Américo - El Impetus y El Avance de La Ciencia

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  • 8/16/2019 Américo - El Impetus y El Avance de La Ciencia

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    La noción de “impetus”, la explicación del movimiento

    y el avance en la ciencia

     Américo Schvartzman

    La noción de “impetus” como fuerza impresa al objeto en movimiento, aparece en lahistoria de la ciencia como una etapa intermedia en un “largo y penoso camino” quelleva de la explicación aristotélica a la galileana-newtoniana de movimiento, en unatrabajosa estructuración e instalación – a lo largo de casi un mileno –  y presenta diversosaspectos que habilitan interesantes abordajes epistemológicos e historiográficos. Aquídesarrollaremos sucintamente esos aspectos, en este orden: comentando la génesis de laidea de “impetus”, señalando sus principales diferencias con la idea aristotélica a la quesuperaron; y reseñando los aspectos relevantes desde la óptica de la historia de la

    ciencia.

    Pasarán más de mil años

    La primera formulación compleja conocida de la idea de “impetus” es mil años anteriora Galileo. Juan Filopón, un erudito neoplatónico convertido al cristianismo, emprendióun debate con Simplicio sobre la física de Aristóteles. Aunque de su libro Sobre laeternidad del cosmos sólo se conservan citas reproducidas por sus contrincantes, se sabeque rechazaba ideas centrales de la física aristotélica, como los movimientos perfectos ocirculares en el Cielo, y rectilíneos en la Tierra; pensaba que había una sola física válida

     para la tierra y los cielos; que los cuerpos celestes no estaban hechos de un “quintoelemento” como el éter, cuya existencia negaba; que los planetas no son movidos porángeles sino por el “impulso” que Dios les había impreso, que los cuerpos pesados nocaían más rápido que los livianos, y que seguramente no lo harían en el vacío. Sus ideasse proponían sustituir la física aristotélica, contra la cual apuntaba críticas eficaces queanticipan los argumentos que casi un milenio después darán Jean Buridan y NicoleOresme.

    Las ideas de Filopón podrían haberse transmitido al mundo latino gracias a latraducción del resumen de Al Ghazâli de las ideas de Avicena, recién en el siglo XII1.Lo cierto es que esa noción es retomada a partir de un debate teológico de interesantes

    consecuencias en la historia de la ciencia.En 1277 el obispo de París, Étienne Tempier, también conocido como Stephanus deOrleans, condenó solemnemente una considerable cantidad de tesis aristotélicas y esas

     prohibiciones contribuyeron a reintroducir en los pormenores del pensamiento científicoy filosófico de la época nociones como la de vacío, que ya utilizaran los atomistasgriegos. Las autoridades clericales, con la venia papal, hicieron una detallada lista de“errores de la filosofía” que incluyó 219 proposiciones y el Papa Juan XXI determinó

    1 Jean Piaget y Rolando García refieren: “Durante toda la Edad Media el mundo occidental cristianoignoró las ideas de Philoponus (Filopón) excepto en la version deformada de Simplicio. Entre los árabes

    hay, sin embargo, una línea que sufre su influencia, a partir de Avicena. Pero no hay indicios decontinuidad con la escuela del ‘impetus’ que florecerá en París en el siglo XIV y en la cual Buridan

    repetirá, sin saberlo, los argumentos de Philoponus”. (Página 53)  

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    excomulgar a quien respaldara cualquiera de ellas. Paradójicamente, la defensa delcristianismo por parte de los filósofos medievales abrió el camino al cuestionamiento dela filosofía de Aristóteles y tuvo efecto en el surgimiento de la ciencia moderna2. Estehecho derivó de la contradicción entre algunas de las verdades aristótelicas consagradasy las verdades de fe de la Iglesia, en donde no estaba claro que Aristóteles fuera una

    autoridad tan legítima como para “recortar” la omnipotencia divina3

    . Condenarafirmaciones como que “Dios no puede mover el cielo con un movimiento de traslación;la razón de ello es que el cielo dejaría un vacío”4 tenía consecuencias concretas: abríalas puertas a la doctrina del vacío, rechazado por el aristotelismo. Las condenasobligaron a los pensadores parisinos a reconsiderar las ideas antiaristotélicas y entreellas el concepto de ‘impetus’.

    En ese marco se inscribe la labor de Buridan y Oresme que desarrollarán la idea de“impetus” con argumentos demoledores que los hacen – en este aspecto –  preparar elcamino que lleva a Galileo y Newton: el “impetus”, proporcional a la masa y a lavelocidad impartida por el agente del movimiento, mantiene al móvil en su estado de

    movimiento sin necesidad de acciones ulteriores5.

    Los argumentos

    La física aristotélica se basaba en cuatro características fundamentales: 1) la distinciónentre movimiento natural y movimiento forzado (o violento); 2) la idea de “lugar

    natural” en vinculación con la naturaleza de los cuerpos materiales (es decir, con los

    cuatro elementos constituyentes de lo real: aire, agua, tierra, fuego); 3) la necesidad deun motor o causa del movimiento, que debe ser coherente con la distinción señalada en1) y que termina siendo la forzada “antiperístasis”, por la cual el aire es el que imprimeel impulso, en un proceso tal que el aire circundante del objeto en movimiento sedesplazaba de tal manera que volvía a empujarlo desde atrás. Proceso que recién desdeel siglo XVII pasa a ser considerado absurdo por el más elemental sentido común; y 4)el rechazo del vacío, como parte de la necesidad de dar coherencia lógica a suexplicación del movimiento.

    Los desarrollos argumentales de Buridan y Oresme dan por tierra con esos postuladosaristotélicos, a partir de razones basadas en la experiencia, tales como que una rueda demolino continúa girando por un tiempo después de haber sido impulsada, y allí no

     puede hablarse de aire desplazado que vuelve a impulsar por detrás; o el caso del atletay la carrera que precede al salto: “Quien quiere saltar lejos retrocede y corre con rapidez

     para adquirir por medio de la carrera un impetus que, durante el salto, lo transporte a

    2 A tal punto que le permite a autores vinculados a la Iglesia, reivindicar que en 1277 “nació la cienciamoderna” (Duhem) o que “la teología cristiana facilitó la apertura de nuevas perspectivas para la ciencia”(Gilson). En ambos casos, citado por Leopoldo Prieto López, página 356

    3 En una interpretación diferente, otros epistemólogos aseguran que lo que Tempier condenó no fue elaristotelísmo en sí, sino su versión “averroísta”, que hacía caer en el determinismo incluso al Ser

    Supremo, ya que debía sujetarse a sus propias leyes. (Piaget y García, página 54).

    4 Proposición 48 condenada por Tempier. Citado por Prieto López, página 355.

    5 Dice Thomas Kuhn que Jean Buridan y Nicole Oresme, “los escolásticos del siglo XIV que llevaron lateoría del ímpetu a sus formulaciones más perfectas, son los primeros hombres de quienes se sabe quevieron en los movimientos de oscilación una parte de lo que vio en ellos Galileo”.  (Pagina 188)

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    una cierta distancia. Por otro lado, mientras corre y salta, aquella persona no siente deningún modo que el aire lo transporta, sino, bien al contrario, que le ofrece resistencia”6.

    Contrariando la idea de “lugar natural”, Buridan postula que el impetus está en funciónde la cantidad de materia y la velocidad que el motor imprime en el móvil, lo cual se

    muestra por ejemplo en el hecho de que se lanza más lejos una piedra que una pluma.Del mismo modo analiza la aceleración, y allí se aproxima notablemente a lo que bastante después será la noción de inercia – y que fuera rechazada por Aristóteles – :“Dios, desde la creación del mundo, movió los cielos con [una cantidad de] movimientoidéntica a aquélla con la que se mueven actualmente, imprimiéndoles un impetus con elque han continuado moviéndose uniformemente hasta el día de hoy. Este impetus, noencontrando ninguna resistencia contraria, no se extingue ni se debilita”7.

    El ‘impetus’, un caso interesante

    El caso de la noción de “impetus” aparece como interesante para la historia de la cienciaa la luz de diferentes abordajes. Algunos de ellos:

    - Si entendemos el agrupamiento de hechos o contextos en secuencias tales que permitan ordenar conglomerados fácticos relevantes comprendiendo como “Ciencia” ocomo “noción científica” el conjunto de teorías que cumplen con un criterioepistemológico que las separa de las restantes teorías, considerando como “relevante” eltipo de fundamento que se da para las teorías, independientemente de que sea empíricoo no. 8 

    - En otro sentido, en relación a las observaciones de Michael Shank incluidas enel módulo de la cátedra, el “impetus” aparece como un ejemplo ilustrativo de un caso dedifusión intercultural “bastante más complejo que el modelo obvio de propagación por

    la fuerza, mediante colonización y conquista”. El itinerario reconstruido del “impetus” y

    de su lucha contra la explicación aristotélica, desde Alejandria con Juan Filopón, pasando por los árabes y atravesando el debate escolástico para llegar finalmente aGalileo, muestra una tensión que permite abordar similitudes y diferencias entre épocasdiferentes, así como las conexiones y las diferenciaciones en tensión en el arduo procesode la historia de la ciencia.

    - Posibilita otra dimensión de análisis interesante que es el que emprenden Piaget y

    García en la obra mencionada: saber si los mecanismos de pasaje de un períodohistórico al siguiente, en el contexto de un sistema nocional, son análogos a losmecanismos de pasaje de un estadio genético a sus sucesores. Para ello muestran cómola explicación aristotélica en física prescinde, sorprendemente, de toda experimentación,y “se encarna en un sistema cuya sola capacidad deductiva le aseguró la perennidad”,

    6  Cuestión 12 del libro VIII de sus Quaestiones in libros Physicorum, citado por Prieto López (363).

    7 Ídem, pág. 367.

    8  En palabras de Bertrand Russell, “no es lo que el científico cree lo que lo distingue de los demás, sinocómo y porqué lo cree”.

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    generando “pseudonecesidad” de las cuales surgen conclusiones “increíblemente

    erradas” que “una observación muy elemental hubiera bastado para rechazarlas”.9 

    - En este sentido, la insistencia de Piaget y García en cuáles son los mecanismoscognoscitivos en juego en cada etapa y cuáles producen que ésta sea rebasada para

    llegar al nivel siguiente, se vincula de modo directo con la búsqueda de los fundamentosepistémicos que condujeron a determinados presupuestos sobre la base de los cuales seterminó por aceptar a una teoría como científicamente satisfactoria en una determinadaetapa. Así terminan definiendo tres formas de transición en el desarrollo de la mecánicade los griegos hasta el siglo XVII, que son: 1) el pasaje de “seudoimposibilidades” a lanecesidad lógica y causal (los “errores”de Aristóteles no derivan de “no observar” lanaturaleza sino de sus presupuestos epistemológicos); 2) el pasaje de atributos arelaciones (la introducción de medidas, de cantidades, de “relaciones”, allí donde había“cualidades” o “atributos”); 3) transición de una explicación física de causas últimas y

    causas concurrentes, a la concepción de una dinámica que establece dependenciasfuncionales (la introducción del tiempo como variable independiente, o del cálculo de

    las “condiciones iniciales”).

    Estos autores recuerdan que mientras la mecánica clásica hasta Galileorechazaba como absurda toda idea de movimiento permanente no ocasionado por laacción constante de una fuerza, cinco siglos antes de Cristo un pensador chino escribía:“La cesación del movimiento se debe a una fuerza opuesta. Si no hay fuerza opuesta, el

    movimiento no se detendrá. Esto es tan cierto como que una vaca no es un caballo”.

    En Occidente debían pasar más de dos mil años antes de que esa afirmacióntuviera la fuerza de una evidencia científica. Aquí encuentran Piaget y García unarespuesta que ilumina, a su entender, uno de los mecanismos epistemológicos por elcual distintas Weltanschauungen (concepciones del mundo) conducen a explicacionesfísicas diferentes.

    Para los chinos, el mundo estaba en constante devenir. Para la concepciónoccidental, el estado “natural” del mundo físico era el reposo. La diferencia entre un

    sistema explicativo y otro no es entonces metodológica ni de concepción de la ciencia.Lo “absurdo” y lo “evidente” en cada caso aparece como relativo a un marco epistémico

    y está determinado en buena medida por la ideología dominante. El caso del “impetus”

    en el mundo occidental, como puente entre el “fijismo” y la inercia parece ilustrar eseconcepto: absurdo para los griegos, debatida verdad inherente para el proceso previo al

    siglo XVII, precursor y señero antecedente de la inercia para el siglo XIX, reliquiahistoriográfica para el siglo XXI, sintetiza de manera gráfica el proceso de la historia dela ciencia y la construcción del conocimiento de lo real.

    9 Las expresiones entrecomilladas son textuales de los autores, que añaden: “No se preocupa Aristóteles por verificar si realmente los cuerpos más pesados caen con más rapidez que los livianos [porque es] una

    consecuencia de sus principios (...) Tiene pues que aceptarlo sin que surja la necesidad de concebir unaexperiencia que lo verifique. Pero esto no debe sorprendernos. Ni Galileo ni Huygens verificarán lasconsecuencias de los principios de los cules estaban perfectamente convencidos”. (Página 51)  

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    Bibliografía utilizada

    -  Cappana, Pablo. “Víctimas de su época”, en Página/12. Suplemento Futuro, 14de febrero de 1999.

    -  Prieto Lopez, Leopoldo. “Buridán, el impetus y la primera unificación de lafísica terrestre y celeste”. En Thémata. Revista de Filosofía. Número 41. 2009.

    Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas. Breviarios delFCE. Octava reimpresión. Argentina, 2004-  Piaget Jean y García Rolando, Psicogénesis e historia de la ciencia, SigloXXI,

    4ta edición, Mexico 1989.-  Wikipedia. Entradas consultadas: Juan Filópono, Étienne Tempier, Jean

    Buridan.