ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA INQUISICIÓN MEXICANA. Los inquisidores fueron unos criminales, y gracias a ello la Iglesia acumuló inmensas riquezas y un poder inigualable. ¿Acaso no valdría la pena que la jerarquía eclesiástica reconociera sus crímenes? ¿No sería deseable que los sacerdotes aceptaran su responsabilidad por la falta de luces de sus fieles? Y, mejor aún, ¿no sería bueno que los mexicanos dejaran de creer en unos hombres que, en su mayoría, han asesinado, robado y castrado las consciencias? Lo ideal sería que impulsaran una verdadera revolución espiritual y un nuevo decálogo que –entre otros mandamientos-estableciera que quien muera en la miseria se condenara en el infierno por toda la eternidad….Que quien tenga más hijos de los que pueda mantener vivirá al lado de Satanás…Que quien golpee a su mujer ardera en las llamas eternas…Que quien no sepa leer y escribir quedará condenado por toda la eternidad…Estoy convencido de que este proyecto de decálogo es mucho mejor que embru tecernos para que la iglesia conserve su riqueza y sus prebendas. (Has ta aquí ideas de memoria de lo leíd o por mi en libros escritos por Francisco Martin Moreno y otros autores con algunos camb ios ) Hemos de recordar que la iglesia, desde la conquista, acumuló más del 80% de las tierras de la Nueva España. Que era la única que podía educar y solo lo hizo con los curas y con los ricos. A los pobres los dejo solo concientizados y fanatizados. Que llevaban el Registro Civil en toda su extensión desde e l nacimiento hasta la muerte cobrando lo que les v enía en gana y el que no pag aba no tenía ni siquiera el derecho de recibir los oleos y ser enterrado en sagrado. Que robaron no únicamente a los judíos en Mèxico, sino también a los indígenas ricos que no aceptaban el catolicismo simplemente porque decían que ellos no se comían a sus dioses y los católicos sí. Que debido a esto el 98% de la población era analfabeta después de 300 años de conquista. Que por medio de la confesión sabían todos los secretos de todos y eso los enriqueció más pues hasta con herencias se quedaban. Respecto a los indígenas que juzgó, robó y quemó fueron siempre antiguos nobles que tenían riquezas de tierras que habían acumulado a través de su trabajo. Entre los judíos que les robaron sus bienes, estuvo Luis Carvajal y de la Cueva que debido a que el Rey de España le había otorgado la conquista y colonización del Nuevo Reino de León , era inmensamente rico; riquezas que le robaron los curas inquisidores. Entre estos inmensos territorios de lo que ahora es Nuevo León, estaba uno de los más feraces: el valle del pilón. Este comprendía todo el norte del estado desde lo que hoy es Santiago hasta Tejas y parte de Coahuila. Los principales que se apropiaron de esos terrenos fueron los parientes del Cardenal Primado de México de la época: Lázaro de la Garza y Ballesteros. Desgraciadamente los documentos probatorios solo los llevaba la Iglesia, pero aun hoy se puede saber cómo fueron pasando de padres a hijos y parientes políticos esos territorios. Durante la dictadura Porfirista los curas aumentaron su fortuna a niveles incalculables. El mismo Slim, si supiera de esto, se pondría verde de envidia. Basta, como ejemplo, decir que en 1912 el Obis po de Michoacán Leopoldo Ruiz y Flores deposi tó en un Banco de Canadá 15 Millones de Dólares, considerados al tipo de cambio actual. ¿ Donde quedaría esa fortuna? Claro, en manos de su familia. Inclusive, el Obispo de Chiapas Francisco Orozco era el más próspero empresario de la región. En 1926, poco
