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71 Segunda etapa - Volumen 9 - No. 11 - Año 2005 ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA POÉTICA DE LA RELACIÓN DE ÉDOUARD GLISSANT Patricia Mazeau de Fonseca Universidad de Pamplona [email protected] RESUMEN Este artículo muestra la importancia del combate emprendido por el martiniqueño Edouard Glissant contra la intolerancia. Hoy por hoy se ha- bla mucho de multiculturalismo y de plurilingüismo, sin embargo, la reali- dad nos confirma que existen pocas repercusiones en el ámbito de la paz. Según E. Glissant, sólo la Poética de la Relación puede llevar a los pue- blos a renunciar a la espiritualidad, a la mentalidad y al imaginario estimu- lados por una concepción identitaria de la raíz única. En toda su obra (ensayos, novelas, poemas, entrevistas y discursos pronunciados como miembro de la UNESCO), se percibe la intención de hacernos reflexionar sobre los males de nuestro mundo a partir de la experiencia inédita del Caribe. Incansable, Glissant canta todas las categorías de La Relación: El mundo como Relación, en lugar del mundo como imposición y soledad, la identidad rizoma destruyendo el principio de filiación sobre el cual se apo- ya la legitimación del poder, y una praxis, es decir, la relativización promul- gada por el pensamiento de la traza punto fundamental de su pensamiento para darnos como ofrenda la creolización del mundo. Palabras clave: Relación, identidad rizoma, creolización. ABSTRACT This article shows the importance of Edouard Glissant’s fight against intolerance. Now’s days, multiculturalism and plurilinguism are increasingly

Algunas Reflexiones Sobre La Poética de La Relación

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    ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA POTICA DELA RELACIN DE DOUARD GLISSANT

    Patricia Mazeau de Fonseca Universidad de Pamplona [email protected]

    RESUMEN

    Este artculo muestra la importancia del combate emprendido por elmartiniqueo Edouard Glissant contra la intolerancia. Hoy por hoy se ha-bla mucho de multiculturalismo y de plurilingismo, sin embargo, la reali-dad nos confirma que existen pocas repercusiones en el mbito de la paz.Segn E. Glissant, slo la Potica de la Relacin puede llevar a los pue-blos a renunciar a la espiritualidad, a la mentalidad y al imaginario estimu-lados por una concepcin identitaria de la raz nica. En toda su obra(ensayos, novelas, poemas, entrevistas y discursos pronunciados comomiembro de la UNESCO), se percibe la intencin de hacernos reflexionarsobre los males de nuestro mundo a partir de la experiencia indita delCaribe. Incansable, Glissant canta todas las categoras de La Relacin: Elmundo como Relacin, en lugar del mundo como imposicin y soledad, laidentidad rizoma destruyendo el principio de filiacin sobre el cual se apo-ya la legitimacin del poder, y una praxis, es decir, la relativizacin promul-gada por el pensamiento de la traza punto fundamental de su pensamientopara darnos como ofrenda la creolizacin del mundo.

    Palabras clave: Relacin, identidad rizoma, creolizacin.

    ABSTRACT

    This article shows the importance of Edouard Glissants fight againstintolerance. Nows days, multiculturalism and plurilinguism are increasingly

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    talked about, but unfortunately todays world shows few repercussions inthe field of peace. According to Glissant only the Poetic of the Relationcan bear peoples towards a renunciation of their spirituality, mentality andimaginary stimulated by a conception of the unique root. In all his work(essays, novels, poems speeches given as a member of UNESCO) it isclear his intention to make us reflect on the evils of our world from theunedited Caribbean experience. Tireless Glissant states all the categoriesof the Relation: The world as a Relation in place of the world as unimposition and solitude; the rhizome identity destroying the principle offiliations on which power legitimating and praxis are supported, that is tosay, the promulgated relativity by the trace though, in order tom finallygive us as un offering the creolization of the world.

    Key words: Relation, rhizome identity, creolization.

    RSUM

    Lobjectif de cet article est de montrer limportance du combat menpar le martiniquais E. Glissant contre lintolrance. De nos jours on parlebeaucoup de multiculturalisme et de plurilinguisme, mais malheureusementlactualit nous confirme quil existe peu de rpercussions en ce qui concernela paix. Seule, selon lui, la potique de la Relation peut faire renoncer lespeuples la spiritualit, la mentalit et limaginaire stimules par uneconception identitaire de la racine unique. Dans toute son oeuvre (romans,pomes, essais, entretiens et discours prononcs en tant que membre de laUNESCO) se dgage une intention, celle de nous faire rflchir sur lesmaux de notre monde partir de lexprience indite des Carabes. Inlassable,Glissant chante toutes les catgories de la Relation : le monde commeRelation la place du monde comme imposition et solitude; lidentit - rhizomedtruisant ainsi le principe de filiation sur lequel sappuie la lgitimation dupouvoir, une praxis, cest--dire la relativisation promulgue par la pensede la trace point fondamental dans la dmarche glissantienne pour nousdonner enfin comme offrande la crolisation du monde.

    Mots cls: Relation, identit rhizome, crolisation.

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    Hay que ser absolutamente errante, mltiple, afuera yadentro. Nmada Si se es demasiado familiar con unsitio, si se est demasiado enraizado en un lugar, no se

    puede escribir con la verdad sobre ese sitio. Se mistifica

    Maryse Cond

    douard Glissant ha dedicado vida y obra a plasmar una obse-sin: La resistencia a todo tipo de dogmatismo. Frente a las manifesta-ciones actuales de las culturas atvicas, como la imposicin de la globa-lizacin, el auge del neoliberalismo econmico, facilitado por el mito delUno, y, peor an, el terrorismo ligado a una especie de inmersin peli-grosa dentro de la religiosidad, Glissant reflexiona sobre los males denuestro mundo a partir de la experiencia indita del Caribe y despliegatoda una maquinaria de guerra, es decir, repeticiones, en el sentidoDeleuziano, para hacer renunciar a los pueblos a la mentalidad y al ima-ginario estimulados por una concepcin identitaria de la raz nica.

    Frente al hormign del pensamiento del Uno, el escritor martiniqueoimpone incansablemente la visin de un mundo que sobrepasa lo barro-co, yendo ms all de la polifona (con el multilingsmo) y resultandoms imprevisible que esas iglesias de Amrica del Sur donde los nge-les son indios, la virgen negra, las catedrales... vegetaciones de pie-dra (1997: 116)

    La Pretensin del Uno

    La idea del Uno, segn el poeta, es un engao. El Uno se esfuerzapor esconder lo mltiple del ser o peor an es una exaltacin mstica queaniquila los siendo. Desgraciadamente, los fundamentalismos estn a laorden del da: mientras que Oriente excluye por la fuerza al Otro; demanera ms perniciosa, Occidente, a travs del estmulo de la ciencia,difunde el deseo de mismidad. Adems, de ser una variante de la con-cepcin hegeliana del mundo, que omite al otro, situndolo a las puertasde la historia universal, lo integra a un sistema de produccin. La intole-

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    rancia tiene el mismo rostro que la avidez de beneficios. Los descubri-dores no vienen a descubrir nuevas culturas, sino a apropiarse, invertiry explotar las tierras ajenas. Los conquistadores son descubridoresmercantes. Todo un dispositivo fue establecido: bancos, navegacin deultramar, trata de esclavos, minas, monocultivos, mercadeo internacio-nal. En el descubrimiento, entonces, slo el mundo europeo descu-bre los otros mundos. El choque de los mundos entrados en relacinestablece el mundo como Uno. En Lintention potique Glissantprecisa: si examino a Occidente, veo que decididamente no ha cesa-do de concebir al mundo inicialmente como soledad y, enseguida,como imposicin (1969: 328)

    El actual proceso de globalizacin se entiende como imposicin deOccidente. Es un sistema de mundo construido a partir del mercadotransnacional y mundial que provoca una reestructuracin de las cien-cias sociales, buscando as nuevas estrategias para legitimizar su hege-mona econmica, poltica y lingstica. Walter Mignolo en Pensar enlos Instersticios (1999) resalta que la misin civilizadora ha sido la jus-tificacin ideolgica de la expansin econmica. As, Europa ha margi-nado el resto del mundo, haciendo que ella sea el nico lugar de laenunciacin, mientras que las otras civilizaciones sean el lugar enuncia-do; la globalizacin ha restituido el espacio y el lugar. Asistimos a lamultiplicacin de las historias locales, pero, se interroga Walter Mignolo,si se considera la posicin ambigua de la antropologa frente al imperia-lismo econmico, es totalmente legtimo dudar de las buenas intencio-nes post-coloniales. No estarn ellas presentes dentro del contextoacadmico con el fin de poder modernizar y una vez ms optimizar losbeneficios? El problema es complejo.

    En lugar de cimentar su pensamiento a partir de la localizacin dellugar de enunciacin, Glissant va a buscar el lugar comn, es decir, el dela Relacin. Constata que la erradicacin, la deposesin, el sistemajerrquico de la plantacin, no impidieron a los pueblos antillanos crearotra realidad imprevisible y mltiple, es por eso que, segn l, se debecantar el punto de interseccin. Lo que pas en el Caribe no fue

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    solamente un encuentro, un choque, un mestizaje cultural, sino tambinuna dimensin indita que permite estar all y en otra parte, enraizado yabierto, perdido en la montaa y libre sobre el mar, en acuerdo y enexilio.

    Identidad Rizoma

    Segn Glissant, existen dos formas de cultura: las culturas atvicasy las culturas compuestas. Las primeras sintieron la necesidad de apo-yarse en el Mito de la Creacin del Mundo, pero, explica l: hay en elmito una violencia escondida que se adhiere a la tnica de la filia-cin y que recusa en absoluto la existencia del Otro como elementode la Relacin (1990: 62). La filiacin, tiempo notariado,genealgico, que hace del ms humilde de los mortales descendiente laprimera criatura divina, es realmente un modo que permite asegurar suhegemona.

    Las culturas compuestas no han tenido la oportunidad de crear unaGnesis, puesto que son culturas nacidas de la historia (historia que hasido obliterada). Glissant usa una palabra de su invencin, dignesis,para hacer referencia a la gestacin de esas culturas que tuvieron porvientre el barco negrero y que han descubierto el mundo en la sangre yel terror.

    Pero el mundo es complejo y, si miramos el mapa poltico, notare-mos cunto difiere del mapa de las identidades culturales. Esta asimetraes evidente en el origen de numerosos conflictos. Si los pases como losde Europa del este y del frica han roto ciertos dogmatismos y hantenido xito saliendo de la colonizacin, no podemos decir lo mismo desu proceso de descolonizacin; al contrario, podemos constatar un re-surgimiento de la identidad de raz nica. Por qu? Porque el miedoreina: excolonizadores, excolonizados, opresores actuales, oprimidosactuales, todos tenemos miedo del hecho de que intercambiando con elotro y cambiando nosotros mismos, nos veamos amenazados de diluir-nos, de desaparecer. Para asegurar su expansin, las culturas atvicas

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    se han aprovechado de una especie de estupor de sacralidad, del con-cepto de una identidad basada sobre la exclusividad y la exclusin. Bastaver el caso palestino para comprender la amplitud del problema. SegnGlissant:

    Los libros fundadores ensean que la dimensin de lo sa-grado no es otra cosa que la profundizacin del misterio dela raz. El judasmo, la cristiandad, el Islam, parten de lamisma creencia en una verdad revelada. Tres religionesmonotestas aparecidas alrededor del Mediterrneo y quehan engendrado todas ellas absolutos de espiritualidad ycolmos de exclusin, elevaciones de suprema intensidad y,asimismo, fundamentalismos, paso a paso exacerbados(1997: 157)

    Frente a esta armazn del pensamiento nico, de la raz nica, lospensamientos de sistema quedan impotentes, porque terminan dentrode otras formas de absoluto. Slo un cambio dentro de nuestras poti-cas, es decir, nuestros imaginarios, nos llevar, segn Glissant, a pensarel mundo dentro del respeto a la diferencia y a la diversidad. Anteimaginario que desde antao ha consistido en desear y conquistar, te-niendo como consecuencia el aumento del territorio lo que Glissantllama el nomadismo de la flecha el poeta propone un imaginario dela puesta en relacin de los unos con los otros, donde toda jerarqua hasido abolida, imaginario que l describe como un pensamiento archi-pilago, a la imagen del Caribe, destinado a la puesta en contacto detodas las formas de cultura, del encuentro, de la interferencia, delchoque, de armonas y desarmonas entre culturas dentro del Tod mundo (1997: 194).

    A partir del concepto de Relacin, Edouard Glissant va a creartoda una red al servicio de un vasto proyecto de descolonizacin,empezando por sustituir el concepto de identidad raz nica porel de identidad Rizoma. Aqu podemos apreciar la enorme influenciaque ha ejercido la filosofa de Deleuze y Guattari en la obra de douard

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    Glissant. En un complejo estudio titulado Mille Plateaux (1976),Deleuze y Guattari se oponen a la frmula de Lacan buscar la raz;si el psicoanalista concibe el Ser dentro del lenguaje dominado por laexistencia de un amo significante, ellos piensan que lo que permaneceen la profundidad de los cuerpos y del inconsciente son disposicionesdel deseo que no cesan de provocar lneas de escape. Imaginemospor ejemplo una fuga de Bach. A partir de la partitura, existe una mul-titud de trasformaciones posibles, la meloda de base puede as des-aparecer y nuevos acordes nos inundan y proliferan como la malahierba (las improvisaciones de Jimmy Hendrix son otro ejemplo). Nose trata de competencias, ms bien de resultados animados por eldeseo. Cuando Deleuze y Guatarri escribieron el Anti-Edipo a do,dispusieron las mesetas, toda una multiplicidad conectable, que secomunican unas con otras a causa de micro fisuras (de Lzarde, diraE. Glissant). Estas micro fisuras toman la imagen de un rizoma queellos simbolizan con la frmula a n-1 (imaginemos, por ejemplo, mimano activando una marioneta, mi voluntad no es suficiente para ma-nipularla, es el sistema nervioso y msculo esqueltico los que se po-nen en marcha).

    El pensamiento occidental sigue la lgica del rbol, del calco y dela reproduccin. Este hecho lleva a las culturas compuestas a una grancontradiccin. Tomemos el caso de los antillanos, quienes buscan, se-gn Glissant, en un all, es decir, en la metrpoli o en frica, su raz.En el primer caso, los antillanos optan por la asimilacin; en el segun-do caso practican no un retorno sino, ms bien, un desvo. El nombrede Fanon, que an resuena en las antiguas colonias francesas del nortede frica, en Martinica, su tierra natal, no genera ninguna conmemo-racin, esto se debe a que l trasport su lucha contra la colonizacina un all que no es el suyo. Result lo mismo con el jamaiquinoMarcus Garvey, pero, en este caso, el movimiento no resisti a latentacin de hacerse atvico. Calibn busca entonces destruir a Prs-pero: la reivindicacin identitaria reposa dentro de peligrosas derivas.Desafortunadamente, la historia contempornea nos ofrece numero-sos ejemplos.

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    Si estudiamos de cerca su novela potica La Lzarde nos damoscuenta que si la novela se construye a partir del do montaamar, apartir de la relacin entre dos hombres, uno solitario pero solidario, elotro popular, vemos que esto es justamente porque el narrador buscaextirpar la raz, ( el centro, la metrpoli)

    El lugar, escribe l, la cuba, la caldera y la ebullicin! Si elmar que es una sola risa, un solo da dentro de nuestrosdas, un nacimiento, un grito inicialmente anudado, oscuro,y que pronto se aclara y siembra. He odo esta palabra yella se clav en m: Era una raz. Conoc a Mathieu y aThal y a todos sus amigos: ellos fueron mis hermanos, ellosfueron mis tutores en el ascenso al mundo y la verdad.Conoc a Valrie, y he aqu, hay en m esta raz, que intentoarrancar, pero su sujecin es ms fuerte, y mis fuerzas metraicionan. Cuando yo tome mis manos sobre el cuerporugoso, cuando yo haya tirado con el peso irresistible, cuan-do el recuerdo sea tranquilo y fuerte, vago en palabras yrico de sabores, entonces el lugar para m habr aparecido.(1958: 216)

    El lugar es las Antillas, una realidad mltiple y compleja. Es conci-biendo entonces la antillanidad, hasta ahora descuidada, que E. Glissantva a redescubrir y hacer compartir el verdadero valor de este inditolaboratorio. Utpico, tal vez, l enriquece su visin en la Potique de laRelation (1990):

    No abdicamos a nuestras identidades cuando nos debe-mos al Otro, cuando realizamos nuestro ser como partici-pante de un rizoma centelleante, frgil y amenazado msvivaz y obstinado, que no es una concentracin totalitariadonde todo se confunde en el todo, sino un sistema no sis-temtico de relacin donde adivinamos lo imprevisible delmundo.

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    El Lugar Relacional

    En el andar glissantiano la necesidad del yo identitario se inscribedentro de un contexto revolucionario que integra relaciones particula-res con el espacio. En efecto, ste deja de ser percibido como territo-rio, es decir, como un espacio conquistado y defendido, como espaciode exclusin. En la obra Texaco de su paisano Patrick Chamoiseauaparece un lugar donde el suelo es libre debajo de las construcciones,donde el territorio da lugar a la tierra. Inspirados por los mitos amerindios,estos autores substituyen el sentimiento de pertenencia por la nocin deRelacin. douard Glissant en la Potique de la Relation justifica estaposicin :

    Se debate por ejemplo, a propsito de las Antillas la legiti-midad de la posesin de la tierra. Segn las leyesmisteriosas de la raz, los nicos poseedores del archipila-go seran los Caribes o sus antecesores, que fueron exter-minados. La fuerza constringente de lo sagrado lleva siem-pre a buscar quines eran los primeros ocupantes de unterritorio (los ms cercanos a la creacin original). Estbsqueda vana fue anulada ya con la masacre de los ind-genas, la cual desenraiz lo sagrado. A partir de lo cual latierra antillana no poda hacerse territorio... S, la tierramartiniquesa no pertenece, en absoluto enraizada, ni a loshindes, ni a los mulatos. Pero lo que es una consecuenciade la expansin Europea (el exterminio de los indgenasprecolombinos, la importacin de nuevas poblaciones), esel hecho mismo que funda una nueva relacin con la tierra:no el absoluto sacralizado de una posesin ontolgica, sinola complicidad relacional. Aquellos que sufrieron la coac-cin de la tierra, que quizs desconfiaron, o que quizsintentaron huir de ella para olvidad su esclavitud, comenza-ron tambin a crear nuevos lazos con ella, donde la intole-rancia sagrada de la raz con su exclusin sectaria no tenams lugar. (1990: 48)

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    La bsqueda del lugar, lo vemos de golpe, se inscribe en douardGlissant dentro de un vasto proyecto de escritura que excede largamen-te el registro de las reivindicaciones de pases dominados. l proponetejer entre el hombre y la tierra relaciones privilegiadas e imprescriptibles,sobre un esquema que no funcione con la legtima posesin del territo-rio sino sobre una puesta en Relacin del hombre y de la tierra. Contra-riamente a lo que pasa en los mitos fundadores, esos mitos de la crea-cin del mundo donde el territorio ha sido dado a un pueblo elegido porsus dioses y es transmitido en posesin legtima a los descendientes, hayen la historia de las Antillas una ruptura de la filiacin. En consecuencia,de acuerdo a estos mitos, el pueblo antillano es ilegtimo, su gnesis es elbarco negrero. No se trata de una gnesis sino de una dignesis, esdecir, de un nacimiento a partir del cual uno puede divergir. Por lo tantoGlissant ve una urgencia en la invencin de su propio modelo de lugar.Evidentemente, ste no es occidental, no corresponde al territorio delestadonacin. Segn l, el modelo es el del lugar dignico, el del lugarrelacional, el del lugar en expansin espiritual y no en expansin deconquista y de territorio. Glissant lo ilustra en Le Tout Monde (1993)demostrando que es el pensamiento de la errancia el que introduce a lodiverso: entonces, el lugar es como el rizoma, est compuesto de entra-das y sentidos mltiples:

    Mathieu planeaba en un vrtigo que mezclaba los espaciosde los dos sitios, Gnes Venazza y la bruma de dos pocas,el fin de esa que ellos haban llamado la edad media y deesa que llamaron los tiempos modernos, pero eso era por-que l portaba en s mismo otro tiempo, que l erraba lostiempos... dilataba en s otros espacios, y perdido en elespacio del momento presente. (1993: 32)

    As, el pensamiento de la errancia desbloquea nuestros imagi-narios Cul es este viaje que encierra su fin en s mismo? Ni elser, ni la errancia tienen trmino y el cambio es su estado perma-nente. (1997: 145 146)

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    Relacin y el derecho a la Opacidad

    douard Glissant reclama para todos el derecho a la opacidad.No se trata de sembrar el hermetismo o el oscurantismo, sino encontrarla va a tomar para lograr un verdadero respeto de la alteridad. En estesentido, la Potica de la Relacin se une con la cautivante obra de OctavioPaz La llama doble cuando escribe: No somos trasparentes ni paranuestros semejantes ni para nosotros mismos y encadena el amor esuna quiniela extravagante sobre la libertad. No la ma, la del otro(Glissant, 2002: 58). El objetivo de Glissant es el de llevarnos a pensary a vivir de otra forma esos contactos que desafortunadamente no sonsiempre armoniosos, que pueden recaer en la violencia, el miedo haciael Otro. Los antillanos han conocido o son los descendientes de aque-llos que conocieron esta violencia y ellos saben que a travs de estoschoques pueden surgir nuevos discursos. En efecto, ellos descienden ala vez de frica, de Europa, de la India y de Asia. Su identidad y sucultura debe pensarse bajo modalidades dialgicas y paradjicas quedesembocan en un mestizaje, el cual se comprende no como una snte-sis sino como una especie de diferenciacin abierta. Es por esto que losescritores antillanos como Glissant nos invitan a abordar la realidad com-pleja de las sociedades humanas de hoy a partir de la experiencia delCaribe, porque en esta rea se ha intentado superar el racismo, la asi-milacin y todas las otras figuras de la negacin de la alteridad.

    A propsito de la manera como puede darse la Relacin con laalteridad Glissant escribe lo siguiente:

    Si examinamos el proceso de la comprensin de los se-res y de las ideas en la perspectiva del pensamiento occi-dental, encontramos a su principio la exigencia de la trans-parencia. Para poder comprenderte y, por lo tanto, acep-tarte, debo llevar tu espesor a ese barmetro ideal que damotivo para comparar y quizs juzgar. Debo reducir. Acep-tar las diferencias es desde luego trastocar la jerarqua delbarmetro. Entiendo tu diferencia es decir que la relacio-

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    no, sin jerarqua con mi norma. Admito tu existencia, den-tro de mi sistema. Te creo una nueva vez pero quizs ten-gamos que terminar con la idea misma del barmetro. Con-mutar toda reduccin, no solamente consentir el derecho ala diferencia, sino mas all, al derecho a la opacidad, queno es el encierro dentro de una singularidad irreducible.Las opacidades pueden coexistir, confluir, tramando teji-dos de forma tal que la verdadera comprensin portarsobre la textura de esta trama y no sobre la naturaleza delos componentes. (1990: 204)

    As, pues, douard Glissant intenta incitar a travs de los imagina-rios, una cultura de la Relacin. Incansable, despliega todos los argu-mentos posibles para hacernos comprender que no se trata de tolerar alOtro a condicin de que se nos parezca o que acepte vivir y pensarcomo nosotros, sino que de hecho podamos vivir con el Otro y respetarsu opacidad.

    La Creolizacin

    La palabra creolizacin viene por supuesto de eso que llamamos elcreol, esa realidad compuesta de elementos lingsticos heterogneosque naci en el universo cerrado de la plantacin. Cuando Glissantescribe en la Potica de la Relacin : Je vous prsente la crolisationcomme une offrande, no se trata simplemente de crear una lengua ple-na de sutilezas para engaar al opresor, sino, ms bien, de proclamar unmodo de enmaraamiento, la desmedida de la medida del barroco.En el Trait du tout Monde, explica: Yo llamo creolizacin al en-cuentro, la interferencia, el choque, las armonas y las desarmonasentre las culturas, en la totalidad realizada del mundo tierra.

    Sus caractersticas seran:

    La velocidad fulminante de las interacciones La conciencia de la conciencia que nosotros tenemos.

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    La ntervaloracin que proviene y que hace necesario que cada unoreevale para s mismo los componentes puestos en contacto (lacreolizacin no supone una jerarqua de los valores).

    La impredectibilidad de las resultantes (la creolizacin no se limita aun mestizaje donde las sntesis podran preverse).

    Finalmente, debemos decir que en vez de incitarnos a cultivar nues-tro jardn a la manera de un Voltaire, Glissant nos invita a desbrozar ydescifrar el mundo en tanto que multi-Relacin. De la divisin pasamosal tejido, pero tambin a la difraccin, a una apertura a la imagen delCaribe.

    Ccuta, 2004

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