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Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo Colombo y Juan García Por: David Sánchez Platero Director: Ricardo Arias Trujillo Universidad de los Andes Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Historia 2015

Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

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Page 1: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo Colombo y Juan García

Por: David Sánchez Platero

Director: Ricardo Arias Trujillo

Universidad de los Andes

Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Historia

2015

Page 2: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Índice

Introducción......................................................................................................................2

Capítulo I.........................................................................................................................18

1. El contexto colombiano y el germinar del anarquismo.............................................18

2. El anarquismo en el país pampeano y las peripecias del viaje de los dos inmigrantes.......22

Capítulo II.......................................................................................................................29

1. Aproximaciones a la cultura política anarquista colombiana de los años veinte...............29

1.1. De los lugares y los espacios de difusión.........................................................29

1.2. La prensa y la propaganda anarquista de la década de 1920.................................31

1.3. Algunos temas divulgados por la propaganda anarquista.....................................36

1.4. Las prácticas del anarquismo.......................................................................39

1.5. Conexiones y concepciones del anarquismo internacional...................................43

1.6. El florecimiento de la cultura política anarquista colombiana...............................44

2. El equipaje político de Juan García y Filipo Colombo..............................................46

Capítulo III......................................................................................................................52

1. Encuentros y desencuentros: las conexiones de Colombo y García con los grupos anarquistascolombianos....................................................................................................52

1.1. La prensa y la propaganda anarquista.............................................................53

1.2. La actividad en las organizaciones obreras y en los círculos anarquistas..................70

1.3. El intercambio epistolar y de ideas políticas.....................................................73

2. La solidaridad obrera: superando las barreras ideológicas.........................................76

3. García y Colombo: un nodo en la red de anarquistas transnacionales...........................79

Consideraciones finales..................................................................................................83

Referencias Bibliográficas.............................................................................................85

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Page 3: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Introducción

I

Para 1920 ya se había consumado el proceso de “mundialización temprana” que comenzó a partir

de las dos últimas décadas del siglo XIX. Con la invención y expansión del telégrafo; la

instalación de redes submarinas transoceánicas, que hacían posible la circulación de información

a velocidades antes no conocidas; la creación de la Unión Postal Universal en 1876, que permitió

la movilidad de todo tipo de material informativo; y la utilización del barco de vapor para el

transporte intercontinental de millones de pasajeros y mercancías, fue factible la conexión

dinámica de sociedades antes distantes1. Por este último medio migraron a América millones de

europeos durante el siglo XIX y comienzos del XX, transformando de forma irreversible

sociedades como la argentina, la brasileña o la estadounidense. A este suceso se suma que entre

los viajeros se encontraban anarquistas, quienes no dudaron en poner en práctica sus ideales en

suelo americano.

Con esta movilidad global de personas, a la vez que se transformaron las estructuras

demográficas de diversas regiones del planeta, se produjo también un intercambio dinámico de

ideas, objetos, prácticas, conocimientos y concepciones políticas que, según cada contexto,

fueron reapropiadas y transformadas. El anarquismo, originario de Europa, fue una de las

corrientes políticas que, en cuestión de décadas, logró trasponerse a las fronteras naturales,

culturales y políticas; no obstante, hubo algunos problemas en el intento de difusión de las ideas

anarquistas en el continente americano. Por ejemplo, las barreras lingüísticas, ideológicas o

culturales. Pese a esos obstáculos, “uno podría decir que los anarquistas fueron los traductores

más productivos de la época.”2

Colombia no fue ajena a la llegada de este tipo de sujetos en la década de los veinte. En la

memoria de los grupos anarquistas colombianos, la del movimiento obrero, y en los archivos

policiales, quedaron registrados algunos nombres de personajes extranjeros. Los estudios

1 Anderson, Benedict. Bajo tres banderas. Anarquismo e imaginación anticolonial. Madrid: Ediciones Akal, 2008,pág. 9. 2 Anderson, Benedict. “Preface”. En Hirsch, Steven y Lucien van der Walt (eds.).Anarchism and syndicalism in thecolonial and postcolonial world, 1870-1940: the praxis of national liberation, internationalism, and socialrevolution. Boston: Brill, 2010, pág xvi.

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históricos se han centrado en unos cuantos, como por ejemplo, las trayectorias de los españoles

Elías Castellanos, Antonio Lacambra, Nicolás Betancourt y Gregorio Caviedes; de los italianos

Gerano Torini y Juan Candanosa; del griego Evangelista Priftis; o del peruano Nicolás Gutarra.

Otros tantos no han sido estudiados por la historiografía, tal es el caso de la librepensadora,

panamericanista, educadora y anarquista española Belén de Sárraga3, quien estuvo en el país en

1913; también, el anarquista de origen alemán Gustav Thiele4. En general, fueron individuos que,

por distintos motivos, pretendieron relacionarse e incluso fundar grupos políticos de tendencia

anarquista en el territorio colombiano.

Para esta investigación se estudiará un caso particular. A mediados de 1926, en Bogotá, se

reencontraron Juan García García y Filipo Colombo, dos europeos -el primero de origen español

y el segundo italiano- provenientes de la región del Cono Sur americano5. Si seguimos la

descripción brindada en un expediente judicial6 elaborado para estos dos personajes, es posible

evidenciar que países como Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela, hicieron parte de su

recorrido7. Aunque la información contenida en este relato puede que no refleje las peripecias de

su viaje, su relación con otros círculos políticos, o las intenciones de su recorrido, sino que, tal

vez, el relato haya sido modificado acorde a la situación de presión judicial y policial a la que

estaban sometidos, en este se expone que lograron atravesar vastas regiones de América del Sur

por medio del comercio de agujas para bordar. Pero lo que resulta aún más interesante es que en

su equipaje intelectual y político pesaban las ideas anarquistas que, por entonces, eran

abanderadas por diversas organizaciones e individualidades en todo el mundo, y que, para el caso

del país pampeano, ya contaba con una tradición legada de finales del siglo XIX, así como con

una difusión y diversidad de prácticas o propuestas políticas notables. Para García y Colombo, el

3 Guzzo, Cristina. Libertarias en América del Sur: de la A a la Z . Buenos Aires: Libros de Anarres, 2014, pág. 136;Ramos Palomo, Dolores. “Una ‘obrera’ del laicismo, el Feminismo y el panamericanismo en el Mundo Ibérico”.Baética: Estudios de arte, geografía e historia, Nº 28, 2, 2006. pág. 703. 4 Gómez Muller, Alfredo. Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina: Colombia, Brasil, Argentina,México. Medellín: La Carreta Editores, 2009. pág. 118-119. 5 De acuerdo con la información recopilada en el expediente judicial, Juan García García era “[...] soltero, pintor,ayudante, ingeniero [...]” y Filipo Colombo tenía veintinueve años de edad en agosto de 1927, era comercianteambulante y soltero. Archivo General de la Nación, Fondo Ministerio de Gobierno, sección IV, t. 230, folios 114-115.6 Archivo General de la Nación, Fondo Ministerio de Gobierno, sección IV, t. 230, f. 105-195. (De aquí en adelanteAGN, FMG, sección IV). 7 Flórez Pinzón, Mauricio y Centro de Investigación Libertaria y Educación Popular. “Nuestro pasado”. Pasado ypresente del anarquismo y el anarcosindicalismo en Colombia. Buenos Aires: Libros de Anarres, 2011. págs.87-91.

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arribo a la capital colombiana estuvo marcado por la búsqueda de recursos económicos pero, a su

vez, por el deseo de estrechar lazos políticos con las diversas organizaciones sindicales y obreras

que pululaban en América del Sur.

Si bien hay evidencia de la presencia de extranjeros de tendencia ácrata en el territorio

colombiano antes de 1926, difícilmente se encontrará documentación que resalte su interacción

con los diversos grupos anarquistas locales. Para el caso de la presencia de Juan García y Filipo

Colombo, se ha conservado en el Archivo General de la Nación8 una documentación que da

cuenta de la fundación de nuevos periódicos, del intercambio epistolar con otros grupos, del

ingreso de nuevos autores y exponentes del anarquismo internacional, de la creación de grupos

de difusión, de la conformación de centros sociales, de la participación en congresos obreros o de

las publicaciones revolucionarias. Dichos documentos, además de permitir un estudio del bagaje

intelectual y político de estos dos personajes, también posibilitan analizar la forma como se

relacionaron con los anarquistas colombianos, intercambiando o transmitiendo ideas y prácticas

provenientes de otros contextos políticos. Aunque la breve historiografía contemporánea sobre

este tema ha reconocido la contribución de algunos extranjeros en los círculos anarquistas

nacionales, no se ha profundizado en el carácter de estos aportes. Por ello, reconocer la

dimensión, pero también el contenido de los aportes de García y Colombo, reviste gran interés

para comprender la movilidad de propuestas políticas, la aceptación de ellas en un contexto ajeno

y la consecuente reapropiación y transformación de las tradiciones políticas, en este caso la del

anarquismo en Colombia. En suma, esta propuesta de investigación busca responder: ¿qué

elementos caracterizaban a la cultura política anarquista en Colombia en la década de los veinte?,

¿cómo interactuaron los círculos anarquistas colombianos con García y Colombo, en aspectos

como las relaciones personales, los intercambios culturales y los vínculos políticos? y ¿cómo el

arribo de Juan García y Filipo Colombo modificó la naturaleza y la dimensión de los círculos

anarquistas colombianos entre 1926 y 1929?

En este sentido, el trabajo se compone de tres secciones, cada una correspondiente a un objetivo

de la investigación. El primer capítulo presenta, por una parte, el contexto colombiano de la

década de los veinte y las relaciones del anarquismo con esta sociedad; por otra, la investigación

8 AGN, FMG, sección IV, tomo 230, f. 105-195.

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se detiene en algunos pasajes del itinerario de García y Colombo por América, resaltando el

contexto de procedencia (el Cono Sur). Para el segundo capítulo se profundizará en la cultura

política anarquista en el territorio colombiano y en el bagaje político de los dos extranjeros. En el

último capítulo se considerará cómo se transformó esta tradición política, puntualizando en los

encuentros y desencuentros entre los dos extranjeros y los grupos anarquistas colombianos; y la

forma como las experiencias y actividades de García y Colombo se vincularon, como si se

trataran de un nodo, al tejido de relaciones transnacionales del anarquismo.

II

Con el propósito de analizar los diferentes acercamientos que han tenido las investigaciones

referentes al influjo de las corrientes anarquistas extranjeras en el ambiente político colombiano

de la década de los veinte, es pertinente: en primer lugar, establecer cómo ha sido tratado este

tema por parte de los investigadores colombianos; en segundo lugar, indagar sobre las

aproximaciones elaboradas para el caso argentino, en tanto que es un país que recibe y transfiere

inmigrantes de tendencia anarquista; y, por último, señalar algunas tendencias historiográficas

que tratan el tema de las migraciones en un marco de historia “transnacional”, “global” o

“conectada”. A la vez, se anotarán algunos aportes y limitaciones propios de cada tendencia

historiográfica, en cuanto a su metodología y conceptualización.

En las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX, varios historiadores colombianos se

volcaron al tema de la identidad obrera o de las expresiones sociales de los obreros y plantearon

nuevos interrogantes a las formas de interpretar las relaciones sociales en Colombia durante los

primeros años del siglo pasado. La reinterpretación de los enfoques del marxismo cultural o la

historia “desde abajo” han sido utilizados en sus obras por autores como Mauricio Archila Nieto

y Renán Vega Cantor, quienes, además de su compromiso político e intelectual con los actores

estudiados, pretendían renovar el estudio y comprensión de estos sectores9. El primero, frente a la

falta de “[...] referencias a las dinámicas internas de construcción de la clase obrera, sus formas

de resistencia o adaptación a la opresión, sus valores y expresiones culturales y, en últimas, al9 Archila Nieto, Mauricio. Cultura e identidad obrera: Colombia 1910-1945. Bogotá: Cinep, 1991; Vega Cantor,Renán. Gente muy rebelde. Enclaves, transportes y protestas obreras. Bogotá: Pensamiento Crítico, 2002.

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proceso de construcción de identidad[...]” 10, retoma los planteamientos de la historia cultural

marxista y los aplica a la formación cultural y política de la clase obrera colombiana en las

primeras décadas del siglo XX, sin abandonar la relación con las condiciones materiales de estos

grupos. El segundo, inclinado por la noción de historia “desde abajo” y la historia social

marxista, elaboró una lectura de “[...] la emergencia del capitalismo, el contexto en el que

discurren las protestas sociales, y las luchas de los trabajadores de los enclaves norteamericanos y

del sistema de transportes [...]”11, la cual se compromete más nítidamente con las reivindicaciones

de los grupos “dominados”. Así, el propósito de Vega en uno de sus principales trabajos consiste

en “[...] recuperar la memoria histórica de los vencidos y de sus luchas, para alimentar la

búsqueda de caminos distintos al capitalismo imperante hoy [...]” 12 . Al conocer los

planteamientos hechos por ambos autores, es evidente que su énfasis está puesto en las

manifestaciones, tanto sociales como culturales, de los sectores obreros colombianos de las

primeras décadas del siglo XX.

Aunque estos dos historiadores referencian la actividad política de diversos individuos

extranjeros en las organizaciones sindicales y revolucionarias, el análisis de las transformaciones

en las prácticas políticas y culturales en estos sectores se queda, en buena parte, en la anotación

de la inserción en los procesos políticos del movimiento obrero colombiano, la expulsión de estos

personajes por parte de las políticas propiciadas por las autoridades, en los vínculos de las

propuestas de este movimiento con las corrientes ideológicas revolucionarias, y la apropiación de

costumbres, ideas y prácticas del contexto revolucionario internacional por parte de los obreros

colombianos 13.

Algo similar ocurre con el estudio elaborado por el Centro de Investigación Libertaria y

Educación Popular (Cilep), Pasado y presente del anarquismo y el anarcosindicalismo en

Colombia 14, el cual, aunque se abre la posibilidad de nuevos estudios sobre los casos de otros

10 Archila Nieto, Mauricio. Cultura e identidad obrera. 1991. pág. 22. 11 Vega Cantor, Renán. Gente muy rebelde. 2002. pág. 16. 12 Vega Cantor, Renán. Gente muy rebelde. 2002. pág. 21. 13 Vega Cantor, Renán. Gente muy rebelde. 2002; Archila Nieto, Mauricio. Cultura e identidad obrera. 1991. págs.229-230. 14 Flórez Pinzón, Mauricio y Centro de Investigación Libertaria y Educación Popular . “Nuestro pasado”. Pasado ypresente del anarquismo y el anarcosindicalismo en Colombia. Buenos Aires: Libros de Anarres, 2011.

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extranjeros y su inclusión a las luchas obreras y sindicales, sigue la línea de historia social, en

cuanto analiza las tensiones generadas por estos personajes y su impacto en el desarrollo de los

procesos políticos de los grupos anarquistas y anarcosindicalistas. La investigación aporta el

estudio preliminar de un corpus documental inédito, ubicado en el Archivo General de la Nación

(Fondo Ministerio de Gobierno), que soporta la investigación del Cilep y enriquece el estudio de

las relaciones de los círculos anarquistas colombianos con el contexto anarquista internacional.

Un aporte de características similares, por la nueva documentación recopilada, es el elaborado

por Orlando Villanueva en su investigación sobre Biófilo Panclasta15. En este caso, la

interpretación de la experiencia política e intelectual de este personaje, en los contextos

internacionales, se reduce a la anotación cronológica y geográfica del recorrido que realizó. En

consecuencia, no es notorio el análisis del bagaje intelectual de Biófilo, ni su aporte a los círculos

políticos del anarquismo colombiano.

En El obrero ilustrado. Prensa obrera y popular en Colombia 1909-1929, la investigadora Luz

Ángela Núñez analiza, desde una perspectiva material y simbólica, la prensa obrera publicada

durante las primeras tres décadas del siglo XX en el país. Como ella misma lo afirma:

“[...] el objetivo de este trabajo es el de asumir a la prensa obrera como un actor social y no

solamente como una fuente histórica, para analizar, desde diferentes ángulos (ideologías, formas de

organización política, creación de imaginarios y modelos sociales y sociabilidad política popular), la

forma como contribuyó a la construcción de una cultura política popular [...].”16.

Entre los diversos tipos de prensa que analiza, incluye las publicaciones anarquistas y concentra

una parte de su obra en “[...] las ideologías, imaginarios, símbolos y discursos presentes en la

prensa [...]”17. Los vínculos que establece la autora con un contexto geográfico más amplio que el

nacional, es una tendencia que se evidencia en el uso de una matriz interpretativa de la

simbología pictórica y discursiva utilizada por los periódicos obreros de los veinte, la cual

corresponde a un aporte teórico de Guillermo Sunkel, quien, en Razón y pasión en la prensa15 Villanueva, Orlando, et al. Biófilo Panclasta: el eterno prisionero. Bogotá: Alas de Xue, 1992; Villanueva,Orlando. La revolución soy yo: vida y obra del anarquista colombiano Biófilo Panclasta. Bogotá: Editorial Códice,1999.16 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. Prensa obrera y popular en Colombia 1909-1929. Bogotá: EdicionesUniandes/Ceso, 2006. pág. xxiii. 17 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. pág. xxiv.

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popular (1985), formula esta matriz para entender las “representaciones” de carácter político y

cultural presentes en las publicaciones obreras del Cono Sur. Del mismo modo, la autora señala la

presencia de “Héroes Internacionales” en las publicaciones obreras de los veinte y,

específicamente, da por sentada la presencia de “Héroes” de la tendencia anarquista, como Sacco

y Vanzetti, los mártires de Chicago o Ferrer i Guardia18. Como puede apreciarse, su objeto de

estudio es el contenido, significado y tipología de la prensa obrera de las primeras décadas del

siglo XX y, aunque intente relacionar esta producción material con las elaboradas en otras

regiones del continente, se limita a interpretar la forma en que los productores de la prensa se

apropiaron de ciertos símbolos o imaginarios; por tanto, la autora deja de lado las conexiones

materiales entre los focos de difusión de prensa obrera en otras regiones de América del Sur y, al

mismo tiempo, no profundiza en la transformaciones que tuvo la prensa obrera colombiana con la

llegada de extranjeros propagadores de ideas revolucionarias.

Por último, un trabajo relevante para la comprensión de la repercusión de individuos de origen

extranjero en los sectores obreros y los grupos políticos anarquistas, es la monografía de grado

presentada por Sergio Cáceres Sánchez al Departamento de Historia de la Universidad de los

Andes, titulada Estrella Fugaz, El caso de la Liga de Inquilinos de Barranquilla en 1923 (2011).

El tema central de esta monografía es el funcionamiento interno, la forma de organización y el

discurso de la Liga de Inquilinos de Barranquilla19. En este estudio, la figura del anarquista

peruano Nicolás Gutarra, desde su llegada en 1924, es central para entender el desarrollo y

declive de la Liga de Inquilinos de Barranquilla. Para ello, Cáceres reconstruye algunos

elementos del contexto del anarquismo peruano y de la represión estatal que produjo la migración

de Gutarra20. Adicionalmente, propone una comprensión de la definición política y la importancia

de Gutarra en la Liga de Inquilinos de Barranquilla, a partir de las experiencias de este en los

círculos anarquistas y en asociaciones a favor de los inquilinos en Lima21.

18 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. págs.172-175.19 Cáceres Sánchez, Sergio. Estrella Fugaz, El caso de la Liga de Inquilinos de Barranquilla en 1923 . Bogotá:Monografía de grado, departamento de Historia, Universidad de los Andes, 2011. pág. 4. 20 Cáceres Sánchez, Sergio. Estrella Fugaz, El caso de la Liga de Inquilinos de Barranquilla en 1923. 2011. pág.50-54. 21 Cáceres Sánchez, Sergio. Estrella Fugaz, El caso de la Liga de Inquilinos de Barranquilla en 1923. 2011. pág. 61.

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Entre la diversidad de propuestas historiográficas señaladas puede destacarse que, buena parte de

estas, privilegian la perspectiva de los movimientos obreros y sus propuestas políticas en el nivel

nacional. Aun así, algunos historiadores se han interesado por incluir en sus estudios el papel de

las ideologías foráneas en los procesos de organización de los sectores obreros y políticos

colombianos de los veinte. El trabajo de Cáceres resulta crucial puesto que, además de incluir el

contexto social colombiano que permitió la creación de esta Liga, indaga sobre las propuestas

políticas de un extranjero de filiación anarquista y el impacto de su llegada en esta organización

popular.

Para el caso de Argentina, la magnitud e importancia de los círculos anarquistas y su

incorporación en las organizaciones obreras se expresó a través del trabajo de varios intelectuales

pertenecientes a esta línea de pensamiento, quienes se interesaron por escribir la historia del

anarquismo y del movimiento obrero argentino22. En otros términos, a diferencia de Colombia,

los anarquistas argentinos se preocuparon por documentar y forjar el sentido de memoria para su

corriente política. Pese a su vinculación cultural con el viejo continente, los debates teóricos y

metodológicos propios del estudio histórico “moderno” elaborados en las universidades europeas,

eran desconocidos por Diego Abad de Santillán y Max Nettlau, dos de los historiadores

anarquistas de la época, afines y participes de las organizaciones ácratas del país pampeano.

Ahora bien, en términos generales, el tema de la influencia de los extranjeros en la conformación

de la tradición anarquista argentina está desperdigado en buena parte de los escritos de Abad de

Santillán y Nettlau. Así, por ejemplo, refiriéndose al arraigo de ideologías políticas en los

migrantes provenientes, en su mayoría, de Italia y España, Abad de Santillán afirma que “[...]

estos trabajadores tuvieron en su mayoría un influjo poderoso, tanto en lo económico como en lo

social; además del brazo traían el cerebro y las ideas que no podían detener las aduanas y que

tanto alterarían la geografía regional.”23. En estos autores el énfasis está en la conformación de un

22 Abad de Santillán, Diego. El movimiento anarquista en la Argentina. Desde sus comienzos hasta el año 1910 .Buenos Aires: Argonauta, 1930; Abad de Santillán, Diego. La FORA. Ideología y trayectoria del movimiento obreroen la Argentina. Buenos Aires: Libros de Anarres, 2005;Abad de Santillán, Diego. “La Protesta: su historia, sus distintas fases y su significación en el movimiento anarquistade la América del Sur”. Certamen Internacional de La Protesta. Buenos Aires: Editorial La Protestas, 1927; Nettlau,Max. Contribución a la bibliografía anarquista de la América Latina hasta 1914. Certamen Internacional de LaProtesta. Buenos Aires: Editorial La Protestas, 1927.23 Abad de Santillán, Diego. La FORA. Ideología y trayectoria del movimiento obrero en la Argentina. BuenosAires: Libros de Anarres, 2005.pág. 21.

10

Page 11: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

movimiento anarquista argentino que, según ellos, se encuentra enraizado en los primeros

migrantes europeos llegados a los puertos del Cono Sur.

En algunas investigaciones producidas en las décadas de los ochenta se pretendió elaborar una

historia social del anarquismo en Argentina, analizando las últimas décadas del siglo XIX y las

primeras del XX. Aquí la obra de Iaacov Oved es una de las que mejor representa esta corriente.

En El Anarquismo y el Movimiento Obrero en Argentina (1978), este autor se interesa por “[...]

investigar las raíces del proceso que permitió al movimiento anarquista revelar capacidad de

confrontación, con posibilidades de ocupar un lugar trascendente en las luchas sociales del primer

decenio [...]” del siglo XX. Sin embargo, en trabajos posteriores, este autor se preocupa por

demostrar la conexión y la preponderancia del anarquismo español e italiano en el caso

argentino24. De la mano de esta curiosidad por la relevancia de las corrientes migratorias europeas

y su consecuente trasporte de idearios políticos, Osvaldo Bayer elabora un análisis de la

trascendencia de la tradición anarquista italiana para la conformación, consolidación y

fortalecimiento del anarquismo en Argentina25. En síntesis, estos autores vieron en la relación

entre las tradiciones anarquistas españolas o italianas y las forjadas en Argentina, una puerta de

entrada para nuevas formulaciones.

Más recientemente, se le ha otorgado a Juan Suriano la renovación en la forma de interpretar las

manifestaciones del anarquismo en Argentina, puesto que, en su obra Anarquistas: Cultura y

política libertaria en Buenos Aires, 1890- 1910 (2001), muestra cómo el surgimiento y el declive

del anarquismo en Argentina fue producto de un desgastamiento por el conflicto entre las

corrientes dentro de este movimiento (individualismo, anarco-comunismo, colectivismo,

vitalismo); conflicto que se expresaba en la multiplicidad de expresiones culturales y políticas de

las tendencias en pugna26. Suriano, del mismo modo que Oved en su obra icónica (1978), no

acentúa el papel de los migrantes en el contexto político argentino, simplemente reseña en apartes

24 Oved, Iaacov. El Anarquismo y el Movimiento Obrero en Argentina. México: Siglo XXI Editores, 1978, pág. 110-113; Oved, Iaacov. “Influencia del anarquismo español sobrela formación del anarquismo argentino”. Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe. Tel Aviv:University of Tel Aviv, 1991; Oved, Iaacov. “The Uniqueness of Anarchism in Argentina”. EstudiosInterdisciplinarios de América Latina y el Caribe. Tel Aviv: University of Tel Aviv, 1997.25 Bayer, Osvaldo. “La influencia de la inmigración italiana en el movimiento anarquista argentino”. 2008. págs.111- 12726 Suriano, Juan. Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910.2001. págs. 20-21.

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de su obra la relación de las expresiones culturales y políticas de los grupos anarquistas

argentinos con los contextos internacionales de las ideas revolucionarias del anarquismo; de

hecho, estos dos autores comparten la preocupación por el origen y el colapso del anarquismo en

Argentina como propuesta política arraigada en los sectores obreros.

En los últimos quince años, otros investigadores cercanos al estudio de Juan Suriano han

abordado el tema desde otras perspectivas de la historia cultural. Solo por citar algunas

aproximaciones al tema, de las cuales se puede resaltar: la importancia de la prensa anarquista

como un espacio central para los debates entre las diferentes tendencias del movimiento, la

creación de imaginario e identidades; la importancia de la lectura y de la educación para los

círculos anarquistas; la conformación de aspectos identitarios de los individuos anarquistas.27

Enfoques que se anexan a las propuestas de la historia cultural o la nueva historia política. Sin

embargo, estas propuestas de investigación perpetuán, en gran medida, el legado de las anteriores

elaboraciones históricas, al menos en el problema de la difusión de las ideas y prácticas

anarquistas fuera del contexto argentino.

Ante el panorama de las investigaciones elaboradas en Colombia y en Argentina respecto a la

difusión del ideal ácrata, se podría llegar a pensar que las comparaciones entre los países que

albergan movimientos anarquistas fueran nulas. Por el contrario, varios autores se interesaron por

contrastar las experiencias de los grupos anarquistas en los países latinoamericanos28. Para ello,

recurrieron a definir algunas variables como: la magnitud de la prensa anarquista, la aceptación

en los diferentes círculos obreros, los conflictos con las autoridades, o la variedad de propuestas

dentro del mismo movimientos, solo por nombrar algunas. No obstante, su carácter comparativo

muchas veces deja de lado las conexiones entre estas experiencias.

27 Anapios, Luciana. “Compañeros, adversarios y enemigos. Conflictos internos en el anarquismo argentino en ladécada del 20”. Entrepasados: Revista de historia, 2007; Anapios, Luciana. “El anarquismo argentino en los añosveinte. Tres momentos en el conflicto entre La Protesta y La Antorcha”. Papeles de trabajo. Buenos Aires: Revistaelectrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de General San Martín , junio de2008 (Año 2, #3); Anapios, Luciana. “Una promesa de folletos. El rol de la prensa en el movimiento anarquista en laArgentina (1890-1930)”. A contra corriente. Vol. 8, No. 2, Winter 2011, págs. 1-33; Petra, Adriana. “Anarquistas:cultura y lucha política en la Buenos Aires finisecular. El anarquismo como estilo de vida”. Informe final delconcurso: Culturas e identidades en América Latina y el Caribe. Programa Regional de Becas CLACSO. 2001.28 Simon, S. Fanny. “Anarchism and Anarcho-Syndicalism in South America.” The Hispanic American HistoricalReview, Vol. 26, No. 1 (Feb., 1946), págs. 38-59; Cappelletti, Angel J. “Prólogo”. El Anarquismo en América Latina.Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1990; Gómez Muller, Alfredo. Anarquismo y anarcosindicalismo en AméricaLatina.2009.

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No menos importante han sido los acercamientos de las historias del movimiento anarquista

argentino a la corriente de historia “transnacional”. El caso más icónico y reciente es el de María

Migueláñez Martínez, quien propone profundizar en el campo de

“[...] las dinámicas transnacionales a las que estuvo sometido el movimiento, que hasta ahora han

recibido una escasa, o nula, atención. Esto se hace más necesario si se tiene en cuenta que muchos

de los retos que en el periodo amenazaron a la continuidad del anarquismo y le obligaron a una

redefinición identitaria, se presentaron de manera transnacional, fueron transversales a todo el

universo libertario, y se afrontaron, también, de manera transnacional, a través de la cooperación y

los continuos cruces de frontera.”29.

Lo anterior, en los años comprendidos entre 1917 a 1940, estableciendo como nodo geográfico la

región rioplatense. En la misma investigación, Migueláñez Martínez acentúa su adherencia a “[...]

un enfoque próximo a la denominada nueva historia cultural o historia sociocultural, y comparte

con ella la preocupación por el mundo de los simbolismos y de las representaciones mentales”30.

Por lo tanto, este intento de analizar el anarquismo latinoamericano a partir de una óptica

transnacional produce una apertura en la forma de interpretar la circulación y la conexión de los

diferentes grupos e individualidades afines a esta idea política; por ejemplo, propulsa el

entendimiento de cómo “[...] la movilización transfronteriza de agentes y medios de propaganda

impone una imagen de continuidad, integración y organización de la militancia transnacional que

se enfrenta a la extendida imagen del anarquismo como movimiento perennemente sometido a

avances y retrocesos.” 31. Estas ambiciones transnacionales también son compartidas por la

historia global que, para el caso de las ideas y expresiones anarquistas, ya recoge sus primeros

frutos32. La historia global de los anarquistas, como la de la idea de nación, república o libertad,

29 Migueláñez Martínez, María. “1910 y el declive del anarquismo argentino. ¿Hito histórico o hitohistoriográfico?”. 200 años de Iberoamérica (1810-2010), Congreso Internacional: Actas del XIV Encuentro deLatinoamericanistas Españoles, Santiago de Compostela, 2010. pág. 445. 30 Migueláñez Martínez, María. “1910 y el declive del anarquismo argentino. ¿Hito histórico o hitohistoriográfico?”. 2010. pág. 447. 31 Migueláñez Martínez, María. “1910 y el declive del anarquismo argentino. ¿Hito histórico o hitohistoriográfico?”. 2010. pág. 442. 32 Anderson, Benedict. Bajo tres banderas. Anarquismo e imaginación anticolonial. Madrid: Ediciones Akal, 2008;Hirsch, Steven y Lucien van der Walt (eds.).Anarchism and syndicalism in the colonial and postcolonial world,1870-1940: the praxis of national liberation, internationalism, and social revolution. Boston: Brill, 2010; Shaffer,Kirwin. "Havana Hub: Cuban Anarchism, Radical Media and the Trans-Caribbean Anarchist Network, 1902-1915”.Caribbean Studies, Institute of Caribbean Studies No.37, 2009. págs. 45-81; Bantman, Constance y Berry, David(Eds.). New Perspectives on Anarchism, Labour and Syndicalism: The Individual, the National and the

13

Page 14: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

trasciende las fronteras nacionales y continentales, aproximándose a entender estos procesos en

un marco que relaciona latitudes antes inimaginables de conectar. Hermana de la historia

transnacional y la historia global, la historia conectada (o la histoire croisée) agrega complejidad

a la relación geográfica de los procesos históricos, ya que aborda las conexiones entre las

diferentes escalas (global, nacional, regional y local) y, más allá de reducirse al límite

macroscópico del análisis, revela la existencia de una red de interrelaciones dinámicas entre las

diferentes escalas33.

III

En dos obras representantes de la perspectiva transfronteriza, los autores utilizaron metáforas

para intentar explicar cómo funcionan los procesos históricos que pretendían estudiar. Una utiliza

la idea de “corrientes planetarias” y la vincula con la misma fuerza cósmica que estimula, a su

vez, las corrientes oceánicas del Atlántico, como “[…] la transmisión circular de experiencia

humana desde Europa a África, luego a América, y finalmente de vuelta a Europa”34. La otra,

empleando la simbología astronómica, “[…] intenta cartografiar la fuerza gravitacional del

anarquismo entre nacionalismo militantes de lados opuestos del planeta”35. Las dos metáforas

aclaran que la historia transnacional, la global, o la conectada, hacen comprensible fenómenos

sociales que trasgreden las aparentes fronteras geográficas y culturales, lo que, en conjunto,

permite entender las interconexiones o porosidades de los diferentes contextos. A pesar de su

aparente atractivo, como se evidenció en el estado del arte, la historiografía colombiana sobre el

anarquismo no ha manifestado su interés por elaborar estudios de carácter transnacional, tal vez

por la imposibilidad de reconstruir un “archivo” de los vínculos entre anarquistas nacionales y

extranjeros, o por el peso que aún se le atribuye a las historias nacionales del anarquismo.

Transnational. Londres: Cambridge, 2010. 33 Werner, Michael y Bénédicte Zimmermann. “Beyond Comparison: Histoire Croisée And The Challenge OfReflexivity”. History and Theory No.45, February 2006. pág. 43. 34 Linebaugh, Peter y Marcus Rediker. La Hidra de la Revolución. Marineros, esclavos y campesinos en la historiaoculta del Atlántico. Barcelona: Crítica, 2005. pág. 14. 35 Anderson, Benedict. Bajo tres banderas. Anarquismo e imaginación anticolonial. 2008, pág. 8.

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Page 15: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Además de este vacío historiográfico, también es visible la ausencia de un análisis que trascienda

el mero relato histórico de eventos, fechas, nombres, grupos, publicaciones e interacciones de los

círculos anarquistas colombianos de los años veinte. La preocupación por analizar desde la óptica

de los conceptos de las ciencias sociales es casi nula en varios de los trabajos antes reseñados.

Fue necesario, entonces, recurrir a los estudios sugerentes de Renán Silva, quien ha tratado el

problema de los “transterrados” españoles y su vinculación al contexto intelectual, institucional y

político de la república Liberal36. Pese a la diferencia de periodo y de actores estudiados, la

propuesta de Silva aporta dos orientaciones a este trabajo: indica la importancia que tiene

investigar, “[...] no sólo […] la forma como las culturas se relacionan unas con otras[...]”, sino

también la forma como las culturas intelectuales y, en nuestro caso, las políticas “[...] asumen los

retos de integración de gentes que vienen a enriquecer una tradición cultural establecida”37;

subraya la naturaleza de su trabajo, el cual corresponde al análisis de un “caso” que, más que ser

representativo del fenómeno general de la “inmigración docente”, “[...] se trata de un caso

altamente significativo”38. Esta última consideración supone la ausencia de generalizaciones sin

un sedimento histórico y, menos aún, de un modelo de la inmigración y sus implicaciones en el

campo político.

El enfoque que permite hacer comprensible buena parte de las relaciones entre los círculos

anarquistas colombianos y los extranjeros es el de la cultura política. Este es entendido en la

presente investigación como una perspectiva que hace posible el entendimiento de procesos de

cambio y continuidad, la cual privilegia el estudio de símbolos, discursos, rituales, costumbres,

normas, valores y actitudes de grupos o individuos para entender la construcción, la

consolidación o el desmantelamiento de instituciones o constelaciones de poder39. Así pues, no se

36 Silva, Renán. La República Liberal y los transterrados españoles: cambio intelectual, instituciones educativas yexilio republicano español, 1936-1950 [informe final de investigación]. Cali: Universidad del Valle, Facultad deCiencias Sociales y Económicas – Centro de Investigaciones Cidse, 2008; Silva Renán. Política y saber en los añoscuarenta: El caso del químico español A. García Banús en la Universidad Nacional. Bogotá: Universidad de losAndes, Vicerrectoría de Investigaciones; Ediciones Uniandes, 2011. 37 Silva Renán. Política y saber en los años cuarenta: El caso del químico español A. García Banús en laUniversidad Nacional. 2011, pág. 17. 38 Silva Renán. Política y saber en los años cuarenta: El caso del químico español A. García Banús en laUniversidad Nacional. 2011, págs. 40-42.39 Jacobsen, Nils y Aljovín de Losada, Cristóbal. “How interests and values seldom come alone, or: the utility of apragmatic perspective on political culture”. Political cultures in the Andes, 1750-1950. Durham: Duke UniversityPress, 2005, pág. 58.

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Page 16: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

privilegiará el determinismo cultural o lingüístico, sino que también se incluirán: las cuestiones

de las luchas de poder, la heterogeneidad interna y la manera en cómo se alimentan o nutren las

culturas políticas40. Es decir, se adoptará una concepción pragmática de esta noción. Además, se

integrarán otros elementos de la historia cultural como las instituciones culturales, los actores, la

recepción-apropiación de ideas y prácticas o las formas de sociabilidad41. Los intercambios y

relaciones que mantuvieron los dos anarquistas con otros grupos, durante su recorrido por

América del Sur, pondrán a prueba la idea de que las culturas políticas permanecen estáticas y

homogéneas, incluso, cuestionará los imaginarios de una cultura política anarquista nacional o

regional. Y aunque también se enfatizará en los aportes individuales, la unidad de análisis

propicia para el desarrollo de la investigación son los círculos o grupos anarquistas.

Eva Golluscio de Montoya elaboró un estudio en donde profundizó en los orígenes, rasgos

generales y significación de los círculos anarquistas en el movimiento obrero y revolucionario

argentino de comienzo del siglo XX. La presente investigación retomará algunas de las

características de las agrupaciones anarquistas estudiadas por esta autora, que se resumen en:

“[...] la carencia de marcos internos permanentes, la autonomía en la acción, el a-partidismo, el

autofinanciamiento, el rechazo de estructuras de representatividad, la descentralización en el

espacio y la no obligación de continuidad en el tiempo, la libre asociación y el federalismo”42. De

igual forma, la investigación de Golluscio de Montoya es pertinente para reconocer: la magnitud

de los círculos anarquista, que por lo general lo conformaban pocas personas y lo que implicaba

que “[...] su poder de influencia no se medía por la cantidad de adhesiones”; la forma en cómo se

relacionaban los grupos anarquistas entre ellos y el movimiento revolucionario, es decir, que

“[…] cada núcleo funcionaba de manera autónoma, seguía distintas tendencias, se identificaba

con la línea de uno u otro periódico y se fijaba objetivos propios frente a la orientación de la

propaganda y a la cultura”43.

40 Formisano, Ronald P. “The Concept of Political Culture”. Journal of Interdisciplinary History, Vol. 31, No. 3.(Winter, 2001), pág. 395. 41 Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920. Bogotá: Universidad de losAndes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia, Ediciones Uniandes, 2007. pág. xvi. 42 Golluscio de Montoya, Eva. “Círculos anarquistas y circuitos contraculturales en la Argentina del 1900”. Cahiersdu monde hispanique et luso-brésilien, No. 46, Contre-cultures, Utopies et Dissidences en Amérique Latine, 1986.págs. 53-54.43 Golluscio de Montoya, Eva. “Círculos anarquistas y circuitos contraculturales en la Argentina del 1900”. 1986,págs. 54-55.

16

Page 17: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Con estos elementos se procurará demostrar que la influencia de estos dos extranjeros en los

grupos de tendencia anarquista significó la transformación y renovación de la cultura política

anarquista colombiana de la década de 1920, integrando elementos de las coyunturas y

tradiciones anarquistas internacionales. Hecho que significó, además, la adhesión de algunos

círculos o individuos anarquistas a una red transnacional de intercambio de conocimientos de la

acción y el pensamiento ácrata. En cuanto a la dimensión cuantitativa de los grupos que

profesaban las perspectivas anarquistas en Colombia, la llegada de estos dos personajes se debe

comprender como un elemento más que propulsó una tímida expansión a otras regiones y

públicos.

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Page 18: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Capítulo I

1. El contexto colombiano y el germinar del anarquismo

La mutación de la estructura social y económica colombiana es central durante la década de los

años veinte, y alcanza su máxima expresión durante el decenio de los años treinta cuando “[...] la

industrialización no era un fenómeno aislado y “exótico” […], sino un proceso dinámico que

estaba produciendo transformaciones [...]”44. Por supuesto, cambios limitados, que afectaban

algunos campos de la sociedad colombiana, mientras que otros, como la composición social,

tendrían un continuo. Durante los primeros treinta años del siglo la población colombiana seguía

siendo mayoritariamente rural: para comienzos de siglo XX correspondía a un 90 por ciento y

para 1938, conformaba el 69.1 por ciento45. Frente al paulatino crecimiento de las urbes, “[...] en

las primeras décadas del siglo XX predominaba de manera abrumadora la población agraria”46.

Este descenso de la población rural fue el resultado del tímido incremento de la urbanización, el

aumento de sectores industriales, la migración a las ciudades a causa de la descomposición del

régimen de haciendas y el movimiento poblacional a regiones en donde se construían obras

públicas47. Así, ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali, tendieron a conformar los

polos de desarrollo e industrialización del país para la década de 1920, menguando, en buena

medida, la base artesanal que caracterizó a las ciudades en el siglo XIX. Desde luego, estos

factores económicos afectaron la estructura demográfica y social de las regiones en la que se

estaba llevando a cabo el proceso de modernización, como por ejemplo, la constitución del

“proletariado” urbano.

El crecimiento pausado de las ciudades fue acompañado por la innovación en los patrones

culturales, por ejemplo, en los ambientes de esparcimiento que antes eran dominados,

generalmente, por las tradiciones religiosas. A la par, la urbe comienza a ofrecer nuevos espacios

de sociabilidad “[...] cafés, tabernas, chicherías, prostíbulos o clubes, según los gustos y el44 Archila Nieto, Mauricio. Cultura e identidad obrera. 1991. pág. 51. 45 Rueda Plata, José Olinto. “Historia de la población de Colombia”. Nueva Historia de Colombia, Tomo V. Bogotá:Editorial Planeta, 1989. págs. 360-361. 46 Vega Cantor, Renán. Gente muy rebelde. 2002. pág. 57. 47 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. pág. 3.

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Page 19: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

bolsillo de cada quien […]”48. Para el caso de los obreros, artesanos, intelectuales y personajes de

la izquierda capitalina, algunos lugares de sociabilidad eran las casas del pueblo, las bibliotecas,

las imprentas, los cafés, algunas chicherías, las plazas o parques del centro de la ciudad, casas o

locales de reconocidos militantes y edificaciones destinadas a las actividades de los sindicatos y

grupos políticos49. Los sectores obreros de las ciudades organizaron sus propios espacios de vida

política y cultural, en donde, a su vez, se cimentaron los primeros grupos comunistas, socialistas

revolucionarios y anarquistas.

A esta variedad de posturas políticas se suma la diversidad de actores sociales que convivían en

esta época (campesinos, obreros, artesanos, pequeños propietarios e intelectuales), los cuales no

pueden inscribirse, a priori, en una tendencia política específica. Existieron, claro está, motivos

por los cuales los sectores obreros de la urbe y el campo expresaron su descontento: el bajo

monto de los salarios, las alzas en los precios de la canasta familiar, la calidad de vida o los altos

niveles de pobreza50. Algunos medios que canalizaron sus molestias fueron las revueltas

populares o la incorporación a grupos sindicales y políticos. Para ilustrar el complejo panorama

de opciones políticas, es posible señalar algunas de las tendencias más significativas como, por

ejemplo, el liberalismo radical, el Partido Socialista Revolucionario (PSR), los socialistas

revolucionarios (separados implícitamente del PSR) y los anarquistas. No obstante, estas

generalizaciones desconocen, por una parte, la diversidad de corrientes que existían en cada una

de las tendencias y, por otra, los vínculos que conectan a una y a otra tendencia, unas veces

conflictivos, otras de apoyo mutuo e incluso de desconocimiento. Las “[...] tendencias señaladas,

se disputarían […] la orientación del naciente movimiento obrero en los años veinte”51 y, se puede

afirmar, de la hegemonía del conjunto de la izquierda colombiana.

Además de las confrontaciones internas entre los grupos revolucionarios y radicales, el Partido

Conservador continuaba ejerciendo una influencia notoria en la vida política del país. Fue a lo

largo de la década de los veinte cuando esta hegemonía comienza a desgastarse, sea bien por las

divisiones internas del Partido o por el surgimiento de problemas inquietantes como el de la

48 Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920. 2007. pág. 19. 49 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. págs. 47-51. 50 Archila Nieto, Mauricio. Cultura e identidad obrera. 1991. pág. 138; Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos:una historia intelectual de los años 1920. 2007. pág. 158.51 Archila Nieto, Mauricio. Cultura e identidad obrera. 1991. pág. 234.

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Page 20: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

“cuestión social”. Este asunto fue adquiriendo mayor urgencia, en cuanto surgían nuevos

síntomas como: el descontento social, las revueltas populares, la organización de sectores obreros

y la aparición, cada vez más recurrente en la vida política, de socialistas revolucionarios o

anarquistas52. En el transcurso de la década, la polarización de la sociedad se hizo cada vez más

evidente, al punto que la prensa de la derecha “[...] multiplicó los llamados para defenderse de

una revolución que, de acuerdo a la información que suministraban los 'doctrinarios', parecía

inminente”53.

La prensa no era el único medio que disponía el sector conservador para contrarrestar el influjo

de las corrientes revolucionarias. El aparato legal, en buena medida elaborado por la hegemonía

conservadora, contaba con tratados, leyes y decretos que sancionaban todo tipo de actividades

transgresoras del orden social, político y cultural. Así, incluso antes de la consolidación de

núcleos revolucionarios en la década de los veinte, el Estado colombiano, representado por

Rafael Reyes, firmó en 1902 un tratado internacional para proteger el continente americano de las

posibles acciones de anarquistas y para facilitar la extradición de estas gentes54. Tampoco es

extraño que se decretara la Ley 48 de 1920 “Sobre inmigración y extranjería”, que prohibía el

ingreso y permitía la expulsión a los extranjeros que “[...] aconsejen, enseñen o proclamen el

desconocimiento de las autoridades de la República o de sus leyes, o el derrocamiento por la

fuerza y la violencia de su gobierno; a los anarquistas y a los comunistas que atenten contra el

derecho de propiedad” o a “[…] los que violen la neutralidad a que están obligados, ingiriéndose

en la política interna de Colombia, sea por medio de la prensa, redactando o escribiendo en

periódicos políticos sobre asuntos de esta clase; o por la palabra, pronunciando discursos sobre

política colombiana; o afiliándose a sociedades políticas”55. A este tipo de disposiciones se le

sumarían otras como el Decreto 707 de Alta Policía de 1927 o “La ley heroica de 1928”, que

52 Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920. 2007. págs. 15- 19. 53 Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920. 2007. pág. 269.54 El tratado fue firmado por Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, República Dominicana, Ecuador, ElSalvador, Estados Unidos de América, Guatemala, Haíti, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Uruguay.Segunda Conferencia Internacional Americana. Tratado de extradición y protección contra el anarquismo. Palaciodel Ejecutivo: San Salvador, 19 de mayo de 1902. http://www.oas.org/juridico/mla/sp/traites/sp_traites-ext1902.html 55 Ley 48 del 3 de noviembre de 1920, “Sobre Inmigración y Extranjería.” En:http://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/Normograma/docs/ley_0048_1920.htm; Ley 69 del 30 de octubre de1928, “Por la cual se dictan algunas disposiciones sobre defensa social. “En:http://www.icbf.gov.co/cargues/avance/docs/ley_0069_1928.htm

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señalarían el culmen de la tensión existente entre el gobierno, su pretendida paz social y los

grupos disidentes.

¿Qué magnitudes tenían las corrientes revolucionarias, y en especial la anarquista, para preocupar

de esta forma a los regímenes conservadores y a otros sectores de la sociedad colombiana de la

década de los veinte? Como lo han expuesto varios autores, la presencia evidente de grupos y

acciones de corte anarquista en Colombia puede datarse a partir del decenio de 1910. Por

ejemplo, Fanny Simon afirma que existían cartas de corresponsales colombianos que se

publicaban en periódicos anarquistas de Argentina y Brasil56; mientras que, Gómez Muller

describe cómo ciertas movilizaciones sociales de esta década estuvieron inspiradas por formas de

acción anarcosindicalista (huelga general, boicot, sabotaje, entre otras), también cercanas al

socialismo revolucionario57; de otro lado, Núñez documenta la existencia de un periódico titulado

Ravachol, que desde 1910 publicó en sus páginas diatribas contra la iglesia y la religión, influido

por el anarquismo y el socialismo58. Un caso que no ha tenido resonancia en la historiografía

nacional es el del prófugo, anarquista, periodista y educador de origen colombiano, Juan

Francisco Moncaleano, quien en 1912 fundó en México, junto con sus compañeros, el Grupo

Sociedad Luz, inspirado por la ideas de Escuela Moderna propulsadas por el catalán Ferrer i

Guarda59. En relación con lo anterior, en el capítulo segundo de la presente investigación se

ahondará sobre aspectos de la cultura política anarquista como los espacios y medios de difusión,

los temas que se difunden, las prácticas políticas, entre otros.

La actividad y claridad ideológica de los grupos anarquistas se afianzó en el transcurso de la

década de los veinte. En ciudades como Bogotá, Barranquilla y Santa Marta, y en menor medida

Cali, Barrancabermeja y Medellín, se consolidaron los primeros núcleos formales de anarquistas.

Paralelo a este proceso, el decenio de los veinte conoció la llegada de inmigrantes afines al

anarquismo, una tendencia general para el continente americano, pero dispar según cada país de

acuerdo a la magnitud de las inmigraciones. Argentina, Chile, Brasil, México y Estados Unidos,

56 Simon, S. Fanny. “Anarchism and Anarcho-Syndicalism in South America.” 1946. pág. 57-58. 57 Gómez Muller, Alfredo. Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina.2009. pág. 71. 58 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. pág. 133.59 Acri, Martín Alberto y María del Carmen Cácerez. La educación libertaria en la Argentina y en México (1861-1945). Buenos Aires: Libros de Anarres, 2011. pág. 379; Hart, John M. El anarquismo y la clase obrera mexicana,1860 – 1931. México D. F.: Siglo XXI Editores, 1988. pág. 150 y ss.

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fueron algunos de los territorios en donde el número de expatriados fue altamente significativo.

Por el contrario, los movimientos de migración al territorio colombiano fueron mínimos, no sólo

por la legislación vigente, sino también por las condiciones económicas y sociales del país. Como

lo afirma Vega:

“[...] Colombia no era un país atractivo para la población de otros lugares del mundo, puesto que

no existían condiciones económicas, infraestructura vial, sectores productivos dinámicos y

competitivos en el mercado mundial, ni la promesa de buenos salarios [...] tampoco existían

muchas garantías políticas para aquellos interesados en venir al país, teniendo en cuenta que el

régimen conservador era profundamente receloso con los extranjeros, por considerarlos

potencialmente peligrosos [...]”60.

2. El anarquismo en el país pampeano y las peripecias del viaje de los dos inmigrantes

Una breve mención al contexto del cual provienen Colombo y García es necesaria para

comprender la trascendencia de la participación de estos personajes en el ambiente político y

social de la Colombia de los años veinte, en especial para los círculos anarquistas.

Entre los múltiples procesos que se interrelacionaron en el contexto argentino, se destacan: la

diversificación de las actividades productivas en el campo y en la ciudad – la industrialización

que convive con los grupos de artesanos-, la tendencia a la concentración de los grupos humanos

en las urbes, las políticas y los alcances de la inmigración de europeos (españoles e italianos, en

su mayoría) y, como corolario de estas variables, el surgimiento de un nuevo sector social –

heterogéneo y cambiante-, a saber, el obrero.

Para la celebración del Centenario de la Independencia Argentina (1910), se presenció la

ebullición “[...] del malestar social ante la situación en la que se hallaban las capas menos

favorecidas de la población. Llegada masiva de inmigrantes a la capital, hacinamiento e

insalubres condiciones de vida, duras jornadas de trabajo, agotamiento, y un largo etcétera venían

delimitando la denominada 'cuestión social'” argentina61. En este punto, también son reconocidas

las tensiones de los grupos hegemónicos y las clases subalternas, pero también la presencia de

60 Vega Cantor, Renán. Gente muy rebelde. 2002. pág. 59.

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otros sectores de clase media y alta como estudiantes universitarios, profesionales, artesanos,

pequeños propietarios, etcétera. No menos importante es la proporción de las corrientes

migratorias que arribaron a las costas argentinas, puesto que no sólo nos dan una imagen de esta

sociedad, sino que también permite establecer la relación entre ese fenómeno y las características

del anarquismo gestado en este territorio. Para el período de 1895 a 1914, la población de

inmigrantes era ya de 2.357.952 para una población total aproximada en 7.885.237. En 1914, del

grupo de nacionalidades extranjeras, los italianos y españoles seguían manteniendo su

preponderancia frente a otras nacionalidades, con porcentajes del 39,4% y el 35,2%

respectivamente62.

Italia y España fueron, para finales del siglo XIX y comienzos del XX, enclaves relevantes para

las ideas anarquistas, las cuales se habían asentado y renovado, produciendo incluso pensadores

notables para la tradición anarquista como: Errico Malatesta -quien vivió en Argentina entre 1885

y 1889-, Carlo Cafiero, en Italia, Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella, Francisco Ferrer i Guardia,

en España; y, asimismo, iconos del anarquismo magnicida como: los españoles Mateo Morral y

Juan Oliva, o como los italiano Sante Caserio o Gaetano Bresci. No es coincidencia, entonces,

que la tendencia anarquista en Argentina se convirtiera en un referente internacional por su

claridad o amplitud, con la llegada de extranjeros de estas dos regiones de Europa. A pesar de que

García y Colombo se determinaran como anarquistas, es complejo definir en qué etapa de sus

vidas se acercaron a esta perspectiva política: si fue en Argentina o por el contrario fue en sus

lugares de origen63.

Para el período de 1900 a 1920, las actividades de confrontación, la organización de las masas de

trabajadores y la presión que estas ejercen a los patrones y a la institucionalidad, se entonan y

consolidan en la práctica de las huelgas, manifestaciones, boicots, sabotajes y otras formas de

61 Migueláñez Martínez, María. “1910 y el declive del anarquismo argentino. ¿Hito histórico o hitohistoriográfico?”. 2010. pág. 439. 62 Tercer Censo Nacional de la República de Argentina Levantado el 1 de Junio de 1914, págs. 395-398.63 Anderson, Benedict. Bajo tres banderas. Anarquismo e imaginación anticolonial. 2008, pág. 81; Bayer, Osvaldo.“La influencia de la inmigración italiana en el movimiento anarquista argentino”. Los Anarquistas Expropiadores,Simón Radowitzky y otros ensayos. Coyhaique: Sombraysén, 2008, págs. 111- 127; Oved, Iaacov. “Influencia delanarquismo español sobrela formación del anarquismo argentino”. Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe. Tel Aviv:University of Tel Aviv, 1991.

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resistencia, gracias a que se combina la presencia de sectores políticos ácratas con algunos

elementos estructurales de la sociedad argentina. Ante este panorama, los representantes del

Estado y de las fuerzas de represión respondieron con aprensiones, cierres de establecimientos,

persecuciones y, en el marco de la institucionalidad, por medio de leyes, decretos y el estado de

sitio que permitieran controlar estos núcleos de rebeldía64. Algunas de estas medidas que se

promulgaron fueron: la Ley de Residencia en 1902, la cual instauraba “[...] la expulsión sin juicio

previo e impedía la entrada de todo aquel extranjero sospechoso de perturbar el orden público y

la seguridad nacional [...]”; la Ley de Defensa Social en 1910, que “[...] prohibía la existencia de

organizaciones anarquistas y penaba el desorden público, la huelga y el uso de explosivos con

castigos que llegaban hasta la pena de muerte [...]”65.

En el primer decenio del siglo XX, se dio una notoria producción de folletos, fanzines, revistas,

periódicos y en general varias producciones que, además de estar en conexión con este tipo de

luchas, también buscaron comunicar los principios del anarquismo, sus benevolencias para la

lucha emancipadora de los obreros, el ideal de la libertad absoluta y, en términos generales,

expandir el pensamiento ácrata por medio de la propaganda66. El proyecto cultural del

anarquismo pampeano incluyo prácticas como “[...] la creación de bibliotecas, el dictado de

clases y cursos, y sobretodo veladas que llegarían a ocupar un lugar central en las actividades

culturales [...]”. Por ejemplo, estas veladas mezclaban el proselitismo político con actividades

recreativas: “representaciones teatrales, declamaciones poéticas, conferencias, canto coral e

himnos revolucionarios, funciones musicales y bailes familiares”67.

El grado de complejidad dentro del movimiento anarquista argentino de los años veinte

alcanzaría un grado en el que la contienda entre dos bandos se hizo inminente: “[…] por un lado,

la corriente principal representada por la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y el

64 Abad de Santillán, Diego. El movimiento anarquista en la Argentina. Desde sus comienzos hasta el año 1910 .Buenos Aires: Argonauta, 1930. pág. 71. 65 Migueláñez Martínez, María. “1910 y el declive del anarquismo argentino. ¿Hito histórico o hitohistoriográfico?”. 2010. pág. 442. 66 Suriano, Juan. Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910. Buenos Aires: Manantial,2001. pág. 179. 67 Suriano, Juan. “Las prácticas culturales del anarquismo argentino”. Encuentro: CULTURA Y PRÁCTICA DELANARQUISMO, DESDE SUS ORÍGENES HASTA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL , Cátedra México-España deEl Colegio de México, 23-24 de marzo de 2011. pág. 5.

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periódico La Protesta; por el otro, los gremios autónomos y una serie de agrupaciones disidentes,

con un discurso radicalizado [...]”, en el que se destaca la publicación La Antorcha68. La

conflictividad entre estos dos sectores resultó en que afloraron dos identidades antagonistas

-protestistas y antorchistas-, y se llegó al punto en que se declararon una guerra abierta.

En la historiografía contemporánea del anarquismo argentino se ha comenzado a discutir la

noción de “auge” y “declive” de este movimiento político, ya que muchos historiadores tienen la

impresión de que el año 1910 significó la fractura o el inicio de la decadencia de la tendencia

anarquista69. Más allá de las críticas al “declive”, a partir de esa fecha se vislumbra una

transformación de la dimensión y características del movimiento anarquista, a la que los autores

atribuyen como causas: la represión cada vez más aguda por parte de las instituciones estatales

argentinas; el surgimiento de disputas con las nuevas tendencias que nacieron en las

organizaciones obreras durante los años veinte; los conflictos internos y las escisiones del

movimiento anarquista; las transformaciones en el contexto político y social, sobre todo con la

ampliación de la participación política y la intervención del Estado en las tensiones del mundo

del trabajo70. Desde 1910, es notorio un contexto de deterioro paulatino de las organizaciones

anarquistas y, en consecuencia, muchos militantes fijarán su interés por recorrer nuevas latitudes

con la esperanza de encontrar un espacio para desarrollar sus actividades y exponer sus

pensamientos. En tal contexto, México se tornaría en un destino atractivo para aquellos que

pensaban que en ese país la revolución había transformado las estructuras sociales del

“porfiriato”, lo que permitía que sus actividades e ideales no fuesen considerados como un delito.

Una primera interpretación del por qué Colombo y García atravesaron vastas regiones de

América del Sur se construye teniendo presente tanto el contexto del cual provenían -el

argentino-, como el lugar a donde pretendían arribar: México. En el contexto revolucionario de

este país, el par de anarquistas mantuvieron una relación epistolar con dos camaradas de origen

español radicados en México, quienes les informaban la situación económica personal y las

68 Anapios, Luciana. “El anarquismo argentino en los años veinte. Tres momentos en el conflicto entre La Protesta yLa Antorcha”. Papeles de trabajo. Buenos Aires: Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de laUniversidad Nacional de General San Martín, junio de 2008 (Año 2, #3). 69 Migueláñez Martínez, María. “1910 y el declive del anarquismo argentino. ¿Hito histórico o hitohistoriográfico?”. 2010. pág. 447. 70 Suriano, Juan. Auge y caída del anarquismo. Argentina, 1880-1930. Buenos Aires: Capital intelectual, 2005. págs.53-90.

25

Page 26: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

dificultades que tenían que soportar en este país71. Mateo y Fernández, los nombres de sus

compañeros, en una de sus cartas plasmaron los obstáculos a los que se veían enfrentados en el

territorio mexicano: la competencia de la venta de agujas, la falta de dinero, la búsqueda de

nuevos mercados fuera de la capital mexicana y, como última opción, la posibilidad de ingresar a

los Estados Unidos. En esta carta, fechada el 25 de mayo de 1926, apuntan como causa de estos

problemas la política contra el capitalismo impulsada por el gobierno revolucionario de México.

Aquí también es posible comprender por qué Colombo y García permanecieron por un año y

medio, aproximadamente, en el territorio colombiano: el temor a encontrarse en México con una

coyuntura inestable para las finanzas personales. Por esta misma razón, la material o económica,

alcanzaron a pensar en un viaje a Estados Unidos, “la gran tierra de las Estepas” y de las

oportunidades72; sin embargo, la necesidad de reunir suficiente dinero para autofinanciar su

empresa viajera los retuvo un buen tiempo en Colombia.

El método de cruzar fronteras mediante la venta de agujas de bordar fue aprendido por Colombo

y García en La Paz, Bolivia, a mediados de 1924. En esta ciudad, los “camaradas” Droz y

Humbert les instruyeron sobre la vocación de vender estas mercancías, lo cual proporcionaba el

sustento material individual y la excusa perfecta para entrar legalmente a otros países. Más allá

de las incertidumbres de la vida de “mercachifles”, la subsistencia y el camuflaje de sus

identidades políticas, dos elementos centrales para cualquier viajero anarquista de la época, eran

suministradas por esta actividad comercial. Sin embargo, para los anarquistas este tipo de lucro

era un mal necesario, ya que implicaba personificar al comerciante avaro, un malestar para sus

morales, pero al mismo tiempo les daba lo necesario para costear los gastos del viaje y

manutención. En palabras de García: “[...] como idealistas y propagandistas de ideas libertarias

-anárquicas-, repudiamos con sinceridad esta clase de estafas públicas como lo es el

mercachiflismo [...]”73.

71 Algunos apartes de los relatos del ingreso al país de Colombo y García, su experiencia como vendedorestransfronterizos y la relación epistolar con camaradas españoles en México, fueron retomados de la investigación delhistoriador colombiano Mauricio Flórez Pinzón. Esto como consecuencia del grave estado de conservación dealgunos folios en el AGN. Flórez Pinzón, Mauricio y Centro de Investigación Libertaria y Educación Popular.“Nuestro pasado”. Pasado y presente del anarquismo y el anarcosindicalismo en Colombia. 2011, pág. 87-8972 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f.157. 73 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f. 168.

26

Page 27: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Esta práctica es un indicio de la presencia, en diversas regiones latinoamericanas, de una red de

anarquistas que, como excusa para poder viajar libremente por los países y lograr sobrevivir,

utilizaban la fachada de comerciantes. Con estos conocimientos en la labor de comerciante,

lograron atravesar Ecuador y al llegar a Venezuela, en 1925. Por motivos del negocio decidieron

tomar caminos distintos: Colombo permaneció unos meses en Venezuela, mientras que su

compañero ingresó a Colombia por Barranquilla. García planeó entrar a Bogotá por el Río

Magdalena en los primeros meses de 1926, pero por el verano y la sequía del río su llegada a la

capital se aplazó una temporada y tuvo que asentarse un periodo en Medellín. El relato de García

de su travesía por Colombia tiene el común denominador del trayecto obligado por el río

Magdalena y las urbes cercanas, como “[...] Zambrano, Magangué, El Barrido, Puerto Berrio,

Medellín, Honda, Girardot, Bogotá, Cali y Tulúa”74. Lo mismo ocurre con el viaje de Colombo,

quien entró a Colombia por Cúcuta en enero de 1926, de allí a Ocaña, luego a Gamarra y

finalmente a Bogotá75.

Las incertidumbres del “mercachiflismo” y de las aventuras transfronterizas estaban a la orden

del día. En marzo de 1926, estando en Medellín con un “compañero” de travesías, Juan García

relata con pesadumbres las desgracias que le han acontecido: “[…] el pequeño negocio que

hacemos no nos puede ir peor. A duras penas nos dio hasta el 1ro de este mes para cubrir los

gastos de la pensión. Hoy van tres días que mi compañero está gravemente enfermo: sufre de un

paludismo y disentería, ambas enfermedades son crónicas y en cada recaída o manifestaciones

más activas de estos males le da fiebre de alta graduación”76. Frente a esta situación y los

obstáculos para conseguir ayuda médica, incluso García, un anarquista iconoclasta, estuvo

obligado a hacer ruegos, a persignarse ante el Señor. Este y otro tipo de adversidades obligaba a

los compañeros de viaje a definir rumbos distintos, “[...] siempre llevando el “mercachiflismo”

como medio de subsistencia y teniendo en firme convicción de encontrarnos de nuevo en tal o

cual punto”77.

74 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f. 114.75 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f. 115. 76 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f. 188-192. 77 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f.168.

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Page 28: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Se suma a este tipo de incidentes el asunto del deterioro o inexistencia de la comunicación entre

los compañeros de viaje, puesto que, cuando se separaban, la única forma de relacionarse era por

el intercambio epistolar y, en menor medida, los telegramas. En marzo de 1926, en la capital

antioqueña, García comentó a un camarada la imposibilidad de comunicarse con “[...] Fernández

y Colombo [...]78” a excepción de un telegrama que recibió en Puerto Wilches. También le

informaba a su amigo que cuando pudiese llegar a Bogotá se proveería de algunas cartas y se

comunicaría con algunos compañeros, ello con el propósito de continuar el viaje. Algo similar

ocurrió con su compañero Marco Lizondo, con quien viajaron García y Colombo de Argentina a

Bahía Caraquéz, Ecuador: García afirmaba en marzo de 1926 que hace un año “[...] no nos hemos

podido encontrar más, ni siquiera manteniendo la comunicación corresponsal”79.

Los obstáculos materiales impidieron, en muchas ocasiones, que la red personal y política de

estos personajes fuera compacta y estable, por ello intentaron ampliar sus redes a los lugares a los

que arribaban y encontrar la solidaridad de los grupos e individualidades anarquistas o

revolucionarias.

78 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f. 157. 79 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f. 168.

28

Page 29: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Capítulo II

Entender las manifestaciones de los grupos e individuos anarquistas en el marco de una cultura

política es una tarea que debe comprender: los lugares en donde se establecieron los grupos

anarquistas y los espacios en donde desarrollaban sus actividades, los medios que emplearon para

difundir sus ideas, las principales preocupaciones o tópicos de su acción propagandística, las

prácticas políticas anarquistas, y las relaciones de afinidad o tensión internas al movimiento.

1. Aproximaciones a la cultura política anarquista colombiana de los años veinte

1.1. De los lugares y los espacios de difusión

Si se examina la distribución geográfica de los grupos anarquistas colombianos en la década de

los veinte puede concluirse que el afluente del río Magdalena y sus ciudades aledañas y las

ciudades con una creciente industrialización fueron los centros urbanos en donde más

prosperaron este tipo de grupos. Para los veinte, los principales puertos-ciudades del litoral

Atlántico fueron los lugares que, sin duda, recibieron más inmigrantes europeos y allí se

consolidaron las primeras organizaciones obreras, soportadas por los trabajadores de la rama del

transporte, los puertos y los servicios públicos80. Desde finales de 1925, la Federación Obrera del

Litoral Atlántico (FOLA) junto con los periódicos anarquistas Vía Libre y Organización,

propagaron sus propuestas en las esferas sindicales y obreras. La presencia de extranjeros fue

determinante para estos círculos anarquistas barranquilleros y samarios, como lo evidencia la

actividad propagandística de los ya nombrados Elías Castellanos, Antonio Lacambra, Genaro

Torini o Juan Candanosa81. Algo similar ocurre con la presencia, entre 1921 y 1924, de Nicolás

Gutarra, anarquista de origen peruano, quien contribuyó en la reorganización de la Liga de

Inquilinos en Barranquilla y participó políticamente con la difusión de algunos elementos de las

ideas y acciones anarquistas82.

80 Gómez Muller, Alfredo. Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina.2009. pág. 70. 81 Flórez Pinzón, Mauricio y Centro de Investigación Libertaria y Educación Popular . “Nuestro pasado”. Pasado ypresente del anarquismo y el anarcosindicalismo en Colombia. 2011. pág. 84. 82 Cáceres Sánchez, Sergio. Estrella Fugaz, El caso de la Liga de Inquilinos de Barranquilla en 1923 . Bogotá:Monografía de grado, departamento de Historia, Universidad de los Andes, 2011.

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Page 30: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Barrancabermeja, Puerto Wilches, Girardot y Neiva fueron algunas de las ciudades ribereñas del

Magdalena que se convirtieron en focos del anarquismo. En la primera de estas, por ejemplo, se

fundó el periódico Germinal, publicado por la Tipográfica Eléctrica, de carácter anarcosindical y

punto de respaldo de las luchas de los trabajadores de la Tropical Oil Company83. Los grupos

anarquistas o anarcosindicalistas de otras ciudades se beneficiaron de su cercanía al Magdalena,

tal fue el caso de Medellín o Cali. Incluso en otras regiones -relativamente apartadas del afluente

del Magdalena- como la boyacense, existieron propagandistas de las ideas libertarias: el más

renombrado ha sido Siervo Tulio Sánchez quien, además de colaborar con el periódico

barranquillero Vía Libre, también auxilió a las organizaciones sindicales de esta zona y

contribuyó a introducir temas como el anticlericalismo, el antimilitarismo o el internacionalismo.

En Bogotá surgió, en 1924, el “Grupo Sindicalista Antorcha Libertaria”, integrado por personajes

como “Carlos F. León, director del periódico y animador del Sindicato de Tipógrafos; Luis A.

Rozo, representante del Sindicato de Paños Colombia; Oliverio Franco G.; Pastor Velandia;

Gerardo Gómez V., del Sindicato de Tipógrafos; Pedro E. Rojas y Francisco Lopera”84. Con su

propia imprenta ubicada en “La Casa del Pueblo”, el grupo reinició la publicación del periódico

La Voz Popular que, luego de una ruptura interna con los liberales radicales, asumió principios y

posturas anarcosindicalistas y anarquistas.

A la diversidad de regiones a las que el anarquismo logró introducirse, corresponde la pluralidad

de espacios de difusión y sociabilidad. En teatros, bibliotecas, salas de redacción, imprentas,

oficinas, cafés, tertulias, tiendas, cantinas, chicherías, talleres de artesanos o plazas, los grupos

políticos anarquistas expandieron sus redes de difusión y sociabilidad política. Por ejemplo, el

periódico bogotano El Socialista, en 1925, tenía una oficina propia y dos imprentas en donde se

producía su tiraje: la primera ubicada en la “Carrera 9a Número 165 y la segunda en la Calle 21

Número 108; esta información, junto con el número telefónico, estaba incluida en el membrete

del periódico85. En este tipo de espacios se reunían los grupos políticos, realizaban sus actividades

propagandísticas y convocaban a conferencias o reuniones abiertas. Así, por medio del órgano de

83 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. pág. 38. 84 Gómez Muller, Alfredo. Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina: Colombia, Brasil, Argentina,México. pág. 33. 85 El Socialista. Bogotá: Viernes 12 de junio de 1925, No. 392.

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Page 31: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

difusión del grupo anarquista barranquillero “Vía Libre”, se publicitaron las conferencias

dictadas por Elías Castellanos. En una de estas publicidades se hizo un llamado a los “[...]

trabajadores en general, organizados o no organizados, y a los albañiles en particular [...]” a que

asistieran al “[...] local de la Asociación de Albañiles el lunes a las 7 p.m. -Calle San Juan,

Carrera San Roque”86.

La preocupación por encontrar espacios propicios para la difusión e intercambio de ideas es una

constante en los grupos anarquistas de esta época. Esto lo evidencia uno de los miembros del

Grupo Libertario de Santa Marta, el italiano Genaro Torini, en un acta de una reunión del grupo.

El citado personaje “[...] habló sobre la necesidad de organizar la biblioteca sobre asuntos

sociales [...]” y procurar encontrar un local87. Es decir, un local posibilitaba desarrollar

actividades de propaganda de las ideas y acciones anarquistas, pero también permitía ser un lugar

de planeación, reunión y estudio. Estos espacios se convirtieron en un tema de intranquilidad para

las autoridades policiales, las cuales no dudaron en conseguir informantes y detectives para

conocer a fondo lo que se discutía y planeaba. De acuerdo con las percepciones de un detective

de la policía nacional, los grupos políticos y sindicales bogotanos “[...] tenían juntas secretas [...]

en la Agencia del Periodismo, Calle 14# 60ª, principal foco del comunismo en Bogotá, la agencia

a que me refiero es de propiedad de Silvano [¿?] Rozo comunista muy conocido por la policía

[...]”88.

1.2. La prensa y la propaganda anarquista de la década de 1920

No hay duda de que el principal medio de expresión de los grupos ácratas, e incluso de los

individuos afines a esta propuesta, fue la prensa. En el litoral Atlántico, desde finales de 1925, la

Federación Obrera del Litoral Atlántico (FOLA), junto con los periódicos anarquistas Vía Libre y

Organización, propagaron sus propuestas en las esferas sindicales y obreras. La presencia de

extranjeros fue determinante para estos círculos anarquistas barranquilleros y samarios, como lo

evidencia la actividad propagandística de los españoles e italianos mencionados anteriormente.

86 Vía Libre. Barranquilla: 10 de octubre de 1925, No. 2. 87 AGN, FMG, sección IV, t. 230, f. 72.88 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.107.

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Page 32: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Por el contrario, periódicos bogotanos como La Voz Popular o Pensamiento y Voluntad

carecieron de la participación de inmigrantes. Aunque los periódicos El Socialista y Germinal -el

primero bogotano y el segundo de Barrancabermeja- incluían referencias a autores, temas y

acciones de anarquistas, la categoría de socialistas-revolucionarios se acomoda a su naturaleza,

ya sea por su diversidad ideológica o por su énfasis en el socialismo no reformista.

Los periódicos anarquistas de esta década, al igual que la prensa obrera en general, “[...] no era

un artículo de consumo individual, ni siquiera familiar, sino social. Incluso, algunos no

distribuían periódicos en sentido estricto, sino que se suscribían y con un sólo ejemplar se llevaba

a cabo la labor de difusión”89. El indicio más evidente de esta propuesta de difusión se encuentra

en el cabezote de El Socialista, el cual se repetía en todas la ediciones e incitaba a los obreros a

comprar, leer y compartir los ejemplares del periódico para incentivar la prensa obrera: “Si usted

quiere que haya prensa obrera ayúdela – compre EL SOCIALISTA léalo y regálelo”90. A su vez,

la prensa anarquista del exterior tenía un valor material, social y cultural que, inclusive, podía

reemplazar, en momentos de dificultades económicas o sociales, a los periódicos nacionales:

Hace ya varios meses que estamos recibiendo con alguna regularidad EL SAGITARIO, que es

leído con verdadera avidez por nosotros, después de lo cual lo reexpedimos a los compañeros de

provincias. Nadie nos ha dado su concepto sobre él todavía, pero entendemos que las ideas se

están abriendo paso. Os agradeceremos que no nos vayáis a suspender el envío, pues no sabemos

si nuestra situación nos permita seguir haciendo publicaciones, y entre tanto que esto no suceda,

nos prestan invaluables servicios los periódicos que nos envían del exterior91 .

En este fragmento de una carta enviada por el grupo anarquista Pensamiento y Voluntad de

Bogotá, es claro cómo la prensa era un bien oneroso, cultural y materialmente, puesto que se

enviaban estos ejemplares a lugares en donde la producción de prensa no era común o en donde

no eran conocidas las ideas anarquistas. También, solicitaron a sus compañeros mexicanos de

Sagitario, continuar el envío, puesto que debido a la imposibilidad de publicar, los periódicos ya

elaborados eran elementos valiosos para la continuación del proyecto de difusión y más si se

89 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. pág. 60. 90 El Socialista. Bogotá: Viernes 12 de junio de 1925, No. 392 y varios ejemplares. 91 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.121.

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trataban de cuestiones internacionales. Las publicaciones también se intercambiaron entre

diferentes grupos nacionales, incentivando la discusión y el intercambio de ideas y proyectos.

Para los periódicos obreros la publicación de un número y la continuación de su existencia

dependía de dos factores centrales: la colaboración de un cuerpo de periodistas o escritores que

enviaban sus aportes para nutrir el contenido del periódico; la capacidad de sortear las

dificultades económicas y convertirse en un colectivo autogestionado. La primera cuestión, la

actividad y relación de los colaboradores de un periódico, era una señal de cómo la prensa obrera

y anarquista se convertía en un foco de sociabilidad, intercambio de ideas o polémicas: publicar

un periódico era una empresa de carácter colectivo, en donde además se tejían relaciones de

afinidad y camaradería. Por ejemplo, en un intercambio epistolar de 1925 entre el griego

Evangelista Priftis y Luis A. Rozo, miembro del Grupo Sindicalista Antorcha Libertaria que

cooperaba con el periódico La Voz Popular, este último afirma que: “[…] con el mayor gusto le

publicaremos el artículo informativo que usted ha tenido la bondad de enviarnos; creo que en el

número del sábado próximo salga. Ojalá nos remitiera, siquiera fuera semanalmente, una crónica

sobre los acontecimientos relativos a la organización del movimiento obrero, etc.”92. Los

periódicos anarquistas apetecían las contribuciones de otros camaradas en regiones diferentes a

las que cubrían. Para el caso del anterior ejemplo, los informes referentes a las organizaciones

sindicales del Magdalena y Neiva.

Las dificultades económicas eran parte de la realidad de las publicaciones anarquistas

colombianas en la década de los veinte. Así se lo hacía saber, a mediados de 1926, el Grupo

Libertario de Santa Marta a sus compañeros del grupo Pensamiento y Voluntad: “[…] esperamos

vuestra hoja, mientras podemos mandaros 'Organización', pues por acá también estamos

confrontando la misma dificultad que en todas partes se presenta a esta clase de publicaciones: El

problema económico”93. El carácter autogestionario de este tipo de publicaciones generaba que

vivieran en su límite económico o, en muchos casos, sosteniendo un déficit. Esto significaba que

dependían de la colaboración material de sus camaradas para hacer continuo su proyecto.

92 AGN, FMG, sección IV, t.199, f.340. 93 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 127.

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Una forma menos llamativa de financiación para varios periódicos ácratas fue la publicación de

avisos publicitarios en sus hojas. Esto ocurrió con el periódico La Voz Popular, que se mantuvo

en esta línea con la publicación anarquista barranquillera Vía Libre, durante un breve lapso,

puesto que después Gregorio Caviedes, miembro escritor del periódico Vía Libre, hizo la

concesión de incluir avisos comerciales para la segunda edición del periódico pese a que en el

primer número el autor había afirmado que la prensa revolucionaria no podía permitirse

patrocinar a los explotadores94.

Los periódicos representantes de la corriente socialista-revolucionaria, por otra parte, no tuvieron

inconvenientes ideológicos en publicitar a empresas o negocios. Por ejemplo: el periódico

barranqueño Germinal en sus hojas hacía publicidad de comprar un lote en el “Barrio

Colombia”95; el periódico El Socialista en sus últimas páginas o en la página de anuncios, por lo

general, abarrotaba sus columnas de publicidades de cerveza “El Cabrito” (de la cervecería

Germanía de propiedad de Rodolf Khon), de “Sifón de 'Pola' de Bavaria”, de lotes en “Las

granjas y huertas de 'La Fragua'” o de los servicios que prestaba un electricista en la ciudad de

Bogotá. Según la tabla de “Tarifas de anuncios” de este último periódico, el potencial de ingresos

económicos de este tipo de publicidades era notorio: “Inserciones, columna” a 50 pesos,

“Remitidos, columna” a 40 pesos, “Pulgada lineal, en página de lectura” a 40 centavos, “Pulgada

lineal, en página de avisos” a 20 centavos, “Palabra de anuncios y sueltos en las páginas

editoriales” a 3 centavos, “Palabra de anuncios y sueltos en las páginas de información” a 2

centavos y “Anuncios de solicitud de empleo y oferta de trabajo, la palabra” a un centavo96. Se

cobraba por la cantidad de espacio que demandaba el aviso, lo cual era lógico en la medida que se

gastaba espacio para información o contenido de difusión político.

Un aspecto relacionado con los apuros económicos es el precio de las publicaciones. Como se

mencionó anteriormente, los periódicos no eran un bien de primera necesidad para los sectores

obreros y campesinos. Ni siquiera los informativos más populares, los cuales en promedio “[...]

tenían un precio de 5 centavos a comienzos de la década y de 10 al final de la misma”. Esta cifra

es representativa, si se tiene en cuenta que “[...] un jornal urbano, en el primer lustro [1920-

94 Gómez Muller, Alfredo. Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina. 2009. pág. 106. 95 Germinal. Barrancabermeja: 24 de enero de 1925, No. 21. 96 El Socialista. Bogotá: Viernes 12 de junio de 1925, No. 392.

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1925], giraba en torno a los cuarenta centavos, es decir que el diario representaba una octava

parte de su salario. Ni hablar del campo, en donde los jornales eran aún más reducidos”97. Para

esta época los periódicos anarquistas procuraron mantenerse a un precio inferior: La Voz Popular

costaba tres centavos, Organización y El Socialista tenían un precio de cinco centavos cada uno.

El último insertaba en sus ejemplares, al lado de la “Tarifa de anuncios”, la “Tarifa de

suscripciones”, en la que se cobraba: “Anual para el exterior” cinco pesos, “Anual para el

interior” cuatro pesos, “Semestre para el interior” dos pesos, “Trimestre para el interior” 1 peso y

ochenta centavos y “Valor del ejemplar atrasado” diez centavos. Estos precios, como era de

suponer, estaban pensados para dar continuidad al proyecto, puesto que eran provechosos a largo

plazo para los lectores que se afiliaban por un año, como para el director del periódico y su

financiación a corto y mediano plazo.

Ahora bien, otra forma de difundir las ideas fue la distribución de hojas sueltas en mítines,

manifestaciones, conferencias y reuniones. Estos volantes o “pasquines” también eran el medio

de conservar la información que servía para nutrir el contenido de un periódico: artículos

políticos, teóricos y reflexiones. No obstante, el uso más común de estos volantes era el de ser

pasado de mano en mano, para luego volver a ser reproducidos. En una anotación final de una de

estas hojas, puede leerse: “[...] NOTA: Si usted ama la causa de los obreros, la causa de los

oprimidos, la causa de la justicia humana, haga propaganda de esta hojita, colóquela en una parte

donde todos la puedan leer”98. Este volante, “[…] propaganda del Centro Justicia o revolución

armada”, se tituló “Meditación para todos los días” y saludaba a sus lectores como “Camaradas”;

asimismo, abarcaba una serie de prolegómenos de diversa índole: unos cuantos criticaban la

religión, sus ídolos y ministros, otros tantos que desconfiaban de las fronteras nacionales y

algunos más señalaban a la burguesía como la principal culpable de la situación de los obreros.

No era de extrañar que las autoridades policiales y judiciales se alarmaran por este tipo de

actividades: para este caso, el perseguido fue Siervo Tulio Sánchez y el perseguidor Nerbardo

Rojas, funcionario de la gobernación de Boyacá. En un telegrama dirigido al Ministro de

gobierno y fechado para el 4 de octubre de 1926, Rojas denunciaba que Sánchez “[…] ha llegado

a repartir hojas subversivas al orden público; social teniendo acción policía aquí hase (sic)

97 Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920. 2007. pág. 92. 98 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.207.

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dirigido Sogamoso. Síguelo un detective y hase (sic) ordenado prefecto vigilar

cuidadosamente”99. En esta labor de propagandista, los propagadores corrían el riesgo de ser

vigilados, denunciados o apresados, puesto que, según las autoridades, perturbaban el orden

social y público.

Por último, la prensa y los volantes anarquistas estuvieron insertos en las dinámicas de lectura

colectiva o en voz alta, en un intento por democratizar el conocimiento político y propagar ideas

y prácticas a sectores analfabetos. Para la prensa obrera la lectura en voz alta fue “[...] una

práctica común en algunas casas, talleres y establecimientos comerciales. En los lugares de

trabajo, la lectura colectiva, tenía, además, la finalidad de permitir a los trabajadores enterarse del

contenido de la prensa mientras realizaban su labor [...]”100. Por este medio, un número

considerable de obreros lograron acceder a conocimientos e ideas y, además, abrió la posibilidad

de que participaran en los debates políticos y de actualidad.

1.3. Algunos temas divulgados por la propaganda anarquista

Con sus medios, los anarquistas de la década de 1920 buscaron discutir, comentar e informar al

público obrero de una serie de temas que, según sus concepciones ideológicas, eran expresiones

de la pérdida de libertad o, en otros términos, del triunfo de la autoridad, la jerarquía y la

desigualdad de la sociedad.

Un componente de la propaganda anarquista es su marcado anticlericalismo, el cual ayudaba al

anarquismo a diferenciarse radicalmente de otras corrientes revolucionarias, como el socialismo,

el comunismo o el radicalismo. Los círculos anarquistas reprodujeron, en sus hojas volantes,

periódicos, discursos y actividades, críticas a la religión y a sus instituciones. El Socialista, en

cierta medida, se adhirió a la tendencia anticlerical; en su cabezote adjuntaba un cuadro con

frases simbólicas y en una de ellas se lee: “La religión es opio para el pueblo”101. Sin embargo, en

el lenguaje y analogías de las luchas obreras florecían expresiones como “mártires”, para referirse

99 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.206. 100 Núñez, Luz Ángela. El obrero ilustrado. 2006. pág. 64. 101 El Socialista. Bogotá: Viernes 12 de junio de 1925, No. 392.

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a los sacrificados por la causa, “apóstoles”, relacionado con los “líderes” o grandes representantes

de las ideas políticas, o “santos ideales”, a las ideologías políticas que defendían. Para ilustrar

esta contradicción, en la misma hoja volante que se escribía “Tened en cuenta que la religión es

opio para el [pueblo]” o “[...] Guerra sin cuartel a los ídolos y ministros de todas las religiones

[...]”, se concluía con la palabra AMEN102. Este fue un vestigio de la mentalidad religiosa que se

filtró a las luchas de los grupos anarquistas y socialistas-revolucionarios.

A pesar de las marcas de religiosidad presentes en expresiones cotidianas de la comunicación de

los grupos anarquistas, estos intentaron promover el racionalismo positivista para contrarrestar la

influencia de las creencias religiosas o dogmáticas. En la “Declaración de principios del Grupo

Antorcha Libertario” se expone que “[...] la base absurda sobre la que descansan todos los

fanatismos religiosos tiene que ser derribada por el libre análisis, los dogmas reemplazados por

las creencias de la ciencia y los instrumentos de todas las tiranías desmenuzados por la fuerza

creadora de los libertarios”103. El anterior sistema de oposiciones cristaliza la fe en la razón, el

positivismo y la ciencia, que muchos ácratas defendían.

El antimilitarismo fue otro de los temas importantes que desarrollaron en sus actividades los

círculos anarquistas de esta década. A diferencia de los postulados del comunismo o socialismo

de esta época, que no percibían la organización militar como algo totalmente negativo para el

sostenimiento de un Estado, los anarquistas renegaban de la autoridad y jerarquía presente en este

tipo de institución. En el periódico Vía Libre se hicieron diversas denuncias sobre la doctrina

militarista del Estado, la cual afectaba en buena parte a la juventud: “[...] El militarismo es la

escuela del crimen. Saber matar, esa es toda la ciencia, y saber obedecer toda la moral […]. Con

negarse al servicio militar, con rehusarse a ingresar a las filas, con mirar con desprecio a los

cuarteles y, sobretodo, con comprender la funesta influencia del militarismo, la juventud dará el

primer paso [...]”104. Los grupos anarquistas concebían la influencia del sector militar como un

agravio a la moral, la libertad, la voluntad y la conciencia de la juventud proletaria.

102 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.207. 103 “Declaración de principios del Grupo Antorcha Libertario”, La Voz Popular. Bogotá: 9 de noviembre de 1924,No. 80. 104 “Del antimilitarismo. A la Juventud”, Vía Libre. Barranquilla: 4 de octubre de 1925, No. 1.

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Al militarismo también se le combatió utilizando la sensibilización y el convencimiento. En una

hoja suelta titulada “Meditación”, el autor realiza una serie de preguntas evocadoras de las

situaciones injustas o desiguales en las que viven los policías y en la forma en que defienden la

iniquidad, la jerarquía y la explotación de sus “camaradas” los proletarios. Luego de la

proposición de estos cuestionamientos morales, se le pide al agente de policía: “[...] reflexiona

fríamente estas amargas verdades, y veréis como sacáis en consecuencia de que tú también eres

hermano de nosotros, a ti también te explotan los BURGUESES (sic), que tú salario como el

nuestro, tampoco te alcanza jamás para nutriros [...]”105. Con una crítica mordaz o con una

proposición de poner en un mismo plano al policía y al obrero, los círculos e individuos

anarquistas deseaban desestabilizar el orden jerárquico y social que posibilitaba la existencia de

la casta militar.

Un tema que fue marginal, en casi todas las publicaciones y medios de difusión ácrata,

correspondió a la situación de la mujer: tanto en el contenido de los periódicos, como en su

participación en los círculos anarquistas. Uno de los pocos artículos de prensa que trató el tema

de la mujer fue el elaborado por Ana María García, publicado en el periódico Vía Libre. En él

arremete contra la sociedad patriarcal y sus dinámicas, de las cuales no se salvan ni los grupos

políticos revolucionarios, ni el sector obrero. De igual forma, invita a las obreras a romper con las

ataduras de la ignorancia por medio del acercamiento al saber: “[...] es necesario que el tiempo

que empleamos en pintarnos y en la coquetería, lo empleemos en ilustrarnos, pues de lo contrario

poco habremos de progresar [...]”106. Para la autora era necesario un cambio de prioridades de las

mujeres, dejar de preocuparse por su aspecto o belleza e interesarse en la cultura, el conocimiento

y la razón.

Por último, la cuestión de la lucha de clases era un tópico transversal a la mayoría de actividades

y propagandas anarquistas. Los cabezotes de los periódicos o las pulgadas finales de las hojas,

por ejemplo, contenían lemas que se relacionan con la lucha sindical, la organización de los

obreros y la comunión del proletariado. En algunos ejemplares de Germinal se leía: “Es la misión

histórica de la clase trabajadora hacer desaparecer el capitalismo”107; en el periódico

105 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.195. 106 “A la mujer”, Vía Libre. Barranquilla: 4 de octubre de 1925, No. 1.107 Germinal. Barrancabermeja: 24 de enero de 1925, No. 21.

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Organización y en El Socialista se plasmó el lema: “Proletarios de todos los países: uníos”; en

este último también anexaba en sus portadas freses como: “Quien no trabaja no come” o “La

tierra para el pueblo”108. Para los sectores revolucionarios, incluidos los anarquistas, la sociedad

de su época estaba dividida en un dualismo irreconciliable: “explotados” contra “explotares”,

“proletarios” contra “burgueses”, “capitalistas” o “trabajadores” o “desposeídos” contra

“propietarios”. La confrontación entre las dos formas de comprender la sociedad y la economía

quedó plasmada en el siguiente fragmento de un volante, en el que discutían un revolucionario y

un empresario radical:

“¿Cree Usted proceder con honradez al pagarle a sus Obreros un mísero salario en virtud de la

imbécil valorización que del trabajo se ha hecho al computarlo como “MERCANCIA”?... Claro

que sí Señor revolucionario, […] ¿por qué de que otra manera podríamos los industriales

conceptuar el valor efectivo del trabajo, sino fuera guiándonos de acuerdo con la apreciación

que al respecto hace “LA ECONOMÍA POLÍTICA”? [...]”109.

Esta hoja volante tenía el título “MUERAN LOS LADRONES...LA PROPIEDAD ES UN

ROBO” y describe, de acuerdo al relato del autor, una polémica suscitada en el momento en que

un revolucionario estaba leyendo “'LA PROPIEDAD ES UN ROBO' por Proudhon”, y la

interpelación de un empresario y demócrata ultraradical. La pretensión de este pasquín era

convencer a los lectores del carácter perjudicial del capitalismo, calificando a la propiedad como

un robo y a los propietarios como ladrones, y, al mismo tiempo, demoliendo la argumentación de

la naturaleza positiva de la ganancia.

1.4. Las prácticas del anarquismo

Conglomerar en un sólo conjunto las prácticas políticas y culturales desarrolladas por los círculos

anarquistas del decenio de 1920 parece una tarea intrincada. Sin embargo, es viable resaltar

algunas prácticas que, por su reiteración, pueden considerarse como las que más interesaban a los

grupos ácratas.

108 Organización. Santa Marta: 7 de marzo de 1926, No. 16; El Socialista. Bogotá: Viernes 12 de junio de 1925, No.392. 109 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.196.

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La inserción a las organizaciones sindicales o a las asociaciones de obreros, quizás sea la práctica

a la que todos los círculos e individualidades anarquistas apuntaban. Por ejemplo, la opinión del

Grupo Libertario de Santa Marta, sobre algunos puntos que se trataron en el Tercer Congreso

Obrero, permite comprender su vinculación con las organizaciones sindicales y su opinión sobre

las mismas:

“Punto 5: Toda organización que se aparte de los métodos revolucionarios, marcha al fracaso. […]

Punto 7: La propaganda y organización [debe hacerse] por cuenta de los sindicatos, pero cada

individuo, grupo u organización debe procurar la propaganda de las ideas y preparar las masas

para la lucha de clases, en la forma que esté más a su alcance; la propaganda individual [ilegible]

más efectiva”110 .

La intención de los anarquistas por difundir y expandir sus ideas en el sector de los trabajadores,

se corresponde con la concepción de lucha de clases, la cual compartía con otras tendencias

revolucionarias. Además, concebían la organización sindical como un elemento fundamental para

la propaganda, pero no el único, puesto que invitaban a propagar las ideas de forma individual.

Para el Grupo Sindicalista Antorcha Libertaria los sindicatos eran organismos “[...] específicos de

clase, tienen la misión de capacitar a los obreros para las luchas contra el Capital, infundiéndole

el espíritu de solidaridad, identificando sus intereses, estimulando su rebeldía […]. Así

entendemos nosotros el sindicalismo, así lo practicamos y en esa forma procuraremos difundirlo

[…]”111. Los círculos anarquistas buscaron divulgar en las organizaciones obreras puntos como el

combate de las instituciones autoritarias, la crítica a las organizaciones obreras jerarquizadas y la

lucha contra el capitalismo o el Estado.

La educación fue una aspiración de los grupos anarquistas y organizaciones sindicales, la cual

muchas veces era obstruida por la falta de recursos materiales y culturales. Para el Sindicato

Obrero de Barrancabermeja, apoyado por la publicación Germinal, un punto esencial para su

lucha era la instrucción de sus socios. Por eso, un porcentaje de sus fondos estaba destinado “[...]

a fomentar la instrucción gratuita entre los obreros, estableciendo escuelas laicas, diurnas y

110 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.172. 111 “Rebeldía triunfante”, La Voz Popular. Bogotá: 9 de noviembre de 1924, No.80.

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nocturnas”112. El Sindicato promovía un tipo de educación gratuita, secular y que se acomodará a

las jornadas laborales de los obreros. También se debe anotar que, para esta época, el proyecto

educativo de un sector de la élite política y empresarial colombiana fue inspirado por las

corrientes de la pedagogía racionalista. El ejemplo más claro fue la actividad educativa del

Gimnasio Moderno en Bogotá, y la de sus directores liberales, quienes se reapropiaron de los

principios de la Escuela Nueva con el propósito de diversificar el mercado educativo

monopolizado por las instituciones educativas religiosas y, a su vez, promover la educación

integral, la forma de pensamiento racionalista y el desarrollo del país113.

El proyecto educativo anarquista en Colombia se vio, en cierta medida, truncado con la

persecución estatal. Esto fue visible con la persecución política al educador e intelectual Juan

Francisco Moncaleano, quien a principios de 1912 arribó a México. En Colombia, como profesor

universitario, irritó a las autoridades por su colaboración con las organizaciones obreras y su

respaldo a la revolución violenta y a una sociedad libertaria. Luego de una estadía en La Habana,

se radicó en México, en donde participó en proyectos editoriales y pedagógicos como en el grupo

anarquista “Luz”, o en su órgano Luz, Periódico Obrero Literario. Este educador anarquista “[...]

creía firmemente en la complicada concepción de un sistema de escuelas de obreros,

subvencionado por sindicatos obreros que tenía Ferrer Guardia y que era conocido como Escuela

Racionalista”114.El exilio de Moncaleano dejó un vació irreparable en las esferas anarquistas

colombianas, debido a que cejó la posibilidad de aportar con sus conocimientos y experiencias a

los grupos nacionales; tal vez si Moncaleano no hubiese abandonado el país, otra seria la historia

de los círculos anarquistas y de la organización sindical. No solamente por sus actividades en el

campo de la pedagogía libertaria, sino también por sus acciones propagandísticas, como, por

ejemplo, la dirección y redacción de Ravachol en la década de 1910, uno de los primeros

periódicos considerados como anarquistas en Colombia115.

112 Germinal. Barrancabermeja: 24 de enero de 1925, No. 21. 113 Prieto, Víctor Manuel. El Gimnasio Moderno y la formación de la élite liberal bogotana: 1914-1948. Bogotá:Universidad Pedagógica Nacional, 2000. Pág. 123. 114 Hart, John M. El anarquismo y la clase obrera mexicana, 1860 – 1931. México D. F.: Siglo XXI Editores, 1988.pág. 150115 Ravachol. Bogotá: 11 de septiembre de 1910, No. 11.x

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Una actividad que promovían los grupos anarquistas y, en general, los revolucionarios, fue la

solidaridad y la reivindicación de los presos políticos. Con el fin de acompañar los procesos

judiciales, a las familias y a los camaradas, se crearon en varias ciudades “Comités pro-presos”;

sobre todo en ciudades en donde la radicalización de las luchas obreras produjeron

confrontaciones con las autoridades y la patronal, tal fue el caso de Neiva, Girardot, Medellín,

Barranquilla o Barrancabermeja. En esta última se conformó el “Comité Central 'Pro-presos

huelguistas de Barrancabermeja'”, el cual perseveraba por poner en libertad a los presos recluidos

debido al “[...] pecado de oponerse a las injusticias y abominaciones que la Tropical Oil

Company comete a diario con sus trabajadores […]”116. La solidaridad que pedía el Comité para

los presos tenía diversas facetas: “[…] este Comité se permite excitaros a que continuéis

cooperando con vuestro deseado apoyo moral y material para arrancar a nuestros valientes

compañeros de las garras de esta justicia que es laso suavísimo para los burgueses y tenaza férrea

para los proletarios”117. Los anarquistas, por su parte, supieron aprovechar este tipo de protestas

para criticar al sistema judicial y al sistema penitenciario, que según ellos era beneficioso para las

empresas capitalistas y perjudicial para los trabajadores.

En los grupos anarquistas, y en unos cuantos revolucionarios, se exteriorizaron los sentimientos

apátridas e internacionalistas. Más allá del ya citado lema “Proletarios de todos los países: uníos”,

algunos grupos se solidarizaron con las luchas sociales y las organizaciones de otras naciones.

Con el título de “El obrerismo colombiano y la cuestión religiosa en México”, un volante de la

Federación Obrera de Colombia felicitaba al gobierno mexicano por haber adoptado una política

anticlerical, puesto que ayudaba a “[...] la liberación espiritual del pueblo mejicano [...]”, y

asimismo, expresaba su “[...] anhelo de que algún día alcance también el pueblo de Colombia a

sacudir la pesadilla clerical que pesa sobre él”118. Otro lema que reproducían las hojas volantes

elaboradas por los grupos revolucionarios se refería a que “[...] todos los obreros del universo

somos hermanos y por esta razón una ofensa hecha a un obrero es una ofensa hecha a todos los

obreros”119. No obstante, el internacionalismo que practicaban los círculos anarquistas iba más

allá de la solidaridad moral o inmaterial con los procesos anarquistas o revolucionarios de otras

116 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.203. 117 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.203. 118 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.202. 119 AGN, FMG, sección IV, t.213, f.207.

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regiones. Muchos de los compañeros anarquistas de otras partes del mundo, que se establecieron

en el territorio nacional, recibieron apoyo en los momentos de necesidad o cuando eran

perseguidos por las autoridades. Un caso fue el del griego Evangelista Priftis, quien en el lapso

que estuvo apresado, por sus actividades propagandísticas en las ciudades ribereñas del

Magdalena en 1925, recibió el apoyo material de grupos revolucionarios de Bogotá, Cali,

Barrancabermeja, Medellín y, por supuesto, Neiva y Girardot”120. Igualmente, Priftis colaboró

escribiendo y difundiendo los periódicos El Socialista o La Voz Popular.

1.5. Conexiones y concepciones del anarquismo internacional

Además de las citas en periódicos y volantes de autores del anarquismo internacional como

Proudhon, Eliseo Reclus, Tolstoi, Bakunin, Kropotkin o Anselmo Lorenzo, existen algunos

indicios para pensar que los propagandistas del anarquismo en Colombia conocían algunos

aspectos de las teorías y acciones de sus compañeros en otras partes del mundo. Primero, en la

publicación Germinal se reprodujo “La Huelga: Monólogo de Pablo”, un artículo del

anarcosindicalista mexicano Rosendo Salazar, en el cual, además de enarbolar la potencia

destructora y constructora del proletariado, une en una sola frase los pensamientos de “Ferrer,

Malato, Kropotkin y Gorki, Lorenzo, Bakounine y Malatesta”: “[...] obreros no durmáis; vigilad,

estad alerta; el burgués os espía; es un vampiro; el burgués os desea: es una fiera; y como puede

heriros, destrozaros, obreros, no durmías, estad alerta”121.

Segundo, en un número de El Socialista, Carlos Melguizo, corresponsal de origen colombiano

radicado en México, brinda una descripción de lo que ocurrió el primero de mayo de 1925 en

Ciudad de México. Las impresiones del corresponsal se suman a un llamamiento a los obreros

colombianos a manifestarse al igual que los trabajadores mexicanos122. Este corresponsal tuvo

una relación epistolar con Juan de Dios Romero, director de El Socialista, en la cual

intercambiaron informaciones de sus países, prensa e ideas. En este mismo ejemplar se encuentra:

un poema titulado “Madre Anarquía”, del escritor argentino Fernando Gualtieri; un artículo

120 AGN, FMG, sección IV, t.199. f.301-340. 121 Germinal. Barrancabermeja: 24 de enero de 1925, No. 21. 122 El Socialista. Bogotá: Viernes 12 de junio de 1925, No. 392.

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titulado “El orden burgués”, publicado por la Revista Internacional Anarquista, editada en

Francia y divulgada en francés, español e italiano; el aporte del ya mencionado Priftis, con el

artículo “¡Proletario, revélate!”; y dos textos del mexicano Enrique Flórez Magón, uno de los

afamados hermanos anarquistas.

Por último, y no menos diciente del interés por conectarse a las dinámicas de las organizaciones

sindicales y a las luchas anarquistas internacionales, el Grupo Libertario de Santa Marta, en sus

recomendaciones al Tercer Congreso Obrero, solicitaba que se vinculara esta organización a la

A.I.T (Alianza Internacional de Trabajadores) de Berlín, de corte abiertamente anarquista.

También solicitaban que se convocara “[…] una protesta al gobierno de los EE.UU para evitar

que los [compañeros] Sacco y Vanzetti sean llevados a la silla eléctrica; y solidarizarnos con el

pueblo de Méjico en lo referente al clero romano”123. Los medios que permitían el acceso a las

informaciones del exterior eran la prensa, la correspondencia y, en menor medida, los telegramas.

Sin embargo, se percibe la predominancia del conocimiento del contexto, los grupos, las

actividades, los autores, los propagandistas y los acontecimientos de México.

1.6. El florecimiento de la cultura política anarquista colombiana

El estudio de las prácticas, ideologías, ritos y concepciones de los grupos anarquistas establecidos

en el territorio colombiano durante la década de 1920 se ve truncado por la ausencia de fuentes

que puedan dar cuenta de una cultura política sólida y relativamente homogénea. A esto se le

suma que muchas prácticas y discursos eran compartidos con otras corrientes revolucionarias,

generando que la especificidad de la tendencia anarquista muchas veces fuera difusa. A pesar de

la diversidad de posturas -la anarcosindicalista, la informal o la insurreccional- y de regiones de

influencia, los círculos ácratas nacionales coincidían en algunos aspectos como: el interés por

anexarse a las luchas del proletariado, la promoción de su proyecto revolucionario y la gestación

de una red de intercambio de conocimientos, experiencias y publicaciones.

Aunque no eran totalmente independientes de otras tendencias, como del socialismo-

revolucionario, y, en contados casos, dinamizaban sus propias organizaciones obreras, los grupos

123 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.172.

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anarquistas se distanciaban y contendían con otros sectores revolucionarios caracterizados por su

marcado autoritarismo, reformismo o estatismo. Las disputas se exacerbaban en los Congresos

Obreros, en los que confluían grupos y sindicatos de todas las tendencias revolucionarias. En Vía

Libre, sus redactores arremetieron contra los comunistas, su proyecto revolucionario y su

pretensión de adueñarse de las organizaciones obreras asistentes al Segundo Congreso Obrero

celebrado en 1925: “[...] estos señores devotos de San Lenin creen que la dictadura roja por ser

propiedad de ellos es buena”124. El sentimiento era mutuo y para el Tercer Congreso Obrero de

1926 luego de la aprobación de la creación de PSR (Partido Socialista Revolucionario), los

dirigentes del naciente partido rompieron relaciones con los anarquistas Carlos F. León, Luis A.

Rozo y con el Sindicato de Voceadores de Prensa; los dos personajes colaboraban con el

periódico La Voz Popular y con el Grupo Sindicalista Antorcha Libertaria, mientras que el

Sindicato de Voceadores de Prensa estaba influido por la tendencia anarquista.

El proyecto cultural de los grupos ácratas nacionales careció de la constancia y la propagación

necesarias para hacer visible y concreta una propuesta cultural anarquista. En este sentido, son

contados los ejemplos en donde el arte, la literatura, el entretenimiento o el folclore, lograron

coordinarse con la ideología anarquista. Quizá, la reproducción en los periódicos de poemas o

fragmentos de obras literarias sea el medio por el cual se dieron a conocer algunas puntadas de la

cultura anarquista; por ejemplo, el ya citado poema “Madre Anarquía”, del célebre poeta, literato

y anarquista Fernando Gualtieri. Un caso marginal fue el del grupo barranquillero “Vía Libre”,

que en concordancia con su labor en las organizaciones obreras, fundó un grupo artístico que

representaba obras teatrales. Algunas de las obras representadas por el Grupo de Teatro de la

Federación fueron “[...] Primero de Mayo, del anarquista italiano Pietro Gori, y El redentor del

pueblo, obra satírica de Adolfo Marsillach”125. Esta laguna en la cultura anarquista también fue

producto de la ausencia de intelectuales, artistas y literatos de ideas anarquistas que promovieran

esta cultura. Caso contrario al anarquismo argentino que, para esta época, contaba con personajes

como Alberto Ghiraldo, promotor de la cultura, las artes y las letras; y con la puesta en marcha de

actividades como fiestas, veladas, picnics, representaciones teatrales o bailes”126.

124 “Política Obrera”, Vía Libre. Barranquilla: 10 de octubre de 1925, No. 2. 125 Gómez Muller, Alfredo. Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina. 2009. págs. 102-113. 126 Suriano, Juan. Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910.2001. págs. 156-161.

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Como ya se había mencionado, la prioridad de los círculos anarquistas colombianos fue la

inserción en las organizaciones obreras y sindicales, a lo que sigue el fortalecimiento de la

identidad o la cultura anarquista. La falta de medios de difusión, el conocimiento superficial de

algunos autores o contextos, la desatención de prácticas como la educación o la cultura, son

causas que pueden sugerir que la cultura política anarquista en Colombia poseía falencias, pero

también posibilidades de reapropiarse de elementos de otras culturas políticas anarquistas como

la mexicana o la argentina. Para comprender la magnitud de la cultura política anarquista en el

territorio colombiano se hace necesario un punto de vista comparativo con otras culturas políticas

anarquistas, pero a su vez, tener en cuenta las condiciones propias de los grupos y el movimiento

anarquista nacional; por ejemplo, la continuidad, en cierta medida, de los ritos, tradiciones,

costumbres o expresiones culturales vinculadas con el catolicismo.

2. El equipaje político de Juan García y Filipo Colombo

Las valijas de los dos extranjeros transportaban conocimientos y experiencias de un contexto en

el que la cultura y las prácticas anarquistas se habían arraigado desde las últimas décadas del

siglo XIX. Su paso por el territorio argentino nutrió sus conocimientos o perspectivas de la

política y el anarquismo. García y Colombo trasladaron periódicos, prácticas, saberes y

concepciones de los círculos ácratas del país pampeano.

Es conocida la variedad de publicaciones, la cual aumentó a comienzo del siglo XX, al igual que

las prácticas y concepciones del anarquismo argentino. Pueden mencionarse cuatro periódicos

anarquistas, que por sus enfoques eran representativos de sectores relativamente autónomos del

movimiento anarquista argentino. En primer lugar, el periódico anarquista La Protesta -en 1903

perdió el calificativo de Humana- que logró convertirse en diario para 1904; publicó un segundo

diario vespertino titulado La Batalla; y, a comienzos de 1910, lanzó un tiraje de 16.000

ejemplares. Después de los conflictos y la represión por el centenario, el periódico volvió a

aparecer regularmente en 1912 y sólo hasta 1919 volvió a tener un tiraje de 15.000 ejemplares 127.

Este fue un caso excepcional en el mundo de las publicaciones anarquistas, incluso a nivel global,

127 Suriano, Juan. Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910.2001. págs. 188-189;Cappelletti, Ángel J. El Anarquismo en América Latina. 1990. pág. 474.

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puesto que por su continuidad y magnitud supera a todos los periódicos anarquistas de la época y

a muchos de otras tendencias políticas. En segundo lugar, La Antorcha, periódico antiautoritario

que nació en 1921 luego de una escisión con los editores de La Protesta. Los “antorchistas”

criticaron la centralización del movimiento libertario y defendieron la organización “[...] libre y

voluntaria de individuos o agrupaciones”: una rivalidad para los “protestistas”128. La rivalidad

entre los dos sectores escaló a tal punto que las ofensas y los ataques a las oficinas y al personal

de los periódicos se hizo común. Por último, existieron algunas publicaciones de artes, letras y

ciencias, entre las que se destacan Ideas y Figuras, revista semanal editada de 1909 a 1916 y

orientada por el escritor e intelectual Alberto Ghiraldo. En él, las artes confluían con la crítica

social, la propuesta de una nueva sociedad y el planteamiento de una responsabilidad del artista

ante su realidad.

Los tres periódicos citados son sólo una muestra minúscula de la variedad de propuestas y

enfoques que cohabitaron en el contexto anarquista argentino de las primeras décadas del siglo

XX, de la que se escapan publicaciones especializadas en la educación, la ciencia, el

antimilitarismo o la situación de la mujer.

Entre los papeles decomisados a García y Colombo se encontraron un ejemplar de La Protesta,

con fecha del 25 de noviembre de 1926, y el Suplemento Semanal del mismo periódico, fechado

el 15 de noviembre de 1926129. Como ya se refirió en líneas anteriores, los periódicos poseían un

valor económico y cultural, el cual se incrementaba si se trataba de prensa extranjera. La

promoción de actividades regionales de organizaciones obreras (asambleas, actividades de

financiación y reuniones), la información del movimiento obrero internacional, la publicación de

autores reconocidos en el campo internacional y argentino y la síntesis telegráfica, eran algunas

de las secciones que se incluían en un ejemplar de La Protesta. Es evidente como este periódico,

al igual que muchos en esta época, reunía en sus hojas contenido con un fuerte carácter

informativo y político. Asimismo, aunque no hay indicios en los ejemplares encontrados de

estampillas de correo, es viable que algunos números de La Protesta hubiesen sido enviados

128 Anapios, Luciana. “El anarquismo argentino en los años veinte. Tres momentos en el conflicto entre La Protestay La Antorcha. 2008, pág. 2. 129 La Protesta: Suplemento Semanal. Buenos Aires: Lunes 15 de noviembre de 1926, Año 5, No. 249; La Protesta.Buenos Aires: Jueves 25 de noviembre de 1926, Año 30, No. 5497.

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directamente por los editores a suscriptores en el territorio colombiano. Esta hipótesis tiene

sentido en la medida en que, a finales de 1926, los dos extranjeros ya habían entrado a Colombia.

No obstante, se debe corroborar la red de distribución que tenía La Protesta y si era posible que

llegaran los ejemplares en un tiempo relativamente corto.

Por otra parte, García y Colombo llegaron a recomendar a sus camaradas colombianos la lectura

del periódico “La Antorcha”. Así se refería sobre la trascendencia de esta publicación: “[…]entre

la prensa revolucionaria de lengua española que conocemos, la mejor es la de Buenos Aires, y

entre el gran número de las hojas periodísticas que allá se publican, “LA ANTORCHA” es la que,

a nuestro parecer, alcanza mayor relieve por su contenido del estricto [sic] avaloramiento

ideológico”130. El silencio sobre La Protesta parece más que significativo y delata su

posicionamiento con la facción “antorchista”, lo cual pudo implicar que estos dos personajes

defendieran: la crítica al autoritarismo en el movimiento anarquista, la adopción de tácticas y

métodos revolucionarios como la huelga permanente y, en cierta medida, el uso de medios

violentos para desestabilizar o atacar a los baluartes del poder131.

De los diversos autores relacionados al anarquismo y a los que tuvieron acceso, por revistas como

Ideas y Figuras, se destaca Rubén Darío. García elaboró una reproducción manuscrita de uno de

los versos más conocidos del “príncipe de las letras castellanas”: “Juventud, divino tesoro, / ya te

vas para no volver! / cuando quiero llorar, no lloro... / Y a veces lloro sin querer...”132. El verso es

un fragmento del poema “Canción de Otoño en Primavera”. Alberto Ghiraldo colaboró con el

prólogo de los veintidós tomos que recopilaba las obras de Rubén Darío, editadas por la empresa

editorial española Mundo Latino desde 1914. Tal como lo dejó escrito Rubén Darío en su

autobiografía, en su paso por Argentina los dos escritores se vincularon por sus intereses en el

arte y la política133; la relación significó tanto para Ghiraldo que dedicó un número completo de

Ideas y Figuras a enaltecer a esta figura de las letras hispanoamericanas134.

130 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.134.131 Anapios, Luciana. “El anarquismo argentino en los años veinte. Tres momentos en el conflicto entre La Protestay La Antorcha. 2008. 132 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.159. 133 Darío, Rubén. Autobiografía. Madrid: Mundo Latino, 1918. pág. 127. 134 Ideas y Figuras. Buenos Aires: 17 de agosto de 1912, Año IV, No. 77.

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Otro autor al que tuvieron acceso los dos extranjeros fue León Tolstoi. En sus últimos años de

vida, luego de haber renegado de su obra literaria e interesarse por los planteamientos del

anarquismo, el cristianismo y el budismo, Tolstoi se convirtió en una figura reconocida por los

grupos revolucionarios en diversos lugares del mundo. En una hoja suelta y manuscrita titulada

“Cositas que suceden”, que sería publicada en una sección de un periódico, García y Colombo

parafrasearon la noción que tenía Tolstoi en su época sobre el socialismo y apuntaron el desfase

de sus visiones:

“[...] Tolstoi que soñando entrevió para estos años una era de socialismo, parece no haberse

equivocado con respecto a ese sistema, desde el punto de vista político, pero erró en la apreciación

humanista, ético-moral de los pueblos. Aunque no aceptaba [...] al socialismo porque implica

autoridad, tiranía, lo suponía más suave, más moral que los sistemas gobernativos de su época. Se

equivocó. Los países Europeos políticamente, casi todos se han [ilegible] de socialismo pero en

autoridad es bestial, insoportable”135.

Citar y criticar las intuiciones políticas de Tolstoi daba soporte al argumento de que el socialismo,

en general, implicaba opresión y autoritarismo. Consecuentemente, la crítica que lanzaban en este

escrito no era exclusivamente a la naturaleza autoritaria del socialismo en general y,

específicamente, al europeo, sino también a los que en Colombia alababan los beneficios y el

progreso de este modelo de gobierno en el viejo continente.

A la par de un conocimiento y uso de ciertos autores, en las cartas y escritos elaborados por los

dos extranjeros sobresalen algunas de sus percepciones sobre el anarquismo que pretendían

propagar. El valor de la acción y el pensamiento individual para la transformación de la realidad

fue resaltada en el siguiente fragmento de una carta enviada por Juan García a su camarada

Antonio Bueno Portugal:

“Muy posible que las palabras que estoy diciendo aquí no sean sino un grito sentimental, grito que

muy bien puede considerarse surgir por falta de capacidad mental y que nada influye, como es

corriente la opinión de los grandes sucesos que deberán manifestarse el día de la debacle social.

Sea esta la verdad u opinión de muchos. Pero estoy seguro que no hay un solo Río en el mundo,

135 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.173.

49

Page 50: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

que por sí solo hiciera [desligar] caudalosas corrientes por su causa sin la afluente [sic] de

infinidad de chorrillos, arroyos y ríos…”136.

La metáfora del río y sus afluentes, justifica la acción del individuo, pues esta es la que alimenta

la acción colectiva. La “opinión de muchos” era la intrascendencia de la acción individual, por lo

cual el autor corrobora su criterio de que todo pensamiento, palabra o acción en contra del

“imperio de la opresión” se suma a la gran lucha de la revolución social.

En otro manuscrito que no cuenta con autoría y que bien puede ser un relato de ficción o una

narración de sus perspectivas de la vida trashumante, García describe las emociones, peripecias y

experiencias de “Pedro [...] un viajero a la 'Bohemia'”, quien “[…] viajaba sin [recuerdo]; pues le

eran [sic] indiferentes los nombres de los lugares que llegaba o los que dejaba a su espalda”. Este

personaje “[…] no comprendía nada de las fronteras que la fuerza de las conquistas había divido

la tierra en [ilegible] pedacitos, para [fijar] un derecho de supremacía contra los [vencidos]. Las

cosas que la política llama dignas y las califica y clasifica de moral social, patriotismo, etc.”137.

El relato de este peregrino apátrida, crítico de la moral social, negador de los estados y sus

fronteras, es semejante a la experiencia de vida de los dos inmigrantes. Igualmente, es diciente de

su postura internacionalista y de su rechazo a las autoridades que dividen arbitrariamente la tierra.

Finalmente, los dos viajeros transportaron relaciones personales expresadas en el intercambio

epistolar. Las cartas no sólo hablaban de política, en ellas intercambiaban información sobre los

lugares que visitaban, comentaban sucesos de la vida personal o fraternizaban. Una demostración

de los vínculos que mantuvieron con el exterior en su estadía en Colombia es una carta enviada el

17 de septiembre de 1926 por Juan Roviroza desde Tucumán, región del noroeste argentino. En

ella informaba a su camarada Juan García de la situación política del anarquismo en la región

argentina y de sus aventuras por las provincias del norte de Argentina y en el exterior (Paraguay,

Bolivia y Brasil), pero el verdadero motivo de su carta era consultarle: la situación política de

Perú; los costos, documentos y contratiempos de viajar de La Paz al primer centro urbano de

Perú; y posibilidades de “fortuna” que había para sus negocios en el territorio peruano. La

experiencia de los dos anarquistas como viajeros por América del Sur los convertía en las

136 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.155. 137 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.158. (Subrayado en el original).

50

Page 51: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

personas idóneas para explicar a sus compañeros las facilidades o dificultades del viaje. En la

misma carta, Roviroza escribe la impresión que se tenía en la época de recibir correspondencia de

un compañero o camarada, especialmente si esta relación se establecía a cientos de kilómetros de

distancia: “[…] sé lo que son estas cosas. Una carta de un amigo, compañero o simple conocido,

que recibamos desde un país lejano donde se han recibido ciertas impresiones, ella, aunque sea

muy pobre y que solo trate de lo vulgar, nos imprime cierta satisfacción espiritual y nos

entregamos en brazos del ensueño, para vivir como hombres en la sociedad avenir”138. Las cartas

entre los compañeros emanaban sentimientos de fraternidad, amistad, camaradería y confidencia,

pero lo que es más importante, concretaban un vínculo que trascendía las barreras espaciales; es

decir, el intercambio epistolar entre camaradas conocidos o desconocidos, gestaba el sentimiento

de pertenecer a un colectivo, una organización o el ser representantes de un ideal. Sin embargo,

quedan algunos interrogantes relacionados con la materialidad de las cartas, como el tiempo en

que se demoraban en llegar o las vías por las que se transportaban.

A modo de conclusión, así como las dinámicas del agua se perciben mejor en el movimiento de

las olas que en la profundidad del océano, las ideas y las prácticas de los dos extranjeros se

pueden observar con mayor claridad cuando están en relación con otros anarquistas, para este

caso, los círculos ácratas establecidos en el territorio colombiano en la década de 1920.

138 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.140.

51

Page 52: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Capítulo III

1. Encuentros y desencuentros: las conexiones de Colombo y García con los grupos

anarquistas colombianos

En líneas anteriores se hizo mención a la necesidad de ser meticuloso al momento de analizar los

expedientes judiciales en donde se interrogan a los anarquistas, puesto que estos documentos

están expuestos a la presión de los jueces, fiscales, policías, detectives, secretarios y, en general, a

un proceso judicial que pudo arrebatar la libertad de estos extranjeros o dificultar su estadía en

Colombia. No obstante, hay algunos interrogatorios que fueron transcritos y que posibilitan el

entendimiento de las relaciones de Colombo y García con los círculos anarquistas y el contexto

colombiano de la década de los veinte. En los últimos días de agosto de 1927, un juzgado de la

policía nacional del Valle del Cauca hizo comparecer ante el tribunal a Juan García García y

Filippo Colombo, allí los interrogaron para comprobar si eran “extranjeros perniciosos” por

propagar ideas revolucionarias. Una de la preguntas fue: “¿Pudiera decir si Ud. siendo como es

de ideas anti-fascistas según la documentación que se le ha tomado, ha tratado de hacerlas

extensivas, ya por omisión o de modo espontáneo por consecuencia y adicción a ellas?”. A la

misma García contestó:

“[…] yo he hecho especialmente en Bogotá la propaganda o manifestaciones espontáneas de mis

ideas libertarias, por medio de la palabra y la pluma cuyas publicaciones he hecho en “La Voz

Popular”, “Pensamiento y Voluntad”, periódicos de Bogotá; por palabra he manifestado también

mis ideas por la reunión del Congreso Obrero; Conferencias privadas no he dado, únicamente

correspondencia particular y política con el Señor B. Nicolás Betancourt de Santa Marta, a quien no

conozco personalmente”139.

En esta respuesta García enunció tres espacios en donde interactuaron los anarquistas extranjeros

y los nacionales: la prensa, las organizaciones obreras y la correspondencia. Aunque en las

afirmaciones de García y Colombo no se haga hincapié en las manifestaciones públicas de sus

139 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 114-115.

52

Page 53: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

ideas, además de la poca información que brindan las fuentes al respecto, no se puede descartar

en ellos el uso de propaganda escrita u oral dirigida a divulgar los supuestos anarquistas.

1.1. La prensa y la propaganda anarquista

Junto con los expedientes judiciales y otros documentos confiscados a los extranjeros,

actualmente solo hay dos ejemplares de estos dos periódicos en el Archivo General de la Nación:

uno de La Voz Popular con fecha de 29 de mayo de 1927 y que correspondía al número 107; y

otro de Pensamiento y Voluntad140 fechado el 26 de agosto de 1926 y numerado como la segunda

edición. Los periódicos eran en la década de 1920 el medio más efectivo para difundir a un

público amplió las ideas y concepciones del anarquismo. García y Colombo participaron en los

periódicos La Voz Popular y Pensamiento y Voluntad. Es difícil señalar la autoría de muchos de

los artículos publicados en estos periódicos, puesto que algunos no están firmados y otros fueron

signados con sobrenombres; sin embargo, en Colombia, los dos extranjeros plasmaron sus

posturas políticas, expresaron sus concepciones del anarquismo y sus opiniones de la coyuntura

nacional.

En primer lugar, varios artículos informativos y de opinión publicados en estos dos periódicos

trataban las cuestiones internacionales del movimiento anarquista, sus coyunturas y el

seguimiento a casos concretos de anarquistas perseguidos o sentenciados por los estados

extranjeros. El caso más sonado de la década fue el de la sentencia de los anarquistas de origen

italiano Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, por parte del Estado norteamericano, acusados de

un supuesto doble homicidio en primer grado141. La polémica en Colombia no sólo llego a oídos

de los círculos anarquistas, ya que, incluso, en el diario de derecha El Debate se dio apoyo al

aparato judicial estadounidense “[...] por condenar a los 'criminales' […] y por mantenerse firme

en su decisión, pese a la 'periquería universal de los liberales y socialistas', incluidos los

especímenes colombianos”142.

140 En 1924 los italianos Errico Malatesta y Luigi Fabbri crearon un periódico anarquista titulado Penseiro e Volontà.Los anarquistas colombianos se inspiraron en este título para nombrar al grupo y a la publicación. 141 Varios Autores. Sacco y Vanzetti: sus vidas, sus alegatos, sus cartas. Buenos Aires: Terramar, 2011. pág. 21. 142 Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920. 2007. pág. 269.

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Pensamiento y Voluntad publicó una sección titulada “Sacco y Vanzetti”, la cual informaba a los

lectores de la situación de los dos anarquistas de origen italiano condenados por las autoridades

de Estados Unidos a la pena de muerte, los cuales, de acuerdo con la decisión judicial de un

jurado de Massachusetts, serian asesinados en la silla eléctrica en agosto de 1927. Los autores

denominaron el público al que estaba dirigido este artículo como los “trabajadores colombianos”.

Era, entonces, un invitación a la acción, por lo cual el autor, frente a la injusta decisión de los

tribunales de Massachusetts en el caso Sacco y Vanzetti, y “ante este llamado angustioso”,

interroga al sector trabajador colombiano: “[…] ¿permanecerá como hasta ahora, impasible, y

con su actitud permitirá que vayan a la silla eléctrica? El momento es decisivo. Hay que obrar”143.

El artículo subraya el papel redentor del proletariado en general y a los trabajadores colombianos

en específico, quienes, según los autores del artículo, están en proceso de concienciación frente a

este abuso y actuarán a favor de la liberación y absolución de Sacco y Vanzetti.

En La Voz Popular también se hizo eco de la indignación y desaprobación de la condena a los

dos italianos. Para ello recurrieron a la publicación de una caricatura en donde se representan tres

personajes: John Calvin Coolidge, presidente de Estados Unidos para el periodo 1923-1929,

Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. El primero, vestido como un sacerdote anglicano, con una

aureola en su cabeza, una biblia en el bolsillo y una daga en la boca, lleva en sus manos colgando

los cadáveres calcinados de los dos anarquistas italianos. La imagen contiene cierto aire irónico al

exponer al presidente vestido de religioso. Si se vincula la imagen con el texto que la acompaña

se acentuaría más la ironía: “[…] con Sacco y Vanzetti a mano habla el Coolidge anglicano:- […]

¿En la esfera terrestre, algún humano se halla desamparado y necesita de la protección gratuita

del generoso pueblo americano?”144. Este supuesto bienestar que brinda la “nación de los

inmigrantes” que, en las palabras impuestas a Coolidge, se expresa en “la protección gratuita al

desamparado”, se contradice con la figura del presidente cargando los cadáveres de Sacco y

Vanzetti. Aún más, el único que podía dar la absolución a los condenados era el presidente, no

obstante, en la imagen se le representa como el verdugo. Aquí la referencia a la pasividad y a la

doble moral de la religión, frente al caso de los dos anarquistas sentenciados, se conecta con la

figura del presidente Coolidge.

143 “Sacco y Vanzetti”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2. 144 “Mírense en este espejo”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.

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Page 55: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

El título que acompaña la caricatura es diciente al público al que se quiere impactar con la

imagen: “Mírense en este espejo”, puede hacer referencia a la proyección del asesinato de Sacco

y Vanzetti por parte de las autoridades estadounidenses en la experiencia de los individuos que

observan la imagen. Es decir, se impacta al observador trasmitiendo la idea de la posibilidad de

encontrarse en la misma situación que estos dos anarquistas. Este impacto a los observadores

también se puede leer en la pretensión de influir en su posición política: el estado, la religión y la

autoridad son enemigos innatos de los luchadores de la libertad. Así pues, teniendo en mente que

buena parte de los lectores de este periódico son pertenecientes a la clase obrera o popular

colombiana, o al menos este es el actor a quien va dirigido, es posible interpretar este espejismo

como una forma de comunicar la noción de conflicto entre las instituciones morales o estatales y

las personas que se oponen a la imposición de tales convenciones. Este ejemplo, ilustra además el

hecho de que las representaciones visuales también fueron importantes para los círculos

anarquistas, ya que la imagen era otra forma de comunicar las ideas ácratas, quizá debido a los

bajos niveles de alfabetización de los sectores populares para 1920.

En segundo lugar, la crítica de las posturas y actitudes autoritarias, centralistas, partidistas,

estatistas y dogmáticas del marxismo, comunismo y socialismo, fue un tema central en las

publicaciones anarquistas de esta década. Algunos anarquistas compartían varios supuestos de

estas corrientes de izquierda como la igualdad material, la lucha de clases o la organización de los

trabajadores; pero, asimismo, disentían en el rol y existencia del Estado, la postura antimilitarista

y, sobretodo, el desprecio a la autoridad de muchos regímenes, partidos y organizaciones obreras

de tendencia comunista. En Pensamiento y Voluntad, por ejemplo, compartieron en sus páginas

diatribas contra las “tiranías” que supuestamente representaban un avance a la revolución y la

igualdad de la humanidad: el mexicano y el ruso. “Cositas que suceden” era una sección escrita,

en ocasiones, por García en la que informaba a los lectores de la política internacional y su

relación con la situación nacional. La sección incluía una crítica al gobierno de Calles, al clero y

a la sociedad mexicana en general: al primero lo consideraba un “sátrapa” que “[...]ordena,

manda, impone”, al segundo los relaciona de forma satírica con la figura de los cuervos que “[...]

graznan enfurecidos y se atragantan de sacramentos” y a una parte de la sociedad mexicana la

desestimaba porque gastaba “[...] torrentes de lágrimas y montañas de plegarias para que dios y la

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virgen santísima -todo poderosos- conviertan a [Calles], ese hombre perdido en otro tipo de

tirano”145. Aquí se unen la oposición a todo tipo de gobierno y el desacuerdo con las instituciones

y creencias religiosas: para los anarquistas no había una buena o mala autoridad, habían estados y

religiones que limitaban la libertad. En el mismo espacio, con un lenguaje sarcástico, se

informaba de las tensiones en el seno de la “familia comunista” en la Rusia Soviética luego de la

muerte de Lenin: “[...] estas cositas de entre familia es muy natural que se produzcan aun entre

hermanos y muy legítimos, porque el egoísmo, también muy natural, hace que Zinovief, Kalenin

y Trotzky, etc. vayan disputándose la vara y el sillón que Lenin no quiso o no pudo llevarse con él

cuando se fue hacerle compañía a San Pedro”. Para los redactores, y en contravía con “las

comadres burguesas (la prensa)”, estas cuestiones de la lucha de poder eran un asunto conocido,

incluso los envenenamientos con estricnina: “[...] todo esto ya lo teníamos archisabido desde que

la dictadura es la supresión de la voluntad y la cheka asesinato”146.

Otro artículo inspirado en desmantelar las percepciones positivas del régimen comunista en Rusia

fue titulado “Del paraíso soviético”, firmado por A. Zucar. Comienza elevando la revolución

bolchevique como uno de los acontecimientos sin precedentes en la historia de la humanidad pero

que al unísono está condenada al fracaso: “[...] fracaso que ciframos en el no afianzamiento del

motivo céntrico de esa revolución: la Libertad”. Equiparando la dictadura del proletariado con la

autocracia zarista, plantean su enfrentamiento con este nuevo tipo de gobierno: “[...] nosotros los

libertarios protestamos y combatimos el autoritarismo comunistas, como ayer nos levantamos,

arma en manos, contra la autocracia de los Romanoff”. Para persuadir a los lectores de las

atrocidades del nuevo gobierno bolchevique, el autor cita y analiza los argumentos del comunista

F. García Lavid, que desde Leningrado indaga la situación de los trabajadores rusos. A. Zucar

arremetió contra el autoritarismo de la Nueva Política Económica (NEP), la cual significaba para

los trabajadores de Rusia desigualdad, “[...] esclavitud, en una palabra”, y la fuerza coercitiva del

Estado comunista que obligaba al proletariado ruso, “[...] bajo pena de ser ahorcado o desterrado

a la Siberia, por sus 'camaradas' que forman el Estado y la cheka, a trabajar de día en la fábrica,

usina o campo, y de noche en sus piezas”147. En síntesis el autor desdeña del autoritarismo, la

145 “Cositas que suceden”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2. 146 “Cositas que suceden”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2.(Cursivas en el original).147 “Del paraíso soviético”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2.

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burocracia, la desigualdad y el estatismo que había corrompido a la revolución. Con la intención

de promover el diálogo, el artículo finaliza cediendo la palabra a los comunistas colombianos o

extranjeros.

La Voz Popular reprodujo varios artículos que desmaquillaban las formas de organización

partidista de los socialistas, denunciaban el oportunismo de muchos caudillos de esta tendencia y

replicaban, en el campo filosófico, las propuestas centrales del proyecto marxista. El primer

artículo titulado “Socialismo y disciplina”, signado con el seudónimo de Vagos, arremete contra

el autoritarismo practicado en los estados y organizaciones de trabajadores, el cual se expresa en

la disciplina que impone a sus integrantes, en términos del autor: “[...] los modernos partidarios

de ese salvajismo histórico, los socialistas, deben por fuerza convenir, para la subsistencia de su

estado, con la desigualdad política y económica entre esos hombres. No pueden suponer una

organización sin autoridad. Les son indispensables los hombres 'superiores' la inteligencia y

voluntad para ordenar las cosas de todos y disciplinar a los subalternos”. Frente a la arbitrariedad

de las organizaciones partidistas autoritarias del socialismo, el autor proponía que “[...] el

revolucionario, cuya disciplina es su propia voluntad y confianza íntima en el ideal que persigue,

no puede estar sujeto a dictámenes de tal jefe o cual comité del partido; su acción generalmente

expresa el conjunto de las voluntades y no la voluntad del conjunto”. Así pues, concluye

señalando que “[…] los socialistas revolucionarios de corazón deben empezar a

indisciplinarse”148. Para el autor del artículo, el anarquismo era una forma de que, incluso en la

organización de los trabajadores, no se impusiera la disciplina en contra de los intereses de los

participantes, condición que muchas organizaciones socialistas o comunistas del mundo y del

país no tenía en cuenta, puesto que la jerarquía y la obediencia era un eje central para el logro de

la revolución social.

El segundo artículo sin autoría conocida, fue un resumen de un libro del anarquista austriaco

Pierre Ramus, en el cual el célebre pensador desestabiliza buena parte de los cimientos del

materialismo histórico y la propuesta teórico-política del marxismo. El resumen del libro se

centra en dos puntos. Por una parte, la falta de originalidad plasmada en el pensamiento marxista-

hegeliano, el materialismo histórico y el Manifiesto comunista, pues Ramus “[...] recuerda que

148 “Socialismo y disciplina”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.

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esa reacción anti-idealista había tenido lugar [...]” varios años atrás entre pensadores de

Inglaterra, Alemania o Francia y, asimismo, Marx repite en el Manifiesto las consideraciones del

“[...] foueriesta francés Víctor Considerant”. Por otra parte, el dogmatismo del marxismo en

cuanto su determinismo económico y material, ya que “[...] su teoría consiste en sostener que

toda evolución del proceso social, político y espiritual de la vida está ligada a la naturaleza y al

grado técnico del modo de producción [...]”149. Este intento por exponer las raíces y limitaciones

de la propuesta del materialismo histórico demuestra el interés por discutir con los sectores que

defendían las ideas del marxismo en el territorio nacional.

El último artículo, escrito por González Pacheco es una sátira de los oportunistas de tendencia

comunista y socialista que endulzan los oídos de los trabajadores y luego buscan llenar sus

intereses personales en la burocracia o en el estado. Según González, “Los gatos” eran la figura

alegórica que representaba a este sector de la izquierda colombiana. “[…] Socialistas,

comunistas, blancos y colorados, vedlos: se refrigeran en las piernas del transeúnte; le abanican

con la cola el rostro sudoroso al proletario; maúllan agrias sinfonías, bajo la luna, en las plazas.

[…] La uña ganchuda, la pupila fría, los dientes filudos. Raza traidora y felina. Cachorros de

tigres”. Estos gatos predicaban en las plazas, seducían con sus discursos a los trabajadores y

estaban al asecho de las oportunidades de ascenso a costa del proletariado. La solución para el

autor era exterminar esta plaga “sarnosa” por medio de la abstención y la acción directa: “[…]

huelga de votos !Acción directa del Hombre-Pueblo contra la fiera-gobierno!”150.

En tercer lugar, algunas hojas de los periódicos reprobaban la moral y la actuación de los

sistemas políticos y económicos como la democracia, el capitalismo o el estado y sus fronteras.

En Pensamiento y Voluntad se publicaron dos artículos con estas características. Por una parte,

“Los bárbaros”, del poeta porteño José de Maturana, propulsor de la anarquía y el modernismo en

Argentina, en el cual relata la trágica anécdota de “[...] un hombre mal cubierto de andrajos”, que

por robar un pan para sus hijos fue abucheado por una multitud y retenido por un gendarme. De

Maturana finaliza su crónica denunciado la descomposición del sistema judicial que no persigue a

los usureros, corruptos o usurpadores de las horas del trabajador: “[…] si hay cárcel para el paria

149 “Anti-Marx: Breve resumen de un libro de Pierre Ramus”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107. 150 “Los gatos”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.

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que se apropia sólo de un mísero pan de los graneros […] qué gran presidio pudiéramos alzar con

los ladrones que la justicia de hoy titula honrados”151. En un mismo texto el poeta argentino

arremetía contra la justicia, la desigualdad social, la represión estatal y la moral social que

permitía los atropellos a los pobres. El segundo artículo con las características antes citadas, es un

texto del socialista revolucionario de origen francés Anatole France, publicado en La Voz

Popular y titulado “Los piojos”. Utilizando el lenguaje alegórico, el escritor francés expone que

“[…] la clase privilegiada -esa clase que vive a expensas de los que producen- tiene exacta

analogía con estos insectos, [los piojos], como ellos, viven de sangre ajena”. El problema no era

sólo esta clase parasitaria, era también “[…] el Estado con sus leyes y vicios; la religión con su

perniciosa y antojadiza moral, […] que han estado siempre a las órdenes del Capital, para seguir

manteniendo este estado de cosas”. Los últimos párrafos del escrito toman un rumbo distinto

dirigido a desprestigiar las guerras y los nacionalismos: “[…] y si a pesar de todo subsiste todavía

un honor en los pueblos, es un extraño medio de defenderlo, el consistente en hacer la guerra, es

decir, cometer todos los crímenes con los cuales un particular se deshonra: incendio, robo,

violaciones y asesinato”152.

A su vez, los periódicos anarquistas en los que participaron Colombo y García reprocharon el

autoritarismo y el dogmatismo de las instituciones estatales o las vías democráticas como los

aparatos legislativos, el proceso electoral o la representación política. Los círculos anarquistas

promovieron el desencanto del sistema democrático y de la delegación de la responsabilidad

política a terceros: “[…] por fin se han convencido gran parte de los que aun creían que de

manera democrática, de manera indirecta, por medio de representantes burgueses, aliados con el

gobierno y la clerecía, obtendrían su redención [...]”. El mensaje venía acompañado con la

proposición a la acción directa procurando “[...] el derrumbamiento definitivo de la democracia,

con su falso régimen representativo”, abandonado el sistema electoral, preparándose para la

revolución social y conquistando la “libertad plena”153.

Los anarquistas también hacían extensible su desaprobación a los socialistas o comunistas que

participaban en el sistema democrático y en las burocracias del estado: “[…] es necesario

151 “Los bárbaros”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2.152 “Los piojos”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107. 153 “El parlamento”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2.

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convencernos de una ves (sic) por todas de que no serán los parlamentos, no serán los políticos,

inclusive de los de nuevo cuño, ni los gobiernos, quienes hayan de liberar al proletariado [...]”. La

solución para este caso era similar, es decir, la acción directa contra el juego de los partidos, de

los revolucionarios estatistas y de los votos: “[…] boicot a las urnas debe ser nuestro propósito

inquebrantable, pues jamás las leyes han hecho en muchos años lo que la acción directa, la

resolución de los obreros convencidos de su derecho han conquistado en pocas horas”154.

Nada mejor para persuadir a los lectores que exponer un ejemplo concreto de los intereses

egoístas de los políticos, denunciado por los “Vecinos”, mediante un telegrama publicado en La

Voz Popular: “[…] el doctor Benigno Aguirre nos aseguró que eliminaría en la asamblea, toda

contribución que nos gravaba, y por ese motivo votamos por él. Ya diputado de asamblea, nos

desencantó con ordenanza 11 de este año, que amenaza aplastarnos con impuestos. Nuestro

diputado nos engañó miserablemente”155. De ejemplos concretos a delaciones de gran nivel, los

periódicos anarquistas de esta época buscaron deslegitimar el sistema electoral, jurídico e

institucional que regía los Estados, en especial el de Colombia.

En cuarto lugar, en las páginas de los periódicos ácratas ocupó un lugar importante la promoción

del pensamiento racionalista, para este caso en temas específicos como la irracionalidad de las

religiones y la trascendencia de la educación racionalista en el proyecto anarquista. “Para qué

sirven las religiones” fue el título de un artículo, el cual comenzaba desprestigiando tres de las

religiones más practicadas en el mundo: el islam, el budismo y el catolicismo. El argumento

central del autor era que “[…] ninguna de estas religiones [...], son capaces de resistir el análisis

de la ciencia; pues el error y el engaño son las bases fundamentales de su desenvolvimiento”.

Además de promover el ateísmo soportado por el pensamiento racionalista, el autor enfoca buena

parte de sus líneas en criticar al catolicismo por “los perniciosos efectos causados” a la clase

obrera y , sobretodo, campesina de Colombia, entre los que se encuentran: “[...] es el encargado

de obscurecer los cerebros de la clase proletaria, él toma a su cargo la educación del campesino

llenándole la cabeza de monstruosos errores [...]”; “[…] le enseña la humillación […] pues el

infeliz labriego u obrero tiene que obedecer y cumplir todos los caprichos que a bien tenga el

154 “Abstención Electoral”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.155 “He aquí los políticos”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.

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santo sacerdote[...]”; “[…] le enseña también a respetar las autoridades que en nombre de la ley

lo lanzan a la calle a morir de frío y de hambre”; “[…] le enseña a amar la patria y le dice que por

ella debe sacrificar sus hijos, su vida, sus padres[...]”; por último, “[...] está a su cargo mantener

encendidas las pasiones políticas para así tener divididos a los obreros[...]”156. En pocas palabras,

según el autor, el clero católico colombiano enseñaba a los trabajadores a obedecer y a odiar. La

fijación por el desmantelamiento de las instituciones religiosas y, en sí, de las creencias, no estaba

apartada del contexto nacional, en el cual, el Estado Colombiano, de la mano del catolicismo,

afectó el plano educativo, moral, social, cultural y, en especial, el político de la población157.

Una muestra del intento por informar sobre las prácticas educativas racionalistas fue la serie de

artículos “Pedagogía racionalista” en La Voz Popular, firmado por Juan E. Bull. Uno de los

artículos tiene un público determinado: “[…] estas notas pedagógicas las escribimos más para los

compañeros, que para los pequeñuelos que hemos de modelar”. El texto enfatiza en la división en

“tres clases o ciclos” de la labor pedagógica, a saber: “la educación física, la educación

intelectual y la educación moral”. Estas tres clases, en términos generales, parecen ser la síntesis

del ideal de progreso racional aplicado a la educación. Así, tanto para el cuerpo, intelecto o

moral, estos educadores pretendían desarrollar las condiciones propicias para el desarrollo pleno

del individuo y del colectivo. De este modo, por ejemplo, para el caso de la educación física, las

condiciones precarias, los malos hábitos alimenticios, la falta de ejercitación o los

medioambientes nocivos, son determinantes en la degeneración de los cuerpos humanos. Las

soluciones que plantea el autor para esta degeneración del cuerpo están arraigadas en ideas como

“[…] la regularización de los ejercicios de gimnasia, […] o la adaptación del sistema de

alimentación vegetariana y las prácticas naturalistas”, las cuales constituyen “la cimentación de

esa sociedad sana y fuerte”158. En cierta medida, esta tendencia pedagógica entra en

contraposición con los ideales religiosos y modernos que imperaban en los modelos estatales y

eclesiásticos de la educación, puesto que, superando la noción de construir hombres para el

trabajo y para la vida en sociedad, los pedagogos racionalistas acentuaron su interés en formar

individuos capaces de desarrollarse en los tres ciclos. Esto se debe matizar, ya que, si bien se

156 “Para qué sirven las religiones”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número2. 157 Arias Trujillo, Ricardo. Los Leopardos: una historia intelectual de los años 1920. 2007. pág. 173. 158 “Pedagogía racionalista”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.

61

Page 62: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

denota una oposición, el modelo educativo moderno y el racional comparten diversos aspectos en

común.

Por último, la prensa anarquista en la que participaron Colombo y García reprodujo elementos

concernientes a la identidad y la práctica política de los grupos ácratas. Titulado “La Federación”,

un escrito anónimo publicado en Pensamiento y Voluntad destaca entre las diversas opciones de

relacionarse a la federativa: “[…] los revolucionarios de ideología anárquica la preferimos a las

otras, más o menos autoritarias, cooperativistas o centralistas, para la organización nuestra y del

proletariado, porque el sistema federalista asegura mayores probabilidades de ejercicio de las

libertades individuales”. A diferencia de la estructura partidista, la federación anarquista tiene

como eje articulador y de acción la libertad del individuo. En el mismo artículo se recomienda al

proletariado colombiano organizarse federativamente, empezando por “[…] sociedades de

resistencia, sindicatos de oficios y de industrias en cada localidad […]”, para luego pasar a “[…]

federaciones locales, […] federaciones departamentales, hasta llegar a crear una federación

nacional”. Esta forma de organización para el proletariado velaba por la destitución de elementos

jerárquicos y autoritarios, la cual era para los anarquistas “[…] la única que podrá dar en tierra

con los viejos moldes a que estamos acostumbrados y dentro de los cuales abusaban a su antojo

los líderes [...]”159.

Estos periódicos propagaron en sus páginas poemas, versos y pensamientos de literatos

anarquistas o cercanos a esta corriente. Para ilustrar, se publicó “Anarquía”, un poema del

anarquista Inocencio Lombardozzi, quien estuvo activo en el movimiento anarquista chileno y

argentino en las primeras décadas del siglo XX. Lombardozzi, haciendo uso del lenguaje poético,

trató de detallar lo que era la Anarquía en tres instancias: la belleza, el dolor y la acción. Al

intentar darle un significado a esta palabra, surgían escenas evocadoras como:

“[…] anarquía es: […] la secreta poesía del amor, es la estrofa vibrante de los besos perdidos, el

poema de las almas que se buscan, el parto de un mundo en su eterno germinal, el viento que lleva

la semilla creadora, el aliento vivificante del céfiro que ondula flores exuberantes cuajadas de

roció[…] ; es el canto de todos los sufrimientos condensados en la estrofa desgarradora de los

159 “La Federación”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2.

62

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dolores anónimos […] , es el vómito de sangre de la costurera tísica, los fragmentos informes del

cuerpo arrebatado por la polea, la mancha roja con que tiñera el palacio la frente despedazada del

obrero[…] ; es el ruido de las hoces que se afilan para segar los tallos más grandes […] , el fulgor

del puñal que rompe el pecho a un verdugo del pueblo[…] , es la Venganza escrita con sangre en los

oscuros calabozos, el ruido de las campanas que agitan las almas rebeldes”.

El autor cerraba su escrito reafirmándose como anarquista: “[…] por eso soy anarquista, madre

mía, porque sueño y espero, porque siento y sufro, porque soy rebelde y lucho”160. Los versos de

Lombardozzi incitaban a sentirse parte del anarquismo sin la necesidad de reafirmarse como tal,

es decir, se era anarquista cuando se amaba la libertad, cuando se sufría por la enfermedad de la

autoridad o cuando se actuaba como un rebelde.

Los pensamientos de los exponentes internacionales del anarquismo, como la veterana de la

Commune de París Louis Michel, reverberaron en los periódicos nacionales. “Por qué soy

anarquista” de “Luisa Michel” (sic), fue uno de los artículos publicados en estos periódicos. En

él, la autora expone por qué volvió su mirada al ideal anárquico y la forma en cómo concibe el

progreso innato de esta propuesta filosófica: “[…] la anarquía es la renovación que nada podrá

impedir; las instituciones despóticas se derrumban, las multitudes se levantan más y más

numerosas en una marea que cubrirá el viejo mundo […]; el poder, la autoridad, los privilegios,

van a devenir armas tan inútiles como las saetas y las hondas de los salvajes”. Además de

idealizar la anarquía como la vía necesaria para el progreso de la humanidad, relata brevemente

dos experiencias de su vida que acentúan su afecto por esta tendencia política: en la primera

menciona que “[…] me he convertido en anarquista yendo a Caledonia, sobre un navío del

Estado que nos llevaba en jaulas como tigres (con la intención de que nos arrepintiéramos). Allí

durante cuatro meses de tiranía, entre cielo y agua, tuvimos tiempo para reflexionar”. La segunda

es su desencanto de los ex compañeros de la Comuna, que por las luchas por el poder se

convirtieron en tiranos: “[…] acababa de ver a mis amigos de la Commune, honestos, valientes,

abnegados, aniquilarse en el poder […] y comprendí bien que poner a hombres, aunque fueran

revolucionarios y buenos, en el lugar de los malos, no cambiaría en nada la servidumbre de la

gran mayoría”161. Así, la creencia en el progreso de la humanidad, la experiencia en carne propia

160 “Anarquía”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2.161 “Por qué soy anarquista”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2.

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de la autoridad y el despotismo, sumado a la constante crítica de las acciones revolucionarias,

generan, según Michel, que el pensamiento anarquista se arraigue en los humanos.

Algunas secciones del pensamiento de Ricardo Flores Magón ya habían sido interpretadas por los

círculos anarquistas nacionales. Sin embargo, la prensa anarquista en la que colaboraron

Colombo y García reprodujo artículos como “Trabaja, cerebro, trabaja”. Este escrito se había

publicado originalmente el 4 de febrero de 1911 en el periódico Regeneración, que para esta

época se publicaba en Los Ángeles, California, con la colaboración de los dos hermanos Magón.

En el artículo es evidente cómo para Flores Magón la revolución pasaba necesariamente por el

desarrollo intelectual de los participantes, para lo cual era necesario otro tipo de esfuerzo: “[…]

trabaja, cerebro, trabaja; da toda la luz que puedas dar, y si te sientes fatigado, trabaja, trabaja. La

Revolución es una vorágine: se nutre de cerebros y de bravos corazones. A la Revolución no van

los malos, sino los buenos; no van los idiotas, sino los inteligentes”. Estas palabras surgen de un

obrero que busca solucionar la situación del “rebaño” proletario, para lo cual se exige

intelectualmente y genera una posible solución: “[…] el medio es la Revolución; pero no la

revuelta política, cuya obra superficial se reduce solamente a sustituir el personal de un gobierno

por otro personal que tiene que seguir los pasos del anterior”162. Con este texto, el autor quería

demostrar la posibilidad de volverse revolucionario con el sólo hecho de reflexionar y apreciar

las condiciones materiales de los desposeídos y de los asalariados, puesto que no es necesaria la

palabrería de los líderes o caudillos, ya que solo con la voluntad individual es posible pensar y

actuar como un revolucionario.

Ambos periódicos eran similares en varios puntos, tanto en su elaboración, distribución o

contenido. El uso de sobrenombres o alías en la firma de los artículos o en la responsabilidad de

la elaboración del periódico fue una práctica común: en Pensamiento y Voluntad firmaba como

gerente responsable R. Ruíz y en La Voz Popular el director era L.M. Alvarez. Los membretes,

además de señalar la información de contacto y de referencia (año, ciudad, número, precio,

telégrafo, dirección), incluía frases que introducían el pensamiento anarquista o la intención de

difundir esta tendencia política en los obreros. Entre las frases cortas impresas en los periódicos

se encuentran: “Colaboradores, todos los obreros”, “Por la plena libertad humana” o “Por la

162 “Trabaja, cerebro, trabaja”, La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.

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Page 65: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

sociedad futura”. De las formas literarias se puede afirmar que, por lo general, los editores y

escritores incluyeron, además de lo narrativo, informativo y propagandístico, figuras como la

sátira o el poema.

En cuanto a los espacios de impresión y difusión, la prensa menciona la Imprenta Mundial, lugar

en donde los grupos revolucionarios y obreros imprimían su propaganda, y la Agencia General de

la Prensa, esta última es la misma que menciona en el expediente judicial el detective que rastreó

los antecedentes de Colombo y García163. Se puede encontrar, a su vez, un indicio de las redes

nacionales de distribución y lectura de estos periódicos, específicamente de La Voz Popular que,

por medio de su separata de “Telegramas”, reproducía los mensajes informativos, efusivos y

propagandísticos de compañeros como Carlos Humberto Durán en San Vicente (Santander),

Juana Guzmán y Francisca López en Montería, Pedro León Berbesí en Chinácota, Solano en

Santa Marta, Rojas y “Obreros” en Barranquilla, Reinales y Gonzáles en Cartagena o

“Libertario” desde Cali. Los telegramas se demoraban casi un mes en ser publicados, puesto que

los anteriores fueron enviados para la conmemoración de la fiesta del trabajo y de los mártires de

Chicago, el primero de mayo de 1927, y sólo hasta el 29 de mayo aparecían en la páginas de este

periódico.

En el conjunto de documentos confiscados por las autoridades a los dos extranjeros figura una

serie de hojas manuscritas sueltas y, en algunos casos, sin el orden correspondiente, las cuales

corresponden a borradores de artículos por publicar o ya publicados. En uno de esos manuscritos,

con el título tentativo de “Dictadura que viene”, los extranjeros advirtieron al proletariado

colombiano la posibilidad del establecimiento de una dictadura en este país, más recia que “[…]

la dictadura facsio-clerical [que] no contenta ya con flagelar [ilegible], pretende también sentar

sus ideales de terror en estas tierras de la más inocente población”. Para los autores, las semillas

de esta dictadura eran la capitalización en grande del sub-suelo y el establecimiento del “[...]

latifundio como sistema de mayor seguridad en la economía política”164. Se abría la posibilidad

de que un caudillo tomara las riendas del país, por medio del enaltecimiento de la patria y del

sector militar. En resumidas cuentas, no era extraño que los anarquistas estuvieran inquietos por

163 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.107. 164 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 161-162.

65

Page 66: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

la probabilidad de que en esta región se implementara un sistema dictatorial de corte fascista,

pues para esta época en Italia, con la ayuda de una parte del clero, el régimen nacionalista y

antiliberal de Mussolini ya había tomado el poder.

La situación de dominación que afectaba a las mujeres hizo parte de las preocupaciones de los

extranjeros y de los círculos anarquistas en los que participaban. En un borrador, compuesto por

frases entrecortadas, se menciona que las relaciones entre pareja, en ocasiones, se tornan

conflictivas y denigrantes para las mujeres: “[…] esto es insoportable, exclaman generalmente las

mujeres acusadas por la desesperante idea ante la imposibilidad de realizar en vida práctica su

anhelo que en la espiritual intimidad hubiera concebido y que reclama incontenible, cual no

volcán en ebullición. ¿Por qué se desesperan las mujeres? Cuando son jóvenes viven en un

ambiente de aislamiento con todo el mundo […]”165. En este corto y fragmentario texto se aprecia

cómo los anarquistas se solidarizaban con la opresión hacia las mujeres, la cual se manifiesta, por

una parte, en la esclavitud del hogar y a sus maridos, por otra, por la presión social del ideal de

mujer recatada, obediente y sumisa. Una crítica de la misma naturaleza se publicó en La Voz

Popular, en forma de “Pensamiento”: “[…] todo lo moralmente ilícito para el hombre debe serlo

también para la mujer. Los derechos y los deberes morales son humanos porque la moralidad no

distingue el sexo”166. Con esta frase sellaban su compromiso con la lucha por la igualdad entre

hombres y mujeres, un tipo de equidad que no se reducía al campo legal sino que integraba los

comportamientos, actitudes y moralidad de ambos géneros.

García y Colombo, en uno de estos manuscritos, además plasmaron un análisis comparativo de la

prensa obrera y revolucionaria de Colombia, el título era “¿Es suficiente nuestra prensa?”. El

artículo estaba colmado de enmiendas y tachones, lo cual significaba que era un borrador para ser

publicado o tal vez ya había sido publicado. En una primera sección el autor indica que, a pesar

de que “[...] en Colombia el asunto de la revolución no es una necesidad sentida, ni presupone un

motivo de agudo interés para sus habitante [...]”, era claro para los revolucionarios que “[…] la

cátedra pública, la crítica y el razonamiento sobre problemas sociales, la vía de comunicaciones

intelectuales etc. es la prensa, no hay duda”. El tipo de prensa que intentaban promover no tenía

165 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 150-151. 166 La Voz Popular. Bogotá: mayo 29 de 1927, No. 107.

66

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como eje exclusivo la difusión de la “concepción libertaria”, sino que incluía cuestiones más

concretas de la vida cotidiana de los obreros colombianos y la opresión del capitalismo.

La segunda sección, titulada “Mejorando nuestra prensa”, iniciaba con dos comparaciones: la de

la prensa obrera de hace algunos años con la de hoy, y la prensa revolucionaria del exterior con

la de Colombia. Para los autores, el primer balance es positivo, pues se demuestra una “notable

superioridad” en la prensa actual. “Pero comparando lo mejor de nuestra prensa con la extranjera,

súbitamente nos tornamos unos tristes chiquillos”. Esta afirmación fue sustentada mencionado

que “[…] entre la prensa revolucionaria de lengua española que conocemos, la mejor es la de

Buenos Aires [...]”, y asimismo “[…] en España y Méjico se publican buenos periódicos pero no

superan a los de Argentina”. En su comparación también se incluían “[…] las publicaciones del

P.C. de la Argentina” pues tenían “gusto estético” y buena definición ideológica, síntoma de que

las fracciones revolucionarias de allí están muy bien definidas en sus conceptos teórico-

ideológicos”; tal vez ello se mencionaba para hacer el contraste con algunas publicaciones

nacionales, como las de tendencia socialista revolucionaria o radical, que incluían en sus hojas

temáticas y concepciones de muy diversa índole.

Su recorrido por la prensa revolucionaria colombiana de la década de los veinte no termina con

estas comparaciones. En el mismo manuscrito los extranjeros examinaron algunos de los

principales exponentes de la prensa rebelde, resaltando sus cualidades y sus falencias: El

Socialista de Bogotá es “valiente, hasta simpático”, pero “su doctrinarismo no tiene suficiente

firmeza”; Claridad de Bogotá “[...] sale generalmente bien presentado, pero sin 'claridad' en su

doctrina”; Pensamiento y Voluntad fue “[...] una hojita muy simpática por su definición

ideológica [pero] a falta de recursos materiales, su existencia fue muy corta”; de La Nueva Era,

órgano del P.S.R (Partido Socialista Revolucionario) sólo “[…] aparecieron tres números de este

periódico, todos ellos de buena presentación y de material puramente marxista”; La Humanidad

de Cali “[...] hace un derroche de frases hasta el delirio, sin jamás delinear el porqué de esa

'literatura' ni tampoco avalorar la teoría social que dice propagar”; y, para terminar, La Voz

Popular que “[...] hace exceso de su buena fe en doctrina, y carga al lector obrero con largas

reproducciones de artículos científicos, pero extraños a este ambiente”167. Pese a sus “tendencia

167 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 133-135. (Subrayado en el original).

67

Page 68: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

opuestas”, los únicos periódicos que congratularon fueron Pensamiento y Voluntad y La Nueva

Era, por su claridad ideológica y compromiso con el proletariado colombiano. También hay que

resaltar que los puntos que evaluaban para definir la validez de un periódico eran su presentación,

su claridad ideológica, su durabilidad y, en especial, su capacidad de incorporarse en los sectores

obreros.

Sobre el proceso de la elaboración de los artículos, en un borrador de lo que parece una carta o un

diálogo escrito entre alguno de los anarquistas extranjeros y uno nacional se lee:

“[…] nos queda todavía por tratar el asunto egoísmo desde el punto de vista personal. Esta semana

no creo ya podremos tratarlo, dado que tengo algunas cositas por hacer, empezadas sí, más no

terminadas. Procuraré de atenderlas en estos días y entonces sin falta haré el párrafo que nos va

quedando en el tintero. Si me fuera posible escribir tanto cuanto yo quiero, le aseguro, tendríamos

un diario en tu casa; pero querer no es lo mismo que poder […]”168.

Aquí también se manifiesta que, al igual que en la práctica de lectura colectiva, la escritura estaba

guiada por el trabajo en grupo, lo cual implicaba el intercambio de conocimientos, ideas políticas

y formatos discursivos. Una prioridad de los círculos y, en especial de García y Colombo, fue la

escritura y exposición de ideas, sin embargo, por cuestiones materiales, en ocasiones no

alcanzaban a producir intelectualmente tanto como querían. En consecuencia, era común la

reproducción de artículos publicados en revistas internacionales, como fue el caso de los textos

de los hermanos Magón, expuestos en Regeneración. Los fragmentos de libros también fueron

empleados como recurso para completar muchas de las páginas de la prensa anarquista. Así pues,

García y Colombo tenían en su poder el artículo mecanografiado “Protesta contra una

injustificada culpabilidad”, elaborado por el anarquista español Anselmo Lorenzo y escrito

alrededor de 1907, que hacia parte del libro El pueblo (estudio libertario). No está de más indicar

el argumento central de este texto: la crítica del autor va dirigida a los propagandistas que

pretenden implantar un modelo de pensamiento al pueblo, sin tener en cuenta las diversidad de

posiciones políticas de los individuos y, al mismo tiempo, gestando un sentimiento de autoridad y

superioridad frente al pueblo169.

168 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 171. 169 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 138.

68

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Dado su valor cultural y material, los anarquistas extranjeros conservaron, transportaron y

distribuyeron prensa obrera y revolucionaria. Sus maletas contenían fragmentos de El Pueblo, un

periódico de Girardot, influido por el socialismo revolucionario y cuyo director era Urbano

Trujillo R170. La Chispa de Buenos Aires, “Órgano Central del Partido Comunista Obrero de la

Argentina”, también fue encontrado en las pertenencias de los extranjeros. El ejemplar era

relativamente reciente para la época en la que comenzaron su huida del país, 9 de abril de 1927,

tenía una estampilla y sello de la República de Argentina con remitente “Victoria 2485” de

Buenos Aires y además tenía escrito con máquina el nombre de Miguel A. Olave en Cali,

Colombia171. Sólo se puede especular en el uso que dieron los anarquistas a estos periódicos, tal

vez los utilizaron para informarse e informar del contexto nacional o internacional, para

reproducir artículos en otro periódico o para difundir las ideas o el estilo periodístico y estético de

aquellas hojas.

Algunos fragmentos de la prensa del “enemigo”, también fueron portados por los extranjeros.

Con fecha de lunes 21 de febrero de 1927 en la ciudad de Bogotá, un recorte reseñaba un artículo

de El Diario Nacional, periódico fundado por el liberal Enrique Olaya Herrera. El artículo que

reseñaba tenía el título de “Extranjeros Perniciosos” y criticaba a este periódico liberal por

defender a dos extranjeros, uno español y otro italiano, quienes habían intentado “organizar las

masas socialistas” y, en consecuencia, por orden del gobierno se había mandado a expulsar de

Colombia. El artículo derechista se posicionaba con la idea de no permitir que “[...] escudados

con nuestra bandera de pueblo libre, extranjeros perniciosos vengan a minar nuestras

instituciones y a socavar las bases de nuestra sociedad para pretender alzar sobre ellas tiranía

oprobiosa y repugnante barbarie”172. No hay duda que los extranjeros a los que hacía referencia la

polémica eran García y Colombo: incluso algunos de los sectores del liberalismo y conservatismo

se posicionaron en la polémica que suscitó la expulsión de los dos anarquistas. Este recorte pudo

ser usado como una muestra de la persecución y prejuicio que tenían ciertos grupos de la

sociedad colombiana sobre las ideas anarquistas.

170 El Pueblo. Girardot: 30 de diciembre de 1925, No. 173. 171 La Chispa. Buenos Aires: 9 de abril de 1927, Año II, No 29. 172 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 145.

69

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Otra práctica vinculada con la difusión de la prensa anarquista y revolucionaria fue la del correo

humano. Entre compañeros se encargaban hacer llegar a determinadas ciudades publicaciones

periódicas. Una carta que estaba en posición de los extranjeros contenía una frase que demuestra

este tipo de dinámicas: “[a] Mateo Rivas [...] dígale que de Cali le mandaron “La Nueva Era”

para que le haga una buena propaganda; que lo reclame a la dirección de La Humanidad”173. Los

camaradas que viajaban a otras ciudades de Colombia, se convertían en el medio más seguro de

hacer llegar la prensa a destinos en donde, muchas veces, no había los medios o la intención para

producir publicaciones. Hay algunas señas en algunos periódicos que trasportaban los extranjeros

que indican el destinatario o a la ciudad a la que debía llegar: la hoja de Germinal, tenía inscrita

en letra manuscrita “para don Fidedigno Mesa; el ejemplar de La Voz Popular debía llegar a

Riosucio, Caldas.

En síntesis, la participación de García y Colombo en la prensa de los círculos anarquistas

colombianos significó la integración de otros autores, temas y coyunturas de otras latitudes; la

participación en la elaboración y distribución de la prensa anarquista y revolucionaria; y, a su vez,

integraron en su agenda propagandística las cuestiones específicas del contexto colombiano.

1.2. La actividad en las organizaciones obreras y en los círculos anarquistas

García y Colombo, con traspiés y aciertos, lograron conectarse con las organizaciones obreras de

Colombia. Ante el juez policial, quien le preguntó a García sobre su representación en el

Congreso Obrero, este respondió: “[…] fui a representar a la agrupación obrera de Santa Marta,

en virtud de designación de delegado que se me hizo por la sección obrera de Santa Marta de

fecha diez de Octubre de 1926; fuera de esta representación no he desempeñado ninguna otra”174.

La representación a la que hace referencia esta declaración es la que consignó el Grupo Libertario

de Santa Marta en el “Acta de la Sesión del domingo 10 de octubre de 1926”, en la cual

agradecía a los camaradas del Grupo Pensamiento y Voluntad por recordarles la celebración del

Tercer Congreso Obrero. Asimismo, debían seleccionar a unos delegados que representaran los

173 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 139. 174 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 115.

70

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intereses del Grupo samario en Bogotá: “[e]l c. [ompañéro] Vanegas propuso se procediera a

designar los mencionados delegados, […] escogiéndolos entre los cc. [compañeros], afines,

residentes en Bogotá; después de deliberar sobre qué compañeros podría recaer estas

atribuciones, se convino en que fueran los cc. [compañeros] JUAN GARCÍA, principal, y

suplente, PAULINO CONDE”. Los anarquistas de Santa Marta convinieron en “[...] anunciar a

todos los grupos y organizaciones de la Zona que procuren hacerse representar en el 3 er Congreso

Obrero [...]”175.

Esta no fue la única invitación que recibieron los dos extranjeros. Con fecha de 11 de septiembre

de 1926, una carta de Luis A. Rozo, que en la Federación Obrera de Colombia ejercía como

secretario, comunicaba a Tomás Uribe Márquez y a Filippo Colombo que esta organización “[...]

los eligió miembros de la Junta Organizadora del Tercer Congreso Nacional Obrero que se

reunirá en esta ciudad el 24 de octubre próximo”176. Se esperaba que Uribe Márquez y Colombo,

el primero afín al socialismo y el segundo al anarquismo, dinamizaran los preparativos para la

instalación de este Congreso.

Las relaciones entre los anarquistas y las organizaciones obreras de Colombia se fueron

desgastando por la presencia de sectores de corte autoritario, centralista y estatista, lo cual no

significa que abandonaran la labor de agitación y organización de los obreros. En un borrador de

un artículo titulado “La Federación” y que era la continuación de un texto publicado en

Pensamiento y Voluntad, los anarquistas extranjeros denunciaban que la FOC (Federación Obrera

Colombiana) se estaba tornando jerarquizada y autoritaria, lo cual era producto de la inserción de

este autoritarismo tradicional “[...] en las masas productivas por las predicas y la acción de los

politicantes de la farsa de ayer y sus bullanquerias guerrilleras con que se coronan hoy”177. La

crítica se enfocaba en el autoritarismo de la Federación Obrera del Departamento del Valle del

Cauca, con sede en Cali, la cual en una carta orgánica señaló que esta organización: “en su

calidad de órgano departamental, será la única que dispone de personería ante los órganos

nacionales”. Ignacio Torres Giraldo dirigió muchas de las organizaciones obreras del Valle del

Cauca e imprimió en ellas el centralismo y la jerarquía propia de la estructura partidista, por lo

175 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 172. 176 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 132. 177 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 164-166.

71

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cual la desaprobación de la estructura autoritaria tenía una dirección evidente178. “Por eso, en las

organizaciones obreras, donde sus componentes deben gozar de libertad -pues, con este fin se

asocian-, no cuadran tales articulados de tonos autoritarios179”; tal era la sentencia de García y

Colombo respecto a esta práctica organizativa. En los espacios de obreros y sindicales, donde los

encuentros entre estos personajes cercanos al autoritarismo con anarquistas eran habituales, se

gestaron discusiones en torno a la mejor forma de organizar al sector proletario. Las reuniones se

tornaban conflictivas entre los defensores de estas dos posiciones, ello es evidente en lo que

parece unas notas de una conferencia entre Giraldo y los anarquistas: “[…] nosotros somos

burgueses según Giraldo, porque no aceptamos tiranías de ninguna categoría”.

Similar a este tipo de embate, en un boletín del “Centro 'Fraternidad y Rebeldía'” titulado “Al

Proletariado Colombiano”, se advierte al proletariado colombiano a que esté alerta “[...] de

quienes hoy, elevados, por la candidez de los oprimidos, a la categoría de ídolos y amos, profanan

la libertad con acción truhanesca”: “[…] los embaucadores del Partido Socialista [que] ante ellos

piden esclavos, gente de rodillas”. Para sustentar su proposición, en el boletín citaban los

argumentos contra el sistema partidista, las instituciones y los sectores obreros que participaban

en el estado, propios de autores de talla internacional. Primero citan a Proudhon y a Bakunin,

después al anarcosindicalista español Ángel Pestaña, luego a A. Moyano y finalmente a Diego

Abad de Santillán, uno de los propagandistas más reconocidos del Cono Sur Americano; los

argumentos retomados señalaban al socialismo autoritario y estatista como un padecimiento del

proletariado. Para los anarquistas era necesario “[...] que todos comprendan la farsa, el juego de

trampa de los neo-redentores”, personificados en “[…] los amos del Partido Socialista, [quienes]

escriben: 'El socialismo es antiparlamentario' y un poco más abajo agregan: 'Sólo iremos a las

urnas cuando podamos enviar nuestros genuinos representantes'”180. La anarquía no era

compatible con la participación en los escaños del Estado, por ello era inconcebible para los

grupos ácratas que socialistas revolucionarios, representantes de organizaciones obreras y

compañeros en algunos espacios, se corrompieran con la institucionalidad, la legalidad y el

reformismo.

178 Flórez Pinzón, Mauricio y Centro de Investigación Libertaria y Educación Popular. “Nuestro pasado”. Pasado ypresente del anarquismo y el anarcosindicalismo en Colombia. Buenos Aires: Libros de Anarres, 2011. pág. 111. 179 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 181. 180 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 147.

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La disputa por influir a las organizaciones de trabajadores representó la confluencia de posiciones

políticas de diversa índole y el conflicto por definir la mejor forma de organizar al proletariado:

por una parte los socialistas, comunistas y liberales, influidos en gran parte por el autoritarismo,

centralismo, partidismo y reformismo de las estructuras tradicionales; y por otra, los grupos

anarquistas, quienes repudiaban la autoridad en las organizaciones obreras y el uso de medios

reformistas o vindicadores del Estado.

1.3. El intercambio epistolar y de ideas políticas

Las cartas fueron un medio que facilitó la conexión entre los grupos anarquistas del territorio

colombiano. Por ejemplo, Elías Castellanos, miembro y vocero del Grupo Libertario de Santa

Marta, envió a sus “camaradas del Grupo 'Pensamiento y Voluntad'”, el 21 de junio de 1926, un

saludo y una felicitación escrita por el nacimiento de la nueva publicación capitalina.

Representando al grupo, Castellanos escribió:

“[…] nos place sobre manera saber el nuevo impulso que habéis dado a ese Grupo.-Adelante,

compañeros! El Pensamiento y la Voluntad combinados, vencen todos los obstáculos…

habéis tenido acierto al elegir vuestro nombre, que también puede ser el lema de todos los

libertarios, porque él solo es un símbolo… Esperamos vuestra hoja, mientras podemos

mandaros 'Organización'[...]”.181

Esta carta que estaba entre los papeles de García y Colombo muestra los lazos de camaradería,

intercambio de prensa y la intención de establecer vínculos entre los grupos anarquistas samarios

y bogotanos.

Como medio de comunicación, la carta abre la posibilidad al debate entre personas desconocidas.

El 20 de agosto de 1926, en una carta enviada a Juan García por el anarquista de origen español

Nicolás Betancourt, también afiliado al Grupo Libertario de Santa Marta, se retomaba una

discusión sobre algunos principios y la acción anarquista. En ella Betancourt informaba que había

recibido una carta del Grupo bogotano con fecha de 16 de julio; de la misma afirmaba: “[...] la

cual he sabido agradecer ya que me pone en contacto ideológico, y establece la afinidad entre dos181 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 127.

73

Page 74: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

seres hasta ayer desconocidos el uno para el otro; agradezco también el que mi carta les haya

causado algún escozor, porque así vino el conocimiento entre los dos. De lo contrario, se habría

demorado nuestra comunicación”. Aquí, al igual que en otro tipo de propaganda escrita, emerge

la práctica de la escritura y la lectura colectiva, puesto que se refiere a que la primera carta

enviada por Betancourt había producido en los lectores un impacto. Según Betancourt, su carta

había sido escrita de “buena fe” pero mal expuesta o mal interpretada por los lectores; además,

“por los primeros y últimos acápites” de la carta de García, era evidente “que lo impele un deseo

loco de discusión a la que me provoca asiduamente”. Así pues, en su correspondencia, Betancourt

se propuso esclarecer “[...] a ligeros rasgos algunos de los puntos de mi carta, y trataré de

dilucidar algunos de la suya con los cuales me tienta”.

El punto polémico era lo que se debía entender por anarquismo, por eso Betancourt arremetía

contra aquellos que creían que “[...] el anarquismo se reduce a escribir artículos de periódicos

más o menos filosóficos condenándolo todo, hasta el proceder de los anarquistas militantes; creen

a pie juntillas que el anarquismo se reduce a vivir aislados, con una tempestad de odio en el

corazón y un montón de teorías en el cerebro, que no exponen por temor a contaminarse”. Así, el

personaje instalado en Santa Marta, concebía que la práctica anarquista no podía limitarse a la

propaganda de las teorías anárquicas, era necesario exponerlas ante el proletariado para que estas

tomaran vida. En efecto, citaba apartes de la anterior carta enviada por García, en la cual

afirmaba que “[…] quien persigue determinado objetivo, y cede en sus aspiraciones, de hecho ha

perdido dentro del valor intrínseco el concepto mismo”, haciendo referencia, posiblemente, al

hecho de participar en organizaciones obreras de tono autoritario o en recurrir a los medios del

estado para lograr la revolución. Para Betancourt “[…] esta teoría suya ultraconservadora no

cuadra y es una prueba del acierto en mis frases sobre fanatismo que tantos dolores de cabeza les

han producido”.

Nada mejor para argumentar que citar a los clásicos maestros del anarquismo quienes eran

“unionistas”, “[…] lo fue Bakounine, lo fueron y lo son Malato, Malatesta, y Reclus, Kropotkine,

Tcherkessori, Cipriani y muchos otros que sería largo enumerar”. Asimismo, cita un amplio

párrafo de Fernando Gonzalo publicado en su obra Anarquismo Romántico y Anarquismo

Revolucionario y utilizado para darle sustento a argumentos como: la importancia de que los

74

Page 75: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

anarquistas se unan e integraren a las organizaciones obreras, la virtud de difundir a otros sectores

la idea ácrata y “[...] reconocer y utilizar otros procedimientos que si repugnan a nuestras

integrales y puras convicciones anarquistas, acercan, en cambio, el advenimiento de la

revolución”.

Por ello, Betancourt convenía con la propuesta de unirse a las organizaciones obreras, fortalecer

esta comunión y allí seducir a los trabajadores con las ideas anarquistas: “[…] si no aceptamos el

unionismo, si no aceptamos temporalmente la fusión de todos los esclavos en un bloque capaz de

enfrentársele al capital y sus secuaces por temor de que se demeriten nuestras ideas, nunca

haremos la revolución; y los anarquistas trabajamos es por la revolución y para la revolución”.

Invitaba su camarada García a hacer parte de este tipo de anarquismo, un “[...] anarquismo de

filtración, anarquismo abarcador, en pugna con ese otro anarquismo escolástico, “impermeable a

las lecciones de los hechos”, más propio de monjes tebaicos que de revolucionarios que amasan

el porvenir sobre las barrosas y caldeadas multitudes populares”. Estas ideas contrariaban la

noción del anarquismo disidente de las organizaciones obreras o del autoritarismo presente en

ellas.

No sobraron los embates directos a García y a la interpretación de sus ideas; así se refería

Betancourt a su camarada en Bogotá:

“[...] es usted en el campo anarquista un teórico-teorizante que defiende con calor las más

mínimas frases con las cuales cree se hiere algo su susceptibilidad, rescoldo que le ha

quedado de la hoguera del campo político al que perteneció en antes, o malezas de que le

ha sido imposible desprenderse inyectadas por el medio de fanatismo, intransigencia e

hipocresía en que lo ha tocado en suerte nacer, vivir y educarse”182.

Betancourt en su carta, en el límite de la ofensa, trataba a García como un dogmático y sectarista;

a la vez, consideraba que personajes como éste existían en Bogotá y Barranquilla. Aunque la

discusión era posible, en ocasiones se tornaba tensa y difusa, en especial porque el intercambio

epistolar era fragmentario y retardado por el tiempo en que se demoraban las cartas en llegar a

182 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 129-131.

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Page 76: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

sus destinatarios. Por ejemplo, la carta que enviaron los compañeros de Bogotá el 24 de julio,

sólo fue recibida en Santa Marta el 19 de Agosto de 1926.

Generalmente, en la correspondencia, las expresiones de fraternidad se demostraban en los

saludos y en las despedidas. Se deseaba en las primeras palabras de la carta “Salud” y

“Revolución Social”; en la carta de Betancourt, se refería a García como camarada y al final le

decía “lo abraza fraternalmente, Nicolás [...]”. Los anarquistas también se escribieron en hojas

membreteadas o selladas con las respectivas rúbricas, logo, dirección de contacto o frase

significativa propia de cada grupo: el Grupo Anarquista Pensamiento y Voluntad acompañaba sus

cartas con un membrete que contenía la imagen de una mujer desnuda con la bandera negra,

símbolo del anarquismo; el Grupo Libertario de Santa Marta agregaba en sus correspondencia

sellos con su nombre, ciudad y país. Con esta práctica se expresaba el intento de fortalecer la

identidad grupal e ideológica de los círculos anarquistas.

2. La solidaridad obrera: superando las barreras ideológicas

Una muestra de que la solidaridad entre sectores revolucionarios traspasaba los ardientes

conflictos entre las diferentes posiciones políticas, fue el apoyo que demostraron varios

personajes de la política sindical y obrera para ayudar a salir del país a García y a Colombo. Para

muchos revolucionarios y trabajadores la solidaridad era un arma política contra el

individualismo y el egoísmo de la mentalidad capitalista, a su vez, como lo dice una frase que

encabeza El Pueblo de Girardot: “LA MÁS GRANDE y noble de las virtudes es la solidaridad.

Obreros: solidaricémonos”183. Las relaciones y situaciones personales, que involucraran la

represión del Estado o sus instituciones coercitivas, también eran cuestiones políticas. Producto

de este tipo de actividad solidaria, los entes estatales temían que otros compañeros iniciaran

acciones para dificultar o denunciar la expulsión de sus camaradas, por lo cual la Secretaria del

Gobierno del Departamento del Valle del Cauca recomienda al detective: “[…] este despacho se

permite encarecer a usted la mayor actividad y energía en el asunto, así como la reserva del caso,

para evitar que los compañeros de tales individuos se den cuenta y pongan trabas al asunto”.184

183 El Pueblo. Girardot: 30 de diciembre de 1925, No. 173. (Mayúsculas en el original). 184 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.113.

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Buena parte de los documentos confiscados a los extranjeros eran cartas de recomendación

escritas por compañeros y conocidos que, usando sus contactos en el exterior y en el país,

buscaban facilitar el traslado de sus camaradas anarquistas. Una de ellas era enviada por el Grupo

Anarquista Pensamiento y Voluntad a unos compañeros ácratas ubicados en Tamaulipas, México.

En la carta recomendaban doblemente a los dos extranjeros: “[…] Juan García y Filippo

Colombo, son los dos compañeros de quienes hablamos, y a cuyo cuidado confiamos la presente

[…] Para terminar, por hoy, os recomendamos a los dos compañeros, pues con nosotros han sido

leales y activos”185.

Juan de Dios Romero, el editor de El Socialista, en Bogotá, colaboró con otra tanda de

correspondencia internacional y nacional. En la primera, dirigida al “Estimado Capitán Alberto

Manrique Páramo”, recomendaba a los dos compañeros, no obstante, no dice el lugar ni la forma

en donde los ayudará186. La segunda tenía como destinatario al “Señor don Salvador de la Plaza”

en México D.F. y daba buenas referencias de los dos extranjeros:

“[…] esta carta se la llevan dos buenos militantes de las barricadas obreras: Filippo Colombo y

Juan García. Se han salido del país, en los precisos momentos de que van a ser expulsados por el

gobierno colombiano. Han trabajado mucho en las organizaciones proletarias de este país, y como

resultado de sus labores, el gobierno ha decretado su expulsión”187.

Por último, Romero escribió a los “Señores miembros de la Junta Directiva de la Confederación

Regional Obrera Mejicana” anhelando que el dúo de camaradas “[…] ojalá entre Uds. tengan

alguna acojida [sic] favorable, pues aquí soportamos todo el peso de la iniquidad oficial, y no

hemos podido corresponder a las labores de estos abnegados y activos camaradas nuestros.

Reciben por conducto de los cc. [ompañeros] García y Colombo el abrazo de quien les aprecia de

verdad”188.

Con el membrete del Sindicato de Voceadores de la Prensa, declarado abiertamente anarquista,

Carlos del Valle redacto una carta al “Señor Don Miguel Chaves B.”, capitán del Guarda Costas

#3 en Buenaventura, en la cual afirmaba: “[…] te recomiendo muy especialmente al portador y su185 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.121. 186 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.122.187 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.123. 188 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.124.

77

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amigo; ojalá los ayudes a seguir a Panamá, facultándoles la manera de emplearse y de hacer

algunos ahorros para poder seguir”189. Aquí la ayuda no era sólo de contactos y simbólica, del

Valle solicitaba a un viejo amigo que le prestara todas las atenciones necesarias a sus camaradas,

incluyendo dinero, trasporte, alimentación o indicaciones.

Bonifacio Pérez, con Tomás Uribe Márquez, solicitó colaboración de los compañeros de La

Dorada

“[…] para que le ayuden en todo lo posible en espera de vuestros alcances a esquivarlo de modo

que no tenga peligro porque le persiguen incansablemente en esta [ciudad] y de cualquier modo

ver la manera de conseguirle modo de embarcarlo en los barcos donde hayan amigos de confianza

y aun socios para que no tenga ningún fracaso; pues el camarada en mención es el portador de esta

misma”190.

La situación no ameritaba la segregación por cuestiones ideológicas, al contrario, los dos

socialistas revolucionarios colaboraron a los anarquistas extranjeros para que su viaje por el

territorio nacional fuese seguro y sin muchos obstáculos. Algo parecido ocurrió con la solidaridad

del socialista Neftalí Arce quien, además de recomendarlos, le pedía a su amigo que si le hacía

falta dinero a García le prestara cinco pesos a su nombre191. En otra carta, el mismo personaje le

solicitó a otro compañero vallecaucano que les ayudara, pues Arce no dudaba de su “generosidad

y compañerismo”192.

Eugenio Cárdenas Villato llegaba aún más lejos con una carta enviada a “Don Rafael Ramos

(Pallara)” en “Vera-Cruz (Méjico)”: “[…] los portadores de esta son los amigos Juan García y

Filipo Colombo víctimas de las persecuciones de la tiranía del Gobierno Colombiano; son

revolucionarios netos por lo tanto me he dirigido a vos confiado en que sabrás prestarles algún

servicio; pues ellos son mi propia persona”193. Por último, el par de extranjeros anotaron en un

fragmento de hoja algunos nombres con lugares, los cuales pueden hacer referencia a los

contactos que debían ubicar o con quienes tenían que hablar: en Girardot con “J. Rubio M de del

189 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.125. 190 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.126.191 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.136.192 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.139. 193 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.137.

78

Page 79: Anarquistas, mercachifles y viajeros: el caso de Filipo

Valle”, “comunista”; en Buenaventura con el ya mencionado “Sr. Miguel Chávez” capitán del

Guardacostas; en Dagua con Fr. Erasmo del Valle padre del Dr.194.

La totalidad de la correspondencia se escribió en Bogotá entre el 16 y el 19 de febrero, ello

significa que para esta fecha los dos extranjeros ya estaban empacando sus maletas para

abandonar el país. Al igual que para el Grupo Pensamiento y Voluntad, el traslado a México de

los extranjeros también era útil a los socialistas revolucionarios, pues estos mantenían

correspondencia con viejos camaradas, y si el par de extranjeros podía llegar a su destino,

informaría acerca de la situación política y social que se vivía en Colombia.

3. García y Colombo: un nodo en la red de anarquistas transnacionales

La documentación conservada en el Archivo General de la Nación relacionada con García y

Colombo desvela la existencia de una red transfronteriza de anarquistas, alimentada por el

intercambio epistolar, los viajeros o mercachifles ácratas y, en menor medida, los mensajes

telegráficos.

En la correspondencia que el Grupo Anarquista Pensamiento y Voluntad escribió a sus

compañeros mexicanos de la publicación Sagitario, no sólo piden solidarizarse con los exiliados,

también les hacen otro tipo de solicitud: “[…] ojalá nos pongáis en relación con el mayor número

de compañeros” o “[…] agradeceremos nos déis la dirección del comp[añero] Flóres Magón

[…]”195. Para los anarquistas nacionales era crucial poder extender sus vínculos con los

camaradas mexicanos, pues ellos les enviaban ocasionalmente publicaciones y contaban con

nuevos contactos, quienes los apoyaban en situaciones como las de García y Colombo.

Un indicio de los enlaces de la red de anarquistas en América Latina se encuentra consignado en

un número de Pensamiento y Voluntad. Enmarcada en la coyuntura de la sentencia de Sacco y

Vanzetti, la publicación reprodujo una carta de Bartolomeo Vanzetti para Librado Rivera

-anarquista mexicano amigo de estos dos personajes- el 12 de mayo de 1926. En ella le informaba

a Rivera de la negación de la apelación de la sentencia a muerte y le animaba a que agitara a los

194 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.167.195 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.121.

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sectores trabajadores de México para salvarlos de la silla eléctrica y darles la libertad196.No

obstante, no es del todo claro de donde proviene la referencia a esta carta, puesto que es viable

que se haya enviado directamente de México por Librado Rivera, o algún cercano a la

publicación anarquista Sagitario, a los autores de este número de Pensamiento y Voluntad;

también es posible que esta carta circulara en otras publicaciones anarquistas, y se volviera a

publicar en Pensamiento y Voluntad, por ejemplo las argentinas, de las cuales Colombo y García

tenían conocimientos y referencias.

El par de anarquistas no solamente recibió ayuda de sus camaradas, también brindó apoyo e

información a otros compañeros que, desde el Cono Sur, pretendían vivir las experiencia de

mercachifles, conocer otros países o simplemente llegar a un destino determinado. Ese es el caso

de Juan Roviroza, que en septiembre de 1926, desde la provincia de Tucumán, noroeste

argentino, le expone a su camarada García el deseo de recorrer otras regiones de Sur América.

Además de infórmale sobre el contexto argentino del momento y de cuestiones personales,

Roviroza le comenta su itinerario de los últimos meses y su proyecto para los que vienen:

“[…] anduve en un tren e aventuras por los territorios del Chaco, Misiones, Mesopotamia

[Argentina], provincias del norte, Paraguay, Brasil y algo por Bolivia; en todas partes me

acompaño buena y también mala suerte, también algunas gratas imborrables impresiones. De aquí

pienso seguir viaje para el Sur. San Juan, Mendoza, Bahía Blanca, Buenos Aires y de esa, bien a

Europa o Centro América”197.

Roviroza contemplaba la idea de ir al norte por tierra, lo cual lo obligaba a recorrer Bolivia y Perú,

trayecto conocido por García y Colombo. No era extraño que lo interrogara por las facilidades y

dificultades del viaje, en cuanto a factores como el dinero, la perspectiva de los anarquistas extranjeros en

estos países o la necesidad de documentos: “[…] ¿Qué tal de fortuna por esos lares para mis

negocios? ¿Hay facilidades para andar en el Perú? ¿Qué contratiempos tiene el pasajero para ir de

La Paz (Bolivia) al primer pueblo o ciudad del Perú? ¿Son costosos los pasajes y debe estar uno

[provisto] de que requisitos o documentos?”198.

196 “Sacco y Vanzetti”, Pensamiento y Voluntad. Bogotá: jueves 26 de agosto de 1926, Año 1, Número 2. 197 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 142. 198 AGN, FMG, sección IV, t.230, f. 143.

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En una de estas correspondencias internacionales, García trató de remediar la amistad con A.

Bueno Portugal que, por razones de diferencias políticas, se habían distanciado; en el campo

personal García aun creía que había posibilidades de fraternizar. Así se lo hacía saber:

“[…] siento necesidad de escribirte un par de líneas con el único propósito de saludarte;

pero sé que por ciertas circunstancias de nuestra lucha pasada quedo establecida una valla

–por cierto; a mi ver de poco valor y menor solidez- que ‘decía’ a manera de un letrero

‘Enemistad por fuerza’ […] Todas las veces que he intentado escribirte me he visto frente

a frente con esta pregunta: ¿Somos amigos o enemigos? Si al haber sido amigos y al

haber dejado de serlo por determinados motivos, una vez éstos desaparecidos ¿pueden

volver a ser amigos dos o más personas? Si, lo creo, abiertamente”199.

Para García no habían motivos personales para seguir sembrando la enemistad con su compañero

Portugal, todo lo contrario, accedía a anular “todo resabio de las enemistades pasadas” con el fin

de volver a construir la relación. Sin embargo, parafraseando a García, ahora solo hacía falta que

los dos personajes se entendieran en el campo político revolucionario.

No se debe descartar el rol informativo de los mercachifles anarquistas, quienes poseían el

conocimiento parcial de las condiciones políticas de los países que visitaban. Como se ha

apreciado a lo largo del trabajo, estos viajeros trasportaban publicaciones, información de los

contextos de donde provenían, amistades y enemistades, relaciones epistolares, prácticas,

concepciones y conocimientos.

199 AGN, FMG, sección IV, t.230, f.154-155.

81

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Consideraciones finales

En la evolución de las culturas políticas anarquistas en Colombia de las primeras décadas del

siglo XX, los anarquistas provenientes de otro contexto procuraron relacionarse con los círculos

nacionales, pero, a su vez, los inmigrantes se integraron con sus discursos y actividades

propagandísticas a los problemas específicos de la coyuntura colombiana (la cuestión agraria, la

prevalencia del comunismo, la amalgama de Estado-iglesia o el catolicismo impregnado en un

porcentaje considerable de la población). García y Colombo se vincularon con organizaciones

obreras colombianas en las que, pese a tendencias autoritarias, difundieron su percepción de la

acción y el pensamiento ácrata. Sin embargo, el contexto nacional, caracterizado por la represión

estatal, las leyes heroicas y el temor a la amenaza comunista impidió, en cierta medida, el ingreso

de inmigrantes de tendencias revolucionarias, por lo cual, el paso de los dos inmigrantes -García

y Colombo- por el país fue un caso relativamente aislado.

El anarquismo en el territorio Colombiano, para los últimos cinco años de la década de 1920, se

extendió a otras regiones como la vertiente del Magdalena, el suroeste colombiano, la región de

los Santanderes o Boyacá. Aquí la actividad periodística y de propaganda, como prácticas de

lectura y escritura colectiva, fue esencial para expandir el eje de influencia de los círculos

anarquistas. Este aumento en las conexiones en el interior se correspondió con la idea de los

grupos nacionales de tener contacto con compañeros del exterior, con quienes, además de

intercambiar solidaridad simbólica, se relacionaron por medios como la correspondencia o la

prensa.

El cosmopolitismo de los grupos libertarios colombianos, en los que participaron los extranjeros,

se reflejó en el ingreso de nuevos autores, temáticas y perspectivas del anarquismo. Esta actitud

se corresponde con la tendencia general del movimiento anarquista internacional, el cual formuló

una perspectiva cosmopolita radical y una identidad que abrazaba la diversidad, rechazaba las

jerarquías y extendía la solidaridad más allá de las fronteras nacionales, étnicas y raciales200.

Ligado a este punto, el internacionalismo o el anacionalismo se expresaron en la solidaridad entre

200 Zimmer, Kenyon. "The Whole World is our country": immigration and anarchism in the United States, 1885-1940, PhD, University of Pittsburgh, Estados Unidos, 2010, pág.V.

82

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los obreros de diversas regiones, la búsqueda por conectarse con compañeros de otras latitudes o

el interés por los acontecimientos y actividades de grupos e individuos anarquistas

En el momento en que se encontraron múltiples formas de concebir el ideal y la práctica

anarquista surgieron los debates, para los cuales emplearon vías como la correspondencia o las

publicaciones, y medios para argumentar sus opiniones, tales como citar autores reconocidos y

obras influyentes en el campo ácrata. Temas como el de la pedagogía o las expresiones culturales

del anarquismo quedaron simplemente enunciados en publicaciones periódicas; los dos asuntos

carecieron de la misma atención que el de la participación en las organizaciones obreras o la

producción de prensa.

Algunas vetas que deja este trabajo son: las culturas políticas como las de los grupos socialistas o

comunistas también se pueden analizar desde una perspectiva comparativa y transnacional; las

transformaciones de las culturas políticas revolucionarias, lo cual impone una investigación que

tenga presente trayectorias individuales y colectivas; en el campo de la documentación, se puede

ampliar esta investigación revisando archivos nacionales de otras regiones del mundo; por último,

en el Archivo General de la Nación y en los archivos regionales de Colombia aún se conservan

fuentes inéditas de la actividad de grupos anarquistas y sus actividades políticas, culturales y

personales.

83

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social.”En:http://www.icbf.gov.co/cargues/avance/docs/ley_0069_1928.htm

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En:http://www.oas.org/juridico/mla/sp/traites/sp_traites-ext1902.html

84

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II. Fuentes Secundarias:

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