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Año CII - 1519 | ABRIL DE 2013 ISSN:0326-2308

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ISSN:0326-2308

AÑO CII - 1519 / ABRIL DE 2013REVISTA DE LA BOLSA DE COMERCIO DE ROSARIO

DirectorPresidente de la Bolsa de Comercio de RosarioCristián F. Amuchástegui

EDITORIALGenómica y bioeconomía: una oportunidad página 4

MERCADOS AGRÍCOLASUn desaprovechado cambio en los términos del intercambio Enrique Szewach página 6

FINANZASLas Cuestiones Pendientes en Finanzas Corporativas Arturo Bris página 14

CLIMA El cambio climático y la forma de abordarlo en la agricultura argentinaJosé Luis Aiello página 20

AGRONEGOCIOSCaracterización de las decisiones de comercialización de granos del productor pampeanoPablo Mac Clay, Roberto Feeney y Bernardo Piazzardi página 26

RESpONSABILIDAD SOCIALSostenibilidad: por amor, por dolor, o por inteligencia Sonia Favaretto página 32

INDICADORES ESTADÍSTICOS página 40

HISTORIALa Asamblea de 1813 José Luis Romero página 44

4 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

EDITORIAL

Genómica y bioeconomía: una oportunidadLos espectaculares avances en bioquímica, biología molecular, ingeniería genética y biotecnología que se registraron durante la segunda mitad del siglo XX, abrieron el camino para incur-sionar en la secuenciación y el mapeo del genoma humano.

El genoma humano, formado por una larga cadena de ácido desoxirribonucléico (ADN), que comprende 3.200 millones de pares de bases y cerca de 23.000 genes diferentes, constituye el “texto” completo de lo que algunos llaman el libro de la vida.

A inicios del presente siglo se anunció la culminación del pri-mer borrador de los resultados del Proyecto del Genoma Hu-mano (PGH), cuya secuencia completa se obtuvo en 2003 con un nivel de exactitud del 99.99%. El PGH representó un hito en la historia de la humanidad, no sólo por la envergadura cien-tífico-tecnológica del proyecto, sino por el gran impacto que este conocimiento tendrá en la vida cotidiana de las personas.

El auge de las ciencias genómicas ha impulsado en gran me-dida el desarrollo de nuevas tecnologías que han dado lugar a nuevas y muy variadas oportunidades de crecimiento econó-mico a través del desarrollo de nuevos organismos con funcio-nes específicas.

Orientada inicialmente al cuidado de la salud, la genómica encontró terreno fértil para sus aplicaciones en agricultura, ga-nadería, energía, comercio y medio ambiente, entre otros secto-res donde ya genera crecimiento económico. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la señala como uno de los principales motores de la bioeconomía.

La bioeconomía es un término relativamente reciente. En su formulación corriente aparece por primera vez en documentos de políticas públicas de Estados Unidos a principios de este si-glo XXI. No obstante, las ideas básicas que forman parte del concepto de bioeconomía se remontan a los años ‘70. Es parte integrante de la economía del conocimiento o, mejor dicho,

una versión concreta de la economía del conocimiento en la que las biotecnologías y los recursos naturales y biológicos jue-gan un papel fundamental.

La bioeconomía se presenta como una economía revoluciona-ria basada en el desarrollo, generación, uso, transformación, explotación y apropiación de la materia biológica a través de las nuevas biotecnologías, la nanotecnología y la ingeniería ge-nética. Enfatiza en la utilización eficiente y sustentable de los procesos de producción y procesamiento de la biomasa para obtener alimentos, combustibles, compuestos químicos y ma-teriales para la agricultura y la industria.

De igual modo que en su época los transistores y los circuitos integrados transformaron radicalmente la economía y la socie-dad, permitiendo la fabricación de computadoras y sentando las bases para la posterior aparición de Internet, la disponibili-dad de tecnología para secuenciar y sintetizar genomas ofrece la posibilidad de integrar sistemas más complejos orientados a la generación de aplicaciones que contribuyan al desarrollo económico global.

Hoy el impacto de la genómica se advierte no sólo en el campo de la salud, sino por ejemplo en el uso de marcadores genéti-cos para definir las mejores cruzas en la actividad ganadera, o en el desarrollo de mejores variedades de semillas de cereales y oleaginosas, o en el surgimiento de tecnologías innovadoras como la biología sintética para la producción de moléculas de alto valor económico.

Quizás las aplicaciones genómicas en las especies vegetales sean las más conocidas, porque cobran particular importancia por su potencial contribución al desafío de proveer de alimentos suficientes a una población mundial que llegará a 9.000 millo-nes en los próximos 20 años. Los avances en la identificación de secuencias que definen las características nutricionales de cultivos para el consumo humano, su tolerancia a agresiones

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del medio ambiente y su capacidad de rendimiento, entre otras, constituyen ya una realidad.

Un hecho que hay que conocer es que las plataformas tecno-lógicas para la secuenciación de ADN han evolucionado de tal forma que redujeron notablemente los costos, haciendo cada vez más accesible la secuenciación de genomas completos. Se-gún algunos estudios, la secuenciación del primer genoma hu-mano costó más de 3.000 millones de dólares; en tanto que hoy existen decenas de laboratorios en el mundo que secuen-cian genomas completos cotidianamente a un costo menor a 50.000 dólares por cada uno, y se espera que muy pronto pue-dan lograrlo por menos de 1.000 dólares.

Ahora bien, la implementación exitosa del proceso innovador en materia científica y tecnológica en el contexto de la bioeco-nomía, requiere de políticas públicas que reconozcan al cono-cimiento como motor de desarrollo social y económico, bajo la forma de nuevos productos, servicios y desarrollos empresaria-les. La participación del Estado debería posibilitar la integra-ción de esfuerzos en educación, desarrollo científico y tecno-lógico, protección de la propiedad intelectual, mecanismos de financiamiento sostenido de la investigación y su relación con el sector productivo, definición de prioridades, etc..

La contribución de la genómica en diversas áreas de alto im-pacto económico ofrece una valiosa oportunidad para países como la Argentina, donde es uno de los campos de la ciencia de mayor desarrollo potencial y que cuenta con recursos humanos de excelencia.

Desde hace tiempo se encaran aquí proyectos no sólo de aplicación inmediata, sino investigaciones a largo plazo, con su consecuente riesgo empresario. Un ejemplo concreto es el INDEAR (Instituto de Agrobiotecnología Rosario), que se creó a partir de la inquietud de un conjunto de empresarios agropecuarios con el fin de incentivar la creación de tecnología

propia y responder a los nuevos requerimientos de la produc-ción agrícola con nuevos productos y servicios.

En una alianza estratégica con el Conicet, el laboratorio cien-tífico INDEAR fue localizado desde diciembre de 2010 en el Parque Científico y Tecnológico de Rosario. El diseño institu-cional del INDEAR se apoya fuertemente en la organización de plataformas tecnológicas avanzadas. Cuenta con la primera plataforma de secuenciación genómica vegetal de alto rendi-miento en nuestro país, y a través de él se desarrollan inves-tigaciones para producir enzimas industriales en plantas para potenciar su uso, además del mejoramiento de cultivos para aumentar su productividad y sustentabilidad para la produc-ción agropecuaria.

Basta aquí mencionar dos de los proyectos en los que participa el INDEAR: la secuenciación genómica del trigo, junto con el INTA y el Conicet, y la creación conjunta con el IBR (Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario) de una nueva em-presa que utilice bacterias para producir biocombustible.

En síntesis, la acelerada evolución de la genómica y su conver-gencia con otras tecnologías han incrementado el número de campos donde su impacto resulta relevante, dando sustento a la bioeconomía.

La Argentina cuenta con promisorias oportunidades de incor-porar aplicaciones de la genómica a los campos de la salud, la agricultura, la ganadería, la elaboración de alimentos, la pro-ducción de biocombustibles, energía térmica, compuestos quí-micos y otros productos de valor agregado, que contribuirán a aumentar la competitividad de las empresas locales y al for-talecimiento de las economías regional y nacional. Iniciativas como el INDEAR, focalizadas en el accionar mancomunado del Estado y del sector productivo privado, marcan el camino de esa Argentina posible.

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La crisis financiera del 2008 confirmó, finalmente, la hi-pótesis del “desacople”, en el sentido de que una crisis en el centro financiero mundial no se correlacionaba tan fuer-temente con la evolución de las economías definidas como emergentes. Obviamente, la recesión norteamericana gatilló una caída global de la producción y del comercio internacio-nal, pero los llamados países emergentes, aquéllos que más sufrían los problemas del Centro, en especial los derivados de crisis financieras, una vez superado el shock inicial del comercio internacional, no sólo se recuperaron rápidamente sino que se han constituido en la locomotora que encabeza el crecimiento mundial. No sólo eso, sino que, por primera

vez en la historia mundial, los países emergentes están en ambos “extremos” del mercado.

En efecto, el crecimiento de los llamados países periféricos siempre resultó complementario de la demanda de alguna potencia dominante. Ahora, en cambio, los países emergen-tes se presentan como complementarios entre sí. Unos pro-veyendo recursos naturales y alimentos para otros proveyen-do productos industriales baratos u otro tipo de servicios.

Esta situación no sólo parece surgir de una circunstancia co-yuntural, sino que ratifica un cambio estructural, originado hace un tiempo, pero confirmado en este período.

Un desaprovechado cambio en los términos del intercambio

MERCADOS AGRÍCOLAS

Enrique Szewach (*)

(*) Licenciado en Economía (UBA) y ha realizado diversos cursos de post grado en Argentina y el exterior. Asesor económico y consultor de entidades y empresas nacionales e

internacionales. Columnista especializado de diversos medios audiovisuales y gráficos, argentinos y del exterior.

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En efecto, ya desde comienzos del siglo XXI, aún antes de la crisis financiera y sus consecuencias recientes, en especial en la Europa Mediterránea, los países emergentes, particu-larmente China e India, presentan una tasa de crecimiento superior a la de los países considerados centrales. A su vez, ese mayor crecimiento, como se mencionara, presiona sobre la demanda de recursos naturales, energía, materias primas industriales y alimentos con distinto grado de elaboración, provistos, en general, por la región latinoamericana.

Este cambio estructural ha generado, o debería generar, una modificación fundamental en el paradigma de la estrategia de crecimiento de los países de nuestra región, dado que modifica drásticamente la evolución de los precios relati-vos a favor de los recursos naturales en sentido amplio y en contra de los bienes industriales de consumo masivo y de las maquinarias y equipos.

La región latinoamericana en general, y la Argentina en par-ticular diseñaron su política económica de la segunda mitad del siglo XX bajo el paraguas teórico del deterioro sistemá-tico de los llamados términos del intercambio. Es decir, la relación entre los precios de los productos de exportación y de los productos de importación.

Este concepto, desarrollado principalmente por Raúl Pre-bisch desde la CEPAL, sostenía que los precios de las ma-terias primas y de los commodities que la región exportaba caían, indefectiblemente, frente a los precios de los bienes industriales que se importaban. En ese contexto, los países sudamericanos estaban condenados a pagar cada vez más caras sus importaciones con exportaciones naturalmente limitadas en las cantidades producidas y sujetas a volatilida-des climáticas o sanitarias o de otra índole. Esto los llevaba a crisis permanentes de sus balances de pagos, aumentando la dependencia de los flujos de capitales o el endeudamien-to externo, y limitando el crecimiento por falta de divisas. La recomendación de política surgía clara: sustituir impor-taciones de bienes industriales para reducir la dependen-cia externa. A su vez, los sistemas vigentes de explotación y producción de los recursos naturales o provenientes del agro, se probaban poco dinámicos en cantidades y con baja demanda de empleo. Dinámica inversa a la que, al menos conceptualmente, tenía la industria. Esto reforzaba la idea de cambiar la mezcla de producción hacia los bienes indus-triales y en contra de la producción de recursos naturales y materias primas.

La evidencia empírica parecía reforzar este argumento. En efecto, salvo picos que respondían a desastres naturales o a conflictos bélicos generales o localizados en zonas estratégi-cas, los precios de las materias primas caían relativamente a los precios de los productos industriales. En el caso parti-cular de la Argentina, los términos del intercambio pegaron saltos importantes hacia finales de la década del ‘40, a la salida de la Segunda Guerra Mundial, y en los primeros y últimos años de la década del ‘70, con las crisis petroleras derivadas del conflicto de medio oriente en el 73 y de los primeros efectos de la Revolución Iraní en el 79. Estos saltos

favorables en los términos del intercambio duraban poco, eran fogonazos que se apagaban superados los conflictos y eran seguidos, luego, por extensos períodos de relativo estancamiento de los precios de los productos exportables. Cabe aclarar que, en una serie de muy largo plazo, más que una caída continua de los términos del intercambio, se observan fluctuaciones importantes en torno sí a una tendencia en promedio declinante, más en “escalones” que linealmente. Sin embargo, el período inmediatamente pos-terior al pico de la posguerra hasta principios de la década del ‘70, etapa durante la cual se profundizó la política de sustitución de importaciones comentada, sí se caracterizó por una reducción pronunciada de los términos del inter-cambio. Reducción que también se observó hacia finales de la década del ‘90.

Sin embargo, a partir de la irrupción de los países más po-pulosos del Asia, en especial China e India, en la economía global, este esquema ha cambiado fuertemente.

En efecto, una oferta cuasi ilimitada de mano de obra de baja calificación, combinada con una tecnología cada vez más sofisticada, productiva y difundida, flujos de capitales y crédito sin mayores restricciones, y garantías implícitas o explícitas a los derechos de propiedad, han permitido “mu-dar” la producción industrial masiva desde los países cen-trales a los emergentes populosos. Esta abundancia de mano de obra, dispuesta a trabajar por un salario relativamente más bajo del que predominaba en el mundo hasta ese mo-mento, pero más alto del que recibían en las improductivas zonas rurales que habitaban hasta entonces, le ha puesto un “techo” al salario industrial masivo que, sumado al cambio tecnológico mencionado y a la abundancia de capital glo-bal, han abaratado relativamente los bienes industriales de consumo masivo.

A estos elementos de por sí “revolucionarios” hay que su-marles, asimismo, la irrupción de producciones “virtuales”, derivadas de las nuevas tecnologías de la información, el desarrollo de software, el negocio del entretenimiento mul-timedial, etc.. Producciones que no requieren de enormes inversiones logísticas ni inmobiliarias. Que demandan bajo capital inicial, aunque sí mano de obra altamente capacita-da y educada y, principalmente, la existencia de facilidades de conectividad de comunicaciones relativamente baratas y accesibles.

Este crecimiento masivo de la producción de bienes y servi-cios nuevos, por la explosión de su demanda, consecuencia del mencionado abaratamiento relativo y de la incorpora-ción de esta población rural a las zonas y las costumbres urbanas, ha generado una absorción creciente de recursos naturales y materias primas. Materias primas que, por de-finición, y aún con los cambios tecnológicos y logísticos verificados en las últimas décadas, y que han sido clave en particular en nuestro país, gracias a la siembra directa y a la incorporación de semillas híbridas, fertilizantes de nueva generación, etc., tienen una limitación importante para ex-pandir la oferta al mismo ritmo al que lo hace la demanda.

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El resultado ha sido que, durante la primera década del siglo XXI, la tendencia de los términos del intercambio se revir-tiera y cambiara fuertemente a favor de las materias primas y los recursos naturales. No ya como un destello transitorio, sino como una tendencia de largo plazo aparentemente con-solidada, más allá de su intensidad y potencia. A partir de este fenómeno, la hipótesis central que, salvo excepciones, sostuvo toda la política económica latinoamericana en la se-gunda mitad del siglo XX se debilitó.

Los términos del intercambio jugaron a favor. La restricción externa se ha aliviado. Para sintetizarlo, hacen falta menos kilos de soja para comprar una computadora, o un televisor, que los que hacían falta diez años atrás. Asimismo, el cam-bio tecnológico mencionado y los nuevos encadenamientos productivos en la producción agropecuaria han introducido en el campo la dinámica de crecimiento de las cantidades producidas y del empleo directo e indirecto que antes se le adjudicaba exclusivamente a la industria “clásica”.

La cuestión básica, entonces, desde el punto de vista estra-tégico y de visión de largo plazo, surge de evaluar si este cambio de precios relativos es transitorio, como de hecho lo fueron, al menos en su magnitud, por las razones mencio-nadas, los de la década del ‘40 o la década del ‘70 o si, por el contrario, nos encontramos ante un cambio que, si bien no podría calificarse de “permanente”, al menos se pueda determinar como “prolongado”, “duradero”, en contraposi-ción a los espasmos del siglo pasado.

Como se comprenderá, dilucidar o al menos formular una hipótesis sólida en torno a esta cuestión, define la estrategia de política a seguir en los próximos años y la magnitud de la tarea a emprender.

Conviene, entonces, presentar, aunque sea muy sintética-mente, los argumentos principales que respaldan un cambio de precios sostenidos a favor de las materias primas y los

alimentos y, por lo tanto, un cambio rotundo en el contexto para el diseño de la estrategia de crecimiento seguida hasta aquí.

CAMBIOS DEMOGRáFICOS y DE INGRESOS EN LA pOBLACIóN MuNDIAL

Un falso lugar común, que se repite sistemáticamente como argumento para sostener la idea de un proceso estructural de largo plazo, en los cambios de precios relativos a favor de los commodities en general y de los alimentos en particu-lar es el que pregona que “ahora las poblaciones del mun-do asiático emergente comen”. Obviamente, si no hubieran comido hasta ahora no podrían ser los miles de millones de habitantes que son. Lo importante, a los efectos de lo que aquí se comenta, es que una parte importante de la po-blación mundial está saliendo de la indigencia y la pobreza e ingresando a una clase media que supera los consumos de subsistencia y se integra a los mercados globales de bie-nes y servicios, no sólo como proveedor de mano de obra industrial barata, o como mano de obra calificada para la industria de tecnología de la información y vinculadas, sino también como consumidor con ingresos y sofisticaciones crecientes.

Téngase en cuenta que, cuando se habla de sofisticación en el consumo de alimentos o de “clase media”, se compara con la situación casi de subsistencia y de consumo fuera del mercado que ha predominado durante siglos en populosas regiones del planeta.

Diversos estudios han tratado de verificar este aumento de los nuevos consumidores globales. Por ejemplo, uno de ellos1 muestra que entre 1990 y el año 2005 salieron de la pobreza extrema más de 1.200 millones de personas, de los cuales casi 750 millones pertenecen a China e India. En promedio, esto significa el equivalente de 7.200 millones de dólares adicionales por día volcados al consumo, o 216.000

(1) Ver Martín Ravaillon. “The developing World´s Bulging (but Vulnerable) middle class. World Bank, Policy Research Working Paper 4816 (2009).

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millones de dólares por mes. Si de esa suma el 30% se des-tina a alimentos y bebidas, se habría sumado el equivalente a unos 800.000 millones de dólares por año, casi el doble del PBI argentino.

Ello explica la sostenida demanda de alimentos, en sus di-versas formas.

CHINA E INDIA RESuLTAN CLAvE

Si bien el mundo emergente comprende una amplia varie-dad de países del Asia, América Latina y África, el núcleo central que define la evolución descripta precedentemente de la economía mundial y de los precios relativos lo consti-tuyen, sin duda, por tamaño, población e influencia geopo-lítica y regional, China e India.

Conviene, entonces, explorar con más detalle las proyec-ciones disponibles sobre la evolución de estos dos gigantes asiáticos, de manera de seguir evaluando la hipótesis de cambio permanente y estructural de la demanda y de los precios relativos a favor de nuestros principales productos de exportación.

Por supuesto, existen numerosos y variados estudios en tor-no al futuro de China e India.

Dada la compleja tarea de hacer proyecciones eficaces, la metodología más apta para estudiar el futuro surge de cons-truir escenarios alternativos en base a diferentes hipótesis, y compararlos.

Éste es el camino utilizado, por ejemplo, por el World Eco-nomic Forum en sus trabajos presentados bajo el paraguas de los “World Scenario Series”. Allí se analizan, entre otros, distintos contextos para la economía de China e India en los veinte años que van desde el 2005 al 2025.

En el caso de China, las tres grandes líneas de análisis com-prenden un escenario de crecimiento sostenido y confirma-

ción de las tendencias actuales de progreso. Un escenario de estancamiento y fracaso. Y un escenario en donde, por razones más externas que internas, China se concentra en profundizar sus lazos regionales en Asia, con menor expan-sión e interrelación con el resto del mundo.

Los dos primeros escenarios se distinguen entre sí por la capacidad o no de la sociedad china de realizar las reformas institucionales y políticas necesarias para lograr un desarro-llo equilibrado y sustentable. No es un desafío menor. Chi-na enfrenta crecientes dificultades para armonizar el ritmo de la ansiosa demanda de los sectores más jóvenes y empren-dedores de su sociedad, con la gradual apertura de la oferta institucional, de derechos políticos y reformas administrati-vas y legales. Junto a problemas ambientales y de sustenta-bilidad de su crecimiento económico. El tercer escenario, en cambio, se construye a partir de suponer restricciones y hos-tilidades en aumento contra el avance chino en el mundo. Lo interesante de estos planteos, sin embargo, a los efectos de nuestro objetivo aquí, es que los tres escenarios implican, de todas maneras, tasas de crecimiento promedio sostenidas de magnitud. Por ejemplo, la diferencia entre un escenario de éxito en la armonización de las reformas y otro de fra-caso, implica crecer al 9% anual o al 7,5% anual. Mientras que un escenario de hostilidad global, reduce el crecimiento a una tasa anual del 6%. Adicionalmente, el PBI per cápita estimado para el año 2025 se cuadruplica, como mínimo, en el escenario más adverso.

En otras palabras, pese a las dudas razonables que se pue-den presentar en torno a la evolución de la economía china, teniendo en cuenta la gran limitación, para su desarrollo sostenido, de su entorno institucional, todos los escenarios planteados muestran un crecimiento poderoso de su econo-mía y su producto per cápita.

Yendo a cuestiones más puntuales, conviene explorar la evo-lución de las características de la población y su demanda. El PBI per cápita puede estar creciendo pero con una amplia

IGOR pLOTNIkOv / SHuTTERSTOCk.COM

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dispersión, manteniendo a la mayoría de la población en estado de pobreza y a una pequeña minoría con ingresos extraordinarios. O, alternativamente, puede crecer, redu-ciendo el número de pobres y ampliando las clases medias, protagonistas centrales del consumo masivo.

Un estudio del McKinsey Global Institute indica que el in-greso disponible de la clase media china en las zonas urba-nas pasará del 40% del ingreso total actual, a casi el 70% también para el 2025. En términos de población ello repre-senta unas 520 millones de personas, que no sólo habrán dejado la pobreza extrema, sino que pasarán a engrosar más claramente a la clase media, con un poder de gasto, a valores actuales, en torno a 1,6 billones de dólares (trillones en la denominación norteamericana), en torno a cuatro veces el PBI argentino.

Lógicamente, el grueso de ese poder de compra se destinará a rubros diversos, distintos del de alimentos y bebidas. Aún así, alimentos y bebidas constituirá el rubro principal de gas-to, con un crecimiento estimado a una tasa del 6,7% anual, y un incremento de gasto absoluto equivalente a 400.000 millones de dólares de hoy, algo así como 8 veces nuestras exportaciones del sector agropecuario y agroindustrial.

El caso de la India no es muy diferente. Si bien sus desafíos institucionales y sociopolíticos son muy distintos al caso chino, no por ello son menores y permiten delinear tres al-ternativas, en base a su capacidad de enfrentarlos y en base a la evolución de la economía global.

Como se mencionara, al contrario de China, India presenta un marco institucional con un régimen político democráti-co relativamente estable. Sin embargo, enfrenta problemas no menores en cuestiones vinculadas con sus grandes dife-rencias regionales, no sólo en cuánto a crecimiento desequi-librado y distribución del ingreso, sino también respecto de cuestiones culturales y religiosas (18 lenguajes, 844 dialec-tos, seis religiones principales); y respecto a las relaciones geopolíticas con sus vecinos y la influencia del terrorismo islámico en dichas relaciones.

Tiene, además, que solucionar graves problemas de in-fraestructura y armonizar, aquí sí al igual que en China, las ansiosas demandas de una población joven y altamente educada. Todo esto en un marco de alta dependencia a las fluctuaciones de la economía global.

Aún así, los escenarios construidos para los próximos años presentan crecimientos anuales que van del 4% al 10% pro-medio, dependiendo de hipótesis más o menos optimistas, respecto de su capacidad para superar los temas comenta-dos.

Pero lo más importante es que los tres escenarios proyectan reducciones importantes de la pobreza, aunque en valores menores, por supuesto, en el escenario pesimista.

En cuanto a su clase media, la que nos interesa como de-mandante de bienes de consumo masivo y alimentos sofis-ticados, las proyecciones indican que podría pasar de los, apenas, 50 millones de personas actuales a casi 600 millo-nes para el 2025. El 25% del consumo de estos 600 millones de personas será en alimentos y bebidas, a una tasa de creci-miento anual del 4,5%. Un mercado, a valores corrientes de hoy de unos 800.000 millones de dólares.

Es decir que, sólo entre China e India, por el incremento de su clase media, se podría estimar un mercado adicional para los próximos 12 años de demanda de alimentos y bebidas de unos 1,2 billones de dólares, en nuestra denominación, equivalente a más de 20 veces nuestras exportaciones totales del sector. Un incremento 50% superior en términos de po-der de compra del ya registrado en los últimos años.

Asimismo, diversos estudios del Departamento de Agricultu-ra de los Estados Unidos confirman la “convergencia” de los patrones de consumo de alimentos de los países de ingreso medio hacia los patrones que presentan los países desarro-llados. Esto implica que, a medida que los países emergentes consoliden su desarrollo, también se confirmará la demanda de productos alimenticios de mayor valor agregado y sofisti-cación, lo que también ofrece una señal importante para un país, potencialmente, productor de aquellos alimentos que se

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encuentran en el tope de la pirámide de consumo, como la carne o los productos lácteos.

A estas consideraciones sobre Asia hay que agregarles estima-ciones similares sobre el futuro de África, una región que pre-senta una potencialidad fuerte de crecimiento de la demanda de alimentos de mayor valor agregado en el mediano plazo.

...y ADEMáS LOS BIOCOMBuSTIBLES

A este panorama favorable para la demanda global de alimen-tos en sus diversas formas hay que sumarle los cambios en la matriz energética mundial inducidos por razones geopolíticas y ecológico ambientales.

En efecto, más allá de las consideraciones éticas o distributivas respecto del uso de materias primas alimenticias como com-bustibles, lo cierto es que la demanda por biocombustibles ha estado creciendo y las perspectivas son de un crecimiento sos-tenido para los próximos años.

En los primeros nueve años de este siglo la producción global de bioetanol se cuadruplicó y la de biodiesel se incrementó 10 veces.

En su mayor parte, este incremento está inducido regulatoria-mente o subsidiado por los gobiernos. En el período 2007/09, el 20% de la producción de caña de azúcar, por ejemplo, se destinó a la producción de biocombustibles. En otros cultivos, dicha participación ya se acerca al 10%.

Esto le agrega una presión adicional a la demanda de granos y oleaginosas y a sus precios, teniendo en cuenta no sólo los efectos cruzados de sustitución en el consumo, sino, además, la competencia por tierra para producir bien alimentos o bien combustibles.

Todo esto refuerza la hipótesis central de cambio permanente de precios relativos ya discutido.

De todas maneras, este escenario puede verse amenazado o al menos relativizado por los avances en la producción de petróleo y gas no convencional, en especial este último, y en particular en los Estados Unidos, que no sólo ha desplomado el precio del gas natural en ese país, sino que, lentamente, lo está convir-tiendo en exportador neto de energía. Este punto puede volver a poner en primer plano el dilema ambiental geopolítico, frente a la “nueva abundancia” de recursos naturales no renovables.

A los factores de incremento de la demanda mencionados hay que agregarles cuestiones que limitan el crecimiento de la ofer-ta agropecuaria, como las derivadas de incrementos de los cos-tos de producción (en insumos relacionados con la energía en particular); aumento de tierras cultivables y de su productivi-dad relativa; factores de cambio climático; problemas de oferta de agua para riego; etc.

En síntesis, parece haber elementos suficientes para imaginar, con todas las limitaciones del caso, escenarios favorables para la producción de alimentos y los precios relativos de los recursos naturales en general.

LA NECESIDAD DE uNA ESTRATEGIA y pOLÍTICAS COM-pATIBLES CON EL NuEvO ESCENARIO GLOBAL

Lo expuesto anteriormente no implica desconocer que par-te de los muy buenos precios actuales para nuestros produc-tos de exportación responde a la influencia de la devaluación del dólar y de las bajas tasas de interés surgidas como “solu-ción” a la crisis financiera del 2008.

Sin embargo, aún cuando el fin de la explosión monetaria de los Bancos Centrales más importantes del planeta genere una reducción de los precios de los commodities en general, desde sus valores récords, surgen claras las diferencias entre los anteriores esporádicos episodios de cambio de precios relativos a favor de nuestros bienes de exportación y el pro-longado período actual.

Tampoco será menor la presión que se ejercerá dentro de los países importadores netos, para tender hacia el autoabaste-cimiento de productos claves, en la medida que la tecnología lo vaya permitiendo, y aún ineficientemente y con costos crecientes.

Pero hechas todas estas salvedades, la idea de que una apuesta estratégica a un cambio de largo plazo, aunque no necesariamente de un crecimiento permanente, de los precios relativos a favor de nuestros principales productos de exportación, resulta la más razonable en las actuales cir-cunstancias.

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En base a la consolidación de este escenario, varios países de la región, como Uruguay, Brasil, Perú o Colombia, han diseñado estrategias y políticas que refuerzan y aprovechan al máximo las capacidades locales. Es decir, adoptaron po-líticas de estímulo a la producción de bienes exportables, mientras instrumentaron desde el punto de vista cambiario y monetario esquemas acordes con países productores de commodities: tipos de cambio flotantes, metas explícitas o implícitas de inflación y políticas fiscales relativamente pru-dentes para evitar pérdidas sustanciales de competitividad.

Nuestro país, en cambio, se ha comportado en forma errá-tica en los últimos años.

Por un lado, la evolución explosiva del gasto público y los incentivos al consumo implican un comportamiento basa-do en la idea de que los precios de nuestras exportaciones agrícolas fueran a crecer “para siempre”. En cambio, por el lado de los incentivos a la producción, a la oferta, a la forma-ción de recursos humanos, a la inversión y en las políticas macroeconómicas hemos reaccionado como si las señales de demanda y precios globales fueran meramente transitorias.

En otras palabras, cuando en el siglo pasado los precios re-lativos jugaban en contra, la estrategia óptima era sustituir importaciones. Ahora, que los precios relativos juegan a fa-vor, la estrategia óptima es ... sustituir importaciones.

Este comportamiento “dual” ha impedido maximizar el potencial de crecimiento de la Argentina presente, y además está poniendo en riesgo el futuro productivo, desaprove-

chando las obvias ventajas competitivas del país.

En efecto, tener políticas de desaliento a la producción y exportación de alimentos mientras se promueven activida-des en donde no somos complementarios con el mundo que crece resulta absurdo, ni siquiera bajo la excusa de promo-ver empleo y conocimiento. Por ejemplo, ¿dónde hay más conocimiento involucrado, en la agricultura de precisión o en las cajas de cartón para embalar celulares?. ¿Dónde hay más ventajas y futuro, en biotecnología y bioalimentos para prevenir enfermedades, o en armar televisores a un costo fiscal exhorbitante?.

¿Qué tiene más sentido, sustituir importaciones que vienen de China o negociar con China proveerle bienes alimenta-rios con valor agregado a cambio de importar lo que ellos producen barato y mejor?.

Eso por el lado estratégico. Por el lado de las políticas pú-blicas, el Estado debería concentrarse en inversiones de infraestructura que ayuden a mantener la competitividad externa de la Argentina y en políticas macro prudentes que permitan sostener la competitividad de la producción de ali-mentos, en especial en las economías regionales.

Una de dos: o los precios relativos a favor son transitorios y entonces “ahorramos” para cuando cambie la historia; o son permanentes y maximizamos la producción de exporta-bles, “copiando” a los países mencionados y aprovechando al máximo un cambio estructural que, por primera vez en mucho tiempo, nos favorece.

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Índice Goldman Sachs de precios de los commodities $GNX - S&P GSCI Index - Monthly Line Chart

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14 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

Las Cuestiones Pendientesen Finanzas Corporativas

El papel de la investigación académica en Finanzas ha estado en entredicho desde los acontecimientos de 2008 y sus consecuencias funestas. Los académicos -se dice- hicieron predicciones incorrectas, hacían uso de herramientas equivocadas y, sobre todo, se dedicaban a estudiar asuntos irrelevantes. Más aún, los economistas financieros no tenían los pies en la tierra y fueron incapaces primero de diagnosticar los fallos del sistema y después de predecir la subsiguiente crisis de los mercados. Siendo todos estos argumentos ciertos, no es menos cierto que las finanzas corporativas como tales han seguido, y siguen teniendo, una relevancia práctica fundamental. Como parte de las Finanzas, las Corporativas estudian la asignación del recurso escaso más importante: el dinero. Y en concreto, al estudio de cómo las empresas acceden a las diferentes fuentes de financiación, y cómo asignan dichos recursos financieros entre sus múltiples usos. La crisis ha evidenciado que la investigación aún tiene un largo camino por recorrer en este terreno, en gran medida como parte de las respuestas a la misma que la sociedad está esperando.

FINANZAS

Arturo Bris (*)

(*) Profesor de Finanzas, IMD. Investigador Asociado del European Corporate Governance Institute e Investigador del Yale International Center for Finance

Artículo publicado en la Revista Bolsa y Mercados Españoles, en la edición correspondiente al 3° trimestre del 2012.

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Pese a la crisis de paradigma que viven las finanzas en general, los pilares teóricos fundamentales de las finanzas corporati-vas (los teoremas de Modigliani and Miller y la relación entre información asimétrica y estructura de capital) han salido in-demnes de la crisis. Si bien algunos de sus supuestos de parti-da—como la hipótesis de eficiencia de los mercados—es más que cuestionable, los economistas financieros hace años que habíamos mostrado cómo cambiaban las predicciones teóri-cas cuando se modificaban dichos supuestos. En este sentido, el campo de Behavioral Corporate Finance ya había dado re-sultados interesantes en los primeros años del siglo XXI.

Es sorprendente como, a raíz de la crisis financiera, se ha cri-ticado severamente a la Economía Financiera en general, y las Finanzas Corporativas en particular, mientras que se cuestio-nan poco los modelos macroeconómicos, que, esta vez sí, nos han traído a la crisis actual. Publicaba el Profesor Luigi Zin-gales de la Universidad de Chicago un artículo en un número especial reciente del Journal of Finance en el que justificaba que, en realidad, el fallo masivo del mundo académico fue ignorar los mercados financieros en los modelos macroeconó-micos de equilibrio general. El mercado financiero, se decía, funciona siempre eficientemente y, bajo unos supuestos míni-mos, se puede asumir que proporcionará precios racionales. Más aún, podemos simplificar el mundo y asumirlo poblado de individuos idénticos a los que vamos a llamar el “agente representativo”. Sin embargo, los que nos dedicamos a la eco-nomía de la información aplicada a las finanzas, así como a las finanzas del comportamiento, habíamos mostrado hace tiempo que los mercados financieros fallan y que por tanto sus precios no reflejan el valor fundamental de los activos (me refiero tanto a precios de activos financieros como físicos).

Sería por ello preocupante que, debido a la falsa acusación de que la Economía Financiera (y no la Economía Monetaria y la Macroeconomía) ha fracasado en su intento de explicar la realidad, se prestase demasiada atención a macroeconomis-tas, estrategas, económetras e incluso economistas del desa-rrollo para explicar qué ha pasado y proporcionar soluciones. Es ahora cuando la Economía Financiera puede contribuir a mejorar la sociedad (como sugiere el profesor Robert Shiller de Yale en su libro reciente “Las Finanzas en una Sociedad Justa”).

En consecuencia, conviene de nuevo y como continuación de un artículo que publiqué en 2008, revisar cuáles son las cuestiones pendientes en el campo de las Finanzas Corporati-vas. No por carecer de respuesta son los asuntos que describo a continuación nuevos en nuestro campo. Sin embargo, la realidad de los últimos años les ha dado un nuevo trasfondo y además existe una demanda del mundo real que requiere nuevos modelos y estudios empíricos.

LA RELACIóN ENTRE LA MACROECONOMÍA y LAS FINANZAS

¿Cuál es el efecto de las políticas monetarias en el funciona-miento de las empresas? El consenso en la literatura era hasta ahora que cuando las empresas aumentan de manera ines-perada sus recursos financieros, trasladan dicho aumento de

financiación hacia mayores inversiones. En el caso de los ban-cos, Daniel Paravisini (London School of Economics) mostró en su artículo en el Journal of Finance en 2008 (“Local Bank Financial Constraints and Firm Access to External Finance”) que por cada dólar adicional recibido por los bancos argen-tinos que él estudia, se produce un aumento del crédito al mercado de 0,66 dólares. La tozuda realidad ha mostrado, en el marco de la crisis de deuda europea, que esto no es siempre así. Y entonces hay que preguntarse por qué cuando el Banco Central Europeo ha incrementado la capacidad de endeuda-miento de los bancos europeos, los efectos reales no se han materializado. Una posibilidad es que estas políticas sean in-útiles en un escenario de tipos de interés bajos (o en general cuando los rendimientos a la inversión son bajos). La situa-ción actual es paradójica en cuanto que reducciones masivas del coste de capital de los bancos (a través de los instrumentos

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de financiación a largo plazo del BCE) no han producido un aumento de las inversiones.

El ejemplo anterior muestra que todavía carecemos de un buen modelo para entender las relaciones entre el activo y el pasivo de las empresas que incluya variables macroeconómi-cas. La teoría financiera de Modigliani y Miller se basa en el supuesto de que las decisiones de inversión y financiación de las empresas no dependen unas de otras. Este es el supuesto extremo bajo el que se demuestra la irrelevancia de la estruc-tura de capital. Sabemos que en realidad esto no es así. Hasta ahora habíamos avanzado mucho en entender como los pro-blemas de información respecto de las políticas de inversión podrían tener un impacto en las decisiones de estructura de capital. Una cuestión pendiente es, por tanto, cuáles son las variables macroeconómicas que afectan dicha relación.

En sentido opuesto, necesitamos entender mucho mejor el impacto macroeconómico de las decisiones empresariales. A raíz de las crisis asiáticas de 1997 se publicaron varios artí-culos que mostraban como las decisiones de endeudamien-to masivo, fundamentalmente en dólares, de las empresas exportadoras provocó en última instancia una presión a la baja sobre las monedas locales que forzó a esos gobiernos a devaluar sus monedas. Lo interesante de este fenómeno es que, a posteriori, el endeudamiento de las empresas fue una mala decisión porque, al provocar una crisis cambiaria, llevo a estas empresas a la quiebra. Es este un ejemplo de porqué los modelos macroeconómicos no pueden asumir un funciona-miento perfecto de los mercados financieros. Durante las cri-sis asiáticas el endeudamiento era una solución óptima a prio-ri, pero no a posteriori. Y ello es así porque las políticas macro responden a las urgencias de los mercados de capitales, como hemos visto claramente desde 2008. Por tanto, necesitamos trabajos de investigación que estudien el impacto global de las políticas financieras de las empresas: ¿qué ocurre cuando las empresas acumulan liquidez y no pagan dividendos?; ¿por qué las empresas toman decisiones coordinadas que tienen

efectos perniciosos en el largo plazo?; ¿qué efecto tiene la es-tructura de capital sobre los mercados de deuda y acciones?…

LA REGuLACIóN FINANCIERA y LAS DECISIONES DE FINANCIACIóN

Una cuestión sin resolver en este capítulo es el impacto de las reglas de mercado sobre el acceso al capital. La crisis fi-nanciera de 2008-2009, y la recesión subsiguiente, han traí-do consigo una masiva intervención de los reguladores en los mercados financieros. Empezando con las nuevas directivas europeas, continuando con la regulación Dodd-Frank en Es-tados Unidos, y pasando por los nuevos códigos de gobierno corporativo en países como Nigeria, Arabia Saudí y Sudáfri-ca, todas estas nuevas leyes han impuesto reglas de funcio-namiento a los mercados. Su objetivo último es promover la transparencia y crear valor para el inversor. El efecto en las decisiones de las empresas no está todavía muy claro.

Un buen ejemplo son las reglas sobre ventas en corto impues-tas en la mayoría de los mercados financieros a raíz de la quie-bra de Lehman Brothers. En España no somos ajenos a esta regulación, por cuanto la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha prohibido, durante ciertos periodos y para ciertos activos, las ventas en corto en los mercados de renta variable. Un gran número de investigadores han mos-trado los efectos de estas prohibiciones sobre los mercados (reducción de la calidad del mercado a cambio de estabili-dad). Sin embargo: ¿cuál es el impacto de las ventas en corto sobre la estructura de capital de las empresas en general, y sobre los ratios de solvencia de los bancos en particular? Mi intuición dice que cuando se prohíben las ventas en corto, el valor de mercado del capital de los bancos aumenta porque se previenen movimientos especulativos. Por otro lado, exis-te evidencia de que la prohibición de ventas en corto reduce el riesgo de quiebra de los bancos. Quiere esto decir que las restricciones a las ventas en corto benefician al pasivo de los banco. Pero ¿qué decir de los activos? Si dichas restricciones

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reducen la liquidez y calidad del mercado y, pueden producir deterioros en el valor de la cartera de los bancos. Los efectos conjuntos de estas medidas no están por lo tanto nada claros.

En general, los estudios sobre regulación de mercados se han centrado en demasía sobre el impacto en la transparencia y la calidad del mercado, pero no en los efectos sobre los balances de las empresas (financieras y no financieras) a través del im-pacto en el valor de los activos.

La regulación se ha mostrado asimismo como un factor fun-damental en la preferencia de las empresas por deuda o por fondos propios. En la Teoría Financiera dicha elección se toma teniendo en cuenta el riesgo de los instrumentos, sus costes (tanto directos como indirectos), así como el impacto fiscal. Sin embargo, el impacto regulatorio sobre las estructu-ras de capital de las empresas en el período posterior a la crisis ha sido considerable. Por ejemplo: uno de los muchos objeti-vos de las diferentes rondas de expansión monetaria (Relaja-miento Cuantitativo o QE) en Estados Unidos ha sido redu-cir el coste de Fondos Propios para las empresas americanas mediante el abaratamiento del dólar. Igual que las reformas de los mercados financieros en Europa. En última instancia, la directiva europea sobre agencias de calificación pretende aumentar la transparencia y por tanto reducir los coste de deuda de las empresas. Es por ello que necesitamos nuevos estudios que arrojen luz sobre la relación entre regulación y decisiones financieras. Incluyo aquí estudios que nos hagan entender mejor el impacto de las políticas fiscales.

EL vALOR DE LAS AGENCIAS DE CALIFICACIóN

La tercera cuestión pendiente se refiere al valor añadido de las agencias de calificación, especialmente en mercados eficien-tes. No tenemos claro todavía si las rebajas en la calificación de la deuda corporativa predice la rentabilidad de la deuda y las acciones de las empresas, o es al revés. Esto es, si las agen-cias de calificación responden a los movimientos del mercado sin, por lo tanto, incorporar nueva información con sus de-cisiones. Durante la crisis de deuda soberana de los tres últi-mos años en Europa hemos visto como en muchos casos las rebajas de calificación de los países periféricos eran solamente una respuesta a la presión de los mercados financieros. En paralelo, se ha hecho un gran esfuerzo legislativo para que las agencias de calificación hagan un mejor trabajo, sobre todo viendo su incapacidad para prever el colapso masivo de la banca en 2008 y 2009. La investigación en Finanzas Corpo-rativas tiene que ayudar a entender el papel de estas agencias, a mejorar el proceso de calificación, y a proporcionar a éstas

las herramientas para medir mejor el riesgo de crédito, tanto de las empresas como de los gobiernos.

NuEvAS FuENTES DE CApITAL

La innovación financiera es sin duda uno de los campos don-de la investigación ha hecho sus mayores contribuciones. No me refiero solamente al diseño de nuevos activos financieros impulsado por la ingeniería financiera. Los requisitos de Ba-silea III, acordados como respuesta a los excesos cometidos bajo el paraguas de Basilea II, van a impulsar el uso de Co-Cos y nuevos instrumentos de capital híbridos. Por tanto necesitamos estudiar cuáles son los instrumentos financieros que mejor se adaptarán a la nueva regulación. Puesto que los requisitos de capital van a depender del entorno macroeco-nómico (por ejemplo, el “counter cyclical capital buffer” de Basilea III hace depender los ratios de capital mínimos de variables macroeconómicas), necesitamos diseñar instrumen-tos que compaginen flexibilidad y riesgo de manera eficiente.

FINANZAS ExpERIMENTALES

En los próximos meses el Journal of Finance va a publicar un artículo escrito por Tobias Moskowitz, Steve Kaplan y Berk Sensoy (“The Effects of Stock Lending on Security Prices: An Experiment”) que va a cambiar en mi modesta opinión nuestra manera de entender la investigación empírica. Para resumirlo en pocas palabras, estos autores acordaron con un gestor de fondos modificar las reglas de juego durante un cierto período de tiempo en un mercado real, para así poder analizar el impacto sobre precio y opinión volumen. Hasta ahora las finanzas empíricas trataban de identificar economé-tricamente la relación entre varias variables tratando de con-trolar lo mejor posible la dirección de causalidad entre ellas. El artículo que cito es revolucionario porque muestra que en finanzas podemos crear laboratorios naturales al modo como funciona la investigación en Física o Química. Una colabora-ción más cercana entre la academia y los reguladores del mer-cado (y los mercados mismos) va a generar en los años veni-deros un entorno maravilloso para la investigación financiera.

EL DEBATE DIvIDENDOS-RECOMpRAS DE ACCIONES

De nuevo, tras cuatro años metidos en una crisis financiera severa, es necesario reconocer que el debate sobre cuál es la mejor manera de recompensar a los accionistas no está su-ficientemente zanjado. En 2004 se puso de moda la teoría del catering, que postula que las empresas optan por una u

La regulación se ha mostrado como un factor fundamental en la preferencia de las empresas por deuda o por fondos propios. En la Teoría Financiera dicha elección se toma teniendo en cuenta el riesgo de los instrumentos, sus costes, así como el impacto fiscal. Sin embargo, el impacto regulatorio sobre las estructuras de capital de las empresas en el período posterior a la crisis ha sido considerable.

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otra forma de remuneración dependiendo de los deseos de sus accionistas. Dicho de otra manera, las empresas sirven a sus accionistas lo que estos desean. Una empresa tiene tendencia a pagar dividendos cuando sus accionistas son por ejemplo instituciones con baja fiscalidad (fondos de pensiones). En cambio, cuando la base accionarial está formada por mi-noristas, la preferencia serán recompras. Y si los accionistas prefieren que no se les pague de ninguna de las dos mane-ras (normalmente por motivos fiscales), entonces la empresa acumula liquidez. Estas predicciones no se han verificado en los últimos años: frente a una preferencia masiva de los ac-cionistas por la remuneración y el dinero contante y sonante, actualmente los balances de las empresas no financieras están inundados de liquidez. En mayo de este año Moody s pu-blicó un informe estableciendo que las empresas americanas no financieras tenían en sus balances un total de 1,2 billones de dólares. Además, el comportamiento de la empresa media no cuadra bien con la teoría. Por ejemplo, el mercado está pagando una “prima por dividendo” excesiva a los ojos de muchos (JP Morgan ha puesto su atención en este fenómeno en un informe reciente). Sin embargo, lo natural en un entor-no de precios bajos y excesos de liquidez serían las recompras, pero las empresas no son tan agresivas como esperaríamos. El informe de JP Morgan que menciono muestra que, mientras que la prima por pago de dividendos es del 25%, en 2012 las empresas han repartido dividendos solamente por un 29% de su beneficio, frente al 42% de media histórica.

uNA TEORÍA FINANCIERA NuEvA y RELEvANTE

Es sorprendente cómo el aparato teórico de las Finanzas Cor-porativas se construyó en los años 50 y 60 y ha cambiado poco desde entonces. Esto es así porque, dados sus supuestos de partida, las Finanzas Corporativas hacen predicciones que no han sido rechazadas por la investigación empírica. Ésta es una de las virtudes de nuestro campo: su contacto permanen-te con la realidad y su capacidad prescriptiva.

Sin embargo, son los supuestos de partida de nuestra teoría los que la han dejado obsoleta. Ni los mercados de capitales son eficientes, ni los agentes económicos disponen de toda la información de manera gratuita, ni las decisiones de financia-ción e inversión son independientes. Y, por supuesto, no hace falta convencer a nadie de que, en la práctica, las empresas e individuos sí pagan impuestos. Fuera del laboratorio, las deci-siones reales son más complicadas de lo que predice la teoría.

Tanto la Teoría de Modigliani y Miller (1958), como la fór-mula de valoración de activos derivados de Black, Scholes y Merton (1973) nos fueron dadas como consecuencia de gra-ves crisis económicas (la posguerra y la crisis del petróleo, res-pectivamente) que impulsaron a los investigadores a dar un paso más. Probablemente estemos ahora cerca de la Nueva Gran Teoría de las Finanzas Corporativas que nos ayude a entender muchas de las cuestiones que acabo de plantear.

En resumen, los años venideros son enormemente promete-dores para la investigación corporativa, en tanto en cuanto ésta se centre en resolver los problemas reales de las empresas.

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Ante la posibilidad de escribir un artículo sobre el “cambio climático” orientado a lectores involucrados con la produc-ción agropecuaria, se me presentó la duda de cómo encarar una problemática que tiene aspectos científicos, tecnológi-cos y económicos.

Respecto de los últimos se ha despertado un gran interés por parte de administradores, políticos, productores agro-

pecuarios y en la sociedad en general, por el hecho de que el hombre, mediante efectos antropogénicos, modifica el balance energético del planeta y la consecuencia es la de un cambio del clima a nivel global, con impactos en los ecosis-temas y en las actividades en general. Sin dudas que una de las principales problemáticas se encuentra en la agricultura.

Hay mucha literatura sobre cualquiera de los enfoques de

El cambio climático y la forma de abordarlo en la agricultura argentina

CLIMA

José Luis Aiello (*)

(*) Director Científico del Proyecto GEA de la Bolsa de Comercio de Rosario.

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este fenómeno que tiene una amplia difusión. Mi decisión es la siguiente: sobre la base a mi experiencia en desarrollo de productos climáticos para el sector agrícola, me pareció que un aporte sería mostrar una rápida descripción de lo que se denomina “cambio climático”, referencias a los con-ceptos científicos básicos que lo sustentan, las variaciones que se detectan en Argentina y dar algunas pautas para que un agente del sector agrícola considere dichos cambios para el mejor diseño de su sistema de producción.

Citaré referencias que permitan conocer detalles de todas las componentes del “cambio climático” en el mundo y en Argentina, donde hay excelentes investigadores e Institutos que abordan esta problemática. Al final haré referencia a los mismos, dado que es donde podemos encontrar los distintos aspectos de este fantástico tema, con descripciones, desarro-llos y escenarios para el mundo y nuestro país en particular.

¿Qué ES EL CAMBIO CLIMáTICO?

Mediante el denominado Sistema Climático de la Tierra (atmósfera, hidrósfera, litósfera, criósfera y biósfera) se defi-ne el clima de una región como sus condiciones atmosféri-cas medias. Los subsistemas mencionados se encuentran en interacción no lineal con diferentes escalas temporales, y de la misma resulta el estado de la atmósfera. Los cambios en el clima pueden deberse a la dinámica interna sin forzantes externos, en cuyo caso se denomina variabilidad climática;

y, cuando el origen de los cambios es el resultado de hechos externos, ya sean naturales o antropogénicos, que producen modificaciones a lo largo del tiempo con una duración pro-longada, aparece el concepto de “cambio climático”.

Me parece necesario aclarar estos conceptos dado que es muy frecuente confundir el tiempo meteorológico con el clima. El tiempo es el estado instantáneo de la atmósfera y el clima es el promedio de las propiedades de la atmósfera en un período largo (que suele ser de 30 años). Los conceptos y descripciones que en este artículo serán citados en forma resumida, pueden ser abordadas por el lector interesado en la serie de referencias dadas al final.

BASES FÍSICAS DEL CAMBIO CLIMáTICO

Las bases físicas del sistema climático comprenden la reso-lución de un conjunto de ecuaciones diferenciales de carac-terísticas no lineales que representan el comportamiento de todas las componentes, entre las cuales está la atmósfera, donde obviamente se define el concepto de clima dado an-teriormente. Dicho sistema evoluciona en el tiempo bajo la influencia de factores dinámicos internos y debido a cam-bios en los denominados factores externos o “forzantes”. Los forzantes externos incluyen fenómenos naturales (erupcio-nes volcánicas, variaciones de emisiones solares) y antropo-génicos, inducidos por el hombre, como los cambios de las concentraciones de los constituyentes atmosféricos.

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La radiación solar es “el motor” del sistema climático; y hay tres formas de modificar el balance de radiación de la tierra: 1) modificando la radiación solar incidente, 2) por cambios en la radiación reflejada (albedo), y 3) por alteraciones en la radiación de onda larga.

El comportamiento del clima obedece a todos estos cam-bios; y la comunidad científica, mediante un sistema mun-dial de observaciones y el uso de modelos numéricos, simu-la el estado actual y las posibles variaciones ante supuestos cambios. Se hace referencia al IPCC: Intergovernmental Panel on Climate Change [ver referencia (1)].

CAMBIOS DETECTADOS EN ARGENTINA. ALGuNAS CLAvES pARA EL MANEJO AGROpECuARIO.

Dado que este artículo está dirigido al sector agropecuario, voy a concentrarme en dos variables muy significativas para la producción agropecuaria en Argentina: la precipitación y la temperatura.

Cuando se planifican las siembras en una campaña, debe tenerse en cuenta: tipo de cultivo, sus etapas fenológicas y las variables del ambiente que determinan su rendimiento. Esto es obviamente muy genérico y depende de cada región y del cultivo a sembrar.

Es una práctica corriente utilizar las series históricas largas de lluvia y temperatura (las dos variables a las que hago re-ferencia) y determinar los parámetros estadísticos que son necesarios para evaluar el riesgo climático. Y aquí aparece el primer punto clave: debido a los cambios climáticos detec-tados, se recomienda tomar la serie de datos de los últimos 30 años y de esta manera hacer un diseño del clima para el estado actual del mismo.

Para demostrar esto tomamos las variaciones de tres varia-bles, lluvia, temperatura máxima y temperatura mínima, que publica el Servicio Meteorológico Nacional en el mó-dulo “Cambio climático” de su página web [ver referencia (2)] y describe resumidamente lo siguiente:

“Se pueden observar las tendencias más importantes observa-das en Argentina en el período 1961-2010:

- La precipitación media a nivel anual presenta un aumento en casi todo el país, principalmente en el Litoral, Cuyo, Centro y Norte del territorio nacional. Se observa el mismo comportamiento para el verano, el otoño y la primavera. Las tendencias en el invierno indican una disminución de la precipitación en el Litoral y parte del centro del país.

- La temperatura media presenta un aumento en la zona cor-dillerana de la Patagonia, Cuyo y el NOA. Estos cambios son más importantes en la temperatura mínima media. En el centro del país la temperatura presenta una disminución, principalmente en la temperatura máxima media en el ve-rano”.

Aquí reproducimos tan solo las siguientes figuras:

Tendencia de la precipitación (mm/50 años)

Anual (1961-2010)

25ºS

30ºS

35ºS

40ºS

45ºS

50ºS

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75ºO 70ºO 65ºO 60ºO 55ºO

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Tendencia de la temperatura máxima (ºC/50 años)

Anual (1961-2010)

25ºS

30ºS

35ºS

40ºS

45ºS

50ºS

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75ºO 70ºO 65ºO 60ºO 55ºO

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Solamente se han mostrado los cambios anuales, pero el lec-tor puede también ver cómo han sido los cambios para cada una de las estaciones: verano, otoño, invierno y primavera.

Otro aspecto central, que no será tratado aquí, es la varia-ción climática interanual producida por efectos del estado de temperaturas superficiales del Pacifico Ecuatorial Central: El Niño y La Niña. Cualquiera de esos estados tiene un impor-tante impacto en la agricultura nacional [ver referencia (3)]. Basta con recordar las consecuencias que han tenido para la producción agrícola de los últimos años las apariciones de los eventos Niño y Niña.

Hay otros efectos interanuales, pero el del Pacífico es el más relevante y debe ser tenido en cuenta, dado que permite una planificación con meses de anticipación en los diseños de las siembras de la cosecha gruesa.

La mayor capacidad de pronosticar el clima a plazos largos genera una buena posibilidad en la estrategia de los sistemas de producción. Y, como hecho relevante, el efecto del cambio climático en el Pacífico se traduce en una mayor frecuencia de apariciones de El Niño, representando un buen indicador para la agricultura nacional, dado que su impacto se corres-ponde con lluvias por encima de lo normal en el período de la cosecha gruesa.

La comunidad científica, mediante el uso de los modelos glo-bales, genera escenarios futuros del clima, y aquí se citan los trabajos realizados por el IPCC a nivel mundial y en Argenti-na, las importantes contribuciones del CIMA [ver referencia (4)] y de investigadores argentinos [ver referencias (5) a (7)].

Tendencia de la temperatura mínima (ºC/50 años)

Anual (1961-2010)

25ºS

30ºS

35ºS

40ºS

45ºS

50ºS

55ºS

75ºO 70ºO 65ºO 60ºO 55ºO

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0.3

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REFERENCIAS

(1) IPCC - Intergovernmental Panel on Climate Change, www.ipcc.ch. Un completo material acerca de las Bases Físicas del Cambio Climático, Impactos y Mitigaciones.

(2) Servicio Meteorológico Nacional, www.smn.gov.ar. Con la base de datos históricos de Argentina se producen una serie de mapas que muestran los cambios detectados en lluvias y temperaturas.

(3) IRI - International Research Institute for Climate and Society, www.iri.columbia.edu. Información del ENSO (El Niño Os-cilación del Sur), modelado y pronósticos.

(4) CIMA - Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, www.cima.fcen.uba.ar. Es el Centro donde se desarrolla el mode-lado climático con importantes contribuciones acerca del estado actual y escenarios climáticos futuros para Argentina.

(5) Nuñez, Mario. “Cambio Climático y el Clima esperado para la Argentina”. Mundo Agro 2007, 26 y 27 de junio de 2007, Hilton Buenos Aires. Actas del Congreso, páginas 17-22.

(6) Barros, Vicente. Foro de la Cadena Agroindustrial Argentina. Agro y Ambiente: El Cambio Climático en Argentina, noviem-bre 2008.

(7) Forte Lay, J.A., Scarpati, Capriolo. Precipitation variability and soil water content in Pampean Flatlands (Argentina), Geofís. Intl v.47 n.4, México, oct./dic. 2008.

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Durante el año 2012, la Universidad Austral llevó adelante la segunda edición de la Encuesta de Necesidades del Productor Argentino (ENPA 2012). Este estudio, cuya primera edición se realizó en 2009 (ENPA 2009), plantea dos objetivos princi-pales: en primer lugar, la caracterización del productor agrope-cuario argentino; en segundo lugar, el análisis de la naturaleza de los procesos de toma de decisión del productor pampeano, a la hora de comprar insumos y equipamiento, de financiarse, de adoptar nuevas tecnologías y de vender su producción.

La encuesta fue administrada a 770 productores responsa-bles de establecimientos agropecuarios gerenciados (propios y arrendados), de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y San-ta Fe, representando un universo de unos 7400 productores, con el 70 % de la soja producida a nivel nacional. Los produc-tores fueron divididos según su producción anual de soja, cons-

tituyéndose tres segmentos: Medianos (250 a 600 hectáreas de soja), Comerciales (601 a 1.840 hectáreas de soja), y Grandes (más de 1.840 hectáreas de soja). Asimismo, se subdividió a los grandes productores en una categoría que denominamos “Me-ga-Productores”, para aquellos con más de 10.000 hectáreas de soja. La tabla 1 resume los principales aspectos de la muestra.

Es de destacar que quienes respondieron esta encuesta fue-ron en su mayoría los principales responsables de la toma de decisiones en el establecimiento, con una edad promedio de 48 años, contando 43 % de ellos con estudios secundarios y/o terciarios, y 37 % con estudios universitarios y/o de postgrado. De los 770 productores, 138 son productores de-nominados “cooperativos” (miembros de una cooperativa) y 632 son “no-cooperativos”.

Caracterización de las decisiones de comercialización de granos del productor pampeano

AGRONEGOCIOS

pablo Mac Clay, Roberto Feeney y Bernardo piazzardi (*)

(*) Profesores del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral de Rosario.

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Uno de los capítulos específicos de la encuesta versa sobre las modalidades de comercialización de granos que adoptan los productores, y el vínculo que éstos establecen con el uso de los mercados a término. El objetivo del presente artícu-lo es comentar brevemente las principales implicancias en relación a este tema, que permitan configurar un perfil del productor agropecuario pampeano en relación a sus decisio-nes de comercialización.

I. MODALIDADES DE COMERCIALIZACIóN

En cuanto a la elección general de los productores, puede de-cirse que los dos canales de comercialización más utilizados son el acopio y las cooperativas agrícolas, que en conjunto captan prácticamente 60 % de la producción total de granos del área bajo análisis. No obstante, y como queda plasmado en el gráfico 1, al hacer una desagregación por tamaño puede observarse que los canales acopiador/consignatario y coopera-tivas agrícolas pierden peso relativo a medida que crece el ta-maño del productor (las cooperativas pierden peso de manera más acelerada), mientras que el corretaje y la venta directa ga-nan peso a medida que crece el tamaño de productor relevado (el corretaje gana importancia de manera más marcada que la venta directa). Es una tendencia visible que, a mayor tamaño de los productores, mayores sean las transacciones directas y menor el uso de los intermediarios.

Es relativamente constante el porcentaje de producción ven-dido a través de operaciones de canje, y esto se relaciona con las diversas ventajas que plantea este tipo de operación, tanto impositivas, financieras y de cobertura.

Un punto a señalar es que resulta muy notoria la incidencia en el resultado general que tiene el segmento de productores cooperativos, en tanto tienen una estructura de comerciali-zación muy diferente al resto de los productores. El hecho de que prácticamente 80 % de la producción en este seg-mento sea comercializado a través de cooperativas, eleva la participación de este canal en el promedio general. Cuando el análisis se realiza exclusivamente con el segmento no coo-perativo, la participación de las cooperativas agrícolas en los canales de comercialización cae 11 puntos porcentuales.

Respecto a los resultados de la encuesta del año 2009 (ENPA 2009), en general se observa una reducción de la participación del canal acopio o consignatario en las preferencias de los pro-ductores a la hora de la comercialización. Esta disminución de la participación de este canal obedece principalmente a que el resto de los canales ha logrado una mayor complejidad en cuan-to al tipo y la variedad de servicios que brinda. La realidad indi-

Tabla 1. Cantidad de encuestas realizadas y superficie por segmento.

Tamaño Encuestas Superficie Total (Hectáreas Soja) Realizadas % Encuestas Relevada de Soja (Has) %Superficie

Medianos 250 a 600 475 61,7 % 186.768 20,6 %

Comerciales 601 a 1.840 223 28,9 % 223.172 24,6 %

Grandes 1.841 a 9.999 63 8,2 % 219.642 24,2 %

Mega Más de 10.000 9 1,2 % 277.896 30,6 %

Total - 770 100 % 907.478 100 %

Gráfico 1.

Canales de comercialización de la producción de granos según tamaño.

A través de acopiadores o consignatarios

A través de cooperativas agrícolas

A través de corredores

Directamente a exportadores o industriales

Operaciones de canje por bienes, servicios o insumos

Otro

% P

rom

edio

Tamaño (Ha)

100%

80%

60%

40%

20%

0%Mediano Comercial Grande Mega productor

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1326

31

19

33

25

8

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9

9

9

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caría que el rol logístico y estratégicamente geográfico que solía cumplir el acopio estaría perdiendo relevancia con el tiempo. Es por ello que mucho acopios han buscado, como estrategia de supervivencia, integrarse hacia adelante o atrás en la cadena.

Puede hacerse un análisis de participación de cada uno de los canales de comercialización en términos de toneladas de soja, para tener una idea más acabada acerca del volumen captado por cada segmento. Esto se realiza tomando un rendimiento promedio de soja para la región (29,7 quintales por hectárea1) en función de las hectáreas que declararon implantar los pro-ductores encuestados (907.000 has.). En este sentido, pueden notarse algunos resultados interesantes, reflejados en la tabla 2.

La comercialización directa y a través de corredores capta el 50 % del total, prácticamente en partes iguales. Puede decirse, entonces, que la producción de soja en particular presenta una dinámica diferente al total de la producción. El volumen total de mercado, tanto del corretaje como de la exportación directa, asciende a aproximadamente 700.000 toneladas de soja. Adicionalmente, es probable que las más de 500.000 toneladas que se comercializan actualmente a través de acopiadores tiendan, en el tiempo, a distribuir-se entre la exportación directa y las corredoras, abriéndose nuevas oportunidades de negocio para ambos segmentos.

II. uSO DE MERCADOS A TéRMINO

Dado las funciones clave que cumplen los mercados a tér-mino, tanto en términos de descubrimiento y predicción de precios como transferencia de riesgos de precios, una de las secciones de la encuesta buscó conocer si los productores

emplean estos instrumentos, de qué forma los aprovechan y, finalmente, en caso de no utilizarlos, conocer cuáles son los motivos.

Tal como muestra la tabla 4, 26 % de los productores plan-tean haber operado en los mercados a término nacionales durante el ciclo 2011/2012, en tanto que 74 % manifiesta no haberlo hecho. Los productores ‘no-cooperativos’ tienden a usar estos mercados un poco más (75 %) que los ‘producto-res cooperativos’ (70 %). Si bien los datos parecen contun-dentes en cuanto a una tendencia a no operar en mercados a término, puede obtenerse alguna información adicional abriendo los datos por cantidad de hectáreas y asignando un rendimiento promedio para obtener la producción.

En este sentido, puede notarse que la cantidad total de hec-táreas en ambos grupos es similar; por tanto, el tamaño pro-medio de los productores que han operado es más del triple respecto a quienes no lo hicieron. Multiplicando por un rendi-miento promedio (29,7 quintales por hectárea), puede notarse que la producción potencial2 que podría pasar por el mercado llega casi al millón y medio de toneladas, siendo muy similar a la producción que no pasa por mercados a término. En defini-tiva, cuando se analizan los datos por tamaño y producción, la incidencia de los mercados a término podría considerarse ma-yor que analizándolos por cantidad de productores.

Tanto el tamaño de la explotación como el nivel de estudios son factores que tienen una clara injerencia en la decisión de operar o no en mercados a término. El gráfico 2 refleja una apertura en función del tamaño; y se observa allí que el uso del mercado a término crece a medida que se incrementa el tamaño del productor. Así, puede verse que, en términos de tamaño de los productores, 19 % de los medianos usa estos mercados, mientras que este porcentaje crece a 34 % en el segmento comercial, a 42 % entre los grandes, y finalmente a un 89 % en el segmento de los ‘mega-productores’.

La apertura por nivel de estudios, exhibida en el gráfico 3, muestra que a medida que crece el nivel de estudios, baja la proporción de productores que no han utilizado mercados a término. Mientras que los productores más jóvenes tienden a ser más propensos a operar en estos mercados los produc-tores de edad más elevada tienden a ser más reticentes.

Un último punto a señalar es que, más allá de que a priori pueda parecer reducido el porcentaje de productores que ha utilizado mercados a término, en general es elevado el por-centaje de productores que utilizan mecanismos de cobertu-ra. Tomando el subconjunto de productores que manifesta-ron no haber utilizado mercados a término en la campaña 2011/2012, 55 % plantea haber utilizado la herramienta de los contratos de precio a futuro (forwards) como herramienta de gestión del riesgo. En definitiva, si bien no hay un uso de

(1) Este valor se obtuvo como un promedio de los datos de rendimiento en soja de primera para la región encuestada, tomados de la revista Márgenes Agropecuarios de Noviembre 2012.

(2) Es prudente hablar de producción potencial dado que la pregunta apunta a si ha operado, y no hay datos respecto al porcentaje de producción comercializado por esta

vía. Se supone que la producción de los que han operado “potencialmente” podría pasar por mercados a término, si bien no sabemos efectivamente en qué porcentaje.

Producción Participación (en toneladas)

Acopiadores 556,385 20,7 %

Cooperativas 417,781 15,5 %

Corredores 698,057 25,9 %

Directa 719,756 26,7 %

Canje 290,641 10,8 %

Otros 11,601 0,4 %

Total 2,694,221 100 %

Tabla 2. Producción de soja (en toneladas) comercializada por cada uno de los canales (Estimación propia en base a los resultados de la ENPA 2012).

Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario | 29

mercados institucionalizados, sí hay un conocimiento de los precios futuros en general como posibilidad de cubrir riesgos.

En cuanto a las causas que los productores plantearon por la no utilización de mercados a término, en líneas generales se observa que los productores de mayor tamaño, y los de mayor formación, tienden a indicar causas vinculadas pro-piamente a decisiones de costo/beneficio o funcionamiento de los mercados a término como causa de no utilización de éstos. Sea por los costos que implican, o por operar con alternativas más simples y económicas, o por no conside-rarlo necesario, las causas tienen un fundamento centrado en decisiones de comercialización. En general, estas causas tienen como contrapartida un mayor uso de la herramienta de contratos forward. Para los productores más chicos, o los de niveles más bajos de instrucción, las causas apuntan más a la falta de información, el desconocimiento y las dificul-tades de asesoramiento en relación a la operatoria en estos mercados.

CONCLuSIONES

A partir de los resultados del estudio, se observa que los dos canales de comercialización más utilizados actualmente por los productores pampeanos son el acopio y las cooperativas agrícolas, pero haciendo dos salvedades: en el caso de los primeros, cabe decir que han ido perdiendo participación en el tiempo, y la tendencia indica que lo seguirán haciendo; en el caso de las cooperativas, debe puntualizarse que ganan mucha participación por la influencia de los productores cooperativos, que comercializan casi 80 % de su producción a través de cooperativas.

A medida que crece el tamaño del productor, crece la co-mercialización a través de canales directos (exportadores o

Gráfico 2.

¿Operó en un mercado a término nacional durante la campaña 2011/2012?

Apertura según tamaño.

Gráfico 3.

¿Operó en un mercado a término nacional durante la campaña 2011/2012?

Apertura según máximo nivel de estudios alcanzado.

Tabla 4. Utilización de los mercados a término durante la campaña 2011/2012.

Total de Porcentaje de Has. totales Tamaño medio Rendimiento medio Total producido Part. por productores productores de soja (en has de soja) (en toneladas (en toneladas volumen de soja) de soja) producido Operó 201 26 % 485.379 2.415 2,97 1.441.576 53 % No Operó 569 74 % 422.099 742 2,97 1.253.634 47 %

% P

rodu

ctor

es

% P

rodu

ctor

es100%

100%

80%

80%

60%

60%40%

40%20%

20%0%

0%

19

35

43

SI

SI

NO

NO

Tamaño (Ha)

Educación

250-600

Sin estudio

Universitario Estudios de posgrado

601-1840

Primario

1841-9999

Secundario

>9999

Terciario

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81

65

57

11

15

23

30

77

70

38

63

53

47

85

100

30 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

industriales) y el uso de corredoras. La estructura de la co-mercialización de granos cambia al analizarla en función de la producción de soja. Allí se nota una estructura de co-mercialización más parecida a la de los grandes producto-res, con prácticamente 50 % de la producción total de soja comercializada a través de corredores y de manera directa.

Respecto del futuro de la comercialización cabe puntualizar que, en rasgos generales, los productores manifestaron una intención de comercializar un porcentaje menor de su pro-ducción a través de acopios y cooperativas, en tanto respecto del corretaje no habría cambios cuantitativos significativos, pero que sí se observa una mayor intencionalidad de co-mercializar de manera directa (exportadores e industriales) y por operaciones de canje. Adicionalmente, de la encuesta surge que el productor no prevé que existirán en el futuro cercano nuevos canales de comercialización diferentes de los actuales, analizados en esta sección.

De todas formas, estos resultados son sólo tendencias ge-nerales; muchos interrogantes se plantean en cuanto a las estrategias de los distintos canales para captar más produc-ción. Sin estrategias explícitas para atraer a los productores con propuestas de valor atractivas, la tendencia natural del

productor es la de sortear eslabones intermedios de comer-cialización, usando la información de los mercados para fi-jar precios pero evitando participar en ellos. Se hacen cada vez más necesarias propuestas innovadoras en la comerciali-zación de granos para contrarrestar estas tendencias.

Respecto al análisis del uso de mercados a término, puede decirse que es aún bajo en cuanto a cantidad de produc-tores (74 % de los productores no los usan), aunque al ser utilizados por los productores de mayor tamaño el tonelaje “potencial” que podría pasar por estos mercados es prácti-camente la mitad del total. Tanto el tamaño como el nivel de educación son factores ‘micro’ que inciden en la decisión. En la medida que aumente el volumen operado en los mer-cados terminales, se reduzcan los costos y el productor se familiarice con la operatoria de estos mercados, es esperable que con el tiempo tienda a crecer la producción comerciali-zada a través de los mismos. No obstante, es necesario que exista un cambio cultural paulatino del productor, sobre todo de los que están en el segmento de menor tamaño. Estos condicionantes no son menores, y los resultados espe-rables a mediano plazo serán también el fruto del trabajo de entidades vinculadas a estos mercados y al agro en general, para facilitar paulatinamente tales cambios.

32 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

Sostenibilidad es un tema que ya ha pasado la etapa del “por qué” y ha entrado en la etapa del “cómo”. Finalmen-te, ésta no es una nueva agenda. Probablemente, el primer gran evento con efecto mundial sobre las preocupaciones en relación con la sostenibilidad se remonta a 1972, cuando las Naciones Unidas celebraron en Estocolmo la Conferencia sobre el Desarrollo y el Medio Ambiente Humano. Es en esta conferencia que el término “desarrollo sostenible” se

define y es aceptado y adoptado mundialmente.

Desde entonces, mucho se ha caminado, ya sea en los ar-gumentos técnicos de la importancia de estos temas –con la publicación y gran repercusión de los Informes del IPCC - Panel Intergubernamental de los Cambios Climáticos [Painel Intergovernamental de Mudanças Climáticas] sobre los efectos del calentamiento global, por ejemplo–, ya sea

Sostenibilidad: por amor, por dolor, o por inteligencia

RESpONSABILIDAD SOCIAL

Sonia Favaretto (*)

(*) Directora de Sostenibilidad de BM&F BOVESPA. Fue ganadora del Premio Top of Mind 2009 de Recursos Humanos en Brasil, en la categoría Responsabilidad Social.

SEANpAvONEpHOTO / SHuTTERSTOCk.COM

Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario | 33

en la comprensión de la sociedad al respecto. Desde este segundo punto de vista señalo los años 2005 y 2006 como emblemáticos. Fue durante este período que, lamentable-mente, tuvimos la catástrofe del Huracán Katrina, en Nue-va Orleans, que trajo el sentido de la urgencia para hacer frente a estas cuestiones y generó en las personas de todas las partes del mundo la impresión –o certeza– de que algo muy serio estaba sucediendo en el ámbito de las catástrofes ambientales, con consecuencias devastadoras. También fue en esta época cuando Al Gore viajó por todo el mundo con su “Verdad Inconveniente”, traduciendo temas hasta enton-ces muy técnicos en gráficos fáciles y un lenguaje accesible –y alarmante. Finalmente, las COPs –conferencias de las Naciones Unidas sobre medio ambiente– se convirtieron en tema corriente a partir de la COP 15, en Copenhague.

Así pues, hoy estamos hablando de temas que cruzaron fronteras científicas y demostraron que en la actualidad son cruciales para todos los sectores, incluso el empresarial. Y no sólo en el largo plazo, como se suele decir cuando se trata de sostenibilidad, sino en el corto plazo, ahora.

En este contexto, las Bolsas de Valores desempeñan un pa-pel fundamental. Centro del mercado de capitales, ellas pueden inducir a las buenas prácticas de ESG (siglas en in-glés de Environmental, Social and Governance) en las em-presas cotizadas, por un lado, y estimular los inversores, por otro, a valorar y premiar a estas empresas en sus decisiones de inversión. Finalmente, si estamos hablando –y demos-trando– que los aspectos sociales, ambientales y de gobierno corporativo se han convertido en una parte intrínseca de la gestión de riesgos de una empresa, es razonable decir que invertir en empresas que adoptan esta agenda es una forma de protección del capital invertido.

Primera bolsa del mundo que firmó el Pacto Global de las Naciones Unidas (ONU), en 2009, y primera de mercados emergentes en firmar el PRI – Principios para la Inversión Responsable (ONU), en 2010, la BM&FBOVESPA siem-pre tuvo la visión de que los aspectos de sostenibilidad eran –y serían cada vez más– variables de negocio y por lo tanto debían ser fomentados, difundidos y adoptados.

En 2005, en un movimiento pionero en Latinoamérica, lanzamos el cuarto índice de sostenibilidad del mundo, el ISE – Índice de Sostenibilidad Empresarial. En 2009, se creó formalmente en la estructura de la Bolsa una Dirección de Sostenibilidad subordinándose directamente al CEO, lo que demuestra la importancia estratégica que esta agenda tiene para nosotros. En 2010, lanzamos el segundo índice de sostenibilidad, el ICO2, ahora centrado en las emisiones de gases de efecto invernadero. A finales de 2011, reforzan-do el enfoque en promover la transparencia de informacio-nes socio ambientales por parte de las empresas cotizadas, lanzamos la recomendación “Dé a conocer o Explique para Informes de Sostenibilidad o similar”, cuyos primeros resul-tados fueron presentados en la Río+20, en Rio de Janeiro en junio de 2012. Detrás de todas estas iniciativas, que dis-curriré en detalles a continuación, está el papel inductor y formador de mercado, intrínsecos y esperados de cualquier Bolsa.

El calentamiento global y el aumento de los fenómenos cli-máticos extremos han traído enormes desafíos en algunos mercados. La industria de seguros es un buen ejemplo. Las indemnizaciones pagadas en todo el mundo en 2010 alcan-zaron los US$ 48 mil millones y, al año siguiente, ya salta-ron a US$ 116 mil millones, siendo éste el segundo año de la historia con más alto costo de las aseguradoras. El año

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2005, en función del Katrina, fue el más costoso para el sec-tor, con US$ 123 mil millones de indemnizaciones pagadas.

Es evidente, viendo estos números, que si el sector de segu-ros no se reinventase se convertiría en un business inviable frente a los retos impuestos por esta nueva realidad. A la luz de este entendimiento, fue anunciada durante la Río+20, después de tres años de estudio, la creación del PSI – “Prin-cipios para la Sostenibilidad en Seguros”, una iniciativa de la UNEP-FI (Programa de las Naciones Unidas para el Me-dio Ambiente – Instituciones Financieras), que consiste en un compromiso voluntario con directrices globales para que la industria trate los riesgos y oportunidades teniendo en cuenta el valor económico fundamental del capital natural, del capital social y del buen gobierno corporativo. Hoy en día, el PSI cuenta con 30 signatarios con más de US$ 3,5 billones en activos y 10% del volumen mundial bruto de primas.

Por lo tanto, no es una exageración decir que la sostenibili-dad, cada vez más, deja de ser una ventaja competitiva para convertirse en una condición para competir. Y ciertamente saldrá adelante o sobresaldrá el sector o la empresa que note este movimiento y lo lleve al centro de su pensamiento es-tratégico y toma de decisiones.

Un movimiento que ha colaborado en gran medida al avan-ce de esta agenda empresarial que favorece la sostenibili-dad es el PRI – “Principios para la Inversión Responsable”, que existe desde 2005. Se trata de una colaboración de la ONU con un grupo de grandes inversores. Las agencias de

la ONU involucradas son UNEP-FI (United Nations Envi-ronmental Programme Finance Initiative) y UNGC (Uni-ted Nations Global Compact).

Los principios del PRI incluyen criterios ambientales, so-ciales y de gobierno corporativo que deben ser seguidos por sus signatarios (titulares, gestores de activos o prestadores de servicios). La BM&FBOVESPA fue la primera bolsa de mercados emergentes en convertirse en signataria del PRI por entender el mensaje poderoso transmitido detrás de este hecho a sus empresas cotizadas y a sus inversores.

Otra iniciativa que nació de inversores y también está sien-do definitiva para la creación de esta mentalidad “business oriented” de la sostenibilidad es el CDP – Carbon Disclosure Project. Se trata de una organización no lucrativa indepen-diente creada en 2000 y financiada por el Carbon Trust del Gobierno Británico y por un grupo de fundaciones liderado por la Rockefeller Foundation. Ésta es la mayor base de da-tos mundial en impacto climático corporativo del mundo. Esta base de datos está montada a partir de las respuestas a un cuestionario enviado a las grandes empresas que buscan capturar las estrategias y acciones corporativas que se están implementando para identificar los riesgos y oportunidades relacionados con el cambio climático. Detrás del CDP hay una alianza global de 655 inversores institucionales que ad-ministran US$ 78 billones de activos financieros. Son 68 signatarios latinoamericanos, 63 de ellos de Brasil, que ad-ministran US$ 2,1 billones. Es decir, un respetable universo bajo cualquier punto de vista de negociación.

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Para que estos inversores puedan poner en práctica su “ape-tito” por la agenda de sostenibilidad demostrado a través de la creación de estas iniciativas, es necesario, sin embargo, contar con herramientas. La más obvia son los productos con esta característica, especialmente los llamados Fondos SRI – Social Responsible Investment. El monto de los re-cursos destinados a estos fondos está aún muy por debajo del monto total de la industria, pero está creciendo de ma-nera exponencial.

Europa empuja este movimiento, con aproximadamente el 18% de asignación en estas opciones, seguida por los Es-tados Unidos, con aproximadamente un 12%. En Brasil, todavía hay mucho espacio para crecer, ya que estamos hablando de menos del 1% del monto total dirigido a los Fondos SRI.

Otra herramienta para los inversores es la transparencia de las informaciones socio ambientales y de gobierno corpora-tivo. Sabemos que el acceso rápido a la información es una estrategia fundamental para lograr buenos negocios. Creo firmemente –y lo compruebo en mi día a día– que los in-versores han aumentado su mirada hacia estas dimensiones. Pero, para ello, deben tener acceso a estos datos de una ma-nera fácil, rápida y oportuna.

En este contexto, los informes de sostenibilidad o documen-tos similares como los informes integrados son guías impor-tantes para la práctica de informar los datos no financieros de manera sistemática y evolutiva.

La BM&FBOVESPA fue la segunda bolsa en el mundo y la primera en las Américas en publicar su informe anual de acuerdo con el modelo de la Global Reporting Initiative (GRI), en 2010. La GRI es una ONG con sede en Ámster-dam que creó el estándar mundial para la presentación de informes de sostenibilidad de mayor aceptación en la ac-tualidad. La BM&FBOVESPA es presidente del Consejo Consultivo del Punto Focal Brasil de la GRI y también ha sido elegida para integrar, de 2013 a 2015, el Stakeholder Council, órgano consultivo de la gobernanza internacional de la GRI que colabora en la definición de las directrices estratégicas de la institución.

También en colaboración con la GRI, la Bolsa lanzó en la Río+20 el “Dé a conocer o Explique para Informes de Sos-tenibilidad o similar”, una recomendación para sus empre-sas cotizadas que tiene como objetivo facilitar el acceso a las informaciones relativas a las prácticas de sostenibilidad, ofreciendo transparencia al mercado. La iniciativa estimula a las empresas a informar si publican este tipo documento y dónde está disponible. Si no lo hacen, deben explicar el motivo.

El porcentaje de empresas que cotizan en la BM&FBOVESPA que se sumó al “Dé a conocer o Explique” aumentó del 45,31%, en mayo de 2012 (en el lanzamiento), al 57,95%, en octubre de 2012. Hoy, 253 empresas (de un total de 438) se han sumado a la recomendación. Como resultado, el pú-

blico tiene acceso en la página web (http://www.bmfboves-pa.com.br/cias-listadas/consultas/relatorio-de-sustentabili-dade.aspx?Idioma=pt-br) a una tabla de fácil visualización que presenta los enlaces para los informes de las empresas que publican las informaciones, las explicaciones de las que aún no publicaron y también aquellas que dejaron la res-puesta en blanco, es decir, no se expresaron.

La publicación de informes de sostenibilidad o similares por parte de empresas cotizadas, cerradas y/o estatales también es una tendencia internacional. En 2010 fue adoptada por la Bolsa de Johannesburgo como criterio de listado; es obliga-toria para las empresas que cotizan en Francia, Dinamarca y Suecia, desde 2007, para las empresas de control estatal.

Otro instrumento que ayuda a los analistas e inversores en su recomendación y toma de decisiones son los índices de sostenibilidad. Índices, como bien sabemos, son los prin-cipales productos en el portafolio de las bolsas, ya que se ocupan de referencias teóricas importantes en el conjunto de las informaciones analizadas. No es diferente con la sos-tenibilidad.

El producto estrella en nuestra Bolsa es el ISE – Índice de Sostenibilidad Empresarial creado en 2005 después de un proceso de discusión profundo y amplio con las principales instituciones de mercado en ese momento. Reuniendo las empresas con las mejores prácticas en gestión empresarial

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para la sostenibilidad según la metodología adoptada, es un incentivo para las empresas brasileñas que cotizan en la BM&FBOVESPA para promover el crecimiento económi-co con inclusión social y respeto por el medio ambiente, y también actúa como un inductor del mercado de Inversión Socialmente Responsable en Brasil.

El ISE es un índice que tiene como premisa el “screening positivo” (selección positiva), es decir, sin restricción previa de la participación de las empresas en función del sector de actuación siempre que cumplan el pre requisito de ser una de las 200 empresas con las acciones más líquidas en la BM&FBOVESPA.

Se trata de un índice inclusivo, porque la Bolsa cree que la sostenibilidad es un tema en constante evolución y por lo tanto debe involucrar a todas las empresas en el diálogo y los instrumentos que se ofrecen. La participación en el proceso del ISE es voluntaria y nuestro colaborador técnico es el Centro de Estudios en Sostenibilidad, el GVces, de la Escuela de Administración de Empresas de la Fundación Getulio Vargas (FGV-EAESP), uno de los principales acto-res mundiales en su segmento.

Las empresas candidatas para componer el índice deben responder a un cuestionario que se basa en el concepto del “triple bottom line” (TBL), que involucra elementos am-bientales, sociales y económico financieros. A estos princi-pios del TBL se añadieron cuatro dimensiones más: General (que considera, por ejemplo, la posición de la empresa ante acuerdos globales); Naturaleza del Producto (que identifica

si el producto de la empresa ocasiona daños y riesgos para la salud de los consumidores, entre otros artículos); Gobierno Corporativo (que analiza, entre otros aspectos, la estructura y gestión del Consejo de Administración) y el Cambio Cli-mático (que evalúa como la empresa considera las emisiones de Gases de Efecto Invernadero). La Dimensión Ambien-tal cuenta con diferentes cuestionarios para cada grupo de sectores económicos, que consideran las especificidades de cada sector.

Para integrar la cartera del ISE, la empresa debe presentar un desempeño satisfactorio en todas las dimensiones del cuestionario y enviar la documentación de apoyo para al-gunas respuestas. El cuestionario es revisado anualmente, de manera participativa, a través de workshops, consulta y audiencia pública, y está disponible en la página web del ISE (www.isebvmf.com.br).

La octava cartera del ISE, que está en vigor hasta diciem-bre de 2013, reúne 51 acciones de 37 empresas. Ellas repre-sentan 16 sectores y suman R$ 1,07 billones en valor de mercado, equivalente al 44,81% del total del valor de las empresas con acciones negociadas en la BM&FBOVESPA (en 26/11/2012).

Una iniciativa en el ámbito del ISE, que está en su segundo año y que dialoga con las demás iniciativas de promoción a la transparencia que hemos desarrollado, es la divulgación de las respuestas de los cuestionarios. Entendiendo la cre-ciente demanda de los inversores por las informaciones no financieras, incluimos, a partir de 2011, una pregunta bien

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puntuada en el cuestionario. Ella propone que las empresas postulantes a integrar el ISE autoricen la divulgación de sus respuestas en la página web del índice.

En el primer año ocho empresas aceptaron y publicaron sus respuestas. Este número ya está en 14 (del total de 37 de la cartera) y no tengo ninguna duda de que en un pla-zo corto las demás empresas también se sumarán. Como siempre cuando hablamos sobre sostenibilidad, se trata de una nueva proposición que se debe discutir internamente, y entendemos completamente la complejidad empresarial en torno a las decisiones de este porte. Sin embargo, cabe destacar que las empresas brasileñas se han mostrado muy abiertas a las iniciativas propuestas, teniendo, por supuesto, su propio tiempo de adhesión. En constante evolución, el ISE también está tratando de hacer su parte y cuenta, a par-tir de este año, con la auditoría y aseguramiento de KPMG en su proceso, lo que contribuye a dar mayor credibilidad al índice. Buena noticia para las empresas participantes y para los inversores que se guían por la composición del ISE.

La creación y el desarrollo del ISE tuvo un impacto en el desarrollo de la sostenibilidad en Brasil, creando conciencia entre las empresas cotizadas, en particular sobre la necesi-dad de adoptar las mejores prácticas, y en la generación de un propósito entre todas las empresas abiertas que no for-man parte del índice de mejorar sus prácticas. De acuerdo con las empresas cotizadas que estuvieron, están o quieren formar parte del índice, el ISE genera un gran impacto. Es-tas empresas lo utilizan como una guía para la selección e implementación de prácticas responsables y feedback sobre cómo aprovechar estas prácticas. Para algunas, integrar el ISE se ha convertido en uno de los mayores objetivos de sus esfuerzos de sostenibilidad.

Para el período de 2011 a 2015, el Consejo Deliberativo del ISE –órgano máximo de su gobierno corporativo presidido por la BM&FBOVESPA– definió cinco objetivos estraté-gicos que han orientado todas las acciones tomadas, ya sea en el ámbito del cuestionario o en otras iniciativas correla-tivas: 1) Ampliar la apertura de informaciones al mercado; 2) Aumentar la participación de las empresas en el proceso de selección; 3) Aumentar el volumen de los recursos inver-tidos y los productos vinculados al ISE y que lo convierten en un benchmark de inversiones; 4) Fortalecer los canales de comunicación y diálogo con las partes interesadas; y 5) Trabajar en mejorar el alcance y el proceso de preparación del cuestionario.

Nuestro otro índice de sostenibilidad es el ICO2 – Índice Carbono Eficiente, que fue lanzado en 2010, en colabora-ción con el Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), du-rante la COP 16, en Cancún. El ICO2 mide el retorno de una cartera teórica compuesta por acciones de empresas del IBrX-50 (formado por las 50 acciones más negociadas en la Bolsa) que se unieron a la iniciativa.

El indicador está ponderado por el free float (cantidad de acciones que están en circulación, es decir, aquellas que

están a disposición para negociación en el mercado) y por el coeficiente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEE) de las empresas. La cartera se reequilibra a cada cua-tro meses, con base en el free float de las empresas, y anual-mente con base en el coeficiente de emisión.

Podemos decir que el ICO2 es un “zoom” en la Dimen-sión Ambiental del ISE, centrándose en las emisiones de gases de efecto invernadero. Al crear este índice, la Bolsa transmite al mercado el mensaje de que entiende y cree que los cambios climáticos son variables de negocios que deben ser medidos y gestionados. El pre requisito para integrar el ICO2 es hacer y divulgar el inventario de emisiones de ga-ses de efecto invernadero de la empresa –otra iniciativa que promueve la transparencia de informaciones no financieras.

Un desafío constante cuando hablamos sobre sostenibilidad es concretar las teorías. Suelo decir que se trata de una agen-da positiva que difícilmente encuentra oponentes. Nuestro desafío, sin embargo, es demostrar que estamos hablando de algo concreto y palpable, relacionado al retorno econó-mico de las empresas, y no de una agenda poética y de muy largo plazo. Esto sí atraerá adeptos fundamentales, como los inversores.

En este sentido, la BM&FBOVESPA encomendó al GVces en 2012 un estudio que fue lanzado en el anuncio de la cartera del ISE, en noviembre pasado. El trabajo, titulado “El Valor del ISE - Principales estudios y la perspectiva de los inversores” muestra que el 75% de los fondos de pen-sión entrevistados utilizan o tienen planes de utilizar en sus análisis de inversión, dentro de los 12 meses, el cuestionario respondido por las empresas para el proceso de selección del ISE. La encuesta incluyó 12 fondos de pensión, que gestio-nan R$ 260 mil millones, lo que representa el 45% del total estimado de inversiones de estas entidades en el país.

El estudio, que está disponible en la página web de la Bolsa, también dibujó un panorama completo de la Inversión Sos-tenible, con sus principales tendencias, contribuciones en la decisión de inversión y la importancia de la transparencia desde el análisis de seis investigaciones nacionales e interna-cionales sobre el tema.

Otro punto de nuestra agenda, que ocupa una parte signi-ficativa de nuestro tiempo, es la participación en grupos o instituciones nacionales e internacionales que promueven y estimulan las mejores prácticas de sostenibilidad. Además de las participaciones en la GRI, PRI y Pacto Global, inte-gramos también los Consejos del CDP – Carbon Disclosure Program y del Programa Empresas por el Clima, de la FGV.

La más reciente adhesión institucional de la BM&FBOVESPA se produce en el ámbito de la SSE – Sus-tainable Stock Exchanges, iniciativa voluntaria del PRI, UNCTAD, UNEP-FI y Pacto Global, lanzada en 2009 para estimular a las bolsas de todo el mundo a reflexionar y actuar sobre estos temas. Durante la Río+20, nuestra Bolsa, junto con NASDAQ OMX, Johannesburg Stock Exchange

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(JSE), Istanbul Stock Exchange (ISE) y Egyptian Exchange (EGX), firmó un compromiso voluntario para promover la inversión responsable de largo plazo y trabajar junto con las empresas cotizadas por el desempeño y divulgación de informaciones ambientales, sociales y de gobierno corpora-tivo.

También en 2012, la SSE presentó el informe “Bolsas de Va-lores Sostenibles – Informe de Progreso”, desarrollado por la Responsible Research y patrocinado por la Aviva Investors (disponible en http://www.unglobalcompact.org/docs/is-sues_doc/Financial_markets/Sustainable_Stock_Exchan-ges.pdf).

El informe investigó 30 grandes bolsas de valores globales sobre la amplitud y profundidad de sus iniciativas en soste-nibilidad y presenta los progresos de las bolsas en los temas de sostenibilidad desde 2010, año en que fue publicado el primer informe. El documento indica, a partir de respuestas de las propias bolsas entrevistadas, que BM&FBOVESPA y JSE hoy son referencias mundiales en sostenibilidad. Esta noticia nos entusiasma sobre todo porque indica que vamos por buen camino. Al mismo tiempo, nos da la dimensión exacta de la responsabilidad de seguir emprendiendo en los temas de sostenibilidad.

Para actuar directamente con las empresas que cotizan, la BM&FBOVESPA lanzó en 2010 el “En Buena Compañía [Em Boa Companhia] – Programa de Sostenibilidad con Empresas”, con el fin de profundizar las discusiones sobre

el impacto de la gestión de sostenibilidad y de la inversión social del día a día de las empresas.

El programa prevé compartir informaciones a través de páginas web, publicaciones y reuniones presenciales en la Bolsa. En la página web, damos visibilidad a las iniciativas de las empresas que cotizan: en la actualidad, 44 empre-sas participan, divulgando las informaciones acerca de 200 proyectos socio ambientales. Uno de los primeros productos del En Buena Compañía, en la línea de publicaciones, es la Guía “NUEVO VALOR: Sostenibilidad en las Empre-sas. Cómo empezar, a Quién Involucrar y Qué Priorizar”, disponible en http://www.bmfbovespa.com.br/novo-valor/pt-br/download/guia-de-sustentabilidade.pdf.

Para terminar, suelo decir que el movimiento de la inclu-sión de la sostenibilidad en la estrategia de las empresas se produce por tres vías: por el amor, el dolor y la inteligencia.

Por Amor, cuando son impulsados por líderes apasionados y convencidos de su importancia; por Dolor, cuando sufren pérdidas financieras, de imagen o reputación, y no quieren pasar por eso nuevamente; o por la Inteligencia, cuando las empresas entienden el diferencial competitivo que la soste-nibilidad representa y, por lo tanto, el liderazgo que pueden tomar al adoptarlo. Qué camino se seguirá dependerá de cada empresa e institución, de sus particularidades, historia y modelo de liderazgo. Pero espero que cada vez sigamos el camino de la inteligencia con –por qué no– una buena dosis de amor.

40 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

INDICADORES ESTADÍSTICOS

SECTOR AGROINDUSTRIAL. Producción de granos

EVOLUCION DE LA PRODUCCION DE GRANOS EN LA REPUBLICA ARGENTINA

Campaña agrícola

Fuente: Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP)

2001/022002/032003/042004/052005/062006/072007/082008/092009/102010/11

21.42020.84124.96829.64025.41230.16127.44519.58033.52039.379

13.50314.85314.72616.41215.09817.08517.73510.76416.55716.507

19.92419.34915.15721.91419.09726.12828.06820.10321.37620.853

3.9385.1825.3376.4955.4637.2487.3632.1997.7637.054

2.5692.2841.8603.4881.6982.2382.8321.3401.9532.241

8.2548.5777.7357.1379.677

11.51913.5126.382

12.27015.145

69.60971.08569.78385.08676.44794.38096.95560.36893.439

102.1782011/12 38.125 14.783 17.127 7.052 3.103 9.230 89.6392012/13 0 0 0 0 0 0 0

Buenos Aires Santa Fe Córdoba Entre Ríos La Pampa Otros Total

000 toneladas métricas

0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42

Arroz

Avena

Cartamo

Cebada Cervecera

Colza

Girasol

Lino

Maiz

Soja

Sorgo

Trigo

Millones de Toneladas Métricas

PARTICIPACIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE CULTIVOS TRADICIONALES EN SANTA FE SOBRE EL TOTAL NACIONAL CAMPAÑA 2011/12

Fuente: MAGyP

Santa Fe Otras provincias

SECTOR AGROINDUSTRIAL. Producción de granos

EVOLUCION DE LA PRODUCCION DE GRANOS EN LA REPUBLICA ARGENTINA

Campaña agrícola

Fuente: Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP)

2001/022002/032003/042004/052005/062006/072007/082008/092009/102010/11

21.42020.84124.96829.64025.41230.16127.44519.58033.52039.379

13.50314.85314.72616.41215.09817.08517.73510.76416.55716.507

19.92419.34915.15721.91419.09726.12828.06820.10321.37620.853

3.9385.1825.3376.4955.4637.2487.3632.1997.7637.054

2.5692.2841.8603.4881.6982.2382.8321.3401.9532.241

8.2548.5777.7357.1379.677

11.51913.5126.382

12.27015.145

69.60971.08569.78385.08676.44794.38096.95560.36893.439

102.1782011/12 38.125 14.783 17.127 7.052 3.103 9.230 89.6392012/13 0 0 0 0 0 0 0

Buenos Aires Santa Fe Córdoba Entre Ríos La Pampa Otros Total

000 toneladas métricas

0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42

Arroz

Avena

Cartamo

Cebada Cervecera

Colza

Girasol

Lino

Maiz

Soja

Sorgo

Trigo

Millones de Toneladas Métricas

PARTICIPACIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE CULTIVOS TRADICIONALES EN SANTA FE SOBRE EL TOTAL NACIONAL CAMPAÑA 2011/12

Fuente: MAGyP

Santa Fe Otras provincias

Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario | 41

1 2 3 4 5 6 7 8

SECTOR AGROINDUSTRIAL. Comercio Exterior

Período

3.0422.0642.4142.4482.1272.3112.6042.8082.9554.6606.7723.2144.6218.382

1.031

165131158145115879297

141430688548584

1.190

82

1.052871

1.0131.4011.2881.9871.8302.4441.9613.6964.8871.9805.3385.995

70

2.7342.3341.6771.6372.0842.8273.1563.2903.8775.4937.0594.4795.1927.033

289

2.0062.0522.4322.6282.7833.4983.8434.0324.6546.1967.7948.6208.783

10.774

733

8.9997.4527.6958.2588.397

10.71011.52512.67213.58720.47527.20018.84224.51833.373

2.204

17.44215.85718.71418.39717.31318.66623.02527.43532.86935.30442.82136.82743.61750.578

3.461

26.44123.30926.40926.65525.70929.37534.55040.10646.45655.78070.02155.66968.13483.950

5.665

Cereales Prod.Molinería

Semillas yFrutos Oleaginosos

En millones de dólares estadounidenses corrientes

Grasasy Aceites

Residuos extracciónoleaginosos

Subtotal agroindustria Resto exportac. Total exportaciones

argentinas

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

19981999200020012002200320042005200620072008200920102011

9.823 1.207 3.925 6.126 11.253 32.335 48.870 81.20520122013 ene

EXPORTACIONES DE GRANOS, HARINAS PROTEICAS Y ACEITES VEGETALES DESDE PUERTOS DE SANTA FE

Período

Fuente: Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP). Part.: Participación de los puertos santafesinos sobre el total nacional

20022003200420052006200720082009201020112012

15.76616.88716.79120.81415.99423.46523.99412.42225.55025.68527.429

62%61%61%59%56%62%63%60%67%65%66%

17.37419.59118.98021.96625.49027.52225.49923.69926.11227.90523.789

93%93%93%93%95%95%95%91%90%91%90%

4.0144.6734.7245.4426.6526.9885.7244.9955.2994.6054.061

85%86%85%86%90%92%90%88%88%84%81%

76%76%75%74%77%78%78%79%77%77%76%

Granos000 Tm Part.

Harinas proteicas000 Tm Part.

Aceites vegetales000 Tm

Part.Total

000 Tm

37.15441.15140.49548.22248.13557.97555.21741.11656.96158.19555.279

Part.

EVOLUCIÓN DEL VALOR DE LAS EXPORTACIONES ARGENTINAS

PUER

TO D

E SA

N LO

RENZ

OPU

ERTO

DE

ROSA

RIO

0

ARROYO SECO

GENERAL LAGOS

PUNTA ALVEAR

SERV PORT UNID.VI -VII

GUIDE

VILLA GDOR. GALVEZ

A.C.A.

AKZO NOBEL

DEMPA

NIDERA

PAMPA

QUEBRACHO

SAN BENITO

TERMINAL VI

TIMBUES DREYFUS

TIMBUES NOBLE

TRANSITO

VICENTIN

Millones de Toneladadas métricas

2012 (Ene/Dic): Embarques granos, harinas y aceites por terminales de Santa Fe

Fuente: MAGyP

Granos Subprod. Aceites

9

42 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

INDUSTRIALIZACIÓN DE LOS PRINCIPALES GRANOS (en toneladas métricas)

TRIGO SOJA MAIZ GIRASOL

Periodo

Fuente:

2005

2006

2007

2008

2009

2013 431.702 341.737428.438 1.701.178 324.702 1.305.176 328.489

Industrialización Producciones Industriales Industriales

aceitesIndustriales harina/pell

Industriales aceites

Industriales harina/pell

Industrialización Industrialización Industrialización

130.474 142.476

4.997.824

5.099.339

5.766.447

6.123.859

6.041.473

6.323.386

6.390.007

6.046.120

431.702ene-13

4.984.029

5.055.418

5.740.613

6.121.156

6.062.325

6.318.476

6.385.602

6.033.781

1.701.178

28.690.811

32.731.608

36.268.044

31.709.219

30.285.623

36.824.921

37.339.854

33.333.313

5.395.517

6.161.280

6.962.206

6.024.101

5.772.026

7.000.075

7.113.681

6.353.359

22.543.589

25.517.834

27.924.429

24.524.309

23.637.854

28.299.923

29.061.655

26.010.985

2.213.513

2.543.871

2.627.813

2.811.295

3.225.498

3.634.644

4.125.244

4.185.457

3.563.262

3.754.826

3.060.277

4.211.298

3.463.353

2.750.476

3.547.927

3.675.948

1.523.406

1.579.554

1.223.513

1.740.060

1.418.821

1.127.698

1.489.706

1.541.580

1.513.232

1.617.723

1.315.034

1.767.200

1.466.068

1.192.463

29.061.655

1.594.966

428.438 324.702 1.305.176 341.737 328.489 130.474 142.476

Producciones Producciones Producciones Producciones

2010

2011

2012

INDUSTRIALIZACIÓN MENSUAL DE SOJA

0

500.000

1.000.000

1.500.000

2.000.000

2.500.000

3.000.000

3.500.000

4.000.000

4.500.000

ene/07 ene/08 ene/09 ene/10 ene/11 Ene/12

INDUSTRIALIZACIÓN DE LOS PRINCIPALES GRANOS (en toneladas métricas)

TRIGO SOJA MAIZ GIRASOL

Periodo

Fuente:

2005

2006

2007

2008

2009

2013 431.702 341.737428.438 1.701.178 324.702 1.305.176 328.489

Industrialización Producciones Industriales Industriales

aceitesIndustriales harina/pell

Industriales aceites

Industriales harina/pell

Industrialización Industrialización Industrialización

130.474 142.476

4.997.824

5.099.339

5.766.447

6.123.859

6.041.473

6.323.386

6.390.007

6.046.120

431.702ene-13

4.984.029

5.055.418

5.740.613

6.121.156

6.062.325

6.318.476

6.385.602

6.033.781

1.701.178

28.690.811

32.731.608

36.268.044

31.709.219

30.285.623

36.824.921

37.339.854

33.333.313

5.395.517

6.161.280

6.962.206

6.024.101

5.772.026

7.000.075

7.113.681

6.353.359

22.543.589

25.517.834

27.924.429

24.524.309

23.637.854

28.299.923

29.061.655

26.010.985

2.213.513

2.543.871

2.627.813

2.811.295

3.225.498

3.634.644

4.125.244

4.185.457

3.563.262

3.754.826

3.060.277

4.211.298

3.463.353

2.750.476

3.547.927

3.675.948

1.523.406

1.579.554

1.223.513

1.740.060

1.418.821

1.127.698

1.489.706

1.541.580

1.513.232

1.617.723

1.315.034

1.767.200

1.466.068

1.192.463

29.061.655

1.594.966

428.438 324.702 1.305.176 341.737 328.489 130.474 142.476

Producciones Producciones Producciones Producciones

2010

2011

2012

INDUSTRIALIZACIÓN MENSUAL DE SOJA

0

500.000

1.000.000

1.500.000

2.000.000

2.500.000

3.000.000

3.500.000

4.000.000

4.500.000

ene/07 ene/08 ene/09 ene/10 ene/11 Ene/12

44 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

Han pasado doscientos años, y la So-berana Asamblea General Constitu-yente reunida el 31 de enero de 1813 proyecta tres imágenes diferentes. Fue un hito fundamental en el proceso de constitución de “una nueva y glorio-sa nación”. A la vez, se recuerda que un conjunto de iniciativas quedaron a medio camino, como la proclama-ción misma de la Independencia y la sanción de una Constitución, y que la Asamblea terminó desastrosamente, con sus miembros acusados y encarce-lados. La tercera imagen se conforma en perspectiva: la Asamblea comenzó a establecer las cuestiones fundamen-tales de nuestra organización civil y política, la libertad, la igualdad, el go-

bierno representativo y republicano, es decir una serie de principios incorpo-rados a la Constitución. Varias décadas atrás -cuando como estudiante o joven profesor frecuentaba estos temas- las daba por definitivamente establecidas, sin encontrar nada vitalmente dramá-tico en ellas. Hoy en cambio -por cir-cunstancias desdichadas- han vuelto al debate, y nos convocan a muchos en defensa de lo que había quedado esta-blecido hace doscientos años.

Voy a examinar en primer lugar el complejo y algo azaroso camino por el que se llega a la Asamblea. Luego, la tarea que desarrolló y los problemas que enfrentó, desde su esperanzado

comienzo hasta su catastrófico final. Finalmente, propondré algunos in-terrogantes sobre el mensaje que deja aquella Asamblea para nuestra Argen-tina presente.

uN CAMINO INTRINCADO y AZAROSO

Lejos de las imágenes simplistas que presentan el comienzo de nuestra historia como una epifanía de la li-bertad, sus protagonistas vivieron esas circunstancias más bien como sonámbulos desconcertados. En 1810, los hispanoamericanos que habitaban el virreinato, tomaron conciencia de que la monarquía española se había

La Asamblea de 1813

HISTORIA

Luis Alberto Romero (*)

(*) Historiador. Ha sido profesor titular de la Universidad de Buenos Aires e Investigador Principal del Conicet. Actualmente enseña en la Universidad Torcuato Di Tella y en

la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Integra el Consejo de Administración de la Universidad de San Andrés. Es autor de “Breve historia contemporánea de la

Argentina, 1916-2010”.

Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario | 45

derrumbado, y con ella todo el or-den colonial, que ya tenía tres siglos de existencia. Ya habían tenido indi-cios claros de que las cosas marchaban mal: los invasiones inglesas a una Bue-nos Aires llamativamente indefensa, pero sobre todo la invasión napoleó-nica a España, seguida por los sucesos de Bayona, comúnmente conocidos como “farsa”, con la doble abdicación del rey y de su hijo y heredero, y la cesión de la corona a un hermano del emperador francés. Dos años después, la ocupación militar de la península se había casi completado. Ya no había rey. Toda la legitimidad política, que derivaba de él, se derrumbó como un castillo de naipes. ¿Qué hacer?

En España comenzó lo que llaman la “guerra de Independencia”. Primero hubo una serie de levantamientos con-tra los franceses, de los que surgieron juntas locales, que asumieron transito-riamente el control en nombre de Fer-nando VII, el rey cautivo. Las juntas se agruparon en una Junta Central, que pudo dar batalla a los franceses y obtener algunos éxitos, hasta ser de-rrotada en 1810. Solo quedó un Con-sejo de Regencia, instalado en Cádiz, bajo la protección de la flota inglesa, y de legitimidad tan pequeña como el territorio que controlaba.

El precedente español suministró una forma que aquí pareció adecuada: crear juntas locales, que se hicieran cargo del gobierno en nombre del mo-narca ausente. La fórmula permitía la convergencia de grupos con distintas opiniones sobre el futuro: los defenso-res de los privilegios locales de los es-pañoles, que se anticiparon, formando la Junta de Montevideo; los que autén-ticamente creían en que había que es-perar para ver cómo seguían las cosas, conformes con la fórmula transitoria; y quienes vislumbraban otras alter-nativas, como la que alimentaba por entonces la princesa Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII y esposa del rey de Portugal, quien había logrado trasladar su corte a Río de Janeiro. Carlota se ofrecía a reemplazar a su hermano preso y dar legitimidad a los gobiernos locales provisorios.

En otras capitales hispanoamericanas

ocurrieron cosas parecidas a las de Buenos Aires: Santiago de Chile, Ca-racas, Bogotá. En 1809 habían ocurri-do movimientos semejantes en Quito, en La Paz y en Chuquisaca. Todos previsores, a la espera de los aconte-cimientos europeos. Estos se sucedían muy rápidamente y el panorama cam-biaba permanentemente. Napoleón triunfaba en España pero se lanzaba sobre Rusia, mientras que los ingleses, nuevos aliados de los españoles de Cá-diz, desembarcaban en la península y hacían retroceder a los franceses. En Cádiz, las Cortes, donde predomina-ban los liberales, proclamaron la “na-ción española”, constituida por igual por españoles de España y españoles americanos, y llamaron a los pueblos a enviar diputados para dictar una Constitución. El cambio de estatuto que se ofrecía a los hispanoamericanos era grande, y acompañar a los gadita-nos pasó a ser una opción atractiva. Todo demoró mucho, pero en 1812 se dictó la Constitución, que declaró la unidad de la nación española, a ambos lados del Atlántico, pero descartó la subsistencia de gobiernos autónomos, como los surgidos en Hispanoamé-rica. En ese mismo año, los ingleses terminaban de expulsar a los franceses de España, y en 1813 Napoleón, lue-go de retirarse de Rusia, era derrotado en Leipzig e iniciaba su destierro en la cercana isla de Elba.

En suma, durante tres años el concierto europeo, del que dependía el futuro de los nuevos gobiernos americanos, fue confuso, inestable y provisorio. Más aún, las noticias tardaban varios me-ses en llegar -dos o tres al menos- y las cosas debían ser resueltas día a día, sin saber si lo decidido se ajustaba a lo que ocurría entre los grandes. Por eso, la imagen de sonámbulos, o la más pinto-resca, quizá, de “turcos en la neblina”.

La realidad local golpeaba más rápida-mente. La Junta constituida en Bue-nos Aires el 25 de mayo de 1810 con-sideró que, por tradición e iniciativa, le correspondía mantener su papel de cabeza o guía del resto de los pueblos del virreinato. Adecuándose un poco al nuevo lenguaje político, se habló de “hermana mayor”, más acorde con la idea de fraternidad. Pero para asegu-

rar esa preeminencia, la Junta envió expediciones al norte, al Paraguay y a la Banda Oriental. Encontró apoyos y resistencias. Estas vinieron primero de quienes no daban por suspendida a la monarquía ni a las legitimidades que de ella derivaban. Otros admi-tían que algo había cambiado, pero no aceptaban que desde Buenos Ai-res siguieran dirigiéndose las cosas. Comenzó entonces una guerra que hoy llamaríamos civil, pues alineó en ambos bandos a hispanoamericanos. Unos se definieron como “realistas” y otros comenzaron a llamarse “pa-triotas”, una expresión ambigua que gradualmente fue asociándose con la patria nueva. Las tropas de Buenos Aires, que afirmaron su autoridad en Córdoba, Tucumán y Salta, fueron derrotadas, una y otra vez, en el Alto Perú. Allí los realistas tenían el apoyo del virreinato del Perú, cuyas autori-dades no fueron cuestionadas y que hasta 1776 había tenido jurisdicción sobre las provincias altoperuanas. La expedición al Paraguay, que comandó Belgrano, fue derrotada en Tacuarí, y el gobierno porteño aceptó la existen-cia de una Junta en Asunción, que no se le subordinaba. Montevideo, por su parte, pareció inexpugnable, y pasado el primer entusiasmo, la Junta acordó un statu quo con los realistas.

En suma, éxitos y fracasos, y frentes abiertos en el norte y en el Río de la Plata, condicionaron la perspectiva del gobierno de Buenos Aires y alen-taron a los más moderados, que trata-ban de acomodarse lo mejor posible a una situación que no controlaban. Un nuevo problema comenzó pronto a manifestarse. Los pueblos que habían adherido al gobierno de Buenos Aires demandaban participar en sus decisio-nes. La crisis de legitimidad, iniciada con el derrumbe de la monarquía, se prolongó por todo el antiguo virreina-to. La Primera Junta aceptó a los dipu-tados de los cabildos del Interior, y los incorporó a la Junta Grande, pero esto generó serios problemas para tomar las urgentes decisiones exigidas por la guerra; de modo que en 1811 la Junta Grande fue remplazada por un Triun-virato formado por porteños. El pri-mer cuestionamiento importante vino de la Banda oriental, donde el dirigen-

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te local José Artigas repudió el acuer-do de Buenos Aires con los realistas de Montevideo y en 1811 dirigió el éxodo del pueblo oriental, que se instaló al otro lado del río Uruguay. Las bases de la más fuerte disidencia al predomi-nio porteño quedaron sentadas.

En Buenos Aires la revolución y la guerra habían cambiado profunda-mente la vida política. Muchos se lan-zaron a la lucha política, plantearon ideas y alternativas, formaron grupos y disputaron por el poder. Tenían di-ferencias tácticas y estratégicas, pero además había una disputa de índole facciosa, por el control de un poder que comenzaba a asociarse con algu-nos beneficios, todavía modestos. En la disputa terciaron los militares; a los escasos oficiales de carrera existentes en 1806 se agregaron todos los oficia-les que, como Saavedra o Belgrano, se incorporaron a los cuerpos milicianos, y otros muchos cuando comenzó la guerra en serio. Su formación profe-sional era escasa, y lo hicieron lo mejor que pudieron. Pero utilizaron su man-do de tropas para hacerlas pesar en la política. En 1812 llegaron a Buenos Aires San Martín, Alvear y otros ofi-ciales de sólida formación profesional, que rápidamente ganaron preeminen-cia entre sus más rústicos colegas.

El gran tema de discusión tenía que ver, en última instancia, con la inde-pendencia. La supuesta subordinación a Fernando VII era cada vez más di-fícil de sostener por un gobierno en guerra con quienes se declaraban au-ténticos realistas. Las Cortes de Cá-diz invitaban a todos los americanos a acatarla, disolver sus gobiernos y enviar diputados, y muchos lo hicie-ron, como los peruanos, ecuatorianos o guatemaltecos. Más tarde, en 1814, la restauración de Fernando VII en el trono haría más clara la opción: o aceptar la autoridad del monarca o convertirse en rebeldes. Pero no podía seguirse eternamente en la ambigüe-dad: si se descartaba la legitimidad monárquica había que encontrar una fuente alternativa en la que fundar la soberanía.

Las ideas de independencia atraían so-

bre todo a quienes eran sensibles a la tradición de la Revolución Francesa y la soberanía de los pueblos. También a quienes, embarcados en la guerra, creían que la victoria era posible si se concentraban los esfuerzos. Muchos de los políticos atraídos por las ideas fran-cesas, que habían seguido a Mariano Moreno, formaban parte de la Socie-dad Patriótica. San Martín y Alvear, que pasaron a mandar importantes regimientos, le sumaron una sociedad secreta, al modo de la época: la Logia Lautaro. Juntos asumieron el programa de la independencia y la lucha frontal contra el enemigo, siguiendo el ejemplo del gobierno de Caracas primero y de Simón Bolívar, que en 1812 había pro-clamado la “guerra a muerte”.

La decisión era difícil y llena de ries-gos. Aquí están los sonámbulos, tra-tando de adivinar el futuro. Peor aún, queriendo enterarse de lo que ya había sucedido. La victoria de Belgrano en Tucumán, en setiembre de 1812, dio el impulso que faltaba. El 8 de octu-bre de 1812, protegidos por los regi-mientos mandados por San Martín y sus colegas, un grupo de civiles, que ya empezaba a ser llamado “el pueblo”, reclamó al Cabildo -curiosamente, era todavía la única autoridad sobrevi-viente que conservaba legitimidad- la renovación de los miembros del Triun-virato. El nuevo Triunvirato, integra-do por miembros de la Logia, convocó a los “pueblos” a enviar diputados para una Asamblea General Constituyente. Los cabildos eligieron a los diputados, pero la Logia Lautaro, que tenía sus ramificaciones, se aseguró que todos coincidieran con su programa. La ex-cepción fueron los enviados por Arti-gas, que trajeron sus Instrucciones y fueron rechazados.

LA ASAMBLEA EN ACCIóN

Este resultó ser uno de los asuntos más trascendentes entre los tratados por la Soberana Asamblea General Constituyente. Comenzó sus sesiones el 31 de enero de 1813, y pronto reci-bió el estímulo de las victorias de San Martín y Belgrano en San Lorenzo y Salta. En la fórmula de juramento de los diputados se eliminó la referencia

a Fernando VII, reemplazándola por la de nación, una voz de amplio uso durante la Revolución Francesa, ge-neralmente asociada con la de pueblo. Una y otra aludían a la fuente última de esa legitimidad que la Asamblea debía establecer. En ese asunto, el giro inicial fue fuerte. No se siguió a los jacobinos sino a Sieyes, quien for-muló inicialmente la idea de nación y representación. Los diputados, que ha-bían sido electos por los cabildos de los pueblos, pasaron a representar, todos en su conjunto, a la nación; por lo que se negó a los cabildos la posibilidad de remplazarlos. Según la idea de Sieyes, puesta en práctica por las asambleas y convenciones revolucionarias, la sobe-ranía de la nación se delegaba transi-toriamente en un conjunto de diputa-dos, que la representaban in toto y la ejercían sin condiciones ni mandatos. Con ese argumento, se rechazó a los diputados orientales, que habían sido electos por el congreso de una provin-cia -sólo uno de ellos había sido desig-nado por el Cabildo de Montevideo- y que además eran portadores de un mandato imperativo, una concepción inadmisible desde la perspectiva de la representación. Ciertamente hubo motivos políticos para excluir a los re-presentantes de Artigas, probablemen-te más importantes, pero la doctrina de la soberanía de la nación y del régi-men representativo estaba sentada.

No sin conflictos, pues la idea de “los pueblos”, mucho más antigua, fue la base de otra que empezó a surgir: la soberanía residía inicialmente en las provincias. De acuerdo con las ideas de Artigas, el estado en formación habría de surgir del acuerdo entre provincias preexistentes, unidas por un pacto de federación o confederación, como ha-bía ocurrido en los Estados Unidos de América. Se dibujaron así dos alternati-vas, sobre las que se discutió a lo largo del conflictivo proceso de organización nacional: unidad del pueblo, asociada con unidad del gobierno, o provincias preexistentes, vinculada a la idea de autonomía provincial. La discusión se zanjó con la Constitución de 1853, que estableció el régimen federal.

La Asamblea se proclamó Soberana, y

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todo indicaba que se avanzaría en ese camino, hasta declarar la independen-cia. Los sucesos posteriores atempe-raron los ánimos. A fines de 1813 el Ejército del Norte sufrió dos fuertes derrotas en Vilcapugio y Ayohuma, y la situación de Montevideo, en manos de los realistas, no era clara. En Euro-pa, luego de la derrota de Bonaparte y su exilio en la isla de Elba, los antiguos monarcas comenzaron a retornar a sus tronos y se generalizó el criterio de la restauración, es decir volver atrás las agujas del reloj, hasta 1788. Fernando VII retornó a España, anuló la Consti-tución de Cádiz y comenzó a preparar sus tropas para recuperar las colonias hispanoamericanas. Gran Bretaña apoyaba a los nuevos Estados, pero era improbable que rompiera con sus alia-dos europeos. Los gobiernos hispano-americanos autónomos pendían de un hilo, y un año después, en 1815, sólo sobreviviría el rioplatense. Por otra parte, no era tiempo de repúblicas -la única sólida era la estadounidense- sino, eventualmente, de monarquías constitucionales.

Todo eso atemperó el ímpetu inde-pendentista. Algunas cosas se hicie-ron, que le daban forma a la soberanía. Se adoptó el escudo, y hubo una tá-cita autorización a Belgrano para que desplegara su bandera, pero sólo como emblema del ejército, sin involucrar al Estado. Se encargó una Canción pa-triótica a Vicente López y el músico español Blas Parera, pero enseguida se les pidió que atemperaran algunos tér-minos y dejaran abierta la posibilidad de una monarquía constitucional. Así, la igualdad fue “noble”, jugando con los sentidos de la palabra, y las Provin-cias Unidas del Sur abrieron un “trono dignísimo”. Por entonces, algunos di-plomáticos trajinaban las cortes euro-peas buscando la solución para que la autonomía local fuera aceptable en el mundo de la restauración.

La declaración de la independencia quedó para mejor oportunidad -esto ocurriría en julio de 1816- así como la sanción de una constitución. Los debates sobre la forma de gobierno se empantanaron, al tiempo que la Asamblea perdía rápidamente consen-

so y legitimidad. No obstante, quedó establecido el carácter republicano del Estado -aunque en 1816 se reabrió la discusión- y el régimen representativo. A principios de 1814 se creó el Direc-torio, es decir un Poder Ejecutivo uni-personal.

En el terreno de la vida cívica y de la sociedad, la Asamblea avanzó rápido y con bríos, quizá porque los obstáculos fácticos eran menores en esta parte de Hispanoamérica. Es fácil advertir allí la influencia de la Revolución France-sa y de la tradición liberal. Se estable-ció la libertad de imprenta y la libertad de cultos, una cuestión siempre difícil en los países católicos de entonces. El Estado asumió la religión católica, pero confirmó el Patronato. Se supri-mió la Inquisición y se abolieron los instrumentos de tortura. Con respecto a la esclavitud, se abolió la trata, como proponía militantemente Inglaterra, y se estableció la llamada libertad de vientres, es decir la de los hijos de es-clavos por nacer en el territorio del Estado. Era una buena base, pero la abolición total habría creado proble-mas complicados con Brasil.

Respecto de la igualdad, no hubo me-dias tintas. Se suprimieron los títulos de nobleza y se abolió el mayorazgo.

Se suprimieron todas las formas de la servidumbre indígena: la mita, el ya-naconazgo, la encomienda y el tributo. Estas reformas, de fuerte significación ideológica, no afectaban mucho a la sociedad porteña, pero tenían efectos importantes en el interior y en el Alto Perú, que aún se esperaba incorporar a las Provincias Unidas.

Desde mediados de 1814, el impulso de la Asamblea se frenó y pasaron a predominar las cuestiones políticas, que dividían a sus miembros. Carlos María de Alvear, que dirigía la Logia Lautaro y aspiraba a una dictadura napoleónica, rompió con San Martín, mucho más cauto y moderado. A me-diados de 1814 Alvear ganó crédito por conquistar Montevideo a los realistas -en realidad tomó el mando cuando la faena ya estaba hecha-, pero a princi-pios del año siguiente la plaza debió ser abandonada, y fue ocupada por los artiguistas. Por entonces, Alvear se ha-bía hecho designar Director Supremo -hasta entonces había ocupado el car-go su tío, Gervasio Posadas- y gobernó de manera personal, sin convocar a la Asamblea. La oposición a Alvear fue avanzando, en las provincias y sobre todo en el ejército. En abril de 1815 hubo un levantamiento militar y poco después otro en la ciudad de Buenos

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Aires, encabezado por el Cabildo, que lo depuso. El nuevo gobierno dio un giro completo: inició tratativas con los jefes artiguistas, disolvió la Asamblea y apresó a los principales dirigentes de la Logia. Poco después, convocó al Con-greso que se reuniría en Tucumán. Así, de manera poco gloriosa, culminó la revolucionaria Asamblea del año XIII.

LA ASAMBLEA HOy

La Asamblea reunida en 1813 hizo aportes importantes en la lenta con-formación institucional del Estado argentino y de su nación. Mucho de lo que hizo fue revisado por quienes lo siguieron, pero algunas cosas queda-ron firmes, más allá del final desafor-tunado de sus principales animadores. Por entonces, la Revolución era como una rueda de la fortuna, que elevaba y hundía a sus criaturas: muchos de los hombres de 1813, condenados en 1815, volvieron a tener horas de gloria, como el propio Alvear, vencedor en Ituzaingó doce años después.

No hay un vínculo directo entre 1813 y el presente. Es una mala práctica historiográfica forzar las conexiones. Pero lo cierto es que los hechos, con-tundentes, impulsan, al menos como

juego intelectual, a pensar lo hecho hace doscientos años en términos de las preocupaciones presentes.

Mirado desde las circunstancias ac-tuales, el aporte de la Asamblea a la organización política e institucional del país no sólo es importante sino hasta avanzado. La Asamblea afirmó que el pueblo era la fuente de la soberanía. Un pueblo de individuos con razón, capa-ces de deliberar y de encontrar aquello que es más útil para todos. Paralela-mente, comenzó a desarrollarse en el Río de la Plata otra idea de pueblo, de raíces europeas y románticas. Según ellas, el pueblo es una comunidad, que tiene un alma y una esencia, y que se expresa a través de un intérprete, un guía, un conductor. Sus instituciones son las que nacen y decantan de su tra-dición. Es fácil ver que la pugna de es-tas dos concepciones está presente hoy.

La Asamblea afirmó el sistema repre-sentativo: la autoridad del pueblo se transfiere transitoriamente a sus repre-sentantes, quienes obran según su con-ciencia. Esa autoridad está enmarcada en un sistema de leyes, que la Asamblea imaginó pero apenas llegó a concretar. No era fácil. Sólo en 1853 el país pudo darse una Constitución aceptada.

La Asamblea consagró el principio de las libertades personales, y puso el acento en aquellas que por enton-ces eran particularmente sensibles: la libertad de culto y la de imprenta, y la abolición de los instrumentos de tor-tura. En nuestra experiencia reciente, la tortura y la libertad de prensa siguen siendo cuestiones que nos preocupan, por decirlo suavemente.

La Asamblea consagró la igualdad ante la ley y la igualdad civil. Ambos puntos pueden parecer logros defi-nitivos. Incluso hoy nos ocupamos activamente de denunciar las nuevas formas de discriminación. Pero nues-tra sociedad afronta gravísimos pro-blemas de desigualdad práctica ante la ley. Es bastante evidente. También sufrimos una desigualdad social, que adopta la forma de la polarización y la segregación. Sin estar prescripta en ninguna ley ni ser el fruto de tradición alguna, es tanto o más degradante que la de entonces. Podría decirse que -al igual que la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa- lo hecho por la Asamblea sigue teniendo, desdichada-mente, una notable actualidad.

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Cristián F. AmuchásteguiPresidente

Víctor A. CabanellasVicepresidente 1º

Juan Pablo GalleanoSecretario

Fabio J. BiniProsecretario 1º

Marcelo G. QuiriciProsecretario 2º

Daniel N. GalloTesorero

Eduardo R. CabrerisoProtesorero 1º

Juan Carlos CampanaProtesorero 2º

Vocales TitularesEdgardo V. MirandaJuan José Semino Guillermo E. MarcoteguiGonzalo R. Spino

Vocales SuplentesGustavo M. BarrilliValeria M. BressanÁngel F. Girardi (h)

Síndico TitularMario A. Casanova

Síndico SuplenteJorge F. Felcaro

Presidentes de Cámaras ArbitralesVicente C. RoberttiCámara Arbitral de Cereales

Jorge R. TanoniCámara Arbitral de Aceites Vegetales ySubproductos

Presidentes de entidades participantesLuis A. HerreraMercado a Término de Rosario S.A.

Claudio A. IglesiasMercado de Valores de Rosario S.A

Mariano F. CabalMercado Ganadero S.A

Ignacio E. MilesArgentina Clearing S.A

Eduardo SangermanoAseguradores del Interior de la República Argentina

Miguel A. CalvoAsociación Cadena de la Soja Argentina -ACSOJA-

Alberto L. MorelliAsociación Maíz y Sorgo Argentino -MAIZAR-

Adrián A. MilisendaCámara de Actividades Portuarias y Marítimas

Adrián S. TaralloCámara de Agentes y Sociedades de Bolsa de Rosario

Héctor IturrospeCámara de Exportadores de Rosario

Mariano Boero HughesCámara de Industriales Molineros

Alberto RodríguezCIARA-CEC

Roberto MurchisonCámara de Puertos Privados Comerciales

Carlos H. DallaglioCentro de Corredores de Cereales de Rosario

Ramón J. DevotoCentro de Semilleristas de Rosario

Rubén FerreroConfederaciones Rurales Argentinas

Miguel C. C. ArayaRosario Adm. Sociedad Fiduciaria S.A.

Omar H. GazzoniSociedad de Acopiadores de Granos de laPcia. de Córdoba

Roberto J. RivaSociedad de Cerealistas del Norte de la Pcia.de Buenos Aires

Arnaldo L. MoscoloniSociedad Gremial de Acopiadores de Granos

Luis Miguel EtchevehereSociedad Rural Argentina

Consejo DirectivoBolsa de Comercio de Rosario

Comisión de Revista

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distribuye entre asociados de la Bolsa de Comercio de Rosario,

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