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Superar la ansiedad Dr. Alejandro Napolitano Junio 2005 PRIMERA PARTE Desde hace ya unos cuantos años la palabra ansiedad ocupa espacios cada vez mayores en los medios de comunicación masiva. Vocablo bastante técnico, salido del ámbito de la psicología clínica, nos llega dando una voltereta extraña. Se trata de la traducción del inglés anxiety, para el que en castellano ya contábamos con la expresión angustia. La diseminación masiva de múltiples modalidades de la angustia como fenómeno social, desvinculada de eventos catastróficos, y en cambio incluida en la cotidianeidad, es el elemento más novedoso cuando nos ponemos a considerar la angustia contemporánea. Precisamente, la inclusión de muy altos niveles de ansiedad en nuestra vida diaria pareciera querer mostrarnos que algo hemos hecho con nuestra existencia que la ha tornado inhumana. Veamos qué queremos decir. Conocimos la angustia existencial en los años cuarenta gracias a la enorme difusión que lograron las ideas de los filósofos existencialistas. Asimismo experimentamos, como sociedad, angustia en numerosísimas oportunidades, atravesando catástrofes y tragedias que nunca faltan. Sin embargo, la angustia que se ha transformado en problema de salud pública en nuestras sociedades modernas, no es ni aquella mentada por los existencialistas como relativa a nuestra percepción de la finitud de la vida, ni la que proviene del horror de las tragedias. No. La angustia contemporánea está ligada a la opresión y al sinsentido que experimentamos al darnos una vida plagada de sobre-exigencias, urgencias, apremios y una honda separación de aquello que desde siempre ha representado la fuente de la alegría y el sentido del vivir: nuestros afectos, el cultivo amoroso de los vínculos íntimos, la conexión con la Naturaleza y el cuidado de lo viviente. Es así que la angustia, o ansiedad, como queráis llamarla, es hoy hija de ese otro fenómeno paradigmático del mundo contemporáneo: el stress. Esta palabra también salió del laboratorio para instalarse en medio de las conversaciones familiares. Originalmente designó los cambios biológicos que los científicos detectaban al estudiar un organismo atravesando alguna situación acuciante. Por lo tanto lo

Ansiedad Como Superarla

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Ejercicios simples para realizar.

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Artculo para Enfoque Gestltico n 20

Superar la ansiedad

Dr. Alejandro Napolitano

Junio 2005

PRIMERA PARTE

Desde hace ya unos cuantos aos la palabra ansiedad ocupa espacios cada vez mayores en los medios de comunicacin masiva. Vocablo bastante tcnico, salido del mbito de la psicologa clnica, nos llega dando una voltereta extraa. Se trata de la traduccin del ingls anxiety, para el que en castellano ya contbamos con la expresin angustia. La diseminacin masiva de mltiples modalidades de la angustia como fenmeno social, desvinculada de eventos catastrficos, y en cambio incluida en la cotidianeidad, es el elemento ms novedoso cuando nos ponemos a considerar la angustia contempornea. Precisamente, la inclusin de muy altos niveles de ansiedad en nuestra vida diaria pareciera querer mostrarnos que algo hemos hecho con nuestra existencia que la ha tornado inhumana. Veamos qu queremos decir. Conocimos la angustia existencial en los aos cuarenta gracias a la enorme difusin que lograron las ideas de los filsofos existencialistas. Asimismo experimentamos, como sociedad, angustia en numerossimas oportunidades, atravesando catstrofes y tragedias que nunca faltan. Sin embargo, la angustia que se ha transformado en problema de salud pblica en nuestras sociedades modernas, no es ni aquella mentada por los existencialistas como relativa a nuestra percepcin de la finitud de la vida, ni la que proviene del horror de las tragedias. No. La angustia contempornea est ligada a la opresin y al sinsentido que experimentamos al darnos una vida plagada de sobre-exigencias, urgencias, apremios y una honda separacin de aquello que desde siempre ha representado la fuente de la alegra y el sentido del vivir: nuestros afectos, el cultivo amoroso de los vnculos ntimos, la conexin con la Naturaleza y el cuidado de lo viviente. Es as que la angustia, o ansiedad, como queris llamarla, es hoy hija de ese otro fenmeno paradigmtico del mundo contemporneo: el stress.

Esta palabra tambin sali del laboratorio para instalarse en medio de las conversaciones familiares. Originalmente design los cambios biolgicos que los cientficos detectaban al estudiar un organismo atravesando alguna situacin acuciante. Por lo tanto lo llamaron sndrome general de adaptacin, en donde la palabra adaptacin se refiere a los ajustes necesarios para salir de una situacin riesgosa. Claro, se supone que una vez que la lucha o la fuga permiten deshacerse del peligro, el organismo en cuestin recupera su anterior estado calmo. Pero qu sucede si esa situacin riesgosa se prolonga por mucho tiempo?, o incluso indefinidamente! Estamos preparados, orgnicamente, para enfrentar momentos graves o peligrosos, pero nos deterioramos mucho si el estado de sobre-exigencia no cesa jams. Esa es la situacin tpicamente humana y contempornea de stress a que nos referimos en este artculo.

La vivencia de amenaza, la sensacin de peligro, generan un estado particular de angustia que se conoce como angustia seal, o simplemente miedo. El miedo promueve toda una cascada de dispositivos nerviosos y hormonales que preparan nuestro cuerpo para escapar o para luchar. Esos dispositivos son muy precisos y eficaces, as como perjudiciales si se prolongan exageradamente en el tiempo. En un primer momento de la situacin de stress producimos grandes cantidades de adrenalina con lo que se eleva nuestra presin arterial, nuestro corazn late ms fuerte, se dilatan las pupilas y as tambin muchos otros ajustes fisiolgicos muy importantes. Un momento despus otra hormona de la glndula suprarrenal, el cortisol, comienza a segregarse en grandes cantidades, lo que refuerza y profundiza el estado anterior. Si la situacin se mantiene, y entramos en un estado de stress crnico nuestro organismo comienza a sufrir y a tornarse ms vulnerable. Los elevados niveles de cortisol en la sangre nos hacen proclives a que ese estado que comenz con stress y sigui con angustia entre ahora en la depresin. En efecto, la depresin es muchas veces el resultado del stress crnico y la angustia sostenidos durante tiempos exageradamente prolongados. El exceso de cortisol tambin deprime nuestras defensas volvindonos ms susceptibles de contraer enfermedades infecciosas. Como esas defensas son las mismas que nos protegen del crecimiento de clulas tumorales, aumenta la predisposicin al cncer. El panorama se torna desolador, ms si consideramos que los estados de ansiedad desmesuradamente elevados, capaces de introducirnos en estos laberintos fisiolgicos, en los cuales es ms fcil entrar que encontrar el camino de salida, inciden en porcentajes muy altos de la poblacin. Estadsticas coincidentes en muchos pases aseguran que casi el 50% de la poblacin urbana padecer en algn momento de su vida alguna forma de trastorno por ansiedad, y que en el 10% de los casos se tratar de crisis de pnico. La presencia simultnea de sntomas de ansiedad y depresin se da en el 58% de los pacientes con trastornos por ansiedad, segn muestran las estadsticas ms estrictas. Aparece as un conjunto, de presentacin harto frecuente, constituido por stress-ansiedad-depresin-enfermedad orgnica, que exige nuestra ms cuidadosa atencin. Ni la angustia ni el miedo son nuestros enemigos. El miedo nos protege de riesgos y peligros. La angustia es el resultado de no ser ignorantes ni tontos: sabemos que el dolor, el sufrimiento y la muerte existen, que son parte de nuestra vida y que deberemos verles la cara en ms de un momento. Nuestros enemigos son la angustia desbordada y el miedo disfuncional, frutos ambos de conflictos psicolgicos que se nos escapan, de relaciones txicas en las que nos involucramos o de la desmesura con que conducimos nuestra vida. Sobre ellos debemos actuar.

La ansiedad se presenta casi siempre como un trastorno del cuerpo. Sobreviene un mareo, o la sensacin de percibir intensamente los latidos del corazn. Se nubla la vista, aparece dificultad de respirar o una indefinible sensacin gstrica que nos impide disfrutar de la comida. El cuerpo y sus sensaciones devienen amenazantes. Anuncian el abismo. Algunos pensamientos pueden acompaar el descalabro: me estoy volviendo loco, tengo miedo que esto vuelva a repetirse, ya no lo soporto, algo horrible est por ocurrir, esto se me va de las manos, temo perder el control, me da mucha vergenza que alguien note que estoy tan asustado. A esta situacin, finalmente, puede llegarse por muchos caminos diferentes, de acuerdo con la personalidad de cada quin. Tal como a un infierno personal, puede arribarse all por un camino asfaltado de buenas intenciones. A la angustia neurtica tambin podemos llegar montados sobre nuestras ms personales caractersticas. Si bien la ansiedad a nadie es ajena, se nos har ms patente si nos instalamos en algunas actitudes en particular, que muchas veces nos parecen perfectamente virtuosas. Veamos si no. Carmen se vanagloria de ser notablemente puntillosa y perfeccionista y cae fcilmente en la desesperacin al querer controlarlo todo, deslizndose como por un tobogn hacia la impotencia y el descontrol. Juan Carlos no logra discriminar entre la responsabilidad propia y la ajena y se echa en la mochila el destino de media familia y algn que otro conocido, la culpa neurtica y paralizante le har temer todo el tiempo la inminencia de catstrofes. Julieta permanece vidamente dependiente de la aprobacin continua de los otros y persiguiendo el xito como su nico alimento se aleja tanto de su propia naturaleza que se vuelve incapaz de interpretar las sabias seales que provienen de su propio cuerpo. Magdalena se desprecia, comparndose siempre desventajosamente con medio mundo. En lo que supone es afn de superacin, descalifica lo que es y lo que hace, esa errnea actitud por mejorarse, inhibe su autntica expresividad llenndola de sntomas y dolencias. Eugenio cree que todo aquello percibido como propio, que no coincide con los ideales transmitidos por sus padres, denota alguna especie de naturaleza maligna que anida en su interior, interpreta muchos de sus impulsos y tendencias como peligros incontrolables a cuya merced est, y termina debatindose interminablemente entre el hipercontrol y las explosiones de ira. Federico se propone ideales inalcanzables, que no toman en cuenta sus verdaderos recursos y posibilidades, sometindose a estados de insatisfaccin permanente, una especie de sed existencial que nunca logra saciarse. La lista podra tornarse interminable. Tal vez nos sirva para darnos cuenta que cuando los sntomas de la angustia se hacen claramente presentes, nos estn sealando que ha llegado la hora de revisar qu estoy haciendo con mi vida, y comenzar a considerar si no habr cambios para instrumentar.

SEGUNDA PARTE

Los sntomas de la ansiedad denotan sufrimiento psicolgico, corresponde entonces que nos ocupemos de este dolor, tomndolo como una seal, como una advertencia. Si vamos por la ruta y una luz roja se enciende en el tablero del automvil, seguramente no detendremos enojados la marcha para quitar la bombilla molesta, sino para indagar la causa de la alarma. Tratmonos, entonces, por lo menos, como a un buen amigo, con esa especie de grado cero del amor que es el respeto y el cuidado. Si queremos superar la angustia tenemos que empezar por escuchar la angustia. Esa actitud inicial de dar vuelta la oreja hacia adentro nos pondr sobre la pista de nuestro proceso interno y ya habremos dado un gran paso en la direccin de lo que Norberto Levy llama pasar del auto-rechazo a la auto-asistencia.

Ensayemos algunos recursos que podrn ser de utilidad:

* Afinemos la capacidad de percibir nuestras sensaciones corporales.

Mostramos, con frecuencia, un embotamiento tal respecto de las sensaciones que provienen de nuestro cuerpo, que slo logramos escucharlas cuando nos hablan a los gritos, a travs del dolor, o de sntomas, que inmediatamente ligamos al peligro o a la presencia de una enfermedad. Una tensin en el cuello y los hombros nos puede estar hablando de un exceso de carga y responsabilidad, mientras que la contraccin tenaz de la mandbula suele estar relacionada con una rabia sostenida, tal vez desde tiempo atrs, que necesita ser atendida.

* Interpretemos adecuadamente las sensaciones que percibimos.

Solemos contar con un espectro muy reducido y fijo de emociones reconocidas como propias, no dndonos oportunidades de explorar y transitar caminos nuevos. Aquellos estados emocionales que escapan a nuestro repertorio conocido, esperado o aceptado son descartados como perteneciendo a un mundo extrao e inquietante, muy fcilmente connotado como angustia o miedo. Valgan dos ejemplos para aclarar el punto. Cuando Freud, en sus primeras pocas, en la Viena del siglo XIX, describi la neurosis de angustia (hoy llamada ataque de pnico ), not que, muchas de las mujeres que la padecan, interpretaban como seal de peligro de muerte por enfermedad cardaca la sensacin de falta de aire y palpitaciones que acompaaban a la excitacin sexual, a la que por supuesto no reconocan como tal. Me ha tocado ver pacientes que, frente a una situacin novedosa y excitante se muestran sbitamente angustiados por las sensaciones corporales que los asaltan, no percatndose que son los signos fsicos, ni ms ni menos, que del entusiasmo. Con estos ejemplos intentamos mostrar como uno puede construirse una existencia en la cual emociones tales como la excitacin sexual o el entusiasmo ante lo novedoso, por poner un caso, no tengan cabida.

* Utilicemos la emocin para imaginarnos una accin.

Frente a un estado emocional que asumimos como angustia, podemos preguntarnos: si, en este momento, llevado por esta emocin, yo hiciera lo que realmente siento que necesito, qu hara?. Pueden aparecer all escenas o fantasas inesperadas que nos brinden mucha y novedosa informacin acerca de nuestro proceso interno.

* Ensayar el pasar de qu me est pasando?a qu me estoy haciendo?

Se trata de adoptar una actitud ms activa acerca de mis acontecimientos internos, no mostrndome slo como un espectador pasivo e impotente. Es diferente decirse a uno mismo tengo un nudo en la garganta que me estoy apretando el cuello. La segunda expresin no es que diga lo mismo utilizando otras palabras, sino que dice ms que la primera, al instalarme como activo protagonista de la situacin. Si me doy cuenta que estoy hacindome algo pernicioso, tal vez pueda intentar resolverlo de alguna manera menos daina.

* Buscar siempre la expresin de la angustia, y cuando la expresin no fuera posible, intentar la descarga o el desahogo.

La angustia, como cualquier otra emocin debe buscar el camino de su autntica expresin, mediante la palabra, la accin, la interaccin, el encuentro. Nunca debe ser ahogada en nuestro interior, pues eso es muy perjudicial. Algunas veces, menos de las que nos contamos, es imposible encontrarse, hablar o hacer algo expresivamente til y valioso con nuestra angustia. En esos casos lo mejor ser su simple descarga a travs del llanto, el grito o la actividad fsica.

* Darnos un lugar en nuestra agenda

Busquemos horarios dentro de nuestras actividades que nos permitan disponer de tiempos libres. Si necesitamos evaluar nuestras posibilidades y recursos para enfrentar exigencias, primero necesitaremos el tiempo para ponernos a pensar, y eso no se puede hacer cuando saltamos de una obligacin a la siguiente.

* Rescatemos el beneficio de la relajacin

Existe una asociacin conocidsima entre la tensin muscular y la ansiedad, as como entre la relajacin y la serenidad. De hecho muchos de los medicamentos que muestran efecto ansioltico son tambin relajantes musculares. Aprender tcnicas de relajacin y saber aplicarlas adecuadamente, al igual que la prctica de gimnasias sabias como el yoga, son de una gran ayuda.

* Prioricemos nuestras preocupaciones

La angustia nos asalta a menudo cuando nos hallamos desbordados de requerimientos que demandan nuestra atencin inmediata. Aprendamos a discriminar lo urgente de lo importante. Es esa una distincin que en los momentos culminantes de la vida a cualquiera le resulta obvia, y que, ms tarde, en el frrago de lo cotidiano, perdemos de vista.

* Diferenciemos lo que no puedo de lo que no se puede

En el desenfreno de la sobre-exigencia solemos ponernos por delante cometidos inalcanzables. No venden en el mercado das de treinta horas ni manos de nueve dedos. Es comn escuchar personas quejarse de su incapacidad, frente a requerimientos que son imposibles de cumplir para cualquiera. Las exigencias inalcanzables, estn de antemano condenadas a llevarnos a la parlisis y al bloqueo mental.

* Aceptemos nuestros lmites

Aprendamos a construirnos una vida de dimensiones humanas, habitable. Solemos asimilar la nocin de lmite a restriccin solamente. Lmite tambin significa contencin y conciencia de contencin. Superar limitaciones es maravilloso, e implica un proceso cuidadoso, uno de cuyos mayores logros es reconocer el nuevo lmite. Los lmites siempre existen. Con paciencia, cuidado y dedicacin podemos expandirlos. En eso consiste el crecimiento. La negacin infantil de los lmites se llama omnipotencia, y su consecuencia inevitable es un estado de infantil impotencia.

* Viendo lo que hay

Hay dos reglas de oro para volverse rpidamente neurtico. Ver ms ntidamente lo que falta que lo que hay y convencerse que lo mejor est siempre en otro sitio. La intensa vivencia de vaco que esto produce es ni ms ni menos que angustia. Enfatizar la plena conciencia de lo que soy y lo que tengo en mi haber personal no es una actitud conformista, sino que lleva a disponer de un claro conocimiento de las condiciones iniciales de un proceso de crecimiento, cambio o apertura personal.

Dr. Alejandro Napolitano

Junio 2005TERCERA PARTE

Son necesarios los ansiolticos?

Los ansiolticos son los medicamentos utilizados para combatir los sntomas de la angustia y ansiedad. Los ms conocidos pertenecen a una amplia familia de frmacos, utilizados desde hace muchos aos, llamados genricamente benzodiacepinas. Entre ellos se encuentran Alplax, Lexotanil, Trapax, Rivotril y muchas otras muy conocidas marcas comerciales.

Son medicamentos muy potentes y eficaces para anular los sntomas de la angustia y, como todas las drogas, poseen importantes efectos colaterales, que hacen que slo puedan utilizarse si son administrados por un mdico especialista. Desde hace ya muchos aos los ansiolticos estn entre los medicamentos ms vendidos en la mayora de los pases. Es un fenmeno social relevante el serio problema de la automedicacin y de la medicacin abusiva con estos frmacos, que alcanza niveles de verdadera preocupacin sanitaria. Ms all de la indudable eficacia en el control de los sntomas de la ansiedad, los ansiolticos poseen efectos indeseables de cuidado. Los ms importantes son su capacidad de desarrollar tolerancia y dependencia y el producir una influencia negativa sobre algunas funciones cognitivas. Tolerancia significa que el organismo se va haciendo resistente, con el paso del tiempo, a los efectos del frmaco, debindose incrementar la dosis para obtener el mismo efecto. Se desarrolla, asimismo, una dependencia a la droga, que es tanto fsica como psicolgica, lo que hace que la medicacin no pueda discontinuarse de forma repentina, sino paulatinamente. Por otro lado, las benzodiacepinas inhiben la atencin, la velocidad de reaccin, la memoria y ciertas formas de pensamiento, efectos que se potencian si su uso se prolonga en el tiempo. Queda claro, entonces, que estos remedios slo tienen aplicacin en el contexto de un tratamiento mdico, conducido por un especialista y acotado en el tiempo. Por otra parte, los ansiolticos atenan o anulan los sntomas de la ansiedad, pero, obviamente, dejan intacto el conflicto psicolgico que subyace al cuadro. Qu pasara si un mdico tratara una infeccin slo con medicacin antifebril, buscando eliminar el molesto sntoma de la fiebre, sin ir a buscar la causa que la provoca? En determinados, y muy acotados momentos, es, a veces necesario el uso de ansiolticos, pero rpidamente debemos ir a tratar el conflicto, la situacin pendiente de resolucin, que est originando los sntomas. La superacin de la angustia sobrevendr a lo largo de un proceso teraputico en el cual la persona pueda revisar, con tiempo, atencin y ayuda experta, cules son los aspectos de su vida actual que se han tornado disfuncionales. Cules son las creencias, asumidas tal vez desde antiguo, que ya no brindan respuestas adecuadas a las demandas de hoy. Cules son los asuntos inconclusos de la historia personal que ha dejado indefinidamente sin resolver y que hoy le reclaman con urgencia. Cules son los proyectos soados y nunca iniciados que dejan este regusto de frustracin e insatisfaccin permanente. En esta lnea de pensamiento existen algunas tendencias en la psicoterapia contempornea que pueden brindar un abordaje acorde con lo que hemos desarrollado a lo largo del artculo. Nos referimos, por ejemplo, a la Terapia Gestltica , a la Terapia Cognitivo-Conductual , a la Psicoterapia centrada en el cliente de Carl Rogers, al Anlisis Transaccional de Eric Berne como las principales. De todas formas, en una psicoterapia, ms importante que la opcin entre una u otra escuela es siempre la eleccin de un vnculo humano, cuyas posibilidades curativas nos es posible intuir.

Dr. Alejandro Napolitano

Junio 2005

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