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Alternativas funcionales en la educación de los hijos. La mayoría de los padres somos seducidos por la apariencia de su funcionalidad. Hay varias formas de aprender: el aprendizaje basado en la conciencia y el aprendizaje reactivo basado en el dolor. Un niño toca una estufa caliente, se quema y aprende a reaccionar ante una situación similar, evitando el contacto posterior con las estufas calientes. Asimismo, cuando una madre o padre de familia se convierte en la fuente de dolor para sus hijos, ellos aprenderán a evitar la fuente de dolor evitándolos, pero como al niño no le queda más remedio que estar en contacto con sus padres, los evitará mintiéndoles para que la experiencia dolorosa no se repita. Los castigos y los premios propician la doble moral y la mentira, en el primer caso para evitar el dolor del castigo y en el segundo para sacar ventaja del premio. Los castigos tienen las siguientes características:

Alternativas Funcionales en La Educación de Los Hijos

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Alternativas funcionales en la educación de los hijos.

La mayoría de los padres somos seducidos por la apariencia de su funcionalidad. Hay varias formas de aprender: el aprendizaje basado en la conciencia y el aprendizaje reactivo basado en el dolor. Un niño toca una estufa caliente, se quema y aprende a reaccionar ante una situación similar, evitando el contacto posterior con las estufas calientes. Asimismo, cuando una madre o padre de familia se convierte en la fuente de dolor para sus hijos, ellos aprenderán a evitar la fuente de dolor evitándolos, pero como al niño no le queda más remedio que estar en contacto con sus padres, los evitará mintiéndoles para que la experiencia dolorosa no se repita.

Los castigos y los premios propician la doble moral y la mentira, en el primer caso para evitar el dolor del castigo y en el segundo para sacar ventaja del premio.

Los castigos tienen las siguientes características:

Se basan en el dolor. Creyendo que el dolor es fuente de aprendizaje, sin observar que más bien es fuente de resentimiento y venganza.

Están desvinculados del acto cometido. Quitas privilegios que no tienen que ver con la falta; si le pega al hermano, le quitas la TV, como si tuviera algo que ver una cosa con otra.

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Son desproporcionados. Se tiende a exagerar o a minimizar las faltas.

Se basan en fantasías de cambio. Se cree que habrá una reflexión o conciencia de lo hecho por medio del dolor, sin verificar si realmente ocurre un cambio sincero en la conducta.

Las consecuencias, a diferencia de los castigos, tienen las siguientes características:

Se basan en la reparación y el resarcimiento. Se trata de que el niño o joven aprenda que cuando hizo algo mal, debe hacer algo bien para compensar.

Están vinculados con el acto cometido. Si pegó, ayuda a quien afectó; si robó, paga y resarce.

Son proporcionales. No exageramos y no minimizamos. Se sanciona de acuerdo con la trascendencia del acto cometido, no por emociones.

Se basan en la observación y la verificación de la reparación y resarcimiento para que el cambio de conducta sea real; no aceptes disculpas mientras no vengan acompañadas de actos de reparación.

Los castigos fomentan el resentimiento y quien los recibe busca la impunidad.

Las consecuencias fomentan la conciencia y quien las recibe tiene más oportunidad de desarrollar su sentido de responsabilidad.

Desarrollo físico y mental de los niños

El bebé de tres años, que ahora es un niño, demuestra interés y

entusiasmo para tocar instrumentos como la pandereta, el tambor o el

acordeón, entre otros. Le gusta la música y hacer ruido porque le llama

la atención y su agilidad es tremenda.

A partir de los 3 años, el niño puede realizar dos actividades al mismo

tiempo, como jugar con la pelota mientras corre, tomar helado y subir

las escaleras, comer y hablar por el teléfono. Algunas investigaciones

afirman que es una buena edad para iniciarles en el uso del ordenador.

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El niño se hace mayor, algo duro para los padres, que vemos cómo nos

van necesitando cada vez menos y cómo nos hace preguntas para las

que, a veces, ni nosotros tenemos respuesta.En cuanto a su manera de ser, el niño muestra más sus sentimientos y serámás sociable con los demás. Su manera de jugar estará más condicionada por la presencia de otros niños, fijándose de este modo en lo que hacen los mayores para imitarles. Si con dos años nos traían de cabeza con su egoísmo a la hora de compartir, ahora son ellos mismos los que prestan sus juguetes para compartir sus juegos con los demás.

Al mismo tiempo, cada vez demuestran más independencia respecto a

sus padres. ¡Cada vez nos necesitan menos! A los tres años, el niño ya

es capaz hojear libros, y puede sujetar el lápiz de una forma más

correcta. Además de garabatos, el niño hace dibujos con más sentido,

pintando varios personajes que tienen relación entre sí y con su entorno.

Consigue incluso escribir algunas letras del abecedario y su

propio nombre, aunque su grafía no sea proporcionada. Cualquier

avance en este terreno supone una evolución muy grande para ellos y

les hace mucha ilusión.

JuegoUn juego es una actividad que se utiliza como diversión y disfrute para su participación; en muchas ocasiones, incluso como herramienta educativa. Los juegos normalmente se diferencian de los trabajos por el objeto de su realización, pero en muchos casos estos no tienen una diferencia demasiado clara. También un juego es considerado un ejercicio recreativo sometido al concurso de reglas

La primera referencia sobre juegos que existe es del año 3000 a. C. Los juegos son considerados como parte de una experiencia humana y están presentes en

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todas las culturas.1 Probablemente, las cosquillas, combinadas con la risa, sean una de las primeras actividades lúdicas del ser humano, al tiempo que una de las primeras actividades comunicativas previas a la aparición del lenguaje

El juego es una actividad inherente al ser humano. Todos nosotros hemos aprendido a

relacionarnos con nuestro ámbito familiar, material, social y cultural a través del juego. Se trata

de un concepto muy rico, amplio, versátil y ambivalente que implica una difícil categorización.

Etimológicamente, los investigadores refieren que la palabra juego procede de dos vocablos

en latín: "iocum y ludus-ludere" ambos hacen referencia a broma, diversión, chiste, y se suelen

usar indistintamente junto con la expresión actividad lúdica.

Se han enunciado innumerables definiciones sobre el juego, así, el diccionario de la Real

Academia lo contempla como un ejercicio recreativo sometido a reglas en el cual se gana o se

pierde. Sin embargo la propia polisemia de éste y la subjetividad de los diferentes autores

implican que cualquier definición no sea más que un acercamiento parcial al fenómeno lúdico.

Se puede afirmar que el juego, como cualquier realidad sociocultural, es imposible de definir

en términos absolutos, y por ello las definiciones describen algunas de sus características.

Entre las conceptualizaciones más conocidas apuntamos las siguientes:

Huizinga (1938): «El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de

unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente

obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene fin en sí misma y va

acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de –ser de otro

modo– que en la vida corriente.»

Gutton, P (1982): Es una forma privilegiada de expresión infantil.

Cagigal, J.M (1996): «Acción libre, espontánea, desinteresada e intrascendente que se

efectúa en una limitación temporal y espacial de la vida habitual, conforme a determinadas

reglas, establecidas o improvisadas y cuyo elemento informativo es la tensión