América Latina entre dos crisis_III

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    AMERICA LATINA ENTRE DOS CRISIS

    Patricio Quiroga Z.

    Para los estudios historiogrficos toda transicin de un tipo desociedad a otra representa un severo desafo analtico por unasencilla razn: se trata de descubrir la continuidad, as como, la

    particularidad del proceso histrico, en este caso se trata delpasodel predominio oligrquico al capitalismo de Estado y a la propiacrisis de este por la recomposicin capitalista de mediados de lossetenta. Proceso que conlleva tres fases de desarrollo, la deinstalacin (aprox.1930-1959), la de los conflictos de la dcadalarga (1960-1974) y la de la nueva recomposicin capitalista(1974-1981) todo ello en el marco de las especificidades

    latinoamericanas caracterizada por la acumulacin de tensiones enun ciclo de larga duracin.

    La dominacin oligrquica trajo vas frreas para Bolivia, la bonanza del oroblanco para Chile y la del oro negro para Brasil, la modernizacin frigorficapara Argentina y el dulce sabor del azcar para Cuba, logros completados con laformacin y expansin del Estado-nacin y de la identidad nacional.

    Pero, el sistema se sustent en bases magras que condujeron al derrumbe ycon ello a la explosin de las herencias negativas: la deuda externa, el latifundio,la exclusin social, una visin-de-mundo antidemocrtica, sistemas polticos

    dbiles, actores histricos insatisfechos, ciudades deformadas, fuerzas armadasautoritarias y dependencia e iniquidades en la distribucin de la riqueza1. Aunqueno fue todo, porque los derrumbes oligrquicos tambin dejaron una herenciapositiva: obligaron al cambio del modelo econmico, al inici de procesos deprofundizacin democrtica, catapult la irrupcin de nuevos actores socialesmesocrticos y populares y prepar el camino para una nueva cultura de masas.Ahora bien, si las lecturas de las transiciones de un estadio a otro son complejos,el caso de Nuestra Amrica es particularmente complicado en lo que al fin delpredominio oligrquico se refiere. Tomemos algunos ejemplos: mientras en Mxicola transicin comenz con la revolucin de 1910 ese proceso debi esperarprcticamente hasta 1958 en el Per, en tanto que en Argentina el modelo

    oligrquico recobr vigencia durante la denominada dcada infame (1930-1943).As, mientras en Uruguay la oligarqua tambin recobraba su predominio a raz dela depresin de 1929, en Bolivia esta fue barrida por la insurreccin popular de1952. En otras palabras, los historiadores, por lo general atrapados entre elpositivismo histrico y la teora de la dependencia, tienen solo una cierta la certezadel inicio del perodo oligrquico, el que ubican en coincidencia con la aparicin delcapital monoplico (1870 aprox.), pero vacilan en la hora de periodizar el ocaso.

    Pero, Nuestra Amrica es as. Es como dira Octavio Paz, un laberinto endonde coinciden pre-modernidad y modernidad (incompleta), lugar de encuentro

    1 Patricio Quiroga, Predominio y crisis de la oligarqua (1880-1930); En, Amrica Latina, Revista

    del Doctorado en el Estudio de las Sociedades Latinoamericanas, N 1, Universidad ARCIS,Santiago, Primer Semestre, 2002, pg., 220.1

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    entre la modernizacin y la tradicin verncula vinculada a cosmovisiones y ritosancestrales que obnubilan el proceso histrico al trasladar la atencin al rito y alcomponente mgico de nuestra vida cotidiana. Es lo bello de Nuestra Amrica. Porejemplo, en pleno proceso de transformacin modernizadora, hacia los cincuenta,en el vrtice suramericano que componen Bolivia, Chile y Per, el velorio del

    angelito continuaba siendo una prctica permanente. La ceremonia, muypracticada en Cochabamba, irradi con el transcurso de los aos, de manera quela muerte de un infante pas a constituir una forma en que se expres lareligiosidad popular en sitios tan alejados como en el puerto peruano de Ilo o en laoficina salitrera Alemania. Al respecto recordemos que la ceremonia comenzabacon la concentracin de unos cientos de vecinos que cruzaban los pobladossiguiendo a la persona que llevaba cuidadosa y primorosamente amortajado alnio fallecido, actor seguido por una mujer que enarbolaba una bandera blanca.Ese era el angelito, el que se iba al cielo, por eso no haba lgrimas quederramar para el haban terminado las penurias terrenales! Por eso padres yhermanos, tos y parientes y amigos celebraban a su alrededor para lo cual se lesentaba en una blanca silla, sobre una blanca mesa, cubierta tambin de blancasflores, todo hecho con pulcritud para no arrugar las blancas alitas que se adosabana su espalda. Luego vena la fiesta, la chicha y el chicharrn, la presencia de laslloronas, y finalmente, el sepelio donde tronaban trompetas, quenas, charangos,cajas y mandolinas, para despedir al angelito que retornaba a la morada celestial.

    En otros trminos, mientras Nuestra Amrica se modernizaba, iniciando latransicin a la industrializacin y a una nueva forma de Estado capitalista, en losinconscientes colectivos de grandes contingentes populares permanecaninclumes los ritos ancestrales a que haba dado lugar el sincretismo entre elfastuoso culto espaol y la cosmovisin indgena, explicacin de la visin-de-mundo latinoamericana.

    Como hemos sealado anteriormente, en una Amrica Latina en que elimperio de la oligarqua entraba en ocaso y en que pugnaba por aparecer unanueva sociedad, la transicin a una nueva tipologa de desarrollo capitalista fuecompleja y no exenta de severos choques culturales y sociales. Por ejemplo enChile, uno de los tantos abogados que han incursionado en la historia con finespolticos, Jaime Eyzaguirre, enfrent la coyuntura del desplome desde unainterpretacin conservadora de la doctrina catlica apostlica y romana,identificndose con el corporativismo y con una peculiar interpretacin de lahispanidad ligada al tradicionalismo, constructo que le condujo a crear unainterpretacin escatolgica, conservadora y seorial de la Historia de Chile y de

    Amrica instalando las premisas de un pensamiento refractario al cambio yproclive a la solucin autoritaria. En otras palabras, Eyzaguirre instal un discursocultural antagnico tanto al liberalismo como al socialismo que propuls una vueltaal pasado de las corporaciones y gremios medievales2. Impacto perceptible ya ensu postura frente a la crisis de dominacin oligrquica, cuando interpret a estadesde un punto de vista milenarista al indicar que, frente a un mundo que harenegado de la eficacia de lo sobrenatural y ha ido exaltando a nivel de divinidad alos dolos forjados por la locura idoltrica del hombre, frente a este mundo quepareciera ir preludiando las etapas finales del da del Espritu Santo, qu actividadle cae asumir al cristiano de verdad?3. De all, sin entender el porqu del

    2 Jaime Eyzaguirre, Elementos de ciencia econmica; En, Revista Estudios, Santiago, 1937.3

    Jaime Eyzaguirre, Perspectivas de una nueva cultura cristiana; En, Revista Estudios, Santiago,1941.2

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    derrumbe de su grupo social, y en el contexto de las revoluciones mexicana y rusa,mediaba solamente un paso para calificar a Pancho Villa y a Wladimir Ulianov(Lenin) como representaciones del Anticristo en un mundo afectado por laprimera guerra, por las secuelas de la gran depresin, por el impacto de lasegunda guerra mundial y por los descalabros internos de nuestros propios pases.

    Sin embargo, pese al espanto de Eyzaguirre y de la decadente oligarqua chilena,el gobierno de Frente Popular pona proa al proceso de industrializacin en Chile ya una apertura democrtica que perdur hasta 1947.

    El caso salvadoreo fue distinto. Dos aos antes de la crisis nada hacasospechar de los negros nubarrones que se acercaban, porque 1928 y 1929 fueronaos de auge econmico, la renta nacional subi a 25.546.290 colones, es decir5.000.000 ms respecto a 1927. Sin embargo, el treinta fue un ao aciago porquese derrumbaron los precios del caf en el mercado mundial en un 44%, con elconsiguiente impacto en un pas extremadamente vulnerable y con una oligarquavenable y corrupta que se aprovecho para fijar precios bajos a los pequeosproductores, en un momento en que, adems, bajaba el consumo interno decereales y carne y en que se suspendieron los pagos a la burocracia estatal, almismo tiempo que la deuda externa era congelada. Contexto de protestas en quese prestigi la figura del periodista Alberto Masferrer, hombre de gran cultura ytributario de lecturas de Marx, Kropotkin y Tolstoi, as como, de una concepcinmstico-pantesta reflejada en su admiracin por Tagore, Vivekananda y RamaKrisna. El periodista prontamente exigi lo que denomin como el Minimum Vitalpara paliar en parte la situacin de los pobres4, hecho que desat la reaccincontraria de la oligarqua, terminando sus das en el exilio.

    Pero, los acontecimientos histricos no terminaron all porque continuaroncon la dictadura del general Hernndez Martnez, quin luego de permitir la

    participacin electoral (exitosa) de los comunistas desencaden una violentarepresin para calmar el temor de la oligarqua a la agitacin, crecimiento ymovilizacin del mundo popular. De esa forma el 21 de enero de 1931 se inici elpaso a una ofensiva que culmin con el fusilamiento sumario de AgustnFarabundo Mart, la consiguiente rebelin de sus adeptos, la movilizacin delejrcito y 32.000 muertos5. As, mientras la madre naturaleza pareca protestarcon el reventn de volcanes, chorros de lava, terremotos, deslizamientos de tierray el obscurecimiento de la atmsfera por efecto de los gases aventados al espacio,se inici la consolidacin, por trece aos, del militarismo en beneficio deterratenientes, banqueros e importadores/exportadores. La oligarqua poda ahoradormir tranquila a pesar del enrojecimiento de los cielos violados en su

    tranquilidad ensoadoramente centroamericana por la furia de los volcanes.De esa manera en Chile se dio una democratizacin imperfecta con

    industrializacin y en El Salvador no hubo democratizacin sino dictadura sinindustrializacin, en tanto que en Nicaragua no fue ni lo uno ni lo otro lo quecaracteriz el perodo, sino la invasin norteamericana6.

    Estos casos permiten aventar opiniones muy asentadas entre nuestros

    4 Alejandro D. Marroqun, Estudio sobre la crisis de los aos treinta en El Salvador; En, PabloGonzlez (Coordinador),Amrica Latina en los aos treinta, UNAM, Mxico, 1977, pg., 113-183.5 Idem, pg., 154.6

    Al respecto consltese la obra de Gregorio Selser, Sandino General de Hombres Libres, Tomo I,Editorial Tringulo, Buenos Aires, 1959.3

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    historiadores; en primer lugar, la extendida opinin que seala que la crisiseuropea produjo automticamente el desarrollo de la economa en la periferia,otorgando un rol de primera importancia al impacto producido por la guerra de1914 y a la crisis de 1929, lo que de ninguna manera explica el hecho de que 3/4partes de los pases de la regin iniciaron el proceso de industrializacin como

    opcin de pas7 en la dcada del cuarenta, entre ellos estn los casos de Argentina,Brasil y Mxico. Hiptesis que tampoco toma en cuenta la consolidacin de laoligarqua agraria en Chile y Ecuador. En cuanto al primero, por efectos de la crisisde 1929, los inquilinos que en 1921 eran un 14,5% pasaron al 20,5% en 1935,fortalecindose el sector ligado al latifundio, al extremo que dej al campesinadofuera de las reformas industrializadoras implementadas por el gobierno del FrentePopular y lo mismo sucedi en Ecuador donde el fortalecimiento delhuasipungaje tambin signific la detencin del proceso de proletarizacin delcampesinado en este caso de la sierra -, la paralizacin de la mecanizacin y elestancamiento de las tecnologas agrcolas. Y si vamos un poco ms lejos en lahistoria de Nuestra Amrica veremos que el colapso de 1929 no signific lamodernizacin ni de la Argentina ni del Uruguay y al contrario signific el fin delmilagro rioplatense porque la respuesta de la oligarqua en Argentina fue ladcada infame y la dictadura de Gabriel Terra (1933) en la banda oriental. Enotras palabras, en la gran mayora de los pases de la regin las oligarquassuperaron la crisis no a travs de la modernizacin, va industrializacin, sino porel sempiterno camino de la represin y la ruina de los grupos y clases subalternas.Pero, pese a todo Nuestra Amrica haba entrado desde los treinta, con avances yretrocesos, en un nuevo estadio de desarrollo, proceso que se hizo evidente apartir de la dcada del cuarenta.

    Fase a la que llegaron todos los pases de la regin con una granacumulacin de exasperaciones y conflictos; entre otros los derivados de la

    dcada infame en Argentina, los de la dictadura en Uruguay, la de losregmenes reaccionarios de Pearanda en Bolivia y de Arroyo del Ro en Ecuador,los de la interrupcin democratizadora en Chile (1947), los de la dictadura de Prez

    Jimnez en Venezuela y el conflicto que estall a la muerte de E. Gaitn enColombia y la consiguiente guerra civil, marco en que emergieron las comunasautnomas y las guerrillas que an operan en ese pas. Como si fuera pocodebemos sumar a este haz antidemocrtico las dictaduras de Ubico en Guatemala,la de Tiburcio Caras en Honduras, la de Trujillo en la Repblica Dominicana, la deHernndez en El Salvador y la de Anastasio Somoza en Nicaragua.

    La exasperacin de grandes contingentes sociales que reclamaban por

    reformas, las tendencias internacionales y la recomposicin capitalista confluyeronpara que, desde el punto de vista de la historia econmica, se iniciara entre 1942 y1943 la recuperacin de la economa latinoamericana, jugando un importante rol laexpansin econmica norteamericana que permiti al sector primario exportadorcapitalizar para iniciar la industrializacin sustitutiva por la entrada de capitalesfrescos. Segn Agustn Cueva, luego del prolongado marasmo derivado de lacrisis de 1929, la economa latinoamericana arranca con inusitado bro en ladcada de los cuarenta desarrollndose a un ritmo promedio del 5.2%8. Ahora7 Empleamos el concepto opcin de pas en el sentido de entenderse la industrializacin comouna empresa de carcter nacional, en oposicin a la anterior industrializacin realizada sin

    proyecto de nacin, sino en funcin de intereses particulares en el marco de un Estado-nacin enconstruccin.8

    Agustn Cueva, El desarrollo del capitalismo en Amrica latina, Editorial Siglo XXI, 1987, pg.,184.4

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    bien, como seala Rose-Mary Thorp, bajo estas circunstancias dos modelosestaban en juego para orientar la reforma. Por una parte, la concepcinestructuralista naciente propugnaba una industrializacin inducida por elEstadola segunda visin corresponda a los intereses de Estados Unidos y a losintereses ms conservadores en Amrica Latina y buscaba un retorno radical hacia

    las fuerzas del mercado con poca proteccin y una posicin que favoreciera alcapital privado9. Pero, lamentablemente, para Nuestra Amrica finalmente seimpuso una mezcla de ambas concepciones lo que aos ms tarde habra decobrar un alto precio; aunque en la coyuntura los beneficios fueron ostensiblesporque aument el volumen de la produccin agraria en un 80% (hasta 1960),tambin se increment la tecnificacin; por ejemplo, en Brasil, los tractorespasaron de 8.372 en 1950 a 63.490 en 1960. Crecimiento que tambin se reflejen la produccin minera que en Bolivia pas de la exportacin de $US 34.000.000en 1938 a $US 77.000.000 en menos de un quinquenio. La produccin industrialtampoco se qued atrs, en Argentina aument en un 50% entre 1945 y 1955,mientras que en Uruguay aumentaba en un 120% y en Chile un 30%. Fue, unperodo de ampliacin del empleo dado que no hubo alteraciones mayores en lacomposicin orgnica del capital lo que explica que en Brasil este se elevara encerca de un 40%, en Uruguay un 35% y en Mxico un 50%, crecimientoacompaado por un sustantivo aumento de los salarios que en el caso de lostrabajadores no calificados lleg al 34%, en tanto los calificados aumentaron un20%, amplindose de esa manera el mercado interno, creciendo el PIB entre 1950y 1955 en un 5.1%. Fue un tiempo de augeque duda cabe!

    Aires de cambio rondaban por Nuestra Amrica. Uno de ellos, impulsado porla incipiente industrializacin, fue la aparicin de lapublicidad, aunque la oferta debienes y servicios tiene una larga historia entre nosotros, porque ya los pregonerosde la poca virreinal ofrecan por encargo los nuevos productos llegados a las

    colonias; en el siglo XIX abundaban los avisos clasificados de compra y venta enlos peridicos de la poca; y, en 1864 llegaron los mtodos norteamericanos a laArgentina junto con un inmigrante que provena de Maine, Melville Sewell Bagley,cuyo mrito histrico fue lanzar una campaa de empapelamiento de Buenos Airescon la frase Se viene la Hesperidina, promoviendo inmediatamente la curiosidaddel gran pblico, satisfecha al final de la campaa cuando se devel el secreto dela elaboracin de un licor hecho a base de cscaras de naranjas amargas. Fue elprimer paso. Ahora la publicidad debi confrontar el hecho de que la produccin debienes de consumo masivo enfrent el problema de una insuficiente demanda,rondando el fantasma de la capacidad ociosa entre los fabricantes, lo que oblig atoda clase de mtodos para aumentar las ventas. El desarrollo del capitalismo

    haba generado un abismo entre productores y consumidores que la publicidad dela poca se esforz en acortar cambiando los hbitos del consumidorestableciendo una relacin directa y amigable ofrecindole el espejismo delmejoramiento de su calidad de vida10.

    Volvamos a nuestro tema central, insistiendo, en que la industrializacintuvo un ritmo rpido protegido por un elevado grado de proteccionismo brindadodesde el Estado. As, mientras en los Estados Unidos la industria creci, entre 1955

    9 Rose-Mary Thorp, Las economas latinoamericanas; En, Leslie Bethell (ed.), Historia deAmrica Latina, Cambrige University Press/Crtica, Vol., 11, Barcelona,1997,pgs.,47-82.10 Fernando Rocchi, Inventando la soberana del consumidor: publicidad, privacidad y revolucin

    del mercado en Argentina, 1860-1940; En, Fernando Devoto y Marta Madero (dir.), Historia de lavida privada en la Argentina, Vol., 2 Editorial Taurus, 1999, pgs., 301-321.

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    y 1977 a un ritmo de un 2.8% anual, en Amrica Latina el promedio fue de 6.9%,en tanto que el ndice europeo alcanzaba al 4.8%. Claro que las cifras debenmanejarse con extremo cuidado pues el desarrollo regional se caracteriz por ladesigualdad, ya que en el mismo perodo las cifras arrojan un 8.5% para Brasil, un4.1% para Argentina, un 3.7% para Chile y un 2.7% para Uruguay; en

    circunstancias que el proceso recin se iniciaba, o bien se estancaba, en CentroAmrica y la regin andina. Por otra parte, desde un ngulo poltico, debe tomarseen cuenta que durante el perodo del capitalismo de Estado se robusteci elsistema poltico democrtico liberal y especialmente el rgimen presidencial. Enpases pobres como los nuestros el capitalismo de Estado, desde la ptica de losocial, present un rostro humano al hacerse cargo de polticas de desarrolloindustrial, del crecimiento de la vivienda, de la salud, prestaciones sociales,proteccin laboral y atencin a la educacin.

    Contexto que, en el caso de Bolivia, fue ms complejo porque hubo unarevolucin popular nacionalista de por medio que derrot al ejrcito

    Bolivia perdi riquezas y territorio entre dos guerras. En ambas tambinperdi lo mejor de un pas: sus hijos. Sin embargo la mayor parte de estos, lacarne de can, que componan los indgenas no tuvieron reconocimientoalguno. Fueron esotan solocarne de can, como lo demuestra eldesgarrador relato Qhaya kutirimuy (Vuelve maana) de Alberto Ostria, pginasque describen la odisea de una india tras noticias de su hijo Juanito Quespi -llevado al campo de batalla del Chaco por medio de una leva forzosa. Penurias quecomienzan luego de caminar sin cuenta muchos kilmetros diariamente, duranteaos, para llegar a una ciudad sin ferrocarriles ni automviles que perturbaran supaz buclica y donde de cuando en cuando la calma era interrumpida por burroscon cargas de choclos, frutas y algo de carbn. Ciudad, villorrio o toldera?da lo

    mismo, porque jams recibi noticias de su hijo, ni de los militares, ni de la polica,ni de autoridad alguna, slo un es tarde Qhaya kutirimuy (Vuelve maana)!As, todas las maanas, luego de dejar atrs la quebrada de Viamayu y deinternarse por las polvorientas calles del pueblo, que no estaba en ningn mapa,volva a recibir un sayaricuy! (espera) y luego de sentarse por horas y padecer lasinclemencias del tiempo y de pasar hambre mitigado por un poco de coca, junto aotras tantas madres indgenas, volva a recibir la fatdica palabra Qhaya kutirimuyy es que era muy difcil saber la suerte de un Quespi, porque como dira unburcrata de la pocahay tantos Quespi entre los indios que resulta imposibledistinguirlos. Son como las hormigas por eso el Qhaya kutirimuy

    Bolivia se haba desangrado entre la Guerra del Pacfico y la Guerra delChaco. La primera la aprovecho la oligarqua para recomponerse y la segundatermin con el consenso oligrquico con el cual los partidos tradicionales habanconstruido su poder. Mascullando rabia antiguos combatientes proclamaban laexigencia de cambios, el movimiento obrero recuperado de sus quebrantos tambin exiga cuentas claras por la derrota, proliferando los movimientos yexigencias socialistas, culminando la situacin con un golpe de Estado dirigido porel joven coronel Germn Busch (1936), con quin vinieron reformas tanimportantes como la derogacin de la Constitucin de 1880 o la promulgacin deun Cdigo del Trabajoa la postre, vanos esfuerzos que arrastraron a G. Busch alsuicidio en 1939 y a su conversin en un mrtir de izquierda revolucionaria queparadojalmente con su acto allan el camino para el regreso de la oligarqua

    conservadora que arras las medidas del socialismo militar y con todo tipo de6

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    cambio, entronizndose en la presidencia el general Pearanda con apoyo de latotalidad de los partidos tradicionales, los cuales pronto habran de enfrentar elsurgimiento de nuevas organizaciones polticas como: el Movimiento NacionalistaRevolucionario (MNR), el Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR, pro-sovitico) yel Partido Obrero Revolucionario (POR, trotskista), organizadores de los nuevos

    aires de enfrentamiento con las fuerzas de la tradicin culminados en la alianza de1943 entre una organizacin militar denominada RADEPA (Razn de la Patria) y elMNR (depurado de su ala protofascista), alianza sellada con la denuncia de lamasacre minera de Catav (1942) y coronada con un exitoso golpe de Estado quederroc a Pearanda, nuevo rgimen en que surgi la desconocida y luego trgicafigura del mayor Gualberto Villarroel, quin entre sus primeras medidas suprimiel pongueaje, es decir, el trabajo gratuito para el terrateniente, dictando alunsono medidas para la modernizacin tributaria, poniendo como eje de susacciones el poder estatal, inicindose el camino para la revolucin de 1952,cuando durante tres das se enfrentaron el ejrcito y masas populares armadas,especialmente obreros.

    Como dice el especialista en la historia del pas altiplnico, H.S. Klein,enun momento qued derrotado todo el aparato represivo del estado. La distribucingeneralizada de armamento a las masas populares, la creacin de las miliciasurbanas y campesinas y la neutralizacin de la polica, todo ello contribuy atransformar la realidad poltica, econmica y social boliviana mucho ms all delas esperanzas ms optimistas de la direccin del MNR11, que a la postre terminfarrendose la oportunidad del cambio revolucionario, por una sencilla razn: losrevolucionarios no queran el aniquilamiento del Estado sino su modernizacin yporque la burguesa tuvo un comportamiento oligrquico que mantuvo el curso dela economa, adems de la falta de capitales y de la presin norteamericana. Fuela fiesta de una plebe sin proyecto histrico que finalmente deleg el poder en una

    pequea burguesa que termin volviendo a los contornos conservadores delEstado12 sin atreverse, ahora, a implementar una modernizacin sustantiva. Deesa manera Bolivia qued fuera del proceso de industrializacin.

    Amrica Latina buscaba su destino. Los cambios universales eran visibles. Elplaneta comenzaba a conmoverse, con las repercusiones de la II Guerra Mundial,haba cambiado la correlacin internacional de fuerzas, el mundo de la pocaingresaba en una nueva era con la derrota del Eje y la consiguiente aparicin delsistema socialista, sumados al papel que comenzaban a jugar los Estados Unidos ya la explosin nacional-liberadora del mundo colonial. As comenz la guerra fra,pero tambin se expandi una notable idea-fuerza internacional: el problema del

    subdesarrollo. La pregunta era como vencer la subalimentacin, el analfabetismo,el retraso tecnolgico, el hambre, las enfermedades, la incultura. Pronto irrumpiel mundo emergente, siendo la ocasin propicia la Conferencia de Bandung(Indonesia, 1955), acta de fundacin del Tercer Mundo, al decir del demgrafo yeconomista francs Alfred Sauvy, es decir de un gigantesco mosaico de culturas ycredos religiosos y polticos. Encuentro donde antiguas ex colonias, asiticas yafricanas, denunciaron la existencia de lo que Jean Paul Sartre denomin como elRetrato del Colonizado con las siguientes palabras: El aparato colonial es esa

    11 Herbert. S. Klein, Historia General de Bolivia, Editorial Juventud, La Paz, Bolivia, 1987, pg.,282.12 Ren Zavaleta, Consideraciones Generales Sobre la Historia de Bolivia (1932-1971); En, Pablo

    Gonzlez (coord.),Amrica Latina: Historia de mediosiglo. Editorial Siglo XXI, Mxico, 1977, pg., 74-126.

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    pesada mquina construida al final del Segundo Imperio, bajo la TerceraRepblica, que despus de haber servido satisfactoriamente a los colonizadores seha vuelto en contra de ellos y amenaza con liquidarlos. De hecho, el racismo estinserto en ese sistema: la colonia vende baratas las mercancas de alimentacin ylos productos en bruto y compra muy caro a la metrpoli los productos

    manufacturados. Ese extrao comercio slo es provechoso si el indgena trabajapor nada o casi nadael colonialismo niega los derechos del hombre a hombresque ha sometido por la violencia y a los que mantiene por la fuerza en la miseria yen la ignorancia

    En Bandung se dieron citas; entre otros, plenipotenciarios de la talla delelegante premier chino Chu En-lai, Gamal Abdel Nasser, principal portavoz delpanarabismo, Jawaharlal Nehru, uno de los padres de la independencia de la India(1947), J. Broz Tito, el exitoso conductor de la lucha antifascista en Yugoeslavia ydscolo socio de los soviticos, Lopold Sdar-Senghor, presidente del Senegal,quin califico al emergente movimiento tan importante como el Renacimiento,tambin se encontraba presente el general Giap revestido de la aureola de haberdoblegado a los ejrcitos franceses en Indochina (Din Bin Ph, 1954). Grandeshombres, portadores de grandes palabras, decididos a vencer lo que se denomincomo los ndices del subdesarrollo; a saber: la baja renta por habitante, lasubalimentacin, la alta mortalidad infantil, las epidemias, el alto crecimientodemogrfico, el predominio del sector agrario, la falta de infraestructura, laexistencia de una mnima industrializacin, los bajos niveles de cultura, elanalfabetismo y la falta de cuadros tcnicos. Eran aos en que todava se crea enlos dirigentes carismticos para ensayar el cambio. Pareca posible un nuevomundola ms hermosa de las utopas, de manera que no hubo mayoresproblemas para emitir una declaracin que contena los denominados DiezPrincipios de la Coexistencia 13

    Simultneamente, en nuestra regin diversos actores cobraban concienciadel atraso, floreciendo propuestas que visualizaban diversas estrategias surgiendovariados proyectos que enfrentaron el desafo, proliferando idearios nacionalistas(de izquierda y derecha), socialistas, liberales, desarrollistas y prontamentedependentistas. Desde un punto de vista estrictamente histrico Amrica Latina,poco antes, haba comenzado a pensarse as-misma con unproyecto continentalen la perspectiva de la transformacin gracias a las contribuciones de la CEPAL14.

    En este plano uno de los discursos ms extendidos fue el desarrollista,concepto amplio, entendido por la sociologa de la modernizacin como un

    13 El comunicado final de la Conferencia de Bandung enumer diez principios para la coexistenciadel gnero humano. Fue un generoso grito para fijar los principios de la solidaridad universal; asaber: respeto de los derechos humanos (de acuerdo a la Carta de las Naciones Unidas), respeto ala soberana e integridad territorial de todas las naciones, reconocimiento de la igualdad de todaslas razas y de todas las naciones, grandes o pequeas, no intervencin y no ingerencia en losasuntos internos de cada pas, respeto al derecho de cada nacin de defenderse individual ycolectivamente conforme a las resoluciones de las Naciones Unidas, rechazo a los acuerdo dedefensa colectivos destinados a favorecer a las grandes naciones, rechazo de las grandespotencias a ejercer presiones, abstencin de actos hostiles o amenazas de agresin contra laintegridad territorial o la independencia poltica de un pas, arreglo de todos los conflictosinternacionales por medios pacficos, cooperacin y promocin de intereses culturales yeconmicos comunes y respeto a la justicia y a las obligaciones internacionales.14 La gran contribucin histrica de la CEPAL fue haber presentado en 1948 por primera vez en la

    historia de Amrica Latina un proyecto continental para enfrentar los problemas del modo dedesarrollo.8

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    esfuerzo para erradicar fenmenos como el analfabetismo, la pobreza, el retrasotecnolgico, en suma: el subdesarrollo. Lucha que desde la economa deriv entres enfoques; a saber: a) el "desarrollo con crecimiento", fundamentado en lamatriz terica de J. M. Keynes y reclamada en las obras de autores como I.Adelman y C. Furtado, quienes recomendaron polticas como la mantencin del

    pleno empleo, la utilizacin plena de la capacidad instalada, la atraccin deinversiones para acrecentar la demanda efectiva para evitar el ciclo de crisis, yasignar al Estado un rol fundamental como distribuidor de recursos 15; b) el"desarrollo secuencial", recomendada por autores como W. W. Rostow y A. W.Lewis, quienes concibieron el desarrollo como una sucesin de fases, arrancandodesde una etapa primitiva o tradicional. De esta manera el subdesarrollo eraconcebido como un estadio intermedio en el camino al desarrollo16; y, c) el"desarrollo como cambio estructural", propuesta en la que se ubicaron la mayorade los tericos del desarrollo, como O. Sunkel y P. Paz 17.

    El objetivo bsico de la teora del desarrollo fue el crecimiento econmico,pensamiento puesto en boga, desde 1948, por la Comisin Econmica ParaAmrica Latina (CEPAL), entidad dependiente y anexa al Consejo Econmico ySocial de las Naciones Unidas, que desde su fundacin busc promover altas tasasde desarrollo econmico e incrementar las relaciones econmicas entre AmricaLatina y el resto del mundo. Desde 1948 la CEPAL intent establecer relaciones decooperacin, uniones aduaneras, lograr facilidades para las exportaciones yaportar a la industrializacin, para lo cual practic estudios de factibilidad yrecomend la planificacin econmica, concentrando esfuerzos en el InstitutoLatinoamericano para la Planificacin Econmica y Social (ILADES,1962). En suma,la CEPAL se esforz por lograr la integracin latinoamericana procurando contribuira la ruptura con la pertenencia al Tercer Mundo, siendo un gran aporte para lamodernizacin regional con un pensamiento econmico propio. Y, aunque no

    plante el cambio social, sino la modernizacin estructural puso en tela de juicio lainfluencia del pensamiento econmico norteamericano en la regin, hacindoseeco de los problemas del subdesarrollo, entendido como una problemtica comnpara el entonces denominado mundo en desarrollo18.

    Pero, como se dice por estos pagos, no todo lo que brilla es oro, porque elnuevo modo de desarrollo econmico contena limitaciones sustantivas; entreotras: la discriminacin de las exportaciones con la consiguiente baja en la entradade divisas para fomentar la industrializacin, la indiferencia norteamericana porapoyar el desarrollo econmico regional, la creciente dependencia de los capitalesy exportaciones norteamericanas, el amarre al FMI (despus de Bretn Woods,

    1944), los insolubles problemas de la inflacin, el desequilibrio de la balanza depagos, la lucha de los poderes econmicos (nacionales e internacionales) pordebilitar el rol del Estado interventor, el alza de los salarios urbanos con elconsiguiente aumento del poder adquisitivo y la merma de divisas, elcomportamiento deficiente de la industria, el retraso de la agricultura y la vocacinde ganancia fcil; factores que precipitaron nuevas tensiones con los grupos

    15 I. Adelman, Teoras del desarrollo econmico, FCE, 1974; C. Furtado, Desarrollo y subdesarrollo,Editorial EUDEBA, Buenos Aires, 1956.16 W.W. Rostov, Las etapas del crecimiento econmico, FCE, 1974; A. W. Lewis. Teora deldesarrollo econmico, FCE, 1958.17 O. Sunkel, Pedro Paz, El subdesarrollo latinoamericano y la teora del desarrollo, Siglo XXI,1970.18

    Sobre las caractersticas del mundo en desarrollo, J-L.Schmidt, Entwiklungslnder, DietzVerlag, Berln, 1976.9

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    subalternos en proceso de crecimiento poltico y de expansin demogrfica quereclamaban redistribucin de la riqueza y participacin poltica. Esto ltimo unimposible en sociedades en que la democracia era un camino por recorrerse y enque predominaban las voces autoritarias de antao y los gestos despectivos hacialos de abajo. En fin, Nuestra Amrica haba hecho una apuesta para el desarrollo

    a travs del rol del capitalismo de Estado, una apuesta exitosa que declin aprincipios de los sesenta.

    El estancamiento de la industrializacin, la falta de participacin poltica, lasexigencias de una reforma agraria y la lentitud del proceso de construccin dedemocracia fueron impactados de lleno por la revolucin cubana en 1959. El"Prometeo", la utopa social, emerga en lontananza, de manera que sin temor aequivocacin alguna, desde el punto de la historia poltica, con la revolucin en laisla caribea se abri una nueva fase histricala revolucin estableci un antes yun despusfue una cesura histricael inicio de lo que el socilogo argentino

    Toms A. Vasconi sagazmente calific como la dcada larga19

    Polticamente la revolucin cubana marc un hito histrico-universal porqueconmovi (por rechazo) al campo capitalista, especialmente a EE. UU., removipoltica e ideolgicamente al bloque socialista, dio forma a una alianzaintercontinental de movimientos de liberacin nacional y socialistas, conform unaalianza poltica en Latinoamrica y origin organizaciones de carcter poltico-militar en diversos pases; otro impacto fue en el plano terico porque la izquierdalatinoamericana viva una situacin complicada a principios de la dcada de los60; en Chile el Frente de Accin Popular (FRAP) haba perdido una oportunidadhistrica en 1958, en Guatemala haba sido derrotada la experiencia de JacoboArbenz (1954), en Per la izquierda se debata en una profunda crisis producto deldesencuentro de treinta aos entre las concepciones de V. Ral Haya de la Torre y

    Jos C. Marategui y en Argentina no era ms que una buclica esperanza. Lasizquierdas se haban convertido en meras organizaciones de denuncia deldesarrollo capitalista. Su propia teora languideca atrapada en la lnea general delmovimiento comunista internacional, las herencias del stalinismo y lasresoluciones de la Conferencia de los 81, circunstancias bajo las cualesmostraban una clara hegemona las tesis de la Lnea de Liberacin Nacional y de lava pacfica al socialismo, perspectiva de lucha coincidente con la proclamacin dela teora de la transicin del capitalismo al socialismo a escala mundial 20.

    El impulso marxista de los 30 se encontraba estancado refugindose,especialmente en la creacin artstica, como la de Pablo Neruda en Chile, Vallejo

    en Per, Jorge Amado en Brasil, Nicols Guillen en Cuba, Miguel Angel Asturias enGuatemala, etc.,fue un tiempo en que en un pueblo olvidado de Colombia llovi,llovi y llovi y todo se hizo barro y en que naci una criatura con colafue eltiempo de Aureliano y Amaranta; fueron los aos de Pichulita Cuellarde unaCasa Verdeel tiempo de Pedro Pramo y de la magia esplndida del siglo de lasluces y del cruel realismo de una Amrica Latina que se habra las venas pordonde pasaban Los Ros Profundos, los danzarines de tijeras y la tempestuosaYawar Fiesta, acompaados de muchos poetas que escriban odas al pan o quefueron asesinados por osar cambiar la pluma por el fusil, como Roque de El

    19 Toms A. Vasconi, Las Ciencias Sociales en Amrica del Sur y Chile.1960-1990, Documentos deTrabajo, Universidad ARCIS, Santiago, julio, 1996.20

    Revista Nuestra Bandera, 1961; Patricio Quiroga, El Nuevo tiempo histrico: cambio yconfusiones; En, Encuentro XXI, N 1, Santiago, 1995.10

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    Salvadortiempo de cantautores que llamaban a desalambrary a limpiar el candel fusil. poca de cronopios y de famasfue cuando la generacin de losveteranos del sesenta descubri que la soledad poda durar cien aos o que sepoda acortar marchando con Gabriela, la del clavo y la canela en forma unida,obligando a la sociedad de la poca a sacarse las mscaras y sin caretas a

    enfrentarse con la hermosa metafsica del genial ciego bonaerense y enrumbarvelas hacia la utopa. Oleada literato-cultural que por supuesto no pudoreemplazar ni reponer la propuesta de J.C. Marategui, condenado al silencio por sucontroversia con el Bur Sudamericano de la Internacional Comunista, respecto adefiniciones de estrategia y tctica, el rol de la clase obrera, las particularidadesdel campesinado, del indigenismo, la cultura, el partido, etc. En general, lapropuesta marxista tenda a confundirse con lo nacional-popular. Contexto en quela revolucin cubana trajo un soplo renovador en coincidencia con el inicio de losacontecimientos que transformaron a los 60 en la dcada ms convulsa del sigloXX21. Son los aos de la expansin de los Movimientos de Liberacin Nacional enfrica, del conflicto del sudeste asitico, del gran "salto hacia adelante" en China,de la revolucin argelina y del paso de las democracias populares al socialismo.

    Prontamente la revolucin produjo una confluencia entre una tradicinjacobina y antiimperialista con el marxismo, acelerndose el rol de pertenencia alnaciente Tercer Mundo, estrenado en la Conferencia de Bandung, ubicndose enesta dimensin de los procesos internacionales la Declaracin de la Habana, lafundacin de la Tricontinental, de la OSPAAL (Organizacin de Solidaridad paraAsia, frica y Amrica Latina) y la OLAS (Organizacin Latinoamericana deSolidaridad). As, confluyeron las luchas de liberacin nacional en Asia, losconflictos independentistas en frica, las rupturas antiimperialistas en AmricaLatina, las luchas sociales del mundo desarrollado y la construccin socialista enun rea que abarcaba un tercio de la humanidad. Por otra parte la revolucin

    derrib el mito del "fatalismo geogrfico" aventado por la irrupcin de unacategora mental como fue la determinacin de la creacin del "hombre nuevo" deErnesto Guevara, los "condenados de la Tierra" de Franz Fanon, el "retrato delcolonizado" de Jean Paul Sartre o la opcin por los pobres de los telogos de laliberacin. De esa manera la poltica tom un componente valrico que impulsuna nueva dimensin del papel de la persona en los procesos de cambiosuniversales. La nueva visin-de-mundo acicate a quienes se sintieronidentificados con estas tendencias a ofrendar sus vidas en funcin de un cambioestructural cuyo ejemplo lo entregaba la revolucin triunfante en Cuba. Estamosante los nuevos hroes-universales armados de visin-de-mundo, proyecto desociedad,programa de gobierno, estrategia de lucha y tctica para el perodo. La

    ofrenda personal reflej un imaginario colectivo que enfil hacia el "poder"construyendo para tales efectos "vanguardias revolucionarias" que por lo generaloptaron por la lucha armada (habidas excepciones).

    De esto da cuenta el propio Ernesto Guevara en su Mensaje a los pueblosdel mundo a travs de la Tricontinental22, donde afirm, Amrica, continenteolvidado por los ltimas luchas polticas de liberacin, que empieza a hacersesentir a travs de la Tricontinental en la voz de la vanguardia de sus pueblos, quees la revolucin cubana, tendr una tarea de mucho mayor relieve: la de lacreacin del segundo o tercer Vietnam o del segundo y tercer Vietnam del

    21 Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Grijalbo, Buenos Aires, 2001.22

    Ernesto Guevara, Mensaje a los pueblos del mundo a travs de la Tricontinental; En, E.Guevara, Poltica e ideologa, Ed. , de Ciencias Sociales, La Habana,1990, pgs., 253-266.11

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    mundo. Luego segua su mensaje con la famosa frasetoda nuestra accin esun grito de guerra contra el imperialismo, y terminaba con una invitacin quedecaen cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempreque ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un odo receptivo, y otramano se tienda para empuar nuestras armas Comenzaba la misse en scena.

    Porque tamaa estrategia, naturalmente, encontr el rechazo de la Casa Blanca, laresistencia de las burguesas latinoamericanas y un punto de vista diametralmenteopuesto de Mosc que secundado por los Partidos Comunistas de Amrica Latinase esforzaba por hacer realidad la coexistencia y la va pacfica, inaugurndose unperodo de duras discusiones y descalificaciones al entrar en competencia dosproyectos de cambios en las filas de la izquierda latinoamericana, enfrentada conla teora de la guerra contrarrevolucionaria por los norteamericanos y losgobiernos locales.

    Fue una poca en que los subalternos se prepararon y el santuario paratales efectos fue Punto Cero, el legendario campo de entrenamiento guerrillerocubano para voluntarios latinoamericanos.

    Situado en las afueras de La Habana entre palmeras, mar, aire sol, secreto ycompartimentacin mucha compartimentacin, fueron entrenados cientos, sinomiles de voluntarios, provenientes de toda Nuestra Amrica dispuestos a participaren la lucha armada para acelerar los cambios. All aprendieron el arte de laguerrillael desplazamiento de la escuadra, las funciones de reconocimiento, lamarcha, la cooperacin de fuego, el enmascaramiento y la captura delarmamento. Tambin aprendieron tcnicas para la lucha en ciudades; as como losprincipios rectores de la inteligencia y la contrainteligencia, enseanza de la queno quedo afuera la preparacin con explosivos y por supuesto la del tiro,acompaada con el correspondiente arme-y-desarme de armamento convencional.

    Preparacin acompaada, ms que por el adoctrinamiento ideolgico, con elpoderoso argumento de la movilizacin basada, como dicen los historiadores de lamentalidad, por el inconsciente colectivo, es decir por motivaciones que fueronms all de lo meramente racional. Duro entrenamiento fsico graduado en elmonte con marchas, contramarchas y das de angustiosa y aniquiladorasupervivencia para adaptarse a una lucha que se prevea sin cuartel y con pocasarmas, lo que impulso a transformar en artesanos a los futuros combatientes paraque construyeran armamento casero, ejemplificados en la famosa minavietnamita o las bazoocas caseras denominadas Bernarda, un mortferoartefacto capaz de descalabrar un blindado y que conectaba un simple tubo deagua con un mecanismo activado con pilas que encendan una ampolleta

    pacientemente lijada para hacerle un hueco y rellenarla de plvora que al contactocon la ignicin activada por dos pilas, impulsaba un cohete construido con retazosde latones y tarros de conservas, que se rellenaban de materiales explosivos.Aquella, sin duda alguna, fue una otra forma de expresin del realismo mgicode Nuestra Amrica.

    El ejemplo de la revolucin impuls la apertura de una serie de "focos"revolucionarios en Amrica Latina, sucesos histricos que coincidieron con lasegunda fase de la revolucin nacional-liberadora en Africa (Angola, Guinea Bissau,Mozambique, Namibia...), la generalizacin de la guerra del Vietnam, la "revolucincultural China", la circunvalacin de la Tierra por la perra "Laika", gran xito delprograma espacial de la entonces URSS, la aparicin de un nuevo marxismo en

    Europa occidental (Althusser, Poutlanzas). En otra dimensin los cambios se12

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    expresaron en la renovacin musical que ofreca The Beatles, la revalorizacin dela msica andina en nuestra regin, la explosin sexo-cultural que implic eldescubrimiento de la pldora anticonceptiva...mientras tanto la mujer acort lafalda y el hombre se dej crecer el pelo. En fin, actos que se consideraron comoseeros y precursores de un cambio mundial. El socialismo se consideraba

    prximo, existan premisas polticas, sociales, culturales, deportivas y tecnolgicasque parecan acercar a las nuevas generaciones al socialismo. Circunstancias bajolas cuales el impulso guerrillero abarc a gran parte del continente entre 1962-1967. En Mxico la guerrilla estuvo ligada a nombres como el de Lucio Cabaas,en Guatemala a la experiencia conducida por Yon Soza, mientras en Hondurasoper el Movimiento Chinchonero Libre y el Sandinismo en Nicaragua, las FALN enVenezuela, Valpalmares en Brasil, el MIR en Per, el ERP en Argentina, el ELN enBolivia, el Movimiento de Liberacin Nacional Tupamaros en Uruguay, el ELN y elMIR en Chile, las FARC en Colombia, los Panteras Negras en los EE. UU., etc.

    La revolucin cubana fue todo un suceso23. La teora del foco revolucionariopronto se expandi fuera de las fronteras cubanas, experimento que enLatinoamrica fue realizado en pases como en Venezuela o la RepblicaDominicana, cuestin que le costara a Cuba la condena de la OEA reunida enPunta del Este (Uruguay, 1964), ocasin a la vez para establecer amistadesimperecederas tales como con el chileno Salvador Allende autor de opsculos yfolletos de apoyo a la revolucin, entre ellos, Cuba, un camino, y promotor deenrgicas protestas ante el aislamiento a que se conden la revolucin. Pero, nofueron los nicos focos porque a partir de 1962 lo encontramos en Angola con laparticipacin de la columna Cienfuegos y la presencia del propio E. Guevara, quecon el nombre de Tatoo particip en el inicio de la guerra de guerrillas en lasentonces colonias portuguesas24. Aunque esto tampoco fue todo porque laparticipacin cubana se extendi al apoyo de la revolucin argelina y a otros

    pases africanos

    Sin lugar a dudas en la historia de las guerrillas la experiencia bolivianatiene un sitial aparte porque all luch y vivi su propio holocausto-ofrenda Ernesto"Ch" Guevara, quin anim la primera fase guerrillera que se extendi entre 1962y 1967. Forma de lucha que correspondi a una estrategia de carcter universalpor cuanto Bolivia fue caracterizada, desde la teora leninista de la revolucin,como el "eslabn ms dbil" de la cadena imperialista, el punto del globoterrqueo donde confluan un mayor nmero de contradicciones econmico-sociales, acompaadas de ciertas especificidades geogrfico-culturales quepermitan afirmar que este era el punto de irradiacin mundial.

    Esta apreciacin se fundament en la hiptesis de que en el recuerdopopular, se encontraba intacto el espritu de lucha que haba llevado a obreros ycampesinos a vencer al ejrcito (MNR, 1952). Concluyndose en que la memoria23 Hugo Thomas, Cuba: la lucha por la libertad, 1762-1970, Vol I, II, III, Grijalbo, Barcelona, 1973 ;Carmelo Mesa-Lago, La economa en Cuba socialista :una evaluacin de dos dcadas, Playor,Madrid,1983.24 La participacin cubana es de larga data en Africa, desde principios de los aos sesentamantuvieron relaciones de apoyo con diferentes presidentes del Congo (Youla, Massemba Debat,M.Nigoubi, Opanyo) e incluso fueron animadores de grandes debates con el iniciador de la luchaarmada congolesa (Pierre Mulele). Durante esos aos acto el Batalln Lumumba formado porcubanos, congoleos, angolanos y camerunenses, enfrentado a norteamericanos, chinos,sudafricanos, portugueses y a los famosos mercenarios denominados como los gansos salvajes.

    Sobre este aspecto consltese a Jorge Risquet Valds, El segundo frente del Ch en el Congo ,Casa Editora Abril, La Habana, 2000.13

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    histrica estaba en proceso de activacin por el entrecruzamiento de dosfenmenos como eran, el despertar ante la desmovilizacin a que haba conducidoel gobierno de Siles Suazo (1956) y los sucesos sociales desencadenados por elgeneral Ren Barrientos, que acicateado por su compromiso con los EE.UU., habadado forma "al pacto militar-campesino", los cuales hastiados de la corrupcin se

    encontraban en efervescencia social25. En este contexto se mont el focoguerrillero con la intencin de desencadenar un nuevo Vietnam y una ola de luchasque abarcara al Per, Chile y Argentina, empresa en la que al Ch se le fue la vida.Pero, un tercio de siglo ms tarde siguen rondando las mismas preguntas deantao... era Bolivia el "eslabn ms dbil?, estaban preparados sus actorespolticos?, fue correcta la eleccin del escenario geogrfico?, se ignoraban acasolas enormes distancias entre los pases que componen Suramrica?, o, lo que esms grave: el traslado de Guevara a Bolivia fue producto de disensiones internasde la dirigencia cubana?; en fin, esta fue la forma que asumi la estrategiaguerrillera para la toma del poder poltico del Estado y para aliviar la luchavietnamita con la creacin de focos guerrilleros. Fue la estrategia guevariana delos "1, 2, 3 Vietnam", como expresin del internacionalismo guerrillero.

    Pero, estos no fueron los nicos cambios que afectaron a Nuestra Amrica,porque el furor causado por la CEPAL se atemper en la dcada de los sesenta conla irradiacin de la revolucin cubana, catapultando la aparicin de la Teora de laDependencia, visin-de-mundo que prontamente cop el campo de la reflexinterica pues introdujo nuevas respuestas sociales y polticas a los problemasregionales, relegando a la teora de la CEPAL al arcn de un segundo planoacusada de promover una propuesta tecnocrtica y burguesa para enfrentar losdesafos de la regin. Autores como Andre G. Frank, Theotonio Dos Santos, VaniaBambirra, Ruy Mauro Marini, Anbal Quijano y otros, realizaron el nuevo enfoque 26,propuestas que en 1964 remecieron los mbitos de la discusin acadmica y

    poltica a partir de encuentros tericos y polticos llevados a cabo en Santiago deChile bajo el impacto de las experiencias que iniciaban el gobierno de lademocracia cristiana y la revolucin cubana, germinando al mismo tiempo la dobleidea-fuerza de la existencia de una relacin de homologa entre una crisiseconmica y una crisis poltica, coincidencia que conduca, al decir de la poca, auna situacin nacional revolucionaria (la izquierda), a un gobierno fuerte (laderecha), y al desarrollo estructural (el centro). Hacia 1967 la Teora de laDependencia era una realidad determinada por la bsqueda de respuestas a laprofundizacin del subdesarrollo, a la crisis de las exportaciones, al estancamientoproductivo, a la falta de integracin regional y a las dificultades de incorporacinal mercado internacional. Hechos que coincidieron con la irrupcin de capitales del

    mundo desarrollado en las reas del subdesarrollo, situndose en los sectores masdinmicos de la economa; es decir, en la industria qumica, la de la maquinariafabril, la electrnica, la de los alimentos y en la industria bsica, procesoacompaado por una tupida red de instituciones compuestas por el FMI, el BID, elEXIMBANK, etc.

    25 Sobre la situacin boliviana y el rol de las fuerzas armadas, Jos Echazu Alvarado, El militarismoboliviano, Editorial Liberacin, La Paz,1988.26 Al respecto consltense: A. G. Frank, Capitalismo y subdesarrollo en Amrica Latina; Bambirra,El capitalismo dependiente latinoamericano; Faletto y Cardoso, Dependencia y desarrollo en

    Amrica Latina; R. Mauro Marini, Dialctica de la Dependencia; T. Dos Santos; El nuevo carcterde la dependencia, Quijano, El mundo de la marginalidad urbana; Vasconi, Los aparatos

    ideolgicos de Estado; Weffort, Notas sobre la teora de la dependencia; Pizarro y Caputto,Imperialismo y dependencia, etc.

    14

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    La nueva teora rpidamente cruz sus reflexiones con una ascendenteteora del conocimiento marxista en la zona, dando forma a un intento decomprensin global de los fenmenos econmicos, polticos y sociales, residiendosu originalidad en mostrar la articulacin que exista entre las clases sociales, el roldel Estado y la industrializacin. Poniendo, adems, en el tapete de la controversia

    nuevos temas como el carcter de la evolucin latinoamericana desde la colonia,la existencia del capitalismo dependiente y la afirmacin sobre la existencia deuna crisis global de la sociedad; todo lo cual, incluyendo una aguda sublimacin dela revolucin cubana, desbroz el camino para una nueva teora acerca delcarcter ininterrumpido de los procesos sociales que deban culminar con el triunfode la revolucin socialista, vaticinando de paso el colapso del desarrollismoestructuralista. Ergo: la izquierda obnubilada por la revolucin cubana pasara a laofensiva llevando en sus alforjas la confluencia de dos teoras, la de ladependencia y la del marxismo.

    Casi simultneamente con el fin de la primera fase guerrillera se hizo sentirtodo el peso de la crisis econmica de los 60, resintindose con ella dosinstituciones claves en Amrica Latina: las fuerzas armadas y la iglesia. Losejrcitos de Per, Ecuador y Panam 27encabezados por los generales VelascoAlvarado, Rodrguez Lara y el coronel Omar Torrijos condujeron movimientos quetransformaron a sus respectivos ejrcitos en actores sociales impulsando reformasde tal magnitud que catapultaron un ciclo de carcter nacional-liberador quequebr el rol tradicional de las fuerzas armadas en la regin. Mientras tanto laiglesia tambin reciba las ondas transformadoras, la muerte en la lucha guerrilleradel cura-revolucionario Camilo Torres conmocion las estructuras eclesisticascitadas para el Congreso de Medelln, donde habra de constatarse la aparicin deuna serie de movimientos catlicos revolucionarios como la Iglesia Joven (Chile),los Curas del Tercer Mundo (Argentina), los Movimientos de Base (Brasil), grupos

    organizados en torno a una concepcin que pronto habra de tener un nombre y unrepresentante en la Teologa de la Liberacin y en el sacerdote peruano GustavoGutirrez.

    Para hacer teologa desde Amrica para Nuestra Amrica se reunieron en1964 en Petrpolis Gustavo Gutirrez y Juan Luis Segundo para promover unareflexin desde los pobres. Dos aos despus en Santiago de Chile se reunieron lostelogos de la liberacin latinoamericana casi al mismo tiempo en que seefectuaba la Conferencia Tricontinental. Acto seguido, numerosos sacerdotes sesumaron a las luchas polticas, siendo el caso ms seero el de Camilo Torres enColombia, el primer cado en la apuesta liberadora de una parte de la iglesia

    catlica apostlica y romana de Amrica Latina, hecho de trascendencia histricaque sell el pacto de aquel sector con el proceso de lucha subversiva de los pobresde esta parte del mundo. Camilo haba cado y pronto le seguira Guevara (1967).Un ao despus en el puerto de Chimbote, Per, los Cristianos por el Socialismo,asumiendo como propio el contenido de la Encclica Populorum Progressio, queexpresaba preocupacin por los problemas sociales que afectaban al viejocontinente, agregaban a esta un nuevo contenido desde el horizonte de unaTeologa de la Liberacin y desde una ptica pastoral y doctrinal centraron laatencin en el tema de la liberacin integral , uniendo en su anlisis los problemasde la fe con los sociales, econmicos y polticos, contribuyendo especialmente a la

    27 Franklin Pease, Breve historia contempornea del Per, FCE, Mxico,1995; Alfredo Pareja, Breve

    historia del Ecuador, Editorial Libresa, 2Vols.,Quito, Ecuador,1992; Ricauri, Soler, Panam: naciny oligarqua (1925-1975); En,Amrica Latina: historia de medio siglo, Vol. II, 1981.15

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    expansin del nuevo credo sacerdotes como Nstor Paz, Clovis Boff, Leonardo Boff,etc. Naca as una teologa que se orient a los pobres y desposedos de la Amricalatina por causa de la injusticia social, vctimas, segn palabras de G. Gutirrez en1971, de una doctrina apuntalada con medidas de autoridad y publicitada graciasa los grandes medios de comunicacin social, tan esttica y desvitalizada que ni

    siquiera tiene fuerza para alejarse del evangelio. El Evangelio es el que laabandona28.

    La emergencia de las fuerzas armadas como factor de transformacionessociales y de un sector de la Iglesia como actor de cambio, se debi a razonesestructurales caracterizadas, en el plano econmico, por el lento crecimiento, lainflacin endmica, el estancamiento de la agricultura, la falta de mercadosexternos y la crisis de la balanza de pagos. El modelo sustitutivo y laindustrializacin entraban en crisis, colapsando el sistema econmico,potencindose la protesta y la movilizacin social por la ruptura de los consensospor parte de la capa dominante, que traslad el peso de la crisis al mundo popularpor la va de las alzas, los recortes de salarios y la represin. Situacin creadora detensiones que dificultosamente podan resolverse en los marcos de estrechossistemas polticos, caracterizados por el mal funcionamiento de la representacin,especialmente por las trabas a los partidos populares en los sistemas de partidos ylas distorsiones de los sistemas electorales (ley de Lemas en Uruguay, cifrarepartidora en Chile), evidencindose as el creciente colapso de los sistemapolticos, tendencia vista con incertidumbre por las capas de los dirigentestradicionales que rechazaron todo tipo de estrategia transformadora.

    Uno de los episodios ms singulares de la historia de Amrica Latina en lossesenta fue la revolucin de los militares peruanos29; aunque, para entenderseesta experiencia, debe remontarse el anlisis a la crisis de dominacin oligrquica,

    porque de ese ciclo emergi un Per atravesado por un severo vaci de poder queslo en 1968 cerraron los militares. "Las clases dominantes peruanas a lo largo dela historia republicana no lograron organizar a la poblacin alrededor del Estado, afin de lograr sus objetivos (aparentemente) comunes, ni tampoco lograron crear laimagen de un Estado (supuestamente) representante de los intereses colectivos"30.La clase dominante peruana fue incapaz de incorporar la demanda popular a laactividad estatal segregando del Estado a la mayora, lo que fue posible por elimpacto del capitalismo condicionado externamente y la subordinacin de laburguesa, hecho que retras la industrializacin y el proceso de sustitucin deimportaciones hasta 1958, mantenindose, por lo tanto, plenamente vigente unsector precapitalista, claramente afectado en los 50 y los 60 por el control de los

    precios impuestos a los alimentos y los subsidios a las importaciones.De manera que, los terratenientes acosados por la naciente burguesa

    industrial transfirieron sus rentas a los centros urbanos, agravando el deterioro delcampesinado por la cada del ingreso rural, lo que sumado a agudas presionesdemogrficas y al empobrecimiento de la tierra acarre la revuelta campesina a

    28 Sobre la Teologa de la Liberacin consltese: Gustavo Gutirrez, La fuerza histrica de lospobres, Centro de Estudios y Publicaciones, Lima, 1979; idem, Teologa de la Liberacin,perspectivas, Edic., Sgueme, Salamanca, 1972; Leonardo Boff, Sobre la opcin por los pobres,Edic., Rehue, Santiago, 1992; idem, Teologa del cautiverio y de la revolucin, Ed., Paulinas,Espaa, 1985.29 Cynthia McClintock y Abraham Lowenthal (comp.)El gobierno militar. Una experiencia peruana,

    1968-1988, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1985.30 Julio Cotler, Clases, Estado y Nacin en el Per, IEP, Lima, 1978, pg., 24.16

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    principios de los sesenta, es lo que explica el clamor "Tierra o Muerte" yexperiencias como las del Valle de la Convencin y el liderazgo de Hugo Blanco31.El desarrollo del capitalismo-asociado (burguesa + capital forneo) y susconsecuencias (empobrecimiento, migraciones, cesanta, etc.,) trajo comoresultado no slo la revuelta campesino-serrana sino tambin la huelga obrera y

    una explosiva migracin de 750.000 campesinos que ingresaron a las ciudades enforma aluvional, con el consiguiente problema de hacinacin, insalubridad ysobreexplotacin laboral. Agreguemos tambin la aparicin de los nuevos sectoresmedios, que ubicados en la naciente franja de servicios, transitaban por lasociedad sin mayores beneficios sociales. Lamentablemente para las expectativasde estos sectores los partidos polticos populares o estaban en la periferia delsistema poltico (PC) o, bien haban sido cooptados (APRA), a travs de las polticasgubernamentales de "convivencia democrtica" en boga desde 1956. Ahora bien,ante la crisis y la falta de conduccin emergieron abiertamente dos perspectivas,por un lado, la propuesta de Pedro Beltrn, fundamentada en un proyecto decarcter neo-liberal francamente adelantado para su poca. A decir verdad, laproposicin de P. Beltrn se posicion de un proyecto libre-mercadista que habrade ponerse en boga en la regin solo tres dcadas ms tarde. Por otra parte, laburguesa reformista mostraba sus cartas desde las pginas del diario ElComercio, encontrando simpata especialmente en el alto clero y en una faccinde las fuerzas armadas, situacin propicia para que en 1963 Fernando Belandeintentara iniciar un proceso de reformas, aspiraciones que se esfumaron por lafirme resistencia de las empresas norteamericanas, que amenazaron conrepresalias econmicas ante posibles medidas proteccionistas y eventualesnacionalizaciones. Crticas a las que se sum las del frente poltico conocido con elnombre de "Coalicin", alianza formada por los antiguos y sampiternos enemigos:el APRA y los militares.

    As, pronto se radicaliz el conflicto social, emergiendo tendencias radicalesque amenazaron con el desborde poltico, la protesta social y la movilizacin demasas-polticamente-activas, lo que sumado al impacto de la revolucin cubanacondujo a la divisin del APRA, fundndose el MIR peruano que bajo la conduccinde Guillermo Lobatn y Luis de la Puente Uceda, abri el foco guerrillero de MesaPelada32, generando una delicada situacin para la estabilidad nacional y propicioescenario para la aparicin de la opinin poltica del Centro de Altos EstudiosMilitares (CAEM), motor de las inquietudes de los uniformados respecto a losproblemas del desarrollo, los que pronto arribaron a la conviccin de la necesidaddel cambio, para evitar el desborde de la izquierda y de los movimientoscampesinos, derrotados por el gobierno de F. Belande, quin dobleg la guerrilla

    y la sublevacin de 300.000 campesinos a un altsimo costo, puesto que, 8.000pagaron con sus propias vidas, 20.000 perdieron sus hogares ubicados en algunasde las 14.000 hectreas arrasadas con nalpam, y 4.000 de ellos, encadenados agrilletes, pasaron a las filas del cautiverio. La escalada puso en alerta a losmilitares, evidentemente que el pas se desintegraba, marco en que hizo suaparicin el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (GRFA), bajo laconduccin institucional del general Juan Velasco A.

    Los militares llegaron al poder con un Programa fundamentado en la

    31 Hugo Blanco, Tierra o muerte. Las luchas campesinas en el Per, Siglo XXI, 1972; Hugo Neira.Los Andes. Tierra o Muerte, Editorial XYZ, Madrid, 1968; Anbal Quijano. Problemas agrarios y

    movimientos campesinos, Lima, Mosca Azul, 1979.32 Quincenario Flasch, N 112, ao III, Santiago, septiembre de 1965.17

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    necesidad de la implementacin de "cambios estructurales" por la senda de unatercera va, entendida como una alternativa tanto al desarrollo capitalista como alsocialista, estrategia que ponderaba la autonoma militar sin concomitancia algunacon el mundo civil. Proyecto militar que engarz con algunos planteamientos de lateora de la dependencia, especialmente en razn a terminar con la subordinacin

    de la economa a polos forneos, situando uno de los elementos centrales de laestrategia en la reivindicacin del campesinado y sus aspiraciones (la masa demaniobra). Fundamentos que guiaron la reforma militar, los que raudamentedieron inicio al ciclo con la reforma agraria, iniciada en las plantaciones de azcar.Medida sustentada en la base de apoyo lograda gracias a la movilizacin popular-paternalista impulsada por el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilizacin Social(SINAMOS), una de cuyas primeras acciones fue contribuir a la reorganizacin delos asentamientos migratorios, apareciendo los "Pueblos Jvenes" en las periferiasde las urbes ms importantes. La estrategia se dirigi, a continuacin, hacia lacreacin de la "comunidad industrial" a travs de la expropiacin de las empresasde ms de seis trabajadores, debiendo estos acceder al 50% de las existencias dela compaa y a los directorios, de esa manera se pretendi iniciar la construccinde uno de los ms caros anhelos latinoamericanos de la poca, como era laformacin de un "sector social" de la economa. Finalmente, a travs de polticasde "nacionalizaciones" pasaron a poder del Estado peruano la InternationalPetroleum Campany (1969), la International Telegram & Telefon Campany (1969),el Chase Manhattan Bank (1970), la Compaa Minera Cerro de Pasco (1974) y laMarcore Mining (1975).

    Pero, lamentablemente para las expectativas militares el infortunio seabati sobre el Per porque cayeron los precios mundiales del azcar y delpetrleo, este ltimo doblemente afectado porque no se descubrieron nuevosyacimientos para cubrir la demanda del mercado internacional y tambin

    descendieron las exportaciones de harina de pescado, con el consiguientedeterioro de la balanza de pagos, infaustos hechos a los que se agreg el impactode la noticia de una fulminante enfermedad que afectaba al presidente VelascoAlvarado. Aunque, aos ms tarde, se supo que este haba sido herido en unatentado, de manera que la pierna herida y gangrenada haba sido la verdaderacausa de su sbito fallecimiento. De esta manera el Per entr en la "segundafase" de la revolucin. El abatido y debilitado presidente, convaleciente de laamputacin de una de sus piernas, sera reemplazado por el general FranciscoMorales Bermdez, uno de los cuadros militares crticos a la poltica llevada a cabodurante la primera fase, de manera que recin llegado al poder desmantel elSINAMOS y luego, bajo presin del FMI, impuls el plan Tupc Amaru (1977),

    estrategia econmica caracterizada por el fomento a la inversin extranjera, latransferencia de la prensa estatal a manos privadas y medidas de austeridadeconmica, bajando abruptamente la inversin en servicios asistenciales,infraestructura y sueldos y salarios. As lleg a su fin la primera fase de laexperiencia peruana.

    Panam tambin entr en conmocin33. All vena dndose una controversiadesde que el presidente Adolfo de la Guardia firmara en 1942, luego del ataque

    japons sobre Pearl Harbor, el denominado Tratado de Panam que pona enmanos norteamericanas tan estratgico punto geogrfico.

    La firma del Tratado puso de relieve la falta de compromiso con la historia

    33 Ricauri Soler, op., cit.18

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    de los sectores en el poder, porque la elite obnivulada por las ventajas mediatasolvidaron aspectos como las penurias de aquellos cientos de miles de trabajadorespanameos, secundados por otros tantos provenientes de las ms diversaslatitudes y que hermanados en una colosal empresa como era conectarartificialmente dos ocanos, le ganaron al istmo los terrenos por donde pas el

    canal al enfrentar el silbido de la vbora, el calor debilitante, la podredumbrederivada del calor y la lluvia y la enorme variedad de mortferos insectosconmosquitos para todos los gustos, desde aquellos que enloquecen por el merozumbido, los que ponen sus larvas en la piel viva, los que atacan en enjambres demillones sin que el infeliz afectado pueda verlos por lo diminuto de su tamao,hasta los que nacen, viven algunas horas y mueren, para luego reproducir el ciclode aparecimiento matinal de una mancha verde de insectos que se diluye con losprimeros rayos del sol. En otras palabras, los huesos podridos de miles de infelicesenganchados y descalabrados por las inclemencias del espacio geogrfico,solamente contribuyeron para acercar la costa oeste norteamericana y Europa aLatinoamrica, abriendo una ruta que aceler el desarrollo del capitalismo en lospases ms avanzados y que para nosotros signific la hipoteca de la soberanapanamea y un cierto cambio en los hbitos alimentarios, especialmente en lascompaas bananeras, porque ahora era ms barato comprar arroz en Boston queen Nicaragua o El Salvador. En otras palabras, la dieta popular cambi con estaverdadera revolucin en las comunicaciones que tan duro le cost a la unidadcontinental por cuanto la construccin del Canal de Panam -recordemos- significla divisin de Colombia, obstculo insuperable para los sueos de la unidadbolivariana.

    La nacionalizacin del Canal de Suez (1956) volvi a poner en el primerplano de la controversia la demanda nacionalista. Algunos aos despus (1960) losestudiantes salieron a las calles, fue un ao completo de huelgas y

    manifestaciones apoyadas con singular entusiasmo por los trabajadores de lasplantaciones de la United Fruit, experimentando un gran logro al ver flamear labandera panamea junto a la norteamericana en la zona del canal. Pero, lasexpectativas eran mayores y en 1964 se iniciaron nuevas manifestaciones queculminaron con una masacre de estudiantes que reclamaban la ruptura derelaciones con los Estados Unidos. Luego del acto de fuerza la protesta se torn enpermanente durante varios aos, hasta que el 11 de octubre de 1968 el PresidenteA. Arias fue derrocado por Omar Torrijos y Boris Martnez, instalndose ungobierno nacionalista con un marcado acento antiimperialista que prontamentedisolvi a los partidos polticos responsables de los acuerdos con losnorteamericanos, proclamando la transformacin del gobierno militar en un

    gobierno popular-antiimperialista, forzando la reforma agraria con la creacin deasentamientos y cooperativas, medidas apoyadas con crditos gubernamentales,acciones que causaron la inmediata resistencia del latifundio. Pero, lo msimportante sera la firma, el 7 de febrero de 1974, de la Declaracin de 8 Puntos,por medio del cual Estados Unidos reconoca la soberana panamea sobre elcanal, el cual debera devolverse en 1999. Mientras tanto, el gobierno retomabarelaciones con Cuba (rotas desde 1961), iniciando al mismo tiempo la construccinde un sector estatal de la economa en la industria azucarera y a partir del aosiguiente en la del cobrePanam entraba en una fase de conmocin y detransformaciones singulares, en medio de las cuales con una gran visin de lapoltica, a mediados de octubre de 1978, O. Torrijos era sucedido por A. Royo, elPresidente de la Asamblea Nacional, permaneciendo como jefe de la Guardia

    Nacional hasta su extraa muerte en un accidente de aviacin algunos aos ms19

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    tarde, luego de haber apoyado fuertemente la lucha del sandinismo enNicaraguafue prcticamente el fin de la experiencia.

    En el Ecuador tambin las fuerzas armadas se transformaron en un factorde cambio al derrocar, el 15 de febrero de 1972, al longevo presidente Velasco

    Ibarra, presente en el poder poltico de ese pas por cerca de cuarenta aos 34. Elnuevo hombre fuerte el general Rodrguez Lara -, apoyado por una alianza entremilitares nacionalistas, sectores populares y la mesocracia fue absolutamente fiela la estrategia contenida en el documento denominado Filosofa y plan de accindel gobierno revolucionario y nacionalista del Ecuador, carta de navegacin queinspir la recuperacin de la enajenacin de 1/3 del pas en manos de compaastransnacionales, la revisin de los contratos petroleros, una nueva poltica para laexplotacin del gas natural, la construccin de una refinera estatal y el ingreso ala OPEP (1973). No fue todola reforma agraria tambin fue una realidad, ascomo la conformacin de un fuerte sector de capitalismo de Estado en laeconoma, a lo que habra que aadir la decidida defensa de la soberana sobre las200 millas de mar territorial, as como la expulsin de la misin militarnorteamericana del Ecuador. Medidas, que por cierto, atrajeron la contraofensivade la oligarqua interna y la de los Estados Unidos. As, mientras las presionesnorteamericanas concluyeron con la suspensin casi completa de la extraccin depetrleo, los terratenientes dejaron pudrirse miles de toneladas de abonosqumicos en las bodegas del Banco de Fomento lo que produjo escasez de divisas(por importacin de alimentos), elevacin del ndice de precios y una aceleradamigracin del campo a la ciudad, con la consiguiente molestia de importantessectores populares urbanos y campesinos, aprovechada por la oligarqua,favorecida adems en su estrategia de contencin por el congelamiento de lossalarios y un dficit de 160.000.000 de dlares, lo que condujo al gobierno aimpulsar el Decreto 738 que estableci un gravamen del 60% a las

    importaciones de bienes no esenciales para incentivar la sustitucin deimportaciones. Pero, la expedicin del decreto 738 tuvo por efecto poltico eldesencadenamiento de toda la furia oligrquica contra el gobierno 35, exigiendoel retorno al orden constitucional, declaracin que prepar las bases jurdicaspara un intento de un golpe de Estado acordado por la oposicin, la embajadachilena y nada menos que por el entonces Secretario General de la OEA, GaloPlaza, quin se apresur en sealar, el 7 de octubre de 1975, al diario Excelsiorde Mxico,los golpes de estado son inevitables, porque han servido para evitarel caos en que han cado nuestros pueblos.

    Rodrguez Lara qued atrapado entre dos fuerzas. Por un lado, las de la

    oligarqua y por otro las del movimiento obrero y popular, que en la huelga generaldel 13 de noviembre de 1975, exigi la derogacin de las medidas anti-obreras,alza de sueldos y salarios, la profundizacin de la reforma agraria, lanacionalizacin total del petrleo y del comercio exterior, as como, de lossistemas de distribucin de los artculos de primera necesidad y del comercioexterior. Huelga proseguida por multitudinarias marchas campesinas en diciembre,a la cuales fue invitado el propio Rodrguez Lara, quin se excus de asistir para noempeorar las relaciones con la oposicinvano esfuerzo, porque ahora debienfrentar un paro general de los transportistas, preludio del derrocamiento del 11de enero y del arribo al poder de un triunvirato que intentaba volver al ordenconstitucional. Fue el final de otra experiencia nacionalista. Pero, no obstante su

    34

    Alfredo Pareja, Breve historia del Ecuador, Editorial Libresa, Vol. I, II, Quito, 1992.35 Agustn Cueva, Ecuador:1925-1975; En,Amrica Latina: historia de medio siglo, pg.,31820

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    debacle final, se produjeron importantes cambios por el resquebrajamiento de laoligarqua, la politizacin de las fuerzas armadas, el inicio de la movilizacinpopular, la entrada en la escena histrica del campesinado y porque se fortaleciel Estado favoreciendo, al mismo tiempo, la aparicin y consolidacin de una baseindustrialirrumpiendo tardamente la modernizacin de la mano del capitalismo

    de Estado.

    A menos de dos aos de iniciado el proceso iniciado por el GRFA en el Per,dos pases del cono sur, a travs de la va poltico-institucional, se acercaron alumbral de grandes transformaciones, la Unidad Popular en Chile y el FrenteAmplio en Uruguay aceleraron la historia de la regin.

    La Unidad Popular no fue un hecho histrico de ltima hora;36 por elcontrario, fue el desenlace de una coyuntura histrica acelerada por lastransformaciones que puso en juego el gobierno de la democracia cristiana37,porque la revolucin en libertad (1964-1970) aument la participacin estatal enla economa, hizo crecer el gasto pblico como porcentaje del PNB de un 35,7% en1965 a un 46,9% en 1970, aument el gasto en viviendas, agricultura y educacin,chileniz el cobre e implement la reforma agraria, incentivando de paso lasindicalizacin campesina, rompiendo el pacto intra-clasista que dej fuera del

    juego poltico al campesinado desde 1938, golpe a la derecha y disput el terrenoa la izquierda generando una verdadera revolucin de las expectativas con unprograma de gobierno atractivo de alto contenido tico (socialcristiano), tcnico(desarrollismo) y poltico (promocin popular) que al aunar filosofa, economa ypoltica logr movilizar a grandes contingentes sociales contribuyendo a lacreacin de un poderoso sujeto social de cambio. Tendencia que coincidi, a finesde la experiencia democristiana, con la irrupcin de la izquierda despus de unlargo proceso poltico, caracterizado por el hecho de haberse insertado en el

    sistema poltico en los treinta, participando activamente en la competencia polticadesde la institucionalidad, una izquierda que, representada por el PS y el PC, habalogrado construir su propia propuesta y fuerza poltica movilizando e integrando anuevos actores que contribuyeron decisivamente al desarrollo de laindustrializacin y de la modernizacin desde el momento en que apoyaron elFrente Popular en 1938, cuyas polticas dotaron al pas de energa (elctrica), deagua potable y de una poderosa infraestructura, logros que permitieron que elEstado desde la Corporacin de Fomento (CORFO) profundizara aceleradamente elproceso de la industrializacin (con exclusin del campesinado) lo que permiti lairrupcin del capitalismo de Estado caracterizado por un marcado rol benefactor,tendencia que fortaleci una economa mixta y a la antigua oligarqua convertida

    ahora en burguesa industrial por obra del traslado de sus capitales desde el agro ypor los beneficios (crditos blandos) desde el Estado. En este contexto el pascreci desde los cuarenta, pero en los sesenta eran visibles los sntomas de lacrisis (estancamiento, falta de capitales, dependencia tecnolgica y retraso delagro), que sumados a la penetracin del gran capital en la industria de punta, a losaires universales de cambio, al impacto de la revolucin cubana, al giro autoritariode la derecha, al rol norteamericano y a la movilizacin de todos los sectoressociales del pas, en un contexto de alta radicalizacin, condujo a la rebelin del

    36 Atilio Born, Notas sobre las races histrico-estructurales de la movilizacin poltica en Chile;En, Foro Internacional, Vol., XVI, N 1, El Colegio de Mxico, 1975.37 Al respecto consltense de Arturo Olavaria, Chile bajo la Democracia Cristiana, Santiago,

    1966,1967, 1968,1969; Ricardo Yocelevsky, La democracia cristiana chilena y el gobierno deEduardo Frei, Mxico, 1987 s/d.

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    electorado que llev al socialista Salvador Allende a La Moneda.

    La experiencia dur mil das. La va poltico-institucional concit la atencinuniversal por cuanto fue la nica experiencia de transicin al socialismo por la vade la constitucin y la legalidad. La fiesta de la izquierda convoc el apoyo activo

    de cientos de miles de personas, tanto en Chile como en el extranjero, abrindosecamino un imaginario colectivo que vio en el socialismo el camino de la redencinhumana y del desarrollo econmico, social y cultural. Pero la experiencia fuebarrida por el peso de los propios errores de la Unidad Popular, por el papel jugadopor el gobierno de los Estados Unidos de Norteamrica, por la decisin de laderecha de poner fin no solo al gobierno popular, sino de terminar con la forma decapitalismo, la forma de Estado, el rgimen de gobierno, la institucionalidadliberal, la cultura y especialmente el modelo econmico vigentes desde1938...propsito en que encontr el apoyo de la ultraderecha y del centrista PDCpara que se iniciara la movilizacin del len dormido, los militares. En otraspalabras, fue la confluencia de un haz de factores los que posibilitaron la rebelinmilitar y el inicio desde el 11 de septiembre de 1973 de una dura represin y latransicin a un nuevo tipo de Estado, el Estado de excepcin que con una variablede rgimen militar encabez la transicin al neo-liberalismo y al estadio de laglobalizacin en consonancia con la recomposicin universal capitalista.

    El 5 de febrero de 1971, en Montevideo, fue fundado el Frente Amplio 38 ycomo lo indicaba su eslogan electoral..."haba nacido una esperanza". El FrenteIzquierda de Liberacin (comunistas), la Democracia Cristiana, el Movimiento 26de Marzo (Tupamaros), el Partido Socialista, el Movimiento Avanzar, la UninPopular el Movimiento Blanco Popular y la lista "99" del Partido Colorado habanaunado sus fuerzas y esfuerzos, reconociendo en la figura del general (R) LberSeregni a su mximo representante, prestigiado y legitimado desde el momento

    en que puso punto final a su carrera en 1969 por desacuerdo con las veleidadesautoritarias presentes en el presidente Pacheco Areco.

    El Frente Amplio entreg a la opinin pblica, el 17 de febrero de 1971, las"Bases Programticas" de su oferta de gobierno, establecindose la consagracinde la plena vigencia de las libertades y garantas constitucionales. Poco despus,el 26 de marzo daba a conocer las "30 Primeras Medidas de Gobierno"; entreotras: la reforma agraria, la nacionalizacin de la banca y de la industria frigorfica,etc. De acuerdo a la visin poltica de la poca las transformaciones sesustentaban en la organizacin de los actores populares, y al igual que en Chile, sepuso el nfasis en la formacin de "Comits de Base". El pas se agitaba. La

    situacin econmica era crtica por el estancamiento del modelo sustitutivo,arreciaba la movilizacin social. La represin de Pacheco Areco haba transformadoa la Banda Oriental en un verdadero campo de batalla, panorama en el que sedieron las elecciones generales de 1971, enfrentando a blancos, colorados yfrente-amplistas , estos ltimos acosados por una grotesca campaa publicitariaen la que estuvo presente un hecho recurrente en la Amrica Latina de la poca:las campaas de anticomunismo dirigidas a crear Temor, hablamos de lamanipulacin del Miedo con invocaciones a tanques soviticos irrumpiendo en lasplayas de Punta del Este con el objeto de capturar a los hijos de aquellos miles dedesventurados que haban sido enviados al parednla misma parafernalia delChile de la Unidad Popular!

    38 Miguel Aguirre, El Frente Amplio. Historia y Documentos, Ed., B., Oriental, Montevideo,1985.22

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    Bajo este clima se realizaron las elecciones en noviembre de 1971 cuyosresultados arrojaron un 41% para J. Mara Bordaberry (colorado), un 40,2% paraWilson Ferreira (blanco), y un 18,3% para Liber Seregni (Frente Amplio). Bajo elcomplejo sistema electoral uruguayo la derrota de la coalicin popular eraprevisible, de manera que se transform en una gran sorpresa la victoria

    conseguida por el Frente Amplio en Montevideo, donde con un 30% de la votacinrompi el bipartidismo secular, demostrando que el taln de Aquiles para el mundopopular eran las zonas rurales, verdaderos feudos de los partidos tradicionales,pero susceptibles de disputar a travs de la modernizacin y la cultura cvica. Elpanorama a futuro se presentaba propicio. Era el primer acto de un posiblederrotero que finalmente se convirti en un drama porque el nuevo gobierno fueapoyado por J. Pacheco Areco, precipitando la derechizacin de los colorados y elconsiguiente giro represivo, inicindose la "guerra sucia" con el resultado de milesde afectados entre muertos, detenidos-desaparecidos, torturados, encarcelados,desterrados y humillados, luego que las fuerzas armadas pasaron de ladeliberacin a la represin abierta39. Acto seguido, la guerrilla puso fin a la tregua,el MLN Tupamaros pasaba nuevamente a las acciones y finalmente, el 27 de juniode 1971, se produjo la cooptacin del ejecutivo por las fuerzas armadas,materializndose un golpe de Estado progresivo, que fue asfixiando toda libertad,hasta la cada de toda careta el 27 de junio de 1973Con estos sucesos, a los quese agregan la dictadura en Bolivia y algunos aos despus la de la Argentina,Nuestra Amrica entraba en un nuevo ciclo de recomposicin del capitalismo

    Hacia 1972-1975, en el contexto de una prolongada y profunda crisis global,preludio del eclipse del capitalismo de Estado y su rol benefactor, de la ruptura delos sistemas polticos y en medio de una permanente y ascendente movilizacinsocial, las grandes experiencias que propusieron el cambio: el nacionalismo-desarrollista (civil y militar), la teora de la CEPAL, la teora de la dependencia, la

    teologa de la liberacin y las dos estrategias de las izquierdas (guerrillas y vapoltico-institucional) fueron derrotadas por una conjuncin de fuerzas que aun aderechistas, nacionalistas, militares, nuevos tecncratas y centristas favorecidosen sus aspiraciones por el cambio histrico-universal a que condujo la guerra del

    Yon Kippur en el medio oriente y el consiguiente impacto que tuvo en el suministrodel petrleo.

    Ahora, si bien es cierto, que los quiebres democrticos en Nuestra Amricase orientaron a la destruccin tanto del modelo poltico como econmico y cultural;no es menos cierto, que estos golpes de Estado no tuvieron un proyecto perfiladodesde el primer momento y que solamente pudieron operar en una perspectiva

    neoliberal en la misma medida en que comenz la recomposicin general-universal del capitalismo, movimiento fortalecido por el impacto de la transicin-restauradora/aniquiladora que recompuso el predominio de las clasesdominantes, grupos que se sustentaron en la fuerza del Terror de Estado, paraaniquilar a los grupos de contra-poder. De esa manera solamente desde 1976comenz el reinado de los Chicago Boys (neoliberalismo + terror de Estado),convirtindose la mayora de las dictaduras en la transicin hacia una nuevatipologa de desarrollo capitalista, allanndose el camino para un nuevo modeloeconmico (neoliberal), un nuevo Estado (de Excepcin) y un nuevo imaginariocolectivo (individualismo), acompaados de profundos cambios en la hegemonadominante por el desplazamiento de la burguesa industrial en beneficio del capital

    39

    Germn W. Rama, La democracia en Uruguay, Cuadernos del RIAL, Grupo EditorLatinoamericano, Buenos Aires, 1987, pgs,.150, ss.23

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    financiero.

    Pero, tal derrotero hubiese sido imposible sin la existencia de la Doctrina dela Seguridad Nacional40, entendida como un complejo de pensamiento militarcompuesto por la influencia, desde los treinta, de la DSN brasilea y por el impacto

    de la DSN norteamericana en boga a partir de la administracin de Truman. LaDSN es un producto histrico resultante del paso de la teora de la agresin extra-continental, en 1953, a la teora de la represalia en masa, tambin en estado deobsolescencia desde 1969, cuando se produjo una completa reorientacin de ladoctrina militar norteamericana. Desde su fundacin la DSN estuvo en juego entodo lugar donde el comunismo amenazara con imponerse, marco en quetratadistas como Morgenthau, Kennan y Osgoord llegaron a estimar que lasrelaciones entre Estados estn basadas en el poder, considerando que el primerpoder constitutivo del Estado es la fuerza, premisa del neorrealismo que condujoa una separacin tajante y belicosa entre capitalismo y socialismo, llegando aconsiderar que el planeta estaba en la antesala de una nueva guerra mundial en laque deba preservarse el Estado-nacin, asumir un rol de comn defensa deoccidente en la pugna Este-Oeste, prepararse para la guerra total y para elaniquilamiento del enemigo interno, enfrentamiento que exiga la puesta a puntode un proyecto nacional que englobaba los objetivos nacionales permanentes.Estrategia total que parta de la premisa de la unidad nacional, aspiracinimposible de lograr en una Amrica latina desgarrada por sus conflictos, demanera que la DSN slo logr hacerse presente en fuerzas armadas que a travsdel PAM, del TIAR y de una multiplicidad de pactos con Estados Unidos haban sidostandarizadas en sus medios de combate y dotadas de una visin-de-mundocomn que, adems fue reforzada por una concepcin histrica conservadora encada uno de los pases de Nuestra Amricade esa forma nuestros militarescrearon su propio enemigo, el enemigo interno.

    Es casi un axioma que el golpe de Estado perpetrado por las fuerzasarmadas brasileas (1964) inaugur el ciclo autoritario que caracteriz a la regindurante un cuarto de siglo hasta el inicio de la recuperacin democrtica en Chile(1989).

    El