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7/25/2019 Animales en El Quijote
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FIGURAS DE ANIMALES EN EL QUIJOTE
ALICIA RAMADORI
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SUR
Los animales representados en la primera parte del Quijote (160 5) const ituyen un con
junto ampl io y variado. Don Quijote, hidalgo convert ido en cabal lero andante voluntar ia y
anacrnicamente, se desplaza en un mundo de animales reales: los ms frecuentes son los
caballos, muas, asnos, medios de transporte corriente en la poca; las majadas de ovejas,
cabras y cameros pueblan su mbito de accin en cuanto constituyen una de las principales
actividades econmicas del momento, al igual que la mencin de animales como alimentodan cuenta de la misma referencialidad cotidiana. Otro conjunto de animales reales se justi
fica a partir del discurso caballeresco que recrea la realidad imaginaria de las novelas de
caballeras. En esta otra realidad del Quijote, conj unt amen te con el impr escin dibl e cabal lo,
aparecen serpientes, leones, cuervos, guilas, dromedarios, alfanas y cebras. Pero adems, se
representa tambin un imaginario de animales propio de los relatos caballerescos que inclu
ye animales fantsticos tales corno endriagos, hipogrifos y aves fnix. En cuanto al modo de
representarlos tampoco es nico sino que vara en los distintos registros y niveles discursi
vos. Por lo tanto, en esta opor tuni dad m e centrar en la pro ble mt ica de la repr esent acin de
los ani mal es con el prop sito de mostr ar la perd urac in de mod os tradi cional es y si mbl icos
de representacin, al mismo tiempo que destacar las originalidades cervantinas.
En el Quijote not amo s el pre dom ini o de los anim ales reales sobre los imag inar ios y en
los casos en que aparecen animales fantsticos pertenecen a la tradicin literaria. Tambin
los mo do s de repr esent acin de los anima les, tanto existe ntes co mo fabu losos, re spon den a
la heren cia literaria, en particula r po dem os marca r su cont inui dad co n la literatura med ieva l.
En los textos medievales la presencia de los animales se registra en relatos que, cuando los
tienen como protagonistas humanizados, constituyen el gnero didctico de las fbulas. O
aparecen en bestiarios, discursos pseudocientficos y simblicos que combinan la descrip
cin de car acte rst icas fsicas con una finalidad did ct ico -mo ral iza nte . Tam bi n con fo rm an
un imaginario propio que se reitera en diferentes modalidades discursivas: los animales inte
gran as im ge ne s qu e refieren la realid ad fctica y coti dian a, se los inc luy e en expre sio nes figu
radas tales como smiles y metforas o en locuciones proverbiales, se convierten en smbolos y
alegoras, pre dom ina nte men te mo rales y religiosos. Estas img enes de los anim ales conjugan
asimismo distintas funciones discursivas: esttica, retrica, didctica, moralizante, simblica,
regidas por una marcada intencionalidad tico-religiosa de carcter cristiano. 1 Si bien para M.
Foucault (1968) el Quijote refleja la cul min aci n del papel const ruc tor de la sem eja nza en el
saber de la cultura occidental, que se reemplaza por un orden basado en identidades y diferen
cias, enc ont ram os en la obra cervantina formas medie vale s de repre sentac in que se f undam en
tan precisamente en relaciones analgicas y simblicas.
' La representac in de los animales en el mester de clereca del siglo XIII constituye mi tenia de investi gacin en
un proyecto grupal, dirigido por la Dra.Gracicla Rossaroli y financiado por la Universidad Nacional del Sur. En el
anlisis de este corpus de textos didctico-narrativos en verso pude comprobar los postulados que enuncio arriba.
EL QUIJOTE EN BUENOS AIRES. Alicia RAMADORI. Figuras de animales en el Quijote
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Comenzamos sealando la participacin de los animales en la representacin de la reali
dad referencial y cotidiana del entorno de la poca, as como en la proyeccin de la realidad
ficticia de las nov el as de caba lle ras que reali za don Quijote . Entre los ani ma le s qu e repr e
sentan ambas realidades se destaca, indudablemente, el caballo y el caballo por antonomasia
es , por supues to, Rocin ant e, que des de el inicio cum ple su doble papel de sufrida mon tur a
del hidalgo y compaero inseparable del caballero. Su transformacin de flaco rocn al mejor
caballo andante se va consolidando a partir de la significativa y concienzuda bsqueda del
nombre y en su continua exaltacin dentro de los cnones de la caballera, aunque, por otra
parte, esta imagen de Rocinante se ve cuest ionada por la intencin irnica y pardica con
que el narrador trata la materia caballeresca y sus personajes. La condicin de personaje de
Rocinante tambin se va construyendo gradualmente. Pronto se produce la asociacin de
Rocinante con el asno de Sancho Panza, con el que forma una pareja indisoluble que se
homologa a la de sus amos, caballero y escudero.
2
A travs de un procedimiento metonmi-co, Roc in an te y el ruci o se con sti tuy en en figuras de don Quijote y Sa nc ho Panz a. No s lo
la descripcin del caballo reproduce el retrato del caballero, sino que Rocinante tiene sus
propias aventuras , que terminan con similar fr acaso que la s de don Quijote, e incluso llega
a ser protagonista de su relato. La humanizacin de Rocinante se aprecia en las considera
ciones de Sancho que lo trata como una persona y le otorga la condicin de caballero, con
una irona propia del narrador: "Jams tal cre de Rocinante; que le tena por persona casta
y tan pacfica como yo. En fin, dicen que es menester mucho tiempo para venir a conocer las
personas , y que no hay cosa segura en esta vida" (I , 15 , 150) . "No hay de qu maravi l larse
deso -respondi Sancho-, siendo l tan buen caballero andante" (I, 15, 152). Por supuesto
que no llega a equipararse a la humanizacin de los animales en las fbulas ni el relato desus aventuras sigue el modelo de estas narraciones didcticas pero no podemos dejar de notar
una cierta afinidad, adems de coincidir con el narrador cuando consagra la personificacin
de Rocinan te en los siguie ntes tr mino s: "si tuviera lengua con que quejarse, a buen seguro
que Sancho ni su amo no le fueran en zaga" (I, 5, 154).
En la util izac in del lengua je figurado se acr eci ent an las rel aci one s ana lg ica s y la fun
cin sim bl ica que adq uie ren los ani ma le s inc lui dos en exp res ion es figuradas.3 Los anima
les aparecen referidos tanto en el discurso del narrador como en el de los personajes. Son fre
cuentes las comparaciones y metforas de animales en las que predomina como trminos de
"...s e pusieron a caminar por donde la voluntad de Rocinante quis o, que se llevaba tras s la de su amo, y aun la
del asno, que siempre le segua por dondequiera que guiaba, en buen amor y compaa", edicin de Martn de
Riqucr, 1 9 8 0 (1 , 2 1 ,2 1 2 ) .
3 En la canci n de Gri ss tomo, las imgenes de animales cumple n una funcin retr ica en la elaborac in del dis
curso lr ico, alcanzand o con total eficacia el buscado efecto pattico y arts tico : "El rugir del Icn, del lobo fiero /
el temeroso aullido, el silbo horrendo / de escamosa serpiente, el espantable / baladro de algn monstruo, el agore
ro / graznar de la corneja, y el estruendo / del viento contrastado en mar instable; / del ya vencido toro el implaca
ble / bra mido , y de la viuda tor tolilla / el sentible arrullar; el tri ste canto / del envidiado b u h o , con el llanto / de toda
la infernal negra cuadrilla, / salgan con la doliente nima fuera, / mezclados en un son, de tal manera, / que se con
fundan los sentidos todos , / pues la pena cruel que en m se halla / para contalla pide nuev os mo dos "( l, 14 ,137) . El
simbol ismo am oroso con que se cargan recuerda las glogas de Garcilaso. La expresin del estado de confusin que
provoca el dolor por el sent imiento no corr espondido en Gr iss tomo se asemeja a las imgenes de discordia y ar mo
na destruida con que Garcilaso manifiesta la participacin simpattica de la naturaleza en el sufrimiento de los pas
toresen lagloga I.
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comparacin animales reales de las ms diversas especies: lagartija, liebre, gamo, galgo,
paloma, len, lobo, oveja, mosca, po lilla. Las comparaciones en general son concisas y se
ba san en rasgos o compor tamientos naturales de los animales : "aunque os escondis m s que
una lagart ija " (1, 4, 58), "d on Qui jot e, con el dolo r de las suyas , tena los ojos abi ert os c om o
liebre" (1, 16, 158), "c ua ndo se levant ms li gero que un ga mo " (1, 2 1 , 209) , "tan des esp e
rado y confus o, que bra ma ba c om o un tor o" (I, 43 , 482) . Las metfor as de animal es estn
apenas ms desarrolladas: "quiso soltar al lobo entre las ovejas, a la raposa entre las galli
nas, a la mo sc a entr e la mi el : qui so defraud ar la jus tic ia, ir con tra su rey y se or natu ral , p ues
fue contra sus jus tos ma nda mi en to s" (1, 29, 324). Estas metfor as est n incluid as en la con
dena que el cura hace de la liberacin de los galeotes por don Quijote. En el caso de la seudo-
pr of eca del barbero, urdida para regresar a don Quijote a su aldea, las expres iones meta f
ricas se convierten en alegoras que son interpretadas por el mismo don Quijote: "La cual
[prisin] se acab ar cua ndo el furibundo len ma nc ha do con la bla nca pal oma tobos ina
yoquieren en uno, ya despus que de humilladas la altas cervices al blando yugo matrimo
nesco, de cuyo inaudito consorcio saldrn a la luz del orbe los bravos cachorros, que imita
rn las rumpantes garras del valeroso padre" (I, 46, 508). El efecto burlesco de la pardica
pro feca se completa con la interpretacin de don Quijote que acepta si n cuest ionar esta
representacin de su destino en figura de animales: "vio que le prometan el verse ayuntado
en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre sal
dran los ca ch orr os, que eran sus hijos, para gloria perp etu a de la Ma nc ha " (I, 46 , 509) .
Los animales tambin aparecen en expresiones coloquiales y populares, como en refra
nes y frases proverbiales, juramentos e insultos. La mayora de las expresiones se basan en
observaciones y experiencias subjetivas, al mismo tiempo que sirven para caracterizar a lospersonajes. Uno de los guardas de los galeotes despide a don Quijote con el s iguiente d icho:
"y no ande buscando tres pies al gato" que provoca la respuesta airada del caballero: "Vos
sois el gato, y el rato, y el bellaco!" (I, 22, 229), en la que a la natural asociacin de los dos
animales se suma un tercer trmino por asimilacin fnica y semntica. Sancho aconseja a
su amo recurriendo a su cantera de refranes: "que ms vale pjaro en mano que buitre volan
do, porq ue qui en bien tien e y ma l esco ge, por bien que se enoj a no se ve ng a" (I, 3 1 , 340 ). O
jura esperanzado por conseguir su anhelada nsula: "Ciertos son los toros: mi condado est
de molde!" (I, 35, 394). Los insultos que incluyen analogas con animales se reducen a la
referencia al perro que, al igual que en la literatura medieval, se identifica con el moro. El
narrador pone en duda la confiabilidad de Cide Hamete Benengeli por su condicin de moris
co con la expr esi n "el ga lgo de su autor" (1, 9, 103). En el epis odio del c aut ivo la asim ila cin
entre perro e infiel, presenta la novedad que se aplica primero a los turcos y luego a los cristia
nos, en ambos casos por un personaje rabe, el padre de Zoraida (I, 41, 450-451-459).
Otra tradicin simblica presente es la de los bestiarios medievales, como demuestran las
analogas con el castor y el armio que establecen los personajes: don Quijote en el caso del
castor (I, 2 1 , 209 -21 0); Lot ario, protagon ista del relato del Curioso impertinente, en el del
armio (I, 33, 362). La descripcin del hbito de autocastracin del castor, atestiguado por
naturalistas latinos como Plinio (Historia Natural, VIII, 47), apar ece en El Fisilogo, pr imer
bestiario conocido , interpretada a partir de analogas religiosas: el cas tor se asimila al cris
tiano, el cazador al diablo y los testculos a los pecados de los que debe desprenderse.4 La
4 "Hay un animal l lamado castor, sumamente inocente y sosegado . Sus testculos se utilizan en medicina. Se lo
encuentra en los palacios reales. En las montaas, los cazadores lo acosan a fin de apoderarse de l; el animal al ver
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figura del castor como smbolo de castidad fundamenta esta interpretacin. El contexto ana
lgico e interpretativo en que don Quijote incluye la mencin al castor desvirta completa
mente la tradicin simblica mencionada y tie la semejanza de un sentido pardico que
alcanza a los personajes y al discurso citado. De esta manera, el barbero es el castor o bur-
lonamente el castrado, el cazador don Quijote y los testculos el preciado yelmo de
Mambrino o baca de barbero o balciyelmo. El efecto burlesco de la huida del barbero se ve
enri queci do con estos jue gos inte rtextuales tan cervan tinos . La referencia de Lotario al armi
o se reviste de otro tono y de una funcin retrica: se la incluye dentro de una argumenta
cin como prueba, introducindola como cita de autoridades. Con el ejemplo del armio se
pretende demostrar la tesis de que la mujer es animal imperfecto y se le deben evi tar los t ro
piezos con los que puede perder la virtud, con el fin de persuadir a Anse lmo para que aban
done su insensato propsito. Primero Lotario narra el comportamiento tpico del armio,
autorizado por la voz cientfica de los naturalistas, para luego interpretarlo alegricamente:
"La honesta y casta mujer es armio[...] el cieno de los regalos y servicios de los importunos amantes... la limpieza de la virtud y la belleza que encierra en s la buena fama" (I, 33,
362-363). Nuevamente se apela a un animal que representa simblicamente a la castidad,
figurada en este caso por la blancura de la piel y el horror del animal a la suciedad (Rowland,
1973: 74 -7 5, Cheva lie r, 1986: 140). Au nq ue el disc urso de Lota rio fracasa en su fin disua-
sorio, en la argumentacin del personaje la semejanza cumple con toda eficacia su doble fun
cin retrica, ornamental y persuasoria. No es necesario resaltar que la representacin del
armio dentro de un contexto argumentativo y de los patrones simblicos del bestiario res
ponde a una extensa tradicin de la literat ur a medieval , que Cervantes demuest ra conocer y
manipular con su acostumbrada maestra artstica.
Para aproximarnos a los modos representativos peculiares de Cervantes, nos serviremos,con un sentido instrumental de anlisis, de formulaciones tericas provenientes del campo
de las artes plsticas. Principalmente de la nocin de figura que V. Bozal (1987) formula en
tales trminos: figura es "todo objeto que posee un significado [...] a partir de un campo arti
culado de representaciones en el que cada una adquiere significacin determinada por su
relacin con las otras" (Bozal, 1987: 21). V. Bozal destaca las relaciones intrnsecas entre
rep res ent aci n, sujeto y sent ido. Repre sen tar quiere deci r organ iza r el mu nd o fctic o en figu
ras e im pl ic a, por lo tan to, un suje to. Si bie n figura y signi fic aci n so n pa ra un suj eto , sin
embargo, no son arbitrarios ni individuales sino que estn legitimados por una comunidad de
rep res ent aci n; la impl ica cin del sujeto se pro duc e en el mb it o de una inters ubje tivi dad de
representacin (1987: 24).
El episodio de los ejrcitos de ovejas y carneros (I, 18) sirve de ejemplo para mostrar la
problemtica de la representacin cervant ina. 5 Respondiendo a su conocida locura, don
que un cazador lo persigue, se extirpa con los dientes los testculos y se los arroja. Y si luego lo persigue otro caza
dor, se tiende boca arriba, mostrndose a el; el cazador, viendo que carece de testculos, se aleja de l. Oh, t ciudada
no de Dios, que te comportas virilmente! Si das al cazador lo que es suyo, ya no se aproximar a ti. Es decir, si anidan
en ti la concupiscencia mala, la codicia, el adulterio, el hurto, extirpa todo eso de ti y arrjaselo al diablo. Ya lo dijo el
Apstol: Dad a cada cual lo que se debe, a quien tributo, tributo, a quien honor, honor, etc. Antes que nada arrojemos al
diablo las ignominias de los pecados que haya en nosotros, es decir, sus obras, y demos luego a Dios lo que es de Dios,
las promesas de las plegarias, el fruto de nuestras buenas obras". (El fisilogo, 1971, 76).5
Pode mos in terpreta r este episodio segn E. Aucrbach (1950), desde el aspecto risible de la locura de don Quijote
y la concepcin del mundo como un juego, que nos revelara una actitud exenta de crtica y problemtica ante la
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Quijo te adap ta la per cep ci n de la realid ad (man ada s de ovej as y carn ero s) a la repre sen ta
cin imaginaria de las novelas de caballeras (ejrcitos de caballeros). La descripcin de los
acon teci mien tos presenta una paulatina gradacin que parte de una perc epci n impres ionis
ta: "vio don Quijote que por el camino que iban vena hacia ellos una grande y espesa polvareda" (I, 18, 175), seguida por su primera representacin como un ejrcito: "Ves aquella
polvareda que al l se levanta, Sancho? Pues toda es cuaj ad a de un copioss imo ej rci to que
de diversas e innume rable s gente s por all viene ma rc ha do " (I, 18, 175). A cont inuac in el
narrador explica los fundamentos de la figura creada por don Quijote: "Porque tena a todas
horas y mo men to s llena la fantasa de aquellas batallas, enca ntam ento s, suce sos, d esati nos,
amores, desafos, que en los libros de caballeras se cuentan, y todo cuanto hablaba, pensa
ba o haca er a encaminado a cosas semejantes" (I , 18 , 17 5) . Para finalmente revelarse la
rep res ent aci n del nar rad or que res pon de a las leyes de la per cep ci n y se val ora co mo fide
digna: "Y la polvareda que haba visto la levantaban dos grandes manadas de ovejas y car
neros que, por aquel camino, de dos diferentes partes venan, las cuales, con el polvo, no se
ec ha ro n de ver hast a qu e lle gar on cer ca " (I, 18, 175) . A est as dos figuras se su ma la de
Sancho Panza, que en un primer momento cree en la visin de su amo pero al no poder con
firmarla con su propia experiencia, propone una tercera representacin en la que aparece ya
aludido el motivo del encantamiento: "Seor, encomiendo al diablo hombre, ni gigante, ni
cab all ero de cuanto s vuestr a merce d dice par ece por todo esto; a lo me no s, yo no los veo;
quiz todo debe ser encantamento, como las fantasmas de anoche" (I, 18, 179). El relinchar
de los caba llo s, el tocar de los clarin es, el rui do de los tam bo res q ue se figura don Quij ote
son, para Sancho, balidos de ovejas y cameros. Pero don Quijote niega a su vez la veracidad
de esta representacin con el argumento de que el miedo turba los sentidos y hace que las
realidad. Por el contrario, para L.Sptizcr (1955) ladescripcinde laescena de sde diferentes puntos devista-do n
Quijote, Sancho, elnarrador, el lector- servira para mostrar un relativismo esencial quebusca poner en evidencia
la dialcticade losmltiples a spectosde losproblemas debalidos. Las cosasserepresentan encuanto objeto de len
guaje opensamiento, no por lo queellas son en s. Esto implica romper la unidad multivalcntcde la representacin
en diferentes perspectivas y la imposibilidadde una certeza sobre larealidad "n orota" uobjetiva. Una interpreta
cin quesiga loslincamientosde M. Foucault (1968) debe partirde suvisin delQuijote como laculminacin de
los juegos antiguosde lasemejanzay de lossignosy el surgimiento delmodo de representacin que se construye
a partirde unorden deidentidadesydiferencias. DonQuijote deb e escribiren elmundo loslibrosdecaballera,en
un momento en que laescrituray lascosasya no seasemejan; enconsecuencia, lasimilitud entre losrebaos y los
ejrcitos sefrustra y seconvierte enburla. Lalocura de donQuijote es la quemedia entre lapercepcin y la representacin de la realidad: se figura los animales como caballeros que debe ayudar o atacar segn lasnormas de la
caballera y almbitode la locura queda reducido el reconocimientode lassemejanzas. Otra propuesta quedestaca
la novedad delQuijote en lamultiplicidad ydiversidadde lospuntos de vista sostiene E.C. Rilcy (1990) quien dis
tingue tres fases derepresentacin: En laprimera parte (captulos 1-17) se dice primeroen quconsiste elobjeto y
luego cmo lo interpreta don Quijote,con unaestructura formulaica deltipo: "luegoquevio...se lerepresent...".El
episodiode losejrcitos deovejas ycameros inaugura lasegunda fase (1, 18-52)en laque,alprincipio, lascosasno
se presentan como son,sino como unfenmeno de origen incierto que esnecesario interpretar. Lonuevoes que no
se informa inmediatamente al lector. La tercera tendencia mantiene unaperspectiva narrativaen lalneade los dos
protagonistas, enprovecho delsuspenso (II,9-30). Por suparte,A. Redondo (1998) concibe el episodio construido
segn latcnica carnavalescacon unafinalidad pardica que invierte todas lasperspectivas. Elmundoal revs inva
deel episodio pues laspacficas ovejas, smbolo evanglico depaz,se hantransformado en iracundos soldadosy la
misma inversin pardicaseadvierteenlos jue gos lxicos que sufren los nombres del catlo go del ejrcito. Pero tambin sugiere una lectura polticade laparodia carnavalesca en la que lasovejas representaran a losindefensos sub
ditos espaoles.En su foro de discusin virtual (2 al 9/5/2005), K..Rcichcnbcrg y A.R.Laucr proponen una lectura
alegricade losvellonesde losanimales inocentes como 'vel lone s', monedas decobre.
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cosas no parezcan lo que son. Esta desestimacin de la representacin de Sancho se homo
lo ga a la ra z n de la loc ura de do n Qui jot e que da el na rr ad or pa ra desa ut or iz ar su figuracin
de los reb ao s de an im al es co mo ejrc itos de cab all ero s. Cu an do finalmente la expe rie nci a
se impone para invalidar la representacin de don Quijote, tiene que recurrir al motivo caballeresco del encantador enemigo que "ha vuelto los escuadrones de enemigos en manadas de
ov ej as " (I, 18, 181). Qu ed a as pen die nte para el lect or opta r por algu na de las figuraciones
o construir la propia.
La noc in de figura p erm it e expl ica r la tra nsf orm aci n de la rea lid ad co mo resul ta do de
la alt era ci n que don Quij ote prov oc a al rep res ent ar el objeto (an ima le s) en una figura dife
rent e (ca bal ler os) . Esta vis in del objet o se inc luy e en un nu ev o hor iz ont e figurativo que se
corresponde al campo literario de las novelas de caballeras. El objeto sigue siendo el mismo
pero el suj eto le otorga un significado diferente. Don Quijote acta com o artist a que ve con
mi ra da nu ev a los obje tos cr ea ndo dist inta s figuras. La acti tud cre ado ra e in nov ad or a del per
sonaje con trast a con la del narrador que, por una parte, ratifica la repr esen taci n perc ept iva
de los re ba os de ani ma le s y, por otra, cue sti ona su figura co mo ejrci tos de cab al ler os a tra
vs de la pa rod ia y la irona , crea ndo a su vez una nue va figura que po ne en tensi n ese ho ri
zo nt e figurativo. Ca da una de est as figuras se co rr es po nd e co n un suje to dis ti nto pe ro sl o
logran su legitimacin las que se inscriben en el mbito de una intersubjetividad de repre
sentaciones: las de Sancho y el narrador que son avaladas por las leyes de la percepcin y
las convenciones histrico-culturales. En cambio, la de don Quijote queda aislada en su propio
ca mp o figurativo y el mot ivo cabal lere sco del enc ant ami ent o no bast a para legit imarl a. Sin
embargo, no es completamente invalidada sino que sirve para establecer la condicin de don
Quijot e com o sujeto virtual que corro bora la nue va figura. La repr ese ntac in se cons tit uye en
este ju eg o de diferente s figuras de un mi sm o objeto: los reba os de ovejas y cam er os .
El es tu dio de las figuras de los an im al es en el Quijote nos ha permi tido abordar cuestio
nes esenciales de la obra, tales como las relaciones de representacin y significado, el cons
tante perspectivismo con que se plasman, la continuidad de tradiciones anteriores, especial
mente de los modos de representacin analgicos y simblicos que caracterizan a la litera
tura medieval, pero sobre todo hemos comprobado una vez ms la maestra artstica y la pro
fundidad ideolgica de Cervantes.
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