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¿Qué es esto de Constelaciones Familiares? El trabajo con Constelaciones Familiares es algo muy nuevo entre nosotros y quizás no estemos acostumbrados a lo que significa un trabajo sistémico. Por eso esta explicación que intenta ser breve puede resultar un poco larga para el que la aborda por primera vez. Por favor, con un poco de paciencia y un poquito de insistencia podremos clarificar estos conceptos nuevos.

La persona

Sus problemas

Su sistema familiar

Sus relaciones

Su historia

Sus proyectos

Sus soluciones

Amorosas

Honrosas

Dignas

Ordenadas

El resultado no es una vida

sin problemas

Es una vida feliz

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Las Constelaciones Familiares se basan en dos pilares: Por un lado, una mirada sistémica hacia la persona y sus problemas Por otro lado, la búsqueda de soluciones amorosas y honrosas.

Estas soluciones no miran al “aquí nomás” pequeñito, ni a “esto que me pasa ahora y resolverlo rapidito”… sino a algo más grande, a contextos mayores. Esos contextos abarcan nuestros problemas, los contienen y les dan un sentido. Esos sentidos atraviesan el tiempo y, muchas veces, las generaciones, y se convierten en el horizonte de posibilidades de nuestra existencia. Al constelar nos valemos de fuerzas inmensas que están disponibles para todos nosotros, pero que no siempre las tenemos presentes: la Vida, con toda su maravilla, el Amor, con todo su esplendor, el Orden, con toda su belleza y la Conciencia, con su intocable omnipresencia. Esas fuerzas son mayores aún que los contextos en los que estamos involucrados, por eso confiamos en ellas para modificar las situaciones dolorosas o problemáticas. Eso sí, debemos ser cuidadosos en la comprensión de este aspecto: No utilizamos al Amor, a la Vida, al Orden o a la Conciencia como quien manipula un objeto, sino que aprendemos a sentirnos pequeños ante ellas. No son cosas pequeñitas… ¡Son la fuerzas más grandes del Universo!, por eso nos ponemos al servicio de ellas y nos movemos con ellas. Todo esto, dicho de una manera más sintética, suena más o menos así: Las Constelaciones Familiares conllevan una mirada muy completa y abarcadora de los problemas de la vida. Y una fuerza intrínseca capaz de unir lo que está incorrectamente separado… y de separar lo que está incorrectamente unido. La búsqueda de soluciones es clave en este trabajo. La diferencia con otro tipo de soluciones es que aquí se observan las totalidades y, para avanzar, se tienen en cuenta los patrones repetitivos que atraviesan generaciones, la causas recurrentes que parecen ser interminables y siempre están generando nuevos problemas, la complejidad de los hechos, la presión de las lealtades en la conservación de los roles, el fuerte conflicto entre un individuo y el grupo, el orden y los desórdenes en los posicionamientos sistémicos y, de manera muy especial, la necesidad de honra hacia aquellos que representan el origen del sistema (Perdón por hablar en difícil en este párrafo, pero ya habrá tiempo de explicar todo esto palabra por palabra, no es tan difícil como parece… salvo que antes de explicar tanto, es necesario haber constelado, si no, seguiríamos hablando en un idioma imposible de entender y nos perderíamos en un bla-blá sin fin).

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¿Qué significa la palabra “sistémico” tan utilizada aquí en este texto? “Sistémico” es todo aquello relacionado con los “Sistemas”. En nuestro trabajo esto se refiere al

complejo entramado de relaciones en el que nacemos y vivimos. Cuando decimos “Nuestro

Sistema” nos referimos al conjunto de personas que se relacionan con nosotros. De estos

sistemas, el más importante es nuestra familia de origen, es decir, nuestros padres, nuestros

abuelos y bisabuelos y los hermanos de todos ellos. Además, nuestros propios hermanos y

nuestras parejas, nuestros hijos, nietos y bisnietos (si ya han empezado a nacer). Los niños no

nacidos, nacidos muertos o fallecidos; ellos también forman parte de nuestros sistemas.

Todos ellos influyen en nosotros. Todos ellos son importantes. Todos ellos nos dan algo; de todos

tomamos algo. A todos les damos algo.

Además, influyen en nuestras vidas personas relacionadas con ellos, como es el caso de parejas

que tuvieron que retirarse, permitiendo así la venida de otra, que quizás fue mi abuela o mi

madre; víctimas y victimarios, ambos unidos por el terrible crimen de tomar la vida de otro; hijos

extramatrimoniales y adoptivos; amantes secretos e hijos desconocidos; personas que se batieron

en duelo; soldados asesinados en el frente de batalla; compañeros de celda o de tortura en las

cárceles clandestinas, y también el torturador; abusados y abusadores; esclavos y esclavizadores; y

también personas que salvaron la vida de alguno de nuestros ancestros.

Cientos de personas. Miles de situaciones. Infinitas tramas (o “implicaciones”). Todos esos

elementos forman nuestros sistemas. Con algunos de ellos me identifico yo… con otros te

identificas tú… Todos estamos unidos a ellos.

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¿La Constelaciones son una terapia? No. No son una terapia ni son técnicas terapéuticas. No son prácticas psicológicas. No son tratamientos médicos. No son procedimientos psiquiátricos. No son nada de eso… ni son un reemplazo.

¿Qué son entonces? A veces es conveniente usar un lenguaje técnico, pero para no parecer oscuro o abstracto, primero

enunciamos las dos ideas clave:

Es un método de búsqueda de soluciones. Es una mirada sistémica a la persona y a sus problemas.

Ahora intentamos una identificación: Las Constelaciones son un método de búsqueda de soluciones a través del restablecimiento del orden sistémico y utilizando como recurso principal la participación de representantes que toman la información del Campo Morfogenético y la devuelven en forma de emoción, posicionamiento o movimiento. En relación a las terapias, es bueno añadir algo: Las Constelaciones Familiares se complementan delicadamente con la Medicina, la Psicología, la Psiquiatría o la Kinesiología. Esto se debe a que crean en las personas y en los sistemas de relaciones entre personas un “terreno fértil”, es decir, ambientes armónicos, climas emocionales serenos, posicionamientos correctos y actitudes sanas. Todos estos elementos configuran un territorio propicio donde las soluciones terapéuticas, sean éstas medicinales, psicológicas o psiquiátricas, podrán prosperar con mayor eficacia a su debido tiempo. Y podemos también agregar algo con respecto al campo educativo: también los Docentes y los Directivos escolares ven aliviadas sus preocupaciones con los alumnos y los conflictos entre el personal, ya que se establecen nuevos escenarios en donde todos los actores educativos pueden lograr el mejor desempeño de sus roles. Eso es algo importante. Los Docentes lo saben…

¿Para qué es bueno constelar? Es bueno para resolver problemas de larga data. Para soltar cargas demasiado pesadas. Para entender el sentido de cosas muy difíciles que a veces nos toca vivir. Para ver y entender la Vida de otra manera. Entender a la gente, a

nuestros padres, a nuestras parejas, a nuestros hijos. Para aliviar problemas familiares. Para ayudar a quien sufre demasiado y no puede hacer mucho por sí mismo. Para encontrarnos con los demás mirándonos a los ojos… sin sentir que algo está mal. Para atravesar las culpas que nos confunden y, a veces, nos torturan.

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Para acercar un buen amor… o alejar un mal amor. Para terminar un carrera interrumpida. Para terminar con la violencia familiar. Para defender a los indefensos. Para fortalecernos en el día a día. Para aprender a ser humildes… y no por eso sentirnos menos que nadie. Para recuperar la autoestima… y la estima del otro. Para encontrar a papá, o a mamá, que hace tantos años que no veo. Para dejar de ir a los tropezones (literales o simbólicos) por la vida. Para resolver problemas económicos, monetarios o laborales. Para ayudar al triunfo de nuestros proyectos. Para tomar una decisión. Para reparar un error o pedir un perdón. Para dejar con otros lo que es de otros… y tomar el propio destino y meterle pa’ delante. Para enamorarse de alguien y hacerle el amor apasionadamente. Para levantarnos cada mañana de buen humor. Para calmar la locura. Para sentirse grande sabiéndose pequeño. Para suavizar el impacto de enfermedades graves o terminales. Para generar un buen campo de trabajo, un terreno fértil donde otras terapias puedan prosperar. Para encontrarse a uno mismo, en el más profundo sentido de lo que esto significa. Para dejar el porro, el faso, el pucho, el trago, la manya, la farra o la timba. Para cambiar lo que hay que cambiar, aceptar lo que hay que aceptar y atravesar dignamente lo que haya que atravesar, sintiéndose pleno y bien consigo mismo, sintiéndose en paz. Para dejar de sentirse perdido, confundido o sin un lugar en el mundo.

Para dejar de temblequear. Para volver a caminar con los pies pesados y la cabeza liviana. Para llorar como un niño en los brazos de una madre. Para dejar de lado definitivamente el tortuoso mundo de las envidias y las competiciones. Para recuperar la esperanza fundamental de todo ser humano: “Sé que es posible ser feliz, y sé cómo hacerlo”. Es bueno constelar para estar en Paz consigo mismo, con los que nos rodean, con los que amamos, con Dios (cualquiera sea la forma o no-forma en que lo concibamos), con el Mundo y con el Universo. Estar en Paz. Eso

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¿Qué tipo de problemas se pueden

constelar? Muchos tipos de problemas se pueden tratar con las Constelaciones, aunque es bueno empezar por los temas “de base”:

Problemas personales. Problemas de pareja. Problemas familiares.

Y, ubicándonos dentro de estas situaciones, nos podemos concentrar en distintos aspectos, aunque es recomendable resolver siempre primero lo esencial:

La soledad. La mala convivencia. Separaciones, divorcios, pérdidas. La salud y la energía para continuar vivo. El sustento diario, el trabajo, el dinero y la prosperidad.

¿Qué nos sucede al constelar? Constelar es tomar un tema que nos preocupa o que nos duele y abrirlo a una mirada distinta, más profunda, más abarcativa. Es salir de “lo que decimos siempre” y ver aspectos que antes no veíamos, porque estaban ocultos, prohibidos o inconscientes. Al constelar, nos vemos a nosotros mismos como parte de un sistema. Es decir, no somos seres aislados y solitarios. Tenemos un entorno, gente que nos rodea, situaciones que a veces nos agobian, personas a nuestro alrededor que a veces son muy importantes para nosotros. Tenemos una historia, una vida, emociones, ideales… no importa que otros no las conozcan, esas cosas son valiosas para nosotros. Y entre toda esa gente y esas situaciones que tienen que ver con nosotros, están aquellos que nos dieron el origen, los que nos trajeron a la luz, aquellos que nos dieron la existencia y a quienes se la debemos. Son “los nuestros”, nuestra gente, nuestra familia, nuestro clan, nuestros padres. A ellos nos remitimos cuando tenemos que encontrar el origen de nuestros problemas y el comienzo de las soluciones que puedan venir. Al constelar nos sentimos parte de algo más grande: una familia, un grupo, un clan, una nación, una historia. Nos sentimos integrados y unidos. Nos entendemos y entendemos a los demás.

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Recuperamos, si tenemos la valentía suficiente, grandes porciones de libertad que nos habían sido arrebatadas.

¿Cómo se constela? El trabajo se realiza en un contexto grupal, aunque es intensa y profundamente individual. El grupo está formado por personas adultas y responsables, que tienen sinceras intenciones de resolver situaciones, de ayudar y de ser ayudados.

Los participantes se sientan cómodamente, en ronda, dejando un espacio abierto. La persona que quiere tratar un tema se sienta al lado del facilitador y cuenta muy brevemente su tema. De entre los integrantes del grupo se seleccionan algunos para representar a los miembros del sistema del consultante. Se los posiciona en el espacio que había quedado abierto, que a partir de ese momento recibe el nombre de “campo”. Curiosamente, las personas

que entran en el campo comienzan a sentir… necesitan desplazarse, moverse… tienen emociones… tienen necesidad de expresar algo… A partir de estos hechos tan sencillos, las Constelación empieza a desplegarse.

¿Sólo se trabaja en grupo? El trabajo grupal es la forma originaria de trabajo, es la manera en que la Constelación logra su mayor fuerza y transmite más vitalidad al consultante. También se pueden crear condiciones similares al Campo grupal en un trabajo personalizado. Sólo que, en general, no es recomendable para empezar. El trabajo de Constelaciones es algo muy nuevo y muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver y hacer. Es preferible empezar por el trabajo grupal, para poder “sentir” y entender los que está sucediendo, y para poder tomar la tremenda fuerza que se está generando. La movilización de conciencia que se produce es algo imposible de describir, es algo que debemos experimentar por nosotros mismos. Más adelante, luego de haber participado en este movimiento tan profundo que se inicia en la Constelación grupal, y luego de haber visto los resultados que salen de allí, se puede evaluar la posibilidad de un trabajo individual. Quizás para ajustar detalles, quizás para enfocar algo muy específico, quizás para respetar temores o evitar presiones de control social, eso se evalúa en el momento preciso. A veces es muy recomendable; a veces no hace falta.

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En un grupo de Constelaciones ¿todos constelan? Constela la persona que desea plantear tu tema o su preocupación. No es necesario que todos lo

hagan. Algunas personas prefieren participar del taller como un integrante más y se reservan el

tratamiento de su tema para otra ocasión. Eso está bien. En Constelaciones nos manejamos con la

Percepción, no con razonamientos ni presiones. Cada uno sabe si va constelar o sólo participar.

Es bueno saber que los participantes suelen descubrir con sorpresa que los roles que han

representado tienen algo que ver con cosas muy importantes relativas a sus propias vidas. Suele

suceder así.

A veces no. Al menos aparentemente, los participantes se ven envueltos en roles que no se

relacionan con sus vidas. Incluso en esos casos, siempre se benefician con una fuerte movilización

de conciencia, de apertura y de nacimiento a una nueva comprensión de la vida.

¿Se puede constelar por otra persona? En general, no. Aunque hay excepciones.

En realidad cada uno

constela por sí y para sí

mismo. Es verdad que el

trabajo es sistémico y

produce buenos efectos

en todos los miembros

del sistema. Eso es cierto

y es maravilloso. Sin

embargo cada uno es

responsable de su propia

vida, por eso decíamos

antes que constelan

adultos. Entendemos por

adultos personas serias y

sanas, responsables de

sus actos y de sus decisiones, dispuestas a renunciar a la victimización y capaces de ejercer con

valentía el don irrenunciable de la libertad. Son adultas las personas dispuestas a entender,

comprender, perdonar, modificar, corregir y volver a empezar, aunque todo eso a veces les cueste

un montón o les parezca imposible porque las dificultades resultan desbordantes. Es la intención

la que cuenta.

Niños no constelan (por ahora, es sólo porque necesitamos un contexto especial para hacerlo).

Adultos infantilizados tampoco. En general a partir de los 15 ó 16 ya se puede constelar, siempre y

cuando se cumplan los requisitos de madurez emocional mencionados.

Hablemos ahora de las excepciones:

Sí puede constelar por otro un familiar o amigo de quienes estén enfermos, convalecientes o en

coma. Se puede constelar por personas muy ancianas o niños pequeños o muy jovencitos (por

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ahora, menores de 15). Se puede representar a ausentes, emigrado o viajeros, que allá en donde

están no tienen posibilidades de constelar. También es bueno, y muy recomendable, constelar por

personas con discapacidades severas, o por enfermos mentales con imposibilidad de decidir, o por

aquellos que padecen de alguna adicción en grado destructivo y no pueden ya ni siquiera pedir

ayuda. Por seres queridos o de nuestra familia que están privados de la libertad (eso sólo es por

ahora, hasta que podamos constelar en las cárceles).

¿Son efectivas las Constelaciones Familiares? Sí. Definitivamente.

Después de haber constelado, los participantes han “reseteado su computadora mental y

emocional” y, poco a poco ven aparecer muchos cambios, muchos logros, algunos de ellos

impensados.

A veces, los efectos se ven de manera inmediata. Aunque no es lo común. Los efectos más

profundos se empiezan a manifestar a las tres o cuatro semanas de realizado el taller. Hay relatos

de experiencias muy notables que han visto generarse situaciones muy positivas en un larguísimo

plazo de tres y aun cuatro años.

¿Qué más? Por ahora nada más.

Quedo atento a sugerencias, aportes o nuevas preguntas. Me pueden encontrar fácilmente en

Facebook como “Jose Brunello”. También en “Facebook”, en la página “Constelaciones

Familiares: un Camino al Corazón”. Mi mail es jose.brunello@gmail.com . Mi teléfono celular es

el (0549) 341 277 2930.

Dedicado a mis amadas hijas,

Sol, Yami, Noe y Naty.

A mis pequeños nietos,

Massimo, Benjamín, Yasmin, Leonel,

Leylen, Victoria, Ashtar y Agustina

A mis hermosos padres,

Atilio y Halima.

¡Gracias!