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Iván Villalobos Alpízar Algunas consideraciones en torno al tema de la intencionalidad y el yo en Husserl mente en términos de un sujeto y un objeto ente- ramente contrapuestos e independientes. Se trata más bien de una relación de mutua interdepen- dencia, y más que eso, de mutua constitución. Uno de los objetivos de este trabajo será mostrar el tratamiento ambiguo que hace Husserl de la subjetividad en algunos de sus textos.é en cuanto conciencia absoluta, y con relación al problema de un yo puro. Esa ambigüedad tiene que ver con la consideración del yo como instancia sustancial de la conciencia, o bien relativa, en virtud de su esencial carácter intencional. Summary: This article approaches the fundamental phenomenological theme of inten- tionality, and its relationship with the "self" and the character of conscience. In accordance with the intentional character of conscience, the "self" should be thought like a relative instance, non substantial, but in this point there are ambi- guities in some of Husserl's texts. Resumen: Este artículo se acerca al fun- damental temafenomenológico de la intenciona- lidad, y su relación con el "yo" y el carácter de la conciencia. Conforme al carácter intencional de la conciencia, debe pensarse el "yo" como una instancia relativa, no sustancial, pero en es- te punto hay ambigüedades en algunos textos de Husserl. Según un autor español, en un extenso estu- dio sobre la fenomenología' que incluye a diver- sos autores relacionados con las propuestas feno- menológicas, dos son los elementos pilares de consideración en lo que él llama la fenomenolo- gía de la subjetividad, esto es, aquella que se orienta al aspecto subjetivo de la experiencia fe- nomenológica. Ellos son la crítica al subjetivis- mo cartesiano y la adopción de la teoría de la in- tencionalidad. Antes de seguir, hay que decir que la distinción a la que se alude, la de una fenome- nología de la objetividad y otra de la subjetivi- dad, es meramente analítica. En virtud de la in- tencionalidad, de la que ya haremos un esbozo de definición, no es posible pensar fenomenológica- 1 Preliminares La fenomenología, tal como Husserl la piensa, debe erigirse como una ciencia de esen- cias, frente al naturalismo, que considera como una de las corrientes más perniciosas de la cienti- ficidad; en La filosofía como ciencia estricta, así como en el texto titulado Ideas (relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenoló- gica) Husserl va a oponer la tesis de la actitud na tural a la actitud fenomenológica. Para Husserllo propio de la llamada actitud natural es que ésta no pone en duda la "realidad", en tanto realidad es- pacio-temporal; más aún, hace una reducción de la "realidad" a esta realidad espacio-temporal. Al respecto señala Husserl: "La 'realidad' la encuen- tro --es lo que quiere decir ya la palabra- como es- tando ahí delante y la tomo tal como se me da, también como estando ahí. Ningún dudar de da- tos del mundo natural, ni ningún rechazarlos, al- tera en nada la tesis de la actitud natural. 'El' Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVII (93), 405-412, 1999

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Iván Villalobos Alpízar

Algunas consideraciones en torno al tema de laintencionalidad y el yo en Husserl

mente en términos de un sujeto y un objeto ente-ramente contrapuestos e independientes. Se tratamás bien de una relación de mutua interdepen-dencia, y más que eso, de mutua constitución.Uno de los objetivos de este trabajo será mostrarel tratamiento ambiguo que hace Husserl de lasubjetividad en algunos de sus textos.é en cuantoconciencia absoluta, y con relación al problemade un yo puro. Esa ambigüedad tiene que ver conla consideración del yo como instancia sustancialde la conciencia, o bien relativa, en virtud de suesencial carácter intencional.

Summary: This article approaches thefundamental phenomenological theme of inten-tionality, and its relationship with the "self" andthe character of conscience. In accordance withthe intentional character of conscience, the"self" should be thought like a relative instance,non substantial, but in this point there are ambi-guities in some of Husserl's texts.

Resumen: Este artículo se acerca al fun-damental temafenomenológico de la intenciona-lidad, y su relación con el "yo" y el carácter dela conciencia. Conforme al carácter intencionalde la conciencia, debe pensarse el "yo" comouna instancia relativa, no sustancial, pero en es-te punto hay ambigüedades en algunos textos deHusserl.

Según un autor español, en un extenso estu-dio sobre la fenomenología' que incluye a diver-sos autores relacionados con las propuestas feno-menológicas, dos son los elementos pilares deconsideración en lo que él llama la fenomenolo-gía de la subjetividad, esto es, aquella que seorienta al aspecto subjetivo de la experiencia fe-nomenológica. Ellos son la crítica al subjetivis-mo cartesiano y la adopción de la teoría de la in-tencionalidad. Antes de seguir, hay que decir quela distinción a la que se alude, la de una fenome-nología de la objetividad y otra de la subjetivi-dad, es meramente analítica. En virtud de la in-tencionalidad, de la que ya haremos un esbozo dedefinición, no es posible pensar fenomenológica-

1 Preliminares

La fenomenología, tal como Husserl lapiensa, debe erigirse como una ciencia de esen-cias, frente al naturalismo, que considera comouna de las corrientes más perniciosas de la cienti-ficidad; en La filosofía como ciencia estricta, asícomo en el texto titulado Ideas (relativas a unafenomenología pura y una filosofía fenomenoló-gica) Husserl va a oponer la tesis de la actitud natural a la actitud fenomenológica. Para Husserllopropio de la llamada actitud natural es que ésta nopone en duda la "realidad", en tanto realidad es-pacio-temporal; más aún, hace una reducción dela "realidad" a esta realidad espacio-temporal. Alrespecto señala Husserl: "La 'realidad' la encuen-tro --es lo que quiere decir ya la palabra- como es-tando ahí delante y la tomo tal como se me da,también como estando ahí. Ningún dudar de da-tos del mundo natural, ni ningún rechazarlos, al-tera en nada la tesis de la actitud natural. 'El'

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVII (93), 405-412, 1999

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mundo está siempre ahí como realidad; a lo sumo,es aquí o ahí 'distinto' de lo que presumía yo; talo cual cosa debe ser borrada de él, por decirlo así,a título de 'apariencia', 'alucinación', etc., de él,que es siempre -en el sentido de la tesis general-un mundo que está ahí". 3

La actitud fenomenológica consiste en co-locar entre paréntesis esta tesis general de la ac-titud natural, llevar a cabo una desconexión res-pecto de este presupuesto que considera a la rea-lidad como estando siempre ahí; de tal esfuerzoqueda la conciencia absoluta como residuo feno-menológico. Continúa Husserl: "La realidad ensentido estricto tanto la de la cosa tomada en susingularidad como la del mundo entero, careceesencialmente (en nuestro riguroso sentido) deindependencia. No es en sí algo absoluto que sevincule secundariamente a algo distinto, sino queen sentido absoluto no es, literalmente, nada, notiene, literalmente, una 'esencia absoluta', tienela esencia de algo que por principio es sólo inten-cional, sólo para la conciencia, algo representa-ble o que aparece por o para una concíencia"."

En fin, la reducción llevada a cabo por elnaturalismo no es la reducción en la que Husserlestá interesado, ya que resulta ser, desde la pers-pectiva fenomenológica, ingenua. La fundamen-tación última de las ciencias de esencias se haceposible a través de la intuición esencial (Wessen-chau). Al respecto señala Husserl: "La 'visión'directa, no meramente la visión sensible, empíri-ca, sino la visión en general, como forma de con-ciencia en que se da algo originariamente, cual-quiera que sea esta forma, es el último funda-mento de derecho de todas las afirmaciones ra-cionalesv.! Esto es importante, por cuanto no de-bemos entender por visión directa la observaciónde los hechos, así sin más, tal como el empirismoque niega todo conocimiento a través de esen-cias, sino una suerte de visión intelectual. Estavisión directa se asienta en una fundamentaciónpreviamente hecha, es decir, en la reducción tras-cendental. En este sentido, la subjetividad tras-cendental es la piedra angular para fundamentarcualquier conocimiento posible. Lo que Husserlreclama al empirismo es creer que esos princi-pios y axiomas fundamentales con los que opera,y que fundamentan toda cientificidad posible, no

son ellos mismos objetos de una intuición eidéti-ea," es decir, de una intuición esencial que reco-ge la universalidad del fenómeno, y que no essimple intuición pasiva de sensaciones. Husserlestá interesado en la fundamentación de una sub-jetividad trascendental que le otorgue un carácteruniversal y apodíctico al conocimiento.

Ante esta exigencia, también se le hace a lafenomenología la acusación de realismo platóni-co. Este punto es importante, en tanto Husserl ha-ce una ampliación de la noción de realidad; larealidad en general no se limita a la "realidad ensentido estricto", es decir, aquella que tomamoscomo tal en virtud de la intuición "natural", de laexperiencia natural, que es la experiencia en laque se dan originariamente los objetos a travésde la percepcián.' No hay una realidad absolutaen sentido estricto, ya que por principio sólo pue-de existir de manera intencional. Las esenciasson objetos, "cosas" susceptibles de una capta-ción eidética (ideación), es decir, de la intuicióneidética. El ámbito del ser existe en tanto que,utilizando terminología posterior, existe "paramí". De esta manera el sentido, en términos ge-nerales, está situado sobre ese eje de existencia,de lo que es para mí, de lo que me representa al-go; es decir, todo sentido es humano, se gesta apartir de la explicitación intencional que yo, encuanto sujeto que participo de una subjetividadtrascendental, llevo a cabo a través de determina-das operaciones de constitución del mundo y demi ego trascendental.

La fenomenología representa un intento pordisolver la oposición ontológico-epistemológicaentre las apariencias y las esencias. Las aparien-cias son distintas facetas de un mismo objeto, sos-tenidas por un tema base; la existencia del mundose presenta como el correlato de ciertas multipli-cidades empíricas señaladas por ciertas formasesenciales, existiendo el mundo en cuanto seconstituye en órdenes regulados de conciencia.Además, la intencionalidad funciona como unpuente que suaviza la dicotomía entre sujeto y ob-jeto, y le imprime un carácter dinámico y relativo.

Hablando de la esencia del número, señalaHusserl que el tres, por tomar un ejemplo, es in-dependiente de su representación, lo que lo con-vierte en un ser intemporal. Es evidente a este

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INTENCIONALIDAD y EL YO EN HUSSERL

respecto el intento husserliano de universaliza-ción de las esencias y los conceptos, más allá decualquier psicologismo que reduciría la esencia-lidad del concepto a una "teoría de la abstrac-ción", o a alguna explicación por el estilo, queparte de lo empírico y contingente. Sin embargo,el ataque de Husserl al psicologismo, no debe en-tenderse como la afirmación de una exclusiónabsoluta. Para Husserl no hay una oposición ab-soluta entre la explicitación egológica trascen-dental, explicitación fundante y primordial en elanálisis fenomenológico, y la explicitación psi-cológica interna. Sobre este punto se refiere enlas Meditaciones Cartesianas: "A una psicologíapura -esto es, a una psicología que explicita ex-clusivamente la esencia intencional propia deuna psique, de un yo humano concreto- le co-rresponde eidética y empíricamente una fenome-nología trascendental y viceversa". 8 En este pa-saje apreciamos la necesidad a la que se ve com-pelido Husserl de intentar una articulación entreel ámbito de la psicología y el de la fenomenolo-gía trascendental, dirigida fundamentalmente porel imperativo de la apodicticidad. Una psicologíapura, es decir una psicología que no renuncie auna fundamentación de tipo trascendental y apo-díctica, no circunscribiéndose a los dominios deun empirismo ingenuo y a un mero experimenta-lismo, es el paralelo claro de una fenomenologíatrascendental. Como vemos, Husserl es fiel a laexigencia de hallar una matriz a priori del pen-sar, una fundamentación a priori del mundo na-tural, así como de la experiencia de lo extraño;por eso mismo nos habla en este pasaje de laesencia intencional de cada yo concreto.

2 La intencionalidad

La intencionalidad es un término de viejoabolengo en la historia de la filosofía, tratado, en-tre otros, por Aristóteles; del concepto de intenciónse han ocupado autores como Santo Tomás, SanBuenaventura, Avicena, etc., para mencionar sóloalgunos. Sin embargo, fue el filósofo austríacoFranz Brentano el que más influiría en las concep-ciones husserlianas sobre la intencionalidad. Hus-serl va a interpretar la intencionalidad como una

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operación sintética, y el darse de todo objeto comoproducto de dicha labor sintética. Sin embargo, vamás allá de Brentano al afirmar que el análisis nodebe detenerse en los actos, como si fuesen unida-des últimas de la conciencia, sino que primero espreciso investigar cómo se constituyen estos actosen el flujo temporal de la misma.

En términos generales, en su sentido más la-xo, la intencionalidad expresa la acción de tenderhacia algo, de "estar dirigido a". Para Husserl,también es el tema general de la fenomenologíade orientación objetiva: "La intencionalidad es loque caracteriza la conciencia en su pleno sentidoy lo que autoriza para designar a la vez la corrien-te entera de las vivencias como corriente de con-ciencia y como unidad de una conciencia't.? Se-gún lo anterior, la intencionalidad es la actividadpropia de toda conciencia, en tanto toda concien-cia es "conciencia de algo"; además, la intencio-nalidad lleva a cabo una labor de síntesis y deidentificación que hace posible la experiencia dela permanencia, aunque sea una permanenciaabierta al flujo de las vivencias y al horizonte delas percepciones. La conciencia, en cuanto instan-cia gnoseológica fundamental, se nos presentacomo una entidad desustancializada, ya que noexiste como un residuo "externo" a la vivencia si-no en cuanto es vivencia de algo. Lo anterior esmuy importante porque nos pone de plano en ladiscusión sobre la conciencia y el yo, que ya de-sarrollaremos adelante con mayor extensión, enlo referente a su consideración como sustancias ocosas subsistentes en sí mismas. Sobre la inten-cionalidad nos dice de nuevo Husserl: "l...] unapercepción es percepción de algo, digamos deuna cosa; un juzgar es un juzgar de una relaciónobjetiva; una valoración de una relación de valor;un desear de un objeto deseado; etcétera. El obrarse refiere a la obra, el hacer a lo hecho, el amar alo amado, el regocijarse a lo regocijante, etc. Entodo cogito actual, una mirada que irradia del yopuro se dirige al 'objeto' que es el respectivo co-rrelato de la conciencia, a la cosa, la relación ob-jetiva, etc., y lleva a cabo la muy diversa concien-cia de él".lO Además, la intencionalidad tiene unadoble determinación, cual es la noético-noemáti-ea, es decir, la que integra los aspectos tanto sub-jetivos como objetivos de la vivencia.

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IV ÁN VILLALOBOS ALPízAR408

Hay que decir que Husserl no se interesóespecialmente por la intencionalidad de los actosafectivos, como sí lo hicieron otros autores, co-mo Max Scheler o Heidegger, que hacen rupturacon la línea fenomenológica husserliana, repre-sentando lo que Husserl llamará y adversará co-mo las filosofías de la existencia y de la vida. Sinembargo, el concepto de intención, determinanteen la gnoseología de Husserl, es extrapolable adiversas situaciones vitales que no desarrolló demanera especial el autor que nos ocupa. En parteesto responde a su proyecto positivista de hacerde la filosofía una ciencia estricta (strenge Wis-senschaft). Recordemos que Husserl no duda encalificar a la fenomenología de positivismo, perono tal como el positivismo ingenuo de la ciencianatural, sino uno de tipo superior.

En todo caso, lo fundamental es que la in-tencionalidad va dirigida a disolver la sustanciali-zación, ya sea del sujeto como del objeto, térmi-nos que es preciso entrecomillar en virtud de surelatividad. A veces parece que el lenguaje le es aHusserl insuficiente, teniendo que valerse de ter-minología de la metafísica tradicional como la dela ontología de las cosas, como por ejemplo la dela herencia filosófica cartesiana en 10 que respec-ta al problema del cogito. Con respecto a la men-te, en cuanto se ha1la esencialmente volcada hacialos objetos que de una y otra manera considera, esdecir su constitutivo carácter intencional, se niegade plano su reconocimiento como realidad abso-luta en sentido óntico. Hay en Husserl una tensiónentre el lenguaje de la ontología de las cosas y elintento de superación de ésta metafísica.

3 Algunas consideraciones sobreel yo puro

Constantes son las referencias de Husserl, ensu texto titulado Ideas (1913), a la conciencia y alyo como instancias absolutas que quedan despuésde la reducción fenomenológica trascendental.

Como señalamos al principio, la fenomeno-logía de orientación subjetiva tiene como uno desus ejes teóricos la crítica al cartesianismo. ParaHusserl la meditación cartesiana sigue siendo elprototipo de la meditación filosófica; más aún,

e

considera que Descartes opera un giro fundamen-tal en la historia de la filosofía, haciéndola pasardel objetivismo ingenuo al subjetivismo trascen-dental que tiende a la instauración de una formafinal necesaria.'! es decir, universal y apodíctica.La reducción fenomenológica se opone a la natu-ralización del ego, tratando de fundar una expe-riencia de tipo trascendental. No obstante, Des-cartes nos sitúa en un grave problema, que es elde la sustancialidad del yo; para Descartes el egocogito representa una certeza indubitable, que almismo tiempo hace de él una cosa (res) autóno-ma y cerrada en sí misma. Sin embargo, la inten-cionalidad va dirigida a disolver la sustancializa-ción, tanto de la conciencia, por un lado, como delos objetos, por otro, es decir, del binomio aden-tro-afuera.

Sin embargo, hay en Husserl pasajes queconfunden en este respecto. En el párrafo 57 delas Ideas señala: "Pero frente a esto [es decir, lafugacidad de las cogitatio en la conciencia] pare-ce ser el yo puro algo necesario por principio, y encuanto es algo absolutamente idéntico en mediode todo cambio real y posible de las vivencias, nopuede pasar en ningún sentido por un fragmento ofactor ingrediente de las vivencias mismas" .)2 Ypocas líneas después suscribe el siguiente pensa-miento kantiano: "El 'yo pienso' necesita poderacompañar todas mis representaciones".

La reticencia de Husserl hacia la tesis de laactitud natural, que considera al mundo como ab-soluto e independiente de mí, va en el sentido deque ésta obvia la operación fundamental de ponerentre paréntesis todas las cosas abarcadas en sen-tido óntico por esa misma tesis. Sin embargo, laactitud de Husserl no tiene que ver con negar elmundo, sino con la epojé fenomenológica quesuspende todo juicio de existencia en el espacioy en el tiempo.

Es claro que el esfuerzo de Husserl tiene co-mo meta la fundamentación trascendental delmundo y de toda realidad. No obstante, pareceque no le basta la sola intencionalidad, sino quenecesita un suelo más firme que trascienda de al-guna forma la actividad de la conciencia de ser só-lo unidad sintética. Al respecto señala: "Frente ala tesis del mundo, que es una tesis 'contingente',se alza, pues, la tesis de mi yo puro y de la vida de

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INTENCIONALlDAD y EL YO EN HUSSERL

este yo, que es una tesis 'necesaria', absolutamen-te indubitable. Toda cosa dada en persona puedeno existir; ninguna vivencia dada en persona pue-de no existir: tal es la ley esencial que define estanecesidad y aquella contingencia". \3 Sin embar-go, el ego no es una instancia absoluta en el sen-tido de ser fija y dada para siempre, sino en cuan-to es prioritaria y primordial.

La existencia del mundo es el correlato demultiplicidades empíricas señaladas por formasesenciales. La conciencia absoluta es el residuo dela aniquilación del mundo, esto es, del "poner en-tre paréntesis" la tesis de la actitud natural ya seña-lada. Sin embargo, como lo señala perfectamenteHusserl en el párrafo 55 de las Ideas, no se trata dela defensa de un idealismo berkeleyano, que redu-jese el mundo a una falsa apariencia; no se niega larealidad en sentido estricto entendida como la rea-lidad espacio-temporal de nuestras percepciones(que es una realidad determinada eidéticamente,esto es, susceptible de una reducción esencial), yque es el dato originario de la actitud natural, sinoel contrasentido, según Husserl, de considerar elmundo como filosóficamente absoluto, tal como loconsidera el naturalismo. El que así considera almundo no se da cuenta de que sólo tiene "sentido"gracias a la conciencia absoluta como "suelo" da-dor de sentido. De esta manera, a la vivencia em-pírica (psicológico-real) le hace frente, como su-puesto de su sentido, la vivencia absoluta.

Debemos hacer una acotación, que tieneque ver evidentemente con lo que se viene discu-tiendo. El fenomenólogo no postula un núcleo desentido trascendente e incognoscible, una instan-cia-soporte subyacente al fenómeno, tal comouna suerte de "cosa en sí", sino más bien un ho-rizonte de determinada indeterminación de lacosa. Sobre la cosa física señala: "Pero la cosa fí-sica no es algo extraño a lo que aparece sensible-mente en persona, sino algo que se da a conoceroriginariamente en ello, y sin duda a priori (porimborrables razones esenciales) sólo en ello".14Esencial al método fenomenológico es su carác-ter descriptivo, es decir, el limitarse a lo que apa-rece, y no postular una instancia trascendente alfenómeno descrito; la cosa que aparece, con susescorzos y matices, es signo de ella misma y node un "más allá" absoluto.

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El a priori fenomenológico pretende no se-cundar el a priori kantiano, en el sentido de tras-cender las posibilidades de la experiencia, sinorealizarse en ella misma, incluyendo su horizon-te de potencialidades. Las categorías kantianasrepresentan lo que Rorty llamará entes de tipo A,es decir, objetos originarios, fundantes. SeñalaRorty: "Las formas platónicas, las categoríaskantianas y los objetos lógicos de Russell sonejemplos de lo que llamaré entes de tipo A. Estosentes contextualizan y explican pero no puedenni contextualizarse ni explicarse, so pena de unregreso al infinito". 15Es decir, son entes que fun-dan la explicación y la hacen posible, pero en síson infundados, y se sustraen al carácter relacio-nal de la intencionalidad fenomenológica.l" Eneste sentido, podemos ver la intencionalidad co-mo una instancia que pone en crisis el a priori detipo ente A, pero del que Husserl no se libra com-pletamente. Continúa Rorty: "Así pues, la condi-ción de posibilidad de la descripción debe serella misma indescriptible. Por citar argumentosparalelos, Platón llegó a la conclusión de que lascondiciones de posibilidad del mundo materialdeben ser inmateriales, y Kant a la conclusión deque las condiciones de posibilidad del mundo fe-noménico deben ser no fenoménicas" Y

Como ya vimos, la labor de fundamenta-ción del conocer parte de la región de la concien-cia absoluta, y en lo que estamos en este momen-to es en determinar en qué consiste este carácterabsoluto de la conciencia, y qué lugar y naturale-za tiene el yo puro dentro de este campo de sen-tido. Estas consideraciones son importantes,puesto que pertenecen a un programa filosóficosingular. Así, en La filosofía como ciencia estric-ta, se refiere a la oscura profundidad de la filo-sofía como una de sus imperfecciones más inúti-les, pero sin embargo tan alabadas.P Esto res-ponde indudablemente al afán positivista husser-liano, pero además a lo esencial del método feno-menológico, que gira en torno al eje de la reduc-ción eidética trascendental. La captación de laesencia no debe recurrir a una falsa profundidad-que como toda profundidad corre el riesgo deno tener fondo- que determine lo esencial del fe-nómeno. Esta captación es directa y preteórica,es decir, intuitiva, pero no por esto irracional; la

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intuición eidética, en tanto intuición de esencias,es de los principios que fundamentan todo cono-cimiento posible. De ahí el ataque al psicologis-mo en cuanto pretende ser fundamento de dichosprincipios, basándose en una explicación empíri-ca, esto es, que no cumple el requisito de la uni-versalidad buscado por la fenomenología pura.

Al respecto, y con relación al tema del mun-do de la vida y del a priori histórico, señala Lud-wig Landgrebe: "La razón fenomenológica no esuna razón delimitada por un a priori fijo y esta-blecido al que haya que objetivar, sino que es unarazón abierta. Por ello, tal razón no se concibe así misma y al fundamento de sí misma 'teorética-mente' (de modo lógico, idealizante y objetivan-te). Su posibilidad llega a ser tal, únicamente alser acogida en su 'índole volitiva' (Willentlich-keit), esto es, en la apropiación y realización y, detal suerte, en la consumación de su libertad".'?Sin embargo, esta idea se aplica más al últimoHusserl, al Husserl de la Crisis, que al de lasIdeas y las Meditaciones, ya que en estos textosestá más interesado por el fundamento apodícticode la fenomenología, que por la fundamentaciónde la experiencia del otro y de la comunidad mo-nádica-" desde el plano de la subjetividad trascen-dental. Sin embargo, el contenido propio de losobjetos que se dan a la conciencia no se da en sí,de manera definitiva, sino en forma de horizonte,estando el objeto constituido por un espectro deactualidades y potencialidades, es decir por unpanorama en gran medida abierto.

El principio fundador del método fenorne-nológico, como ya se dijo, es la reducción tras-cendental, que conduce a la cuestión del yo puro.Éste se opone al yo empírico en cuanto no ofre-ce la certeza y la apodicticidad requeridas parafundamentar una fenomenología realmente cien-tífica. El yo empírico es contingente, tiene quever con las particularidades de cada yo real exis-tente; el yo puro es la estructura universal y uni-versalizable que comparten la pluralidad de losyo empíricos. Lo fundamental de la reducción fe-nomenológica es el ascenso desde la subjetividadmundanal a la subjetividad trascendental. Lo quese trata de determinar es si ese yo puro es una en-tidad existente por sí misma, independiente de lapresentación de las vivencias en la conciencia, si

es una especie de núcleo independiente de las in-tenciones de ésta. Ya sabemos que el "mundo ex.terior" se constituye gracias a la unidad intencio·nal de la conciencia, cuya esencia sintética dsunidad y sentido a los objetos que le aparecenCada cosa es un objeto intencional del pensamiento, un correlato intencional de las unidade:de conciencia. En este sentido, es evidente que }¡

vía de fundamentación de las cosas del mundcparte de la certeza del yo y de la relativa independencia de la conciencia, lo que Husserl llama SI

carácter absoluto. Sin embargo, en virtud de )¡

intencionalidad este ego cogito va inseparablemente unido a los objetos que piensa, es decir, é

los cogitatum, sin olvidar, claro está, la peculiaridad de estos objetos, es decir, el ser correlato:intencionales, "puesto que el mundo en generalen la actitud fenomenológica, no está en vigocomo realidad efectiva, sino tan sólo como fenómeno de realidad't.?' Así en el párrafo 21 de la:Meditaciones Cartesianas señala que el tipo mágeneral en el que está incluido todo lo particularen cuanto forma, es designado por el esquem:general ego-cogito-cogitatum.í?

Al reconocer la vinculación intencional dilos actos mentales con sus objetos, se renuncia;atribuir a la realidad mental una entidad cosificada, poseedora de una existencia completamennautárquica. En el párrafo 49 de las Ideas señalHusserl que "el ser de la conciencia, de toda corriente de vivencias en general, quedaría sin duda necesariamente modificado por una aniquilación del mundo de las cosas, pero intacto en SI

propia existencia ".23 Ningún ser real en sentid,estricto es necesario para el ser de la conciencia"en el más amplio sentido de corriente de vivencias". Y a continuación nos dice: "El ser inmanente es, pues, ya sin duda, ser absoluto en esentido de que por principio nulla 're' indiget alexistendum't."

Señala Fernando Montero que, tomando ecuenta la anterior caracterización de la conciencia como "10 que no necesita nada para existir'por la que entendemos una referencia clara a 1sustancia, la utilización de esta fórmula por partde Husserl al referirse a la conciencia es de 1,menos afortunada, y contrasta además con lonumerosos textos en los que Husserl insiste en l

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INTENCIONALIDAD y EL YO EN HUSSERL

índole intencional de la conciencia. En el párrafo4 de la Quinta de las Investigaciones Lógicas se-ñala al respecto del yo: "El yo, fenornenológica-mente reducido, no es, por ende nada peculiarque flote sobre las múltiples vivencias; es sim-plemente idéntico a la unidad sintética propia deéstas".25

Uno de los problemas en tomo a la conside-ración del yo es si el yo empírico -que participaobviamente de las estructuras universales del yopuro- trasciende el ámbito de lo designado comolo "mío";26 es decir, si el mundo en el que semueve un sujeto, con sus situaciones vitales par-ticulares, su iniciativa particular y sus formaspropias de reacción y apropiación de ese mundo,delata la identidad de una sustancia concreta yparticular, no tan vagamente universal. Lo "mío"juega un papel fundamental como elemento des-criptivo que encauza y absorbe la referencia alyo. Montero cree poder encontrar en la iniciativaun esbozo de definición de la singularidad que re-clama la cuestión del yo. Los sujetos se distingui-rían por su iniciativa en el mundo, en el cual semueven y despliegan su actividad, así como par-ticularizan las distintas formas de conducta. Ennuestra opinión, el término iniciativa no es deltodo desafortunado en cuanto es fiel al eje feno-menológico de la intencionalidad, ya que en últi-ma instancia toda iniciativa es iniciativa de algo,o hacia algo. Pero si con la idea del yo puro nosreferimos más bien a la estructura esencial de to-da conciencia, si se hace referencia a un plus deentidad más allá de su condición de estructuraesencial al yo empírico, el yo puro se convierteentonces en un residuo del pensar metafísico.

En virtud de los pasajes de la obra de Hus-serl que hemos analizado, nos enfrentamos a untratamiento un tanto ambiguo en lo relativo al te-ma del yo. Si bien insiste en el carácter absolutode la conciencia, éste está supeditado a la co-rriente intencional de las vivencias, y sólo se ac-tualizaría a través de dicha corriente. Nos sugie-re Husserl que detrás de cada cogito permaneceel yo puro como algo idéntico (párrafo 57 de lasIdeas); si bien el yo puro no es una vivencia másentre las otras, remite a cierta permanencia -en-tidad- que queda tras el fluir de éstas. Frente acierta fugacidad de las vivencias, se erige el yo

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como algo necesario, que no puede pasar "porun fragmento o factor ingrediente de las viven-cias mismas".

En este párrafo se refiere al yo -algo funda-mental, desde nuestra perspectiva- como unatrascendencia en la inmanencia. De este modo, elyo puro se constituiría en una instancia, o campode actividad, que no puede, por cierto caráctertrascendente, ser sometido a la desconexión feno-menológica, constituyendo un residuo inalienablede la epojé, una determinación indeterminada.

Para ir concluyendo, podemos recapitularen términos generales la problemática que se vie-ne discutiendo, señalando que el gran problemaal que se ve enfrentado Husserl en los textos ana-lizados con relación al yo puro, es explicar ymantener a salvo la identidad de este yo frente ala reducción fenomenológica, es decir, frente alanálisis intencional de las vivencias. Por lo tanto,este problema de la identidad no se resuelve conenunciar el ámbito de lo "mío", pues a este cam-po de 10 "mío" antecede ya la identidad del yo,como permanencia, puesto que 10 mío sigue sien-do de alguna manera contingente.

Señala Paul Ricoeur que mientras Descar-tes logra trascender el problema del solipsismoplanteado por el ego cogito gracias a la referen-cia a Dios, Husserl 10 hace gracias al alter ego,buscando en la filosofía de la intersubjetividad elfundamento superior de la objetividad.P A esteproblema dedica Husserl la Quinta de sus Medi-taciones, pero que, sin embargo, no resulta ente-ramente convincente. La fundamentación delotro parte de mi propio yo, es decir de la esferade mi propiedad; el estatuto ontológico del otroes otorgado por mí mismo, en tanto compartimosestructuras de intencionalidad comunes, es decir,el otro adquiere existencia objetiva y real parami yo gracias a un proceso de reflejo. La presen-tificación de los otros, es decir, el darse de suexistencia, se constituye en una comunidad mo-nádica que me trasciende, y que constituye a suvez configuraciones superiores, como las diver-sas culturas humanas. Sin embargo, el Husserl dela Crisis desarrollará con más detalle esta proble-mática, y la de la relación entre lo a priori y loempírico-histórico, pero este tema ya trasciendeen mucho nuestro trabajo.

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Notas

1. Montero, Fernando. Retorno a Iafenomenolo-gia. Barcelona: Anthropos, 1987.

2. Para una exposición más amplia de la proble-mática del yo en Husserl, véase Danilo Cruz Vélez. DeHegel a Marcuse. "Vicisitudes del yo en Husserl". 2".Edición, Bogotá: Biblioteca Colombiana de Filosofía(USTA), 1986. También consúltese Daniel HerreraRestrepo. América Latina y lafenomenología. "El Yoen la fenomenología Husserliana", México: Publica-ciones Universidad Pontificia de México, 1998.

3. Husserl, Edmund. Ideas relativas a unafeno-menología pura y unafilosofía fenomenológica. Trad.José Gaos, 2". Edición, México: Fondo de CulturaEconómica, 1962, párrafo 30, p. 69.

4. Husserl, Edmund. Ideas. O.c., párrafo 50, p.1I5.

5. Husserl, Edmund. O.C., párrafo 19, p. 50.6. "Ante todo designo 'esencia' lo que se en-

cuentra en el ser autárquico de un individuo constitu-yendo lo que él es" (Husserl, Edmund. Ideas. O. c.,párrafo 3, p. 20).

7. Cfr. Ideas. O.C, párrafo 1, pp. 17-18.8. Husserl, Edmund. Meditacio~es Cartesianas.

Trad. Mario A. Presas, Madrid: Tecnos, 1986, p. 172.9. Husserl, Edmund. Ideas. O.c., párrafo 84, p.

198.10. Husserl, Edmund. O. C., p. 199.11. Cfr. Husserl, E. Meditaciones Cartesianas.

O. C., párrafo 2, p. 7.12. Husserl, Edmund. Ideas. O. c., párrafo 57,

p.132.13. O. e., párrafo 46, p. 106.14. O. c., párrafo 52, p. 121.15. Rorty, Richard. Ensayos sobre Heidegger y

otros pensadores contemporáneos. "Wittgenstein,Heidegger y la reificación del lenguaje". Barcelona:Paidós, 1993, p. 85.

16. La intencionalidad fenomenológica constitu-ye una instancia de inserción y apropiación del mundopor parte de la subjetividad trascendental; se trascien-de el solipsismo vulgar que postularía la realidad ob-jetiva única, en el ámbito gnoseológico, del yo. Si bien

es cierto sólo puedo conocer la esfera de mi propiedady a partir de allí presentificar la existencia de los otros,al tener mi conciencia un correlato noemático, se pos-tula una realidad "exterior" a la que apunta.

17. O. C., p. 87.18. Sobre esto señala: "La profundidad es un sín-

toma del caos que la verdadera ciencia debe ordenar encosmos, en un orden simple, completamente claro y re-suelto. La verdadera ciencia, en todo el alcance de sudoctrina real, ignora la profundidad. Todo fragmentode ciencia acabada es un todo compuesto de elementosdel pensamiento, cada uno de los cuales es comprendi-do de inmediato, o sea no es profundo. La profundidadpertenece a la sabiduría; la distinción conceptual y laclaridad pertenecen a la teoría estricta. Traducir lasconjeturas de la profundidad en formas racionales ine-quívocas constituye el proceso esencial de la reconsti-tución de las ciencias estrictas"(Husserl, E. Lafilosofíacomo ciencia estricta. Trad. EIsa Tabernig, 2". Edición,Buenos Aires: Editorial Nova, 1969, p. 106).

19. Landgrebe, Ludwig. Fenomenología e histo-ria. Trad. Mario A. Presas, Caracas: Monte Avila Edi-tores, 1975, p. 190.

20. Con la expresión comunidad monádica, Hus-serl se refiere a la comunidad de las subjetividades quese configura a partir de la experiencia intersubjetiva. Eltérmino "rnonádico" hace referencia a la incapacidadde un conocimiento del otro más allá de la esfera de mipropiedad, es decir, sólo puede conocerlo como analo-gon. Cfr. Quinta de las Meditaciones Cartesianas don-de Husserl aborda la filosofía de la intersubjetividad yla problemática del solipsismo trascendental.

21. Husserl, Edmund. Meditaciones Cartesia-nas. O. C., párrafo 14, p. 46.

22. Ibid.23. Husserl. Edmund. Ideas. O. C.• párrafo 49.

p. 1I2.24. O. c.. p. 113.25. Husserl, Edmundo. Investigaciones lógi-

cas. Trad. Manuel G. Morente y José Gaos, TomoIII, Madrid, Revista de Occidente, 1929, Inv. V, pá-rrafo 4, p.137.

26. Cfr. Fernando Montero, O.c., p. 402 Y ss.27. Cfr. Husserl. Meditaciones Cartesianas. O.

C., nota 37, pp. 1I9-120.

Iván VilIaIobos AlpízarAlajuela, Costa Rica