77
Programa de Orientación Familiar Adolescencia

AM 2 PORTADA - FERT · debatir y unas notas técnicas que os servirán para profundizar en los temas ... la fiesta secreta del cumpleaños de ... Cristina es una amiga de

Embed Size (px)

Citation preview

Programa de Orientación Familiar

Adolescencia

© IFFD 2013 Adolescencia Carta introductoria Página: 1 de 1

Curso de Orientación Familiar “Adolescencia”

Apreciados participantes a este Curso de Orientación Familiar:

Nos satisface haceros llegar el material que iréis utilizando en las diferentes sesiones de este curso. En

esta carpeta encontraréis unos casos prácticos de situaciones familiares que tendréis que estudiar y

debatir y unas notas técnicas que os servirán para profundizar en l o s temas educativos y en

otros aspectos de la vida familiar que allí se plantean.

Para que el curso os ayude realmente a mejorar vuestra tarea educativa, en esta sesión

inaugural os propondremos un plan de trabajo exigente. En primer lugar es fundamental que

preparéis bien estos casos. Se comienza con la lectura individual seguida de un contraste

matrimonial. Esto puede suponeros entre 20 y 30 minutos.

Después os pediremos que mantengáis unas reuniones de equipo. En ellas se trata de tener un

intercambio de opiniones, en grupos de cuatro o cinco matrimonios, para discutir los casos y los temas

que se sugieren.

Es conveniente que dicha reunión se realice unos días antes de la sesión general, y a ser posible, de

forma rotativa en las casas de los integrantes del grupo, teniendo especial cuidado en que no duren

más de 60 minutos.

La reunión de equipo no debe suplir el estudio individual o matrimonial y no pretende ni resolver el

caso ni consensuar respuestas colectivas.

Cada tema del curso concluye con una sesión general en la que se reúnen todos los equipos, lo

que enriquece considerablemente la discusión. Esta sesión estará dirigida por un moderador (padre

o madre de familia) que ayudará a los participantes a encontrar las posibles soluciones del caso.

Terminará la sesión dando algunos criterios básicos sobre el tema.

La riqueza de esta metodología se justifica y se apoya en la conveniencia de que cada uno de los

padres y madres inscritos en el curso, desde el principio comente su perspectiva personal; escuche,

piense, sepa decir, se sensibilice, discuta, plantee, pregunte, sugiera y sobre todo, elabore y aprenda.

Para el buen funcionamiento del curso, los moderadores/as de las sesiones generales empezarán

puntualmente, siguiendo el temario indicado en el plan del curso e intentando no sobrepasar los 90

minutos de duración en sus sesiones.

Recibid nuestro más cordial saludo, MERCHE ALENZA Directora Programa

© IFFD 2013 Adolescencia Índice Página: 1 de 1

Programa de Orientación Familiar: Adolescencia

SESIÓN

TEMA

TÍTULO DEL DOCUMENTO

01

Crisis y retos de la adolescencia: Etapa de cambios

Caso

A mi edad tengo derecho

Nota

Tiempo de optimismo y de paciencia

02

Descubrimiento de los valores adolescentes: Conocimiento y aceptación

Caso

Las contradicciones de Raquel

Nota

Conocimiento y aceptación de la adolescencia

03

Consolidación de la personalidad

Caso

¿Qué hemos hecho mal?

Nota

Educar virtudes y valores: la consolidación de la personalidad

04

La autoridad con adolescentes: modelos contracorriente

Caso

Es mi vida

Nota

Autoridad y responsabilidad

05

La existencia humana: Necesidad de respuestas

Caso

Quiero creer, ¿por dónde empezar?

Nota

La existencia humana: necesidad de respuestas

06

La movida adolescente: diversión, ocio y salidas

Caso

A mí me gusta divertirme

Nota

El éxito social: diversión, ocio, salidas y amistad

07

La sexualidad adolescente: efervescencia y autodominio

Caso

Si pudiera hablar con mi padre/madre

Nota

Educación de la sexualidad para aprender a amar

08

Matrimonio: seguir amándose

Caso

Él no lo entendería

Nota

Mejores y más felices en el matrimonio

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia Caso 1 Página: 1 de 3

A mi edad tengo derecho (Pablo) Pablo, después de dar un portazo y muy alterado, se ha encerrado en su habitación, enfadado y con

ganas de estrangular a alguien ha cogido esa libreta donde ha apuntado algunas veces las cosas que

se le pasan por la cabeza... y se ha puesto a escribir... pero no se le ocurre qué poner. Con la mirada

perdida, abre Facebook y va revisando su lista de contactos por si hay alguien con quien hablar...

¡Nadie está conectado! Vuelve a su libreta y, como un autómata, se ha puesto a escribir: Lunes

“En estos momentos no se me ocurre nada mejor que encerrarme aquí, en mi habitación, y escribir.

Estoy muy enfadado con la tonta de mi hermana, se cree perfectita y se nota que es la preferida de

mi madre. No voy a salir de mi habitación hasta mañana... Espero que a mi madre no se le ocurra

entrar... ¡Qué aburrimiento! Tengo unas ganas de explotar que me muero...

Yo creo que tengo derecho a tener mis cosas y a que nadie me las toque. A mi edad, tengo

necesidad de tener mis cosas privadas y no tengo por qué consentir que nadie entre aquí y me las

toque. A mi hermana Ana le encanta coger mis bolígrafos y revisar todas mis cosas, sobre todo hojear

mis libretas para luego hacerle algún comentario a mamá de las cosas que ha visto. Siempre consigue

que me empiece a preguntar, parezco siempre sospechoso de todo… A mí no me gusta que se metan

en mi vida; me pone a cien…

¡Ahora llevo un rato escribiendo y ya se me ha pasado el mal humor! Lo de Ana ha sido una chorrada,

sin embargo, me molesta lo tontos que se han puesto mis padres por unos gritos de nada. Pelearse

con los hermanos es lo más normal del mundo. Además, con Ana ha sido cosa solo de un par de

gritos, con Juan, que es un bruto, a veces la cosa se pone más seria… En definitiva, me toca

quedarme toda la tarde del sábado castigado…

Me perderé un plan fabuloso: la fiesta secreta del cumpleaños de Cristina. María pensaba invitar a dos

compañeras del instituto y, con Santi y Rubén, teníamos que ir a comprar el regalo. Después, para

celebrar los quince años de Cristina, habíamos quedado con el resto del grupo en la casa de no sé

quién. Cristina es una amiga de siempre, nos conocemos desde pequeños y también son amigas

nuestras familias. Lo mejor de estas fiestas es que haya gente nueva. Seguramente vendrá Toni

Cano, que es un chico que llegó este año nuevo a la urba donde veranea Cristina y con el que va

ahora. Yo confío en que Toni no invite a su amigo David pues, además de que seríamos demasiados,

lo único que hará es disfrutar metiéndose conmigo, con tal de vacilar. Además empezará a decir

tonterías, porque es un memo, y además no podremos hablar como gente normal, que es lo que los

demás queremos. Bueno me voy a cenar, ya seguiré.

Martes: Estoy sorprendido de que haya sido capaz de escribir todo lo que escribí ayer. Estoy un poco agobiado

porque mañana nos han puesto un examen de inglés sin avisar y a mí me cuesta bastante estudiarlo.

Me pondré a estudiar ahora, aunque mi madre seguro que se cree que estoy estudiando desde que

llegué.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia Caso 1 Página: 2 de 3

Hoy quiero ver una serie de televisión con mis padres que ahora ya me dejan quedarme con ellos. Es

una serie de misterio, y me encanta la actriz principal. Además, a ver si consigo hacer las paces con

ellos y les digo que me dejen salir. A mí me gusta hablar con mis padres y que me consideren mayor.

Aunque pienso que para ellos solo soy mayor cuando les interesa, porque otras veces no hay forma

de que atiendan mis razones.

Espero que se les haya olvidado lo del castigo del sábado, porque Cristina dice que si no voy lo

estropeo todo: quedaría muy mal que todos supieran que ella estaba en la organización de su propia

fiesta secreta. Además dice que le han dicho sus amigas que les apetece conocerme.

Con tanto estrés no me he dado cuenta de que tendré un problema con el móvil. No puedo

presentarme con esta patata; ¡se ve a la legua que no tiene internet! ¡Anda, se me han ido los

minutos sin enterarme! Me pongo a estudiar ya.

Miércoles ¡Todo es un desastre! ¡Quisiera gritar hasta no poder más! Ayer quise reconciliarme con mis padres y

acabamos peor. Primero me llamó María y como se enrolló por teléfono contándome que lleva toda la

semana con una avería en la línea de Internet; mi padre me regañó, diciéndome que lo mío era

perder el tiempo y que después todo sería buscar excusas para justificar mis malos resultados

escolares. La verdad es que al sacarme el tema de las notas me entró un poco de agobio y le pedí a

mi hermana Ana que, aunque me tocaba recoger a mí, que me ayudase, porque tenía mucho que

estudiar. Pero ella pasó de mí, y no me pude aguantar y la insulté. Me controlé bastante, aunque

hubiera machacado a esa niñata cuando se puso a llorar como una loca. Mi madre intervino y, ¿cómo

no?, me culpó de todo a mí. Y luego se pasó: me recordó que estaba castigado el sábado y que me

estaba jugando las vacaciones. Se metió conmigo en mi habitación y me dijo que tenía que ordenarla

y miró mis revistas y me volvió a decir que quitase las fotos y pósteres con que he decorado mi

habitación porque le parecen “subidas de tono…”

Para colmo, el examen de inglés me ha ido fatal. Ese profe es un borde. Justo ha preguntado lo

menos importante. Seguramente no superaré este trimestre. Me desahoga escribir, pero mañana

tengo examen de mates y el viernes de historia. Solo falta que esos exámenes me vayan también mal.

Y lo peor sería tener que callarme y dar la razón a mis padres de mi falta de estudio. ¡Todo es un

asco! ¡Tengo ganas de cumplir los dieciocho y que nadie me mande!

Domingo El jueves y el viernes no escribí nada porque me dio por estudiar y me puse como una máquina. El

viernes por la noche me quedé a hablar con mis padres cuando Ana y Juan se fueron a la cama, y

hablamos como personas responsables, los tres a solas. Me dijeron algunas cosas en las que tuve que

darles la razón; yo les prometí aprovechar más el tiempo y que haría lo posible por no pelearme más

con Ana y con Juan. Luego les expliqué el plan que me iba a perder el sábado y les propuse que me

cambiaran el día del castigo porque si no estropearía la fiesta secreta del cumpleaños de Cristina.

Ellos fueron muy comprensivos, y cedieron. No he podido conseguir que cedieran en la hora de la

vuelta: tengo que estar en casa demasiado pronto y además papá vendrá a recogerme, espero que

sea discreto y me espere en la puerta, sin meterse a fisgonear en la fiesta.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia Caso 1 Página: 3 de 3

Ahora es muy tarde pero necesito escribir. La salida no ha estado mal. La tía de Eva es muy simpática

y además de dejarnos el local nos ha ayudado a decorarlo… Ahora pienso colgar en Facebook las

fotos que he hecho con mi móvil. No he quedado mal en las fotos, aunque mi madre no me dejó ir

con la camisa que yo quería…

Al final, vino Toni con sus amigos; como siempre algunos se pasaron: habían tomado algo y no

paraban de reír… ¡Suerte que papá no los vio!

Marta es muy guapa pero no me cae nada bien, es un poco engreída y estuvo tonteando todo el rato

con todos los chicos, en mí creo que no se fijó…

Han venido dos fichajes nuevos: Sonia y Carla. Carla tiene unos ojos y un tipo… ya me ha agregado a

su Facebook… y va a colgar un vídeo muy gracioso de la fiesta en youtube. Se le nota que es mayor,

es muy directa… Se quedaba con Marcos cuando yo me fui, no sé si habrán llegado a más…; si yo me

hubiera quedado… pero a la segunda perdida de mi padre me he tenido que ir…

En fin, lo mejor ha sido el montaje de la fiesta con chicas y el poder llegar un poco más tarde a casa,

como si fuese mayor. Confío en que esto se pueda repetir.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia Caso 2 Página: 1 de 3

A mi edad tengo derecho (Paula) Paula, después de dar un portazo, enfadada y con ganas de llorar se ha sentado frente al ordenador.

Con la mirada perdida, abre Facebook y va revisando su lista de contactos por si hay alguien con

quien hablar... ¡Nadie está conectado! Abre uno de sus cajones y saca el diario que le habían regalado

sus amigas, pues todas dicen que, ya que le gusta tanto escribir, que seguro que lo usará. Como un

autómata se ha puesto a escribir:

Lunes “En estos momentos no se me ocurre nada mejor que encerrarme aquí, en mi habitación, y escribir.

Estoy muy enfadada con la tonta de mi hermana, se cree perfecta y se nota que es la preferida de mi

madre. ¡Cómo relaja llorar! Tengo una cara espantosa, los ojos rojos y los párpados hinchados… hoy

cuando hable con alguien no conectaré la webcam. No voy a salir de mi habitación hasta mañana... Y

espero que a mi madre no se le ocurra entrar... ¡Qué aburrimiento!

Yo creo que una tiene derecho a tener sus cosas y a que nadie se las toque. A mi edad, tengo

necesidad de tener mis propias cosas y no tengo por qué consentir que nadie entre aquí y me las

toque. A mi hermana Ana le encanta coger mis bolígrafos y revisar todas mis cosas, sobre todo hojear

mis libretas para luego hacerle algún comentario a mamá de las cosas que ha visto. Siempre consigue

que me empiece a preguntar, parezco siempre sospechosa de todo… A mí no me gusta que se metan

en mi vida; me pone a cien…

¡Verdaderamente me gusta escribir, ahora llevo poco rato y ya se me ha pasado el mal humor! Lo de

Ana ha sido una chorrada, sin embargo, me molesta lo tontos que se han puesto mis padres por unos

gritos de nada. Pelearse con los hermanos es lo más normal del mundo. Además, con Ana solo ha

sido de un par de gritos, con Juan, que es un bruto, a veces la cosa se pone mucho más seria… En

definitiva, ¡que me toca quedarme toda la tarde del sábado castigada…!

Me perderé un plan fabuloso: la fiesta secreta del cumpleaños de Cristina. María pensaba invitar a dos

compañeros del instituto, Santi y Rubén, y juntos teníamos que ir a comprar el regalo. Después, para

celebrar los quince años de Cristina, habíamos quedado con el resto del grupo en un local que nos

presta la tía de Eva. Cristina es una amiga de siempre, nos conocemos desde pequeñas, y también

son amigas nuestras familias.

Lo mejor de estas fiestas es que hay gente nueva. Seguramente vendrá Toni Cano, que es un chico

que llegó este año nuevo a la urba donde veranea Cristina y con el que va ahora. Yo confío en que

Toni no invite a su amigo David, pues, además de que seríamos demasiados, lo único que haría es

disfrutar metiéndose conmigo, con tal de vacilar. Además, empezará a decir tonterías, porque es un

crío, y no podremos hablar como gente normal, que es lo que los demás queremos. Bueno, ahora me

voy a cenar, ya seguiré.

Martes: Mientras cuelgo en nuestro tuenti el cartel de la película que iremos a ver mañana por si alguien más

se quiere añadir me apetece repasar lo que puse ayer en este diario.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia Caso 2 Página: 2 de 3

Estoy sorprendida de que después de escribir ayer todo eso me quedase tan a gusto. Hoy, sin

embargo, no podré hacerlo, estoy un poco agobiada, mañana nos han puesto un examen de inglés sin

avisar y a mí me cuesta bastante estudiarlo. Me pondré a estudiar ahora, aunque mi madre seguro

que se cree que estoy estudiando desde que llegué.

Ah, bueno, hoy quiero quedarme a ver una serie de televisión con mis padres, parece ser que ya soy

bastante mayor para poder verla con ellos. Es una serie de misterio y, la verdad, prefiero verla

acompañada. Además, así a lo mejor hacemos las paces y les digo que me dejen salir.

A mí, desde luego, me gusta hablar con mis padres y que me consideren mayor... Aunque pienso que,

para ellos, solo soy mayor cuando les interesa, porque otras veces no hay forma de que entiendan y

atiendan mis razones.

Espero que se les haya olvidado el castigo del sábado, porque Cristina dice que si no voy lo estropeo

todo: quedaría muy mal que todos supieran que ella estaba en la organización de su propia fiesta

secreta. Además, dice que le ha dicho Rubén que le apetece conocerme.

Con tanto estrés no me he dado cuenta de que tendré un problema, porque no sé que ponerme: todo

me queda fatal, la ropa que tengo ya la conoce todo el mundo. No sé qué puedo hacer. Pediré ayuda

a mis amigas: necesito que me presten algo… A ver si alguien me pasa una dieta rápida. ¡Que alguien

me ayude! ¡Se me han ido los minutos sin enterarme! Me pongo a estudiar ya.

Miércoles ¡Todo es un desastre! ¡Quisiera llorar hasta no poder más! Ayer quise reconciliarme con mis padres y

acabamos peor. Primero me llamó María y, como se enrolló por teléfono contándome que lleva toda la

semana sin Internet, mi padre me regañó, diciéndome que lo mío era perder el tiempo y que,

después, busco excusas para justificar mis resultados escolares.

La verdad es que al sacarme el tema de las notas me entró un poco de agobio y le pedí a mi hermana

Ana que, aunque me tocaba recoger a mí, que me ayudase, que tenía mucho que estudiar. Pero ella

pasó de mí, no me pude aguantar y la insulté. Me controlé bastante, aunque hubiera machacado a

esa niñata cuando se puso a lloriquear como una loca. Mi madre intervino y... ¿cómo no?, me culpó a

mí de todo.

Luego ya se pasó tres pueblos: me recordó que estaba castigada el sábado y que me estaba jugando

las vacaciones. Se metió en mi habitación y me dijo que tenía que ordenarla, miró mis revistas y me

volvió a decir que quitase las fotos y pósteres con que he decorado la habitación últimamente. Que le

parecen demasiado “sensuales”…

Para colmo, el examen de inglés me ha ido fatal. Esa profe es una borde. Justo ha preguntado lo

menos importante. Como ese examen cuente mucho, no superaré este trimestre. Mañana tengo

examen de mates y el viernes de historia. Solo falta que esos exámenes me vayan también mal. Lo

peor no sería estudiar para la recuperación, sino tener que callarme y darles la razón por mi falta de

estudio. ¡Todo es un asco! ¡Tengo ganas de cumplir los dieciocho y que nadie me mande!

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia Caso 2 Página: 3 de 3

Domingo

El jueves y el viernes no escribí nada porque me dio por estudiar y me puse como una máquina. El

viernes por la noche, cuando Ana y Juan se fueron a la cama, me quedé a hablar con mis padres.

Hablamos como personas responsables, los tres a solas. Me dijeron algunas cosas en las que tuve que

darles la razón; y yo les prometí aprovechar más el tiempo y que haría lo posible por no pelearme

más con Ana y con Juan. Luego les expliqué el plan que me iba a perder el sábado y les propuse que

me cambiaran el día del castigo porque, si no, estropearía la fiesta secreta del cumpleaños de Cristina.

Ellos fueron muy comprensivos... y cedieron. No pude conseguir que me dejasen volver a las 11.

Tengo que estar en casa demasiado pronto y, además, papá vendrá a recogerme. Espero que sea

discreto y que me espere en la puerta, sin meterse a fisgonear en la fiesta.

Es muy tarde, pero necesito escribir. La salida no ha estado mal. La tía de Eva es un sol, además de

dejarnos el local nos ha ayudado a decorarlo… Cuelgo ahora las fotos que he hecho con mi móvil.

No he quedado mal, aunque mi madre no me dejó ir con la camiseta negra que yo quería.

Al final, ha venido Toni con sus amigos: como siempre algunos se han pasado: habían tomado algo y

no paraban de reír y de hacer el burro… ¡Suerte que papá no los ha visto!

Rubén es muy guapo pero no me cae bien, es un poco engreído y estuvo tonteando todo el rato con

todas las chicas; en mí creo que ni se fijó...

Dos fichajes nuevos: Carlos e Iván. Carlos tiene unos ojos… ya me ha agregado a su Facebook y ha

colgado un vídeo muy gracioso de la fiesta en youtube. Se le nota que es mayor, es muy directo… Se

quedaba con María cuando yo me fui, no sé si habrán llegado a más… Si yo me hubiera quedado…

pero a la segunda perdida de mi padre me he tenido que ir, ¡y solo eran las 10:30…!

En fin, lo mejor ha sido la salida con chicos y el poder llegar a casa un poco más tarde, como si ya

fuese mayor. Confío en que esto se pueda repetir.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia NT Página: 1 de 4

Adolescencia: tiempo de optimismo y paciencia Etimología del término adolescencia

Adolescencia etimológicamente significa "crecer" que proviene del participio presente del verbo latino

"adolescere"; su auténtica traducción sería “creciente”, así como adulto significa “crecido”. La adolescencia es la última etapa de notables crecimientos que se da en la vida de las personas.

Indudablemente es significativa, por sus repercusiones en la vida adulta. En ella se producen

importantes cambios de tipo fisiológico, cognitivo y afectivo que se manifiestan en llamativos cambios

corporales, en un notable incremento de sus capacidades intelectuales y, sobre todo, en una gran

inestabilidad emocional.

Acompañar a los hijos en esta etapa plantea a padres y educadores constantes retos que se han de

abordar con optimismo y con paciencia, ya que la adolescencia es una etapa que se ha de superar

bien. Los padres han de poner los medios y plantear ahora su vida familiar de la forma que mejor

ayude a sus adolescentes a llegar maduros a la etapa de la juventud. Eso requiere grandes dosis de

comprensión, de orden en las normas, unos límites claros y exigencia.

El adolescente comenzará a estar maduro cuando las obligaciones ya no le deban ser impuestas, sino

que las adopte como algo propio. Se puede considerar que un individuo ha abandonado la edad de la

adolescencia cuando es capaz de conocerse y aceptarse a sí mismo y de asumir con suficiente

responsabilidad todas las consecuencias que se derivan de sus actos.

Etapa de cambios

En un principio, la entrada en la adolescencia vendrá marcada por esos cambios en su biología y en su

fisiología que se vienen produciendo desde hace unos años y que acaban transformando sus cuerpos

de niños en cuerpos de hombres y mujeres. Ahora, a partir de aquí, cada adolescente seguirá un

ritmo biológico propio; eso planteará desigualdades entre iguales y se convertirá después en fuente

de preocupaciones tanto para los que se desarrollan tempranamente como para los que tienen un

desarrollo físico más tardío.

Esos cambios, que además siguen diferentes ritmos para cada sexo, plantean distancias entre chicos y

chicas. Normalmente las chicas entran un año antes en la adolescencia y generalmente la van

superando antes que los chicos, y eso genera conflictos entre chicos y chicas de la misma edad, pues,

aunque estudian los mismos cursos escolares, viven estadios de crecimiento diferentes que les hacen

tener manifestaciones e intereses claramente dispares.

Cuando los niños y las niñas descubren los espectaculares cambios corporales que se producen en su

cuerpo, todo su mundo interior de niño se conmueve y se plantea que lo anteriormente vivido ya no

es válido para la nueva persona que ve en él. Entonces empieza a poner en tela de juicio todo aquello

que hasta ahora parecía seguro e incuestionable.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia NT Página: 2 de 4

En esta situación de crisis, el adolescente siente la necesidad de reafirmar algunas de sus ideas y sus

valores, lo que le lleva a chocar en ocasiones con sus padres, su familia, sus amigos y con la sociedad.

Elevada emotividad y afectividad

Aunque el adolescente, exteriormente, parezca con frecuencia huraño en el entorno familiar, lo cierto

es que en su interior, para suplir sus inseguridades, necesita más que nunca tener certeza del afecto y

de la consideración de sus mayores. Y aunque en público rechaza besos y manifestaciones de cariño

de sus padres, los sigue buscando delicadamente en el ámbito privado.

En ocasiones pueden llegar a rebelarse contra ese afecto que se les da, pues consideran que es una

atadura que les impide desarrollar su autonomía. En esto reside una de las grandes dificultades que

tienen los padres de los adolescentes: hay que saber dosificar ambas necesidades: seguridad afectiva

y autonomía.

El adolescente, que se siente tratado como un niño, adopta una actitud poco razonada, pero

razonable, de oposición y protesta. ¿Por qué no puede tener él su opinión? ¡Y darla! ¿Por qué no

puede tener razón alguna vez? Actitudes intransigentes y tercas por parte de sus mayores, que no le

dejen expresarse o manifestarse como es o decir qué es lo que quiere, le sonarán a arbitrariedad y

acabará convirtiéndose en un contestatario.

A estas edades no les gusta que los acontecimientos se les impongan, e intentan imponerse a ellos.

Por eso, si la autoridad que pesa sobre ellos es muy fuerte, sus deseos de autonomía desembocan en

impertinentes actos de rebeldía. Si, por el contrario, nadie sabe tener autoridad sobre ellos y disfrutan

de demasiada autonomía, se verán, en muchas ocasiones, abocados a decidir lo que no desean o

temen. La moral, la religión y las convicciones propias intentarán que no sean marcadas por nadie y

se preocuparán de reconstruírselas a su modo.

Hay que tener en cuenta que hay que darles cada vez más ámbitos de autonomía y, por supuesto,

también exigirles, con afecto, respuestas a los valores familiares que le hemos enseñado a vivir. Un

error frecuente es pensar que los hijos adolescentes son ya mayores. La autoridad de los padres es un

instrumento necesario y muy importante para educar en el uso de la libertad. El grado de libertad que

se les deba conceder deberá ser proporcional al nivel de responsabilidad que tengan sus respuestas.

El descubrimiento de la propia identidad

Los impulsos y deseos de los adolescentes en muchas ocasiones son contrapuestos. Suelen saber

mejor lo que no son y no poseen, que lo que son sus puntos fuertes y virtudes. Se busca porque se

desconoce, él mismo no se entiende, y aunque no sea consciente de ello necesita que sus padres le

afirmen en sus cualidades y le ayuden a superar sus defectos.

Quiere agradar y ser popular. Su deseo de ser original, de diferenciarse de los demás para ser más él

o ella, choca con su constante inseguridad y, contrariamente a lo que podría parecer, eso le lleva a

igualarse a los demás en la forma de hablar, de vestir, de actuar e incluso de pensar; lo mismo pasa

con su tendencia a la soledad: con frecuencia, pasa de desearla en grado sumo a sentir la necesidad

de estar rodeado de su gente, sus amigos, su perro, sus dibujos o su música.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia NT Página: 3 de 4

Ese mundo interior que no comprenden y les tiene desasosegados necesita válvulas de escape y,

desafortunadamente, a veces se manifiesta en comportamientos de confrontación con sus mayores y

en peleas con sus iguales; por eso hemos de dirigir su actividad y sus acciones, para que puedan y

sepan encontrar esas válvulas de escape que les permitan diluir muchas de sus ansiedades.

Educar con optimismo

La inestabilidad afectiva de los adolescentes a menudo afecta al ambiente familiar. Si están de buen

humor son arrolladores, si se enfadan su crispación se muestra, en muchas ocasiones, con excesiva

vehemencia, y si están tristes su mutismo resulta también extremadamente llamativo. Y por eso el

comportamiento de los hijos adolescentes desafiando límites y enfrentándose a las normas familiares

irrita a los padres y en ocasiones les desanima. ¿Qué hemos hecho mal?, se preguntan... y hay que

contestarles que no se trata de buscar culpas en nadie. Los cambios que se dan en esta etapa son así.

Los padres hemos de procurar transmitir serenidad y equilibrio. Y conviene distanciarse de los

conflictos y las situaciones extremas con optimismo, pues, cuando acabe esta etapa, verán que

vuelven a resplandecer y a mostrarse en los hijos aquellos principios y valores que a lo largo de

muchos años se les ha ido enseñando.

Ese adolescente contradictorio, conflictivo, inestable y en ocasiones desafiante es nuestro hijo, y nos

quiere y nos necesita mucho más de lo que él mismo se atreve a reconocer. Necesita de nuestra

comprensión, de nuestro apoyo y de nuestro acompañamiento.

La amistad y la presión del grupo

El grupo es uno de los ámbitos que da refugio a muchas de las inseguridades del adolescente. El

adolescente busca en el grupo sentirse seguro, comprendido, protegido y aceptado. Pero ese

sentimiento de cobijo que le da el grupo le invita a ser menos responsable; arropado entre los que

tienen sus mismos problemas, sus acciones no son tan comprometidas, quedan más en el anonimato.

En el grupo no se le juzga ni se le exige, al menos aparentemente; el problema radica en que cada

grupo acaba imponiendo normas de todo tipo a sus integrantes, desde las más superficiales: atuendo,

música, modos de habla; hasta las más profundas: creencias, comportamientos e ideologías. Aquí es

donde los padres deben tener puesta su atención: ¿Qué influencia ejerce el grupo sobre nuestros

hijos? ¿Tienen valores y principios lo suficientemente bien adquiridos como para desligarse de la

presión del grupo si fuese necesario? ¿Tiene bien educada su voluntad para saber decir que no?

Sus respuestas estarán en consonancia con la educación y los valores que hayan vivido y se le hayan

enseñado en anteriores etapas de su desarrollo. Un fenómeno que delata actualmente esas malas

conductas es el hecho de tomar parte en las peleas de otros, lo que da lugar al llamado acoso escolar,

en el que salen dañados tanto las víctimas como los verdugos. Resolver esos y otros conflictos solo

será posible reforzando la educación en virtudes como la justicia, la generosidad y la lealtad.

Los padres hemos de ayudar a los hijos adolescentes a desarrollar las virtudes que posibilitan buenas

relaciones de amistad. Los adolescentes deben saber diferenciar entre amigo, compañero y conocido.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Adolescencia, optimismo y paciencia NT Página: 4 de 4

La crisis espiritual y la construcción de la propia escala de valores

Ya hemos comentado antes que en el terreno de la ética y de la moral el mundo íntimo del

adolescente presenta oscilaciones y dudas. Normalmente, si unos padres se han empleado con

eficacia en la educación de sus hijos durante las diferentes etapas de la niñez, habrán ido dejando en

ellos un bagaje de normas éticas y morales que les habrán servido para formar su conciencia y para

adquirir un correcto sentido ético de sus acciones.

No obstante, al llegar a esta edad, todas ellas deberán pasar por el tamiz de su crítica adolescente.

Eso es bueno y conveniente, y por eso hemos de ser optimistas. A lo largo de esta etapa los hijos

querrán construirse sus propias respuestas a los grandes temas de la humanidad, que también se

debaten en su mundo interior: el amor, la muerte, el sufrimiento, el futuro, etc., y los padres deberán

tener respuestas personales bien elaboradas. Eso les ayudará a asentar las suyas. Para que esa

búsqueda espiritual de su hijo sea eficaz, los padres que quieran seguir teniendo una influencia

positiva en la educación de sus hijos tendrán que escuchar, preguntar, aclarar e informar.

Se trata de dialogar: sin complejos ni prejuicios, pero teniendo también cuidado de no violentar ni

presionar en exceso ese mundo íntimo que está creciendo en ellos. Cuando en etapas complicadas

como esta se trata a los hijos con paciencia, coherencia y afecto, suele darse en ellos un

afianzamiento y un enraizamiento profundo en las normas y valores en las que había sido educado y

que ya poseía, recogiéndolas y asumiéndolas desde ese momento como algo propio.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Descubrimiento de valores adolescentes Caso Página: 1 de 3

Las contradicciones de Raquel Teresa y Ricardo llevan casados veintiún años y tienen cuatro hijos: Ana de 20 años, Efrén de 18 años, Raquel de 14 años y Sofía de 11. Son un matrimonio que se quiere mucho y siempre han estado muy centrados en la educación de sus hijos. Los dos mayores ya están en la Universidad, son muy estudiosos y responsables. Su adolescencia no fue traumática para nadie y se resolvió con serenidad y comprensión mutua. Hubo muchas horas de diálogo y un seguimiento estrecho, sobre todo por parte de Teresa, que es muy sistemática. Los dos fueron ganando libertad cuando les correspondía y supieron ser responsables con sus obligaciones. Ahora, cuando hay algún motivo de fricción, resulta fácil llegar a un acuerdo. Y, aunque son ya mayores de edad, aceptan las normas del hogar que han establecido sus padres y siempre piden permiso o negocian algunos límites.

Raquel tiene catorce años, es una “gordita feliz”, como dice Ricardo. Siempre ha sido muy autónoma, desde muy pequeña ella misma decidía su ropa, se preparaba la merienda y resolvía, sin pedir ayuda, los inconvenientes que se le presentaban: siempre tenía a punto todo lo que necesitaba para sus trabajos escolares. No le gustaba discutir, nunca protestaba y, como sus hermanos, siempre decía: “sí mamá” y pasaba desapercibida en el bullicioso hogar de los Méndez. A veces descubrían que no había cumplido lo que se le había pedido, pero su carita de arrepentimiento la alejaba de todo conflicto.

Hoy Teresa y Ricardo han tenido una entrevista con su profesora:

- Raquel tiene una carta de aviso de expulsión por ausentarse sin permiso del colegio en horario escolar. Además, su rendimiento escolar ha bajado mucho y les hemos insinuado a todos los de su grupo que deberían pasar menos tiempo en las redes sociales.

Ambos salen de la entrevista desolados. Las preguntas se suceden en el coche mientras vuelven hacia casa

- ¿A dónde ha ido Raquel? ¿Cómo se ha atrevido a salir sin permiso?

- ¿Cómo no nos ha contado que la han llamado al despacho de Dirección para amonestarla?

- ¿Y eso de las redes sociales, no decía que tenía que hacer trabajos on line?

- ¿Cómo ha podido ocultarnos que sus calificaciones han bajado tanto? Teresa va en silencio, ella está muy disgustada: le preocupa cómo abordar el tema con Raquel, es muy apacible en apariencia, porque siempre elude la controversia, pero en el fondo siempre se encierra en sí misma y es difícil saber qué pasa por su cabeza. Al cabo de un rato, y como fruto de una larga reflexión, sentencia:

- Raquel no tiene ni una mala palabra ni una buena acción. No te preocupes cariño, no nos va a volver a tomar el pelo, si hemos triunfado con los dos mayores, que eran algo cabezotas y respondones, a Raquel también la meteremos en cintura.

Cuando llegan a casa Raquel está ya en la cama, Sofía les dice que está dormida desde hace rato, pues le dolía la cabeza y se ha tomado un calmante que le da mucho sueño.

Teresa se alarma:

- ¡A mí no me ha dicho nada cuando ha llegado del colegio! No me gusta que toméis medicamentos sin consultar...

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Descubrimiento de valores adolescentes Caso Página: 2 de 3

Ricardo va a la habitación de su hija y la despierta. Cuando ve la cara de preocupación de su padre se echa a llorar y le repite con grandes sollozos:

-¡Nunca más!, ¡perdóname papá! Mis amigas querían tomar un helado y yo no me quería quedar sola. ¡Pero nunca más!, es que si no les hago caso me dejan sola, y además, como soy gorda, me es muy difícil encontrar nuevas amigas.

Ricardo le acaricia la cabeza desarmado y enternecido y le dice:

-Bueno, descansa ahora y que no vuelva a pasar. Confía en nosotros; hablaremos y encontraremos soluciones. Pero no vuelvas a ocultarnos nada de lo que te pasa.

Teresa se ha quedado en el umbral de la puerta viendo la escena, nunca había visto así a Raquel y piensa:

¡Ha sido una comedia para calmar a papá! ¿Qué más enigmas nos oculta Raquel? Un momento después Ricardo y Teresa cenan en silencio. Están desconcertados y muy preocupados.

-Mira Teresa -dice Ricardo-, con Raquel se nos acabó la paz… Tiene un carácter distinto a sus hermanos y no lo hemos sabido detectar. Es una niña llena de contradicciones: es la más cariñosa de todos, es muy sensible, no le gusta discutir, pero es la más independiente y autónoma. Hace lo que quiere y cuando quiere. No suele hablar de problemas sino que busca soluciones, aunque a veces sean algo disparatadas.

Pues yo creo que no es tan complicado – dice Teresa-. Hemos de pensar en un serio castigo y tomar más medidas para controlar su tiempo libre. No debemos dejar que nos engañen sus carantoñas, hay que domar su fuerte personalidad.

-Yo no creo que ella pretenda engatusarnos - dice Ricardo-, yo creo que está confundida y que no ha sabido pedirnos ayuda. Cada hijo es diferente. No sé, seguramente con ella hay que ir con más calma y tacto que con los demás.

Han pasado varios meses y el ambiente en la familia Méndez se ha vuelto tormentoso.

Ante la exigencia y el control de Teresa, Raquel se ha vuelto respondona: no admite nunca haberse confundido y, poco a poco, ha ido elevando el tono de voz. Sus modales se han vuelto bruscos. No acepta las opiniones de Teresa, ni en los temas más triviales. Sólo con Ricardo se sincera algunas veces.

Los estudios van mejor, gracias a que Teresa supervisa todos sus trabajos y le ayuda a estudiar los exámenes, sin embargo, a veces, llegan avisos de que no lleva los trabajos escolares que le piden. En casa ha dejado de cumplir con responsabilidad sus encargos. Se salta las normas de uso del ordenador en cuanto puede y su desorden se observa por todas partes. Teresa la reprende constantemente y a veces piensa que no puede con ella, porque, además de comportarse mal, tiene respuestas crueles hacia sus hermanos y hacia ella.

Ricardo se siente en medio de una batalla campal que no comprende, porque, con él, Raquel se comporta de otra forma; siempre lee los libros que él le recomienda, comparten aficiones musicales, hablan mucho de cosas triviales y a veces de otras que no lo son tanto. Cuando él la reprende, se echa a llorar con facilidad, se disculpa enseguida y le dice que no le volverá a fallar.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Descubrimiento de valores adolescentes Caso Página: 3 de 3

Teresa le reprocha su debilidad ante Raquel, y él no se siente cómodo ante la actitud de su esposa, que le empuja a ser más exigente y adusto con Raquel.

Un día llega una noticia inesperada: Raquel ha sido seleccionada como finalista de un premio de redacción. No pidió permiso para inscribirse en el certamen y Teresa se enfada mucho con su hija al leer la carta que llega a nombre de Raquel.

-¿Cómo se te ocurre inscribirte en un concurso sin nuestro permiso? –le increpa Teresa a Raquel en cuanto llega a casa.

- ¿Has abierto mi carta? –Bruscamente coge la carta de manos de Teresa y su rostro se ilumina.

- Hija, no te hagas planes porque no irás a la entrega de premios, tienes que aprender a consultar antes de actuar.

-Pero mamá -dice Raquel con lágrimas en los ojos-, no me hubieras dejado participar, dices que los estudios son lo primero y no me dejas hacer nada más. Si no voy no me darán el premio aunque lo gane…

- Pues lo siento mucho, ¡pero no irás!

-¿Por qué me amargas la vida mamá? Tú quieres que sea como Ana, y me castigas porque te hago quedar mal con tus amigas. Ya sé que no soy una hija guay, estoy gorda, soy fea y, para ti, todo lo hago mal, pero creo que tengo derecho a vivir mi propia vida a mi manera. Reconócelo, mamá, a ti no te gusto. Pero me quedan sólo tres años: a los dieciocho años me voy de casa...

Raquel salió dando un portazo y Teresa contuvo su genio y se quedó pensativa y dolida ante las palabras de su hija.

Así la encontró Ricardo cuando llegó a casa, abatida y llorosa.

-¿Qué hago mal con Raquel? ¡Es la que más tiempo me ocupa!... Le ayudo en sus tareas escolares, me preocupo de que no descuide la ropa de deporte, de que siga la dieta que le puso el médico, la acompaño a sus partidos de baloncesto, a sus fiestas de cumpleaños… Pero lo discute todo… Yo no sé dónde está aquella niña dócil que no daba problemas…

-Creo que estás siendo impaciente con ella, Teresa. Raquel tiene muchas cosas buenas que ha aprendido de ti. Se levanta con alegría y sin pereza por las mañanas, es la que mejor cocina cuando se tercia, es cariñosa con los más débiles y pequeños… Le apasiona tocar la guitarra y cantar. Tiene grandes ideales… Es verdad que a veces sus hechos no se corresponden con sus deseos, y que nos lleva de sobresalto en sobresalto, pero verás como todo se irá calmando... Reconoce que también, de vez en cuando, nos sorprende con detalles positivos…

Con una sonrisa cansada Teresa le extiende la carta en la que se le comunica el premio, y Ricardo, que se alegra enormemente de la noticia, se levanta para ir a felicitar a su hija. Teresa lo detiene, diciéndole:

-Le he dicho que no iría a la entrega de premios por haberse inscrito sin permiso… ahora pienso que quizá me he precipitado...

-¡No la vas a dejar ir!… ¿no será mejor replanteárselo? Tienes razón en enfadarte porque no consulta las cosas, pero quizá necesita sentirse triunfadora en algo para empezar a mejorar…

- Bueno, ya lo pensaré, pero de momento no se te ocurra desautorizarme…

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Descubrimiento de valores adolescentes NT Página: 1 de 4

El conocimiento y la aceptación de los hijos a través de la participación en la vida del hogar

Tanto para los propios protagonistas como para sus educadores, la adolescencia es considerada por

muchos psicólogos y pedagogos una etapa complicada. Algunos afirman que la organización de la

infancia prepara la desorganización de la adolescencia y que ésta anticipa la reorganización de la vida

adulta. La palabra “conflicto” es la que mejor expresa la relación que se da entre unos y otros.

A lo largo de la infancia, los padres desarrollan en sus hijos toda una serie de buenos hábitos: de

obediencia, respeto, orden, laboriosidad, buenos modales, etc. A partir de la Preadolescencia ese “buen

comportamiento” se convierte en pequeños y exaltados enfrentamientos que avisan de lo que va a

venir, cuando ya sean auténticos adolescentes. Van a volverse más desobedientes, dejarán de contar

en casa lo que hacen fuera de ella, harán lo posible por regresar a horas desacostumbradas, se irritarán

continuamente por motivos nimios, reaccionarán con malos modales ante el interés de sus padres por

sus problemas, descuidarán su atuendo personal o se preocuparán de él en exceso, y lo más probable

es que, durante esta época, su habitación se convierta en un almacén de ropa que se han probado y no

han vuelto a colgar, donde reinará un desorden que, hasta ahora, no era tan llamativo.

Cuando la situación, siempre inesperada, llega, muchos padres se sienten abrumados y desmoralizados:

¡tanto tiempo educando a los hijos, tantos buenos ejemplos y consejos para que, al final, se conviertan en unos maleducados irresponsables! Es frecuente ver cómo estos padres tratan de explicar el

problema preguntándose qué fallo importante han podido tener como educadores, o, si no quieren

padecer culpas, se dirán: ¿quién nos habrá echado a perder la labor desarrollada con nuestros hijos? Una vez que el efecto del asombro inicial desaparece, es bastante corriente que algunos padres buenos

piensen que su deber es “empezar de nuevo”. Comienza así un período de corrección de hábitos

deteriorados o perdidos que produce muchas veces más crispación en las relaciones y mayor

desconcierto en esos padres. Los hijos no necesitan que sus padres cambien ni comiencen de nuevo,

tan solo necesitan ser tratados y reconocidos de otra manera. El método que antaño funcionaba ahora

no da los resultados esperados. Si no cambiamos las formas de relacionarnos con ellos, esas formas de

proceder que teníamos antes, cuando su docilidad era patente, ahora sólo servirán para que el hijo se

muestre más irritable, se aleje progresivamente de los padres e, incluso, se recree en los recientes

malos hábitos adquiridos... ¿Qué pueden hacer los padres?

¿En qué han de cambiar? ¿Han de ceder ahora en todo? Por supuesto que no, los principios básicos que

han regido en las actuaciones cotidianas de nuestra vida de familia, por ser buenos y valiosos, deben

permanecer ahora en nuestros modos de actuar, lo que pasa es que habrá que planteárselo a los hijos

de modo diferente y empezar a entender que ellos tienen ahora criterios y experiencias vitales que se

deben sopesar, aceptar o criticar, dando buenas razones, si fuese el caso.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Descubrimiento de valores adolescentes NT Página: 2 de 4

Los padres deben conocer el lado positivo de la crisis de enfrentamiento que viven con sus hijos adolescentes y, poco a poco, adaptarse a ella. Es decir, si la crisis provoca inestabilidad y contradicción en los hijos, los padres deberán mantener la calma: ceder o exigir según convenga en cada momento. No hay que cambiar las normas que hasta ahora regían para los comportamientos básicos, sino modificar las formas de imponerlas y, sobre todo, “abrir la manga”, siendo permisivos en aquellas cuestiones en que no se trastocan esos valores y principios vividos. Nada de lo que se ha sembrado está perdido, está latente y solo hay de esperar con paciencia a que vuelva a brotar.

Esto es bastante difícil, teniendo en cuenta que los padres somos también seres humanos, con defectos y virtudes y, por tanto, con riesgo de no tener aciertos o de cometer errores educativos. Por eso, un buen propósito para padres con hijos adolescentes es el de buscar la serenidad y, como decíamos en la nota técnica anterior, llenarse de paciencia. Objetivo tanto más arduo cuanto que hay que moverse en un campo de constantes desconciertos:

—“Lo que yo quiero de la vida es que alguien me acepte tal como soy.” (hija adolescente)

—“¿Y cómo eres, hija mía? Si no lo sabes ni tú misma, ¿cómo voy a saberlo yo?” “Ahora, si tú tienes paciencia y nos dejas ayudarte un poco, en esa tarea que principalmente es tuya, conseguiremos que al final sepas ser quien debes ser, para que te aceptemos como quieres ser.” (respuesta de un padre hábil que deja ideas claras y brinda colaboración)

¿Cómo son los adolescentes? ¿Qué hacer con ellos?

El adolescente, como todo el mundo, tiene puntos fuertes y puntos débiles, cualidades o defectos y limitaciones. Es importante apoyarse en sus cualidades, lo que significa activarlas y felicitarles por todo lo que hagan bien. Pero aquí suele darse otro problema: hay que concretarlas en actos.

Los adolescentes suelen ser soñadores, idealistas y a la vez contradictorios, dogmáticos e intransigentes —blanco o negro— con quienes no les gustan, pero tolerantes con quienes comparten sus ideas. Son también impacientes —todo y ahora—. Hay una mezcla de cosas aprovechables y otras corregibles en la misma persona. Pues bien, el esfuerzo consistirá en ayudarles a materializar sus sueños e ilusiones a través de actividades concretas: de trabajo, estudio, labor social, cultural o deportiva. Acciones que les harán abrirse a los demás y ocupar su tiempo eficazmente, desplazando en lo posible el ocio egocéntrico al que tan aficionados suelen ser y que les lleva a vivir demasiado centrados en ellos mismos o a sentirse víctimas y desgraciados.

Si su espíritu creativo no se concreta en actos de servicio, de colaboración o de equipo, los adolescentes se entregarán a causas que destruyen no sólo sus sueños, sino, poco a poco, a ellos mismos.

Las reglas de juego —un mínimo normativo— son esenciales en toda convivencia humana. Normalmente existen en todas las familias, formalmente expresadas o simplemente sentidas. Pues bien, los hijos adolescentes, en su conflicto interno, sienten la necesidad y el afán de romper todos los moldes. Rechazan las normas conocidas porque están centradas en lo que convenía en la infancia, y se justifican diciendo: “Ahora quiero ser yo misma”, “Por cumplir determinadas normas no voy a ser mejor”, “Yo sé cuidarme solo”, etc.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Descubrimiento de valores adolescentes NT Página: 3 de 4

A la prudente sensatez de los padres corresponde dosificar las exigencias y condescendencias que se

den a los hijos adolescentes, a fin de que se cubran suficiente y positivamente los objetivos educativos

planteados por esos padres y que solo en el hogar familiar se pueden alcanzar.

Estos objetivos pueden resumirse en algunos aspectos, como los siguientes:

Ofrecer al adolescente elementos de juicio social y moral para que construyan adecuadamente las

escalas de valores que son imprescindibles para ordenar la propia conducta personal y social. Conseguir que los hijos vivan una disciplina interna, ejercida de forma consciente y libre. No es

época de formular prohibiciones sino de plantear retos. Hemos de procurar que los hijos categoricen en las situaciones cotidianas de la vida lo que es importante y lo que resulta accesorio, y que elijan siempre la mejor opción, aunque suponga mayor esfuerzo.

Facilitar cauces de diálogo y reflexión para transmitirles valores o principios que les ayuden a

ordenar sus ideas y les proporcionen referencias objetivas y de validez universal. Evitar sustituirles o darles compensaciones afectivas cuando su personalidad sea débil. A veces es

más cómodo eso que acompañarles en la toma de decisiones comprometedoras, las cuales, por los riesgos que implican, son las que más ayudan a madurar a las personas.

Enseñar a los adolescentes a aceptar las consecuencias de las propias decisiones, por

desagradables o duras que resulten, evitando actitudes paternalistas y protectoras. Aceptar los encuentros con el otro sexo con talante y señorío, sin demasiada seriedad y sin

ninguna frivolidad, en un clima de naturalidad, sin inhibiciones ni retraimientos, pero tampoco con precocidad.

Contribuir al enriquecimiento de su intimidad personal. El hogar tiene la posibilidad de promocionar

muchos valores personales con el correcto encauzamiento de las acciones de servicio. Conviene cultivar las propias aficiones y desarrollar determinadas habilidades para facilitar así nuevos espacios y recursos.

Enseñarles a valorar esa intimidad, que debe ser muy personal, muy valorada, muy respetada y

muy salvaguardada, ya que ella encierra lo mas radical, lo más único y lo mas irrepetible de su ser personal.

Ayudar a enfocar los diversos planteamientos de futuro personal, que normalmente aparecen en

estos años como posibilidad. Estos planteamientos no serán todavía concretos, pero sí es bueno evitar que se reduzcan a intereses o pretensiones ambiciosas.

Colaborar en el crecimiento espiritual, ayudando a despertar la propia conciencia y respetando la

intimidad. Solo si los valores trascendentes se presentan como un bien el adolescente logra integrarlos en sus nacientes escalas personales de aprecios y valoraciones. La honradez y el sentido de justicia deben adornar como estilo de vida todo el proceso madurativo de esta etapa, pues de ese tono de la personalidad adolescente dependerá en adelante su modo ético y social de comportamiento.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Descubrimiento de valores adolescentes NT Página: 4 de 4

La participación en el hogar de los adolescentes

Un ámbito muy importante para desarrollar las virtudes de un adolescente es el propio hogar. Los

miembros de una familia tienen necesidades no sólo espirituales o intelectuales, sino también

materiales, corporales, básicas. Todas ellas deben ser adecuadamente atendidas, porque todas forman

parte de la dignidad de una persona. Las tareas del hogar son vehículo de transmisión de los valores de

una familia; proporcionan recursos para la educación contra el materialismo, el consumismo y el

individualismo; ayudan también a fomentar la cultura del cuidado y a conocer los límites y las

capacidades de la propia persona.

Debemos ampliar nuestras expectativas respecto a las posibilidades de colaboración del adolescente en

la gestión del hogar. No hemos de exigir solo el cumplimiento de sus encargos. Podemos pedir

responsabilidad sobre algunas tareas, pero además hemos de fomentar que se sientan protagonistas.

Su necesidad de apertura a los demás facilita que sean sensibles a las necesidades ajenas. Sentirse

responsables del hogar es poder aportar soluciones creativas. Es en la propia familia donde la persona

aprende la grandeza de servir.

En la familia se aprende la verdadera dignidad de la persona, que incluye el ser vulnerable. El

adolescente ha de desarrollar su capacidad de amar en lo concreto. El crecimiento en madurez supone

aprender a pedir ayuda y a manifestar gratitud. Es un buen momento para que se impliquen

socialmente y que desarrollen el sentido de solidaridad con los necesitados. En resumen

Que el adolescente oiga, vea y haga. Esta podría ser la máxima para su orientación. En el “hacer”

queda implicada también la intención de mejora. No sólo se trata de llenar su tiempo para evitar el ocio

y que se dé a los demás, sino también para que tenga oportunidad de adquirir confianza en sí mismo a

partir de unos éxitos personales: eficacia y eficiencia personal en el trabajo, reconocimiento de otras

personas, oportunidad de merecer. El “hacer” del adolescente se orientará a ponerle en ocasión de

descubrir motivos para una lucha personal por mejorar, y esto puede llevarle, tarde o temprano, a

decidir rectamente sobre el sentido y la razón de su propia vida.

Cuando llega a este momento en el que pone los medios adecuados para alcanzar los objetivos que se

propone y es capaz de asumir sus responsabilidades tomando en consideración a los demás, podemos

decir que los padres han ayudado a su hijo a superar la adolescencia, con o sin retrocesos aparentes.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad Caso Página: 1 de 3

¿Qué hemos hecho mal? Marisa y Juan celebran su aniversario: llevan veintitrés años casados. Como cada año, repasan juntos

su abultado álbum de fotos.

—¡Qué tiempos tan felices! Ojalá hubiera podido detener el tiempo en ese momento… Eran unos

niños tan felices… Nunca nos habían dado un disgusto. Lo pasábamos muy bien juntos,

organizábamos planes familiares y vivíamos con paz y orden… —murmura Marisa cuando guarda el

álbum de fotos.

Marisa y Juan tienen cuatro hijos: Pablo, de veintiuno; Marta, de diecinueve; Rosa, de dieciséis, y

Raúl, de catorce. Cuando se casaron fueron muy conscientes de su proyecto común: querían una

familia grande y feliz. Siempre han estado muy preocupados por la educación de sus hijos, pero en

estos momentos se sienten algo desbordados: su hogar se ha convertido en un intenso campo de

batalla, los conflictos surgen constantemente y les resulta muy difícil encontrar soluciones duraderas a

los problemas de cada hijo.

Pablo era, de pequeño, un estudiante responsable, pero al llegar a Bachillerato los resultados

empezaron a ir mal: repitió dos cursos y no logró entrar en la Universidad. Ahora estudia Mecánica y

Automoción y ha empezado a trabajar en un taller algunas horas. Juan, que sigue sin encajar ese

“fracaso”, insiste en que tiene que remontar y estudiar ingeniería. Esto ha hecho que la relación padre

e hijo sea tensa y conflictiva; discuten por todo, pero sobre todo por sus horas de llegada a casa.

Pablo sale cada fin de semana y, a veces, llega con unas copas de más. Ha amenazado con irse de

casa varias veces. Sólo las formas amables de Marisa hacen que Pablo se muestre razonable. Con ella

Pablo es comunicativo y cariñoso, pero con los demás… Con Marta apenas se habla, han decidido

ignorarse tras muchas discusiones en las que el tono agresivo ha subido en exceso. Pablo le recrimina

en privado su frivolidad y Marta le dice que ella no escucha consejos de quienes no son capaces de

entrar en la universidad. Raúl es, según Pablo, un niño repelente que tiene encandilado a papá: un

falso que lo consigue todo porque saca buenas notas y sabe quedar bien siempre… Rosa es la única

con la que encuentra algo de paz… Les gusta la misma música y tienen el mismo sentido del humor.

Sin embargo, le preocupa que su hermana esté cada vez más flaca…, no quiere tocar el tema con su

madre, pero la vigila en secreto, porque cree que está haciendo bobadas… Varias veces la ha visto

vomitar. No se atreve a hablar del tema porque él es el tonto oficial…

Marta estudia segundo de carrera. Es una joven madura y responsable. Es muy independiente y tiene

muchos amigos. Hace poca vida familiar porque está implicada en todo tipo de iniciativas de tipo

social. Las discusiones por su vestuario con su madre son un clásico familiar… Marisa no acepta su

estilo de mujer fatal, pero Juan ha ido cediendo en ese aspecto y prefiere no ahondar… Marta es muy

autoritaria con sus hermanos pequeños, critica constantemente el aspecto de Rosa y la timidez de

Raúl.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad Caso Página: 2 de 3

Rosa fue una niña de carácter apacible y risueño. Juan siempre la ha llamado mi gordita feliz… Es

muy perfeccionista y responsable: por eso es una de las líderes de su clase. Desde hace algún tiempo

su carácter se ha hecho más ácido. Es brusca en sus modos: da portazos, dice tacos y grita por

nimiedades… Ha llegado a las manos con su hermana Marta y con Raúl… Con Pablo se entiende

porque no la juzga, con él se siente mayor…

Con sus padres se muestra muy hermética y siempre logra que desvíen de ella su atención.

Raúl cree que ser el pequeño es una desgracia que nunca superará. Desde que nació ha luchado por

hacerse hueco en su familia y en el mundo. Ha ocupado los resquicios que estaban vacíos. Es un gran

deportista, juega bastante bien al fútbol y con frecuencia va con su padre a jugar al golf. Su otra

pasión es la música: es el único que no ha abandonado el piano. Para sus padres es un niño muy

completo, que promete mucho…

…………………………………………………………………………………………………

A mediados del segundo trimestre de curso Juan y Marisa reciben una llamada urgente del colegio de

Raúl. Es la primera vez que reciben quejas, y se presentan a la entrevista muy tensos y alarmados:

Raúl tiene que quedarse en casa dos días por maltrato verbal y físico a un compañero.

—Mira, Miguel —dice Juan al Jefe de Estudios, con mucha seguridad—, esto tiene que ser un error. Raúl es incapaz de hacer esto. Seguramente lo han acusado porque le tienen envidia…

—Te comprendo Juan, yo también he sido el primer sorprendido —dice Miguel—, pero no hay duda. Raúl ha sido el instigador, junto con otros, desde hace tiempo, del clima de acoso escolar que ha sufrido un compañero: tenemos pruebas evidentes, porque han colgado un vídeo en internet en el que se jactan de sus fechorías y se ríen de su víctima.

Marisa y Juan salen demudados de la entrevista. Han visto el vídeo que delata a su hijo y han firmado

la sanción impuesta.

Cuando llegan a casa, Raúl está en la cama con un gran dolor de cabeza.

Marisa entra muy enfadada e indignada en la habitación de su hijo y le hace levantarse para que les

dé explicaciones de lo sucedido.

—Mamá, es una trampa, me obligaron a la fuerza a grabar el vídeo. Yo no he hecho nada —dice

lloroso Raúl.

—Te creo, hijo —dice Juan conmovido—; tenías que habernos comentado lo que te estaba sucediendo en el colegio.

—Pues yo no te creo, Raúl, nada justifica que pegaras a ese compañero, no te conozco en las imágenes en que hablas de él de esa manera… ¡Así no te hemos educado! —dice Marisa,

enfrentándose a su hijo y a su marido…

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad Caso Página: 3 de 3

—Te vas a disculpar por lo que has hecho y, desde luego, tienes que compensar a ese chico por el mal rato que ha pasado… Piensa en hacerle un buen regalo con tus ahorros —continua Marisa,

implacable…

—¿Disculparme?, ¿gastarme mis ahorros? Pero tú estas loca, mamá —dice Raúl, en tono

desafiante—. ¿Quieres que quede mal ante mis amigos de clase? Yo cumplo el castigo y punto. No volveréis a oír quejas de mí, lo prometo. ¿Me puedo volver a la cama?

Marisa y Juan cenan en silencio. Juan ha dado por zanjado el tema. La promesa de Raúl le resulta

suficiente y tampoco hay que exagerar las cosas: los críos siempre se pelean en el cole.

Marisa está muy preocupada, pues piensa que estos hijos se le escapan de las manos. “¿Qué es lo

que hemos hecho mal?”, se pregunta. Ahora no pueden tirar la toalla, pero… ¿cómo actuar con cada

hijo, cómo saber qué exigir y en qué transigir?

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad NT Página: 1 de 6

Educar virtudes y valores: la consolidación de la personalidad El valor del cuerpo y los hábitos básicos

En la adolescencia emergen definitivamente todos los cambios y desarrollos que provocan los cambios hormonales y de crecimiento que se comenzaron a producir en la pre-adolescencia. Ahora se van fijando los signos de identidad sexual y se descubre el cuerpo como instrumento de manifestación personal y con una gran carga de valor social. Es un momento en el que los padres han de estar pendientes de la jerarquía de valores que cada hijo se va construyendo, para poder acompañarles —a una distancia adecuada— en esa emergencia de nuevos valores, que ahora, en su adolescencia, van a ir encontrando y descubriendo.

Los padres han de aceptar que sus hijos se hacen hombres y sus hijas, mujeres… y que descubren la atracción entre ambos sexos, convirtiendo toda su corporalidad, efervescentemente sexualizada, en algo con mucho valor. La belleza, la seducción, la apariencia, la sensualidad y la sexualidad toman ahora una importancia extremada. Y del mismo modo, la forma de vestir, que viene a manifestar su intimidad, adquiere un gran valor y se convierte en un motivo de continuo desasosiego. Por una parte, aspiran a ser originales, se esfuerzan por buscar un estilo propio para deslumbrarse y deslumbrar — en ocasiones prueban cambios en los peinados, en las barbas y en los estilos y modas, con el fin de ser diferentes—, pero, por otra, la moda imperante puede más y les uniformiza, y en ella encuentran hasta significado y respaldo social.

Los padres del siglo XXI deberán estar pendientes de esta evolución y tendrán que enseñar a sus hijos el auténtico valor que se le debe conceder al cuerpo, a su imagen y a su vestir. Cuidar el cuerpo como imagen de la persona no sólo será necesario sino conveniente, imprescindible y saludable, pero no se ha de permitir que se convierta en el único valor importante para ellos. Educar a los jóvenes en su crecimiento intelectual unido a esa corporalidad será una tarea necesaria.

Nuestra intimidad se manifiesta en todos nuestros gestos, en nuestras formas de hablar y de escuchar, en la manera en que tratamos a los demás y, por supuesto, en nuestras formas de arreglarnos y de vestirnos. No tener en cuenta el valor de la imagen puede llevar a que esta, con la presión que ejerce el mundo de la moda, la televisión, las revistas y el cine, se coloque como uno de los valores más dominantes en sus vidas, por encima de valores que son mucho más importantes.

Y si a esto le unimos que nos encontramos en un momento de desconcierto, ya que en algunos ambientes se desdibujan los valores personales, porque no venden, el éxito se entroniza como la meta a conquistar, la fama como objetivo deseable y se confunden el placer y el bienestar con la felicidad, nos daremos cuenta de que queda definido el caldo de cultivo para que aparezcan graves trastornos de comportamiento que, hasta ahora, no se daban con tanta frecuencia entre los adolescentes: la anorexia, la bulimia, la vigorexia, las autoagresiones, etc.

Hoy, tanta disfunción en los hábitos saludables va llenando las consultas de los psiquiatras y psicólogos y, para evitarlo, tendremos que emplearnos con tenacidad en modelos de actuación paternos que van contracorriente. Para seguir transmitiendo valores en la adolescencia, los padres, en un principio, han de velar porque no se destruyan aquellos cuatro hábitos básicos que se inculcaron durante las primeras etapas de la existencia.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad NT Página: 2 de 6

El sueño. El adolescente necesita dormir entre ocho y diez horas habitualmente. El sueño no se recupera ni se suple, ha de ser un hábito constante; no se ha de ver alterado sustancialmente ni por la participación en las redes sociales, ni por la participación en fiestas semanales, ni siquiera por estudio frenético anterior a los exámenes. En ocasiones la falta de sueño es el origen de la conflictividad de los adolescentes y, también, es la solución. Para garantizar unos buenos hábitos de sueño será necesario apagar todas las pantallas de la casa: ordenadores, móviles, tabletas.

La higiene. Muchos padres descubren la adolescencia de sus hijos por su actitud ante el espejo y

sus largas sesiones en el aseo. Sin embargo, en ocasiones hay que indicarles que no descuiden ni su higiene corporal ni bucal, que se cambien de ropa o que utilicen desodorante. Los descuidos en estos campos son contradicciones propias de esta etapa efervescente. Hay que ayudarles a mantener el equilibrio.

El juego. Así se llama en las primeras etapas de la vida a toda actividad que canaliza el aprendizaje.

En esta etapa tendríamos que hablar de estudio y de ocio combinados. El rendimiento académico suele experimentar altibajos en la adolescencia. El aprendizaje de las materias y asignaturas exige un esfuerzo constante, día a día, y hay que exigirlo. Pero para compensar dichos esfuerzos necesitan ratos de expansión, de entretenimiento y de diversión. Los padres hemos de supervisar que lleven sus asignaturas al día, y, al mismo tiempo, que sepan usar con cordura y responsabilidad esos ratos de ocio y recuperación, que principalmente deberán irse organizando ellos.

La comida. Sigue vigente la máxima “hay que comer lo que toca, cuando toca”. Lo propio es que su

continuo crecimiento les produzca “hambre a todas horas” y, en eso, las normas familiares impuestas son una gran guía. Los padres tendremos ahora que controlar tanto los excesos como las desganas. En algunos ambientes la presión social les invita a seguir determinados parámetros de comportamiento y de cuidado de su cuerpo que desembocan en múltiples disfunciones.

Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) tienen su caldo de cultivo en las ansias de triunfar socialmente a costa de lo que sea. Se estima que el 1% de las adolescentes padece Anorexia Nerviosa y el 3% Bulimia. No pretendemos tratar aquí de forma exhaustiva estas enfermedades, sino esbozar el tema, por la alarma social que despierta entre los padres. Si sospechamos que nuestro hijo puede tener síntomas de padecer TCA tenemos que acudir al médico y actuar como nos indique.

¿Cómo son estos trastornos a nivel sintomático?

Anorexia Nerviosa: definida por el rechazo a mantener un peso normal. Miedo intenso a engordar. Distorsión en la percepción de su imagen. Amenorrea. Puede utilizar atracones y purgas como forma de control del peso, o restringir su alimentación hasta lo mínimo.

Rasgos observables de personas con anorexia:

Restricción alimentaria sin motivo (dietas, uso de productos light...). Rituales con la comida (contar calorías, cortar la comida en trozos pequeños). Evitan comer en familia. Uso de laxantes o diuréticos.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad NT Página: 3 de 6

Cambio en el carácter habitual, apareciendo manipulación y mentira. Aislamiento social y baja autoestima. Excesiva auto-exigencia y afán de perfeccionismo. Inseguridad y marcado miedo al fracaso. Síntomas de ansiedad, irritabilidad y frecuentes sensaciones de soledad. Hiperactividad o exceso de deporte. Evitan mostrar el cuerpo (no van a la playa, llevan ropas anchas en verano...)

Bulimia Nerviosa, definida por presencia de atracones recurrentes (ingesta de cantidades excesivas de comida con sensación de pérdida de control). Conductas compensatorias inadecuadas de tipo purgativo (vómito provocado, uso de laxantes, uso de diuréticos) o no purgativo: realiza conductas compensatorias distintas a las purgas (ejercicio excesivo, ayuno o dietas compensatorias…).

Las modas auto-agresivas

Tanto los tatuajes, como las marcas identificativas o los piercings son diferentes modas estéticas que consisten en marcar definitivamente el cuerpo. Estas modas estéticas en los adolescentes se convierten en formas de subrayar su identidad y nos revelan sus deseos de ser diferentes o de ser aceptados afectivamente.

Es un tema que se ha de abordar directamente con los hijos antes de que tomen decisiones. En algunos casos quizá haya que negociar, en ese caso, los padres hemos de valorar hasta qué punto nuestros hijos quieren marcar su cuerpo por moda o por inseguridad y confusión interna en algunos valores. Es necesario insistir en hablar de la adquisición de valores personales y despertar deseos de vivir con autenticidad.

Si a los padres nos convencen sus razones, hemos de intentar que se tatúen de forma temporal, en establecimientos homologados que cumplan las normas sanitarias, considerando que hay zonas del cuerpo en las que se plantean dificultades posteriores (por ejemplo, para que se les pueda administrar la anestesia epidural). En cuanto a los piercings, hay que estudiar que no afecten a zonas de mala cicatrización, o de peligro fisiológico. En otros casos habrá que evaluar el daño que pueden causar en la dentadura. Se han de tomar todas las precauciones precisas para que no afecten a nervios que provoquen efectos indeseados.

En cuanto a las operaciones de estética que plantean muchos adolescentes, según los especialistas, es recomendable esperar a que el cuerpo estabilice su crecimiento, por eso los padres han de tener paciencia y mucha firmeza... y evitar ceder a chantajes emocionales.

Educación en virtudes y establecimiento de una escala personal de valores

La cultura del bienestar puede desembocar en un profundo malestar si nos dejamos llevar por el hedonismo, la fama fácil, el aparentar o el tener como clave el éxito. Es importante no confundir el bienestar con el éxito y la satisfacción inmediata con la felicidad. Hemos de poder integrar el valor del cuerpo y su cuidado en nuestra escala personal. Hoy en día es fácil que el valor estético del cuerpo se quiera colocar como valor de mayor rango del que debe tener. Pero lo cierto es que, cuando eso pasa, es porque los padres han descuidado el descubrimiento y la adquisición de otros valores que, si se adquieren, acaban colocando la preocupación por la imagen personal en su justa medida.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad NT Página: 4 de 6

Desde la infancia es importante educar en valores, que son especificaciones del bien que se reconocen y se encuentran con esfuerzo, o potenciando las capacidades que cada persona posee.

La educación en hábitos que se ha de iniciar en la infancia ha de llevarnos a la consolidación de virtudes en la adolescencia. Podríamos considerar como virtudes fundamentales que los adolescentes deben adquirir en sus ámbitos de convivencia las siguientes: orden, puntualidad, sinceridad, lealtad, generosidad, justicia y alegría. Y como virtudes indispensables para su crecimiento personal: laboriosidad, perseverancia, humildad, optimismo… y alegría.

En familia hay que hablar de las virtudes como medios de desarrollo personal que facilitan la convivencia familiar y social. Y la mejor forma de fomentar la vivencia de los valores y las virtudes es el ejemplo de los padres. Los padres tenemos que mostrar nuestros esfuerzos por ser virtuosos para poder exigir a nuestros hijos que lo sean.

Cada personalidad tiene unas tendencias naturales que le facilitan la adquisición de unas virtudes y/o hacen que le cuesten más otras, por eso los padres y educadores han de establecer estrategias que ayuden a los hijos a desarrollar las virtudes que les resultan más dificultosas.

Si queremos que consoliden una personalidad recia y singular no podemos permitir que dejen de crecer en virtudes. Y el sentido de auto-exigencia personal nos debe estimular a ir mejorando personalmente, para ayudarles a ellos y para sentirnos más felices, haciendo más felices a todos los que nos rodean.

Algunos temas que no podemos dejar de hablar con nuestros hijos

Algunos expertos dicen que para educar en virtudes hay que vivirlas, y esa es una gran verdad, sin embargo, vivimos en un clima de relativismo moral en el que son imprescindibles las conversaciones explícitas con nuestros hijos. Es fundamental el apoyo y la ayuda de los padres a través de una comunicación fluida con ellos. Hay que tener en cuenta que la comunicación no se improvisa, y menos en la adolescencia, sino que es algo que hay que ir trabajando desde que son pequeños.

Tenemos que asegurarnos de que les transmitimos algunas ideas claves para navegar.

Hay que llevar una vida saludable y una alimentación sana, y hacer deporte de modo adecuado. Cuando se tenga que hacer una dieta ha de ser seguida de cerca por un profesional.

En el uso de la libertad deben tener claros los límites adecuados a sus circunstancias.

Enseñarles a tener una adecuada escala de valores, sobre todo a través del ejemplo.

Ayudarles a descubrir sus capacidades y a aceptar sus limitaciones. Evitar que se pongan metas inalcanzables a sus capacidades, forjándose un futuro poco realista.

La madurez de una persona se manifiesta en su capacidad de autocrítica y en sus deseos de vivir coherentemente. Hay que enseñar a nuestros hijos a asumir los problemas y contratiempos y a tomar decisiones adecuadas.

Conseguir manifestar y manejar correctamente los sentimientos y las emociones.

Desarrollar la capacidad de reflexionar para apreciar los valores en los demás y también para rechazar las actitudes y comportamientos que no sean buenos moralmente.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad NT Página: 5 de 6

Convertir las comidas en actos familiares que mejoren la comunicación y entrenen el espíritu de servicio. No conviene comer con la TV, así podremos dedicarnos de verdad a comunicarnos en familia.

Desarrollo de una personalidad individual

Si acudimos a la etimología de la palabra educar, vemos que el verbo latino “educare” significa enseñar, ayudar; y que otro verbo latino muy similar “educere”,se traduce por sacar fuera, hacer salir. De ambos verbos se puede extraer que educar consiste en descubrir, guiar y hacer salir, o hacer brotar aquello que se encuentra en germen, en el interior. Pero con una característica puramente humana: que cuanto más se da de ese “mundo interior”, no sólo no se pierde, sino que éste se enriquece más.

Es decir, educar consiste en que cada ser humano se vaya reconociendo por dentro, lo que tiene y lo que es capaz de dar, para que aprenda a manifestarlo a los demás, con libertad y en un ámbito de diálogo humano, descubriendo así su capacidad de amar y, por tanto, siendo cada vez más persona.

Podemos definir la personalidad como el conjunto de características que diferencian a un individuo interiormente, pero, sobre todo, en el orden de su conducta y su comportamiento social. Por eso, nos debe preocupar como padres que sean buenas personas y no tanto que tengan una “fuerte personalidad”. En no pocas ocasiones, la personalidad se confunde con las manías.

No obstante, tener personalidad se considera un valor, en el sentido de ser coherente en cualquier circunstancia con la propia manera de pensar, y como tal la hemos de considerar. Efectivamente, si la personalidad se da como reflejo de una “buena persona”, suele ser un modelo humano y un acicate que sirve y arrastra a los demás.

Cómo ayudarles en el desarrollo de su personalidad

Igual que para alcanzar un destino se debe conocer el camino, para conseguir un fin se deben tener unos principios, pues, sin criterios y valores personales, que configuran nuestra concreta personalidad, es muy difícil ser guía o cauce para que nadie pueda construir la suya.

Es importante saber, también, que solo se educa bien por la vía del afecto, y un primer principio pedagógico que conviene no olvidar es que el protagonista de la educación debe ser el hijo.

Partiendo de todos estos principios podemos plantearnos que:

a) Hay que salvaguardar, cultivar y enriquecer su intimidad. Por un lado, habrá que pulir y encauzar los factores endógenos (interiores) de esta intimidad, como son el temperamento, el carácter y otros tipos de rasgos familiares. Luego habrá que fomentar los estímulos exógenos que penetran en la intimidad, como son los criterios sociales, éticos y morales.

La virtud que salvaguarda y conserva nuestra intimidad es el pudor, y por eso será importante cuidarlo, para que, en su justa medida, preserve lo que sea necesario preservar sin impedir las manifestaciones normales de nuestra corporalidad.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Consolidación de la personalidad NT Página: 6 de 6

Pensemos que la intimidad es la parte más inmanente (que permanece) del ser, de tal forma que estamos hablando del principal núcleo de la persona, de las raíces de la personalidad.

b) Se han de cuidar y promover las manifestaciones de la intimidad del adolescente. Por eso hay que enriquecerle, reconociendo sus capacidades propias, para apoyarnos en ellas, y después sus limitaciones, para no equivocarnos continuamente con nuestras pretensiones.

En segundo lugar, se les tendrán que dar criterios sociales y éticos valiosos, para que sepan tomar buenas decisiones. La manifestación personal en un proceso de desarrollo normal tendrá un carácter efusivo; a todos nos gusta mostrarnos de una determinada manera, con nuestras formas, nuestras ropas y nuestros pensamientos. Pero no todas las manifestaciones corporales son igual de válidas, y existen unos lenguajes más apropiados y otros menos apropiados, y acciones más honestas y más deshonestas. Exigirle que sepa comportarse en sociedad y aceptar determinadas reglas de juego.

De esta forma, hemos de darnos cuenta de que el estilo personal de nuestros hijos estará en función de muchos factores, y es necesario cuidarlos todos, para que sea donde sea y esté con quien esté, no deje de ser dueño y señor de sus propios actos.

c) Tenemos que respetar su libertad desde que son pequeños. Que nos desenvolvamos con libertad está en función principalmente de dos factores. El primero es que tengamos algunos criterios que nos ayuden a saber qué decisiones cabe tomar en la realización de nuestros actos. El segundo es que estemos entrenados en el ejercicio de la deliberación y de la toma de decisiones. Esto estará notablemente relacionado con el estilo de autoridad que ejerzamos como padres y madres de familia (familias autoritarias coartan la toma de decisiones por miedo; familias muy permisivas impiden la adquisición de criterios o valores sobre los que decidir; familias muy paternalistas anulan la posibilidad de adquirir la voluntad necesaria para tomar decisiones).

d) Hay que conseguir que sean capaces de establecer con otras muchas personas diálogos coherentes y ricos en contenido. El diálogo es una capacidad eminentemente humana, pero que necesita de un entrenamiento y un desarrollo que a veces se da solo en el entorno familiar.

El diálogo nos hace ser muy humanos, es el reflejo de la riqueza racional del hombre y de la mujer. La capacidad de diálogo que desarrollemos será un índice para medir el grado de acabamiento de nuestra personalidad. Por un lado, el nivel de auto-aceptación que unos tenemos y el aprecio que tenemos por nuestros propios ideales. Por otro lado, la capacidad que tenemos de aceptar a los demás. El día que aprendamos a dialogar habremos salvado a la humanidad.

e) Por último, hemos de incentivar, encauzar y facilitar el desarrollo de su capacidad de dar. La capacidad de dar es otra de las notas características de la persona humana y un niño o una niña que no haya sido entrenado en su capacidad de dar tendrá más adelante una personalidad apocada y sesgada. Es una de las capacidades que más marcan nuestra personalidad y que más nos enriquecen como personas.

El hombre y la mujer que individualmente, por iniciativa propia y como acto de su voluntad, sea capaz de dar lo que lleve en su mundo interior, en su intimidad, habrá conseguido tener una personalidad bien formada y atrayente para todas las personas que le rodean.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Autoridad y responsabilidad Caso Página: 1 de 2

Es mi vida… Alberto y Raquel se conocieron en la universidad, y lo suyo fue un amor a primera vista. Él, hombre

serio y muy responsable; Raquel alegre, despreocupada y vitalista: rompían moldes… Se casaron

bastante jóvenes, con poco dinero, pero poco a poco fueron logrando una situación estable. Todas

sus metas se colmaron con el nacimiento de Alba e Iván.

Nunca han escatimado recursos en la educación de sus hijos: colegio privado, idiomas, deporte... Los

han querido educar con libertad y desde bien pequeños les han consultado sobre las diversas

decisiones que pudieran afectarles. De hecho, Alba estuvo de acuerdo en que la familia creciera y

esperó con ilusión el nacimiento de su hermano, cuatro años menor que ella.

Ahora que ya son mayores —Alba tiene 16 años e Iván 12—, resulta algo más complicado ponerse de

acuerdo para ir de vacaciones o hacer planes juntos, porque todos tienen una intensa vida social.

Alberto y Raquel han de renunciar en ocasiones a sus planes y, desde luego, siempre consultan con

sus hijos antes de confirmar su asistencia a cualquier celebración familiar.

Alba ha dedicado muchas horas al violín y, con algo más de esfuerzo, podrá acabar sus estudios

musicales en un par de años. Iván es un buen nadador y, además de sus competiciones individuales,

tiene numerosos compromisos con el equipo de waterpolo.

Raquel mantiene contacto con sus amigas de la infancia y siempre celebran una cena en fechas

cercanas a la Navidad. Este año le toca a ella organizar la cena, lo que le da la oportunidad de evitar

que ese compromiso coincida con otros compromisos contraídos con sus hijos. Por este motivo llama

al Conservatorio de Música y consulta la fecha de la Audición Trimestral de violín.

—Tiene que haber un error… ¿cómo que mi hija no está matriculada…? —dice Raquel muy

alterada— Mire, páseme con Eduardo, el jefe de estudios; nos conoce desde que mi hija es

pequeña...

Eduardo confirma a Raquel que Alba no está matriculada y que le había sorprendido el abandono de

su hija, por lo que incluso la telefoneó hace ya dos meses: Alba le confirmó que abandonaba sus

estudios de violín porque quería hacer otras cosas. Raquel está desolada, no sólo le duele que su hija

haya abandonado sus estudios de violín, sino que además les haya mentido…

« ¿En qué ha gastado el dinero que les ha pedido para los gastos de la matrícula, los libros, el

transporte?», piensa Raquel. «¿Y sobre todo, dónde estaba mientras ellos la creían en el

Conservatorio?»

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Autoridad y responsabilidad Caso Página: 2 de 2

«Alba ha pisado la línea roja» reflexiona Raquel. «La batalla de la ropa es un tema perdido, solo

consigo que se vista un poco presentable cuando vamos a alguna ceremonia o celebración familiar,

pero para eso tengo que estar una semana de campaña… Con los horarios y las salidas las

negociaciones son interminables y casi siempre se retrasa en la hora de llegada. El orden de su

habitación es una misión imposible y, por no discutir, acabo haciéndolo yo. »No me esperaba esto de Alba, le hemos dado un margen de libertad pero, desde hace un tiempo,

hace lo que le da gana, sin consultar nada. Siempre acaba contestando: “¡Ay mamá, es mi vida!”

¿Siempre hemos de ser los padres los que nos sometamos a los planes de los hijos?, ¿ha de triunfar

siempre su opinión?

»Tengo que hablar con Alberto, porque hemos de hacer un recorte de libertades, ¡hay que poner en

su sitio a los niños! Pero, ¿no será demasiado tarde?»

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Autoridad y responsabilidad NT Página: 1 de 4

La autoridad de los padres, herramienta para armonizar responsabilidad y libertad en los adolescentes

La adolescencia es una etapa en la que los hijos van reclamando progresivamente más ámbitos de autonomía y libertad. Los padres han de ir dando más libertad en la medida en que los comportamientos de los hijos manifiesten responsabilidad. Sin embargo, muchos padres y madres de familia se encuentran con grandes dificultades a la hora de ejercer con eficacia la autoridad. Es una costosa misión que requiere encontrar el equilibrio entre dos extremos perniciosos para los hijos: la permisividad y la tiranía. Se trata de mantener un gran equilibrio emocional y tener muy claros los objetivos educativos que nos hemos fijado para cada hijo.

Hoy día se plantean todavía más dificultades que en otras épocas, en este campo de la exigencia. La autoridad no está de moda, y las influencias ambientales están tan llenas de malos ejemplos, que no ayudan a mantener posturas educativas seguras y sólidas. En lugar de eso, con frecuencia dificultan las actitudes firmes que los padres tienen que saber mantener frente a las naturales exigencias, en muchas ocasiones caprichosas, de los hijos.

Si además, a todo esto le unimos que la etapa adolescente se caracteriza por el florecimiento de las rebeldías, y por una actitud clara de ser rebelde que consiste en oponerse a toda norma de autoridad, por sistema, la cosa se complica todavía más.

La autoridad es una actitud necesaria para poder educar bien a los hijos, y al mismo tiempo es un servicio al que ellos tienen derecho. La exigencia debe de ir unida a la orientación y al control, y tanto lo uno como lo otro requieren esfuerzo y dedicación.

Al ejercer la autoridad los padres estamos estableciendo los límites entre lo bueno y lo malo, entre lo bueno y lo mejor; estamos encauzando comportamientos.

¿Qué significa tener autoridad? La autoridad que en un principio se ejerce en la familia nos viene dada por el hecho de ser padres y madres. Normalmente los hijos quieren a sus padres y les obedecen, porque, desde que son muy pequeños, saben que les quieren, y ese cariño incluye la responsabilidad de ayudarles a que lleguen a ser buenas personas.

No obstante, para que esa autoridad, en un principio otorgada y concedida por intuición, se transforme en autoridad adquirida, consentida y admitida sin paliativos por parte de los hijos, ha de ganarse en el trato cotidiano, poco a poco, con un “buen hacer”; buen hacer que puede concretarse en un cariño bien entendido hacia los hijos, en la solidez de nuestras convicciones y en el correcto uso de la autoridad paterna y materna, que tiene que ser complementario y ejercido con sentido común.

En el ejercicio de la autoridad se puede caer tanto en excesos como en defectos. Cuando unos padres abusan del poder que les concede la autoridad que tienen sobre sus hijos, se convierten en unos tiranos y, si no la usan cuando deben, pecan de ingenuidad. Tanto lo uno como lo otro pasan siempre sus facturas, mucho más en los tiempos que corren. Los padres y madres de familia de hoy deben aprender a hacer un uso racional de la autoridad, conjugando ese cariño que tanto necesitan sus hijos con la exigencia, que también les es completamente necesaria.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Autoridad y responsabilidad NT Página: 2 de 4

No podemos olvidar que:

El fin que unos padres coherentes persiguen con el recto uso de la autoridad no es otro que el de conseguir que sus hijos alcancen un correcto uso de su libertad, que manifiestan asumiendo los valores transmitidos en su toma de decisiones.

¿Cómo conviene ejercer la autoridad en estas edades? Acompañar a los hijos en su desarrollo intelectual, afectivo y trascendente es la función de los padres por derecho. La sociedad de hoy en día es una sociedad deseducadora: sus valores son contradictorios y, en ocasiones, destructivos. Se ha difuminado la idea de lo correcto, lo bueno y lo recomendable. Parece que no ha de haber planteamientos éticos ni morales radicales.

Es en este momento, más que nunca, cuando los padres han de personalizar la educación y establecer objetivos evaluables a corto plazo. Más que nunca, ahora, para educar hay que exigir. A partir de los valores familiares se han de enunciar unas normas familiares y se han de fijar unos límites individuales.

Los padres hemos de asumir el riesgo de equivocarnos al mandar, pero hemos de mandar. Mandar es dirigir, organizar, sancionar, premiar. La exigencia de los padres ha de ser una exigencia amable, pero firme, avalada por el prestigio personal conseguido ante nuestros hijos por el valor del ejemplo dado.

¿Qué se ha de priorizar en la educación de los adolescentes?

Educación de la voluntad

La voluntad es la capacidad para hacer algo anticipando consecuencias. Ponerse en movimiento para conseguir una meta, pero siendo capaz de aplazar la recompensa. Es tesón, empeño decidido que se crece en las dificultades, energía y firmeza para no darse por vencido.

El desarrollo de la voluntad no es posible sin orden: orden en la jerarquía de valores… Para conseguirlo hay que saber lo que uno quiere… Hemos de ayudarles a determinar qué quieren y a organizarse para conseguir lo que quieren.

Educación afectiva y sentimental No hay amor sin renuncias. El amor es un arte en el que se mezclan ingredientes físicos, psicológicos, sociales, culturales.

La vivencia del amor es una vivencia de apertura auténtica a los demás, que lleva al desarrollo pleno de los valores plenamente humanos. Solo las personas amamos libremente.

Educación de la inteligencia Es la capacidad para captar la realidad en su complejidad. Hay dos condicionantes: la herencia (equipaje genético) y el entorno (estimulación, intercomunicación, interpretación…)

La inteligencia se educa tamizando las informaciones, dándoles sentido. Por ello es necesaria la comunicación, el diálogo inacabado y persistente en el tiempo. El diálogo supone un intercambio de intimidades.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Autoridad y responsabilidad NT Página: 3 de 4

Reglas de oro para seguir educando a los adolescentes

• Ser auténticos y coherentes

Luchar por vivir la coherencia entre lo que hacemos y lo que exigimos. Mantener una congruencia de

vida; no se trata de ser perfectos en todo sino de luchar por serlo. Reconocer que nos cuesta ser

coherentes anima a los adolescentes a luchar.

• Fijar claramente las normas: que sean para todos No se puede pedir a los hijos lo que no somos capaces de hacer. No se debe mandar hoy una cosa y

mañana otra, con contradicciones, porque, evidentemente, eso nos hará perder credibilidad. Deben

establecerse reglas apropiadas: saber ceder y ser flexible. Si su hora de llegada no es la que él quiere,

trate de negociar. Si se porta bien, el aumentar la hora de llegada puede ser un premio. Tenemos que

fijar normas y límites, pero a través del diálogo, para que nuestros hijos acepten y asuman

compromisos.

• Escuchar siempre, sin prejuicios, antes de tomar decisiones. Estar abiertos a la negociación en las pequeñas cosas y exigir en las cuestiones fundamentales. Hay

que tomarlos en serio, no tratarlos como seres inferiores que explican cosas de las que estamos de

vuelta. Conviene no aprovechar cualquier ocasión para sermonearles. Hay que escuchar con atención

lo que quieren explicarnos o preguntar. Cuando hablemos con ellos, hemos de concentrarnos en lo

que dicen. Podemos hacerle alguna pregunta sobre lo que está explicando, para hacerle ver que

realmente nos queremos enterar bien. Y sobre todo nunca debemos decir: “ahora no tengo tiempo”.

Hablar también de lo que les interesa a ellos. Dar tiempo para abordar los temas que nos interesan a

nosotros.

• Informe a su hijo adolescente y manténgase informado. La adolescencia es a menudo una época para experimentar y a veces esto incluye comportamientos

arriesgados. No eluda los temas relacionados con el sexo, las drogas, el alcohol y el tabaco; conversar

con su hijo abiertamente sobre estos temas antes de que se vea expuesto a ellos aumenta las

probabilidades de que su hijo actúe de forma responsable cuando llegue el momento.

• Refrenar en público, reprender en privado. Mantener las sanciones. Cuando se cree necesaria una sanción hay que mantenerla. Previamente hay

que razonarla, pero, una vez tomada, deberemos mantenerla aunque cueste trabajo o sacrificio. La

crítica y la corrección deben combinarse con el uso frecuente de elogios. Además, es necesario

corregir con mucho cariño. Por tanto, la crítica debe ser serena y ponderada, sin precipitaciones y sin

apasionamiento. Cuidadosa, sin ironía, sin sarcasmo, como se corrige a un amigo.

• Optimismo Evitar el “eres”, utilizar el “estás”. Olvidar el nunca y el siempre. Hacer uso de muchísima paciencia.

No debemos olvidar que ellos tratarán de imponer sus criterios y aprovecharse de nuestras

debilidades. Debemos ser perseverantes, no claudicando nunca, y cuando nos veamos desbordados

pedir ayuda a un profesional que nos oriente.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Autoridad y responsabilidad NT Página: 4 de 4

• Reconocer y celebrar sus éxitos.

Ayudarles a tomar decisiones de mejora priorizando objetivos. Mostrar interés por todas sus

ocupaciones y por sus aficiones. Valorar todo lo bueno que hace el adolescente, pues le supone un

esfuerzo. Es decir, debes ser capaz de ver también lo que tu hijo hace bien, y decírselo. Por muy

desastre que te parezca tu hijo, seguro que tiene también valores positivos que debes esforzarte en

reconocer.

• Quererles con una afectividad madura: buscando su bien aunque nos resulte incómodo y

trabajoso.

Debemos mantener el control. Dejarnos llevar por la ira, el enfado, o agresividad nos puede llevar a

dar órdenes de las que luego nos arrepentiremos. Hay que prever sanciones para el caso de que

rompan alguno de los compromisos o normas establecidas. Es inteligente tenerlas preparadas para

que no sean fruto de la improvisación, ni desproporcionadas. En todo caso, podéis pedir su opinión

sobre la sanción que habéis pensado.

• Ponerse en el lugar del hijo.

Hemos de ser empáticos con nuestro hijo. Es importante evitar, tanto cuando les hagamos

propuestas como cuando le censuremos, ponernos a nosotros mismos como modelos ("A tu edad

yo...") o poner como ejemplo a otras personas ("Mira tu hermano, cómo..."). Es injusto, ofensivo y un

camino seguro para conseguir su animadversión. En todo caso, ha de comparársele con él mismo

("Seguro que lo conseguirás, como cuando hiciste...").

• Respetar su intimidad. Para algunos padres esto es algo muy difícil. Creen que todo lo que hacen sus hijos es asunto suyo.

Pero cuando se trata de formar a un futuro adulto, tener algo de intimidad se convierte en un derecho

de ese futuro adulto. Si existen señales de alerta que indican que puede haber problemas, como

padres podríamos vernos obligados a invadir la intimidad de nuestro hijo hasta llegar al fondo del

problema, pero, de lo contrario, hemos de mantenernos al margen. El dormitorio de un adolescente y

sus llamadas telefónicas deben ser algo privado y no hay necesidad de que compartan con uno de sus

padres todas sus ideas o actividades. Todos los niños, adolescentes o no, requieren supervisión de los

padres y estos tienen derecho a saber dónde estará su hijo y qué hace. Pero los padres no deben

esperar que su hijo les dé todos los detalles ni que les invite a ir con él o ella. Hay que respetar su

intimidad y sus silencios, sin intentar hacerle hablar de algo que no quiera. No presionarlo, y

mantenerse receptivos, para que el joven sepa que puede contar con el apoyo de los padres.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Necesidad de respuestas Caso Página: 1 de 2

Quiero creer, ¿por dónde empezar? Nuria está preocupada, pues su hija Sara está muy taciturna desde hace una semana. Apenas come y

sus ojos están enrojecidos de llorar. Hace quince días murió, en un accidente, una antigua compañera

de colegio y, aunque sólo habían coincidido en clase un año, este suceso le ha afectado mucho. Quizá

no la habían preparado para este tipo de situaciones. Al entierro del abuelo paterno no la llevaron. Es

la primera vez que ha visto un cadáver.

Su marido, Marcos, le ha quitado importancia al tema y dice que ya lo superará, pero Nuria está

pensando en llevarla a un psicólogo para que le ayude a superar el trago.

A Nuria también le ha afectado la noticia. Le cuesta entender que Dios permita estas muertes de

gente tan joven que apenas ha vivido. ¿Y si hubiera sido su hija? De todas formas, ella tiene fe y esto

le ayuda a no desesperarse. Cuando ha tenido un momento difícil, siempre ha rezado o se lo ha

comentado a su madre, que es más rezadora y frecuenta la iglesia.

Nuria y Marcos han querido para sus hijos clases de religión. Aunque Marcos no practica asiduamente,

está de acuerdo en la mayor parte de los planteamientos éticos de los católicos. Es una persona

honrada, sobria y afable. Está muy comprometido en temas sociales y, a veces, se queja

amargamente del materialismo y del consumismo de la gente joven, en especial de sus hijos. Sin

embargo, al final nunca les ha negado nada.

Esta tarde Nuria ha entrado a la habitación de Sara a dejarle ropa limpia. Al pasar junto al escritorio

ha visto una carta empezada y no ha podido resistir la curiosidad y la ha leído.

Querida Montse:

¿Cómo estás? Imagino que flipando al recibir una carta mía. Ya sé que cuando te fuiste a Canarias te

prometimos todas que te escribiríamos cada semana, pero ya sabes que esas son las cosas que uno

dice cuando se despide. ¡Uno no se puede fiar de nadie! Además, tú también te has ido cansando de

escribir. Cuando llega carta tuya nos sentamos toda la peña a leerla y parece que estás con nosotras.

Este curso no es lo mismo, han cambiado muchas cosas... Ultimamente hay muy mal rollo, se te echa

de menos... Mira, no sé cómo decirlo más suavemente y no me he atrevido a decírtelo por teléfono,

porque es algo muy gordo y muy irremediable: Ana se ha matado con la moto. Ayer hizo una semana

que la enterraron.

Nos enteramos por Juana, que en cuanto lo supo nos llamó a los móviles. Por lo visto un camión

perdió el control y la aplastó. No llevaba el casco puesto. Ya sabes que a ella no le iba eso de sentirse

sujeta a nada, pasaba de todas las normas...

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Necesidad de respuestas Caso Página: 2 de 2

Te puedes imaginar lo hechas polvo que nos quedamos todas. Parecía que nadie nos podía consolar.

A Mireia y a Sandra les tuvieron que hacer una tila, porque se pusieron histéricas. En fin, no hubo

forma de dar clase.

El funeral y el entierro fueron un sábado por la mañana temprano, y la mayoría de la clase tenía

planes para el viernes. Muchas tenían entradas para el concierto de los 40 Principales y, ¡claro!, no

iban a dejar de ir porque Ana hubiera muerto. Total, no iba a servir de nada amargarse por ella,

estaba muerta... El sábado por la mañana les dio palo levantarse y no vinieron. Del grupo faltaban

Noelia, María y Sandra. Yo no les hablo. Primero montan el número para quedar bien y luego siguen a

lo suyo. ¡Y Ana MUERTA!

En cuanto llegué a casa mi madre me lo notó, pero no pude casi hablar con ella porque, como yo

tengo moto, se lo tomó muy a pecho y estaba más hecha polvo que yo. Cuando llegó mi padre y nos

vio así empezó a decir que no le extrañaba, que la gente joven éramos muy irresponsables, que si el

casco, que si el alcohol; en fin, lo de siempre: buscar las causas y demostrar que él lo tiene todo

controlado. Me encerré en mi habitación a oscuras y pensé que también me iba a ocurrir a mí algún

día. Me da miedo morirme, Montse. Y desde hace unos días también me da miedo vivir. Te puedes

morir en cualquier momento y ¡para qué sirve luchar, da igual sacar buenas notas o ser buena gente,

si te mueres igual…!

En el propio funeral, a la puerta de la iglesia, tuvimos una gran polémica: Mireia y Nuria decían que

ellas no entraban porque Ana pasaba mucho de rezar y querían hacer lo que a ella le hubiera gustado.

Juana dijo que era lo único que podíamos hacer por ella y por su familia y que, desde luego, había

que entrar. Entramos. Me admiró la serenidad de Juana, se notaba que rezaba sinceramente. A mí me

cuesta creer que hay un Dios bueno que nos quiere y que después de la muerte habrá justicia y

misericordia.

Mireia y Nuria dicen que van a ir a una vidente para contactar con Ana. ¡Lo que les faltaba!

Llevo varios días sin dormir y me estoy planteando seriamente eso de la fe, pero no sé por dónde

empezar... En casa, de esto no puedo hablar porque mis padres pasan del tema”.

Al acabar de leer la carta Nuria se sintió muy inquieta. Su hija, a pesar de sus intentos para

protegerla, había empezado a encontrarse con la cara dura de la vida. No sabía cómo ayudarla.

Esperó con impaciencia a Marcos para comentarle sus inquietudes. —Nuria, no sé de dónde saca esa niña que pasamos del tema —comentó dolido Marcos—. Al fin y al cabo ella está bautizada y ha estudiado religión en el colegio. Está claro que el que actúa bien a la larga es feliz... La vida es dura pero hay que ser fuerte...

Nuria no contestó, porque no quería discutir. Pensó que a Marcos le irritaba no tenerlo todo bajo

control y que estaba tan preocupado como ella. ¿Cómo podrían ayudar a su hija a encontrar sentido a

la vida?

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Necesidad de respuestas NT Página: 1 de 4

La existencia humana: necesidad de respuestas La adolescencia: época de revisión y afirmación de valores

La infancia es una época en la que el niño asimila y pregunta todo lo que no entiende de la realidad

que le rodea. La respuesta de sus padres y, por extensión, de todos los adultos que le rodean, la

aceptan como verdad incuestionable. Poco a poco empiezan a descubrir que la realidad tiene

diferentes perspectivas y que, en ocasiones, llegar a la verdad completa y absoluta no resulta fácil:

está despertando en ellos la capacidad crítica.

Es en la adolescencia en donde el sentido crítico lleva a veces a posturas de rebeldía intelectual que

desafían las verdades y valores recibidos. Paralelamente surge con fuerza el aprecio a la verdad

nacida de la propia subjetividad: lo que siento es lo verdadero. Por otra parte, el adolescente se ve

urgido a tomar respuestas ante la realidad y a formular sus valores y sus ideales: esto le hace

confrontar sus ideas y creencias con su entorno familiar y social.

El adolescente necesita sentirse protagonista de la historia y ser capaz de proyectarse a sí mismo en

el futuro como alguien capaz de dejar huella en el mundo, mejorando su entorno.

La crisis en la práctica religiosa y el la aceptación de la Doctrina

Aunque la palabra fe tiene múltiples y variados matices significativos, en general se podría decir que,

para muchos cristianos, se refiere a la adhesión personal y libre del hombre a las verdades reveladas.

Es la correspondencia amorosa del hombre a "un Dios que llama". Con la fe el hombre se abre a una

realidad misteriosa e inconmensurable, que le supera infinitamente.

Desde la “fe del niño” —amparada y alimentada por el ambiente que le rodea—, hasta la “fe del

adulto”, que asume todas las responsabilidades que esta lleva consigo, hay un largo y a veces difícil

camino. Este camino puede ser lineal o ascendente en cuanto al entendimiento (conocimiento

progresivo y comprensivo de las verdades que constituyen el "depositum fidei”) y en cuanto a la

voluntad (firmeza en esa entrega progresiva a un Dios personal). Entendimiento y voluntad van por

los mismos raíles en el camino de la fe. Dicho con otras palabras: cuanto más se conoce a Dios, más

se le ama; y solo el que ama a Dios le conoce verdaderamente.

Al llegar a la edad “adulta” el adolescente tiene que asumir la responsabilidad de su fe. Es él mismo y

no sus padres, ni sus maestros, ni sus amigos, ni el ambiente, quien ha de responder por ella. Es él

quien se encuentra frente a Cristo y la Iglesia. Él quien oye la palabra divina en su conciencia propia.

Allí donde nadie puede sustituirlo.

Se trata entonces de asimilar simplemente lo que se recibió, de volar con las alas propias, de cargar

sobre los propios hombros la responsabilidad que hasta ayer pesaba sobre otros. Todo esto podrá

conducir a luchas más duras o a penosas experiencias de duda y abandono.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Necesidad de respuestas NT Página: 2 de 4

Es la edad de las "metas altas". También donde se necesita más que nunca alguien que dé seguridad

y firmeza a lo que se cree, que progresivamente vaya despejando las dudas que pudieran aparecer,

que aliente y anime siempre en las luchas, propias de la edad, con paciencia, con firmeza y con

espíritu positivo.

Las crisis de la fe pueden producirse en: El entendimiento; cuando no hay un conocimiento progresivo ni profundidad en las verdades de la fe

en relación con la madurez de la persona: falta información adecuada o hay una información errónea.

La voluntad; por falta de correspondencia personal a las exigencias de la fe: materialismo, egoísmo,

pereza, sensualidad, etc. La fe se encuentra como “ahogada”.

La conducta; ya que teniendo muchas ideas claras y espíritu voluntarioso para hacerlas, vamos

abandonando las prácticas que exige esa fe, dejándonos influir por un materialismo que imposibilita el

crecimiento de la vida de fe. El adolescente tiene una lucha entre esos valores recibidos y lo que ve

en la calle, ve que es imposible vivir su religión e ir al botellón, respetar a las chicas y tener un rollito

de fin de semana. Lo peor es que se queda en un mar de buenas intenciones, que terminan en

derrotas, y alejándose de la fe.

Qué actitudes deben mantener los padres para ayudar a sus hijos a mantener su fe

1. Respeto. Se trata de no invadir la intimidad de los hijos, pero esto no quiere decir que no se facilite

la información y formación necesaria para resolver dudas y encontrar argumentos que avalen las

propias creencias.

2. Facilitar la práctica religiosa y dar ejemplo. Para los adolescentes la organización de su tiempo es

un gran reto. La práctica religiosa necesita un espacio que, a veces, es difícil respetar. Es importante

que los padres nos impliquemos con creatividad para facilitar a los hijos la integración de la piedad en

su vida cotidiana.

3. Aportar el enfoque espiritual en el enjuiciamiento de las situaciones cotidianas. Las grandes

preguntas sobre el sufrimiento, la muerte y el mal en el mundo deben ser respondidas con un

enfoque esperanzado y positivo.

La crisis espiritual cuando no se ha educado en unas creencias religiosas en la infancia

En el caso de los adolescentes que no han sido educados en la fe o que no han tenido una práctica

religiosa en su infancia, también se produce una convulsión interior, que lleva a buscar respuestas

trascendentes a la propia existencia.

Es responsabilidad de los padres proponer un modelo de valores que no sea autodestructivo y que les

ayude a orientar su vida, ya que, si no encuentran respuestas en los que les quieren, las buscarán en

otras fuentes. No podemos olvidar que es en la adolescencia en donde más riesgo se corre de ser

captados por sectas o grupos urbanos que, bajo apariencia de ofrecer seguridad y protección,

persiguen manipular y someter a sus adeptos.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Necesidad de respuestas NT Página: 3 de 4

Vivir con coherencia, según los principios y valores escogidos y defendidos

Actualmente nuestra sociedad está muy convulsionada por los presupuestos relativistas hedonistas,

consumistas e individualistas, que en ocasiones ahogan los valores espirituales. Conviene tenerlos en

cuenta para saber detectarlos y hacerles frente con respuestas positivas que salvaguarden nuestra

dimensión trascendente y espiritual.

El relativismo. Se parte del supuesto de que no hay verdades absolutas. Todo vale. Es el mensaje de

un mundo sin Dios. Es muy fácil desmontar teóricamente el relativismo de tú a tú si tenemos la

formación necesaria, además, todos tenemos la experiencia de que no todo vale igual. Lo difícil es

desmontarlo en lo cotidiano: es difícil mantenerse en los principios cuando hay dificultades. Esto exige

una lucha en ciertos momentos heroica, que tiene su recompensa, ya que hace patente la capacidad

de libertad interior que tenemos las personas.

El hedonismo. Es la búsqueda insaciable de placer inmediato. Se identifica felicidad con placer y se

tiene miedo de todo sufrimiento, fracaso o dolor físico o moral. Así, se rehúyen el esfuerzo y el

sacrificio, que son dos actitudes necesarias para lograr objetivos a medio y largo plazo. Y, por otra

parte, se elude el compromiso con las personas y se adormece la capacidad del corazón de amar a

pesar de las dificultades. El hedonismo nos lleva hacia el individualismo, que es solo contemplarse a

uno mismo como referencia, lo que nos alejan con indiferencia de los demás y nos conduce

irremisiblemente a la soledad.

El consumismo nos incita a pensar que la felicidad se encuentra sólo en lo tangible y lo material. Esto

nos aleja de cualquier donación gratuita: todo tiene un precio. Dificulta la vida de familia, la relación

amorosa y la vivencia de la amistad, porque el consumismo nos hace valorar a las personas sobre

todo por lo que tienen, y también por lo que nos aportan. Esta visión nos impide desarrollar la

capacidad de amar, nos hace despreciar a los débiles y a los que fracasan y, en definitiva, nos lleva a

ser aduladores y serviles con los poderosos.

Vivir con coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos es un objetivo que hemos de

proponernos durante toda la vida. Con el tiempo se van adquiriendo hábitos y virtudes que facilitan la

coherencia entre el pensar y el obrar, pero en la adolescencia esto es más difícil, debido a la

inestabilidad emocional y otros rasgos propios de esta etapa. Por eso los adolescentes necesitan

apoyo y seguimiento constante. Conviene ayudarlos a rectificar el rumbo, pero sobre todo elogiarles

cuando lo mantengan a pesar de las dificultades.

Siempre hay salidas dignas en la vida. Siempre hay posibilidad de sacar la pata, por muy engorroso

que sea el problema. Es cierto que los padres están ahí, pero el adolescente también debe saber

buscar soluciones, tiene que ocuparse de su vida, no pre-ocupándose de ella. En cierta forma es una

creación, una invención.

Para eso hay que potenciar en los adolescentes el que sean protagonistas de su vida, hacerles

conscientes de que, con su libertad, son capaces de trasformar la realidad. Son capaces de tener una

vida fecunda, no una vida eficaz. No es cuestión de tener dinero, contactos en Facebook o conquistas

amorosas, es cuestión de saber servir a los demás, empezando por la familia, por los amigos...

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Necesidad de respuestas NT Página: 4 de 4

No es solo que el adolescente acate unas normas en el hogar o en el colegio, eso no basta; es

importante, pero no le convertirá en una persona que sepa tener una cierta capacidad operativa.

Tener un cierto criterio a la hora de abordar las diferentes situaciones en las que el adolescente se va

a encontrar en la vida es fundamental. En ese momento es donde entran esas virtudes que, o se

hacen vida, o no sirven de nada; por decirlo de una manera poco académica, esos hábitos crean un

estilo de vida.

Pero algunas veces nos damos cuenta de que una característica de los adolescentes actuales es que

tienen cierto ofuscamiento mental. Es como un velo de ignorancia que les impide llegar hasta las

últimas consecuencias. Hay que crear una capacidad de buscar la verdad, de salir de la caverna,

sembrar inquietudes, sin caer en la cultura de la sospecha. Este último tramo de buscar la verdad no

debe acabar ahí, porque un adolescente no debe quedarse en medianías, debe encontrar el amor

verdadero, no en esta etapa posiblemente, pero sí como horizonte vital. Y esas es la gran tarea, por

cierto.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión La movida adolescente Caso Página: 1 de 2

A mí me gusta divertirme Los señores Soler están muy preocupados. María ha suspendido dos asignaturas en el segundo

trimestre, pero no son solo los estudios el motivo de su inquietud, es sobre todo su actitud y sus

ganas de desaparecer a todas horas de casa.

El matrimonio lleva diecinueve años casado y tiene tres hijos: Carlos, de 17 años, que se enfrenta

este curso a la Selectividad; María, de 15 años, que cursa tercero de ESO, y David, de 12 años, que

estudia Primero de ESO. Esther y Juan están sorprendidos: es la primera vez que han llegado

suspensos a casa. Además, Carlos, el mayor, nunca se ha comportado como María.

—Juan, estoy pensando en telefonear a la tutora de María para concertar una entrevista y hablar con ella de nuestra hija —comenta Esther a su marido.

—De acuerdo, pero ten en cuenta que por las mañanas me es imposible salir del despacho, y que los martes y los jueves por la tarde hay reuniones de departamentos... —dice Juan— Creo que te preocupas demasiado, mujer, son cosas de las edad, ya se le pasará. María es una cría muy maja y con un corazón enorme.

—Bueno, intentaré concretar un día que nos venga bien a todos —dijo Esther pensativa. Esa misma mañana, en el colegio, Ana comenta a María en el recreo:

—¡Qué suerte tuvimos de que nos dejaran ir a dormir a todas al piso de la tía de Marta!

—No creí que me dieran permiso —dice María—. Mis padres ¡no me dejan hacer nada! —dice gritando— ¡Suerte que no preguntaron si iba a estar la tía de Marta!

—No te quejes, que últimamente haces lo que quieres, María. ¡Nuestros padres no se enteran de nada! —dijo Ana con sonrisa pícara— Lástima que Laia nos diera la lata... ¡No sabe beber! Se puso a mezclar y acabó potando...

—Mira, yo lo tengo claro, si no controla ¡es su problema! —zanjó María— A mí me gusta divertirme. Oye —dijo en tono confidencial—, ¿por qué me gustan tanto los chicos? Ese día conocí a Daniel. ¡Es superguay! ¡Tan alto y delgado!

Consuelo, la tutora del curso, se ha dado cuenta del cambio que ha experimentado María. En clase

está distraída, ensimismada, contesta de forma brusca y se olvida de sus tareas. Le preocupan sus

evasivas y que rehúya hablar abiertamente con ella.

Se enteró de la famosa fiesta en la que Laia se emborrachó y habló con ella en la tutoría, y lo

comentó con sus padres, quienes, por cierto, pensaron que Consuelo exageraba.

El sábado siguiente María fue con Daniel a una discoteca. Sus padres le dieron permiso y fijaron una

hora de regreso, que a María le pareció demasiado temprana. Como se retrasó y hubo “bronca” no se

percataron de que María llegaba algo turbada. Esther se ha quedado con el deseo de que su hija le

contara cosas, pero como Juan se ha puesto tan intransigente con lo de la hora, María se ha cerrado

en banda y se ha acostado sin decir una palabra.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión La movida adolescente Caso Página: 2 de 2

El lunes María y Ana comentaron en el patio el fin de semana:

—¿Viste, María? ¡Qué cantidad de parejas morreándose en los rincones! Había muy poca luz y con semejante volumen era imposible hablar.

—Allí cada uno va a lo suyo —dijo María haciéndose la “liberada”, aunque también ella se había

sentido perpleja ante tal espectáculo.

—¡Pues a mí me flipó el descaro con el que nos ofrecieron pastillas!; ¡qué miedo ¿no?! —comentó

Ana.

—¡Ay!, Ana, pareces una cría, nadie te va a obligar a hacer lo que tú no quieras, ¿no? Han pasado tres meses. María continúa yendo a la discoteca. A veces con permiso, otras sin que sus

padres lo sepan... y son normales el besuqueo y los tocamientos entre ella y Daniel. Ahora ya no se

queda cohibida ante tal espectáculo, porque es protagonista y lo hace con la mayor naturalidad del

mundo.

La hora de llegada es un tema espinoso; aunque la castigan sin salir, cuando sale, siempre llega

tarde.

—¡Queréis que vuelva cuando todo el mundo sale! —se lamenta constantemente cuando se habla del

tema.

Aunque Ana se siente algo acomplejada porque ella no tiene un chico, se da cuenta de que María ha

cambiado mucho. Hace unos días discutieron sobre mantener relaciones sexuales. Ana no encontró

motivos convincentes para rebatir a María, que “se lo estaba planteando”.

Ante esta situación, Ana, que teme no saber controlarse siempre y llegar a cometer una barbaridad,

agradece que sus padres la controlen y estén tan pendientes de ella. Sabe que lo hacen, no porque

desconfíen de ella, sino por el ambiente. Muchos chicos de su edad ya han fumado porros y han

probado pastillas.

Esther ha notado que María en su interior está inquieta, desencantada. Ha observado que se ha ido

alejando de Ana, que era una buena amiga. Ahora tiene otras amigas, pero con ellas no habla como

con Ana. Ahora el teléfono descansa más, son gente para ir de marcha y punto.

Los padres de María irán mañana a hablar con Consuelo. ¿Sabrán descubrir cómo ayudar a María?

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión La movida adolescente NT Página: 1 de 4

El éxito social: diversiones, salidas, ocio y amistad El imperioso deseo de ser feliz

En la adolescencia todas las emociones, afectos y sentimientos se experimentan de forma muy

intensa. Es propio del adolescente buscar siempre el grado máximo de emoción positiva. No sólo

quiere ser aceptado, ansía ser popular, tener éxito; y por alcanzar ese objetivo muchas veces desafía

las normas y criterios que ha recibido en el entorno familiar.

El adolescente descubre que necesita compartir su vida con otros y encuentra en el grupo referentes

para sus actuaciones, gustos, aficiones e incluso opiniones.

La idea de la felicidad en el adolescente está marcada por una serie de experiencias positivas y

placenteras en las que quiere vivir constantemente. Con frecuencia identifica felicidad con diversión,

desinhibición, placer, transgresión, innovación…

Los cambios que experimenta en el desarrollo de su propio cuerpo hacen que todo lo físico tenga gran

importancia para el adolescente, por eso, entre las actividades y actitudes que muchos identifican con

diversión están:

• La risa. Definida como una respuesta biológica ante determinados estímulos que son expresión de

alegría. Los adolescentes quieren reír constantemente. A veces la búsqueda de la risa hace que la

generen motivos triviales e incluso crueles.

• La exhibición del propio cuerpo. Sorprendidos ante los cambios que experimentan en su

corporalidad, quieren aparecer como hermosos, fuertes, ágiles, dinámicos, ante los demás. Gozan

en las actividades deportivas de competición, pero también de exhibición, les gusta el baile y no

son ajenos a las tendencias de la moda.

• El sentimiento de libertad. Los adolescentes se creen capaces de asumir cualquier reto y de elegir

incluso lo que no se les permite. En ocasiones piensan que se afirman a sí mismos transgrediendo

las normas y asumiendo riesgos temerarios. Esto les hace valorar solamente la experiencia

adquirida por ellos mismos.

Los padres hemos de ayudar a los adolescentes a descubrir que la felicidad es una dimensión que da

volumen a la existencia humana y en la que interaccionan, además del cuerpo, la inteligencia y la

voluntad.

Hay que reír con los hijos pero no reírnos por todo. Todo no resulta gracioso ni divertido; no se trata

de reprimir la risa sino de cultivar un sentido del humor inteligente que les dé criterios irrefutables

para diferenciar entre reírse con y reírse de.

En el caso del valor estético del cuerpo los padres no hemos de negar la importancia de la imagen en

las relaciones interpersonales, pero ha de establecerse un cauce de diálogo fluido en el que sea

posible la negociación y el diálogo sobre moda, consumo, adecuación de la imagen a la ocasión, etc.

El adolescente ha de entender el valor de su cuerpo y garantizar que protege su intimidad; han de

entender que no todo vale, aunque su cuerpo sea hermoso.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión La movida adolescente NT Página: 2 de 4

Por otra parte, puede suceder que se sientan poco satisfechos con su físico, tengan motivos reales para ello o no. En este tema los padres hemos de tener sentido común y quitar importancia a cualquier complejo físico. Desde luego se ha de aplazar cualquier intervención estética, aunque la pidan con insistencia. El cuerpo del adolescente está en formación y hay que dejar que siga su proceso. Si hacen dieta ha de estar prescrita por un médico, y el tiempo dedicado al ejercicio físico que realicen ha de ser el razonable.

El descubrimiento y la aceptación de sí mismo: concepto de autoestima

La autoestima es una evaluación de uno mismo. Se configura mediante un conjunto de percepciones, pensamientos y sentimientos sobre nuestra manera de ser y de comportarnos. Por tanto, puede afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás.

En la vida familiar podemos distinguir tres vías de actuación: la aceptación, la comprensión y el tipo de comunicación que se establece. Es decir, la forma en que el hijo se siente aceptado y se acepta; si se siente comprendido o no, pues en el primer caso aumenta su capacidad de empatía y comprensión hacia los demás; y, por último, las estrategias y los cauces que utilice para comunicarse con los miembros de su familia, que harán de sustrato para la elaboración de una imagen positiva de sí mismo.

El adolescente que se plantea constantemente quién es y cómo es encuentra respuestas a estas preguntas, y las encuentra en el ámbito familiar y en el ámbito social.

En el ámbito familiar reclama un espacio propio para manifestar y disfrutar de su intimidad. A veces, desafía la paciencia de los padres con opiniones claramente contrarias a las costumbres y valores familiares: le gusta probar que puede decir cosas diferentes y le desconcierta que los adultos se lo tomen todo muy en serio.

Construye una imagen de sí mismo a partir de los mensajes explícitos e implícitos recibidos en la convivencia familiar, escolar y social. Estas informaciones están generalmente tamizadas por una fuerte subjetividad que, unida a una emotividad desbordada, les lleva a una sucesión imprevisible de estados diversos de ánimo.

El adolescente agradece la serenidad, el optimismo y la exigencia motivadora. Y necesita que le ayuden a moderar sus impulsos y excesos.

Las reprimendas constantes minan su autoestima. Descubre que es peculiar y diferente y que estas peculiaridades y diferencias pueden hacer que a los demás les agrade su presencia o que le rechacen. Es importante manifestarle nuestro afecto tras una reprimenda o castigo: porque le queremos, no nos es indiferente su conducta.

En estas edades el grupo ejerce una gran presión: el miedo a sentirse excluido hace que se busque una uniformidad que a veces puede llevar a la sumisión a su líder. Visten igual, ven los mismos programas, animan al mismo equipo, escuchan la misma música, utilizan un léxico diferenciador, se divierten de la misma manera, critican los mismos modelos... El pertenecer a un grupo refuerza su seguridad y afirma su personalidad frente a las “verdades” de los adultos. Sin embargo, no podemos dejar de darles argumentos para que elijan en libertad y conforme a sus valores, aunque eso suponga ir a contracorriente.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión La movida adolescente NT Página: 3 de 4

En todo momento es importante conocer a los amigos de nuestros hijos, pero en esta etapa, al abrir

las puertas de casa, podemos recabar, sin pedirla explícitamente, información sobre los valores que

les parecen importantes. No se trata de vigilarlos estrechamente, ni tampoco de permitirles todo “con

tal de que estén en casa”. Por supuesto, es muy enriquecedor conocer a las familias de los amigos de

nuestros hijos.

Han de saber desenvolverse con soltura en ambientes adversos y deben estar capacitados para tomar

decisiones correctas en situaciones conflictivas. Ése es el camino de la conquista de la libertad, que

han de comenzar a recorrer acompañados.

El éxito social

Ser aceptados por sus contemporáneos es un deseo propio de la persona que se desarrolla

plenamente en relación con los otros.

Durante la infancia nuestra pertenencia a un linaje y a una familia determina nuestras relaciones. De

la mano de nuestros padres hacemos nuestros primeros amigos en el parque infantil y en la escuela

en donde nos inscriben. Al llegar a la adolescencia queremos ser considerados por nosotros mismos y

esto nos lleva a desear tener nuevas amistades que nos valoren, comprendan y admiren por nuestras

propias cualidades.

El uso de las redes sociales facilita en gran medida esas ansias de relación de los adolescentes. El

correcto uso de las redes sociales debe ser enseñado con anterioridad, en la etapa de la pre-

adolescencia. Recordamos algunos consejos que siempre deben tener presentes nuestros hijos

respecto a las redes sociales:

- Las redes sociales son para mantener contacto con nuestros amigos, no para hacer nuevas

amistades.

- La privacidad es fundamental, no se deben dar datos personales, ni subir fotos comprometedoras. - El ordenador debe estar en el cuarto de estar, con un horario de navegación. Siempre dejando

claras las normas en las que la confianza y libertad se hagan compatibles con la responsabilidad.

Los chicos sentados en su habitación pueden estar rodeados de miles de amigos que comentan sus

“estados”, con los que comparten imágenes, chistes, etc. Un criterio para evaluar la popularidad social

es ver cuántos “amigos” tenemos en nuestro perfil y cuántos aprueban nuestras opiniones y gustos.

Algunos adolescentes, movidos por su necesidad de sentirse aceptados, llegan a falsear su perfil, e

incluso a crearse varios perfiles falsos, manifestándose de formas diversas que compiten entre sí por

obtener mayor popularidad. Este es un juego muy peligroso que ocupa muchas horas de sueño y que

lleva al adolescente a una mayor confusión afectiva.

Educar para la amistad es el antídoto más eficaz para proteger a nuestros hijos de compañías

inadecuadas y para ayudarles a no apreciar en demasía la frivolidad que se genera en las redes

sociales.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión La movida adolescente NT Página: 4 de 4

Hay que decirles claramente que los amigos los elegimos entre personas que comparten nuestros

valores y gustos. En la amistad hay varios niveles. Nuestros hijos recorrerán esos grados de amistad si

somos para ellos testimonio de amistad. Así, podemos tener la seguridad de que escogerán como

auténticos amigos a personas que les ayuden a mejorar porque les quieren; que respeten sus

decisiones y opiniones; personas que no impongan aficiones ni actividades; personas generosas que

no les utilicen en provecho propio; personas valiosas con proyectos y ganas de mejorar.

Establecer normas límites con criterios educativos perdurables

Los padres de los adolescentes han de mantener criterios claros que avalen las normas y los límites y

que sirvan para proteger a nuestros hijos ante un ambiente peligroso. Algunos temas de conversación

son imprescindibles, no se puede dar nada por entendido, hemos de ser el contrapeso de lo que en la

sociedad se presenta como atractivo a otros jóvenes.

• Lugares. Es importante que los padres conozcamos los lugares que frecuentan los jóvenes y

adolescentes, para poder evaluar personalmente los riesgos que plantean.

• Drogodependencias. Hay que informarse y hablar con nuestros hijos del riesgo de caer en

diversas dependencias peligrosas para la salud (drogas, alcohol), en las que muchos adolescentes

se inician por imprudencia pensando que todo vale si nos lleva a la diversión y a la aventura.

• El uso razonable del dinero. La adolescencia es el momento de abordar la educación en el uso del

dinero. La gestión de los recursos económicos es clave para evaluar su responsabilidad y

prudencia.

• Medidas básicas de seguridad y autoprotección. Los adolescentes no ven dificultades ni

problemas; nuestra experiencia les debe advertir de formas de reaccionar ante situaciones

inesperadas.

Nuestros hijos han de saber que nosotros confiamos plenamente en ellos. No son ellos la causa de

nuestros recelos, sino un ambiente movido por hilos manipuladores y lucrativos. Ellos han de aprender

a moverse con prudencia en el entorno social y, para ello, han de ser cautos, para no meterse en

situaciones indeseadas.

Hemos de estar convencidos de que no somos “aguafiestas” cuando contenemos las ansias de

diversión de nuestros hijos. Por supuesto que deseamos que lo pasen bien, pero hemos de ayudarles

a controlar los excesos.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 1 Página: 1 de 5

Si pudiera hablar con mi madre (Noelia) Uno de agosto. La familia Ferrer ultima los preparativos para el inicio de sus vacaciones de verano. Desde hace exactamente diez años, durante el mes de agosto, los Ferrer alquilan el mismo apartamento en la costa. Cuando Félix y Teresa lo alquilaron por primera vez, sus hijos eran todavía pequeños: Noelia estaba a punto de cumplir 6 años y Nacho acababa de cumplir 4.

Hasta entonces la montaña había sido el único destino de sus veraneos. Desde que se casaron, hace ahora 18 años, cada 1 de agosto los Ferrer se trasladaban a San Martín, pueblo donde los padres de Teresa tienen desde hace años una casa amplia y confortable, en la que ella y sus hermanos pasaron veranos inolvidables.

Félix iba a la montaña solamente por complacer a Teresa. Él, realmente, era un enamorado del mar. Le gustaba nadar, tomar el sol y sobre todo practicar windsurf, deporte en el que se inició de soltero y en el que era bastante bueno. Por eso, cuando supo que su hermano Luis había alquilado un apartamento en la costa, encontró la excusa perfecta para cambiar la montaña por el mar. Todo dependía de Teresa: dejar San Martín era un verdadero reto, pero, para asombro de todos, aceptó el cambio de buen grado: Félix se lo merecía.

Aunque el ambiente de playa supuso un gran cambio, la familia se integró rápidamente y, poco a poco, fueron haciendo amistades entre los vecinos del edificio de apartamentos y los que solían coincidir en la misma zona de playa. Por ese motivo, cuando al cabo de unos años Luis y su familia se compraron una casita en otro pueblo de mar, Félix y Teresa prefirieron quedarse. Allí habían hecho buenos amigos y sus hijos habían formado una pandilla estupenda entre hijos de matrimonios conocidos.

Con el coche cargado hasta la bandera, los Ferrer realizan el viaje hacia la costa en silencio. Mientras escuchan de fondo la música de la radio, cada uno va sumergido en sus propios pensamientos:

Noelia espera con ilusión el encuentro con sus amigas, sobre todo con Laura y Chari, para contarse los pormenores de los últimos acontecimientos del año. Laura, que tiene su misma edad, es amiga suya desde hace años, por eso Noelia sabe que no tendrá nada nuevo que contar. Laura lleva una vida rutinaria y bastante aburrida: estudiar mucho y salir poco; además, es tan “clásica” vistiendo que, a pesar de ser bastante mona, los chicos ni la miran. En cambio Chari, ¡ésa sí que tiene gancho! Tiene dieciocho años y, aunque no es muy guapa, sabe sacar partido de su cuerpo y su altura para llamar la atención. Siempre ha tenido mucho éxito con los chicos: se ha “liado” con más de uno y, ahora, está saliendo con otro, guapísimo, desde hace un mes.

Noelia no puede evitar sentir cierta envidia por el estilo de vida de Chari y el éxito que tiene con los chicos, ya que, al igual que Laura, ella tampoco tiene mucho que contar. A sus casi dieciséis años, nunca ha ido a una discoteca, ni siquiera a una “light”, nunca ha probado el tabaco y, mucho menos, el alcohol, nunca ha salido con un chico ni se ha “liado” con nadie. Sin embargo, por su forma de hablar y su rebeldía, muchos, incluidos sus padres y profesores, dudan de si ya ha tenido o no alguna de estas experiencias. Vaya, ¡un asco de vida! Por eso está decidida: de este verano no pasa, que se estrene en alguno de los placeres de esta vida.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 1 Página: 2 de 5

Nacho, por su parte, va trazando en su cabeza un plan de acción: por la mañana, ir con su padre a

practicar windsurf: debe mejorar su estilo y aprender nuevas maniobras. Además, está Vicky, la hija

del instructor de windsurf, que es “una alegría p’al cuerpo”. Por las tardes, quedar con la pandilla para

jugar al mini golf, ir en bici, patinar o, lo que más les gusta, pasear por la playa a la búsqueda de tías

buenas con poca ropa: “otra alegría pa’los ojos”. Por las noches ya sabe que no podrá salir, pero tiene

la esperanza de que, ahora que ha cumplido 14 años, sus padres le dejen participar en las reuniones

de jóvenes que se hacen en el jardín de la casa hasta las 12:00-12:30 de la noche.

Mientras Félix va canturreando la canción que suena en la radio del coche, Teresa no hace más que

pensar lo que pueda traerles este mes de agosto en la playa. Los chicos están en unas edades

difíciles. Ya no son niños, pero tampoco adultos. Viven una situación intermedia que no les gusta y les

crea inseguridad. Por otra parte, el ambiente actual no ayuda nada: frivolidad, hedonismo, una

libertad mal entendida, falta de valores, de sentido de responsabilidad, de respeto a la autoridad, etc. —Sólo espero que Nacho y Noelia sigan como hasta el verano pasado, aceptando nuestras normas, indicaciones y decisiones, aunque a veces protesten, sobre todo Noelia.

Teresa no tardó en comprobar que sus temores se confirmaban. A los dos días de estar en la playa,

Noelia presentó el primer problema. Era sábado y el grupo de amigos había decidido que, después de

cenar cada uno en su casa, saldrían a tomar algo y a la discoteca. Eso suponía volver tarde a casa.

Noelia sabía que ese plan no iba a gustar a sus padres, pero tenía que intentarlo. Pidió el permiso; sus

padres le dijeron que podía salir un rato, pero que tenía que volver pronto. Por más que intentó

convencerlos, no cambiaron de parecer. Enfadada ante su impotencia, Noelia se fue a su habitación

dando un portazo: «Tengo que encontrar una fórmula para poder salir de noche e ir a la discoteca este verano».

Esa noche volvió temprano, pero, días más tarde, eran las 3 de la mañana y Noelia no había

regresado a casa. Cada noche, después de cenar, solía reunirse con la pandilla en el jardín, charlaban

y jugaban un rato, hasta las 12:00–12:30 de la noche. Esa noche también salió al jardín, pero no

regresó a la hora de costumbre.

Félix y Teresa, preocupados, sin saber dónde buscarla, llamaron a casa de su amiga Laura; su padre

les dijo que dormía desde hacía mucho rato. Llamaron a urgencias y a la policía, sin éxito. Asustados,

salieron a buscarla y, después de recorrer las calles del pueblo sin verla, volvieron a casa pensando lo

peor. Noelia acababa de llegar. Teresa, con los ojos llenos de lágrimas, la abrazó dando gracias a Dios

de que no le hubiera pasado nada. Félix, muy serio, le pidió explicaciones. Noelia, nerviosa y

tartamudeando, comenzó a desgranar una historia inverosímil sobre una chica con un problema muy

grande a quien ella había acompañado a su casa para consolarla.

Era tan evidente la mentira y tan poco amistosa la mirada de Félix que Noelia acabó confesando la

verdad: esa noche, en lugar de reunirse con la pandilla en el jardín, se había ido con Chari y una

amiga suya, Sole, a la discoteca. Pensaban estar solo un rato, pero se les pasó el tiempo sin darse

cuenta.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 1 Página: 3 de 5

Teresa, intuyendo el enfado de Félix y temiendo una reacción inadecuada, salió al paso, enviando a

Noelia a la cama y emplazándola al día siguiente para tener una conversación entre los tres. Al cerrar la puerta y quedarse sola en su habitación, Noelia sintió un gran alivio. Había sido una noche

de nuevas experiencias y temía que sus padres notaran su excitación.

Era la tercera vez que se colaban en la discoteca. Chari, que es amiga del portero, le había pedido que

hiciera la vista gorda y les dejara pasar. Las dos primeras noches Noelia estuvo muy poco rato, tenía

que volver pronto a casa para evitar que notaran su ausencia del jardín. Pero pudo descubrir el

mundo de las discotecas: oscuridad, música ensordecedora, humo, alcohol y multitud de gente que,

sin conocerse mucho, comparten diversión y placer. Buen ejemplo era Chari, que en las dos ocasiones

había ligado enseguida, se había enrollado y, desde luego, /se quedó en/ no dejó la disco cuando

Noelia y Sole volvieron a casa.

Pero esta noche todo había sido distinto. Se había vestido de forma más atrevida, siguiendo los

consejos de Chari. Ella y Sole, habituadas a ir de discoteca y acostumbradas a fumar y a beber,

también la persuadieron para que se estrenara, primero con el tabaco y luego con el alcohol. El

estreno no fue muy agradable: todo le daba vueltas y tenía el estómago revuelto, pero estaba

eufórica, alegre, divertida. Era una sensación especial, distinta.

Bebieron y bailaron sin parar. Luego Chari, como siempre, se lio con uno y desapareció. Cuando

Noelia y Sole estaban a punto de marcharse, dos chicos, guapos y muy simpáticos, se acercaron y

comenzaron a insinuarse. Sole les siguió el juego y, casi sin darse cuenta, se encontraron enrolladas

con ellos. Para Noelia era su primera experiencia, no sabía exactamente qué hacer y, sin fuerzas para

negarse, se dejó llevar por su experto compañero. Cuando éste intentó algo más, Noelia, asustada,

fue capaz de reaccionar y corrió en busca de sus amigas. Perdida la noción del tiempo, miró el reloj,

se dio cuenta de lo tarde que era y, al no ver a sus amigas, volvió a casa sola, con miedo y pensando

en la bronca que le iba a caer.

Ya en su cama, Noelia no consigue conciliar el sueño. La experiencia que acaba de vivir le mantiene

alterada:

«¡Cuántas sensaciones nuevas! Lo que pasó con ese guapo desconocido, del que no recuerdo ni su

nombre, me ha dejado mal sabor de boca. Sé que para él solo he sido alguien que le ha

proporcionado un rato de placer; aunque no puedo quejarme, yo quería vivir los placeres de la vida, y

él me ha proporcionado un buen comienzo. Desde luego el alcohol facilitó las cosas; sin beber, jamás

me hubiera liado con un desconocido. Dicen que las “pastillas” desinhiben aún más y te permiten

disfrutar al máximo, suerte que no las tomé. »La verdad es que no era así como había soñado descubrir el amor, pero, como dice Chari, una cosa

es el amor y otra el placer, y la verdad es que el placer no está nada mal.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 1 Página: 4 de 5

»Si pudiera hablar con mi madre de estos temas.... Ella nunca ha querido tocarlos abiertamente y, cuando le pregunto algo, responde con evasivas. Todo lo que sé lo he aprendido a través de las amigas y de revistas. En el colegio nos han hablado de sexualidad, pero de una forma fría e intelectual.

»Me encantaría tener una buena relación con mi madre y la confianza para poder preguntarle todo lo que quisiera saber sobre el amor y los misterios de la vida. Reconozco que yo pongo poco de mi parte, pero es que la siento tan lejos de mí… No sé qué hacer para hablar con ella».

A solas, Félix y Teresa comentan el tema. Félix está dolido y enfadado por el comportamiento de su

hija: ir a la discoteca a escondidas. Reconoce que a sus casi dieciséis años es normal que tenga

ilusión por ir a la discoteca, pero le preocupa que, en ese ambiente discotequero, algún “depredador”

pueda hacerle daño. Para él, sigue siendo “su niña”.

Teresa, por su parte, comienza a arrepentirse de haber cambiado el lugar de veraneo. Ella y sus

hermanos habían pasado veranos estupendos en la montaña sin necesidad de discotecas. Y ahora

Noelia, algo rebelde y contestataria, pero no mentirosa, no sólo había desobedecido, sino que además

les había engañado y todo por ir a la discoteca. ¿Qué estará pasando con esta niña?

Después de hablar, ambos coinciden en que, al ser la primera vez, vale la pena darle un voto de

confianza. Así se lo hicieron saber a Noelia al día siguiente: —Tu madre y yo esperamos que esto no se repita.

Noelia queda tranquila al saber que no será castigada, pero echa en falta el interés de sus padres por

saber qué le llevó a comportarse de esa manera; y eso que ellos no saben todo lo que realmente

pasó.

El verano se presenta difícil para Noelia. Por una parte quiere responder a la imagen que sus padres

tienen de ella y, por otra, están los planes de los amigos, sus retos personales, sus deseos de

descubrir mundo y de hacer cosas nuevas. Es consciente de que la influencia de Chari y Sole puede

ser negativa, pero también sabe que renunciar a su amistad con ellas es cerrar una ventana por la

que puede asomarse a ese mundo de diversión y nuevas sensaciones que le resulta tan atractivo y

emocionante y que, hasta ahora, solo conocía a través de fotos y artículos de revistas. Por su parte, Nacho pasa cada mañana un buen rato practicando el windsurf junto a su padre. Sus

progresos son tan evidentes que despiertan la satisfacción de su padre y la admiración de sus amigos

y de Vicky. Aunque hablan poco, la relación diaria entre ambos ha permitido a Nacho descubrir que

Vicky es algo más que un cuerpo hermoso. Ella se ha convertido en alguien muy especial para él. La

mayor parte del tiempo Nacho está con amigos de la pandilla compartiendo juegos y diversiones; le

gustaría poder hacer más cosas, tener más libertad, pero, después de lo que pasó con Noelia, prefiere

no buscarse problemas.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 1 Página: 5 de 5

En el último año ha cambiado mucho: ya es más alto que su padre, le ha cambiado la voz y, según

sus amigos, “está hecho un «cachas-man»”, pero también está más callado y solitario, con frecuentes

cambios de humor. Tiene ganas de ser mayor, pero también le asusta llegar a serlo.

El resto del verano transcurrió sin grandes sobresaltos. Nacho dedicaba cada vez más tiempo al

windsurf, y comenzó a preocuparse por su aspecto personal. Esto hizo feliz a su madre, que siempre

luchaba con él por este tema. Noelia siguió insistiendo para que la dejaran salir de noche, sin

conseguirlo, lo que era motivo de constantes discusiones con sus padres. El recuerdo de todo lo

sucedido despertaba en ella sentimientos encontrados de culpa y de rebeldía; pero, sobre todo, le

abría el interrogante de lo que hubiera sucedido si aquella noche ella no reacciona y sale corriendo.

Teresa está preocupada. Es consciente de los cambios que se están operando en su hija, pero ignora

los pensamientos que ocupan su cabeza. Noelia no es fácil, y menos últimamente; habla poco y

siempre contesta con monosílabos. Hace tanto que pasó que ni recuerda cuándo mantuvieron por

última vez una verdadera conversación. Tiene claro que debe buscar la manera de acercarse al mundo

de Noelia, pero no sabe cómo abordar a su hija adolescente. —Y pensar que el próximo verano estarán los dos, Nacho y Noelia, en plena adolescencia. ¡Qué horror!

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 2 Página: 1 de 5

Si pudiese hablar con mi padre (Nacho) Uno de agosto. La familia Ferrer ultima los preparativos para el inicio de sus vacaciones de verano.

Desde hace exactamente diez años, durante el mes de agosto, los Ferrer alquilan el mismo

apartamento en la costa. Cuando Félix y Teresa lo alquilaron por primera vez, sus hijos eran todavía

pequeños: Nacho estaba a punto de cumplir 6 años y Noelia acababa de cumplir los cuatro.

Hasta entonces la montaña había sido el único destino de sus veraneos. Se casaron hace 18 años,

Félix con 25 y Teresa con 23 años, y, desde entonces, rigurosamente hasta hace 10 años, cada 1 de

agosto, los Ferrer se trasladaban a San Martín, pueblo donde los padres de Teresa tienen una casa

amplia y confortable. Allí, Teresa, primero con sus hermanos, y luego con su marido y sus hijos, pasó

veranos inolvidables.

Félix iba a la montaña solamente por complacer a Teresa. Él, realmente, era un enamorado del mar.

Le gustaba nadar, tomar el sol y sobre todo practicar el windsurf, deporte en el que se inició de

soltero y en el que era bastante bueno. Por eso, cuando supo que su hermano Luis había alquilado un

apartamento en la costa, a pesar del esfuerzo económico que les representaba, encontró la excusa

perfecta para cambiar la montaña por el mar. Todo dependía de Teresa: dejar San Martín era un

verdadero reto, pero, para asombro de todos, Teresa aceptó el cambio de buen grado: Félix se lo

merecía.

Aunque el ambiente de playa supuso un gran cambio, la familia se integró rápidamente y, poco a

poco, fueron haciendo amistades entre los vecinos del edificio de apartamentos y los que solían

coincidir en la misma zona de playa. Por ese motivo, cuando al cabo de unos años Luis y su familia se

compraron una casita en otro pueblo de mar, Félix y Teresa prefirieron quedarse. Allí habían hecho

buenos amigos y sus hijos habían formado una pandilla estupenda entre hijos de matrimonios

conocidos.

Con el coche cargado hasta la bandera, los Ferrer realizan el viaje hacia la costa en silencio. Mientras

escuchan de fondo la música de la radio, cada uno va sumergido en sus propios pensamientos:

Noelia espera con ilusión el encuentro con sus dos grandes amigas para contarse los pormenores de

los últimos acontecimientos del año. Una de ellas está saliendo con un chico desde Navidad y espera

conocer la historia con todo lujo de detalles. La otra, que el verano pasado estaba enamorada de su

hermano Nacho, tendrá que olvidarse de él, porque Nacho no quiere saber nada de ella: “La pobre, ¡qué mal lo va a pasar!”, piensa Noelia.

Pero, a sus 14 años, el gran sueño de Noelia es volver a ver a Kelly, un chico inglés “guapísimo” que

conoció a finales del verano pasado y que le robó el corazón. Durante el año se han intercambiado

postales y felicitaciones de cumpleaños y Navidad. Él le aseguró que volverían a verse en la playa este

agosto. Ella espera con impaciencia ese momento.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 2 Página: 2 de 5

«¿Habrá cambiado mucho? Nacho tiene su misma edad y en este último año ha cambiado un montón. ¿Tendrá las piernas tan peludas como Nacho? Espero que se dé cuenta de que he adelgazado y que haya valido la pena pasar hambre y dejar de comer chuches. Ojalá este mes no me salgan muchos granos con la regla».

Nacho, por su parte, va trazando en su cabeza un plan de acción: por la mañana irá con su padre a practicar windsurf. Quiere mejorar su estilo y aprender nuevas maniobras. Pero, sobre todo, así tendrá oportunidad de ver a la hija del instructor de windsurf, que está como un tren. A ver si este verano consigue ligársela. Por las tardes a jugar al minigolf o a la bolera, con la pandilla; y, por las noches, a la discoteca o a tomar algo y a bailar, hasta tarde:

«Espero que mis padres entren en razón y comprendan que, con casi 16 años, ya tengo edad para salir de noche, sobre todo en verano».

Mientras Félix va canturreando la canción que suena en la radio del coche, Teresa no hace más que pensar lo que pueda traerles este mes de agosto en la playa. Los chicos están en unas edades difíciles. Ya no son niños, pero tampoco adultos. Viven una situación intermedia, que no les gusta y, además, les crea inseguridad. Por otra parte, el ambiente actual no ayuda nada: frivolidad, hedonismo, una libertad mal entendida, falta de valores, de sentido de responsabilidad, de respeto a la autoridad, etc.

«Solo espero que Nacho y Noelia sigan como hasta el verano pasado, aceptando nuestras normas, indicaciones y decisiones, aunque a veces protesten, sobre todo Nacho.»

Teresa no tardó en comprobar que sus temores se confirmaban. A los dos días de estar en la playa, Nacho presentó el primer problema. Era sábado y el grupo de amigos había decidido que, después de cenar cada uno en su casa, saldrían a tomar algo y a la discoteca. Eso suponía volver tarde a casa. Nacho sabía que ese plan no iba a gustar a sus padres, pero tenía que intentarlo. Pidió el permiso; sus padres le dijeron que podía salir un rato, pero que tenía que volver pronto. Por más que intentó convencerlos, no cambiaron de parecer. Enfadado ante su impotencia, Nacho se fue a su habitación dando un portazo:

«Tengo que encontrar la manera de poder salir de noche e ir a la disco este verano».

Esa noche volvió temprano, pero, unos días más tarde, eran las 3 de la mañana y Nacho no había regresado a casa. Cada noche después de cenar, solía reunirse con la pandilla en el jardín de los apartamentos; charlaban y jugaban un rato, hasta las 12 o 12,30 de la noche. Esa noche también salió al jardín, pero no regresó a la hora acostumbrada.

Félix y Teresa, preocupados, sin saber dónde buscarle; llamaron a casa de su amigo Ricardo; su padre les dijo que dormía desde hacía mucho rato. Llamaron a urgencias y a la policía, sin éxito. Asustados, salieron a buscarlo, y después de recorrer las calles del pueblo sin verlo, volvieron a casa pensando lo peor. Pero, afortunadamente, Nacho acababa de llegar. Teresa, con los ojos llenos de lágrimas, le abrazó dando gracias a Dios de que no le hubiera pasado nada. Félix, muy serio, le pidió explicaciones, y su hijo, nervioso y tartamudeando, comenzó a desgranar una historia inverosímil sobre un compañero que se encontraba muy mal y al que habían tenido que acompañar a urgencias.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 2 Página: 3 de 5

Era tan evidente la mentira y tan poco amistosa la mirada de Félix que Nacho acabó confesando la

verdad: en lugar de reunirse con la pandilla en el jardín, él y dos amigos, Rafa y Dany, que no eran de

la pandilla, decidieron ir un rato a la discoteca, pero se les pasó el tiempo sin darse cuenta.

Teresa, intuyendo el enfado de Félix y temiendo una reacción inadecuada, salió al paso, enviando a

Nacho a la cama y emplazándolo al día siguiente para una conversación entre los tres.

Al cerrar la puerta y quedarse solo en su habitación, Nacho sintió un gran alivio. Había sido una noche

de nuevas experiencias y temía que sus padres notaran su excitación.

Esta era la tercera vez que se colaban en la discoteca. Rafa, que ya tiene 18 años y es amigo del

portero, le pidió que hiciera la vista gorda y les dejara pasar. Acostumbrados a beber, ya el primer día

Rafa y Dany persuadieron a Nacho para que se estrenara con el alcohol. Tomó un combinado extraño,

de sabor muy fuerte. Se sentía eufórico, divertido, aunque todo le daba vueltas. Era una sensación

nueva, distinta, que le asustaba y le atraía a un mismo tiempo. Las dos primeras veces Nacho y Dany

estuvieron poco rato: debían volver pronto a casa para que no les descubrieran. En ambas ocasiones,

Rafa acabó enrollándose con una chica, y se quedó en la disco mientras Nacho y Dany volvían a casa.

Pero esta noche ocurrió algo distinto. Bebieron, bailaron y luego, Rafa, como siempre, desapareció

con su amiguita. Cuando Nacho y Dany estaban a punto de marcharse, dos chavalas, mayores que

ellos, se acercaron y comenzaron a insinuarse. Casi sin darse cuenta se encontraron enrollados con

ellas. Para Nacho era su primera experiencia y se dejó llevar por su experta compañera. Su cuerpo

respondía sin que él pudiera controlarlo. De repente, ella le pone algo en la mano: un preservativo.

Nacho comprende lo que eso significa y se asusta. No está preparado para afrontar todavía esa

situación y, haciendo acopio de valor, se despide apresuradamente. Perdida la noción del tiempo, mira

el reloj y se da cuenta de lo tarde que es. Busca a su alrededor y, al no ver a sus amigos, vuelve a

casa corriendo, y pensando en la bronca que le iba a caer.

Ya en su cama, Nacho no consigue conciliar el sueño. La experiencia que acaba de vivir le mantiene

alterado: «¡Cuántas sensaciones nuevas! Si eso es el placer sexual, cuando llegue a “hacerlo”, ¿qué voy a sentir? Soy un imbécil. Al ver el preservativo me asusté. Me trataron como a un hombre y yo me comporté como un niño. Dicen que “hacerlo” te hace más hombre y yo he perdido la ocasión. Y eso que había bebido y me sentía eufórico. Quizá si hubiera tomado una de aquellas “pastillas” de Rafa, me hubiera sentido capaz de seguir hasta el final.

»Si pudiera hablar con mi padre de estos temas... La verdad es que él no ha querido nunca tocarlos abiertamente y, cuando le pregunto algo, responde con evasivas. Todo lo que sé lo he aprendido a través de los amigos y de revistas. En el colegio nos han hablado de sexualidad, pero de una forma muy fría e intelectual.

»Lo que me gustaría es tener la confianza de poder preguntarle a mi padre todo lo que quiero saber. Tal vez con el tiempo y practicando los dos el windsurf, encontremos el momento».

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 2 Página: 4 de 5

A solas, Félix y Teresa comentan el tema. A Félix, aunque enfadado por la desobediencia de su hijo, le

parece normal que haya querido ir a la discoteca por encima de todo. El también hizo cosas parecidas

en su adolescencia. Al ser la primera vez, él le daría otra oportunidad.

Teresa, por su parte, se lamenta de los nuevos tiempos. En su época, ella y sus hermanos habían

pasado veranos estupendos en la montaña sin necesidad de discotecas, y, ahora, las discotecas están

por todas partes, incluso en la montaña. Además esta noche, por ir a la discoteca y por hacer el

hombre, Nacho no solo ha desobedecido, sino que les ha engañado. Pero, como dice Félix, ha sido la

primera vez y vale la pena darle un voto de confianza.

Al día siguiente, reunidos los tres y tras una discretísima reprimenda, Félix concluye diciendo:

—Tu madre y yo esperamos que esto no se repita.

El verano para Nacho se presentaba lleno de dificultades. Por una parte quería responder a la imagen

que sus padres tenían de él y, por otra, estaban los planes de los amigos, sus retos personales, sus

deseos de descubrir mundo y de hacer cosas nuevas.

Pero, sobre todo, le inquietaban esos impulsos interiores, esas sensaciones tan intensas que lo

turbaban con tanta frecuencia, sobre todo en la playa, al ver a los monumentos de mujeres que

paseaban su anatomía al descubierto, o con bikinis mínimos que todavía estimulaban más su

imaginación. Al jugar a la pelota con las chicas de la pandilla, ¡qué movimientos! O cuando era testigo

casual del juego de amor de alguna pareja en el agua o en la arena. Cuántas veces había tenido que

correr hacia el agua para evitar una situación embarazosa. Era algo que no podía reprimir ni controlar.

Y, luego, por las noches, a solas en la habitación, todas esas imágenes volvían a perseguirle mientras

conciliaba el sueño, e incluso dormido. Lo peor venía el domingo, cuando, en Misa, no podía acercarse

a comulgar y sentía la mirada interrogante y preocupada de su madre.

Cada mañana Nacho y su padre pasaban un buen rato practicando el windsurf. Padre e hijo

disfrutaban navegando juntos. Los progresos de Nacho resultaban evidentes para todos, en especial

para Vicky, la hija del instructor. La relación diaria entre ambos hizo crecer la mutua atracción que

sentían. La playa y el windsurf eran sus cómplices, y así pasaban juntos muchas horas, conversando

de mil temas distintos.

Nacho sólo podía verla en la playa, porque, a sus 15 años recién cumplidos, los padres de Vicky no la

dejaban salir de noche. Aunque era innegable que le hubiera gustado estar con ella por la noche y

pasear de la mano junto al mar, Nacho se alegraba de que Vicky no fuera como esas chicas de la

discoteca. Para él Vicky era algo especial.

El resto del verano transcurrió sin grandes sobresaltos. Noelia formaba un trío divertido y bien avenido

con sus dos amigas. Iban juntas a todas partes, y el día les resultaba corto para hablar de sus

“amores” y sus intimidades.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente Caso 2 Página: 5 de 5

Kelly cumplió su palabra. Aunque no veraneaba en la misma playa, una tarde fue a saludarla. Noelia

no podía contener la emoción. Hablaron poco, pero le dijo que estaba muy guapa y más delgada,

¡menos mal! Él estaba más alto, más delgado, con muchísimos pelos en las piernas y algo de acné,

pero seguía estando guapísimo. Quedaron en seguirse escribiendo.

Nacho siguió insistiendo para que le dejaran salir de noche, sin conseguirlo. Pero estaba más

tranquilo, ahora tenía alguien que acaparaba su atención y sus pensamientos: Vicky.

El mes de agosto está terminando y Teresa no puede ocultar su preocupación. Es consciente de los

cambios que se están operando en su hijo, de su distinto comportamiento, de su aislamiento. Pero

Nacho habla poco y ella ignora los pensamientos que ocupan su cabeza, lo que hace cuando sale con

los amigos, etc. Tenía la esperanza de que este verano hablara algo más con su padre, pero al

parecer ninguno de los dos ha sabido romper el hielo.

Félix, orgulloso de que su hijo haya resultado un conquistador, comenta a Teresa la relación que ha

surgido entre Nacho y Vicky. Sorprendida por la noticia, Teresa aprovecha para transmitirle sus

preocupaciones y la necesidad de que Félix busque la manera de acercarse a Nacho, para conocer sus

pensamientos y poder aconsejarle. Félix piensa que su mujer exagera un poco, pero le promete que lo

intentará.

Teresa teme que, cuando vuelvan a la vida cotidiana, algunas de las cosas que Nacho ha descubierto

este verano o de las experiencias que haya podido vivir lleguen a modificar su actitud, su modo de

pensar o sus principios. Está en una edad tan difícil.... —Y pensar que el próximo verano estarán los dos, Nacho y Noelia, en plena adolescencia. ¡Qué horror!

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 1 de 8

Educación de la sexualidad… para saber amar

Primeros planteamientos

Desde hace bastante tiempo todo el mundo reconoce la necesidad de la educación de la sexualidad, pero el modo de entenderla depende de la antropología que se defienda. No es lo mismo una educación dirigida a la promoción del llamado “sexo seguro” que una educación de la sexualidad orientada hacia la vivencia del amor, de la entrega personal y la transmisión responsable de la vida.

En una sociedad permisiva, donde prima el subjetivismo (yo opino, yo creo, yo pienso), donde se ha perdido el concepto objetivo del bien y del mal, donde se confunden los parámetros de normalidad y frecuencia (como si un hecho, por ser frecuente, se convirtiera en normal) y con una escala de valores cambiante, en función de las modas, se hace difícil transmitir a los hijos cuál es el verdadero significado y valor de la sexualidad humana.

Los padres son los principales responsables de la educación de sus hijos, por lo tanto, es a ellos a quienes corresponde, no sólo impartir esa educación, sino elegir qué colaboradores les parecen apropiados para ello y, por supuesto, supervisar las posibles influencias del entorno que puedan surgir y afectarles.

Como planteamiento primero, para educar bien la afectividad de los hijos hace falta que los padres tengan:

Un proyecto educativo común (valores, criterios, metas) Información correcta sobre la sexualidad humana y la afectividad Coherencia educativa (ser ejemplo y testimonio)

Como segundo planteamiento cabe decir que la educación de la sexualidad debe ser siempre integral, ya que la afectividad, los impulsos emocionales y la vivencia del amor de los seres humanos abarcan todas las facetas de su vida y repercuten y marcan profundamente muchas de sus acciones.

Por último tenemos que recordaros que debe ser una formación pausada, continua, concreta y personalizada, es decir, teniendo en cuenta la propia forma de ser y de sentir de cada hijo. Solamente a través de la educación de la afectividad desde la infancia y la integración armónica de todos los conceptos de la sexualidad humana es posible que nuestros hijos puedan alcanzar un crecimiento personal, lento y gradual, y una verdadera madurez psico-sexual.

Los grandes eventos de la preadolescencia

Hemos de partir de que en la preadolescencia, etapa que engloba todos los procesos biológicos, fisiológicos, y psicológicos de la pubertad, se producen dos grandes eventos que marcan la sexualidad y el comportamiento afectivo de todas la personas, que son: la aparición definitiva de la capacidad de procrear y el efusivo despertar de toda nuestra sexualidad.

A) La capacidad de procrear:

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 2 de 8

El desarrollo y progreso de la función de sus órganos reproductores confiere al preadolescente la capacidad fisiológica de procrear, aunque, claro está, esa capacidad no se acompaña todavía ni de la madurez biológica —desarrollo físico— ni de la madurez psicológica necesarias para poder vivir adecuadamente una maternidad o una paternidad. Sin embargo, los preadolescentes deben saber y ser conscientes de que, desde la pubertad, cualquier actividad sexual que se tenga con el sexo contrario puede tener como consecuencia un embarazo.

Es muy importante que los preadolescentes —y, por supuesto, los adolescentes— comprendan el valor que tiene su capacidad pro-creativa (ser fértil es signo de salud) y el papel tan importante que ésta desempeñará en la transmisión de la vida.

B) El despertar de la sexualidad:

Los efectos que provoca este efusivo despertar de la sexualidad son muchos y variados y tienen repercusión en muchos comportamientos, pero aquí es interesante resaltar que, el que más suele marcarles, es un continuo sentimiento, más o menos consciente, de inseguridad:

*Inseguridad física: al descubrir los cambios producidos en su propio cuerpo, que se le revela como fuente de sensaciones, impulsos y deseos desconocidos hasta entonces.

*Inseguridad psíquica: ya que cuestiona su propia personalidad: descubre su intimidad como persona, necesita imperiosamente reconocer su propia identidad y encontrar respuestas a interrogantes existenciales.

*Inseguridad social: descubre al sexo opuesto como algo atractivo, apetecible y desconcertante a la vez; en muchas ocasiones no sabe cómo comportarse: ya no son niños, pero tampoco son adultos, y durante unos años mezclan conductas propias de ambos estatus.

La llamada “educación sexual” tiene como finalidad ayudar a los hijos a descubrir el verdadero sentido y valor de la sexualidad humana, pues, siendo dueños y señores de ella, podrán usarla y guardarla libremente, principalmente para entregarla más adelante a la persona que hayan decidido amar.

Encauzando su sexualidad: Una correcta educación de la sexualidad exigirá: informar a la inteligencia, educar los sentimientos, orientar la conducta.

A) informar a la inteligencia: Esto supondrá dar conocimientos sobre:

1º Qué es la sexualidad humana:

La sexualidad humana es el conjunto de características biológicas y psicológicas que hacen al ser humano hombre o mujer. Es, pues, una realidad profunda, presente y operante en todas las dimensiones de la persona: física, biológica, psicológica, e incluso en la dimensión ética y espiritual.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 3 de 8

2ª Diferencias entre sexualidad masculina y femenina:

Conjunto de características biológicas y psicológicas propias del hombre o de la mujer, y que constituyen la masculinidad y la feminidad de las personas

3ª Masculino y femenino, hombre y mujer: distintos y complementarios

4º Diferencias entre sexualidad humana y sexualidad animal:

La sexualidad animal está caracterizada por un instinto sexual que impulsa irrefrenablemente al individuo a la reproducción, pero en la época de celo; el impulso desaparece fuera de estas épocas.

La sexualidad humana, en cambio, al no estar condicionada por un instinto sexual, no tiene esa característica de impulso ineludible e inevitable. El hombre, gracias a su inteligencia y a su voluntad, puede controlar libremente su impulso sexual y decidir en cada momento el uso o no de su capacidad sexual. El hombre es la única criatura que puede gobernar su sexualidad, pudiendo dirigirla de forma positiva, hacia el matrimonio o el celibato, o de forma negativa, permitiéndose todo tipo de desviaciones y perversiones.

5º Las dimensiones de la sexualidad humana:

En el análisis del comportamiento y actividad sexual humana se distinguen cuatro dimensiones fundamentales que, en sus aspectos más fundamentales, están entrelazadas entre sí, y que son:

La Afectividad: vivencia de los sentimientos, afectos y otras manifestaciones emocionales: cariño, impulsos, compasiones, ternuras, caricias, atenciones, cuidados, delicadezas.

El Diálogo: conversar, comunicar desde la intimidad, comprender y compartir algo más que sentimientos: ilusiones, anhelos, intereses, conocimientos, objetivos, ideales... Y también es diálogo el lenguaje corporal y de los gestos: miradas, sonrisas, caricias, ademanes, etc.

El Placer: sensación agradable que acompaña a aquellas funciones importantes para la vida del ser humano (comer, dormir, reproducirse) y que tiene una doble finalidad:

Ser un “reclamo”: el placer hace apetecible la función y, así, ayuda al hombre a no inhibirse de cumplirla.

Ser una “gratificación”: el placer es regalo que se recibe al cumplir esa función.

La Procreación: fruto, permanencia y continuidad del amor entre marido y mujer; testimonio físico y palpable de que dos son uno.

En resumen, podemos concluir que la integración armónica de las cuatro dimensiones de la sexualidad humana tiene, en el ser humano, una doble finalidad:

la capacidad de complementarse con otro ser humano: a través de la vivencia de la afectividad y el diálogo matrimonial.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 4 de 8

la posibilidad procreadora: consecuencia lógica de la unión sexual entre marido y mujer, cuando utilizan ambos su capacidad fecundante.

Sin embargo, gran parte de nuestra sociedad utiliza su sexualidad únicamente en función de una

motivación hedonista. Con el argumento de que la verdadera finalidad de la sexualidad es el placer

sexual, ignoran o soslayan las otras tres dimensiones de la sexualidad humana. Esa mentalidad

hedonista, reforzada por la publicidad, el consumismo y la proliferación de los métodos

anticonceptivos, hace que muchos adolescentes busquen solamente el placer, como único fin, sin

pensar en las posibles consecuencias de sus actos.

B) educar los sentimientos:

Los sentimientos: son afectos que nacen de forma involuntaria en nuestro mundo afectivo y que, poco

a poco, van pasando a nuestro conocimiento y parte más intelectual, para instalarse allí e irse

alimentando constantemente de nuestras emociones, de nuestras sensaciones y de nuestros afectos.

Producen relaciones afectivas sólidas y duraderas y normalmente reflejan lo que está sucediendo en la

intimidad de la persona.

La afectividad: es la dimensión que siempre está presente en todas las manifestaciones de la

sexualidad humana; a través de ella las personas desarrollan las capacidades para relacionarse con

otras personas, gracias a ella podemos experimentar emociones y construir sentimientos.

La educación de los sentimientos y de la afectividad debe iniciarse desde la infancia, ofreciendo a los

hijos un ambiente familiar adecuado donde aprendan a descubrir la gratuidad del amor verdadero, el

valor de las vinculaciones afectivas y la capacidad de servicio materna, paterna, fraterna y familiar,

expresiones que les llevarán a reconocer el testimonio del amor de sus padres y, sobre todo, la

satisfacción de sentirse amados.

Así, al llegar a la pubertad, los hijos se encuentran emocionalmente más preparados para que, de

forma lenta y progresiva, podamos ir introduciendo información, criterios y valores que les ayuden a

vivir correctamente su sexualidad.

“Los sentimientos constituyen la forma más frecuente de vivir la afectividad. El sentimiento

gratificante por excelencia es el AMOR”. Prof. E. Rojas

Actualmente hay una trivialización del tema del amor, por la que se desvirtúa su verdadera esencia.

Un ejemplo lo tenemos en la desafortunada expresión “hacer el amor”, en la que la palabra amor se

utiliza para referirse a la realización de un acto puramente sexual, como es un coito, exento en la

mayor parte de casos de una intención verdaderamente amorosa.

Por otra parte, existen en el ambiente una serie de conceptos e ideas erróneas que pueden

desorientar al adolescente: se reduce la sexualidad a lo puramente sexual, cayendo en la genitalidad

exclusiva, y se vende la idea de que placer es sinónimo de felicidad. Todo eso lleva a la frustración y,

entonces, la fidelidad se ve como una limitación y la castidad como represión.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 5 de 8

La educación de la sexualidad es, fundamentalmente, una educación para el amor

En el amor humano podemos distinguir dos componentes:

El amor de amistad: inclinación o tendencia a adherirse a alguien, que hemos elegido por ser bueno, y que nos hace desear su compañía y su bien. Es un amor fundamentado en los sentimientos, la ternura y el cariño, y se caracteriza porque busca el bien del otro. Antropológicamente se denomina amor de benevolencia o ágape.

El amor erótico: tiende a la posesión real de la persona amada, buscando unirse a ella de una forma auténtica y tangible. El punto de partida suele ser la atracción física, que luego se traduce en tendencia sexual, por lo que también se denomina amor de concupiscencia.

Desde la pubertad, el amor humano evoluciona en función de la edad y grado de madurez personal, pasando por cuatro distintas etapas, que enunciamos brevemente:

1º Disociación de ambos componentes: predominio del sentimiento y la ternura, y desinterés por lo sexual: Amores platónicos propios de la pubertad.

2º La atracción sexual se hace dominante: se exterioriza la sexualidad.. Propio de la adolescencia.

3º La atracción sexual se supedita a la persona: tipificación de la atracción: la atracción se supedita a un estilo concreto de persona. Propio de la juventud.

4º Integración de ambos componentes en una misma persona: concreción: de entre las que atraen, se desea con intensa pasión a una sola persona. Propio de la madurez del adulto.

En el adolescente, debido a la explosión hormonal, todo lo erótico o puramente sexual se encuentra más a flor de piel, y puede correr el riesgo de pasar a un primer plano si estos cambios físicos no van acompañados de una maduración psicológica. Por eso, podemos considerar como propio de su momento evolutivo que le resulten sexualmente atractivas todas las personas del sexo opuesto, sobre todo aquellas que, anatómicamente, están mejor dotadas. Su atención se centra principalmente en aquellas zonas del cuerpo que tienen mayor carga erótica; eso les lleva a buscar la pornografía y el erotismo. En este aspecto, existe una gran diferencia entre chicos y chicas, siendo mucho más efervescente el erotismo masculino.

C) orientar la conducta:

Una manifestación de este erotismo efervescente del adolescente es la tendencia a la masturbación: acto autoerótico en el que, además de obtener placer, psicológicamente se satisface la fantasía básica de autosuficiencia y se evade el sentimiento de dependencia, de necesidad del otro. La masturbación refleja una actitud inmadura.

Justamente por su inmadurez psico-sexual, la masturbación es más frecuente en los adolescentes, tanto en chicos como en chicas, y su práctica puede ser ocasional, o bien llegar a convertirse en un hábito. El hábito masturbatorio promueve en el adolescente la búsqueda de la soledad y el aislamiento, lo que les lleva a encerrarse en sí mismos. Cuando este hábito es intenso, puede llegar a darse una grave dependencia, con reacciones psicológicas de perturbación emocional. Por otra parte, el hábito de obtener el placer en solitario puede llegar a disminuir la capacidad de obtener placer en la sexualidad compartida.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 6 de 8

Este bullicio hormonal propio de la adolescencia no solo les provoca un erotismo efervescente, sino

que además, a veces, obnubila su razón y debilita su voluntad.

Por ser un colectivo inexperto que vive peligrosamente las conductas sexuales, la OMS considera a la población adolescente, como una “POBLACIÓN DE RIESGO”

¿Cómo podemos ayudarles a orientar sus conductas?

1. Hablando mucho con ellos desde que son pequeños. Los afectos pertenecen en gran medida a

nuestro mundo íntimo y, si nadie nos guía y nos informa de todo lo que nos va a ir pasando con

relación a ellos, nos encontraremos desconcertados y, en muchas situaciones, confusos. Los hijos no

podrán tener conductas sexuales correctas si alguien, y sobre todo sus padres, no les han ido

informando de todo lo que va acontecer en el desarrollo de su afectividad y sexualidad. 2. Enseñándoles a pensar y motivándoles para que elaboren sus propios pensamientos: Que aprendan

a analizar toda la información que les llega, a contrastarla, a asesorarse correctamente y a llegar a

conclusiones personales que les permitan establecer su escala de valores. 3. Educándoles en el uso de su libertad para que sepan asumir su responsabilidad: La libertad no

consiste en hacer en cada momento lo que apetece, sino lo que se debe o conviene que se haga: ser

libre es saber elegir lo mejor. Ser responsable es saber asumir las consecuencias que acompañan a

nuestros actos y decisiones.

4. Reforzando su autoestima: “Con esfuerzo y dedicación, sale todo adelante”, “Confío en ti”, “Si tu

quieres, puedes”. Debemos potenciar su autoimagen, le ayuda a sentirse más seguro. 5. Animándoles a ir a contracorriente: Si están habituados a pensar y decidir, convencidos de “su” jerarquía de valores, se atreverán a enfrentarse a los demás, aunque sean mayoría. El pasotismo, el adocenamiento o el borreguismo no permiten al adolescente actuar libremente.

6. Ayudándoles a analizar y a orientar sus sentimientos y tendencias: Deben aprender a saber diferenciar entre:

amigos - compañeros - conocidos - colegas atracción sexual - enamoramiento - amor verdadero solidaridad - amor al prójimo

7. Pidiéndoles que valoren, cuiden y respeten su intimidad: Es lo que les permitirá tener conductas adecuadas y nobles en sus comportamientos sexuales. No se puede ir con el corazoncito en la mano, esperando que alguien quiera tomarlo para jugar con él. El corazón, los afectos, el amor son expresiones singulares en la que nadie nos puede sustituir y, todas ellas, muestran el valor de nuestra intimidad, que es la esencia de nuestra persona.

8. Diciéndoles que aprendan a sentir, valorar y cuidar el pudor: Éste es la salvaguarda de nuestra intimidad. Respetar el propio cuerpo lleva e induce a respetar el de los demás.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 7 de 8

9. Que no dejen de conocer en profundidad las diferencias entre ambos sexos, eso les ayuda a valorar y respetar el hecho natural de que hombre y mujer son distintos y complementarios. Y les lleva a valorar y respetar al sexo opuesto.

10. Enseñarles a fortalecer el autodominio: Han de encontrar límites a sus deseos y ansias de libertad y saber aceptarlos. Ese ejercicio de autodominio pondrá a prueba su voluntad y les permitirá tener un buen uso de su libertad. Ayudan a desarrollar el autodominio:

Saber aceptar la autoridad: normas, leyes, órdenes Saber que elegir implica renunciar Saber decir que NO Saber esperar

El autodominio tiene una gran trascendencia práctica en la consecución de los objetivos propuestos en los estudios, la aceptación de las limitaciones por problemas de salud, el hecho de asumir carencias económicas, pero, sobre todo, en la vivencia de la sexualidad. Desarrollar el autodominio en otros aspectos de la vida permite al adolescente dominar y encauzar sus tendencias sexuales; así sentirán la satisfacción personal de ser dueños y señores de su propia sexualidad.

Y desde una perspectiva humanista y cristiana…

Debemos tener la convicción de que la adolescencia es una etapa propicia para promover actitudes y transmitir valores relacionados con la vivencia de la sexualidad. Preparar a los hijos para una futura vida conyugal es una tarea que debe iniciarse incluso antes de la adolescencia, pero es en ella donde se culmina y donde se les debe dejar preparados para que, llegado el momento, sepan afrontar con eficacia su vida matrimonial y formar una familia.

Por otra parte, la adolescencia es la edad ideal para despertar sentimientos de respeto y admiración

por el amor, por la fecundidad, por la transmisión “personal” de la vida, por la entrega generosa y por

la fidelidad.

El adolescente es muy sensible a los testimonios y los ejemplos y analiza con habilidad la coherencia de las vidas que le rodean

Por eso, es en el día a día de la vida familiar como los padres, con su ejemplo y su coherencia de vida,

pueden transmitir a sus hijos criterios y valores importantes para su formación y desarrollo personal.

Mediante esta formación “indirecta” en la familia, los adolescentes aprenden a vivir también la

sexualidad en su dimensión personal, en el respeto hacia el misterio de la vida y la procreación, y

aprenden también a reconocer que la idea de separar arbitrariamente la procreación de la vivencia del

amor y la sexualidad vacía de contenido una futura relación conyugal. En una civilización utilitarista, en la que las personas se usan como si fueran cosas, la Antropología Personalista, que defiende la supremacía de la persona y el valor que le es propio frente a cualquier

tipo de individualismo o cosificación, es la única antropología coherente para llevar a cabo la educación de la sexualidad.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Sexualidad adolescente NT Página: 8 de 8

En base a esta antropología, la educación de la sexualidad pasa por una educación en la castidad,

virtud que no está de moda, porque se entiende como una actitud represiva, cuando, por el contrario,

se trata de una actitud responsable de apertura, ya que, en vista a una futura donación personal, la

castidad actúa como custodia del amor. La castidad implica capacidad de renuncia, de sacrificio, de espera, en una palabra, capacidad de

autodominio, siendo de gran ayuda la prudencia, para evitar las ocasiones, la fortaleza, para resistir

las tentaciones y superar los obstáculos, y la sobriedad, para limitar los deseos y apetitos, y asegurar

el dominio de la voluntad sobre los instintos. Ligada a la educación de la sexualidad y a la vivencia de la castidad, está una correcta formación de la

conciencia, indispensable para el adolescente, que, sometido a las influencias negativas del ambiente,

tiende inconscientemente a rechazar las enseñanzas de las personas con criterio y prefiere actuar a

merced del antojo y en función de los imperativos de la moda y el ambiente. Una conciencia bien formada, además de reforzar los hábitos de decencia y de pudor adquiridos desde

la infancia, permite al adolescente formular juicios según la razón y la verdad, garantiza actuar en

libertad y hace posible asumir la responsabilidad de los actos realizados. ”Es preciso recuperar en nuestra sociedad el significado esponsal de la sexualidad humana, orientada al amor y a la fertilidad en el seno del matrimonio”.

Sólo así se descubre la grandeza de nuestra diferenciación sexual, de nuestro apasionante mundo

afectivo y de nuestra vocación al amor, todo lo cual genera en nosotros un sentimiento de seguridad y

paz interior.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 1 de 3

Él no lo entendería Paula y Joaquín Martínez, llevan 20 años de matrimonio y tienen 3 hijos: Miguel, de 18, Rafa, de 16, y

Laura, de 13 años. Juntos forman una familia simpática y jovial.

Ella, de 45 años, es una mujer inteligente, guapa y elegante. Es la abogada de confianza de un

importante despacho de la ciudad. Su trabajo la obliga a ausentarse con relativa frecuencia de casa,

pero esto no le impide responsabilizarse de la organización de la familia, dando órdenes a la señora

que tiene contratada, y de la educación de los hijos, a los que sigue más o menos de cerca y en la

medida en que le es posible.

Joaquín, de 48 años, directivo en una importante multinacional, es un brillante profesional, el

triunfador nato, audaz y negociador. También son constantes sus viajes y estos no le dejan casi

tiempo para la familia, pero no importa: «Paula es excepcional, y nuestros hijos son muy responsables», suele explicar con frecuencia.

Miguel, que estudia el último curso de bachillerato, es el nieto mayor de la familia. Con su simpatía

sabe salirse siempre con la suya; sus abuelos le subvencionan económicamente aquello que sus

padres no están dispuestos a pagar.. Hace ya un poco su vida. A veces llega muy tarde y luego se

pasa la mañana del domingo durmiendo: «los fines de semana son para descansar» y Paula lo

protege y lo justifica de las iras de Joaquín: «a fin de cuentas, son como dos gotas de agua», piensa.

Rafa está haciendo bachillerato. Sus notas son excelentes, sale poco y tiene pocos amigos, se pasa

horas delante del ordenador chateando o jugando con otros internautas. Es el preferido de su padre:

«¿Rafa?, sin problemas », afirma siempre Joaquín.

Laura es la alegría de la casa. El otro día, con sus compañeros de clase, fue por primera vez a una

discoteca «light». A todos les contó sus experiencias: todo fue «estupendo». Bueno, una de las

animadoras se pasaba un poco, pues animaba a los chicos a desnudar el torso en el escenario y a las

chicas a enseñar su ropa interior. Ante tales explicaciones tan solo hubo sonrisas capciosas y

comentarios del tipo: ¡Qué barbaridad! ¡Qué mal está todo! Bueno, quizás sea mejor que no se lo

expliquemos a papá, para que no la arme…

Laura saca unas notas mediocres, pues, aunque tiene una inteligencia despierta, siempre suele

encontrar las justificaciones necesarias para no estudiar todo lo que debe. Como sus hermanos, va a

un colegio con un ideario un tanto liberal, porque «conviene que los niños conozcan de todo para que luego puedan decidir con mayor criterio», defendió Joaquín en su momento, frente a las insistencias

de la madre de Paula, que quería que los llevasen a otro colegio. «Es que tu madre siempre quiere opinar sobre lo que no debe».

Los Martínez son amigos de Vicky y Luis, los Ramírez. Ellas se conocen desde la Universidad, pero

además ahora son vecinos.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 2 de 3

Los Ramírez también trabajan los dos fuera del hogar. Ella tiene su propia gestoría, cuya dirección

comparte con otros socios. Eso le permite disponer del tiempo suficiente para atender a su marido y a

los 4 hijos de ambos: «La familia es el negocio más importante» le dice a Paula cada vez que esta le

recrimina su renuncia a un mayor éxito profesional: «Con lo valiosa que eres tendrías que ganar mucho más, mujer». Luis combina su trabajo en el hospital con una consulta privada, pero entre

ambos llevan adelante la familia, compartiendo la profesión, el trabajo del hogar y la educación de los

hijos.

Vicky procura estar siempre en casa cuando tienen que llegar sus hijos, sobre todo los dos pequeños,

que todavía estudian secundaria. La merienda es un momento de tertulia familiar:

«Hay que hacer hablar a Pepo y me gusta escuchar a Carolina —le ha dicho muchas veces a

Paula—. Si yo no estuviera, ellos les contarían sus cosas solo a sus amigos, merendarían delante de la televisión o el ordenador, y yo me perdería esas situaciones que creo que son mágicas. Aunque también pasamos buenos momentos cuando llega Luis, antes de la cena. Carolina, que es muy extrovertida y cariñosa, se cuelga de su padre: ¡Papá, ¿sabes?, hoy...! Y algunos días, mientras los niños ponen la mesa, si nos es posible damos un paseo y nos contamos cómo ha ido el día y nuestras preocupaciones».

Se aproxima el verano. Hoy se han reunido las dos familias, celebran que hace 15 años compraron los

pisos que habitan hoy. Durante la reunión Joaquín comenta el proyecto de sus próximas vacaciones:

irán a Kenia para realizar un safari, porque la fotografía es uno de sus mayores hobbies.

—¿Y vosotros? —pregunta.

—Pues aprovecharemos para descansar en La Cerdaña, como siempre, ya sabes, montaña,

excursiones... —contesta Luis.

A los pocos días Vicky y Paula deciden verse. Hace tiempo que desean tener un encuentro así, aunque

el trabajo de Paula lo hace difícil.

—Vicky, el otro día os observaba, ¿no te aburres un poco con Luis y con ese plan de vacaciones tan monótono, de excursiones...?

—No, para Luis es una oportunidad de descansar, y para todos una ocasión de hacer planes

juntos. Pasa tan rápido el tiempo... los hijos crecen... cualquier día nos quedaremos solos y así aprendemos a tener más tiempo para nosotros. Tenemos tantas cosas de que hablar...

—¿Hablar con... tu marido? A mí me resulta tan extraño estar mucho tiempo los dos juntos y

solos... No tenemos tantas cosas que decirnos, nuestras relaciones son ya muy frías... tampoco me comprende, ni lo ha intentado nunca, y yo con mi trabajo ya me realizo... A veces pienso que somos compañeros de casa y no mucho más...

—¿Qué es para ti «realizarse»? —le dijo Vicky.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 3 de 3

—Pues tener un intenso desarrollo profesional. Por ejemplo con Roberto, mi compañero de bufete, es distinto: tenemos intereses comunes, unos objetivos similares, hablamos muchísimo, proponemos medios, revisamos planes...

—Sí, Paula —le cortó Vicky—, eso es algo francamente atrayente, pero tu marido debe ser lo más

importante para ti y vuestros hijos son vuestra inversión más grande.

—Yo no lo he visto nunca tan claro, y él no lo entendería nunca así. ¡Está tan preocupado con su negocio y con la Bolsa, y...!

—¡Y tú con los pleitos! Creo que he notado a Joaquín demasiado preocupado por tus «pleitos» y

tus planes, Paula.

—¿Qué quieres decir...? ¡A su edad va a tener celos de mi trabajo...!

—De tu trabajo no, pero de cómo te entregas a tu tarea profesional, dejándole de lado a él, sí.

El jueves, Joaquín llegó de un viaje antes de lo previsto y no quiso avisar para darles una sorpresa.

Decidió irse a casa mientras pensaba: «es el merecido descanso del guerrero». Pero en casa no había

nadie.

Decidió seguir con la sorpresa y se fue a buscar a Paula, pues se imaginó que estaría aún en el

trabajo. Su sorpresa fue encontrarla en la cafetería con sus jefes y socios, en amigable conversación.

No se atrevió a entrar, algo le molestó y optó por ponerse a caminar.

Llamó a Paula con el móvil para avisarle de que ya había llegado, y su respuesta fue que no le

esperaban tan pronto y que aún le quedaban algunas horas de trabajo antes de poder ir a casa. Le

indicó dónde encontrar algo para ir haciéndose la cena. Los chicos llegarían tarde, pues todos tenían

diferentes celebraciones.

Al apagar el móvil se sintió todavía mucho más molesto y comenzó a pensar y a plantearse muchas

cosas... Los hijos con sus planes, su mujer muy entretenida e inmersa en su trabajo, y él... solo.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 1 de 6

Mejores y más felices en el matrimonio La tormenta perfecta

La vida no es algo estático, sino que evoluciona dando lugar a distintas etapas, infancia, adolescencia, juventud, edad adulta… El paso de una a otra puede ser en algunos casos muy acentuado, en otros más suaves. Esto le ocurre tanto al niño, que alrededor de los tres años descubre su yo, como al adolescente, al joven o al adulto. En esos cambios de etapa suelen producirse las temidas crisis que se manifiestan en pensamientos como «no sé qué me pasa» o «no me reconozco». Pueden dar lugar a una cierta insatisfacción con la vida y a tener la sensación de que los pilares se derrumban. El fenómeno de las crisis tiene mala fama, sin embargo, simplemente sirven para dar paso a una nueva realidad, y, bien enfocadas, se transforman en una oportunidad para crecer, madurar y mejorar.

Cada persona es única e irrepetible, sin embargo, en todos se dan una serie de características comunes cuyo conocimiento es muy útil para superar las temidas crisis. También en la vida familiar se puede producir el fenómeno que se ha dado en llamar «la tormenta perfecta». La situación ideal para que se dé es esa en la que se encuentran muchos matrimonios, que, rondando los cuarenta, tienen hijos adolescentes. En estos casos, a la crisis de los padres se une la de los hijos: es la tormenta perfecta.

La sensación cada vez más clara de los límites de las propias fuerzas, la pérdida de la ilusión, la sensación de que la vida no se desarrolla como la habíamos planeado, el temor a haber fracasado en la educación de los hijos o el escepticismo pueden sorprender a más de uno y provocar fisuras personales y en el matrimonio. Si no se está en guardia, pueden surgir desavenencias, tanto por asuntos conyugales como por la educación de los hijos.

La primera idea que conviene apuntalar es que entra dentro de la normalidad que se puedan producir esas sensaciones, y que, lejos de suponer un problema, pueden ser un punto de inflexión en la vida personal, matrimonial y familiar.

Convendrá hablarlo en el matrimonio para superarlo juntos, ilusionarse por la nueva etapa, redescubrir lo que une y empeñarse en que nunca los posibles problemas con los hijos provoquen un distanciamiento conyugal. Es necesario volver a enamorarse y recrear el proyecto común, adaptándolo a la nueva realidad.

Atrévete a ser feliz

La idea que tenían los sabios griegos sobre la felicidad se fundamentaba en la mejora de la persona, y esta mejora suponía el crecimiento y ejercicio de las virtudes. Con ellos, podríamos afirmar que una sociedad es más libre cuanto más virtuosos son sus ciudadanos, y que, sin ciudadanos que luchen por ser mejores, no hay auténtica libertad.

Lo relacionado con la felicidad se circunscribe a la vivencia personal y a lo misterioso que se esconde en cada uno. No hace falta leer libros para poder afirmar que la felicidad está más unida al ser que al tener, al bien que al mal. Poseer cosas proporciona momentos de placidez, pero se trata de algo superficial, demasiado fugaz, más bien podríamos hablar de un bienestar que desaparece con el objeto.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 2 de 6

La felicidad que proporciona saberse querido, la realización de una buena obra o el éxito de un

empeño superan con creces la felicidad «material» del tener, además de suponer una felicidad que se

prolonga en el tiempo. Una buena obra realizada por amor proporciona felicidad más allá del tiempo

de su realización.

La persona no es algo estático o cerrado, desde que nacemos hasta que morimos podemos mejorar o

empeorar, crecer o menguar. No existe límite que nos permita decir «ya no puedo ser mejor, he

alcanzado la cumbre como persona». Adelantamos y retrocedemos, hacemos el bien y hacemos el

mal, la vida es lucha.

En ese combate por ser mejores, como seres sociales que somos, necesitamos apoyos y seguridades.

Saberse amado proporciona una gran seguridad psicológica y afectiva y se constituye en base para

crecer como persona.

La unión más íntima y fuerte que se puede producir entre dos seres humanos es la que un hombre y

una mujer construyen en el matrimonio; supone la entrega de uno al otro sin condiciones ni tiempos,

hasta hacerse uno nuevo. Desde el momento del consentimiento los cónyuges se saben parte del

otro, no son dos unidos, sino algo nuevo.

El matrimonio no se limita a un momento, se hace cada día: la celebración matrimonial es solo el

comienzo de una aventura que se ha de andar. La intimidad y el compromiso de entrega total de los

cónyuges convierten el matrimonio en un ámbito ideal para mejorar como persona. Aceptar al otro

supone hacerlo de manera incondicional, para siempre, comprometiéndose en su mejora. Es esta una

de las características esenciales del matrimonio: la ayuda al otro para que sea cada vez mejor y más

feliz.

Mejorar en generosidad, sinceridad, orden, paciencia, sencillez o lealtad es siempre una tarea que no

se acaba, y esa lucha se convierte en una gran fuente de felicidad.

La vida matrimonial presenta un amplio campo de mejora personal, de crecimiento en virtudes, en la

que se dan infinidad de ocasiones de mejorar y de ayudar al otro, siempre movidos por amor.

Hacer la vida agradable

Casarse no es dar una parte de uno mismo, tampoco es un sí condicional. Es la entrega total al otro.

Mantener esto en el tiempo supone esfuerzo, siempre ronda el yo que pretende reservarse algo. La

generosidad se manifiesta en el deseo de hacer la vida agradable al ser amado y en la búsqueda de

posibilidades y detalles para llevarlo a cabo.

En el matrimonio hay que hacer aquello que agrada al otro, pensar más en lo que desea el cónyuge

que en lo que le apetece a uno mismo.

No se trata de convertir el matrimonio en un lugar de sufrimiento y heroísmo, sino de felicidad y

generosidad. Pensar en los demás y menos en uno mismo cuesta, pero también conlleva una gran

alegría. Cuando se ama se es feliz dando y contemplando la felicidad del amado. De esta manera la

generosidad es una rueda que se retroalimenta: me doy por amor, experimento la felicidad del otro y

soy feliz, lo que me impulsa a darme más; se entra así en un círculo virtuoso.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 3 de 6

La persona generosa también debe saber recibir, no solo dar; y esto puede resultar más difícil, sobre todo cuando lo recibido no es lo que se espera. Sin embargo, recibir con alegría lo que se nos da, aunque no sea lo esperado, supone un acto de generosidad.

Un campo de generosidad es el compartir el tiempo con el cónyuge. El matrimonio, para crecer, necesita dedicación y tiempo. Los esposos deben dedicarse un tiempo cada día, renunciando, si es necesario, a intereses particulares.

También se vive la generosidad en la decisión de tener hijos. La maternidad y la paternidad forman parte inseparable del matrimonio, y el hecho de tener hijos supone, y más en estos tiempos, un acto de generosidad, cuando no de heroísmo. Renunciar a proyectos personales y al yo para traer un hijo al mundo, fruto del amor, es una inmensa fuente de felicidad y complicidad de los dos. De hecho, cada hijo es la plasmación hecha carne del amor de los esposos.

Otro acto de generosidad es cuidarse y arreglarse para agradar al cónyuge. Cuántas personas, ellos y ellas, se acicalan hasta el extremo de lunes a viernes y el fin de semana se dan de baja. Actuar de esta manera dice muy poco del aprecio y respeto que nos merece nuestra esposa o esposo. Es muy importante cuidar estos pequeños detalles materiales. Quizás alguien dé como argumento la necesidad de ser espontáneos y de que haya confianza en el trato, sin embargo, esta confianza no debe confundirse con dejadez y descuido.

Arreglarse para los demás supone un acto de respeto y dedicación, de ofrecimiento. Es un acto de optimismo, de alegría, de ilusión. Es una excelente terapia y un interesante campo de lucha. Esta manera de actuar transmite al otro este mensaje: «me interesas, me gusta agradarte, me ilusiona nuestra relación».

Llenos de optimismo y confianza

Existe la creencia bastante generalizada de que el optimismo y la confianza son características innatas de algunas personas. Esta afirmación encierra cierta verdad, sin embargo, estas virtudes también se adquieren y se viven por la lucha personal. El optimismo está muy relacionado con el buen humor y con saber dar a cada situación su importancia.

Algunas personas hacen de cualquier menudencia un drama. Esto supone, además de un tormento para los demás, una actitud de paralización para ellos mismos. Cuando falta el optimismo y la confianza, no se puede crecer y mejorar, ya que el crecimiento supone, por definición, una cierta confianza en uno mismo y en las propias capacidades.

El optimismo, al igual que la generosidad, se vive cuando se lucha por hacer la vida agradable a los demás, cuando se está más pendiente de los otros que de uno mismo. El pesimismo es egocéntrico. El optimismo como virtud no se refiere a los inconscientes que no ven problemas en nada, o a los autosuficientes que se creen infalibles. Se adquiere cuando uno mismo se conoce, cuando uno se toma un poco en broma y, sobre todo, cuando no es susceptible ante las cosas que puedan decir los demás.

El optimismo, la confianza y el buen humor en el matrimonio requieren no tomarse a la tremenda las observaciones que nos pueda hacer el cónyuge, evitar algo muy humano como es el victimismo, es decir, sentirse atacado o menospreciado y darle vueltas en la cabeza a lo que consideramos agravios u ofensas.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 4 de 6

La imaginación, tan buena para muchas cosas, se convierte en una bomba atómica cuando se le da

rienda suelta en la búsqueda de razones y hechos para justificar el sentirse víctima. Pensamientos

tales como «no me aprecia», «no agradece lo que hago» y otros similares son un veneno mortal para

el matrimonio.

Unida al optimismo se encuentra la esperanza, la capacidad de creer en el futuro, de esperar lo mejor,

de confiar en que podemos mejorar y que está en nuestras manos conseguirlo. No es una esperanza

pasiva que piensa que todo llegará caído del cielo sin ningún esfuerzo, es saber que, si se ponen los

medios adecuados, los resultados llegarán, y que, si no es así, en ese resultado no esperado podemos

encontrar algo o mucho de bueno.

Siempre alegres

Cuando un hombre y una mujer se casan, todo es alegría, planes de futuro, optimismo, esperanza. Es

fácil, ya que el enamoramiento hace que no se vean obstáculos y que todo parezca idílico. La alegría

tiene mucho que ver con una cierta plenitud de vida y con el amor.

Las personas alegres transmiten optimismo, ganas de hacer, futuro, ilusión. Por contra, resultan muy

desagradables las personas tristes, y más cuando esta tristeza es fruto del egoísmo o la propia

contemplación. Hay que procurar fomentar el ser optimista, positivo, alegre, no con una alegría boba,

sino fruto de la entrega y de darse al cónyuge.

Las personas que aman piensan más en los demás que en el propio yo. Darse al otro es una buena

manera de estar alegre, ya que muchos de los motivos de tristeza tienen que ver con la imaginación,

el egoísmo y la envidia. Muchos grandes problemas de la convivencia existen solo en la cabeza de

quien los sufre o provoca, y, cuando no se es capaz de dominar la imaginación, esta se hace dueña de

la situación.

Todas las personas esconden aspectos positivos, y es bueno buscarlos. También en la vida

matrimonial. Cuando una pareja decide casarse es porque encuentra cosas muy positivas en el otro,

de tal manera que se hacen planes de futuro y se compromete la propia vida en ello.

La monotonía, el aburrimiento y el acostumbramiento son malas hierbas para el amor. Se debe luchar

desde el primer día contra ellos. Los matrimonios que no viven su relación como una aventura que

hay que cuidar y disfrutar cada día dejan crecer esas malas hierbas.

El actuar humano está muy relacionado con los estados de ánimo, con las pasiones, con la tristeza.

Sin embargo, no es bueno hacer depender la felicidad de los estados de ánimo, porque estos son muy

oscilantes y dependen en muchos casos de factores externos a uno mismo: cansancio, calor, estrés,

problemas hormonales, etc... La felicidad va unida al equilibrio y a la armonía, a un cierto dominio de

la tristeza, de la apatía, incluso del entusiasmo, ya que tan malo es dejarse llevar de un extremo como

del otro.

Hay maneras de combatir la tristeza y la apatía: pensar menos en el propio yo, ser más humildes,

luchar por poner buena cara, no resultar desagradables al otro, cuidar los detalles en el trato, saber

perdonar y pedir perdón o no querer siempre llevar la razón, y menos cuando el asunto es

intrascendente.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 5 de 6

Disfrutar de lo importante en el matrimonio, como en todos los aspectos de la vida, produce felicidad.

La propia vivencia nos indica que lo importante en el matrimonio es la fidelidad propia y la del otro,

las luchas diarias, el saberse esperado, la capacidad de renovar el proyecto.

La fidelidad en general es fuente de felicidad, ya que cumplir un compromiso proporciona una alegría

profunda. Conviene tener claro que la única manera de cumplir un compromiso, en cualquier faceta

de la vida, es luchar y renovarlo, y que lo mismo ocurre en el matrimonio.

La alegría se comparte, una persona enamorada se entusiasma con lo cotidiano, no solo en el

matrimonio sino en todo lo que hace. Es cuestión de querer y no solo de sentir, de actuar con

entusiasmo y no por entusiasmo.

Pequeñas luchas

La comprensión es una virtud muy de actualidad, aunque se la denomine con otro nombre: empatía,

es decir, ponerse en el lugar del otro. Generalmente se juzga con ligereza la actuación de los demás,

apenas se dedica tiempo a pensar el motivo por el que habrá actuado de tal o cual manera.

De igual manera, en el matrimonio puede ocurrir que se juzgue al otro sin saber las razones por las

que ha actuado así. Comprensión, humildad y generosidad se unen para poder ponerse en el lugar del

otro.

Hay que considerar que lo que para uno no reviste importancia para el otro puede tenerla; que

hombres y mujeres tienen necesidades afectivas, pero que, ni son las mismas, ni se cubren de la

misma manera. El trato, la delicadeza y el amor harán que se vayan conociendo los intereses y

preocupaciones del cónyuge, a la vez que se hacen propios.

La lealtad en el matrimonio supone una doble expresión, por un lado al compromiso contraído y, por

otro, a la persona. La persona leal reconoce su compromiso y se esfuerza por cumplirlo, no busca

excusas ni atajos.

No es esta una virtud muy de moda; ahora suelen importar más los intereses propios y la adecuación

del comportamiento a esos intereses. Sin embargo, la lealtad y el compromiso se llaman mutuamente,

aun cuando sus exigencias no se acomoden a los sentimientos, a lo fácil.

En la vida corriente encontramos con frecuencia manifestaciones del gusto por la ostentación y el

escándalo, tanto en la calle como en los medios de comunicación. Escándalo en lo que se dice, se

hace, en cómo se viste, en la manera de actuar. La ostentación y el escándalo ayudan a ser noticia o

llamar la atención. Por el contrario, la sencillez y el pudor son medios para pasar inadvertido y guardar

la intimidad. Solo quien guarda su intimidad se posee verdaderamente.

La sencillez lleva a guardar el matrimonio como un ámbito sagrado y a no hablar más allá de lo que se

debe. Supone manifestarse tal como se es. Por contra, la falta de sencillez lleva a querer aparentar lo

que no se es: más rico, más joven, más culto, muy importante en el trabajo, incluso a parecer más

ocupado de lo que en realidad se está.

La sencillez descomplica a la persona y sus relaciones. Se trata de una virtud que se debe vivir

también en el matrimonio y en la que los cónyuges pueden ayudarse.

© IFFD 2013 Adolescencia Sesión Matrimonio, seguir amándose NT Página: 6 de 6

Con decisión

Puede suceder que exista un enfrentamiento entre lo que se debe hacer y lo que apetece hacer. En

estos casos es necesario que actúe la voluntad, y para ello hay que actuar con fortaleza. Es fácil

observar que, mientras dura el enamoramiento, todo resulta agradable. Este provoca un estado de

ánimo placentero, pero es un sentimiento sujeto a cambios. Por eso hay que cultivar la fortaleza y

llenarse de argumentos, a fin de ser capaces de afrontar las dificultades que puedan llegar.

Dicen los expertos que la diferencia entre los matrimonios que viven con éxito su relación y quienes

fracasan no está en la existencia o en la falta de problemas o dificultades, sino en la manera de

afrontarlos. Un matrimonio que cultiva la fortaleza es un matrimonio con muchas garantías de éxito.

La fortaleza nos ayuda a ser dueños de nosotros mismos y a actuar de acuerdo a lo debido, siendo

constantes en la propia mejora personal y fomentando las ilusiones y esperanzas.

El matrimonio es una aventura, y como tal hay que vivirlo. Supone empeño diario por hacerlo lo mejor

posible, fuerza interior y razones para reafirmar cada día el amor. Cuando el ambiente exterior no

favorece excesivamente al matrimonio y una vida de mejora, es necesario contrarrestar esa presión

con una vida comprometida.

En este sentido, lo sensato es apartar o corregir aquello que puede perjudicar el matrimonio, ya sea

una vida profesional desordenada, unas amistades inconvenientes, el abuso de las nuevas tecnologías

o algo tan trivial como un programa de televisión que desdiga de la persona y de su capacidad de

darse en un amor limpio y entregado.

El mejor regalo para los hijos

La educación de la afectividad y la inteligencia tiene una importancia capital en la formación de los

hijos. La madurez y el equilibrio que se alcanzan de adultos y que son fundamentales para ser feliz

tienen su origen en la niñez y la adolescencia.

Los hijos necesitan un ambiente estable en todos los ámbitos de su vida: en el hogar, en la escuela,

en las relaciones sociales. Por lo que concierne a los padres, el ambiente familiar debe aportarles

cariño y exigencia. Exigencia que les ayude a dar lo mejor de sí mismos, y a no dejarse llevar del

ambiente, las apetencias o lo más fácil; cariño para suavizar esa exigencia, ayudarles a dar sentido a

lo que hacen y sentirse seguros.

Cuando cariño y exigencia van unidos, los hijos crecen seguros en sus inseguridades, son capaces de

asumir responsabilidades, no esperan que se les dé todo hecho, valoran lo que tienen y no basan su

vida en tener derecho a todo. Saberse queridos y exigidos por un padre y una madre que se aman y

están unidos proporciona una gran seguridad y supone una base sólida para construir una vida feliz y

equilibrada.

«Él y Joy discutían raramente, pero, cuando lo hacían, a lo primero que tenían que dedicarse después era a consolar a su hija. Decirle que los dos la querían, que la querían más que a cualquier otra cosa, no bastaba. No, lo que ella quería oír era cuánto se querían entre ellos» (de El verano mágico en Cape Code)

© IFFD 2013 Hoja de trabajo personal Página: 1 de 1

Hoja de trabajo personal

Programa

Sesión

Relación de los hechos más significativos de los personajes del caso

Problemas que encuentro en este caso :

Temas del caso que me Criterios de la nota Cuestiones que se han interesa discutir en la técnica que me llaman la discutido en la reunión de reunión de equipo: atención: equipo y me interesa

aplicar en mi familia:

© IFFD 2013 Hoja de la sesión general Página: 1 de 1

Hoja de trabajo de la sesión general

Programa Sesión

Hechos

Problemas

Soluciones

Conclusión personal

Mín. Grado de acuerdo Max

Nada Poco Bastante Mucho

Evaluación de sesión de curso de orientación familiar (COF)

Lugar donde se celebra el curso de orientación familiar:

Programa que se imparte en el COF (Primeros Pasos, Primeras Letras, etc.):

Familias a las que se dirige el COF (etapa, clase, etc.):

Indica, por favor, tu sexo: Varón Mujer

Nombre del centro de orientación familiar (CeOF) que imparte el COF:

Fecha de la sesión general que se evalúa:

Día Mes Año

Instrucciones para rellenar el cuestionario: En cada una de las cuestiones, se debe contestar según el criterio siguiente:

Grado de acuerdo: hay que marcar sólo una casilla: nada, poco, bastante o mucho acuerdo con el enunciado; o No/Sí en respuestas de dos opciones

Trabajo individual

1 He estudiado a fondo la nota técnica en algún momento.

2 He analizado el caso individualmente antes de discutirlo con mi cónyuge.

3 La nota técnica es clara y útil para mejorar la vida familiar o educar mejor. Discusión matrimonial Nada Poco Bastante Mucho

4 He discutido a fondo el caso con mi cónyuge antes de la reunión de grupo.

5 La discusión matrimonial del caso puede ser útil para conocernos mejor.

6 La discusión matrimonial ayuda a afrontar problemas de la vida real. Reunión de equipo No Sí

7 Ha habido reunión de equipo

8 Asistí a la reunión de equipo

9 Mi cónyuge asistió a la reunión de equipo

10 La reunión de equipo tuvo lugar en día distinto que la sesión general.

11 La reunión de equipo tuvo lugar en una casa.

12 La reunión de equipo tuvo lugar en el colegio.

13 La reunión de equipo comenzó y terminó a las horas previstas. Sesión general Nada / No Poco Bastante Mucho / Sí

14 Mi cónyuge ha asistido a la sesión general.

15 La sesión ha comenzado y terminado a las horas previstas.

16 Ha habido mucha participación y la discusión ha sido interesante.

17 Se han concretado problemas del caso y se han dado posibles soluciones

18 Lo representado en la pizarra ha ayudado a plantear o resolver problemas.

19 El moderador parece saber mucho del tema de la sesión.

20 El moderador parece tener buenas cualidades para dirigir sesiones.

21 La sesión ha resultado útil para mejorar algo de la vida familiar.

Sugerencias de mejora:

Muchas gracias por tu ayuda.