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Análisis del capítulo 37 del Quijote de 1605
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Óscar Nanaotzi Padilla Mejía. 17-octubre-2012
Análisis del capítulo XXXVII Del ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha de 1605
Donde se prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, con otras graciosas
aventuras.
Ubicación:
El cura y el barbero acompañados por Cardenio (El loco de la sierra y enamorado de
Luscinda) se encuentran con la bella Dorotea vestida de hombre detrás de un peñasco,
después de que esta les contó su historia de deshonra con Don Fernando(El cual le había
prometido matrimonio pero tras deshonrarla la abandonó para desposarse con Luscinda) se
dispusieron a ayudarla, pero al contarles la idea que tenían de hacer volver a Don Quijote a
su aldea ella en agradecimiento decide ayudarles, diciéndoles que sería una mejor doncella
que el barbero, cuando Sancho se encuentra con ellos y pregunta quién es la bella mujer le
dicen que es Micomicona, heredera directa del reino de Micomicón quien busca a Don
Quijote para que desfaga los improperios que ha causado un gigante en su reino.
Dorotea (como Micomicona) se presenta con Don Quijote y le cuenta sus desgracias, El de
la triste figura como es su deber de caballero andante decide ayudarla, además de que según
Micomicona una profecía que le dijo su padre contaba que la ayudaría. De esta manera toda
la escuadra sigue su camino en el cual Sancho y don Quijote hablan de Dulcinea. Todos
juntos llegaron a la venta donde se encontraron con la novela del Curioso impertinente, el
cura decide leerla para todos (durante casi tres capítulos) y justo cuando estaba por terminar
entra Sancho corriendo para pedirles que socorran a su amo pues está peleando con el
gigante que usurpó el reino de Micomicón, la sorpresa es que lo que en realidad hizo Don
Quijote fue pelear contra unos cueros de vino tinto que estaban en la venta, después de toda
la confusión todos reían, menos el ventero que estaba molesto por los estragos que causó
Don Quijote (El cual se encontraba durmiendo), pero el cura lo calmó prometiéndole que
pagaría todo, prosiguió a seguir contando la historia hasta que terminó, de repente 4 jinetes
con dos mozos y una mujer embozada aparecen, la mujer es nada menos que Luscinda y
uno de los hombres Don Fernando (Los demás se mencionan pero no participan en nada, ni
siquiera hablan) cuando se reconocen entre ellos todos comienzan a llorar, hasta Sancho,
aunque este lo hacía porque se había dado cuenta que Micomicona no la era la princesa que
decía ser y por lo tanto su sueño de ser gobernador se veía frustrado . Y es en este escenario
y con estos personajes es donde comienza el capítulo XXXVII que pasaremos a analizar.
Resumen:
1. Todos los personajes convergen felices en la venta, sobre todo la ventera pues ya le
habían prometido que todos los daños serían pagados, sólo Sancho se encontraba
afligido pues había descubierto que Micomicona no era una princesa.
2. Don Quijote despierta, Sancho molesto y con un tono sarcástico le dice que puede
seguir durmiendo pues ya no hay ningún peligro, Don Quijote sin notar su sarcasmo
se enaltece contando como venció al gigante, pero Sancho le dice que nunca hubo
ningún gigante sino cueros de vino tinto y que además la princesa Micomicona
tampoco existe que se trata de una doncella llamada Dorotea, Don Quijote sin
inmutarse le dice a Sancho que no lo sorprende, pues ya antes en ese mismo lugar
ha sido víctima de encantamiento y seguramente eso era lo que pasaba de nuevo y
habían encantado a la princesa.
3. Mientras Sancho le da la ropa a Don Quijote el cura le cuenta a Don Fernando las
peripecias que el de la triste figura ha pasado a causa de su locura, además de lo que
Sancho les contó, todos en la venta se dan cuenta que Don Quijote está loco y
deciden planear un nuevo ardid para regresar a Don Quijote a su aldea.
4. Don Quijote se acerca a Dorotea y le asegura que por su fuerte brazo la librará de
las injurias de las que ha sufrido, pero Dorotea inmersa en su papel continúa
engañando a Don Quijote diciéndole que está equivocado pues ella sigue siendo la
princesa Micomicona y lo invita a descansar para partir en la mañana.
5. Don Quijote furioso regaña a Sancho por mentiroso, pero este se defiende
argumentando que si bien puede estar equivocado con la metamorfosis de
Micomicona, no lo está con lo del gigante, pues la prueba de ello se encuentra en los
cueros y el vino tinto derramado en el piso.
6. Don Fernando interrumpe pidiendo que por esta noche se tenga una plática
tranquila, para que a la mañana siguiente a petición de la princesa, acompañar
honrosamente a Don Quijote, este responde que el honor será todo suyo.
7. Don Quijote y Don Fernando se halagan el uno al otro cuando son interrumpidos
por la aparición de el Cautivo (cristiano recién salido de tierra de Moros) y Zoraida
una mujer a la morisca vestida, los cuales piden venta pero se les es negada por ya
ser muchos los que allí descansan.
8. Dorotea y Luscinda viendo que los nuevos personajes se acongojaron por serles
negada la venta se acercan a la morisca para ofrecerle que pase la noche con ellas,
pero esta no contesta, el cautivo al percatarse de esto, les explica que no habla
castellano y al no hablarlo no entiende y por eso no contesta, Dorotea extiende la
cortesía de quedarse también al Cautivo y este agradece por ambos.
9. Dorotea pregunta al Cautivo si la mujer es mora o cristiana, cristiana, asegura el
hombre, a pesar de su vestimenta la mujer es cristiana, preguntan por el nombre de
ella, el Cautivo dice que se llama Zoraida pero la morisca al escuchar esto replica
diciendo que no se llama Zoraida sino María. Todos lloran por lo emotivo de la
reacción en especial Dorotea y Luscinda.
10. Se juntan todos en la mesa a petición de Don Fernando, Don Quijote pide estar a un
lado de la princesa Micomicona y comienza la introducción de lo que será un
discurso sobre las letras y las armas, comienza de tal manera que por ese momento
ninguno de los presentes puede tomarlo por loco.
Composición:
Podemos separar este capítulo en 3 apartados, del punto 1 al 6 del 7 al 9 y el 10, quedando
entonces de la siguiente manera.
1. (1-6) Don Quijote como un loco.
2. (7-9) Zoraida y el cautivo.
3. (10) Don Quijote totalmente cuerdo.
Estructura:
Tenemos una estructura de transición, siendo el apartado segundo (Zoraida y el cautivo) el
que sirve de puente, pues mientras en el apartado denominado Don Quijote como un loco
observamos al caballero de la triste figura vanagloriarse por haber vencido al gigante, jurar
a Dorotea que por su fuerte brazo romperá el encantamiento y finalmente furioso regañar a
Sancho por “mentiroso” en el punto 10 (Don Quijote totalmente cuerdo) se aprecia como
ninguno de los personajes puede tomarlo por loco, pues su discurso es tan fluido y bien
estructurado que todos quedan impresionados, el apartado de Zoraida y el cautivo sirve para
cortar de tajo el diálogo entre Don Fernando y Don Quijote desviando así la atención de
este, para que después cuando el protagonismo caiga de nuevo en los hombros de Don
Quijote nos encontremos frente a un personaje cabal con todo el uso de razón.
Descripción de la acción:
En este capítulo no hay acción física, todo se desarrolla a partir de diálogos entre los
distintos personajes.
Acción (diálogo) 1. Don Quijote y Sancho:
En este primer diálogo se observa un sarcasmo de Sancho hacia su amo “Bien puede
vuestra merced, señor Triste Figura, dormir todo lo que quisiere, sin cuidado de matar
ningún gigante ni devolver a la princesa su reino, que ya todo está hecho y concluido.” Pero
Don Quijote no detecta el sarcasmo en las palabras de su escudero. “Eso creo yo bien –
respondió Don Quijote-, porque he tenido con el gigante la más descomunal y desaforada
batalla que pienso tener en todos los días de mi vida”. Este diálogo termina con Don
Quijote asegurando que el hecho de que Micomicona ahora sea Dorotea es por causa de un
encantamiento (Se acentúa su locura).
Acción (diálogo) 2. Don Fernando y el cura:
Mientras Sancho ayuda a Don Quijote a vestirse el cura cuenta a Don Fernando sobre las
locuras de este, Don Fernando seguro de que se encuentra ante el más extraño caso de
locura decide unirse para ayudarles a regresar a Don Quijote a su aldea siguiendo el ardid
antes planteado de “La princesa Micomicona”, “-No- dijo Don Fernando_, no ha de ser así,
que yo quiero que Dorotea prosiga su invención; que como no sea muy lejos de aquí el
lugar de este buen caballero, yo holgaré de que se procure su remedio”. En este diálogo se
comunica a los demás la locura de Don Quijote y estos la aceptan.
Acción (diálogo) 3 Don Quijote y Dorotea (en su papel de Micomicona):
Don Quijote le dice a Dorotea que según le ha informado su escudero la princesa a perdido
su gloria y se ha convertido en una simple doncella. “Estoy informado, hermosa señora, de
este mi escudero que la vuestra grandeza se ha aniquilado y vuestro ser se ha deshecho,
porque de reina y gran señora que solíades ser os habéis vuelto en una particular doncella”.
Don Quijote continúa con su discurso prometiéndole que por su fuerte brazo le devolverá
su gloria, pero Dorotea ya sabiendo que debe seguir con el plan original le responde que le
han mentido. “-Quienquiera que os dijo, valeroso Caballero de la Triste Figura, que yo me
había mudado y trocado de mi ser, no os dijo lo cierto, porque la misma que ayer fui me
soy hoy.” Don Quijote cree todo y ahora está seguro que Sancho miente (su locura se
vuelve a marcar).
Acción (diálogo) 4 Don Quijote y Sancho:
Don Quijote molesto le reclama a Sancho las injurias que dijo sobre Micomicona. “-Ahora
te digo, Sanchuelo, que eres el mayor bellacuelo que hay en España. Dime, ladrón,
vagamundo, ¿no me acabaste de decir ahora que esta princesa se había vuelto en una
doncella que se llamaba Dorotea, y que la cabeza que corté a un gigante era la puta que te
parió…” Sancho se defiende del ataque argumentado que pudo haberse equivocado con lo
de Dorotea pero no con lo del gigante. “Señor mío- respondió Sancho- que bien podría ser
que yo me hubiese engañado en lo que toca a la mutación de la señora princesa
Micomicona; pero en lo que toca a la cabeza del gigante, o a lo menos a la horadación de
los cueros y a lo de ser vino tinto la sangre, no me engaño, vive Dios” (La locura de Don
Quijote se marca al perder la compostura por su enojo).
Acción (diálogo) 5 Don Fernando y Don Quijote:
Don Fernando interrumpe a Don Quijote cuando regaña a Sancho para decirle que ya está
bien por hoy, que es mejor descansar para partir por la mañana como desea la bella princesa
Micomicona, y comienzan entre ellos un diálogo (no marcado, sólo mencionado por el
narrador) donde uno al otro se halagan. “Muchas palabras de comedimiento y muchos
ofrecimientos pasaron entre Don Quijote y Don Fernando” (aquí se desvía la atención de
Don Quijote pues es justo cuando aparecen Zoraida y el Cautivo)
Acción (diálogo) 6 Dorotea y el Cautivo: (con una leve participación de Zoraida)
Cuando aparecen Zoraida y el Cautivo pidiendo venta, se les es negada por ya estar llenos,
peor Dorotea les ofrece que se queden con ellos, Zoraida no responde al no hablar
castellano, Dorotea pregunta si es mora o cristiana a lo que el cautivo responde. “–Mora es
en el traje y en cuerpo, pero en el alma es muy grande cristiana, porque tiene grandísimos
deseos de serlo” Pregunta Dorotea si la mora no es bautizada a lo que el cautivo responde
que aún no, cuando Don Fernando pregunta cómo se llama la mujer el Cautivo le dice que
Zoraida pero esta responde: “-¡No, no Zoraida: María, María!-dando a entender que se
llamaba María y no Zoraida.” (Este breve diálogo sirve para que se desvíe la atención de
Don Quijote y para que Don Fernando invite a todos a sentarse a la mesa)
Acción (monólogo) 7 Don Quijote:
Se sientan todos a comer y Don Quijote inicia con la introducción de su discurso sobre las
armas y las letras. “Quítenseme delante los que dijeren que las letras hacen ventaja a las
armas, que les diré, y sean quien fueren, que no saben lo que dicen” como vemos el
discurso se enfoca en demostrar que es más honrosa la profesión de las armas que la de las
letras, mientras Don Quijote decía todo esto nadie de los presentes lo pudo tomar por loco.
“De tal manera y por tan buenos términos iba prosiguiendo en su plática Don Quijote, que
obligó a que por entonces ninguno de los que escuchándole estaban le tuviese por loco,
antes, como todos los más eran caballeros, a quien son anejas las armas, le escuchaban de
muy buena gana.” (Es así que se logra la transición de un Don Quijote totalmente loco a
este hombre cuerdo que explica las grandezas de las armas).
Elementos especiales:
No se presentan elementos especiales.
Afectividad:
Presunción: Esta emoción se desarrolla en Don Quijote cuando despierta, pues aún excitado
por su “batalla” anterior le platica a Sancho como venció al gigante. “He tenido con el
gigante la más descomunal y desaforada batalla que pienso tener en todos los días de mi
vida, y de un revés, ¡zaz!, le derribé la cabeza en el suelo, y fue tanta la sangre que salió,
que los arroyos corrían por la tierra como si fueran de agua.”
Enojo: Cuando Dorotea le dice a Don Quijote que le han mentido, pues ella sigue siendo la
princesa Micomicona, el de la Triste Figura se enoja y le reclama a Sancho. “-Ahora te
digo, Sanchuelo, que eres el mayor bellacuelo que hay en España. Dime, ladrón,
vagamundo, ¿no me acabaste de decir ahora que esta princesa se había vuelto en una
doncella que se llamaba Dorotea, y que la cabeza que corté a un gigante era la puta que te
parió, con otros disparates que me pusieron en la mayor confusión que jamás he estado en
todos los días de mi vida?”
Sensibilidad: Cuando aparecen Zoraida y el Cautivo, y Don Fernando pregunta cómo se
llama la mora, Zoraida dice que se llama María ya que quiere ser cristiana. “Estas palabras,
el grande afecto con que la mora las dijo hicieron derramar más de una lágrima a algunos
de los que la escucharon, especialmente a las mujeres, que de su naturaleza son tiernas y
compasivas.”
Humor: No me parece que haya humor en este capítulo, al menos que a alguien se le haga
divertida la manera en que Don Quijote insulta a Sancho.
Personajes:
Hay un total de 18 personas en la venta, sin embargo no todos participan incluso personajes
no incidentales como Luscinda o el barbero no tienen gran participación por lo que no es
posible hacer un análisis de ellos en este capítulo, los que sí participan son: Don Quijote,
Sancho, Don Fernando, Dorotea y en una menor medida Zoraida, el cautivo y el cura, pero
al igual que los primeros no es suficiente para analizarlos.
Don Quijote.
Altanero. Cuando presume de cómo venció al gigante.
Enojado. Cuando regaña e insulta a Sancho.
Sereno. Cuando dialoga con Don Fernando.
Cabal. Cuando inicia su discurso sobre las letras y las armas.
Sancho.
Sarcástico. Cuando le dice a Don Quijote que puede dormir tranquilo, pues no hay ningún
gigante ya.
Autodefensivo. Cuando argumenta que bien puede estar equivocado con lo de la
metamorfosis de Micomicona, pero no con lo del gigante.
Dorotea.
Mendaz. Cuando decide seguir engañando a Don Quijote diciéndole que sigue siendo
Micomicona.
Sensible. Cuando llora al escuchar a Zoraida decir que se llama María, por querer ser
cristiana y no mora.
Don Fernando.
Mendaz. Cuando decide unirse al ardid para engañar a Don Quijote
Mediador. Cuando interrumpe a Don Quijote para que deje de regañar a Sancho.
Anfitrión. Cuando invita a todos a sentarse en la mesa.
Lenguaje:
El lenguaje en este capítulo es por llamarlo de alguna manera caballeresco, pues Don
Fernando y Dorotea en su papel de engañar a Don Quijote hablan uno como caballero y la
otra como princesa. “Verdad es que alguna mudanza han hecho en mí ciertos acaecimientos
de buena ventura, que me la han dado, la mejor que yo pudiera desearme; pero no por eso
he dejado de ser la que antes y de tener los mismos pensamientos de valerme del valor de
vuestro valeroso e invulnerable brazo que siempre he tenido.” O Don Fernando “no se
hable más en esto; y pues la señora princesa dice que se camine mañana, porque ya hoy es
tarde, hágase así, y esta noche la podremos pasar en buena conversación hasta el venidero
día, donde todos acompañaremos al señor Don Quijote, porque queremos ser testigos de las
valerosas e inauditas hazañas que ha de hacer en el discurso de esta grande empresa que a
su cargo lleva.” Sólo hay una parte en la que se rompe este uso del lenguaje y es cuando
Don Quijote se enoja con Sancho, pues cambia de ser un lenguaje propio y educado a decir
una serie de adjetivos soeces al fiel escudero. “Ahora te digo, Sanchuelo, que eres el mayor
bellacuelo que hay en España. Dime Ladrón, vagamundo […] la cabeza que entiendo que
corté a un gigante era la puta que te parió […] estoy por hacer un estrago en ti que ponga
sal en la mollera a todos cuantos mentirosos escuderos hubiere de caballeros andantes de
aquí adelante en el mundo.” Y claro Don Quijote (con excepción de lo anterior) como
siempre con su lenguaje elevado, sobre todo en lo que al discurso de las armas y las letras
respecta.
Comentario final:
Como ya se vio, este capítulo se basa en la acción psicológica de los personajes, y no hay
nada de acción física, sin embargo lo más interesante es lo que se encuentra como
trasfondo. Hay 18 personas en la venta pero 3 son los dueños y su hija, por lo tanto, quedan
Don Quijote y 14 personas más para cenar, de los 14 acompañantes dos son mozos de Don
Fernando y aunque el narrador no lo menciona es obvio (debido a la época) que no se
sentaban a comer en la misma mesa, entonces nos queda Don Quijote en una especie de
“última cena” con 12 comensales. Esto no es coincidencia, pues recordemos (o más bien
adelantémonos) que en los capitulo siguientes es cuando Don Quijote es enjaulado y
emprende su camino de regreso a su aldea como Jesús hacia el calvario y mientras el
nazareno cargaba con su cruz, Don Quijote carga con su locura (simbolizada en la jaula)
Es interesante también, que Dorotea como una especie de Judas traiciona a Don Quijote,
pues lo hace creer que es una princesa pero en realidad todo es para que regrese a su casa,
aquí me surge una pregunta ¿Don Quijote, al igual que Jesús era consciente del engaño? La
lucidez con que comienza su discurso (no sólo el de las armas sino muchos otros) así como
un sinfín de aforismos que suelta a lo largo de sus pláticas con Sancho y muchos otros
personajes nos hacen percatarnos de que no está totalmente loco, sino que por el
contrario ,es una persona que ve más allá de lo que vería una persona normal, tomando esto
en cuenta podríamos inferir que sí, Don Quijote es consciente del engaño al que es
sometido, pero sabe que por un bien mayor (la narración, nuevas aventuras) debe sufrir el
martirio. Podemos ver otra analogía (tal vez un poco descabellada) En la última cena Jesús
pasa el pan y el vino como representación de su cuerpo y la sangre, Don Quijote habla
sobre las armas y las letras, las armas podrían ser el cuerpo (la acción física de pelear por la
patria) y las letras la sangre (la espiritualidad al escribir, cuando alguien es bueno en algún
arte no se dice que lo trae en el cuerpo sino en la sangre) El mensaje de Jesús es el amor al
prójimo y la paz, Don Quijote al final del capítulo cita a Jesús diciendo. “Mi paz os dejo,
mi paz os doy” y nosotros como lectores sentimos que estamos comulgando con Don
Quijote, recibimos su cuerpo y su sangre transformados en las múltiples enseñanzas que
nos deja. En conclusión este es un capítulo lleno de enseñanzas o al menos de puntos de
vista de Cervantes, de los que podemos tomar los que nos parezcan más acertados o
comunes a nuestra ideología, pero también es un capítulo que a pesar de no tener acción
física no es aburrido, es un fragmento que nos invita a darnos un saludo de paz con la obra
completa, y para cerrar con el mismo tono de este trasfondo sólo se me ocurre decir:
“Podemos ir en paz, este análisis a terminado”.