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A lo largo de 2002 un total de 216.064 per- sonas visitaron las ocho exposiciones que or- ganizó la Fundación Juan March en su sede, en Madrid, y en el Museo de Arte Abstracto Español, de Cuenca. En la sala de la Funda- ción, en Madrid, permaneció abierta hasta el 20 de enero la exposición «Matisse: Espí- ritu y sentido (Obra sobre papel)», que ofre- cía una selección de 123 obras realizadas por el artista francés. Otra muestra que pudo verse en Madrid fue «Georgia O’Keeffe. Na- turalezas íntimas», integrada por 34 obras de la pintora norteamericana, especialmen- te conocida por sus paisajes y estudios de flo- res. Por último, la exposición «Turner y el mar. Acuarelas de la Tate» abría en sep- tiembre la nueva temporada artística de la Fundación Juan March. Integrada por 70 obras –en su mayor parte acuarelas– del gran artista inglés J. M. W. Turner, proce- dentes del legado del propio Turner que con- serva la Tate, la muestra permaneció abier- ta hasta el 19 de enero de 2003. El Museo de Arte Abstracto Español (Fun- dación Juan March), de Cuenca, que exhibe también de forma permanente fondos de la colección de la Fundación Juan March, ofre- ció en sus salas de exposiciones temporales las muestras «Gottlieb. Monotipos» –que se exhibía desde noviembre de 2001–, «Mom- pó: Obra sobre papel», «Manuel Rivera. Re- flejos» y «Saura. Damas (Obra sobre pa- pel)». Con estas muestras la Fundación Juan March seguía mostrando la obra de artistas españoles de la generación de los años 50, ya desaparecidos, vinculados al Museo de Arte Abstracto Español, de Cuenca, de cuyos fon- dos es propietaria desde 1980, por donación de su creador, el pintor Fernando Zóbel. Durante 2002 el Museu d’Art Espanyol Con- temporani (Fundación Juan March), de Pal- ma, permaneció cerrado, por obras de am- pliación y remodelación. Un total de 2.076 m 2 ocupará el Museu, cuya reapertura se prevé para la primavera de 2003. Tras la amplia- ción, el Museu consigue un mayor espacio, que permite disponer de un salón de actos (para conferencias, presentaciones, concier- tos de cámara, etc.), así como ampliar las sa- las tanto de la colección permanente como de las exposiciones temporales y contar con nuevos despachos y salas de juntas. 11 Arte Balance de exposiciones y visitantes en 2002 Exposiciones Visitantes Madrid 3 178.653 Museo de Arte Abstracto Español, de Cuenca 5 37.411 TOTAL 8 216.064

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A lo largo de 2002 un total de 216.064 per-sonas visitaron las ocho exposiciones que or-ganizó la Fundación Juan March en su sede,en Madrid, y en el Museo de Arte AbstractoEspañol, de Cuenca. En la sala de la Funda-ción, en Madrid, permaneció abierta hastael 20 de enero la exposición «Matisse: Espí-ritu y sentido (Obra sobre papel)», que ofre-cía una selección de 123 obras realizadas porel artista francés. Otra muestra que pudoverse en Madrid fue «Georgia O’Keeffe. Na-turalezas íntimas», integrada por 34 obrasde la pintora norteamericana, especialmen-te conocida por sus paisajes y estudios de flo-res. Por último, la exposición «Turner y elmar. Acuarelas de la Tate» abría en sep-tiembre la nueva temporada artística de laFundación Juan March. Integrada por 70obras –en su mayor parte acuarelas– delgran artista inglés J. M. W. Turner, proce-dentes del legado del propio Turner que con-serva la Tate, la muestra permaneció abier-ta hasta el 19 de enero de 2003.

El Museo de Arte Abstracto Español (Fun-dación Juan March), de Cuenca, que exhibetambién de forma permanente fondos de la

colección de la Fundación Juan March, ofre-ció en sus salas de exposiciones temporaleslas muestras «Gottlieb. Monotipos» –que seexhibía desde noviembre de 2001–, «Mom-pó: Obra sobre papel», «Manuel Rivera. Re-flejos» y «Saura. Damas (Obra sobre pa-pel)». Con estas muestras la Fundación JuanMarch seguía mostrando la obra de artistasespañoles de la generación de los años 50, yadesaparecidos, vinculados al Museo de ArteAbstracto Español, de Cuenca, de cuyos fon-dos es propietaria desde 1980, por donaciónde su creador, el pintor Fernando Zóbel.

Durante 2002 el Museu d’Art Espanyol Con-temporani (Fundación Juan March), de Pal-ma, permaneció cerrado, por obras de am-pliación y remodelación. Un total de 2.076 m2

ocupará el Museu, cuya reapertura se prevépara la primavera de 2003. Tras la amplia-ción, el Museu consigue un mayor espacio,que permite disponer de un salón de actos(para conferencias, presentaciones, concier-tos de cámara, etc.), así como ampliar las sa-las tanto de la colección permanente como delas exposiciones temporales y contar connuevos despachos y salas de juntas.

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Balance de exposiciones y visitantes en 2002

Exposiciones Visitantes

Madrid 3 178.653

Museo de Arte Abstracto Español, de Cuenca 5 37.411

TOTAL 8 216.064

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Matisse: Espíritu y sentido (Obra sobre papel)

Hasta el 20 de enero se pudo contemplar enla sede de la Fundación Juan March en Ma-drid la exposición «Matisse: Espíritu y senti-do (Obra sobre papel)» que ofreció, desde el5 de octubre de 2001, un total de 123 obras so-bre papel de Henri Matisse (Cateau-Cam-brésis, 1869-Niza,1954). La muestra incluyóuna selección de dibujos, acuarelas, guachesrecortados, litografías, pasteles, y una serie delinograbados para ilustrar el libro Pasiphaé,todos ellos realizados por el artista francés en-tre 1900 y 1952, dos años antes de su muerte.Las obras de esta muestra, que se exhibió so-lamente en Madrid, procedían de 19 propie-tarios, entre ellos el Museo Matisse de Niza.

Para la organización de la exposición se con-tó con el asesoramiento de la directora delMuseo Matisse de Niza, Marie-Thérèse Pul-venis de Séligny, autora de uno de los textosdel catálogo. Asimismo colaboraron la fami-lia Matisse y, especialmente, los nietos del ar-tista, Jacqueline Matisse Monnier, Pierre-Noël Matisse y Paul Matisse; así como Wan-da de Guébriant, del Archivo Matisse. Gui-llermo Solana, profesor titular de Estética yTeoría de las Artes de la Universidad Autó-noma de Madrid, fue autor de otro de los en-sayos que recoge el catálogo.

Las obras procedían, entre otros, del MuseoMatisse de Niza, Museo de Bellas Artes de Li-lle, Centro Georges Pompidou, de París, Bi-blioteca Nacional de Francia, Biblioteca deArte y Arqueología Fundación Jacques Dou-

cet de París, Galería Maeght de París, Funda-ción Beyeler de Basilea, Galería Patrick Cra-mer de Ginebra, Museo de Artes Decorativasde Copenhague, Museo Ikeda de Ito (Japón)y coleccionistas privados.

En 1980 la Fundación Juan March organizóen su sede una retrospectiva de Matisse con62 obras de diversas modalidades.

El título de la exposición combinaba los dosconceptos de «espíritu» y «sentido», a partirde un pensamiento del propio Matisse, refle-jado en una carta dirigida a Henry Clifford:Creo que el estudio por el dibujo es absoluta-mente esencial. Si el dibujo procede del Espí-ritu y el color de los sentidos, hay que dibujarpara cultivar el Espíritu y ser capaz de condu-cir el color por los senderos del Espíritu. Loscinco grandes temas en torno a los cuales seestructuraba la exposición eran: El circo, Lapesadilla del elefante blanco, Ícaro, Formas yLa Laguna. «Esta iniciativa pone de relieve loimportante que era para el artista trabajar unay otra vez sobre los mismos temas y motivos,encontrando para cada uno de ellos nuevasformas de expresión», apuntaba Marie-Thérèse Pulvenis de Séligny. «La exposiciónpone de manifiesto la relación existente entrela fuerza del trazo creador del dibujo y la in-tensidad expresiva que nace del nuevo uso delcolor; dos enfoques técnicos esenciales sobrelos que se asienta la obra de Henri Matisse.»Mi dibujo a trazo es la traducción más pura ydirecta de mi emoción, señaló Matisse. ¿Aca-

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so un dibujo no es la síntesis, el resultado deuna serie de sensaciones que el cerebro retieney reúne y que una última sensación desenca-dena, de manera que ejecuto el dibujo casi conla irresponsabilidad de un médium? El dibu-jo es para Matisse un medio para explorar te-mas muy variados y profundizar en el estudiode diferentes técnicas.

«La pasión de Matisse por el dibujo –señala-ba Marie Thérèse Pulvenis de Séligny– es talque éste se convierte en un medio para ex-plorar variados temas y ahondar en ampliasinvestigaciones para las que utiliza diferentestécnicas. Produce así numerosas obras gráfi-cas: dibujos, litografías, monotipos, grabados,aguatintas. A partir de los años treinta, Ma-tisse emplea el carboncillo a su manera, quese convertirá en una característica de su for-ma de pintar. Traza líneas sucesivas y super-puestas. Las borra a medida que va avanzan-do en su trabajo, en una especie de autoco-rrección, un intento de alcanzar lo esencial.La superficie sombría, difusa, formada por elcarbón de leña difuminado perdura y se con-vierte en el soporte del que brota la repre-sentación final. Matisse talla directamente enel color, como el escultor lo hace en la piedra.Dibujar con tijeras, recortar sin rodeos en elcolor me recuerda el corte directo de los escul-tores (Matisse - Jazz, Tériade, París, 1947). Eluso del papel guache recortado pasa a ocuparun lugar esencial en la creación de Matisse.Los desnudos, las siluetas, la danza, los vege-tales, la abundancia de formas y colores se

yuxtaponen, se suceden, se oponen, creandoefectos cromáticos originales.»

Por su parte, Guillermo Solana apuntaba:«Una gran exposición dedicada a la obra so-bre papel de Matisse ofrece, aparte de una es-pléndida ocasión para la volupté, el interés depermitirnos comprobar esta hipótesis teórica:que la función del dibujo en la obra de Ma-tisse no es menos importante que la del color,sino acaso más fundamental. En las últimasdécadas de su carrera, la proliferación de pro-yectos decorativos, libros ilustrados, collages,etc., no serían síntomas de una dispersiónaleatoria, sino de una indagación muy ambi-ciosa sobre las posibilidades del dibujo».

«El principio del dibujo que organiza y espi-ritualiza el color producirá una de las crea-ciones más extraordinarias de los últimos añosde Matisse: sus guaches recortados. Partien-do de hojas de papel pintadas previamente decolores en guache, el artista recortaba las for-mas que luego combinaría en una composi-ción.»

La conferencia inaugural de la exposición co-rrió a cargo de Marie Thérèse Pulvenis de Sé-ligny. Ésta fue la primera de un ciclo de «Cin-co lecciones sobre Matisse», celebrado del 5al 18 de octubre de 2001, que impartieron tam-bién Guillermo Solana, Francisco Calvo Se-rraller, Valeriano Bozal y Juan Manuel Bo-net. Del contenido de estas conferencias se in-formó en los Anales correspondientes a 2001.

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Georgia O’Keeffe. Naturalezas íntimas

Del 8 de febrero al 2 de junio la FundaciónJuan March ofreció en Madrid la exposición«Georgia O’Keeffe. Naturalezas íntimas»con 34 obras de esta destacada pintora nor-teamericana, especialmente admirada porsus paisajes, estudios de flores y pinturas abs-tractas. Georgia O’Keeffe (Wisconsin, 1887 -Nuevo México, 1986) fue esposa del fotógra-fo Alfred Stieglitz, su promotor y propietariode la galería «291», la más vanguardista delmomento en Nueva York. O’Keeffe vivió enesta ciudad entre 1918 y 1949, alternando losveranos en Lake George y Nuevo México. In-mersa en el círculo de intelectuales, escrito-res y artistas de Nueva York de las primerasdécadas del siglo XX, Georgia logró crear unaobra con identidad propia. En 1949 se trasla-dó definitivamente a Nuevo México. A finesde los años 70, aquejada de una severa lesiónocular, abandonó la pintura y trabajó la es-cultura y la cerámica. Murió en Nuevo Méxi-co en 1986.

Las obras de la exposición, realizadas entre1919 y 1972, procedían de veinte museos y ga-lerías de Estados Unidos y Europa, entre ellosel Georgia O’Keeffe Museum, GeorgiaO’Keeffe Foundation, Whitney Museum ofAmerican Art de Nueva York, Museo Thys-sen Bornemisza, de Madrid, Centro GeorgesPompidou, de París, National Gallery of Art,de Washington, y Metropolitan Museum ofArt, de Nueva York.

En la inauguración de la exposición, el presi-

dente de la Fundación, Juan March Delgado,expresó su satisfacción de presentar por pri-mera vez en España una exposición de estadestacada figura del modernismo americano.«La obra de Georgia O’Keeffe –señaló– estámarcada por el misterio y la leyenda que ro-dea su vida; una mujer artista, de singular per-sonalidad y carácter fuerte, que se aísla en eldesierto para crear una obra intimista estre-chamente vinculada a la naturaleza. La Fun-dación Juan March ha querido ofrecer estamuestra como continuación de otras exposi-ciones sobre arte americano del siglo XX queha organizado en anteriores ocasiones, comolas colectivas de Arte USA, Minimal Art, Co-lección Leo Castelli y Expresionismo abs-tracto: obra sobre papel del MetropolitanMuseum of Art, de Nueva York, además deotras monográficas dedicadas a artistas comoDe Kooning, Motherwell, Lichtenstein, Cor-nell, Rauschenberg, Rothko, Hopper, Die-benkorn, Warhol, Wesselmann y Gottlieb, en-tre otros.»

Los días 4, 5, 11 y 12 de marzo la FundaciónJuan March organizó en su sede un ciclo decuatro conferencias bajo el título «GeorgiaO’Keeffe y su tiempo», que impartieron –doscada una– Amparo Serrano, profesora titularde Historia del Arte en la Universidad Na-cional de Educación a Distancia, y Estrella deDiego, profesora de Arte Contemporáneo enla Universidad Complutense de Madrid. Deellas se informa con más detalle en el capítu-lo de Cursos y conferencias de estos Anales.

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«Flor blanca»,1929 y, a la

derecha,«Amapola», 1927

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Para Lisa Messinger, conservadora adjuntadel departamento de Arte Moderno del Me-tropolitan Museum of Art, de Nueva York,quien pronunció la conferencia inaugural dela exposición, «la delicadeza de su pincela-da, el equilibrio de sus composiciones, el mi-nucioso realismo de su imaginería y la belle-za de su colorido hablan directamente a lossentidos. Son esos evidentes atractivos ex-ternos los que siempre hicieron su arte tanpopular. Pero más subliminal es la universa-lidad por la que sus imágenes trascienden nosólo las fronteras nacionales, sino también loespecífico de un tiempo y un lugar. Esa esen-cia de intemporalidad es lo que hace que suobra no envejezca: es de su tiempo y de to-dos los tiempos. La verdadera grandeza deO’Keeffe como artista estriba en que sus pin-turas crean un tiempo y un espacio propios,y nos trasladan a ellos sin esfuerzo aparen-te».

«En los Estados Unidos, Georgia O’Keeffees casi de la familia hasta para quienes no en-tienden de arte. Sus imágenes audaces y lla-mativas de flores, huesos y montañas se en-cuentran por todas partes: en los espacios dela vida cotidiana y en los lugares de trabajo,en carteles, tarjetas y calendarios. Sus pintu-ras llenan museos, galerías y exposiciones es-peciales. En 1997 la inauguración del Geor-gia O’Keeffe Museum en Santa Fe la situóentre los pocos privilegiados que cuentancon un museo propio. Desde la escuela ele-mental hasta la universidad se estudian sus

obras como modelos de técnica pictórica ydiseño compositivo, y como parte de la his-toria cultural de América.»

«Un caudal inagotable de libros, artículos yconferencias ofrece curiosidades sobre su vi-da e interpretaciones variadas de su obra. Pe-ro ese continuo bombardeo, lejos de mermarla importancia de su arte, ha servido para ele-var a O’Keeffe a la categoría de icono ame-ricano. Ya no es sólo una pintora excelente,sino un símbolo de América: un símbolo dela fuerza, la tenacidad y el orgullo de una na-ción.»

«Las cualidades que definieron su carácter–fuerte individualismo, integridad personal,franqueza sin adornos– son las mismas quese han atribuido a su labor artística. Con ellocada una de sus pinturas adquiere una signi-ficación que va más allá del simple registrofiel de fenómenos naturales. No hablamossólo de flores monumentales y paisajes ma-jestuosos, sino de materializaciones tangi-bles del espíritu americano y de O’Keeffe co-mo la artista americana por excelencia. Laconvicción que la llevó a no buscar fuera delpaís su primera formación artística, a dife-rencia de tantos artistas estadounidenses queviajaron al extranjero como ella no había dehacer hasta edad avanzada, ha agigantado suleyenda de artista ‘de casa’. No sería exage-rado decir que en los Estados Unidos de hoysigue siendo una de las figuras más conoci-das y admiradas del arte del siglo XX.»

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«Paisaje de BlackMesa, NuevoMéxico/Desde lacasa de Marie II»,1930. A laizquierda, retratode GeorgiaO’Keeffe.

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«Whitby», hacia1825, y «Mar

encrespada connaufragio», 1840-

1845.

Turner y el mar. Acuarelas de la Tate

«Turner y el mar. Acuarelas de la Tate» fue laexposición con la que la Fundación Juan Marchabría en Madrid su temporada artística2002/2003. Desde el 20 de septiembre se pudocontemplar en la sede de esta institución un to-tal de 70 obras –en su mayor parte acuarelas–del artista inglés J. M. W. Turner (Londres,1775- 1851), uno de los más importantes pai-sajistas de la historia del arte, que llevó la téc-nica de la acuarela, tan cultivada en el sigloXIX, a su mayor perfección. Su tratamiento delos efectos atmosféricos de la luz a través delcolor hace de Turner un pionero del impresio-nismo. Sus paisajes de mar o de montaña, te-mas preferidos de este incansable viajero querecorrió su país y otros lugares de Europa conel cuaderno de apuntes bajo el brazo, se pre-sentan como dramas cuyos protagonistas sonel hombre y la fuerza de la naturaleza, vista és-ta como fuente de vida o de angustia y ame-naza. Ilustró libros de los más destacados es-critores románticos de su tiempo (Lord Byron,Walter Scott, Samuel Rogers) y sus acuarelasdieron lugar a numerosos grabados que con-tribuyeron a difundir y popularizar su arte.

Las obras que ofreció la muestra, organizadapor la Tate, del Reino Unido, y la FundaciónJuan March, procedían en su mayoría del le-gado del propio Turner que conserva la Tate.La exposición estuvo abierta hasta el 19 deenero de 2003. El comisario de la exposiciónfue Ian Warrell, conservador de la Tate, y au-tor de uno de los artículos que recoge el catá-logo.

Tate es la colección nacional del Reino Uni-do –de arte británico desde el siglo XVI has-ta hoy y de arte internacional moderno y con-temporáneo– que se exhibe en diversas se-des: Tate Britain y Tate Modern en Londres,Tate Liverpool en el noroeste de Inglaterray Tate St Ives en el sudoeste. Esta exposiciónse encuadra dentro de la actividad interna-cional de Tate, que incluye el préstamo deobras a muestras organizadas por otras insti-tuciones en todo el mundo, la exhibición iti-nerante de sus propias exposiciones y, comoen este caso, la colaboración con otras insti-tuciones para presentar selecciones de susfondos.

Las 70 obras –entre ellas, dos óleos y nuevegrabados a partir de acuarelas– fueron reali-zadas por Turner entre 1795 hasta 1851, añode su muerte, y tenían al mar como «leitmo-tiv», representado en una amplia gama de as-pectos: en calma, tempestuoso, solitario osurcado por barcos de vapor. La exposiciónse estructuró en diversas secciones temáticas,que reflejan la evolución del célebre pintor:primeras obras, pinturas del estuario del Tá-mesis, vistas pintorescas de la costa sur de In-glaterra, Puertos de Inglaterra, Liber Stu-diorum, ilustraciones para libros, acuarelasen papel azul, estudios en Margate, para ter-minar con el cuaderno de apuntes de los ba-lleneros.

«Dada la naturaleza experimental e inaca-bada de casi todo el material que permane-

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ció en el estudio de Turner –se apunta en lapresentación del catálogo–, en los fondos dedicho legado existen inevitables lagunas, so-bre todo en lo relativo a las acuarelas termi-nadas que expuso y vendió en vida, muchasde las cuales fueron grabadas para hacer lle-gar su obra al gran público. Para no dar la im-presión engañosa de que las obras aquí ex-puestas fueron consideradas como metas porel artista, la selección incluye un puñado deesos grabados a buril, ejecutados bajo el es-crutinio atento y exigente del propio Turner.Es obvio que se podría ampliar ilimitada-mente el tema con pinturas y cuadernos dedibujos, pero lo que ahora se pretende es po-ner de manifiesto la estrecha relación exis-tente entre el tratamiento del mar en Turnery su personal evolución en el manejo de lapintura, situando el foco más en su trayecto-ria privada que en la pública.»

En la presentación de la exposición pronun-ció una conferencia José Jiménez, catedráti-co de Estética y Teoría de las Artes de la Uni-versidad Autónoma de Madrid y autor deuno de los textos que recoge el catálogo.

Como complemento de la exposición, laFundación Juan March programó en su sede,del 19 al 28 de noviembre, un ciclo de cuatroconferencias sobre Turner, que impartieronJavier Arnaldo, Carmen Pena, FranciscoCalvo Serraller y Begoña Torres; y un ciclosobre «El resurgir de la música inglesa» (del4 al 18 de diciembre). Del contenido de estasconferencias y del ciclo de conciertos se in-forma en los capítulos correspondientes deestos mismos Anales.

«Cerca de un tercio de las pinturas al óleo deJ. M. W. Turner –señala Ian Warrell en el ca-tálogo– tiene por tema el mar y sus orillas, yla vertiente marinera de su arte adquiere aúnmayor importancia si contamos también susacuarelas acabadas y los grabados derivadosde ellas. Él mismo, desde un momento muytemprano de su carrera, sintió la necesidadde cuestionar las ideas establecidas sobre loque se debía esperar de un paisajista, y a mo-do de manifiesto personal acometió con ese

fin el Liber Studiorum, donde los temas ‘ma-rinos’ debían constituir una de las seis cate-gorías esenciales de su paisajística personal.»

«Esa habilidad para animar sus visiones delos paisajes costeros de Gran Bretaña con eltipo de habitante que realza el contenido dela presentación de un lugar es una de las ca-racterísticas que definen la actitud de Turnerhacia la topografía, y que transforma su tra-bajo en ese campo de simple reportaje en al-go mucho más rico.»

José Jiménez escribía en su artículo titulado«La doble vida de J. M. W. Turner» reprodu-cido en el catálogo: «Las imágenes intensa-mente dinámicas de la naturaleza que en-contramos en Turner: los bosques, el mar, lamontaña... están muy lejos de esa evocaciónnostálgica de una naturaleza idealizada, deese mito soñado de la Arcadia, que impreg-na de manera tan notable la obra de otrosgrandes maestros franceses de la tradiciónclásica. En Turner resuena otra dimensión.Se trata de representar lo que va más allá delo inmediatamente sensible (...)Y es en estepunto, además, donde se introduce por vezprimera la posible superioridad estética de loinacabado frente a la exigencia de acabado,de terminación, que rige de modo central enla noción orgánica de la obra de arte clásica.(...) Ése es el horizonte estético que guía latrayectoria artística de Turner, viajero infati-gable siempre a la busca de lo sublime(...)».

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Museo de Arte Abstracto Español (Fundación Juan March),de Cuenca

Un total de 37.411 personas visitaron el Mu-seo de Arte Abstracto Español (FundaciónJuan March), de Cuenca, a lo largo de 2002.Más de 940.000 personas (exactamente944.187) han visitado este Museo desde queen 1980 pasó a ser gestionado por la Fun-dación Juan March, tras la donación de sucolección hecha por su creador, el pintorFernando Zóbel.

Situado en las Casas Colgadas, propiedaddel Ayuntamiento de Cuenca y sede de laCasa Consistorial hasta 1762, el edificio seabrió como Museo el 1 de julio de 1966, trasla restauración realizada por los arquitectosmunicipales Fernando Barja y FranciscoLeón Meler; el primero de los cuales pro-yectó también la ampliación de 1978. Des-de que la Fundación Juan March se hicieracargo del Museo, esta institución ha llevadoa cabo diversas mejoras y remodelacionesen el mismo, en 1985 y en 1994; entre ellas,la creación de las actuales salas para expo-siciones temporales.

A lo largo de 2002, el Museo exhibió, en es-tas salas, las siguientes exposiciones: hastael 13 de enero permaneció abierta la mues-tra «Gottlieb: Monotipos», que desde el 8de noviembre de 2001 ofreció una selecciónde 40 obras en tinta u óleo sobre papel, re-alizadas en 1973 y 1974 por Adolph Gottlieb(Nueva York 1903-1974) y estaba organiza-da con la colaboración de la Adolph andEsther Gottlieb Foundation, de NuevaYork, de donde procedían las obras. Del 22de enero al 5 de mayo se exhibió la exposi-

ción «Mompó: Obra sobre papel», que in-cluía 58 obras en diversas técnicas sobre pa-pel, realizadas entre 1956 y 1986 por el ar-tista valenciano Manuel Hernández Mom-pó (1927- 1992). Siguió la muestra titulada«Manuel Rivera. Reflejos», con una selec-ción de 40 obras realizadas entre 1952 y 1991por el artista granadino Manuel Rivera(1927-1995), miembro del grupo «El Paso»y conocido por sus características superpo-siciones de telas metálicas, que él llamaba«telas de araña». Formaban la muestra dosóleos sobre lienzo y el resto eran telas me-tálicas sobre cartulina, tabla de madera ybastidor de hierro o aluminio.

Desde el 13 de septiembre y hasta el 2 de fe-brero de 2003 se pudo contemplar en el Mu-seo la exposición «Saura. Damas», que ofre-cía 53 obras sobre papel realizadas entre1949 y 1997 por Antonio Saura (Huesca,1930- Cuenca, 1998), miembro fundador delgrupo «El Paso» y pionero en la renovacióndel arte de vanguardia español del pasadosiglo. De todas estas muestras se informacon más detalle en este mismo capítulo deArte de los Anales.

De este modo, la Fundación Juan March si-guió mostrando, a través de estas exposi-ciones, la obra de artistas españoles de la ge-neración de los años 50, ya desaparecidos,vinculados al Museo de Arte Abstracto Es-pañol, de Cuenca. Además de los citadosMompó, Rivera y Saura, se han podido con-templar en el Museo muestras con obra deFernando Zóbel, creador del mismo, Ma-

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nuel Millares, José Guerrero, Lucio Muñozy Eusebio Sempere. Todos ellos, además, es-tán representados en la colección de arte dela Fundación Juan March.

Incrementada con posteriores incorpora-ciones, la colección de arte español con-temporáneo de esta institución se exhibetambién en el Museu d’Art Espanyol Con-temporani, de Palma de Mallorca (cerradoen 2002 por obras de ampliación y reforma);en la sede de la propia Fundación JuanMarch, en Madrid; y a través de exposicio-nes itinerantes.

Creada sobre la base de autores españolesde una generación posterior en algunos añosa la terminación de la Segunda Guerra Mun-dial, la colección de obras que alberga elMuseo fue concebida con el fin de conseguiruna representación de los principales artis-tas de la generación abstracta española, bus-cando la calidad y no la cantidad.

En cuanto al carácter abstracto, «emplea-mos la palabra universalmente aceptada–apuntaba Zóbel– para indicar sencilla-mente que la colección contiene obras quese sirven de ideas e intenciones no figurati-vas, pero que en sí abarca toda la extensa ga-ma que va desde el constructivismo más ra-cional hasta el informalismo más instinti-vo».

En el libro Museo de Arte Abstracto Espa-ñol de Cuenca, con textos de Juan ManuelBonet y Javier Maderuelo, de 130 páginas,se comentan 56 obras de 30 artistas (pre-sentados por orden alfabético), entre lasque habitualmente se exhiben en el Museo.Los comentarios incluyen datos sobre losgrupos o movimientos artísticos, las perso-nas que los integraron y su proyección his-tórica, con análisis de sus intenciones crea-tivas.

El Museo siguió desarrollando en 2002 elProyecto Educativo destinado a EducaciónInfantil, Primaria y Secundaria, mediante laedición de un material didáctico a disposi-

ción de los centros escolares de Cuenca, quese complementa con visitas guiadas a lasobras.

Asimismo, dentro de la XLI Semana de Mú-sica Religiosa de Cuenca, el 26 de marzo secelebró en el Museo de Arte Abstracto Es-pañol un concierto de violonchelo a cargode Lluís Claret, quien interpretó, bajo el tí-tulo Abstracciones místicas III, las siguien-tes obras: Suite nº 2, en Re menor, BWV1008, de Johann Sebastian Bach; Sonata(1948-53), de György Ligeti; y Suite nº 6, enRe mayor, BWV 1012, de Johann SebastianBach.

El Museo de Arte Abstracto Español, deCuenca, ha sido galardonado, entre otros re-conocimientos, con la Medalla de Oro enlas Bellas Artes; el Premio del Consejo deEuropa al Museo Europeo del Año, en 1981,«por haber utilizado tan acertadamente unparaje notable, y por su interés, tanto por losartistas como por el arte»; la Medalla de Orode Castilla-La Mancha, en 1991, como «unejemplo excepcional en España de solidari-dad y altruismo cultural»; y con el PremioTurismo 1997 que concede la Junta de Co-munidades de Castilla-La Mancha a travésde la Consejería de Industria y Trabajo.

La Editorial de Arte y Ciencia realiza unalabor divulgadora mediante la edición deobra gráfica y reproducciones de parte delos fondos del Museo, pertenecientes a laFundación Juan March. Un total de 2.259 li-bros de arte contemporáneo, que llevan de-dicatorias personales, acotaciones, ex-libriso firma de Fernando Zóbel, están en el Mu-seo a disposición de críticos e investigado-res que deseen consultarlos.

El Museo permanece abierto todo el año,con el siguiente horario: de martes a viernesy festivos, de 11 a 14 horas y de 16 a 18 ho-ras; sábados, de 11 a 14 horas y de 16 a 20horas; domingos, de 11 a 14,30 horas. Lunes,cerrado. El precio de entrada es de 3 euros,con descuentos a estudiantes y grupos, y gra-tuito para nacidos o residentes en Cuenca.

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Mompó: Obra sobre papel

Del 22 de enero al 5 de mayo se exhibió en lassalas de exposiciones temporales del Museode Arte Abstracto Español (Fundación JuanMarch), de Cuenca la exposición «Mompó:Obra sobre papel», que incluyó una selecciónde 58 obras en diversas técnicas sobre papel,realizadas entre 1956 y 1986 por el artista va-lenciano Manuel Hernández Mompó (1927-1992). Las obras, que abarcan diversas técni-cas –guache, cera, pastel, tinta, collage y téc-nica mixta sobre papel o cartulina–, procedí-an de los hijos del artista, Galería Helga de Al-vear, Museo Nacional Centro de Arte ReinaSofía y colección de la Fundación Juan March.En la presentación de la exposición, a la queasistieron Tó y Mónica Mompó, el director ge-rente de la Fundación Juan March, José LuisYuste, destacó que Mompó es uno de los au-tores básicos con obra en el Museo de ArteAbstracto Español, de Cuenca: cinco de suscuadros forman parte de las obras que se ex-hiben de forma permanente en el mismo, y queforman parte de la colección de arte españolcontemporáneo de la Fundación Juan March.

Auténtico espectador callejero, Mompó apun-taba: «Mi obra se basa en la realidad. En todoeso vivo que está delante de nosotros, que nosrodea. Quiero que sea el reflejo de lo que ve-mos.(...) Quiero mostrar en una superficie pla-na todo eso vivo de lo normal y lo cotidiano».

«El más figurativo de los artistas abstractos yel más abstracto de los figurativos», calificaba

a Mompó el académico Julián Gállego en ellibro Arte abstracto español en la colección dela Fundación Juan March. «Lo más paradóji-co de este artista, lo que le presta su mayoratractivo, es precisamente esa fusión insepa-rable de lo castizo y lo internacional.»

Hijo de un pintor y profesor de dibujo, Ma-nuel Hernández Mompó nace en Valencia en1927. Estudia en la Escuela de Arte y OficiosArtísticos y en la Escuela de Bellas Artes deSan Carlos de su ciudad natal. En 1950 pasaseis meses en París, donde hace amistad conlos artistas españoles Juana Francés, Pablo Pa-lazuelo y Eduardo Chillida. En 1954 reside enla Academia Española de Bellas Artes de Ro-ma y pasa un año en Holanda, donde se casay nace su primera hija. Al año siguiente de suregreso a Madrid, en 1958, obtiene una Pen-sión de Bellas Artes de la Fundación JuanMarch para estudiar la técnica del mosaico. En1963, una estancia en Ibiza aporta el elemen-to definitivo a su obra, la luz. El blanco domi-nará a partir de entonces los fondos de susobras. Obtiene diversos premios y contactacon jóvenes artistas españoles como Saura,Millares, Pablo Serrano o Torner. En 1973 via-ja a Estados Unidos, donde reside varios me-ses. Cuando regresa a España, fija su residen-cia en Mallorca, donde tras seis años de tra-bajo, surgen en 1977 sus primeras piezas sobremetacrilato, en las que trabaja hasta 1982. Ini-cia allí sus esculturas sobre planchas metálicascoloreadas, que expone por primera vez ese

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«Sin título», 1962,y «Viñetas», 1964

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mismo año, en el Museo Nacional de BellasArtes de Caracas.

En 1982 abandona Alaró, pueblo mallorquínen el que residía, para regresar a Madrid. Su-fre una primera operación de corazón. Expo-ne en la colectiva «Pintura Abstracta Españo-la, 1960-1970», de la Fundación Juan March.Desde 1982 hasta su muerte, diez años más tar-de, Mompó participa activamente en las ex-posiciones de arte que se realizan en España.En 1987 es nombrado académico de la RealAcademia de San Carlos de Valencia, y en1990 recibe el premio al Mérito Cultural de laGeneralitat Valenciana. Bajo el título «Mom-pó. Constelaciones, representaciones, signos»,expone en el Instituto Valenciano de Arte Mo-derno (IVAM). Muere en Madrid, en 1992, ala edad de 65 años.

La historiadora Dolores Durán fue la autoradel estudio que recoge el catálogo, titulado«Mompó, una sombrilla ondula el espacio».«Mompó se convirtió en un verdadero espec-tador callejero para el que, según sus propiaspalabras, el espectáculo de la calle se encontra-ba en constante cambio y movimiento. De es-ta convicción que pudiera parecer a priori sen-cilla, surgió con los años toda una galería ico-nográfica de personajes, situaciones y escena-rios dispuestos a tomar por completo el terre-no de lienzos y papeles.»

«Ese ir y venir de lo cotidiano, que se traduce

en un personal lenguaje de signos, referenciasy esquemas gráficos, navega en cada obra deMompó sobre un mar de luz que delata inme-diatamente los orígenes mediterráneos del ar-tista, la luz de Valencia, que se filtra por lasrendijas del más oscuro de los rincones de unmercado.»

«No sólo de la luz sino del color también fueaudaz relator Mompó. Parte del bullicio y elmovimiento que fascinaron al artista no eraotra cosa que ajetreo de colores moviéndosecada uno en su particular universo, ya fuera unmercado, ya una calle, ya una fiesta campes-tre. Y cada color adoptaba su papel jerárqui-co, cada uno con su función, partes de un to-do organizado y articulado.»

«Es interesante comprobar cómo ese color,que parece definitivo por lo que de sintéticoencierra, evoluciona con los años hasta en-contrar una verdadera abstracción incluso delos tonos.»

«Manuel Hernández Mompó desarrolló a lolargo de aproximadamente cincuenta años unpersonal lenguaje que pasaría a la historia denuestro país como uno de los más atractivosespíritus lúdicos de la pintura contemporánea,un espíritu que sin duda evolucionó, pero quemantuvo en lo esencial la coherencia de unapersona que jamás abandonó su interés por to-do aquello que pudiera representar el mundode lo vivo, de lo móvil, de lo animado.»

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«Círculo de color»,1963, y «Sintítulo», 1966

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Manuel Rivera. Reflejos

«Manuel Rivera. Reflejos» fue la exposiciónque se ofreció desde el 10 de mayo hasta el 1de septiembre en las salas de exposicionestemporales del Museo de Arte Abstracto Es-pañol (Fundación Juan March), de Cuenca.Esta muestra incluyó una selección de 40obras realizadas entre 1952 y 1991 por el ar-tista granadino Manuel Rivera (1927-1995),miembro del grupo «El Paso» y conocido porsus características superposiciones de telasmetálicas, que él llamaba «telas de araña».Las obras –dos óleos sobre lienzo y el restotelas metálicas sobre cartulina, tabla de ma-dera y bastidor de hierro o aluminio– proce-dían de la familia Rivera, Galería y colecciónHelga de Alvear, colección de los hijos de Ma-nuel Hernández-Mompó y colección de laFundación Juan March. Se incluía en la mues-tra un Poema de Alberti, escrito por el escri-tor gaditano en homenaje a Rivera, en no-viembre de 1990.

De Manuel Rivera hay en la colección de laFundación Juan March 26 obras, de ellas 9 te-las metálicas y el resto dibujos y grabados. Porotra parte, nueve obras de Rivera se exhibie-ron en la muestra «El Paso después de El Pa-so en la colección de la Fundación JuanMarch», que en 1988 organizó esta instituciónen su sede de Madrid y posteriormente en elMuseo de Arte Abstracto Español, de Cuen-ca. Incluyó 43 obras de los diez artistas espa-ñoles que participaron en ese movimiento ar-tístico, activo como tal grupo de 1957 a 1960,y que supuso la plena introducción del infor-malismo en España. El propio Manuel Rive-

ra, junto con Rafael Canogar, Martín Chiri-no y Juana Francés, asistió a la inauguraciónde esta exposición.

La exposición «Manuel Rivera. Reflejos»presentó una selección de obras de los ciclosmás destacados de este autor: Composicio-nes, Metamorfosis, Tiritañas y Oráculos, mos-trando los elementos característicos de suproducción plástica: la materia (la tela metá-lica), la luz y el espacio que, junto al lirismo yal dramatismo contenido que define su obra,contribuyen a la evolución de su lenguaje ar-tístico. «De su infancia en Granada –se seña-la en la presentación del catálogo– le viene aRivera la obsesión por su propio reflejo en losespejos isabelinos del salón de la casa pater-na en el Albaicín. Los juegos lumínicos de losestanques de la Alambra o las fuentes del Ge-neralife despiertan en él la nostalgia del aguacomo espejo, evocadora de transparencias,matices, iridiscencias, reflejos de luz, perotambién contrastes de sombras espectrales ymisteriosas. A lo largo de toda su trayectoria,y especialmente en los Espejos, que son fru-to de la plena culminación de su producciónartística, Rivera recupera y revive los ecosarábigo-andaluces y la memoria de su ciudadnatal.»

Jaime Brihuega, profesor titular de Historiadel Arte de la Universidad Complutense, fueel autor del texto del catálogo, en el que ha-ce un recorrido por las diversas etapas crea-tivas de Rivera: «Rivera se integró en El Pa-so desde el momento mismo de su constitu-

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«Metamorfosis,mutación», 1961;«Espejo para unanovia II», 1976; y«Metamorfosis»,

1959

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ción. Por ello, y aunque el artista ya habíamostrado su obra en alguna importante co-lectiva (e incluso realizado una exposición in-dividual), es precisamente 1957 el año que se-ñala su irrupción irreversible en el panoramanacional e internacional del arte español devanguardia. Se agrupan en esta exposiciónseis obras de las realizadas entre 1957 y 1962,que entroncan histórica y poéticamente conla estética de El Paso: Composición, Compo-sición sobre elementos ascendentes, dos Me-tamorfosis, Metamorfosis, mutación y Meta-morfosis (cosa) (fechadas sucesivamente en1957, 1958, 1959, 1960, 1961 y 1962). Son pie-zas construidas a partir de una dramática aus-teridad de medios expresivos: tan sólo telasmetálicas sobre bastidores de hierro o alumi-nio. Las tensiones, huecos, desgarros, torsio-nes, atirantamientos y costurones que entra-ñan la condición material de estas obras tejenen el aire un intenso poema sobre la condi-ción humana. Condición entendida comofractura recurrente del oficio de existir, perotambién como actitud que se resiste ante elaniquilamiento y renace bajo una insaciablesed de metamorfosis.»

«Posiblemente sea en este grupo de obras, re-alizadas en la bisagra de ambas décadas, don-de cobra su forma más evidente y desnuda esanoción de heroica ‘vulneración de la fatali-dad’.»

«Entre finales de los años sesenta y principiosde los setenta, Rivera asumió también los va-lores constructivos y preocupaciones estéti-cas de la abstracción geométrica, trasladán-dolos al interior de sus espejos. Contrapunto(1966), Espejo caja del tiempo nº 2 (1968) yTiritaña VI (1973) evidencian esta dimensiónpoética, sensiblemente escorada hacia las re-giones más desnudas de lo explícitamenteconceptual.»

«El advenimiento de los años ochenta nuncallegaría a deslizar a Rivera hacia la complaci-da y conscientemente errática condiciónpostmoderna, que poco a poco se iría ha-ciendo dominante en la cultura española ba-jo el inducido y paradójico espejismo de una

nueva circunstancia de modernización. En-cadenado a la trayectoria de su propia iden-tidad, el artista acomete la serie que lleva portítulo común Espejo roto, tan versátil y car-gada de acentos cinematográficos. O la quedenomina Oráculo, donde busca la sintoníacon lo misterioso y lo imprevisto, intentandoesta vez transformar el destino en una caja desorpresas que se reparten entre el anhelo deuna condición exultante y el mal presagio.»

«Cuenca 1987es la obra que mejor se enmarcaen esa alegoría de la galería de espejos de Ver-salles con que hemos acometido la presenteexposición. Cuenca es el mundo real y tangi-ble que rodea el habitáculo que cobija lamuestra de la que esta pieza forma parte.Cuenca es, por sí misma, un espejo mágico ymutante, donde lo gravitatorio se vuelve eté-reo, lo geológico fantasía inverosímil, y el apa-rente azar de las formas populares experien-cia estética de sofisticada vanguardia. Ver laciudad «de carne y hueso» (y las ciudades tie-nen esqueleto y músculos) es, en cierto mo-do, ese ‘pasar al otro lado’ que siempre nospropone el artista.»

«Cargada de presente eficaz que por renova-ble es potencial futuro. Preñada de retros-pectivos homenajes a una ciudad que ha ser-vido de cuna a una parte substancial del arteespañol de la segunda mitad del siglo XX, laobra Cuenca 1987 representa el paradigma deesos REFLEJOS que tan bien definen a ManuelRivera y expresan la clave argumental de lapresente muestra.»

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«Tiritaña VI», 1973

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«Saura. Damas» (Obra sobre papel)

Desde el 13 de septiembre de 2002 hasta el 2de febrero de 2003 se ofreció en las salas de ex-posiciones temporales del Museo de Arte Abs-tracto Español (Fundación Juan March), deCuenca la exposición «Saura. Damas» (Obrasobre papel), que incluyó una selección de 53obras sobre papel realizadas entre 1949 y 1997por Antonio Saura (Huesca, 1930 - Cuenca,1997), miembro fundador del grupo «El Paso»y pionero en la renovación del arte de van-guardia español del pasado siglo. Las obras –entécnica mixta, óleo, collage, mina de plomo ytinta china sobre papel– procedían de la Suce-sión Antonio Saura y de una colección parti-cular y pertenecían a diversas series (Damas,Desnudos, Superposiciones, Damas affiches,Damas en technicolor, etc.).

De Antonio Saura hay en la colección de arteespañol contemporáneo de la Fundación JuanMarch 24 obras, de ellas seis pinturas y el res-to dibujos y grabados. En el Museo de ArteAbstracto Español, de Cuenca, se exhiben deforma permanente Brigitte Bardot (1959), Su-dario XII (1959), Coctail Party (1960), Retratoimaginario de Felipe II (1967) y Géraldine dansson fauteuil (1967).

De los miembros de «El Paso», fueron Saura yMillares quienes ahondaron más insistente-mente en la tradición cultural española y, al mis-mo tiempo, quienes más hicieron por mante-ner en contacto al grupo con la modernidad eu-ropea y el expresionismo abstracto de EstadosUnidos. La Serie castellana (1954), de Saura, es

abstracta, y también lo son sus Damas prime-ras (1953-55). A finales de los cincuenta reali-za sus primeros retratos imaginarios de Isabella Católica (1958), la Duquesa de Alba (1959)y Goya (1959-60). De 1957 es su primera Cru-cifixión. Más tarde hará diversas variacionessobre los retratos barrocos de los reyes –el másconocido es el Retrato de Felipe II (1967)–, elCristo de Velázquez, los descoyuntados retra-tos de Dora Maar por Picasso o la silueta de Pe-rro ahogándose, obra a la que siguió una seriede retratos imaginarios de Goya.

Las mujeres juegan un importante papel en laobra de Saura: las primeras Damas, serie queinicia a mediados de los años 50, y cuya deno-minación mantendrá hasta su muerte, en 1997;los citados Retratos imaginarios a partir de1958; y, más tarde, a mediados de los 60, las Mu-jeres en el sillón. La mujer aparece en esta ex-posición en obras tempranas que muestran lainfluencia surrealista de fines de los 40 y pri-meros 50 (El nacimiento de Venus, 1949 o Mu-jer en su habitación, 1950). Pero es también elmotivo de Las Tentaciones de San Antonio(1963 y 1964), en las que mediante el collagenos muestra Saura «la única forma de poseercentenares de mujeres al mismo tiempo, aun-que sea con la imaginación». Incluye la mues-tra dos Damas en technicolor, serie de 1957 enla que utiliza fragmentos de papeles y pinturasde colores puros y estridentes; algunas Super-posiciones (Bel, 1973, Saskia, 1973), que son di-versos trabajos realizados sobre viejas repro-ducciones de Skira encontradas en un almacén;

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«Dama entechnicolor», 1957;

«Brigitte Bardot»,1962; y «Dama»,

1960-1968.

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Desnudos; y Damas affiches (Lina, 1972), co-llages a base de fragmentos de carteles calleje-ros rasgados y presentados en estado bruto.

Brigitte Bardot (1962) está también presente enesta retrospectiva de obra sobre papel, con lamisma voluntad de dislocación del popular mi-to que aparece en sus óleos del mismo título.También representa Saura a la mujer como«bestia convulsa que muestra salvajemente susatributos», la fascinación por la belleza de laobscenidad en sus Furious strip-tease (1961) entinta china.

Francisco Calvo Serraller, catedrático de His-toria del Arte de la Universidad Complutense,de Madrid, y académico de Bellas Artes, es elautor del estudio sobre Saura que recoge el ca-tálogo, titulado «Entre damas anda el juego».«Creo que la serie Damases fundamental –fun-cional– en el encuentro personal de AntonioSaura con la pintura: su encuentro con el ‘se-xo-pincel’, que marca su destino copulativo; suencuentro con la visión analítica que es la mi-rada cruel, que ‘esquematiza’ lo real para quedevenga algo significativo, dramático, tempo-ralizado; su encuentro con la ‘grosería’ de lapintura como materia, porque sólo así ésta re-cuperará su poder primigenio del magma nu-tricio, con todo su esplendor orgánico germi-nativo y con toda su expresividad excrementi-cia de embadurnamiento; su encuentro con laesgrima de la ‘mano-codo-cerebro’; y, en su en-cuentro con el éxtasis eyaculativo que hace in-corporar al artista al ritmo fluido de la natura-

leza. Ninguno de estos encuentros podría con-cebirse sino efectivamente como el prodigiosorendez-vous con una dama, que, ahora ya lo sa-bemos, lo es en tanto que dama ‘pintada’.»

«Pintor obsesivo y recurrente como sólo lopuede ser el pintor de una pieza o de una da-ma, que es el pintor de una vez para todas, An-tonio Saura volvió, en varios momentos de sutrayectoria, sobre este tema, y en particular,como es sabido, con la serie de 1983 de las Do-ra Maar, y sobre todo en las de 1986, de las Do-ra Maar visitadas, con sus correspondientes in-tercalaciones de sillones, pero estas revueltaso visitaciones no hacen sino indicarnos que, enefecto, ‘la suerte estaba echada’ y que ésta erala suerte de la pintura. Pero las Damas de An-tonio Saura celebran también otra cualidadpictórica intempestiva: la de la revelación tác-til de la materia, porque no se entiende a estepintor si no se repara en el hecho de que, paraél, la pintura no sólo se ve, sino que se palpa,huele, sabe y hasta hace oír su silencio; en su-ma: alimenta, porque alimenta nuestras pa-siones. Recordemos lo que decía Covarrubiassobre las damas ‘engalanadas’ y ‘cortejadas’:he aquí que el caballero español Antonio Sau-ra, de una forma muy intensa y, por qué no,hasta residualmente católica, ha descubiertopara nosotros, gracias a sus Damas, el secretoinmemorial de la pintura, ese primigenio actode obscenidad que es la creación. Así que, di-gámoslo nosotros también de una vez: ‘entredamas anda el juego’. El juego del arte, el jue-go de la pintura y el juego de Antonio Saura.»

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«Dama», 1956 y«Nu», 1949.

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Gottlieb: Monotipos

Hasta el 13 de enero estuvo abierta en las salasde exposiciones temporales del Museo de Ar-te Abstracto Español (Fundación Juan March),de Cuenca, la exposición «Gottlieb: Monoti-pos», que se había presentado el 8 de noviem-bre de 2001. Incluía la muestra una selecciónde 40 obras en tinta u óleo sobre papel, reali-zadas en 1973 y 1974 por Adolph Gottlieb(Nueva York 1903-1974) y estaba organizadacon la colaboración de la Adolph and EstherGottlieb Foundation, de Nueva York, de don-de procedían las obras.

En estas mismas salas de exposiciones tempo-rales del Museo de Arte Abstracto Español, deCuenca, así como en las del Museu d’Art Es-panyol Contemporani, de Palma, que duranteel año 2002 permaneció cerrado por obras dereforma y ampliación, la Fundación JuanMarch ha presentado muestras de obra gráficade dos de los máximos representantes del arteabstracto norteamericano: Frank Stella y Ro-bert Rauschenberg, además de una de RobertMotherwell, exhibida en Cuenca en 1995.

Sanford Hirsch, director de la Adolph andEsther Gottlieb Foundation y comisario de laexposición, escribe en el programa de mano:«Gottlieb fue un hombre orgulloso e indepen-diente, amante de la soledad de su estudio. Esascualidades se reflejan en su constante defensade la participación directa de la mano del ar-tista como uno de los valores centrales de su ar-te. En 1970 ese fuerte vínculo personal con lacreación de sus obras se vio comprometido porun grave ataque de apoplejía que paralizó to-do su cuerpo excepto el brazo derecho, deján-dole necesitado de ayudantes que le prepara-

sen las telas y le movieran en silla de ruedas.Esas restricciones, sin embargo, no le impidie-ron ejecutar muchas grandes pinturas al finalde su vida».

«Tras año y medio de relativa normalidad susfuerzas empezaron a flaquear, y en el veranode 1973 ya sólo podía trabajar durante algunashoras al día, separadas por largos períodos dedescanso. En ese verano se le encargó una se-rie de litografías, y con ese fin se enviaron a suestudio de East Hampton (Nueva York) unaprensa, papeles, tintas y un ayudante. Gottliebrehusó los servicios del ayudante, pero conser-vó la prensa y los materiales. Aunque no llegóa hacer las litografías, en su lugar creó una se-rie de cincuenta y cuatro monotipos que cons-tituyen el colofón de su carrera.»

«En la producción de esos monotipos volvió aencontrar el método de trabajo activo y manualque tanto amaba, y el gozo de aquel descubri-miento fue para él como un renacer. El pe-queño formato de las obras y la posibilidad demanipularlas y acabarlas directamente en po-co tiempo significaban verse de nuevo ante losretos que más deseaba, y trabajando intensa-mente con la ayuda de Esther, su esposa, notardó en dominar aquella nueva forma.»

«El monotipo es una obra de arte única que seobtiene pintando la imagen sobre una planchasin preparación y transfiriéndola a papel pormedio de una prensa. Su origen se remonta ala Europa del siglo XVII, pero en la historia delarte moderno ocupa un lugar de privilegio. Ar-tistas tan dispares como Degas, Gauguin, Ma-tisse y Sargent crearon monotipos sobresalien-tes; Milton Avery, gran amigo de Gottlieb, uti-lizó esta técnica con frecuencia. Gottlieb hizosus monotipos con una sucesión de prensas: lalitográfica en East Hampton, un tórculo gran-de y otro pequeño, y finalmente un tórculogrande que llegó a su estudio de Nueva Yorkpocas semanas antes de su muerte.»

«El efecto global de los monotipos es hondo.Son las anotaciones personales de un artista delarga experiencia que sabe que está llegando alfinal de su vida.»

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Ampliación del Museu d’Art Espanyol Contemporani(Fundación Juan March), de Palma

Durante el año 2002 el Museu d’Art EspanyolContemporani (Fundación Juan March), dePalma de Mallorca, permaneció cerrado al pú-blico por reforma interior y ampliación delmismo, para reabrirse en la primavera de 2003.En este proyecto el volumen del edificio per-manece inalterado, pero el Museu consigue unmayor espacio al pasar a formar parte del mis-mo el que ocupaba el Club Social Sa Banca, eincorporar parte de la oficina de la BancaMarch, colindante, primera dependencia deesta institución, creada en 1926, que cede tam-bién estos nuevos espacios. A un total de 838m2 de superficie construída afecta esta obra.

Tras su ampliación, el Museu ocupa un total de2.076 m2. Cuando se inauguró, en diciembre de1990, con una primera planta, más la baja, ocu-paba 386 m2; que se ampliaron hasta 1.433 m2

con la reforma de 1996, cuando se incorporóuna segunda planta con una sala de exposicio-nes temporales.

Con esta nueva ampliación, se dispone tam-bién de un salón de actos (para conferencias,presentaciones, conciertos de cámara, etc.),instalado en la planta baja, donde habrá un ser-vicio de traducción y proyección. Se ha mejo-rado la accesibilidad y se ha adaptado una zo-na para tienda del Museu. En la planta prime-ra se han ampliado las salas de exposicionescon la incorporación de los espacios del anti-guo club social. En la planta segunda se re-convierte la tienda en una zona de almacén,además de aumentar los espacios para las ex-posiciones temporales. La reforma de la plan-ta tercera ha hecho posible la instalación de unascensor e incorpora despachos y salas de jun-tas.

Las obras han sido proyectadas por el arqui-tecto mallorquín Antonio Juncosa, con la ase-soría museística del pintor y escultor GustavoTorner, partícipe en la creación del Museo deArte Abstracto Español, de Cuenca, en 1966;y autor de diferentes remodelaciones exposi-toras en el Museo del Prado, de Madrid; ade-más de ser asesor artístico de la FundaciónJuan March. Juncosa y Torner son autores delproyecto inicial del Museo en 1990 y también

de su anterior ampliación, hace siete años.

El edificio que alberga el Museu, en la calleSant Miquel, número 11, ocupa un solar de 800m2. Es una casa reformada a principios del si-glo XX por el arquitecto Guillem Reynés iFont. Se trata de una muestra destacable delllamado estilo regionalista, con aspectos deinspiración modernista, como la forma de laescalinata principal y algunos herrajes y deco-raciones en balcones y puertas. Un ejemplo de«gran empaque, solidez y elegancia», señala lahistoriadora Ana Pascual. El acceso principalda a un patio, con el esquema típico del pala-cio señorial mallorquín, de escalera de már-mol, cubierto con un lucernario elíptico degran interés.

La casa fue adquirida por don Juan March Or-dinas en 1916 y diez años después se instaló enla planta baja la primera dependencia de laBanca March, que sigue abierta.

La colección que hasta diciembre de 2001 –fe-cha de su cierre– ha venido exhibiendo el Mu-seu –integrada por fondos de la FundaciónJuan March– ha incluido un total de 58 pintu-ras y esculturas de otros tantos artistas espa-ñoles del siglo XX, distribuidas en 15 salas.

En los 11 primeros años de su existencia –1990a 2001– el Museu de la Fundación Juan Marchha sido visitado por 289.506 personas; de ellasuna cuarta parte estudiantes, que lo recorrensiguiendo alguno de los itinerarios didácticospropuestos. Como es sabido, la entrada es gra-tuita para todos los nacidos o residentes en Ba-leares.

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