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Antecedentes
Las obras editadas que tocan la temática de la representación del Grito de Dolores revisan
diferentes perspectivas donde destaca un abordaje de la dimensión histórica donde uno de
los grandes temas historiográficos ha sido el estudio de la nación y la reconstrucción de sus
procesos de formación, y por otra parte el análisis de la dimensión simbólica, en donde se
abordan los aspectos simbólicos de la conmemoración de la Independencia de México y la
representación del Grito de Dolores como un elemento en la vida sociocultural y política
de México.
En el campo de la historiográfica destacan los trabajos de Verónica Hernández Márquez
quién presenta un análisis del proceso de institucionalización de la conmemoración de la
Independencia de México en su obra La fiesta de la independencia nacional en la ciudad
de México. Su proceso de institucionalización de 1821 a 1887 (2010). El análisis de
Hernández abarca el período de inicios del siglo XIX hasta el principio del Porfiriato
mostrando los pasajes en los que la conmemoración de la independencia y, por supuesto, el
Grito de Dolores tuvo un papel central como símbolo nacional en las disputas políticas y en
varias facetas de la vida social del México independiente. En este mismo sentido,
Emmanuel Carballo expone en su artículo El grito de Dolores de 1812 a 1968 (2009) un
recuento cronológico sobre las formas y modos en que se ha celebrado el Grito de Dolores
entre los años 1812 hasta 1968. Carballo aborda el Grito como un ritual cívico que al paso
del tiempo ha pasado a ser parte de la identidad de la nación mexicana.
Algunas investigaciones analizan los Centenarios de la Independencia de México: Adrian
Banjtes (2010) realiza un análisis el horizonte historiográfico sobre los elementos de
cambio y continuidad en una historia de larga duración, que situando esta perspectiva en la
memoria mexicana, se vio interrumpida por las revoluciones de 1810 y 1910, y por otra
parte, Annick Lempériére (1995) hace una serie de observaciones sobre los centenarios del
inicio y consumación de la independencia a principios del siglo XX revisando las
modalidades de la memoria, tal como las elaboraron las élites político culturales desde el
siglo XIX, y que después de la Revolución se consideraron dentro de la enseñanza de la
historia nacional moderna.
Sobre el papel simbólico del Grito de Dolores en la construcción de la nación en el primer
centenario destaca la obra de Rafael Tovar y de Teresa (2010) El último brindis de Don
Porfirio, 1910: los festejos del Centenario. El autor presenta un análisis sobre los
acontecimientos y peculiaridades que acompañaron los festejos del Centenario de la
Independencia de México; en la primera parte de su capitulado aborda la ceremonia del
Grito de Dolores y el contexto político de la época. En su segunda parte contextualiza el
Centenario a través de la descripción de los varios festejos organizados por los responsables
de la conmemoración, finalmente en su tercera parte muestra el panorama del año del
Centenario una vez ya detonada la revolución mexicana y las disputas políticas en la nueva
guerra
Por otra parte, el investigador y catedrático en Ciencia Política Fernando Serrano Migallón
Fernando Serrano Migallón en su obra El grito de independencia, historia de una pasión
nacional (1988) se centra en el análisis del Grito de Dolores desde los aspectos políticos del
festejo poniendo énfasis en las diversas disposiciones de los proyectos liberal y conservador
a través de la historia. En su artículo "El grito de independencia: pasión y ocasión" (2006)
Serrano Migallón pone énfasis en el aspecto político del Grito de independencia como
ocasión de revisión histórica y de recuperación de la memoria y del orgullo mexicano. Del
mismo autor destaca el artículo El Grito: símbolo, fiesta, mito e identidad (2008), texto en
el cual el Grito de Dolores se analiza desde su carácter mitológico y su eficacia como
símbolo de la identidad nacional. En este orden de ideas, Serrano pone en discusión el lugar
del Grito de Dolores en el imaginario colectivo.
Enrique Florescano aborda los aspectos míticos del movimiento insurgente que ha
reproducido el discurso histórico en la memoria histórica. En su libro Memoria Mexicana
(2001), Florescano da cuenta de la importancia del Grito de Dolores como elemento
simbólico en la construcción de una nación “asentada en una historia antigua, dotada de
padres fundadores” (Florescano, 2001:521). Por otra parte, en su artículo “Patria y nación
en la época de Porfirio Díaz” (2005) Florescano analiza el proceso de consolidación del
Estado a través de la exaltación del caudillo Miguel Hidalgo y otros héroes de la
independencia durante el porfiriato, en este sentido, la representación de la arenga de
Hidalgo tuvo un papel fundamental en la narración de los orígenes de la identidad mexicana
a través de la monumentalización, la pintura y la escritura.
La conmemoración de la Independencia no ha escapado del análisis de la narrativa y la
memoria, tal trabajo se puede revisar en la obra de autores como Brian Connaughton
(1995), Rebecca Earle (2002), Carlos Aguirre Rojas (2004) y César Federico Macías
Cervantes (2010), estos autores examinan la formación de la memoria histórica y la
construcción del discurso cívico patriótico dotado de un sentido de continuidad de normas y
valores ligados a las elites, los orígenes de la nación y los "padres de la patria". Igualmente
William Beezley (2008) estudia las celebraciones de la independencia como parte de una
tradición inventada para la consolidación de un naciente Estado nacional en el siglo XIX.
Carlos Herrejón Peredo (2003) en su libro, Del sermón al discurso cívico: México 1760-
1834 proporciona un tratamiento historiográfico del fenómeno del discurso dentro de una
época de transición política y sociocultural donde se señala que el papel del discurso ha
sido de capital importancia en una tradición del culto patriótico. En el mismo sentido, en su
artículo, “Versiones del grito de dolores y algo más” (2010) Herrejón Peredo hace una
relación cronológica y análisis de diversas versiones de la arenga de Hidalgo distinguiendo
desde las proclamas manuscritas hasta las frases y aclamaciones con las que se ha
representa el acto de Hidalgo.
Otro tipo de análisis ofrece Victor Turner en “Hidalgo: history as a social drama” (1974),
en este texo argumenta sobre cómo el movimiento de Hidalgo ha sido concebido como un
drama social y con ello se produjeron mitos, símbolos y nuevas estructuras políticas. En
este sentido, en su obra Turner analiza como los héroes son “resucitados” del pasado en un
presente donde se les da un significado político.
Como parte de la conmemoración del Bicentenario la Universidad Iberoamericana en
México público un libro titulado "Reflexiones académicas del bicentenario" (2010)
coordinado por Perla Chinchilla. Este texto compila el trabajo de varios autores que desde
distintas perspectivas abordan la conmemoración de los centenarios reflexionando sobre los
aspectos simbólicos, tradicionales y sociales que rodean el discurso histórico de la
independencia y sus héroes.
Mauricio Tenorio Trillo (2009) examina la memoria de fondo en la puesta en escena del
Bicentenario de la Independencia en el año 2010. Para Tenorio resulta fundamental que los
historiadores repiensen los usos de la historia y lo que se sabe respecto a la Independencia,
por lo que la memoria y la historiografía se entrecruzan para abordar los Centenarios como
marcos de análisis de la sociedad y la política mexicana.