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Sumario - Trabajadores
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Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social
1. La devaluación,esta devaluación
Empecemos por un concepto general: toda devaluación
principalmente afecta y afectará a la inmensa mayo-
ría que vive de ingresos fijos, a los que vivimos de
salarios, jubilaciones, planes sociales,etc. como tam-
bién a trabajadores del sector informal. Lo esencial en
esto es que no podemos modificar, por nosotros mis-
mos, el precio de estos ingresos. Al mismo tiempo, una
devaluación favorece a los grandes grupos monopóli-
cos, que pueden aumentar sus ganancias tanto por la
exportación como por el aumento del precio de su
producción en el mercado local, y al capital financiero,
que ve valorizado su capital y ampliada su «cartera de
negocios». Es decir, es una transferencia de ingresos
de los sectores que viven de ingresos salariales - sean
fijos o no - a quienes pueden valorizar su capital en las
nuevas condiciones del mercado: se trata de una gran
pérdida para los trabajadores y el pueblo, y de una
Un negro es un negro. Sólo bajo determinadas condi-ciones se convierte en esclavo. Una máquina de hilaralgodón es una máquina de hilar algodón. Sólo bajodeterminadas condiciones se convierte en capital. Des-gajada de esas condiciones, la máquina dista tanto deser capital como dista el oro, en sí y para sí, de serdinero y el azúcar de ser el precio del azúcar. El capi-tal es una relación social de producción. Es una rela-ción histórica de producción. (Carlos Marx, «Trabajoasalariado y capital» (1849)
Apuntessobre devaluación,
economía y políticaganancia extraordinaria para el gran
capital nacional e internacional. Por
cierto, el Estado, en una sociedad
capitalista, puede «atenuar» los
efectos de una devaluación (a través
de controles de precios, aumentos
generales de salarios, otorgamiento
de subsidios, etcétera), pero no
puede anular los efectos negativos
que tiene la medida para la gran
mayoría de la población.
En el caso concreto de la megade-
valuación de fines de enero de 2014
(cuando el precio del dólar en el mercado oficial pasó de
6 a 8 pesos en menos de un mes, es decir, una
devaluación aproximada del 23%,), vemos como hay
tres grandes sectores capitalistas que apare-
cen como «ganadores» de esta situación: los
grandes exportadores (como los que integran el com-
plejo de granos y aceites, y en general la producción
agropecuaria, Cargill, Aceitera General Deheza, Ni-
dera, Bunge y Born , Dreyfus). El gran capital finan-
ciero, que verá mayor flujo de capital para sus arcas
(entre los principales bancos, encontramos al HSBC,
Francés BBVA, Santander Rio, Galicia, etcétera); y
las grandes transnacionales que monopolizan la pro-
ducción, distribución y comercialización en nuestro
país de productos claves, desde el acero y el cemento
hasta los alimentos básicos envasados, las harinas,
los productos de limpieza(Techint, ALUAR, Ciriglia-
no, Molinos, Tetrapak, COTO, Jumbo, Carrefour,
Wal Mart, Nestlé, Praxair, etcétera). Como ocurre en
4
Política Nacionalestas circunstancias, los pequeños y medianos produc-
tores, los comerciantes de menor envergadura, intenta-
rán sobrevivir en un mercado nacional cada vez más
concentrado y extranjerizado, mientras que los trabaja-
dores y el pueblo veremos afectados nuestros ingresos.
El alto nivel de concentración y extranjerización de
los grandes grupos que dominan la estructura econó-
mica argentina (ver recuadro) determina que, en
ausencia de un Estado que cumpla «roles empresa-
rios», unos pocos actores decisivos puedan aumentar la
inflación real, modificar el tipo de cambio, y en general
tomar decisiones que de hecho afectan a la gran
mayoría de nuestro pueblo. De esta forma, el papel de
los monopolios es, dentro del capitalismo dependiente
argentino, cada vez más influyente.
Esta devaluación se da en un marco de una fuerte
disputa interburguesa, en el terreno económico, y por
supuesto también en el político. Los grandes grupos
económicos mencionados (junto a los sectores políticos
internacionales y nacionales estrechamente vincula-
dos a ellos,incluyendo al imperialismo norteamerica-
no, a la UIA y la AEA, a los grandes grupos de medios
de comunicación como Clarín, y a sectores de la
oposición patronal y del propio oficialismo)) forzaron la
megadevaluación de enero, que destrozó la política de
devaluaciones controladas que vino practicando el
Gobierno Nacional durante todo el año 2013 (con el
resultado de una devaluación real del peso mayor al
30% durante el año). En total, desde principios de 2013
hasta enero de 2014, el peso se devaluó un 60%. En ese
marco, la devaluación es una intensa pulseada econó-
mica y política tanto por la apropiación de las ganan-
cias extraordinarias, como por quiénes fijan las políti-
cas económicas y sociales a partir de ese mismo
momento.
Con estas medidas, el Gobierno intenta fijar un
nuevo valor para el dólar en 8 pesos, y anunció la
disminución de los controles a la compra de dólares para
atesoramiento empresarial y personal. Es decir, cede y
se rinde a los grandes capitales concentrados. La pre-
gunta obvia que surge ante la situación es simple: ¿por
qué el gran capital concentrado, y por supuesto el
imperialismo, perderían la oportunidad de ir por más,
tanto en lo económico como en lo político? Lo más
probable es que sigan reclamando (y consiguiendo)
mayores concesiones y ganancias en el corto plazo.
Estamos frente a un problema «clásico» de los
procesos políticos reformistas, que intentan acumular
capital político con medidas favorables a los trabajado-
res y sectores populares, conservar cierto nivel de
independencia política frente al gran capital y al impe-
rialismo, pero al mismo tiempo sostener (con «muñe-
ca», con «viveza criolla») las buenas relaciones con el
poder real en nuestro país y en el mundo.
En ese sentido, vemos que todo el manejo de la
política cambiaria en relación al dólar (desde septiem-
bre de 2011 hasta la actualidad) es el producto de un
Gobierno que, aspirando a conservar márgenes de
autonomía relativa frente al imperialismo y el gran
capital, nunca estuvo dispuesto a enfrentarlo clara-
mente. Pasar de la política suicida de la compra, sin
mayores requisitos, de 2 millones de dólares para
cualquier persona a un control de cambios ineficiente,
el «cepo cambiario», con tantos agujeros y posibilida-
des de brillantes negocios legales e ilegales (como el
dólar con liquidación, inducido por el propio Estado al
sacar a la venta en pesos Bonos de deuda nominados
en dólares que se pueden cambiar «legalmente» por
dólares billetes; las corridas bancarias; los intentos de
controlar el tolerado mercado del dólar «blue», el débil
«blanqueo de capitales», mostró esta incapacidad del
equipo gobernante.
Los tibios intentos de «desdolarizar» nuestra eco-
nomía (como la promoción de inversiones en acciones
de YPF en pesos, y el desaliento a los plazos fijos en
dólares) que fija precios centrales en esa moneda como
ocurre en el mercado inmobiliario desde principios de
la década de 1970, terminaron con un reforzamiento
del papel económico y político de la divisa de EEUU. El
Gobierno nunca se animó, ni en sus mejores sueños,
a cuestionar en los hechos (y no sólo en las palabras)
a los sectores concentrados y extranjerizados que
dominan nuestra economía.
5
www.mulcs.org.ar
2. Dólar,tipo de cambio, dependenciaeconómica y política delimperialismo y los grandesmonopolios
El dólar, y en especial el manejo del tipo de cambio,
es una de las expresiones centrales del poder del imperia-
lismo norteamericano y de los grandes grupos económi-
cos monopólicos que dominan nuestra economía (y
quieren mayor poder político), y siguen siendo centrales
en la economía real de nuestra América Latina.
A partir de los acuerdos de Bretton Woods (1944),
se establecieron en forma simultánea el uso del dólar
como moneda de intercambio internacional (en reem-
plazo del patrón oro, vigente hasta entonces, y la
formación del Banco Mundial (BM) y el Fondo Mone-
tario Internacional (FMI). Este nuevo esquema de
poder internacional, derivado de los resultados de la
Segunda Guerra Mundial, promovió y favoreció el
dominio imperial yanqui en todo el mundo. Por su-
puesto, no se trata de simples instrumentos de poder
económico, sino de instituciones que consolidaron el
rol de EEUU, junto a sus aparatos de dominación
política y militar.
Queremos resaltar un caso testigo sobre la impor-
tancia que le otorga el imperialismo norteamericano al
uso del dólar como moneda de intercambio a escala
mundial. Varios analistas y economistas especializa-
dos en economía internacional han planteado que una
de las causas centrales de la invasión yanqui a Irak (en
2003, que inició un nuevo ciclo de injerencia militar de
EEUU en Medio Oriente) fue el intento del Estado
iraquí de fijar el precio del petróleo en una canasta de
monedas (con predominio del euro) en lugar del dólar.
Esta perspectiva, junto a la necesidad de intervenir en
la fijación del precio del petróleo y la activación cíclica
del complejo industrial – militar norteamericano, es
analizada por distintos autores: como ejemplo, citamos
a: Nacho Álvarez Peralta(1) y a W. Clark(2)-
En Nuestra América, la política exterior de los
EEUU para la región tiene varios lineamientos cen-
trales: fortalecer su Alianza del Pacífico (México,
Colombia, Chile, Perú) y extender los TLC (Tratados
de Libre Comercio); impedir la consolidación de la
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América ALBA (en donde promovió revueltas, huelgas
patronales, y Golpes de Estado en Venezuela, Ecuador
y Bolivia, y logró ejecutar el Golpe contra Zelaya en
Honduras), y limitar, condicionar, la política de Brasil
en la región (con distintos instrumentos: las bases
militares norteamericanas que rodean su territorio, el
hostigamiento financiero a sus aliados como Argenti-
na, la presencia de la Cuarta Flota en sus costas).
Brasil viene sosteniendo su propia política sub-impe-
rialista en el continente y actuando internacionalmen-
te en el marco del BRICS, que reúne a Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica.
En este plano del análisis, pensando desde la
estrategia de la «aproximación indirecta», golpear a
un aliado de la política brasileña en la región, como es
el caso del Gobierno argentino, favorece su dominación
política. De paso, esta política también les resulta útil
para cubrirse ante la posibilidad de que la situación
política en Chile incline al Gobierno de Bachelet hacia
el eje brasileño, en desmedro de la Alianza del Pacífico,
y limite el desarrollo del poder militar de EEUU y
Gran Bretaña en el Atlántico Sur. No hay que olvidar
la base militar británica en las Malvinas, que sirve a
esta estrategia político-militar.
Por supuesto, las motivaciones centrales de esta
devaluación parecen estar en la situación económica
local, pero es preciso pensar siempre en el cuadro de
situación completo a la hora del análisis. Entendemos
que la política y la economía se interrelacionan mu-
tuamente, y que hay que conocer más y mejor como se
vinculan en esta situación concreta. Un mundo «glo-
balizado» implica un mundo capitalista cada vez más
amplio, y por ende con mayores niveles de complejidad
y de interrelación de los fenómenos económicos y
políticos en el escenario internacional.
(1) «La dinámica de la economía norteamericana durante los años ´90:inestabilidad financiera, crisis y guerra contra Irak» Revista CICLOS en laHistoria, la Economía y la Sociedad, número 25/26, 2003, Facultad deCiencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires),(2) «The Real Reasons for the Upcoming War With Iraq: A Macroecono-mic and Geostrategic Analysis of the Unspoken Truth», IndependentMedia Center, enero 2003.
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Política Nacional
3. Devaluación y lucha salarial:la resistencia de los trabajadoresy la construcción de un programaante la crisis
En donde hay unidad de criterios de los distintos
sectores burgueses, en donde consiguen unificarse, es
en la necesidad de que la devaluación sirva para bajar
un precio central de toda economía capitalista (el
precio medio de la fuerza de trabajo, es decir el salario)
y, al mismo tiempo, subir la mayoría de los precios de
la economía, en particular los bienes exportables, pero
también los que se distribuyen en el mercado interno.
Se trata de que la Argentina siga siendo un país
"competitivo" en términos internacionales, después de
la depreciación de la moneda brasileña y de las deva-
luaciones inducidas por la política monetaria norte-
americana en países como la India y Turquía. Es
decir, bajar el valor del salario en términos nacionales
e internacionales.
Una vez conseguido ese objetivo compartido (más
allá de las declaraciones de la oposición burguesa),
vuelven a reproducirse los acuerdos y disputas de los
distintos grupos económicos monopólicos y oligopóli-
cos que actúan en nuestra realidad, en donde los
sectores más vinculados a la industria y al mercado
interno intentan seguir apropiándose, vía el Estado,
de parte de las ganancias del complejo agroindustrial,
y los sectores vinculados a las exportaciones agrope-
cuarias continuarán intentando pagar menos impues-
tos y retenciones para lograr sus famosos «precios
llenos» (es decir, cobrar por las exportaciones de
granos y aceites el precio en dólares del mercado
internacional, sin descuentos por retenciones).
Pero el verdadero «éxito» de la devaluación depen-
derá del nivel, del desarrollo de la resistencia del
movimiento obrero y popular.
Por ejemplo, en 2002, la devaluación fue «exitosa»
porque, en un contexto de grandes movilizaciones y
reclamos populares, no existieron luchas salariales
generalizadas, los salarios no subieron en forma nomi-
nal, y los niveles salariales cayeron a un nivel muy
bajo. Con casi 30% de desocupación y un altísimo
índice de empleo precario, con más del 50% de la
población bajo la línea de la pobreza y más del 20% en
condiciones de indigencia, en el marco de una crisis
política y económica general, los ingresos de los traba-
jadores y los sectores populares cayeron al mínimo, por
debajo de los valores que ostentaban al inicio de la
crisis que, en el plano local, empezó a manifestarse en
1998. Las primeras luchas salariales comenzaron a
fines de 2004 (con la toma del edificio de Telefónica por
FOETRA), y se generalizaron los reclamos salariales,
con muchísimos conflictos no encuadrados por las
direcciones sindicales oficiales durante el primer se-
mestre de 2005. Sólo ante esa situación, el Gobierno
rehabilitó la negociación paritaria, como forma de
contener el reclamo y fortalecer a las direcciones
sindicales burocráticas frente a una masa de reclamos
«inorgánicos», donde germinaba un avance de los
sectores combativos, democráticos y clasistas en el
movimiento sindical.
Por el contrario, hoy es difícil pensar que no habrá
una fuerte resistencia de los trabajadores, y de las
conducciones sindicales (aún las más estrechamente
vinculadas al Gobierno nacional y a los intereses
empresarios). Los propios analistas vinculados al Go-
bierno kirchnerista creen que este año tendrá el mayor
nivel de conflictividad laboral de la década.
Un Estado que no controle la producción y/o la
comercialización de su principal mercancía (en la
Argentina, los cereales, la soja, los aceites) tiene un
doble condicionamiento: no podrá defender su autono-
mía y su independencia frente a los grupos monopóli-
cos y los distintos bloques imperialistas, y no podrá
evitar que se deterioren los ingresos de la clase traba-
jadora y los sectores populares, ya que muchos de los
bienes exportables forman parte de la canasta básica
nacional. Por otra parte, consideramos que es preciso
avanzar hacia la soberanía alimentaria, es decir pro-
ducir en el territorio nacional alimentos de calidad y
precios populares para la mayoría de la población. El
control de la comercialización del complejo oleaginoso
podría permitir destinar recursos a esta tarea.
En las circunstancias actuales, este control de la
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economía nacional no puede separarse, en un mundo
dominado por la lógica del imperialismo, de la necesi-
dad de promover la unidad de Nuestra América, hoy
representada por el proyecto del ALBA (Alianza Boli-
variana para los Pueblos de Nuestra América). Por
ejemplo, frente al problema energético, nuestro país
debería integrarse a un sistema de intercambio solida-
rio con los países con mayores capacidades en ese
terreno, y al mismo tiempo brindar un aporte relevan-
te en los aspectos que sean necesarios (como en la
producción de alimentos).
Es imprescindible que los trabajadores y el pueblo
construyamos un programa de medidas políticas que
ponga en el centro las necesidades de los trabajadores
y el pueblo, y que imponga los intereses nacionales y
latinoamericanos frente a las políticas que promueve
el imperialismo. Ese programa debe exigir:
Eliminación del IVA a los productos de la canas-
ta básica y a los medicamentos.
Estatización del comercio exterior y del siste-
ma financiero.
Control del mercado cambiario.
Nacionalización de los ferrocarriles, de la pro-
ducción y transporte de energía, de los combusti-
bles, y de los bienes comunes de la naturaleza
(minerales, hidrocarburos, agua), bajo control de
los trabajadores y el pueblo.
Incorporación de Argentina al ALBA. Integra-
ción política y económica en energía, transporte,
y moneda con los países de
ese bloque.
Controles populares de pre-
cios, con relevamiento de las
tasas de ganancias de las gran-
des empresas monopólicas.
Establecimiento de mer-
cados populares, que ope-
ren en cada municipio del
país, basado en la exten-
sión del Mercado Central
como sociedad del Estado.
Extensión de las redes de
comercio justo de los movimientos populares.
Aplicación de la Ley de Abastecimiento.
Salario igual a la canasta familiar. Escala móvil
de salarios acorde a la inflación. Paritarias sin
techo.
Incremento de la cantidad y los montos de los
planes sociales.
Desconocimiento del CIADI como tribunal para
los litigios con las multinacionales, siguiendo el
camino de los países del ALBA.
Reforma agraria integral, en el camino de la
soberanía alimentaria.
No al pago de la deuda externa ilegal, ilegítima
y fraudulenta.
Seguramente, la posibilidad de imponer este pro-
grama requiere la construcción de una enorme lucha
y movilización de la clase trabajadora por la defensa
del salario real en los próximos meses, en donde
deberemos actuar con firmeza y amplitud.
Pero también dependerá de la conformación de una
alternativa política de los de abajo, de los trabajadores
y el pueblo, que actúe con perspectivas antiimperialis-
tas y socialistas hacia las mayorías populares, y en
la formación de un frente único capaz de impulsar
estas medidas frente a la política de las distintas
fracciones burguesas que llevan adelante las políticas
devaluatorias. En síntesis, se trata de actuar para
cambiar la relación de fuerzas, y disputar el poder
político al del capital.
Algunos datos sobre concentracióny extranjerización de la economía argentina
En el último año de la «Convertibilidad» (2001), el Valor Bruto de
Producción (VBP) era del 34% del PBI; en promedio, a fines de 2007, el
mismo indicador implicaba el 56% del PBI.
Según datos de la ENGE (Encuesta Nacional de Gran Empresas, del
INDEC), en 1993, tomando las 500 empresas más importantes, 282 empre-
sas eran de capital nacional y 219 de capital extranjero; y en 2007, las
empresas de capital extranjero eran 330 y las de capitales nacionales 170.
Fuente: Arceo, Nicolás; González, Mariana; Mendizábal, Nuria; Basualdo, Eduardo.- La economíaargentina de la posconvertibilidad en tiempos de crisis mundial.- Buenos Aires, Cara o Ceca, 2010
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Pueblos Originarios
Mucho se habla hoy, y desde hace
algunos años, sobre las reivindica-
ciones de los pueblos originarios.
Multitud de declaraciones, ensa-
yos, artículos y libros se han escri-
to sobre las históricamente justas
luchas de comunidades, naciones o
parcialidades étnico-culturales de
Nuestra América, que incluye en
este caso la del Norte, por su defini-
tiva liberación. Conquistas como la
de reemplazar la conmemoración
del 12 de Octubre, día de la razzia
europea sobre las comunidades del
Abya Yala, por la del 11 de Octu-
bre, como último día de la indepen-
dencia de los originarios; aprobar
leyes reivindicativas que hacen a
la historia, cultura, costumbres y
ciencias aborígenes, y fundamen-
talmente a la recuperación de te-
rritorios ancestrales que forman
partes inseparables de Estados plu-
rinacionales, como el actual de
Bolivia, son caras al pensamiento y
la acción de millones de ciudadanos
nuestroamericanos y Estados que
los contienen o apoyan, como los de
Venezuela, Nicaragua, Cuba, Ecua-
dor y otros homólogos en lo que
hace a la erradicación de la injusti-
cia y la liberación nacional y social.
Pero hay quienes, desde una
perspectiva etnicista, plantean que
la liberación de los originarios debe
hacerse efectiva no solo por ellos
mismos y sin participación de otros
sectores del pueblo, sino al margen
de las liberaciones de pueblos colo-
nizados o neocolonizados por el
imperialismo que conforman los
territorios estaduales donde tam-
Nosotros, los indios“La fe en el resurgimiento indígena no proviene de un proceso de‘occidentalización’ material de la tierra queshwa. No es la civiliza-ción, no es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Esel mito, es la idea de la revolución socialista. La esperanza indígenaes absolutamente revolucionaria.(…)El pensamiento revolucionario,y aún el reformista, no puede ser ya liberal sino socialista. (…) Losque profesamos el socialismo propugnamos lógica y coherentemen-te la reorganización del país sobre bases socialistas (…) proclama-mos que este es un instante de nuestra historia en que no es posibleser efectivamente nacionalista y revolucionario sin ser socialista.”(José Carlos Mariátegui-Prólogo del libro Tempestad en los Andes de Luis E. ValcarcelLima, Perú, 1927)
“…no hay sino fuego, no hay sino odio de serpientecontra los demonios, nuestros amos”…( Amaru-José María Arguedas- Himno canción a nuestro padre creador Tupac)
“En esos años fueron los indígenas los que llevaron hasta las últi-mas consecuencias sus planteamientos y lucharon con sus ejérci-tos más de dos años contra poderosos ejércitos españoles…”(Presidente Evo Morales Ayma, Discurso sobre el levantamiento popular de Oruro-10 de febrero del 2006)
9
Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social
bién se asientan comunidades ori-
ginarias. Desde esta óptica, tam-
bién se niega el carácter de clase
que signa la explotación y opresión
étnica-cultural, haciendo sólo hin-
capié en la existencia de los pueblos
indígenas como ‘anteriores’ a las
clases sociales y a la sociedad capi-
talista, signada por la ley del valor,
inherente a la producción de mer-
cancías.
Los planteos etnicistas, consi-
derados por autores como ‘etnopo-
pulistas’ ( entre otros, Héctor Diaz
Polanco, al cual volveremos mas
adelante) conllevan a calificar con-
tradicciones entre originarios, mes-
tizos y blancos- no antagónicas ni
principales en el seno de los pueblos
explotados y oprimidos en general
por grandes potencias imperiales,
fundamentalmente trabajadores de
la ciudad y el campo- como antagó-
nicas. Esto deriva a estimular una
fractura del campo popular que
debería, según nuestra visión, ci-
mentarse y fortalecerse, en el mar-
co de las diferencias específicas de
cada grupo social y étnico-cultural
mayoritario y minoritario que con-
forman la nación y el pueblo opri-
mido, para confrontar con el ene-
migo principal a combatir: el impe-
rialismo norteamericano y sus alia-
dos oligárquico-burgueses locales y
extralocales, como algunos gobier-
nos de países occidentales euro-
peos, asiáticos y africanos.
Desde una perspectiva marxis-
ta y revolucionaria, que hacemos
propia, la lucha étnico-cultural y
de clase contra los enemigos de la
nación y la clase oprimida deben
darse en formas simultánea, aun-
que creemos que la contradicción
de clase, surgida de la explotación
económica, es condición necesaria
en última instancia para la exis-
tencia y consolidación de la opre-
sión étnico-cultural de las clases y
grupos explotados.
«En el método dialéctico de co-
nocimiento aplicado por Carlos
Marx a las ciencias sociales, se
destaca la doble acepción que reci-
be un concepto en vinculación con
la relación/contradicción existente
en su seno; relación/contradicción
que permite al concepto autoim-
pulsarse, modificarse en calidad,
en relación con fuerzas de acción y
reacción existentes en él. Así una
mercancía contiene, en su misma
acepción, dos definiciones: valor de
uso y valor. Estas dos definiciones,
opuestas y contradictorias pero que
conforman una unidad- en este caso
la mercancía- se aplican en rela-
ción con el pensamiento marxista a
todas las ciencias sociales a fin de
lograr definiciones (y cursos de ac-
ción revolucionarios) mas precisas
de la realidad. Asimismo, la dialèc-
tica marxista tiene en cuenta las
transfiguraciones de conceptos, en
relación con sus equivalencias, re-
feridas a un tercer concepto (a=b;
b=c;, por lo tanto a=c). Así, de
acuerdo al trabajo humano medio
que insume la producción de mer-
cancías, estas se homologan en
valor. (…) Sus equivalencias se
expresan, como dijimos, en rela-
ción con la cantidad de tiempo so-
cial necesario para producirlas, y
también en su vinculación con una
mercancía general, excluida de to-
das las demás: el dinero, equivalen-
te general de todas las mercancías.
Aplicando lo anterior en términos
sociales, los conceptos etnia oprimi-
da y clase social explotada se homo-
logarían en relación con la unidad
histórica que los contiene: la explo-
tación capitalista. Sin embargo, esta
explotación clasista, en el marco de
la etnicidad/culturalidad oprimida
como fenómeno evidente, aparece
para algunos sólo como opresión
étnico- cultural.
De la misma forma en que la
plusvalía arrancada por el capitalis-
ta al trabajador en el proceso produc-
tivo se transfigura en ganancia, que
emerge a la superficie en el proceso
circulatorio de la mercancía, la clase
explotada se configura sólo como et-
nia oprimida. Lo que se ve, lo que
aparece, la ganancia, no es lo esen-
cial, es lo accesorio, lo secundario,
una transfiguración de la plusvalía.
De acuerdo con este enfoque y para el
caso, la etnia oprimida o nacionali-
dad oprimida es la forma particular
de presentarse de un sector- mayori-
tario en Bolivia- de la clase explotada,
aunque esta clase no aparezca como
‘proletaria’, o sea asalariada, puesto
que se halla inserta en el capitalismo
de distintas formas, entre ellas las de
ejército de reserva o campesino sin
tierra, expropiado en su libertad y su
vida por el sistema capitalista» ( «Un
discurso de Evo, Indígenas y Revolu-
ción», www.rebelion.org/, 26 de fe-
brero del 2006)
10
Pueblos OriginariosYa José Carlos Mariátegui de-
finió en su trabajo «Siete Ensa-
yos sobre la Realidad Peruana»:
«Todas las tesis sobre el proble-
ma indígena que ignoren a este
como problema económico social,
son otros tantos estériles ejerci-
cios teoréticos- y a veces solo ver-
bales- condenados a un absoluto
descrédito. No las salva a algu-
nas su buena fé. Prácticamente,
todas no han servido sino para
ocultar o desfigurar la realidad
del problema. La
crítica socialista
lo descubre y es-
clarece, porque
busca sus causas
en la economía
del país y no en
su mecanismo
administrativo,
jurídico o ecle-
siástico, ni en su
dualidad o plu-
ralidad de razas,
ni en sus condi-
ciones culturales
y morales. La
cuestión indígena arranca de
nuestra economía. Tiene sus raí-
ces en el régimen de propiedad
de la tierra. Cualquier intento de
resolverla con medidas de admi-
nistración o policía, con métodos
de enseñanza o con obras de via-
lidad, constituye un trabajo su-
perficial y adjetivo, mientras sub-
sista la feudalidad de los gamo-
nales» («Siete Ensayos….», El pro-
blema del indio, Su nuevo plan-
teamiento, página 15, Corpora-
ción Editora Chirre S.A., Lima,
Perú, 2006)
A pesar del tiempo transcurri-
do y de tanta agua pasada bajo
los puentes del capitalismo de-
predador y explotador, la esen-
cia del pensamiento mariateguis-
ta sobre el tema sigue vigente.
EnfoquesSegún el antropólogo mexicano
Hector Diaz Polanco, ya citado mas
arriba, existen tres posiciones con
respecto al ‘problema campesino’ y
específicamente al ‘problema indí-
gena’, posiciones que « reflejan tres
puntos de vista de clases claramen-
te diferenciados». Una de ellas, de-
finida como Indigenista, que sos-
tiene el punto de vista de la clase
poseedora de tierras y medios de
producción que confiscó histórica-
mente las tierras y vidas de aborí-
genes a sangre y fuego, caracteriza
a los indígenas como ‘atrasados’, al
igual que su cultura, y propone
como resolución del problema la
integración del originario/campe-
sino a la «sociedad global», es decir,
la pérdida de su identidad como
originario para asumir la de ciuda-
dano común…de segunda o tercera
categoría. La segunda, caracteri-
zada como Etnopopulista (más co-
nocida como Indianista, a partir de
un Encuentro llevado a cabo en
Tihuanacu, Bolivia, en 1979) «pa-
tentiza el carácter positivo» de los
sistemas económicos y culturales
‘originarios’, «a tiem-
po que pone de relieve
los efectos desfavora-
bles del sistema capi-
talista». Este enfoque,
denominado por Lenin
como pequeñoburgués
(aunque no peyorati-
vamente) se caracte-
riza, en términos ge-
nerales, por idealizar
el sistema pre-capita-
lista y pre-colonialista
de producción y, en vez
de superar al capita-
lismo y construir el
socialismo, intenta regresar a un
supuesto momento idílico de la his-
toria. Sin comprender que el modo
de producción mercantil simple,
que caracterizó a las sociedades
precapitalistas indoamericanas,
donde no existía la ley del valor y
por lo tanto la mercancía (valor de
uso producido para intercambio)
como portadora de valor, fue reem-
plazado por el modo de producción
capitalista, los «indianistas» o et-
nopopulistas, pretenden retroceder
11
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la historia a un pretendido sistema
ideal, donde el «materialismo ar-
mónico» originario (propio de socie-
dades preclasistas en el sentido
marxista de la palabra) se opondría
al materialismo dialéctico e histó-
rico, surgido en el marco de la
lucha de clases de explotados con-
tra explotadores capitalistas, el cual,
según ellos, no sería más que una
manifestación de pensamiento co-
lonial por el hecho de haber emer-
gido en Europa. La tercera posición
en cuanto a analizar (y por lo tanto
resolver en la acción) el ‘problema
indígena’ es la marxista revolucio-
naria. Diaz Polanco, sostenedor de
esta posición, planteada desde un
punto de vista proletario, afirma
que «la solución de los problemas de
los campesinos y grupos indígenas
de la explotación, la discrimina-
ción, la pobreza, etcétera» es la des-
trucción de «la fuerza que, en fin de
cuentas, es responsable de tal situa-
ción: el capital. Las singularidades
culturales y, en general, la identi-
dad étnica, solamente podrán ser
garantizadas y desarrolladas den-
tro de esta nueva organización de la
sociedad». («La Cuestión Etnico-
Nacional», Héctor Diaz Polanco,
Editorial Línea, México, 1985, Ca-
pítulo II, Indigenismo, Etnopopu-
lismo y Marxismo, páginas 35 a 59)
Si bien el primer punto de vista
presenta contradicciones irresolubles
con los otros dos, entre el etnopopu-
lista y el marxista es donde se pre-
sentan los mayores debates que su-
man exponentes del campo popular.
En la década de los 80 y especí-
ficamente en Centroamérica insu-
rreccionada contra el imperio, se
presentaron materiales expuestos
por militantes revolucionarios y
cientistas sociales vinculados al
proceso revolucionario sandinista
en Nicaragua y a la revolución
guatemalteca. En Guatemala, las
organizaciones que conformaron la
Unión Revolucionaria Nacional
Guatemalteca(URNG) expresaron
en distintas tesis la praxis a tener
en cuenta con respecto a las luchas
indígenas de su país, conformado
en un 60% por originarios, los cua-
les miles de ellos fueron extermina-
dos por uniformados de las Fuerzas
Especiales locales (*Kaibiles*), a
las cuales pertenecieron el hoy juz-
gado/desjuzgado general Efraín Rios
Montt, ex presidente de facto del
país, y el actual primer mandata-
rio Otto Perez Molina. En su tesis
titulada «Los Pueblos Indígenas y
la Revolución Guatemalteca», el
Ejército Guerrillero de los Pobres /
EGP) sostenía, en relación con la
alianza obrero-campesina e indíge-
na-ladina(mestiza): «La doble con-
dición del indígena como explotado
y como oprimido; el esclarecimien-
to de la especificidad de esta segun-
da contradicción; la ubicación de la
contradicción étnico-nacional como
complemento fundamental de la
contradicción clasista y el acertado
planteamiento y solución de ambas
contradicciones en el marco de la
problemática general de nuestro
país, es una de las claves de la
estrategia revolucionaria y lo que
le otorga su especificidad a la re-
volución guatemalteca». ( en «La
Cuestión Etnico-Nacional», ya ci-
tado, Anexo d, páginas 146 a 161)
En la Nicaragua Sandinista de
los años 80 se generó un conflicto,
atizado por el imperialismo yanqui
y organizaciones «indígenas» por él
financiadas y auspiciadas a través
de la CIA y otras agencias, que
enfrentó a los miskitos, habitantes
mestizambos de la Costa Atlánti-
ca, con la Revolución Popular San-
dinista, que a fines de los años 80
promulgó la Autonomía de la Costa
Atlántica en el marco de su vincu-
lación con el Estado revoluciona-
rio. En el contexto de este conflicto,
el antropólogo Edmundo Gordon-
Gitt, costeño nicaragüense, escri-
bió: «…mientras la explotación de
clase continúe existiendo, la mayo-
ría de los miembros de un grupo
étnico oprimido seguirá siendo ex-
plotada como parte integrante de
las clases populares. De la misma
manera, la explotación de clase,
casi por definición, no podrá ser
eliminada mientras la explotación
étnica continúe existiendo. En tér-
minos económicos, la base para
esta última es la superexplotación».
(revista Wani, CIDCA, Managua,
Nicaragua Libre, 1984, «Explota-
ción de clase, opresión étnica y la
lucha simultánea», E. G. G.)
Alianzasy perspectivas
Si bien los originarios han sido los
primeros superexplotados de Nues-
tra América y continúan siéndolo,
cabe destacar que no todos ellos son
12
Pueblos Originariospobres. Ante esta realidad y para
dejar en claro cuales deben ser las
políticas de alianzas de los obreros y
campesinos con los originarios en
términos de la lucha contra el ene-
migo común, y a la vez las alianzas
entre grupos originarios que no per-
tenecen a la misma clase social en
una neocolonia, los revolucionarios
del EGP, en su momento,
sostuvieron: «Los secto-
res de clase indígena que
no son explotados- las ca-
pas medias rurales y ur-
banas y los núcleos de la
burguesía comercial e in-
dustrial- tienen en el pro-
yecto revolucionario de in-
dígenas y ladinos pobres
mas coincidencias y al-
ternativas económicas,
sociales y políticas, en todo
caso, que con el actual
régimen de explotación,
opresión y discriminación,
sobre todo en la medida en
que estos sectores, a pesar de su
condición de clase, no escapan a los
efectos de la opresión y la discrimi-
nación étnico-cultural que genera
el sistema» (E.G.P., «Los pueblos
indígenas…», página 157)
Hoy, Bolivia cuenta con un Pre-
sidente originario: Evo Morales
Ayma. En su discurso del 10 de
febrero del 2006, ya citado mas
arriba, y refiriéndose a las alianzas
necesarias para consolidar la uni-
dad anticapitalista y antiimperia-
lista en el país, sostuvo: «Quiero
decirles, hermanos, hermanas, que
la historia a esta altura se repite; la
lucha de los pueblos indígenas,
aymaras, quechuas, sigue vigente,
y si bien ganamos estas elecciones,
es justamente con el apoyo de la
clase obrera, la clase media, la
clase intelectual, inclusive empre-
sarios. Ojalá esta alianza, como la
historia orureña recuerda, no se
acabe, y que también algunos sec-
tores se vuelquen hacia los pueblos
indígenas, no solamente en Oruro
sino en toda Bolivia, y por que no
decir en Latinoamérica». La nueva
Constitución del Estado Plurina-
cional de Bolivia reconoce 36 nacio-
nes indígenas, que en el marco de
su autonomía se hallan acrisola-
das en el único Estado nacional.
Es claro que la ‘cuestión indíge-
na’ debe ser factor de unidad entre
todos los sectores antiimperialistas
y revolucionarios, y no de quiebre del
campo popular en cuanto a conside-
raciones étnicas, culturales, idiomá-
ticas, territoriales o de cualquier
otra índole, que es lo que estratégica-
mente auspician el imperialismo yan-
qui y sus satélites desde hace tiem-
po. Y que han tratado de utilizar,
como hoy lo hacen, las contradiccio-
nes étnico-culturales y otras afines
para dividir Estados naciones de
acuerdo a sus conveniencias.
En Argentina, aunque parcial-
mente invisibilizadas, existen agru-
paciones originarias en pro-
vincias como Salta, Jujuy,
y otras del noroeste y no-
reste el país. En La Pam-
pa, Buenos Aires, Rio Ne-
gro, Neuquén, Chubut y
Santa Cruz, entre otras,
hay agrupaciones de origi-
narios que viven a diario la
opresión étnico-cultural y
la explotación de clase. Des-
cendientes de las masacres
iniciadas con la conquista,
consolidadas mediante las
campañas militares del De-
sierto y del Chaco de fines
del siglo XIX, de los robos
cometidos por oligarcas y estancie-
ros locales y extranjeros vincula-
dos con funcionarios oficiales; utili-
zados en trabajos estacionales, elec-
ciones, y hasta ilícitos, los origina-
rios argentinos pelean por sus rei-
vindicaciones en el marco de la
lucha popular total contra la explo-
tación, la opresión, el imperialismo
y el neocolonialismo, tenga el dis-
fraz que tenga.
No están solos en sus patriadas.
Todo el campo popular los acompaña
en el marco de la conquista de la
liberación nacional y social de la
Patria de todos, la Patria Socialista.
13
Venezuela atraviesa una nueva cri-
sis política. No es la primera ni
tampoco será la última. Es un nue-
vo episodio de un histórico e irre-
suelto conflicto de clases. Por una
parte se conecta con los sucesivos
episodios de golpes y desestabiliza-
ción que debió afrontar el Coman-
dante Chávez durante sus gobier-
nos. Pero tiene sus particularida-
des, que deben ser comprendidas en
el marco de la actual coyuntura. No
es comparable la situación en que
se dieron las guarimbas del 2004 a
las actuales. Aunque mucho de sus protagonistas, y
especialmente sus autores intelectuales, son los mis-
mos de aquella época, las relaciones de fuerzas tanto
internacionales como nacionales han cambiado.
Lucha de clases
Frente a una campaña metódica y falaz de la prensa
internacional de derecha para engañar a la opinión
pública, presentando lo que es un plan centralizado
para desestabilizar el gobierno de Maduro como una
espontánea rebeldía de la juventud universitaria con-
tra al supuesto despotismo encubierto de un régimen
ilegítimo, es necesario recordar el hilo histórico, al
menos de las dos décadas pasadas.
El viejo conflicto entre las clases explotadoras
nativas, entrelazadas por múltiples vínculos a intere-
ses imperialistas y la resistencia de una amplia franja
del pueblo, que hunde las raíces que lo nutren en los
explotados y oprimidos, se transformó cualitativa-
mente en aguda lucha de clases cuando estalló la
rebelión popular en 1989 y desde que Chávez accedió
a la presidencia, hace quince años, esas clases domi-
nantes comprendieron que su poder había entrado en
cuarto menguante. Desde entonces la posibilidad de
guerra abierta, de clases, ha estado latente. Con la
consolidación del bloque bolivariano y la irrupción de
esa masa explotada en la escena política, los poderes
tradicionales establecidos – el llamado «establish-
A golpesde contrarrevolución
Norberto Bacher
Venezuela
14
NuestraAmérica-Venezuelament» y las diversas elites que vivieron a su sombra–
se han sentido perseguidas, cuestionadas, en la mis-
ma medida que iban perdiendo el control del aparato
del Estado, aun cuando todavía sigan viviendo muy
bien y derivan hacia sus arcas buena parte de la
riqueza nacional, bajo distintas formas de apropiación
de la renta petrolera.
Esa guerra latente, esporádicamente estalla en
violencia abierta, como en los recientes días y como
viene ocurriendo recurrentemente desde 2002, no por
voluntad o acción del pueblo chavista ni de sus
gobiernos – antes Chávez, Maduro ahora – sino de las
antiguas clases dominantes, que no encuentran el atajo
que los lleve a recuperar el control del Estado. Reapare-
ce cuando los centros pensantes de la derecha nativa,
vinculados y financiados directamente por el Departa-
mento de Estado, diagnostican debilidades, vacilacio-
nes o confusiones en las fuerzas revolucionarias.
Tras más de un año de constante ofensiva de la
derecha, especialmente en la esfera económica, en el
cual la revolución fue cediendo terreno, los comandos
de la MUD pensaban coronar esa ofensiva con un
triunfo electoral en las municipales del pasado 8 de
diciembre, que abriese el camino para su escalada
hacia el poder mediante un desconocimiento abierto
del gobierno de Maduro, al que por otra parte nunca
terminan de reconocer. Es decir una suerte de llamado
insurreccional.
Una vez más el pueblo bolivariano demostró el
desarrollo de la conciencia política que alcanzó bajo la
dirección de Chávez y volvió a darle una bofetada a los
planes de la derecha. Mayoritariamente y en lo funda-
mental entendió que lo que estaba en juego no era escoger
entre un mejor o peor alcalde, sino reafirmar la vigencia
de un compacto bloque de las fuerzas de la Revolución,
máxime cuando se estaba frente a una embestida reac-
cionaria, en varios frentes. Lo que el pueblo comprendió
tan sencillamente resulta inaccesible para la erudición
de algunas supuestas vanguardias.
Incomprensiones críticas
No lo entienden por ejemplo quienes escribieron (por
suerte con pocos lectores) que frente a la presente
escalada no existe ningún peligro de golpe de Estado
porque el gobierno controla a los militares. Segura-
mente creen que la única posibilidad de golpe existe
cuando hay una guardia pretoriana gorila que, según
el molde de los manuales yanquis de contra-insurgen-
cia, está dispuesta a poner a un presidente en calzon-
cillos del otro lado de la frontera, como hicieron en
Honduras. Estos ventrílocuos de revoluciones parece
que desconocen el riesgo cierto de estos días pasados,
que se enfrentaran sectores del pueblo entre si, es
decir de una incipiente guerra civil, para allanar el
camino a una fuerza intervencionista externa. Esa era
la apuesta mayor, tanto de sectores de la derecha
nativa como de un ala extrema de la derecha yanqui.
Justamente porque saben que actualmente no dispo-
nen de fuerza militar interna buscan por todos los
caminos, los diplomáticos y los más oscuros de la
conspiración, una intervención extranjera. El pedido
del magnate que gobierna Panamá de intervención de
la OEA o el de la dirección de COPEI (socialcristiano
de derecha) pidiendo la mediación de la ONU y el
Vaticano complementan la línea intervencionista de
un ala de la derecha.
También ayudan a sembrar confusión quienes son
incapaces de entender la lucha de clases bajo la forma
concreta (y compleja) en que se desarrolla frente a sus
ojos, aunque la mencionan en cada párrafo. Por
ejemplo aquellos que reducen los recientes episodios a
una confrontación inter-burguesa, entre la nueva boli-
burguesía chavista y la burguesía histórica. No en-
cuentran otra salida para explicar la crisis actual,
porque en sus cavilaciones de cenáculo hace tiempo
decidieron dar por muerta a una Revolución, aún
cuando el pueblo que durante todos estos años la está
protagonizando nunca se enteró del velorio.
Aunque lo hagan con afán pedagógico tampoco
ayudan a la comprensión de la realidad quienes com-
paran la crisis local con los sucesos de Ucrania. Lo
importante para entender la aguda lucha de clases que
vive el país, una lucha entre revolución y contrarrevo-
lución, no es dilucidar como el Departamento de
15
Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social
Estado está aplicando las técnicas del «golpe suave»
codificadas por uno de sus escribas (Gene Sharp), sino
analizar las clases enfrentadas, sus objetivos históri-
cos, las causas que las movilizan. Si acaso los cerebros
de la embestida golpista usasen las mismas tácticas
en los dos países el sustrato social en las cual la aplican
son sustancialmente distintos, casi opuestos. Ucrania
(y todos los países del este europeo) vive desde hace
veinte años un proceso de despojamiento de las gran-
des masas, de acelerada apropiación de los bienes
públicos por grupos oligárquicos, incluso mafiosos, de
aumento de la desigualdad social y de exclusión de
amplios sectores de la población, aunque todo eso se
haga en nombre de la democracia. La consecuencia
directa de este proceso ha sido una mayor fragmenta-
ción social en un país que antes era más igualitario,
fragmentación que ahora se refleja en una división
hasta por los orígenes étnicos o parlantes de cada
sector y pone al país al borde de la división territorial.
En Venezuela, en el mismo período histórico, se vive
exactamente lo opuesto, avance hacia la igualdad,
mayor inclusión social, reapropiación por la sociedad
de bienes que estaban al servicio de grupos minorita-
rios, mayor sentido de la unidad nacional y del senti-
miento patrio frente al acoso imperialista. Por eso el
sector mayoritario del pueblo, el bolivariano, está
preparado para derrotar una vez más este nuevo
intento de la derecha de asalto al poder, que por vías
electorales no logran.
Para que las contrarrevoluciones se impongan es
obvio que son importantes los factores externos, las
presiones del capitalismo mundial en todas sus va-
riantes. Pero son solamente condicionantes, los facto-
res internos son los determinantes y entre ellos la
unidad del pueblo es el más relevante.
La derecha tiene plan
Tras masticar la amargura del último fiasco electoral,
el fracturado comando de la MUD, se vio en la imposi-
bilidad política de seguir huyendo del diálogo institucio-
nal que en diciembre el gobierno les impuso a esos
alcaldes y gobernadores de la derecha. El gobierno
pretendió distender la confrontación mediante un acuer-
do con esos funcionarios sobre políticas puntuales
concretas, como la seguridad. Pero el objetivo estraté-
gico de la derecha no es mejorar la gestión allí donde
deben gobernar ni atender a las necesidades sociales.
Por eso no se conformó con la oferta de un mayor
presupuesto fiscal ni de recibir más patrulleros.
En cuánto el gobierno avanzó con mayores controles
para frenar la guerra económica retomaron el impulso
desestabilizador, que dos meses antes debieron engavetar.
Al agravarse la contradicción entre las recientes norma-
tivas jurídicas que se imponían desde el Estado (Ley de
precios justos, guerra efectiva al contrabando de escala,
reafirmación de la estabilidad laboral) y una economía
cada vez más presionada por los latigazos del mercado, es
decir por la propia burguesía, se dispararon los planes de
tomar las calles. Las clases explotadoras creen que llegó
el momento de dejar de ser trasgresores de la ley en un
territorio económico que sienten como un espacio que les
pertenece y que en buena medida siguen controlando.
Saben que no son los suficientemente fuertes como
para voltear al gobierno si no se produce el escenario de
guerra civil. Pero se sienten lo suficientemente fuertes
como para proponerse frenar el avance al socialismo en
el terreno en el que se debe avanzar y en el cual la
revolución tiene enormes debilidades: en el del aparato
productivo y las relaciones sociales de producción.
Siguiendo a un viejo axioma político se podría
afirmar que las acciones violentas en las calles –
llamadas guarimbas – de los últimos quince días no
son más que la prolongación de la «guerra económica»
del último año por otros métodos, los violentos. Y unas
y otra no son más que manifestaciones de la aguda
lucha de clases que desde hace años cruza a la sociedad
venezolana. Sólo con la ignorancia política de las
clases medias, supuestamente ilustradas, se puede
seguir repitiendo la prédica reaccionaria que fue
Chávez quien dividió al país. Esas clases nunca le
perdonarán al líder que haya dado visibilidad social y
organización política a los condenados de la historia
La derecha, aún con sus diferencias internas, está
actuando según un plan general, que tiene alternati-
16
NuestraAmérica-Venezuelavas tácticas diversas y una única estrategia de poder:
desestabilizar en un plazo más o menos largo al
gobierno de Maduro, impidiendo las transformaciones
hacia la transición socialista, como el primer y decisi-
vo paso para acabar con la Revolución Bolivariana
El gobierno denunció abiertamente y con antela-
ción el episodio que está en curso, aunque no tuvo
capacidad política para conjurarlo, del mismo modo
que pudo hacerlo con intentos anteriores, algunos
extremadamente graves, como el frustrado putsch
fascista desatado el 14 de abril, inmediato a la elección
de Maduro por un escaso margen.
Las fuerzas de la Revolución no pueden distraerse
ni ilusionarse en supuestas diferencias entre los per-
sonajes y grupos oposicionistas Es un imperativo
estratégico de la Revolución abortar un desenlace de
guerra interna, manteniendo la confrontación de cla-
ses dentro de los mecanismos previstos por la Consti-
tución para dirimir las relaciones de fuerza. Quince
años de lucha sustentan esa enseñanza.
La derecha se recomponeAunque los sectores más radicales de la derecha
opositora parecieran disminuidos y circunscriptos en
sus destructivas acciones de calle a unos pocos terri-
torios donde habitan los sectores medios y de la
burguesía que son su base social de apoyo, están dando
clara señales que no están dispuestos a deponer esas
tácticas de foquismo urbano. Con la amplificación
mediática tratarán de mostrar que el país sigue
incendiado. Sus fuerzas, aunque poco numerosas, no
son despreciables. Además de sus brigadas de choque,
formada por una mixtura de sectores juveniles de
clase media, falanges fascistas bien adiestradas y
reclutas desclasados pagos, cuentan con la complici-
dad no disimulada de los alcaldes opositores que
gobiernan las parroquias donde se despliega el vanda-
lismo reaccionario. Le han liberado los espacios públi-
cos, plazas y calles. Para echar más leña al fuego
también cuentan con el apoyo de la institucionalidad
universitaria, que por vía de los rectores derechistas,
mantiene las universidades en un receso no decretado
pero efectivo y amenazan con prolongarlo tras una
inusual reunión en estos días de feriado.
En contra de las previsiones de algunos analistas
cercanos al gobierno, la derecha no sólo no se ha fracturado
sino que, aún con todos sus matices y divergencias
internas, ya ha sacado rédito político de esta planificada
embestida contrarrevolucionaria. El primero y más im-
portante para ellos es que ha dado nuevos bríos al núcleo
duro de la base social opositora, que estaba disperso y
desmoralizado después de sucesivos fracasos electorales.
Aunque poco dispuesta a plegarse a las acciones de
violencia en las calles, no duda en apoyarlas sumándose
a marchas y justifican cualquier desmán ante la expecta-
tiva, infundada, de socavar al gobierno bolivariano a corto
plazo, como le prometen sus líderes. La derecha ha vuelto
a tener presencia en las calles, más allá de las guarimbas.
Por eso sus líderes los convocan para los próximos días
para la protesta pacífica por una «agenda social», como el
desabastecimiento, la inflación. Hace un mes esa convo-
catoria hubiera sido imposible. Ahora se les abre la
posibilidad de convocatorias masivas mediante la conjun-
ción de las familias de clase media y los sectores juveniles
universitarios empujados por sus autoridades.
Esta resucitada capacidad de movilización masiva
de una parte de la oposición será una carta fuerte para
presionar al gobierno, funcional tanto para el sector
«dialoguista» de la burguesía, que aceptó sentarse en
las mesas de concertación, llamadas de paz, como para
los más recalcitrantes opositores de línea dura, que
han planteado una suerte de pliego de condiciones para
avenirse a una agenda de diálogo.
Aquí es donde aparece con claridad que la derecha
tiene una estrategia global hacia el poder, aunque
aparezca atacando al gobierno por dos flancos distin-
tos, el de los «dialoguistas» y el de los irreductiblemen-
te duros, que tratarán de seguir incendiando calles
para obligar a una acción represiva del Estado y hacer
aparecer al gobierno como violando los derechos hu-
manos. Es necesario examinar los planteos de ambos
sectores para entender esa estrategia.
Al instalarse la llamada Conferencia Nacional de
Paz, desdoblada luego en varias mesas de trabajo, los
17
www.mulcs.org.ar
opositores dialoguistas expresaron con bastante clari-
dad hacia donde apuntan. En lo político puede tomarse
como indicativo el discurso del diputado copeyano
Pedro Pablo Fernández, quien abogó por un socialismo
al estilo de Lula. Es decir fijó el modelo de sociedad
tolerable para esa derecha, que es el del llamado
«estado de bienestar», una forma de capitalismo hu-
manizado, una forma de distribuir el ingreso nacional
menos agresiva para los asalariados y pobres, pero
que no altere las relaciones sociales de producción
capitalistas. No se diferencia sustancialmente del
«capitalismo popular» que levanta la líder del ala
abiertamente golpista de la oposición y descendiente
directa de la oligarquía, María Corina Machado. No es
más que una vuelta a las propuestas originales de los
partidos del puntofijismo, no sólo decadentes sino
inviables en época de crisis capitalista, como lo de-
muestra el abismo al cual lanzaron el país antes de
Chávez y que se vuelve a confirmar con la actual crisis
europea, donde esas concepciones, tanto en su versión
social-cristiana como socialdemócrata naufragaron,
para abrirle el camino al más brutal ajuste neoliberal.
Por su parte el ala dura de la MUD plantea como
requisito para el diálogo una suerte de pliego de
condiciones que apuntan a pasar de la guarimba
callejera a una insoluble crisis institucional de la
República mediante el control por la derecha de puntos
neurálgicos del Estado, como el Fiscal General, el
Contralor General, nuevos rectores del CNE y ma-
gistrados del Tribunal Supremo de Justicia. La inten-
cionalidad inocultable es que el conflicto de clases,
transformado en crisis institucional, abra el camino a
la intervención extranjera, vía OEA. Es el mismo
planteo que está proponiendo en su Congreso la sena-
dora yanqui Ileana Ros-Lethinen, una compulsiva
enemiga de los gobiernos latinoamericanos que se
animan a cuestionar el yugo imperial.
Por su lado los más connotados empresarios de la
burguesía nativa no se han quedado por detrás de los
líderes políticos que ellos financian y que los represen-
tan. Utilizan una discurso que habla de una «distribu-
ción equitativa de las oportunidades» para seducir a
una mayoría del pueblo, incluso opositor, que no
toleraría formas más regresivas luego de los logros
sociales del gobierno bolivariano. Pero esa máscara
simpática de la derecha en realidad esconde el rostro
horrible del ajuste neoliberal que las cámaras empre-
sariales propondrían si controlasen el gobierno.
El dueño del grupo Polar, que hace pocos meses cerró
insolentemente el diálogo con el gobierno diciendo que le
traspasen a él las empresas que el Estado no está en
capacidad de administrar bien, ahora no se priva de
levantar exigencias que son un catecismo a la «libre
empresa», tales como asociar la inflación «al financia-
miento del gasto público con dinero inorgánico», exigir
garantías a « los derechos de propiedad de todos los
venezolanos para que quienes inviertan en Venezuela
puedan hacerlo con confianza», y – no podía faltar – un
ataque solapado a la inamovilidad laboral, con la excusa
de los malos trabajadores que «la impunidad de personas
que asisten a sus puestos de trabajo pero que no cumplen
con sus responsabilidades»
Como se ve las fuerzas más poderosas de la derecha
nativa no dejarán de levantar sus programas y volcarán
todas las fuerzas sociales y económicas de las que
disponen para que la Revolución abandone el suyo. En
definitiva no se sientan para pedirle a Maduro que
modere su lenguaje ni para una negociación sobre temas
puntuales, sino que proponen un abandono del progra-
ma de la Revolución y buscan una capitulación, aún
cuando lo hagan con buenos modales.
Envuelto en el guante de seda que le muestran al
gobierno está el puño de hierro de la burguesía contra las
masas pobres y explotadas que convocadas por la prédica
patriota y antiimperialista de Chávez han osado cuestio-
nar al capitalismo, creen en el Programa de la Patria y
renovaron su confianza en corregir las flaquezas y
desviaciones que muestra el proceso bolivariano cuando
el 20 de octubre de 2012 escucharon la autocrítica del
líder, popularizada después como Golpe de Timón.
Nuestras debilidades
Un articulista escribía estos días en Aporrea que
sentarse a negociar no implica en si ninguna traición
18
NuestraAmérica-Venezueladel gobierno. En general tiene razón. Hasta en las
guerras, si no son de exterminio, se negocia. Pero el
problema concreto y de fondo es qué temas se van a
negociar y en que condiciones se llega a la negociación.
Empecemos por lo último.
La Revolución llega debilitada a una negociación,
que implica un esfuerzo máximo del gobierno para
frenar la escalada de violencia fratricida a la cual
apuntan las fuerzas reaccionarias.
Resultará paradójico para quienes razonan sólo en
términos electorales e institucionales afirmar que des-
pués de triunfar en cuatro elecciones cruciales en tan
sólo quince meses (octubre 2012-diciembre 2013), contar
con el apoyo de la Fuerza Armada, controlar la Asamblea
Nacional, la mayoría de las gobernaciones y las alcal-
días, las fuerzas de la Revolución aparezcan claramente
en una situación defensiva. No hay duda que cuantita-
tivamente las fuerzas de la Revolución siguen siendo
superiores a la de quienes quieren destruirla.
Pero el problema radica en que la Revolución no
está llamada a limitarse a administrar el país,
aunque debe hacerlo lo mejor posible. El pueblo fue
convocado por Chávez para realizar lo que las clases
explotadoras no fueron capaces ni tenían interés de
hacer en su momento: transformar las viejas estruc-
turas productivas, soporte de una sociedad de exclu-
sión y explotación, para crear nuevas relaciones de
producción, basadas en el predominio de la propiedad
social, que posibiliten consolidar una democracia re-
volucionaria, única posibilidad de construir una so-
ciedad justa y amante de la paz, como exige el
mandato constitucional. A pesar que bajo el gobierno
bolivariano los indicadores sociales de desigualdad
han mejorado drásticamente, la injusticia aún sigue
prevaleciendo en la sociedad y gran parte de las
relaciones humanas siguen cruzadas por la violencia.
Para concretar este enorme desafío histórico las fuer-
zas de la Revolución aún no han dado el salto cualita-
tivo que es necesario. Son esas debilidades de las
fuerzas de la Revolución las que permitieron levantar
cabeza a las fuerzas de la contrarrevolución, que una
y otra vez han sido derrotadas electoralmente.
Chávez conocía mejor que nadie los ciclos fluctuan-
tes del proceso revolucionario, de ascenso y descenso
de sus fuerzas motrices y las flaquezas internas que
presentaba las fuerzas revolucionarias, no para ganar
elecciones, sino para afrontar la concreción del Plan
de la Patria, su último y grandioso legado a la historia,
el plan de la transición al socialismo.
Por eso en forma inmediata a su gran triunfo del 7
de octubre de 2012 realizó dos acciones de honda
significación, que implicaban un directo mensaje al
pueblo bolivariano. Por un lado una autocrítica públi-
ca, en el ya mencionado Golpe de Timón, pero que no se
agotaba en la crítica al propio gobierno sino que dio las
grandes líneas de orientación para avanzar hacia el
socialismo. Por el otro una clara señal de enfrentar la
corrupción y la ineficiencia imperante en el ya amplio
sector estatal de la economía, designando un cuerpo de
inspectores, con amplias facultades, a cuyo frente puso
a la actual ministra de Defensa. Es decir enfrentaba la
nueva fase para avanzar en la transición con un
combate interno en dos frentes: una clara definición
programática para la concreción del socialismo, que
oriente y sirva para valorar la acción tanto del Estado
como de las fuerzas revolucionarias; y con una decisión
de enfrentar el oportunismo y el burocratismo que
estaba esterilizando en buena medida la gestión pública
y los enormes recursos derivados hacia allí.
Ambos eran reclamos de las bases sociales de la
revolución, a la cual la maquinaria partidaria del
PSUV no supo dar respuesta. Porque el partido pasó a
depender cada vez más de los gobernantes locales de
turno y de los ocasionales administradores de las
instituciones o empresas del Estado y no de sus bases.
En lugar del partido controlar a los funcionarios fue lo
inverso, los funcionarios pasaron a adueñarse del
partido. El partido siguió funcionando, bien, como
maquinaria electoral, pero no como un nexo entre las
bases y la dirección política de la Revolución. Toda su
estructura está diseñada en función del registro electo-
ral y se activa sólo en esos períodos. Enormes fuerzas
de la Revolución no encuentran en el partido el canal
adecuado ni para el debate, ni para la formación ni
19
mucho menos para ejercer la imprescindible crítica, es
decir la contraloría social de los estamentos estatales y
de funcionarios. Esta situación fue reconocida de hecho
recientemente por la actual cabeza del PSUV, Diosdado
Cabello, quien al hacer la convocatoria a un próximo
congreso extraordinario dijo que el partido debía tras-
cender de ser sólo una maquinaria electoral.
Chávez buscó una vez más abrir cauces nuevos a las
fuerzas sociales para que intervengan en la lucha por
el poder, superando las evidentes limitaciones que a
mediados de 2011 ya mostraba el PSUV para enfrentar
las próximas batallas electorales, que serían definito-
rias por un período para el curso futuro del proceso
bolivariano. Para eso planteó el Gran Polo Patriótico
(GPP). Con poco éxito ya había intentado en años
anteriores despejar el camino para la acción autónoma
de los trabajadores industriales en las empresas bási-
cas de Guayana, cuando planteó la necesidad del control
obrero y dijo «me la juego con ustedes». Tanto las
fuerzas internas burocráticas de la Revolución, como
las evidentes limitaciones corporativas y economicistas
de los propios trabajadores se coaligaron de hecho para
frustrar una gran experiencia de masas, que en defini-
tiva atenta contra la estabilidad económica de las
propias empresas y de sus protagonistas, los trabajado-
res. Lo mismo volvió a repetirse con el GPP, que aunque
contribuyó indudablemente a movilizar electoralmente
a colectivos sociales que no tienen espacio en la estruc-
tura partidaria, no pudo ser una fuerza centralizadora
para generar grandes organizaciones de masas.
Esta es una de las limitaciones de este proceso
revolucionario. Pese al ímpetu de las grandes moviliza-
ciones populares no han nacido grandes organizaciones
de masas, ni entre los trabajadores, ni entre los campe-
sinos, ni entre los estudiantes. Por el contrario la
tendencia ha sido a multiplicarse en forma creciente,
entre las que tienen vida real y las que sólo existen
virtualmente. O peor aún, fraccionarse las que habían
surgido unitarias. Esta circunstancia ha dado paso a
una situación ambivalente porque por un lado expresa
la irrupción en la lucha social y política de quienes antes
nunca habían participado, pero por el otro representa
una limitación muy grave para que las bases populares
puedan jugar un papel autónomo y democrático, que
tengan vida propia, insuflando y trasmitiendo la
energía y las expectativas del pueblo en los niveles
decisorios de la estrategia revolucionaria. Casi todos los
esfuerzos de centralización han nacido de la mano del
Estado, con lo cual el riesgo cierto de subordinación al
funcionariado y sofocación de la vitalidad espontánea es
hoy, en gran medida, una realidad.
Por eso las fuerzas sociales de la revolución, su
nervio vital, aunque mayoritarias, afrontaron los
últimos procesos electorales cada vez más desmovili-
zadas, siguiendo fieles a Chávez en primer lugar y a la
propuesta revolucionaria, pero menos proclives a par-
ticipar, a movilizarse. Sólo cuando sienten el riesgo de
la agresión externa, la posibilidad cierta de perder lo
conquistado emerge desde lo más profundo de la
sociedad la energía revolucionaria de las masas. Como
en la grandiosa movilización que cerró la última
campaña de Chávez, donde el pueblo comprendió que
se jugaba el futuro y ese día en términos de lucha de
clases se decidió el resultado electoral, aún antes del
sufragio. Como reapareció cuando despareció Chávez
y ante el desconcierto creado, la derecha pretendió
mediante maniobras leguleyas forzar la salida de
Maduro como jefe transitorio del Estado y crear divi-
sión de las filas bolivarianas. O cuando en pocas horas
se acabaron con las bandas fascistas que quisieron
desconocer el triunfo de Nicolás el 14 de abril.
Líneas defensivasLa diferencia entre las «guarimbas» de 2004 y las
actuales no está dada por la mejor coordinación de las
bandas que la protagonizan ni porque ahora tienen a
su alcance las redes mediáticas (tuits, feisbuk) de las
que entonces carecían. La diferencia radica en la
distinta disposición de las fuerzas de la Revolución.
Recordemos que el pueblo venía en plena ofensiva, de
propinarles a la burguesía local y a sus mandantes
imperialistas dos serias y contundentes derrotas, la
que truncó en pocas horas el golpe de abril de 2002 y
la que recuperó la industria petrolera de manos de la
20
NuestraAmérica-Venezuelatecnocracia pro-yanqui que la controlaba. El agota-
miento de aquellas «guarimbas» y las limitaciones
geográficas a sus zonas residenciales exclusivas eran
una expresión de la desmoralización en la que habían
entrado sus bases sociales, que estaban retrocediendo
desordenadamente y anticipaban lo que ocurriría
pocos meses después: la derrota catastrófica que iban
a sufrir el 15 de agosto, cuando el pueblo ratificó
mediante el voto a Chávez.
Hay un profesor de «socialismo del siglo XXI» que desde
su tribuna virtual ya se apresuró a decretar la muerte del
proyecto bolivariano de Chávez. Es el mismo que durante
años se pasó explicando que el factor determinante para
abortar el «carmonazo» en el 2002 fue la buena disposición
de los paracaidistas de Maracay. Estos profesores nunca
podrán (ni querrán) entender que el verdadero poder de
fuego de esos soldados y el combustible real que movieron
los tanques de Fuerte Tiuna fueron los sans-culottes
criollos que bajaron de los cerros entonando las canciones
de Alí y que estaban dispuestos a ponerle el pecho a las
balas. Desde entonces los lazos entre el pueblo bolivariano
y los soldados no han hecho más que fortalecerse.
Parece que una parte de la actual dirigencia de la
derecha venezolana tiene la misma ceguera que este
profesor y sigue alentando el vandalismo porque en-
cuentra enfrente un pueblo más desmovilizado, con-
fundido porque el gobierno bolivariano no encontró el
camino para frenar a la burguesía en el acoso econó-
mico al que tiene sometido al pueblo durante el último
año y especialmente porque está golpeado por la
pérdida de su líder histórico, que irradiaba claridad
estratégica, capacidad para equilibrar entre las dis-
tintas fuerzas de la revolución y era un referente ético
para las grandes mayorías.
Pero la desmovilización del pueblo, pacientemente
disciplinado a la táctica de no caer en provocaciones,
se puede trocar en su opuesto en pocas horas. Esa es
una de las características de las crisis, el rápido
cambio de las situaciones. Quizás es una lección que
el profesor y la burguesía aún no incorporaron de las
crisis pasadas. Por eso es necesario recordarlo.
Como también es necesario recordar que aquella
fase de fracasados intentos de la contrarrevolución se
produjo en un cuadro latinoamericano y mundial
totalmente desfavorable para la Revolución Bolivaria-
na. Ni la crisis económica había golpeado todavía a los
grandes centros del capitalismo mundial, ni había
surgido en América del Sur un entorno de gobiernos
mucho menos obsecuentes – aún con sus grandes
limitaciones – al grandote mayor, que desde hace dos
siglos está convencido que estas tierras son la reta-
guardia de su propiedad.
La ofensiva coyuntural de la derecha local también
se conecta directamente con la línea más general del
imperialismo de recuperar en América Latina aque-
llas posiciones que perdió desde el fracaso del ALCA, en
buena medida gracias a la política antiimperialista de
la Revolución Bolivariana.
Se puede asegurar que la Revolución Bolivariana ya
sembró su semilla más allá de la frontera y no está sola.
El imperativo de la unidad
La Revolución Bolivariana enfrenta no sólo al conjunto
de la derecha local empujada y prohijada por el impe-
rialismo yanqui, sino en particular a su ala fascista.
Como enseña la experiencia histórica, pero particular-
mente la latinoamericana de los años 70 (Chile, Argen-
tina, etc) y especialmente la del fracasado golpe de
Estado de abril de 2002, donde hay avance revoluciona-
rio la contrarrevolución no puede tener otra forma
política que el fascismo.
Aunque lo ignoren muchos de los jóvenes de clase
media que sirven de lenguaraces a las falanges que los
convocan a hacer barricadas o cerrar las universida-
des, no están siendo movilizados para regresar a la
vieja República que añoran sus padres o al modelo
occidental que les muestran en Miami.
La violencia de las bandas que hoy se impone en las
parroquias donde habita esa juventud prefigura la
violencia del Estado fascista que conformarían desde el
poder y que es el que necesita la gran burguesía para
subordinar a la inmensa mayoría del pueblo, que no
renunciará tan alegremente a las conquistas sociales de
21
Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social
estos años de Revolución. El cable acerado que degolló
a un humilde motorizado que se atrevió a desafiar un
obstáculo callejero en el este de Caracas tiene el peso
simbólico de un futuro linchamiento social a los más
humildes, para aplicar las políticas de «shock» que
supuestamente se requieren para restablecer los lla-
mados equilibrios macroeconómicos que aseguren al
capital las tasas de rentabilidad que la Revolución les
viene recortando. De ese ajuste tampoco escaparán los
sectores medios, que hoy, por ejemplo, tienen tasas
reguladas para acceder a sus viviendas. Como se dice en
estas tierras: «cachicamo trabajando para lapa».
La tríada infaltable del fascismo ha vuelto a mos-
trar todo su rostro en estos días: violencia estatal o
para-estatal (en este caso incluidos paracos), progra-
ma al servicio del gran capital y una base social
movilizada de sectores medios o desclasados.
A la embestida fascista se la enfrenta con la unidad
de todas las múltiples y poderosas fuerzas de la
Revolución, defendiendo sin condiciones al gobierno de
Maduro. Es en estos momentos cuando la última
convocatoria pública de Chávez a la unidad aparece
con toda la luminosidad de su proyección en el tiempo
de la Revolución. La propia experiencia de abril de
2002 reafirma que fue la unidad, entonces surgida
desde el seno del pueblo y con alto grado de espontanei-
dad lo que salvó a la Revolución.
Pero la historia también nos sirve para aprender de
las experiencias negativas frente al fascismo. La más
trágica, aunque lejana para las generaciones actuales,
fue la que le abrió el camino al nazismo porque los dos
grandes partidos obreros alemanes de ese entonces, uno
reformista, el otro adherente a la política de la 3ª
Internacional impulsada por el comunismo soviético,
que se consideraba revolucionario, no quisieron unirse
para cerrarle el paso a las fuerzas hitlerianas que
venían creciendo, apoyadas en la desesperación de las
clases medias en medio de una grave crisis mundial.
Es cierto como señalan algunos autores y articulistas
bolivarianos, que dentro de las fuerzas chavistas no todos
son revolucionarios, que hay sectores reformistas, más
inclinados a la conciliación con las fuerzas de la derecha
que a profundizar la revolución en la transición al
socialismo. Pero así será por un largo período, por
razones históricas que exceden las causas locales y
ameritan otro espacio de debate. Pero frente al combate
concreto, para erradicar lo antes posible el rebrote
fascista de las actuales «guarimbas», es imprescindible
esa unidad entre quienes se consideran revolucionarios,
incluso radicales, con todas las fuerzas bolivarianas,
dispuestas a defender al gobierno.
Si como plantean algunos sectores bolivarianos –
retomando los análisis de los teóricos marxistas más
destacados – la causa más profunda del reformismo
obedece a la influencia de las concepciones de la pequeña
burguesía en el seno de la Revolución, también es del caso
recordar que la superación dialéctica de esta situación no
se logrará en base a la lucidez organizada de un pequeño
grupo, por más fieles y abnegados que sean sus integran-
tes, sino en la larga y compleja tarea para que sea una
clase trabajadora conscientemente unida y organizada
la que asuma el comando de la transición al socialismo,
especialmente en el corazón productivo, que es el flanco
más débil de la Revolución. Para decirlo con las imágenes
de la pedagogía que empleaba el Comandante, es la colina
que todavía no se pudo conquistar.
En su legado Chávez también nos dejó claras
orientaciones en esta dirección.
Chávez somos todosLas fuerzas burguesas que apostaron a sumarse a las
Conferencias de Paz necesariamente deberán llevarse
algunos logros concretos. El gobierno necesariamente
tendrá que rectificar errores – entre ellos los del
entramado burocrático del aparato estatal – pero
también deberá hacerles concesiones, sino echará más
gasolina al incendio fascista. Seguramente el sector
capitalista tendrá más espacio en el mercado del que
ya controla y con ello más fuerza para seguir presio-
nando al gobierno de Maduro. Es decir se abre un
período de fuerte tensiones políticas, signado por la
puja entre concesiones gubernamentales y demandas
de las viejas clases dominantes.
El primer objetivo del gobierno, además de aislar al
22
NuestraAmérica-Venezuelasector fascista, sin duda deberá tender a revertir el
desabastecimiento y estabilizar precios de los artícu-
los esenciales.
En este previsible cuadro, las fuerzas revolucionarias
la principal fortaleza que pueden oponerse a las presiones
de las clases explotadoras es una mayor cohesión y solidez
política. Pero esto depende fundamentalmente de la acti-
tud que adopte la dirección de la Revolución, empezando
por la del PSUV. Mientras se mantiene una movilización
expectante de todas las organizaciones sociales y políticas
revolucionarias, dispuestas a intervenir ordenadamente
si los fascistas no retroceden, es imprescindible abrir otras
mesas de diálogo.
Se trata del diálogo revolucionario con todas las bases
sociales de la Revolución. Aún cuando se apaguen las
candelas de las bandas fascistas, es necesario promover
un gran debate de autocrítica sobre las fortalezas y
debilidades de las fuerzas revolucionarias, un gran debate
sobre la actual coyuntura y sobre las líneas para avanzar
en la transición. Ante la perspectiva de un Congreso
extraordinario del PSUV esta sería la mejor vía para
prepararlo, aunque se prolongue un tiempo más.
Cuantos más rodeos tácticos nos exijan las cir-
cunstancias de la lucha de clases, tanto más firmeza
y tanto más arraigado deben estar los objetivos estra-
tégicos, buscando las conexiones necesarias para que
entre la táctica y la estrategia no se produzcan los
vacíos que caracterizan a todas las políticas oportunis-
tas y de retroceso de las revoluciones.
Ahora Chávez somos todos, un colectivo multitudi-
nario, que debe unificarse no sólo en los grandes
objetivos del Plan de la Patria, sino en los caminos
posibles para darle concreción en las difíciles condicio-
nes de ofensiva contrarrevolucionaria.
Ahora Chávez somos todos, por eso debemos recu-
perar colectivamente – y con urgencia – las adverten-
cias del Golpe de Timón, no sólo para forjar el Poder
Comunal, sino para avanzar en la consolidación del
modo productivo de esta fase de transición al socialis-
mo. Por eso vale recordar lo que allí decía Chávez,
citando a un teórico marxista húngaro: «El patrón de
medición de los logros socialistas es hasta que grado
las medidas y políticas adoptadas contribuyen acti-
vamente a la constitución y consolidación bien arrai-
gada de un modo sustancialmente democrático, de
control social y autogestión general».
Un modo democrático de control social implica nece-
sariamente la irrupción del Poder Popular. Sabemos que
estamos retrasados, más retrasado que cuando el Co-
mandante hizo la autocrítica. Por esas debilidades de la
revolución le facilitamos el camino a la derecha. Ahora
Chávez somos todos y colectivamente debemos encon-
trar el camino para retomar la ofensiva revolucionaria.
La dirección de la Revolución tiene la obligación con la
memoria de Chávez de auspiciar este debate.
Un modo de autogestión general supone una socie-
dad basada en el trabajo humano y el papel relevante
de los trabajadores organizados, no para ser mano de
obra explotada, sino productores libres asociados, que
asuman el hecho social de la producción.
Ahora Chávez somos todos y colectivamente debe-
mos construir, paso a paso, como avanzamos de la
situación actual a la meta que nos propuso el Coman-
dante y que ratificamos con nuestro voto.
Pero para que no queden dudas que el enunciado de
Chávez no fue un rapto de voluntad revolucionaria (que
le sobraba) agregaba inmediatamente, citando un texto
del profesor Giordani sobre la transición al socialismo,
que esta exige « La incorporación de mecanismos de
autogestión productiva a nivel colectivo; la utilización
de una planificación democrática como mecanismo
regulador de las relaciones productivas».
Por más guarimbas que programe la derecha deberá
enfrentar a un pueblo que ha dado más de una prueba de
voluntad revolucionaria y madurez política, luchando,
incluso exponiendo la vida, pero también sabiendo evitar
las provocaciones, como en estos días cruciales.
Ahora Chávez somos todos y colectivamente derro-
taremos a los fascistas, aislaremos a los derrotistas y
retomaremos la ofensiva revolucionaria hacia la De-
mocracia revolucionaria y el socialismo.
¡¡ Chávez vive !! ¡¡ La lucha sigue !!
Oriente, 8 de marzo de 2014
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www.mulcs.org.ar
ContextoHace un mes se consumó uno de los robos más grandese trascendentes en contra de México: la reformaenergética. Con este la ocupación del país avanzainusitadamente. Las empresas beneficiadas son, prin-cipalmente el bigoil de EE.UU.(1)
Desde fines de los años 70 la importancia geopolíticadel sector energético mexicano cobró mayo fuerza paraEstados Unidos en el marco de la recesión mundial, lacontinua elevación de los precios internacionales delpetróleo auspiciada por la Organización de Países Ex-portadores de Petróleo (OPEP) y el descubrimiento deque este país había alcanzado ya su pico petrolero. JohnSaxe-Fernández sostiene que es ese el momento en queEE.UU. emprenderá una guerra de autosuficienciaanticipatoria «semejante a la desintegración forzadacreada por los nazis (Zersetzung).(2)Pero eso no es todo, el gobierno peñista acaba deanunciar que ahora va por una reforma radical en el
Elementos sobre la situación
de Michoacán en México
campo para terminar con lapropiedad social, convertirla enpropiedad privada para expul-sar a la población campesina yatraer a grandes empresas del
agronegocio, que son princi-palmente norteamericanas(3).Además de la entrega energé-tica, del campo, la desregula-ción ambiental y entrega deriquezas nacionales, un ele-
mento de primer orden es laoferta de fuerza de trabajo superexplotable, altamentecalificada y disciplinada considerada como «bono demo-gráfico». Se calcula que México tiene una fuerza laboralde más de 62 millones de personas y esta es enorme-mente joven (dos quintas partes de la población tienenmenos de 20 años. El precio de la mano de obra para
manufactura en México es una octava parte del que sepaga en EE.UU y Canadá. Se estima que para el 2015 elcosto de la mano de obra será 30% más bajo que enChina. Además, se estima que entre el año 2000 al 2030la fuerza laboral en México crecerá un 58%, mientras lade EE.UU. 18% y la de China 3%.(4)
La geopolítica de Michoacány del puerto de Lázaro CárdenasMichoacán es uno de los estados que más aporta enriqueza al país. Entre sus riquezas destaca la grancantidad de agua que alimenta las plantaciones de
(1) Al respecto vale la pena leer esta sencilla, breve y sustanciosaentrevista a John Saxe-Fernández: La Reforma Energética consuma lacompra-venta de México en: http://jsaxef.blogspot.mx/2013_12_01_archive.html Otros elementos importantes de la importanciageopolítica de México, se pueden comprender en: https://www.youtube.com/watch?v=y9lC4kccTLI(2) John Saxe-Fernández «América Latina: ¿Reserva estratégica de
EUA?» (Síntesis), en Revista Osal N.25, Buenos Aires, Clacso Año X,Abril 2009.(3) http://www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/entrevista-se-reformara-en-el-campo-regimen-de-propiedad-979306.html(4) http://www.economist.com/news/briefing/21592631-two-decades-ago-north-american-free-trade-agreement-got-flying-start-then-it y http://www.ldfonline.org/?i=68&/Top
Jóvenes ante la Emergencia Nacional (JEN) *
El surgimiento de las “autodefensas” en el estado de Mi-choacán (México) ha provocado distintas opiniones en elcampo popular de nuestro continente: considerarlas ungermen de “organización popular armada”; compararlascon las Autodefensas paramilitares de Colombia; vincular-las con las disputas de sectores narcotraficantes, por dentroy por fuera del Estado mexicano. En ese marco, desdeAmérica Nuestra solicitamos la posición de los compañe-ros de Jóvenes ante la Emergencia Nacional (JEN), orga-nización que integra el capítulo mexicano de la Articula-ción de los Movimientos Sociales hacia el ALBA.
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NuestraAmérica-Méxicoaguacate, frutillas de exportación; los bosques, madera ybiodiversidad; recursos minerales, especialmente el ace-ro en la tierra caliente y costa, y el oro en el noreste. Perosu ubicación geográfica en relación con el país y su puertode Lázaro Cárdenas (LC) le dan una importancia decarácter internacional.
El puerto de Lázaro Cárdenas es uno de los 20 másimportantes del mundo y se perfila como el principaltoda América del Norte. La mitad de la población de todoMéxico vive en un radio no mayor de 300 kms dedistancia de este puerto. La ciudad de LC concentra lamitad de la población de toda la costa de Michoacán.Tiene la base más grande de la Marina Armada deMéxico. Se conecta además con el puerto de Manzanilloque ofrece una serie de playas privadas atractivas paralos negocios inmobiliarios y de turismo internacional.
Este puerto conecta a través de una red multimodalde transporte a un conjunto de entidades federativasque en su conjunto generan el 60% del PIB nacional. LCsirve como enlace con toda la economía de América delNorte y el mercado asiático. A través del puerto Méxicose conecta con: con Estados Unidos, Canadá, Guatema-la, El Salvador, Ecuador, Colombia, Panamá; en SurAmérica con Chile, Argentina, Perú y con la Cuenca delPacífico Oriental, como Japón, Malasia, Filipinas, Sin-gapur, Taiwán, Corea, Rusia, China, Taiwán, Indone-sia, Tailandia, Pakistán, Nueva Zelanda, Sudáfrica yotros. Es uno de los puntos comerciales más importan-tes que conectan la costa este de EE.UU. con Asia através de Singapur(5) Según el gobierno de México,gracias a la ampliación en curso logrará enlazarse conlos 44 países con los que México tiene tratados de LibreComercio y será la bisagra entre el Trans-PacificPartnership (TPP) y el Transatlantic Trade and In-vestment Partnership (TTIP) para el comercio de Esta-dos Unidos con los países que se conectan a partir de losdos más grandes océanos del mundo.(6)
El ferrocarril que conecta las fronteras es el KansasCity Southern México. Una empresa norteamericanainmersa en escándalos binacionales por tráfico de dro-gas, financiamiento ilícito de campañas electorales enEE.UU. entre otras. El grupo Atlacomulco es uno de losprincipales inversionistas en México, de ahí que en lanavidad se mande un convoy de tren lleno de regalos
para los niños del municipio homónimo(7). Han sidoparte de su grupo de inversionistas el finado narcotra-ficante Amado Carrillo «El Señor de los Cielos», CarlosHank Rhon y la familia Bush de Estados Unidos.
Arcelor Mittal es la trasnacional del hierro másimportante y grande del mundo. Una de sus principa-les plantas está en el puerto de Lázaro Cárdenas,Michoacán. Es además la empresa que más gas yenergía consume en todo el país. Su planta en Mi-choacán es de las más grandes del mundo. Reciente-mente se ventiló que Arcelor Mittal está relacionadacomercialmente con el crimen organizado, especial-mente con Los Templarios(8). Pero los grupos crimina-les también participan en el negocio de la tala de árbolesy la producción de aguacate y frutos de exportación.
Militarización, crimen, violencia yocupaciónMichoacán fue el laboratorio inicial de la Guerra vs. elnarcotráfico de Calderón. Ahí se lanzó públicamentela estrategia «anti narco» diseñada por EE.UU. Losbombazos en el «grito» en Morelia, la población civilcomo blanco de agresión y de siembra de terror fue elpretexto para avanzar con la ofensiva de militariza-ción –ocupación del estado y del país.
El tipo de conflicto que desató la «guerra contra elnarcotráfico y el terrorismo» (así aparece en los docu-mentos oficiales de la SEDENA) coincide con la estra-tegia militar de EE.UU y sus grupos paramilitares enAfganistán e Irak. México es además el segundo paísen el que EE.UU. invierte más dinero en servicios deinteligencia, sólo detrás del invadido y ocupado Afga-nistán. Los responsables políticos y militares de Esta-dos Unidos en México son elementos con experienciay responsabilidades en alguno de esos países que hanintervenido o en la zona de los Balcanes.
La situación que se vive en México fue nombradapor autoridades norteamericanas como un «EstadoFallido», siguiendo el uso retórico y mediático que seaplicó para justificar las intervenciones militarescomo parte del plan estratégico que reveló el militargringo Wesley Clark en 2007, que incluía las invasio-nes de Afganistán, Irak, Líbano, Libia, Somalia,
(5) http://puertolazarocardenas.com.mx/Docs%20pdf/marcolegal/pmdp%202011_2016.pdf(6) http://www.milenio.com/negocios/Puerto-Lazaro-Cardenas-convertira-SCT_0_225577582.html
(7) http://www.radioatlacomulco.com/2013/12/por-cuarto-ano-consecutivo-llega.html(8) http://online.wsj.com/news/articles/SB10001424052702304887104579304332314623614
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Sudán, Siria e Irán como parte de un plan necesariopara la hegemonía norteamericana que reveló el gene-ral en retiro, y que incluiría también Siria e Irán.(9)
En El Universal, 24/1/09 se publicó el Comando deFuerzas Conjuntas de EE.UU. ubican a México «en elcontexto mundial de los estados débiles, cuyo fracasopuede presentar ‘desafíos muy serios’ a los planificado-res estratégicos y operacionales de la fuerza militar deEU. Existe «la posibilidad de que en los próximos 25años, el Estado mexicano ‘se derrumbe».
El discurso del fracaso del país, del estado fallido leresulta funcional a Estados Unidos para una interven-ción más dura en el país. Recordemos que todo asuntopolítico de México lo atiende la Secretaría del «suelopatrio» yanqui (Homeland Security Department).
La generación de escenarios de guerra civil, deconflictos intercomunitarios que hoy operan en Méxi-co son similares a los que EE.UU. aplicó en EuropaOriental tras la caída de la URSS logrando la fragmen-tación de varios países para asegurar recursos estra-tégicos(10) y la ingeniería de conflicto empleada porlas mineras norteamericanas para enriquecerse enÁfrica(11). Es un esquema similar al que acompañó alPlan Colombia que no sólo fue un plan anti insurgente,sino de control general de población y saqueo y que fuedirigido por el militar Oscar Naranjo que ha asesoradoen cuestiones militares al gobierno de Peña Nieto.
Bajo ese contexto habrá que ubicar la problemática delas autodefensas, el narco y el aumento de militarizaciónde Michoacán y del país.
De autodefensas, paramilitares yguardias comunitariasResulta sumamente importante distinguir las guar-dias o policías comunitarias -que constituyen la expre-sión de sistemas más complejos de poderes populares-de los grupos de autodefensa que mediáticamente hancobrado mayor relieve -como las que aparecen dirigi-das por Mireles-, estas segundas se distinguen de lasprimeras por:
1) no sostienen una plataforma política ni tienenórganos de gobierno, es decir, no son la expresión armadade una forma y/o proyecto de poder, aparecen simplemen-
te como grupos de ciudadanos armados, el tema militaraparece en primer plano, cuando no es el único.
2) No sostienen un discurso político antagónico algobierno, sino que se plantean cubrir una tarea que elgobierno no atiende, no aparecen como antigobierno,sino como una expresión extralegal que busca cumplirel Estado de Derecho, «acabar con los funcionarioscoludidos con el crimen» . No refieren tampoco nuncaa una interpretación propia de justicia, lo cual los hacecoincidir más con las características de un grupoparamilitar que de un pueblo alzado.(12)
3) No plantean un sistema de justicia, sino sólo uncuerpo estrictamente militar que busca restablecer latranquilidad y «liquidar a los templarios» (las policíascomunitarias no se proponen exterminar a sus enemi-gos, en cambio otros grupos como los «mata zetas» sí,del mismo modo en que el ejército no busca acabar conla criminalidad, no detiene delincuentes sino queprioriza asesinarlo).
4) Los pasos que ha dado el gobierno de Peña Nietopara legalizarlas y convertirlas en un cuerpo rural dela nueva gendarmería nacional y la aceptación deestas contrasta con la relación gobierno-grupo armadoque se tiene en otros espacios como en Guerrero; separecen más a las rondas campesinas y los comités deautodefensa que creó el Estado en Perú y a las Autode-fensas Unidas de Colombia, creadas como medidacontrainsurgente.
Por lo sostenido en el párrafo anterior, algunasautodefensas que han surgido en Michoacán se aseme-jan a la definición convencional de grupos paramilitares:«Las organizaciones paramilitares, sirven a los intere-ses del Estado, o grupos de poder en él enquistados, ygeneralmente están fuera de la ley. Dentro de susmiembros pueden estar fuerzas policiales y militares,mercenarios, integrantes de escuadrones de asalto ogrupos de seguridad privados.» (12) Comparándolas conlas CRAC-PC de Guerrero, incluso con el EZLN y otrosgrupos armados revolucionarios tienen la diferencia:
a) de no ser linchados mediáticamente con la mismaintensidad que a los grupos citados o incluso que el propiomovimiento social –aunque sí utilizados y tergiversados.
b) los grandes medios no generan una estrategia
(9) http:/www.globalresearch.ca/we-re-going-to-take-out-7-countries-in-5-years-iraq-syria-lebanon-libya-somalia-sudan-iran/5166)(10) Sobre el caso de Europa y las «Revoluciones de colores» https://www.youtube.com/watch?v=uqPQGVBBYlc(11) Al respecto véase el libro de Alain Deneault, Negro Canadá. Saqueo,
corrupción y criminalidad en Africa(12) http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/01/14/coinciden-sg-y-autodefensas-de-michoacan-hacer-valer-el-estado-de-derecho-en-la-entidad-1446.html
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NuestraAmérica-Méxicopara generar odio contra ellos, sí confusión y enalgunos casos hasta los mitifican.
c) el discurso del gobierno no es beligerante ni hanejercido acción penal contra ninguno de ellos, como sícontra los otros grupos citados (el tipo de ataquecontra los maestros es más agudo y violento quecontra las autodefensas.
d) sus integrantes se distinguen mayoritariamen-te por una complexión física apropiada para los en-frentamientos, por lo que invita a pensar en que hanpasado por filtros de selección (no aparecen muchospanzones, de baja estatura, etc.) ¿Cómo se logra unacuerpamiento de ese tipo en tan poco tiempo y en unclima de tanta hostilidad?.
e) sus equipos de telecomunicaciones son suma-mente costosos mientras otros grupos populares hastacarecen de ellos.
f) el tipo de armas que utilizan (R-15, AK-47, M2,fusiles de asalto) son difíciles de conseguir y muycostosos ¿Cómo se hacen de ellas luego de las intensascampañas de desarme en la región hechas por elejército y los grupos de narcotraficantes? ¿Cómo unapersona desarmada pasa a estar armada, en desven-taja militar inicial sin un proceso insurreccionalprevio a la portación de ese tipo de armas?; g) adiferencia de lo que ocurre convencionalmente con laaparición de guerrillas, ejércitos populares o pueblosen armas en la zona no parece haber acontecido unproceso de lucha. Edgardo Buscaglia, especialista entemas de Seguridad, un investigador destacado portener información de fuentes directas de seguridad,afirma que las autodefensas reciben el apoyo logísticoy armas de la policía federal y del ejército. Declaró:«Me llama la atención que el gobierno federal reconoz-ca abiertamente su debilidad y comiencen a darlesapoyo a grupos armados», sostiene(13). Este especia-lista había dicho en noviembre de 2013 que todoMéxico estaba en riesgo de convertirse en Michoacán¿Sus declaraciones eran análisis de tendencias posi-bles o respondían a información certera de un experi-mento en gestación? (14) La presencia paramilitar enMéxico, como en los países que hemos referido, han
servido para genera climas de terror, vaciamiento depoblaciones de distintas regiones, ataques contrain-surgentes, etc. El gobierno no oculta el surgimiento deestos grupos, incluso a veces hasta lo difunde en tonoagitativo(15). Jorge Carrillo Olea, alto militar retirado,fundador del CISEN y que ha denunciado la injerenciagringa en el trazo de las estrategias de seguridad deCalderón y EPN sostiene hoy en un artículo publicadopor La Jornada: a) la guerra que se vive en Michoacáncoincide con lo que el profesor Kalevi J. Holsti definiócomo guerras de tercer tipo, caracterizadas porque enestas «no hay frentes, ni batallones, ni bases, nihonores, ni respeto por los límites territoriales de losestados, ni lógica legal o militar (…) La distinción entremilitares y milicianos se desvanece, las cadenas demando se vuelven borrosas. La ley internacional noopera y lo extranjero finge neutralidad. Corre el flujo dedinero, de armamento y de equipos, hasta de servicioshospitalarios o de telecomunicaciones satelitales y na-die sabe, quiere o puede enterarse» y cierra: «el gobierno
de Peña hoy enfrenta un jaque»(16).
Entonces ¿Qué pasa enMichoacán?El estallido del conflicto entre «guardias civiles» y«Templarios» en Michoacán desde una lectura geopo-lítica nos lleva a pensar que en Michoacán se estágestando un conflicto que responde a un choque deintereses entre expresiones militares de grupos políti-cos económicos y delictivos en pugna por:
1) El control del tránsito de mercancías por elpuerto de Lázaro Cárdenas.
2) La apropiación de los minerales. 3) El control y robo de la riqueza maderera y
aguacatera. 4) El disciplinamiento y control de la población de
una amplísima región que llega hasta el bajío a fin deque la industria, en especial las manufactureras deeléctricos y automotores, pueda super explotar a lamano de obra joven;
5) La fractura comunitaria a fin de poder avanzar
(13) http://es.wikipedia.org/wiki/Paramilitar(14) http://www.infobae.com/2014/01/14/1536939-mexico-reacciona-la-escalada-los-grupos-paramilitares-michoacan(15) http://aristeguinoticias.com/0511/mexico/todo-mexico-esta-en-riesgo-de-convertirse-en-michoacan-buscaglia-en-cnn/Para más información deBuscaglia se puede seguir lo que publica en Twitter: https://twitter.com/
edbuscaglia xvi http://www.proceso.com.mx/?p=282953(16) http://www.proceso.com.mx/?p=282953(17) Para una mejor comprensión del planteamiento de las guerras de tercertipo puede leerse un fragmento del libro de Holsti, hay que leerlo a detalle http://www.polsci.wvu.edu/faculty/hauser/PS461/Holsti.pdf También esta entrevistaHolsti: entrevista: http://www.istor.cide.edu/archivos/num_8/notas1.pdf
27
Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social
con los agronegocios, en especial con la nueva reformaal campo que está planeado el gobierno.
6) El control del tráfico de drogas y armas entreColombia, México y Estados Unidos.
Esta pugna de grupos no puede pensarse en térmi-nos locales, ni con lecturas ingenuas que lo que ocurreen Michoacán es una insurrección popular de tiporevolucionaria. A pesar de que puede que muchosgrupos de ciudadanos que tomaron las armas paraenfrentar a grupos delictivos en pro de su seguridad,es posible que estén siendo objetos de un diseño máscomplejo de guerra de ocupación del país, en el queMichoacán resulta el primer eslabón y en el que lapelea general es la de los grandes capitales. En un añose realizarán elecciones en Michoacán. Un escenariode guerra como el que se está viviendo puede ser partetambién de un despliegue preventivo ante la posibili-dad de que grupos y comunidades enteras asuman lalucha en contra del gobierno, luchen por el poder y encaso de triunfar, puedan poner en riesgo los intereseeconómicos de las mafias que hoy están en disputa.Pues Michoacán, además de la gran riqueza que yamencionamos, se caracteriza por ser parte de uncorredor histórico de resistencia, que incluye al estadode Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, y quedesde hace cientos de años ha sido determinante desdelos sectores plebeyos en los alzamientos en contra dela dominación. En febrero de 2014 Obama visitaráMéxico para avanzar en un segundo y más agresivoproceso del TLCAN y para impulsar tanto el Trans-Pacific Partnership (TPP) como el Transatlantic Tra-de and Investment Partnership (TTIP) –este últimocon la Unión Europea. Ambos acuerdos se inscribenen el proyecto de recomposición de la hegemoníanorteamericana en abierta disputa contra Rusia,China y otros países. Mientras los últimos días deenero sesiona la Cumbre de Estados de AméricaLatina y el Caribe (CELAC) instancia fundada por lalabor del expresidente de Venezuela Hugo Chávez ycuya existencia constituye un hecho histórico decontrapeso al imperialismo norteamericano. No pode-mos disociar el alzamiento de las autodefensas, quesegún fuentes populares, ya estaba planeado paraestallar en las fechas que lo hizo, de ésta disputa
geopolítica y que puede usarse también como pretextopara que la ofensiva yanqui avancen más sobre nues-tro país. Es posible que más allá de los buenos deseosy de la necesidad de defensa armada por ciudadanos enMichoacán, en su necesidad de sobrevivir y bajodiseños militares externos se les esté metiendo en unjuego en el que el gran triunfante no es el bandoenemigo, sino a quien se le limpia el terreno una vezque «la paz de los sepulcros» triunfe. Hay investigacio-nes serias, pocas de ellas publicadas, de cómo en elconflicto en Michoacán intervienen intereses económi-cos de distintas trasnacionales que utilizan al «narco»como sus grupos armados. Sobre esto puede pensarseque la nueva ofensiva es un esfuerzo de EstadosUnidos por «poner orden» a los grupos delictivos quepreviamente armó y preparó pues ya no le resultanfuncionales, en especial por sus relaciones económicas
con capitales chinos –»Los templarios»(18)
Para terminarPara comprender lo que ocurre en Michoacán habráque tener en cuenta los elementos previamente vertidosy problematizar sobre qué significa realmente la refor-ma energética impuesta, el avance en la ocupaciónneocolonial de México y los posibles escenarios deguerra preventiva así como la correlación de economíay violencia. Estamos viviendo un momento sumamentecomplejo y confuso, que reclama de nosotros un análisismuy profundo y una organización más consolidada yeficiente. Reclama de nosotros también la apuesta en lagente, en el pueblo, en su acumulado cultural-históricode resistencias y de afirmación de su dignidad humana,cuidando no pensar que la gente es tonta si no siguenuestras órdenes o no nos escucha, no pensar que porromper con los patrones convencionales de legalidadestá siendo revolucionaria, ni pasar por grupos afinesal gobierno, trasnacionales y/o criminales a auténticasexpresiones popular comunitarias de hartazgo y quepotencialmente pueden ser invaluables gérmenes detransformación social. Es importante la claridad, lainvestigación, el contacto con la gente, los grandesproyectos de transformación capaces de concretarse yavanzar en el aquí y en el ahora. Será necesariatambién la unidad poniendo en el centro la lucha entre
los que defendemos la nación de los anti-nación.(18) Sobre la relación entre las empresas chinas y los templarios se puedeleer la columna de Diego Osorno «Western Chino en Michoacán» http://www.maspormas.com/opinion/columnas/western-chino-en-michoacan-por-diegoeosorno
*México
28
NuestraAmérica
La IIRSA es un emprendimiento infraestructural y
energético sudamericano, del cual casi no se habla en
el continente. Avanza desde hace más de una década en
la integración de nuestras economías con proyectos de
carreteras, oleoductos, de generación energética y dra-
gados de nuestros ríos, entre otros. Genera endeuda-
miento externo a todos los países y promueve condicio-
nes óptimas para el saqueo de la naturaleza y la
contaminación en base a la producción y exportación de
commodities. Avanza sobre la soberanía de los pueblos.
Este tema claramente no ocupa parte importante en
la agenda de la mayoría de las organizaciones del campo
popular del sub-continente, y menos aún en Argentina.
La palabra oficial
En su sitio oficial de internet, IIRSA plantea que su
objetivo principal es la integración. (1)
Veamos de qué se trata…
«La Iniciativa para la Integración de la Infraes-
tructura Regional Suramericana (IIRSA) es un meca-
nismo institucional de coordinación de acciones inter-
gubernamentales de los doce países suramericanos,
con el objetivo de construir una agenda común para
impulsar proyectos de integración de infraestructura
de transportes, energía y comunicaciones.»
IIRSA: el imperialismoextractivista en
Sudamérica
Los grandes títulos que plantean y que debemos
problematizar:
• «IIRSA - Comprometida con el desarrollo econó-
mico, social y ambiental sostenible de América del Sur»
• «UNASUR/COSIPLAN - Fomentan la integra-
ción física regional pilar de la unidad Suramericana»
• «IIRSA. Foro Técnico del COSIPLAN - Promue-
ve la planificación y la implementación de infraestruc-
tura de conectividad regional»
Esta Iniciativa se compone de un conjunto de más de
500 proyectos organizados en diez Ejes de Integración y
Desarrollo (EID). Con un costo cercano a los 75.000
millones de dólares, busca eliminar las «barreras» natu-
rales que impiden la libre circulación de las mercancías
entre las diferentes «islas» que compondrían la región.
Los EID, además, se estructuran en siete «procesos
sectoriales» que buscan organizar el espacio geográfico
en base al desarrollo de una infraestructura física de
transporte terrestre, aéreo y fluvial –proyectos que
representan el 87% de IIRSA–; de oleoductos, gasoduc-
tos, puertos marítimos y fluviales, y tendidos eléctricos
y de fibra óptica, centrales hidroeléctricas, megamine-
ría, soja y demás monocultivos transgénicos, entre otros.
Según datos de diciembre de 2010, el 75% de los
proyectos presentan avances concretos, con un 22 %
concluido, un 39 % en ejecución y un 25% en preparación.
La construcción de infraestructuras se realiza(1)http://www.iirsa.org/
29
www.mulcs.org.ar
mediante la modalidad de megaproyectos
que implicarían un costo total de 3.7425,23
millones de dólares, aumentando la deuda
externa de Sudamérica, en su conjunto, en
un 6 %.
Este acuerdo entre los gobiernos de los 12 países
sudamericanos se financia entre otros con présta-
mos del BID y FONPLATA, organismos supraesta-
tales que dictaminan de qué forma se «integrarán»
nuestros pueblos.
No es menor saber que el BID (Banco
Interamericano de Desarrollo) no sólo es un
prestamista, sino que también es «miembro
del Comité de Coordinación Técnica de IIRSA (CCT),
presta apoyo a la Iniciativa IIRSA desde su nacimiento
en el año 2000 mediante distintos instrumentos finan-
cieros y no financieros, en los que figuran préstamos,
donaciones, garantías y asistencia técnica.»(2)
Papel de la UNASUR
En este contexto, el COSIPLAN (Consejo Surameri-
cano de Infraestructura y Planeamiento, creado en la
III Reunión de Jefas y Jefes de Estado y de Gobiernos
de UNASUR en Agosto de 2009) constituye el marco
orgánico de trabajo integrado entre la IIRSA y la
UNASUR. El COSIPLAN se plantea entre sus objeti-
vos fundamentales desarrollar una infraestructura
para la integración regional, dando continuidad a los
avances de la IIRSA, e impulsar la ejecución de
proyectos prioritarios para la integración, evaluando
alternativas de financiamiento.
En la segunda Reunión Ministerial del COSIPLAN
efectuada en Noviembre de 2011 en Brasil, se aprobó
un Plan de Acciones Estratégicas (PAE) 2012-2022 en
el cual se definió una Agenda de Proyectos Prioritarios
de Integración (API). Los proyectos están orientados
hacia la integración de la infraestructura física en
relación al transporte, energía y comunicaciones,
persiguiendo los siguientes objetivos:
• Incrementar el comercio intra-regional.
• Facilitar la integración de cadenas productivas.
• Lograr una inserción más competitiva en los
grandes mercados del mundo.
• Contribuir al desarrollo sostenible.
• Desarrollar espacios aislados.
Los criterios de evaluación aplicados en la cartera
de proyectos de la IIRSA y el COSIPLAN, nos mues-
tran una constante: la valoración mercantilista y
utilitaria de la infraestructura. Se apela constante-
mente a ésta última como soporte físico que debe
garantizar una adecuada fluidez comercial entre los
países miembros de cada eje; y afianzar los lazos de
conexión e integración a la economía mundial. Es en este
sentido en que la idea de integración está únicamente
vinculada a la cuestión económica y comercial: aumen-
tar la producción y mejorar las redes de intercambio.
Los propósitos perseguidos a través de IIRSA nos
advierten acerca de los intereses que ostentan las corpo-
raciones sobre una zona estratégica en términos geopo-
líticos como lo es Sudamérica. Un análisis integral de su
plan estratégico, deja en claro la definición de ejes de
inversión fundamentales que están entrañados con la
importancia geopolítica que tienen determinadas áreas,
en las cuales se hallan recursos estratégicos como los
minerales, energéticos y metalíferos del área Andina
(Eje Andino), la biodiversidad de la selva Amazónica (Eje
Amazonas), la zona de descarga del Acuífero Guaraní en
la Triple Frontera (Eje Capricornio) y el área compren-
dida por los países que comparten este gran reservorio de(2) http://www.iadb.org/es/temas/integracion-regional/iirsa/el-bid-un-socio-estrategico-de-iirsa,1414.html
30
NuestraAméricaagua (Eje de la Hidrovía Paraguay-Paraná).
En este sentido, identificamos claramente a la IIRSA
como la herramienta central para promover los modelos
productivos de corte extractivista que se imponen en la
mayoría de los países de la región, los que constituyen la
base que estructura sus economías nacionales en la
actual división internacional del trabajo también im-
puesta por el imperialismo.
Entendemos que no es más que la
agilización de la extracción de nuestra
naturaleza explotando a la clase tra-
bajadora, generando infraestructura
y energía en función de los intereses
del capital y no de los pueblos. Caso
similar ocurre en con el Plan
Mesoamericano, antes llamado Plan
Puebla Panamá. Parece que el impe-
rialismo en nuestras tierras no murió
con el debilitamiento del neoliberalis-
mo en algunos países, ni con la caída
del ALCA…
El papel de los MovimientosSociales SudamericanosEs por estas cuestiones que nos resistimos a la aplica-
ción de la IIRSA, al considerarlo un proyecto integral
de saqueo de las riquezas de Sudamérica ocultado bajo
el eufemismo de la integración económica y el desarro-
llo sostenible de los pueblos. Por otro lado, refutamos
la idea de integración desde la perspectiva economicis-
ta, y nos plantamos en que la misma no es posible sin
un proceso de unión y lucha de las organizaciones
populares, frente a los avances y embates del capital
transnacional sobre nuestras tierras.
Entendemos que es tarea de las organizaciones
revolucionarias poner en debate la situación plantea-
da. Para esto, consideramos que es nuestra labor
investigar de manera crítica cómo se desarrollan los
diferentes proyectos en cada uno de los países y en la
región, cuál es la incidencia de los organismos multi-
laterales de crédito en nuestros territorios, cuáles son
los Estados y las diferentes empresas transnacionales
que participan de estos proyectos... es decir, intentar
contestarnos: el IIRSA… ¿para quién?
Sabemos que no fue pensado para los pueblos, sabe-
mos que nos lo imponen a sangre y fuego, sabemos que
existen intereses económicos que subsumen los intereses
populares, también sabemos que los pueblos se resisten
a aceptar la IIRSA cuando saben de qué se trata.
Los procesos de cambio que se vienen dando hace
años en nuestros territorios con la lucha de los pueblos
cuentan hoy con algunas exitosas experiencias guber-
namentales como la ALBA (Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestraamérica). Estos procesos no
podrán ser sostenidos si no es desde el aporte político
con un carácter crítico y revolucionario de las organi-
zaciones populares, que somos las que venimos resis-
tiendo a las múltiples caras con las cuales el capitalis-
mo y el imperialismo se nos presenta para explotar-
nos, saquearnos y contaminarnos.
Tomar el desafío de construir una nueva matriz
productiva y energética, enfrentando el proceso de re-
primarización de nuestras economías -impuesto por el
capital- y poniendo en debate críticamente el supuesto
desarrollo de las fuerzas productivas y las mejoras
sociales en la región, nos puede encaminar hacia el
cambio social que buscamos, donde los países de la
ALBA, a pesar de sus grandes contradicciones al respec-
to, deberán alzar también estas banderas de lucha y
constituirse en vanguardia en términos de Estados.
31
La Universidad como tal es una institución del siste-
ma capitalista en el que vivimos, reproduce la lógica
de mercado, las relaciones sociales de explotación,
opresión, competencia e individualismo. Como estu-
diantes y futuros profesionales entendemos que la
relación sociedad – universidad debe ser diferente. La
Universidad debe estar al servicio de los pueblos, y no
al servicio de las empresas multinacionales y las
camarillas docentes. Por lo que nuestra cotidianeidad
se expresa en acciones y proyectos en función de los
intereses de los sectores populares y la clase trabaja-
dora porque «(…) la Universidad no es el patrimonio de
nadie y pertenece al pueblo…». (1)
Política Universitaria Nacional:Entre las continuidades delmodelo y el protagonismo delmovimiento estudiantil.
Las políticas educativas de los gobiernos kirchneris-
tas han demostrado no revertir ni transformar sus-
tancialmente el modelo neoliberal en la educación,
aplicado por sus antecesores. Esto se evidencia, en la
profundización de los procesos de privatización y achi-
camiento de los contenidos que se expresan, en las
políticas y en la vida cotidiana de las instituciones. Sin
lugar a dudas, la década del neoliberalismo sentó una
base sólida sobre la cual se continúa privilegiando el
lucro y la lógica de lo privado en el ámbito educacional
en Argentina, y en el mundo. Salvo en algunos países
latinoamericanos, Cuba como faro, Venezuela y Boli-
El MovimientoEstudiantil Argentino
y sus cenizasvia -que con sus matices y contradicciones-, están
revirtiendo dicho proceso desde una perspectiva y
modelo de sociedad inscripta en una proyecto societal
socialista, democratizador y con protagonismo del
pueblo trabajador. A sabiendas que la intención y la
decisión política de estos de construir una sociedad y
educación emancipadora, debe lidiar con los constan-
tes arremetimientos que el poder imperialista yanqui
interviene sobre ellos.
En la educación superior este proceso adquiere
múltiples formas y lógicas. Algunas de ellas, son: el
aumento sideral de creaciones de universidad priva-
das respecto a las públicas, el otorgamiento de subsi-
dios discrecionales a estas mismas instituciones, los
convenios entre la universidad pública y las empresas
multinacionales, el sostenimiento financiero de la
universidad a partir de la venta de «servicios» a
terceros y de recepción de fondos manchados de sangre
como los provenientes de la megaminera «Alumbre-
ra», la tercerización de los comedores, servicio de
fotocopiadora y de la «seguridad», entre otros.
En el marco normativo que regula la educación
superior, aún no se ha modificado la Ley de Educación
Superior (1995). Aunque, hubo intentos por parte del
oficialismo de presentar, por un lado, un nuevo proyec-
to de ley, y luego, una modificatoria de artículos de la
LES. Sin embargo, ambas iniciativas no modifican el
núcleo duro de las reformas neoliberales.
(1) Che Guevara, en «Discurso al recibir el doctorado honoris causa dela Universidad Central de las Villas», 28 de diciembre de 1959.
32
Movimiento EstudiantilLa privatización y mercantilización de la educa-
ción, continúan en pie.
Cabe señalar, que se vuelve a recurrir en ambas
iniciativas, a sostener el organismo centralizado de
control y disciplinamiento, la CONEAU. Éste organis-
mo «público» estatal tiene la potestad de controlar y
definir, parámetros y estándares de «calidad» y conte-
nido de la formación universitaria. Es decir, este
organismo interviene, sin reservas, en el proyecto
formativo que las universidades públicas, por su auto-
nomía universitaria, supieron construir. A esto es lo
que llamamos, procesos de acreditaciones de las carre-
ras universitarias. No es un invento argentino, sino
que es una tendencia y recomendación que los organis-
mos regionales e internacionales como el Banco Mun-
dial, el FMI, la CEPAL, UNESCO y OCDE están
impulsando desde finales del siglo pasado, con el fin de
convertir a la educación en una mercancía y la produc-
ción de conocimiento científico para el sostenimiento y
legitimación de los intereses de los capitalistas.
No profundizaremos en este artículo sobre la
coyuntura político-económica que estamos viviendo
en el país, sino que tomaremos tal situación para
intentar expresar el actual estado del movimiento
estudiantil argentino y puntualmente qué estamos
construyendo desde nuestra trinchera (Universidad
Nacional de Luján) para aportar a aquel.
No será novedad para los lectores si decimos que el
MEA está fraccionado, dividido. El mismo está com-
puesto por distintas fracciones de izquierda, de centro
izquierda y otras que podríamos ubicarlas en el
centro, siendo benevolentes.
Tal vez lo novedoso es que, aún en estas condicio-
nes, surgen continuamente gérmenes de lucha y
organización en todos los puntos del país. Luchas por
comedores universitarios, boleto estudiantil, contra
las acreditaciones de la CONEAU, por la democrati-
zación de las universidades, por sostener la gratuidad
y el nivel académico.
El punto en cuestión, entendemos que no es si el
movimiento estudiantil está en la lucha, sino de la forma
en que lo está, en la forma en que se construye en esas
luchas, tanto las anti-capitalistas como las que no pasan
de reivindicaciones puntuales, alejadas, al menos en una
primera lectura, de una perspectiva de avance hacia el
socialismo.
Esta forma de construcción que vemos actual y
mayoritariamente no se condice con los preceptos revo-
lucionarios que muchas veces decimos u oímos en los
pasillos y en las aulas. La mezquindad en la búsqueda de
pequeños triunfos que posicionen a una u otra agrupa-
ción o partido sirve de obstáculo a la lucha aún más que
las camarillas docentes, no docentes y estudiantiles. El
discurso auto-referencial y las descalificaciones a otros
grupos militantes también son parte de la limitación que
tenemos como movimiento estudiantil para avanzar en
la lucha desde una perspectiva revolucionaria y/o en la
construcción del poder popular (según cómo se mire).
Esto impide la unidad tanto en cada universidad como a
nivel nacional, incluyendo la histórica «dificultad» para
poder avanzar en la recuperación de la FUA (Federación
Universitaria Argentina).
He aquí algunas de las razones de nuestros fracasos,
los cuales no son exclusivos del movimiento estudiantil.
Sólo miremos a otros frentes de lucha, con identidades
fuertes o débiles, y nos encontraremos con lo mismo.
No obstante, variadas experiencias nos demues-
tran que el camino puede ser otro.
Humildemente tomaremos una experiencia que veni-
mos transitando en la Universidad Nacional de Luján
desde nuestra organización, el Frente Universitario de
Luján-MULCS. En nuestra participación en el co-gobier-
no de la universidad, hemos logrado en dos oportunidades
seguidas presentarnos a elecciones por el claustro estu-
diantil en una lista, la 115, compuesta por agrupaciones
de distintos orígenes y perspectivas del campo de la
izquierda. La construcción de esta lista no surgió de la
noche a la mañana, sino que es producto de años de
encuentros y luchas compartidas. Es así que en las
elecciones a los órganos colegiados de gobierno de 2013
conformamos un espacio común con las compañeras y
compañeros del Frente Popular Darío Santillán/Corrien-
te Nacional, Izquierda Socialista, Partido Obrero, Las
Rojas en el Nuevo MAS y muchos cumpas independientes.
33
Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social
Más allá de haber obtenido más de 1.100 votos y
una de las 5 bancas estudiantiles en el Consejo Supe-
rior y de haber ganado en la sede de Luján, lo que nos
une es la lucha por el comedor universitario, por
conseguir mejores condiciones de cursada para los
compañeros estudiantes peleando por más y mejores
becas, por parar a la seguridad privada de la UNLu y
sus persecuciones a los estudiantes, por luchar para
parar las injerencias de la Ley de Educación Superior
(LES) en la universidad y por muchas cosas más.
El trabajo conjunto en los órganos de co-gobierno no es
ni será más que una expresión de la vocación de unidad
entre agrupaciones entre las cuales claramente no conta-
mos con acuerdos en la totalidad de temáticas que aborda-
mos desde nuestras organizaciones, más allá de la univer-
sidad. No obstante las diferencias de carácter político-
ideológico, avanzamos en la construcción de espacios de
organización y lucha en nuestro espacio, enfrentando a las
burocracias estudiantiles y sindicales (en este caso, la de
los no-docentes) y a las camarillas docentes.
Por supuesto (o no tanto) que la construcción con
estas agrupaciones no termina en el mundillo univer-
sitario, también nos encontramos con algunos luchan-
do codo a codo en el ámbito sindical, con otros en las
luchas ambientales o de géneros, y con otros en la
construcción de la Patria Grande. Vale decirlo más
claramente: no estamos de acuerdo todas las fuerzas
a la vez en un todo, pero eso no obstruye nuestro
camino hacia la revolución, y hoy nos encuentra
juntos la lucha contra el ajuste del gobierno nacional
y el poder real, por la absolución de los compañeros
petroleros de Las Heras, entre otras.
No podemos simplificar este análisis con un argu-
mento tan lineal que marque que en momentos de
ajuste y criminalización y judicialización de la protes-
ta, el MEA avanzará en la unidad, ya que, aunque así
lo fuera, se expondría ante la evidencia de que no toda
alianza táctica culmina en un proyecto político común
y estratégico. La historia reciente nos sacude la
modorra y nos trae a la mesa la experiencia de fines de
los ´90 y principios del 2000, cuando se lograba la
aparente «unidad de los que luchan» entre los «inde-
pendientes» y los partidos políticos. Pasado el tiempo,
ya con el kirchnerismo en el gobierno, gran parte de
ese sector pasó a apoyar las mismas políticas neolibe-
rales que enfrentaba días atrás…
Más tarde, entre el 2004 y 2005 también se intentó
lograr la unidad del movimiento estudiantil en lucha,
bajo las banderas del rechazo a la LES y por la
democratización de las universidades. Esa vez no se
contó con la tarea de cooptación de agrupaciones
propiciadas por el kirchnerismo, sino que nos topamos
con prácticas hegemonistas forzadas por la unidad de
la mayoría de los partidos de izquierda (volvemos a ser
benevolentes), fracturándose nuevamente la iniciati-
va unitaria.
De ahí en más (ya llegando a una década) no se ha
podido avanzar de conjunto en el enfrentamiento a las
directrices que bajan desde el Banco Mundial, el
Gobierno Nacional y las Empresas Transnacionales.
Es más, distintas organizaciones han profundizado su
línea de utilizar el frente de lucha estudiantil como
espacio de reclutamiento de militantes jóvenes, des-
cuidando y hasta desconociendo el rol histórico e
importante del movimiento estudiantil en la lucha de
masas, permitiendo así el avance de las políticas
privatistas y por ende elitistas en la educación públi-
ca.
Desde el Frente Universitario de Luján – MULCS
seguimos apostando a construir una alternativa para
los y las estudiantes, pero también para el resto de la
comunidad universitaria, la cual no se enfrasque en
este ámbito, sino que rompa las fronteras tan bien
construidas entre «el afuera» y «el adentro», y es por
eso que seguimos militando otros frentes de lucha
tales como el sindical, el ambiental, el de géneros y el
de los DDHH, en el marco de la construcción de la
unidad latinoamericana, ya que estamos convencidos
que la interrelación entre los frentes de lucha es más
que evidente y que por ende debemos apostar todo en
avanzar hacia la integralidad de las luchas.
La Reforma del ́ 18 y el Cordobazo son mucho más que
buenas historias para contar y escuchar… seguiremos
avivando el fuego mientras nos quede aire que soplar.
34
NuestraAmérica-historia
La inusual huelga de úteros, posible-
mente la única en América, protago-
nizada por las indígenas en Nicara-
gua, la sitúa el reconocido investiga-
dor, ya fallecido, Alejandro Dávila
Bolaños como la primera oposición al
dominio colonialista español.
La costa atlántica de Nicaragua
fue descubierta por Cristóbal Colón
en 1502, durante su cuarto viaje,
cuando dobló un accidente geográfi-
co ubicado en el extremo oriental del
río Coco, al que bautizó con el nom-
bre de Cabo Gracias a Dios.
Aún los aborígenes, en especial
las mujeres, no avizoraban la tra-
gedia que se les avecinaba ni el
exterminio a que serían sometidos.
Sin embargo, en un momento
de la etapa colonial, las nativas,
sencillamente, se negaron a parir
para evitar con ello que los colonia-
listas obtuvieran más esclavos.
Llama la atención esta primera
huelga de úteros del mundo, que
promovieron las mujeres indígenas
nicaragüenses en una protesta sin
precedentes contra la esclavitud de
que eran víctimas, durante el man-
dato de Pedrarias Dávila (1527-1531).
Por su parte, Dávila Bolaños
documenta su teoría con el testimo-
nio del cronista Francisco López de
Gómara: ‘No dormían (los indios)
con sus mujeres para que no parie-
ran esclavos de españoles. Y Pedra-
rias, como en dos años no nacían
niños, les prometió buen trato, y así
parían o no los mataban’.
Singular protesta, posiblemente
la única en su género, que demues-
tra el temple de las indígenas, com-
pañeras de valientes hombres, que
prefirieron renunciar al placer in-
menso de ser madres antes de ver
subyugados al fruto de sus vientres.
Aunque con muy pocos datos
sobre el interesante tema, nos aden-
tramos en él convencidos de su
importancia histórica, de su papel
en su época, como lo fueron otras
formas de enfrentar la presencia
extranjera, a través de levanta-
mientos, por ejemplo.
Triste celebridadde PedrariasFamoso por su crueldad, Pedro Arias
de Avila -conocido como Pedrarias
Dávila- se proclamó primer gober-
nador de Nicaragua en 1527 y pro-
movió la ocupación de la región.
Muere en 1531, a la edad de 91
años, en la localidad nicaragüense
de León, aún en su primer asenta-
miento, es decir, antes de 1610 o
fecha en que la ciudad se trasladó
al actual lugar, a causa de desas-
tres naturales.
Francisco Hernández de Córdo-
ba, cuyo nombre lleva la moneda
nacional y fundador de las ciuda-
des de León y Granada, ambas en
1524, fue decapitado el 15 de junio
de 1526 en la plaza mayor de la
primera bajo el cargo de traición,
por sentencia de Pedrarias Dávila.
Pero a este último el destino le
jugó una mala pasada al final de
sus días, porque cuando falleció,
fue enterrado al lado de su lugarte-
niente decapitado, como para que
nunca se hiciera realidad la frase
inmemorial de ‘en paz descanse’.
El escritor nicaragüense Sergio
Ramírez, en un texto con fecha del
2000, dice que Hernández de Cór-
doba, ‘dos años antes de su ejecu-
ción, envió el primer barco cargado
de indios a Panamá, con lo que
empezó el tráfico de esclavos desti-
nados a Perú, un negocio lucrativo
que Pedrarias Dávila quiso en su
codicia sólo para sí mismo, y que
terminó por despoblar de habitan-
tes a Nicaragua’.
En 1528 unos 18 caciques se
rebelaron contra el déspota gober-
nador y éste los mandó a capturar.
Mayra Pardillo Gómez
Nicaragua
La más inusualde las huelgas
35
En un cruel e inhumano espec-
táculo los hizo devorar por perros
hambrientos, trascendiendo como
uno de los episodios más trágicos de
la conquista en este país.
Las mujeres, además de haber
ejercido funciones de poder en la Ni-
caragua precolombina, tras la con-
quista europea -lograda con la supe-
rioridad militar- tuvieron la valentía
de protestar frente a la esclavitud.
Entre los fenómenos -tales como
las epidemias, el maltrato y la ex-
portación a otras regiones- que con-
dujeron a la casi desaparición de las
comunidades indígenas, tal y como
eran antes de la conquista, debe
suponerse que esté esta huelga.
Los historiadores afirman que la
población de este país al llegar los
primeros conquistadores españoles
era cercana al millón de habitantes
y 60 años después, había quedado
reducida a cerca de 10 mil indígenas.
Cuántas féminas se sumaron a
esta huelga de úteros y en qué
fecha exacta lo hicieron, son inte-
rrogantes para las cuales carece-
mos de respuestas, al menos por el
momento, pero era necesario recor-
dar el hecho, dormido entre papeles
por demasiado tiempo.
Es una lástima que en más de
cuatro años en esta nación centro-
americana sólo haya oído hablar del
tema en unas breves líneas dentro
del contexto de un trabajo editado
en la revista Gente de Gallos.
Un hecho así, que enaltece el
amor patrio, la dignidad humana y
la virtud, vale la pena recordarlo
todos los días.
En esta selva de cemento
de chacales agazapados
en guaridas de sombras
y colmillos
susurran en la memoria
las voces de mujeres
que silenciaron
los verdugos
El hombre de la bolsa
se llevó a tus hijos
cuando caían utopías ahogadas
desde el cielo
y escondían sus huesos
en las fosas
del silencio.
Mujeres torturadas
por sus ideales
en las cárceles
del espanto
militantes de la vida
el pan del amor
y la esperanza
secuestradas, drogadas, prostitui-
das
por cerdos proxenetas.
Madres del dolor
de niños desnutridos
de jóvenes asesinados por el paco.
Vengo a estrecharte con un abrazo
militante de ternura
no hay nada que festejar.
Tan solo avivar
la llama de la memoria
para ahuyentar
a los heraldos negros
del olvido
Mujer que reconstruyes
después del horror
los panales de la vida
encendida por el fuego
de las rebeldías.
Niña violada por bestias
que habitan en una cloaca
por donde drena
tu inocencia
la sangre de tus lágrimas
el dolor de tu alma
de tu cuerpo
de tu rosa violada
y tu noche enajenada.
Primavera que cuelga
de la cuerda asesina
del verdugo
Militante en el comedor comunita-
rio
donde comen los hambrientos
arrojados por la usura
a los umbrales del hambre
y la miseria
MUJER TE ABRAZO
y brindo por tu cántaro
de vida
En el día de la mujer
Víctor Hugo Escandell
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