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2016©. Dreyfous & Associates.2016©. Dreyfous & Associates.
A las 4 de la tarde, con media hora de retraso,
aterrizaba un avión, proveniente de Caracas, en el
Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín de Carolina,
Puerto Rico. Alina corría de un lado para otro, tras las
puertas de la terminal, en la búsqueda de reconocer
una cara familiar. Ella esperaba con ansias la llegada de
su amiga venezolana, Rita. Se habían conocido el
verano pasado en un crucero por el Caribe y habían
quedado en encontrarse un año después en Puerto
Rico. Ninguna de las dos pensaba por un segundo que
faltaría a la cita. Ahora, después de doce meses de espera, por fin, había llegado el momento ansiado.
¡Amiga, conoce mi país!
2016©. Dreyfous & Associates.
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Entre dos señoras altas, cargadas con
enormes maletas verdes, Alina distinguía la
cara sonriente de Rita. Se veía tal como la
última vez. Era una niña bajita y delgada, de
11 años, con largo pelo negro y mirada de
mar. Vestía un lindo traje floreado, zapatillas
de bailarina y una diadema dorada. La
acompañaban sus padres, Olga y Rafael,
ambos maestros en una escuela de Arte en
Caracas. A los tres les encantaba viajar y, si
podían, lo hacían todos los años. Así se
conocieron las niñas y, del mismo modo, se
volvían a ver. El encuentro entre las chicas
no pudo ser más emotivo: hubo abrazos,
besos, intercambio de saludos y regalos.
“Rita, prepárate para conocer mi querido país”, le decía Alina, entusiasmada.
2016©. Dreyfous & Associates.
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Alina y su familia llevaron a sus
hambrientos invitados a
comenzar la experiencia
puertorriqueña con un buen
surtido de los mejores platillos de
Piñones: bacalaítos, alcapurrias,
mofongos rellenos de mariscos,
cocos fríos. Una vuelta por el
paseo tablado para disfrutar de
la belleza del océano Atlántico
cerraba una tarde inolvidable.
Las chicas, niñas al fin, tras
asegurar que solo jugarían en la
arena, terminaron zambulléndose
en el agua, con sus lindos trajes nuevos.
2016©. Dreyfous & Associates.
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Como los visitantes estaban
cansados por el viaje y deseaban
estar preparados para pasear a la
mañana siguiente, los padres de
Alina decidieron que lo mejor era
pasar una noche tranquila en su
casa en San Juan. Como tenían
tanto que decirse, las chicas
hablaron en voz baja en la cama
hasta quedarse profundamente
dormidas.
Foto por Kayla Kandzorra , CC BY
2016©. Dreyfous & Associates.
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A la mañana siguiente, ambas
familias se preparaban para
salir de paseo rumbo al sur de
la isla. Alina estaba ansiosa por
enseñarle a Rita las bellezas del
país. Después de un par de
horas de viaje, disfrutando del
paisaje que se aprecia desde
el expreso Luis A. Ferré, los
aventureros llegaron a la
Ciudad Señorial de Ponce.
Durante el camino, Alina le
contaba a su amiga todo lo
que había aprendido en la escuela sobre Ponce.
Foto por Oquendo, CC BY
Foto por Ken and Nyetta, CC BY
2016©. Dreyfous & Associates.
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Foto por karendesuyo , CC BY
los llevaría a todos en un recorrido por los lugares históricos de la
ciudad. Las chicas se tomaron fotos en el famoso Parque de Bombas,
el majestuoso Castillo Serrallés y junto a una gran ceiba. ¡Rita nunca
había visto un árbol igual a ese! Hasta tuvieron tiempo para ver la
exposición de leones que se exhibe en la plaza. La última parada fue
en La Guancha, donde disfrutaron de sabrosas empanadillas de
mariscos y refrescantes piñas coladas. Como Alina había imaginado, el
paseo a Ponce fue todo un éxito, pero lo que tenía preparado para los días siguientes sería aún mejor.
Le hablaba de la hermosa Plaza de
las Delicias, la Torre del Vigía y el
Cementerio de los Próceres. Rita
estaba maravillada con las enormes
letras rojas que anuncian la entrada a
la ciudad. Para combatir el clima
caluroso, las niñas comieron helados
de los Chinitos, frente a la plaza, mientras esperaban un trolley, que
2016©. Dreyfous & Associates.
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La aventura de Alina, Rita y sus padres
los llevaría ahora en otra dirección: el
oeste de la isla. Todos pasarían el fin de
semana en Boquerón, el pintoresco
poblado de Cabo Rojo. El viaje fue
largo, pero inolvidable. Los viajeros
nunca olvidarían su paso por ciudades y
pueblos encantadores como Hatillo,
Isabela, Aguada, Mayagüez, San
Germán y muchos otros. Por momentos,
Rita pensaba que estaba en casa, por el
parecido que había entre algunos de
esos lugares y su país. ¡Puerto Rico y
Venezuela son países hermanos,
después de todo! Como se tomaron su
tiempo para explorar algunos sitios
interesantes en el camino, llegaron bastante tarde a Boquerón.
pintoresco: Dicho de un lugar, un tipo, una escena o
costumbre que presenta una
imagen peculiar.2016©. Dreyfous & Associates.
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De hecho, aunque no lo admitirían jamás, ambas chicas estaban
tan cansadas que tuvieron que ser cargadas hasta la cama del
hotel donde se hospedarían durante el fin de semana. En Boquerón,
las familias pasaron días inolvidables en los que construyeron
castillos en la arena y se dieron largos chapuzones en el mar,
recuerdos que las acompañarían por el resto de sus vidas. Además,
durante las noches, pasearon por el poblado y disfrutaron de la
música y la algarabía que caracterizan ese lugar encantador. Finalmente, una impresionante puesta de sol les dio la despedida.
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CC
BY
2016©. Dreyfous & Associates.
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El viaje de regreso a San Juan, esta vez por el centro de la isla, fue
tan divertido como todos los demás. Ahora, les tocaba el turno a
Maricao, Jayuya, Utuado y otros pueblos de la montaña. Esta vez,
como las otras, los visitantes no quedaron decepcionados. En la
visita de Rita a Puerto Rico, las chicas supieron que serían amigas
para siempre. También, decidieron que viajarían juntas alrededor del mundo cuando fueran adultas.
Foto por Heidi , CC BY
2016©. Dreyfous & Associates.
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La niña venezolana había
disfrutado al máximo sus días en
Puerto Rico: la rica comida, el
lindo paisaje, las divertidas
playas. Sin embargo, lo más que
le gustó de la isla fue su gente.
Durante todo el viaje, se
encontró con personas amables
y hospitalarias que se esmeraron
para que ella y sus padres se
sintieran a gusto. A Rita le
impresionó, especialmente, la
pasión con que Alina le
mostraba las maravillas de su
patria. Ella estaba muy orgullosa de su país.
Foto por Jorge González , CC BY
2016©. Dreyfous & Associates.
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Ya de regreso al área metropolitana, para tomar el avión que los
llevaría de regreso a Caracas, Rita recibió un último regalo de
Alina, una banderita de Puerto Rico. “Para que nunca olvides que
siempre serás bienvenida aquí”, le dijo al entregársela. A las 4 de
la tarde, con media hora de retraso, despegó un avión del
Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín de Carolina, Puerto
Rico, con dirección a Caracas, Venezuela. Alina corría de un lado
para otro, tras las puertas de la terminal, para despedirse, por el momento, de una cara familiar.
Sylma García González (puertorriqueña)
