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Amar y salvar a los jóvenes con la Bondad
como estilo educativo de don Bosco
Tema formación educadores/as salesianos/as. Profundizar y actualizar la pedagogía de la Bondad
María Dolores Ruiz Pérez, Salesiana.
1. Antropología y Pedagogía van de la mano
La reflexión del hombre, como se define la antropología, es una sabiduría en la cual el hombre se
pregunta por si mismo, desarrollando una interpretación acerca de si, viviendo de esta manera una
suerte de antropología personal. Por otro lado, la pedagogía es la ciencia de la educación, y se
encarga de describir, sistematizar y fundamentar un proceso cultural sumamente esencial como lo es
el educativo.
A la luz de la salvación que Cristo nos trae descubrimos a qué estamos llamados y, por consiguiente,
quiénes somos: “Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor
manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación”
(Gadium et Spes, 22). La revelación cristiana presupone el hombre y, por tanto, una cierta idea que
éste tendrá de sí mismo; pero la novedad de la encarnación del Hijo no puede dejar de enriquecer e
iluminar esta visión.
Por tanto, a partir de la Revelación el cristianismo puede, y debe, reivindicar una noción propia del
hombre, que en muchos aspectos coincidirá con la que ofrezcan la filosofía y las ciencias humanas y
que deberá enriquecerse con sus aportaciones, pero que poseerá una irrenunciable originalidad. En
este sentido hablamos de “antropología cristiana”.
En Jesucristo se nos ha revelado plenamente la bondad de Dios. Es lo que celebramos con el misterio
de su Encarnación: “Ha aparecido la bondad de Dios y su amor por todos los seres humanos” (Tito
3,4).
El Catecismo de la Iglesia Católica dice en el nº 295: Creemos que Dios creó el mundo según su
sabiduría (cf. Sab 9,9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del
azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas
de su ser, de su sabiduría y de su bondad: "Porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad lo
que no existía fue creado" (Apoc 4,11). "¡Cuán numerosas son tus obras, Señor! Todas las has hecho
con sabiduría" (Salmo 104,24). "Bueno es el Señor para con todos, y su ternura sobre todas sus
obras" (Salmo 145,9).
Dios es la fuente y origen de todo bien. El no recibe su bondad de otro, ni la participa de nadie.
«Nadie le dio nunca nada, antes bien, de Él, por El y para Él son todas las cosas» (Rom 11,35). Todo
participa de El: la bondad y la perfección por una manera de asimilación o imitación en sí del bien
divino. Este es modelo, meta y fin deseado, al que tienden todas las cosas, en inquietud constante.
Dios es el sumo bien, como hijos e hijas suyos tendríamos que convencernos y esforzarnos en que
es preciso caminar por la vía de eminencia y esta vía tiene diversas sendas.
La bondad, en el lenguaje religioso, se llama también santidad y estos es lo que caracteriza a Dios
mismo, su modo de ser, sus manifestaciones. El es «el santo de Israel» (Is 12,6; Ez 39,7). Santo es su
nombre (Ps 33,21; Am 2,7; Job 6,10; Lev 1,49). Es el «Santo» por excelencia, expresado en el triple
cántico de los serafines (Isaías 6,3) que hoy repetimos en cada Eucaristía antes de la consagración del
pan y del vino. Es santo en todas sus obras (Salmo 144,13).
En Cristo se manifiesta singularmente la santidad de Dios. Cristo es «El santo de Dios» (Mt 1,24),
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encarnado en el seno de María desde su concepción por la unión de la divinidad con la humanidad.
Cristo es el Camino la Verdad y la Vida, y nos envía su Espíritu, para que seamos santos, templos de
Dios e hijos suyos (1 Cor 6,11; Rom 8,14-17) sumamente, totalmente buenos como lo es Él.
Reiteradamente se señala en las primeras páginas de la Biblia que la creación es obra de Dios y es
buena. Aparece el “y vió Dios que era bueno” cada vez que crea algo (ver Génesis 1:4, 10, 18; 1ª
Timoteo 4:4). Y cuando crea al ser humano se dice que era “muy bueno”.
No podemos separar lo que es bueno de Dios. No podemos tener la bondad sin Dios, de la misma
manera que no podemos tener a Dios sin la bondad. Dios es la fuente de todo lo que es bueno: “Toda
buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1,17).
Sencillamente, no podemos separar lo ‘bueno’ de ‘Dios’. Es aquí donde tenemos que tomar buena
nota como creyentes y educadores salesianos.
La bondad de Dios es una verdad que transforma vidas. Y esto es lo que está en la base de la
experiencia y del estilo educativo de don Bosco
El ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios, esta es la antropología cristiana, por tanto,
profesamos que todo hombre y toda mujer, por más insignificante que parezcan tienen en sí una
dignidad inviolable que ellos mismos y los demás deben respetar y hacer respetar sin condiciones,
que toda vida merece por sí misma, en cualquier circunstancia, ser tratada de forma muy digna.
Feliz es quien reconoce los bienes que Dios obra en los otros, no sólo en sí mismo y es capaz de
compartir los bienes con otros, no sólo recibirlos de los demás, como María en su canto del Magnificat.
En estos momentos de crisis mundial, podemos decir como ya decía Juan Pablo II: “más que las
reformas se necesita santidad, los santos son los que hacen la historia de la Iglesia en el mundo, y
toda labor que nos propongamos depende sobre todo de que seamos santos, es decir, sumamente
buenos como nuestro Padre Dios”.
Comentar: Romanos 8,28: “Todo coopera para bien …”
Video escena película “Sigo como Dios”
Si pides a Dios paciencia ¿qué te da? …
2. Dios nos llama por y para los jóvenes más necesitados.
Dios sigue contando con nosotros y nos envía a los jóvenes para ser signos e instrumentos de su amor
como lo fue en el siglo XIX Don Bosco para aquellos jóvenes de Turín.
Sólo si se nos conmueven las entrañas como a Jesús ante el sufrimiento de las personas, sólo si, como
Don Bosco, quedamos “horrorizados” ante la pobreza o carencias en que la infancia y la juventud
están siendo abocados por situaciones de distinto tipo, podremos adentrarnos con pasión en el mundo
como don Bosco tomando partido por los más necesitados. Dejarnos interpelar existencialmente por
las situaciones de pobreza actuales de los jóvenes:
Pero tampoco podemos quedarnos ahí. Otros muchos contemporáneos de Don Bosco vieron también
a los jóvenes pobres de las calles de Turín. Pero se quedaron en la lamentación, o en la espera de que
otros hiciesen algo. Sin embargo Don Bosco, se sintió interpelado en primera persona. “Don Bosco
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se sintió enviado por Dios para responder al grito de los jóvenes pobres e intuyó que, si era
importante dar respuesta inmediata a su mísera situación, todavía lo era más prevenir las causas”.
Ante los nuevos desafíos, ante las nuevas fronteras de la pobreza juvenil que se encontró, Don Bosco
responde con audacia. Conjugando “respuestas inmediatas” con “prevenir las causas”. Dos aspectos
fundamentales de la acción salesiana: la urgencia y pragmatismo de las respuestas ante la pobreza, y
la capacidad de ir más allá con respuestas más globales que vayan a las causas mediante la educación
de los jóvenes y la transformación de la sociedad.
Hemos de “abrir los oídos” y escuchar la llamada de Dios que me interpela y me llama, como a
Abrahán, a salir de una tierra conocida y tranquila hacia otra desconocida e imprevisible: “Sal de tu
tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre y vete a la tierra que yo te indicaré” (Gén 12,1).
Habrá algunos que, como los enviados por Moisés para explorar la tierra prometida, sólo vean
“gigantes” (Nm 13, 32-33), problemas y dificultades, con el corazón lleno de miedo, pero otros, y a
eso somos nosotros llamados, verán como Josué, una tierra llena de oportunidades, “una tierra muy
buena” (Núm 14,7) una tierra que antes que nada es la tierra a la que Dios nos envía, y donde Él nos
espera, “el Señor está de nuestra parte; Él nos hará entrar en ella y nos la dará; es una tierra que mana
leche y miel”.
Aprendamos de María, que tras escuchar al ángel la necesidad de su pariente Isabel, “se puso en
camino y se fue deprisa a la montaña” (Lc 1, 39). Con prontitud, con disponibilidad, con valentía,
con mucha fe, pongámonos en marcha (o aceleremos el ritmo si ya estamos en camino) hacia la
nueva frontera prioritaria que se nos presenta en los jóvenes más pobres, seguros de que “para Dios
nada hay imposible”.
Escena película don Bosco con los jóvenes en la cárcel … (tiempo 36:33 a 42:48)
“Sois jóvenes tenéis derecho a esperar un futuro mejor… “
“cuando alguien grita lo hace porque tiene mucho miedo y …”
3. Don Bosco pedagogo de la Bondad
Don Bosco escogió a san Francisco de Sales como patrón y modelo para darles a sus educadores un
referente seguro en el modo de ser y actuar en su obra educativa para los jóvenes. Luego, ahora será
él mismo este referente y María Mazzarello. En la elección de este santo tenemos también una clave
para entender cómo actuar. San Francisco de sales es conocido por su bondad y dulzura, su
inteligencia y amabilidad, su laboriosidad y concentración en una sola cosa “ganar a la gente para que
conozcan y amen al Señor”. En su estilo de pastor no pierde jamás la amabilidad, la educación y los
buenos modales en ninguna situación, aún en la más adversa.
A san Francisco de Sales le tocó vivir exiliado de la ciudad donde debía tener su sede como obispo.
Pues bien no se propuso realizar ninguna técnica de agresión o imposición. Se propuso llegar a la
gente acercándose, visitándolas, echarle octavillas con buenos escritos por debajo de las puertas,
llevarse bien con los que le criticaban, buscando siempre el diálogo y nunca ni a los enemigos
devolverles un desaire. Soportó todo con dulzura. Suya es esta frase: “si mi enemigo me arrancara un
ojo, aún me quedaría el otro para mirarlo con cariño”.
San Francisco de Sales tenía siempre ante sí a Jesús buen Pastor, subrayando su “bondad” de pastor.
Queda claro, entonces, que el origen de la bondad de don Bosco y de nuestro método educativo no es
otro que la bondad de Jesús, la bondad de Dios y el método el personificado por san Francisco de
sales para afrontar su labor de pastor. También influyó mucho en don Bosco como persona referente
san Felipe Neri (1515-1595), que. era muy simpático y tenía un buen sentido del humor, no le
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costaba trabajo entablar conversación, en el curso de la cual dejaba caer alguna palabra oportuna
acerca del amor de Dios o del estado espiritual de sus interlocutores. Así fue logrando, poco a poco,
que numerosas personas cambiasen de vida. El santo acostumbraba saludar a sus amigos con estas
palabras: "Y bien, hermanos, ¿cuándo vamos a empezar a ser mejores?". Fundó la Hermandad del
Oratorio en Roma y de ahí que don Bosco llame a su obra el Oratorio.
El concepto base del Sistema Educativo de Don Bosco radica en lo Preventivo, entendido como el
"arte de educar en positivo" proponiendo el bien en vivencias adecuadas y envolventes, capaces de
atraer por su nobleza y belleza.
Me atrevo a señalar algunas prioridades en el ámbito de la pedagogía preventiva exigidas por la
cultura actual, que se pueden enfocar en la atención a tres líneas preferentes:
- La fe de don Bosco y María Mazzarello. Sin fe es imposible ser salesiano/a. Un educador salesiano
está convencido de que cualquier joven, por marginado que sea, tiene energías de bien, que si se las
cultiva lo ha de llevar a la fe y honradez, precisamente por la antropología que nos brinda la sagrada
Escritura: este joven es imagen y semejanza de Dios, aunque esté muy deteriorado. La fuente y el
potencial de nuestro estilo educativo está en la Bondad de Dios. Don Bosco lo dijo explícitamente a
unos visitantes curiosos de ver su estilo educativo en Valdocco.
- La Educación positiva, es decir la psicología positiva aplicada a la educación. Don Bosco decía
uno solo es mi deseo que seais felices en el tiempo y en la eternidad”. Hoy ha corrientes pedagógicas
y psicológicas que caminan por la vía de enseñar a ser felices con programas que van ganando
credibilidad. La educación positiva incluye el valor de la Espiritualidad. La inteligencia espiritual es
propio del ser humano y la educación debe ayudar proponiendo Silencio, Meditación, Ejercicios
Espirituales, …
Escena video “Educar en positivo”
Cómo hablar a los niños
- La ética mundial consistente en la orientación de la conducta en valores: “la regla de oro” (no
hagas a otro lo que a ti no te agrada que te hagan), la verdad, la bondad, la honestidad, la belleza. El
mundo global necesita una ética mundial que incluye los Derechos humanos y la asunción de
Responsabilidades humanas, compromisos.
- La familia. Prevenir también es partir de la familia, volver al núcleo familiar es decir no son los
sistemas educativos los primeros protagonistas de los educando sino la familia como primer
componente. También la casa salesiana se le ofrece como familia, a la que uno, si quiere, queda
ligado para siempre por el Espíritu.
4. Frutos de la pedagogia de la Bondad en Valdocco: Domingo Savio, Miguel Magone y Francisco Bessucco
Proponiendo a los jóvenes: alegría, estudio, piedad, don Bosco condensaba una propuesta de
espiritualidad juvenil salesiana que tiene como centro el amor de Dios y como realización la vida
ordinaria de cada día vivida de manera extraordinaria, la oración que se hace auténtica en el
cumplimiento exacto, alegre, de los propios deberes y en el servicio a los demás.
Jóvenes como Domingo Savio, Miguel Magone, Francisco Bessuco encarnaron de tal manera la
propuesta de espiritualidad salesiana que don Bosco, cuando quiso presentarla a los muchachos del
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oratorio, no encontró nada mejor que escribir su biografía. Estaba convencido de que la referencia a
la vida vivida es más elocuente que la teoría de un principio, y una existencia que se desarrolla en la
perspectiva de la gracia tiene una insospechada fuerza de transformación que influye en el mismo
ambiente.
Los escritos de Don Bosco como las biografías, o las memorias del oratorio, así como la misma
historia sagrada, son primeramente, mensajes selectivos con clara evidencia de tener una finalidad
educativa, y el hecho de que sean escritos por Don Bosco no les exime de una atenta crítica
documentaria a primera instancia, para luego pasar al análisis de la mentalidad, la imaginación que
representan y los mensajes que se intentan transmitir. Nos encontramos pues ante unos documentos
desde el punto de vista salesiano, de extraordinaria importancia.
En estas biografías juveniles los rasgos biográficos son pocos Abundan en cambio, las grandes líneas
de su método educativo, y los medios usados por estos jóvenes para alcanzar la santidad o la
perfección.
El estilo de escritura en la biografía es vivaz y ágil, no acostumbrado entonces en los libros piadosos,
conseguía un estilo fácil de entender y popular. Son biografías reiterativas, su esquema se repite al
tiempo que se aprecian las variadas modulaciones según las cuales reaccionan la personalidad
diferente de cada adolescente ante los temas clásicos de la educación impartida por Don Bosco. Para
comprobar esta índole tan diversa, es interesante comparar el primer encuentro de cada uno con Don
Bosco:
Savio acompañado de su padre, en I Becchi, listo, piadoso.
Magone acompañado de su pandilla, en las calles del pueblo, buen corazón, líder y en peligro …
Besucco en el oratorio: solo, pueblerino, tímido, pronto a la lágrima.
Lo que encuentran los jóvenes cuando llegan a Valdocco. Los tres elementos del ambiente que
impactan a los jóvenes, creando en ellos un sentido profundo de pertenencia, que se manifiesta en la
superación de la quejas, en la ayuda a los oficios domésticos y en el apostolado. Estos elementos son:
- Alegría: libertad, tono festivo del patio y de la funciones y celebraciones de iglesia (alegría y
piedad)
- Orden y disciplina en las horas de estudio y de taller
- La figura de Don Bosco: cercano, animador, referente y orientador.
Las tres biografías, concentran la atención en la aventura espiritual de tres internos que, alentados por
Don Bosco, en breve tiempo (veintiocho, catorce y cinco meses, respectivamente) aprovecharon al
máximo los recursos educativos de la «casa del Oratorio». Reflejan claramente, la vida del internado
en el decenio 1854-64, cuando don Bosco estaba entre los cuarenta y cincuenta años, sus salesianos
constituían un grupo que imperceptiblemente se iba definiendo y aumentando desde cuatro miembros
a 29, y los internos del Oratorio pasaban desde un centenar a unos seiscientos. Al empezar este
decenio estaba recién edificada la iglesia de San Francisco de Sales (junio de 1852). En cambio,
hacia el fin del mismo (mayo de 1863), se trabajaba en los cimientos del gran templo de María
Auxiliadora.
El clima que respiraron Un interno, Domingo Ruffino, escribía a un amigo suyo en 1857, precisamente el año en que murió
Savio y entró Magone: «Tengo la impresión de encontrarme en un paraíso terrenal, porque todos
están alegres, con una alegría verdaderamente de cielo, y, sobre todo cuando don Bosco se encuentra
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en -medio de nosotros. Entonces las horas que pasamos nos parecen minutos, y todos están
pendientes de sus labios como si estuvieran encantados. El es un imán para nosotros, porque apenas
aparece todos corren a su alrededor y se sienten tanto más contentos cuanto más cerca de él pueden
estar» (CERIA, E., Doménico Savio: Biblioteca del Salesianum 11 p.66).
Este ambiente alegre, de trabajo y oración (pero en modo alguno ñoño, sino de chicos de carne y
hueso, de entre los doce y dieciocho años) despertó al máximo la capacidad de bien de los tres, a
ritmos y en estilos diferentes, pero con respuestas que suscitan la admiración, contenida pero real, del
santo biógrafo.
Elementos comunes en los tres jóvenes
Son de pueblos, de ambiente rural, no de ciudad. Los tres han tenido una educación cuidada en su
familia y se han encontrado atendidos por algún sacerdote. Viven con gran ilusión su ingreso en el
Oratorio.
Elementos diferenciadores de la personalidad de los jóvenes
D. Savio, M. Magone F. Besucco Despierto, reflexivo, dueño de sí, afable y sereno, diligente. Muy maduro. Débil y delicado de complexión. inteligencia brillante. Muy trabajado antes de su ingreso en el Oratorio. Quiere ser sacerdote.
Extrovertido, vivo, impulsivo, con gran corazón. Con gran fuerza de voluntad. Inteligencia brillante. Descubre su vocación al sacerdocio en las primeras semanas en el Oratorio.
Muy piadoso, tímido, sencillo, impresionable. Inteligencia normal. Muy trabajado antes de su ingreso en el Oratorio. Quiere ser sacerdote.
Retrato espiritual de cada uno
Como clave de cada personalidad podrían señalarse estas: «Ahora que he visto que uno puede ser santo también estando alegre,
quiero absolutamente y tengo necesidad de ser santo». «Cuán feliz sería si pudiese ganar para Dios a todos mis compañeros! »
-dice don Bosco- muy mucho tener cuidado de no proponer más que medios sencillos, que ni asusten ni fatiguen al fiel cristiano, sobre todo si se trata de jóvenes... Atengámonos a lo fácil, pero hecho bien y con perseverancia. Este fue precisamente el camino por donde Magone subió a un maravilloso grado de perfección».
-decía en punto de muerte- en que siempre he pensado durante mi vida, pero nunca me hubiera imaginado que iba a apesadumbrarme tanto en el trance de mí muerte: siento el más vivo pesar porque durante mi vida no he amado al Señor como él se merece». Esta trilogía mantiene hoy su interés respecto a quien tenga responsabilidad en la educación de adolescentes. Nos descubre una capacidad considerable de interiorización desde los años más tempranos, cuando las conciencias son iluminadas y “sembradas” por un corazón que cree de veras en el amor que Dios les tiene y en la generosidad de los muchachos/as.
Propuesta de Don Bosco Los programas que le propone Don Bosco son muy sencillos. Alegría, estudio y piedad., son
programas comprensibles para el adolescente y sin dificultades especiales para ser cumplido. Así
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resulta fácil ser santo llegaba a decir en la biografía de Besucco. Avanzando más en la estructura de
estas narraciones vemos que las tres tienen varios puntos comunes de un programa espiritual:
(cultivo de la interioridad espiritual): y dentro de esta, la confesión, comunión,
sacramentos, devoción Mariana, Espíritu de oración.
Esfuerzo y superación (mortificación)
s virtudes
Esta es la maestría de Don Bosco, proponer cosas sencillas y asequibles. Por tanto el camino a la
santidad de la juventud no requiere mortificaciones o actos extraordinarios, sino vida ordinaria
cristiana ejemplar; según el propio estado, realizada con perseverancia. Es todo un programa
educativo y ascético que deja ver claramente el sistema de valores de Don Bosco, que emerge de
sus convicciones y mentalidad, esto recorre todo el texto de las tres biografías.
Además, se revelan una serie de datos que descubren aspectos particulares de la cultura, de la
sensibilidad y de la mentalidad popular, el espíritu, el estilo educativo y el ritmo de vida de
Valdocco entre los años 1854 a 1864, la mentalidad de Don Bosco y algunos aspectos
característicos de su comportamiento relacionales y de su praxis educativa. Lo recordó Pío XI
cuando, al declarar venerable a Domingo Savio, el 9 de julio de 1933, subrayó la habilidad
apostólica de Don Bosco «en medio de una juventud que la gran alma de don Bosco reunía y
formaba, o sea, que iba formando, reformando y santificando, en donde había una variada mezcla
de ejemplos buenos y menos buenos, de elementos ejemplares y no tanto. Pues era el gran secreto
de don Bosco tender a veces la mano a elementos no buenos, con maravilla de los que no tenían su
confianza en Dios y en la bondad fundamental de la criatura de Dios. Era secreto suyo alargar su
mano en todas las direcciones, para sacar bien hasta del mal, exactamente como hace la mano de
Dios”
5. Conclusión.
En los años que vivió don Bosco se decía que «la letra con sangre entra». Y él se atrevió a
personificar la Bondad, teniendo como único móvil el amor a los jóvenes, para salvarlos de tantos
peligros y de perderse, sin la oportunidad de haber llegado a ser “ellos mismos lo mejor de sí
mismos” (una forma de decir lo que en la Palabra encontramos como “crecer hasta la altura de
nuestra vocación en Cristo”).
«No con golpes sino con amor es como se debe educar a nuestros muchachos». También dijo
aquello de que «la educación es cosa del corazón». El buen educador ha de acompañar
constantemente a sus jóvenes, dialogar con ellos, amar las cosas que gustan a los jóvenes y
enseñarles el camino de la vida, que es el sentido de la palabra educar. Aún más, el mismo santo
educador quiso profundizar en sus convicciones para decir a sus hijos los Salesianos: No basta
amar, es necesario que los jóvenes se den cuenta de que los queréis, de que estáis con ellos y de que
entregáis vuestra vida por su bien.
Dios es la fuente de la bondad y toda la historia de la salvación nos muestra que su bondad se hace
pedagogía, nos conduce en Jesucristo a ser lo mejor de nosotros mismos, seres humanos en
plenitud, integrándolo todo hacia el Bien mayor, el Bien común, sin perder a la propia persona. Don
Bosco sintió, vivió la Bondad de Dios para con Él y así quiso mostrar su bondad a los demás, a los
jóvenes más desfavorecidos. Pablo escribe a los Tesalonicenses “Aseguraos de que nadie pague
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mal por mal; más bien, esforzaos siempre por hacer el bien, no sólo entre vosotros sino a todos.” (1
Tesalonicenses 5,15).
Es difícil ayudar a aquella persona que te ha insultado, que te ha menospreciado, que te ha
difamado. Sin embargo, Dios nos da el ejemplo en Cristo y también nos da su Espíritu Santo, para
realizarlo nosotros hoy, en nuestro contexto. Hemos de orar y pedírselo. La bondad verdadera viene
de Dios. Dios la comparte y manifiesta con sus hijos por medio de su Espíritu Santo. Hemos de
desear y cultivar más nuestra Bondad.
“La bondad hace que la persona sea atractiva. Si quieres ganarte el mundo, derrítelo, en lugar de
darle martillazos.” (¿Tecuerdas el cuento de la llama que puede con el hierro porque lo derrite?)
A modo de propuesta aquí tienes tres estrategías o ejercicios “salesianos” para vivir la pedagogía de
la Bondad:
1. Esfuérzate en mostrar un interés verdadero por las personas con quienes te relacionas.
Pregúntales cómo están, y escucha sus respuestas.
2. Medita sobre la bondad de Dios y la de don Bosco. Si se nos hace difícil mostrar bondad hacia
otros, muchas veces es porque no hemos entendido profundamente la bondad que Dios nos muestra
a nosotros.
3. Confronta periódicamente tu vida con otra persona que te pueda acompañar en tu mejora
personal. Recuerda que don Bosco se confesaba todas las semanas y tenía una dirección espiritual
seria.
En la vida de un miembro de la Familia Salesiana o de una comunidad educativa de una Casa
Salesiana, no hay espacio para el estancamiento ni espiritual ni estructural, para el aburguesamiento,
para la mediocridad y la resignación. Quien quiere ser bueno y amar sabe encontrar los caminos y
superar hasta los obstáculos más grandes. Quien no ama, cualquier pequeña dificultad es excusa
para no hacer nada. Que el amor de Dios por los jóvenes pobres despierte nuestros corazones y haga
realmente de nosotros otros “Don Boscos y madres Mazzarellos” en este siglo XXI. Pongámonos a
ello con ilusión y coraje en esta preparación al Bicentenario del nacimiento de don Bosco, en esta
año de la Fe. La ayuda de Dios y María Auxiliadora no nos va a faltar.