1
19 Casado Dones Mª J, et al. La sexualidad en los pacientes con infarto agudo de miocardio Enferm Intensiva 2002;13(1):17-9 Quiero iniciar esta reflexión personal recordando una parte del articulo: La Química del Alma, publica- do en la Vanguardia el 8 de septiembre del 2001 por la psicóloga Remei Margarit: “ En muchas culturas primi- tivas, cuando alguien enferma, se mantiene a su alrede- dor a familiares y amigos porque con su presencia, ayu- dan a su curación”. Sería del todo injusto por mi parte no reconocer la importante transformación que han experimentado las unidades de medicina intensiva en los últimos 20 años en nuestro país. Una mayor y mejor formación de los distintos profesionales que trabajan en estas unidades, la incorporación de Enfermería a la Universidad, la for- mación a nivel de postgrado, y el uso de las nuevas tec- nologías aplicadas al mundo de la salud han sido facto- res que han contribuido a esta transformación. Por suerte quedan lejos aquellos enormes y poco seguros ventiladores mecánicos, aquellas unidades di- señadas según plano abierto donde no existía separa- ción alguna entre un y otro enfermo, aquellos pasillos por donde, a través de una ventana de cristal los fami- liares solo podían ver al enfermo según horario previa- mente establecido por la unidad. El mundo de los cuidados intensivos no ha perma- necido insensible ante el respeto a los derechos de las personas, se encuentren o no en situación crítica. Sin embargo, no deja de sorprenderme como aún en de- masiadas Unidades de Cuidados Intensivos, sigue sin permitirse que familiares o personas significativas para el enfermo permanezcan todo el tiempo posible con él. He trabajado muchos años en estas unidades como para no reconocer y valorar la importancia de la exis- tencia de normas internas como también para no com- prender que en algunas situaciones puede no ser con- veniente que el familiar permanezca con el enfermo; lo que quiero decir es que: las normas y los protocolos deben diseñarse y rediseñarse, deben ser flexibles y adaptarse a las necesidades reales de los pacientes, en definitiva deben ser capaces de garantizar su máximo bienestar y beneficio. En ningún caso se debe permitir que el paciente pueda llegar a convertirse en la víctima pasiva de las normas y de los protocolos. Recordemos que la definición de salud más popular es la de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1947, que la define como: “Un estado de completo bienestar físico, mental y social y no simplemente la au- sencia de enfermedad”. Quizá sería conveniente preguntarnos si ¿realmente se cuida a los pacientes como nos gustaría que nos cui- daran a nosotros?, o si ¿se podrían hacer las cosas de otra manera?, o si, lo que es mas importante, ¿por qué hacemos las cosas como las hacemos? En el mundo de los cuidados a los pacientes críticos queda aún un largo camino a recorrer, y sigue siendo necesario que todos los profesionales de la salud, cada uno desde su ámbito de actuación, sigamos trabajando para integrar cada vez más, y siempre que sea posible, al paciente y a su familia en el equipo asistencial de las unidades de cuidados intensivos Magdalena Llesuy Salvador Enfermera y profesora de l’EUIF Blanquerna. URL Referencias bibliográficas Margarit, R. La química del alma, La Vanguardia. Barcelona: Grupo Godó, 8 de septiembre del 2001. Generalitat de Catalunya, Departament de Sanitat i Seguretat Social: Pla de Salut de Catalunya, 1999-2001 1era edició. Barcelona sep- tiembre de 1999. ALGUNAS REFLEXIONES A PROPÓSITO DE LAS VISITAS EN LAS UNIDADES DE CUIDADOS INTENSIVOS

Algunas reflexiones a propósito de las visitas en las unidades de cuidados intensivos

Embed Size (px)

Citation preview

1 9

Casado Dones Mª J, et al. La sexualidad en los pacientes con infarto agudo de miocardio

Enferm Intensiva 2002;13(1):17-9

Quiero iniciar esta reflexión personal recordandouna parte del articulo: La Química del Alma, publica-do en la Vanguardia el 8 de septiembre del 2001 por lapsicóloga Remei Margarit: “ En muchas culturas primi-tivas, cuando alguien enferma, se mantiene a su alrede-dor a familiares y amigos porque con su presencia, ayu-dan a su curación”.

Sería del todo injusto por mi parte no reconocer laimportante transformación que han experimentado lasunidades de medicina intensiva en los últimos 20 añosen nuestro país. Una mayor y mejor formación de losdistintos profesionales que trabajan en estas unidades,la incorporación de Enfermería a la Universidad, la for-mación a nivel de postgrado, y el uso de las nuevas tec-nologías aplicadas al mundo de la salud han sido facto-res que han contribuido a esta transformación.

Por suerte quedan lejos aquellos enormes y pocoseguros ventiladores mecánicos, aquellas unidades di-señadas según plano abierto donde no existía separa-ción alguna entre un y otro enfermo, aquellos pasillospor donde, a través de una ventana de cristal los fami-liares solo podían ver al enfermo según horario previa-mente establecido por la unidad.

El mundo de los cuidados intensivos no ha perma-necido insensible ante el respeto a los derechos de laspersonas, se encuentren o no en situación crítica. Sinembargo, no deja de sorprenderme como aún en de-masiadas Unidades de Cuidados Intensivos, sigue sinpermitirse que familiares o personas significativas parael enfermo permanezcan todo el tiempo posible con él.

He trabajado muchos años en estas unidades comopara no reconocer y valorar la importancia de la exis-tencia de normas internas como también para no com-prender que en algunas situaciones puede no ser con-veniente que el familiar permanezca con el enfermo;

lo que quiero decir es que: las normas y los protocolosdeben diseñarse y rediseñarse, deben ser flexibles yadaptarse a las necesidades reales de los pacientes, endefinitiva deben ser capaces de garantizar su máximobienestar y beneficio. En ningún caso se debe permitirque el paciente pueda llegar a convertirse en la víctimapasiva de las normas y de los protocolos.

Recordemos que la definición de salud más populares la de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de1947, que la define como: “Un estado de completobienestar físico, mental y social y no simplemente la au-sencia de enfermedad”.

Quizá sería conveniente preguntarnos si ¿realmentese cuida a los pacientes como nos gustaría que nos cui-daran a nosotros?, o si ¿se podrían hacer las cosas deotra manera?, o si, lo que es mas importante, ¿por quéhacemos las cosas como las hacemos?

En el mundo de los cuidados a los pacientes críticosqueda aún un largo camino a recorrer, y sigue siendonecesario que todos los profesionales de la salud, cadauno desde su ámbito de actuación, sigamos trabajandopara integrar cada vez más, y siempre que sea posible,al paciente y a su familia en el equipo asistencial de lasunidades de cuidados intensivos

Magdalena Llesuy SalvadorEnfermera y profesora de l’EUIF Blanquerna. URL

Referencias bibliográficas

Margarit, R. La química del alma, La Vanguardia. Barcelona: GrupoGodó, 8 de septiembre del 2001.

Generalitat de Catalunya, Departament de Sanitat i Seguretat Social:Pla de Salut de Catalunya, 1999-2001 1era edició. Barcelona sep-tiembre de 1999.

ALGUNAS REFLEXIONES A PROPÓSITODE LAS VISITAS EN LAS UNIDADES DE CUIDADOS INTENSIVOS