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ANÁLISIS DE EL LIBRO DE RUTH
El libro de Ruth en la Biblia
Este libro se encuentra entre los textos proféticos de la Biblia, específicamente
dentro del grupo de los “profetas anteriores” que incluye a Josué, Jueces, Ruth, Jueces,
Samuel y Reyes. La clasificación de los profetas y la definición del concepto “profete”
fue elaborada en el apartado del Libro de Jonás, por tal motivo no volveré a valorar este
punto. De todos modos, sí me referiré de forma resumida a este grupo de profetas
menores.
Los motivos que distinguen a estos libros de los llamados “profetas posteriores”
son diversos. Uno es el motivo cronológico, el término “anterior” se puede entender de
dos formas: por un lado “anteriores” a los libros que narran las grandes historias de
profetas a través de los cuales YHWH se manifestaba, y por otro lado, “anteriores” al
acontecimiento histórico del exilio en Babilonia. En segundo lugar, se diferencia por su
finalidad y temática, fundados en relatar de la historia del pueblo hebreo y la
conformación de su propio estado: la conquista y afincamiento en Canaan, el
nacimiento y evolución de la organización política de esa tierra, primero en jueces y
finalmente derivando el poder a monarcas.
Esta es una historia espiritual porque en ella intercede YHWH como precursor,
es la historia de YHWH instalado en Israel, aquel dios encontrado en el desierto en el
cual se depositó la confianza, ahora está instalado en su templo. Pues la base de estos
libros se encierra en poner a prueba, por parte de YHWH, la fidelidad del pueblo hebreo
a través de los profetas.
Contextualización histórica
Desde la liberación del pueblo hebreo del imperio egipcio, las doce tribus
buscaron un lugar de asentamiento en la zona de Canaan, hoy Palestina. En el largo
transcurso de este período, entre los siglos XIV y XII a.C., el pueblo fue guiado por
líderes carismáticos y espirituales que recibieron el nombre de “jueces”, éstos cumplían
una función política y militar para el pueblo. Browning describe a estos personajes de la
siguiente forma: “El juez arquetípico fue Moisés […] Antes de la monarquía, no había
ejército permanente en Israel; surgían jefes carismáticos que actuaban con valentía y
se ganaban el respeto; recibían el nombre de ‘jueces’” (BROWNING, 1998: 266).
Si bien se trata de una larga etapa que busca la estabilización y equilibrio, para
Haag:
“No puede hablarse, pues, de fronteras fijas y estables […] estaba muy lejos la
unidad nacional. Surgían con frecuencia rivalidades y enfrentamientos armados entre
las diferentes tribus […] Los israelitas se vieron precisados, además, a defender frente a
siempre nuevos pretendientes las regiones tan trabajosamente conquistadas. Les
disputaron su posesión, desde el interior mismo del país, los edomitas, moabitas,
ammonitas y madianitas. Les hostigaron desde el mar los filisteos, pueblo sumamente
belicoso […] se establecieron en las franjas costeras meridionales de Palestina y
presionaron sobre la misma región que, avanzando desde el este, pretendían ocupar los
israelitas. Se desencadenó así, de forma inevitable, una serie de duros enfrentamientos
que se prolongaron hasta los días de David” (HAAG, 1992: 99-100).
Como bien expone Haag, esta etapa fue de una inestabilidad tremenda para el
pueblo hebreo cuya primitiva unidad reflejada en el asentamiento en Israel se veía
amenazada de distintos puntos. Estos sufrimientos por no poder de terminar de
afianzarse desembocaron en la reformulación de la organización política, que significo
el inicio del período monárquico de David y Salomón.
El libro de Ruth es una fiel expresión que intenta mimetizar la última etapa de la
época de los jueces, es decir, el transcurso de los jueces a la monarquía. La ubicación
del texto en la Biblia lo denota explícitamente, entre el libro de Jueces y Samuel: el
primero “termina con un grito pidiendo la monarquía; tal era el caos, cuando ‘cada
uno hacía lo que le parecía bien’ (Jc. 21, 25)” (BROWNING, 1998: 266), y el segundo,
que narra los comienzos de los reinados en tierra israelita.
Análisis del texto
El libro cuenta la historia de una extranjera moabita llamada Ruth, que en su
propia tierra, establece lazos matrimoniales con uno de los hijos de Elimelech, marido
de Noemi, ambos provenientes de la ciudad de Beth-lehem , en la tierra de Judá. En
Moab, los hombres de esta familia mueren sucesivamente, empezando por el padre y
luego sus dos hijos, quedando las tres mujeres enviudadas. De esta forma, la
descendencia israelita de esta familia se condenaba a la desaparición, pero Ruth,
receptora de las tradiciones hebreas, decide que este no sea el destino de su
descendencia, y más allá de su posición de extranjera acompaña a su suegra a Judá,
manifestando una fidelidad pura a su pueblo y su dios, YHWH.
Ya desde el comienzo del relato se nos ubica en el tiempo: “aconteció en los
días que gobernaron los jueces, que hubo hambre en la tierra” (Cp. 1, 1). Aquí se
manifiesta, de forma clara, el panorama de la tierra israelita, aquel que describía en el
apartado anterior. En la época en que aquellos “caudillos”, los jueces, mandaban en las
tierras de YHWH. Tiempos a su vez difíciles en el sentido del caos y la desunión del
pueblo, representados con el “hambre” expresada en el texto, es un tiempo de crisis. Esa
falta de identidad se expresa en la familia que peregrina, en aquel hombre con su mujer
y dos hijos que buscan mejores horizontes en pueblos vecinos.
El estudio los nombres bíblicos aporta que los nombres hebreos con la
terminación “ish” es frecuentemente utilizada para los nombres mejor posicionados
social y económicamente. El nombre “Elimelech” proviene de esa terminación, por lo
tanto sabemos cual es la naturaleza social de esta familia, que más allá de los privilegios
que posee opta por abandonar su lugar y por lo tanto a su dios, YHWH.
Las muertes de los hombres de la familia (Elimelech, Mahalón y Chelión) puede
simbolizar la decadencia de la sociedad y en particular de su misma familia. Elimelech
propicia de alguna forma ese camino en declive en cuanto a la posición económica y
espiritual de la familia. Ya en el desamparo más profundo por la pérdida de su marido y
sus hijos, Noemí decide volver a su tierra, volver a sus raíces.
La noticia de que YHWH “había visitado su pueblo para darles pan” (Cp.1, 6),
incita el regreso de Noemí, y la buena relación sostenida con sus nueras incitan su
bondad, pues la acompañan en su despedida con la idea de volver junto a ella. Noemi
reclama a Ruth y Orpha la tornar a sus respectivas casas ya que:
“¿para que habéis de ir conmigo? ¿tengo yo más hijos en el vientre, que puedan
ser sus maridos? […] yo ya soy vieja para ser para varón. Y aunque dijese: Esperanza
tengo; y esta noche fuese con varón y aún pariese hijos; ¿Habíais vosotras de
esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿habíais vosotras de quedaros sin casar por
amor a ellos? No, hijas mías” (Cp. 1, 11-13).
Aquí se plantea el gran nudo del relato, Noemí intenta explicar que sus lazos ya
no existen después de la muerte de sus hijos, y más aún por pertenecer a pueblos
diferentes. Mientras Orpha interpretando entre llantos el pedido de Noemi, la saluda y
emprende la vuelta a su hogar; por otra parte, Ruth decide el camino contradictorio a la
solicitud de su suegra y la decisión de su cuñada: “No me ruegues que te deje, y me
aparte de ti: porque donde quiera que te fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres,
viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios” (Cp. 1, 16), las palabras de
Ruth demuestran fidelidad a su suegra, y a través de esta fidelidad, realiza una especie
pacto con su pueblo y su Dios, con los hebreos, su ley y con YHWH. La importancia de
esta elección es la situación en que la toma, teniendo en cuenta todo lo horroroso que la
ha pasado y ante un futuro incierto Ruth, una moabita, por propia voluntad se entrega a
la ley YHWH.
En tiempos de cosecha, estas dos mujeres conmueven con su entrada al pueblo
de Beth-lehem, el aspecto de Noemí es apreciado por los israelitas marcando el
deterioro, el paso del tiempo. Ante el pueblo, Noemi, revela su arrepentimiento por
haber abandonado su tierra, de todas formas, siente que YHWH le hizo pagar aquel
pecado con este presente. Por otra parte, la concepción del pueblo con respecto a Ruth
es sutilmente positiva, es la nuera extranjera de Noemi que acompaña con gratitud a su
suegra:
“Booz, díjole: por cierto se me ha aclarado todo lo que has hecho por tu suegra
después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra
donde naciste, has venido a pueblo que no conociste antes”. Jehová galardone tu obra, y
tu remuneración sea llena por Jehová Dios de Israel, que has venido para cubrirte debajo
de sus alas” (Cp. 2, 11-12).
Estas son las palabras de Booz, un hombre pudiente, pariente de Elimelech, y
propietario del predio al que Ruth había ido a espigar en pro de conseguir trabajo para
su supervivencia y la de Noemi. Ruth no pretende compasión por parte del pueblo, sino
que busca emprendimientos y ganancias con su propio sudor. Como lo marca la cita de
las palabras de Booz, el cuidado que ofrece Ruth a Noemi es admirable, ya que su
relación no guarda obligaciones para con quien fue su suegra, sin embargo sale a
trabajar en las cosechas por la figura de Noemi, evitando que en u estado fuera a
trabajar la tierra.
Este buen hombre, Booz, se convierte en protagonista en el relato, siendo la
posibilidad de ascenso social de Ruth y Noemi. Booz “No solo es un juez, es también
guardián y protector de la comunidad. De Boaz, el pueblo recibe no solo Justicia y Ley,
sino que también benevolencia. Tampoco permite que su riqueza lo separe del Pueblo”
(RHEA MAGNES: 17). Este hombre cumple la función que destacaba de los jueces en
el apartado anterior, Booz es un hombre rico, pero principalmente protector de su
pueblo, y divulgador y sostén de la ley de YHWH, por la tanto de la tradición.
Aquella semilla de esperanza que Ruth sembró en Israel, su pueblo y su ley, es la
que está creciendo ahora y terminará recogiendo al final de la cosecha. Su encuentro
con Booz es la recompensa de YHWH para con ella. La actitud de Ruth conmueve al
patrón, propagando un trato especial hacia ella: “Y Booz le dijo a la hora de comer:
Allégate aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre […] Levántose luego
para espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Coja también espigas entre las
gavillas, y no la avergoncéis; Antes echaréis a sabiendas de los manojos, y la dejaréis
que coja, y no la reprendáis” (Cp. 2, 14-16).
Ruth vuelve a su hogar con la recompensa del trabajo, motivo por el cual Noemi
agradece la bondad de aquel buen hombre que la ha recibido de tan buena forma a Ruth,
tanto como al pueblo que las ha acunado sin resentimiento. Así vivieron durante los tres
meses que duraron las cosechas de la cebada, “Según los Sabios, deben transcurrir tres
meses antes de que una mujer convertida al judaísmo pueda contraer matrimonio. Este
período ya se cumplió” (RHEA MAGNES: 20).
Gracias a su experiencia, Noemi ha ayudado a Ruth en su conversión
cumpliendo así un papel preponderante. Ahora, nuevamente le toca aconsejar Ruth en lo
que constituye otro de los momentos importantes del relato, referente a la manifestación
de amor a un hombre “mediante los métodos convencionales para proponer esponsales
a Boaz” (RHEA MAGNES: 20), Noemi le otorga la herramienta a Ruth para conseguir
el matrimonio con Booz, que será ratificado en un contrato que le conferirá a ese
hombre la responsabilidades en la propiedades de su pariente Elimelech por manos de
su esposa, Noemi.
“Y díjole se suegra Noemi: Hija mía, ¿no te tengo que buscar descanso, que te
sea bueno? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas mozas tú has estado? He aquí que
él avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás pues, y te ungirás, y
vistiéndote tus vestidos, pasarás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que
él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acostare, repara tu el lugar donde
él se acostará, e irás, y descubrirás los pies, y te acostarás allí; y el te dirá lo que hayas
de hacer” (Cp. 3, 1-4)
Noemí le entrega el procedimiento, la perfecta receta, que sin lugar a dudas
demostrará a Booz el amor y las pretensiones de Ruth. La sabiduría de Noemi implica
también el resultado de esa receta, sí Ruth sigue paso a paso cada paso, luego no deberá
hacer nada más, pues “el le dirá lo que tiene que hacer”.
De esta forma, Ruth siguió al pié de la letra lo aconsejado por Noemi, y “a la
media noche se estremeció aquel hombre, y palpó: y he aquí, la mujer que estaba
acostada a sus pies” (Cp. 3, 8). Booz encuentra a Ruth a sus pies, y así confirma la
relación entre ellos, paso primordial para el casamiento. Booz la bendice y le dirige las
siguientes palabras:
“Descansa pues hasta la mañana. Y después que reposó a sus pies hasta la
mañana, levantóse, antes que nadie pudiese conocer a otro. Y él dijo: No se sepa que
haya venido mujer a la era. Después le dijo: Llega el lienzo que traes sobre ti, y ten de
él. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y púsoselas a cuestas: y vínose
ella a la ciudad” (Cp. 3, 13-15).
Booz no deja que Ruth vaya al encuentro con su suegra con las manos vacías.
Por otra parte, Rhea Magnes en su estudio expresa que según los “Sabios” y las
tradiciones de la época, se puede deducir que Booz sigue a Ruth a la puerta de su casa
sin el conocimiento de ella.
Noemi entiende que ahora es solo preciso esperar, pues sabe muy bien que Booz
necesita el consentimiento de sus parientes, de los sabios, de la ley de YHWH y
finalmente del pueblo, para contraer matrimonio con la extranjera Ruth. Así procede,
convocando la presencia de sus parientes y los sabios del pueblo para que estudien su
situación y la de la extranjera de acuerdo a la Ley, para que den el consentimiento al
matrimonio.
Rhea Magnes describe el nudo de esta situación explicando las
responsabilidades a las que se abstienen tanto Ruth como Booz en el caso de contraer
matrimonio:
“Ruth se unió a la Ley y a la Tierra de Israel por intermedio de su matrimonio
con Malhon, el hijo de Elimelej. Es por intermedio de ella que debía haberse erigido la
casa de Malhon en Israel, que la porción de Elimelej en la tierra debía pasar a sus hijos
y debía haberse perpetuado su nombre […] Esta es la razón del pariente cercano – y
obligación moral- de redimir la propiedad de la familia. Pero esta redención, fue
también el signo final de que el vínculo entre una Casa en Irael y Dios, por otra parte, y
el Pueblo por otra […] Esta fue la gran responsabilidad que se tomo Ruth y que ella le
pide a Boaz que la tome sobre sí” (RHEA MAGNES: 22-23).
El pueblo hebreo es un pueblo regido por tradiciones y leyes, las cuales están
expresadas principalmente en Números, cumplir estas leyes significa adorar YHWH y
lograr la posibilidad de conseguir su misericordia. De acuerdo a estos contratos se rigen
Booz y Ruth para concretar su matrimonio, ateniéndose así a las responsabilidades que
se les otorga.
Finalmente el matrimonio acontece y con éste la descendencia de la unión, su
simiente “engendró a Obed; Y Obed engendró a Issí, é Issi engendró a David” (Cp. 4,
21-22), de esta forma: la moabita Ruth se introduce, en base a su sincera fe en YHWH,
en el árbol genealógico de Jesús. Esta descendencia, como lo señalé al principio,
significa el paso a la era de las monarquías de Judá, ya que Ruth es la bisabuela del rey
David, considerado por la tradición judía “como el mayor rey de Israel” (HAAG, 1992:
103). El paso de las representaciones de las doce tribus en jueces pasa a un monarca,
primero Saúl (1012 - 1004 a.C.) y luego en David ( 1004 – 965 a.C.), este es un cambio
significativo en la historia del pueblo hebreo: “Judá alcanzaba, por primera vez, su
significación histórica” (HAAG, 1992: 103).
Conclusiones
El libro de Ruth es uno de los relatos de la Biblia en los que la creación artístico-
literaria se expresa en todas sus dimensiones. A través de la historia de vida de una
moabita que más allá de haber nacido en y vivido las tradiciones de otro pueblo se
convierte a YHWH y acepta vivir en las condiciones y tradiciones del pueblo hebreo. Su
fidelidad a YHWH y a su suegra enviudada al igual que ella, es el puntal para la
búsqueda incesante de la inserción en esta sociedad que busca soluciones a una crisis
política y económica arrastrada durante los siglos postreros a la liberación del pueblo en
Egipto.
El relato de la experiencia de Ruth en un intento de rehacer su vida en un pueblo
de Judá,es un reflejo de la cotidianeidad de aquel pueblo, los labores, las clases sociales,
la vida política, etc., El libro de Ruth nos sumerge en los aspectos característicos de la
sociedad hebrea de la época. En un contexto crítico, llega esta extranjera aconsejada por
su suegra Noemí en busca de prolongar la descendencia judía en su familia y de
mantener la herencia para sus hijos. De esta forma, el desenlace de esta historia de
lealtad a YHWH constituye en una historia de amor entre Ruth y Booz, que finalmente
concluye en el matrimonio, y este final significa la materialización de los objetivos de
Ruth y Noemi.
Por último, en esta historia no aparece YHWH explícitamente, pero el destino al
que se dirige la historia de Ruth parece ser provocado por el dios de los hebreos. Queda
la sensación de que el personaje de Ruth, es insertado por YHWH para dar una lección
de lealtad a ese pueblo que no concretaba nunca la unidad en una nación.
Paradójicamente, y a pesar de su pasado, Ruth no solo es ejemplar en su forma de vida
perfectamente ajustada, sino es quien dará simiente a uno de los primeros y más
importantes monarcas que ordenarán y proporcionarán la unidad reclamada al final del
libro de Jueces.