Ana C- Conde - Los cíclopes de la Cultura (En Revista A parte Rei n°44 - 2006)

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Ana C- Conde - Los cíclopes de la Cultura (En Revista A parte Rei n°44 - 2006)

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  • A Parte Rei 44. Marzo 2006

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    Los Cclopes de la Cultura. Cultura y Guerra en Nietzsche

    Ana C. Conde

    Cultura (y, por ende, civilizacin) y guerra parecen haber constituido uno deesos ejes alrededor de los cuales la polmica en torno a Nietzsche se levanta, claroque sta bien puede erguirse como un titn o como un mero ttere. Titn por lapotencia que la constituye, ttere por ser pura pantomima y por carecer de sentido ensus argumentaciones. Tambin puede ser - se dir y con razn que esta polmica seenrede alrededor de dicho eje como una hiedra y as, alimentndose de l, crezcadesproporcionadamente sin orden ni concierto, totum revolutum, wirr durcheinanderque dicen los alemanes. Claro que las hiedras suelen crecer en torno a ruinas y, trastanto follaje, poco dejan ver del eje en cuestin. Slo tenemos hiedra, ni tan siquieraruina, as que esta ltima metfora no nos vale: cultura y guerra son heridas nocerradas, quiz demasiado abiertas, quiz demasiado vivas, en una historia de tteres,en el caso de Nietzsche, demasiado interesados en cercenamiento de textos, malasinterpretaciones, manipulaciones ideolgicas y textos supurantes, pero nunca ruinas.Desechada esta imagen, nos quedan titanes y tteres, pero eso poco nos ayudaporque ya sean vanos pretextos para atacar a un autor, pantomima, o firmes tesis quecon fuerza confirmen la acusacin, titanes, lo cierto es que Nietzsche en general y supensamiento poltico en particular no se agotan y las interpretaciones siguen creciendohasta ocultar lo que realmente se dice, de forma que tenemoshiedra. Nos quedamospues, finalmente, con la sntesis de ambas: con los titanes, que articulan argumentosde peso mostrando los puntos oscuros, demasiado oscuros, de sus planteamientos, ycon tteres y hiedras, que imposibilitan la visin de la herida abierta, siempreinfectada1.

    En el caso de Nietzsche muchos son los frentes abiertos, muchas las heridas,muchas las infecciones. En su flanco poltico, muchas han sido las lanzas contra larrojadas, algunas de ellas profundamente hendidas y no sin razn. Pero la profusinde heridas ha convertido a Nietzsche en muchos casos en una especie de hombreusado, al igual que el militar del cuento de E.A. Poe2, convertido en un conglomeradode piezas, en este caso de interpretaciones, que han acabado deformndolo. Y entreguerras y batallas seguimos movindonos.

    Mucho se ha dicho de este filsofo. No hay traje que no se le haya probado:antipoltico, apoltico, ilustrado, contra-ilustrado, crtico radical de la ilustracin,defensor de la democracia liberal y del liberalismo y tambin su detractor, nacionalista,

    1 No queremos decir con esto que contra Nietzsche slo haya habido ataques paradestronarlo (como s ocurre en la mitologa griega con las pugnas entre los titanes y Urano) opara tratar de desacreditarlo a cualquier precio (tteres). Evidentemente, Nietzsche ha tenidodetractores pero no slo eso. Por eso decamos que las polmicas que han suscitado losplanteamientos de Nietzsche, tan slo las polmicas, pueden ser entendidas como esfuerzosintiles o como argumentaciones de peso.2 Nos estamos refiriendo al personaje de John A.B.C. Smith del cuento El hombre usado de1850 (tambin puede encontrarse bajo el ttulo El hombre que se gast). En Obras completas,tomo I, Aguilar, Madrid, 2004, pgs. 617625. Traduccin de Julio Cortzar. Se narra la historiade un militar que, a fuerza de costuras y ciruga por sus mltiples heridas de guerra, finaliza porconvertirse en un retablo de piezas prestadas que se rebelan contra l y le dan muerte.

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    protonazi, medio nazi o nazi entero3Todo depende de la tijera del sastre que cortelos textos. El problema surge cuando, lejos de interpretaciones, se encuentranfragmentos como este4: () la guerra es justamente tan necesaria para el Estadocomo la esclavitud lo es para la sociedad5, sobre todo teniendo en cuenta que paraNietzsche la esclavitud pertenece a la esencia de una cultura6 puesto que para queexista un subsuelo ancho, profundo y frtil para un desarrollo artstico, la enormemayora tiene que ser sometida, como esclavos, al servicio de una minora7.Defensa de la esclavitud? Defensa de la guerra? debis amar la paz como mediopara nuevas guerras, y la paz ms corta que la larga!8. Pero si para Nietzsche laguerra es indispensable9, tambin encontramos afirmaciones que reflejan susinsentido En contra de la guerra puede decirse: embrutece al vencedor, envilece alvencido10. Esta seleccin de textos, que, por otro lado, no dejan de ser tijeretazos,han de ser contextualizados. Ni titanes ni tteres ni hiedras, nuestro propsito a lo largode las pginas que siguen, es slo uno: mostrar la relacin guerra / cultura en clavepoltica a travs de los textos del propio Nietzsche para tratar de desentraar qupapel desempea la guerra en el desarrollo de una cultura. Una idea nos guiar y entorno a ella nos vertebraremos, mas no como hiedra - no queremos ocultar -, tampococomo tteres nos situamos lejos de tergiversaciones y manipulaciones ideolgicas -,ni como titanes - nuestras pretensiones son mucho ms humildes -, tampoco comopodadores, que vendra al caso: cortando al mismo tiempo tanto malezas y malashierbas, como hilos que sujetan tteres, sino como radilogos de textos11. Otrametfora ms. Con esa no contbamos, pero nos sirve para nuestro propsito:encontrar el eje de evolucin de una idea analizando el tejido que poco a poco elpropio autor fue embastando en sus textos. Ese planteamiento-gua es, digmoslo ya,que tanto la guerra como la cultura estn al servicio de la voluntad de vivir. Trasfondometafsico, cierto, pero difcilmente en Nietzsche podemos separar la poltica de sufilosofa, tal es el entramado: la poltica es dependiente, pero irreductible de sta: Esevidente que, tanto desde un punto de vista terico como desde uno prctico, lapoltica no ocupa un lugar central o preeminente en la obra de Nietzsche; sin embargo,esta verdad no implica, ni lgica ni hermenuticamente, la negacin o devaluacin desu pensamiento poltico12.

    Tanto la guerra como la cultura estn al servicio de la voluntad de vivir hemosdicho -, esto es: la violencia, el horror y la crueldad son inherentes a la vida misma que

    3 Jos Emilio Esteban Enguita: El joven Nietzsche. Poltica y tragedia, Ed. Biblioteca Nueva,Madrid, 2004, pgs. 20-21.4 E incluso as, acudiendo a los textos, tendremos dificultades puesto que, como afirma EugenFink: Nietzsche ha encubierto ms que manifestado su propia filosofa. En Eugen Fink: Lafilosofa de Nietzsche, Alianza Editorial, Madrid, 1981, pg. 12. Traduccin de Andrs SnchezPascual.5 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos sobre poltica, Trotta, Madrid, 2004, pg. 73, 36,Fragmento de finales de 1870 abril 1871. Traduccin de J.E. Esteban Enguita.6 Ibid., El Estado griego, p. 97, 49.7 Ibid., p. 97, 49.8 Friedrich Nietzsche: Coloquio con los reyes en As habl Zaratustra, Alianza Editorial,Madrid, 1999, pg. 339. Traduccin de Andrs Snchez Pascual.9 Nos remitimos al pargrafo 477 de Humano, demasiado humano, vol. I, op. cit., pg. 231, quelleva por ttulo precisamente La guerra, indispensable.10 Friedrich Nietzsche: Humano, demasiado humano, vol. I, op. cit., pg. 217, 444.11 Desde luego el propsito que anima estas pginas no es el de defender las concepcionesde Nietzsche, sino tan slo el de exponer el problema de la guerra desde una perspectivapoltica. Difcilmente podran justificarse algunos planteamientos que atentan contra la dignidadhumana y justifican lo inhumano.12 Jos Emilio Esteban Enguita: op. cit., pg. 33.

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    quiere vivir y lucha por ello la vida misma es esencialmente apropiacin, ofensa,avasallamiento de lo que es extrao y ms dbil, presin, dureza, imposicin deformas propias, anexin y, al menos, en el caso ms suave, explotacin13 y esto esas porque la vida es voluntad de poder14 la explotacin no forma parte de unasociedad corrompida o imperfecta y primitiva: forma parte de la esencia de lo vivo,como funcin orgnica fundamental, es una consecuencia de la autntica voluntad depoder, la cual es cabalmente la voluntad de la propia vida15. Por eso la culturanecesita (baste puntualizar por el momento: slo en ocasiones) de la guerra parapoder levantarse ante el decaimiento y la mediocridad, y tampoco puede separarse(ahora s: nunca) de ella, por todo lo que sta conlleva. Por eso, admitir ya a finalesde 1878, que la guerra puede servir de phrmakon, esto es como Heilmittel, parapueblos agotados, funcionando as como Brutalitts-Cur16. Pero, recordmoslo, elphrmakon griego puede ser tanto un medicamento como un veneno. Por eso,finalmente, no hay construccin, sin destruccin de lo anterior17. Los cclopes de lacultura. Y a los cclopes en la mitologa griega se les asigna un papel destructor s,pero tambin constructor. Con esta idea el propio Nietzsche titul as uno de lospargrafos pertenecientes al libro quinto de Humano, demasiado humano, que no enbalde lleva por ttulo Indicios de cultura superior e inferior. Resta saber, pues, quhace que una cultura sea de una u otra clase y cmo encaja la guerra con todo ello.Recuperemos de nuevo el contenido de ese pargrafo: Los cclopes de la cultura. Aquien ve esas arrugadas hondonadas en que se han depositado glaciares, apenas leparece posible que llegue un tiempo en que en el mismo lugar se extienda un valle depraderas y bosques surcado por arroyos. Lo mismo ocurre en la historia de lahumanidad: las fuerzas ms salvajes abren camino, primero destruyendo, pero suactividad era pese a ello necesaria para que ms tarde levantase aqu su casa unacivilizacin ms apacible. Las energas pavorosas lo que se llama el mal son losciclpeos arquitectos e ingenieros de caminos de la humanidad18.

    Tres eran, segn los mitgrafos, las especies de Cclopes: los uranios, hijosde Urano y Gea; los Cclopes sicilianos, como Polifemo, amigo de Nadie/Odiseo; ylos Cclopes constructores. Los primeros, Brontes, Estropes (o Astropes) y Arges,pertenecen a la primera generacin divina y liberados por Zeus de las cadenas que lesapresaban al Trtaro (esto es: a las entraas de la tierra), dieron como dones a losdioses olmpicos el trueno, el relmpago y el rayo con los que stos derrotaron a losTitanes. Los segundos, dedicados al pastoreo, se localizaban cerca de Npoles y,

    13 Friedrich Nietzsche:Qu es aristocrtico? en Ms all del bien y del mal, Alianza Editorial,Madrid, 1978, pgs. 221222, 259. Traduccin de Andrs Snchez Pascual. Recordemosque esta obra es del ao 1886.14 Que, lejos de ser entendida como un ansia de dominio tirnico, impuesto por la fuerza, ha deserlo como fuerza pujante, como un querer ms.15 Friedrich Nietzsche:Qu es aristocrtico? en Ms all del bien y del mal, op. cit., pg.222, 259.16 Flix Duque: Los buenos europeos. Hacia una filosofa de la Europa contempornea,Ediciones Nobel, Oviedo, 2003, pg. 82.17 Algo que l mismo aplicar a su propia filosofa utilizando metforas de carcter subversivocomo la reja de arado, la cual socava la tierra para que sobre ella pueda germinar lacosecha, esto es: no construye nada pero posibilita su construccin. Esta imagen podemosencontrarla, por ejemplo, en Humano, demasiado humano. Con dos continuaciones en EcceHomo, Alianza Editorial, Madrid, 2003, pg. 91. Recordemos, adems, que en la poca deHumano, demasiado humano su filosofa se caracteriza por lo que niega, no por lo que afirma,por ser crtica. De ah su paso por el desierto: el inicio de una nueva travesa necesita dela catarsis.18 Friedrich Nietzsche: Indicios de cultura superior e inferior en Humano, demasiado humano,vol. I, op. cit., 246, pg. 162.

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    pese a ser de ascendencia divina, mucho distaban de los uranios. Finalmente, loscclopes constructores, Quirogsteres, no eran hijos de Urano, sino que constituantodo un pueblo al que se adjudicara la construccin de los grandes monumentos porsu fuerza sobrehumana. Qu fuerzas salvajes son los ciclpeos arquitectos eingenieros de caminos de la humanidad? Desechamos los segundos: nadaconstruyen. Nos quedamos con los primeros, hijos de Gea y Urano y, por tantotitanes!, que con ellos hemos empezado y con ellos cerramos esta introduccin. Peroson titanes distintos stos: forjadores de las armas divinas (y algo tiene que ver esocon la guerra) y, aprisionados bajo la masa de las montaas, causantes del temblor dela tierra19. Con ellos caen dioses y con ellos otros se elevan. Pero tambin rescatamosa los terceros, que para algo son, y no en balde, los constructores de los grandesmonumentos de la humanidad.

    Solapadamente, dos ideas hemos adelantado ya: que la guerra (o sussucedneos) no puede ser extirpada (estando como est, al servicio de la voluntad devivir) y que permanece latente como los cclopes / titanes bajo el Trtaro, dentro de lamontaa sobre la que vive Zaratustra. Y si tres eran los tipos de cclopes, tres serntambin, pero no como consecuencia, las partes de este ensayo. Una ltima ideaantes de comenzar Lo que yo traigo es la guerra. No entre pueblo y pueblo20.Vislumbramiento del plemos cultural. Palabra de Nietzsche.

    I.- El Estado Griego. Kultur vs. Zivilisation. El problema de la poltica moderna.

    las fuerzas ms salvajes abren camino

    Que la guerra est al servicio de la voluntad lleva consigo muchasconsecuencias: desde las guerras mdicas hasta el imperio de Napolen,condensador cultural, pero por esas urdimbres an no nos aventuraremos no seaque, corriendo demasiado, perdamos el hilo y en vez de tapiz tengamos ovillo. Faltanpuntos todava por hilvanar en los tejidos/textos de Nietzsche para destacar la hebraguerrera. Las guerras culturales se vislumbran a lo lejos, pero es pronto para darsaltos hacia delante sin haber dado antes un paso hacia atrs. Por ahora no pocohemos dicho: que la guerra (o sus sucedneos) no puede ser extirpada y quepermanece latente bajo la montaa/entraa. Una tercera aadamos ahora: que laguerra es un mecanismo civilizatorio civilizatorio? no sera mejor decir cultural?En la poca del Estado griego y del Nacimiento de la tragedia, lo que se hadenominado joven Nietzsche, aparece una de las contraposiciones que ms ros detinta ha hecho correr, y cuyos coletazos llegaron nada ms y nada menos que hastalas guerras mundiales (no por causa de Nietzsche, claro) nos estamos refiriendo a laoposicin Kultur / Zivilisation o, lo que es lo mismo en Nietzsche, Cultura alemana Vs.Barbarie francesa encarnada en la guerra franco-prusiana21. Mucho esperaba

    19 Pues cuando la verdad entable lucha con la mentira de milenios, tendremos conmociones,un espasmo de terremotos, un desplazamiento de montaas y valles como nunca se habasoado. El concepto de poltica queda entonces totalmente absorbido en una guerra de losespritus, todas las formaciones de poder de la vieja sociedad saltan por los aires todas ellasse basan en la mentira. Slo a partir de m existe en la tierra la gran poltica. En FriedrichNietzsche: Ecce homo, Alianza Editorial, Madrid, 2003, pg.136. Traduccin de AndrsSnchez Pascual.20 Friedrich Nietzsche: La gran poltica, Fragmentos pstumos. Citado por Flix Duque: op. cit.,pg. 130.21 Tratar en profundidad el problema de la oposicin Kultur/Zivilisation nos ocupara otroensayo. Sera pertinente remontarnos hasta Herder. Brevemente baste sealar en esta

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    Nietzsche de esta guerra que interpretaba como una irrupcin de lo dionisiaco22. Laguerra se constitua heracliteanamente como el padre de todas las cosas, la fuerzasalvaje que haca camino para la restauracin de la cultura trgica bajo nuevosvestidos teutones. Por eso, poco despus de su estallido en el verano de 1870,Nietzsche no tard mucho en alistarse, comprobando as su concepcin dionisaca delmundo como glorificacin y transfiguracin de los medios espantosos y la horridez dela existencia como instrumento de curacin de la misma23. La civilizada Francia,heredera de la cultura socrtico-alejandrina, era la enfermedad; la guerra, la cura.Esperanza en el renacimiento de la cultura: phrmakon.

    Las heridas en el frente (a partir de ese momento comenzaron sus problemasde salud) y todo lo vivido durante la guerra, dejaron su impronta en el jovenNietzsche en unos textos acerca de la guerra y la esclavitud en Grecia, entre los quese encontraba El Estado griego, que en un principio estaban destinados a formar partedel Nacimiento de la tragedia, pero finalmente no fueron incluidos24. Duros textosstos: Por eso nos es lcito comparar la magnfica cultura con un vencedor salpicadode sangre que, en su magnfica marcha triunfal, arrastra a los vencidos como esclavosatados a su carro, a los cuales un poder humanitario ha vendado los ojos, de modoque, casi aplastados por las ruedas del carro, sin embargo exclaman todava:Dignidad del trabajo!, Dignidad del hombre!25. Estas palabras no dejan derecordarnos a Aristteles como tampoco se las dejaron de recordar al propio Nietzschecomo en este fragmento de 1871: El vencido pertenece al vencedor, junto con mujere hijos, bienes y vida. La violencia produce el primer derecho; y no hay derecho que notenga a la violencia como fundamento26. Pero no slo encontramos esta apologa dela esclavitud y de la guerra, tan enjundioso texto da para mucho ms: el Estadoaparece como una antorcha que devora al gnero humano, la familia y la mujer sonvistos bajo una perspectiva bastante peculiar, aparece tambin su idea del Genio yde la estirpe de ociosos baste sealar estas ideas para embastar a partir de ella elcorreoso nudo de la guerra.

    La victoria o la derrota en la guerra franco-prusiana significaba, adems, eltriunfo o el fracaso de una determinada concepcin del mundo: no slo estaba enjuego una pugna entre naciones civilizadas (Francia y con ella Inglaterra) y la Kulturalemana, sino tambin el renacimiento de la cultura trgica frente a la culturasocrtico-alejandrina. El conflicto tena por tanto un sentido eminentemente cultural (almenos para Nietzsche) y, por eso en la Primera Intempestiva (1873) sealara el tipode fin que debera perseguir esta guerra. Lo que subyaca a la guerra era la

    contraposicin dos ideas fundamentales: 1) La cultura debe ser entendida como conjunto defenmenos y manifestaciones que se circunscriben al mbito del espritu (arte, filosofa, moral),en este sentido ha de interpretarse la definicin que de cultura nos da Nietzsche: La cultura esante todo la unidad de estilo artstico de todas las manifestaciones vitales de un pueblo enConsideraciones intempestivas I. David Strauss, el confesor y el escritor, Alianza Editorial,Madrid, 1988, pg. 30. (traduccin de Andrs Snchez Pascual). Todo lo dems no es cultura.En cambio, por Zivilisation designamos todas las caractersticas adscritas a un grupo humano;2) La cultura es aquello que caracteriza la singularidad de un determinado pueblo (Volk). Frentea esta idea, la Zivilisation es aquello que caracteriza a toda la humanidad (Menschen).22 Rdiger Safranski: Nietzsche. Biografa de un pensamiento, Crculo de Lectores, Barcelona,2001, pg. 69. Traduccin de Ral Gabs.23 Friedrich Nietzsche: La visin dionisaca del mundo, 1, 570. Citado por Rdiger Safranski: op.cit., pg. 70.24 El motivo no es de extraar: bastante polmicos resultaban por s solos los planteamientos Elnacimiento de la tragedia en el mbito de la Filologa, como para rematarlos incluyendo unprlogo de tan conflictivo contenido poltico como El Estado griego.25 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos sobre poltica, op. cit., 48, pg. 86.26 Ibid., 48, pg. 88. Nietzsche cita a Aristteles (Poltica, 1255 a).

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    autoafirmacin del ser alemn (deutsche Wesen), el retorno a s mismo del espritualemn, durante mucho tiempo esclavizado, lo que significa el renacimiento de lacultura clsica27. La idea del retorno al espritu alemn no es fruto de un cambio deparecer: aparece desde el comienzo de la guerra en 1870 Aqu alienta en nosotros elsentimiento de que el nacimiento de una edad trgica ha de significar para el espritualemn nicamente un retorno a s mismo, un bienaventurado reencontrarse, despusde que, por largo tiempo, poderes enormes, infiltrados desde fuera, haban forzado avivir esclavo de su forma al que vegetaba en una desamparada barbarie de laforma28. Lo que estaba en juego era, pues, la restauracin de la cultura trgica.Nietzsche haba encontrado en la Antigedad un modelo de cmo la guerra, quedistaba mucho de ser, como veremos ms adelante, una guerra de conquista (frenteal bellum omnia contra omnes), poda servir a una cultura. Por eso en El Estado griegoafirmar que es mediante guerras peridicas, que nos sumergen en la dimensindionisaca-heracltea, como se da el florecimiento de la cultura. sta necesitara de unsubsuelo cruel para dejar crecer la flor que supone el Genio29 y de ah que, en laconexin entre el campo de batalla y la obra de arte, se revele la verdad de la cultura(donde se engarzara la metafsica de artista). El Estado griego contiene la idea de unahermanacin entre Grecia y Alemania, de ah que hable de un renacimiento alemndel mundo helnico30. Vea Nietzsche a su Germania como sucesora aventajada deGrecia31. En septiembre de 1870 enero de 1871 dir Superacin de la Ilustraciny de sus principales pensadores32. Alemania se encuentra en la misma situacin en laque estuvo Grecia, slo que caminando hacia atrs: nosotros hemos llegado al periodode las guerras mdicas33.

    Frente a la Zivilisation, la Kultur constitua para Nietzsche un ambiente cultural,que la civilizacin entendida como mera superficialidad, trataba de estrangularacusndola de brbara. Naturalmente, el francs pens en su civilizacin victoriosaen toda la tierra y en el grado de imitacin atrofiada que, de ella, encuentra en lasociedad alemana: dijo que tal sociedad no tena cultura, porque no ha producidoninguna y porque ni una vez pudo imitar con destreza una cultura existente, como, porejemplo, ha de concederse a los rusos. Y por eso fue tan terrible todo el peligro de laguerra, porque pudo destruir el fruto que crece con sigilo34. En este sentido, alhombre civilizado (podramos decir: cortesano) se le opondra el hombre culto,formado (en el sentido de Bildung) y frente al mundo de la banalidad y lasuperficialidad, encontraramos un nuevo ideal esttico-moral expresado en el hombrede la Kultur. Pero, la esperanza en el renacimiento de la cultura, no tardara enconvertirse en decepcin. La victoria del pueblo alemn tuvo amargo sabor. Si de loque se trataba era de obtener una victoria cultural sobre la civilizacin francesa y

    27 Jos Emilio Esteban Enguita: Introduccin. La mscara poltica de Dioniso, estudiointroductorio de Fragmentos pstumos sobre poltica, op. cit., pg. 34. Y contina: El esprituque anim a Lutero, Bach, Beethoven () reclamaba con la guerra su derecho a existir. Elenfrentamiento blico contra Francia es la expresin de la disputa entre la patria (Heimat)cultural alemana, vejada y sometida, y la civilizacin occidental, fuerza colonizadora que habaengullido y triturado el espritu trgico que caracteriza lo alemn.28 Friedrich Nietzsche: El nacimiento de la tragedia, Alianza Editorial, Madrid, 1997, pg. 159.Traduccin de Andrs Snchez Pascual.29 A este respecto no slo se necesita la crueldad de la guerra, sino tambin la esclavitud.30 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos sobre poltica, op. cit., 50, pg. 106.31 Flix Duque: op. cit., pg. 84.32 Como el canalla Rousseau.33 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos sobre poltica, op. cit., 8, pg. 58. (Septiembre1870 enero 1871)34 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos sobre poltica, op. cit., 66, pg. 116. Fragmentodel verano de 1872 principio de 1873.

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    asegurar un porvenir al pueblo alemn, la cada que sufri Nietzsche fue desde muyalto. Y si en la Primera intempestiva, Nietzsche anunciaba el peligro de confundir lavictoria militar con la cultural, en la Segunda intempestiva iba un paso ms all:alertaba del peligro que supona la politizacin del espritu alemn como consecuenciade la victoria blica y volva a insistir en que el fin que deba perseguirse era el de lacreacin de una verdadera cultura (la trgica, claro). La poltica, ya sea en el ordendel pensamiento (concepcin trgica del mundo), ya en el de la realidad (lo queNietzsche denomina Estado), tiene una funcin instrumental dentro de la forma deexistencia trgica: en el primer caso, es un medio requerido por la totalidad concebidapor la filosofa trgica; en el segundo, es un medio imprescindible para la creacin delas condiciones necesarias que hacen posible la continuidad del genio a travs deltiempo35.

    Lejos de vencer culturalmente, Prusia ceda ante la cultura oficial de loscultifilisteos. La deficitaria situacin poltica y cultural de Alemania llevara aNietzsche a sostener que slo dos soluciones eran posibles para enmendar talsituacin: la guerra y el estado militar36. La metafsica de artista y su pensamientopoltico no pueden ser entendidas separadamente en este periodo, por ello, la derrotasolapada de la Kultur alemana (pese a la victoria militar) supona tambin laimposibilidad de una hegemona cultural que llevara consigo el germen a partir delcual pudieran darse las condiciones ptimas para la consecucin del genio y para larecuperacin de la cultura trgica37.

    La honda preocupacin que Nietzsche senta por la situacin poltica de supas, le llevaba a pensar que era la guerra la nica solucin para la enferma ydebilitada Alemania38. El liberalismo, el socialismo y el nacionalismo eran lasamenazas que deban ser combatidas. Ellas eran el elemento infectado de lasociedad, la matriz ideolgica del horizonte de los tiempos modernos. Pregonaban laigualdad y sostenan que el origen del Estado era el pacto. Pero lejos de esosplanteamientos, Nietzsche sostendr todo lo contrario: no hay pacto, ni acuerdo, nicontrato en el origen del Estado, sino violencia. Origen del estado, derecho de guerrabrbaro39. Nietzsche sostiene que, frente a la concepcin del Estado que deriva delpensamiento de la Revolucin Francesa y de la Ilustracin40 (liberalismo, socialismo ynacionalismo) y para la cual el concepto de Nacin conllevaba que sta fuera un

    35 Jos Emilio Esteban Enguita: op. cit., pg. 131.36 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos sobre poltica, op. cit., 48, pg. 92.37 Puesto que el triunfo de la civilizada Francia llevara aparejada la victoria de la culturasocrtico-alejandrina, la derrota de la Kultur supona as mismo la derrota de la cultura trgica.Aos ms tarde, como veremos, el ideal de la cultura trgica se ir disolviendo. En estesentido, podemos decir que El Estado griego no es un estudio que trate de recuperar lasinstituciones griegas o describirlas, sino ms bien Nietzsche se sirve de estas descripcionespara sealar las insuficiencias de la poltica en la modernidad y para, posteriormente, destruirlas causas de estas insuficiencias, de manera que se pueda proceder a su reconstruccin.38 Esto no conlleva que Nietzsche fuera un nacionalista, nunca lo fue. En todo caso podramossealar que, en el Nietzsche de juventud (si es que se puede hablar de etapas diferenciadas),ste se caracterizara por un nacionalismo cultural, mientras que en el Nietzsche maduro nohay nacionalismo que constatar: simplemente no lo era. Recordemos lo que nos dice enHumano, demasiado humano, vol I., op. cit., 323, pg. 98: Ser buen alemn significadesalemanizarse. De este modo se daran al traste con acusaciones-ttere que lo hubierantachado de adalid de doctrinas racistas (recordemos que Nietzsche es de los primerospensadores en apostar por el cruce de culturas) y apologa del orgullo alemn (motivadosobre todo por la mala interpretacin de la desafortunada formulacin de la bestia rubia).39 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos, op. cit., 22, pg. 62.40 No en balde dir: Los enemigos comunes de la cultura y del sentido metafsico: Ilustracin,Revolucin, Naturaleza, etc. Por eso pertenecen a la misma familia. Ibid, 86, pg. 126.

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    conjunto de ciudadanos libres e iguales ante la ley41, el origen del Estado42 es laviolencia como fuente de todo derecho y de toda organizacin poltica. Vistas as lascosas, la guerra, entendida como estado de lucha entre dos o ms bandos, daraorigen a una serie de derechos del pas vencedor sobre el vencido que, ademsestaran legitimados. El Estado adems tendra un origen metafsico, esto es: si en suorigen emprico el origen se sita en la violencia, en el metafsico se sita en lavoluntad. La paradoja radica en que empricamente el Estado es una maquinariasangrienta, pero en el plano metafsico la masa ciega y egosta encuentra unaelevacin moral y tica43.

    La particular Kulturkampf, lucha cultural, de Nietzsche comenzar a partir de1873. El Segundo Reich representar la degeneracin de la cultura alemana. Laguerra, lejos de ser un phrmakon, se ha vuelto contra la cultura trgica, por eso diren 1874/75: La mayor parte de las veces el vencedor se convierte en un necio; elvencido en un ignorante. La guerra simplifica. Tragedia para los hombres. Cules sonlos efectos que produce sobre la cultura? Indirectos: barbariza y, por eso, nos hacems naturales. La guerra es un letargo de la cultura. Directos: intento prusiano delEinjahrsfliegen, unido a una disminucin segura del servicio a las condiciones de lacultura44. El Segundo Reich, convertido en potencia nacionalista y con una culturaoficial de cultifilisteos, representa el total exterminio y desarraigo de la cultura sientendemos a sta como la perfecta unin del espritu y la vida de un pueblo. Lavictoria alemana ha trado consigo, pues, no la victoria cultural, sino su derrotaCmo considera actualmente el filsofo a la cultura de nuestro tiempo? Por ciertoque de forma muy distinta que esos profesores de filosofa satisfechos con su Estado.Le parece advertir poco menos que los sntomas de un total exterminio y desarraigo dela cultura, cuando piensa en la prisa general y en la creciente velocidad de cada, en laterminacin de toda contemplacin y simplicidad. Las aguas de la religin se retiran,dejando atrs pantanos o lagunas; las naciones se enfrentan de nuevo unas a otrascon hostilidad enconada y ansan despedazarse. Las ciencias, practicadas sin medidaalguna y con el ms ciego laisser faire, desintegran y disuelven todo lo que se creafirme; las clases cultas y los Estados son arrastrados por un rgimen capitalista ygrandiosamente despreciable. Nunca el mundo fue ms mundo, nunca ms pobre enamor y bondad. Las clases eruditas no son ya faros o asilos en medio de todo este 41 Dnde son iguales los hombres?Dnde son libres?. Ibid., 15, pg. 60.42 El Estado en Nietzsche es un Estado autoritario en el que no caben ni la libertad en elsentido negativo (=soy libre en la medida en que ningn hombre ni grupo de hombresinterfieren en mi actividad) ni en el sentido positivo (=quiero decidir, no que decidan por m),siguiendo la distincin de Isaiah Berlin (Dos conceptos de libertad en Cuatro ensayos sobrela libertad, Alianza Editorial, Madrid, 2000, pgs. 215 280). El modelo es autoritario porque nohay lmite jurdico ni por arriba ni por abajo para la accin del gobierno. Frente al conceptode igualdad, en el Estado nietzscheano no cabe la isonoma, entendida como el derecho segnel cual todos los hombres son iguales ante la ley. Hay una distincin equitativa de los derechosy los deberes: el resultado para Nietzsche es un Estado jerrquico donde los derechos ydeberes van en funcin del puesto en esa jerarqua, por eso la esclavitud es necesaria para lacultura, como comenzamos sealando al inicio de este ensayo.43 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos, op. cit., pgs. 99-101.Y dnde no se puede verel monumento de aquel origen, los pases desolados, las ciudades destruidas, los hombresembrutecidos, el odio destructor entre los pueblos! El Estado, de origen indigno, es una fuentede penas para la mayora de los hombres que fluye continuamente, la antorcha que, enperiodos que se repiten con frecuencia, devora al gnero humano; y, sin embargo, un son conel que nos olvidamos, un grito de guerra que ha inspirado innumerables hechosverdaderamente heroicos, quiz el objeto ms elevado y venerado por la masa ciega y egosta,que slo en los monumentos espantosos de la vida del Estado tiene en su cara una expresinsorprendente de grandeza! (pg.99)44 Ibid, 82, pg. 124. Fragmento de principios de 1874 y primavera de 1875.

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    tumulto de secularizacin; ellas mismas son cada vez ms tumultuosas, mshurfanas de pensamiento y amor. Todo sirve a la barbarie que se avecina, sinexceptuar la ciencia y el arte del presente. El hombre culto ha degenerado en el mayorenemigos de la formacin, pues quiere hacer olvidar, mintiendo, la enfermedadgeneral y estorbar a los mdicos45. Dcadence dir aos ms tarde46. Lo poltico seconvierte en un ttere de la bolsa y el Estado en un instrumento para el incremento delcapital47.

    Vistas as las cosas cambia su parecer respecto a la guerra? es est msperjudicial para la cultura que beneficiosa? Pese a las funestas consecuencias que hatenido para Alemania, Nietzsche no abandonar la idea de guerra como phrmakon,elemento que permanecer constante en su filosofa y seguir afirmando laindispensabilidad de la guerra. No obstante, sus posiciones se suavizarn y, adiferencia de El Estado griego o El nacimiento de la tragedia, en los primeros escritosde Humano, demasiado humano (1878) dir En contra de la guerra puede decirse:embrutece al vencedor, envilece al vencido. Pero una cosa estar clara: la guerraser inherente a la cultura y por tanto no podr ser extirpada. Dnde queda la guerraentonces? Lo que yo traigo es la guerra. No entre pueblo y pueblo48.

    II.- Bellum versus Eroberungskrieg

    su actividad era pese a ello necesaria para que ms tarde levantase aqu su casa una civilizacin ms apacible

    Pensar que la guerra franco-prusiana haba constituido una especie de guerraal estilo griego y un revalorizante para la cultura haba sido un error. De hecho, yaen 1873 la autocrtica le lleva a reconocer su equvoco y a aceptar que la guerra, esaguerra en concreto, no haba tenido ningn influjo positivo en la vida tica, en la culturay en el arte de Alemania. Por el contrario dir que la guerra es capaz de transformarnuestra victoria en una completa derrota: en la derrota y hasta en la extirpacin delEspritu alemn (deutschen Geistes) a favor del Imperio alemn (deutschenReiches)49. En todo caso su breve paso por el frente debi significar para Nietzscheun aviso de que no estaba ante ninguna bellum. Que se diera cuenta de ese error yque comenzara una lucha particular contra el II Reich no significa desde luego querechazara la guerra en general, sino que, todo lo contrario, para Nietzsche la guerraconstituir siempre ese phrmakon que ya sealaran Kant o Hegel. La guerra, puestaal servicio del crecimiento y vigorizacin de la cultura, no poda ser mala, aunque elproblema, claro est, era saber qu entenda Nietzsche por guerra. Frente a las bellumomnia contra omnes se situaban las Eroberungskrieg, las guerras de conquista, yfrente a stas, Nietzsche abogaba por las primeras consideradas por l como las

    45 Friedrich Nietzsche: Schopenhauer como educador, Biblioteca Nueva, Madrid, 2000, pg. 87.Traduccin de Jacobo Muoz.46Como por ejemplo en el Crepsculo de los dolos, Editorial Alianza, Madrid, 1975 (traduccinde Andrs Snchez Pascual) en el 43, pg. 119. Tambin encontramos afirmaciones referidasal Reich como el Reich alemn, son derivaciones, necesidades derivadas de la decadencia, 37, pg. 113. Recordemos que el Crepsculo de los dolos es del ao 1888.47 Se puede afirmar junto con Flix Duque que Nietzsche profetiza en efecto la muerte delEstado a manos de las grandes empresas (hoy, multinacionales) en op. cit., pg. 83.48 Friedrich Nietzsche: La gran poltica, Fragmentos pstumos. Citado por Flix Duque: op. cit.,pg. 130.49 Friedrich Nietzsche: Consideraciones intempestivas I. David Strauss, el confesor y el escritor,op. cit., pg. 67.

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    guerras al estilo clsico. Si aceptamos que para Nietzsche Germania era lasucesora de Hesperia y de la cultura trgica, entonces la constatacin de la sospechaacerca de la naturaleza de la guerra franco-prusiana, supona que sta se situaba lejosde las esperanzas del joven Nietzsche50. Contrariamente a los intereses de ste lo quehaba sucedido durante la guerra era que () los alemanes han mezclado todo conlas guerras de liberacin y han provocado la desgracia de la locura nacionalista51. Ylejos de ser el caldo de cultivo que hiciera florecer la cultura y con ella el genio,Germania caa bajo el yugo imperialista de Prusia. Muchos aos despus dir Yo nohago caso de esas guerras nacionales, de estos nuevos imperios () lo que meinteresa es la unidad de Europa52 y ms Los alemanes, como pueblo atrasado,echan a perder el gran proceso de la cultura europea53.

    El corte ms importante se da, sin embargo, en 1876 cuando producto de laautocrtica llega a sostener que la metafsica de artista es una respuesta insuficiente54.Sus crticas a la democracia, al socialismo y al nacionalismo sern una de susconstantes. Se abre as un periodo denominado por algunos del espritu ilustradodesde Humano, demasiado humano hasta la Gaya ciencia, que le lleva a analizar susanteriores planteamientos en un proceso catrtico que le purgue de todos aquellosideales que impedan un planteamiento genuino del problema de la existencia de lodionisaco. Las ideas polticas de Nietzsche cambian, y sobre todo tambin lo hace elhorizonte filosfico en el que se desarrollan los presupuestos filosficos de sujuventud. Se disuelve la contraposicin Kultur/Zivilisation55 y la guerra aunque nopuede ser extirpada (adems contina siendo uno de los procesos civilizatorios), spuede ser relativamente apaciguada. El problema que se plantea es que si guerra ycultura forman parte de una voluntad de vivir que todo lo devora no se sigue de esoel carcter violento que se haya implcito en la cultura de los pueblos? Cmo puedeser la guerra apaciguada? Nos encontramos en dos planos diferentes: de ah que nohaya contradiccin alguna, sino estratificacin. Para Nietzsche, la guerra puedeconstituir un estimulante cultural, pero adems si sta forma parte de una vida quese caracteriza por ser esencialmente apropiacin, ofensa, avasallamiento de lo quees extrao y ms dbil, presin, dureza, imposicin de formas propias, anexin y, almenos, en el caso ms suave, explotacin56, entonces lo que caracterizar a lospueblos es la constante necesidad de acudir a la guerra o a sucedneos paracalmar esos impulsos violentos. Dos planos, dos reflexiones.

    50 A este respecto recordemos una de las cartas que Nietzsche enva a su madre el 7 denoviembre de 1870: Tengo a la Prusia actual por una potencia altamente peligrosa para lacultura.51 Friedrich Nietzsche: Fragmentos pstumos sobre poltica, op. cit., 195, pgs. 164-165.Fragmento de la primavera de 1884.52 Ibid., 222, pg. 171.53 Ibid., 195, pg. 164.54 Los cambios fundamentales en esta etapa pueden ser resumidos en tres: 1) La disolucin dela metafsica de artista y con ello de la supremaca de la sabidura clsica sobre la ciencia(Humano, demasiado humano, op. cit, 10, pgs. 46-47, Humano, demasiado humano, vol. II,12, pgs.16); 2) Se elimina el ideal de cultura clsica y todo lo que ello implica. Eliminada lametafsica de artista se elimina el criterio por el que se estableca una jerarqua entre lasdiversas culturas. Queda eliminada la distincin cultura / civilizacin; 3) El ideal del Genioqueda arrinconado (Humano, demasiado humano, vol. I, 164, pgs. 127-128). Apareceadems en este Nietzsche una dimensin crtica, no constructiva con tres crticasfundamentales a la democracia, al socialismo y al nacionalismo.55 Ahora cuando Nietzsche habla de cultura designa aquello que antes denominaba civilizacin.56 Friedrich Nietzsche:Qu es aristocrtico? en Ms all del bien y del mal, Alianza Editorial,Madrid, 1978, pgs. 221222, 259. Traduccin de Andrs Snchez Pascual. Recordemosque esta obra es del ao 1886.

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    El carcter violento de los pueblos

    Los cclopes de la cultura nos remite casi inevitablemente al ttulo de otropargrafo de Humano, demasiado humano: La poca de las estructuras ciclpeas57.No es ah, sin embargo, donde queremos ir a parar. Nuestros cclopes hacen ms bienreferencia a la destruccin previa e inevitable para el renacimiento de una cultura,como ya se puede comenzar a atisbar. Es cierto que este pargrafo contiene unacrtica a la democracia, de la que seala su carcter imparable, pero dondequeremos remitirnos es a otro fragmento de la misma obra La guerra, indispensable:Es vana quimera y belleza de alma esperar de la humanidad mucho an (o incluso,slo mucho sin ms), cuando haya aprendido a no guerrear () la cultura no puedeprescindir en absoluto de las pasiones, los vicios y las maldades58. Entonces cmolibrarnos de la guerra? No es posible, pero s lo es buscar sucedneos. Comotales hay que interpretar, nos dice Nietzsche, los viajes de descubrimiento ingleses olos combates de gladiadores en Roma. Son la vlvula de escape de nuestros instintos.Se descubrirn todava muchos de tales sucedneos de la guerra, pero tal vez conellos se ir comprendiendo cada vez ms que una humanidad tal elevadamentecultivada y por consiguiente necesariamente fatigada como la de los europeosactuales, precisa no slo de las guerras, sino de las guerras ms grandes y terribles es decir, de recadas ocasionales en la barbarie para no sacrificar a los medios de lacultura de su cultura y su existencia mismas59. La guerra o sta filtrada bajo sussucedneos, indispensable, inevitable.

    La historia de la humanidad es la historia de su cultura y si sta necesita dedestrucciones para poder volver a renacer, entonces las estructuras ciclpeas formanparte de la historia de la humanidad. Las energas pavorosas lo que se llama el mal son los ciclpeos arquitectos e ingenieros de caminos de la humanidad. Cultura yguerra iran de la mano en esta peculiar historia de los pueblos Es optimismo esperartodava mucho de una humanidad que no est empeada en ninguna guerra. Elegosmo furibundo, el odio entre las naciones, el bellum omnium contra omnes, esnecesario para llevar a la humanidad primavera, verano y otoo60.

    El papel de la guerra

    Despus de lo dicho, parece inevitable hablar de esa inevitabilidad de laguerra. Sera fcil ahora tachar a Nietzsche del filsofo de la guerra, pero hacerlosera quedarse slo en la capa superficial de su pensamiento. A este respecto nopodemos dejar de hacer notar que Humano, demasiado humano est dedicado aVoltaire, el cual no en balde deca aquello de Ms civilizacin, menos guerras. Dela doctrina del ejrcito como un medio de legtima defensa debe adjurarse tanradicalmente como de los afanes de conquista61.

    Nietzsche tan slo admite la guerra siempre y cuando sta sea necesaria parael renacimiento de la cultura, cuya expresin ms elevada se dara en el momento enel que, debido a su superioridad y sin miedo a los dems pueblos, decida romperla espada e iniciar una paz real, dejando fuera una guerra siempre latente bajo ladenominada paz armada: Y quiz llegue un gran da en que un pueblo distinguidopor guerras y victorias, por el ms alto desarrollo de la disciplina y la inteligencia 57 Friedrich Nietzsche: Humano, demasiado humano, vol. II, op. cit., 275, pgs. 200-201.58 Ibid, vol. I, 477, pgs. 231-232.59 Ibid., 477, pgs. 231-232.60 Friedrich Nietzsche: Una ojeada al Estado,en Humano, demasiado humano, vol. I, op. cit.,pg. 231, 477.61 Friedrich Nietzsche: Humano, demasiado humano, vol. II, op. cit., 284, pg. 204.

  • Ana C. Conde

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    militares, y habituado a hacer los ms grandes sacrificios por estas cosas, exclameespontneamente: Nosotros rompemos la espada, y desmantele hasta sus ltimoscimientos su organizacin militar. Desarmarse cuando se ha sido el ms armado apartir de una altura del sentimiento, se es el medio para la paz real, que siempre tieneque estribar en una paz de actitud; mientras que la llamada paz armada tal como hoyen da se da en todos los pases, es la cizaa de la actitud que desconfa de s y delvecino, y, a medias por odio, a medias por temor, no depone las armas62. De esaforma es necesario entender la cita del comienzo de estas pginas su actividad erapese a ello necesaria para que ms tarde levantase aqu su casa una civilizacin msapacible. Por eso, puesto que esa cultura superior se encuentra en un plano mselevado, ya no necesitar de la guerra para afirmarse.

    Otra consideracin a tener en cuenta es que el trmino guerra no slo habrade ser entendido como una lucha con armas entre dos o ms pases, que duraconsiderable tiempo, con diversas batallas y episodios63, sino que, adems,Nietzsche alude tambin a l para referirse a una actitud polmica con lo establecido64.Finalmente, en otros escritos, en los que las condiciones mentales del filsofo hanhecho ya mella, se vislumbrara la idea de una guerra de los espritus65 que seguiraligada, eso s, al renacer de la cultura como proceso civilizatorio.

    III.- Apndice: Los nombres propios en el avance de la cultura. LosCondensadores Culturales.

    Si bien es cierto que los planteamientos derivados de la Revolucin Francesahan tenido psimas consecuencias para la Kultur, tambin lo es la admiracin deNietzsche por Napolen, condensador cultural. Los grandes hombres alabados porNietzsche: Goethe, Beethoven, Stendhal, Heine son todos condensadores en elmbito de una guerra que ha de ser interpretada en el plano cultural. Ya sabemos loque ello significa. A Napolen le debemos, asegura Nietzsche, habernos introducidoen la edad clsica de la guerra, pero una poca entendida como edad de guerrasintelectuales (gelehrten): A Napolen (y no en modo alguno a la Revolucinfrancesa, que buscaba la fraternidad entre los pueblos, universales y floridas efusionesde afecto) es a quien debemos el poder presentir ahora una serie de siglos guerrerosque no tendr igual en la historia; en resumen, el haber entrado en la edad clsica dela guerra intelectual y al mismo tiempo popular, de la guerra hecha en grande (por losrecursos, los talentos y la disciplina que en ella han de emplearse) () El movimientonacional del cual ha de salir esta gloria guerrera no es ms que la reaccin producidapor los hechos de Napolen, y no existira si Napolen no hubiera existido66.Atindase, adems, a que este pasaje de la Gaia ciencia lleva por ttulo Nuestra fe enuna virilizacin de Europa67, por lo que esa guerra, ya comenzada la nueva edadblica en la que nosotros los europeos hemos manifiestamente entrado68 est al

    62 Friedrich Nietzsche: Humano, demasiado humano, vol. II, op. cit., 284, pg. 204.63 As aparece definida en el diccionario Mara Moliner.64 Flix Duque: op. cit., pg. 130.65 Friedrich Nietzsche: Ecce homo, op. cit., pg. 136.66 Friedrich Nietzsche: Gaia ciencia, Calamvs Scriptorivs, Barcelona, 1984, 362, pgs. 221-222. Traduccin de Pedro Gonzlez Blanco. (El quinto libro al que pertenece este fragmentodata de 1887) Nos hemos permitido la licencia de modificar la traduccin de Gonzlez Blanco yvolcar gelehrten por intelectual y no por cientfica por ser ms exacta.67 Seguimos el planteamiento de Flix Duque en op. cit., pgs. 77 133.68 Friedrich Nietzsche: Ms all del bien y del mal, Alianza Editorial, Madrid, 1978, 209, pg.151. Traduccin de Andrs Snchez Pascual. (1886)

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    servicio, como phrmakon, de la virilizacin de Europa, entendida como guerraintelectual. Este tiempo de guerra ha de ser entendida, ya lo hemos visto, comoproceso imprescindible para el avance en la cultura69.

    Finalmente, los ltimos das lcidos del filsofo apoyan la idea de queNietzsche admita la guerra como necesaria tan slo como antesala del incremento decultura, pero nunca aceptara la guerra real, disputada en los campos de batalla. EnLa gran poltica escribe Lo que yo hago es llevar la guerra a todas esas cosasabsurdas de pueblo, clase, raza, profesin, educacin, cultura: una guerra como la quehay entre ascenso y ocaso, entre voluntad de vivir y sed de venganza contra la vida,entre probidad y mendacidad70. Por eso, calificar a Nietzsche de filsofoantimoderno de la guerra debe quedar ya completamente descartado: Mejor perecerque odiar y temer, y doblemente mejor perecer que hacerse odiar y temer71. Elobjetivo ser pues preparar ese por ahora tan lejano estado de cosas en que losbuenos europeos aborden su gran tarea: la direccin y vigilancia de toda la cultura dela tierra72.

    69 Una vez acabada la edad clsica de la guerra, Nietzsche hablar del advenimiento de lapoca trgica en pro de Europa que luchar contra el nihilismo (1885/87) como advenimientode la cura de la profunda crisis que aqueja Europa.70 Cita extrada de Flix Duque: op. cit., pg. 130.71 Friedrich Nietzsche: Humano, demasiado humano, vol. II, op. cit., 284, pg. 204.72 Ibid., El caminante y su sombra, op. cit., 87, pg.149.

    Los Cclopes de la Cultura. Cultura y Guerra en Ana C. CondeI.- El Estado Griego. Kultur vs. Zivilisation. ElII.- Bellum versus EroberungskriegEl carcter violento de los pueblosEl papel de la guerra

    III.- Apndice: Los nombres propios en el avance