacuerdasdenadadeeso?Haydukeechómásazúcaralcafé.—No—respondió.—Eresunmentiroso,chico.Haydukedioun sorbo al café, luegootro.Sentía cómoel sudor le caía por las

axilasyresbalaba,gotaagota,porlossurcosdesuscostillas.Lacamisaquellevabadesdehacíacincodíasyaapestabalosuficienteantesdeaquelañadidoextra.Ah,quéhacer, qué hacer, la eterna pregunta. Por supuesto que tenía la 357 en su cinturón,ocultabajo lachaqueta,perodifícilmentepodríasacarlayabatira losdosqueridoshermanosLovedelantedetantostestigos.¿Ysiarrojabaelcafécalientealacaradelreverendo? ¿Y si corría hacia la puerta? Los problemas, como las rosas, siemprevienenenramos.

—¿Mehasoído,chico?Tuvounaidea.Hacerseelsordomudo.—¿Perdón señor? —dijo, y con una sonrisa se dirigió a la camarera—. ¿La

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cuenta,señorita?Lachicasacóelpapelitoverdedelacomanda.—¿Todoen lamismacuenta?—preguntómirandoaHaydukeya losotrosdos

caballeros.Laconversaciónentreelloslahabíaconfundido.HaydukepensóenlaspalabrasdeNuestroSeñorenlaúltimacenacuandoledijo

alcamarero:«Cuentasseparadas,porfavor».Québonitaeralachica.Confusaperobonita.Conesospómulosyesosojosaztecas.Peroahorateníacosasmásimportantesenlasquepensar.

—Separadas—contestó—.Tengoqueirme.—Tú no te vas a ninguna parte —dijo el obispo en voz baja—. Todavía no.

Tenemosvariascosasdelasquehablar.—¿Perdone?—Buscótorpementeeldinerohastaqueconsiguiósacarlo.—Sí, señor. Por ejemplo de una bulldozer que saltó sola al lago Powell. De

alguienqueempujóunasrocashaciamiotroBlazer.DelparaderodeuntalSeldomSeenSmith.Ydealgunaotracosillaporelestilo,chico.

Elreverendoysuhermanosiguieronengullendolacomidaperoahoraapoyabanlospiesenelsuelo,listosparamoverseconrapidez.SusojossombríosyligeramentedivertidosnosedespegabanniunmomentodelacaradeHayduke.

Seguía sentado en la barra. Pagó la cuenta dejando una generosa propina y sedispusoasalir.¿Perocómo?Todavíateníalaesperanzademarcharsecondignidad,conserenidadyelegancia.

—Bueno,padre—dijo—,mehaconfundidoconotro,sólopuedodecirleeso.Yempezóalevantarse.Elreverendoloagarróconsupesadamanoylediountirón.—Siéntate.Elhermanopequeñodelreverendolesonrió.—Nosvamostodosjuntos—explicó.UnestadodepánicoinvadiólacabezadeHayduke.Odiabalascárceles.Ledaban

claustrofobia,encerrabanlossentimientos.Suspiróydijo:—Bueno,enesecasosupongoquenecesitaréotratazadecafé.Tendió la taza de café a la camarera, que la rellenó al mismo tiempo que

estabilizabalamanotemblorosadeHaydukeconelrocedelasuya.—Gracias.El vapor ascendía desde el café comouna espiral, dibujando la forma, efímera

peroclara,deunsignodeinterrogación.Lapreguntanoeralamáspráctica—¿vanarmados?—yaquesiloibanllevaríanlasarmasescondidas.EnelcasodeHayduke,ilegalmente;sinembargo,nocabíadudadequeloshermanosgozabandeprivilegioscomoayudantesdelsheriff.Lapreguntaera:¿Semantendráelesfíntercerradohasta

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quesalgadeaquílibredecargos?Elenigmadelesfínter.Esaeralacuestión.—¿Cómotellamas?—preguntóelobispo.—HermanSmith.—Nomeparecesmuyamericano.¿SeguroquenoeresRudolf?—¿Quién?—RudolfelRojo.Haydukearrojó el contenidode su tazade café a la caradel reverendoy fue a

toda prisa hacia la puerta de salida. Los dosmaletines de los navajos, tan grandescomocargasexplosivas,leobstruíanelpaso.Saltóporencimadeellosyatravesólapuertadetelametálicarompiéndola.

—Quetengaunbuendía—lacamarerachillóasusespaldashaciendocasodelasordenesrecibidasdesdeladirección—,hastapronto.

HaydukeechóacorreralpasarpordelantedelnuevoV-8Blazerdelreverendoylamentó no haber tenido tiempo suficiente para robar las llaves o pinchar losneumáticos.SólopudoverfugazmentelasarmasdeLovedentroylabanderolaenlaantena antes de doblar la esquina y galopar calle arriba hacia el restaurante FrigidQueen.Unaenergíaque jamás supoquecorríapor susvenas sedescargabaen susnervios y electrificaba susmúsculos. Pies, nome falléis ahora. Detrás de él, a nomuchadistancia,gritosdefuria,elabrirycerrardeunapuerta,protestas,chillidos,elruidodeunospiesquecorren.¿Miroatrás?Todavíano.

Elrestaurante.Girólaesquinaysedeslizófrentealvolante.Alencenderelmotorsepermitióecharunvistazohaciaatrás.Elpequeñode losLove,quecorríaa todavelocidadhaciaél,había recorridoya lamitadde ladistancia.Eragrande,peronorápido.El reverendoLove,quese secaba lacaraconuna toalla,estabaestupefactodelantedelapuertadelcafé,diounosgritosasuhermanoyseacercócomopudoalapuertadelBlazer.

Con las ruedas girando a toda velocidad y despidiendo gravilla a su paso,Hayduke se escabulló hacia la autovía como un pez. Elmás joven de losLove seapoyójadeanteenelmurodelFrigidQueen.Luego,girósobresuspropiostalonesyvolviódemaneraobtusaconsuvociferantehermano.

ElplandeHayduke: salirpitandodeallí.Consiguióponer suquejoso jeep a lamáximavelocidad,peronoerasuficiente.Alomejorpodríaobtenerunaventajadeunamillamientras los hermanosLove discutían sobre quién conducía, arrancaban,daban lavueltaycomenzabana seguir su rastro.Tampocoera suficiente.Laúnicaoportunidad que Hayduke tenía era dejar a un lado el asfalto y meterse entre losarbustos.¿Quéarbustos?IbaporeldesiertodeSanJuanRiver,unpáramoderocasrojas y conglomerado púrpura donde no crecía nada, salvo gutierrezias, ambrosíastormentosas y otros matojos parecidos. La meseta alta donde podía refugiarse seencontraba a diezmillas al norte.Y cuesta arriba. Jamás lo conseguiría. Piensa en

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algomás,tío.El único cementerio de coches deMexicanHat apareció frente a sus ojos, una

extensióndeautomóvilesviejos,destrozados,abandonadosydespiezados.Haydukemiróporelespejoretrovisor.TodavíanosedivisabaelBlazeramarillo.Echóeljeepaunladodelaautopista,porunhuecodelavallaylosituóenmediodelachatarra.Paróyesperó.MediominutomástardeloshermanosLovellegaronporlacolinaypasaron a toda prisa, a nomás de cincuenta yardas de distancia de las narices deHayduke. Por el sonido delmotor seguían en segunda velocidad, dándole caña.Elobispo conducía; su hermano llevaba una escopeta en posición vertical entre susrodillas.

Hayduke les concedió una ventaja de una milla y luego continuó. No habíaalternativa.Nopodíairendireccióncontraria,haciaelsur,yvolveraArizona.Yanolequedabanamigosporallí.TeníaquesubiraesamesetayadentrarseenelbosqueparaencontrarseconsuscompañerosenHiddenSplendor.Asíqueahoraélseguíaasuspersecutores.

A tres millas deMexican Hat la autopista se bifurcaba. La carretera principalconducíadirecciónestehaciaBluffyBlanding.Labifurcaciónde la izquierda,quesóloestabaasfaltadaparcialmente,llevabadirecciónnortehacialastierrasaltas,loscañones,libertad,sexoycervezagratis.

Elreverendo,queseguíaaunfugitivoalquenoveía,teníaqueelegirlaprimeraopción.¿SeríatantontodeescogerlabifurcacióndelesteydejarleabiertaaHaydukeunavíadeescape tanancha?¿O tomaría lacarreterade la izquierda,ya lavez secomunicaríaconBluffyBlandingporradioparaalertaralapatrulladelaautopistade Utah, a la oficina del sheriff y al resto del equipo de Búsqueda y Rescate delCondadodeSanJuan?ElreverendoLove,apesardeestarllenoderabiaydenoserunintelectual,cogiólabifurcacióndelaizquierda.

Hayduke,rezagadomuchomásatrás,viocuáleralaeleccióndelobispoytomóelcaminodeladerecha.¿Directoalosbrazosexpectantesde«laautoridad»?Puedequesíy,denuevo,puedequeno.AunquenoestabatanfamiliarizadoconesazonacomoloestabanSeldomSeeny,contotalseguridad,elreverendo,Haydukehabíaestudiadolosmapaslosuficientecomopararecordarquevariasmillasmásadelantehabíaunacarretera de tierra que comunicaba la autopista por la izquierda con algo que laCámaradeComerciohabíallamadoValledelosDioses.¿Teníasalidaesacarretera?¿Subíahacialameseta?¿Dabaunrodeoyvolvíaalaautopista?Haydukenolosabíaynoteníatiempodehaceraveriguacioneslocales.Enpocosminutoselreverendoseibaadarcuentadequesupresadealgunamanerahabíavueltosobresuspasosyseencontrabadetrás,ynodelantedeél.

Fue quemando la autopista mientras subía un pliegue monoclinal totalmentedespobladodeárboles,buscandoelcaminodetierra,hastaqueloencontró,sedesvió

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a la izquierdayredujo lamarcha.Fuesaltando losbachesa travésdelcaucedeunrío,salpicandounafinamantadeaguadeseispulgadasqueibaextendiendoasupasopor la base rocosa. Siguió la carretera hacia el otro lado, que eramalo pero podíahaber sido peor. Alguna vez, en un pasado reciente, alguien había trabajado lacarreteraconunaniveladoraparaintentarhaceraccesibleelcaminoaltráficoturista.Hayduke siguió adelante mientras levantaba una nube de polvo a lo largo de lallanuradelampliodesierto.Sielreverendonoveíaaquelloesquedeverdadestabaciegoporlarabia.

Lacarreteraavanzabahaciaelnorteprincipalmente,siguiendoloscontornosdelpaisaje. Delante, un grupo de monolitos apuntaba al cielo, vestigio erosionado derocasdesnudasconlosperfilesdedeidadesegipcias.Másalláseencontrabalaparedroja de lameseta que se levantabamil quinientos pies sobre el desierto, formandounos precipicios rectos que jamás habían sido escalados, inexpugnables tal vez.Hayduketeníaqueencontrarelcaminohacialapartesuperiordelamesetasiqueríareunirseconsusamigosenelpuntodeencuentro.

El jeep estaba levantando demasiado polvo. Hayduke paró para mirar a sualrededor y descansó unos minutos. Estaba empezando a creer que podía haberescapadoya.Secolgódelcuellolosprismáticosyescalóhaciaelpuntomásaltodeunacolinacercana.

Todoloqueseveíaeranaturalezasalvaje.MexicanHat,elúnicolugarhabitableenunradiodeveintemillas,quedabafueradevisiónbajolasubidadelpliegue.Sólosedivisabadesiertoentodasdirecciones,rocarojasalpicadadematorralesyalgunosálamosabajoenlacañada.Elhorizontequedabaamuralladopormontañasymesetasqueflotabansobreolasdecalor.

Unas nubes de polvo se aproximaban desde el sur y el oeste. Se acercó losprismáticosalosojos.Enlacarreteradeloeste,másalládeloscuellosvolcánicosylos pináculos situados en primer plano, vio un objeto metálico brillante que seacercabarápidamente.Sí,unChevroletBlazeramarillorebotandoporlossurcosylasrocas,consubanderínescarlataondeandoenlapuntadelaantenaderadio.Desdeelsur,Hayduke vio cómo se acercaba por carretera otroBlazer, y luego otro, ambosavanzando a toda velocidad, con las antenas relucientes, y todo el equipamientobrillandobajolaluzdelsol.Haydukesiguiólasdoscarreterasconlosprismáticosyhallóellugarenelqueseunían,apocasmillasdedistancia,endirecciónoeste,entrelos mismísimos dioses de la Cámara de Comercio. Los equipos de «Búsqueda yRescate» le tenían acorralado y cada vez estabanmás cerca. A nomás de diez oquinceminutosdedistancia.

—Peroyonomeheperdido—dijoHayduke—.Noquieroquemerescaten.Porunmomentofuepresadelpánico:tiralamochilaycorre.Siéntateyéchatea

llorar.Ríndete,cierralosojos,abandona.

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Perocontuvoelpánico(sujecióndeesfínter),diolaespaldaasuspersecutoresyestudió el terreno que se extendía hacia el norte y el noreste. Hacia el norte noencontrónadamásquelapareddelameseta;alnoreste,sinembargo,elrastrodeuncarril serpenteaba entre los dioses, se metía por un barranco y desaparecía, parareaparecerenunacrestacubiertadeenebrosquedabaaunpuntodebajada.¿Tendríacontinuación?Desdedondeestabanopodíadecirlo.

Haydukesaltódelmontículoysemontóeneljeep.Encendióelmotor,volvióasalir para desactivar los cubos de bloqueo de las ruedas delanteras y para quitaralgunosmatojosquesehabíanquedadoatrapadosenelcabrestante.Volvióameterse,metió primera y se alejó. Inmediatamente empezó a levantar la estela de polvo,mostrandocualerasuposición.Nopodíaevitarlo.

Mientras zumbaba a lamáxima velocidad posible, iba escrutando el terreno enbuscadelcarrilquehabíavistodesdeelmontículo.Apesardequenoeradifícildeverdesdeallí,ahoraerainvisible.Pedazosdepiedradeareniscaquemadaporelsoldispuesta en bancales le bloqueaban la visión. Un enebro aislado quedaba a suizquierda. Lo recordaba; el carril se desviaba cerca de allí. A pesar de que lossegundos eran vitales otra vez, tuvo que parar y subirse sobre el capó del jeep.Inspeccionóel desbarajustede rocasque se extendía frente al radiadory avistó lashuellas paralelas que arañaban la superficie de arena a través deuna cañadayquesubíanporlacolinaendireccióneste.

Denuevo sobre ruedas,Hayduke redujo aprimera, cambió a low-range y pasósurcando laarenayporencimade las rocas.Cuando llegóa lomásaltoparóparamirar atrás. Tres nubes de polvo se acercaban desde dos direcciones diferentes,formandountriángulodediezmillasdelqueéleraelvértice.

Se apresuró. La carretera se retorcía entre macizos de asteráceas y matorralesespinosos,ysedesviabapararodearlospedestalesdemonumentosdequinientospiesdealtura.Apesardelaspequeñasvariacioneselcarrilseguíaascendiendo.Laagujadel altímetro subió otros quinientos pies y unos cuantos enebrosmás aparecieron.Haydukesediocuentadequeestabasubiendoporlaescarpaquehabíavistodesdeelpuntodeobservacióndesuprimeraparada:losenebroscadavezeranmásgrandesymásnumerososmientraslacarreteraserpenteabahaciaelhorizonteendireccióneste.Ahora conducía sobre rocas principalmente, por lo que el vehículo ya no ibaformandounembudodepolvo.Pero eso tampocoerademuchaayuda.Desde tresmillasmásatrás(quenoaumentaban)elreverendoysuequipopodíandivisareljeepdeHaydukeasimplevista.

¿Qué esperaba encontrarHayduke al final del caminode subida entre rocas dearenisca y enebros? No lo sabía, tampoco tenía ningún plan. Tan sólo teníaesperanzasycontinuabaascendiendo.

Unenebroaltoydeaparienciasaludable,bienancladoenlapiedratalycomosus

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ramasesculpidasporelvientodemostraban,seelevabahaciaelcieloconunasiluetafotogénica.Másadelante,enapariencia,seextendíaelvacío.Conaquelárbolcomometa,afaltadenadamejor,Haydukesiguióconduciendohaciaarriba.Yanoestabasiguiendonadaqueseparecieraauncamino.Lacarreterasehabíaextinguidoentrelasrocasdeareniscamediamillaatrás.

Condujo hasta el árbol y después tuvo que detenerse. El terreno terminaba.Quincepiesmásadelantedelárbolestabaelborde,elfilodelbarranco,elvérticedelabismo.Haydukebajódeljeep,miróysevioasímismoalbordedelprecipicio.Másque ser un precipicio vertical se trataba de un precipicio que sobresalía, como unsalienteproyectado.PoresarazónHaydukeeraincapazdeverloquehabíamásabajode la unión de la cara del precipicio con el saliente de piedra. ¿A qué distanciaestaba?Estimóquelacaídaeradeunoscienpies.

La cornisa más baja se volcaba sobre una cañada arenosa que a su vez secomunicaba, a través de cárcavas, colinas prominentes y torretas de piedraerosionada,conunavíamásanchadearena,grisverdosaporlasalviaysombreadaporbosquecillosdeálamos,llamadaCombWash.CombWashseextendíacincuentamillasdenorteasurdebajodelapareddeCombRidge.Unascuarentamillashaciaelnortedesdeesepuntosesituabaelproyectodelaautopista.Másalláestabalaviejacarretera hacia Natural Bridges, Fry Canyon y Hite. Y después, en un ramal(abandonado)endirecciónnorte,losrestosdelaminadeuraniodeHiddenSplendor,asesentaycincomillasdedistancia.

Unacaminata largayHayduke llegaríaa su reuniónconcuatrodíasde retraso.Podríaescaparapie,inclusodesdeallí—enalgúnlugardeeseriscodebíadehaberunsitioporelquedescenderconunacuerdadesdeelborde—peroesosignificabarenunciarasupreciado jeepconbarrasantivuelco,cabrestante,depósitoauxiliardecombustible, portalatas de cerveza con medidor de inclinación, pegatina del gurúMaharaji,pegatina«PiensaenHopi»,ruedasanchas,armasespeciales,herramientas,equipodeacampadayescalada,mapastopográficos,unabibliadeGedeónyelLibrode Mormón (ambos robados del motel Page) y otros tesoros para la tropa devigilantes que le perseguía. Ni pensarlo. No si podía evitarlo. Pero, ¿podía?Miródesde el borde del precipicio otra vez. Era una caída que sobresalía de verdad.Realmenteerancienpies,porlomenos.RecordóelapotegmafavoritodeDocSarvis:«Cuandolasituaciónesdesesperadanohaydequépreocuparse».

Volvióaconsiderarlapersecución.Elreverendoysuequipoestabanadosmillas,acercándose sin prisa pero sin pausa por el terreno escarpado. En la quietud delambienteoía,apesardeladistancia,elestruendoroncodelosmotoresdelosgrandesV-8.Consumenmuchoperosonpotentes.Haydukecalculóquedisponíadeunosdiezminutos.

El reverendo Love era un hombre paciente. Paciente, metódico y meticuloso.

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Aunquelacarayelcuellotodavíalequemabanporelcaféardiendo,élnopermitiríaqueelodiointerfirieraensusensatez,ensucautelayenelinterésquesentíaporesehombre.Elgentilpeludo,aunque todavía lejos,estabaclaramenteatrapado,asíquellamóporradioparaconsultarysedetuvo.Mientrasesperabaalosdemás,bajódelauto y estudió la situación a través de los prismáticos. Al enfocar, vio la piedraprominente, losárbolesdiseminadosy lasyucassobreparchesde tierraorgánicay,másalejado,alfinaldelaformacióngeológica,lamanchaazuldesteñidaporelsolque delataba la posición del jeep, camuflado de un modo lamentable detrás delenebrogrande,queademáseraelúltimo.

Lovesabíaloquehabíamásalládelbordederoca.Élmismohabíasidopioneroexplorador de ese camino, décadas atrás, cuando había cercado sus concesionesterritorialesdurantelaprimeragranfiebredeluranioenelaño52.«Tú,paganohijode perra—pensó el reverendo sonriendo para sus adentros—, ya te tenemos». Aldivisarlaposicióndeljovencriminaldetectómovimientosfurtivosdetrásdelárbol.Tencuidado—serecordóasímismo—.Secreequevaarmadoyqueespeligroso.

Sushombres llegarony seunierona él.Discutían.El reverendoLoveaconsejóavanzarcon losvehículosunamillamásyparar justocuando tuvieranalcanceconlos rifles.Desde ahí podrían continuar a pie, por supuesto armados, enuna amplialíneadeataque,conunhombreabriendocadaflancoparaprevenir laposiblehuidadelfugitivoporlapartealtadelaroca.¿Deacuerdo?LabúsquedadeconsensoporpartedelreverendoLoveeraporpuracortesía;enrealidad,sussugerenciasdentrodela firme jerarquía de la Iglesia llevaban implícita la autoridad de las órdenes. Suscompañeros, todos ellos hombres adultos con negocios de su propiedad, asintieroncomo buenos soldados. Todos menos el hermano pequeño del reverendo que era,aunquedépenadecirlo,jackmormonsóloenparte.

—Y tened cuidado—concluyó el reverendo—. Este bastardo sin lavar podríatenerunapistola.Ypodríaestartanlococomoparadisparar.

—Estábien—dijosuhermano—;quizásdeberíamosavisarporradioalsheriff.Alomejorseríabuenaideacontarconalgodeapoyoaéreo,encasodequeesegranujaconsigadeslizarseporlasrocas,¿no?

El reverendo, con sus cincuenta y cinco años, miró a su hermano pequeño decuarenta y ocho con una mueca cómica de ojos bizcos y un atisbo de sonrisasarcástica.

—¿Crees que necesitamos ayuda,Sam? ¿Somos seis contra uno y tú crees quenecesitamosayuda?

—Seríamuchomásfácildivisarlodesdeelaire.—¿Ycómovaabajareseprecipiciodeallí?—Nolosé.—¿Quizásdebiéramosllamaralapolicíaestataltambién?¿TalvezalaGuardia

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NacionalAérea?¿Helicópteros,quizás?¿APuff,eldragónmágico[21]?¿Alomejorauntanque?

Los demás se reían entre dientes y arrastraban los pies avergonzados. Erangrandes,fuertes,competentesyastutos;dosdeellosdirigíangasolinerasytalleresdereparacióndecochesenBlanding;otroerapropietarioygerentedeunmotelenelpueblodeBluff;otroadministrabauncriaderodeganadoyunranchodeseiscientosacresdejudíaspintasenlasáridastierrasaltascercadeMonticello;elhermanodelreverendotrabajabacomoingenierojefeenlaestacióndebombeodelaCompañíadeGas Natural El Paso en Aneth, al sureste de Blanding (un puesto de mucharesponsabilidad).

Búsqueda y Rescate era sólo un pasatiempo para ellos, al igual que para elreverendo Love. Él no era sólo el obispo de la Iglesia, sino que además era elpresidente de la comisión del condado, tenía planeado ascender a laAsamblea delEstado deUtah y a un puesto superiormás tarde, era propietario de la agencia deChevroletenBlandingydevariasminasdeuranioactivaseinactivas(incluyendolaviejaminadeDeerFiatencimadeNaturalBridges),yposeíalamitaddelasaccionesdelcomplejodelpuertodeportivoenHall’sCrossing.Yochohijos.Eraunhombreocupado; quizás demasiado ocupado. Su médico le aconsejaba dos veces al año,mientras fruncíael ceño frentea loscardiogramas,quebajaraunpocoel ritmo.Elreverendocontestabaqueloharíacuandotuvieratiempo.

—Deacuerdo,Dudley—dijoelhermanomenor—,hazunchistedeesto.PeroigualmentetenemosquellamaralaOficinadelSheriff.

—No necesito ayuda —respondió el obispo— tengo competencias comoayudantedelsheriffy laspiensoutilizar.Mevoyaocupardeesepequeñovándalopeludo que está ahí arriba, y lo haré yo solo si es necesario.Vosotros, amigos, ospodéisiracasasiesloquequeréis.

—Pare,reverendo—dijoelgerentedelmotel—,nosaquelasuñas.Todosvamosconusted.

—Esoes—afirmóeladministradordelranchodealubias.—¿Yquéesloquetienesenmentehacercuandolecojamos,Dudley?—preguntó

suhermano.Elobisposonrióy,demanerasuaveycautelosa,ysetocólacaraachicharrada.—Bueno,primeroagarraré losalicatesy leextraeréunpardeuñasde lospies.

Luego,lasmuelas.DespuéslevoyapreguntardondeestáSeldomSeenyesedoctorSarvis, y también la pequeña furcia que llevan con ellos. Podríamos tenerlos a loscuatrobajolaLeyMann[22],ahoraquelopienso:hancruzadolafronteraestatalconpropósitos inmorales. Entonces entregaremos a todo el grupo y no habremosnecesitadonidepartamentodelsheriffnipolicíaestatal.Yohoyno tengootracosaquehacer.¿Estáisconmigo,amigos?

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Todosasintieronconlacabeza,exceptosuhermano.—¿Túquédices?—Yovoy—dijo—.Alguien tienequecontrolarte, J.Dudley,o lopróximoque

sabremosesqueteasciendenagobernador.Todossonrieron,incluidoelmismoreverendo.—Paraesoyahabrátiempo.Ahorahagamossaliralconejodedetrásdesumata.Volvieron amontar en sus vehículos y avanzaron tal y como habían planeado.

Cuandoestabanaunamillade suobjetivo,Loveparóy saliódel auto.Losdemáshicieronlomismo.Todosibanbienarmados:llevabanpistolas,carabinasyescopetas.Lovediosusordenesyelequiposedispersólateralmentehacialaslosladerasdelacresta. Se acercó los prismáticos para controlar a la presa pero la elevación delterrenoimpedíalaobservacióndirecta.Miróaloslados;sushombresestabanlistos,yle prestaban atención. Hizo unmovimiento hacia delante con el brazo derecho, laseñal del jefe de grupo para avanzar. Todos comenzaron a caminar agachados,manteniéndose a cubierto tras los enebros y pinos mientras portaban sus armasdelante con ambosbrazos.Sam, el hermanodel reverendo, semantenía junto a él:dondeibaunoibaotro.

Unmediodía con un calor de justicia en el Condado de San Juan. En la partesudeste del cielo, unas nubes tronaban y no sólo eran decorativas, la luz del solresplandecía sobre la piedra, los árboles y las hojas con forma de bayoneta de lasyucas.Ningunodeellossefijabaenlascaléndulasdeldesierto,lasAsterpurpura,losgirasoles«orejadeburro»enflorportodaspartes,sobrelascuencasarenosasdelasrocas.Elequipoteníacosasmejoresquehacer.

—¿Tehastomadoladigitalinahoy,Dudley?—Sí,mehetomadoladigestinahoy,Sam.—Sólohepreguntado.—Vale.Puescállateya.ElreverendoLoveintrodujouncartuchoenlarecámaradesucarabinaybajóel

martillo. Se estaba divirtiendo; no se sentía tan bien desde las operaciones delimpiezaenOkinawa.PorentonceséleraeltenienteLove,jefedesección,estrelladebronce, y se forjaba un buen historial de guerra que después le sería útil. Con elcorazóndilatado,elobispocasisintióporunmomentounatisbodecompasiónporeljapoatrapado,eseperdedorqueestabaahíarribadondelatierratermina,encogidodemiedotrassujeep,conelpantalóncagadodelmiedo.

El equipo de Búsqueda y Rescate avanzaba tácticamente, con dos de susmiembros adelantados y el resto listo para proporcionar fuego de cobertura si eranecesario.Perodesdelaposicióndelfugitivonohubodisparos.Elequipoavanzabaagachándose, lacresta seencontrabaamenosdecuatrocientasyardasy losarbolesestabandiseminados.Losseishombresseibandeslizandosinperdersedevistaunos

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aotros,paraban,esperaban,escuchaban.—Heoídounmotor—dijoelhermano.—Eso no es posible, Sam—replicó el obispo. Quería utilizar sus prismáticos,

peroestabatancercadelenemigoquedudóenbajarelarma—.Yonooigonada.Escucharonconatención.Nohabía sonidoalguno,absolutamentenadasalvo la

levebrisaqueacariciabalasramasdelosenebrosyelgorjeoocasionaleirrelevantedelospájaros.

—Yocreoqueloheoído—insistióelhermano—.¿Dicesqueestádetrásdeeseúltimoárbol?

—Esoes.—Noveoeljeep.—Estáallí.Notepreocupesporeso.El reverendo miró a sus hombres a izquierda y derecha. Ellos esperaban,

observándolo.Todossudaban, todos teníancarasenrojecidasydecididas.Elobisposegiróhacialapuntadelacresta,elúltimoenebro,queseocultabaentrelosdemásárboles y que era poco visible desde donde se encontraba. Se ahuecó las manosalrededordelabocaygritó:

—¡Eh,ahíarriba!Rudolfocomoquieraquetellames,¿meoyes?Nohubomásrespuestaqueelairepasajero,el rumordistantede losarrendajos

piñonerosyelsuaveululatodeunbúhocornudoabajo,másalládelacresta.Elreverendochillódenuevo.—Serámejorquevengasaquíabajo,Rudolf.Somosseis.Contestaodisparamos.Esperó.Nohuborespuesta,exceptounasegundaburlainútildelbúho.Elreverendoamartillósuarmaydirigióungestoafirmativoconlacabezaasus

hombres.Apuntaronydispararon,todosmenoselhermano,hacialazonadelenebroalto,quesesacudiódemaneraevidenteconlasráfagasdecasquillosybalas.

Elreverendolevantólamano.—¡Altoelfuego!El eco de la artillería se iba alejando, rodando por el pliegue monoclinal y

cruzandoelValledelosDiosesyseextinguíacontralosmurosypromontoriosdelamesetaacinco,diez,veintemillasdedistancia.

—¿Rudolf?—gritóelreverendo—.¿Vasabajar?Esperó.Ningunarespuesta,sólolospájaros.—Cúbreme—ordenóasuhermano—.Voyaarrancaraesedemoniodeahí.—Voycontigo.—Quédateaquí.Ysusurró:—Esunaorden.

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—Nomevengascongilipolleces,Dudley.Voycontigo.ElreverendoLoveescupióalsuelo.—Deacuerdo,Sam.Vasaconseguirquetematen.—Cubridnos—gritóalosotroscuatro—.¡Vamos!—dijoasuhermano.Se fueron ocultando de árbol en árbol por la última pendiente y se pusieron a

cubierto tumbados tras una roca desde la que se veía el último árbol, la cresta delbarranco.

Ahínohabíanadie.Nosesabíacómo,perosehabíaido.Rudolfhabíadesaparecido.Eljeeptambién

había desaparecido. No quedaba nada más que el enebro solitario, una placa deareniscaquebradacercadesubase,unascuantasmanchasdegrasayalgunasastillasdeaceroesparcidasporelsuelo.

—Aquínoestá—dijoelhermano.—Noesposible.—Nisiquieraestáeljeep.—Yaloveo.Noestoyciego,malditasea.El reverendo Love se levantó sobre las rodillas y se quedó mirando hacia la

categórica, definida, casi tangible y casi palpable presencia de nada. El sudor lechorreabaporlanariz.

—Peronoesposible.Caminaronhastaelbordeymiraronmásallá.Loúnicoqueveíaneraloqueahí

había: el banco de piedra desnuda unos cien pies más abajo, las tierras baldíascorroídas, los barrancos, los cauces que drenan sus áridos lechos de arena yescombros hacia CombWash, más allá la elevada y escarpada fachada de CombRidgeytrasellalasmontañas.

Samsonrióasuhermano.—Bueno,¿gobernador…?—Cállate.Estoyintentandopensar.—Siemprehayunaprimeravez.—Cállate.Agáchateaquíenlasombrayaverigüemosquéhapasado.—Alomejorahorallamarásalsheriff.ElobispoLovearrancóunabriznadehierbay se lapuso entre losdientes.De

cuclillassobresusmuslosgordos,arañabaelsueloconunpalo.—Llamaréalsheriff cuandopille a esebastardo—dijo—.Aély a sumalvada

pandilla.Seráentoncescuandollamealsheriff,ynoantes.—Vale,muybien.Atrapémosles.¿Cómo?El reverendo entrecerró los ojos por el sol, frunció el ceño hacia su hermano,

volvió a mirar el árbol y de nuevo al suelo pedregoso bajo sus pies. Masticaba,arañabaypensaba.

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—Estoyenello.

Elvaporascendíadesdeelcafécomounaespiral,dibujandolaforma,efímeraperoclara,deunsignodeinterrogación.Lapreguntanoeralamáspráctica—¿vanarmados?—.Lapreguntaera:¿Semantendráelesfínter

cerradohastaquesalgadeaquílibredecargos?

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—!C

25.Unaparadaparadescansar

aramba!¿Entoncesquépasó?Ellalomirabaconojosdefascinaciónyconlabocaabiertaengestode

asombro.—Estabasahí—dijoDoc—atrapadoenelbordedeunbarrancoacienpies…—Ahíestaba.—Con el reverendo y sus fanáticos secuaces yendo hacia ti, armados hasta los

dientesyconseddevenganza…—Esoes.GeorgetiródelaanilladelacuartalatadeSchlitzdelosúltimostreintaminutos.—Sinmaneraalgunadebajarnidesalir.—Asíes.—Seiscontrauno.—Seiscontramí.Sí.Mierda.Inclinó la lata hacia su hocico mugriento. Oyeron los horribles sorbidos y

observaronlabarbudanuezsubiendoybajando.Smithgirólavarillaenlaqueestaba

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pinchadalacenaysonriópensativomientrasmirabalasllamasfijamente.EldoctorSarvis daba sorbos a su bourbonWild Turkey con agua de pozomientras BonnieAbbzugsefumabasu«Ovaltine».

Detrás,entrelassombrasdelanocheybajolosclaroscurosdelareddecamuflajecolocadaentrelospinospiñoneros,seencontrabaaparcadalacamionetadeSmith;yasuladoeljeepazuldesteñidoyabollado,conelcapó,eltecho,elasientoylalonacubiertos por una fina capa de polvo caoba. Tenía en el parabrisas un agujeroirregular,conformadeestrelladeltamañodeunapelotadefútbol.

—¿Entonces?—Entonces…joder.—Entonces,¿quéhiciste?—¿Cuándo?—Venga,George.George bajó la lata de cerveza. Smith estabamirándolo, y él le guiñó.Miró a

BonnieyaDoc.—Oh, Dios mío, es una historia complicada. No vais a querer oírla entera.

DigamossóloquebajédeallíycondujeporCombWash,mepuseencaminoyquécoño,aquíestoy.Dameunacaladadeeso.

Lomiraronensilencio.Bonnielepasóelporro.DocencendióuncigarroMarsh-Wheelingfresco.SeldomSeendiolavueltaalavarilla.

—De acuerdo —dijo Bonnie—, olvídalo. Hablemos de otra cosa. ¿De quépodemoshablar?

—Bueno,siinsistís…—No,noimporta.—Siinsistís…—Lobajasteconelcabrestante—supusoSmith.—Claro.¿Cómo,sino?Georgelessonrióorgullosoyenesabrevepausaseacercólacervezaalaboca

otravez.Teníaunaspectodemacrado,mugrientoyfamélico,susojosinyectadosensangreacausadelosdestellosdelsolydeforzarlavistaestabanrodeados,comolosdeunmapache,porunoscírculosnegrosdeagotamiento.Noobstante,aúnnoestabalistoparairseadormir.Estabademasiadocansadoparaeso,segúnhabíaexplicado.

—¿Quéesesodelcableestante?QuisosaberBonnie.—El cabrestante—corrigióHayduke—. Esa cosa de delante. Hay un cable de

cientocincuentapiesahí.Esmuyfácil.—Esperaunsegundo—intervinoDoc—.¿Estáscontándonosquebajasteesejeep

porelbarrancoconelcabrestante?—Sí.

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—¿Elbarrancoconelsaliente?—Nofuesencillo.—Esoesloquelosescaladoresllamamosrappellibre—comentóSmith.—¿Rappellibre?—preguntóDoc—.¿Quéesesoderappellibre?—Rappel, rappel. Rappel de corde —explicó Bonnie—, c’est un moyen de

descendreunerocheverticaleavecunecordedouble,récupérableensuite.—Exacto—dijoHayduke.—Eso lo hacemosmucho—añadió Smith—, sólo que normalmente no con un

jeep.Dehechonadielohabíahechoconunjeepantes,queyosepa,ysinosupieraque George es un hombre sincero me inclinaría a sospechar que quizás estuvieraexagerando un poquito. No mintiendo, no, nunca sospecharía algo así de George,peroquizás,estuviera…

—Simplificandolaverdad—sugirióBonnie.—Esoes,oquizássobresimplificándolaunpoco.—Sí—dijoHayduke—,vale,coño,nomecreáissinoqueréis.Peroahíestáel

jeep,delantedevuestrosmalditosojos.DevolvióaBonnieelcigarritoliadoamano.—Pareceelmismo jeep—admitióSmith—,peronotieneporquéserlo.Podría

tratarsedeunodeesosparecidosrazonablesquedicen.Pesonoestoydiciendoquenoseaposible.Yohesubidoybajadomicamionetaconelcabrestanteporpendientesbastanteinclinadas.Perotengoqueadmitirquenuncahehechorappellibreconella.

—Muy bien—dijo Doc—, vamos a suponer que George, para variar, no estámintiendo.Perotengounascuantaspreguntastécnicas.Nosabía,enprimerlugar,queuncabrestantefuncionabaalrevés.

—Noserviríademuchosino—contestóHayduke.—¿Yanclasteelcablealenebro?—Esoes.—Pero…—interrumpióBonnie.Haydukedejólalatadecerveza,queyaestabavacía,enelsueloycogióotra.—A ver—continuó—, ¿queréis oír la historia completa o no? Vale, entonces

callaos y os contaré exactamente lo que hice. Cuando vi que el reverendo y sushombresmeibanadejartiemposuficiente,loprimeroquehicefuesacarlacuerdadeescalarymedirlacaída.Micuerdaesdecientoveintepiesdelargo.Lacaídaeradeunoscientodiezpies.Esosuponíaunproblema.Sihubierasidodesetentaycincopiesomenospodríahaberhechounverdaderorappelconeljeep.Recordadqueenelcabrestante hay ciento cincuenta pies de cable. Podría haber doblado el cablealrededordelenebro,engancharelextremoalbastidoryllevarelautohastaelfondodelbarranco.

—Ycortarelárbol—añadióSmith.

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—Sí, puede que sí. Y cuando hubiera llegado abajo hubiera desenganchado elextremo del cable y lo hubiera recuperado sin ninguna dificultad. Pero eramuchadistancia. Eso significaba que tenía que dejar el extremo del cable enganchadoalrededordelárbolahíarriba.Portantoteníaquebuscarotramaneradebajarelcableunavezestuvieraabajoeljeep.

—¿Porquénopodíasextraer luegoel cabledel cabrestante—preguntóDoc—,despuésdehaberllegadoabajo?

—Nopenséquetuvieratiemposuficiente.Además,vaencontradelaéticadelosescaladoresdejarpuestossistemasdeayudadespuésdeacabareldescenso.Tampocoquería que el reverendo Love supiera dónde estaba, cómo había bajado o si habíabajadosiquiera.Queríadarlealgoen loquepensardurante lospróximosaños.Asíque tenía que quitar el cable del árbol y recuperarlo. La única pregunta era cómo.Mientrasloestabapensandoasegurétodobienfuerteycoloquéeljeepentreelárboly el borde, con la parte trasera hacia el barranco. Durante todo ese tiempo elreverendoyelequiposeaproximaban,perotuvelaimpresióndequetodavíacontabapor lomenos concincominutos.Se estaban tomando su tiempo.Entoncespararoncomoaunamilladedistancia,salieron,discutieronunratoycomenzaronacaminarhacialacrestaconundesplieguedecombate,aunquenomuybueno;lospodríahabermatadoatodossihubieraquerido.Pero—pásameesecanutootravez—yasabéis…malasRelacionesPúblicas.

—Terminalapuñeterahistoria—dijoBonnie—yvamosacomer.—Así queme daba tiempo. Enganché el cable del cabrestante alrededor de la

base del árbol. Até un extremo de mi cuerda al gancho del cable, que es unmosquetóngrande,siosfijáisenél,yaquenomecreéis.

—Nodivagues.Bonnielesonreíaconlosojosllenosdeamormaldisimuladomientrasdeshacía

lacolillayguardabalosrestoseneltubodeTampax.—Continúa.—Deacuerdo.Puseeljeepenpuntomuerto,encendíelmotoryloempujéhacia

elfilo,lobastantelejoscomoparatensarelcable,unoscuatropasos.Elcabrestanteestaba bloqueado en esemomento y el jeep se quedó colgado así, con las ruedasdelanterasenlarocafirmeyelmotoraralentí.Entoncespuseelcabrestantemarchaatrásylobajé.

—¿Lobajaste?—dijoDoc.—Esoes.—¿Quebajasteeljeep?¿Porelaire?—Sí.—¿Yquehubierashechosielcabrestantehubierafallado?—Nofalló.

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—Perosupónquesí.—Hubierabajadoporlacuerda.Silencio.—Muybien—dijoDoc—,oesoparece.¿Cuántopesatujeep,Hayduke?—Unas tresmil quinientas libras de peso con todo ese equipamiento y con la

gasolina.—¿Yelcabrestanteaguantó?—Es un buen cabrestante. UnWarn. Claro que dimos muchas vueltas cuando

íbamos descendiendo y eso fue lo que más me preocupó. Temía que el cable separtieraendos.Peronofueasí.

Smith giró la brocheta (filete, tomate en rodajas, pimiento morrón, tomatescherry,cebolla…todoespocoparalagentedeloszuecos)yalejólavistahacialascrestas de los cañones, lameseta boscosa, la lejana carretera que llegaba desde eleste.

—George—dijo—,eresuncaso.Hayduke abrió otra cerveza. La penúltima[23]. Todas las cervezas son la

penúltima.—Estabamuynervioso—dijo—,nomeimportaadmitirlo.Alllegaralsuelonos

dimosungolpebastantegrande,peronoserompiónada.Puseelfrenoydejéqueelcabrestantesesiguieradesenrollandolosuficientecomoparaqueseaflojaraelcable,diunbuentiróndelacuerda,soltéelganchoysaquélacuerda.Elcablebajócomouna losa, y después la cuerda.El gancho cayó en el parabrisas ymachacó algunascosas pero no puedo quejarme. Quizás tendría que haber puesto el jeep bajo elsalientedelbarrancoprimero,peronosepuedeestaren todo.De todas formasmesentídeputamadre.Despuésdequeelcablecayeracondujeeljeephaciadebajodelsalienteparaesconderloyrecogíelcable.Entoncesesperamos.Tuvimosqueesperarmucho.

—¿Quiénes«tuvimos»?—Puesmijeepyyo.Smithcomenzóasacarlacenadelavarilla.—Agarradvuestrosplatos,socios.—Había un hueco en el barranco. Como una cueva. No había manera de que

pudieranvermeovereljeepdesdearriba.Podíaoírlesdiscutir,J.Dudleyeraquienllevabalavozcantante,claro.Miprincipalproblemaentoncesfuecómoaguantarlarisa.Sefueronhaciaelprincipiodelanoche.Oíquesealejabanconduciendo.Esperéhastamedianocheparaasegurarmedequesehabíanido.EntoncesenrolléelcableenelcabrestanteytoméuncaminohaciaCombWash.Esomellevóelrestodelanoche.Por lamañaname oculté bajo los álamos. Por la tarde, cuando vi que no aparecíanadievinehaciaacá.Vamosacomer.

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—George—dijoDoc.—¿Sí?—George…—¿Sí?—George,¿deverdadesperasquealguiensecreaesahistoria?Haydukesonrió.—No, joder. Vamos a comer. Pero la próxima vez que veas al reverendo,

pregúntalequépasóconRudolfelRojo.—Deuxexmachina—concluyóBonnie.Comieron,bebieronyvieron lapuestadesolqueestallabay luegoseapagaba.

DocSarvisdiosufamosodiscursodelamegamáquina.Elfuegoparpadeabaabajo.ElengreídoHayduke,victorioso,mirabafijamente lasbrasasdecarbóndeenebroqueardían lentamente y pensaba para sus adentros en la cara del reverendo. ¿Habíaarriesgado suvida por reírse?Sí, ymereció la pena.Mientras tanto,SeldomSeen,alertayensilencio,tranquiloperoatento,mirabalasuavepuestadesoleneloeste,loscañonescrepuscularesenel sur, lanochepaulatinaenelestey,alnorte,en loscuellos volcánicos, Elk Ridge y la sierra de Abajo. Ni preocupado ni inquieto;simplementeconsciente.

Nomegustaesto.Demasiadobueno—pensó.Haydukebostezó,porfinserelajaba.Bonnieleabrióotracerveza.—Yaeshoradequedescasesunpoco,fiera.DocSarvissesecó lasmanosconun trapoycontemplóelcálidocielo rojizoy

doradomediocubiertodenubes.—Bienhecho,Yahvé.—Eltiempoestácambiando—comentóSmithsiguiéndolelamiradaaldoctor.Se

humedecióeldedoy loextendióalaire—.Elvientoescorrecto.Puedencaerunascuantas gotas esta noche. Por otra parte puede que no. En esta zona no se puededepender del tiempo, como decíami padre cuando no se le ocurría otra cosa quedecir,queeramuyamenudo.

—Mevoyalsobre—dijoHayduke.—Y como yo también digo —continuó Smith— creo que a partir de ahora

tendríamosqueirhaciendoguardias.Yoharélaprimera.—Despiértameamedianoche—dijoHayduke—,yyoterelevaré.—George,túmejorduerme.DespertaréaDoc.—¿Yquétalunapartidillaentreamigos?—preguntóDoc—.¿Nosjugamosunas

monedas?¿Límitedelaapuesta?¿Potlimit?Nohuborespuesta.—Docestáborracho—dijoBonnie—,despiértameamí.—Georgeytúpodéisvigilarmañanaporlanoche.

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Bonnie llevóaHaydukealnidodeamorquehabíapreparado: losdossacosdedormirunidosmediantesusrespectivascremallerassobreunpardepielesdecorderoenlacimadelameseta,bajoladulcebrisadelospinospiñoneros.

—Nosé—dijoHayduke.—¿Nosabesqué?—Sideberíamos.Estanoche.LavozdeBonniesehizodehielo:—¿Yporquéno?Haydukedudó.—Bueno…Docestáaquí.—¿Y?—Pues que no le va a…quiero decir,Doc todavía está enamorado de ti, ¿no?

Quierodecir…¡Dios!Bonnielomirócondesdén,susojosadospalmosdedistanciadelosdeHayduke

yaunpalmodealturamásabajo.Élpodíasentirelolordesucoloniadeldesierto;¿cómo la llamaba ella? L’Air du Temps. La fragancia que significaba North Rim,CapeRoyal,PointSublime:

—Qué delicado —dijo ella. Lo agarró del frente de la camisa con fuerza—.Escucha,Hayduke, bicho raro, cabeza de alcornoque.Doc no es como tú. Doc esadulto. Él acepta el hecho de que tú y yo seamos amantes. No tenemos nada queesconder.

—¿Aélnoleimporta?—¿Importar?Aélleimportoyoyleimportastú.Esunhombreconeducación.

¿Dequétienesmiedo?—Nolosé.¿Noestáceloso?—No,noestáceloso.Yahora,¿vasaacostarteconmigoo tevasaquedaraquí

toda la nochediscutiendomientras yome acuesto sola?Aclárate rápidoporquenosoyunamujerconpacienciaydetestoaloshombrestiquismiquis.

Haydukeconsideródetenidamentelacuestióndurantedossegundosymedio.Sucaraanchaehirsutasesuavizóconunasonrisaavergonzada.

—Bueno,mierda…Estoyalgocansado.Más tarde,mientrasDochacía laguardia juntoa lacafeteraquehervíaa fuego

lentosobrelascenizascalientesdelahoguera,aHaydukeledespertaronligeramenteunas cuantas gotas de lluvia que cayeron sobre su cara.Salió deun sueñomovido(soñabaquecaía)ysevioasímismomirandohaciaelcielonegroyprofundo.Nohabíaestrellas.Duranteunmomentoelterrorloparalizó.LuegosintiólacalidezdelcuerposuavedeBonniequesemovíalevementeasuladoyvolviólatranquilidad,lapazylaseguridad,ylasganasdereírse.

—¿Quépasa,Rudolf?

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—Estálloviendo.—Estáscomounacabra.Noestálloviendo.Duérmete.—Siqueloestá.Lohesentido.Ellasacólacabezadelacapuchadelsaco.—Oscuro,vale…peronollueve.—Puesllovíahaceunminuto.Séquellovía.—Estabassoñando.—¿SoyRudolfelRojoono?—¿Yqué?—Malditasea,RudolfelRojoconocelalluvia,cariño.—¿Puedesrepetireso?Porlamañanatemprano,sobreelnubladoamanecer,oyeronunavión.—Noosmováis—dijoSmith.TodosexceptoHaydukeestabandesayunandobajolosárboles,debajodeunade

lasesquinasdelareddecamuflaje.—Ynomiréishaciaarriba.¿DóndeestáGeorge?—Estádormidotodavía.—¿Estáacubierto?—Sí.Smith miró las cenizas del fuego del día anterior. Estaban frías y apagadas.

Habíanpreparadoeldesayunoenlahornilla.Elaviónpasóhaciendoruido,despacio,nomuyalto,endirecciónoeste.MientrascontinuabahaciaHiteMarina,enel lagoPowell,Smithloanalizóconlosprismáticos.

—¿Alguienconocido?—preguntóDoc.Pensó en sensores de calor, en espectrógrafos por infrarrojos. No es posible

escondersedelatecno-tiranía.—Nopuedoleerlosletreros,peronoesdelapolicíaestatalnidelaoficinadel

Sheriff. Posiblemente uno de los chicos de Búsqueda y Rescate. Eldon pilota unavión.YelmismoLovetambién,ahoraquelopienso.

—Entonces,¿quéhacemos?—preguntóBonnie.—Nos quedamos todo el día debajo de los árboles y vigilamos la carretera de

abajo.Yescuchamossihayaviones.—Yodiríaquenecesitamosunentretenimientoparapasarelrato—dijoDoc—.

¿Quétalunapartidaamistosadestud-pokeracincocartas?—Ningunarespuestaporpartedesusvíctimas—.¿Conunlímitebajo?Dalacasualidaddequetengoaquíestabaraja…

Smithsuspiró.—Mipadreintentóenseñarmetrescosas.«Hijo»,decíasiempre,«recuerdaestos

trespreceptosynuncateequivocarás.Uno,nuncacomasenunsitioquesellame“de

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Mamá”.Dos,Nunca juegues a las cartas conun hombre que se llameDoc».—Sedetuvo—.Repárteme.

—Esosonsólodos—dijoBonnie.—Nuncaconsigorecordareltercero,yesoesloquemepreocupa.—Seldom,menoshablarymásapoquinar.Docbarajólascartas.Sonabancomohojassecas,comolacortinadecuentasde

unburdelespañol,comoelcierredelaspersianasvenecianaslosviernesporlanocheenTonopahocomoelmurmullodeunarroyo;cosas,todasellas,dulceseinocentes.

—Necesitamosotrojugador.—Dejemos al niño que duerma. Vamos a jugar al stud-poker hasta que se

despierte.Diezminutosmástardeelaviónvolvióaaparecerypasóvolandolentamentea

dos millas hacia el norte. Despareció por Elle Ridge con rumbo a Blanding oMonticello.Después, lamañana fue silenciosa.El juegosiguió, enmediodel calordeldíahúmedo,alasombradelosárboles,bajoelcielosolemne,enelllanoboscosomásalládel finalde lacarreterahaciaHiddenSplendor.Haydukeseunióaellosamediodía.

—¿Dóndeestáelmagnesio?—Enterrado.—¿Quiénreparte?—Doc.—Repárteme,detodasformas.Elavión(uotroavión)diootrapasadayregresó,adosycuatromillasalsur.—¿Cuántasveceshapasadoelputoavión?—Paso.Cuatroveces.—Queseandiezcentavos.—Subootrosdiez,socio.—Lasveo.¿Quétienes?—Parejadeases.—Color.¿Quiénestávigilandolacarretera?—Desdeaquílaveo.Reparte.—¿Cartas?—Tres.—Tres.—Una.—Elquerepartecogedos.—Miraesecabrón.Tetoca,Abbzug.—Nomemetáisprisaquemepongonerviosa.Resultado:Abbzugperdiósuúltimaficha.

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—Esteesunjuegoretorcido,aburridoybobo—dijoella—ysituvieraaquímijuegodeScrabbleosenseñaríaloqueesaccióndeverdad,queridos.

Haydukefueelsiguienteenserabatido.Horadelasiesta.TodoseecharonadormirmenosSmith,queescalóhastaunlugarelevadoaleste

delcampamento,porencimadelamina,sesentóenunaplacadepiedraalasombradelospinosconlosprismáticosenlamanoysequedóvigilando.

Alcanzaba a ver unas cien millas. Aunque el cielo estaba cubierto de gruesasnubes,nohabíaviento.Elaireeraclaro;laquietud,impresionante.Losrayosdelsolsefiltrabanhacialatierraextrañayelreflejoproducidoporelcalor,resplandecientecomo el agua, flotaba por encima de los cañones. La temperatura ahí abajo debíarondar los 45 grados a la sombra. Pudo ver Shiprock, Ute Mountain, MonumentValley, Navajo Mountain, Kaiparowits, las paredes rojas de Narrow Canyon, eldesfiladero oscuro del ríoDirtyDevil.También veía los cinco picos deHenrys—Ellsworth,Holmes,Hillers,PennellyEllen—quesealzabanpordetrásdellaberintodecañones,másalládelascimasdeareniscaylospicosderocadeGlenCanyon.

Unsitioterribleparaperderunavaca[24].Unsitioterribleparaperderelcorazón.Unsitioterrible,pensóSeldomSeen,paraperder.Punto.

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—V

26.Eltrabajoenelpuente.Prolegómenoalapersecuciónfinal

ale,vale,vamosaponernosmanosalaobradeunaputavez.Vamos,Doc.Mueve el culo y levántate. Quítate de la sombra y ven al sol. Venga,

Abbzug,túponnosalgodecena.¿DóndeestáSmith?—Prepáratelatúsitienestantaprisa.—Mecagoen…¿DóndeestáSmith?—Arriba,enelmonte.Yaviene.—Elabatimientoylapereza,laperezayelabatimiento;elsolseestáyendo.—¿Yquéquieresqueyohaga?¿Tirarmedesdeloaltodeunamontaña,oqué?—Puessí.Hayduke, que ha vuelto a la vida febrilmente después de veinticuatro horas de

recuperación,abrelaválvuladelahornillayenciendelosquemadores.Miradentrode la gran cafetera comunitaria azul abollada, vacía los pososy el restodel caféysacaunratónahogado,empapadoylustroso.

—¿Cómohaentradoahí?NoselodigasaBonnie—comentaalafiguraqueestá

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asuizquierda.—SoyBonnie.—Puesnoselodigas.—Ponedentroochocucharaditasdecafé,lallenadeagua

yladejaenlahornilla—.Química,química,necesitoquímica.—¿Nisiquieravasaenjuagarlacafetera?—¿Porqué?—Habíaunratónmuertodentro.—Lo he sacado, al muy cabrón. Tú me has visto. ¿Qué te preocupa? Estaba

muerto.Empiezaacortarpatatas.Abrecuatrolatasdechili.Vamosacomerya,porDios.

SacadelafundasubélicocuchilloBuckycortauntrozodedoslibrasdebeiconen tirasgruesasy las extiendeunas encimadeotras sobre la sarténdecampingdehierrofundido.Deinmediatoempiezanacrepitar.

—¿Quiénsevaacomertodoeso?—Yo.Tú.Nosotros.Tenemosunalarganochedetrabajopordelante.—Empieza

aabrircuatrolatasdealubias—.¿Vasaabrirelchiliotengoquehaceryotodaslasputascosasaquí?Yhierveunoshuevos.Eresunamujer;túentiendesdehuevos.

—¿Porquéestásdetanmalaleche?—Estoynervioso.Siempremepongoasícuandoestoynervioso.—Meestasponiendonerviosaamí.Pornodecirhistérica.—Losiento.—¿Losiento?Creoqueeslaprimeravezqueteoigodecireso.¿Esoestodolo

quepuedesdecir?—Loretiro.DocSarvis ySeldomSeenSmith se unen a ellos.Comienza lamerienda-cena.

Loscuatrodiscutenelplan.Elplanes,paraHaydukeySmith,trabajarenelpuenteoenlospuentes,dependiendodeltiempodisponible,losmaterialesylas«condicioneslocales».ParaAbbzugySarviseshacerdecentinelas,unoencadapuntadelaobra.¿Cuál de los tres puentes se va a reestructurar primero? Coinciden en que el máspequeño: el puente deWhiteCanyon. El segundo, si el tiempo lo permite, será elpuente deDirtyDevil.Con los dos puentes de acceso fuera de combate, el puentecentralsobreNarrowCanyon,LakePowell,ríoColorado,resultaráinútil.Unpuentesin accesos. Con o sin él, la carretera —la autopista estatal 95 de Utah que uneHanksvilleconBlanding,lasorillasesteyoestedellagoPowellylatierradecañonesdel este con la del oeste— estará cortada a efectos prácticos. Escindida. Rota. Almenosdurantemeses.Quizásduranteaños.Quizásparasiempre.

—Pero,¿ysilagentequierelacarretera?—preguntaBonnie.—Los únicos tíos que quieren esta carretera —contesta Smith— son las

compañías mineras, las petroleras y gente como el reverendo Love. Y el

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Departamento de Autopistas, cuya religión es la construcción de carreteras. Nadiemásestádeacuerdo.

—Erasóloporpreguntar—diceBonnie.—¿Hemos terminado de filosofar de una puta vez? —dice Hayduke—. De

acuerdo.Ahoravamosatrabajar.DocyBonnie,aversipodéisencontraralgoconloquehacercarteles.Vamosanecesitardosgrandesenlosqueponga:

CARRETERACORTADA.PUENTEFUERADESERVICIO

No queremos que se caiga en picado al Dirty Devil ningún turista enautocaravana.NonosgustaríateneralequipodeBúsquedayRescatevolandocomoposesosporWhiteCanyon,¿no?¿Osí?¿Tenéissuficientepintura?

—¿Porquésiempremetocanlastareassosasyaburridas?—selamentaBonnie.—Tenemosunacajallenadepinturafluorescenteenspray—respondeSmith.—Bien. Seldom y yo trabajaremos en la fundición de la termita. Vamos a

necesitar,veamos,alrededorde…—¿Porqué?—selamentaella.—Porqueeresunamujer.Alrededordecuatrobidonesdecartón,puedequeseis.

¿Dóndeestán?—Enelalijo.—Justoloquepensaba—replicaBonnie.—Mira—dice pacientementeHayduke—, ¿preferirías arrastrarte por debajo de

los puentes? ¿Por ahí abajo, con las ratas, las serpientes de cascabel y losescorpiones?

—Pintaréloscarteles.—Entoncescállateyponteatrabajar.—Peronovoyacallarme.—Vale,¿quiénvaalavarlosplatos?—Al final siempre llegamos a lomismo—diceDoc—.Yo lavo los platos.Un

cirujanotienequetenersiemprelasmanoslimpias…deunmodouotro.—Vamosalimpiarestecampamento—continúaHayduke—.Nadiesabránunca

quehemosestadoaquí.—¿Quévehículousamos?Haydukepiensa.—Mejor cogemos los dos.Así podemos dividirnos si nos pillan.O contar con

apoyosiunoseestropea.Vamosatenerquetransportarunmontóndecosas.Orden tras el caos. Todos manos a la obra, empaquetaron sus equipos en la

furgonetadeSmithydejaronlaredgigantedecamuflajeparaelfinal.Quemaronyaplastaronlaslatasylasarrojaronaunhoyojuntoconlosdemásrestos(beneficiosopara la tierra). Enterraron en el mismo hoyo las cenizas del fuego, lo taparon y

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barrieronlazonadelhoyoydelahogueraconramasdeenebro.Tiraronporelmontelaspiedrasennegrecidasconlasquehabíanformadolahoguera.

BonnieyDocsemarcharonhaciaelantiguocampamentomineroconelmartilloy la pintura en spray. Allí encontraron láminas de contrachapado y de maderaconglomeradaehicieronloscarteles,grandes,deseispiespordiez,quedecían:

PELIGROCARRETERACORTADA

PUENTEFUERADESERVICIOGracias

Tambiénrescataronalgunosdedosporcuatro,losapuntalaronparamantenerlasseñalesrectasylasamarraronalasbarrasantivuelcodeljeepdeHayduke.

Hayduke y Smith desenterraron los materiales para la termita del alijo que seencontrababajolosárboles:45librasdeóxidodehierroencopos,30librasdepolvodealuminio,10librasdeperóxidodebarioy2librasymediademagnesioenpolvo,todoempaquetadoencontenedorescilíndricosdecartóncontapasmetálicas.

—¿Estoestodoloquehay?—preguntaHayduke.—¿Noessuficiente?—Esperoquesí.—¿Quéquieresdecirconqueesperasquesí?—Merefieroaquerealmentenosécuántoharáfaltaparafundiresaspiezasde

lospuentes.—¿Porquénolosvolamos?—Necesitaríamosdiezvecesmásdinamitade laque tenemos.—Haydukecoge

dosdelascajas—.Vamosallevarestoaljeep.Necesitaremosunaespeciedebidóngrandecontapaparamezclarlotodo.

—Loscontenedoresdelalijoservirán,¿no?—Sí.—¿Porquénolomezclamosaquí?—Esmásseguromezclarlosobrelamarcha—respondeHayduke.CargarontodoloquecupoeneljeepdeHayduke—losmaterialesdelatermitay

elrestodedinamitaquequedaba—ylodemásenlapartedeatrásdelacamionetadeSmith.Elsolsehabíaidoyhabíadejadotrasdesíuncielonublado,grisyapagado.Quitaronlareddecamuflaje.Hayduketomólaescobadeenebroybarriólasúltimashuellas.

—Vámonos—dijo.SmithyDocfuerondelanteenlacamioneta,condujeronmuydespaciosinluces

por lasdiezmillasdevíashasta laautopista.HaydukeyBonnie lessiguieronenelsobrecargado jeep. Las comunicaciones habían sido acordadas de antemano. Sicualquiera de los dos grupos tenía problemas avisaría al otro mediante señales

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luminosas.Bonnie sintió que el fatalismoprofundo volvía, ese sentimiento parecido a una

gripeenelcorazón,enelestómago.Estabacontenta,excesivamentecontenta,dequeel ataque de esa noche fuera el último por un tiempo prolongado. Sólo le temo alpeligro[25], citó para ellamisma.Miró hacia un lado y pilló aHayduke en el actoreflejo de lanzar una lata de cerveza por la ventana y oyó el tintineo del aluminiocontraelasfalto.«Guarro—pensó—,asqueroso,cerdomalhablado».Seacordódelanocheanteriorydeesamismamañana,cuandoestabanen lossacosunidospor lascremalleras; eran otras sensaciones. ¿Me he tomado hoy la píldora? ¡Dios! ¡Dios!Breve instante de pánico. Lo único que necesitamos ahora es un fallo técnico.Comenzó a hurgar en su neceser bordado de lasmedicinas, encontró el blister, loapretódirectamentesobrelabocahaciendocaerdentrounapequeñabolitaycogiólalatadecervezafrescaqueélyahabíaabierto.LamanodeHayduke,comolaplantadelamimosapúdica,cediólalatademalagana.

—¿Quétehastomado?—preguntóconrecelo.—Misvitaminas.—Estarásdebroma.—Notepreocupes.—Tengocosasmásimportantesdelasquepreocuparme.Fanáticomalvado.NadielehabíacontadoaGeorgeelplancompleto.Laideade

suspender lasoperacionesdespuésdelataquedeesanoche;nodefinalizar,sinodesuspender.Nadiesehabíaatrevido.Yesenoeraelmomento,desdeluego.

También estaba la cuestión de las relaciones interpersonales. Bonnie no podíaevitarlo, conpíldorao sinpíldora.Pensabaen losdías, semanas e inclusomesesyañosvenideros.Algoensuinterior,muyadentro,anhelabaelsentidodeloqueestabaporvenir,lagestacióndealgoparecidoaunhogar,aunquesólofueraensucabeza.Pero,conquién.¿Conquién?AAbbzug legustabavivirsola,enparte,peronuncaimaginó ni por unmomento que pudiera pasar el resto de su vida exiliada de esemodoinconcebible.

Estamos solos.Estoy sola, pensó. Sólo sus necesidades y su amormantenían araya esa soledad: la oscuridad que rodea un campamento en el bosque, la amargatristezadelapérdida.George…ojaláhablaraconmigoelmuycabrón.

—Dialgo—dijoella.—Devuélvemelacerveza.Enormesparedesdeareniscasealzabanporsuizquierda,alsurdelacarretera.El

asfalto terminó; conducían tras el polvo de la camioneta de Smith, siguiéndolo endirecciónoestealolargodelascuarentamillasdecarreteradetierraquellevabaalostres puentes. No había tráfico esa noche en ese camino solitario, aunque lostransportistas de minerales de las minas de uranio habían dejado la superficie

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sacudida y ondulada como si fuera una tabla de lavar. El ruido del jeep y lasvibraciones de la carga hacían que hablar fuera difícil pero, como no habíaconversación ninguna, ella sabía que a él no le importaba, al malhumoradomelancólicohijodeperra.

AlpasarpordelantedelagasolineraylatiendadealimentacióndeFryCanyonsevieron inundados por elmacabro brillo azul de las luces de seguridadde vapor demercurio. No había nadie. Siguieron adelante por la llanura serpenteante dematorrales y arena hacia Glen Canyon y Narrow Canyon, el desierto de roca dearenisca.

Aparecieron estrellas, sólo algunas, borrosas tras el velo de nubes. Ella apenaspodíaverlacarretera.

—¿Nodeberíasencenderlasluces?Él la ignoró o no la oyó. Hayduke estaba mirando fijamente algo que había

delante, fuera de la carretera. Unas siluetas negras y voluminosas de acero quecontrastabanconelbrilloverdedelapuestadesolqueseprolongabasobreelcielo.Encendióyapagólaslucescuatroveces.Señaldeparada.Apartóeljeepfueradelacarreterayloaparcóentreungrupodeárboles.Cuandoapagóelmotorellaoyó,depronto,ellúgubrecantodeunchotacabras.

—¿Ahoraqué?—dijoella.—Bulldozers.—Denuevovivoyanimado,sumalhumorhabíadesaparecido—.

Haydos.Biengrandes.—¿Y?—Serámejorecharlesunvistazo.—Oh,no.Ahorano,George.¿Quépasaconlospuentes?—Puedenesperar.Estonovaallevarmuchotiempo.—Siemprediceslomismo.Yluegodesaparecesdurantesietedías.Mierda.—Bulldozers—murmuró con voz ronca y ojos brillantesmientras se inclinaba

haciaellaapestandoaSchlitz—.Esnuestrodeber.Empujólascajasconlasmanillasderotorpordebajodelasiento,labesóenlabocaysaliórápidamente.

—¡George!—Vuelvoahora.Ella esperó furiosa y desesperada mientras observaba la luz azul de linterna

moviéndoseporlacabinadeunabulldozerqueparecíatenerunoscuarentapalmosdealto.Eltiranosauriodehierro.

Smithseacercó.—¿Quéocurre?Ellaseñalóconlacabezahacialasbulldozers.—Esopensaba—dijoSmith—.Esperabaque…ElruidodeunCumminsturbo-diéseldedocecilindrosarrancandolointerrumpió.

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—Perdona.Smithdesaparece.Bonnieoyeunadiscusión: doshombresgritándose el uno al

otro bajo la furia del potentemotor. Smith desciende del tractor deHayduke y sedirigealotro.Luegovecómoparpadeabrevementesu linternacercadel tablerodemandosyoyecómoseponeenmarchaelsegundomotor.

Al cabo de un minuto ambos tractores retumban en la oscuridad haciendorecorridos paralelos. Están a una distancia de unos cincuenta pies el uno del otro.Entre ellos hay un camión cisterna, una valla publicitaria de BLM RelacionesPúblicas sobre unos postes y una especie de cobertizo metálico sobre un trineo.Aquellosobjetosderepentecobranvidaycomienzanamoverseporaccióndeunafuerza oculta y se alejan entre los dos tractores como si unas cadenas invisiblestirarandeellos.Lavallasecae,elcobertizosebalanceayelcamiónsevuelcahaciaun lado,mientras todo se va alejando hacia el borde (como luego ella sabría) delcercanoArmstrongCanyon.

Siluetasenlapenumbra,borrosasporelpolvo.HaydukeySmithsemantienenalos mandos de los tractores, uno frente al otro. Entonces muy rápidamentedescienden.Los tractores continúan sinmanoshumanas,haciendo ruidosmetálicoshaciaelcañóncomosifuerantanques,ydesaparecendelavistarepentinamente.Elcamióncisterna,elcobertizoylavallalessiguen.

Pausaparalaaceleracióngravitatoria.Sedesencadenaunabrillanteexplosiónmásalládelbordedelbarranco,luegouna

segundayunatercera.Bonnieoyeladescargaatronadoradelaavalanchadehierro,árbolesarrancadosytrozosderocaempujadosporlagravedad,quecaenenlabasedelcañón.Porelbordeempiezanabrotarnubesdepolvo,iluminadasenrefulgentestonalidadesderojoyamarilloporlasllamascrecientesdesdemásabajo.

Hayduke vuelve al jeep, sus ojos ahumados radiantes de felicidad. Sobre lacabeza lleva una gorra de visera de sarga amarilla con una inocente inscripciónbordadaenlapartedelantera:CATDIESELPOWER.

—¡Yolaquiero!—Agarralagorrayselaprueba.Selecaesobrelosojos.Haydukeabreotracerveza.—Ajustalacorreadedetrás.Él pone en marcha el motor, regresa a la carretera y conduce por la serena

oscuridad.—De acuerdo —dice ella—, y ¿qué estaba pasando ahí afuera? ¿Dónde está

Seldom?Haydukeseloexplicó.Sehabíantopadoconuntrabajodeencadenamientoaun

árbol.Habíanunidoalasdosbulldozersmedianteunacadenadeancladecincuentapies de largo, lo bastante fuerte como para arrancar árboles.Mediante este simpleprocedimientoelgobiernoestababarriendocientosdemilesdeacresdebosquesde

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enebroseneloeste.Conlamismacadenaymedianteelmismométodo,HaydukeySmith sencillamente habían llevado hasta el barranco el equipamiento que habíandispuestoporprotecciónycomodidadentrelasdosbulldozers.EncuantoaSeldom,seencontrabadelante,ensucamioneta.

—Deacuerdo—diceBonnie—peronoestoyseguradequeesaproezafuerataninteligente.

Mira hacia atrás.Unamasa de fuego arde bajo el borde del cañón, haciéndosemásbrillanteamedidaquecaelanoche.

—Cualquiera puede ver el fuego desde cincuenta millas. Seguro que ahoraatraerássobrenosotrosalequipo.

—Naa… —responde Hayduke—. Estarán muy ocupados investigando elincendio. Y, mientras ellos están entretenidos con eso, nosotros estamos a treintamillas,enlalagunanegra[26],derritiendosuspuentesdelantedesusnarices.

Llegaronalprimerpuente.Por fin.SmithyDoc losesperabanen laoscuridad.Bajo el puente estaba la garganta aparentemente sin fondo de White Canyon.AsomadaalparapetodeaceroBonnieoíaelaguaqueborboteabaabajo,aunquenopodíavernada.Cogióuna rocay la arrastrócon lasdosmanoshasta labarandaydejóquesetambalearaycayera.Prestóatenciónysólooyóelaguaqueseagitaba.Estaba a punto de darse la vuelta cuandodesde el fondode la garganta le llegó elsonidodelchoquedelarocacontraelagua,quesalpicabaaldeshacerseenpequeñosfragmentosdearenisca.Propensaalaacrofobia,Bonniesintióescalofríos.

—¡Abbzug!Una luz azul pululaba tras ella, haciendo ochos fosforescentes en la profunda

oscuridad. Giró la cabeza hacia un lado, parpadeando para borrar la imagen que,grabadaensusretinas,persistíacomounamanchadecolorquepalidece.

—¿Sí?—Échanosunamano,muchacha.EncontróaHaydukeySmithmezclandolospolvos,dándolesvueltasunayotra

vezenunbotegrandecerrado:trespartesdeóxidodehierroydospartesdealuminiopulverizadoformanlatermita.Luegolamezclainflamable:dospartesdeperóxidodebarioyunapartedepolvodemagnesio.Unarecetapotente.DocSarvisseencontrabacerca,consucigarroencendidoentrelosdientes.Bonnieestabaconsternadaanteestealarde de insensata despreocupación. Sus chicos parecían no tener conciencia delpeligro,borrachosporsudeliriodepoder.

—¿Quiénestávigilando?—preguntóBonnie.—Te estaba esperando, cariño—dice Doc—. Eres el agente catalítico de esta

mélangeimpredecible.Estaamalgamadeproductosquímicosdisidentes.—Entoncespongámonoslaspilas—diceella—.¿Quiéncolocaloscartelesenla

carretera?

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—Nosotros—responde Doc—. Tú y yo. Pero, un momento, por favor. EstoyviendotrabajaraldoctorFausto.

—Hemosterminadoconesta tanda—informaHayduke—.Ahoranecesitoa loscentinelas fuera.Voyaexplosionarunpardeagujerosen lacarreterasobreelarcoprincipal del puente, uno a cada lado. La idea es: primero ponemos los arcos aldescubierto,colocamoslosrecipientesdelatermitasobrelosagujeros,encendemoslatermitaydejamosquefluyahaciaelacero.Deberíaarderatravésdeél,sitenemosbastantemezcla.Vaahaberalgodeensayo-errorentodoesto,asíqueatención.

—¿Noestássegurodequevayaafuncionar?—Noestoysegurodeloquepasará.Perovaahaberruidoyestovaaestaralrojo

vivo.—¿Peroaquétemperaturaarde?—Atresmilgradoscentígrados.UnosseismilgradosFahrenheit,¿verdad,Doc?—Negativo—corrigeDoc—.Lafórmuladeequivalenciafuncionaasí:losgrados

Fahrenheitequivalenanuevepartidocincogradoscentígradosmástreintaydos.Tresmilgradoscentígrados,portanto,sonunos,veamos,cincomilcuatrocientostreintaydosgradosFahrenheit.

—Muy bien —dice Hayduke—. Quiero seguridad en todo el perímetro.Vigilantes,colocadlasseñalesenlacarretera.

El equipo empieza a funcionar. Doc y Bonnie cogen dos de las señales decarreteradeljeepdeHaydukeylascarganenlacamionetadeSmith.Haydukecogeloquenecesita—dinamita,detonadores,mechadeseguridad—deljeepantesdequeSmithselollevehaciaeloeste.DocyBonnieconducenduranteunamillahaciaelestedelpuenteenlacamionetaycolocanlaprimeraseñal,yuncuartodemillamásadelante la segunda. Esperan. Suenan tres silbidos rotundos: alerta. Un momentodespués oyen el disparo, el intenso golpazo sordo —bien comprimido— delexplosivodetonantequecumpleconsufunción.

—¿Ahora qué? —pregunta Doc—. ¿Quiere eso decir que el puente ya estáliquidado?¿Cómoregresamos?

UnavezmásBonnieexplicaelprocedimiento.Docyellavanapermanecerdeguardiaenesepunto,desdedondepuedenverelvalledeldesiertoenunaextensióndediezmillas.EsperaránlaseñalderegresodeHayduke,quesignificaquetieneelcrisol de la termita preparado y listo para la ignición. Entre tanto Smith estaráhaciendolomismoenelladooestedelpuente.Después…

Sonidodelasegundaexplosión.—Después—continúaBonnie—, recogemos lasseñalesdeavisodel ladooeste

delpuenteylasllevamosalotroladodelpuentecentralydelpuentedelDirtyDevilylascolocamosdenuevoenelladooestedelDirtyDevil.EntoncesGeorgeseocupadelpuentedelDirtyDevil.

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—Sencillo—diceDoc.—Sencillo.—¿Quéeselpuentecentral?—ElquepasaporencimadelríoColorado.—CreoqueGeorgedijoqueelríoColoradolohabíandesviadotemporalmente.ElojoencendidodeDoc,elcigarroardiente,seavivayluegoseatenúamientras

lanzahacialasestrellasunanubedehumo.—Elríosigueahíaunqueahorafluyeenfuncióndelembalse.—¿Quéquieresdecir?Silencio.—Bonnie,pequeña,¿quéestamoshaciendoaquí?Silencio.Miran juntos hacia arriba de la carretera, un carril de tierra pálido y

serpenteantebajolaluzdelasestrellas,haciaeloscurocontornodelamesa,elcuellovolcánico,lamesetaylamontaña.Lalunamenguantemástardequenunca.Niunasolaluzhumana.Niunaseñal.Niunsonido.Inclusoloschotacabrassehantomadoun descanso. Nada más que el susurro de la brisa nocturna acariciando la rocasobrecalentada.Yellejanomurmullodelosmotoresdereacciónenelcieloa29.000pies por la ruta aérea del norte. Imposible librarse de ese sonido.Bonnie busca lafuente de tal sonido y descubre unas lucecitasmóviles que trazan un recorrido endirecciónoesteatravésdelosbrazosdeCasiopea.RumboaSanFrancisco,quizás,oaLosÁngeles.¡Civilización!Sienteunapunzadadenostalgia.

Silbidos.Unolargo,unocorto,unolargo.Horadevolver.Bonnie yDoc dejan las señales rectas en su lugar, semeten en la camioneta y

conducendevueltaalpuentedeWhiteCanyon,conBonniealvolante.Seencuentranconescombrosdehormigóndiseminadosalolargodelacarretera,portodaspartes,loqueobligaaBonnieatenerqueandarseconcuidadoyconducirenmarchascortas.

Sedetieneenmediodelpuenteparamirarlosdosnidosdebrujasconbarrasderefuerzo de acero abiertas hacia arriba como si se tratara de pelos electrificados:negros, torcidos, humeantes y calientes, apestando a nitratos y a pulpa demaderavaporizada.Dentrodeesoscráteres,quedanalavistalaspiezasdesosténdelpuente:lasgrandesvigasdechapadeaceroestructuraldiseñadasparadurarsiglos.

AhímismohapuestoHaydukeloscrisoles,losbotesdecincogalonesapoyadossobre tablerosrectangularesdemadera,encimade losagujeros.Cadabotecontienedos tercios de termita; encima de la termita hay una capa de dos pulgadas depreparado inflamable. Enterrado en el centro de ese preparado se encuentra elextremo de una cuerda demecha, pegada al borde del bote para que no se puedadesplazar por accidente. Lasmechas se pliegan por encima de los laterales de losbotesyseextiendendemaneraseparadasobrelosescombroshaciaelextremooestedelpuente,dondeGeorgeestáagitandoarribayabajosulinterna,haciendolaseñal

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de «seguid adelante» a esos dos idiotas que están parados enmedio de su puente.Tieneenlamanounencendedordemechasardiendoquechispeacomounabengaladel4dejulio.

—¿Dónde estáGeorge?—diceDoc, buscándolo con lamirada a través de susgafas.

—Puedequeseaaquelqueagitalalinternahacianosotros.—¿Quéquiere?—¡Vamos!—bramaHayduke—.¡Quitaosdeahídeunaputavez!—Ese esGeorge—diceBonnie, nerviosa.Mete primera y aprieta el embrague

demasiadodeprisa.Lacamionetadaunascuantassacudidashaciadelanteysecala.—¡Venga!—vuelveagritarHayduke,elhombrebombaquedespotrica.Detrásde

él,enalgúnlugardelaoscuridad,SeldomSeenSmithestáesperando,observandoyescuchando.

—QueridaBonnie—diceDoccompasivo.Bonnieponelacamionetaenmarchaypasaporlosescombrosretumbando.Paran

a unos pocos pies, más allá de donde se encuentra Hayduke, para ver cómo seenciendenlamechas.

—Seguid—diceél.—Queremosver.—¡Seguid!—¡No!—¡Estábien,Diossanto!Haydukeacercaelencendedoralaprimeramechayluegoalasegunda.Decada

punta emanauna espiral dehumodenso.Lapólvoraquehaydentrode la cubiertaprotectoraardeconrapidezhaciasuobjetivo.

—¿Quéocurredespués?—preguntaBonnie—.¿Explotará?Haydukeseencogedehombros.—¿Nohasusadotermitaantes?Haydukefrunceelceñosinresponder.Docledaunacaladaalcigarro.Bonniese

retuercelosdedos.Lostressequedandepiemirandolasdoscubaspálidasdetermitaenlacarreteraenelcentrodelpuente.Lasmechasnosevenyloúnicoqueindicaelprogresodeladetonacióneselleverastrodeceraardiendoenelaire.

LoslabiosdeHaydukesemueven.Estácontandolossegundos.—Ahora—dice.Unresplandorapareceenelprimerrecipiente;luegootroenelsegundo.Seoye

unsiseo.Elresplandorsehacemásbrillanteyseconvierteenunaluzblancaintensa,violentacomounasoldaduraporarco,dolorosaparalavista.Laextensióncompletadelpuenteseiluminaconfuerza.Oyenunsuavesonidosordoseguidodeotro,alavezquelastapasmetálicassesalendelosbidones.Unflujodemetalfundidopuroy

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brillantecomolaluzdelsolmanahacialoscráteresdelacarreterayseviertensobrelasvigasdeacero.Pordebajo, el interiorde lagargantaestá iluminaday sepuedeapreciarcadadetalledelaroca,lospeñascosylasfisurashastalascharcasdeaguadelfondodelcañón.Bocanadasygotasdeescoriaardiendocaenalvacío;alcaerseavivan por la aceleración y salpican en el agua con un chisporroteo humeante. Acontinuacióncaenfragmentosdeacerosoldadoalrojovivoydehormigóntostado.

Lasmasas fundidas y apiñadas comohorribles tumores en las vigas del puentecomienzanaenfriarsedemaneraevidentealdisminuirlaincandescencia.Sevuelveahacerlaoscuridadportodaspartes.Lasestrellassepuedenverdenuevo.

Elpuentetodavíasemantieneintacto,aparentemente,consuformadearcosobreelcauce,porencimadelazanjadelcañónensombrecido.

Unresplandorrojopermanece,comolacolilladelcigarrodeDoc,bajoelarcodelpuente,brillandocomodosojosrojosatravésdeloshuecosdelacarretera.Seoyensonidos de chispas y leves pitidos, chirridos y crujidos a medida que se vanproduciendo los ajustes moleculares, acompañados del chapoteo de los trozos quecaenardiendoenelagua.

Quietud.Elpuentesigueahí.Lostrescontemplanelespectáculodeluzfallido.—Bueno—diceDocaspirandoelhumodelcigarro;duranteunmomentoenlos

cristalesdesusgafassereflejanlosdospuntosdefuego—,¿quéopinas,George?¿Lohemosconseguidoono?

Haydukeponemalacara.—Tengolaimpresióndequelahemoscagado.Vamosaecharunvistazo.—Novayáisallí.—¿Porquéno?—¿Cómosabesquenoestáapuntodecaersetodo?—Esoesloquequieroaveriguar.Haydukesedirigealpuentecon rapidez, caminahastael centroquearde,mira

dentrodeunodesusbrillantesvolcanesartesanalesysucaraseiluminaconuncolorrosaintenso.

Bonnievadetrás.Doclessiguelentamente.—¿Ybien?Lejos,eneloeste,unaluzverdesubetrazandounacurva,desciendeydesaparece.—Unaestrellafugaz—diceBonnie.«Cómodesearía…»,piensa.Sequedanmirandocomoniños.—Másbienunabengala—diceHayduke—.Mepregunto…Quécoño,veamos

quétenemosaquí…Miranenunodelosagujeroselgoterónrojomatedecaloryaceroyvenloque

pareceunaboladechicleincandescentedetamañogigantepegadaalarcodelpuente.—Nolohacortado—murmuraHayduke—.Nolohapartido.

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Compruebaelotroagujero.—Sólolehemoscogidodosputospuntosdesuturaalajodidaviga.Creoquealo

mejorhagoestamierdamáspotentequeantes.Haydukedaunapatadaaunabarrahumeante.—Bueno,bueno—diceDoc—,noseasdemasiadorápido.Elcomportamientode

eseaceroyanovolveráaserelmismo.¿Imaginasquealguienintentaracruzarconuntráilerporaquí?¿Oconunabulldozer?

Haydukeloconsidera.—Nocreo.Lodudo.Hacefaltaexplosivoplástico,malditasea.Unasdoscientas

librasdeexplosivoplástico.—¿Ymástermita?¿Cuántaqueda?—Heusado exactamente lamitad. Estaba guardando la otramitad para el otro

puente.Bonnie,quemiraendirecciónoestehaciaelrío,elembalse,lamolenegradela

meseta de Dirty Devil, ve un par de faros que se deslizan por la carretera, a unadistanciadecincomillasomás.

—AquívieneSeldom.—Bueno—continúaDoc—,¿porquénoledamosunasegundaaplicaciónauna

deesasvigas?¿Elprocesodetermitacompleto?Mejortenerunpuentequeninguno.Hagamospasarun tráilergrandeporencima.Ounaniveladora,quizás.LoquenosencontremoshaciaHite.

—Lointentaremos—diceHaydukemirandolaslucesqueseacercan—.Esenoesmijeep.

TresululatosdebúhoprovenientesdelpuestodevigilanciadeSmithflotanenelaire, acompañados de señales de alerta de su linterna azul, como un desesperadocarteldepeligroenlaoscuridad.

Alprimerpardeluceslesigueunsegundoyuntercero.—Vámonos—diceHayduke.—¿Pordónde?—preguntaBonnie—.Tambiénvienealguienporelotrocamino.Sedanlavueltaymiran.Dosparesdefocossevanbalanceandoporelcampode

rocarojadesdeeleste.—Creíquedijistequenuncahabíatráficoporestacarreteradenoche—diceDoc

aHayduke,queestámirandofijamentelasluces.—Creoqueserámejorquenosvayamosdeaquí—diceHayduke,ytocalaculata

delrevólverquellevaenelcinturónconeldedo—.Miopiniónesqueesmejorquenosvayamos.

Ycomienzaacorrerhacialacamioneta.—¿Por dónde?—chilla Bonnie mirando por encima del hombro a la vez que

correytropiezaconuntrozodehormigónlevantado.

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Doccorreporlapartedeatrás,agarrándoseelsombrero,elcigarroylasgafasydandozapatazosporelasfalto.

—Quenocundaelpánico,quenocundaelpánico.HaydukeyBonniesemetenen lacamioneta.Haydukeaceleramientrasespera.

Docsubeydaunportazo.—¿Pordónde?—LepreguntaremosaSeldom—respondeHaydukemientrasconducesin luces

porlaoscuridadendirecciónalasseñalesazulesdelalinternadeSmith.Seloencuentrandepieenlacarreterajuntoaljeepapagadoconunasonrisaenla

caraaguileña.—¿Cómoestáelpuente?—Ahísigue.—Pero debilitado —insiste Doc—. Con la estructura dañada y a punto de

colapsar.—Puedeser—diceHayduke—,perolodudo.—Esagente está llegando—señalaBonnie—.Discutamos sobre el puentemás

tarde.—¿Cuáleselplandehuida?—preguntaHaydukeaSmith.Smithsonríe.—¿Plandehuida?—dice—.CreíaqueBonnieeralaencargadadelosplanesde

huida.—Vamosadejarnosdegracias—diceAbbzugbruscamente—.¿Porquécamino

salimosdeaquí,Smith?—Bueno, no os pongáis tan nerviosos.—Mira hacia la carretera al oeste. Las

luces, que parpadean a cierta distancia, están avanzando despacio—. Todavíadisponemosdeunpardeminutos,asíquevamosairhaciaesacurvaabandonadayesperaremosaqueelgrupopase.LuegoiremoshacialacarreteraynosdirigiremosalLaberintoyaláreadeRobbers’Roost.Podemosescondernosdurantediezañosallísihiciera falta, a menos que prefiráis que nos escondamos en otro sitio. O quizáspodríamosdividirnosenlamitaddelpuenteylamitaddenosotroscogerprestadounbarcoenHiteybajaralalagunadeaguasresiduales.

Mirahaciamáslucesqueseaproximanporeleste.—Malditasea,escomosilabrigadacompletademisionerosretornadoshubiera

salidoestanoche.EsereverendoLoveestáempeñadoensergobernador,elmuyhijodeperra.¿Quédecías,Bonnie?

—Decíaquenosvayamosya.Yyonoquieroquenosdividamos.—Seríamásinteligente—opinaHayduke.—¿Túquedices,Doc?—preguntaSmith.DocSarvissesacaelcigarrounmomento.

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—Sigamosjuntos,amigos.Smithsonríealegremente.—Meparecebien.Ahoraseguidme.Ylucesfuera.Semontaeneljeepyloconducehastalacurvasinsalidadelacarreteraoriginal.

Haydukevadetrás.Quinientasyardasmásadelante,enunacañadaprofunda,Smithsedetiene.Haydukesedetiene.Todosaguardanenlaoscuridad,conlosojoscomoplatos,elcorazónenunpuñoylosmotoresapagados.

—Mejorqueapagueselcigarro,Doc.—Claroquesí.Laslucesvienenporlacolinaytomanlacurvalasprimeras,luegolassegundas.

Porelestedelpuenteelotrogruposeaproximatambién,perolentamente,trashaberpasadolaprimeradelasseñalesdepeligro.Todavíapuedeverseunbrillorosadoenlamitaddelpuente.Casiimperceptible,enfriándose,apagándose:5432°Cdetermitafundidaparanada,unsalpicóndemagmaenlanocheynadamás.

Faros y luces traseras pasan por la carretera. El interior de los coches estáiluminado levemente donde están sentados los hombres, con las escopetas y riflesentrelasrodillasylamiradahaciaelfrente.Ruidodepistonesquegolpean,válvulasque saltan, neumáticosdebloques anchos, surcosprofundosy llantasde aceroqueesparcenarenaasupaso.Focosqueapuntanhaciaelpuenteyhacialasladerasporencimadesuscabezas.

El tercer vehículo no sigue a los otros dos. Se separa de la carretera principalhacia la izquierda por alguna ruta alternativa. Avanza despacio pero firme por sucamino.Desaparece.

—¡Vaya!¡Jo!—murmuraSmith,quesehabajadodeljeepyestáinclinadosobreelguardabarrosdelanterodelacamioneta.

Haydukesacasupistola.Cargada,naturalmente.—¿Quéesloquevamal?—Elterceroendiscordiasecreemuylisto.Guárdateelarmadondeestaba.Está

viniendoporestacarretera.—Creoquetendremosquemachacarlelacabezaypisarlocomoaunauva.Smith mira en la oscuridad, con sus ojos de coyote sensato y con arrugas,

escrutandoelterrenomásinmediato.—Estoesloqueharemos.Tienequevenirporesemontículodeenfrente,porlo

quenonosveráhastaqueestéencimadenosotros.Peroentoncestampoconosverá,porqueenesemomentoencenderemos las lucesypasaremosdelantedeélporallí,por la izquierda, a través de los matorrales, antes de que pueda darse cuenta dequiénessomos.

—¿Quéarbustos?—Esosdeahí.Túsígueme,George,amigo.Acciona loscubosdebloqueo,pon

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las cuatro ruedas, enciende el foco sobre él ymantenlo frente a susojoshastaqueambospasemos.Luegonos largamosa loscañonesde losdibujosanimados[27].Túsígueme.

Smithvuelvealjeep.Haydukesebajaybloquealoscubosdelasruedasdelanteras,vuelveamontarse,

conectalatracciónalascuatroruedasyenciendeelmotor.—¿Quéfoco?—preguntaBonnie—.¿Éste?—Esaeslapalancadecambios.—Leenseñacomoapuntarconélhaciadelante

—. Dirígelo hacia el hombre que esté al lado del conductor. Ese será el que estédisparando.

—¿Yyoquéhago?—preguntaDoc.—Tomaesto.—HaydukeleofrecelaMágnum357.—No.—Cógela,Doc.Túvasaestarenelladomáspeligroso.—Hacemuchotiempoacordamos—diceDoc—quenohabríaviolenciafísica.—Yoloharé—diceBonnie.—No,noloharás—diceDoc.—Agarraos—ordenaHayduke—,estamoslistos.—¡Losabrojos!—gritaDoc.—¿Qué?—Estánenlapartedeatrás.Esoesloquepuedohacer:arrojarlosabrojos.—La

camionetayaestáenmovimiento—.¡Déjamesalir!—Usaelagujeroparapasarhaciaatrás,Doc.—¿Elqué?—Daigual.Smith,queestádelante,haencendidolaslucesdeljeepyestásubiendoporlaotra

orilla de la cañada. Hayduke le sigue a través del remolino de polvo y enciendetambiénsusluces.

—Enciendeelfoco,Bonnie.Ellaaccionaelinterruptor.ElpotentehazdeluzapuntahacialanucadeSmith.—Apártalodeél.Unapizcahacialaderecha.Bonnienivelalaluzdemodoqueapuntemásalládeljeep,directamenteentrelas

doslucesquevienendelotrolado.Alcanzan la parte más alta. Las luces brillan en sus caras. Hayduke vira la

camionetahacia la izquierda, fueradelcaminodelvehículoquevieneendireccióncontraria.Elfocociegaalconductor—HaydukevislumbralacaramalhumoradadelobispoLove—yalhombrequevajuntoaélconunsombrerocaladohastalosojos.Crujidos dematorrales que se aplastan, traqueteo de piedras contra el cubre-cárter.LovehadetenidoelBlazer,incapazdever.

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—¡Bajad lasmalditas luces!—gritael reverendomientrasellospasancomounrayojuntoaél.

Destellodelmetaldeunarma,palabrotasymaldiciones,chasquidosdellavesdecañón.Yporencimadelchirridodelosmotoresydelosruidossecosdelasramasrotas,Haydukeoyeyreconoceeseleveperoinequívocoruido.

—¡Todoelmundoabajo!—grita.Algocaliente,densoyferoz,Mágnumdepuntahueca,vuelaporelespaciodela

cabinadelacamionetaydejaasupasounpardeimpactosconformadeestrellaenlaventanatraserayenelparabrisas,yunagujeroirregularenlalonaqueseparalapartedeatrás.Unmicrosegundodespuéslesucedeelestrépitodelaexplosión:elsonidodeldisparo.

—Mantenedlascabezasagachadas.Haydukealcanzaelcontroldelfocoygiraelhazdeluz180gradoshacialosojos

deloshombresquevandetrás.Unasegundaestrellaaparececomounmilagroenelcristal de seguridad del parabrisas, esta vez a seis pulgadas de la oreja derecha deHayduke. La telaraña que forman las fisuras en los cristales se unen con las deldisparo anterior. Hayduke cambia a segunda, embraga, pisa el acelerador hasta elsueloycasiadelantaaljeepextenuadodeSmith.

Miraporelespejoretrovisoryve,atravésdeladensanubedepolvoqueflotaalolargodelhazdelfoco,laslucesdelvehículodelobispoqueretrocedenintentandodarlavuelta,maniobrandohaciadelanteyhaciaatrásenlaestrechacarretera.

Bueno—piensa Hayduke—, vienen detrás de nosotros. Claro. Con las radiosechandochispas.Estáncorriendolavozalamanadaquevaporelpuente,quevienenhaciaacá.Desde luego.¿Quémás?Asíque lapersecucióncomienza.Comienzadenuevo. ¿Qué esperabas? ¿Flores, galones, medallas? Doc dijo algo sobre abrojos.¿Abrojos?

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S27.Apie.Comienzalapersecución.

í,abrojos.Armasmedievales,delaEdaddelaFe.DocSarvisintentaexplicarde qué está hablando a George Hayduke, pero desiste y se desliza hacia laparte trasera. Su cabeza desaparece; luego los hombros, el tronco, el culo

ancho; laspiernas, lasbotas.Oyencómohurgaenlapartedeatrásdelacamionetamientraselvehículosesacude,sebalancea,retumbayvibraporlacarreteradetierra,justodetrásdeljeepdondevaSmith.

Una ojeada por el espejo. Hayduke ve al equipo de Búsqueda y Rescate alcompletoquelespisalostalones:ochoparesdefarosresplandecientesanomásdemediamilla de distancia. Pisa con fuerza el acelerador pero, casi inmediatamente,tienequedisminuir lavelocidadparaevitarchocarsecontrael jeep.Quizásdeberíaempujarlodealgunaforma.Searrima,poneelmorrodelacamionetaenlapartedeatrásdeljeepyacelera,venciendolaresistencia.Smith,eneljeep,sientelaelevacióndelfondo,comosiélseestuvieralanzandoenmarchadirecta,extendiendolasalas,despegando.

La cabeza brillante de Doc reaparece a través del agujero de la cubierta de

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separación.—Necesitounaluz.—Loquequieraqueseaesomejorseráqueloencuentrepronto—diceHayduke

mientrasmiralasluceslargasdeslumbrantesporelespejo.—Noteoye—diceBonnie.—Manténelfocoapuntandoalautoqueestájustodetrás—diceHayduke—.Deja

ciegosaesoscabrones.—Yalohago,perodetodasmanerassiguenadelante.Hayduketiendesurevólveralachica.—Siseacercandemasiadousaesto.Ellalocoge.—Peronoquieromataranadie.Nocreoquelohaga.Ledalavueltaentresusmanosymiradentrodelabocadelapistola.—¿Estácargada?—Claroque está cargada. ¿Para qué coño sirve unapistola si no está cargada?

¿Qué estás haciendo? ¡No hagas eso! Joder. Apunta hacia las luces. Dispara a lasruedas.

El jeep y la camioneta que lo empuja rebotan en las curvas, por los surcos ybaches,porencimadelasrocas,atravésdelascañadasentremontonesdearenafina.Losparachoquessuenan,chocan,seenganchanysebloquean.Haydukesedacuentarápidamente,congranpesar,dequelosdosvehículosahoraestánunidos.Unapieza.EsozanjalacuestióndedividirseenelDirtyDevil.

Susperseguidoresseestánacercando,cadavezmás,entrelaniebladepolvo,porlapendienteprolongadaantesdeldescensoalagargantadelColorado.

Bonniesacalapistolaporsuventanilla,apuntamásomenoshacialasmontañaseintentaapretarelgatillo.Nosucedenada.Nopuedeapretarlo.

—¿Quélepasaaestapistola?—grita—.Nofunciona.Lametedentrodelautodenuevoconelpesadocañóninclinadohacialainglede

Hayduke.—Nolepasanaday,porelamordeDios,apuntahaciafuera.—Nopuedoapretarelgatillo,¿ves?—Esdeacciónsimple,joder.Primerotienesqueecharelmartillohaciaatrás.—¿Martillo?¿Quémartillo?—Dameeso.—Haydukelearrebataelarma—.Aquí,olvídatedeesto,pasapor

encimademí.Túconduces.En esemomento la carretera de tierra termina y comienza el asfalto. Se están

aproximando al puente del Colorado. De repente cesa el traqueteo, el ruido y losgolpesproducidosporelzarandeodelosequipos.Yanohaypolvo,nohayestrépitodemáquinas…ynohayposibilidaddeescapar.

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—¡Dateprisa!—ordenaHayduke.—¡Yavoy!—¡Espera!HaydukesedacuentadequelapuertatraseraestáabiertaydequeDoc,unbulto

oscuro que contrasta con las luces del equipo, está lanzando puñados de algo queparecenpiezasconformadeestrelladealgúnjuegoinfantil.Pareceunhombrequeestuvieradandopanalaspalomasenelparque.Cierralapuerta,pasaporencimadelrevoltijo caótico de equipamiento de todo tipo, remos de canoa, mantequilla decacahuete,detonadoresyasomalacabezahacialacabina.DesdeelángulodevisióndeHayduke, el doctor aparece como si se tratara de una cabeza sin cuerpo, calva,sudorosa, barbuda y con dientes y gafas que destellan; una aparición que sólo laconfianzahacequeseasoportable.

—Creoquelosheparado—dice.Miran.Laslucestodavíasiguenahíatrásycontinúanacercándose.—Puesnoloparece—diceBonnie.—Unmomento.Tenpaciencia.Docvuelvelacabezaparamiraratravésdelaventanadestrozadaporlabalade

lapartedeatrás.Enseguida,pasadosunossegundos,sehaceobvioqueelequipoefectivamentese

está quedando atrás. Las luces comienzan a tambalearse hacia los ladoserráticamente,haciaelarcén.Hayunaconfusióndelucesagrupadas—blancas,rojas,ámbar—,unidasenmediodelacarretera.Esevidentequesusperseguidoressehandetenido,yparecequesereúnenparadiscutir.

HaydukeySmith,enlacamionetayeneljeeprespectivamente,enganchadosporlos parachoques, van retumbando juntos sobre el asfalto como gemelos siamesesentre losgrandesarcosdelpuentecentral.Noseparan,sinoquecontinúanduranteunamillamásporeldesvíoendirecciónnorte,haciaelLaberintoyloquehayapordelante.Apocadistanciafueradelasfalto,Haydukeparaelcamioneta,demodoqueobligaaSmithaparartambién.Apaganlasluces,salenparadarserelevoyobservar,ymiran lacolecciónde farosdetrásdelpuente,dondeel equipoal completo sehadetenidoporalgunarazón.

—Nopuedenhabersequedadosingasolinatodosalmismotiempo—diceSmith.SegirahaciaHaydukecondesconfianza—.¿Hasdisparadotúaesoschicos,George?

—Pinchazos—diceeldoctor—.Todoshanpinchado.—¿Qué?—Ruedaspinchadas.DocdesenvuelveunMarsh-Wheelingfrescoymiraconsatisfacciónlosestragos

quehacausado.—¿Quieresdecirquetodoshanpinchadoalavez?

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—Justamente.—Da una vuelta al puro que está en su boca, muerde la punta,escupeyloenciende—.Puedequenotodos.

—¿Cómopuedeser?—Abrojos.Docsebuscaenelbolsilloysacaunobjetodeltamañodeunapelotadegolfcon

cuatropuntassalientes.Coronadeespinas,estrellademar.SelodaaSmith.—Unartefactoantiguo,tanviejocomolaguerra.Unarmaanticaballería.Tíralaal

suelo. Eso es. Os daréis cuenta de que, caiga del modo en que caiga, uno de lospinchossiempreapuntahaciaarriba.Esoperforacualquiertipodeneumático,aunquetengamásdediezcapas,llantasdeacerooloquesea.

—¿Dedóndeloshassacado?Docsonríe.—Selosencarguéhaceraunamigodesalmado.—Estacas punji —dice Hayduke—. Vamos a desenganchar estos putos

parachoques,tíos,ynoslargamosdeaquí.BonnieyeldoctorsaltansobreelparachoquesdeljeepmientrasqueHaydukey

Smithlevantanelotro.Losvehículossonliberadosdesuuniónantinatural.Hacenuncambiodeconductores;Haydukevuelveatomarelcontroldesujeep,Smithvuelveala camioneta para alivio de Sarvis, que le acompañará. Bonnie se monta conHayduke.

—Esechicoavecesmeponenervioso—admiteDocdirigiéndoseaSmith.—Georgeestáunpocoloco—coincideSmith—,deesonocabeduda.Pero,afin

de cuentas, me alegra enormemente, ya que está de nuestra parte y no de la delreverendo. Aunque mirando este asunto desde un punto de vista eminentementepráctico, sería mejor alejarse de ambos lo máximo posible. Mejor abróchate elcinturón,Doc;elcaminovaaestarllenodebaches.

—Unexcesodesesperadode…gallardía.—Exacto,Doc.¿Aquéestáesperando?Smithmirahaciaelpuente.Dosparesdelucessehanseparadodelgrupoinmóvil

yseacercan.—Sal ya, George —dice Smith con suavidad mientras revoluciona el motor

provocandoungranestruendo.Haydukeponeel jeep enmarcha. Sin luces, siguen la senda del camino pálido

ayudados por la luz de las estrellas y los dos vehículos avanzan hacia el norte,despacioyconcautelaporlaoscuridad,porunacarreteraquehacequelaanteriordetierraparezcauncaminoderosas.

—¿Vaafuncionaresto?¿Porquénoencendemoslaslucesyvamoslomásrápidoquepodamos?

—Puedequefuncioneyesprobablequeno—respondeSeldom—.ElviejoLove

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parará,encontraránuestrashuellaseneldesvíoylotendremospisándonosdenuevolos talones en cincominutos. Pero de todosmodos no se puede conducir por estacarreteramuchomásdeprisadeloquevamos.

—¿Quécarretera?Yonoveoningunacarretera.—Bueno,niyo,Doc,peroséqueestáaquí.—¿Hasestadoantesaquí?—Unas cuantas veces. Hace sólo tres semanas, como recordarás, George y yo

trajimoshastaaquíanuestroamigoLove.CuandoGeorgehizorodarlarocasobreélydestrozósuBlazer,quesequedómásplanoqueunatabla.PorloqueheoídoesotodavíalehiervelasangreaLove.Esereverendonotieneningúnsentidodelhumor.Eshostilcomounperroguardiáncuandopasasporsulado.¡Cuidado!

Bajo la luzde lasestrellassevenunasnubesdepolvo;Haydukeysu jeephancaídoenunbacheprofundodelacarretera.Smithseveobligadoapisarelpedaldefreno un momento, lo que provoca una señal luminosa en la oscuridad. Haydukeapagaelmotorparahablar.

—¿Seharotoalgo?—preguntaSmith.—Creoqueno.¿Vesyaalgunaluzdetrásdenosotros?—Todavía no.Love probablemente haya ido al puerto deportivo a buscar unos

parches para las ruedas de sus chicos. Pero sabe que vamos por este camino. Esestúpido,peronoesnidecercatanestúpidocomonosotros.

—¿Ysiintentamosirporesaviejacarreterademinaquecogimoslaúltimavez?—No,amenosquequieraspasarlamitaddelanochequitandodeellatusrocas.

Además,túqueríasesconderteenelLaberinto.—Vale. De acuerdo. Pero, ¿cómo sabemos que el obispo no ha enviado a un

pelotóndepolicíasestatalesyayudantesdelsheriff parabuscarnosporFlintTrail?¿OaunaparejadeentusiastasguardasforestalesdesdeLand’sEnd?

—No sabemos, George, pero es la opción que tenemos. Todos menos los delServiciodeParquesNacionales tendránquevenirdesdeGreenRiveroHanksville,porloquellegaremosantesqueellosaldesvíodelLaberinto,amenosquelosmuyhijos de puta vayan en sus malditos helicópteros. Además, el viejo Love esdemasiado arrogante como para pedir ayuda; quiere atraparnos él solo, si no meequivocoyconozcoaesecabezadechorlitocomocreo.¿Aquéestamosesperando?

—¿Dóndeestálaneveraportátil?—¿Porqué?—Necesito una cerveza. Necesito dos cervezas. ¿A qué distancia está el

Laberinto?—Aunastreintamillasporaireyunascuarentaycincoporcarretera.—Veoluces—diceBonnie.—Yotambién,cielo,ycreoqueesomismoesloquedeberíamosusarparapoder

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seguirelcamino.Haydukecomienzaaavanzar.EnciendelosfarosySmithsiguelaslucestraseras

deljeepqueparpadean,comodosojosinyectadosensangre,cadavezqueHaydukepisasuavementeelfreno.

A medida que avanzan, la carretera va siendo peor. Arena. Roca. Maleza.Agujero, zanja, cañada, badén, surco, rambla, barranco. ¿Cincuenta y cincomillascontodoesto?—piensaDoc—.Traslafácilvictoriadelosabrojos,ahorasientequeel cansancio se está adueñando de sus párpados, de sus células cerebrales y de sucolumnavertebral.Smithhabla…

—¿Quépasa?—preguntaDoc.—Decía —contesta Seldom Seen—, que estuvo bien que pasáramos un día

tranquiloalasombraenDeerFiat.¿Quéhoracalculasqueserá,Doc?Docconsultaelrelojquellevaenlamuñeca.Marcalas14:35,horaestándarde

RockyMountain.Estonopuedeestarbien.Seloacercaaloído.Claro,havueltoaolvidarsededarlecuerda.RegalodecumpleañosdeBonnie;lachicadebedehaberahorradounmesdesueldoenteroparacomprarestabaratija.Ledacuerda.

—Nolosé—respondeaSmith.Smithasomalacabezaporlaventanillaymiraelbrillodelalunaquevaasalir.—Alrededordemedianoche—dice.Mirahaciaatrás.—Esostíossiguenahí.¿Tienesmásabrojosdeesos?—No.—Podríamoshaberusadounoscuantosmás…Estoesdelocos—piensaeldoctor—.Undelirio,unsueñodemente.Pellízcate,

Doc.Soyyo,Sarvis,DoctorenMedicina,sociodelColegioAmericanodeCirujanos.Miembro conocido, aunque no muy querido, de la comunidad médica. ResidentetoleradoaunquepocofiabledeldistritoveintidósdeDukeCity,NuevoMéxico.Unviudodelutocondoshijosadultoseindependientes.Ambosadinerados,disolutosyendiablados. Como su padre, «el viejo verde». Cuando sea viejo, calvo, gordo eimpotente¿meseguirásqueriendo,cuchi-cuchi?Peroesoyaestáclaramenteresuelto¿verdad?

DocmiralapartetraseracubiertadepolvodeljeepdeHaydukequeavanzacondificultad,conelchicoylachicaocultosporelmontóndeequipajecubiertoporunalonaquelociñe.Mirahaciaunlado,atravésdelaventanayvegruposfurtivosdematorrales y matojos que pasan lentamente en medio de una oscura extensión deroca,polvoyarena.Mirahaciaatrásyvedosparesdefaros,unodelantedelotro,quebrillan levemente como luciérnagas a través del polvo, lejos pero avanzando, singanarniperderdistancia.

¿Yqué?SediceDoca símismo. ¿Dequé tengomiedo?Si lamuerte fuerade

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verdad lo peor que puede pasarle a un hombre no habría nada que temer. Pero lamuertenoeslopeor.

Seadormece,sedespierta,sevuelveaadormeceryadespertar.Siguen con el traqueteo, milla tras milla, por las piedras y los surcos. Su

adversariolossigueaunadistanciadiscreta,lejosperosinqueapenaslopierdandevista.Smith,alobservarlaslucespersistentesporelespejoretrovisordice:

—¿Sabes qué, Doc? Creo que esos tíos ahora no están intentando atraparnos.Creoqueloúnicoquequierenesnoperdernosdevista.QuizástenganaalguienquevieneabuscarnosdesdeFlintTrail.Loquesignificaquenomesorprenderíamuchoquenosencontráramosconalguienmásadelantecuandoamanezca.

—DijistequellegaríamosantesqueellosaldesvíodelLaberinto.—Esoes,peroellosnocreenqueestemosyendoalLaberinto.—¿Porquéno?—PorqueelLaberintoesuncallejónsinsalida,Doc.Elfinaldelacarretera.Un

saltoalvacío.NuncavanadiealLaberinto.—¿Yporesovamos?—Doc,lohasentendido.—¿YporquénuncavanadiealLaberinto?—Bueno,porqueallínohaygasolinanicarreterasnigentenicomida,lamayoría

delasvecestampocohayaguaynotienesalida,poreso.Comotehedicho,esunacallejónsinsalida.

Precioso—piensaeldoctor—.Yahíesdondevamosaescondernosdurantelospróximosdiezaños.

—Pero tenemos algo de comida—continúa Smith—. Escondimos un poco deLizardRockyotropocoporFrenchy’sSpring.Estaremosbiensiconseguimosllegarantesdequeelequiponosatrape.Podemosteneralgúnproblemaenencontraraguainmediatamente,aunquesi llueveestanocheomañana(yhuelea lluvia)estaremosbienduranteunoscuantosdías.Sielequipononospresionamucho.

Noestámal—pensóDoc—.Nadamal.Somoscuatrotontostotalmenteaislados.Temoqueestanochenuncaacabe.Temoquesí lohaga.Docmiraaleste,hacia laluna que está saliendo, menguante, enferma, achatada y gibosa. No hay muchaesperanza allí. Ve una liebre por la carretera que se escabulle entre las luminosascolumnasdepolvode los faros.Smithdaunvolantazopara esquivarla.Doc se dacuentadequehacemuchasmillasquenoveganadonicaballos.¿Porqué?Pregunta.

—Nohayagua—respondeSmith.—¿Nohayagua?PeroelríoColoradoestáporallí,anuestraderecha,enalgún

lugar.Nopuedeestaramásdeunpardemillashaciaeleste.—Doc,el ríoestáalláabajoperoamenosquefuerasunamariposaounáguila

ratoneranopodríasllegaraél.Amenosqueteapetezcadarunsaltodedosmilpies

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desdeelbordedelbarranco.—Ya.Nohayningunamaneradebajar.—Casi ninguna, Doc. Conozco un viejo sendero que baja desde Lizard Rock

haciaSpanishBottom,peronuncaheencontradoningúnotro.—Smithmirapor elespejoretrovisordenuevo—.Aúnnospisanlostalones.Estostíosnoabandonanconfacilidad.Piensoquequizásdeberíamosesconderlosvehículosycontinuarapie.

Docsegirasobreelasientoyechaunaojeadahacialapartedeatrásatravésdelagujeroydelaventanatraseradestrozadaporlabala.Aunamilla,quizáscinco—imposiblecalcularladistanciadenoche—vieneunpardefaros,subiendoybajandoporlacarreterarocosa.Estáapuntodevolversehaciadelantedenuevocuandoveunrelámpago de fuego verde que brilla arriba, cada vez más alto, alcanza un puntomáximoy luegovuelvehacia la tierra trazandouna esteladebrasas fosforescentesquesevanapagandolentamente.

—¿Hasvistoeso?—Lo he visto, Doc. Están haciendo señales a alguien otra vez. Mejor que

echemosunvistazo.Smith hace parpadear sus luces.Hayduke para y apaga las luces, aunque no el

motor.Smithhacelomismo.Loscuatrosebajan.—¿Quépasa?—diceAbbzug.—Estándisparandobengalasotravez.—¿Perodóndecoñoestamos?—preguntaHayduke.Parececansadoydeprimido,

conlosojosinyectadosensangreylasmanostemblorosas—.Necesitounacerveza.—Yotambiénestoyseco—diceSmithmientrasmirahaciadelante,alasoscuras

paredesdelamesetayluegohaciaatrás,asusperseguidores.Lasluceshanparadopor el momento—. Dame una también, George. —Mira el cielo poniéndose lasmanos por encima de los ojos, hacia el norte, noreste, este—.Ahí está. Olvida lacerveza,George,notenemostiempo.

—¿Quéhasvisto?—Unavión,creo.Siguen la líneahacia donde apuntan subrazoy sudedo.Una lucecita roja que

parpadeaenlanochemoradapasaporelasadelaOsaMayor.Atraviesaelcielodelnoreste,todavíademasiadolejosparaqueseoiga.

—Esunhelicóptero—diceHayduke—.Sientosusvibraciones.Vendráparaacáenunminuto.Lovaisaoír.

—¿Entoncesquéhacemos?—Yo, tomarme una cerveza —dice Hayduke abriendo la parte trasera de la

furgoneta.Cogeunpaquetedeseislatastibiasdelanevera.Nohayhielodesdehacedías.—¿Alguienquiere?

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Una segundabengala se elevahacia el cielodesde el enemigoen retaguardia auna distancia indeterminada, alcanza el cénit, titubea y se hunde en una eleganteparáboladellamaverde.Todosobservanparalizadosmomentáneamente.

—¿Porquébengalas?¿Porquénousanlasradios?—Nosé,encanto.Tendránfrecuenciasdiferentes,quizás.Suena la lata al abrirse.Una fuente de Schlitz templada se eleva encima de la

camioneta, como imitando a la bengala, y salpica a Doc, Bonnie y Smith con unsprayfinoydifuso.Haydukecortaelchorropalpitantedecervezaponiendolabocaenelagujerodelalata.Suenalaintensasucción.

—Bueno—diceBonnie—,vamosahaceralgo.—Silencio—.Loquesea.—Semeocurre…—comienzaadecirDoc.Tucu,tucu,tucu,tucu…Aspasrotatoriascortanelaire.Porahíviene,camaradas.—Serámejorquesigamosapie—diceSmith.Buscaa tientascon losdosbrazosentreel equipaje revueltode la camionetay

sacamochilas, bolsas, paquetes, todo cargado con comida y equipamiento variado.Alguienpensóeneso(Abbzug);almenosestavezhahechounacosabien.Dejacaerlascantimploras,mediadocenadeellas,prácticamentellenas.EncuentraunabotadeescalarpequeñayselalanzaaBonnie.

—Aquíestátubota,encanto.—Tengodospies.—Aquíestálaotra.HaydukesequedamirandoboquiabiertocómoBonniesesientaparaponerselas

botas, cómoDoc se pelea con sumochila de sesenta libras de peso y cómoSmithcierraelmaleterodelacamioneta.Haydukeagarrasulataespumosadecervezaconunamano,mientrasconlaotrasostienelasotrascinco,unidasmedianteunplástico.¿Quéhacer?Parafuncionartienequedejarlacerveza.Perotambiénparafuncionartiene que beberse la cerveza. Un cruel aprieto. Inclina la cerveza abierta hacia suboca,selabebeenteradeuntragoeintentameterselascincorestantesenlapartedearribadelamochila.Nosepuede.Nocaben.Lasataporfuera.

—Tenemosqueesconderlosvehículos—diceaSmith.—Losé.Pero,¿dónde?HaydukeseñalademaneraindefinidahaciaelgolfonegrodeCataractCanyon.—Porahí.Smithmirahaciaelhelicópteroqueahoratrazaungrancírculoenelcieloaunos

minutoshaciaelnorte.Estábuscandoaalguien.—Nosésitenemostiempo,George.—Pero tenemos que hacerlo. Con todas lasmierdas que tenemos ahí: pistolas,

dinamita,productosquímicos,mantequilladecacahuete…Necesitamostodoeso.Smith mira otra vez hacia el helicóptero que da vueltas y desciende hacia la

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carretera a pocas millas hacia el norte y ve las luces que se aproximan desde ladirección opuesta, ahora amenos de dos o tresmillas de distancia. Emboscada enpreparación:laspinzassecierran.

—Bueno,pongámoslos tan lejosde lacarreteracomopodamosPoresecamino,porencimadelarocadeareniscaparanodejarhuellas.Quizáspodamosencontrarunbarrancoprofundodondepodamosmeterlos.

—Deacuerdo,vamos.—Haydukeestrujalalatadecervezaconlamano—.TúyBonnieesperadaquí—diceaDoc.

—Permaneceremosjuntos—diceBonnie.Haydukelanzalalatadecervezaabolladaalacarretera,dondeelreverendoLove

puederecogerlaconfacilidad.—Entoncesvuelvealacamioneta,rápido.—Quenocundaelpánico—diceDoc,queyaestásudando—,quenocundael

pánico.Todossevuelvenamontar.Smithseponedelanteconlacamioneta,rodeandoal

jeepdeHaydukeporfueradelacarretera,sobrelasrocasylosmacizosdearbustos,hacia la superficie abierta de arenisca. Hayduke lo sigue. Avanzan sin luces,conduciendocuestaabajohacialassimasoscurasmásalládelbordedelcañón.Bajolatenueluzdelaluna,ladistanciaylaprofundidadsevuelvenambiguas,engañosas,yofrecensombrasyoscuridadperopococobijo,pocaseguridad.

No hay con qué cubrirse—piensa Haydukemirando el helicóptero— estamosatrapados bajo el cielo abierto, otra vez. Ahora viene el napalm. Smith reduce lamarcha para detenerse frente a él.Reticente a pisar el pedal de freno y lanzar unaseñalluminosarojaalenemigo,HaydukeaccionaelfrenodemanoydejaqueeljeepgolpeeconcuidadolapartetraseradelacamionetadeSmith.

Smith se baja para examinar el terreno. Mira, vuelve, sigue conduciendo.Hayduke lo sigue de cerca, avanzando en primera con esfuerzo. Se arrastran haciaalgúnlugardondeesconderse.Alparecer,elhelicópterohadescendidoalacarreteraconlaslucesapagadasyyanoseleve.

Bien—piensaHayduke—.Nosestánesperandoallíarriba.Bien.Queesperenloshijos de puta. Con una solamano abre otra lata de Schlitz. Cuando te quedes sinSchlitz, tequedaste sinSchlitz.Hayun largoy secocaminopordelanteyhayquefortalecerelcálculorenal,nopodemosdejarquesedisuelvaenunamezcladesudoryaguadecharco.

¿Quémás?Haceuninventariorápidoensucabeza.Quéllevar:mochilas;la357conveintebalasenelcinturóndelapistola;la.30-06conmiratelescópicavariable—para los ciervos, claro, (anticipándose así a la pregunta de Bonnie y a lasobjeciones deDoc)—colgada a la espalda debajo de lamochilaKelty; el cuchilloBuckSpecialenelcinturón;mosquetones,cuerda,fisureros…¿Quémás?¿Quémás?

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Y,sobretodo,nohayqueolvidaralgoesencial.Lacuestiónqueahoraseavecinaesla supervivencia. Sobrevivir con honor, por supuesto. El puto honor a toda costa.¿Quémás?

Smithsedetieneotravez.DenuevoHaydukeaccionaelfrenodemanoygolpeaelparachoques.Dejaelmotorenpuntomuerto,sebajaycaminahaciaelbrazoquese apoya en el lado del conductor de la camioneta. Seis ojos y un cigarro rojo lehacenfrentedesdeelinterioroscurodelacamionetadeSmith.

—¿Sí?Smithseñala.—Porallíabajo,amigo.Hayduke mira hacia donde le indica Seldom. Otro barranco divide la roca de

arenisca,enestaocasiónpuedequetengadiezotreintapiesdeprofundidad,difícildedecirbajolaluzdelaluna.Sueloarenoso.Malezaabundante:matorrales,enebrosysalvia.Unaparedsalienteenlapartedefueradelacurva,unapendienteredondeadaenestaparte.Puedefuncionar—piensaHayduke—,puedequesí.

—¿Creesquepodemosesconderlosallíabajo?—Sí.Pausa. En el silencio sólo oyen…más silencio. No se ven luces por ninguna

parte. Todos los jeeps, Blazers, camionetas y helicópteros se han parado y hanapagado las luces. Esta vez no será fácil superar la táctica del equipo. Allí en laoscuridad,enaquellassombrasbajolapareddelameseta,losdeBúsquedayRescateestánesperando.Onoesperan;puedequeyahayanenviadoalgrupodeexploración,haciaarribayhaciadebajodelacarretera,mirando,escuchando.

—Demasiadatranquilidad—diceBonnie.—Todavíaestánaunamilladedistancia,porlomenos—diceHayduke.—Oesoesperas.—Esoespero.—Esoesperamos—diceDoc,consuojorojoencendido.—Muy bien —dice Hayduke—, bajémoslos por el barranco. ¿Quieres que te

ayudeadescenderconelcabrestante?—No—diceSmith—nopodemosponerafuncionarningúnmotorahora,podrían

oírnos.Lobajaréfrenando.—Usaelfrenodemano.—Estádemasiadoempinado.Nomefío.—Laslucesdefrenosevananotar—añadeHayduke.—Destrózalas.Listo. Smith baja la camioneta cuidadosamente por un saliente de roca, veinte

pasoshastaelfondoarenoso,ylahaceavanzarpocoapocohacialassombrasbajolamalezaderoblesyenebros.Haydukevadetrásconel jeep.Latenueluzdela luna

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caeporlapartemáselevadadelapared,esacrecientecurvaturadepiedramanchadapor óxido de manganeso y hierro, pero la parte de abajo, bajo el saliente, estátotalmenteoscura.Extiendenlareddecamuflaje,laestiranporencimadelosárbolesylaatan;deestemodolacamionetayeljeepquedanescondidosdelavisiónaérea.Haydukeguardasusotrasarmasylasescondeenunagrutaenlapared,másarribadelalíneadecrecidadelagua.

¿Inundaciones? La arena es polvo seco, los cimientos de la rambla son áridoscomoelhierro.Sinembargo,esuncanaldedrenaje.

—Novamosaestardesuertesiesteputositioseinunda—diceHayduke.—Tendríamos algunas pérdidas—dice Smith—, y ojalá tuviéramos tiempo de

encontrarunsitiomejorparaescondernos.Segurísimoquevaallover.—Estábastantedespejado.—Se está fraguando. ¿Ves ese aro alrededor de la luna?Mañana por la noche

verásqueestáelcielocubierto.Aldíasiguientelloverá.—¿Eseeselpartemeteorológico?—preguntaBonnie.—Bueno—diceSmithparaevitarcontestar—,comoyaoshabréisdadocuenta

haydoscosasquenodependendelaspersonas.Unaeseltiempoylaotranovoyadecircuáles.

TresululatosdebúhodesdeelpuestodevigilanciadeDoc.—Creo que serámejor que nos vayamos, George—sugiere Smithmientras se

echalamochilaalaespaldayseabrochalacorreadelacintura.Haydukesecruzaelrifleenlaespaldayseponelamochilaencimadeél.Elrifle

es ligero, un modelo recortado y deportivo, pero es una carga incómoda apretadaentre susclavículasyel armazónde lamochila.Podríacolgárseloenelhombro,ydespués lohará,peroahoranecesita lasdosmanoslibrespara treparpor larocadearenisca. Piensa:Bueno, pues listo, supongo, si es que alguna vez un hombre estálistoparaalgo.

Llegan los refuerzosparaelequipo.Tresparesmásde lucesdecolorámbarsemueven desde el sur entre el polvo. Ya han arreglado los pinchazos. Los demásvehículospermanecencallados,invisiblesysustripulantesocultos.Lomismosucedeconelhelicóptero.

—Yo diría que se están diseminando —dice Smith—. Mejor tomemos estebarrancoyluegogiremoshaciaelnorte,enfilaindiasisoistanamables.Mantenedlos pies sobre roca para no dejar huellas y estaremos bien, al menos mientras seextiendaestarocadearenisca,quenoserátodoelcamino,comoeslógico.¿Eh?

—Yyodigo—intervieneBonnie—,¿aquédistanciaestáelLaberinto?—Noestálejos.Tencuidadoconestachumbera,cielo.—¿Aquédistancia?—Bueno,Bonnie,yodiríaqueestamosaunasdosmillassolamente, tresmillas

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comomáximo,deldesvío.—¿QuieresdecirdeldesvíohaciaelLaberinto?—Esoes.—Vale. Entonces, ¿qué distancia hay desde el desvío hasta el Laberinto? En

millas.—Bueno,esunabuenacaminata,perohaceunanocheestupenda.—¿Quédistancia?—ElLaberintoesunasuperficiedeterrenoinmensa,Bonnie,yhayunadiferencia

considerable si nos referimos al límitemás cercano o al extremomás alejado, sincontarlassubidasylasbajadas.

—¿Lassubidasylasbajadaspordónde?—Porlasparedesdeloscañones.Lasllamadasaletas.—¿Dequéestáshablandoexactamente?—Quierodecirqueesteterrenoensumayoríaestáformadoporprecipicios,cielo.

Poralgunosdeellossepuedepasar,perocasitodossonrectos,haciaarribaohaciaabajo.Esfácilquedarseencajadoentreellososinpoderbajar.Loquesignificaquerodearloeselcaminomáscorto.Normalmenteelúnico.

—¿Quédistancia?—Hayquecaminarunasdiezmillasparaavanzarunamilla,nosésisabesaqué

merefiero.—¿Distancia?—TreintaycincomillashastaLizardRock,dondeescondimosagua.Podríamos

coger atajos si hubiera alguno. No hay ninguno, que yo sepa. Pero es un terrenocomplicadoynuncasabesloquetevasaencontrar.

—¿Entoncesnollegaremosallíestanoche?—Nisiquieralointentaremos.Hayduke,queestáalfinaldelafila,sedetieneparaquitarselamochilayvolvera

colgarseelrifle.Enlamochilallevacomida,seiscuartosdegalóndeagua,municiónydemasiadascosasmás.Ademásdelrifleenelhombro,elcinturónconelrevólverensufunda,elcuchilloenvainadoenlacadera.Unarsenalandantequeduele;peroesdemasiadoobstinadoparadejaratrásnadamás.

Caminanconpasosuavebajolavagaluzdelaluna,porlarocasólidamientrasbordeanelfilooscurodelagargantadesuderecha.Smithseparaamenudoparavery escuchar y luego continúa.No hay señal alguna de su enemigo; sin embargo elenemigoesperaalláafueraenalgunaparte,enaquellassombrasbajolosprecipiciosdemilquinientospies,entrelosenebrosquerespirantranquilamente.

LacabezadeBonnieestállenadepreguntas.¿Quiénhaenviadoelhelicóptero:laPolicía estatal, la Oficina del Sheriff, el Servicio de Parques u otro miembro delequipo de Búsqueda y Rescate? Si no llegamos al Laberinto esta noche, ¿qué

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hacemoscuandosalgael sol?Además, tengohambrevanaempezaradolerme lospiesdeunmomentoaotroy¿quiénhapuestoarrabioenmimochila?

—Tengohambre—dice.Smithsedetieneylahacecallar:—Esos tíos están por ahí, Bonnie. Nos estamos acercando. Esperad aquí un

minuto—susurra.Dejalamochilaysedeslizahacialacarreteracomounfantasma,unasombra,un

paiute, a través del mar ondulado de dunas petrificadas. Bonnie observa cómo sufiguradesgarbadaseretiradela luzdela lunaysedesvaneceentre lassombrasdemanerapaulatina.Ahora loves, ahorano.Seldomse convierte enNeverSeen,«elNuncaVisto».Bonnieylosdemássequitanlasmochilas.Ellaabrelacremalleradelbolsillolateralysacaunabolsallenadesumezclapersonaldepasas,nueces,M&M’sy pipas de girasol. Doc mastica una tira de cecina. Hayduke permanece de pie yespera,mirando fijamente a Smith. Se descuelga el rifle, y apoya sobre su bota laculatadeplástico.

—¿Porquélapistola?—susurraBonnie.—¿Esto?—Haydukelamira—.Esunrifle.—Sonríe—.Éstasíqueesmipistola.—Noseasvulgar.—Entoncesnohagaspreguntastontas.—¿Porquéhastraídoesapistola?Docintervienecomomoderador:—Bueno,bueno,bajemoslavoz.Durantemásomenosunminutosequedanensilencio,escuchando.Eneldesierto,aunadistanciaindefinida,unbúhoreclama.Unavez.Elgranbúho

cornudo.Oyenunsegundoreclamo.—¿Dosululatos?—diceBonnie—.¿Quésignificaeso?Nomeacuerdo.—Espera…Denuevo,desdelejos,onotanlejosperodesdeunadirecciónopuesta, llegael

sonidodeotrogranbúhocornudo,queululaconsuavidadenlanochebajolaluzdelaluna.Elsegundobúhoreclamatresveces.Significapeligro,enguardia;significasocorro,problemas,necesitoayuda.Oenel lenguajede losbúhos:eh, tú,pequeñoconejitoqueseescondetraslosarbustos,séqueestásahí,túsabesqueyoestoyaquíyambossabemosquetuculoesmío.Ven.

¿Qué reclamo es verdadero? ¿Cuál es falso? ¿Ninguno? ¿Ambos? No teníanplaneadoquehubieraululatosreales.

Unrumordepasosligerossobrelaroca.SeldomSeenemergedelaluz.Conlosojosbrillantes,dientes,orejas,piel,cabello,respirandoligeramentemásfuertedelonormal,diceenvozmuybaja:

—Vámonos.

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Suenancrujidoscuandosevuelvenaponerlasmochilas.—¿Quéhasvisto?—preguntaHayduke.—Los deBúsqueda yRescate están por todas partes y no van a esperar a que

salgaelsolparaveniraencontrarnos.Hevistoaseisdeellosenlacarreteraynosécuántos más vienen en ese maldito helicóptero infernal de ahí arriba. Todos loshombresquehevistotienenunaescopetaounacarabinayllevanpequeñoswalkie-talkiesyseestándesperdigandopara formarunaescaramuza.Comosibatieran losarbustosenbuscadeconejos.

—Nosotrossomoslosconejos.—Somos los conejos. No podemos volver a la carretera, así que vamos e

encontraruncaminoqueatravieseestebarranco.Seguidme.Smith retrocede una corta distancia por el camino por el que habían venido,

encuentraunapendienteenelbarrancoydesaparece.Losotros,conHaydukeenlaretaguardia,desciendentambiényencuentranaSmithmásadelanteenlacañadadearena,queestádejandorastro.Nosepuedeevitar.Acadaunodelosladoslasparedessoncasiperpendicularesytienendeveinteacuarentapiesdealto.Dantrompiconesentrelassombrassiguiendoaciegasasuguía.

Después de un rato Smith encuentra una abertura en la pared, el cauce de unafluente.Vancaucearribaporlaarenasecayalcabodecienyardasencuentranunasalida, una colina inclinada de piedra en el interior de una curva. Trepan comomonos, ayudados de pies ymanos, Doc resoplando un poco, y llegan a una zonaabierta iluminada por la luna. Smith toma dirección noreste, hacia el contornonítidamentedefinidodeunaslomasypicos.Caminacomoloshombresanterioresalaguerra y los indios de antaño que no iban en camioneta, corriendo con zancadaslargasyconstantes,conlospiesapuntandohaciael frente,perfectamenteparalelos.Losdemásseapresuranparaseguirelritmo.

—¿Cuántos…cañoncitosmás…quedancomoeste?—diceBonnie jadeando—.Desdeaquíy…osea…¿haciadóndeestamosyendo?

—Setentaycinco,talvezdoscientos.Ahorraelaliento,cielo.La larga caminata ya ha empezado. Cada cien pasos o así Smith se detiene a

mirar,aoír,acomprobarlascorrientesdeaire,asentirlasvibraciones.Hayduke,alfinaldelafila,siguesuritmo,alternalasparadasdeSmithconlassuyasysedetienecuandolosdemáscaminanparadarunaojeadaextraasualrededor.Estápensandoenaquelhelicóptero:québuengolpedaría.Ojalápudieraescabullirsemediahora.

Hayduke se queda atrás al parar para vaciar la vejiga. Absorto y complacido,contempla con gusto el constante tamborileo sobre la piedra. La Schlitz purificadaque brilla bajo la luna. Gracias a Dios que soy un hombre. La roca es plana. Sesalpicalasbotas.Sacudeparaintentarquecaigaesaúltimagotaqueinevitablementele chorreará por la pierna de todas maneras. Está a punto de recoger y cerrar la

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cremalleracuandooyeunsonido.Unruidoexterior,ajenoalapazdeldesierto.Unoschasquidosmetálicos.

Un potente rayo de luz barre la superficie de arenisca —¿desde un foco delhelicóptero?— que atraviesa a Smith y a Abbzug. Por un momento se quedanhelados,clavadosconaquellalanzablanca,yempiezanacorrerentrelosenebros.Elhazde luz los sigue, los atrapa, lospierde, atrapaaDocSarvisque sehaquedadorezagado.

Hayduke saca su revólver. Se arrodilla, se sujeta la mano del arma con laizquierdayapuntahacialaluzgiratoria.Disparos.Laráfagadestructoradelabocadelapistola lodejaaturdidounsegundo,comosiempre.Objetivofallidotambién,porsupuesto.La luz incorpórea, comoungranojoquedeslumbra, vuelve enbuscadeHayduke, que dispara y vuelve a fallar.Debería descolgarse el rifle, pero no tienetiempo.Estáapuntodedispararsutercertirocuandolaluzdesaparece.Quienquieraque laestuvieradirigiendosehadadocuentaderepentedequeestámuycercadelobjetivo.Queéleselobjetivo.

Haydukecorrecontorpezadetrásdelosdemás,conlaenormemochilasobrelaespalda.Deatrásvieneelsonidodepasosquecorren,gritos,unespasmodedisparossimbólicos.Haydukededetieneeltiemposuficientecomoparatirartresvecesmás,sinapuntarhacianadaenparticular;bajolaluzimprecisaytraicioneradelalunanove que haya nada particular a lo que poder disparar, e incluso, si lo hubiera, noatinaría con ese cañón agitándose en su mano. Pero el ruido ralentiza a losperseguidoresy leshacesermásprudentes.Losgritossedifuminan;elequipoestáocupado con sus radios. Las transmisiones codificadas atestan el aire, las vocesnerviosassecontrarrestanentreellas.

Hayduke corre con la incómoda carga sobre la espalda y alcanza a Doc, queresoplacomounmotordevapormuypordetrásdeSmithyAbbzug,queahorasonfiguras borrosas que suben trotando por la pendiente. Hayduke ve que se handespojado de sus grandes mochilas. En la retaguardia se reanudan los gritos, lasórdenes, las instrucciones, los golpes de las botas corriendo. El foco está enmovimientootravez.Dosfocos.

—Tenemosque…tirarlasmochilas—lediceaDoc.—¡Sí,sí!—Aquíno,espera.Alcanzanelbordedeotrocañónincipiente,eltípicotajoenlapiedraderocade

areniscaconparedessobresalientesysueloinaccesible:unagrietademasiadoanchaparasaltarlaydemasiadoprofundaparadescenderla.

—Poraquí—diceHaydukeparándose.Docsedetienetrasél,soplandocomouncaballo.—Las arrojaremos por aquí —añade Hayduke— bajo esta pared. Más tarde

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regresaremosparacogerlas.Sequitalamochila,sacaunacuerdaenrollada,luegobuscamásadentrolacajade

munición del rifle. No la encuentra inmediatamente debido a las sesenta libras depeso de otros materiales que abarrotan el bolsillo. El sonido de la persecución seacerca,laspesadasbotasestáncorriendo.Demasiadocerca.Haydukebajalamochilayelarmazónporelborde,allávan:caendesdequincepiesdealturasobrealgoduro.¡Clone! Su preciosaKelty nueva.Apego a los bienesmateriales. ¡Sí! Se cuelga elrollodecuerdacruzadoporlaespaldayllevaelrifleenlamano.

—Dateprisa,Doc.DocSarvisestáluchandoconalgodesumochilaeintentasacarunabolsadepiel

negraqueestáatascadaenelcentro.—Vamos,¡vamos!¿Quéestáshaciendo?—Unmomento,George.Tengoquesacarmi…bolsadeaquí.—¡Tírala!—Nopuedoirmesinlabolsa,George.—¿Peroquécoñoes?—Mimaletínmédico.—PorDiossanto,nonecesitamoseso.Vamos.—Unmomento.Docsacaporfinlacarterayarrojaelrestodelamochilaporelborde.—Estoylisto.Haydukemirahaciaatrás.Unassombrascorreteanpor la roca, revoloteanentre

los enebros, se aproximan con rapidez. ¿A qué distancia? ¿A cien, doscientas,trescientasyardas?Bajola locuradela luzdela lunaapenassepuedeadivinar.Unfocoportátilsemuevevelozconsuhazbrillantebuscandosupresa.

—Huye,Doc.Correnpesadamenteporel suelopedregosopordondevislumbraronporúltima

vezaBonnieyaSmith.Ylosencuentranesperandoalotrolado.Llevanconsigosólounpardecantimploras.

—Estánjustodetrás—gritaHaydukeentrecortadamente—,seguid.Todoscontinúansindecirniunapalabra.Smithseapartaparacorreral ladode

Hayduke.—George —le dice—, usemos la cuerda… antes de que… quedemos…

atrapados.—Deacuerdo.Docseretrasadenuevo,respirandocondificultad,conlacarteraquegolpeasu

tobilloacadapaso.Bonnielaagarrayprosigue.Correnalolargodelfilodelpequeñocañón.Haydukebuscaunárbol,unamata,

unaroca,unaprotuberanciadepiedra,cualquierclasedesalienteporelquepasarla

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cuerda alrededor.Hora de descender en rappel, de nuevo. Pero no se ve nada quepuedanutilizar.¿Quéprofundidadhabrá?¿Diezpies?¿Treinta?¿Cien?

Haydukeseparaenunpuntoenelquelaparednisobresaleniesvertical,sinoqueseabultahaciafuera,inclinándoseunpoco,nomucho,haciaelfondo.Abajohayoscuridadysilencio,apenassepercibenlasformasdelosarbustosyenebros.

—Poraquí.Desenrolla la cuerda, la sacude y, cuando Doc y Bonnie se acercan, jadeando

desesperadamente,conlacaracoloradaybrillantedesudor,losestrechasindecirunapalabraenungranabrazo,mientraspasaunextremodelacuerdaalrededordeellosylaatademaneraceñidaconunnudobolinanocorredizo.

—¿Yahoraqué?—preguntaBonnie.—Vamosabajarelcañón.Docytúprimero.Bonniemiraporelborde.—Túestásloco.—No te preocupes, estáis amarrados.No os pasará nada. Seldom, échame una

mano.Muybien,ahívais.Bajadporelborde.—Nosvamosamatar.—No.Os tenemos sujetos. Bajad por el borde. Inclinaos hacia atrás. Inclinaos

haciaatrás,malditasea.Losdos.Mantenedlospiespegadosalaroca.Esoes,asíestámejor.Ahoracaminadhaciaatrás,deespaldas.Nointentéisarrastraros,nosepuede.Ynoagarréislacuerdatanfuerte,esonoayuda.Inclinaos.¡Queosinclinéis,joder,que si no os mato! Pies pegados a la roca. Usad la cuerda sólo para mantener elequilibrio.Caminadhaciaabajo.Fácil,¿loveis?Asíestámejor.Seguid.Seguid.Mecagoenlaputa.Vale.Bien.¿Dóndeestáis?¿Estáisabajo?

Quejidosapagadosprocedentesdelassombrasdeabajo.Chasquidosdearbustos,marañadepiesenzarzados.

Haydukemiradetenidamentehacialapenumbra.—Desataelnudo,Bonnie.Dejalacuerdasuelta.¡Deprisa!Lacuerdaseafloja.Lasube.—Muybien,Seldom.Tuturno.—¿Cómovasabajartú,George?¿Quiéntevaaagarrar?—Bajaré,notepreocupes.—¿Cómo?Smithsepreparaparadescendercolocando lacuerdadobleentre laspiernas, la

pasaporunlateralylacruzahaciaelhombroopuesto.—Yaloverás.Haydukesedescuelgaelrifle.—Bájameesto.Esperaunmomento.Mira hacia el camino por el que han llegado para intentar localizar a sus

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perseguidores.La pálida luz de la luna se dispersa débilmente sobre la piedra y laarena,sobreenebros,yucasyarbustos,ysobrelosprecipiciosquehaymásallá,conuna iluminación furtivayengañosa.Sepuedenoírvocesdehombresyel ruidodegrandespisadassobrelaarenisca.

—¿Losves,Seldom?Smithmira en lamisma dirección entrecerrando los ojos para protegerse de la

luna.—Veoadosdeellos,George.Ydetráshaytresmás.—Deberíahacersonarotrodisparopararalentizarlosotravez.—Nolohagas,George.—Sacarles a esos cristianos el santo que llevan dentro. Que sientan en sus

entrañaselmiedoaRudolfHayduke.Undisparoderiflelesharíapararseapensar.—Dameelrifle,George.—Dispararésobrelascabezasdeesoshijosdeputa.—Seríamássegurosilesapuntarasaellos.—Esos hijos de puta nos estaban disparando. Disparaban para matarnos o

malherirnos.Smith retira con cuidado el rifle de las manos de Hayduke y se lo cuelga del

hombroquetienelibre.—Sostenme,George.Seponedeespaldasalborde.—Compruebalasujeción,George.Hayduketensalacuerda,colocalospiesenelsueloylacuerdaalrededordela

cadera.—Deacuerdo.Estásasegurado.Smithbajadeespaldasporelbordeydesaparece.Haydukeagarralacuerdacon

ligereza mientras Smith baja rápidamente por la pendiente. El peso de Smith setransmite a través de la cuerda hacia la pelvis y las piernas de Hayduke, que losoportan.En unmomento siente que la cuerda se afloja; la voz de Smith se elevadesdelaoscuridaddeabajo.

—Vale,George,yamehedesatado.Haydukemira hacia atrás.El enemigo se estámoviendomás cerca.Y ahora el

focoportátilestáencendidoyelhazdeslumbrantesedirigederepentehaciaél.Puramalasuerte.Nohayescapatoria.

Nohaydóndeir.Nadamásqueaireporelquedescender.—¿Quéalturahay?—preguntaHaydukeconvozronca.—Unostreintapies,creo—contestaSmith.Haydukedejaquelacuerda,queahoraleresultainútil,caigaporelcañón.Elhazde luzhaceunbarridosobreél,pasapordelante.Unanuevaojeadapor

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partedeldeslumbranteojodeCíclope.ElhazsedetieneconbrusquedadysequedafijosobrelafiguraencuclillasdeHayduke,abrasándolelosojos,cegándolo.

—Eh, tú —grita alguien; una voz vagamente familiar, amplificadamajestuosamente por unmegáfono—.Quédate ahí.No hagas un solomovimiento,hijo.

Hayduke se tira al suelo boca abajo al borde de la roca.La luz sigue sobre él.Algo cruel, silencioso, veloz como un rayo, puntiagudo como una aguja y afiladocomounaserpienteazotalamangadesucamisa,yhacequeescuezalacarnequehaydebajo.Desenfundalapistola;laluzseva.Enesemismoinstanteoyeelestruendodeunsegundotiroderifle.Yalesteelestruendodelamanecer.

—¿Hayunenebrodebajodemí?—preguntaalosdemás.—Sí—respondelavozcálidayacogedoradeSmith—,peroyonolointentaría

si…Suspalabrassedebilitanporladuda.Haydukeenfundaelrevólverysearrastrabocaabajoporelborde,mirandohacia

la pared y sintiendo la curvatura rígida y fresca de piedra contra su pecho y susmuslos. Por un momento se cuelga del último lugar donde es posible agarrarse.Descensoporfricción—piensa—loquellamanunputodescensoporfricción.Mirahaciaabajoyloúnicoquevesonsombras,peronoelfondo.

—Cambiode idea—dicedesesperadamente,demanera inaudible (perdiendoelagarre),sinhablaranadieenparticular(yquiénloibaaoír)—.Novoyahaceresto.Esunalocura.

Perosusmanossudorosassonmássensatas.Lodejancaer.¡Abajo!,grita.Creequegrita.Laspalabrasnosalenjamásdesuboca.—Estoyenello.

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UnpotenterayodeluzbarrelasuperficiedeareniscaqueatraviesaaSmithyaAbbzug.Porunmomentosequedanhelados,clavadosconaquellalanzablanca,yempiezanacorrerentrelosenebros.

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E28.Elambientesecaldea:continúalapersecución

stebuitreplaneasobreLasAletas,latierradeStandingRocks.Planearessuvida, lamuerteessucena.Malignocarroñerodelosmuertosymoribundos,negroynauseabundo,sucabezarojacalvaydesplumada—lamásapropiada

para introducir su ansioso pico en las entrañas de su presa— se alimenta deputrefacción.Cathartes aura, su nombre en latín, deriva del griego katharsis, quesignifica«purificación»,ydeaura,palabragriegaparaaire, emanaciónovapor.Elpurificadoretéreo.

Avedelsol.Elcontemplativo.Elúnicopájarofilósofoqueseconoce,deahísuserenaeinsufribleplacidez.Mientrassemececonligerezaconsusalasnegrascomoel carbón, observa una libélula metálica que rastrea una y otra vez, de manerametódica, Las Aletas, por encima de Standing Rocks, provocando un ruidoinadecuadoyviolento.

El buitre vuela más alto trazando círculos e inclina su cabeza arrugada paraobservar conmayor interés, desde tresmil pies de altura, elmovimiento de cuatrobípedosminúsculossinalasquecorretean,comoratonesdentrodeun laberintosin

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techo, por un pasillo serpenteante entre altísimas paredes rojas de piedra.Sigilosamente,secobijandesombraensombra,comosilaarenaestuvierademasiadocalienteparasuspies,comosiseescondierandelasllamaradasdelsolodeotrosojosquerastreandesdeelcielo.

Hayalgomustioydubitativoenelmododeandardedosdeesascriaturasquelesugierealbuitrelaideadealmuerzo,queleevocaelrecuerdodelacarne.Apesardequeloscuatroparecenseguirvivosyactivos,esunaverdadbiensabidaquedondehay vida hay también muerte, es decir, esperanza. Vuelve a dar círculos para vermejor.

Peroyasehanido.—No sabía que pudieran volar con esas malditas máquinas por un cañón tan

pequeño comoeste—dice—; esmás, debería existir una leyque lo prohibiera.Esmaloparaelsistemanervioso.Mecrispalosnervios.

—Tengohambre—diceella—ymeduelenlospies.—Comolovuelvanaintentarlostumbo—diceHayduke.Sostiene el rifle con los brazos. Bendita arma. La culata de madera de nogal,

brillanteporelsudor,pulidaamano;lamiratelescópicaazulgrisácea;elcerrojo,larecámara y el cañón que brillan con suavidad.Gatillo, guardamontes, empuñaduradiamantada, la rigurosa precisión de acción al abrir el cerrojo; revisa la cámara decompresión,lacierradegolpeyaprietaelgatillo.¡Clac!Cámaravacía;sietebalasenlarecámara.

—Tengosed,hambre,meduelenlospiesymeaburro.Estoyanoesdivertido.—Bueno,yosóloesperoquenohayanencontradonuestrorastro.¿Puedenbajar

esacosahastaaquí?Smith,quesehaquitadoelsombreroytieneelpeloaplastadoporelsudor,mira

desdedebajodel saliente, desde la sombra,hacia el calordeslumbrantey lapiedraquemadaporelsoldelasparedesrojaseinclinadasdeldesfiladero.

—Porque pienso que si pueden bajar tenemos que encontrar otro agujero conrapidez.Quizásconmucharapidez.—Sesecalacara,brillanteysinafeitar,conunpañuelorojoqueestáyaoscuroygrasientoporelsudor—.¿Quéteparece,George?

—Poraquíno.Pero talvezarribadelcañón,despuésde lacurva.Odebajodelcañón. Estos cabrones podrían estar ahora acercándose sigilosamente. Con susescopetascargadasconcartuchosdeplomo.

—Siesquenoshanvisto.—Nosvieron.Ysino,nosveránlapróximavez.—¿Cuántoshombrescabendentrodeeso?—Tres,enesemodeloconcreto.—Nosotrossomoscuatro.Haydukesonríeconamargura:

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—Sí, cuatro.Conunapistolayun rifle.—Sevuelvehacia el somnolientoDocSarvis—.AmenosqueDoclleveunapistolaensubolsa.

Docgruñe,unarespuestavagaperonegativa.—Quizás—añade Hayduke—, les podamos disparar con una de las agujas de

Doc.MeterlesacadaunounpinchazodeDemerolenelculo.Se frota losmiembrosmagullados y los arañazos con las palmas de lasmanos

laceradas.—Túereselquenecesitaotropinchazo—diceBonnie.—Ahorano—respondeHayduke—.Esomeatontademasiado.Ahoratengoque

estardespierto.Pausa.—Detodasformas,quéosapostáisaque,sinoshanvisto,hanavisadoalequipo

porradio.Todoelgrupoalcompletoestaráviniendohaciaacáenunahora.Otrapausa.—Tenemosquemarcharnosdeaquí.—Sepasaelarmadelantebrazoalamano

derecha—.Nopodemosesperaraquesepongaelsol.—Llevaréyoelrifleunrato—diceSmith.—Losigollevandoyo.—¿Cómoteencuentras?—preguntaBonnieaHayduke.Haydukemurmuraalgocomorespuesta.Mientras,lapropiaBonniepareceestar

al borde de la deshidratación.Tiene la cara roja, empapada en sudor, lamirada unpocoperdida.PerotienemejoraspectoqueelmaltrechoHayduke,conlaropahechajirones y los codos y rodillas vendados que hacen que parezca, cuando anda, unhombreprefabricado,elmonstruocreadoporeldoctorSarvis.

—George—diceella—,dejaquetepincheotravez.—No—dicemodificandoelgruñido—.Ahorano.Esperaaqueencontremosun

agujeromejor.—MiraaDoc—.¿Doc?No responde; el doctor está tumbado boca arriba con los ojos cerrados en la

esquinamásprofundayfrescadelhuecoquehaybajoelprecipicio.—Dejaquedescanse—diceella.—Deberíamosirnos.—Déjalodiezminutosmás.HaydukemiraaSmith.Smithasiente.Amboslevantanlavistahacialaestrecha

franjaazulentrelasparedesdelcañón.Elsolllegaalpuntomásaltodelmediodía.Volutasylíneasdevaporcuelgansobrelasuperficiecaliente.Unodeestosdíasvaallover.Unodeestosdíatienequellover.

—No estoy dormido —dice Doc con los ojos cerrados—. Me levanto en unminuto.—Suspira—.Háblanosdelaguerra,George.

—¿Quéguerra?

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—Latuya.—¿Esa guerra? —Hayduke sonríe—. No vais a querer oír todo eso. Seldom,

¿dóndeestamos,detodasmaneras?—Bueno,noestoyseguro.Pero, siestamosenelcañónquecreo,entoncesnos

encontramosenmediodeloquellamanLasAletas.—PensabaqueestábamosenelLaberinto—diceBonnie.—Todavíano.ElLaberintoesdiferente.—¿Porqué?—Espeor.—Esaguerra—diceGeorgeHaydukeanadieenparticularyatodosengeneral—

la quieren olvidar. Pero no voy a dejarles. Nunca voy a dejar que esos cabronesolvidenlaguerra.

Hablacomoalguienquesueña,unsonámbuloquenohablaconsigomismoconelsilenciopétreodeldesierto.

—Nunca—repite.Silencio.—Nunca.Losdemásesperan.CuandoHaydukedejadehablar,BonniepreguntaaSmith:—¿Creesqueencontraremosagua?¿Pronto?—Bonnie,cielo,ahoranoestádemasiadolejos.Encontraremosaguaenalgunos

lugaresdeahíarriba.Ysino,latenemosesperándonosenlapartesombríadeLizardRock.Aguaycomida.

—¿Quédistanciahay?—¿Hastadónde?—¿QuédistanciahayhastaLizardRock?—Bueno, si quieres saberlo enmillas, es difícil de decir por lamanera en que

estoscañonesserpentean.Además,noestoytotalmentesegurodequepodamossalirde este cañón por el otro extremo porque a lo mejor está cortado. Puede quetengamos que dar un pocomarcha atrás para intentar encontrar una salida por loslaterales.

—¿Llegaremosestanoche?—No—diceHayduke,mirandofijamentealaarenaentresusrodillasgruesasy

blancas,cubiertasporcapasdegasamugrienta—.Nunca.—Serasca laentrepierna—.Nunca.

Smithestáen silencio.Bonnie lomira, esperandouna respuesta.Élentorna losojos,frunceelceño,haceunamueca,serascaelcuelloquemadoporelsolyalzalosojoshacialapareddelcañón.

—Pues…—dice.Seoyeelpiardeunpájaro.—¿Qué?

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—Quenoquieromentirte,Bonnie.—Puesnolohagas.—Novamosallegarestanoche.—Yaveo.—Quizásmañanaporlanoche.—Pero,¿encontraremosagua?Pronto,quierodecir.Enestecañón.Smithserelajaunpoco.—Muyprobablemente—leofrece sucantimplora—.Tomaunoscuantos tragos

deaquí.Quedamucha.—No,gracias.—Adelante.Desenroscaeltapónyselaponeenlasmanos.Bonniebebeyseladevuelve.—Deberíamosdehaberconservadolasmochilas.—Puede —dice Smith—. Y si lo hubiéramos hecho ahora podríamos estar

también en la nevera del reverendo Love de FryCanyon, esperando el furgón delsheriff.YLove,eselocohijodeperra,habríadadounpasomáshacialamansióndelgobernador,comosiesehijodeputaqueestáahoradentroyqueestávendiendoelterritorioilegalmentelomásrápidoquepuedenohubierahechoyasuficientedaño.

—¿Aquéterefieres?—AqueesagentecomoLoveyelgobernadornotienenconciencia.Venderíana

suspropiasmadresaExxon&PeabodyCoal sipensaranquepuedensacardinero;entregaríanalaspobresseñorasacambiodepetróleo.Esossonlaclasedetiposquetenemosdirigiendoesteestado,cielo:cristianos,tíoscomoyo.

—Sóloquenolesdejaremos—murmuraHayduke—,nolesdejaré.Smithseempiezaamoverycogesusombrero.—Tenemosquelevantarnos,amigos,yponernosenmarchahaciaelnorte.—Fuiunprisionerodeguerra—murmuraHayduke.Docabrelosojosunmomentoysuspira.—Fui prisionero del Vietcong —Hayduke continúa—. Catorce meses en la

jungla, siempre de aquí para allá. Me encadenaban a un árbol de noche exceptocuandoveíanaviones.Yosuponíamayorpeligroparaesospequeñosorientalesqueuncorresponsaldeprensafrancés.Mealimentabadearrozmohoso,serpientes,ratas,gatos, perros, lianas, brotes de bambú o de cualquier cosa que encontráramos. Erainclusopeordeloqueellosmismoscomían.Catorcemeses.Yoeralaunidadmédicadeesosbastardosamarillos.CuandoveníanlosB-52nosabrazábamosdentrodelosbúnkeres,encogidosunossobreotroscomosi fuéramosunosputosgatitos.Parecíaqueservíaparaamortiguar los impactos.Siemprenosavisabancuandoveníanperonunca los oíamos de lo alto que volaban. Sólo las bombas. Nosotros estábamos adiez,avecesveintepiesdeprofundidad,peroluegosiemprehabíachicoscorriendo

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porallíconsangrequelessalíaporlasorejasporlaconmocióncerebral.Algunossevolvían locos.Niños, lamayoríadeellos.Adolescentes.Queríanque losayudaraaplanearsusataques.Cargasexplosivasycosasporelestilo.Yoquería,peronopodíahacerlo. Eso no. Así que me hicieron encargado de primeros auxilios. Menudoencargado de primeros auxilios. Estaba enfermo la mitad del tiempo. Una vez vicómoderribabanaunhelicópteroconunadeesasballestasdeacerodeveintepiesqueharíanapartirdehelicópterosabatidos.Todosvitorearoncuandoelhijodeputaseestrelló.Yoqueríaanimarmeamimismo.Perotampocopude.Esanochehicimosunafiesta,racionesCyBudweiserparamiyparatodoslos«Charlies».Lasalubiasconjamónlessentaronmal.Despuésdecatorcemesesmeecharon:dijeronqueeraunacargaparaellos.Esos robotscomunistasenanosydesagradecidos.Dijeronquecomíademasiado.Dijeronqueañorabamicasa.Yeraverdad.Todaslasnochesmesentabaenaquellaselvapodriday,mientrasjugabaconmicadena,enloúnicoquepodíapensareraenmihogar.Ynome refieroaTucson.Teníaquepensarenalgolimpio y decente ome volvía loco, así que pensaba en los cañones. Pensaba en eldesiertodelaCostadelGolfo.Pensabaenlasmontañas,desdeFlagstaffhastaWindRivers.Entoncesmesoltaron.DespuésvinieronseismesesensalasdelPsiquiátricodel ejército:Manila,Honolulú, Seattle.Mis padres necesitaron dos abogados y unsenadorparapodersacarme.Elejércitopensabaquenoestabapreparadoparallevarunavidadecivil.¿Estoyloco,Doc?

—Totalmente—contesta Doc—.Un demente psicópata como no he visto otroigual.

—Tambiénrecibounapensión.Veinticincoporcientodediscapacidad.Chalado.Unlocoderemate.Encasademiviejotienenqueestaresperandoaqueregresealmenos una docena de cheques. En el ejército no querían dejar que me marchara.Decían que tenían que procesarme y rehabilitarme.Dijeron que no podía llevar lainsigniadelabanderadeVietcongenmiboinaverde.Alfinallopilléydijeloquesesuponía que debía decir, el senador movió hilos en el Pentágono y más o menoscuando estábamos listos para el juicio dejaron que me fuera. Me dieron el altamédica.Ellosqueríanjuzgarmeenunconsejodeguerraperomimadrenolotoleró.En cualquier caso, cuando por fin me liberaron de esos hospitales-cárceles y meenterédequeeneloesteestabanintentandohacerlomismoqueyahabíanhechoeneseestado,mevolvílocootravez.—Haydukesonríecomounleón—.Asíqueaquíestoy.

Silencio.Unsilencioabsoluto.Demasiadoclaro,demasiadotranquilo,demasiadoperfecto.SeldomSeencambiasuhabitualposiciónencuclillasyseponederodillascon lagranorejapegada al suelo.Bonnie abre laboca; él levantaunamanocomoadvertencia.Losdemásesperan.

—¿Quéhasoído?

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—Nada…—Mirafijamentehaciaarribadelcañón,alcielo—.Peroestoysegurodequehesentidoalgo.

—¿Comoqué?—Nolosé.Algo,simplemente.Levantemoselcampoyvayámonosdeaquí.Doc,quetodavíaestátumbadoenlaesquinamásfrescadelasombra,suspiraotra

vezydice:—Oigounkoto.Unkoto,unaflautadebambúyuntambor.Porallí,enelcorazón

deldesierto.Bajounenebrocentenario.Los izum-kaiestántocandoharu-no-kyoku,nomuybien.—Sesecasuampliaysudorosafisonomíaconunpañuelo—.Peroconabsolutadespreocupación.Esdecir,comomerecenlaocasiónyellugar.

—Docestácolapsado—explicaBonnie.—Eselcalor—diceDoc.Smithmirahaciaelcañón.—Serámejorquecaminemos,amigos.SecuelgalacantimploradeunhombroylacuerdaenrolladadeHaydukedelotro.Todos se levantan, el último Doc, con su preciada bolsa negra, y se ponen a

caminar arrastrándose por la luz deslumbrante, en el mediodía abrasador, bajo elrugido implacabledel sol.Smithvaal frenteen la subidaporelcañón,caminandosobre piedra cuando es posible. Hay poca sombra, a pesar de que las paredes delcañón tienen cientos de pies de altura y amenudo presentan salientes.Demasiadoárido para los álamos. Las únicas plantas que se ven son unamata de datura conflores marchitas, un pino piñonero muerto, algunos arbustos y líquenes sobre lasrocas.

Elcañónsecurvahacialaderechayasciendegradualmentehacia—esoesperan— unmanantial escondido, una filtración desconocida por la que el agua rezume,frescaaunquealcalina,delosporosdelapiedradeareniscayqueluegocorraatravésde jardines colgantes de hiedra, aquilegia, lycophita y mimulus hacia un lugaraccesible.Hastaunpitorrodeunalatadeestaño,hasta labocadeunacantimplora.Anhelaneltintineodelasgotasdeaguacuandocaen,elsonidomásdulcedetodosenestepasillosobrecalentadodeparedesrojasgigantes.

Smithseñalahaciaunhuecoenelmurodelcañón,cincuentapiesporencimadesuscabezas.Separanylomiranconatención.

—Yonoveonada—diceBonnie.—Cielo,¿novesesaparedconunasvigasquesobresalenyunagujeritocuadrado

enmedio?—¿Esunaventana?—Más bien una puerta.Una de esas puertas por las que para pasar tienes que

ponerteacuatropatas.Estánmirandolosrestosdeunaviviendaanasazi[28],abandonadahacesetecientos

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añosperobienconservadaenlaaridezdeldesierto.Allí,enlacueva,esperanpolvoyvasijas, mazorcas quemadas y techos ennegrecidos por el humo y huesos muyantiguos.

Loscuatrodeambulanporloslechosinclinadosdearenisca,atravésdelasrocasylagravilladelcaucedelríoseco,atravésdelaarenainfinita,atravésdelcalor.

—Quizás allí es donde yo debería vivir —reflexiona Hayduke en voz alta—.Arriba,enesacueva,conlosfantasmas.

—Noesmiestilodevida—diceSmith.Nadieresponde.Todossiguencaminandocondificultad.—Losgranjerosnuncafueronnecesarios—continúaSmith.Caminaycamina.—Yeso incluye a los cultivadores demelones.Antes de que se inventaran las

granjas éramos todos cazadoresoganaderos.Vivíamos al aire librey cadahombreposeía al menos diez millas cuadradas. Luego inventaron la agricultura y la razahumanadioungranpasohaciaatrás.Decazadoresy rancherosagranjeros, fueunenormedescenso.Ylopeorestáporllegar.NoesdeextrañarqueCaínmataraaeserecolectordetomatesqueeraAbel.Esehijodeperraselabuscóporloquehizo.

—Tonterías—refunfuñaDoc,perotienedemasiadasedyestádemasiadocansadoydemasiadoresignadocomoparapronunciarsufamosodiscursosobrelacivilizaciónyelnacimientodelarazón(¡oh,excepcionalesydulcesfloresdelahistoria!).

Ningúnsonidosalvoeldelosochopiesarrastrándose.—Aquíhayarenahúmeda—diceSmith—.Ahíarribahayagua,enalgúnlugar.Daunavuelta,alfrentedelacolumna,porlaarenareveladorayporencimadeun

montónderocas,ypasapordelantedelabocadeuncañónlateral.Hayduke,alaretaguardia,sedetieneparamirardentrodelabifurcaciónlateral.

Es estrecha y sinuosa, de suelo plano y arenoso desprovisto de cualquier tipo devegetacióny tieneparedesperpendicularesquese levantanquinientospieshaciaelcielo,pareceelrecibidordellaberintodelMinotauro.Arriba,elcielosereduceaunafranjaestrechaazulnubladaqueterminacuandolasparedessecurvan.

—¿Dóndevaéste?—pregunta.Smithsedetieneymirahaciaatrás.—AalgúnlugardeLasAletas.Estodoloquepuedodecirte.—¿Noesallídóndequeremosir?—Sí, pero este cañón esmuchomayor, tambiéndebe conducir allí y no es tan

probable que nos quedemos encajados en él. Si no me equivoco, ese pequeñobarranco es un cajón, he visto unos pocos así. Una trampa sin salida, seguro. Sicaminasdoscientasyardasporélmeapuestoloqueseaquellegasaunapendientedecienpies.

Hayduke duda mientras mira el cañón lateral y el sofocante calor y los giros

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serpenteantesdelcañóngrande.—Alomejorenestetambién.—A lomejor—dice Smith—, pero este esmás grande y además nos lleva al

agua.—¿Porquéestástanseguro?SeldomSeenalzasunarizaguileñahacialascorrientesdeaire.—Porquelahuelo.Señaladenuevolasuaveextensióndearenahúmedacercadelaconfluenciade

losdoscañones.—Lamayorpartedeesafiltraciónvienedeestaparte.—Podríamoscavarenbuscadelaguaaquímismo—sugiereHayduke.—Deahí sacaríasmuypoca.Quizássuficientecomoparadarun trago.Pero te

pasarías una hora cavando. Hay agua superficial en esta dirección. La huelo y lasiento.

—Vamos,George—diceBonnie—,sinoconseguimosaguaprontocreoqueDocvaadesplomarse.Yyoconél.

Agua.Enloúnicoquepuedenpensaresenagua.Aunqueestánrodeadosdeella.Gruesasnubesmontañosascargadasdelluviaenformadevaporcuelganporencimadesuscabezas.Cargamentosdeagua.SobrelasllanurasdelasmesetasatresmilpiesenLand’sEndyporencimadetodalatierradeloscañonesflotannubesgrandesydensasquearrastranserpentinasdelluvia,aunqueesciertoqueseevaporanantesdellegaralatierra.Dosmilpiesmásabajoytansóloaunascuantasmillasdedistancia,mientrasunpájarovuelaporlazanjadeCataractCanyon,elríoVerdeyelColoradoviertendemaneracomúnsusaguasenlosrápidos,rugiendoatoneladasporsegundo,suficiente aguapara saciar toda la sedypara ahogar cualquierpesar.Si sepudieraalcanzar.

Hayduke cede anteSmithy ante la razón.Labanda siguehaciadelante, por larocay losguijarros, la arenay lagrava, las terrazasde arenisca lisay resbaladiza.Pasanporotracurvapronunciadadelcañón.Smithsedetieneparamirar.Losdemásseapiñandetrásdeél.

Trescientasyardasmásadelante,enlasiguientecurvadelcañón,venunmontónde pedruscos, tan grandes como casas, amontonados en el suelo del cañón en undesordencaótico.Enlaotrapartedeesecúmuloderocas,aunnivelmásaltoentrelapenumbra (aquí lasparedesson tanaltasquecuandopasandoshorasdelmediodíalosrayosdelsolno lleganal fondo),seencuentraunestupendoálamodeunverdesuavequeesevidentequeestávivo.Enestelaberintorojoeseeselárboldelavida.Brotesdeálamos,de saucesyde tamariscos, con suspenachos lavandaocultanuncursodeaguaqueseencuentramásadelante.Unatímidafraganciaflotaenelaire.Laluzenelcañón,aunqueindirecta,esdoradaycálida,reflejadayrefractadadesdela

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partealtadelasparedesmonolíticas,donderevoloteanlasgolondrinasmásabajodelbordedelprecipicio.

—Losgriegos—diceDocSarvisconvozronca,demaneradesesperada,conlagarganta reseca y la lengua como un trapo— fueron los primeros en tener plenaconsciencia…

Intentaaclararselagarganta.Smithlevantalamano.—Doc—dicetansuavementequelosdemástienenqueesforzarseparaoírlo—,

¿oyeslomismoqueyo?Todosescuchan.Elcañónpareceestarinmersoenunatranquilidadabsoluta.Una

inmaculada,cristalinayeternaperfección.Exceptoporunlevedefecto,queexageraelsilencioylosubrayasincontradecirlo.Elsonidodealguienodealgopunteandolacuerdadeunaviolabaja,maltocada.Uncroarrítmico.

—¿Quées?—preguntaBonnie.Smithsonríeelfin.—Esodeahíeselsonidodelagua,cielo.Arriba,enlasrocas,detrásdelálamo.—Suenamáscomounarana.—Dondehayranashayagua.Todosadmiranelmaravillosoverdedelárbol.—Bueno,vamos—diceBonnie—.¿Aquéestamosesperando?Daunpasoalfrente.Docseinclinahaciadelante.—Esperad—susurraHayduke.—¿Qué?—Nosubáisallí.Algo en su voz, su postura, deja congelados a los demás. De nuevo prestan

atención.Ahoraelsilencioescompleto.Larana,laviolabajahacesado,einclusolasdelicadashojasdelgranárbolhandejadodetemblar.

—¿Quéoyes?—Nada.—¿Vesalgo?—No.—Entonces,¿porqué…?—Nomegusta—susurraHayduke—.Novabien.Algosehamovidoallí.Creo

queestándetrásdelacurva,viendoelmanantial.—¿Ellos?—Loshombresdelhelicóptero.Alguien.Serámejorquevolvamos.Bonniemiraalálamoexpectante,lostamariscosylossaucesamantesdelagua,el

firme reposo en tensión de las rocas, que esperan sin prisas las deliberaciones deltiempoylageología,lapróximacatástrofe.GiralavistahaciaSmith,queahoraestá

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mirandoelcaminoporelquehanvenido.—¿Quédicestú,Seldom?—Algohaasustadoaesarana.Georgetienerazón.EnlahermosacaradeBonnieapareceungestodeangustia.—Peroestamossedientos—gime,yaparecelaprimeralágrima.—Essólounaespeciederetiradaestratégica—diceSmithenvozbajamientras

vuelve encabezando el grupo, por las rocas quemadas y blanqueadas del cauce delarroyo,queparecequenohayavistoaguaensetentaaños—.Encontraremosagua,notepreocupes,cielo.Ahoraaléjatedelaarena.Nopodemospermitirnosdejarhuellasaquí. Lo siento mucho, amigos, pero tengo la misma sensación que George tuvocuandoesaranacerróelpico.Ynoessólopor la rana.Algovamalallí,yqueyosepa no hay ninguna razón para que no pudieran haber aterrizado detrás de lasiguientecurva.

Bonniemirahaciaatrás.—¿Porquénonosestánpersiguiendo?—Quizássabenquenotienenquehacerlo.—Nolopillo.—Quizásyahemoscaídoenlatrampa.—Oh.Oh,no.Smithvapordelanteconpasoenérgico,entretrotandoydandozancadas,consus

enormes pies (talla 46) dispuestos en líneas perfectamente paralelas, dandocontragolpessincronizados,sindesperdiciarniuncentímetrodedistancia.BonnieyDoc arrastran los pies tras él a ciegas, Bonnie sorbiéndose la nariz y Docmurmurando como un loco con voz monótona cosas sobre Pitágoras, lasproporciones,lamedidaáurea,losquarterbacksgriegos,loscentrosnerviososylospuestosdeperritoscalientesdeConeyIsland,conlamentepuestaenotrolugar,encualquierlugar.Haydukevigilalaretaguardiaconelrifledelantedelcuerpoyseparacadapocospasosparamirarhaciaatrásyescuchar.SugorraamarilladeCATestáoscuraporelsudor.

Ledamoslaespaldaalagua—piensaBonnie.H2Olíquidadeverdadamenosdemediamanzanadedistancia.Hevistoelárbol.Unárbolvivo.Elprimeroquevemosentodoeldía.Unárbolconhojitasverdescomolosdeloslibrosilustrados.Conunaranaverdeenunestanqueverde.Diosmío,semeestáyendolacabeza.¿Eseso loprimeroqueocurre?Milenguaestácomo…tengoquedecirlo,comosituvieraunaranaenelestómago.UnaranallamadaPierre.Diossanto,meestoyvolviendoloca.¿Teimaginasquelalenguaseteponenegra,comodicen?¿Omorada?Losdientessetecaen,losojossetehunden,losgusanossearrastranportupielmorada,etcétera,yestoy cansada de esta mierda y si no me dan un buen vaso de té helado ahoramismito,conhielopicadoyunarodajadelimón,mepongoagritar.

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Peronolohace.Sóloelsolgrita,anoventaytresmillonesdemillasdedistancia,ese grito incesante y demencial del inferno de hidrógeno que nunca, nunca, nuncaoímosporque—sueñaDoc—hemosnacidoconesezumbidodehorrorenlosoídos.Ycuandoalfinalsedetengatampocooiremoselsilenciosolar.Entoncesestaremos…enotraparte.Nuncalosabremos.¿Quéesloquesabemos?¿Quésabemosdeverdad?Se pasa la lengua por los labios agrietados. Sabemos que tenemos esta apodícticarocabajonuestrospies.Esesoldogmáticosobrenuestrascabezas.Elmundodelossueños,laagoníadelamoryelconocimientopreviodelamuerte.Esoestodoloquesabemos.¿Ytodoloquenecesitamossaber?Cuestionaesaafirmación.Yocuestionoesaafirmación.¿Conqué?Nolosé.

No me importa —piensa Hayduke—. Dejad que lo intenten. Dejad que esoscerdoscabronesintentenhaceralgo.Sealoqueseamellevoasietedeellosconmigoalinfierno,losientomucho,tíos,perosonlasnormas.—Acaricialamaderadenogalpulidade laempuñadurade laculata,queseadaptaa sumanocomounguante—.¿Quién necesita su repugnante ley? ¿Quién necesita su agua contaminada y sucia?Beberé sangre si la necesito. Dejad que intenten algo, esos hijos de puta. Nuncadejaréqueloolviden.Nuncadejaréquehaganlomismoaquí.Esteesmipaís.Mío,deSeldomydeDoc—vale,deellatambién—.Dejadquelointentenyquejodanacualquieradeestosytendránunproblema.Unproblemadeverdad,loshijosdeputa.EnalgúnmomentohayqueponerellímiteypodríamosponerloenCombRidge,enMonumentUpwarpyenBookCliffs.

MientrastantoSmith,concentradoensucometido,piensasobretodoenlostresinocentes que lo siguen y dependen de él para encontrar un camino a través dellaberinto de LasAletas, para encontrar agua, para encontrar una ruta hacia LizardRock, comida y víveres frescos, y para encontrar desde allí un camino hacia ellaberintodelLaberinto,yseguridad,libertadyunfinalfeliz.

Sedetiene.Derepente.DocyBonnie,conlascabezasgachas,yHayduke,quevamirando hacia atrás, se chocan contra él como tres payasos en una películamuda,comoLostreschiflados.Todosseparandenuevo.Nadiehabla.

Smithpasapordelantedelabocadelcañónlateraldesuderecha,ymirahacialaprimera curva del cañón principal, a quinientos años de distancia. Escuchaatentamente con la misma concentración de un ciervo en temporada de caza. Elsilencio,exceptoporelcantoburlóndeunpajarilloqueestáposadoenunpuntoaltodelapared,parecetanperfectocomoantes,unequilibrioimpecablequesemantieneenelcalorparalizanteyestancado.

PeroSmithvuelveaoíresesonido.O,másbien,vuelveasentirlo.Pies.Muchospies.Muchospiesgrandesquecaminanporlarocaysearrastranporlaarena.¿Seráel eco, quizás? ¿Será la respuesta al sonido de sus propias pisadas, retrasado poralgunapropiedadacústicapeculiardeeselugargrotesco?Noesprobable.

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—Todavíavienen—murmura.—¿Quiénes?—Losotrostíos.—¿Qué?—Elequipo.Mientrassusurra,Smithseñalalazonadearenafirmeoscurecidaporlafiltración

quetienendelante.—Observadloquehago—dice—yhacedtodoslomismoqueyo.MiraaBonnie,quetienelacararojaylosojospreocupados,yledaunapretónen

elhombro.MiraaDoc,queestáintentandofijarlavistaenalgoquenoesvisual,yaHayduke,quemiraasualrededor,tensocomounpuma.

—¿Mehabéisentendido?Bonnieasiente.Doctambién.Haydukegruñe:—Dateprisa.—Yvuelveamirarhaciaatrásporencimadesuhombro.—Muybien,puesahívoy.Smithsedalavueltaycaminahaciaatrás,defrenteaellos,porencimadeltramo

dearenahúmeda.Encadapasohaceunesfuerzoañadidoporpresionarconeltalóndelabotaylohundeprofundamenteparaquelahuellaparezcaladeunhombrequecamina demanera normal. Va hacia atrás trazando una curva a través de la arenahacialabocadelcañónlateralyluegoregresaalapiedra.Allíseparayesperaalosdemás.

Losotroshacenlomismo.—Daosprisa—susurraHayduke.Doccaminaarrastrandopesadamente,deespaldas,mirándoselospies.Bonniele

sigue e invierte sus huellas con esmero. El último es Hayduke, que se une a susamigos.Loscuatro,depiesobrelaroca,admiranporunmomentoelrastroquehaninventado.Seveclaramentequecuatropersonashansalidodelcañónlateral.

—¿Creesqueun trucocomoeste engañará aungrupodehombres adultos?—preguntaBonnie.

ASeldomseleescapaunasonrisaprudente.—Bueno,cielo,siLoveestuvierasoloyodiríaqueno,aélnose leengaña tan

fácilmente. Pero con el equipo es diferente. Un hombre solo a veces puede serbastantetontoperocuandohablamosdeestupidezgenuinayauténtica,nohaynadaqueigualealadeltrabajoenequipo.—Secallayescuchadenuevo—.¿Losoís?—susurra.

AhorainclusoDocoyelaspisadasdebotasdetrásdelacurva,elsonidohuecodevocesininteligiblesperohumanasqueseacercanatravesandoesacajaderesonanciadepiedra.

—Sonellos—diceSmith—.Vamosamovernos,compañeros.

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Se apresuran por la arenisca desnuda, entre sol y sombra, caminando condificultad por una pesadilla de arena y pasando por encima de placas de piedraesquirladas. Siguen avanzando por el estéril cañón secundario, que se va elevandoporunapendienteprogresivayseestrechasúbitamenteenloquepareceuncallejónsinsalida.Latrampadentrodelatrampa.Lasparedessonlisasyverticalesaambosladosypresentanmenosagujerosypuntosdeapoyoparatreparquelafachadadeunedificio deoficinas.En cada curvadel cañónSmith examina las paredesbuscandouna salida, alguna manera de subir. Espera tener al menos diez minutos paraencontraruncaminoparahuir,diezminutosantesdequeLoveyelequipodecidandarunasegundaojeadaalashuellasdezapatoquesalendemanerainexplicablededonde,porlógica,deberíanentrar.Nisiquieraunhombrequequieresergobernadorpuedesertantonto.

Elcañóngirayvuelveagirar,curvándoseunayotravezenmeandroscerrados.En la parte exterior de las curvas las paredes se arquean por encima del suelo delcañónyformanunoshuecossemicircularesmásgrandesqueelHollywoodBowl.Enel interior de las curvas las paredes presentan una disposición opuesta: lisas yredondeadas,sealzandesdeelsuelotanbruscamentequeSmithnoveformahumanadeplantarlecaraaaquellassuperficiespulidasydifíciles.Quizásunhombremosca.QuizásunhombreHayduke…

De repente, sin ningún indicio previo, llegan al final del pasillo. El precipicioprevisiblebloqueasuavance:unaalmenadepiedraerosionadadesesentapiesdealtosecurvaporencimadesuscabezas,conunpicoodrenajeenelcorte,pordondelasiguiente inundación repentina, que todavía está preparándose en la meseta alta,bajará estrepitosamente conun esplendor turgente, llenodepolvode arcilla, barro,pizarra, árboles arrancados, cantos rodados y láminas del barranco desmenuzadas.Para sortear este obstáculo un hombre tendría que ascender primero a 90 grados,luegoagarrarsebocaarribaporelsalientecomounaaraña,conlospiesylasmanosadheridosalasfacetasangulosasdelapiedra,desafiandoconelcuerponosóloalagravedad,sinotambiénalarealidad.Esoestáhecho.

Haydukeevalúalapendiente.—Yo puedo subir por ahí —dice— pero necesitaré tiempo. Es complicado.

Necesitaréascendedores,escalerasdeestribos,fisureros,anclajes,ganchos,martillo,buriladorypernosdeexpansión,todocosasquenotenemos.

—¿Eso de ahí es agua? —pregunta Bonnie, con la cantimplora en la manomientrassearrodillaalbordedeunapozaconformadecuencoqueseencuentraalospies del barranco. La arena húmeda sobre la que se pone de rodillas es arenamovedizaquesevadesplazandolentamentepordebajodeella,aunquetodavíanoseda cuenta. En el centro del cuenco hay una charca de dieciocho pulgadas deprofundidad llena de algo que parece un caldo turbio y que huele a podrido.Unas

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cuantasmoscasypulgasmerodeanporencimadelasopa;algunosgusanosylarvasdemosquito culebrean en ella; en el fondo del pequeño cuenco, apenas visible, seencuentra el indefectible cadáver blanquecino de un ciempiés de ocho pulgadas delargo.

—¿Podemosbeberestacosa?—pregunta.—Yoclaroquepuedo—diceSmith—esmás,estoysegurodequemelavoya

beber.Vamos,llenatucantimplora,cielo,ylafiltraremosconlamía.—Diosmío,hayunciempiésmuertoahídentro.Además,meestoyhundiendoen

estefango.¿Seldom…?—Lasarenasmovedizastiemblancomogelatina,seescurrenyborbotean—.¿Quéesesto?

—Nopasanada—dice—,teayudaremosasalir.Llenalacantimplora.Mientras Bonnie llena la cantimplora, Hayduke coge la cuerda del hombro de

Smith y se retira un poco hacia atrás por el camino por el que han llegado. Haadvertido una escisión en la pared, una grieta que se extiende hacia arriba losuficientecomoparahacerposibleelaccesoalabóvedaligeramentecurvadademásarriba, por donde la fricción de la suela de la bota puede bastar para seguirascendiendo.Acienpiesporencimadesucabezaelmurodesaparecedesulíneadevisión. Lo que haya más arriba lo tendrá que averiguar cuando haya conseguidollegarhastaallí.

Secolocaelrollodecuerdaentreloshombros,dejacaerelcinturóndelapistolaysueltaelrifleparaestudiarlaroca.Laparedesverticalensubase,perolagrietaeslosuficientementeanchaparaquelequepanlasmanos,unasobrelaotra,ylapuntadelpiegiradadelado.Sesitúaoponiendopresiónenlarocaconlosdedos,puesnohaynadade loque agarrarse, e inserta lapuntade subota izquierda, concuidado,dentrodelahendiduraalaalturadesurodilla.Apretandolateralmenteconlasyemasde los dedos consigue tener suficiente agarre como para subir. El pie derecho lecuelgainútilmente,yaquenotienedóndeponerlo.Deslizalosdedoshaciaarribaporel borde de la grieta, utilizando la fuerza lateral otra vez, saca el pie izquierdo, lositúamásaltoylovuelveainsertar.Estolepermiteascenderaunadistanciadeotrosdospiesmás.Unavezmásdesliza losdedoshaciaarriba,primerouno, luegootro,mientrasintuyeunnuevopuntodeagarre.

Deberíahaberdesenrolladolacuerdayhabérselaatado;elgruesorollointerfiereensusmovimientosyhacepeligrarsuequilibrio.Yaesdemasiadotarde.Levantalabota izquierda lo más alto que puede y la coloca dentro. Apenas hace suficientepresióncomoparasoportarelpesodesucuerpo.Repitelatécnicadelosdedosyseestira.Unayotravez.

Ahoraestáaunosquincepiesdelsueloylaareniscacomienzaaredondearseunapizca,ungradocadavez,delplanovertical.Escala.Veintepies.Treinta.Laescisiónllegaasufinmásarribaysedesvanecehaciasumatriz,laparedmonolítica,peroel

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gradodecurvaturafavorableaumenta.Haydukedescubrequepuedeobtenerunpocodeapoyoconelpiederecho.Seatrevecondosdeslizamientosmásdemanosporlagrietahastaqueseestrechatantoquenocabesiquieralapuntadeundedo.

Llega el momento de probar la parte abierta de la pared, que se curva haciaadentrocomolacúpuladeuncapitolio,enunángulodeunoscincuentagrados.Nohayalternativa.Hayduketanteahaciaelexterior,conlosdedoscaminandosobre lapiedra, buscando algo de dónde agarrarse, un bulto, una escisión, una fisura, unángulo o el más minúsculo de los agujeros. Nada. Nada por ahí fuera salvo laindiferenteparedásperadetexturagranulada.Bueno,entoncesestovaaconsistirenrozamientoynadamás.Ojalá tuvieramis fisureros,ungancho,unempotradorconformadechapa,undesatascadoryunpardetetasgrandesenloscodos.Peronolostienes.Tienesfeenelrozamiento.Llegóelmomentodesacarelpieizquierdodelagrieta.

Hayduke duda. Naturalmente. Mira hacia abajo. Un error natural. Tres caraspálidasprotegidasdelsolporsombreros,trespequeñasfiguraslomiranconatención.Parecenestarmuyabajo.Muy,muy,muyabajo.Llevancantimploras,ahorallenasdeaguaturbia.Ningunohabla.Estánesperandoaqueseresbale,secaiga,segolpeeyseespachurrecontra laspiedras rotasdeabajo.Ningunohabla;unsolosuspiropodríahacerquesesoltara.Lapalabraesexposición.

DuranteunmomentoHaydukesienteesepánicoenfermizodelescaladorquenoestá atado ni tiene ayuda. La nausea y el terror. Imposible continuar, imposibledescender, imposible permanecer tal y como está. Los músculos de su pantorrillaizquierdaestánempezandoa temblaryel sudor lecae,gotaagota, a travésde lascejashastalosojos.Conlamejillaylaorejapegadaaloscimientosdelatierradeloscañones, oye y comparte el latido de un corazón macizo, un murmullo pesadoenterradobajolasmontañas,tanantiguascomoelmesozoico.Supropiocorazón.Unsonidosubterráneo,pesado,marcadoyremoto.Elmiedo.

Doctor Sarvis—dice alguien, a años de distancia; una voz fantasmal, como elbramido del Minotauro alrededor de las numerosas curvas de los cañones que sehundendentrodeestelaberintodepiedraroja—.Doctor…

Hayduke levanta lamano, inclinaelcuerpohaciafuerade labóvedaydepositatodoelpesoúnicamentesobrelabotaconsueladetacosdelpiederecho,queasuvezseapoyaenlarocacurvada.Suavementesacaelpieizquierdo,loestiraylocolocajuntoalotro,demaneraque losdospies,grandesy fuertes, seencuentransobre lasuperficiedelplanocurvilíneo.Seponederecho.Elrozamientofunciona.Estáyendohaciaarriba,hacianingunaparte.Seoyeelsonidodeunhelicópteroqueseeleva—tucu,tucu,tucu,tucu—entrelasparedes,lascimas,lasaletasylospicos.Daigual.Esopuedeesperar.Caminahaciaarriba,pasoapaso,mientraspiensa:Vamosavivirparasiempre.Oasaberlarazónporlaqueno.

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Yaestábien.Seguridad.Ahoranecesitamosunpuntodeapoyo.Loencuentraalinstante:unacornisaestrechaperosólidaquesemeteen la líneadedescensode lacurvadelapared(enelsentidocorrecto)dondehaceunsigloodosuntrozocedióyse desprendió, para después caer en el montón de escombros sobre el que seencuentranahorasusamigos.Mirahaciaarriba.Allíleesperaunagranpendientedepiedra cubierta por rocas con forma de hamburguesa sobre pedestales, algunosbancos de grava, unos cuantos arbustos: purshias, yucas, enebros nudosos yretorcidos,mediomuertos aunque tambiénmedio vivos. El camino lleva hacia losmisterios pétreos de LasAletas, luego (eso espera) a LizardRock y finalmente alLaberinto.

—¡Siguiente! —grita Hayduke mientras se coloca un extremo de la cuerdaalrededor de la cintura y arroja el otro al vacío, que llega hasta donde están losdemás,noventapiesmásabajo.Sobrantreintapiesdecuerda.

Los neófitos se muestran algo reticentes, pero finalmente Smith y BonnieconsiguenintimidaraDocparaquehagaelascenso.Smith tensa lacuerdaentreelgranpechodeDocylabarriga,lecuelgaelkitmédicodelcinturónyloempujahaciaarriba para que de los primeros pasos. Doc está aterrorizado, por supuesto, perotambiénrestablecidodespuésdehaberconseguidoalgodeagua,aunqueseacalienteynauseabunda,parasutejidocelularesponjoso.Alprincipiointentaarrastrarseporlaroca al estilo ameba, de pseudópodo en pseudópodo, pero resulta inútil. Loconvencenparaque se inclinehacia fuerayhaciaatrás, encontradelmásmínimosentido común y del instinto, y para que camine por la pared permitiendo queHayduketiredeélcontodoelpesoenlacuerda.Loconsigue,nosesabecómo,sesientaalospiesdeHaydukeysesecalacara.

LasiguienteesBonnie,cargadaconlascantimplorasquegorgotean.—Estoesridículo—dice—totalmenteridículo,ysidejasquemecaiga,George

Hayduke,socerdo,notevolveréahablarenlavida.Pálidayalgotemblorosa,sesientajuntoaDoc.Suenaunhelicópteroquerondaporlosalrededoresentrelasagujas,torrecillas,y

cúpulas, buscando algo, cualquier cosa, aunque sea un sitio donde bajar para noencontrar nada más que un paisaje sobrenatural de rocas que se elevan e hilerasparalelas de placas de piedra de trescientos pies de altura que disminuyengradualmente colocadas de canto: Las Aletas. Pero al menos no es el Laberinto,piensaelpilotoypiensaHayduke,quetampocoestáfamiliarizadoconlaregión.Almenos él,Hayduke, tiene losdospies sobre la tierra: piedra sólida.Ademásdeuncordónumbilical resistentey flexible alrededorde las caderasque lo conectan conSeldom Seen Smith, que espera fuera de su ángulo de visión por debajo de lasemiesferadepiedra.

—Noteolvidesmisarmas—legritaHayduke.

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DoctorSarvis—gritaalguienconunavozmegafónicaparecidaa ladeun toro,grotescamenteamplificada,quehaceretumbarelcañóndesdeunlugaroculto,muchomáscercaqueantes,yqueseestáaproximando—.Doctor,lenecesitamos…

Doc,queestásentadoalladodeHayduke,sesecalafrente,todavíapálidoporelriesgo y el miedo, tirita como un caballo cojo. Con dedos temblorosos, intentavolverseaencenderelcigarro,peronoatina.Ensulugar,sequemalosdedos.

—¡Diossanto!DoctorSarvis…señor…¿dóndeestá?Nadie presta mucha atención a la voz incorpórea. ¿Para qué? ¿Quién puede

creerlo?Cadaunopiensaparasímismoqueseestávolviendoloco.Bonnieenciendeunacerillayledafuegoaldoctor.—PobreDoc.Losdosacrófobosseapoyanelunoenelotro.—Gracias,enfermera—mascullamientrasrecuperalafirmeza—.Madremía,qué

lugar más extraño. —Mira a su alrededor—. Roca desnuda, nada más que rocadesnuda,por todaspartes.Unmundoonírico surrealista, ¿verdad, enfermera?Dalí.Tanguy. Sí, un paisaje de Yves Tanguy. ¿Qué está haciendo ahí George con esacuerda?Comonotengacuidadoalguienvaatirardeellayvaaperderelequilibrio.

—EstáesperandoaSeldom,miamor.Tomaotrosorbodeagua.—Smith—gritaHayduke—,¿aquécoñoestásesperando?—Yavoy,yavoy.¿Estoyasegurado?—Asegurado,joder.Haydukeestápreparadoyespera.—Probandolacuerda.Fuertetirón.Haydukesemantienefirme.—Ténsala.—Ahíva.Smithsubecaminandoporlapared,agarrandolacuerdaconambasmanosycon

lospiespegadosalapiedra,llegadondeestánlosdemásysequitalacuerda.Respiracondificultadperoparecealiviado.

—¿Quéestabashaciendoahíabajo?—preguntaHayduke.—Teníaquemear.«DOCTORSARVIS,PORFAVOR,DOCTORSARVIS».—¿Quédemonioseseso?—diceHayduke.—Suena como si fuera Dios —contesta Bonnie—, pero con acento del oeste

americano.Justoloquesiemprehetemido.—Dameelrifle—diceHayduke—yelcañón.Smithselosdademalagana.—Losdemásempezadasubirporlapendiente.

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Georgeseabrochaelcinturónconlapistola.—Mira,George…—¡Continuad!«¡DOCTORSARVIS!».Nadiesemueve.Miranfijamentehaciaabajodelcañón,hacialadireccióndela

que proviene el potente llamamiento. Se oye el sonido de unas botas pesadas quecaminantrabajosamenteporlaarenaylagrava,ypisansobrearbustos.

«¡EH,DOCSARVIS!».—Alguien con un megáfono —farfulla Hayduke—. Algún truco de los del

obispo.—Sóloquenosuenacomoelreverendo.—Vigiladetrásdenosotros.Nosestánintentandoengañar.Todosatrás.Haydukecogeelrifleyapuntahaciaabajo;nervioso,abreelcerrojo, insertaun

cartuchoenlacámaraycierraelcerrojo.Esperan.Miranhacia lacurvaturade lapareddelcañónmientras laspisadasse

vanacercando.Apareceunhombre,grande,pesado,dedoscientas librasdepesoyseis pies de altura, sudando como un cerdo, sin afeitar, con la cara roja y aspectopreocupado. Con una gran cantimplora colgada del hombro. Se detiene, mientrasagarraconunamanoelmegáfonoapilasycon laotraunpalodelquecuelgaunacamisetablancasuciaymirafijamenteelcajóncerradodelcañón,ajenoalabandaque está mirándolo a noventa pies de altura. El hombre se parece un poco alreverendoLove.Peronotanto.Novaarmado.

—¿Quéquiereesehijodeputa?—susurraHayduke.—Esenoeselreverendo—diceSmith—,essuhermanopequeño,Sam.Sussusurroslleganhastaelhombre,quemirahaciaarriba,primeroalaizquierda,

elladoincorrecto,yaqueloqueoyenosonlossonidosoriginalessinosueco.Enesaparte sólo ve el techo del majestuoso hueco que se curva sobre su cabeza, adoscientospiesdealtura.

—Estamos aquí arriba, Sam —dice Smith—. ¿Qué estás haciendo? ¿Estásperdido?

Sam los divisa y alza la sucia camiseta interior con un gesto cansado, bien derendición,biendeparlamento.Parlamento:seacercaelmegáfonoalaboca.

Smithlevantalamano:—Podemosoírtesinesamalditacosa.¿Quétepreocupa,Sam?—Necesitamosaldoctor—diceelhermano.—Losabía—farfullaHaydukeferozmente.—¿Paraqué?—diceSmith.—Todoeltiempohesabidoqueeraunatrampa.Vigilapordetrás,Bonnie.Bonnieleignora.

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—Al reverendo le ha dado un infarto. O algún otro tipo de ataque. No séexactamentequées,perocreoqueesunataquealcorazón.

Doclevantalacabezaconinterés.—Llamadavuestrohelicóptero—diceSmith—,llevadlealhospital.—El helicóptero ha venido pero no puede aterrizar a menos de una milla de

distanciaynecesitamosalmédicoinmediatamente.—Describelossíntomas—farfullaDoc,mientrastratadeagarrarsubolsanegra.Bonnieleponeunamanoenelhombro.—No,nolohagas.ElhombrequeestáabajosedirigedirectamentealdoctorSarvis:—Doctor—grita—,¿puedebajardeahí?Lenecesitamosdeverdad.—Porsupuesto—mascullaDocparpadeandoybuscandoatientassubolsa.Lallevaatadapordetrásynolograsoltarla.—Voyparaallá.—¡No! —grita Bonnie—. Diles que no hace visitas a domicilio, sólo en la

consulta—gritaaSam.—Ahoravuelvo—murmuraDoc,mientrasbuscaconlospiesunpuntodeapoyo.

Se empuja la bolsa hacia un lado, ahora con los ojos más claros—. George, ¿lacuerda?

—Esunatrampa—gritaHayduke,estupefacto.—¿Lacuerda,George?Doccogeelextremoquecuelgaycomienzaaatárselaalrededordelacinturacon

unnudollano.Lasmanostodavíaletiemblan.Daunacaladaasucigarro.—Bajoenseguida—murmurahaciaelhombrequeestáabajo,quenoleoye.—¡Doc!—DoctorSarvis—chillaelhombre.—Bajoenseguida.Quealguien se lodiga.George, échameunamanoconesto.

Necesitamosunasuturanocorrediza,¿no?Norecuerdocómotehicistetúlatuya.—Dios —George se acerca, deshace el nudo llano y hace un nudo bolina—.

Escúchame atentamente, Doc —comienza—, no pueden probar que tú estuvierasmetidoenesto.

—Porsupuestoqueno.—No, escúchame—interrumpeBonnie—.Esto no está bien. Temeterán en la

cárcel.Novoyadejarquelohagas.Loquetenemosquehaceres—Bonnieseñalafrenéticamente hacia la roca silenciosa que está arriba y a los desagradables yamenazadoresmonumentosdepiedra;laciudadmuerta,esamorguejurásica—subirallí.Comosea.Luego ir alLaberinto.Seldomdicequenuncanosencontraránunavezhayamosllegadoallí.

—Bueno,bueno,Bonnie—dicemientras la abraza—.Tengounbuenabogado.

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Caroperomuybueno.Nosreuniremosmástarde.Detodosmodosnopuedoseguirmuchomásasí.Porotroladoestá—«¡Bajoenunminuto!»,gritaalhombrequeleestáesperando—,yasabes,mi juramentoy todaesaporquería.Nosepuedeserunhipócritahipocrático,¿aqueno?Estoylisto,George.Bájame.

—Está bien—dice Hayduke preparándose para aguantarle—, pero no cuentesnada a esos hijos de puta, Doc. No admitas absolutamente nada. Haz que lodemuestren.

—Sí,sí,claro.Sientoquenohayatiempoparaunaapropiada,bueno,yasabéis…—Doc dirige unmovimiento de cabeza a Smith—.Hombre de bien, no dejes queestosimbécilessemetanenlíos.Cuidaos,George,Bonnie…

—¡Notevasair!Docsonríe,cierralosojos,seinclinahaciafuerayseponedeespaldasalborde.

Baja laparedcondificultad, con labolsaenganchadaenel cinturónyagarrándoseconlasmanosdesesperadamentealacuerdayconlosnudillosblancosmanteniendolosojoscerradosmientrasHaydukerepitelasinstruccionesrutinarias:

—Inclínate. Seldom, serámejor queme ayudes. Inclínate,Doc. Inclínate haciaatrás.Lospiespegadosa laroca.Noaprietes laputacuerdaasí.Relájate.Disfruta.Esoes.Sigue.Sigue,Doc.Así.

Bonniemirallenadeasombro.—Doc…—gime.Docllegaalfinaldelapared(o,mejordicho,lobajan).SamLovedesatalabolsa

médica, desata la cuerda de escalada y ayuda al doctor a bajar por los escombroshasta el suelo del cañón. Doc dice adiós con la mano a sus camaradas, luegozigzagueaporelcañónalladodeSam,quellevalabolsa.

—Teveremospronto,Doc—gritaSmith—.Tencuidado,ocúpatedelhijodeputadelreverendoyasegúratedequetepagaenefectivo.Noadmitascheques.

Docvuelveasaludarsinmiraratrás.—Larguémonosdeaquí.—Haydukeempiezaaenrollarlacuerda,tirandodeella

haciaarriba.—Esperaunmomento—diceBonnie—,yotambiénvoyabajar.—¿Qué?—Yamehasoído.—Vaya.Mierda.Vaya,mecagoenlaputa.—Singroserías,porfavor.Sólosujétamebien.—Vaya,mierda,esperaaquesubalacuerda.—Notienesquebajarmecomosifueraunbebé.Bajaréhaciendorappel.Bonnieseponealgo—unpañuelodobladoamododealmohadilla—enelculo

de los vaqueros y se coloca a horcajadas sobre la cuerda (esa cuerda afortunada,piensaSmith).

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—Túsujétamebienycierraelpico.Sepasa lacuerdaentre laspiernas, se lacruzapor laespaldayporencimadel

hombro.—Sujétame,caray.—Asínopuedes.Notieneslacuerdabienpuesta.Detodasmaneras,¿dóndecoño

tecreesquevas?—¿Dóndecreesquevoy?—Ahoratúeresmimujer—Haydukesueltaungallohaciendoquesuvozparezca

elbalidodeunamante—.Mierda—gruñe,mientrasserecuperaconrapidez—,¿quécoñotepasa?

BonniesegirahaciadondeestáSmith.—Seldom—ordena—,sujétame.SmithdudamientrasHayduketiradelacuerdaqueahoraestáenrolladaalrededor

delafrágilfiguradeAbbzug.—Caray,Bonnie…—diceSmith,ycarraspea.—Bueno, bueno —dice Bonnie— menudo par de niñatos tiquismiquis

blandenguesestáishechos,deverdad.Bonnieseponedeespaldasalprecipicioconlacuerdacolocadacorrectamenteen

posiciónderappel,todavíaconunextremoalrededordelacinturadeHayduke.—Sinomesujetasbienharéquebajesconmigo.—¡Joder!—resoplaHayduke, dandoun paso atrás hacia la cornisa de apoyoy

colocando las botas firmemente—. Un momento, ¡no lo hagas! —Le lanza unamiradafulminante.

—Deverdad,no sécómovaisa sobrevivirvosotrosdos sinmi.Ocómovoyasobreviviryosinlabrillante,refinada,tiernayeleganteconversacióndeGeorge.—Pausa—¡Patán!¡MevoyconDoc!

—¡Nilosueñes!—tiradelacuerda.—¡Claroquemevoy!—retrocede.—George—hablaSmith—,dejaquesevaya.—Túnotemetasenesto.—Dejaquesevaya.—Notemetas,Seldom—diceBonnie—,puedoocuparmedeestegamberroyo

sola.Tiradelacuerda.—¡Comprobandosujeción!—¡Sujeciónlista!—contestaHayduke,reanimándoseautomáticamente.Lamitad

delacuerdaestáenrolladaasuspies.Bonniecomienzaabajarporlacúpuladearenisca,conlacuerdaqueleraspalos

vaqueros y la camiseta y que le aprieta tanto que llega a doler. Noventa pies de

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descenso.Ochenta.Setenta.DesdelaposicióndeHaydukesóloseleveelsombrero,lacarayloshombros.Luegosóloelsombrero,Luegonada.Desaparece.

—¡Máscuerda!—seelevaunavocecillaaterrorizada.Haydukesueltamáscuerda.—Deberíadejarlaahícolgada.Pequeñazorratestaruda.Nadamásqueproblemas

me ha traído. Joder, Seldom, ¿no dije al principio que no necesitábamos ningunamalditaniñaenestaputaorganización?¿Nolodije?Claroquelodije.Nadamásqueproblemasydesgracias.

Lacuerdavibraensumanocomoladeunarco,unalínearectaeuclidianaquevadesdeelhuesodesucaderahastaelbordedelapareddelcañón.

—¿Dóndeestásahora?—grita.Nohayrespuesta.—Seldom,¿puedesverloqueestáhaciendoesafurcialocaahíabajo?Ungritodébilylastimerosuenadesdeabajo:—Findelacuerda.Damemáscuerda,cabrón.Smithseasomaalborde.—Estácercadetodasformas,George.Dejaquebajeotrosveintepies.—Dios—Haydukecontinúa,conlágrimasquelecaenporlasmejillashirsutasy

quesedeslizancomoperlasderretidasporlasaletasdesunarizhacialamalezadesumandíbula—,piensaentodoloquehemoshechoporella,malditasea,yjustocuandoestamos a punto ella tiene que escabullirse así, sólo porque siente lástima deDoc.Quesevayaalinfierno,estodoloquepuedodecir.Alinfierno,Seldom,seguiremossinella,esoestodo.Alinfiernoconella.

Lacuerdaseaflojaentresusmanosperoélparecenodarsecuenta.—Yaestá abajo,George—diceSmith—.Recoge la cuerda, ya se hadesatado.

¡Hastapronto, cielo!—grita,mientrasBonnie caminahacia el suelodel centrodelcañón,apresurándoseparaalcanzaraldesaparecidoDoc.

BonniesedetieneymandaunbesoaSeldom,congransonrisatriunfanteensupreciosacara.Está radiante.Con losojosbrillantesyelsol reflejándoseensupelosaludaaGeorgeconlamano.

—Adiós.Él enrolla la cuerda, parece huraño. No le responde. Los psicópatas

maniacodepresivossondifícilesdecontentar.Nisiquieralamira.—A ti también, gilipollas—ella grita alegremente y envía aHayduke un beso

esperanzador.Élseencogedehombrosysiguerecogiendosupreciadacuerda.BonnieAbbzug

seríe,sedalavueltaysealejacorriendo.Silencio.Mássilencio.—Ahora recuerdo el tercer precepto —dice Smith sonriendo a un sombrío,

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apesadumbrado ymugrientoHayduke—.Nunca te acuestes con una tía que tengamásproblemasquetú.

LacaradeHaydukeserelajaconunasonrisareticenteperoamplia.Oconcasilosmismos,añadeSeldomparasusadentros.¡Tucu,tucu,tucu,tucu!Elsoldestellaenelrotorquegiraysereflejaenlaburbujadeplexiglás,mientras

queelhelicópterodereconocimientopasavelozmente,comounpensamientotardío,visiblesóloporunmomento,atravésdeltrozodecielonubladoentredosaltísimasparedesdeuncañón,aunamilladedistancia.Lasvibracioneslleganhastaellos,loscírculossevanacercandoycerrando,unbuclevítreodesdeelcielo.

Smith coge la cantimplora, Hayduke se cuelga el rifle. Suben gateando lapendientepedregosa,diminutas figurassobreunenormerostrosinojosdeareniscaesculpida, dos pequeños seres humanos perdidos en un gigantesco reino de torres,paredes,callesvacíasymetrópolis abandonadasde roca,más rocaynadamásqueroca,silenciosasydeshabitadasdurante treintamillonesdeaños.Sepuedenoírsusvoceseneserestoestérildeunaalianzalejana,mientrasencogenymenguan,abajoalolejos,comopequeñosbichosmetomentodo,desdeelpuntodevistadelbuitre.

George—dice una vocecita, increíblemente remota pero clara—, madre mía,George, sabes que no pensaba que pudieras hacerlo, cuando se trataba de ir algrano.Estabasegurodequetearrugaríascomounacriadilla,quetedoblaríasconlacolagachaytemearíasencimacomounaserpienteenferma.

Vaya, Seldom Seen, mormón hijo de puta con cara de águila ratonera, puedohacer lo que quiera si quiero, esmás, lo haré, esmás, ellos nunca, y digonunca,nuncajamásvanacogerme.No.Nunca.Niati,sipuedoevitarlo.

Lasmicrovocessedebilitanperonodesaparecen:elparloteoylarisacontinúan,ycontinúan,ycontinúandurantemillas…

Elbuitresonríeconsusonrisaencorvada.

—Está detenido, doctor Sarvis. Supongo que debo decírselo antes de que vea aDudley.

Doc.SeencogedehombrosyledevuelvelacantimploraaSam.—Porsupuesto.¿Dóndeestáelpaciente?—Lotenemosdebajodeeseálamodondeestánaquelloshombres.Ustedtambién,

hermana.¿Hermana?Bonniereflexiona,aunquesólounmomento.—No me llame hermana, hermano, a no ser que lo sea. Además, tengo sed,

muchahambreysolicitoquerespetenmisderechoslegalescomodelincuentecomúnysino,nooscausarémásqueproblemas.

—Tranquila.

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—Nodescansaréisenabsoluto.—Deacuerdo,deacuerdo.—Sólopreocupaciones.—Estábien.Aquíestá,Doc.Elpacienteestásentadocontraeltroncodeunárbol,unhombregrandeygrueso

de rostro cuadrado de apuesto ganadero anglosajón. J. Dudley Love, obispo deBlanding. Los ojos le relucen, su piel tiene un matiz de semicocida, pareceentusiasmado,nervioso,unpocoausente.

—Hola, Doc. ¿Dónde demonios has estado? Sam —dice dirigiéndose a suhermano—,¿quétedije?Tedijequevendría.¿VoyasergobernadordelgranestadodeUtah conocido como«la gran colmena», o no? Industria, doctor, ese es nuestrolema de estado, y nuestro símbolo de estado es la colmena de oro, una malditacolmena maciza de cuarenta quilates, y Dios sabe que nosotros somos pequeñasabejaslaboriosas,¿verdad,Sam?¿Quiénesestachica?¿Voyasergobernadorono?

—Vasasergobernador.—¿Voyaserelgobernadordeestemalditoestadoono?—Seguroquesí,Dud.—De acuerdo. ¿Y dónde están los demás muchachos? Los quiero a todos, en

especialalveletarenegadodeSmith.¿Lotenéis?—Todavíano,Dudley.Peroestamosconsiguiendoayuda.Hemoscontactadocon

elDepartamentodeSeguridadPública,conlaOficinadelSheriffyconelFBI,ycontodosaquellosquetienencompetenciasaquí,exceptoconelServiciodeParques.

—No, Sam. No quiero ayuda. Puedo atrapar a esos chicos yo solo. ¿Cuántasvecestengoquedecírtelo?

ElfuturogobernadordeUtahmiraabsortomientrasBonnie,conelestetoscopiocolgando del cuello, le sube la manga y le abrocha la solapa de la manga deltensiómetro ajustándolo alrededor del brazo. Por los agujeros de la nariz delreverendosalesangre.Docponeacontraluzunarelucientejeringuillahipodérmicayclavalaagujaenunaampolla.

—Eres una joven muy bonita. ¿Eres también médico? ¿Cómo te llamas? Meduele el brazo izquierdo. Hasta los dedos. Y lo último que queremos es ver a losguardas del parque husmeando por aquí. Ni siquiera pertenecen a esto. Vamos atransferirtodoestesupuestoParqueNaturalalestadotanprontocomoyoestéahí,yaverás,Sam.¿Quées loqueestáismirando tananonadados,amigos?Fueradeaquí.EncontradaSmith;decidlequemejorseráqueaparezcaenlapróximareunióndelaAsociaciónparaelPerfeccionamientoMutuoorevisaremossugenealogía.Loúnicopeorqueungentilesunmalditojackmormon.¿Erestúunagentil,joven?

—Soy judía—murmuramientras se coloca los cuernos del estetoscopio en losoídosycompruebaeltensiómetro.Sístole,diástole,mercurioymilímetro—.Ciento

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sesentasobreochentaycinco—diceaDoc.Élasiente.Elladesabrochalasolapa.—Aunqueseasunagentil,noparecesjudía.TeparecesaLizTaylor.Quierodecir

cuandoerajoven,comotú.—Quéamableesusted,reverendo.Ahorarelájese.Docseacercacon laagujayextiendeunamanograndefirmey tranquilizadora

sobresufrentehúmeda.—Estovaadolerunpoco,gobernador.—Todavía no soy gobernador, ahora soy sólo un obispo. Pero pronto lo seré.

¿Erestúel(¡uf!)…elmédico?Parecesmédico.Sam,malditasea,¿notedijequeeldoctorvendría?Yanoseencuentraamuchosasí.Sam,megustaestachica.¿Cómotellamas, tesorito? ¿Abbzug? ¿Qué clasedenombre es ese?No suena americano, encualquiercaso.¿Quiénmeharobadoeltriciclo?Sam,sigueconlaradio.Alarmaentodoslospuestos.Descripción:tezoscura,grasiento,granoenelculo,cicatrizeneltestículo izquierdo. Pantalones caídos. Supuestamente armado y peligroso. AliasRudolf el Rojo. Alias Herman Smith. ¿Smith? ¿Dónde está ese Seldom Seen?Buscado por robo, asalto a mano armada, secuestro, destrucción de la propiedadprivada, sabotaje industrial, agresión, uso ilegal de explosivos, conspiración parainterrumpirelcomerciointerestatal,vueloatravésdefronterasestatalesparaevitarlapersecuciónporpropósitosinmorales,robodecaballosyrodamientoderocas.¿Sam?¿Estás ahí,Sam?Sam,porMoroni,Nefi,Mormón,MosíahyOmni, ¿dónde estás?¿Qué?¿Quédecía,doctor?

—Cuentehaciaatrásdesdeveinte.—¿Desdequé?—Desdeveinte.—¿Veinte?Veinte.Bien.Cuentohaciaatrásdesdeveinte.Sí señor.Porquéno.

Veinte.Diecinueve.Dieciocho…diecisiete…dieciséis…

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O29.Land’sEnd.Sóloquedaunhombre

scurayambivalentepenumbradelamanecer.Elcielo,unamasacontinuadenubesvioletasinmanentealatormenta.Loquevieroncuandomirarondesdelacima,porencimadeLasAletashaciaLizardRockno lesgustóunpelo.

Unhelicópteronuevoymásgrandejuntoaunahoguerahumeante,cuatrocamiones,dostiendasdecampañagrandes,sacosdedormiruhombresdiseminadosporlaarenaylapiedra,muertos,dormidosolasdoscosas.Peroesanoeralamayordificultad.

—¿Por qué han tenido que acampar ahí?—dice Hayduke—. Todo ese bonitodesiertolimpioyvacíoytienenqueacamparahí.¿Porquéjustoahí?

Deberíavolverconmialfalfaymismelones,piensaSmith.Losdos.GreenRivertenecesita.Laslluviasestánllegando.Losniñosechandemenosasupapi.Empezarconlagrancasaflotante.ElarcadeSeldom.

El lucerodelalbabrillaenelestea travésdeunhuecoentre lasnubes. JúpiterPluvius,planetadelalluvia,radiantecomoelcromoenuncielodemarfil,atardecercolorlavanda,elcrepúsculodelalibertad.

—¿Porquéjustoahí,cielosanto?¿Justoencimadenuestroputoalijodecomida?

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—Nolosé,George—dice—.Malasuerte,creoyo.Tenemosotroarriba,cercadeFrenchy’sSpring.

—Novamosenesadirección.VamosalLaberinto.—NoséyolodelLaberinto,George.Esmuydifícilencontraruncaminoquebaje

alLaberinto.Ymásdifícilaúnencontrarunasalida.Allínohayaguapermanente.Nohayreses.Casinadaquecazar.HeestadopensandoquequizásdeberíamosescalarlacimaycaminarhaciaelnortehastaGreenRiver.

—Estás loco.Eso deben de ser ochentamillas. Estarán vigilando tu casa día ynoche.Intentavolverytemeteránenlacárcel.

Smithmasticaunabriznadehierba.—Puedequesí;ypuedequeno.Miseñoraesmuylista,lacondenada.Ellapuede

daresquinazoalreverendoLove.—¿ElobispoLove?Yanovanasersoloélyelequipo.Estarálapolicíaestatal.

Quizás el FBI. Puede que laCIA, por lo que yo sé. Tenemos que escondernos untiempo.Almenosduranteelinvierno.

Smith está en silenciomientras observan el campamento que haymás abajo, amediamilladedistancia.Todavíanohayseñaldemovimientoahíabajo.MásalládelcampamentoydeLizardRockestánlosnumerososcañonessombríosdelLaberinto.

—Bueno,George,nolosé.Podrías irallí.Sifuerasalríolotendríasfácil.HaymuchospecesenelríoVerde,lospecesgato;estánbuenosynormalmentesonfácilesdeatrapar,yenloscañonesdealrededorhayciervos.Nomuchos,peroalgunoshay.Ycaballossalvajesyunospocosmuflones.Ydevezencuando,porsupuesto,habráunavacamuertaflotandoríoabajo.Quizáspodríamandartecadaciertotiempouna,juntoconunaflotadesandíasafinalesdeagosto.

—Nohascontestadoaloquetehedicho—diceHayduke.Smithnoresponde.Haydukesigueconlosuyo.—Siconsigounciervoalmessobreviviré.Puedosecarlacarne.Ysiconsigouno

cadadossemanasestarégordoyfelizcomounaperdiz.Construiréunahumaderodepescado.Además,estáloquehayescondidoenlosalijos;ahíhayalubiascomoparaun mes. No necesitaré ninguna vaca muerta. Una sandía estaría bien, supongo, siquieresmandarmealguna.Peroseríamejorquetequedaras.

Smithsonríecontristeza.—George—dice—,yoyahehechoesetipodecosas.Muchasveces.Lacomida

noeselproblema.—Bueno, joder, tampocomepreocupael invierno.Arreglaréunadeesasruinas

de los anasazi o una buena cueva acogedora en la roca, tendré amano suficientesenebros y pinos piñoneros y estaré preparado para cualquier tormenta de nieve.Cuando esos vigilantes dejen la zona volveré y cogeré mi mochila y mi saco dedormir.Nohaydequepreocuparse.

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—Tampocoeselinvierno.Silencio.Estánechadossobrelarocaobservandoalenemigo.Duermenporeldía,

avanzanporlanoche.Peroelhambreaprietaensusestómagos.Lasdoscantimplorasestándenuevovacías.Hayduke, entumecidopor las heridasyvendas, con la ropahecha jirones, sólo conserva su cuchillo, el revólver, el rifle y la cuerda, y unascuantas cerillas en el bolsillo. Smith está demacrado y cansado, sucio, muerto dehambre, echa de menos su hogar y empieza a sentir que comienza su etapa demadurez.

—Creesquemesentirésolo—diceHayduke.—Esoes.—Creesquenoaguantarélasoledad.—Puedesermuydura,George.Unapausa.—Puedequetengasrazón,quizás.Yaveremos.—Haydukeserascalaspicaduras

de mosquito de su cuello peludo—. Pero voy a intentarlo. Sabes, es algo que hequerido hacer toda mi vida. Me refiero a vivir solo, en la naturaleza.—Da unaspalmaditas a la culata del rifle. Toca el mango de su Buck Special—. Creo queestaremosbien.Deverdadquecreoqueestaremoscojonudamentebien,Seldom.Yalgúndía,lapróximaprimavera,iréalríoyteharéunavisita.Oleharéunavisitaatumujer.Tuestarásenlacárcel,claro.

OtrasonrisalánguidadeSmith.—Siempre serás bienvenido,George. Si no estoy allí tú puedes ayudar con los

niños y con las tareas domésticas mientras Susan conduce el tractor. Que sigafuncionandoaquello.

—Creíaquenosacabasnadaconelcultivo.—Soyguíafluvial—diceSmith—.Soybarquero.Elranchoessolamenteloque

llamanseguridadsocial.Susaneslagranjera,seledabien.Yonotengomanoparalasplantas.Detodosmodosquierovolverallíunosdías.

—Ellosteestaránesperando.—Sólounoscuantosdías.Luegoquizáscargueunodelosbarcosybajeporelrío

a buscarte. Digamos que en un par de semanas contando desde ahora. Te traerésandíasylosperiódicosparaquepuedasleertodoloquedicendeti.

—¿Yquépasacontuotramujer?—Tengotresmujeres,tres—diceSmithconorgullo.—¿Quépasaconellas?Smithselopiensa.—Susan es la única a la que quiero ver. —Echa un vistazo al este y ve el

amanecer—. Creo que ahora tenemos que refugiarnos, George, y dormir un poco.Nuestrosamigosdeahíabajovanaempezarabuscarnosdeunmomentoaotro.

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—Estoytanjodidamentehambriento…—Tuyyo,losdos,George.Peroahoratenemosqueguarecernos.—Si hubiera alguna forma de distraer la atención de esos tipos fuera del

campamento…Distraerlossólounosminutos,colarseallíydesenterrarelalijo…—Descansemosunpocoprimero,George,yluegolopensamos.Esperemoshasta

queempieceallover.Se retiran a la oscuridad de Las Aletas, a quinientas yardas de distancia,

caminando por la roca, sin dejar huellas, y se acuestan bajo una cornisa ancha,ocultos totalmente por bloques de arenisca desprendidos, visibles sólo en caso deexamenapocadistancia.Intentandormir,farfullandoygruñendo,conlosestómagosdoloridos, las extremidades débiles y flojas por la carencia de proteínas y lasgargantas secas por la sed. Al cabo de un rato pasan a un estado de concienciacrepuscular,medio despiertos,medio dormidos, en el que se agitan entre pequeñaspesadillasygimen.

Lejos, en lameseta, tresmil pies por encima de ellos, un relámpago azota lospinospiñoneros,seguidodelestruendodeltruenoqueseextiendeporloscañones,atravésde lasnubes,enelpesadosilenciodelamanecer sinsol.Unascuantasgotascaen sobre la roca de arenisca más allá del refugio de la cornisa, como motashúmedasque sedesvanecen rápidamente al evaporarse en el aire sediento.Por fin,Smith,hechounovillo,caeenunprofundosueño.

Haydukehaceplanesyfantasea,ynopuededormir.Estádemasiadocansadoparadormir;demasiadohambriento,enfadado,nerviosoyaterrado.TienelaimpresióndequesólohayunobstáculoentreélyelotoñoeinviernosalvajesalláenelLaberinto,dondealfinsepuedeperder,olvidarsedesímismoparasiempre,convertirseenunsimpledepredadorentregadoúnicamenteasobrevivirya la limpia,duraybrillantepersecución de la caza. Esemundo supremo, piensa, omás bien sueña, el mundoúltimo de carne, sangre, fuego, agua, roca, madera, sol, viento, cielo, noche, frío,amanecer,calor,vida.Esasbreves,rotundaseirreductiblespalabrasquerepresentancasi todo loque creequehaperdido.Oquenunca tuvo realmente. ¿Y la soledad?¿Soledad?¿Esesotodoloquetienequetemer?

Pero queda un obstáculo: el campamento enemigo que se encuentra junto a sualijodevíveresenLizardRock.

El resplandor de la luz repentina penetra en sus ojos cerrados. Incertidumbre.Después llega el estrépito violento del trueno, un rugido como si se rompieran lasentrañasdelcielo.Balasdecañónbombardeanlapiedra.Otrodestellodeluzblancaazuladachamuscalapareddelcañón.Sobresaltadoytotalmentedespierto,Haydukeesperaelestampidomientrascuentalossegundos.Uno…dos…

¡Catapuuuum!Ese estaba cerca. Dos segundos. A unos dos mil doscientos pies de distancia.

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Comienzaacaerunalluviaconstantequebrillacomounacortinadecuentasmásalládel salientede la cornisa.Segiraparamirar aSmith, con la intencióndehablarle,perosecontiene.

ElviejoSeldomSeenestátumbadodelado,profundamentedormidoapesardeltrueno(paraélunsonidofamiliaryquizásrelajante),conlacabezaacurrucadasobreelbrazoyunasonrisaensurostrocorriente.Elhijodeputaestásonriendo.Unsueñobueno,paravariar.Enesemomentoparecetanvulnerable,tanindefenso,felizycasihumano queHayduke no puedemolestarlo. Piensa: ¿Para qué le voy a despertar?Tenemosquesepararnosdetodasformas.YHaydukeodialasdespedidas.

Sequitalasbotasydalavueltaasuscalcetinesgrasientosygastados,acariciandolas rozaduras de sus pies. Sin cambio de calcetines, sin polvos para pies, sin bañocalienteesospies tendránquesostenerseduranteunascuantashorasmáshastaqueconsigamos abrir el alijo. Se vuelve a poner los calcetines y las botas. Másrelámpagos,otroredobledetambordeltruenocayendoencascadaporlosbarrancos.Haydukeencuentraelefectotemporalmenteestimulante.Vigorizante.Lalluviacae,ahoraconfuerza,comounacascadaypermiteunavisibilidaddemenosdecienpies.Bueno,excelente,precisamenteloqueestabanesperando.

Haydukeseabrochaelcinturóndelapistolayla357enfundada,secruzaelrifleylacuerdaenlaespalda,cogeunadelasdoscantimploras(vacías)quequedanyseesfuma.Fuera,lalluvialecaearaudalessobrelacabezayloshombros,ylechorreadesdelaviseradelagorrahastalapuntadelanariz,mientrasseobligaasímismoasubircorriendoporunacuesta.Enlaespesaluzgris,brillandodecuandoencuandocondeslumbrantesespadasderelámpagos,LasAletasbrillancomopeltreviejo,conparedes de plata húmeda de cuatrocientos pies, descomunales entre la neblina,recorridasporríosdeagua.

Emerge del desfiladero unmomento y se detiene paramirar unmundomuchomáspequeñoqueantes,coninquietantesformasdepiedraelevándoseatravésdeunamantadelluvia,lasparedesdelamesetaperdidasmásalládelaoscuridadylamismaLizardRockqueyanoseve.Peroconoceelcamino.Secalalagorraycorrebajolatormenta.

Smithnosesorprendecuandosedespiertayvequesucompañerosehaido.Nose sorprende, pero le duele un poco. Le hubiera gustado tener la oportunidad, almenos, de decirle adiós (queDios te acompañe) o que (a usted le) vaya bien o almenos hasta pronto (por ahora), viejo compañero, hasta que nos volvamos aencontrar.Porelrío,quizás.OenArizona,paraponerelbrochedeoroconlaruptura,eliminaciónyobliteraciónde…porsupuesto,lapresadelembalsedelGlenCanyonNationalSewage.Nuncallegamosaocuparnosdeesotodosjuntos.

Smithselevantadespacio,setomasutiempo.NotieneningunaprisaahoraqueHayduke se ha ido. La lluvia cae a cántaros demaneramonótona y constante por

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fueradelacornisa,yriachuelosdeaguaentranenlacuevayleempapanelhombro.Fueel agua,no la lluviani los relámpagos losque al final ledespertaron.Cuandogateabaparabuscar suelo seco fuecuandonotó laausenciadeHayduke, juntoconsus últimas pertenencias, y se dio cuenta sin sorpresa pero con cierto sentido depérdidadequeél,Smith,eraelúltimoquequedaba,desdesupuntodevista.

Y,comoHayduke,habíaaprovechadolalluviaalmáximo.Ahoraseríacapazdesortear a los Buscadores y Rescatadores, seguir las huellas de jeep hasta GoldenStairs, treparhastaFlintTraily luegohastaLand’sEnd,FlintCoveyFlintSpring,desde allí darse una caminata de diez millas en llano a través del bosque hastaFrenchy’sSpringyencontrarelotroalijodecomida.Todo loquenecesitabaahoraeracomida.Unpocodeternera,beiconyalubias,algunasgalletasconquesoyestaríalistoparacaminarlassesentamillashastallegaracasaenGreenRiver.

Hablandoentredientes,Smithsaledelagujerodelarocaylevantalacarahacialalluvia.Maravilloso.Lluviadulceyfresca.MuchasgraciasaTi,queestásahíarriba.Ahuecalasmanosbajoelcañodeaguaquecaedelacornisaybebe.PorDios,québien, aunque también le estimula el apetito. Llena la cantimplora, repuesto perohambriento, y se marcha por la zona erosionada de piedra donde se juntan lasaltísimasAletas,comohahechoHayduke.Peroenlasalida,dondeHaydukesiguiórectohaciaLizardRock,élgiraa la izquierda,direcciónoesteysur,siguiendounalargacurvaderocaalrededordelapartealtadelcañónmáspróximo.Hoysólotieneunaligeranocióndeltiempo,yaquenoseveningúnindiciodelsol,perosientequeesporlatarde;losnerviosymúsculosledicenquehadormidodurantehoras.

Continúa lloviendo con fuerza. Visibilidad: doscientas yardas. Smith caminadando grandes zancadas por el desierto de roca roja, arena roja, arbustosachaparrados de purshia, enebro, yuca, salvia, coleogyne y otrosmatorrales, todosellosdispersos,cadaplantaseparadadelasplantasvecinaspordiezpasosomásdeinevitable roca y arena. Aquí no es posible ocultarse más que en las cornisas,cañadas, aletas y en las profundidades de piedra que se extienden a su izquierda.Tampocointentadisimularsushuellas;pordondediscurreelcaminomásdirectoesporlaarenaySmithlotoma.Sabequeprontoestarásobrerocasólida,enelcarrildeStairsyatravésdelhuecoqueconduceaFlintTrail.

Suslargospasosprontolellevanalashuellasdejeep,queélcruzayrecorreenparaleloduranteunrato,hastaquelacarreterasequedaencerradaentrelapartealtadeotrocañónsinsalidaylapareddelameseta.Notieneelección,Smithcaminacondecisiónporlacarreteradejandoenlaarenahúmedaylaarcillalashuellasnítidasdesusgrandespies.Nopuedeevitarlo.Lacarreterasigue laúnica rutaposible,porelsendero colonizado por ciervos y muflones veinte mil años antes, por la terrazacurvada,yllegaaunterrenomásamplioenelqueabandonalacarreteraaliviado,conlaesperanzadequelalluviaborresushuellasantesdequepaselasiguientepatrulla.

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Ysinoseborran—piensa—,quenoseborren.Smithatraviesaloscontornosdelterreno hasta un área más elevada, y se dirige hacia el hueco entre dos picos,conocidocomoGoldenStairs,queeselúnicocaminoqueexistedesdelosbancalesyqueélescalahastalameseta.

Territorio loco, la mitad perpendicular al resto, gran parte de él inaccesibleincluso para un hombre a pie, sencillamente porque está formado por paredesverticales. La tierra de SeldomSeen Smith y la única en la que se siente a gusto,seguro,comoencasa.

Unverdaderopatriotaautóctono,Smithsólojuralealtadalatierraqueconoce,noaesamarañadeinmuebles,industriaypoblaciónenjambrada,formadaporbritánicosy europeos desplazados y africanos desubicados, conocida colectivamente comoEstados Unidos. Su lealtad desaparece fuera de las fronteras de la meseta delColorado.

Vepasarunosfarosporabajo,atravésdelalluvia,uno,dos,tresvehículoscomounconvoymilitarque semuevensigilosamentepor la rocamojada, chirríanporelcauce embarrado y desaparecen de su vista al tomar la siguiente curva del bancal.Oyeelruidosordodeundesprendimientoderocas.Algunasdesusmáquinasnovana salir vivas de ahí, piensa mientras sale de su escondite detrás de un enebro ycontinúasucamino.Diostambiénhacerodarrocas.Deberíahacerrodarmás.

Encuentra el sendero y asciende con dificultad, trepando cuatrocientos pies enzigzag hasta el siguiente bancal.Aquí el sendero cruza hacia el noreste y sigue elcontornohastaquesellegaaotrafracturaenlapared.Trescientospiesmásarribayaunamilladedistancia,Smithllegaaldesfiladero.DebajoestáelextremosuperiordeunacuencadedrenajeconocidaconelnombredeElateriteBasin;yaestáamitaddecamino de Flint Trail.Más allá, apenas visible a través de la lluvia, está BagpipeButte;másarribaOrangeCliffs,lapartemásaltadelaelevadameseta,amilpiesdealturayacincomillasdedistancia.Elsolresplandeceatravésdeunclaroentrelasnubes.

Smith descansa un rato. Echa una cabezada. Oye un disparo, lejano, remoto,apenasenel interiordel reinode laconsciencia.Vuelve lavistaatrás,haciaLizardRock,elLaberinto.Quizáshayasoñadoconelsonido:alucinaciones.

Lalluviahacesado.Másdisparos,unadescargadefuegosostenido.Estásteniendoalucinaciones,sediceasímismo.Elchiconopuedesertantonto.

NisiquieraGeorge,nisiquieraélpodríasertantontocomoparameterseenuntiroteocontra todos ellos, quienes quiera que sean, policía estatal, probablemente, losmalditosDepartamentosdelSheriffdeloscondadosdeWayne,EmeryyGrandSanJuan al completo, por nomencionar a los agricultores de alubias y vendedores decoches usados del equipo del obispo que queden todavía ahí.No, no puede ser él;ahoratienequeestarabajo,enelLaberinto,despellejandoaunciervo,esosseránlos

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disparos que he oído. Aunque sonaban como a encuentro bélico armado, a decirverdad.

Demasiado tarde para volver. Hayduke quería estar solo. Ahora lo está. DoshelicópterossedirigenhaciaelLaberintohaciendoruido.Smithselevantayprosigueaúltimahoradelatarde.Lasnubesdetormentadesaparecenflotandohaciaeleste.Los rayos del sol se dispersanpor el cielo renovado como enormes reflectores. SearrastradandolosúltimospasoshastallegaralomásaltodeFlintTrail.

Hambriento, empapado, exhausto, con ampollas en los pies y con frío, Seldomcaminapesadamenteypasapordelantedelosturistasapiñadosenlaplataformadelmirador del Servicio de Parques que está en el borde. ElMaze Overlook. Cuatroancianas,quesepasanlosprismáticosunayotravez,miranatentamenteaSmithconmiedoydesconfianzay luegovuelvenalestudiodealgofascinanteque tiene lugaralrededor del Laberinto. Observan un enorme circo panorámico de millas deprofundidad y anchura. Unos aviones dan vueltas por allí. Fuego rojo, una brumasinuosadehumoyniebla flotapor los cañones, una catarata colorbronce retumballena de lodo por el borde de un barranco de mil pies, mientras rayos de focoscelestialesescogenestepunto,aquelpunto,yelrestosequedaentrelaoscuridaddelasnubes.

Smithignoraalosturistas,sóloquierealejarsedeeselugarpúblicoyllegaralosbosquesdepinos lomás rápidoposible.DiezmillasmáshastaFrenchy’sSpringyencontrarácomida.SuatajolehacepasarpordelantedelautodelasseñorasydeunamesasobrelaquehandejadounaneveraportátilColemanquecontiene¿pastaparaladentadurapostiza?¿Cremaparalashemorroides?¿Comida,quizás?

Las débiles rodillas deSmith casi le flaquean.Huele la carne.Está cerca de lamesa,dudando,abrelaneverasinpoderevitarlo,cogeelpaquetequeestáarribayloexamina.Mirahaciaatrás.Dosdelasmujereslomiranboquiabiertas,asombradas,elsol les entra a través de las gafas por un instante y las deslumbra. Se mira en elbolsillo.Unamonedagrasientadeveinticincocentavos,noessuficiente.Peroestodoloquetiene.Dejalamonedasobrelamesaycogedospaquetesenvueltosenpapelblancodeestrazamanchadosdesangre.

Unadelasmujereschilla:—¡Dejaesodondeestaba,ladrónasqueroso!—Disculpenseñoras—diceSmithentredientes.Searrimalospaquetesalpechoysalecorriendohaciaelbosque,selecaeuno,

continúa pesadamente a través del lodo, las agujas de pinoy los charcos, hasta unpuntosoleadocercadeunpedrusco.Escucha.Nohayseñaldepersecución.

Madremía,síqueestoycansado.Sedesplomaenelsueloyabreelpaquete.Doslibrasdecarnedehamburguesaapestandoaproteína.Selanzaaellacomounperrohambriento y se la come cruda.Se la come toda.Mientras la engulle, oyeun auto

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corriendoporlacarretera.Noseoyenadamás,salvoloschillidosdeunaardillayelparloteo a coro de los arrendajos azules entre los pinos piñoneros. Luz de tardeveraniega.Paz.Agotamiento.

Conlabarrigallena,Smithseinclinahaciaatrássobrelarocacalienteporelsolycierra los párpados cansados.Un coro de pájaros vespertinos celebra el final de latormenta; azulejos, arrendajos piñoneros, tordos, sinsontes y cuitlacoches cantanentrelosárboles,enelairedelastierrasaltas,asietemilpiessobreelniveldelmar.Elsolsehundeentrearchipiélagosdenubes,entrelascordillerasdelcielo.

Smith se queda dormido. Sus sueños son extraños, agitados. Los sueños, esasraídasyevasivasimitacionesdelarealidad.ElpobreSmithduerme…

Opiensaqueduerme.Algúnhijodeputaledapatadasenelpie.—Despierte,señor.¡Plon,plon,plon,plon!—¡Despierte!Smithabreunojo.Pantalonesverdehojayzapatoslustrosos.Abreelotroojo.Un

jovenlozanoconlosmofletesrosasconsombrerodeosoSmokeyloestámirandoysostiene en unamano lo que parece ser un pollo desplumado.Otro joven cercano,armadoconunapistolayungaslacrimógeno,golpeaunárbolconunaporramientrasobserva a Smith con expresión seria. Ambos llevan el uniforme y la placa de losguardasdelServiciodeParquesNaturales.

—Levántese.Smithgime,seincorporaunpocoysesientacontralapiedra.Seencuentrafataly

tieneuncrecientesentimientodecatástrofequenoleayuda.Sefrotalosojos,semeteelmeñique en los oídos y vuelve amirar.Efectivamente, unpollo desplumado.Eljovenquetieneelpollocolgandodelantedeéllesuenadealgo.

—¡Levántese!Smithbuscaatientassusombrerochambergoaplastadoyseloajustaalacabeza.

Peroentoncesaparecelairritación.Noselevanta.—Amigos,marchaos—dice—,estoyintentandodormir.—Tengounadenunciacontrausted,señor.—¿Cuálesladenuncia?—Lasseñorasdicenqueustedlesrobósushamburguesasysupollo.—¿Quépollo?—Estepollo.Smithgiralacabezaunpocoyexaminaelavesinplumas.—Nuncalohabíavistoantes.—Loencontramosporelcamino.Selecayómientrascorría.Smithlevantalosojosdelpolloyleelaplacaconelnombredelguarda:EdwinP.

Abbott,Jr.Ahorarecuerda.

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—Oye—dice—,¿noestabastúenelParqueNacionalNavajodeArizonahaceunpardemeses?

—Metrasladaron.Tambiéndicenqueharobadodoslibrasdehamburguesas.—Esoesverdad.—Loadmite.—Sí.—¿Noloniega?—No.Los dos guardas semiran, asienten con la cabeza y vuelven sus ojos graves y

serioshaciaSmith.ElguardaAbbottdice:—¿Entoncesloconfiesa?—Estabamuertodehambre—explicaSmith—ycreoquedejéalgodedineroa

las señoras. En cualquier caso, no era mi intención. Ahora, amigos, tengo cosasimportantesquehacerynoquierorobarvuestrotiempo;marchaosydejadmedormirunrato.

—Estáustedarrestado,señor.Ustedvieneconnosotros.—¿Porquémotivo?—Porroboyporacamparenunazonanoindicada.—Estaesmitierra.—EstoesunParqueNacional.—Merefieroaquevivoaquí.SoydeUtah.—Esoselopuedeexplicaralmagistrado.Smithsuspira,sedalavueltaycierralosojos.—Estábien,perodejadmedormirunpoquitomás.Estoymuycansado, chicos.

Sólounpocomás…—farfullaysedesvanece.—Levántese.—Vetealamierda—susurraentresueños.—¡Levántese!—Zzzzzzzz.Smithsedesplomadecostadoyserelajaenlaesquinacálidayagradabledela

roca.LosguardasmirancomoSmithduermeyluegosemiranelunoalotro.—¿Por qué no le echo gas a este cabrón?—dice el segundo guarda—, eso lo

despertará.—No,esperaunmomento.—ElguardaAbbottsesacadelbolsillounpardelas

nuevas esposas desechables de plástico—. Lo esposaremos primero. No vamos anecesitarelgas.

Rápidoycondestreza—esoeraalgoparaloquelehabíanentrenadobienenlaAcademiadeEntrenamientodeGuardasHoraceP.AlbrightdelServiciodeParques

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enSouthRim,GrandCanyon—rodea lasmuñecasdeSmith con las esposasy lastensa. Smith se revuelve débilmente, gruñendo en sueños, pero no se resiste. Nisiquierasedespierta.Yanoleimporta.

El guarda Abbott y su ayudante levantan al prisionero y tiran de él, y vaarrastrandolaspiernasrelajadasporelmantillodelsueloatravésdelbosquehastalacarreteray el autopatrulla. ¿Dónde loponemos ahora?Locolocan recostado entreellos en medio del asiento de la furgoneta. Smith, mientras sonríe entre sueños yroncaconsuavidad,seacurrucacontraelhombredesuderecha.

—Untíodifícil—diceelayudantedelguarda.—Notepreocupes.—¿Quéhemoshechoconelpollo?—Lohemosdejadoenelbosque.—¿Nolonecesitamosparaaportarpruebas?ElguardaAbbottsonríeasucompañero.—Olvídate del pollo. Aquí sí que tenemos un pollo de verdad. ¿No imaginas

quiénpuedeserestehombre?Elotro,cambiandodeposturademaneraincómodabajoelpesomuertodeSmith,

dicedespuésdeunmomento:—Bueno,meloestabapreguntando.Estabapensandoquepodríaserél.Poreso

penséquedebíamosecharlegasprimeroaestecabrón.¿QuieresdecirquetenemosaRudolfelRojo?

—TenemosaRudolfelRojo.El guarda Abbott enciende el motor, coge el micro y comunica por radio la

noticiadelacapturaasujefe.—Enhorabuena,Abbott—respondeelguardajefe,entrefuertesinterferencias—,

peronohabéis cogidoaRudolf elRojo.HandisparadoaRudolf elRojohaceunahora.Tenéis a otra persona.Traedlode todasmaneras.Ynoolvides tu informedeactividad.

—Sí,señor.—Mieeeeerda—diceelayudante.Estánapuntodedar lavueltacuandounautode turistasseponeasu lado.La

parejaquehaydentroparecenerviosa.—Oh,guarda—gritalaesposa.—¿Sí,señora?—diceAbbott.—¿Podría indicarnos, por favor —la mujer sonríe ligeramente avergonzada—

dóndeestánlosserviciospúblicosmáscercanos?—Sí, señora. Los servicios públicos están junto a los aparcamientos en Maze

OverlookyhayotrosenelmiradordeLand’sEnd.Notienenpérdida.—Muchísimasgracias.

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—Denada.Los visitantes se alejan conduciendo con cuidado (asfalto húmedo). El guarda

Abbott acelera y efectúa un derrape para cambiar de sentido en el que la parte deatrássedeslizaportodalacarretera.Trozosdebarrosalpicanlospinospiñonerosdelarcén.

—Megustaestetrabajo—dice,mientrassealejanhaciendoruidohacialaoficinacentraldeldistrito.

—Sí,amítambién—diceelayudantedelguarda.—Sepresentanmuchasoportunidadesdeserútilalagente.Diezmilmillascuadradasdenaturalezasalvaje,imaginaSeldomensussueños,y

niunorinaldondehacerpis.¡Serviciospúblicos!GeorgeHayduke,viejocompañero,ahorasíquetenecesitamos.RudolfelRojoestámuerto.

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Dejalamonedasobrelamesaycogedospaquetesenvueltosenpapelblancodeestrazamanchadosdesangre.Unadelasmujereschilla:—¡Dejaesodondeestaba,ladrónasqueroso!—Disculpenseñoras—diceSmithentre

dientes.

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B30.EnelbordedelLaberinto.Terminalapersecución

ueno, todo depende del cristal con que se mire, piensa Hayduke mientrascaminabajolalluviahaciaelúltimopuntodeobservacióndeLizardRock.Silomirasdesdeelpuntodevistadeláguilaratonera,lalluviaesunalata.No

hayvisibilidad,nohaycomida.Perodesdemipuntodevista,desdeelpuntodevistadelaguerrilla…

Sólo lequedabapor andarunamillaymedia, alrededorde laparte altadeunaramificación de barrancos de arenisca: unos pequeños y oscuros cañones, másprofundos que anchos, que comenzaban entonces a llevar agua, cargados de cienomarrón-rojizo,unlíquidoespumoso,esponjosoyburbujeante,demasiadoespesoparabeberloydemasiadofinoparacaminarsobreél.

Se detuvo detrás de un arbusto (de purshias) enmarañado y húmedo para dejarquepasaranunpardejeeps,consusfarosámbarardiendobajoelaguacero.Recuperóel aliento y la fuerza, tomó un nuevo impulso y continuó corriendo por el rastroembarrado que había dejado el jeep, rodeando el campamento donde estaba elhelicóptero, y se acercó al lugar donde se encontraba el alijo secreto de víveres.

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Cuando se hicieron visibles a través de la lluvia la tienda, los vehículos y elhelicóptero, se agachó sobre las rodillasycodos,gateóotras cincuentayardasy sedetuvo.

Entrecierra losojosbajo la lluviadesdedetrásdeunmontóndeescombrosquehan caído desde los peñascos de Lizard Rock para estudiar el panorama. Doshombres armados vestidos con ponchos se encuentran de pie junto a un fuegovigilando una cafetera. Otro asoma la cabeza desde la tienda de campaña militarverde oliva más cercana. El gran helicóptero gris —Departamento de SeguridadPública, Estado de Utah— reposa sobre sus patines, inservible con tanta lluvia.Departamento de Seguridad Pública, ese es el nombre nuevo y encantador para laPolicíaEstatal,quesuenamuchomása…bueno,aregimiento.

—¿Estálistoelcafé?—Casi.—Vale,tráelocuandoestélisto.Lacabezasemeteenlatienda.Haydukemirahacialaderecha:doshombrescon

escopetas están fumandodentrodeunade las furgonetas4x4delDepartamentodeSeguridadPública.Losdemásvehículosestánvacíos.MirahaciaeltaluddeLizardRock,alrevoltijodebroza—eracercadeeseenebrodestartalado,¿verdad?—dondeescondieron las provisiones. Comida y agua.Kit de primeros auxilios. Calcetineslimpios.Ymunición,doscajasllenas;esosehabíaencargadoéldeguardarloparanocorrerriesgos.

Quéhacer,quéhacer…lamismapreguntadesiempre.Esealijo tanpróximoypreciadoestabaasualcance,escondidosolamenteaunascienyardasdelastiendasylahoguera.¿Quéhacer?Aquíhacefaltaunadistracción.Lalluviarepiqueteabasobresupaciente cabeza, vertiéndose comouna cascadapor la visera de su gorra.Podíaesperar,porsupuesto,esperaraqueelloshicieranalgo,aquesefueranylodejaranenpaz.Peroobviamenteellosnosemoveríanconesehelicópterohastaqueamainarala lluvia. O podrían dejarlo sin vigilancia; pero así habían ya perdido demasiadoshelicópteros.Podíavolvergateando,colocarseenotrolugar,dispararunpardetirosparaatraersuatención,volverdandounrodeohastaallíyabalanzarsesobreelquesehubieraquedado.

Vuelvearrastrándosesobrelabarrigaporencimadelaarenamojadahastaquenopuedevérseledesdeelcampamento,entoncessubeporeltaludqueestáalospiesdelprecipicioyserefugiabajoelhuecodeunsaliente.Sesientaallíentrepolvo,huesosycagadasdecoyoteeintentapensarquépuedehacer.DeberíahaberhechoqueSmithfueraconél.¿Cómo?Deberíahabersequedadoconlamochilasobrelaespalda,queesdondedebeestar.Nuncadeberíahabertiradoesamochila.Perotuvoquehacerlo.Pero no debería haberlo hecho. Pero tuvo que hacerlo.En esemomento parecía laopción correcta. Aunque, tampoco tuvieron oportunidad de volver. No termina de

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convencerse.Nideesonidecasinada.Elhambreensuspiernasybrazoshuecosylacueva con eco de su tripa hacen que todo lo demás parezca irreal, especulativo,relativamentesinimportancia.Académico.

Tienequecomer.Provisionalmentesemuerdelosnudillos.Dios—piensa—,unhombredeberíaobtenerunpocodealimento,algo,simplementemordisqueándoselosdedos. Siempre puedes arreglártelas con una mano si es necesario. Quizás. Conayuda.Aunqueaquíno.Allíabajotampoco.MirahaciaelLaberintoyve,atravésdelacortinaplateadadelalluvia,unadesconcertantejungladeroca;cúpulas,lomosdeelefante, pozas y cuencas, cortados y esculpidos, divididos por cañones, cañoneslaterales, afluentes de los cañones laterales, todos ellos serpenteantes comolombrices, con paredes verticales y sin fondo aparente. Qué lío —piensa—. Unhombresepodríaperderahí.

Por el momento está a salvo, aunquemuerto de hambre y sin plan alguno. EldesfallecidoHaydukesedescuelgaelrifle,cogeelrollodecuerdadelhombroysetumbaadescansarunosminutos,otravez.Sequedadormidoalinstante.Lossueñosrápidos, irregulares y desagradables le despiertan. Dios, tengo que estardebilitándome —piensa—. No puedo mantenerme despierto. Vuelve a quedarsedormido.

Se despierta con el sonido de motores que aceleran. La lluvia ha amainado.Quizásesosealoquelehadespertado.Tranquilidadseguidadeacción.Aturdidoyvacilante,Haydukerecogeelrifleyseponeenpiebalanceándose.ElcampamentodelapolicíaseescondetraslapareddeLizzardRock.Bajadandotumbosporeltaluddematerialessueltos,enelquecasisecae,yalcanzaunaposicióndesdedondetienebuenavisibilidad.

Ahorapuededivisarlos: loshombres, las tiendas, el fuegoquearde lentamente,los vehículos y los rotores giratorios del helicóptero. Lo están calentando. Doshombresestánsentadosconlapuertalateraldelamáquinaabierta,compruebansusarmasyfuman.Llevantrajesdecamuflajemarrónverdoso,comoloscazadoresolossoldadosdecombate.Unotieneunosprismáticoscolgadosdelcuello.Ambosllevancascosy,además,ajuzgarporsustrajesrígidosyabultados,chalecosantibalas.

Haydukelosexaminaatravésdelamiratelescópicadesurifle,lacruzdelpuntodemira primero sobreuno, luego sobre el otro.Sobre sus rostros: unonecesita unafeitado,tienelosojosrojosyparececansado;elotrollevaunbigoteespeso,tienelanariz húmeda, labios finos, cejas pobladas y una mirada acechante e inquieta decazador.Encualquiermomentopodríadirigirenesadirecciónsusojosde5x50,elhijodeputa.Ysilohaceahílotendrá,directoalafrente.

Haydukebajalamiraunpocoparaleerlaetiquetaconelnombrequellevaenelpecho.Hoyendíatodosllevanetiquetasconelnombre.Ytodosloshombresposeenunnúmero.El nombre es JimCrumboy lamano, que agarra loqueparece ser—

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Haydukeenfocamejor—unaescopetaBrowningMágnumde3pulgadascalibre12semiautomática(¡quécabrón!),semantienefirmecomounpilar.Probablementellevaelnúmeroenesebrazaletequetieneenlamuñecayenlainsigniaforradadepieldelbolsilloizquierdoconcremalleradelpecho.Pareceunputooficial.

Oh,estoesdenuevoVietnam,en todos losaspectos.Nofaltanadamásque lamaleza,Westmoreland, las putas y las banderas confederadas. Y yo, el último delVietcongenlajungla.¿Osoyelprimero?Enlajungladesilencioypiedra.Despega,cerdo,¿aquéestásesperando?Hayduke,impaciente,recorreelcampamentoconsuojotelescópico,elvoyeuranarquista,enbuscadealgoaloquedisparar,dealgoquecomer.

Menos lluvia.Visibilidad hasta de cincomillas.El piloto aparece en la cabina.Crumboysucompañerosemetenenelhelicóptero,cierranlaspuertasylamáquinaseelevarugiendoentrelalloviznagris-verdosadelaire.Haydukeseagachaentrelasrocasmientras observa al piloto del helicóptero por el telescopio.Un rostro pálidodetrás del plexiglás.Metálico, con casco, con elmicrófono en la boca y una seriamirada de asombro tras el Polaroid antirreflejos. Sobre esa plataforma parecesemihumano.Ynopareceunamigo.

El helicóptero se funde con la neblina, en dirección sur hacia Las Aletas, ydesaparece por el momento. Hayduke vuelve a poner toda su atención en elcampamento.

Doshombres se estányendoenuna furgoneta4x4, y sedirigenpor el senderoviscoso haciaCandlestickSpire y StandingRocks. ¿Se han ido todos?Examina elpanorama con atención. Quedan dos vehículos, las tiendas de campaña y el fuegohumeante.Parecequenohayhumanos.Losdemás,quizássehanmarchadoenunapatrullaapie.

Sin embargo espera, aunque el hambre voraz le pita en los oídos. ¡Dios! ¡Esamantequilladecacahuete!¡Esacecina!¡Esasalubias!Esperadurantemediahora,oesolepareceaél.Nadiealavista.Yanopuedeaguantarmás.

Portandoelrifle,Haydukebajaporlapendientedeltaludhaciaelalijoescondido.Seoculta,cuandopuede,detrásdepiedrasdesprendidasobajolosenebros,aunquenohaymuchodondeesconderse.

Está a pocas yardas de su objetivo y a cien yardas del campamento cuando—¡Diosmío!—unperro sale dando saltos por la abertura de la tiendamáspróxima,ladrando como un poseso. Parece un cachorro airedale terrier, negro y canela,mediano. El cachorro divisa a Hayduke de inmediato y sale corriendo hacia él,entonces sedetiene amedio camino,vacilante, ladrandoymoviendoelmuñóndelraboalmismotiempo,cumpliendoconsudeber.Haydukeseponeamaldecir—¡putoperro!—cuandodoshombressalendelatiendadecampañaconunatazadecaféenla mano, mirando a su alrededor. Lo ven. Lo han pillado en campo abierto, y

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Haydukeactúainstintivamentelanzandoundisparodesdelacaderaquehaceañicosla ventana de la camioneta que tiene más cerca. Los hombres regresan al refugioinútildelatiendadecampaña.Dondeestánsusarmas.Ylaradio.

Haydukeseretira.Elcachorrolopersiguealolargodeotroscienpasosmásysedetiene,mientrassigueladrandoyagitandosuridículacola.

HaydukecorrehacialascimasdelLaberinto,elprimeryúnicoesconditequeveyquese leocurre.Nuncahaestadoahíantes.Nole importa.Malditosperros.Se losdeberían comer los coyotes a todos, piensa,mientras corre con pies pesados. Paraevitar la cima a la intemperie, corre a través de un grupo de enebros hacia unapenínsuladepiedraque sobresale, comoun índiceque señalahacia el corazóndelLaberinto.Eldedoeslargo,dedosmillasdedistancia,ylazonacubiertaesescasa.Amitaddecaminohaciael finalde larocavuelveaoíresesonido, losrotoresdeunhelicópteroquedestrozanelaire.Mirahaciaatrás,todavíanolove.Siguecorriendo,apesardequelascostillaslecrujendedolorylagargantalequemaporlanecesidaddemásaire,másespacio,másenergía,másamorymásdetodo,detodomenosdeeso.

Pero es eso, piensa con asombro mientras corre a toda velocidad por la rocabrillanteyunrayodesolextraviadocaeatravésdeunclaroentrelasinquietasnubesylosiguecomosifueraelfocodeDios(¡porahíva!),a travésdelaexplanadadepiedra,másalládelúltimoárbol,alaizquierdadelescenario,bajolastribunasdelosbarrancos, hacia el teatro al aire libre del desierto. Hayduke al fin es el únicoprotagonistadelespectáculo,elmandamás,soloydesprotegido.

Correporlarocadeareniscahastalanariz,elextremo,lapuntadelapenínsula.Cañones verticales lo rodean por ambos lados, a cien pies de distancia y a unoscuatrocientosoquinientospiesdeprofundidad,conparedestanlimpias,lisasyrectascomoloslateralesdeloqueBonniellamaelVampireStateBuilding.

¿Desesperado?Entoncesnohaynadaporloquepreocuparse,recuerdamientrasjadea como un corredor de maratón en la recta final. Así es, lo he hecho, medispararáncomoaunperro,nosepuedesalirdeaquí,nohaysalida,yanisiquieratengomicuerda—¡olvidélacuerda!—ylasituaciónesabsolutamentedesesperadaynohayniunaputacosaporlaquepreocuparseyademásmequedanseisdisparosenelrifle,ycincomásveinteparala357.

He aquí Hayduke y sus reflexiones, mientras un disparo estalla como unsarpullido de miliaria de altos decibelios en su trasero, mientras regresa elhelicóptero,mientrasunadocenadehombresapieyotradocenaencochespatrullaequipadosconradiosedetienen,danlavueltayacudenhaciaallá,ysereúnentodosellos alrededor de un psicópata exhausto, famélico, aislado, solo, atrapado yacorralado.

Últimahoradelatarde.Elsolbrillaporencimadelamasairregulardenubesde

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tormentaylosreflectoresdoradosmásnaturalesactúansobrelatierradeloscañones,mientrasqueHayduke, aquienhanvistodesde el helicóptero, estádesprevenidoytropiezaenelextremofinaldelaroca,setambaleaenelbordeysacudelosbrazosparamantenerelequilibrio.

Miraporencimadelbordeyve,quinientospiesmásabajoenvertical,unamasaespumosa roja y semilíquida de lodo que cae como un torrente por el fondo delcañón,unainundaciónrepentinaquéseextiendedeparedaparedyquetomalacurvaatodavelocidad,retumbandobajoelprecipicioyrugiendohaciaelocultoríoVerdeaunascincooveinticincomillas(notienenocióndeladistancia).Loscantosrodadoschocanytableteanbajolacrecida,lostroncospasanflotando,losárbolesarrancadosseelevanentrelasolas…Saltaraunríodelavanodebesermuchopeor.

Elhelicópteroseaproxima trazandounampliocírculo.Haydukese resbalaconuna fisura del borde rocoso, una grieta dentada y curva, apenas lo bastante anchacomoparaquequepa sucuerpoy tanprofundayalabeadaquenoalcanzaaverelfondo.A un lado hay unas purshias, al otro un enebro joven.No hay nada dondeapoyar lospies;semeteenlagrieta,conlaespaldacontraunadelasparedesylasrodillascontralaotra,comosifueraunachimenea.Estáaprisionadoentrelamasadelapenínsulayelbloqueescindido,sólolosojos,losbrazosyelriflesobresalenporencimadelniveldelsuelo.Esperaelprimerasalto.

¿Asustado?No, joder, no está asustado. Hayduke ha sobrepasado el límite delterror.Despuésdehabersecagadodemiedo,purgadoypurificado,estáyademasiadocansado para temer nada y demasiado exhausto para pensar en rendirse. El fétidohedorsubedesdelaculeradesusvaquerosylamasatibia,sueltayestructuralmenteimperfectachorreaporlapiernaderechadesupantalónyapenasparecequelahayaproducidoél.Haydukehaencontradounreinomássimplequesecentraeneloculardesutelescopioyquelereducesimplementealaprecisióncoordinadaentreíndiceygatillo, ojo y punto demira, boca del arma, desviación provocada por el viento ytiempo de espera. Su mente, ahora limpia como sus intestinos y aclarada por elayuno,estáatentaeimpaciente.

El helicóptero hace ruido en busca de su presa. Sin pensar, como amaestrado,Haydukeenvíasuprimerdisparohacialaventanadelpiloto,yfallaaccidentalmenteeltirodirigidoalrostro.Elhelicópterosedesvíarápidamente,confuria,yeldisparomúltiple provocado por el artillero desde la puerta lateral sacude la arenisca a unadistanciadeunasdiezoveinteyardasdedondeestáHayduke.Conlacoladelpájaroapuntandohaciaél,disparaelsegundotirohacialacajadecambiosdelrotordecola.El helicóptero, ofendidomás que dañado, vuelve renqueando al campamento parallevar a cabo unas pequeñas reparaciones y que la tripulación haga un descanso ytomeuncafé.

Hayduke espera. Los hombres que están en tierra mantienen una distancia de

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seguridad de seiscientas yardas a lo largo de la península de roca de arenisca yesperan a que lleguen refuerzos y órdenes de campo.Como ve que va a haber unligero retraso técnicoenelproceso,Haydukeencuentraunhuecomásseguroen lagrietaysequitalospantalonesapestosos.Creeestardispuestoamoriresemismodía,peronoestádispuestoamorirsobresupropiamierda.Despuésdequitárselos(conelriflecolocadosobre la roca frenteasubarbilla), suprimerpensamientoes tirar lospantalones junto con su suciedadpor la pendientehacia abajo.Pero entonces se leocurrealgomejor.Notieneotracosaquehacerenesemomento,detodasmaneras.Rompe una pequeña rama de las purshias, con su flores de agradable perfumeanaranjadoapuntodeproducirsemillas.Larestriegaparaquitarlaporqueríadelospantalones. ¿Por qué? En esas circunstancias, ¿por qué, hermano? Bueno, piensaGeorgeHayduke,esunacuestióndedignidad.

Dejaquesesequenunratolospantalonesmientrasesperaelsiguienteasalto.Enelriflequedancuatrodisparos:dosparalacargadelsiguientehelicóptero,dosparaloquequieraquevengadespuésyla357cargadaparaloúltimo.

Nodeberíadurarmucho.SamLovellegótardealaprimerapartedelaacción,peronoalapartedivertida.

Encualquier caso, nohabríahabidodiferencia.Yano estaba almandodenada, nisiquieradesucuriosidadperpleja.Habíantranscurridoveinticuatrohorasdesdequehabía enviado a su delirante hermano en helicóptero, asistido por Doc y Bonnie,directoaunacamaenlaUnidaddeCuidadosIntensivosdelhospitaldeMoab.

Samahoraeraunmeroespectador,untranseúnteyunmirón,ysealegrabaporello. Él y un reportero de Salt Lake City se sentaron en un bloque de piedra yobservaron la escenade labatalla. Iluminadospor el soldel atardecer, el amplioyrosadoprosceniodelLaberintosepresentabaanteelloscomoungranescenario,concumbresrojas,bóvedaspúrpuraymontañasazulesquehacíandetelóndefondo.Enprimerplano,enlascandilejas,unchasquidoderifle,ligeroperofirme,probabaquedonde hay vida hay esperanza. Dos helicópteros y un avión de reconocimientozumbabanentrebastidoresinútilmente,desperdiciandogasoil.

—¿Cuáleselhelicópteroqueabatió?—preguntóSam.—AquelgrandedeSeguridadPública.Elquellaman,segúncreo,unHueycivil.

Aunquerealmentenoloabatió.Sólolehizounrasguñoalrotordecolayagujereóunaventana.Nadieresultóherido,perohantenidoquellevarloatierraunrato.

—¿Ydóndeestaél,exactamente?—Allí en ese punto.—El periodista se acerca los prismáticos a los ojos; Sam

hacelomismo—.Estáatrincheradoenunafisuradelaroca,entreesosdosarbustos.Aunasquinientasoseiscientasyardas,creo.

Sam enfocó con los prismáticos. Veía las dos matas, casi sin hojas ni ramas,aparentemente despojadas por los disparos de rifle, pero no veía ninguna señal del

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fugitivo.—¿Cómosabequesigueahí?—Disparódos tiroshaceunahora,cuando intentaron lanzarlegranadas.Porun

pelonoledaalpilotodelotrohelicóptero.Ambosobservaban;decadalado,unpocomásabajoydelante,devezencuando,

salíaundisparoderiflequerestallabacomounlátigo.—¿Aquéestándisparandoesoshombres?—A los arbustos, imagino. Quizás se piensen que con suerte un rebote pueda

alcanzarlo.Esunaformadematareltiempo.Sinhacerdañoanadie,pensóSam.—¿Cuántotiempohacequellevaahí?Elreporteromirósureloj.—Seisputashorasymedia.—Probablementesehayaquedadosincartuchos.Seríabuenaideaatacarleantes

dequeoscurezca.Elreporterosonrió.—¿Quieredirigirustedlaofensiva?—No.—Nadiequiere.Enesagrietaseencuentraunfrancotiradorrespetable.Debede

haberguardadomuniciónparalosúltimosdisparos.Esperaránaquesalga.—Serámejorquenolopierdandevista—dijoSam—.EseRudolftieneunmodo

de desaparecer de las cimas de los cañonesmuy divertido. ¿Están seguros de quetodavíanohabajadoalLaberinto?

—Hancolocadoadoshombresenelcuellovolcánicoquehayallí,alotro ladodel cañón. Está sobre una caída de quinientos pies prácticamente vertical. No esposibledescenderporesaareniscatanlisa.Aunquesilointentara,ellosleverían.YsisecayerasetoparíaconlamayorriadaquehahabidoenHorseCanyonencuarentaaños,segúnelsheriff.YodiríaquesuRudolfestájodido.

—Noesmío,gracias.Perollevaunacuerdalarga.—Yano.Hanencontradotambiénsucuerda.Losdisparosderiflecontinuaban,siempredesdeelmismobando.—Apuestoaqueestásinmunición—dijoSam—.Quizásserinda.—Quizás.Siél fuerauncriminalcorrientees loquecabríaesperar.Yadebede

tener bastante sed. Pero los chicos de Seguridad Pública dicen que se trata de unverdaderobichoraro.

—Esonolodudo.Sam bajó los prismáticos. Mientras jugueteaba con ellos e imaginaba lo que

estaría haciendo allí, oyóungrito cercano.A lo largode toda la línea de fuego sedesencadenó una ráfaga de tiros: una docena o más de rifles disparando a fuego

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rápido.Latrayectoriadelasbalasconvergíaenunsoloobjetivo.—Diosmío—farfullóSam.Se acercó los prismáticos de nuevo y buscó el objeto que concentraba tanto

interés.Miróyrápidamenteencontróelblancoenlapunta,aunospiesdedistanciadel borde del precipicio, una figura semihumana rígida y torpe que se elevaba decinturaparaarribadeloqueparecíaser,desdeelángulodevisióndeLove,unamasasólida de roca. Vio la gorra con visera amarilla, una especie de cabeza peluda yenmarañada, los hombros, el pechoy el torso de algovestido en tela vaquera azuldesteñida, exactamente como recordaba la vestimenta que llevaba Rudolf en susrápidos encuentros anteriores. Los brazos del hombre parecían estar agarrando, oteneratadosasualrededor,unrifle.Aesadistanciatangrande,sinembargo,inclusoaunqueestuvieramirandoconlosprismáticos,Samnopodíaestarseguro,nopodíaestar absolutamente convencido de su identificación, aunque eramás que probableque tratara de la misma persona. Tenía que ser. Pero con una diferencia obvia eimportante:estabandestrozándolodelantedesusojos.

SamLove había llevado una vida entre algodones en la que principalmente sehabíapreocupadoporsusnegocios;nuncahabíasidotestigodeladestrucciónfísicade un ser humano. Horrorizado, asqueado y fascinado observó como la figura deRudolfparecía arrastrarseodeslizarsedecostado, lamitaddentroy lamitad fuera(por el amor deDios, ¿por qué?) de la grieta.Vio como una tormenta de balas loazotaba.Conelcuerporasgadoyfragmentado,volabanastillas,harapos,escisiones,ytrozosporlosaires,losbrazoslecolgabancomosiestuvieranfracturados,elriflesecayó,lacabezasehizomilpedazos…losrestosdeshechosdeloquepudierahabersido,segundosantes,unchicoamericanovivo,sonriente,cariñosoyviril.

Sam se quedó mirando fijamente. El cuerpo acribillado se agarraba al filo unmomento antes del impacto de la lluvia de acero que, como una sucesión demartillazos, le empujó literalmente por el precipicio. Los restos deRudolf elRojocayeronalabismoespumosodelcañóncomounabolsadebasura,ydesaparecieronparasiempredelavistadeloshombres.Ydelasmujerestambién.(Pues,dehecho,nuncahallaronelcuerpo).

Sam se sintió enfermo. Durante unos cuantosminutos,mientras el reportero ytodoslosdemáscorríanhaciadelanteygritaban,élpensó(comosuhijadecía)queibaaecharhasta la rabadilla.Perono lohizo; la repulsiónvisceralpasó,aunqueelrecuerdodeesehorrorempañaríasussueñosdurantemesesyaños.Bebióaguadesucantimplora, comió unas galletas saladas que llevaba en la fiambrera y unminutodespuésyaseencontrabalosuficientementebiencomoparareunirseenelextremode la roca con la policía, los sheriffs de tres condados y sus ayudantes, elsuperintendente adjunto de un Parque Nacional, dos guardas, tres periodistas y elresiduo(cuatromiembros)delequipodeBúsquedayRescatedeSanJuanCounty.

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No encontraron ningún resto de carne y hueso. Pero había un buen rastro desangrea lo largode lapiedra,queconducíahastaelborde.Encontraronel rifledeRudolf,lasreliquiasdesvencijadasdeloqueundíafueunhermosoRemington30-06conmira telescópica, conuncartucho intactodentrode la cámara.Esto asombróaalgunos,mientras queotros examinaban los vestigios destrozados por las balas delarbusto de purshias y del enebro que, durante aquella larga tarde, habían dado alforajidotodoelcobijoquepodíanofrecerhastaquelevantólacabezaparadisparar.

Otrosestudiaronlaareniscallenadeseñalesdebala,lasmanchasparcheadasdelfuegoylapólvoraaciertadistancia,dondehabíanexplotadolasgranadas,ytirarondevariaspatadasociosasalgunaspiedrasporlagrietaquedividíalaparteprincipalde la punta y su extremo final. Las piedras repiquetearon entre las sombras ydesaparecieron mientras golpeaban los escombros acumulados al fondo durantesiglos.

El capitán de la compañía de la policía estatal se comunicó por radio con sushombres,queestabanenelbordeopuesto,yleconfirmaronqueRudolf,claramenteysin duda alguna, había caído en el cañón. Dos hombres habían observado toda latrayectoria del cuerpo, lo habían visto hacer carambola contra un peñasco ydesaparecerentrelasaguasenmovimientodelariada.Además,habíancontempladocomo las extremidades, desmembradas del cuerpo y todavía vestidas con telavaquera,subíanalasuperficieríoabajoydesaparecíanbalanceándosetraslaprimeracurva. El piloto de un helicóptero había intentado, aunque sin éxito, seguir elrecorridodelosrestosporlascascadashastaelrío.

El capitán recogió el rifle roto y los cartuchos usados. Todos los hombrescaminabandespacio, pensativos, sinhablarmucho,hacia el campamento enLizardRock.

Todos excepto Sam Love. Fue el último en llegar a la escena de la muerte ytambién el último enmarcharse. Se entretuvo, sin saber por qué,mirando hacia elruidosocañón.Perplejoporelsonidoyalgoasustado—porquesentíalainquietanteatraccióndelasprofundidades—,volvióatrásunoscuantospasos,levantólosojosymiróhacialasparedes,loscañonesylasplacasdelLaberinto,eseenredogrotescodepiedradoradobajoelbrillode lapuestadesol.Conelanhelodedistanciarseyunsentidodedesapego,miróhaciaelnortealasremotasBookCliffs,acincuentamillasenlínearecta,yhaciaeleste,alospicosnevadosdetrecemilpies,másalládeMoab.Finalmente, Sam se dio la vuelta ymiró el largo camino por el que él (yRudolf)habían llegado, pasando Candlestick Spire y Lizard Rock hacia las inexploradasAletas y las poco conocidas profundidades de las tierras de Standing Rock, todasellasoscurecidasahoraporlagransombraazuldeLand’sEnd.

El sol se estabaocultando.Era hora demarcharse. Sam se arrodilló paramirarunavezmásdentrodelaranuraprofundayoscuradelagrietaenlaroca.Intentóver

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elfondo.Demasiadooscuro,demasiado.—Rudolf—dijo—¿estásahíabajo?Esperó.Nohuborespuesta.—Nopuedesengañaratodoelmundo,hijo.Nosiempre.—Pausa—.¿Meoyes?Nohubomásrespuestaqueelsilencio.Sam esperó un rato más, luego se levantó y se apresuró para alcanzar a sus

amigos y vecinos. Tenían un largo camino por delante, pesado y enrevesado, paravolveraBlandingporLand’sEnd,GreenRiveryMoab(larutamáscorta,pasandoporHiteMarina a través delColorado estaba cortada temporalmente por lo que elDepartamento de Autopistas había identificado como «reparaciones rutinarias delpuente»).PeroSamseencontrabamejor,suestómagoestabamásrepuestoysentíaelregresodeunapetitocasinormalparaunhombresano.Élyelaltivobuitre,queseencontrabatanaltoqueeracasiinvisible,compartíanunamismaemoción:eralahoradecomer.

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EEpílogo.Unnuevocomienzo

l proceso legal fue largo y tedioso. Como a Seldom Seen Smith lo habíancapturadoenWayneCounty,loencerraronprimeroenlasededeLoaCounty;al cabo de dos días lo transfirieron a la cárcel de San Juan County en la

localidad de Monticello. La señorita Bonnie Abbzug y el doctor A.K. Sarvis loesperabanallí,enlapuertadeallado,puessusceldaserancontiguas.Supaciente,elreverendoLove,habíasalidodesuestadocríticoyserecuperabalentamente.

Abbzug, Sarvis y Smith fueron procesados ante el Tribunal de Distrito delCondado por los siguientes delitos: asalto a mano armada, delito grave; agresión,delito menor; obstrucción a la justicia, delito menor; incendio provocado, delitograve;incendioprovocadoconagravantes,delitograve;yconspiración,delitograve.La fianza para cada uno de los acusados fue de 20.000 dólares, que Doc pagópuntualmente.Trasunosdíasdelibertad,elTribunaldelDistritoFederaldePhoenix,Arizona, hizo llamar a los tres, que fueron acusados de los siguientes delitosfederales: conspiración, incendio provocado e incendio provocado con agravantes,transporteyutilizaciónilegaldeexplosivosyfugadelacustodiaoficial,todosellos

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delitosgraves;yresistenciaaladetención,delitomenor.Lafianzasefijóen25.000dólares,queDocpagó.

Después de losmeses de demora habituales, el Tribunal Federal renunció a suprioridadypermitióqueUtahprocesaraenprimerlugaralosacusados.ElcasodelEstadodeUtahcontraAbbzug,SarvisySmithsecelebróenelTribunaldeDistritodeSanJuanCounty,Monticello,presididoporelmagistradoMelvinFrost.Elfiscalfue J. Bracken Dingledine (un primo lejano de Alburquerque de nuestro W.W.Dingledine), al que recientemente habían elegido abogado del condado y que eraamigo, colega y socio del reverendo Love. Un Love recuperado aunque muycambiado, por cierto. Sus creencias ya no estaban tan claras y su corazón, bajocuidadosintensivos,sehabíaablandado.

Para la defensa, Doc contrató a dos abogados. El primero de ellos, un jovenlicenciadode laUniversidaddeDerechodeYale, conbuenas relaciones familiarestantoenArizonacomoenUtah;elsegundoeranativodeSanJuanydescendientedecolonizadores mormones, un anciano con éxito, muy estimado y de modalesexquisitos,llamadoSnow.

Laprimeratácticadeladefensafuepedirunacuerdo.Lostresacusadosestabandispuestosadeclararseculpablesdelosdelitosmenoressiseretirabanloscargosporlosdelitosgraves.Elfiscalrechazóelacuerdo;estabadecididoaseguiradelantecontodos loscargos.Dingledine,al igualqueelantiguoobispoLove, teníaambicionespolíticas. Los abogados deDoc, por tanto, trabajaron con especial atención con elpaneldeljuradoyconsiguieronsentarenlatribunaadosactivistasencubiertosdelaorganizaciónSierraClubyaunexcéntrico(unjubiladopaiuteyborrachíndelpueblodeBluff).Eljuiciocomenzó.

Prontosehizoevidenteque la fiscalíano teníabienagarradoelcaso.Nohabíaevidenciasclaras,comohuellasdigitalesotestigos,querelacionaran,másalládeladuda razonable, a ninguno de los acusados con los delitos. Los materialesincriminatoriosqueseencontrabanenlacamionetadeSmithyeneljeepdeHaydukenosupusieronevidenciaalguna,yaquenofueposibleencontrarningunodelosdosvehículos. Smith dijo que le habían robado la camioneta. Aunque el obispo Love(citado y bajo juramento) y cinco de sus compañeros del equipo testificaron quehabían visto y perseguido en dos ocasiones diferentes a alguien que conducía lacamioneta de Smith, ninguno pudo asegurar a ciencia cierta que hubieran visto alpropioSmithoalosotrosacusadosenesemomento.Lapruebamássólidacontralosacusadosconsistíaenelhechodequehabíanhuidodellugardeldelitoalmenosdosveces y, de estemodo, habían evadido la justicia y prestado resistencia al arresto.Todosnegaron tenercualquier tipodeconocimiento sobreel incidentede las rocasquerodaronalnortedeHiteMarinaosobreeltiroteoquetuvolugardurantelanocheenelcaminodel jeephaciaelLaberintodonde,segúnDoc,élysusamigoshabían

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acudido para disfrutar de un paseo nocturno a través del campo desdeLand’sEndhastaLizardRock.LosabogadosdeladefensaademásseñalaronqueningunodelosacusadosteníaantecedentesyquedosdeelloshabíanacudidodemaneravoluntariaenlaayudadelobispoLoveenunmomentodemáximaurgencia.

Alcabodetresdías,sehabíanescuchadotodoslostestimoniosyconcluyeronlasalegaciones. El jurado se retiró para deliberar.No conseguían ponerse de acuerdo.Dosdíasmásdediscusiónapuertacerradanocondujeronaningúnveredicto,apesarde que, como más tarde revelaron los miembros secretos de Sierra Club, amboshabíanvotadopor laculpabilidadpara todos loscargos.El juradosesuspendió.Seaplazólarevisióndelacausa,quetuvolugarcuatromesesdespués.

Los abogados de Doc solicitaron de nuevo el acuerdo. En esta ocasión loconsiguieron.Despuésdesemanasdenegociacionesprivadassealcanzólasiguientesolución: Doc comenzó a estudiar seriamente el Libro deMormón y comunicó, atravésdesusabogados,queseencontrabapreparadoparaconvertirseenmiembrodelaIglesiadeJesucristodelosSantosdelosÚltimosDías;elmismoobispoLove(¡unnuevohombre!)locasóconlaseñoritaAbbzugenunaceremoniasencillaalairelibreen el Valle de los Dioses, cerca de Mexican Hat, en la que Seldom Seen fue elpadrino,SamLovehizodetestigoylahijaadolescentedeSmithdedamadehonor.Lostresacusadossedeclararonculpablesdelosdelitosmenoresydeldelitogravedeconspiraciónparaladestruccióndelapropiedadpública.

Esperaron la sentencia,quehabía sidoacordadadeantemanoconel juezFrost.Llegadosaestepunto,AbbzugySmithplantearonnuevasdificultadesalretractarse,en el último momento, de la confesión de los delitos argumentando ambos que«alguienteníaquehacerlo»,segúnpalabrasdeSmith.

El encargado del seguimiento de la libertad condicional, asignado al caso pararealizar el informe de la sentencia del juez, se encontró con serios problemas.ConsultóaDoc,aljuezyalosabogadosdeDoc.Docasumiótotalresponsabilidaddelosactosylasactitudesdesuscodefendidos,einsistióenqueéleraelcabecilladelaconspiración y que, él y solo él, había influido, adoctrinado y engañadointencionadamente a sus jóvenes colegas. Aseguró que les moldearía el cerebro,socializaría sus corazones y los devolvería al camino deCristo.Además, prometióque no lo volverían a hacer.Aceptó por voluntad propia la sugerencia del juez deejercerelartedelamedicinadurantealmenosdiezañosenlacomunidadsudestedeUtah,demenosdecincomilhabitantes.Resuelto.Eljuezdictósusentencia.

Abbzug,SarvisySmithfueroncondenadossimultáneamenteaunapenadecárceldenomenosdeunañoynomásdecincoenlaprisiónestataldeUtah(dondetodavíaesposiblelamuerteporpelotóndefusilamiento).Considerandolosantecedentesdelosacusadosyotrascircunstancias,quedaronsuspendidas lassentenciasdeprisión,pero seobligóa los tresapermanecer recluidosdurante seismesesen lacárcelde

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San Juan County, además de tener que cumplir cuatro años y medio de libertadcondicional, sujeta a su buen comportamiento y al estricto cumplimiento de losacuerdosalcanzados.Porotraparte,Smithfueobligado,demaneraindependiente,apagar299dólaresporhacerrodarlasrocasyarestituiraLovelasumacompletadelvalor del Chevrolet Blazer del obispo, que habían aplastado, y en eso todosestuvieron de acuerdo, había quedado liso como una tabla. Pero el nuevo Loveperdonóladeuda.

ElTribunaldelDistritoFederalenPhoenix tomónotade laaccióndelSéptimoTribunaldelDistritodeUtahydelasrecomendacionesdeljuezFrostyabandonólasaccionescontraAbbzug,SarvisySmithporlosdelitossupuestamentecometidosenelestadodeArizona,teniendoencuentaqueelprincipalsospechosoinvolucradoentales sucesoseraunvaróncaucasiano identificadocomoun tal«RudolfelRojo»o«HermanSmith»,alquesedabapormuerto.

El fiscal del condado Dingledine, a pesar de que en privado había accedido,aunque reticentemente,aesta resolucióndelasunto,mostróenpúblicosíntomasdeprofunda indignación, como era natural. Alentado por numerosos comunicados deindignación ante la indulgencia de los tribunales, el trato contemplativodado a losdelincuentes y la actitud permisiva de la sociedad en general, el señorDingledineobtuvounasientoenelSenadodeUtahparaunprogramadeaplicaciónrigurosadelaley,expansióndelsistemadeprisiónestatal,subsidiosfederalesparalaindustriadelaminería, finalizacióndelsistemadeautopistasdeldesiertodeUtah,disminucióndeimpuestospara las familias numerosasy responsabilidad fiscal en el gobierno.Fueelegidoporaplastantemayoría frentea suúnicooponente,un jubiladopaiutecuyoprogramapolíticosebasabaenunsolopunto:laliberalizacióndelpeyote.

Hubo otras repercusiones. Los hermanos Love abandonaron el equipo deBúsquedayRescate.AlpobreSeldomSeen,yadelincuenteconvicto,leinterpusieronsendasdemandasdedivorciosuprimeramujery,pocodespués,lasegunda;tansóloSusan,lachicadeGreenRiver,lefuefiel.CuandoSmithrecibiótalesnoticiasenlacárcel deSan JuanCounty, intentó quitar hierro a esta nueva tanda de dificultadeslegalesdiciendo:

—Bueno,esperoque lasdoschicassecasenpronto,porqueentoncessabréquehay almenos dos hombres que lamentan queme hayanmetido en chirona.—Unapausa—.Pero,¿quédiablosdebohacerantesusacusacionesdeambigüedad,Doc?

—Arribaelánimo—dijoDoc—.Cristoeslarespuesta.EldoctorSarvisvendiósucasadeAlburquerque.LaseñoraSarvisyéleligieron

lalocalidaddeGreenRiver(1200habitantescontandoalosperros)comosunuevaresidencialegal.DocadquirióunacasaflotantedesesentaycincopiesylaamarróalembarcaderosituadoenlaorilladelranchodehenoysandíasdeSmith.Bonnieyélse mudaron allí una semana después de haber cumplido sus condenas de cárcel.

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Bonniecultivóunjardínflotantedemarihuana,quesepodíalanzarconfacilidadríoabajo en caso de necesidad, simplemente desatando un cabo. Doc acudió (durantealrededordeunaño)alasreunionesdelosmiércolesporlanochedelaAsociaciónparaelPerfeccionamientoMutuoy fuea la iglesia todos losdomingos (duranteunaño y medio aproximadamente); intentó incluso llevar la camiseta interior oficialsantificadaporlaregulaciónmormona,aunquesuaspiraciónrealeraconvertirseenunjackmormon,comoSeldom.SumujerrechazóconvertirseyprefiriómantenersuposicióndeúnicajudíagentildeGreenRiver.Docalquilóunaconsultaenelpueblo,adiezmillasdedistancia,dondepracticabalamedicinaconBonnie.Éleraelmédicoy ella era la que la practicaba.Apesar de que la clientela era pequeñay de que avecespagabanlasfacturasconsandías,losserviciosdeDoceranmuyapreciados.Elmédicomás cercanoquepodía hacerle la competencia vivía a cincuentamillas, enMoab. Cuando era necesario, aumentaba sus ingresos con trabajos ocasionales debisturíenSaltLake,DenveryAlburquerque.Aamboslesgustabalavidaenelríoyeltrabajoenunpueblopequeño,ydisfrutabandelacompañíadesusúnicosvecinos,elseñorylaseñoraSeldomSmith.Docaprendióinclusoamanejarlaembaladoradeheno, a pesar de que se negaba a ponerse cerca del tractor o a conducir un auto.Bonnieyélsiempreacudíanalaconsultaenbicicleta.

Y aquí concluiría felizmente su historia, si no fuera por un único y póstumodetalle(salidodelatierra).

Sucededuranteelsegundoañodelibertadcondicional.Cincopersonasestánsentadasalrededordeunamesademaderadepinohechaamanoenelsalóndeprimeraclasedeunacasaflotantegrandeycómodahechaamedida.Lahora,lasonceenpuntodela noche. La iluminación de la mesa proviene de dos lámparas de Aladino decombustión de queroseno, silenciosas y tenues colgadas de una viga del techo condos ganchos de hierro. Las lámparas se balancean ligeramente, de vez en cuando,cuando la casa flotante semueve suavemente sobre las olas del río. Lamesa estácubiertaconun tapeteverde.Hay fichasdepoker (sientodecirlo), enel centrodeltapete y el juego (elección del que reparte) es un stud de cinco cartas. Los cincojugadoressoneldoctorylaseñoraSarvis,elseñorylaseñoraSmithyelencargadodelseguimientodelalibertadcondicional,untipojovenllamadoGreenspan,queesprácticamenteunreciénllegadoenelEstadodeUtah(losreciénllegadossonsiemprebienvenidos en el Estado Colmena, pero se les recomienda nada más entrar queretrasen sus relojes cincuenta años). La conversación es sobre todo de naturalezaprácticaylimitada:

—Laapuestaestá lista.Allávamos.Diez,nosirve.Siete,esposible.¡Parejadedos!Dama,nosirvey…bueno,miradloquehayaquí,unaparejadecowboys.

—¿Cómolohaces,Doc?

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—Control,amigos,control.—Quierodecirparaquetesalgatantasveces.—Nefiguíamimano.Queseandiezalosreyes.—Dios…—Lasveo.—Lasveo.—Noesunapartidaparaunsimplefuncionario,peromequedo.Pausa.—¿Ytú?—diceDoc.—Pero,¿enestejuegohaysólounacartatapada?—Esoes,amormío.—¿Ynohaycomodín?—No.—Menudojuegoaburridoyretorcido.Smith levanta la vista de lamesa, ha oído algo.Doc lo oye también.No es el

vientoquevienedelrío.Nosonlossuaveschirridosdelbarco.Esotracosa.Escucha.—Vale,vale.Estoy,reparte.¿Quéestáismirando?—Claro.Unmomento.¿Seldom?—Yomequedofuera,compañeros.—Smithsueltalascartas,sinmirareljuego.—Muy bien. La apuesta esta hecha y allá vamos otra vez. —Doc reparte las

cartas,deunaenuna,levantadas,lahistoriadesiempre—.Cuatro,nosirve.EldosdeBonnie,losiento.Parejadetres,nosirve.As,nosirvedemucho.Losreyesapuestandiezmás.

Escucha,mientraslosotroslasven,pasanylasven.Oyeelsonidode…¿cascosdecaballo?¿El latidodeuncorazón?No, realmente es el sonidodeuncaballo.Oquizásdedoscaballos.Alguienquecabalgaporelsenderodetierraentreloscampos,bajo las brillantes estrellas de verano, hacia el río, hacia la casa flotante. No varápido,sinotranquilamente,aritmodepaseo.Elsonidoeslimpioenelsilencio.

Lapartidacontinúa.Docsellevaelbote.LabarajapasaaGreenspan,quemezclalascartas.DocmiraaBonnie,queasuvezmirafijamentelamesaconabatimiento.Algo lepreocupaa esta chica.Quizás seapor suestado.Tienequehablar conellaestanoche.Lapartidaya llevadurandocuatrohorasy sólohemosconseguidoseisdólares. Y Greenspan tiene que marcharse en media hora. Así no se puede vivirhonradamente.Lamiraotravez;quizásseaotracosa.Estanochetengoqueprestarleatención.Aunquehaycosas,ohayunacosa,delaqueélyBonnienuncahablan.

Elsonidoconstantedepisadasseacerca,mientrasGreespanreparte.DocmiraaSeldom,que le estámirandoa él.Seldomde encogedehombros.Enunmomentooiránelbatirdelasherradurassobrelosviejostablonesdelembarcadero.

Greenspan mira su reloj. Esta noche tiene que conducir para volver a Price.

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Setentamillas.El jovenagentede la libertadcondicional, siempre impecable, llevapuestasunuevachaquetadeante,deesasquetienenflecosdemontañeroytachuelasdeplata.

—Yoabro—dice—.Dosalubias.—Ycolocaen lamitaddel tapetedos fichasblancas,dondeestáelbote.

EselturnodeSusanSmith.—Yomequedo.LetocaaBonnie.—Tesubodos—dicealavezquemirasupropiamanoconasombro.Bienhecho.Lacasaflotantesemuevesobreelagua,laslámparassebalanceanlevemente.El

viento baja por el río acompañando al constante flujo marrón desde DesolationCanyon.Fuera,pequeñasolasalcanzanlalíneadeflotaciónychocancontracascodecontrachapado naval cubierto de Fiberglas. (Doc quiso una casa flotante de adobe,con vigas de pino amarillo de las que poder colgar guirnaldas de pimientos chilirojos,alestilodeNuevoMéxico.Peronopudoconseguirla,aningúnprecio.Inclusoenlaarmadamexicana,segúnledijeron,habíandejadodeusarlasembarcacionesdeadobe,exceptoenlossubmarinos).

Loscaballossehandetenido.Enlugardelruidodelasherraduras,ahoraseoyenpasos humanos con botas de espuelas que tintinean sobre el entarimado. Doc selevantaydejalascartasenlamesa.Sesacaelcigarro.

—¿Quéocurre?—dicelaseñoraSmith.—Creoquetengovisita.—Docsientelanecesidadimperiosadeencontrarsecon

elvisitantefuera.Inclusoantesdequeempieceallamaralapuertayaseharetiradodelamesa—.Perdonad.

Vahacialapuerta,laabreysugrancuerpobloqueaelpaso.Alprincipionoveanadie. Forzando la vista, consigue distinguir una figura alta y delgada que quedafueradelaluzdelalámpara.

—¿Sí?—diceDoc—.¿Quiénes?—¿EresDocSarvis?—Sí.—Hayunamigotuyoahífuera.—Lavozdeldesconocidoessuaveygrave,pero

tieneuntonoamenazador—.Necesitaatenciónmédica.—¿Unamigomío?—Sí.Docvacila.Susamigosestántodosahídentro,alrededordelamesa,mirándolo.

Docsedalavueltaylesdice:—Todovabien.Sólosaldréunosminutos.Seguidsinmi.Cierralapuertatrasdesíysiguealdesconocido,queseharetiradohacialaorilla

del río por el embarcadero. Allí hay un caballo con las riendas colgando hasta el

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suelo. Cuando sus ojos se acostumbran a la luz de las estrellas, Doc confirma suprimera impresión: un hombre alto peromuy flaco, un completo desconocido, quellevaunosLevi’spolvorientos,unsombreronegroyunpañueloquelecubrelanarizylaboca.Elhombrelemiraconunsoloojooscuro.Elotroojo,segúnadvierteDoc,noestá.

—¿Quiéndemonioseres?—diceDoc.Daunacaladaasucigarroquehacequelacenizarojaseilumineenlaoscuridad.Elsímbolomágico.

—No creo que te interese, Doc. Pero—unmovimiento leve bajo su máscara,comosisonriera—haygentequemellamaKemosabe.Vamos.

—Esperaunmomento—Doc sehaparado—.¿Dóndeestá ese supuesto amigomío?¿Dóndeestáelpaciente?

Unapausa.Elvientosuspirasobreelrío.Eldesconocidodice:—¿Creesenlosfantasmas,Doc?Eldoctorrecapacita.—Creoenlosfantasmasquehabitanenlamentehumana.—Estenoesdeesaclase.—¿No?—Esteesreal.Vienedemuylejos.—Bueno —dice Doc, ligeramente tembloroso—, vamos a verlo. Veamos ese

fenómeno.¿Dóndeestá?Otromomentodesilencio.Eldesconocidoseñalaconlacabezahaciaelsendero

quediscurreporencimadelaorilla.—Estoyaquíarriba,Doc—diceunavozfamiliar.Docsientequeseleerizalapieldelanuca.Miraatravésdelaoscuridadhacia

dóndeestálavozyvelasiluetadeunsegundojinetequedestacasobrelaVíaLáctea,unhombreachaparradodehombrosanchos,fuerteymusculoso,quellevasombreroycuyasonrisabrillainclusobajolaluzdelasestrellas.

Dios santo, piensa Doc. Y entonces se da cuenta de que en realidad no estásorprendido,quellevadosañosesperandoesaaparición.Suspira.Aquíestamos,unavezmás.

—¿George?—Sí—¿Erestú,George?—Sí,joder.¿Quiéndiablos,sino?Docvuelveasuspirar.—TedispararonhastahacertepicadilloenLizardRock.—Amíno,aRudolf.—¿ARudolf?

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—Eraunespantapájaros.Unputomuñeco.—Noloentiendo.—Bueno,déjanospasar,porDios.Telocontarétodo.Esunalargahistoria.Docvuelvelavistahacialacasaflotante.Atravésdelascortinasdelaventanave

aGreenspanya losdemásen lamesay lascartasenmovimientobajo la luzde lalámpara.

—George,elagentedelalibertadcondicionalestáahí.—Oh.Vaya,mierda,noslargamosdeaquí.Noteincordiamosmás.—No, esperadunmomento.Esun chico agradableynoquieroponerle enuna

situacióncomprometida.Tenéisqueentenderlo.Semarcharáenmediahora.¿PorquénodejáistúytuamigoloscaballosenelpradoynosesperáisenlacasadeSeldom?Nohaynadieallí.¿Sabesdóndeestásucasa?

—Hemosestadoallíhacecincominutos.Ambossemiranbajolaluzdelasestrellas.Docnoestáconvencidototalmente.—George,¿deverdaderestú?—No,soyIchabodIgnatz.Acércateyexaminalasheridas.—Esoesloquevoyahacer.—Docsubealterraplén.Elcaballoserevuelve,nervioso.—¡Sooo! Ignorantehijodeputa.Sí.Choca esos cinco,Doc.—Hayduke sonríe

comounniñopequeño.Se dan lamano. Se abrazan.La aparición es igual al viejoHayduke,maciza y

apestosa.Nohamejoradoennada.—Diosmío…síqueeres tú.—Eldoctor intentacontener la lágrimas—.¿Estás

bien?—Sí. Algunas viejas heridasme están dando guerra, eso es todo. Ymi amigo

queríaconoceros.¿CómoestáSeldom?—Estáigualquesiempre.Siguetrabajandoenelplandelapresa.—Esoestábien.—Elcaballodaunascuantaspisadas—.Quieto,quieto,maldita

sea.—Unapausalarga—.¿CómoestáBonnie?—Noshemoscasado.—Esoheoído.¿Cómoestá?—Embarazadadecuatromeses.—No,mierda.—Pausa—.Hayque joderse.Bonnie,preñada.Mepodían follar,

apalearytatuaryseguiríasincreerqueesofueraposible.—Pueshasucedido.—¿Yquévaahacer?—Vaasermadre.—Quemepartaunrayo.—Georgesonríetontamente,contristezayalegría,todo

al mismo tiempo, como un león al que han liberado—. Eres un viejo pedorro y

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cachondo.Doc,quieroverla.—Laverás,laverás.Otrapausa.—Ahorame llamoFredGoodsell.Tengounanueva identidad.—La sonrisade

Hayduke se alarga—. Y un nuevo empleo también. Empiezo a trabajar comovigilante nocturno la semana que viene. Voy a ser un puto ciudadano normal ycorriente,Doc,comotúySeldomyBonnie.Duranteuntiempo.

Docvuelveamirarhacia la casa flotante.Lapuertadelantera se está abriendo.Bonniepermanecebajolaluz,intentandoverfuera.

—Será mejor que vuelva. Espéranos. Quiero verte bien y ver esas heridas. YBonnietambiénquerrá.YSeldom.Notevayas.

—Joder,Doc, estamos cansadosyhambrientos.Novamos a ir a ningunaparteestanoche.

Bonniegrita.—Doc,¿estásahí?—Voyparaallá—responde—,unsegundo.Haydukeseríeentredientes.—ElviejoDoc…¿Sabes?HicisteisunbuentrabajoSeldomytúenaquelpuente.—¿Dequéestáshablando?—MerefieroalpuentedelGlenCanyon.—Nofuimosnosotros.Aqueldíaestábamosaquí.Tenemostestigosquepueden

demostrarlo—(GraciasaDios).—Bueno,puesquemepartaunrayo,otravez—diceHayduke.Muevelacabezaperplejo,mientrassopesalainformación.—¿Hasoídoeso?—diceasucompañeroenmascarado.Elcompañero,quehavueltoamontarseenelcaballo,asiente.—Doc—diceHayduke—,serámejorquevuelvascontuesposaantesdequete

deunbocadoenelculo.Pero,anteshayunacosaquetienesquepreguntarme.—¿Qué?—Docmuerdelapintadesucigarro,quesehaapagado—.¿Dequése

trata?—¿Novasapreguntarmedóndeesmitrabajodevigilantenocturno?—Hayduke

lesonríedenuevo.AhoraletocaaDocsopesarlapregunta.Brevemente.—No,George,creoqueprefieronosaberlo.Haydukeseríeysevuelvehaciasucompañero.—¿Quétedije?Ydice,dirigiéndoseaDoc:—Unavezmástienesrazón.Peropuedesadivinarlo,¿verdad?—Oh,sí.Síquepuedo.

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—ASeldomlegustaríasaberlo.—Selopuedescontartúmismo.—Muybien.Túereseldoctor.Deacuerdo,osestaremosesperando.Vámonos.—

HaydukesealejadeDocensucaballogigante,dándolecon los talones.Elcaballocomienzaa trotary resopladeplacer—.Perononoshagáisesperarmucho—gritaHayduke,mientrasdesaparece.

Losdosjinetessedesvanecenporelsenderooscuro,galopandohacialapradera.Doc se los queda mirando un momento, luego tropieza al bajar por el terraplén,recupera el equilibrio y vuelve caminandodespreocupadamente a suhogar flotantemientrasdacaladasenérgicasasucigarroapagado.

—¿Cómovalapartida?—grita.—¿Quiénera?—preguntaBonnie.—Nadie.¿Quiénreparte?—Estaeslaúltimamano—diceGreenspanmientrasmezclalascartas.—¿Entras,Doc?—Reparte—Docguiña aBonnie y aSeldom—.Yno olvides cortar… la puta

baraja.

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Diossanto,piensaDoc.Yentoncessedacuentadequeenrealidadnoestásorprendido,quellevadosañosesperandoesaaparición.Suspira.Aquíestamos,unavezmás.

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—FIN—

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Estelibroseterminodeimprimirel25dejuniode2012.Taldíacomoése,en1876,seiniciólalegendariabatalla

deLitteBigHornqueenfrentóaltenientecoronelCusteryaljefesiux

TasunkaWitko,«CrazyHorse».

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EDWARD ABBEY (Home, Pensilvania [USA], 1927 - Oracle, Arizona [USA],1989).Desde joven despertó como un naturalista en potencia, y también como unecologista, siendo ya un adolescente enfadado por las injerencias humanas en losApalaches. Aficionado a las plantas, al misterio natural y al chamanismo, Abbeyempezó una larga carrera de trabajos ocasionales en laminería, la agricultura y laganadería.

Alos17añosabandonasutierranatalparaconocerlaAméricaquelefascinabaporlascancionesdeWooddyGurthieylospoemasdeCarlSandburg.Entoncesrecorrecasi todo el oeste de Norteamérica, descubre su mundo natural y sobrenatural, lacultura india. Llevaba la vida típica del hobo —trabajador ocasional vagabundoamericano—, llena de aventuras e incidentes, como su detención en Flagstaff,Arizona,porvagancia,queesrememoradaensunovelaLaBandadelaTenaza.

En esos años vive el final de la guerra mundial sirviendo en el ejército en Italia.Cuandovuelve estudiaFilosofía en laUniversidaddeNuevoMéxico entre 1951y1956,yculminasulicenciaturaconunatesis tituladaLaAnarquiaylaMoraldelaViolencia, donde concluía entonces, en línea con su admirado Tolstoi, que elanarquismo era una lucha frontal no contra el ejército y la guerra, sino contra laviolencia organizada de los estados. También realiza estudios sobre el cinismo ysobreDiógenes,ydestacasupacifismoindividualista.

En1954publicasuprimeranovela,JonathanTroy,lahistoriadeunjovenanarquista.

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En1956cosechasuprimeréxitoeditorialconThebravecowboy—adaptadaen1962por Kirk Douglas— una historia del oeste que narra el enfrentamiento entre uncowboy y el gobierno de los EE.UU. Pero su gran éxito literario será su libro deensayosDesert Solitaire, de 1968, que relata sus años como ranger forestal en elArchesNationalMonumentdeUtah.

EnesosañosmilitacontraelproyectodelapresadeGlenCanyonydeahínacesunovelaTheMonkeyWrenchGang,publicadaen1975yquedescribelashazañasdeunaguerrilladeecologistas,inspiradaennumerososactivistasdelavidareal.Eléxitode este libro le convirtió en un mito de la contracultura y en un pionero de laresistenciaactivaenEstadosUnidos.

Publicó hasta una veintena de libros y murió en 1989 debido a una hemorragiaesofágicaconsecuenciadelascomplicacionesdeunaoperaciónquirúrgicaquesufrió.Pidióqueloenterraranenunlugarindeterminadodeldesiertoyadíadehoyyanadiesabedóndeestásutumba.

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Notas

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[1]M.D.,MedicalDoctor.(Todaslasnotassondelostraductores).<<

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[2]Enespañoleneloriginal.<<

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[3]WeltschmerzesuntérminoacuñadoporelrománticoalemánJohannPaulRichterparadesignarladesazónqueproducelafaltadecorrespondenciaentreelmundorealyelmundoquedeseamosoimaginamos.<<

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[4]Schmaltzesuntérminodeprocedenciayiddishparadenominarlahipersensibilidadartística y musical; e igualmente, una grasa de ave procesada, propia de lagastronomía judía. En este último sentido puede equivaler a «ensalada» o «cacaomental».<<

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[5]MogenDavidesunvinogenerosoytambiénlapronunciaciónyiddishde«MagenDavid»,unadelasformasdereferirsealaEstrelladeDavid.Abbzugesjudía.<<

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[6] LosMontagnard Babies eran los niños de los campesinos de las montañas, aquienes los vietnamitas perseguían y sacrificaban porque sus llantos facilitaban suubicación al enemigo. Muchos de los que salvaron los norteamericanos fueronenviados a Estados Unidos. En Oakland hay en la actualidad una comunidad deMontagnardBabies.<<

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[7]¡Paz!envietnamita.<<

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[8] Gook es un término peyorativo étnico aplicado a los asiáticos del Sudeste,especialmentecomoenemigosenlosfrentesdeFilipinas,CoreayVietnam.<<

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[9]Greek,griego,seutilizaaquícomotérminopeyorativoaplicableacualquiercosaextraña,ininteligible,quenos«sueneagriego».<<

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[10]Enestepárrafoelautorjuegaconlosapellidosdelospersonajes.Comb,significa«peina»,elnombredelpsiquiatrapuedesertraducidocomoCalibradordelMal,yeldelurólogocomoPolladeCristal.<<

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[11]Juegodepalabras.El«hogardulcehogar»(homesweethome)essustituidoaquíporlasílabaesencialdelmantra,OM.<<

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[12]Históricosindicalistaymoralistaestadounidensedeorigenjudío.<<

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[13]Latter-DaySaints,laIglesiamormona.<<

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[14]Enespañoleneloriginal.<<

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Page 413: Algo que les indigna. Ver el magnífico desierto del Oeste ... Abbe… · música, de la retórica tecnoindustrial amplificada electrónicamente. La hora de la megafonía. La gente

[15]Enespañoleneloriginal.<<

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[16]Enespañoleneloriginal.<<

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Page 415: Algo que les indigna. Ver el magnífico desierto del Oeste ... Abbe… · música, de la retórica tecnoindustrial amplificada electrónicamente. La hora de la megafonía. La gente

[17]Enespañoleneloriginal.<<

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[18]Ibíd.<<

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[19]Ibíd.<<

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[20]Policías,«polis»enfrancés.<<

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[21] Personaje de una canción folk estadounidense grabada en 1963 y popularizadaporelgrupo“Peter,PaulandMary”.<<

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[22]Leysobrelaesclavitudblanca,promulgadaen1910enEstadosUnidos,segúnlacual era delito el transporte de mujeres de un estado a otro con «propósitosinmorales».<<

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[23]Enespañoleneloriginal.<<

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[24]FraseatribuidaalcolonizadormormónEbenezerBryce(1830-1913),conlaquedescribióelcañónquellevasunombre,hoyParqueNaturaldeBryceCanyon.<<

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[25] Alusión a la frase «Et ne crains ríen que les dangers», de François Rabelais(1494-1553)enGargantúayPantagruel.<<

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[26]ReferenciaalapelículadecienciaficciónCreaturefromtheBlackLagoon(1954)títuloque enEspaña se tradujo como«Lamujer y elmonstruo», dirigidapor JackArnold.<<

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[27] Referencia del autor a la película de animaciónHell-Bent for Election (1944),dirigidaporCharlesM.Jones,quetuvomuchapopularidadenEstadosUnidos.<<

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[28]Antiguopuebloamerindiodesaparecidoantesdelallegadadeloseuropeos.<<

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