America Latina Hoy

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  • En medio del confuso clima creado por el fin de la bipolaridad, fue acuada la frase bsqueda de alternativas. Para una parte de la izquierda poltica, esa nocin sepultaba los conceptos de poder, revolucin y socialismo.

    Hoy, cuando fuerzas de izquierda y pro-gresistas ejercen el gobierno nacional en la mayor parte de Latinoamrica, la tozuda realidad vuelve a plantear la necesidad de definir el rumbo en trminos de gobierno y poder, reforma o revolu-cin, y capitalismo o anticapitalismo.

    Con el propsito de ofrecer a sus lectores diversas aproximaciones a esta proble-mtica, la editorial Ocean Sur, invit a un grupo de politlogos y dirigentes polticos a reflexionar sobre el tema Amrica Lati-na hoy: reforma o revolucin?.

  • Amrica Latina hoy reforma o revolucin?

    Coordinado por Germn Rodas

    Edicin y presentacin de Roberto Regalado

  • www.oceansur.com www.oceanbooks.com.au

    Diseo de la cubierta: Vctor MCMDerechos 2009 Ocean Press y Ocean Sur

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida, conservada en un sistema reproductor o transmitirse en cualquier forma o por cualquier medio electrnico, mecnico, fotocopia, grabacin o cualquier otro, sin previa autorizacin del editor.

    ISBN: 978-1-921438-72-1Library of Congress Control Number: 2009932356

    Primera edicin 2009 Impreso en Mxico por Quebecor World, S.A., Quertaro

    PUBLICADO POR OCEAN SUROCEAN SUR ES UN PROYECTO DE OCEAN PRESS

    Mxico: Juan de la Barrera N. 9, Col. Condesa, Del. Cuauhtmoc, CP 06140, Mxico, D.F. E-mail:[email protected]:(52)55535512

    EE.UU.: E-mail: [email protected]: E-mail: [email protected] Salvador: E-mail: [email protected]: E-mail: [email protected]

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  • ndice

    Presentacin VII

    De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa. Reforma y revolucin entre imaginario y realidad 1

    Roberto Regalado

    Reforma o Revolucin: un debate indispensable en Amrica Latina? 43

    Germn Rodas

    El debate actual: posliberalismo o anticapitalismo 65Beatriz Stolowicz

    El socialismo del siglo xxi como desafo histrico 103Carlos Fonseca

    Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 133

    Amlcar Figueroa

    Revolucin, no reforma: alternativa a regmenes regresivos 157

    Jaime Caycedo

    Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso boliviano 181

    Hugo Moldiz

  • Que veinte aos no es nada 217Esteban Silva

    Una coyuntura liberadora y despus? 225Nils Castro

    Las diferentes estrategias de las izquierdas latinoamericanas 241

    Valter Pomar

  • Presentacin

    El mapa poltico de Amrica Latina se redibuj casi por completo durante las ltimas dos dcadas. En una regin donde, salvo excepciones, a lo largo de su historia republicana imperaron la dictadura y el autoritarismo, hace veinte aos que la democracia burguesa funciona con estabilidad relativa. Esto no es, sin embargo, lo ms notable del nuevo escenario poltico latinoa mericano, sino que la izquierda, a la cual se le cerr siempre el acceso al gobierno, y que fue despojada de l cuando lleg a ejercerlo, como lo ejemplifica el derrocamiento de los gobiernos de Jacobo Arbenz en Guatemala y Salvador Allende en Chile, haya conquistado crecientes espacios institucionales, hasta llegar a ocupar los gobiernos nacionales de gran parte del subcontinente.

    El cambio de etapa histrica o cambio de poca por el que atraviesa Amrica Latina fue presentado, en sus inicios, por los grandes centros de poder como resultado de una abigarrada y confusa yuxtaposicin de hechos y procesos: el derrumbe de la URSS y el campo socialista, la supuesta ruptura epistemolgica con la historia anterior de la humanidad atribuida a la globalizacin y la Revolucin Cientfico Tcnica, la avalancha universal del neoliberalismo, la imposicin del Nuevo Orden Mundial con la Guerra del Golfo y las intervenciones militares en Somalia y Panam como cartas de presentacin, el cierre de la etapa de flujo y reflujo de la

    lucha armada abierta por el triunfo de la Revolucin Cubana, la derrota de la Revolucin Popular Sandinista, y el restablecimiento de la democracia burguesa en los ltimos pases an gobernados por dictaduras: Paraguay y Chile. Por supuesto que estos no eran hechos y procesos yuxtapuestos, sino expresiones concatenadas de la reestructuracin del sistema imperialista de dominacin mundial ocurrido a raz del fin de la bipolaridad.

    Como el imperialismo norteamericano abjuraba de las dictaduras militares que ya haban cumplido su objetivo de crear a sangre y fuego las

  • VIII Presentacin

    condiciones para la reestructuracin neoliberal y priorizaba la utilizacin de nuevos mecanismos de dominacin supranacional que aparentaban ser menos intervencionistas, una parte de la izquierda latinoamericana crey que se abra en la regin una era poscomunista de capitalismo democrtico y redistributivo, semejante al de la Europa Occidental de la posguerra, en la cual el gobierno le caera en los brazos. No obstante, lo que sigui fue un proceso de concentracin de la riqueza y ampliacin de la exclusin social, de intensidad y alcances sin precedentes, que incluy la implantacin de su correspondiente democracia neoliberal, concebida como la alternancia en el gobierno solo de figuras y fuerzas polticas neoliberales.

    En medio del confuso clima creado por la imagen de omnipotencia que el imperialismo proyectaba de s y del derrumbe del paradigma socialista que se consideraba predestinado a resolver los problemas de la humanidad, fue acuada la frase bsqueda de alternativas. Para las corrientes entonces predominantes en la izquierda poltica, esa difusa nocin sepultaba los conceptos de poder, revolucin y socialismo, que supuestamente se haban derrumbado junto con el socialismo real, mientras que para las corrientes predominantes en la izquierda social, tambin habra sucumbido la razn de ser de la izquierda poltica.

    Con el impulso a la sazn incontenible que el fin de la bipolaridad le

    imprime al proceso de reforma y reestructuracin neoliberal iniciado en las postrimeras de la dcada de 1970, sus consecuencias econmicas, polticas y sociales no se hicieron esperar. En la segunda mitad de los aos ochenta, nuevos partidos, movimientos y coaliciones de izquierda, caracterizados por la unidad dentro de la diversidad, empezaban a conquistar espacios institucionales mediante la lucha polticoelectoral, a contracorriente de las tendencias de la democracia neoliberal. Smbolos de la nueva poca son la eleccin presidencial mexicana de 1988, en la que Cuauhtmoc Crdenas, candidato del Frente Democrtico Nacional, fue despojado del triunfo, y la eleccin presidencial brasilea de 1989, en la que el candidato del Partido de los Trabajadores y el frente Brasil Popular, Luiz Incio Lula da Silva, tuvo un desempeo sin precedentes, al margen de que no llegara a alzarse con la victoria.

    Aunque la nueva poca nace determinada por la avalancha universal del neoliberalismo, ya en su seno se incubaba la simiente de la resistencia. Los primeros aos de la dcada de 1990 eran aos de ilusin, cuando muchos crean que la eleccin de la izquierda al gobierno conducira, de

  • Presentacin IX

    manera semiautomtica, no solo a la satisfaccin de las reivindicaciones socioeconmicas tradicionales, sino tambin de las nuevas reivindicaciones enarboladas por las mujeres, los jvenes, los ancianos, los indgenas, los afrodescendientes, los ambientalistas, los defensores de la diversidad sexual, y otros grupos que han adquirido visibilidad y protagonismo social. Sin embargo, pese a que la crisis financiera mexicana de diciembre de 1994

    y otros hechos similares destruyeron los mitos del efecto de derrame con que el neoliberalismo logr robarle tiempo a los pueblos, an conservaba la capacidad de infundir miedo sobre las consecuencias negativas que acarreara la eleccin de gobiernos noneoliberales.

    Pero, el rechazo venci al miedo y los pueblos comenzaron a ejercer el voto a favor de figuras y fuerzas polticas que prometan llevar a la prctica

    las alternativas. En algunos pases, como Venezuela, Bolivia y Ecuador, el colapso o el debilitamiento extremo de la institucionalidad neoliberal, condujo al gobierno a lderes que capitalizaron el descontento de la ciudadana, pese a no contar de inicio con fuertes partidos de izquierda. En otros, como Brasil y Uruguay, fue el acumulado organizativo y poltico de la izquierda el que llev a sus candidatos a la presidencia. A ellos se suman situaciones, como las de Argentina y Honduras, donde a falta de candidatos presidenciales provenientes de los sectores populares emergen figuras progresistas

    de los partidos tradicionales.A ms de 10 aos de la primera eleccin de un gobierno nacional de la

    izquierda latinoamericana ocurrida en la etapa abierta a raz del fin de la

    bipolaridad la celebrada en Venezuela en diciembre de 1998 y a pocos meses de la ms reciente la efectuada en El Salvador en marzo de 2009, la tozuda realidad vuelve a plantearle a esa izquierda la necesidad ineludible de definir su rumbo estratgico en trminos de gobierno y poder, reforma o revolucin, y capitalismo o anticapitalismo.

    Con el propsito de ofrecer a sus lectores diversas aproximaciones a esta problemtica, la editorial Ocean Sur, invit a un grupo de politlogos y dirigentes polticos a reflexionar sobre el tema Amrica Latina hoy: reforma o

    revolucin?. Estos puntos de vista se agrupan en el presente volumen de la coleccin Contexto Latinoamericano.

    Roberto Regalado La Habana, julio de 2009

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa. Reforma y revolucin entre imaginario y realidad

    Roberto Regalado*

    Antecedentes histricos: la construccin de los paradigmas

    La Revolucin Francesa de 1789 es el proceso histrico que sienta las bases para el nacimiento de las ideas socialistas.1 No es que de ella emanara un pensamiento, y mucho menos un movimiento, de esa orientacin. Su aporte consiste en liberar la propiedad de las trabas feudales, cambio que devela la contradiccin entre ricos y pobres que hasta entonces se ocultaba tras la pugna entre las clases privilegiadas y las no privilegiadas. Su fuerza ideolgica motriz fue el iluminismo, basado en la creencia de que la razn sera el principio rector de una sociedad en la que imperaran la igualdad, la fraternidad y la legalidad,2 pero esa razn no era ms que el sentido comn idealizado del hombre del estado llano que, precisamente por aquel entonces, se estaba convirtiendo en burgus.3 En su balance de aquel gran parto de la historia, Engels afirma:

    Hoy sabemos ya que ese reino de la razn no era ms que el reino idealizado de la burguesa; que la justicia eterna vino a tomar cuerpo en la justicia burguesa; que la igualdad se redujo a la igualdad burguesa ante la ley; que como uno de los derechos ms esenciales del hombre se

    * Politlogo cubano, editor de la revista Contexto Latinoamericano y la coleccin homnima de la editorial Ocean Sur.

  • 2 Roberto Regalado

    proclam la propiedad burguesa; y que el Estado de la razn, el contrato social de Rousseau, pis y solamente poda pisar el terreno de la realidad, convertido en la repblica democrtica burguesa [].

    En una palabra, comparadas con las brillantes promesas de los pensadores, las instituciones sociales y polticas instauradas por el triunfo de la razn resultaron ser unas tristes y decepcionantes caricaturas.4

    Esa observacin plantea un problema que se repite en todos los proyectos y procesos posteriores de transformacin social de signo popular, incluso en aquellos con respecto a los cuales no cabe emplear el calificativo de tristes

    y decepcionantes caricaturas. Ese problema es que existen diferencias, por lo general de gran magnitud, entre los planteamientos tericos de quienes los conciben, incluso si lo han hecho con todo rigor, y la realidad en la que se les trata de llevar o se les lleva a la prctica. De ello se deriva, o que esos proyectos no llegan a cuajar en procesos reales, o que los procesos que s se materializan tienen caractersticas y enfrentan obstculos no previstos.

    En unos casos debido a proyectos que no cuajaron y en otros debido a procesos cuyas trayectorias no fueron las previstas, la historia no sigui el rumbo delineado por unas u otras de las corrientes socialistas nacidas en el siglo xix, ni siquiera el esbozado por el marxismo, la nica de ellas que emprendi el anlisis del sistema de produccin capitalista con un enfoque cientfico y nos leg principios generales a partir de los cuales plantearnos

    objetivos y elaborar estrategias de lucha, de cuya permanente actualizacin y adecuacin a las cambiantes condiciones depender nuestra capacidad de construir sociedades socialistas.

    Aunque las primeras escuelas de pensamiento socialista nacen en los albores del siglo xix, la irrupcin del marxismo es el punto de partida para intentar un balance de las luchas que mantienen lneas de continuidad hasta el presente. 5 Cole nos brinda un argumento irrebatible para ello:

    Marx cre el socialismo caractersticamente alemn, que pronto habra de dominar la ideologa de la mayor parte del continente, apartando de si las formas anteriores de socialismo como el viento aparta la paja. No es que el marxismo llegase nunca a desterrar las doctrinas ms antiguas [] Los socialismos antiguos siguieron viviendo, incluso despus que Marx haba tomado prestada la designacin de utopismo para aplicrsela.

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 3

    Pero el marxismo los lanz fuera del centro, tanto de la discusin, como de la organizacin.6

    En la concepcin original de Marx y Engels, la revolucin tendra alcance mundial, en el entendido de que se producira en todo el entonces llamado mundo civilizado, cuyo epicentro era Europa y, dentro de ella, Francia. Su protagonista sera el proletariado, en aquel momento considerado la nica clase verdaderamente revolucionaria,7 y su objetivo sera la abolicin de la propiedad burguesa. El Manifiesto del Partido Comunista afirma que el primer paso de la revolucin obrera es la elevacin del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia.8

    Los medios de produccin y la riqueza expropiados a la burguesa, puestos en funcin de toda la sociedad, permitiran elevar e igualar el nivel y la calidad de vida del conjunto de la poblacin, que durante la etapa socialista de la revolucin en el poder sera retribuida de acuerdo con el principio a cada cual segn su trabajo, y en la etapa comunista segn el principio a cada cual segn sus necesidades. Con la extincin de las clases, en la sociedad comunista, el Estado instrumento clasista de dominacin y subordinacin no tendra cabida alguna, y sera reemplazado por un rgano encargado de atender los asuntos sociales.

    A partir del estudio de las revoluciones burguesas y, en especial, del anlisis de la situacin europea entre las revoluciones de 1830 y 1848, los fundadores del marxismo plasman sus ideas sobre la estrategia y la tctica de la revolucin en el Manifiesto del Partido Comunista, publicado en este ltimo ao, y las desarrollan an ms en el Mensaje del Comit Central a la Liga de los Comunistas emitido de marzo de 1850. En esos textos se prev que el desarrollo de la revolucin comunista fuese una insurreccin contra la aristocracia o la gran burguesa, segn el caso, en la cual el proletariado llevara el peso de la lucha, mientras la burguesa o la pequea burguesa, tambin segn el caso, quedaran agazapadas hasta el fin de los combates

    para apropiarse del gobierno, satisfacer sus intereses y mantener al proletariado en el mismo statu quo anterior de opresin y explotacin.

    Para evitar que le escamotearan el triunfo, era imprescindible que el proletariado se mantuviera unido y organizado en su propio partido, que solo por excepcin actuase en la misma direccin que los liberales o los

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    pequeo burgueses en aquellas fases de la revolucin en que ello resultara imprescindible para derrotar al enemigo comn, pero que, ms all de eso, rechazara toda colaboracin de clase. Al triunfar la revolucin, habra que constituir inmediatamente gobiernos obreros revolucionarios9 al lado de los nuevos gobiernos oficiales, armar a todo el proletariado con fusiles,

    carabinas, caones y municiones10 y, tan pronto como fuese posible, instaurar el poder proletario.

    Del anlisis del Manifiesto y el Mensaje se deprende que las ideas concretas sobre el escenario y el desarrollo de la revolucin contenidas en ellos, no fueron necesariamente concebidas como bases para una teora general, algo que s ocurre con la inmensa mayora de los textos de Marx y Engels, sino como lineamientos polticos para una frrea lucha poltica por el liderazgo del proletariado, el cual tambin disputaban corrientes burguesas progresistas y las corrientes no marxistas del movimiento obrero y socialista. La fuerza y la vehemencia con las que sus autores redactan el Mensaje, no dejan lugar a dudas: estn dando orientaciones para una difcil batalla que se puede ganar o perder. As qued planteada la posicin marxista sobre la revolucin, en momentos en que todava no se visualiza la perspectiva de una reforma del capitalismo en la cual pudieran insertarse corrientes del movimiento obrero y socialista.

    Tras la derrota de la Revolucin de 1848, el movimiento obrero tarda en

    recuperarse hasta la dcada de 1860, cuando el desarrollo econmico de los pases capitalistas ms avanzados, resultado de la Revolucin Industrial y de la explotacin de las colonias, comienza a estimular a la burguesa a sustituir la dominacin violenta por la hegemona burguesa, es decir, cuando se empieza a construir la democracia burguesa, que a partir de ese momento sera moldeada por el efecto de accin y reaccin entre la necesidad de reacomodo poltico de la burguesa y las conquistas polticas y sociales que a esa clase le arrancan los movimientos obreros, socialistas y feministas.

    En virtud del desarrollo econmico y social experimentado por el capitalismo durante ese lapso expresado en una mayor concentracin de la propiedad y la produccin, la construccin de grandes centros industriales y la polarizacin de la sociedad entre burgueses y proletarios, ya no solo en Inglaterra, sino tambin en el resto de Europa occidental, el renacimiento del socialismo se produce en condiciones que, no solo permiten, sino

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 5

    incluso demandan, una interrelacin indisoluble entre el pensamiento, la organizacin, y la lucha reivindicativa y poltica de la clase obrera. En las nuevas condiciones irrumpe en la palestra la lucha poltica, y ello provoca dos tipos de divisiones en el movimiento obrero y socialista: una, dentro del movimiento obrero, entre quienes estn a favor y quienes est en contra de ella, en este ltimo caso los anarquistas; y la otra entre quienes deciden participar en ella para reformar al capitalismo y quienes lo hacen con fines

    revolucionarios. En el renacer del movimiento obrero y socialista desempea un papel

    principal la Asociacin Internacional de los Trabajadores (la Internacional),

    fundada en 1864 por sindicalistas britnicos, franceses y exiliados de otros pases en Gran Bretaa, entre estos ltimos Marx y Engels, quienes asumen el liderazgo de la organizacin. En la Internacional convergen diversas corrientes del movimiento obrero, discrepantes entre s, entre las cuales resaltan el marxismo y el anarquismo.

    En espera del estallido de una nueva revolucin europea, el objetivo de Marx y Engels con la Internacional era formar un movimiento obrero capaz de orientar y coordinar la lucha en toda Europa. Mientras tanto, sus tareas eran arrancarle a la burguesa mejoras inmediatas en las condiciones de trabajo y de vida de los obreros, y crear un partido capaz de conquistar el poder. Sin embargo, en medio de un desarrollo de las fuerzas productivas que eleva los salarios y mejora el rgimen laboral de crecientes sectores de la clase obrera de las naciones ms avanzadas, las perspectivas del estallido de una nueva revolucin desaparecan, y lo que creca era la presin por obtener beneficios inmediatos de las reformas que la burguesa estaba

    dispuesta a hacer, o que era posible arrebatarle mediante la lucha sindical y poltica.11

    La experiencia de la Comuna de Pars (1871) sirvi a Marx y Engels

    para desarrollar el concepto de dictadura del proletariado, entendida como dictadura de la mayora de la sociedad sobre sus antiguos explotadores. La dictadura del proletariado sera la encarnacin de la democracia para la mayora: el verdadero gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo porque la transicin del capitalismo al comunismo transcurrira bajo la conduccin del proletariado, que no solo posea conciencia de clase en s y clase

  • 6 Roberto Regalado

    para s, sino tambin sera capaz de asumir como propias y satisfacer las reivindicaciones de todas las dems clases dominadas por la burguesa.

    La derrota de la Comuna destruy al movimiento obrero y socialista francs, dio el golpe de gracia a la Internacional y liquid toda expectativa de un nuevo estallido revolucionario en Europa occidental. En un anlisis retrospectivo del desarrollo capitalista ocurrido en esa regin durante la segunda mitad del siglo xix, en la Introduccin a la edicin de 1895 de Las luchas de clase en Francia de 1848 a 1850, Engels concluye que:

    cuando se produce la Revolucin de 1848 no existan las condiciones

    necesarias para el triunfo del proletariado, y menos an despus de ella;

    la prueba definitiva de la inviabilidad de la insurreccin proletaria

    fue la derrota de la Comuna de Pars;

    aquella derrota provoc el desplazamiento del centro del movimiento

    obrero y socialista de Francia a Alemania; y,

    el xito logrado por el Partido Socialdemcrata Alemn en la lucha

    electoral desde la implantacin del sufragio universal en ese pas, ocurrida en 1886, indicaba que ste era el mtodo de lucha adecuado al momento.

    Con palabras de Engels,

    con este eficaz empleo del sufragio universal entraba en accin un

    mtodo de lucha del proletariado totalmente nuevo, mtodo de lucha que se sigui desarrollando rpidamente. Se vio que las instituciones estatales en las que se organizaba la dominacin de la burguesa ofrecan nuevas posibilidades a la clase obrera para luchar contra estas mismas instituciones.12

    Ante todo, debe aclararse que cuando Engels habla de sufragio universal, en realidad a lo que se refiere era al sufragio de todos los hombres, pues el

    derecho al voto para las mujeres fue una conquista posterior.Es obvio que Engels valora la lucha electoral y parlamentaria como un

    nuevo camino hacia la revolucin, no hacia la reforma, cuando habla de ella

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 7

    como un nuevo mtodo para luchar contra estas mismas instituciones, a las cuales por primera vez estn siendo elegidos candidatos socialistas. Engels no descartaba que la revolucin insurreccional an fuese posible en los pases ms atrasados de Europa, donde no haba elecciones ni gobierno parlamentario, pero incluso en ellos prevea que la tendencia fuese hacia la implantacin de la lucha electoral.13 Este criterio obedece a que, en el perodo comprendido desde la aprobacin en Alemania del derecho al sufragio para todos los hombres (1866) hasta la cada de Bismarck (1890), durante el cual

    el Partido Socialdemcrata Alemn libr su lucha electoral en la ilegalidad, a contracorriente de las leyes antisocialistas, su experiencia pareci tener aplicacin, no solo en las naciones europeas ms avanzadas, sino tambin en las atrasadas, en las que pareca razonable pensar que, eventualmente, la democracia burguesa se abrira paso como lo haba hecho en Alemania.

    En un primer corte parcial dentro de este ensayo, puntualicemos que el proyecto de revolucin proletaria concebido originalmente por Marx y Engels no lleg a cuajar en el escenario ni en el tiempo previsto por ellos, es decir, en la Europa occidental de 1848 o en los aos posteriores. En virtud del desarrollo econmico y poltico ocurrido desde mediados del siglo xix en las naciones ms avanzadas de Europa, a partir de la creacin de condiciones para la lucha poltica legal, Engels y los dems seguidores de Marx conciben un nuevo proyecto de revolucin proletaria por medio de la lucha electoral, al mismo tiempo que proliferan otras corrientes en el movimiento obrero y socialista, que emprenden la lucha electoral con el fin de impulsar

    la reforma progresista del capitalismo como fin en s mismo.

    El abanderado del proyecto de revolucin proletaria por la va lucha electoral es el Partido Socialdemcrata Alemn. La socialdemocracia alemana llega al clmax de su liderazgo e influencia en el movimiento obrero y socialista mundial a partir de 1875, a raz de la unificacin de los dos partidos

    en que se hallaba dividida: uno que haba sido liderado por el ya entonces desaparecido Ferdinand Lassalle y el otro por Carlos Marx, este ltimo fundado en la ciudad de Eisenach en 1869. Parte importante de la plataforma en torno a la que se produce esa unificacin fue impugnada por Marx desde el

    exilio, en su Crtica del Programa de Gotha,14 por adolecer de problemas conceptuales que tendan a la ralentizacin de las diferencias entre la lucha por la reforma y la revolucin,15 como en efecto se evidenci aos ms tarde,

  • 8 Roberto Regalado

    pero aquella crtica no fue divulgada hasta mucho despus, pues la direccin del partido de Eisenach consider imprescindible hacer concesiones programticas en funcin de lograr la unidad.

    En cualquier caso, haba una notable diferencia entre el concepto de revolucin insurreccional acuado en el Manifiesto del Partido Comunista y el Mensaje del Comit Central a la Liga de los Comunistas, y el nuevo concepto de revolucin electoral y parlamentaria que se instala en la escena hacia las postrimeras del siglo xix: la revolucin ocurrira el da en que, mediante el sufragio universal, el partido proletario alcanzara la mayora absoluta en el parlamento, y all decretase la abolicin del capitalismo y el inicio de la construccin socialista. La violencia revolucionaria solo sera necesaria en caso que la burguesa no reconociera su derrota y recurriera a la violencia contrarrevolucionaria.

    No obstante la diferencia que la separaba del concepto de revolucin marxista acuado en 18481850, la idea de avanzar hacia la revolucin por la va electoral sigui siendo considerada como la anttesis del reformismo hasta que la Revolucin de Octubre readeca y encarna la utilizacin de la violencia revolucionaria, hecho que impone una redefinicin conceptual y

    una nueva delimitacin entre ambos campos. Hasta entonces, la imprecisa nocin de revolucionarios abarcaba tanto a quienes en los pases avanzados conceban la revolucin como un triunfo parlamentario, como a quienes en los pases atrasados estaban obligados a recurrir a las estrategias y tcticas insurreccionales que Marx y Engels originalmente consideraron apropiadas para la Europa occidental de mediados del siglo xix.

    Los partidarios de la lucha electoral con objetivos revolucionarios siguieron cumpliendo la orientacin de mantener la independencia del partido proletario y, al principio, tambin la de no participar en luchas reformistas que pudieran obstaculizar el alcance de su objetivo estratgico. Sin embargo, los crecientes espacios que se iban abriendo para alcanzar tales reformas los obligaron a sumarse a ellas de forma creciente, con el fin de

    no quedar aislados. De esto se deriva que el desarrollo econmico, poltico y social capitalista, incluido el desarrollo de la democracia burguesa, no solo conjur el estallido de la revolucin proletaria en el escenario europeo occidental previsto inicialmente por Marx y Engels, sino tambin desdibuj las diferencias existentes entre las corrientes del movimiento socialista que

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 9

    emprendieron la lucha electoral con fines reformistas y las que lo hicieron

    con fines revolucionarios.

    La formacin de las corrientes reformistas del movimiento obrero y socialista empieza en 1881 con la aparicin del posibilismo francs, sigue en 1884 con el surgimiento del fabianismo ingls, se diversifica a finales de esa dcada, cuando brota el reformismo dentro del Partido Socialdemcrata Alemn, que era entonces el principal abanderado del marxismo, y termina aos despus, cuando en este ltimo aparece tambin el revisionismo. Ello no significa que antes no hubiese corrientes reformistas, ni que todas las corrientes reformistas tuviesen que encajar en una de estas cuatro escuelas de pensamiento.

    Reformismo es toda estrategia o accin que procura transformar uno u otro aspecto del orden social imperante, o de ese orden en su totalidad, sin destruir o revolucionar sus fundamentos, ni atentar contra las relaciones de poder existentes. Desde mucho tiempo atrs ya se mencion el caso de los iluministas del siglo xviii, hubo personas y grupos de personas que pensaron o intentaron transformar a la sociedad capitalista de muy diversas formas, y este perodo que nos ocupa fue especialmente prolijo en tal sentido. De lo que se trata es que estas cuatro corrientes fueron las que se organizaron, adquirieron ms notoriedad y ejercieron una reconocida influencia

    en el movimiento obrero y socialista de aquel perodo, como un bloque contrario a las corrientes revolucionarias.

    El posibilismo nace como lnea disidente de la posicin oficial dentro

    de la Federacin de Obreros Socialistas de Francia, fundada en 1879 por el marxista George Guesde, seguidor de la lnea del Partido Socialdemcrata Alemn, que se opona a toda colaboracin con los liberales progresistas. Contra esa posicin se rebela Paul Brousse, el fundador del posibilismo, quien llama a aprovechar los espacios existentes dentro del sistema poltico capitalista, en especial en los niveles locales de gobierno, para luchar por reformas inmediatas que favorecieran al proletariado. Su meta era colocar a toda la industria y los servicios bajo control social por medio del Estado, y rechazaba la idea de que ello solo debiera hacerse despus que el Estado capitalista hubiese sido reemplazado por uno socialista. Como primer paso, llamaba a subordinarlos a los organismos pblicos municipales, regionales y nacionales, acorde a lo que fuese posible. La ruptura entre Brousse y Guesde ocurri, en 1882, cuando los posibilistas capitalizaron el apoyo de la

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    mayora en el congreso de la Federacin realizado en St. Etienne, y con ella fundaron el Partido Obrero Socialista Revolucionario, a partir de lo cual la minora marxista celebr un congreso aparte donde cre el Partido Obrero Francs.16

    El fabianismo es la corriente creada por un grupo, principalmente de intelectuales entre quienes resaltan el escritor Bernard Shaw y los esposos Sydney y Beatrice Webb, que en 1884 funda en Gran Bretaa la Sociedad Fabiana. El nombre de Fabio alude a que sus miembros no tenan una idea preconcebida sobre qu era el socialismo, ni de cmo llegar a l, sino que se tomaran el tiempo que considerasen necesario para estudiar el tema y elaborar esa posicin, que qued finalmente desarrollada en los Ensayos Fabianos, publicados en 1889, ao a partir del cual es que la Sociedad alcanza la notoriedad.

    A diferencia de Francia, cuyos movimientos obreros y socialistas estn formados por corrientes de todo el espectro de posiciones concebibles entre la reforma y la revolucin, en Gran Bretaa el reformismo siempre fue la tendencia dominante. Pionera del desarrollo industrial y beneficiaria del

    monopolio comercial durante el siglo xix y las primeras dcadas del siglo xx, en Gran Bretaa fueron los sindicatos los que desempearon el papel determinante en la formacin de los movimientos socialistas, y no a la inversa, como sucedi en Alemania, por lo que estos ltimos adoptan identidades laboristas en vez de socialdemcratas. La estrecha relacin que hubo entre el fabianismo y el laborismo britnicos no consisti en que el primero haya convertido al segundo en reformista, pues ambos lo eran de inicio, sino en que la Sociedad Fabiana divulg mucho sus ideas dentro del sindicalismo y el laborismo.

    La concepcin fabiana del socialismo es que ste sera resultado del desarrollo gradual, econmico, poltico y social, del capitalismo. Para ellos, el capitalismo no fue producto de una ruptura con el feudalismo, sino del desarrollo histrico que, en un momento determinado, provoc un cambio cualitativo, es decir, el nacimiento de un nuevo sistema social. Lo mismo ocurrira, segn ellos, en la transicin del capitalismo al socialismo porque el capitalismo traa en su seno la simiente de socialismo. El cambio gradual de un sistema a otro ocurrira como resultado de la accin del electorado, que presionara a favor de una creciente justicia social y de la adquisicin progresiva de los medios de produccin por parte del Estado.

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 11

    Adems de divulgar sus ideas mediante escritos y conferencias, la principal actividad prctica de la Sociedad Fabiana fue la desarrollada en el Concejo de la Ciudad de Londres, donde, desde su posicin minoritaria, impregnaban la lnea de reforma social en la bancada liberal que constitua la mayora en ese rgano de gobierno local. Entre los temas a los que los fabianos dedicaban ms atencin en el Concejo resaltan la jornada de ocho horas, el establecimiento de un salario mnimo, la afirmacin del derecho al

    trabajo, el mejoramiento de la vivienda, la salud pblica y la educacin, esta ltima en condiciones de igualdad para ambos gneros.17

    Mayor trascendencia que el posibilismo y el fabianismo tienen el reformismo y el revisionismo en Alemania, porque brotan dentro del propio Partido Socialdemcrata Alemn, abanderado del marxismo y paradigma de la mayor parte del movimiento socialista mundial. El reformismo se manifiesta por primera vez dentro de ese partido mediante un discurso pronunciado en 1891 por el diputado de Mnich Georg von Vollmar, quien afirm

    que aunque la historia pareca dar grandes saltos, en realidad, su movimiento se produca mediante una lenta evolucin, por lo que cuestionaba la lnea vigente de no colaborar con otras fuerzas polticas en funcin de concesiones inmediatas.

    Para Vollmar, era necesario luchar por una legislacin progresista en materia de derechos laborales, el establecimiento de mecanismos de control social, la supresin de impuestos regresivos y otras reformas. Cabe apuntar que Vollmar era diputado por el Sur de Alemania, donde el liberalismo burgus era dbil y, por tanto, no empujaba, como en otras zonas del pas, a favor de una reforma progresista, razn por la cual los socialdemcratas a quienes Vollmar representaba sentan la necesidad de realizar esa funcin.

    Existe una diferencia entre reformismo y revisionismo: el primero es una poltica prctica y el segundo es una formulacin terica. No obstante, es evidente que la formulacin terica revisionista avala la poltica prctica reformista, por lo que, por encima de esa diferencia, se produce una intensa retroalimentacin entre uno y otro.

    El revisionismo irrumpe en el debate del movimiento obrero y socialista en 1896, mediante una serie de artculos publicados en el peridico Neue Zeit por el socialdemcrata alemn Eduard Bernstein, bajo el ttulo Problemas del socialismo. Bernstein, un investigador, periodista y poltico que durante su

  • 12 Roberto Regalado

    largo exilio en Gran Bretaa se haba relacionado con Engels, la Sociedad Fabiana y el Partido Laborista Independiente, afirmaba que Marx incurri

    en errores en la formulacin de su teora, que lo llevaron a pronosticar un inminente derrumbe de la sociedad capitalista que no ocurrira. Su opinin, influida por la del fabiano Sydney Webb, era que la sociedad se encontraba

    en una constante evolucin que conducira a la transformacin gradual del capitalismo en socialismo. Esta hiptesis lo llevaba a concluir que el Partido Socialdemcrata deba abandonar la lnea de no colaborar con otras fuerzas polticas y no promover reformas dentro del capitalismo, porque lo alejaba de la mayora de la clase obrera, que se cansara de esperar por un estallido revolucionario.18

    La defensa hecha por Bernstein de sus ideas fue censurada por el Comit Central del Partido Socialdemcrata, pero no fue separado de sus filas ni

    se le prohibi seguir exponindolas, lo cual poco despus hizo en su libro Socialismo Evolutivo (1899), que motiv una rplica de Karl Kautsky titulada Bernstein y el programa socialdemcrata (1899) y otra de Rosa Luxemburgo, con su texto clsico Reforma social o Revolucin? (1899). Aunque las ideas de Bernstein siguieron siendo formalmente rechazadas por la direccin del Partido Socialdemcrata Alemn, la actuacin prctica de este ltimo se movi de forma creciente hacia ellas, lo cual fue criticado enrgica y reiteradamente por Rosa Luxemburgo y sus compaeros del ala izquierda del partido.19 En Reforma social o revolucin, Rosa precisa que,

    quien para transformar la sociedad se decide por el camino de la reforma legal, en lugar y en oposicin a la conquista del Poder, no emprende, realmente, un camino ms descansado, ms seguro, aunque ms largo, que conduce al mismo fin, sino que, al propio tiempo, elige distinta meta: es decir, quiere, en lugar de la creacin de un nuevo orden social, simples cambios no esenciales, en la sociedad ya existente.20

    Por su coincidencia en aceptar a la democracia burguesa como horizonte estratgico, el posibilismo, el fabianismo, el reformismo alemn y el revisionismo actan dentro de la II Internacional (18891914) como un bloque

    que relega a un plano secundario el papel de la propiedad en la definicin

    de clase, reduce las diferencias de clase a meras diferencias ocupacionales,

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 13

    niega el antagonismo y la lucha de clases, y afirma que las contradicciones

    de clase seran resueltas dentro de la sociedad capitalista. Aunque la II Internacional, dentro de la cual coexistan las corrientes

    reformistas y revolucionarias del movimiento socialista, desaparece desde el estallido de la Primera Guerra Mundial (19141918), es la Revolucin de

    Octubre de 1917 la que sella el carcter irreversible de esa ruptura.21 Estos dos acontecimientos histricos no solo cambian y precisan los trminos del debate sobre reforma o revolucin, sino tambin la ubicacin de muchos de los participantes en el mismo. En lo referido a los temas en debate, hasta aquel momento el choque entre las corrientes reformistas y revolucionarias del movimiento socialista se expresaba en la actitud de unos y otros con respecto a si se deba o no formar alianzas con otras fuerzas polticas, en qu medida luchar por reformas dentro del capitalismo y cmo equilibrar la lucha por reformas inmediatas con la lucha por los objetivos estratgicos, pero, desde entonces, los enfrentamientos pasan de la teora a la prctica, y de lo general a lo particular. Con respecto a los participantes del debate, estos acontecimientos demuestran que la inmensa mayora de quienes se proponan hacer la revolucin por la va electoral en realidad se hallaban dentro del campo reformista. Eso queda en evidencia por su actitud hacia la guerra optan por respaldar a sus respectivas burguesas nacionales, y no por establecer una alianza obrera internacional contra la conflagracin,

    su rechazo a los mtodos insurreccionales utilizados en la Revolucin de Octubre y su estigmatizacin de la dictadura del proletariado implantada por el Partido Bolchevique.

    En un segundo corte parcial, puntualicemos que el avance ocurrido en la segunda mitad del siglo xix y la primera dcada del siglo xx en el proceso de sustitucin de la dominacin por la hegemona burguesa en las naciones ms avanzadas de Europa occidental en virtud del cual, por una parte, amplios sectores de las clases dominadas asumen como propia la ideologa burguesa y, por otra, la burguesa necesita abrir espacios de lucha social y poltica que las clases dominadas aprovechan para arrancarle concesiones, no permite que cuaje el proyecto de revolucin proletaria por la va electoral concebido por Engels y dems seguidores de Marx.

    En vez de avanzar hacia la revolucin, los partidos socialdemcratas de Europa occidental comienzan a transitar por la senda que los lleva a

  • 14 Roberto Regalado

    anclar su horizonte histrico dentro del capitalismo. Mientras tanto, en la Rusia zarista de las primeras dcadas del siglo xx, el eslabn ms dbil de la cadena, como la calific Lenin, se crea una situacin revolucionaria,22 que, en lo tocante a la opresin y la miseria, recuerda en escenario original concebido por Marx y Engels para la revolucin en Europa occidental a mediados del siglo xix, pero que dista mucho de aqul en otros aspectos fundamentales, lo cual llev a Antonio Gramsci a decir que Lenin hizo una revolucin contra El Capital.

    La estrategia y la tctica empleadas por el Partido Bolchevique para conquistar el poder por medio de la revolucin, constituyen una adaptacin a su realidad bastante fiel, por cierto de lo orientado por Marx y Engels

    en el Manifiesto del Partido Comunista y el Mensaje del Comit Central a la Liga de los Comunistas, pero la realidad en s era distinta, porque en la Rusia zarista no exista el desarrollo de las fuerzas productivas, ni el predominio social del proletariado que Marx y Engels previeron como condiciones para la revolucin comunista.

    Cabe apuntar que muchos aos antes, por una parte Marx, y por otra Engels, haban hecho referencias que pudieran interpretarse como atisbos de la posibilidad del inicio de una revolucin en Rusia. En carta a Vera Zaslich, Marx opina que la comunidad rural rusa poda deshacerse gradualmente de sus caracteres primitivos y desarrollarse directamente como elemento de la produccin colectiva porque, al ser contempornea con la produccin capitalista, poda apropiarse de las realizaciones positivas de sta, sin pasar por todas sus terribles peripecias.23 Sobre ese tema, en el Prefacio a la segunda edicin rusa de 1882 del Manifiesto del Partido

    Comunista, Engels dice que:

    La nica respuesta que se puede a esta cuestin es la siguiente: si la revolucin rusa da la seal para una revolucin proletaria en Occidente, de modo que ambas se complementen, la actual propiedad comn de la tierra en Rusia podr servir de punto de partida para el desarrollo comunista.24

    Es conocido que los bolcheviques conceban su asalto al poder como la chispa que iniciase la revolucin proletaria en toda Europa, en particular en Alemania, cuyos obreros liberados vendran en auxilio de sus camaradas

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 15

    rusos con el desarrollo de las fuerzas productivas acumulado en occidente. En circunstancias similares a las planteadas por Marx y Engels en las dos referencias antes mencionadas, Lenin y el Partido Bolchevique rompen el eslabn ms dbil de la cadena en 1917, convencidos de que la Revolucin Rusa sera el anticipo de la revolucin mundial que tendra su epicentro en Alemania, pero la revolucin alemana de 1918 fue derrotada y, debido a su derrota, un nuevo proyecto revolucionario quedaba sin cuajar de la forma en que haba sido concebido, en este caso, debido a la vacilacin de los dirigentes del Partido Socialdemcrata Alemn que hasta poco tiempo atrs se consideraban revolucionarios.25

    El fracaso de la revolucin en Alemania despej el camino para el avance del fascismo, ante el cual la socialdemocracia de ese pas retrocedi y se humill, sin que ello impidiera que la atropellaran y casi la exterminaran.

    Con la bifurcacin definitiva de los caminos entre, por una parte, la

    URSS y el movimiento comunista, y por otra, los partidos socialdemcratas y laboristas que se alinean con sus respectivas burguesas en apoyo a la agresin imperialista contra el Estado sovitico, quedan establecidos los paradigmas de reforma y revolucin que, en parte de forma positiva y pertinente, y en parte de manera mimtica y distorsionada, se convierten en polos del debate sobre las formas de lucha de la izquierda latinoamericana, sobre todo a partir del triunfo de la Revolucin Cubana.

    Bifurcacin y balance histrico

    El siglo xx corto al que alude Erick Hobsbawm comienza en octubre de 1917, con el triunfo de la Revolucin Bolchevique, y termina en diciembre de 1991, con el derrumbe de la URSS, que completa la desaparicin del campo socialista. El recuento de la historia de estos 74 aos rebasa los objetivos y posibilidades de este ensayo. A raz de estos acontecimientos, el movimiento socialista se bifurca en la Internacional Obrera y Socialista y la Internacional Comunista (tambin conocida como Tercera Internacional).

    Lo que interesa enfocar aqu es: en qu medida se cumplieron y en qu medida no se cumplieron las expectativas generadas por los paradigmas reformista y revolucionario establecidos a partir de la bifurcacin de las dos grandes vertientes del movimiento obrero y socialista?

  • 16 Roberto Regalado

    El balance reformista

    El espectro reformista es amplio y heterogneo. En primer trmino, no solo abarca a la socialdemocracia y el laborismo, sino tambin a la democracia cristiana y el liberalismo radical. Aunque esa amplitud y heterogeneidad se manifiesta con fuerza dentro de las filas socialdemcratas y laboristas que se reunieron en la Internacional Obrera y Socialista, cabe tomar como base para el balance la idea comn de los precursores del pensamiento socialista, de promover un enfoque social, opuesto a la matriz individualista del capitalismo, y la expectativa de que el desarrollo se ese sistema social conducira a una creciente democratizacin poltica y a una tambin creciente redistribucin de la riqueza.

    En el perodo comprendido entre las guerras mundiales (19181939), los

    partidos socialdemcratas mantienen la tesis de que es posible superar al capitalismo mediante un proceso de reformas evolutivas orientadas a que la propiedad social de los medios de produccin y el enfoque social de la poltica suplanten la primaca de la propiedad privada y el enfoque individualista. Sin embargo, a pesar de que varios de esos partidos llegan al gobierno durante ese perodo, en particular en Gran Bretaa y los pases escandinavos, ninguno de ellos trata de cumplir los enunciados a favor de la socializacin de la propiedad. Cabe sealar que, ante el estallido de la crisis de 19291933, el primer gobernante laborista de toda la historia, el premier ingls Ramsay McDonald, se ubica a la derecha del liberal John Maynard Keynes,

    con una poltica de corte conservador que arroja psimos resultados para el empleo, los salarios y la economa britnicos. Es la Gran Depresin la que obliga, tanto al Partido Liberal como al Partido Laborista, a aceptar el keynesianismo.

    La reforma progresista del capitalismo llega a su clmax en la Europa occidental de la segunda posguerra (19451969) debido a la coincidencia de

    factores econmicos y polticos. En el mbito econmico, la masiva destruccin de fuerzas productivas causada por la conflagracin abre el espacio

    a un intenso y prolongado perodo de crecimiento expansivo en el cual la reproduccin del capital es compatible con la elevacin de los salarios y otras prestaciones, y con la ampliacin creciente de los servicios y las polticas pblicas. En el mbito poltico, la expansin del socialismo a los pases

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 17

    de Europa oriental y central liberados de la ocupacin nazi por el Ejrcito Rojo, impulsa al imperialismo a desatar la guerra fra y a promover la contencin del comunismo, en funcin de la cual necesitaba construir en el occidente europeo una vitrina de capitalismo democrtico.

    En la posguerra, se produce la convergencia definitiva, doctrinaria y

    prctica, del reformismo socialdemcrata y el reformismo burgus. La socialdemocracia europea se apropia del paradigma burgus de Estado de bienestar. El idelogo de la Tercera Va, Tony Giddens, afirma que el Estado

    de bienestar fue una creacin tanto de la derecha como de la izquierda, pero en el perodo de la posguerra los socialistas se lo atribuyeron como propio.26 Durante este perodo, la mayora de los partidos socialdemcratas renuncian a la socializacin de los medios de produccin y asumen la defensa de la democracia social. En el congreso de renovacin realizado en Frankfurt

    (1951), la Internacional Obrera y Socialista cambia su nombre por Internacional Socialista, es decir, elimina la palabra obrera.

    Con el estallido de la crisis capitalista a finales de los aos sesenta, causada por la saturacin de los mercados, cesa la bonanza de posguerra. La reproduccin del capital exige una intensa concentracin de la riqueza mediante la reduccin de los salarios, las prestaciones y las polticas de la etapa anterior. En las nuevas condiciones, los partidos socialdemcratas europeos que controlan gobiernos o son parte de ellos, comienzan a revertir las polticas de redistribucin de riqueza que sustentaban al llamado Estado de bienestar. La socialdemocracia, que dcadas antes haba asumido al Estado de bienestar como propio, tambin asume como propio su desmontaje, y abraza la doctrina que desde ese momento mejor responde a las carencias del capitalismo decadente: la neoliberal. No solo se restringe la redistribucin de riqueza, sino tambin la democracia, mediante la implantacin de la democracia neoliberal, basada en la alternancia pluripartidista en el gobierno de partidos y candidatos comprometidos con esa doctrina.

    En la medida en que, desde mediados de la dcada de 1990, se hace evidente para los pueblos que el neoliberalismo nunca fue una estrategia para el desarrollo econmico, sino una doctrina cuyo objetivo es conducir y legitimar la concentracin de la riqueza, comienzan a aflorar las tendencias terceristas que pretenden ubicarse en una posicin intermedia entre el Estado de bienestar de posguerra y el neoliberalismo. Por aquellos

  • 18 Roberto Regalado

    aos, las formulaciones ms notorias en este terreno fueron las de la Tercera

    Va y la Comisin Progreso Global.La Tercera Va, del ex primer ministro britnico Tony Blair y el econo

    mista Tony Giddens, abraz el neoliberalismo sin pretensin alguna de

    equidistancia entre esa doctrina y el Estado de bienestar, sino con un reconocimiento explcito de que su fin era reciclar el neoliberalismo. Algo

    ms pudorosa result la Comisin Progreso Global de la Internacional Socialista, dirigida por el ex presidente del Gobierno de Espaa, Felipe Gonzlez, que pretenda elaborar una alternativa al neoliberalismo, cuando en realidad asuma su esencia.

    Este balance arroja que no fue la socialdemocracia la que reform al capitalismo, sino el capitalismo el que reform a la socialdemocracia. Los gobiernos socialdemcratas ejecutaron durante el siglo xx, segn el caso, polticas progresistas y redistributivas, o retrgradas y represivas, en la medida en que unas u otras fueron funcionales al esquema imperante de reproduccin del capital.27

    El balance revolucionario

    El hecho de que la Revolucin de Octubre no tuviera alcance mundial, ni triunfara en las naciones ms industrializadas de Europa, determin que su protagonista no fuera el proletariado organizado y consciente previsto por Marx y Engels, y que el naciente Estado revolucionario no tuviese a su alcance una gran masa de capitales que pudiera expropiar para emprender la construccin socialista.

    En la Rusia de 1917, Lenin comprenda la necesidad de apoyarse en la alianza obrerocampesina e implantar la dictadura del proletariado y el campesinado pobre, para resistir la agresin de las potencias imperialistas y la guerra contrarrevolucionaria interna que amenazaban la vida del joven Estado revolucionario. Tambin comprenda que no bastaba con expropiar el capital, sino que era imprescindible crear desde el poder la base material para la construccin del socialismo. Esta era una realidad no anticipada: la propia revolucin sera el motor del desarrollo econmico, social y cultural.

    A partir del estudio de las caractersticas de Rusia,28 Lenin elabora la estrategia y la tctica de la Revolucin Bolchevique. Era necesario forjar una

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 19

    unidad poltica e ideolgica que sustentara la unidad de accin para asumir las tareas de la defensa y el desarrollo, y hacerse cargo del gobierno nacional y de los gobiernos de vastos territorios sin contar con suficientes cuadros que reunieran los requisitos de capacidad y confiabilidad. Los soviets eran rganos de poder popular que haban brotado en la Revolucin de 1905 y rebrotaban en la Revolucin de 1917, pero se haca necesario establecer un poder poltico centralizado por encima de ellos. El Partido Bolchevique se erigi en partido nico fundido con el Estado sovitico y se prohibi la existencia de fracciones dentro de l. Se impona as la unidad poltica e ideolgica que la supervivencia de la revolucin demandaba en ese crtico momento, aunque a riesgo de coartar la democracia socialista, como en definitiva sucedi.

    Sobre la base de que el campesinado pobre era la inmensa mayora de la poblacin en Rusia, Lenin argumentaba que la dictadura emanada de la alianza obrerocampesina sera, necesariamente, ms democrtica que la forma ms avanzada de democracia burguesa.29 Con sus propias palabras: democracia para la mayora gigantesca del pueblo y exclusin de la democracia, para los antiguos explotadores: tal es la modificacin que experimentar la democracia durante la transicin del capitalismo al comunismo. 30

    La concepcin leninista de centralismo democrtico inclua salvaguardas contra la deformacin burocrtica. Lenin afirmaba que la posibilidad [de

    aniquilar al burocratismo] est garantizada por el hecho de que el socialismo disminuir la jornada de trabajo, elevar a las masas a una vida nueva, colocar a la mayora de la poblacin en condiciones que permitirn a todos sin excepcin ejercer las funciones del Estado, y esto conducir a la extincin completa de todo el aparato en general.31 Sin embargo, el equilibrio entre los dos elementos del centralismo democrtico dependa de factores que no ayudaron al proceso, entre ellos la carencia de una base econmica que permitiera disminuir la jornada de trabajo y elevar a las masas a una nueva vida, la continuidad de las agresiones y amenazas externas, y las extremas facultades discrecionales de la dirigencia del partido. Por estas y otras razones que sera muy largo enumerar, tras la desaparicin de Lenin, el elemento concentrador del poder, el centralismo, se impuso al elemento ms difuso, la democracia. En lugar de ampliar y de diseminar a todos sin excepcin las funciones del Estado, el poder se concentr en una lite y,

  • 20 Roberto Regalado

    ms an, en la direccin unipersonal de Stalin, que invocaba al socialismo, pero negaba la democracia socialista.

    La desviacin de los objetivos proclamados por la Revolucin de Octubre aviv la polmica iniciada dcadas atrs entre partidarios y crticos de la dictadura del proletariado y, en el caso de sus partidarios, abri otra polmica sobre si tal desviacin era resultado de la forma en que Lenin aplic ese concepto y desarroll el centralismo democrtico, o si era producto del abandono del leninismo y de una manipulacin de la figura de Lenin hecha tras

    su fallecimiento en 1924. De este debate histrico sobre objetivos, medios, mtodos y resultados de la experiencia sovitica, forman parte tambin los argumentos a favor y en contra del comunismo de guerra, la colectivizacin forzosa de la agricultura, la estatizacin de la industria y dems componentes del esquema econmico centralizado, implantado en los primeros aos de la revolucin para garantizar el despegue.32

    Con el objetivo de promover el estallido de la revolucin mundial que an esperaba el Partido Bolchevique, la III Internacional, formada con una direccin central a la que se subordinaban los partidos comunistas de todas las regiones y pases del mundo en los que tena filiales, enarbol en sus

    inicios la consigna de lucha clase contra clase, que rechazaba toda poltica de alianza con otras fuerzas, en especial con los partidos socialistas y socialdemcratas que optaron por afiliarse a la Internacional Obrera y

    Socialista, y tambin la rechazaba con aquellos que, durante un tiempo, intentaron reconstruir la unidad del movimiento socialista. No obstante, en la medida en que el fascismo cobraba auge en la dcada de 1930 y se eriga en amenaza contra la URSS, la Internacional Comunista cambi su lnea poltica original por el llamado a formar frentes populares antifascistas, que en Amrica Latina tuvieron un resultado muy modesto y en ocasiones polticamente costoso, salvo excepciones coyunturales como el gobierno de Pedro Aguirre Cerda en Chile (19381942). Esa lnea se reafirm y acentu

    durante la Segunda Guerra Mundial, cuando todos los partidos comunistas fueron llamados a priorizar la lucha por la supervivencia de la Unin Sovitica, que en el caso del Partido Comunista de los Estados Unidos, dirigido por Earl Browder, se expres en la conciliacin de clases y en el ingreso de sus militantes en las fuerzas armadas de ese pas, para luchar contra Alemania y, de esa manera, colaborar con la defensa de la URSS.

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 21

    Otro tema es la expansin del socialismo a los pases de Europa oriental y central liberados de la Alemania nazi en las postrimeras de la Segunda Guerra Mundial por el Ejrcito Rojo. Huelga decir que el origen de las llamadas democracias populares instauradas en esa regin no fue la lucha autctona a favor del socialismo. No obstante, es absurdo cuestionar que la potencia militar all triunfante frente al fascismo impusiera su sistema social, porque tambin las potencias triunfantes en el occidente afirmaron

    el suyo en los pases donde los comunistas desempearon un rol protagnico en la lucha antifascista. Tras esta conflagracin, el desarrollo de las

    fuerzas productivas y la poltica de guerra fra conjuran la apertura de una nueva situacin revolucionaria en el continente europeo.

    En la posguerra era lgico que el eslabn ms dbil de la cadena se desplazara hacia el mundo subdesarrollado. En China, Corea y Vietnam, la revolucin anticolonialista era tambin de carcter socialista. Por su parte, en Cuba, poco ms de dos aos despus de la victoria, la revolucin asuma su identidad socialista. En la mayora de los casos, el eslabn ms dbil de la cadena en el Sur no se quiebra con una definicin socialista. Con la

    descolonizacin del Medio Oriente, Asia y frica surgen muchos Estados forman la masa del Movimiento de Pases No Alineados. Pese al hecho de que esas nuevas naciones no se unieran al campo socialista, las luchas de liberacin nacional, tanto la lucha no violenta que condujo a la independencia de la India, como la lucha armada en Argelia y las colonias portuguesas de frica, se inscriben en la historia de la revolucin social como rupturas del sistema de dominacin imperialista.

    Las luchas de liberacin nacional en el Sur llegan al clmax en los aos setenta y principios de los ochenta. En Asia, es el momento de la derrota del imperialismo norteamericano en Vietnam, que repercute en todo el sudeste asitico. En frica, se destaca la independencia de las colonias portuguesas y el rechazo, con ayuda de Cuba, a la invasin de Sudfrica en contra de la Repblica Popular de Angola,33 lo cual crea una correlacin de fuerzas en el cono sur de ese continente, que repercute en la liberacin de Zimbabue y Namibia, y en el desmantelamiento del rgimen del apartheid en la propia frica del Sur. En Amrica Latina y el Caribe, se producen la accin armada que ubica en el gobierno al Movimiento de la Nueva Joya en Granada y el triunfo de la Revolucin Popular Sandinista en Nicaragua, ambos en 1979.

  • 22 Roberto Regalado

    A partir de ese momento, se incrementa la lucha armada en El Salvador y Guatemala. Todos estos acontecimientos reflejan hasta qu punto se haba

    erosionado la hegemona imperialista.Este balance arroja que la revolucin socialista concebida por Marx y

    Engels para el escenario europeo occidental decimonnico, triunf en la Rusia zarista de la segunda dcada del siglo xx, en virtud de la creativa y dialctica aplicacin del marxismo a su situacin histricoconcreta realizada por Lenin. Tras la implantacin del socialismo en los pases de Europa

    oriental y central liberados del yugo fascista por el Ejrcito Rojo a finales de la

    Segunda Guerra Mundial, que consolida la era bipolar abierta inicialmente por la solitaria Revolucin de Octubre, el campo frtil para la revolucin se desplaza hacia las luchas de liberacin nacional en Sur, donde en China, Vietnam y Corea llevan aparejada la identidad socialista, y lo mismo ocurre con la revolucin democrtica y antimperialista en Cuba. No obstante, este escenario frtil para el triunfo de nuevas revoluciones y para la construccin de paradigmas socialistas adecuados a las condiciones del Sur, colapsa con la desaparicin del campo socialista y el derrumbe de la propia URSS.34

    La consecuencia principal de la desaparicin de la Unin Sovitica es el cambio que provoca en el sistema universal de relaciones humanas, que afecta tanto a los pases que mantienen su definicin socialista como a los

    pueblos que sufren los efectos del capitalismo neoliberal. El balance de la accin desplegada por la vertiente del movimiento obrero y socialista que, a partir de la Primera Guerra Mundial, sigue el camino de la revolucin, es el descarrilamiento de la locomotora que encabezaba el tren y la continuidad sobre los rieles de cinco vagones que, en un entorno hostil, desarrollan sus respectivas formas de autopropulsin.

    La matriz de la construccin del socialismo sovitico la continan reivindicando China, Corea del Norte, Vietnam, Laos y Cuba. De esa matriz proviene su cdigo gentico: a partir de ella, esos Estados socialistas pueden subsanar errores y reorientar el rumbo, pero abandonarla implicara un cambio de esencia. Por consiguiente, cada uno de esos pueblos debe decidir cules son los aportes universales de la experiencia sovitica que habrn de conservar, y cules son los aspectos particulares y singulares sobre los que necesitan hacer elaboraciones o reelaboraciones propias.

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 23

    Otros son los problemas planteados a la inmensa mayora de la humanidad. En lo adelante, tanto quienes intenten quebrar la dominacin capitalista por medio de la revolucin socialista, como quienes traten de desarrollar proyectos de reforma social progresista, tendrn que hacerlo en una nueva realidad histrica. El fin de la bipolaridad, deja el terreno libre al imperialismo

    para implantar el denominado Nuevo Orden Mundial, basado en una concentracin transnacional del poder poltico y econmico, cuyo objetivo es preservar, a toda costa, el statu quo de la dominacin neoliberal.

    De manera que, en momentos en que el imperialismo concentra el mayor poder poltico, econmico y militar de la historia, y que lo emplea en una espiral de depredacin humana, econmica y del medio ambiente, el fracaso de la experiencia sovitica se presta, por una parte, para cuestionar la necesidad y la viabilidad de socializar los medios de produccin, sin lo cual es imposible reorientar la economa mundial en funcin de garantizar la supervivencia de la especie humana y, por otra, para negar la necesidad y la conveniencia de construir instrumentos de poder poltico, como un partido y un Estado revolucionarios, que sean capaces de concentrar y encauzar la fuerza de los pueblos para enfrentar con xito las tendencias destructivas del imperialismo.

    La lucha popular en Amrica Latina

    Las corrientes ideolgicas que han tenido mayor arraigo e influencia en las

    luchas populares latinoamericanas, muchas veces mediante la combinacin eclctica de dos o ms de ellas, en una misma etapa, movimiento o proceso, son: el nacionalismo, el antimperialismo, el nacionalismo revolucionario, el anarquismo, el socialismo y el comunismo. Por cuanto el tema del presente ensayo es la lucha poltica, no abundaremos en el anarquismo porque por definicin la rechaza.35

    El nacionalismo data del perodo de formacin de la conciencia nacional hispano y lusoamericana, iniciado en el siglo xviii y consolidado en las luchas y procesos que concluyeron en 1825 con la independencia de Amrica Latina. Su objetivo es crear naciones en torno a un eje articulador de las clases sociales. Por ello, no solo afirma la unidad de la nacin sobre la

  • 24 Roberto Regalado

    base de una identidad cultural, sino tambin mediante la formulacin de objetivos compartidos por los principales componentes de una estructura social heterognea, con el propsito de construir un proyecto nacional, que aglutine y beneficie a diversas clases y grupos sociales, pero sin alterar las

    diferencias jerrquicas existentes entre ellos. Sin embargo, solo una parte de las figuras y las fuerzas polticas lideraron las luchas independentistas

    se propona complementar la ruptura del yugo colonial, con un proyecto social de orientacin nacionalista.

    Tras la independencia, no solo quedaron sin solucin las principales contradicciones sociales, incluida la opresin y la explotacin de los indios, los negros y los blancos pobres, sino que muchas de ellas se agudizaron. La necesidad de incorporar a esos sectores sociales a la guerra como fuentes de soldados tanto por parte de los ejrcitos independentistas como de los realistas y de permitirles ascender por la jerarqua militar, quebr la hasta entonces infranqueable barrera de castas y cre expectativas de movilidad social, para las cuales no exista ni el sustento econmico ni la disposicin de las lites, en cuyo interior tambin se producan mutaciones drsticas.

    Con el nacimiento del imperialismo, en las dcadas finales del siglo xix la penetracin monopolista se suma a las contradicciones antagnicas derivadas del carcter clasista y el estadio precapitalista de las sociedades latinoamericanas que frustran los proyectos nacionalistas. Surge entonces el antimperialismo, que combate la penetracin de los monopolios extranjeros y la dominacin poltica de Gran Bretaa y los Estados Unidos, al tiempo que reivindica el desarrollo de las culturas latinoamericanas sobre la base de la herencia prehispnica.

    Uno de los principales precursores del pensamiento antimperialista es Jos Mart, quien concibe la independencia de Cuba no solo como la liberacin de su status de colonia espaola, sino para evitar tambin que el imperialismo norteamericano se apodere de ella. Este es un elemento clave de las bases del Partido Revolucionario Cubano, fundado por Mart para dirigir la segunda guerra de independencia de Cuba y ayudar a la de Puerto Rico. Como parte indisoluble del proyecto de independencia, la soberana y la autodeterminacin nacional, Mart defiende la igualdad y el desarrollo

    social, educativo y cultural de todos los seres humanos.

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 25

    De la fusin del nacionalismo y el antimperialismo surge una tercera corriente, el nacionalismo revolucionario. Durante sus primeros aos de produccin terica y accin poltica, Vctor Ral Haya de la Torre (Per,

    18951979) es uno de los principales idelogos de esta corriente, aunque

    en una etapa posterior de su vida termina por plegarse a los intereses del imperialismo norteamericano. La recuperacin de las riquezas del subsuelo, la educacin universal y la inversin pblica son los pilares de esta ideologa antimperialista y antioligrquica, que concibe al Estado como eje de un proyecto nacional de conciliacin de las reivindicaciones de las grandes mayoras incluidas las de la poblacin indgena, con la creacin de condiciones para el desarrollo de la burguesa nacional. Aunque la Revolucin Mexicana (19101917) no cuenta durante sus primeras fases con una

    ideologa definida, ella llega a convertirse en el exponente cimero del nacionalismo revolucionario, formado en esa nacin por el agrarismo, la subordinacin del sindicalismo al Estado y el desarrollo de un amplio proyecto nacional de educacin.

    El arraigo y desarrollo del pensamiento socialista en Amrica Latina comienza con el surgimiento en la regin del proletariado y los sindicatos. Las primeras simientes de la clase obrera latinoamericana brotan a finales

    del siglo xix e inicios del xx, en virtud del despegue de la construccin de obras de infraestructura ferroviaria, vial y portuaria, silos cerealeros, centrales azucareros y frigorficos, junto con la proletarizacin del sector de la

    minera y el incipiente avance de la industria ligera en el que tuvo mayor peso la rama textil. Los primeros sindicatos y partidos obreros de Amrica Latina surgen en Argentina, Chile, Cuba y Uruguay, hecho que obedece a la convergencia de dos factores relacionados: uno es que son los primeros donde penetra y se afianza el sistema de produccin capitalista; el otro es

    que resaltan por la cantidad de obreros europeos inmigrantes recibidos a finales del siglo xix y comienzos del xx, muchos de ellos con trayectorias de luchas sindicales y socialistas.36

    Como reflejo de lo ocurrido en Europa, a raz de la Primera Guerra Mundial y el triunfo de la Revolucin de Octubre, el movimiento socialista latinoamericano se bifurca en una vertiente socialista y otra comunista. Sin embargo, los partidos socialistas de la regin no involucionan de la forma que lo hacen los partidos que lideran la Internacional Obrera y Socialista.

  • 26 Roberto Regalado

    La Internacional Socialista construy su Comit para Amrica Latina y el Caribe en la dcada de 1970, con el fin de contrarrestar el auge de la lucha

    popular estimulado por el triunfo de la Revolucin Cubana, en la gran mayora de los casos, mediante la afiliacin de partidos populistas que no

    tenan relacin alguna con los orgenes clasistas, ni con la ideologa fundacional de sus miembros europeos.

    De manera que el nacionalismo, el antimperialismo, el nacionalismo revolucionario, el socialismo y el comunismo son las principales corrientes ideolgicas que coexisten en la izquierda, en muchos casos con lmites difusos dentro de los sectores sociales en los que ejercen su influencia, en el

    momento en que la Gran Depresin desata una gran crisis poltica, econmica y social en toda Amrica Latina.

    Combinacin de nacionalismo, antimperialismo y populismo afirma Francisco Zapata, ser el proyecto que animar la poltica latinoamericana de los aos treinta.37 En virtud de una mezcla de nacionalismo, antimperialismo y nacionalismo revolucionario, y de la manipulacin que hacen de ellos las burguesas desarrollista, las alianzas sociales y polticas del este perodo se basan en el populismo. Esto significa que las polticas pblicas y de redistribucin de riqueza dirigidas a la clase media, el proletariado y otros sectores humildes de la poblacin no tienen carcter universal es decir, no benefician a todos los miembros de esas clases y sectores,

    sino que estn basadas en el clientelismo, prctica consistente en otorgar privilegios y prebendas a los sindicatos y las organizaciones gremiales, profesionales y sociales oficialistas, a cambio del apoyo de sus miembros a

    uno u otro partido burgus.A diferencia del Viejo Continente donde en ciertos pases y perodos

    existieron condiciones favorables a la reforma progresista del capitalismo, en Amrica Latina y el Caribe esta estrategia fue dbil y desnaturalizada. Es cierto que en algunas de las naciones donde ms avanz la acumulacin desarrollista de capitales, cuyo auge se registra entre 1929 y 1955, se aplicaron polticas de reforma social favorables al proletariado organizado y a la clase media urbana, pero a mediano y largo plazo, lo que predomin fue el clientelismo, es decir, la promocin por parte de las burguesas nacionales de sindicatos y organizaciones sociales amarillas que reciban privilegios a cambio de dividir a la clase obrera y otros sectores populares. Vale la pena apuntar

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 27

    que en la regin no exista un desarrollo econmico y social que permitiera la formacin de un movimiento similar a la socialdemocracia europea.

    Los procesos de reforma progresista del capitalismo latinoamericano que se produjeron en este perodo, casi todos liderados por burguesas desarrollistas, fueron: en Colombia, los gobiernos de Enrique Olaya (19301934) y

    Alfonso Lpez Pumarejo (19341938 y 19421946); en Mxico, el sexenio de

    Lzaro Crdenas (19341940) y el de Miguel vila Camacho (19401946);

    en Chile, el gobierno del Frente Popular encabezado por Pedro Aguirre (19381942) y el de la Alianza Democrtica presidido por Juan Antonio Ros

    (19421946); y en Costa Rica, los gobiernos de ngel Caldern (19401944)

    y Teodoro Picado (19441948). Por su parte, entre los proyectos populistas

    resaltan: en Brasil, el gobierno de Getulio Vargas (19301945) y, en Argentina, el golpe de Estado de 1943 a partir del cual adquiere relevancia Juan Domingo Pern, electo a la presidencia en 1946. En 1944 es derrocada en Guatemala la dictadura de Juan Jos Ubico, y despus se abre la etapa de los gobiernos antimperialistas encabezados, el primero, por Juan Jos Arvalo (19451951) y, el segundo, Jacobo Arbenz (19511954).38

    En las pginas de la revolucin social latinoamericana y caribea del siglo xx, resaltan la Revolucin Mexicana (19101917), la sublevacin campesina salvadorea dirigida por Farabundo Mart (1932), la Repblica Socialista

    implantada en Chile por el coronel Marmaduke Grove (1932), la revolucin

    de los estudiantes y sargentos ocurrida en Cuba tras la cada del dictador Gerardo Machado (1933), la gesta en Nicaragua del Pequeo Ejrcito Loco

    de Augusto C. Sandino (1934), la lucha independentista en Puerto Rico

    liderada por Pedro Albizu Campos quien fund el Partido Nacionalista en 1922, el pronunciamiento armado de la Alianza Nacional Libertadora de Brasil, organizado por Luiz Carlos Prestes (1945), y la Revolucin Boliviana de 1952, encabezada y despus tambin revertida por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).39

    El triunfo de la Revolucin Cubana el 1ro. de enero de 1959 marca el inicio de una de las etapas ms recientes de la historia de Amrica Latina. Esa etapa se caracteriz por la consolidacin del proceso revolucionario cubano, a pesar de las agresiones y el bloqueo del imperialismo norteamericano; la intensificacin de las luchas revolucionarias, democrticas y nacionalistas;

    y la implantacin de las dictaduras militares de seguridad nacional que

  • 28 Roberto Regalado

    actuaron como punta de lanza de la violencia contrarrevolucionaria. Hitos en esos aos fueron los dos momentos de mayor auge de la lucha armada revolucionaria ocurridos a principios y a finales de los aos sesenta, incluidos la gesta del comandante Ernesto Che Guevara en Bolivia (1967); los

    golpes de Estado nacionalistas y progresistas del general Juan Velasco Alvarado en Per y del coronel Omar Torrijos en Panam (ambos en 1968); la

    designacin del general Juan Jos Torres a la presidencia del gobierno militar de Bolivia (1970); la eleccin del presidente Salvador Allende en Chile,

    al frente del gobierno de la Unidad Popular (1970); la rebelin armada que

    llev al Movimiento de la Nueva Joya al poder en Granada (1979); el triunfo

    de la Revolucin Popular Sandinista en Nicaragua (1979); y el auge de la

    lucha armada en El Salvador, a partir de la creacin del Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional (1980), y en Guatemala desde la fundacin de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (1982).

    En respuesta al incremento de la lucha popular, a raz del golpe de Estado que derroc al gobierno de Joo Goulart en Brasil, en abril de 1964, el presidente Lyndon Johnson desech la tradicional monserga democrtica empleada por los gobernantes estadounidenses para justificar su injerencia

    e intervencin en Amrica Latina, y enunci la Doctrina Johnson, la cual proclama abiertamente que los Estados Unidos prefieren contar con aliados seguros a tener vecinos democrticos. La Doctrina Johnson fue la plataforma de lanzamiento de las dictaduras militares de seguridad nacional, que ejercieron, con brutalidad sin precedentes, la capacidad represiva de las fuerzas armadas multiplicada por el asesoramiento, entrenamiento y equipamiento de los Estados Unidos, con el propsito de destruir a los partidos, organizaciones y movimientos populares y de izquierda; desarticular las alianzas sociales y polticas construidas durante el perodo desarrollista; y sentar las bases para la reforma neoliberal, iniciada en la segunda mitad de los aos setenta.

    Como reaccin contra las dictaduras militares y los gobiernos civiles autoritarios, en la segunda mitad de los aos sesenta se produce un repunte de la lucha armada revolucionaria. ste es el momento en que opera en Bolivia, entre abril y octubre de 1967, encabezado por el comandante Ernesto Che Guevara, el Ejrcito de Liberacin Nacional, algunos de cuyos sobrevivientes intentan reeditar su experiencia entre 1968 y 1970. sa es tambin la

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 29

    etapa de nacimiento, resurgimiento o auge de los siguientes movimientos revolucionarios: en Nicaragua, el Frente Sandinista de Liberacin Nacional; en Argentina, los Montoneros, las Fuerzas Armadas Peronistas, Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Partido Revolucionario del Trabajo y el Ejrcito Revolucionario del Pueblo; en Uruguay, el Movimiento Nacional de Liberacin Tupamaros; en Brasil, el Movimiento Revolucionario 8 de Octubre, Vanguardia Popular Revolucionaria y Accin Liberadora Nacional, esta ltima encabezada por Carlos Mariguela; en Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia; el Ejrcito de Liberacin Nacional y el Ejrcito Popular de Liberacin; en Mxico, el Movimiento de Accin Revolucionaria y el Frente Urbano Zapatista; y en Puerto Rico, los Comandos Armados de Liberacin y el Movimiento Independentista Revolucionario. En medio de este auge generalizado de las luchas populares, se celebran en Cuba la Conferencia Tricontinental (1966) y la primera Conferencia de Solidaridad con los Pueblos de Amrica Latina (1967).40

    En virtud de la violencia contrarrevolucionaria ejercida por el imperialismo norteamericano y sus aliados en la regin, de las debilidades y errores de las fuerzas populares, y del cambio en la correlacin mundial de fuerzas que se producira con el desmoronamiento del bloque socialista europeo y de la propia Unin Sovitica, en Amrica Latina y el Caribe fueron destruidos todos los procesos de orientacin popular, tanto de carcter revolucionario como reformista, que comenzaron con posterioridad al triunfo de la Revolucin Cubana. Merecen destacarse el golpe de Estado que en 1973 derroc al gobierno constitucional chileno de Salvador Allende; la invasin militar estadounidense que sesg la vida en 1984 a la Revolucin Granadina; la llamada Guerra de Baja Intensidad (GBI) que provoc la derrota

    de la Revolucin Popular Sandinista en las elecciones de febrero de 1990; la desmovilizacin en Colombia del Movimiento 19 de Abril en marzo de 1990 y del Movimiento Guerrillero Quintn Lame, del Partido Revolucionario de los Trabajadores y de parte del Ejrcito Popular de Liberacin, estos tres en

    febrero de 1991; y la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador en enero

    de 1992. Con estos acontecimientos puede considerarse concluida la etapa de auge de la lucha armada revolucionaria abierta a raz del triunfo de la Revolucin Cubana. Ms tarde le seguira la firma de los Acuerdos de Paz

    en Guatemala (diciembre de 1996), la cual se produce en momentos en que

  • 30 Roberto Regalado

    ya se ha iniciado una nueva etapa de lucha, caracterizada por el auge de la movilizacin social y la competencia electoral de la izquierda. El nico pas en el que la lucha armada no ha tenido un desenlace es Colombia, donde siguen actuando las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)

    y el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN), pero sin perspectivas de un

    triunfo militar que favorezca a esas guerrillas o al gobierno.

    La izquierda latinoamericana en el gobierno: sujeta a la hegemona neoliberal

    o construyendo una contrahegemona popular?

    Entre 1989 y 1992 se cierra la etapa histrica abierta por el triunfo de la Revolucin Cubana, el 1ro. de enero de 1959, caracterizada por el flujo y reflujo

    de la lucha armada revolucionaria, y por la implantacin de las dictaduras militares de seguridad nacional que actuaron como punta de lanza de la violencia represiva del imperialismo norteamericano, y se inicia la actual, en la que predominan la combatividad de los movimientos sociales en la lucha contra el neoliberalismo y los avances electorales obtenidos por la izquierda, a los que se dedican estas lneas.

    Si se toma como punto de partida la eleccin mexicana del 6 de julio de 1988, la primera de la historia reciente en la que un candidato presidencial de izquierda, Cuauhtmoc Crdenas, tuvo a su alcance el triunfo del cual fue despojado mediante el fraude, se aprecia que durante los primeros diez aos, entre 1988 y 1998, los avances electorales se circunscribieron a los gobiernos municipales y provinciales, y las legislaturas nacionales. Por solo mencionar los casos ms conocidos: en Mxico, Crdenas fue derrotado en las elecciones presidenciales de 1988, 1994 y 2000; en Brasil, le ocurri lo mismo a Luiz Incio Lula da Silva en 1989, 1994 y 1998; y, en Uruguay, a Lber Seregni en 1989 y a Tabar Vzquez en 1994 y 2000. Entre otros factores, ello

    obedece a que los poderes fcticos tenan entonces la capacidad de neutralizar el creciente rechazo al neoliberalismo, con campaas de miedo basadas en el supuesto de que la eleccin de un gobierno de izquierda provocara intolerables represalias del capital financiero transnacional. No es casual

    que el primer triunfo de un candidato presidencial de izquierda ocurrido en

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 31

    esta etapa, el de Hugo Chvez en la eleccin venezolana del 6 de diciembre de 1998, se produjese en medio de un colapso institucional que impidi a la oligarqua apelar al miedo o a cualquier otro recurso para evitarlo.

    A veintin aos de la eleccin mexicana de 1988 y a ms de diez de la eleccin venezolana de diciembre de 1998, cualquiera que sea el criterio para definir qu es un gobierno de izquierda o progresista, sea el ms estrecho o

    el ms amplio, el resultado no tiene precedente en la historia. Debido a que la problemtica aqu abordada se manifiesta en todo gobierno que se considere incluido en una de esas dos clasificaciones, en este texto se emplea

    un criterio muy flexible, que si bien no refleja la opinin del autor, ello no

    afecta, sino por el contrario, ayuda a desarrollar su hiptesis.En primer lugar, es preciso mencionar a Cuba. Al arribar a su 50 cum

    pleaos, la Revolucin Cubana es el acontecimiento ms trascendente de ese medio siglo latinoamericano. Su triunfo abri una etapa de luchas de la izquierda que abarc tres dcadas. Su resistencia a partir de 1991 demostr que era posible construir y defender un proyecto de pas a contracorriente de la avalancha neoliberal. Con un balance de aciertos y errores sin duda alguna muy favorable, Cuba se encamina al relevo de la generacin fundadora de la revolucin, con la meta pendiente de alcanzar el desarrollo econmico, con el reto de satisfacer las siempre crecientes necesidades y expectativas que crea el desarrollo social y, sobre todo, con plena confianza en el socialismo.

    Adems de Cuba, de acuerdo con una definicin muy amplia de izquierda

    y progresismo, que como ya se dijo, no en todos los casos reflejan la opinin

    del autor, los triunfos de candidatos presidenciales ubicados dentro de ese espectro son los de Hugo Chvez en Venezuela (1998, 2000 y 2006), Luiz Incio Lula da Silva en Brasil (2002 y 2006), Nstor Kirchner en Argentina (2003),

    Martn Torrijos en Panam (2004), Tabar Vzquez en Uruguay (2004), Evo

    Morales en Bolivia (2005), Michelle Bachelet en Chile (2006), Daniel Ortega

    en Nicaragua (2006), Rafael Correa en Ecuador (2006), Cristina Fernndez

    en Argentina (2007), lvaro Colom en Guatemala (2007), Fernando Lugo en

    Paraguay (2008) y Mauricio Funes en El Salvador (2009). De esta relacin, es

    preciso mencionar la derrota, en mayo de 2009, de la candidata del partido del presidente Torrijos que aspiraba a relevarlo en la presidencia de Panam.

    Aunque este anlisis no incluye al Caribe anglfono, es necesario mencionar que tres gobiernos de esa regin encajan en los parmetros sealados: los de

  • 32 Roberto Regalado

    Dominica, Guyana, y San Vicente y las Granadinas. Tambin es necesario

    destacar los resultados electorales obtenidos en 2006 por los candidatos presidenciales Carlos Gaviria en Colombia, Ollanta Humala en Per y Andrs Manuel Lpez Obrador en Mxico. Pese a que los dos primeros no fueron electos, y a que el tercero fue despojado de la victoria, los tres tuvieron desempeos extraordinarios.

    A partir de las condiciones existentes en Venezuela, Bolivia y Ecuador, y de los fines que se proponen sus actuales mandatarios, cabe sealar que

    en estos tres pases se desarrollan transformaciones radicales del statu quo mediante procesos constituyentes, lo cual no ocurre en el resto de los casos. El rasero ms comn para cuestionar las credenciales de izquierda de unos u otros de los gobiernos mencionados en el prrafo anterior es que, en mayor o menor medida, mantienen la poltica neoliberal heredada y priorizan las relaciones con el capital financiero transnacional. Algunos,

    incluso, estn sujetos a tratados de libre comercio con los Estados Unidos. Si asumimos que el neoliberalismo es el capitalismo real de nuestros das, que dispone de mecanismos transnacionales de dominacin para impedir la ejecucin de reformas nacionales de izquierda o progresistas, y que ninguno de esos gobiernos ha roto con este sistema social al margen de si existen o no condiciones para ello, y de si esa es o no su meta, concluiremos que esa crtica tiene una base objetiva.

    Para comprender la, en apariencia contradictoria, situacin en la que, en mayor o menor medida, se encuentran todos los actuales gobiernos de izquierda y progresistas en Amrica Latina, debe tenerse en cuenta que los espacios institucionales que ellos ocupan se abrieron con los condicionamientos derivados de la interaccin entre cuatro elementos, tres de ellos positivos y uno negativo. Los elementos positivos son:

    1. El acumulado de las luchas populares libradas durante toda su historia y, en particular, durante la etapa 19591989, en la cual, si bien no se alcanzaron todos los objetivos que esas fuerzas se haban planteado, ellas demostraron una voluntad y una capacidad de combate que oblig a las clases dominantes a reconocerle los derechos polticos que les estaban negados.41

  • De Marx, Engels y Lenin a Chvez, Evo y Correa 33

    2. La lucha en defensa de los derechos humanos, en especial contra los crmenes de las dictaduras militares de seguridad nacional, que forz la suspensin del uso de la violencia abierta y grosera como mecanismo de dominacin.

    3. El aumento de la conciencia, la organizacin y la movilizacin, social y poltica, registrado en la lucha contra el neoliberalismo, que establece las bases para un incremento sin parangn de la participacin electoral de sectores populares antes marginados de ese ejercicio poltico.

    Como contraparte