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16 GEOGRAFfAS DE LA VIDA COTIDIANA Acia Lindon Universidad Aut6noma Metropotana-lztapalapa, Mexico inclusi6n de un capitulo dedicado a la vida cotidiana en este T r at a Huma no poda haber sido sino en Ia secci6n sob los <<Campos emeentes>> . Efectivamente, no hay un mpo muy configudo y conocido en Ia comunidad geoca que pueda llae <<geoa- fias de Ia vida cotidiana>> .1 Pero de mane cada vez mas ecuente emergen, en veos contex- tos, gmentos, elementos y pies sueltas de ese campo en ciemes de GVC. El objetivo de fondo de este capitulo es contribuir a Ia inteaci6n de algunas de esas piezas dispeas. Planteamos el tema como geografias <<de>> Ia vida cotidiana y no como geografias <<en>> la vida cotidiana.2 La primera opci6n supone que Ia vida cotidiana no sea considerada como un ambito mas <<en>> el cual se analiza Ia espacialidad o Ia relaci6n espacio/sociedad. En otras palabras, Ia vida cotidiana no se reduce a un receptacula o un locus -un recorte al fin- para desplegar en el <<Ia mirada geografica>> (esto seria una geografia <<en» la vida cotidiana). Asumimos el desafio de construir <<una mirada geografica particular>> para comprender la vida cotidiana, el mundo de Ia vida cotidiana o benswelt. El estudio de la espacialidad (Ia mirada geografica) en el caso de Ia vida cotidiana tiene caracteristicas propias. Aun reconociendo que Ia vida cotidiana en Ia geografia es un campo a medio constir, es innegable que se esta escribiendo en plural. La vida cotidiana es urbana, pero tambien es ral; lo cultural es parte central de ella, igual que lo politico, Ia condici6n de genero, el turismo ... La pluralidad se relaciona con que Ia vida cotidiana es transversal a todos los campos que ha cultivado la geografia humana, tanto como Ia espacialidad misma. Asimismo, es necesario destacar que las GVC se reatroalimentan de los avances sobre la cotidianidad realizados en otras disciplinas, como Ia sociologia y la psicologfa social, Ia lin- gistica y la misma filosofia, pero no deben confundirse con elias ya que para las GVC no s6lo se trata de la cotidianidad, sino de esta a la luz de Ia espacialidad. A lo largo del capito se ira especificando el contenido de las GVC, pero aqui oecemos un primer planteaiento respecto a que consideramos GVC. GVC encuentn su raz6n de ser en el conocimiento de la relaci6n espacio/sociedad a pair de Ia persona, del sujeto, del I. De aquf en adelante GVC . 2. antropalogfa u rbana diferencia los estudios «de• Ia c iudad y «en• Ia ciudad. Pa l GVC, esto es פinente par las tendencias locaciona les de Ia geogffa que casi siempre se expresan a traves de Ia pposici6n «en• par p artir de concepciones del espacio « absoluto» o urelativo». Las GVC se constyen desde otras concepciones del espacio -vivido, de vida, percibido , concebid y todas el ias desbordan a Ia preposici6n «en». 356 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA

Alicia Lindón - Geografías de La Vida Cotidiana

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  • 16 GEOGRAFfAS DE LA VIDA COTIDIANA

    Alicia Lindon Universidad Aut6noma Metropolitana-lztapalapa, Mexico

    La inclusi6n de un capitulo dedicado a la vida cotidiana en este Tratado de Geografia Humana no podria haber sido sino en Ia secci6n sobre los . Efectivamente, no hay un campo muy configurado y reconocido en Ia comunidad geografica que pueda llarnarse .1 Pero de manera cada vez mas frecuente emergen, en diversos contextos, fragmentos, elementos y piezas sueltas de ese campo en ciemes de las GVC. El objetivo de fondo de este capitulo es contribuir a Ia integraci6n de algunas de esas piezas dispersas.

    Planteamos el tema como geografias Ia vida cotidiana y no como geografias la vida cotidiana.2 La primera opci6n supone que Ia vida cotidiana no sea considerada como un ambito mas el cual se analiza Ia espacialidad o Ia relaci6n espacio/sociedad. En otras palabras, Ia vida cotidiana no se reduce a un receptacula o un locus -un recorte al fin- para desplegar en el (esto seria una geografia

  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    individuo. Si se retoman ciertos avances sobre la cotidianidad provenientes de la sociologia y la psicologia social y se traen a la geografia, es posible especificar mas lo anterior: las GVC estudian

  • Alicia Lind6n

    Por otra parte, la consolidaci6n de ese campo no puede darse sin recuperar e integrar elementos de otras disciplinas que Devan a avances sustanciales, como el caso de la sociologia. La posibilidad de integraci6n con otras disciplinas tambien esta encuadrada en tensiones opuestas . Las condiciones favorables derivan del involucramiento de la geografia con el giro geografico, que la aproxima a las demas disciplinas. Las desfavorables resultan del alejamiento ancestral de la geografia con aquellas disciplinas que en esta coyuntura le podrian proporcionar claves para integrar ese campo de la GVC. Esto nos lleva a preguntamos -parafraseando una idea de Berdoulay (2002: 52) sobre la geografia cultural-, chasta que punto las GVC podran constituirse como un campo de la geografia humana? cO mas bien actuaran como un enfoque que penetre en todos los campos de la geografia humana?

    Con estas observaciones, la primera parte del capitulo presenta las voces precursoras que llevaran, directa o indirectamente, a la conformaci6n del campo en ciemes. En la segunda parte se abordan las voces constructoras de las GVC, para continuar con los aportes mas relevantes en el sentido de la demarcaci6n del campo. Se concluye con un balance final y una panoramica de los horizontes que se avizoran para las GVC.

    1. Los precursores

    Los precursores de las GVC son autores que, desde la geografia, mas que aportar elementos directamente a este campo contribuyeron a la construcci6n de una mirada geografica desde la persona, el sujeto, el individuo o la experiencia espacial del mismo. En esta categoria incluimos a Eric Dardel, John K. Wright, David Lowenthal y Renee Rochefort. Esta selecci6n no niega que haya otros precursores.

    En el caso de los precursores americanos hay que recordar que su pensamiento emerge de un Zeitgeist,3 que puede resultar remoto actualmente. En particular, Wright es parte del espiritu del tiempo americana de las primeras decadas del siglo XX, lo que incluye las filosofias pragmatistas de inicios del siglo XX, asi como las ideas libertarias individualistas que alli florecfan a inicios del siglo XX.4 Para un ge6grafo, aquel Zeitgeist incluia la atracci6n, el asombro, el interes y la fantasia por un territorio nacional que se habia empezado a conocer s6lo unas decadas antes, el oeste salvaje,5 pero tambien que parecfa aumentar al tomar conciencia de su dimensi6n aerea.

    Estos cuatro autores colocaron una piedra fundamental al mostrar que la geografia podia tomar el punto de vista del sujeto y su experiencia del espacio. En otras ciencias sociales, esto habia sido planteado con anterioridad, 6 pero la geografia -a pesar de sus origenes humanistas- no lo habia considerado.

    3. Es decir, el espiritu de una epoca: una fmma de vida, ideas, posici on espiritual de una epoca (Gil Villegas, 1996: 94).

    4. Tam bien hay que considerar el contexto familiar de Wright: su hermano, Austin Tappan Wright, fue el autor de una famosa y muy extensa utopia literaria (Islandia), para Ia cual John Kirtland realiz6 la cartografia. Y su madre, Mary Tappan Wright, fue novelista.

    5. Recordemos que toda via en 1860 no habia sido o rganizado ni un solo estado en las grandes llanuras mas alia de l valle del Mississippi, excepto Texas ; el primer ferrocarri l transcontinental se inaugura en 1869 . La Ley de Reorganizaci6n India (de Estados Unidos) es de 1934, y este proceso de reorganizaci 6n india fue paralelo a Ia ocupaci6n de l territorio del Oeste y cent ro del pais (Miller, 1961: 225-244 ).

    6. Las sociologias de Ia vida coti diana tam bien se construyen en el cruce de las mi smas dos tradiciones que se ven en estos dos ge6grafos precu rsores de las GVC: el pragmatismo americana y el individualismo que trajo consigo, y ciertas filosofias alemanas de fines del siglo XIX e inicios del XX . Para las sociologfas de Ia vida cotidiana estas tradi ciones termina ron conformando el pensamiento inte raccionista y Ia fenomenologia schutziana y luego, Ia etnometodologia .

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  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    1.1. Eric Dardel (1899-1967)

    Es un ejemplo de outsider: se mantuvo al margen de Ia geografia academica oficial, no formo parte de los circulos franceses en los cuales se escribfa Ia geografia humana de su tiempo. Posiblemente, esa debil vinculacion con los sectores academicos legitimados7 fue lo que le permitio pensar de forma diferente a lo instituido en ese momenta, y tambien retroalimentar su pensamiento geografico con voces no usuales en Ia geografia humana del momento, como Ia filosofia de Heidegger, Jaspers, Kierkergaard y Eliade.

    El pensamiento de Dardel se situa en el cruce del Zeitgeist humanista vidaliano frances, al que las geografias iberoamericanas han sido muy sensibles, y Ia filosofia alemana de finales del siglo XIX e inicios del XX, basicamente Heidegger.

    En 1 952, sobre la base de las ideas heideggerianas sobre el habitar y de su fuerte espfritu humanista asf como de su formacion vidaliana, plantea que el sujeto de Ia geografia debe ser el hombre habitante y no el Homo oeconomicus o el Homo faber. Las palabras que transcribimos son elocuentes en este sentido: ( 1 990: 47).

    Asi, partiendo del hombre habitante introduce la nocion de para referirse al modo de existencia del ser humano y a su destino, irremediablemente ligado a Ia tierra ( 1 990: 1 -2). La geograficidad remite a Ia relacion existencial entre el ser humano y la tierra que habita, siendo Ia tierra la base y el fundamento de Ia consciencia de sf. La geograficidad es esa relacion entre el mundo material externo y el mundo interno del sujeto. En la aprehension subjetiva del mundo destaca lo sensorial, por ejemplo, el papel de los colores en la configuracion de Ia experiencia espacial. Por ello, para Dardel la geograficidad es la o la experiencia espacial.

    La centralidad que le otorga Dardel al sujeto y su experiencia espacial lo lleva a utilizar una estrategia poco usual en su epoca, aunque muy frecuente actualmente, como es la descripcion (hoy podriamos decir )8 de experiencias banales de personas concretas. Un ejemplo es el de una joven campesina finlandesa que escucha la descripcion que hace un marino de su Iugar de origen ( 1 990: 4 7 -48) . Este ejemplo resulta relevante en terminos teorico-metodologicos porque Dardel muestra que la joven, al escuchar la descripcion espectacular del lugar de origen del marino, de inmediato rememora su propio Iugar de origen y, en un ejercicio analogico entre ambos -un pareo en el sentido de Husserl- concibe al propio Iugar de origen (las rudas campiftas de Osterbotten) como triste y pobre. Sobreviene en ella un verdadero desencantamiento del Iugar que cambia su horizonte del mundo y su geograficidad. Este es un ejemplo de geograficidad en tanto experiencia espacial que articula la aprehension del mundo externo con el mundo interno del ser humano, y construye un tipo de vinculo con el lugar. Aunque Dardel no define con estas palabras Ia geograficidad, estaba sentando las bases para que ahora lo podamos formular de esta manera. Si se retoman sus ideas pioneras, se puede plantear que el lenguaje y la narrativa pueden resultar Ia via para Ia construccion y reconstruccion de la geograficidad.

    Si Dardel no es directamente constructor del campo de las GVC, es por lo menos uno de los primeros autores que coloca Ia mirada geografica en otro angulo,9 que hoy podemos identificar como el de las GVC.

    7. Su l ibro El hombre y Ia tierra se publ ica el m ismo afio ( 1952) que el famoso l ibro de Max Sorre Fundamentos de Geogra{{a Humana. M ientras el l ibro de Dardel pas6 desapercibido, basta que en los aiios setenta lo descubren los ge6grafos anglosajones, el de Max Sorre goz6 de un extenso reconocimiento desde el primer momento.

    8. En el sentido orig inariamente planteado por Ryle y difundido por Geertz (1996: 19-24). 9. Phil ippe Pinchemel c ita algunos parrafos de una carta fechada el 12 de abril de 1952, que le escribe el economis

    ta Fran

  • Alicia Lindon

    1.2. John Kirtland Wright (1891-1969)

    Este ge6grafo americana no puede ser considerado un outsider en senti do institucional, pero sf en terminos intelectuales, por atreverse a incursionar en campos muy diversos y por plantear, antes de 1 950,10 temas no legitimados en la geografia: en 1 946 retoma el viejo concepto cartognifico de Terrae Incognitae ( 1 94 7), y le otorga nuevo sentido: que un lugar sea conocido depende de para quien es conocido y de que tipo de conocimiento se trate . Su amilisis acerca del conocimiento de distintos territorios incursiona en un plano inusual para la geografia de la epoca al introducir la imaginaci6n del ge6grafo frente al enigma de lo desconocido. Los antecedentes de este planteamiento Wright los formula en las dos decadas previas y en el influyen Derwent Whittlesey y Ralph H. Brown (Koelsch, 1 976: 68-69). Este ultimo plante6 tempranamente que los hombres de todos los tiempos, han sido influidos tanto por. las creencias como por los hechos (Brown, 1 948: 3) .

    El nuevo tratamiento que le otorga Wright al concepto de Terrae Incognitae le permite incluir la subjetividad, e incluso destacar que es una creencia err6nea que la subjetividad sea la antftesis de la objetividad . En un primer momento plantea la necesidad de incluir lo sensible para que los hallazgos geognificos puedan perdurar, evitando plantearlos como conacimiento racional y objetivo que casi siempre esta condenado al olvido por construirse con abstracciones lejanas al ser humano ( 1 947: 7).

    Posteriormente, reconoce que no s6lo se integra al conocimiento geognifico la subjetividad del ge6grafo que hace la investigaci6n, sino tambien la subjetividad de las personas comunes vinculadas al lugar. Wright termina desarrollando una propuesta audaz, como es la de una Geosofia, es decir el estudio del conocimiento geognifico a todos los niveles.11 Esto implica analizar no s6lo el conocimiento geognifico cientffico, sino tambien el conocimiento geognifico de sentido coml1n. En este contexto, Wright tambien hace algunas reflexiones metodol6gicas, aunque escuetas, muy relevantes. Por ejemplo, retoma un trabajo de los a:iios previos en el que el ge6grafo Ralph Brown ( 1 938) presenta el relata de un lugar, a traves de la voz de un habitante al que le otorga un nombre supuesto. Actualmente, en la investigaci6n cualitativa que utiliza relatos de vida, es algo usual que los entrevistados sean referidos con nombres que no son los propios (como una estrategia para asegurar el anonimato sin perder las voces). Wright observ6 y destac6 el canicter innovador de esta pnictica, realizada por un colega, a inicios de los a:iios cuarenta.

    En sfntesis, el a porte de Wright a lo que hoy podemos denominar GVC fue la introducci6n explfcita de la subjetividad y el conocimiento geognifico de sentido comun como materia de estudio, asf como la afirmaci6n de que el estudio de la subjetividad y lo sensible no podia hacerse con las herramientas propias del metoda cientffico. La subjetividad y el conocimiento de sentido comun constituyen el sustrato desde el cual las personas actuan en su vida cotidiana, se relacionan con los otros y con el espacio.

    1.3. David Lowenthal (1923)

    En 1 96 1 este ge6grafo e historiador americana retom6 los proleg6menos de Wright, para avanzar en el mismo sentido al plantear el siguiente interrogante: c:es lo mismo el conoci-

    I 0. El articulo de John Wright que consideramos como antecedente de las GVC inicialmente fue presentado como el di SCW"SO pronunciado en su caracter de presidente de Ia Asociaci on de Geografos Americ anos , en Ohio, el 30 de diciembre de 1946, en ocasion de celebrarse Ia XLlli reunion anual de Ia Asociacion, y al ano siguiente se publica en los Annals de dicha asociacion. Esto muestra que no estaba fuera de las instituciones, s ino dentro y en posiciones de pode r. Sin embargo, estaba fuera de los presupuestos y prejuicios que delimitaban el conocimiento geognifico cientifico.

    II. Llega a hacer una propuesta concreta sobre Ia inclus ion de materias de uGeosofia en las carreras universita rias de geografia.

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    miento del mundo (aun lejano) y la Terrae cognitae? Su respuesta es que el primero es informacion reunida, difundida, consensuada socialmente; en tanto que el segundo (la terrae cognitae) es mundo percibido y vivido (la experiencia). Es el territorio que se conoce por

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    micro-analisis y el macro-analisis ( 1 96 1 : 3 ) . Otro rasgo de su mirada es que Ia naturaleza es vista como un escenario vivo . Por ultimo, su perspectiva enfatiza Ia heterogeneidad espacial ( 1 96 1 : 4), rasgo igualmente significativo para las GVC.

    Esta investigaci6n es otro antecedente para las GVC porque se interesa por el sujeto en su mundo cotidiano, tomando al trabajo como centro de dicha cotidianidad. Renee Rochefort se pregunta c6mo justificar que el trabajo sea objeto de estudio para Ia geografia. Actualmente, desde las GVC pareceria innecesaria Ia pregunta ya que los estudios de Ia vida cotidiana han mostrado que el trabajo, igual que Ia familia, son dos nucleos basicos de Ia cotidianidad. Tambien dentro de otros campos de nuestra disciplina esto ha sido asumido. Por ejemplo, las aproximaciones geograficas a Ia vida cotidiana mas recientes, con enfasis en Ia condici6n de genero, han analizado extensamente el trabajo, los desplazamientos y recorridos que engendra el trabajo. Sin embargo, en los afios cincuenta en Ia geografia francesa estos temas no estaban legitimados, aunque habian sido introducido desde los tiempos de Ia geografia vidaliana: recordemos que el genero de vida vidaliano incluia el trabajo.

    Otro aspecto de Ia investigaci6n de Renee Rochefort que Ia acerca a las GVC es su reflexi6n sobre el otro (Ia alteridad). En su caso, esto se encam6 en el siciliano frente a su condici6n de investigadora, externa a Ia comunidad. Esto Ia condujo a analizar las dificultades para penetrar en los distintos contextos socio-territoriales. Asi, relata los diversos roles que asumi6 en Ia comunidad como parte del proceso de negociaci6n de Ia aceptaci6n: 14la penetraci6n en el mundo de vida Ia enfrent6 al problema de Ia alteridad, con las consiguientes dificultades epistemol6gicas y metodol6gicas. Pero s6lo asi podia abrir una ventana para Ia comprensi6n del trabajo y el espacio dentro de una cultura y de un mundo intersubjetivo. En suma, Renee Rochefort tambien constituye un antecedente de las GVC porque al asumir una mirada geografica plastica entre el macro y el micro-analisis se hizo cargo del problema del sujeto en su mundo de vida, e insisti6 en que Ia espacialidad resultaba de Ia vida social.15

    En sintesis, estos cuatro autores introducen el punto de vista del sujeto, Ia subjetividad y el conocimiento practico con el cual las personas acruan en Ia vida cotidiana, asi como el lenguaje como condicionante de nuestro contacto con el mundo y con el espacio. Una pieza clave de Ia vida cotidiana que aun no aparece problematizada son las practicas, el ambito del hacer. Pero todo esta planteado para que cuando se incorporen las practicas explicitamente, sea en relaci6n con Ia subjetividad ya incluida.

    2. Las voces constructoras del campo de las GVC

    Si los precursores necesariamente son autores, Ia revision de Ia construcci6n del campo puede plantearse abordajes alternativos. Uno es ir autor por autor y otro, que evita Ia personalizaci6n de Ia teoria, es seguir ideas y conceptos. Optamos por un tercer camino que quiere mediar entre estos: reconstruir el campo a traves de las que han tenido mas peso. Las voces se anclan circunstancialmente en autores, pero no es un recorrido de autores ya que no se los revisa exhaustivamente. De los autores tomamos s6lo aquellas voces que consideramos centrales para las GVC. En unos casos esto implica recuperar los aportes de una etapa de Ia trayectoria del autor. En otros casos, retomamos s6lo un aporte puntual de

    14. La ge6grafa relata que en su inmersi6n en las diversas comunidades de Ia isla tuvo que asumir distintos papeles, ya que no siempre fue Ia ge6grafa o Ia investigadora, tambien apareci6 como experta de Ia ONU , otras veces como Ia nueva maestra local , como emisario moscovita , como una vendedora de jabones , como una poetisa americana , ademas de los mas usuales de periodista, economista y soci6loga.

    IS. Es muy conocido un trabajo de Rochefort en donde planteaba que era necesario invertir el orden de los factores, entre espacio y sociedad (Renversement de l'ordre des facteurs) (Rochefort, 1963: 18-32).

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  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    toda una trayectoria, que puede haber sido tangencial en el pensamiento del au tor pero clave para las GVC. En otros casos, se retoma una mirada que acompafia toda su trayectoria.

    La reconstrucci6n de voces asume que cada una de las voces lleva consigo filiaciones diversas, conexiones en mUltiples sentidos. De acuerdo con Ia fenomenologia sociol6gica, en el discurso de un sujeto estan las voces de sus contemporaneos, de sus antecesores y aun las de los sucesores. Asf, para nuestro prop6sito no solo destacamos una idea planteada por un autor, sino tambien intentamos reconstruir c6mo llega a formularse en una red de influencias intelectuales.

    Las voces que contribuyen directamente a Ia construcci6n de este campo en parte proceden de Estados Unidos, lo que no es ajeno a los mUltiples procesos migratorios bacia ese pais durante el siglo XX. Por ello son voces que suelen tener rafces en otros contextos. Pero las GVC tam bien representan Ia entrada mas fuerte al concierto del pensamiento geografico de ideas procedentes de contextos nacionales que basta ese momento no habfan tenido un liderazgo en Ia geograffa: Irlanda, Suecia, Canada, Suiza, Espana, Australia . . .

    Con relaci6n a las voces ancladas en Estados Unidos, hay que tener en cuenta que no se trata de las ideas mas consolidadas en ese pais en su epoca. Son voces que resultaban colaterales y muchas veces planteadas por verdaderos outsiders, como es el caso de Yi-Fu Tuan o Edward Relph. Ello no impidi6 que muchos de estos autores hayan logrado reconocimientos institucionales con el tiempo. No se trata de outsiders por estar fuera de las instituciones, sino fuera del pensamiento instituido. En el con junto de voces que contribuyen a este campo se distinguen unas apegadas a las aspiraciones objetivas de Ia ciencia y otras que se asumen como francamente comprensivas. Las dos entradas centrales bacia Ia construcci6n sistematica del campo de las GVC las ubicamos en Torsten Hagerstrand y en las geograffas comportamentales y cognitivas.

    2. 1. La piedra fundamental: Torsten Hagerstrand (1916-2004)

    Entre las voces que no renuncian a lo objetivo ni a Ia generalizaci6n, una de las mas destacadas es Ia de Hagerstrand ( 1 9 1 6-2004) y su escuela de Lund, en Suecia. Sus aportes a las GVC se inician en los afios setenta, cuando este ge6grafo y sus discfpulos empiezan a desarrollar Ia Time Geography. El in teres de Hagerstrand por este tipo de tematicas lo acompaiiaba desde su infancia, como ya lo notamos.

    Muchos trabajos de este autor ofrecen aportes sustanciales a las GVC, pero un articulo de Hagerstrand publicado en 1 970 es el pivote para el desarrollo posterior de Ia Time Geography y tambien para las GVC: el aporte estuvo en cuestionar el enfoque usual que estudia a los seres humanos como grupos o como agregados de poblaci6n. 16 En 1 970 Hagerstrand plantea que estos enfoques ocultan Ia verdadera naturaleza de los patrones de Ia movilidad humana. Asf, se pregunta si es avanzada o mas bien primitiva Ia ciencia social que no toma en cuenta las identidades de las personas (Hagerstrand, 1 970). Aunque el ge6grafo sueco plante6 esto con respecto al analisis de los patrones de movilidad espacial (las migraciones), Ia advertencia vale mas alia de Ia migraci6n. El cuestionamiento se puede hacer extensivo

    16. Vale Ia pena recordar -para contrastar con Hiigerstrand- que para Albert Demangeon Ia geograffa humana tom6 un rumba mas certero cuando dej6 de pensar que su objeto era estudiar Ia relac i6n de los hombres (seres humanos) con el media, para asum ir que el objeto estaba en el estudio de Ia relac i6n entre los agrupam ientos bu rnanos y e l media geografico. Estas ideas aparecen en Ia lntroducci6n de Problemes de Geographie Humaine, 1942, Paris, pp. 25-34. Este texto es una publ icaci6n p6stuma (Demangeon muri6 en 1940), y habia s ido escrito como prefac io de un Traite de Geographie Humaine que nunca concluy6. A pesar del rechazo de Demangeon por Ia d imens i6n individual, s iempre qu iso escribir un l ibro sabre Ia relac i6n entre geografia y psicologia, aun cuando fue un clitico acerrimo de Ia obra de Geo rges Hardy t itulada La Geographie Psychologique, de 1939. Su in teres por Ia relac i6n entre

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  • Alicia Lindon

    para Ia geografia y las ciencias sociales en con junto, que creen comprender todo desde los agregados, que luego son disecados>> en variables. Esta sera Ia puerta de entrada de Hagerstrand para asumir al individuo como el punto de partida de su mirada, o con las palabras de Allan Pred: El llamamiento de Hagerstrand porIa lime Geography se focaliza en Ia gente, y en particular en las secuencias de eventos con los cuales se constituyen los dfas y Ia vida de cada individuo>> (Pred, 1 977: 2 1 0) . Por ello, Hagerstrand sera pionero en Ia elaboraci6n de una propuesta teorica que enfatiza Ia importancia del comportamiento individual (individual behaviour). Pero Hagerstrand no solo destaca al individuo, construye ademas una teorfa espacio-temporal a partir del individuo y sus desplazamientos.

    En los setenta empieza a elaborar Ia propuesta, pero desde los cuarenta recibe ciertas influencias academicas que lo marcaran de manera profunda: en 1 944 conoce al ge6grafo Edgar Kant17 (originario de Estonia, de Ia Universidad de Tartu), y este contacto sera clave para Ia perspectiva que decadas mas tarde terminara planteando Hagerstrand. Fue gracias a Edgar Kant que incorpora Ia idea de que Ia vida cotidiana de las personas es un dominio de investigacion geografica relevante (Hagerstrand, 2000: 1 1 8- 1 1 9) . Edgar Kant representaba Ia aproximacion fenomenologica caracterfstica de las primeras decadas del siglo XX en Ia Universidad de Tartu, aproximacion que se fundaba en Ia descripcion vfvida de Ia naturaleza y el paisaje. Asimismo, Hagerstrand ha reconocido que desde los aiios cuarenta tambien se intereso de forma particular en Ia obra de Kurt Lewin,18 uno de los iniciadores de Ia psicologfa social. En particular se in teresa porIa idea de que Ia estructura del mundo es interiorizada por los individuos. Este tipo de influencias muestran dos cuestiones: por un lado, la conviccion de que Ia geografia debfa analizar a los individuos particulares en su vida cotidiana. Por otro, que el analisis del individuo es el camino para comprender Ia sociedad.

    Sin embargo, el enfasis en las personas no conduce a Hagerstrand hacia un analisis individual. Sus preocupaciones se orientan a Ia construccion de patrones sociales de comportamiento espacio-temporal. (Hagerstrand, 2000: 1 22) . De acuerdo con Allan Pred, Ia

  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    observa desde afuera que a Ia de un participante. Incluso, asume que su perspectiva es un , relacionado con sus experiencias de Ia infancia, mas

    cercanas a los elementos de Ia naturaleza (nieve, hierba, arboles y materiales maleables ... ) que a las palabras y Ia gente (Hagerstrand, 2000: 1 23) .

    Uno de los aportes sustanciales de Hagerstrand a Ia geografia humana, y no solo a las GVC, sera traer a Ia disciplina una forma de producir conocimiento que en otras ciencias (como Ia sociologia) estaba legitimada, pero poco difundida en Ia geografia: producir cierta informacion empirica, de un tipo pre-establecido a partir de unos interrogantes iniciales, que luego es analizada a Ia luz de una estructura teorica, para reelaborar los conceptos a partir de las respuestas obtenidas, es decir, producir nuevo conocimiento. Hagerstrand ha reconocido que Ia apertura a otras disciplinas le permitio familiarizarse con las tecnicas de investigacion, aunque no responder a los problemas teoricos de Ia geografia (2000: 1 22) .

    Esta forma de proceder era novedosa para Ia geografia, que no se planteaba el problema de Ia produccion del dato empirico, ya sea porque se trabajaba en grandes descripciones sin teorizar sobre el dato empirico, o bien porque si se trabajaba con informacion empirica eran agregados que nunca identificaban al individuo y sus practicas. Hagerstrand produce una innovacion profunda en Ia geografia humana y para las GVC: representa no solo Ia legitimacion de Ia persona, del individuo, sino tam bien el analisis sistematico de las con su espacio-temporalidad. La espacialidad Ia concibe en terminos del donde se realizan las practicas, aun cuando se trate de un sendero de desplazamiento y no de un punto fijo. La temporalidad es estudiada a traves del tiempo consumido en cada practica. Se trata del tiempo y el espacio, que se miden.

    Los precursores de las GVC habian incorporado Ia perspectiva del individuo como habitante, Ia subjetividad, el conocimiento de los lugares. En cambio, Hagerstrand construye una particular GVC: el registro sistematico de practicas espacio-temporales de los individuos y los hogares siguiendo trayectorias diarias, considerando sus movimientos, rupturas, los tiempos empleados y Ia secuencia de , incluyendo el hogar, el trabajo, Ia iglesia, las compras, Ia escuela, el ocio, las actividades comunitarias. Uno de los objetivos de Ia Iime Geography es proporcionar un lenguaje sistematico y una metodologia para describir el comportamiento espacial cotidiano, incluso para intervenir en las restricciones con las que se encuentran las personas (Thrift, 1977). Por eso va a disefiar una tecnica que le permita representar tridimensionalmente las practicas: los prismas espacio-temporales. El concepto tradicional de cartografia -independientemente de los medios tecnicos con los que se hiciera el mapa- no le permitia Ia representacion de Ia informacion desde Ia perspectiva del individuo. Por ello, desarrolla sus propias formas de representacion grafica.

    A pesar del avance de Hagerstrand, su perspectiva deja de lado un aspecto medular de Ia vida cotidiana: Ia subjetividad. El mismo Hagerstrand lo reconoce cuando expresa: (Hagerstrand, 2000: 1 32) . En este planteamiento del geografo sueco parece asomar Ia voz (intemalizada) de Anne Buttimer, defendiendo Ia inclusion de los mundos interiores.20

    Este reconocimiento lo lleva a un tema crucial, como es el vinculo entre Ia experiencia subjetiva y el conocimiento objetivo. Intenta diversas aproximaciones y termina planteando

    20. Anne Buttimer estaba totalmente anclada en las filosoffas existencialistas, y por ello, desde inicios de los aiios setenta se asumen como parte de Ia naciente geograffa humanista . Pero una estancia en Lund le permite un acercamiento a Hagerstrand y a los inicios de Ia Ttme Geography.

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    que Ia salida esta en Ia autobiografia, pues su eje es Ia relaci6n entre el individuo y su contexto. Encuentra que Ia autobiografia construye enteramente Ia experiencia mental intema [en su relaci6n con] los acontecimientos (mas f.kilmente observables por un outsider)21 [ ... ]. Debemos asumir que las experiencias interiores y los fen6menos exteriores estan articulados par muchos caminos intrincados. Hay una indiscutible conexi6n que vincula en una secuencia de correspondencias lo que ocurre en los dos reinos. La mayor tarea de Ia aproximaci6n biografica debe de estar en entender la naturaleza de ese dialogo, pero asf tambien en entender como esa conexi6n se presenta en el contexto ecol6gico [ ... ]. Pero en lo que a mf me toea, me centro en la parte extema ... (Hagerstrand, 1 978: 1 23) .

    Por esa apertura, Ia perspectiva de Hagerstrand puede dialogar con una geografia de las percepciones, como Ia planteada par Bailly y Beguin ( 1 992: 75-76) . La lime Geography puede complementarse con miradas centradas en los mundos interiores, en las motivaciones de los individuos y la subjetividad que los orienta a realizar esos recorridos, trayectorias, senderos y no otros. Pero Hagerstrand no penetra en ella.

    No todos los ge6grafos que participan en la lime Geography aceptan que se debe franquear esa puerta. Por ejemplo, Allan Pred dice: Ia lime Geography considera la existencia fisica de la sociedad dentro de cualquier area especifica limitada ( 1 977: 209). Asumir que el objetivo es la existencia fisica de la sociedad implica reconocer que en los arreglos fisicos estan plasmados los mundos interiores. Esto hace suponer que no sea necesario penetrar en esos mundos interiores, porque estos se exteriorizan en lo fisico.

    Esta discusi6n es compleja y sigue abierta. Posiciones como la de Pred se pueden confrontar con otras, como las de la geografia de la percepci6n que asume como meta exactamente lo opuesto: explorar la existencia mental de los lugares geograficos (Bosque Sendra, 1 992: 8) . Parecerian posturas contrapuestas, enlazadas en las extensas dicotomfas que han acompaii.ado al pensamiento social. Sin embargo, las visiones constructivistas desarrolladas mas tarde en geografia muestran que pueden ser complementarias. 22

    2.2. Las geograffas comportamentales y cognitivas

    Si se acepta que los mundos interiores son materia de estudio para las GVC, entonces las geografias comportamentales y cognitivas no son ajenas a las GVC. Si se sigue el camino inverso, es decir, se niega que las GVC estudian los procesos mentales referidos al espacio, resulta que aun asf es innegable que las geografias del comportamiento, de la percepci6n, de la cognici6n y las representaciones han contribuido a las GVC. Todas estas geografias tienen un gran parentesco con las GVC, sabre todo porque todas se interesan por el individuo como punta de referenda, mas alla de c6mo lo conciban. Pero tambien estan emparentadas porque han incluido lo sensorial, que es parte de la experiencia espacial cotidiana. Y sabre todo, estan relacionadas con las GVC porque se interesan por los movimientos cotidianos de las personas.

    Por otra parte, las tematicas cognitivas han alcanzado un notorio desarrollo en las Ultimas decadas, lo que ha llevado a niveles importantes de especializaci6n, manifiestos desde el nombre mismo de estas perspectivas. No es el objetivo de este texto detenemos en la forma

    21. Como siempre se autodefini6 frente a su s objetos de estudio. 22. Las miradas sociol6gicas de Ia vida cotidiana han ll egado a diferencias y aparentes dicotomias bastante seme

    jantes. Un ej emplo se halla en Ia etnom etodologia de Harold Garfinkel, qui en retoma el ementos de Ia fenomenologia sociol6gica de Alfred Schutz. En relaci6n a lo interior y lo ext erior, Garfinkel sefiala qu e no le interesan los procesos de conciencia, sino Ia expresi6n de estos en Ia vida cotidiana, en tanto qu e Ia fenomenologia sociol6gica incorpora estos procesos intersubj etivos como materia de analisis de las relaciones soci ales. El planteami ento d e Garfinkel (en Ia sociologia) pareceria emparentado con el de Pred (en Ia geografia).

    366 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA

  • Geografias de Ia vida cotidiana

    de nombrarlas (del comportamiento, de la percepci6n, de las representaciones y cognitiva), pero cada una de estas etiquetas lleva consigo matices de contenidos y miradas no despreciables. La expresi6n geografia del comportamiento enfatiza la acci6n, concebida como de naturaleza casi automatica, proxima a lo involuntario. La geografia de la percepci6n prioriza lo sensorial en el contacto con el espacio. Las geografias cognitivas y de las representaciones destacan elementos de los mundos interiores. Estas Ultimas tienden a concebir al sujeto de manera racionalista, es decir, evaluando espacialmente las circunstancias en cada momento, de manera consciente, a traves de un mapa cognitivo del que esta provisto (Downs, 1979; Downs y Stea, 1973).23 Las criticas a estas visiones desde la geografia humanista han sido extensas y tempranas (Tuan, 1975; Buttimer, 1976; Seamon, 1979). Por ejemplo, David Ley sefialaba: el entomo espacial no esta en la cabeza. La conciencia no se puede desprender del contexto espacio-temporal concreto (1978: 45).24

    Estas geografias penetraron en lo psicol6gico para explicar racionalmente el comportamiento humano. En otros casos, se abocaron a sofisticar lo tecnico para modelizar el comportamiento humano, desarrollando complejos modelos cuantitativos. En unos casos y otros, el parentesco con las GVC se debe a que los esquemas perceptuales y cognitivos tienen relaci6n con el hacer cotidiano, y este es materia central de las GVC, aunque sea discutible que esa relaci6n sea mecanica, casi natural o muy directa. Los ge6grafos y psic6logos (o psicoge6grafos), sobre todo anglosajones, dedicados a estos temas son numerosos, tanto los que estudian c6mo operan los dispositivos mentales relacionados con el espacio25 --casi a modo de radares- como quienes se han centrado en lo mas instrumental, como lo relacionado con los mapas mentales/mapas cognitivos>> .

    La discusi6n sobre los mapas mentales y cognitivos es extensa. El nucleo de ese debate esta en aclarar si la informaci6n espacial que los individuos llevan consigo y que les permite orientarse y navegar en Ia ciudad, se puede Hamar mapa o, mas bien, si debe ser entendida como un dispositivo cognitivo sobre la espacialidad. Una parte de las objeciones se orientaron a Ia palabra mapa, por la carga euclidiana que lleva consigo. Por ello se ha tendido a sustituir la palabra mapa por dispositivo. Actualmente se acepta que esa informacion espacial no es geometrica, no tiene ninguna relaci6n con los mapas que produce la cartografia. Esta discusi6n tambien cuestion6 la palabra mental, sustituyendola por cognitivo. No obstante, la altemativa del dispositivo cognitivo, aunque pierda la connotaci6n cartografica, no ha superado el sesgo racionalista. De este debate se desprende un problema metodol6gico tambien controvertido: c:c6mo rescatar esa informaci6n espacial que las personas llevan consigo? La primera salida fue el conocido dibujo, pero de inmediato Ia reflexi6n mostr6la dificultad para traducir aquella informaci6n espacial al plano en que se hace el dibujo, poniendo en duda la fiabilidad de los dibujos llamados mapas mentales y cognitivos. Esa discusi6n sigue abierta, y las propuestas se diversifican: algunos proponen que el mapa mental no se puede dibujar pero sf relatar, para otros se puede dibujar pero en un contexto de interacci6n en donde el dibujo retoma el relato y lo lleva a trazos que acompafian a las palabras, otros defienden Ia estrategia de hablar sobre esa informaci6n espacial (el relato en situaci6n de interacci6n) al mismo tiempo que se recorre dicho espacio, es decir, que se recrea la experiencia espacial (De Castro, 1997).

    23. Algunos de los autores que en los afios setenta se involucraron con estas miradas cognitivas racionalistas, dos decadas despues suelen aparecer abocados a los denominados SIG (sistemas de inforrnaci6n geografica), es decir, un instrurnento potente para cartografiar pero que lleva consigo todas las bases positivistas, desde Ia espacialidad (casi siempre euclidiana) hasta Ia definici6n de las variables de acuerdo a los principios positivistas de aislar aspectos de Ia realidad; en surna, presupuestos racionalistas consistentes con los que dorninaron las geograffas cognitivas.

    24. En las sociologias de Ia vida cotidiana se dieron discusiones muy semejantes: para estudiar Ia vida cotidiana (en aquel caso, sociol6gicarnente), c:es necesario conocer lo que pasa por las cabezas de las personas? Tarnpoco en ese campo hubo una unica respuesta.

    25. Lo cognitivo se refiere a los procesos de conocirniento, que en esencia son procesos de adquisici6n, alrnacena mien to, utilizaci6n y tratarniento de Ia inforrnaci6n. En este caso se trata de inforrnaci6n espacial.

    TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 367

  • Alicia Lind6n

    Para este tema de manera amplia remitimos a un texto de gran reconocimiento como es el libro colectivo editado por Juval Portugali (1996), de la Universidad de Tel Aviv, Israel. Para este geografo el interrogante nodal es como maneja el individuo la informacion espacial para la resolucion de los desplazamientos (Portugali, 1996 ). Esto muestra que los mapas cognitivos no de ben ser confinados a lo tecnico ni a lo metodologico, no son independientes del estudio de los dispositivos cognitivos en si. En este ultimo tema, un aspecto de mucho interes es lo relacionado con la Hamada memoria a largo plazo (asentamiento duradero de la informacion), porque es alii donde se aloja la memoria geografica (De Castro, 1999). Esa memoria distingue las seiiales indeseables de los mensajes significativos, ordena y estructura la informacion sobre el entomo, reagrupa las sensaciones y reduce los elementos particulares a esquemas mas generales. En suma, el proceso cognitivo organiza los signos en relacion a la experiencia (Bailly, 1979: 15-25).

    En este ambito de la geografia comportamental/cognitiva tam bien se debe incluir a un destacado geografo califomiano (de origen australiano): Reginald Golledge. Aunque su trabajo es claramente behaviorista, este enfoque comportamental lo ha llevado a estudiar -con un sesgo experimental- la adquisicion de conocimiento geografico de sentido comun (algo semejante a lo que Lowenthal llamo las geografas personales), y esto le ha conducido a lo que el denomina geografias de la vida cotidiana (Golledge, 2001 y 2000). Su concepcion de las geografias de la vida cotidiana se orienta al conocimiento geografico de sentido comun que los individuos emplean en decisiones de diferentes localizaciones cotidianas: desde cuestiones tan banales como definir donde estacionar un automovil, hasta otras como decidir donde vivir: En otras palabras, las geografias de la vida cotidiana behavioristas retoman el viejo problema geografico de la localizacion, aunque ahora visto desde el angulo del individuo y su conocimiento de sentido comun. Muchos de los principios de la teoria de la localizacion de la geografia economica son retomados por estas perspectivas. Las practicas cotidianas se estudian como patrones de localizacion, pero no de una actividad economica, sino de un individuo. Asi, decisiones locacionales, patrones de conectividad y distancias recorridas son aspectos que se hicieron objeto de analisis cuantitativos diversos (Cox, 1972).

    En America Latina estas perspectivas no han tenido un gran desarrollo, no obstante algunos autores, mas o menos dispersos en diferentes instituciones academicas, se han interesado en ellas. En este sentido se puede mencionar el caso chilena, con los trabajos de Espinoza Nanjari (1989, 1996).

    En el caso francofono, cabe subrayar que si, en un primer examen, la geografia de las representaciones puede parecer el equivalente francofono de la geografia cognitiva anglosajona, en realidad no lo es ya que ha seguido una vision mas proxima al humanismo y las geografias existencialistas, deslindandose de las visiones racionalistas que son propias de lo cognitivo. Un ejemplo de este tipo de rumbo se puede apreciar en HeiVe Gumuchian ( 1991). Asi, los geografos francofonos encontraron que la perspectiva de las representaciones era mas fecunda por incluir la idea piagetiana de la representacion, que permite evocar los objetos en su ausencia, mientras que la percepcion solo lo hace en presencia de los objetos (Di Meo, 1991a: 126). Mas que la referenda a lo , la geografia de las representaciones francofona ha significado la inclusion del actor y su subjetividad. Esta perspectiva de la evocacion en ausencia del objeto se conecta con la discusion actual -generada fuera de la geografia- sobre los imaginarios sociales (Lind6n, Hiemaux y Aguilar, 2006).

    La reflexion de Bernard Debarbieux (2004), de la Universidad de Ginebra, sobre el tema es pertinente para cerrar el apartado: una buena parte de la geografia humana renuncio a las visiones comportamentales y cognitivas, que quedaron en el contexto de cierta psicologia de la percepcion y cognici6n, en tanto que una parte extensa de la geografia canalizo las preguntas que en un momenta parecian poder resolver estas miradas cognitivas hacia las llamadas geografias humanistas, existencialistas y fenomenologicas.

    368 TRATADO DE GEOGRAF[A H UMANA

  • Geografias de Ia vida cotidiana

    3. Hacia Ia demarcaci6n del campo (los ochenta y noventa)

    A partir de los aiios ochenta Ia expresion vida cotidiana aparece en el discurso geognifico con mayor frecuenda. Sin embargo, es menos frecuente Ia referenda a una

  • Alicia Lindon

    Para David Ley ( 1983), la interrelacion entre las practicas y la subjetividad es compleja ya que se retroalimenta constantemente: los sentidos, significados e imagenes sobre el espacio se construyen y toman forma, en el desarrollo de las practicas, y al mismo tiempo, una vez construidos condicionan las practicas futuras. Estas, a su vez, pueden llevar a la reconstruccion de los sentidos. La distincion entre practicas y sentidos solo es analitica, ya que los dos ambitos son indisociables, y uno no tiene razon de ser sin el otro. A su vez, los distintos ejes tematicos que consideramos a continuacion tanto con relacion a las practicas, y mas a(m con referenda a los sentidos, no podrian pasar por la prueba de los criterios de lo

  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    zamientos para las GVC puede incluir los desplazamientos migratorios u otros, como los pendulares trabajo/residencia. Parte de Ia geografia urbana ha estudiado los movimientos trabajo/residencia pero de forma muy igual, s6lo en pocas ocasiones lo ha hecho en terminos de practicas cotidianas de un individuo. La tendencia ha sido pensarlos como grandes movimientos que integran Ia dinamica de Ia ciudad, pero no como Ia vida cotidiana de Ia persona.

    Cuando se analizan las practicas de movilidad espacial desde Ia perspectiva de Ia persona se esta en el terreno de Ia GVC, pero hay dos tendencias. Una son las investigaciones que abordan el desplazamiento en sf mismo, visto en un espacio medible y en un tiempo cronometrable. Son los desplazamientos que recorren diferentes distancias y consumen ciertos tiempos. Y otra tambien las GVC para las cuales estas practicas de movilidad no pueden ser estudiadas en sf mismas, sino junto a patrones/rutinas, a campos de informaci6n espacial y a subjetividades espaciales.

    Las practicas cotidianas de movilidad espacial han sido y son un tema de interes para diversas investigaciones empiricas, sobre todo en funci6n del tipo de sujeto social que estudian. Por ejemplo, ciertos estudios de genero en geografia, o tambien investigaciones geograficas sobre personas de Ia tercera edad, asimismo las investigaciones sobre salud y discapacidad. Entre los primeros hay que sefialar que en muchas ocasiones han producido verdaderas GVC,29 y una parte considerable de elias han enfatizado el tema de las practicas como desplazamientos. Asf, se han reconstruido los desplazamientos cotidianos de hombres y mujeres, contrastando los radios de acci6n. Muchas de estas investigaciones han incorporado otros elementos junto al tratamiento del genero, como Ia edad, el estado civil, inserci6n laboral, etc . . . En ocasiones, las investigaciones de genero y desplazamientos han ampliado Ia propuesta de Hagerstrand. A modo de ejemplo se pueden citar algunos trabajos: Sabate et al. , 1995; Dfaz Mu:fioz, 1989; Dfaz Mu:fioz y Rodriguez Moya, 1989; Hanson y Hanson, 1980; Palm y Pred, 1974.

    Un trabajo pionero sobre los desplazamientos es el de John Everitt (1974) sobre Los Angeles, en el que hall6 que los hombres-casados conocen bien una parte importante de Ia ciudad; las mujeres-casadas-amas de casa conocen un area de cinco millas en tomo a Ia casa (menos que los hombres) y las mujeres-casadas-trabajadoras conocen menos que las amas de casa. En suma, trabajar fuera del hogar no tiene las mismas consecuencias espaciales en los hombres que en las mujeres por el trasfondo de Ia doble jornada, que restringe espacialmente a las mujeres.

    Las investigaciones empfricas que retoman Ia lime Geography, ademas de analizar los radios de desplazamientos, consideran el tiempo, y asf identifican otras cuestiones como, por ejemplo, que en el caso de las mujeres las distancias de sus desplazamientos estan muy relacionadas con los horarios de las actividades de las que se hacen cargo. Asf, Ia preferencia de puestos de trabajo cercanos al hogar se relaciona con Ia necesidad de articular los horarios de trabajo con las otras tareas domesticas (Ia doble jomada). Ese desplazamiento reducido espacialmente se comprende mejor a Ia luz de Ia temporalidad de otras actividades. En esta linea un trabajo pionero fue el de Allan Pred y Risa Palm ( 1978), en el cual analizan las restricciones espacio-temporales de una joven madre soltera -Jane- que se ve llevada a rechazar una inserci6n ocupacional bien remunerada y aceptar una peor retribuida por dichas restricciones. En el mismo sentido se plantean muchos de los trabajos de Susan Hanson que relacionan el genero con Ia estructura geognlfica de oportunidades. Todo ello le permite desarrollar el concepto de arraigo geografico (geographic rootedness) y arraigo residencial (residential rootedness), como una condici6n que afecta a Ia mujer pero que tiene repercusiones para Ia ciudad en su conjunto (Hanson y Hanson, 1980; Hanson y Pratt, 1988, 1991, 1992).

    29. No todas las geografias de genero son GVC: algunas investigaciones geograficas de genero no estan planteadas desde Ia vida cotidiana, sino desde otros ambitos, por ejemplo, los mercados de trabajo.

    TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 371

  • Alicia Lind6n

    En relaci6n a las pnkticas cotidianas como desplazamientos, tambien hay que destacar Ia vertiente desarrollada con respecto a personas de Ia tercera edad. Muchas investigaciones de este tipo constataron en distintos grupos, en contextos variados, Ia reducci6n de los desplazamientos cotidianos de este tipo de sujeto social. Una relevante GVC de este tipo fue Ia realizada por Graham Rowles a fines de los afios setenta. En aquella investigaci6n, la reducci6n en los desplazamientos cotidianos de las personas mayores fue el punto de partida. Los hallazgos mostraron lo limitado que es considerar los desplazamientos s6lo en terminos de distancias y recorridos. Estos toman otra profundidad si se analiza el sentido que adquieren para las personas. Ademas, el autor complementa los desplazamientos cotidianos con otra dimensi6n: hay desplazamientos que no son fisicos, aunque pueden ser igualmente importantes para el individuo. De hecho, alii se ubica uno de sus principales hallazgos, Ia fantasia geognifica (Rowles, 1978a, 1978b).

    Desde las GVC, el planteamiento de Rowles es relevante porque muestra Ia insuficiencia del tratamiento de las pnicticas de desplazamientos en si mismas como comportamientos de locomoci6n en un espacio/tiempo cartesiano, al menos cuando se estudia a este tipo de sujetos (personas de la tercera edad). Su anal.isis reconstruye un complejo espacio vivido en el cual es necesario comprender el sentido que toma para una persona ir a un Iugar o a otro y ademas reconocer que hay desplazamientos -a veces enormes- pero fantasiosos. Las fantasias pueden ser bacia lugares conocidos en el pasado, o bacia lugares en los cuales nunca estuvo fisicamente Ia persona, pero con los que tiene alguna conexi6n emocional.

    Numerosas investigaciones de geografia de la salud tambien han penetrado en Ia vida cotidiana, incluso planteandose GVC acotadas a grupos o sujetos sociales con discapacidades o bien con ciertas enfermedades. La relaci6n entre estas investigaciones y las GVC viene por el anal.isis de las discapacidades o de ciertas enfermedades que afectan Ia capacidad de desplazamiento de la persona, limitandola o bien condicionandola (Andrews, 2003; Wiles, 2003; Dyck, 1995; Wilton, 1996).

    Las prdcticas ancladas en un Iugar. El anal.isis de las pnkticas no se reduce al desplazamiento, a pesar de su importancia. Algunas GVC se interesan por analizar espacialmente pnicticas cotidianas que la persona realiza

  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    como pnicticas de desplazamientos. Estos autores (Bosque Sendra et al., 1992) parten de los lugares y luego identifican las pnicticas cotidianas que en ellos se despliegan, pero tambien es posible pensarlo de manera inversa: partir de las pnicticas y observar a que lugares conducen.

    Las GVC sobre pnicticas fijas pareceria que han seguido perspectivas mas culturales que las que han estudiado los desplazamientos. Estas ultimas, muchas veces han analizado los desplazamientos como flujos, incluso a traves de modelos cuantitativos. En cambio, las que se han focalizado en pnicticas ancladas es mucho menos frecuente que aislen las practicas, todo lo contrario, tienden a considerar esas pnicticas fijas junto a la subjetividad espacial o los sentidos. Estudiar las pnicticas ancladas en un lugar desprovistas de los sentidos implicaria dos fuertes riesgos: uno seria el de eliminar la espacialidad y tratarlas como acciones, con lo cual dejaria de ser una mirada geognifica. El otro riesgo seria incluir la espacialidad pero reduciendola al d6nde se realiza tal practica. Por lo que representan estos dos riesgos casi todas las GVC que estudian practicas ancladas las consideran con los sentidos.

    Ins escenarios. El tema de las pnicticas ha llevado a que algunas GVC recuperaran el pensamiento de Erving Goffman sobre los escenarios cotidianos . Aunque el soci6logo canadiense no hacia una GVC, sino una sociologia de la vida cotidiana,30 la importancia que le otorg6 a la espacialidad llev6 a que afios mas tarde constituyera una pista analitica importante para las GVC. Asi, algunos aspectos de la metafora dramattirgica de Goffman ( 1981 )31 proporcionaron una forma de abordar esas pnicticas cotidianas que se fijan, atin de manera efimera, en un lugar.

    El estudio de las pnicticas cotidianas a traves del analisis de los escenarios se pregunta por los espacios y tiempos en los cuales las personas tienen encuentros con otras personas. David Seamon, en su A geography of the lifeworld de 1979, incluye los encuentros como uno de los capitulos de esta geografia del mundo de vida. El concepto de encuentro es otra de las herencias goffmanianas que han recuperado las GVC. Fue Goffman quien en su metafora dramattirgica plante6 que las interacciones (cara a cara) cotidianas entre las personas eran encuentros. Tambien fue Goffman quien retom6 el concepto elaborado por los interaccionistas que lo precedieron32 de

  • Alicia Lind6n

    figura del actor territorializado o el actor geogr.ill.co ( Gumuchian et al. , 2003; Racine, 1985; Lajarde, 2002; Debarbieux, 1997b ) .33 Tambien han recuperado esta metafora dramatUrgica geografias de otras latitudes, por ejemplo Tello Rovira (2003) y Lindon (en prensa).

    Otras GVC que retoman la metafora dramatUrgica estudian secuencias de escenarios . Por ejemplo, David Ley (1978) rechaza la idea del dispositivo cognitivo (ese radar>> que ubicaria a las personas permitiendoles marcar puntos en una reticula de coordenadas) y ubica la experiencia espacial del sujeto en contextos espacio-temporales en los que hay otras personas. Esto es un acercamiento a la mirada goffmaniana en donde mas que esquemas ya establecidos en la cabeza de la persona, el escenario implica negociacion con el otro y es constitutivo de la experiencia espacial. En esta perspectiva, ciertas GVC incorporan a los escenarios un matiz no despreciable espacialmente: las practicas y sus escenarios difieren sustancialmente cuando ocurren fuera de un recintO>> (outdoor) o (indoor) . El ejemplo por excelencia de los primeros es la calle, mientras que de los segundos es la casa, pero tambien el Iugar de trabajo. Constancio de Castro plantea (1997: 15) que la relevancia de estos dos tipos de escenarios es que en ellos se pueden esperar comportamientos tipicos. Por ejemplo, una sala de cine es un escenario indoor en donde se esperan ciertos comportamientos. Sin asumir una vision determinista -anacr6nica- se retoma la idea de Milton Santos (1990) seg(m la cual el espacio no solo es producto de la sociedad, sino tambien productor de la sociedad.

    En el pensamiento goffmaniano, los escenarios sobre todo estaban fijos en el espacio (aunque fueran efimeros). La recuperacion de esta concepcion por las GVC permite considerar que tambien hay escenarios en movimiento. Asf, tanto las practicas mas o menos fijas en un espacio como las practicas de desplazamientos se pueden estudiar como escenarios, fijos y en movimiento.

    Patrones y rutinizaci6n de las prdcticas . Si las pnicticas vistas como desplazamientos y escenarios en movimiento permiten hacer un seguimiento a lo largo del espacio, la inclusion de la profundidad temporal completa la mirada. Cuando no solo se observan los desplazamientos, sino tambien c6mo se reiteran a traves del tiempo, surge la rutinizaci6n de las pnicticas cotidianas. El primer planteamiento respecto a la rutinizacion se debe a Hagerstrand ( 1970, 1978), y considera tanto el espacio como el tiempo de las practicas cotidianas. Desde esta perspectiva geografica se puede citar a Pred (1981), Thrift (1981), Carlstein (1981), Lenntorp (1978), Parkes (1978), la Escuela de Lund en conjunto.34

    Estos geografos observan que no solo se deben identificar las practicas cotidianas realizadas en un Iugar mas o menos fijo o las pnicticas de desplazamiento, hay que incluir el tiempo de manera compleja: no solo el tiempo en el cual se prolonga una practica, sino su repeticion en un ciclo temporal mas largo, o en varios ciclos. Veamos un ejemplo simple: una persona se desplaza en cierto medio de transporte durante una hora para ir de su hogar a su trabajo siguiendo cierta trayectoria>> (path)35 en el espacio. El analisis de este acontecimien-

    33. En el regreso del sujeto en geograffa, estos autores y otros han elaborado algunas aproximaciones que retoman elementos de las teortas individualistas y estructuralistas, intentando hallar los puntos medios (Gumuchian et al. , 2003; Lajarde, 2002). Estas alternativas son pr6ximas a las propuestas que ha desarrollado Jeffrey Alexander en Ia sociologfa.

    34. En el caso de Nigel Thrift actualmente suele ubicarse en las geograffas postestructuralistas. Sin embargo, en sus inicios fue parte de aquel circulo de pensamiento constituido en torno a Hagerstr.md. Un dato significativo sobre aquella filiaci6n es su participaci6n como coeditor de una obra clave de aquel tiempo (Carlstein, Parkes y Thrift, 1978), como es Timing Space and Spacing Time.

    35. En algunas traducciones se ha empleado Ia expresi6n senda , como en Ia traducci6n del texto de Giddens, La constituci6n de Ia sociedml (editorial Amorrortu). Actualmente, es mas aceptado traducir el concepto de Hligerstrand con Ia palabra trayectoria. En Ia traducci6n de ese libro de Giddens se recurre a varios terminos en espaiiol respecto a los aportes de Ia escuela de Lund, que son discutibles. Uno de ellos es traducir Time Geography como geografia hist6rica. En Ia geograffa humana, la geografia hist6rica es algo bastante diferente del planteamiento de Hligerstrand. En cambio, en otros textos se ha traducido Time Geography como cronogeografia , en parte recuperando tambien

    374 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA

  • Geografias de Ia vida cotidiana

    to no es completo si limitamos el tiempo a Ia duracion de Ia practica de traslado y cual fue el camino seguido. Es necesario observar que esa practica, con su duracion, se reitera a lo largo de todos los dias de Ia semana, o a lo largo de varios meses o afios. Esto es una aproximaci6n a Ia rutinizacion . En esta concepcion, Ia rutinizacion fue estudiada en diversos casos empiricos y en distintos contextos surgieron resultados que, una y otra vez, mostraban las tendencias rutinizadoras. Algunos estudios empiricos mostraron que no solo habia fuer,e rutinizacion en practicas cotidianas, sino que en las activic.lades no esperadas tambien se daban fuertes repeticiones (Cullen y Godson, 1975).

    Asi, este pensamiento geognifico sobre Ia rutinizacion cotidiana no pudo avanzar s in incluir lo instituido socialmente , que contribuye a que esas practicas se reiteren dia tras dia. Para estas GVC, lo instituido es Ia forma en que las personas definen sus proyectos . Un proyecto es una serie de tareas -simples o complejas-- necesarias para alcanzar cualquie:r intencion inspiradora o metas orientadoras del compmtamiento (Pred, 1981: 10).

    El devenir de esta GVC fue al encuentro del nucleo de Ia teoria sociologica: Ia repro duccion social . AI estudiar Ia espacio-temporalidad de las practicas cotidianas, aparecio d gran interrogante que se venia formulando Ia sociologfa: c:las sociedades se producen o s.e reproducen? Esta geograffa agrega otro aspecto a aquel interrogante: c:que papel juega d espacio en esos procesos? Pero ademas, encuentra que Ia espacio-temporalidad de las practicas es una de las claves interpretativas. Las respuestas de esta GVC se orientan en el sentidc. de que

  • Alic1a Lindon

    cas, que si bien no son respondidas directamente por Hagerstrand, sf lo son por otros miembros de la escuela de Lund (Carls tein, Thrift, Parkes . . . ). En ese proceso de crfticas y refutaciones mutuas se da la expansion de la Tzme Geography a que se refiere Cohen.

    Mas alla de la relacion Hagerstrand-Giddens, el enfasis de la Tzme Geography en la rutinizacion de las practicas en el espacio y el tiempo ha marcado el acercamiento entre esta GVC y las SVC. Las SVC reconoce:n que no solo hay rutinizacion, sino tambien innovacion o, mejor aun, una constante tension entre ambas tendencias. Es relevante que, para las SVC, la r1tinizacion y la innovacion no se plantean desde la espacialidad, sino desde las practicas mismas. Parecerfa que allf hay posibilidades de complementariedad y enriquecimiento mutuo entre las GVC y las SVC, ya que estos geografos llegan a la rutinizacion por la via de la .!spacio-temporalidad de las practicas y los sociologos por los codigos que llevan consigo las practicas. En las GVC de la rutinizacion, lo que no ha sido lo suficientemente estudiado es la innovacion, sobre todo si no se quiere limitar el analisis al supuesto destino de las sociedades de reproducirse, aun espacialmente.

    Un ejemplo de este enfasis en la reproduccion desde lo cotidiano, aunque sin hacer un analisis micro de las practicas como los geografos de Lund, es el trabajo de la geografa brasilefia Ana Fani Alessandri Carlos (2001). La autora analiza la vida cotidiana de Sao Paulo considerando los tiempos y ritmos de diferentes barrios de la ciudad, mostrando las t;!mporalidades cotidianas suborclinadas al proceso de reproduccion del capital. Lo cotidiano aparece totalmente organizado por el capital. Siguiendo la perspectiva de Lefebvre, Carlos muestra que los desplazamientos por trabajo, y tambien los tiempos libres y el consumo, estan subordinados a la logica dd capital. Dentro de esa colonizacion de la vida cotidiana retoma la idea lefebvriana del automovil como el objeto central de las sociedades contemporaneas, con la consecuente profundizacion del uso de las calles para la circulacion y los centros comerciales como los espacios que sustituyen el papel que en otro tiempo tuvieron las calles. La vision marxista se impone y la espacialidad, aun cotidiana, es la del capital. En esta concepcion no queda margen para la invencion, la vida cotidiana esta enajenada y los espacios de vida sobre todo son los espacios del capital o los que el capital controla. Esto implica que la figura del individuo habitante -aspecto basico para las GVC- no es la perspectiva de analisis, la mirada se define desde las estructuras que dominan al individuo.

    El tema de las rutinas tambien ha sido analizado por las GVC en otra perspectiva: como mecanismos de constitucion de generos de vida, estilos de vida o modos de vida. En la geografia clasica regional francesa surgen las primeras versiones de la rutinizacion cotidiana que conforma generos de vida. Las rutinas fueron analizadas a traves de los ciclos temporales, ritmos, usualmente dados por procesos naturales. Los ejemplos clasicos fueron los generos de vida y las rutinas de los valles alpinos.

    Anne Buttimer ( 1969), en su analisis de la tradicion geografica francesa, ha destacado que entre los afios cincuenta y sesenta se dio el transito del concepto de genero de vida del ambito de la geografia rural (con Max Sorre) a la an1'ropologfa urbana, con Paul Henri Chombart de Lauwe. Asf, los trabajos de Chombart de Lauwe (1959, 1960, 1963, 1976) sobre el modo de vida obrero terminaran constituyendo un aporte destacado para comprender la compleja relacion entre practicas rutinizadas, modos de vida, desplazamientos, patrones residenciales e identidades. En esencia, sus trabajos constituyen toda una GVC. Esta vision se ha seguido utilizando en contextos urbanos no necesariamente obreros. La rutinizacion y los generos de vida -que luego en la ciudad a veces fueron estudiados como estilos de vida y otras como modos de vida- en ocasiones analizaron la separacion de los espacios de vida, sobre todo en tomo al trabajo y el hogar, en la perspectiva de Chombart de Lauwe.

    En otros casos se orientaron hacia la articulacion con las identidades, o bien incorporaron la condicion de genero con relacion a esas practicas rutinarias entre diferentes espacios de vida. Asf, se defini.o la geografia de genero que planteo la division de los espacios de vida entre

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  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    los dedicados a la produccion (masculinos) y los de la reproduccion (femeninos) (Diaz Mufioz, 1989 y 1995; Sabate et al. , 1995). Otras investigaciones empiricas retomaron esta mirada para analizar situaciones de superposicion de ambos espacios (del trabajo y la vida familiar) y superposicion o conjuncion de los roles de genero (Lindon, 1999). En estas investigaciones urbanas, la rutinizacion ha requerido la inclusion de ciclos y ritmo.s temp::>rales, pero a diferencia de los primeros estudios geognificos sobre generos de vida, han sido ritmos y ciclos marcados por procesos sociales, y no naturales. Muchas investigaciones sobre la rutinizacion de las practicas desde su espacialidad han destacado que estas toman fonna en funcion del espacio en el cual se despliegan reiteradamente, y al mismo tiempo, conforman al espacio.

    3.2 . Campo de informacion espacial

    Si todo lo referido a las practicas cotidianas y su espacialidad es uno de los grandes capitulos de las GVC, otro capitulo se refiere a la informacion espacial que el sujeto posee. Esa informacion tiene relacion estrecha con las pnicticas y rutinas que sigue.

    Este campo de informacion espacial o acervo de informacion espaciah, retomando la expresion schutziana, siempre es transitorio ya que cada nueva experiencia permite la incorporacion de nueva informacion espacial. Al mismo tiempo, otra informacion que ya se tenia se puede tomar muy distante en espacio o en tiempo. No necesariamente la informacion mas antigua se pierde por el efecto del paso del tiempo. En ello interviene el nivel de relevancia que ha tenido para la persona esa informacion. Que incluye el campo de informacion es algo que varia con caracteristicas como los roles sociales desarrollados por la persona, la posicion en la estructura social y territorial, en suma, varia seg(in los espacios de vida.

    Distintas investigaciones empiricas han puesto de maniHesto que algunos roles y posiciones sociales favorecen la reduccion del campo de informacion. Por ejemplo, investigaciones con migrantes han mostrado que casi siempre su campo de informacion espacial es mas limitado que el del no migrante. Esta misma observacion se suele constatar en los recien llegados a un Iugar>> , como puede ser el vecino que acaba de llegar a un barrio. Esto se asocia al hecho de que la experiencia espacial del Iugar es menor que la de la persona que ha residido mas tiempo en el lugar, tanto porque menos tiempo implica menos experiencias, como tam bien porque menos tiempo habitando el lugar casi siempre supone menor conocimiento y participacion en los distintos grupos sociales locales (Ley, 1983: 120-122).

    Otras investigaciones han mostrado que entre los sectores sociales de menores ingresos, esa condicion obstaculiza la realizacion de muchas practicas y por lo mismo, el campo de informacion espacial de que dispone la persona puede reducirse adicionalmente. Esto podra ser revertido por otras circunstancias particulares, por ejemplo inserciones laborales que requieren de importantes desplazamientos cotidianos. Otros estudios han encontrado que en contextos territoriales habitados por varios grupos sociales con debiles interacciones entre si, esa misma heterogeneidad social contribuye a que estas personas tengan un campo de informacion espacial de su entomo muy limitado, ya que no tienen experiencias en lugares de ese entomo porque pueden ser territorio de otros grupos con los qut:: hay inconexion o incluso una barrera social, aunque sean proximos en terminos de distancia fisica.

    Un ejemplo de investigacion empirica sobre campo de infmmacion espacial es la realizada por Aurora Garcia Ballesteros y Joaquin Bosque Sendra sobro Segovia ( 1989). Los autores presentan hallazgos diferenciados por la condicion de genero: los hombres perciben mejor los limites administrativos y tienden a extender los limites de su territorio hacia las carreteras mas importantes, tambien consideran que son parte de su ciudad municipios que todavia no se han incorporado. En cambio, las mujeres conocen bien el area de mercado proxima a la casa y creen que los recorridos consumen mas tiempo que el que los hombres les atribuyen a las

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  • Alicia Lindon

    mismas distancias fisicas. Para las mujeres, sus banios vividos son mas reducidos, casi siempre se organizan en tomo a una calle y refieren al domicilio de manera central.

    Varias investigaciones han encontrado que el grado de informaci6n espacial se relaciona con Ia habilidad espaciah de las personas para resolver cuestiones practicas como orientarse en el espado, hacer comparac'iones y diferenciaciones entre lugares. Los estudios geograficos de genero sobre Ia habilidad espacial encuentran que las mujeres tienen menor habilidad espacial, sobre todo menos orientaci6n espacial (Gilmartin y Patton, 1984). Las interpretaciones actuales plantean que esa menor habilidad se debe a los procesos de socializaci6n de las nifias, que casi siempre las limitan en el radio de acci6n (Matthews, 1987). Asf, cuando son adultas es usual que no se orienten en Ia ciudad, que sobrestimen las distancias, incluso, Ia sobrestimaci6n de las distancias coadyuva para que eviten Ia exposici6n al espacio publico, permaneciendo mas tiempo t:n los espacios domesticos. Esto tiene un efecto adicional, ya que lejos de ampliar ese acervo espacial se refuerza su caracter incompleto y parcial.

    3 . 3. La subjetividad espacic!l

    Asf como las practicas y el acervo espacial son dos capftulos importantes de las GVC, otro nucleo se refiere a los significados otorgados al espacio, es decir, Ia subjetividad espacial. Las practicas les dan significados a los lugares y los toman de estos, y esos significados tam bien se integran en los acervos de informaci6n espacial.

    El replanteamiento de los conceptos de espacio y Iugar a partir de los significados que se le ototgan (Tuan, 1977) es Ia entrada a Ia subjetividad espacial. En este terreno los aportes de YI-Fu Tuan y Anne Buttimer han sido centrales. Para el primero de estos autores, el espacio representa Ia apertura, Ia falta de lfmites, Ia extensi6n, Ia movilidad y en ultima instancia

  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    Gumuchian (1991) y Bernard Debarbieux (1995) recurren al concepto de lugar. Asimismo, los ge6grafos franc6fonos lo emplean sabre todo para estudiar su construcci6n simb6lica a partir de figuras ret6ricas (Debarbieux, 1995). En esta Ultima perspectiva, la geografia franc6fona ha recurrido al concepto de lugar especificado con atributos particulares. Por ejemplo, lugares fuertes>> -haut lieux-39 en terminos simb6licos (Bruneau, 1995) y tambien lugares de memoria>> (Piveteau, 1995; Jayeau, 2000; Nora, 1997).40 Los lugares fuertes se aprecian en relaci6n con el entomo, nacen de la diferencia y se mantienen por la distinci6n. Generalmente no se encuentran en lo alto, sino en el centro ( Gentelle, 1995: 136 ). Son puntas de anclaje, son necesarios para transmitir una memoria territorial, una cultura (Bruneau, 1995: 124). Tanto los lugares de memoria como los lugares fuertes pueden ser individuales o colectivos.

    El sentido del lugar. Algunos autores que estudian el sentido del lugar, como Butz y Eyles, han expresado que (1997: 2). Para las GVC el sentido del lugar implica el reconocimiento de que los lugares no s6lo tienen una realidad material, sino que son construidos socioculturalmente a traves de procesos sociales que los cargan con sentidos, significados y memoria, en la vida pnictica. Por ella los sentidos y significados espaciales, asi como la memoria espacial, no s6lo se refieren al individuo, sino que son colectivamente reconocidos, estim socialmente consensuados aun cuando lo sean dentro de pequefios grupos sociales. Puede ocurrir que un lugar, para unos individuos, carezca de sentido porque es ajeno a la experiencia propia. El sentido del lugar ni remite al individuo como caso unico ni a la sociedad como totalidad. El sentido del lugar es ya que es compartido por diversos individuos, pero no es unico, nunca es extensivo a toda una sociedad. Se refiere a la . Por ello Relph ( 197 6: 6 7) se plan tea una geografia que encuentre . El sentido del lugar es un nucleo profunda de la existencia humana.

    Relph es uno de los ge6grafos humanistas que profundiza en la mirada fenomenol6gica y se interesa por el sentido del lugar. El primer libro con el que Edward Relph plantea este tema es de 1976 (Place and Placelessness), y deriva de su investigaci6n doctoral. Fue un trabajo muy polemico, gener6 gran discusi6n a favor a veces y critica otras. Las criticas se volcaron sobre el caracter supuestamente romantico y nostalgico de su mirada. Resulta significativo que en 1993 Relph publicara un texto que inicia advirtiendo que desde 1976 estudia el sentido del lugar y sigue considerando que no es un concepto obsoleto, mas aun, lo define como un (1993: 25). Desde 1976, Relph introduce -junto a los conceptos de lugar y sentido del lugar- el que le clara mas difusi6n a su pensamiento: placelessness, que se puede traducir como . Conviene evitar hacerlo sin6nimo de , para no asimilarlo al concepto de no lugar de Auge. Para esclarecer la deslugaridad, Relph plan tea la noci6n de la y lo kitsch.4 1

    La actitud inautentica hacia los lugares es la ausencia de sentido del lugar, qu; lleva consigo la falta de conciencia de la profundidad y significaci6n simb6lica de los lugares. La experiencia del lugar se hace asi casual, superficial y parcial (Relph, 1976: 82). Por su parte lo kitsch se

    39. Traducimos como Iugar fuerte y no alto , porque uno de los sentidos de Ia palabra haut" en frances es precisamente fuerte . Le Nouveau Petit Robert, 1 , 1 993, p. 1 .075. En este concepto no se hace referenda a Ia altura en sentido vertical, como seria en espaiiol si lo llamaramos Iugar alto .

    40. Claude Javeau y Pierre Nora no son ge6grafos, ni estan asumiendo una vision geografica. No obstante, cabe citarlos ya que sus analisis de los lugares de memoria" no distan de los realizados por ge6grafos, debido al interes explicito en Ia espacialidad.

    4 1 . Su reflexi6n sobre lo kitsch esta muy influida por el trabajo previo de Abraham Moles ( 1 97 1 ) .

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  • Alicia Lindon

    refiere a lo mediocre, lo que tiene poco estilo, lo artificial, los objetos producidos par otros para el consumo: es el Ersatz. 42 Los lugares son vendidos sin raices, como estereotipados, homogeneizados. Relph relaciona lo kitsch con el turismo de masas, aunque no lo limita a ese ambito. Insiste en que lo kitsch va penetrando todas las esferas de Ia vida cotidiana de las sociedades actuales. Los suburbios americanos serian otro ejemplo de lo mismo, en donde uno de sus rasgos mas destacados es Ia monotonia del paisaje. En suma, como seiiala Sanguin ( 1981: 571-572), Relph denuncia Ia lenta erosion de los lugares distintivos y el deslizamiento sutil hacia Ia deslugaridad, es decii; hacia los no-lugares, hacia los paisajes estandarizados, insensibles, insignificantes y sin gusto. Es Ia sheratonisation, Ia hiltonisation de los lugares y paisajes contemporaneos . Relph, sin perder sus raices existencialistas, retoma elementos clave de Ia teoria critica (par ejemplo, Ia unidimensionalidad marcusiana) y los analiza espacialmente. Tambien Tuan se intereso en ese tiempo en la denuncia de la artificializacion de las ciudades que desvincula a las sociedades urbanas de Ia naturaleza. Par ejemplo, el desdibujamiento entre el dia y Ia noche que produce Ia artificializacion urbana (Tuan, 1978: 8-11 ) .

    Otro ge6grafo que ha estudiado el sentido del Iugar es John Eyles, quien desarrolla una critica a Ia mirada de la deslugaridad de Relph. Para Eyles ( 1989: 109-11 O), la gente puede vi vir en no lugares (par ejemplo suburbios o subtopfas ), incluso pueden veranear en entornos espaciales creados para el turista, pero eso no implica que no haya sentido del lugar. Par eso acusa a la vision de Ia deslugaridad de elitista: Ia encarnacion del significado espacial serian los lugares de Ia alta cultura. AI mismo tiempo, Eyles insiste en que la deslugaridad no asume que Ia gente tiene Ia habilidad para crear y recrear significados en lugares cotidianos, aun cuando sean suburbios monotonos o sitios turisticos producidos con estfmdares de homogeneizacion. Para esta critica, Ia debilidad de la deslugaridad radica en que se refiere solo a lo material, y deja de lado que cualquier forma material puede ser objeto de las mas diversas construcciones de sentido. Las palabras de Michel-Jean Bertrand pueden aclarar el tema (aunque este autor no esta en los debates anglosajones): El habitante se encarifia con su barrio incluso cuando el paisaje urbana aparece especialmente abandonado, lo que no significa que desconozca sus defectos, pero ese sentimiento desprende una emocion espontfmea, un ideal subjetivo ( 1981: 65-66 ). Resulta paradojico que una de las criticas fuertes a Relph sea par el sesgo materialista del sentido del Iugar, cuando en principia su postura es subjetivista, fenomenologica. Sin embargo, Ia critica de Eyles es elocuente: Ia perdida de sentido de Iugar no puede anclarse en Ia homogeneidad y el cankter repetitivo de las formas materiales. Aun las formas espaciales mas monotonas pueden tamar un sentido muy profunda para su habitante.

    Par todo lo anterior, para Eyles y Butz Ia identidad del lugar consiste en los sign as par los cuales el sujeto reconoce un Iugar concreto. Ese reconocimiento genera una identidad con el Iugar que se puede plantear como Ia expresion de un sentirse como en casa>> (Eyles y Butz, 1997: 2). Esta perspectiva ha sido retomada en algunas investigaciones latinoamericanas, a veces articulando la identidad del Iugar con la memoria colectiva, par ejemplo los trabajos de Emanuela Guano sabre el barrio de La Boca, en Buenos Aires (Guano, 2003).

    Los escenarios outdoor e indoor tam bien fueron abordados par Edward Relph. La version de outdoor e indoor antes comentada se centra en lo interior o exterior de los escenarios en sentido fisico. El replanteamiento de Relph sabre el tema es desde Ia subjetividad espacial: la interioridad o exterioridad no se ancla en construcciones materiales abiertas o cerradas, sino en el sentido del individuo en el lugar.

    En Place and Placelessness, Relph diferencia inside y outside, y deriva de ambas las nociones de insideness y outsideness (1976: 49-55): interioridad y exterioridad. En este cami-

    42. Ersatz es Ia palabra alemana para referirse a sucedaneo, un producto de reemplazo, y se aplic6 particularmente a ciertos sustitutos de bienes de consumo escasos, como el cafe, durante Ia Segunda Guerra Mundial.

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  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    no, Relph parte de los antecedentes desarrollados por dos urbanistas: Donlyn Lyndon ( 1962) y Christian Norberg-Schulz (1971). El primera planteo que

  • Alicia Lind6n

    go. Un ejemplo serian los procesos de renovaci6n y revalorizaci6n de los centros hist6ricos de las ciudades, es decir, lo que actualmente denominamos gentrificaci6n o elitizaci6n. Para Tuan ese in teres por estos lugares es expresi6n de una busqueda de raices. Lefebvre, bacia finales de los a:fios sesenta, tambien deposit6 expectativas en este proceso como desafio a la alienaci6n de habitar espacios homogeneos y sin valor hist6rico. Pero tam bien dej6 flotando la duda respecto a que esos procesos de regreso a los centros hist6ricos pudiesen caer en la l6gica que Relph denominarfa de lo kitsch (Lefebvre, 1972; Lind6n, 2004).

    El espacio vivido. En las GVC franc6fonas, desde los a:fios setenta, se ha desarrollado el concepto de espacio vivido con un contenido mas o menos pr6ximo al que ha tornado el de lugar y sentido del lugar en la geografia anglosajona. El concepto de espacio vivido (espace vecu) fue propuesto por Armand Fremont, quien lo planteara por primera vez en un articulo de 1974 y luego ( 1976) lo desarrolla en su conocido libro La region: espace vecu. Jacques Chevalier, del Cfrculo de Geografia del Oeste de Francia al igual que Fremont,44 en los inicios de esta geografia del espacio vivido decfa: La propuesta del espacio vivido no se limita a reconocer lugares frecuentados, definir itinerarios, situar al hombre-habitante en su cuadro familiar de existencia [ . . . ] sino focalizar la mirada en la relaci6n con las representaciones [ . .. ] , es decir superar el espacio extensi6n (o espacio-soporte), para abordar la noci6n de representaci6n (imagen) del espacio, planteando una nueva pregunta: c:c6mo ven los hombres el espacio? [ . . . ] El espacio vivido es reivindicado como un espacio cargado de valores>> (1974). Allf estan los inicios de este concepto nodal. No obstante, estas voces no han sido aceptadas extensamente, ni siquiera en el mundo de la geografia franc6fona. Por ejemplo, Jean-Franois Staszak, un ge6grafo interesado por las GVC, respecto al espacio vivido ha seiialado que no implica ning(ln marco metodol6gico ni epistemol6gico explfcito>> (2003: 341).

    Aiios mas tarde, Guy di Meo -otro ge6grafo frances- tambien se interesa por esa reflexi6n inicial de los ge6grafos del Oeste de Francia, y terminara constituyendo el pilar de otro equipo de investigaci6n que no se autodenomina GVC, pero trabaja sobre este campo. Se trata del equipo de investigaci6n Societe-Environnement-Territoire de la Universidad de Pau. Di Meo asume la diferencia entre espacio de vida y espacio vivido, y completa la propuesta te6rica con el concepto de espacio social. Para Di Meo (1991a: 123), el espacio de vida se confunde, para cada individuo, con el area de sus practicas espaciales. Es el espacio frecuentado por cada uno de nosotros, con sus lugares atractivos, sus nodos en tomo a los cuales se construye la existencia individual: la morada, la casa, los lugares de trabajo y de ocio. El espacio concreto de lo cotidiano>> . Por otra parte, Di Meo -siguiendo la tradici6n de Fremont- ha planteado que (1991a: 127): El edificio construido sobre las bases de la materialidad y sus practicas (el espacio de vida) se enriquece de la pulpa de los intercambios sociales (el espacio social), de las cargas emotivas, de las imagenes y de los conceptos individuales, aunque de esencia social, que fmjan nuestra representaci6n del mundo sensible y contribuyen a conferirle sentido (espacio vivido)>> . Esta forma mas compleja e integradora es el espacio vivido. Por ello para Fremont (2005: 79), el espacio vivido es el mas completo, el mas denso, el que integra todas las distancias y todas las complejidades>> . Tambien fue de la mano de Fremont (1976) que la geografia comienza a diferenciar distintas formas de concebir las distancias: fisicas, sociales, afectivas.

    En un texto reciente de una investigaci6n empfrica sobre el Pays de l'Adour (Pirineos), Di Meo (1996: 62-70) regresa sobre el mismo planteamiento, advirtiendo que el espacio de vida son los lugares cotidianos, los itinerarios cotidianos mas o menos regulares, del hombre-habitante, trabajador, consumidor o agente social, los caminos que recorre entre su casa

    44. Este m1cleo (Caen, Angers, Le Mans, Nantes, Rennes) reuni6 a Annand Fremont, Jacques Chevalier, Robert Herin y Jean Renard. Se trata del grupo de investigaci6n conocido como ESO: Espaces Geographiques et Societes.

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  • Geografias de Ia vida cotidiana

    y el trabajo, o hacia los centros de servicios, los espacios del ocio que frecuenta, los lugares donde visita a un amigo o un familiar, los lugares festivos adonde va, los lugares por donde se pasea, los bosques o montafias que camina. Algunos de estos lugares estan dentro de recorridos realizados diariamente, otros semanalmente, a otros asiste mensual o anualmente, y tam bien otros son ocasionales. El espacio vivido incluye las pertenencias espaciales, el sentirse originario o no de un Iugar, el construir Ia identidad de si a partir del Iugar en el cual se reside, el in teres en Ia memoria local . . . En esa investigacion empirica contrasta estos aspectos en dos grupos de habitantes, los autoctonos y los neo . Sus hallazgos muestran que los habitantes autoctonos no siempre tienen mayor conocimiento espacial ni mayor apego al Iugar que los neo-habitantes, en otros aspectos encuentra que Ia diferencia de origen no los distingue. Las metaestructuras espaciales (las condiciones materiales) solo resultan decisivas en el nivel de los ritmos seglin los cuales se frecuentan los lugares, en tanto que en las condiciones de existencia del individuo ( el espacio vivido) influyen cuestiones como Ia historia personal y el patrimonio ideologico (simb6lico) del individuo.

    La reflexi6n te6rica de Di Meo sobre el tema es profunda: en el centro de su teorizacion esta el espacio de vida, que junto con las relaciones sociales constituye el espacio social. Para este autor, este es el desafio de una mirada espacial objetiva de Ia sociedad, y tambien de un enfoque social objetivo del espacio. No obstante, Ia considera incompleta. Esa visi6n necesita articularse con Ia del espacio vivido, para incorporar Ia vision subjetiva (impregnada de valores) y comprender Ia relacion que el individuo socializado tiene con los lugares. La articulaci6n de las dos entradas analiticas seria Ia forma de comprender el concepto mas holistico que integra a todos los anteriores: el territorio (1999: 76).

    Este enfoque sobre espacio de vida abierto por los ge6grafos del Oeste de Francia ( Caen, Angers, Le Mans, Nantes, Rennes) y profundizado por Di Meo, es proximo al enfoque de las pr.icticas cotidianas de ciertos geografos americanos y de Ia 1ime Geography. La cercania radica en que en todos estos enfoques se analizan practicas en el espacio. Sin embargo, algo distintivo de Ia mirada del espacio de vida es que el punto de partida no son las practicas sino el espacio en el que se despliega Ia vida en conjunto, o como dice Di Meo, las condiciones globales de existencia del sujeto (1996: 68). Posiblemente, esto se pueda comprender en el horizonte mas am plio de Ia geografia humana francofona. Las palabras de Yves Barel ( 1986) resultan ilustrativas de ese car.icter holistico de Ia perspectiva en cuesti6n: Todo elemento, sea fisico o biologico, solo entra en Ia composicion de un territorio despues de haber pasado por Ia criba de un proceso de simbolizaci6n que lo desmaterializa de alguna manera.

    Espacios alienados. Armand Fremont rechaza Ia idea del espacio vivido como una entrada analitica rorruintica. Frecuentemente las relaciones del hombre con el espacio son descritas por los ge6grafos en terminos de equilibrio, adaptacion, unidad [ . . . ]. Pero Ia realidad vivida puede ser diferente (Fremont, 1999: 235). Desde su obra de 1976, para analizar los espacios alienados se vale de un caso de parricidio cometido en 1 835 en Normandia (el caso Pierre Riviere), retomado tambien por Foucault (200 1 ). Para Fremont, el caso es ilustrativo de un particular espacio vivido. Asf, reconstruye los movimientos espaciales de un campesino (Pierre Riviere) despues de que asesino a su familia, encontrando que una vez cometido el hecho no permanece en un mismo Iugar, se desplaza constantemente. En ese deambular lo mueven dos pulsiones espaciales. Una es Ia del territorio conocido y vivido desde Ia infancia: el Bocage normando, en donde puede ocultarse por alglin tiempo en diferentes rincones conocidos. Por otro lado, la pulsion espacial hacia las ciudades mas grandes de Ia region, cercanas al mar, que ofrecen diversos atractivos. Es en elias en donde es apresado. Fremont advierte que el caso es ilustrativo no solo en sf mismo, sino tambien porque no es muy diferente de una parte del comportamiento espacial de Ia delincuencia modema. Toma casos delictivos de Caen de los aii.os setenta y encuentra una paradoja: aunque en este momento el delincuente dispone del

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  • Alicia Lindon

    autom6vil para desplazarse mas y velozmente, casi siempre los delitos se realizan dentro de los limites de un espacio vivido y conocido por el delincuente. Concluye que el espacio vivido tam bien sirve para comprender el territorio de caza y refugio de delincuentes ( 1999: 240).

    Territorialidad. Este concepto no surge en la geografia, sino en la etologia. Es un concepto que una vez retomado por las ciencias sociales, tampoco se ubica en una disciplina particular, esta presente en varias. No obstante, en las GVC ha jugado un papel importante, ha abierto una veta fecunda y no seria posible omitirlo. Anne Buttimer encuentra que un punto de partida clave para el estudio de la territorialidad dentro de la geografia fenomenol6gicaexistencialista (o humanista) es la reflexi6n heideggeriana: lo esencial de la existencia humana es el habitar, es decir, vi vir en un dialogo con el entomo ( 1979: 24 7).

    La territorialidad es el conjunto de relaciones tejidas por el individuo, en tanto que miembro de una sociedad, con su entomo. En otras palabras, es lo que une al sujeto con su Iugar. Algunos autores, como Torsten Malmberg (1984),45 han destacado que la territorialidad no s6lo se refiere al vinculo de los grupos sociales con su entomo, sino que ese vinculo incluye un componente emocional. Esto permite superar la visi6n mas cercana a la etologia, seg(ln la cual la territorialidad es s6lo una

  • Geograffas de Ia vida cotidiana

    aplicandolo en investigaci